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SERMÓN

SALUDO
¡Muy feliz sábado y Día del Joven Adventista! ¡A todos los que son parte de este ministerio, y ¡A todos
los que son parte y a aquellos que lo llevan en el corazón! Este sábado del GYD24 es una oportunidad para
recordar el amor que Dios tiene por con los jóvenes, y al mismo tiempo la misión que nos dejó.

INTRODUCCIÓN
Hay una palabra que desde hace muchos años nos motiva y nos recuerda algo importante: ¡Maranata!
¿Y que responde la iglesia? ¡Cristo viene! ¿Lo repetimos juntos? ¡Maranata! ¡Cristo viene! ¿Qué sería de
nosotros sin la promesa y certeza del pronto regreso de Jesús?

CUATRO DESAFÍOS MISIONEROS A


NIVEL MUNDIAL
Quería compartir con ustedes los 4 desafíos, vinculados a la misión, más grandes que tiene la iglesia
adventista a nivel mundial. ¿Los conoces?
Ventana 10/40 - Se refieren a las regiones del hemisferio oriental situado entre 10 y 40 grados al norte
del ecuador, dónde viven dos tercios de la población mundial. Y en estos lugares hay millones de personas
que ni siquiera han escuchado el nombre de Jesús. ¿Desafío enorme verdad?
Cuidar a quienes ingresan en nuestra iglesia. A nivel mundial, de cada 10 personas que ingresan a
nuestra iglesia, tristemente, 4 se terminan yendo. Muchos de ellos justamente son jóvenes a quienes debe-
mos cuidar, involucrar y sobre todo hacernos amigos, para juntos seguir predicando, mientras esperamos
el pronto regreso de Jesús.
Secularismo y posmodernidad. Esta característica cada vez más fuerte y presente, es un gran desafío,
en especial para poder compartir en forma directa las verdades bíblicas, del evangelio eterno y llevar a las
personas a Jesús.
Las ciudades. Las grandes ciudades y metrópolis son un enorme desafío para la predicación del evan-
gelio. Muchas de las ciudades más grandes del mundo están en la ventana 10/40. El nivel de abandono de
la iglesia y la fe es más alto en las ciudades, y ni hablar sobre la presencia del secularismo en las ciudades.
Según datos del Banco Mundial: “En la actualidad, alrededor del 56 % de la población mundial —4400
millones de habitantes— vive en ciudades. Se espera que esta tendencia continúe, ya que la población
urbana aumentará a más del doble para 2050, momento en que casi 7 de cada 10 personas vivirán en
ciudades”.
Por eso indudablemente tenemos que tomar una decisión: anunciar en las ciudades. O, en otras pala-
bras, gritar, en cada ciudad: ¡MARANATA! ¡Cristo viene!
Ustedes saben que la palabra MARANATA tiene 4 letras “a”, y cada una tiene un significado especial.
¿Se animan a repetir conmigo que significa cada una?
1. Amar
2. Anunciar
3. Apresurar
4. Aguardar

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Por eso, en esta mañana, quiero compartir 4As para, con la ayuda de Dios, “Anunciar en las ciudades”.

AMA - A QUIENES ESTÁN EN LAS


CIUDADES
No hay manera de cumplir la misión que Dios nos dejó en esta Tierra sin sentir amor por las personas,
sin sentir compasión. Es el amor el que impulsa las acciones, es el amor el que puede demostrar el verda-
dero sentir, para cumplir la Misión.
La Biblia nos muestra un muy buen ejemplo sobre esto, en la experiencia de Jesús, con la ciudad más
significativa para él, Jerusalén.
Leamos juntos Lucas 19: 41 y 42:
“Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Dijo: —¡Cómo quisiera que hoy su-
pieras lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos”.
Este es el segundo registro bíblico de Jesús llorando. El primero es ante la muerte de su amigo Lázaro, y
aquí nuevamente Jesús derrama sus lágrimas por amor a las personas de la ciudad, que no aceptaban el
mensaje de amor y paz.
El libro Deseado de Todas las Gentes describe esta escena de la siguiente manera:
“Las lágrimas de Jesús no fueron derramadas porque presintiera su sufrimiento […] El pensamiento de
su propia agonía no intimidaba a aquella alma noble y abnegada. Era la visión de Jerusalén la que traspa-
saba el corazón de Jesús: Jerusalén, que había rechazado al Hijo de Dios y desdeñado su amor, que rehu-
saba ser convencida por sus poderosos milagros y que estaba por quitarle la vida. El vio lo que era ella bajo
la culpabilidad de haber rechazado a su Redentor, y lo que hubiera podido ser si hubiese aceptado a Aquel
que era el único que podía curar su herida. Había venido a salvarla; ¿cómo podía abandonarla?” (DTG,
528).
Como jóvenes, sabemos los acontecimientos venideros, sabemos que hay un mensaje que dar. ¿Ama-
mos a las personas que viven en nuestras ciudades, al punto de llorar por ellas? ¿Qué estamos dispuestos a
hacer para anunciarles el mensaje de salvación? Ellos también tienen que saber qué es MARANATA.
Ilustración: Quiero contarte la historia de una joven. Era apenas una adolescente cuando junto a su fa-
milia, decidieron dejar su casa, su país, para predicar el mensaje adventista en Europa. Estamos hablando
de Mary Andrews, la hija de J.N Andrews.
Ella había quedado huérfana cuando tenía 10 años. Esto hizo que desde muy jovencita se hiciera cargo
de las tareas del hogar. A pesar de todo lo vivido, junto a su hermano y su papá, fueron de misioneros a
Europa.
Mary fue una enorme bendición para el comienzo del adventismo en Europa, ya que aprendió en for-
ma muy fluida a hablar y escribir en francés, al punto que se convirtió en escritora y traductora de “Las
señales de los tiempos” en francés. Los escritos recorrían Europa, con el mensaje del adventismo, y ella era
parte importantísima de la misión.
Desafortunadamente, Mary se enfermó de tuberculosis y murió a los 17 años. Ella fue la primera Adven-
tista del Séptimo Día en dar su vida en el servicio misionero. Pero hay algo que me impacta: poco antes de
morir, ella le dijo a su padre: “Yo me tengo que curar para seguir ayudando a predicar”.
Eso es amor por las personas en las ciudades. Eso es pasión por la misión. Amar hasta derramar lágri-

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mas como Jesús, amar de manera de estar dispuesto incluso a dejar la vida por esas personas, como Mary
y, obviamente, como nuestro Salvador.

ANUNCIA - CONFIANDO EN EL PODER


DEL MENSAJE
Muchas veces, ante el desafío de predicar, de anunciar, el temor, el miedo, la vergüenza pueden querer
limitar nuestra misión. Por eso quiero invitarte y animarte a “Anunciar confiando en el poder del mensaje”.
La Biblia nos muestra un claro ejemplo de esto. La historia del profeta Jonás es siempre impactante. Dios
lo envía a predicarle a una ciudad de gente realmente mala. Y recordamos la historia: Jonás decide ir en
dirección opuesta. Decide no hacer caso a la misión que Dios le había dado. Luego de la experiencia de ser
tragado por el gran pez, al fin decide ir en dirección a Nínive.
Leamos juntos: Jonás 3: 3 – 5 y el versículo 10:
“Jonás se levantó y se encaminó a Nínive, como el Señor le ordenó. Nínive era una ciudad tan grande
que se necesitaban tres días para recorrerla. Jonás entró en la ciudad y la recorrió todo un día, mientras
proclamaba: «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!». Y los ninivitas creyeron a Dios, proclamaron
ayuno y, desde el mayor hasta el menor, se vistieron con ropa áspera en señal de arrepentimiento”.
“Al ver Dios lo que hicieron, es decir, que habían abandonado su mal camino, cambió de parecer y no
llevó a cabo la destrucción que había anunciado”.
Muchas veces nuestros prejuicios nos hacen pensar que cierta ciudad, cierto barrio o determinada per-
sona nunca se arrepentirán, mucho menos cambiará. Y nos olvidamos del poder del mensaje. No son nues-
tras palabras, es el poder de la Palabra de Dios.
Fíjense lo que dice Elena G. de White:
“El mensaje no fue dado en vano. El clamor que se elevó en las calles de la ciudad impía se transmitió de
unos labios a otros, hasta que todos los habitantes hubieron oído el anunció sorprendente. El Espíritu de
Dios hizo penetrar el mensaje en todos los corazones, e indujo a multitudes a temblar por sus pecados,
y a arrepentirse en profunda humillación” (PR, 201).
¡No se trata de nosotros! Es tan solo anunciar, confiando en el poder de la Palabra de Dios. Y el Espíritu
Santo hará milagros que nosotros no imaginamos. ¿Estás dispuesto a ir, incluso a las Nínives modernas?

APRESURA - CON TODOS LOS


MEDIOS POSIBLES
Indudablemente los tiempos cambian, y la sociedad, la cultura, es distinta con el paso del tiempo. Por lo
que, a la hora de apresurar la venida del Señor, predicando y anunciando el mensaje debemos tener pre-
sente todas las estrategias y recursos que Dios no ha dejado a disposición.
Un personaje que tenía muy claro esto es el apóstol Pablo. Un evangelista, especialista en ciudades. Se
la pasaba de ciudad en ciudad contando de Jesús, pero un día llegó a Atenas, y se dio cuenta de que tenía
que buscar y utilizar un recurso “para hablar en el idioma y los intereses de los atenienses”.
Leamos juntos Hechos 17: 21 – 23 y el versículo 34.
“Es que todos los atenienses y los extranjeros que vivían allí se pasaban el tiempo sin hacer otra cosa
más que escuchar y comentar las últimas novedades. Pablo se puso en medio del Areópago y tomó la

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palabra:—¡Ciudadanos atenienses! Observo que ustedes son sumamente religiosos en todo lo que ha-
cen. Al pasar y fijarme en sus lugares sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: a un dios
desconocido.
Pues bien, eso que ustedes adoran como algo desconocido es lo que yo les anuncio”.
“Algunas personas se unieron a Pablo y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, miembro del Areópago,
una mujer llamada Dámaris y otros más”.
Es curioso, los atenienses tenían interés por lo “novedoso”. Han pasado muchos años y todavía la socie-
dad actual suele tener interés en la novedad, la tecnología, las redes sociales, inteligencia artificial, etc.
¿Creen ustedes que el apóstol Pablo hubiera hecho uso de las novedades para mostrar a Jesús?
Yo no tengo la menor duda. Pablo construye puentes, entre los intereses de las personas para mostrar a
Jesús. Y me apasiona cómo termina la historia: personas que fueron cautivadas por esos medios diferen-
tes, se unieron y creyeron.
Los jóvenes somos creativos, tenemos muchas ideas, todo ese potencial, tenemos el desafío de usarlo
para llegar a esos lugares difíciles y complejos que tienen las ciudades. Medios de comunicación, proyectos
sociales y solidarios, y cuantas cosas más. Necesitamos usar todo eso para apresurar el regreso de Jesús.
Esta cita nos invita a esto: No olvidemos que deben emplearse métodos diferentes para salvar a perso-
nas que son distintas (The Review and Herald, 14 de abril de 1903).
Ilustración: Las estrategias para alcanzar a otros no tienen límites. Un grupo de chicos en Buenos Aires,
comenzaron un grupo pequeño para invitar a sus amigos. Y decidieron que ese sería el lugar dónde que-
rían que estén todos sus amigos, compañeros de estudio, vecinos. Todos tenían que pasar por el grupo y
conocerlo.
Cada actividad, era una oportunidad. La comida infaltable, pero la amistad, la música, el estudio de la
Biblia estaba siempre presente. En Semana Santa, se dieron cuenta de que su iglesia estaba muy bien ubi-
cada, pero que la gente no se animaba a entrar, entonces decidieron hacer un centro en el hall de entrada
de la iglesia. Esto hizo que las personas desde la calle pudieran ver, y se las invitaba a entrar. Y así, sema-
na a semana, el grupo iba creciendo.
Ese grupo se integró al proyecto Caleb y comenzó a darse cuenta del potencial que había en ellos, y
cómo las experiencias misioneras los marcaban. Viajaron a distintos lugares, para ayudar, dentro de Bue-
nos Aires, a otros puntos del país, e incluso visitando países vecinos. Se fueron sumando a distintas activi-
dades de su iglesia. Y además propusieron actividades como, encuentros deportivos para invitar más ami-
gos, ayudar a las personas que viven en la calle, usar las redes sociales para contar de Jesús, salir a la calle
con las guitarras, y un sinfín de actividades más.
De ese grupo, varios de esos amigos invitados ya se entregaron a Jesús, e incluso un par de esos chicos
sintieron el llamado de Dios para ir a prepararse para ser ministros del evangelio.
Por eso apresuremos, con todos los medios posibles, la venida de Jesús.
Usemos todo lo que tenemos a mano, creatividad, recursos, ideas, para anunciar en nuestras ciudades
que Jesús viene. ¿Maranata? ¡Cristo viene!

AGUARDA - SU VENIDA – MARANATA


Llegamos a la última A. Y vamos a descubrir la última ciudad. Vimos el ejemplo de amar las ciudades,
así como que Jesús se compadeció de Jerusalén. Recordamos el poder del mensaje de Salvación y lo que
generó en los habitantes de Nínive ante el anuncio dado por Jonás, llevándolos al arrepentimiento. Además,
descubrimos el uso de los recursos y creatividad de Pablo, en Atenas, en ese deseo de apresurar la venida
de Jesús, predicando con todos los medios posibles.

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No sé si a alguien de los presentes les ha tocado mudarse de ciudad alguna vez. Pero quiero decirles a
todos que tenemos una invitación a hacerlo. Tenemos el desafío de aguardar su venida.
El libro de Apocalipsis nos habla de una ciudad diferente que contrasta con las que vemos y conocemos
actualmente.
Te invito a que leamos juntos Apocalipsis 21: 1 al 5
“Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado
de existir, lo mismo que el mar. Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, pro-
cedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz
que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está el santuario de Dios! Él habitará en
medio de ellos y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él enjugará toda lágrima
de los ojos. Ya no habrá muerte ni llanto, tampoco lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado
de existir».
El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!». Y añadió: «Escribe, porque
estas palabras son verdaderas y dignas de confianza»”.
Esa “ciudad santa”. Ya de por si contrasta con los lugares que conocemos y merodeamos. La santidad
no es una característica natural de las ciudades, casi que todo lo contrario. ¿Quién no quiere vivir ahí?
Por otro lado, lo que más me entusiasma es que aquel que viene quiere, desea, habitar en medio de no-
sotros y ser nuestro Dios. Es decir: pese a ser Dios, pese a lo que nosotros somos, el desea una eternidad
junto a nosotros. La consecuencia natural de esa ciudad perfecta y dirigida por Dios es: no más lágrimas,
no hay más muerte, no hay más dolor.
Estas cosas que se vuelven tan habituales en nuestro día a día dejan de existir. ¡Él hizo nuevas todas las
cosas! Y me encanta la firma de esta profecía. “Las palabras son verdaderas y dignas de confianza”.

LLAMADO
Tenemos 4A (amar, anunciar, apresurar y aguardar), 4 ciudades (Jerusalén, Nínive, Atenas y la Santa
Ciudad), 3 personajes de la Biblia (Jesús, Jonás, Pablo), porque el último eres tú.
El Señor es el que te está llamado a ser parte de la Santa Ciudad. Es una invitación para cada uno de
nosotros. ¿Quieres ser parte de la Santa Ciudad? Te invito a que, sí así lo deseas, puedas ponerte de pie en
este momento, ahí donde estás.
Pero quiero hacerte una invitación más. Aguardar la segunda venida, indudablemente, es una gran deci-
sión. Pero hay una decisión más para todos los valientes que quieren decirle al Señor: “Estamos dispuestos
a Anunciar en las ciudades”.
Quizás con tu grupo Caleb, quizás comenzando un movimiento misionero en tu iglesia, en tu distrito. Tal
vez hay alguien que dice: “Tengo que prepararme para vivir una experiencia mayor, quiero ser parte del
proyecto Un Año en Misión, OYiM”.
Puede que haya acá un joven que diga: “Quiero ir a predicar a las ciudades de la Ventana 10/40”, o
alguien que diga: “Me voy a preparar para aprender cómo llegar con el mensaje a la mente secular en mi
universidad, en mi propia ciudad. No importa dónde ni cómo; quiero ser un misionero dispuesto a anunciar
y decir a gran voz: ‘Maranata. ¡Cristo viene’”.
¿Será que hay alguien dispuesto? Levanten las manos.
Me gustaría invitarlos a orar juntos a Dios en esta mañana por esta decisión y por nuestra ciudad. Para
que podamos ser instrumentos de salvación, para anunciar en las ciudades: ¡MARANATA!
Oremos.

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Autor:
Pr. Gary Utz – Departamental JA de la Asociación Bonaerense en Argentina.
Lic. en Teología y Comunicador Social, graduado en la UAP.
Cursando actualmente el MBA en Liderazgo de Nuevas Generaciones en UNASP
Está casado con Paulina, y tienen un hijo pequeño, Yerik.
@pr.garyutz / Orador en @vividiferente_

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