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Sermon GYD 2024 - Espanhol - 240303 - 034548
Sermon GYD 2024 - Espanhol - 240303 - 034548
SALUDO
¡Muy feliz sábado y Día del Joven Adventista! ¡A todos los que son parte de este ministerio, y ¡A todos
los que son parte y a aquellos que lo llevan en el corazón! Este sábado del GYD24 es una oportunidad para
recordar el amor que Dios tiene por con los jóvenes, y al mismo tiempo la misión que nos dejó.
INTRODUCCIÓN
Hay una palabra que desde hace muchos años nos motiva y nos recuerda algo importante: ¡Maranata!
¿Y que responde la iglesia? ¡Cristo viene! ¿Lo repetimos juntos? ¡Maranata! ¡Cristo viene! ¿Qué sería de
nosotros sin la promesa y certeza del pronto regreso de Jesús?
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Por eso, en esta mañana, quiero compartir 4As para, con la ayuda de Dios, “Anunciar en las ciudades”.
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mas como Jesús, amar de manera de estar dispuesto incluso a dejar la vida por esas personas, como Mary
y, obviamente, como nuestro Salvador.
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palabra:—¡Ciudadanos atenienses! Observo que ustedes son sumamente religiosos en todo lo que ha-
cen. Al pasar y fijarme en sus lugares sagrados, encontré incluso un altar con esta inscripción: a un dios
desconocido.
Pues bien, eso que ustedes adoran como algo desconocido es lo que yo les anuncio”.
“Algunas personas se unieron a Pablo y creyeron. Entre ellos estaba Dionisio, miembro del Areópago,
una mujer llamada Dámaris y otros más”.
Es curioso, los atenienses tenían interés por lo “novedoso”. Han pasado muchos años y todavía la socie-
dad actual suele tener interés en la novedad, la tecnología, las redes sociales, inteligencia artificial, etc.
¿Creen ustedes que el apóstol Pablo hubiera hecho uso de las novedades para mostrar a Jesús?
Yo no tengo la menor duda. Pablo construye puentes, entre los intereses de las personas para mostrar a
Jesús. Y me apasiona cómo termina la historia: personas que fueron cautivadas por esos medios diferen-
tes, se unieron y creyeron.
Los jóvenes somos creativos, tenemos muchas ideas, todo ese potencial, tenemos el desafío de usarlo
para llegar a esos lugares difíciles y complejos que tienen las ciudades. Medios de comunicación, proyectos
sociales y solidarios, y cuantas cosas más. Necesitamos usar todo eso para apresurar el regreso de Jesús.
Esta cita nos invita a esto: No olvidemos que deben emplearse métodos diferentes para salvar a perso-
nas que son distintas (The Review and Herald, 14 de abril de 1903).
Ilustración: Las estrategias para alcanzar a otros no tienen límites. Un grupo de chicos en Buenos Aires,
comenzaron un grupo pequeño para invitar a sus amigos. Y decidieron que ese sería el lugar dónde que-
rían que estén todos sus amigos, compañeros de estudio, vecinos. Todos tenían que pasar por el grupo y
conocerlo.
Cada actividad, era una oportunidad. La comida infaltable, pero la amistad, la música, el estudio de la
Biblia estaba siempre presente. En Semana Santa, se dieron cuenta de que su iglesia estaba muy bien ubi-
cada, pero que la gente no se animaba a entrar, entonces decidieron hacer un centro en el hall de entrada
de la iglesia. Esto hizo que las personas desde la calle pudieran ver, y se las invitaba a entrar. Y así, sema-
na a semana, el grupo iba creciendo.
Ese grupo se integró al proyecto Caleb y comenzó a darse cuenta del potencial que había en ellos, y
cómo las experiencias misioneras los marcaban. Viajaron a distintos lugares, para ayudar, dentro de Bue-
nos Aires, a otros puntos del país, e incluso visitando países vecinos. Se fueron sumando a distintas activi-
dades de su iglesia. Y además propusieron actividades como, encuentros deportivos para invitar más ami-
gos, ayudar a las personas que viven en la calle, usar las redes sociales para contar de Jesús, salir a la calle
con las guitarras, y un sinfín de actividades más.
De ese grupo, varios de esos amigos invitados ya se entregaron a Jesús, e incluso un par de esos chicos
sintieron el llamado de Dios para ir a prepararse para ser ministros del evangelio.
Por eso apresuremos, con todos los medios posibles, la venida de Jesús.
Usemos todo lo que tenemos a mano, creatividad, recursos, ideas, para anunciar en nuestras ciudades
que Jesús viene. ¿Maranata? ¡Cristo viene!
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No sé si a alguien de los presentes les ha tocado mudarse de ciudad alguna vez. Pero quiero decirles a
todos que tenemos una invitación a hacerlo. Tenemos el desafío de aguardar su venida.
El libro de Apocalipsis nos habla de una ciudad diferente que contrasta con las que vemos y conocemos
actualmente.
Te invito a que leamos juntos Apocalipsis 21: 1 al 5
“Después vi un cielo nuevo y una tierra nueva, porque el primer cielo y la primera tierra habían dejado
de existir, lo mismo que el mar. Vi además la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, pro-
cedente de Dios, preparada como una novia hermosamente vestida para su prometido. Oí una potente voz
que provenía del trono y decía: «¡Aquí, entre los seres humanos, está el santuario de Dios! Él habitará en
medio de ellos y ellos serán su pueblo; Dios mismo estará con ellos y será su Dios. Él enjugará toda lágrima
de los ojos. Ya no habrá muerte ni llanto, tampoco lamento ni dolor, porque las primeras cosas han dejado
de existir».
El que estaba sentado en el trono dijo: «¡Yo hago nuevas todas las cosas!». Y añadió: «Escribe, porque
estas palabras son verdaderas y dignas de confianza»”.
Esa “ciudad santa”. Ya de por si contrasta con los lugares que conocemos y merodeamos. La santidad
no es una característica natural de las ciudades, casi que todo lo contrario. ¿Quién no quiere vivir ahí?
Por otro lado, lo que más me entusiasma es que aquel que viene quiere, desea, habitar en medio de no-
sotros y ser nuestro Dios. Es decir: pese a ser Dios, pese a lo que nosotros somos, el desea una eternidad
junto a nosotros. La consecuencia natural de esa ciudad perfecta y dirigida por Dios es: no más lágrimas,
no hay más muerte, no hay más dolor.
Estas cosas que se vuelven tan habituales en nuestro día a día dejan de existir. ¡Él hizo nuevas todas las
cosas! Y me encanta la firma de esta profecía. “Las palabras son verdaderas y dignas de confianza”.
LLAMADO
Tenemos 4A (amar, anunciar, apresurar y aguardar), 4 ciudades (Jerusalén, Nínive, Atenas y la Santa
Ciudad), 3 personajes de la Biblia (Jesús, Jonás, Pablo), porque el último eres tú.
El Señor es el que te está llamado a ser parte de la Santa Ciudad. Es una invitación para cada uno de
nosotros. ¿Quieres ser parte de la Santa Ciudad? Te invito a que, sí así lo deseas, puedas ponerte de pie en
este momento, ahí donde estás.
Pero quiero hacerte una invitación más. Aguardar la segunda venida, indudablemente, es una gran deci-
sión. Pero hay una decisión más para todos los valientes que quieren decirle al Señor: “Estamos dispuestos
a Anunciar en las ciudades”.
Quizás con tu grupo Caleb, quizás comenzando un movimiento misionero en tu iglesia, en tu distrito. Tal
vez hay alguien que dice: “Tengo que prepararme para vivir una experiencia mayor, quiero ser parte del
proyecto Un Año en Misión, OYiM”.
Puede que haya acá un joven que diga: “Quiero ir a predicar a las ciudades de la Ventana 10/40”, o
alguien que diga: “Me voy a preparar para aprender cómo llegar con el mensaje a la mente secular en mi
universidad, en mi propia ciudad. No importa dónde ni cómo; quiero ser un misionero dispuesto a anunciar
y decir a gran voz: ‘Maranata. ¡Cristo viene’”.
¿Será que hay alguien dispuesto? Levanten las manos.
Me gustaría invitarlos a orar juntos a Dios en esta mañana por esta decisión y por nuestra ciudad. Para
que podamos ser instrumentos de salvación, para anunciar en las ciudades: ¡MARANATA!
Oremos.
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Autor:
Pr. Gary Utz – Departamental JA de la Asociación Bonaerense en Argentina.
Lic. en Teología y Comunicador Social, graduado en la UAP.
Cursando actualmente el MBA en Liderazgo de Nuevas Generaciones en UNASP
Está casado con Paulina, y tienen un hijo pequeño, Yerik.
@pr.garyutz / Orador en @vividiferente_