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El cuerpo como espacio de lo insdlito en la narrativa mexicana reciente escrita por mujeres Cecilia Eudave Universidad de Guadalajara (México) Grupo de Investigacién GEIG Escritora El espacio es una de las primeras instancias que incita a la escritura, funciona como un prefigurador estructural para todo aquello que "pueda fincarse desde una zona central o periférica del pensamiento. De esta manera, no solo acttia como ambientacién 0 escenograffa sino como programador de un texto que fortalece las marcas de una «dia- léctica fina del tiempo» (Barthes, 2005: 90). Asf, el espacio nos ubica y ptepara para Ja puesta en escena de los conflictos sociales, cultura- les, genéricos, politicos, econdémicos, y se convierte en un medidor de realidades con el fin de alternarlas, superponerlas, desdoblarlas. Sf, el espacio como fantasma de la escritura, espectro que acompaiia, aterro- riza, devasta o equilibra cualquier conflicto determinando la materia de la literatura. Por lo tanto, el espacio siempre ser concreto, aun en la mds exacerbada fantasia porque ahi se realiza el acto de enunciar cualquier realidad. Desde hace mds de cinco afios he trabajado el espacio en divet- sos textos, la mayorfa de ellos mexicanos' y, sin importar el género al A propésito de ello se pueden consultar estos acercamientos analiticos en Dife- rencias, alteridades ¢ identidad (Narrativa mexicana de la primera mitad del siglo xx), publicado por la Universidad de Alicante en el 2015. 44 REALIDADES FRACTURADAS que pertenezcan, he advertido que en todos ellos los espacios «vividos» generan sistemas de representacidn desde los cuales se reflexiona sobre el mundo contextual. Es decir, que la experiencia del espacio que posea una instancia narrativa o un autor determina la conciencia del yo que lo habita, Entonces, el espacio colectivo y exterior deja de ser la tinica area espacial «real» donde el yo actiia frente a distineas realidades, por- que hay otro espacio interior y subjetivo que impacta en nosotros: «el espacio captado por la imaginacidn» al que se referfa Gastén Bachelard (2001: 17). Zona altamente connotativa que sumada a discursos pro- piamente de lo insélivo nos provee de otros cédigos para leerlo, siempre ambiguos en este tipo de literatura, porque depende de fa perspectiva textual: fantéstica, onirica, maravillosa, extrafia, inusual o de ciencia fic- cidn, En pocas palabras, los géneros no miméticos desterritorializan el espacio convencional y al hacerlo lo insdlito no solo es vivido sino vivible. El creciente interés por la literatura insélita, particularmente escrita por mujeres, ha dado como resultado diversos trabajos desde perspec- tivas analiticas diversas. Una de ellas, y es a la que se propone para este acercamiento critico, consiste en considerar el cuerpo como un espa- cio ideal para desarrollar lo insdlito en algunas de sus variables, De los trabajos més recientes sobre este tema, es el realizado por Daniela Tarazona «Los cuerpos insdlitos en tres novelas de escritoras contem- pordneas» (2014: 179-196), donde la escritora ¢ investigadora aborda tres novelas breves escritas por autoras nacidas en los afios sesenta®, Por mi parte, trato de dar continuidad a su investigacién, abundar sobre el tema y encaminar las reflexiones, propuestas cn el texto anteriormente mencionado, hacia las escritoras nacidas en la década de los setenta, ahora abocdndonos al modelo narrativo del cuento‘, coincidiendo en 2 Como bien lo ha sefialado Natalia Alvarez. Méndez en su atticulo «Hacia una teorfa del signo espacial en la ficci6n narrativa contempordnea», es una constante en la fiteratura, desde tiempos remotos, la idea del cuerpo: «como un simil estilistico del espacio geogréfico; un modelo analégico del universo (Lotman, 1996: 84-85); un dmbito que puede ser observado, descrito y recorrido, puesto que el hombre ocupa un lugar concreto y se mueve a través de él (Gulldn, 1974: 24: 247)» (2003: 565). ® Se puede consultar ef artfculo de Daniela Tarazona en ef libro coordinado por Javier Ordiz: Extraregias y fguraciones de fo insélito en la narrativa mexicana (sighs xix-xx1), de 2014, * Decidi delimirar mi corpus de estudio y acercarme al tema del cuerpo como Iugar para lo insdlito, desde el género del cuento; por ello, dejé de lado a esctitoras BL CUERPO COMO ESPACIO DE LO INSOLITO EN LA NARRATIVA MEXICANA 45, que fas narradoras actuales estén leyendo y enunciando el mundo de mnaneras semejantes, y el cuerpo es el lugar propicio para evidenciar las problematicas, no solo genéricas sino sociales y filosdficas. No podemos iniciar esta lectura crftica sin sefialar que en México ya existian voces literarias pioneras que se adentraron en estos territorios poco comunes, © periféricos en su tiempo, para escribir y evidenciar gu condicién femenina desde el cuerpo y frente a la sociedad. Entre las antecesoras distinguiré para este articulo solo a dos: Amparo Davila (1928) y Elena Garro (1916), por el impacto que han generado en nuestra escritura. Nos detendremos solo en su trabajo cuentistico para trazar ciertas lfneas que se continuarén o abundardn en las generacio- nes que les siguen. Después nos centraremos en las autoras nacidas en la década de los setenta dando continuidad a lo que Daniela Tarazona inicid, evidenciando un continuo en esta relacién del cuerpo como espacio de lo insdlito. Ellas son Bibiana Camacho (1974), Karen Cha- cek (1972) y Gabriela Damian (1979). Iniciaré este recorrido primeramente con Amparo Davila que vol- vid corpéreos los temores sociales a los que se enfrenté lo femenino en su época monstrificéndolos, 0 rodedndolos de entes indefinibles e insdlitos. Porque es a través del constante uso de analogfas que evi- dencia la lucha de las mujeres para adquitir visibilidad de frente al México contempordnco, evidenciando y reforzando el espacio intimo, propio de lo femenino como el lugar para desafiar al otro. Ast, la casa, la cocina, la habitacién, los armarios, los espejos, los sétanos, pero sobre todo el cuerpo, son los lugares para trascender y reconocer el confinamiento del que son objeto, dotdndolos de halos fantdsticos y revistiendo de monstruosidad a los individuos que los pueblan. Muchos son los cuentos que tocan lo anteriormente sefialado, sin embargo, se ha elegido el cuento «Musica concreta», incluido en el libro del mismo titulo de 1964, donde el cuerpo de una costurera es mimetizado al de un sapo. La anécdota es la siguiente: Marcela le comparte a su amigo Sergio que su marido Luis tiene una amante de oficio costurera que se convierte en sapo para atormentarla por las noches. La amante zoomosfa quiere matarla para quedarse con él. cuyas novelas cambién podrfan incluirse aqui, la misma Daniela Tarazona con su libro El animad sobre la piedra cayo trabajo comparte las mismas preocupaciones aqui expuestas, al igual que fas nacidas en [os sesenta. 46 REALIDADES FRACTURADAS Sergio intenra persuadirla de esa idea que le parece fuera de ordg, sin embargo, después de varias semanas escuchando la Paranoia Marcela se instala en dl la duda y decide confrontar a la costure, para alejarla de Luis. La busca en su casa, lugar habitacional modes y taller al mismo tiempo. Al entrar escucha en la tadio miisica co; creta, algo poco comtin traténdose de una persona de bajos Tecutsog Después de intentar un didlogo con la mujer, que resulta imposible por el estrepitoso ruido de la mtisica: «cada vez més fuertes y violentg, como una agresién, envolviéndolos, ahogindolos» (Davila, 2002: 4y comprueba que, efectivamente, no solo parece un sapo sino que lo eg Convencido de ello decide mata recupere su cordura, p la vida que él cree se merece como brantado por ese ser monstruoso. A nivel diegético podemos observar cémo el cuerpo es detonante de lo fantastico. Ese ser zoomorfo desequilibra y quebranta no solo | cordura sino una convencién social: el matrimonio. Ello se ve refor. zado por el titulo, pues la musica concreta, como sabemos, es la des. contextualizacién de un sonido fijéndolo en un soporte de manera, continuada, casi hipnética, que distorsiona la musica para volverla intermitente y confusa. La instancia narrativa establece asi, desde el. nombre del cuento, una relacién entre la musica concreta y el croar de ese sapo mujer, ambas como un quebrancamiento del orden esta- blecido. Se establece asf un paralelismo entre la fijacién musical y las fijaciones sociales sobre el cuerpo del otro mediante la distorsién: [a amante serd confinada a la personificacién de lo monstruoso, que ace- cha y perturba las convenciones morales de esos afios. Para ello, es necesario descalificar al agresor bajo un Proceso de animalizacién, y ejercer en él toda la violencia que se merece por desafiar las normas de: la sociedad, que finalmente redunda en su muerte. En los textos de Davila existe una sistemdtica recurrente de mons- trificacién del cuerpo, Proyectandose en los otros, sean hombres 0 mujeres, para desestabilizar el devenir de lo cotidiano, y son receptécu- los de los miedos, de las pasiones mds bajas, de los deseos reprimidos: El espacio [...] es cémplice de ese yo oculto y monstrueso que es e sintoma del horror a lo diferente y del horror a sf mismo. Lo mons: truoso femenino, desde el discurso de Davila, funciona como una gAPO COMO ESPACIO DELO INSOLITO EN LA NARRATIVA MEXICANA 47 cu iquilacis identidad propia: por un lado no ifora de la aniquilacién de la identidad pro | ior lo que desean, pues teslta pexjuicial pars la sociedad y te ie op mucleos socisles (a familfa, el matrimonio, la teligiSn, P ‘gompe con i Iban sometiéndose 10); y; por el otto, si se es lo que se desea acal endose Q ed due impone lo homogéneo como punto de estabilidad: 4 t ve casarte, debes contener tu ira, debes obedecera fa familia, cum “ soon el rol tradicional de la mujer en el contexto de ios afios en los t fe se inscriben sus cuentos (Eudave, 2015: 148), la intenta en sus textos evidenciar una busqueda de defini- veabir acién del ser femenino frente a sf y frente ala alteridad c nn de ser activas solamente en los mundos posibles de ancién excéntrica, o las reinas del silencio conversando con lo ae abandonar el vacio y el fuera de lugar, ocupar el sitio que srineces no el que se les ha otorgado. ¥ enuncia algo que “i asioe , cettero: el enfrentamiento de las mujeres versus las mujeres, don cece la dicotomfa de un sistema patriarcal, con un fuente aeento jsta, entre Ja buena mujer frente a la mala mujer A uento isica concreta» la mala es la amante, la que sufre up proces ape alizacién que la bestializa, es la activa y por tanto la agres “ ye a la que hay que someter desde la perspectiva mascul in ae . ‘ue, finalmente, Sergio no ve otra manera de restituir el or: ° que nu la Marcela no le pidis ni lo orillé a ello— l nunca se p anteé a posibilidad de increpar al marido, o de Persuadllo. La sentencia es a en la prosa de la escritora zacatecana: lo mascul lino siempr or piina por decidir el futuro de lo femenino, asumiendo, a en mss qs on ellas las que los orillan a tomar decisiones Aristicas ° “ol cna. Por su parte, Elena Garro sigue una ruta similar Pero con yn eats ‘diferente, intenta darle corporeidad a la memoria foc re gistsries fe las mujeres, con todas sus contradicciones, y al acerlo i pe femenino se convierte en un espacio para denunciar, por y a a = , las atrocidades que la sociedad de su tiempo ¢jerce sobre bs roblema de este enfrentamiento genérico que representa ra a adica en la lectura del cuerpo a partir de la representacién de me cticas sociales donde este se transforma en simbolo de una sociedad determi- hada. Por ejemplo, en Los recuerdos del porvenir (1963): [asd es el cuerpo de Julia, una de las protagonistas de la novela, sus maneras, su exuberancia, lo que afioran en Ixtepec; pueblo ajeno a la REALIDADES PRACTURADAS belleza, Bs el cuerpo de «muchacho» de Isabel, con sus ojos vobsting dos y su traje rojo» (239), el que recelan; porque cila les pertenece ha trasgredido las conductas morales de su estrato social, por ello 4g, producia miedo» (243). Ast, el cuerpo, tanto el de Julia como el de Ig. bel, se convierte en «una poderosa merifora para lo social, que impl; una manera reciproca de pensar el cuerpo a través de la sociedad {a sociedad a través del cuerpo» (Galin, 204). Estas dos mujeres liberan mediante la autonomfa de su cuerpo, unica herramienta Parg hacerse ofr aun en su aparente mutismo. Es el cuerpo un arma de co, trol —recordemos a las queridas dominando a los oficiales— que f permite dar batalla en busca del reconocimiento (Eudave, 2017: 21),, Sin embargo, pese a que en a novela el cuerpo es el espacio de la rebe. lidn, de la liberacién o la condena, serd en el libro de cuentos La Semana. de los colores (1964) donde se registra su afiliacién a lo insélito de manery” mas evidente. De esa coleocién de relatos se tomé «El dia en que fuimos. perros», un ejemplo puntual de cémo la autora trabajé Jo espacial en | distintos planos de manera consciente como lo demuestran las primera | lineas de este: «El dia en que fuimos perros no fue un dfa cualquiera, aunque empezé como todos los dias. Despertamos a las seis de la mafiania y supimos que era un dia con dos dfas dentro» (Garro, 2006: 101), EI inicio es perturbador, como el resto del texto, donde las dos nifias, protagonistas de la historia deciden habitar un dfa paralelo al suyo y convertirse en perros, Como también eligen sus nombres bajo esa nueva condicién, uno se lamard Cristo, otro Buda, y junto a Toni, el perro de la casa —en ambos planos de la realidad textual—, vivirdn ese dia. Se les tratard como perros, y en ese devenir, bajo esa naturaleza canina, son testigos del asesinato de un hombre a manos de otro, y del interrogatorio por parte del ejército, antes de Hlevarse al asesino y dejar al muerto tendido en la calle: — TU lo mataste? —Yo mismo, pregiintele a las nifias, Los hombres miraron a los perros, —;Ustedes lo vieron? —jGuan, guau! —contesté Buda. —jGuau, guau!— contests Cristo, —Pues Ilévenselo (Garro, 2006: 108). CURRFO COMO ESPACIO DE LO INSOLITO BN LA NARRATIVA MEXICANA 49) ; ro propone una lectura de perspectivas en su relato, porque erros experimentan y evidencian los diferentes planos de cia de Ja época. Lo insdlito de su nueva condicién les oftece . alternas pata sobrevivir a una realidad cada vez mds temible, idente c6mo dos planos de realidad textual se contaminan en ‘mento: para el asesino ellas son nifias, para los hombres que gen la ley, perros. Cual realidad se impone? ;Cual realidad podr4 sgerlas? E] final es revelador: No te asustes, somos perros... Pero Eva sabfa que ya no era verdad. Habfamos descubierto que el cielo de los hombres no era el mismo que el cielo de los perros. ‘Los perros no compartian el crimen con nosotros (Garro, 2006: 111). Recordemos que Garro esta denostando el gobierno post-revo- lucionario, su barbarie, sobre todo en las zonas menos urbanizadas, jesde el discurso de la burguesfa de provincia que vivid las Peores -onsecuencias de las guerras civiles posteriores; en este caso la Cris- era. Como también evidencia la incipiente capacidad de eleccién que fencn las mujeres de su época, que solo pueden ejercer en el mundo le lo imaginado: ser perros’, o dominando a través de un cuerpo que convierte en arma de control sexual o de denuncia para adquirir visibilidad en la novela Los recuerdos del porvenir. Ambas escritoras, como algunas otras de la época, gestionan la idea de que el cuerpo no solo es materia, carne, objeto, trofeo, sacrificio, “emulacidn, sino que estd habitado. No responde necesariamente a pardmetros estandarizados de representacién, a modelos establecidos, sobre todo el cuerpo de las mujeres que se ha masificado, despersonali- zado, y por lo tanto descalificado desde un discurso pattiarcal cargado de preconstruidos en torno a las mujeres. La primera autora que vamos a tratar en esta segunda parte del trabajo critico es Bibiana Camacho®. Sus cuentos recuerdan a las fabu- * La cleccién de los nombres de las nifias, «Cristo» y «Buda», es un sintoma tex- tual importante que apunta a una critica de cultos y sus prédicas pero para efectos de esta lectura no se desarrollard. © Nacida en Ciudad de México (1974), es escritora, editora y encuadernadora. Su primera novela, Tras las huellas de mi olvido (2010), recibié una mencién honori- _jggpo COMO ESPACIO DE LO INSOLITO EN LA NARRATIVA MEXICANA 53 sciada de todos aquellos que han padecido, directa o indirec- os resultados de la descalificacién y el segregamiento. ro cuento, que nos sirve de ejemplo, es «Se renta, de corte “Jonde una mujer, tras el maltrato de sus parejas, decide ira del vetetinario y alquilarse como mascota. La exhiben en el jor, ella se comporta como un animal, y la rentan. Desde ese nto, sc inicia una cruda critica a la sociedad, sus vicios, sus per- es, su imposibilidad para sostener relaciones interpersonales. alizacion del sujeto femenino no es una metamorfosis exterior ‘ateriot, una figuracién: su cuerpo permanece humano, lo que ddece la fractura interna, esa que no se ve y mina su condicién de a pesar de que su proceder nace de una intencién correctiva {a alteridad masculina. Aqui cabria mencionar lo que Rosi Brai- ‘gj sefalara en su libro Metamorfosis. Hacia una teorta materialista ‘devinir, y que presenta de manera punctual los mecanismos discur- y sus interrelaciones en los cuentos sefialados: [J el mejor modo de representar el devenir internamente contra- dictorio del sujeto es a través de figuraciones, como la avispa y la orquideas la mujer y el reflujo de las alas; el sonido y el furor, que no significan nada. De hecho, el proceso de devenit mujer/animal no tiene que ver con la significacién, sino, més bien, con lo contrario, con la trascendencia del significance lingilistico. Lo que se afirma es la potencia de la expresién (2005: 149). nectamos de la memoria?» Manera de librar f ¥ encontrar su destino: «Eso es todo. Ur . Un; multitud, desapareceré j Karen Chacek, en wits eetin eu me rimentos sobre los humanos a vez ahi, en medio de la bon» (Chacek, 201 56). 4 J 4 O:1 my evidencia las hecatombes, los en cl antisemitismo, la descalificacién de BJ cuerpo al insinuarse «otro», ajeno a su naturaleza, intenta evi- denciar atin més las fronteras entre lo diferente agresor y lo propio. dela cruel humanidad. De origen judi En la obra de Chacek los cucrpos son némadas, mutantes, en medio a metotiz cole Judo, : de parajes 0 situaciones insdlitas, desafiando los discursos del poder y iva | proponiendo nuevas categorias emergentes de lo humano, no nece- sariamente positivas desde la perspectiva de los drdenes establecidos y sus cédigos ético-morales, pero s{ ejemplificadoras de la decadencia que nos sobreviene. La ultima escritora, de este breve acercamiento critico, es Gabriela Damidn’, cuya perspectiva es la mds abiertamente comprometida con mo extranjeras, sus mds rec tos (2014) ¥ Carr et ung fons Publicaciones son dos forma de volar (2016), % Gabriela Damian, Ciudad de México, 1979. Estudié Comunicacién y Edu- cacién en la Universidad Auténoma de Barcelona y Creacién Literatia en la Escuela 54 REALIDADES FRACTURADAS las problemdticas de género. En su obra se evidencia su comprom; con las mujeres, y su postura como periodista es de fuerte denurie: frente a los conflictos que atraviesa México en torno al femicidig, el caso del cuento que nos ocupa, «Sofiardn en el Jardin», integradg . la antologfa El silencio de los cuerpos, Relatos sobre feminicidios 2015) Este relato de ciencia ficcién intenta perpetuar la memoria y crear «i santuarion que funcione como un lugar para concientizar al mexicano de las desaparecidas y asesinadas de Ciudad Juarez, muchos otros estados de la Reptiblica. Damian ubica su rel: futuro, y de la mano de su Prtotagonista, Marisela, el nacimiento y configuracién de su «jardin», es un santuario para perpetuar el recuerdo de nadas. En ese futuro tecnolégico, h cias de vida a los cuerpos de hologramas que intentan restituirlas, ecog de lo que una vez fueran las mujeres victimas de la violencia. El texto se debate entre la posibi sién de ser solo recuerdos digitali familiares conscientes de que esos cuerpos espectrales no son ni serdn sus seres queridos, sino paliativos Para seguir sobrellevando la pena; d lato en g y la apropiacién oportunista del Estado Mexicano del «jardin» para: usos proselitistas, convirtiéndolo en un lugar de ensefianza de lo que no se debe repetir y asf lavar sus culpas. Es un cuento inelancédlico, cargado de sentencias, de reflexiones. Gabriela Damidn evidencia el cuerpo ultrajado, sobajado, descalificado, se instaura como una de las preocupaciones cenerales de las escritoras més jévenes, inmersas en la espiral de la violencia absoluta que les tocé vivir, Nuestra autora’ opta por una escritura intimista, a través del uso de los géneros espe- culativos, y rescata a las victimas del anonimato, de la masificacién, y dle Bscritores de la Sociedad General de Escritores de México, Su trabajo literario ha sido reconocido en México y en Estados Unidos. La Thadfeid de Judas, bum de fuentes para nifios, ilustrado por Cecilia Varela, recibié el Premio de Cuento en la Seria del Libro Infantil y Juvenil de la Ciudad de México (ILI) y fue editado en 2007 por CONACULTA, En 2010 gané la beca Jévenes Cresdores del FONCA, sna especialidad de natrativa, de ahf nacié un libro de cuentos alin inédico, Peque- fo: naipes de dpalo. En 2012 fue fnalista en el World Fantasy Award con el atenc “Furate Nereids, que fue ancologado por Chris Brown y Eduardo Jiménez Mayo on Three Messages and a Warning, libro edicado por Small Beet Press. Sue ensayos ¥ cuentos han sido teaducidos al inglés y portugues, que EXICANA = 55, LO INSOLITO EN LA NARRATIVA MI COMO ESPACIO DE UERPO loon su estatus de personas, las nombra y las define. Se aca B i de la tendencia masiva de la literatura hiperexpucsta « pet México donde el narcotrafico, el mercado negro de ee de mujeres, entre otros, con su prosa demasiado ae ne tree efectistas o de consumo, mayoritariamente, exponen el it _fernenino despersonalizado. la, Garro, Camacho, Chacek y Damian, asi como muchas ae articularmente nacidas en los sesentas y setentas, han i so ansitat por los territorios de lo insdlito para enunciar real : om sejantes producto de la angustia social, de la fractura de . aie regacién que les ha tocado vivir. Se comprometen con lo i atio, ono lo dijera Julia Kristeva, para hacer de ello uo posible Or iaco po a la crisis: «No mediante la “imaginacién al poder”, q eee oe los perversos que aspiran a la ley. Sino mediante una A een de los poderes y contrapoderes por construcciones imac wile fantasiosas, osadas, violentas, criticas, exigentes, vin Ss 5 006: 338). Y esas construcciones imaginarias buscan ve tee nsferencia discursiva, en este caso el cuerpo. (terpes Pp en su fragmentacién, desdoblamiento y monstri cacion, stansitando ~ Por otra parte, Pese a habirar en cleo woe en Tpieack x inderos de Ja «Generacién : : Teens a través del cuerpo como herramienta de denuncia sy del: “frente a los conflictos sociales y, sobre todo, por la condicién periférica . * de las mujeres en sociedades patriarcales. El cuerpo, en las escritoras r A i interior; lo corpo- i iy 0 el lugar mas {ntimo e it ‘ efialadas, se instituye com: t c ° fal i Bachelard, en su Poética del espacio, | cobra el sentido que Gaston a de enuncia como hermético y favorece a quien «en su soledad de ser apa- ~sionado prepara sus explosiones o sus proezas» (2001: 40). Es decir, i encia. «yo soy el espacio donde estoy» (2001: 172), yacttio en conser encia. El cuerpo, entonces, no es solo materia viva © muerta sino q e esd habitado o se habita. Y cuando se habita de lo insélito cxtcrioniz > a ° ” : 4 , 5 pode- medio de analogias o de sistemas slegéricos, na realidad més Pe - do las desgastadas formas t rosa, mds evocadora, revelan g ; ¢ nara! pronunciamiento de sociedades que se niegan a ser inclusivas y sig 56 REALIDADES FRACTURADAS bajo los mismos pardmetros de represién y sujecién del ser humang, Asi, alguien se puede rentar como mascota para que lo traten bien, 4 ser un sujeto escindido que al mirarse al espejo apenas se reconoce: quizd deambular por espacios que adquieren dimensiones fantésticag y nos vuelven seres de excepcidn brillando por la noche; 0 pululandy entre jardines artificiales, como deslucidos hologramas, o devenir en. sapos 0 perros. Cuerpos, todos ellos, reducidos a recuerdos 0 a ejem. plos de resistencia y catdstrofes. S Y para insistir en el acto imaginario como una resistencia frente” a la opresién social, retomo unas palabras de Ricocur: «es la ima nacién el lugar de emergencia del sentido figurativo en el juego de la identidad y de Ja diferencia. Y la metafora es aquel lugar dentrg del discurso donde el esquematismo es visible porque 1a identidad y. Ja diferencia no se confunden sino se confrontan» (1975: 253-254): De esta manera, el cuerpo, a partir de la literatura que frecuenta log. territorios de lo insélito, es un lugar de enunciacién, no solo del frente a cualquier amenaza exterior, sino de visibilidad y conciencig identitaria. Porque él no solo nos contiene, también nos expone, y al hacerlo, protesta, evidencia, se fortalece. Asi, desde los linderos narra tivos inusuales, fantasticos, terrorificos, maravillosos, o anclados en Ia ciencia ficcién, el cuerpo sigue siendo una poderosa herramienta para enunciar las diferentes realidades desde las que son sometidos o libera- dos. Porque atin en el encierro mds exacerbado, mds enajenante, mds. despersonalizado, el cuerpo, como espacio de lo insdlito, ya sea mons- trificado, fragmentado, mutante, cosificado, bestializado, sigue siendo signo, gestién del entorno social de mundos posibles, negéndose a ser. devorado o canibalizado por los estandares de representacién, por el discurso patriarcal o por los cénones literarios mds fieros. BIBLIOGRAFIA Axemany Bay, Carmen, «Narrar lo inusual: Bestiaria vida de Cecilia Eudave | y El animal sobre la piedra de Danicla'Tarazona», Romance Notes, vol. 56, mim. 1, 2016, pp. 131-141. Auvarez Miipz, Natalia, «Hacia una teorta del signo espacial en la ficisn narrativa contempordnear, Signa, Revisia de la Asociaciin Expatiola de. Semiética, nim. 12, 2003, pp. 549-570, EL CUERPO COMO ESPACIO DE LO INSOLITO EN LANARRATIVA MEXICANA 57 {yeLARD, Gaston. La poética del espacio. Ciudad de México, Fondo de © Cultura Econémica, 2001. xs, Roland. La preparacién de la novela. 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