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Resumen de introducción hermenéutica al Antiguo Testamento:

1. La perspectiva hermenéutica

El documento procura transmitir una proyección a la “interpretación” del Antiguo Testamento, el


autor aclara que la hermenéutica es un acto de la vida cotidiana, que consiste en la producción de
sentido, que acontece en el encuentro de una persona con un texto o con cualquier otra cosa.
La hermenéutica no es considerada un método exegético más, sino que por el contrario se ayuda de
estos para ahondar en el sentido, ya que en yuxtaposición, los métodos exegéticos revelan
particularidades que pueden entrar en competencia o divergencia; sirve pues la hermenéutica como
puente para llegar al sentido a través de varios mecanismos, es entonces este sentido el punto de
unión entre lo que conforma al lector como ser y le da una perspectiva de la realidad, más la
elección de manera crítica de las herramientas que le ayudan a desarrollar una hermenéutica seria
(métodos exegéticos) en el encuentro con el objeto a interpretar; en este caso el Antiguo testamento.
De los principios básicos que revela la hermenéutica:
1) El sentido surge del encuentro del lector con el texto. Al culminar la lectura la realidad del
texto no cambia, pero el lector si varia al ser interpelado por el sentido.

2) Todo texto tiene un reserva de sentido inagotable que surge condicionado por el contexto
del lector, a través de cada relectura afloran nuevos sentidos porque el lector ya es “otro”.

3) Un texto tiene variedad de sentidos que pueden ser desvelados con la ayuda de
herramientas.

4) Un texto que en el culmen de ser configurado clausura su sentido, puede ser abierto de
nuevo en la lectura o la relectura. No se modifica el texto, permanece cerrado. El sentido si
cambia porque es la actualización del texto que está condicionada por la realidad del lector.

5) Se puede minimizar el potencial de sentidos de un texto cuando se cae en la literalidad o se


busca concordancias con la realidad, que si bien esto no afecta, limita las diversas
posibilidades de poder interpretar un texto con ayuda de las herramientas, sin otorgarle el
sentido definitivo al obtenido por el servicio de alguna de ellas. El sentido siempre crece y
puede variar con el ejercicio de la hermenéutica.
Los textos tienen tres dimensiones:
La primera dimensión la podríamos denominar como el “tras bambalinas”. Es todo el largo proceso
de configuración y estructuración que se dio en los textos bíblicos hasta el momento en que se
convirtieron en lo que son. La investigación del camino recorrido para llegar a la consolidación del
texto, nos permite conocer datos que ayudan a profundizar en el sentido. Es solo un tramo que no se
debe absolutizar como el dador del sentido último del texto.
La segunda dimensión es la que analiza el texto tal cual es, de manera sincrónica. El análisis tiene
dos niveles: uno que se preocupa por las relaciones profundas y revela los valores que están en
juego en cada texto. El segundo nivel es el análisis literario que estudia las relaciones que se
encuentran en la superficie del texto, aquí cada detalle tiene un valor semiótico. Esta dimensión
también busca aumentar el sentido
La tercera dimensión es la que se da en el acto de la interpretación, es la exploración del sentido. El
lector goza de un triple distanciamiento: En primer lugar el distanciamiento del autor de la obra, en
segundo lugar el distanciamiento de los destinatarios y en tercer lugar el distanciamiento del
contexto. Estos distanciamiento hacen parte del “detrás” que aportan un alto valor para ir más allá,
pero el sentido de un texto no está limitado por estos.
El círculo hermenéutico es el proceso mediante el cual el lector desde su realidad al encuentro con
el texto, explora su sentido, ese sentido modifica o interpela su realidad y nuevamente llega al punto
del encuentro con el texto o de relectura
Entre las críticas a la hermenéutica se encuentra la posibilidad de la subjetividad, en la que se puede
tergiversar la multiplicidad de sentidos que tiene el texto pero que son limitados por la misma
condición en la que el texto se encuentra, un texto ya cerrado que no se modifica. El
establecimiento anticipado de los intereses del lector según sus propios conocimientos y experiencia
pueden hacer decir al texto lo que no puede decir. Para evitar estos desfases, una hermenéutica seria
debe hacerse indiscutiblemente con sin prescindir de las dos dimensiones que anteceden el texto
pero sin otorgarle el absolutismo de la verdad a ninguna de las ayudas. Que la suma del mismo
texto más su antesala le permitan al hermeneuta establecer el margen del que no se puede salir.

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