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Asignatura: Antropología filosófica

Profesor: Pablo Mella


Estudiante: Junior Crisóstomo
Fecha: 26/3/2024

Este trabajo se basa en dos cuestiones, en la primera se abordará el giro de la


antropología hacia la observación de la conducta externa en contraposición con la visión
de la tradición cristiana y la segundo punto radica en la cuestión del comportamiento
animal como un comportarse, donde se trataré de ver cómo se comprende esto que surge
de la crítica al behaviorismo.

1. ¿Por qué la antropología da un giro fundamental cuando se toma


como referencia ineludible la observación de la conducta externa?

Este cambio se debe a la transición desde la tradición cristiana, que definía la esencia del
hombre en relación con Dios, hacia un punto de vista que coloca al ser humano en el
contexto de la naturaleza y lo compara con otras formas de vida animal. Para distanciarse
de esto, la antropología moderna vuelve a una visión antigua, como la estoica, “que
entendía al hombre en el marco del orden del cosmos, como microcosmos, en
correspondencia con el macrocosmos del universo físico 1”. Conforme avanzaba la ciencia
en el siglo XIX, era problemático comprender al hombre como un ser con un alma
espiritual separada de su corporalidad animal. Por eso, se da un cambio, pasando a la
observación de la conducta externa, basadas en la corriente del conductismo americano y
en la investigación biológica de la conducta, marcando el cambio al dar una base para
comprender al hombre como otros animales y entender su naturaleza intrínseca desde una
perspectiva más empírica y científica.

1
Wolfhart Pannenberg, Antropología en perspectiva teológica, Implicaciones religiosas de la teoría
antropológica (Salamanca: Ediciones sígueme, 1993), 33.
Dicho cambio, no solo influye en la metodología de la antropología, sino que también, en
su visión teórica del ser humano. La ruptura con la introspección psicológica en favor de
la observación de la conducta externa lleva a una revisión del dualismo “cuerpo-alma 2” y
al reconocimiento de la importancia de la corporalidad en la comprensión de la naturaleza
humana. De esta manera, la antropología contemporánea, influenciada por corrientes
como el evolucionismo de darwinista, “que trabaja con el supuesto metódico de la
continuidad entre el hombre y el animal 3”, para establecer teóricamente la particularidad
del ser humano dentro de esta continuidad en vez de verlo como algo completamente
separado de la naturaleza. Este cambio se da inicialmente en el giro hacia la observación
de la conducta externa, lo cual se manifiesta en la corriente de la psicología conductual y
la investigación biológica del comportamiento, marcando el inicio de lo que conocemos
como “antropología filosófica” a la cual han dado su aporte filósofos como Max Scheler,
Helmuth Plessner y Arnold Gehlen.

2. ¿Cómo entender correctamente la afirmación: “El comportamiento


animal es siempre un comportarse”

Ante esta pregunta, es importante ver la crítica que se le hace al behaviorismo. Esta
corriente de pensamiento en psicología se desarrolló principalmente en el siglo XX.
Sostiene que el punto principal de estudio debe ser el comportamiento observable y
medible, en vez de los procesos mentales internos como los pensamientos, las emociones
o percepciones, los cuales son difíciles de medir objetivamente. Desde este punto de vista
se explica que el comportamiento humano y animal es el resultado de la interacción entre
el organismo y su entorno, por lo tanto, puede ser explicado en términos de estímulos y
respuestas. Partiendo de esto, se propone que el comportamiento es aprendido a través de
la experiencia y el condicionamiento, sin necesidad de hacer referencia a estados
mentales.

2
Pannenberg, Antropología…, 34.
3
Pannenberg, Antropología…, 34.
Una de las figuras que critican este punto de vista son: F.J.J. Buytendijk y Helmuth
Plessner, argumentan que el esquema de estímulo-reflejo no puede explicar
completamente la conducta animal por su incapacidad para abordar la complejidad de los
comportamientos dirigidos a un objetivo. Basado en esto, se ve la necesidad de tomar en
cuenta la subjetividad y la intencionalidad en la comprensión del comportamiento animal.
Por otra parte, se señala, que, en el caso de la conducta humana, donde hay una mayor
complejidad, la conducta observable es sólo una expresión externa de procesos internos y
subjetivos.

Por lo tanto, al afirmar que “el comportamiento animal es siempre un comportarse 4”,
consiste en que la conducta animal no puede reducirse a una serie de reflejos
condicionados, como lo propone el behaviorismo. En vez de esto, se afirma que incluso
en los comportamientos más simples, “como la carrera, la presa y el salto- pueden
describirse, por decirlo así, desde fuera, como una serie de cambios de estado
susceptibles de estimulación, sino sólo como actividad de un sujeto 5”. Tales acciones,
están dirigidas a un fin, lo que implica y enfática que el comportamiento animal
comprende una actividad consciente y dirigida a un objetivo.

Esto nos lleva a una comprensión más amplia del comportamiento animal como una
actividad que no puede reducirse solamente a estímulos y respuestas. Sino que conlleva,
la consideración de la subjetividad, la intencionalidad y los objetivos que guían la acción.

Como hemos podido ver, en la primera parte, la conducta externa ha marcado una ruptura
en la antropología al contraponerse con la concepciones tradicionales de la religión,
implementado una transacción a una perspectiva empírica y científica, situando al ser
humano en el contexto de la naturaleza y comparándolo con los animales. En cuanto al
segundo punto, hemos señalado la crítica al behaviorismo, al plantear la necesidad de la
subjetividad, la intencionalidad y los objetivos de una acción, incluso en los
comportamientos simples.

4
Pannenberg, Antropología…, 37.
5
Pannenberg, Antropología…, 37.

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