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WVVIVDVDSVVIVIVIseVIsesereveseeee ee ee ee ee eee 618.9284) Jada 2011 ead Tani, Baars Er aunmeni siquc an srt: popstar y rem ee ceene an Conse Patonsones Beatriz Janin naan user Oeste, 207, op Bu 15s on -(connsenes / Doi Herc vaion 24) Ison oro.erssesi28 1. Plcomttsis 2 Aprendizaje Tue coo #5088, El sufrimiento psiquico ea rae ae en los nifios Dish dpa Ana Kaplan Gorecctin de oti: Susana Paro ; Losers aster a efoueque sosbre a aca evar y i orale Psicopatologia infantil y constitucion subjetiva serie eas ao meats ore core ca ae. sul asec’ nasa ec oben, sane de aaa. tna me nocache 4 edicidn, junio de 2011 5° relmpresién, agosto de 2017 Se terminé de pros an el mes de agosto de 2017 ‘en Cento de Publeaciones Educatvasy Material Didéctico SRL. ‘Av Corrente 4345, Cludad Autonoma de Buenos Ares, novedue libros © el Centro de Publicaciones Educativas y Material Didéctco S.R.L. Av Corrientes 4345 (C1195AAC) Buenos Aires - Argentina Tel: (54 11) 5278-2200 E-mail: contacto@novedue.com ‘waw.noveduc.com ‘DVIS ECO PORTALS [MRUOTECA CENTRAL sa: LAFESSO _ LS.BUN. N° 978-987-538.312.8 ‘Queda hecho el depésto que establace la Ley 11.723, Imprese en Argentina - Printed in Argentina N No se pena ern prio ol anscraront oat arate ol wore Din 36 clef, cn cs frm opr cuir mad, sa atc esac, regan 3052 noveduc Seen el on eon ova y ent tele’ Su Wasshoi pom ot ire ty aoa Capito! Ei! _AVATARES DE LA CONSTITUCION PSIQUICA Y PSICOPATOLOGIA INFANTIL Consideraciones generates sobre la nosografia psicopatolégica ante Ia complejidad de la clinica con nifios Consultan por un nifio. Se despliegan historias, y cl consultorio se pue- bla de recuerdos, fantasmas, ilusiones perdidas, reproches... y nos piden que pongamos un nombre: un diagndstico, es decir, un cartel que seBa Je aese nino como portador de tal o cual patologia. Lo que molesta debe ser delimitado, clasificado. Hay suftimiento. Pero, iqué molesta de un ni? y gquién 0 quiénes sufren? Son los padres, muchas veces, los que dictaminan que un tipo de fun cionamiento es patolégico. Pero son ellos, a Ia vez, los que erotizan, prohiben, son modelos de identificaci6n, portadores de normas ¢ idea les, primeros objetos de amor y de odio, transmisores ce una cultura. Sus | 1 sutra priguico en fs nis © Baw fain descos, sus modos defensivos, sus normas superyoicas, sus tertores tie: hen un poder estructurante sobre el psiquismo infantil, Aparato psiqui co en constitucién, el nifio va armando diferentes modos de reaccién frente a los otros, diferentes modos de defensa frente a sus propias pul siones. Va estableciendo modos privilegiados de conseguir placer, va consolidando lugares. Cuando alguien es concebido, ya entra en una cadena de representa- ciones en la que va a ocupar un eslabén. Asi es softado por otros: “ue sem... quello qse no pude sex, pero también lo que mi padre esperé de mi y 0 no cumpl, 0 lo que mi madre y mi padre esperaron de si mismos, 0 mis ‘abuclos de mi padre o de mi madre...”, con frases: “serd un gran cientfi 0, eré bailarina, serd muy sravieso...” Pero también: “es una mufieea, es wn ratoncito, s para ef hermano, es para ta abuela...” Enunciados que denuncian y encubren complejas historias de varias generaciones. Cémo se pasa de ser un eslabén en una historia ajena a tener tna his- toria propia? El nfo es, de entrada, incluido en un universo de pasiones y probibi: ciones. Es acariciado, mirado, hablado por otros. La madre! ejercerd un poder casi absoluto al abrir recorridos de placer y displacer, al otorgar sen- tido a su llanto, movimientos, gestos, al determinar qué satisfacciones estén permitidas. Ella dice lo que él necesita, desea, siente, Le impone al nifo una eleccién, wn pensamiento o una accién, a partir de sus propios deseos, identificaciones ¢ ideales, pero teniendo en cuenta a la vez las necesidades del nifto, Esto que permite que el nifio se humanice, que sus urgencias cobren sentido humano, también implica la posibilidad de un exceso de violencia, de una imposicién a ultranza de la voluntad materna, de una imposiblidad de reconocer que ese otro es alguien diferente a ella, alguien que crece y va teniendo voz propia, que la funcién de protesis del Psiquismo materno va variando en los diferentes momentos de la consti- tucién psiquica.? ,Cémo reconocerse como alguien si se es concebido como un pedazo de otro? ¢Cémo ligar las diferentes zonas er6genas si son parte del cuerpo materno? El semejante que instaura un “plus de placer” en la satisfacci6n de la necesidad, que posibilita la vivencia calmante frente a la irrupcién del lie Avatars den continuo pigs... dolor, tiene una funcién ligadora, inscriptora. Pero, si a la tendencia del psiquismo infantil de evitar todo displacer, se le suma el predominio del rechazo desde el otro, el displacer se trueca en dolor y el dolor en terror insoportable, con lo que s¢ establece un cireuito tanstico desinscriptor y desligador. La erogencizaci6n del enerpo puede transformarse en excita ci6n lacerante que posibilta la fragmentacién autoerética, quedando tra- zado un camino de aversi6n a investir a imagen mneménica vivida como hostl. ¥ la representacién unificada del cuerpo puede estallar registran do un conjunto de zonas equivalentes entre si, Cuestiones que nos lle- van a pensar las patologias graves. Pero también hay dificultades para representar ps{quicamente, para sim bolizar, cuando el nio queda ubicado como tacho de basura de angustias no tramitadas de sus padres y denuncia con su cuerpo el estado psiquico de aquellos, como en los cuadros psicosomiéticos y en algunas oligotimias, ‘guando no hay espacio para un pensar diferente al materno. La diinica suele cuestionar todos los intentos de “encuadrar” los diver- sos modos det suftimicnto infantil. “Neurosis”, “perversion”, “psicosis”, resultan insuficientes por la extensién y complejidad de la problemitica. E¢ por ello que, sin desconocer la importancia de los grandes cuadros, creo ue es fundamental pensar las fills en la estructuracién del psiquismo, las caracteristicas peculiares de la patologia en un aparato psiquico que esté en vias de constitucién y Ia incidencia de los otros en esa estructuracién. Quiads una primera cuestién a considerar seria: un mismo trastorno (0 sintoma) puede aparecer en estructuras psiquicas muy diferentes, Es decir, no hay correlaci6n entre el sintoma y la estructura. Hay vias que se abren en estructuras en constitucién. Asi, un problema como la “filta de atencién” puede estar ligado a un proceso de duelo, a una retraccién en la fantasia, al predominio de la desmentida o a dificultades en la consti- tucién de la pulsién de ver, entre otras posibilidades. En principio, los niftos nos patean el tablero. Cada vez que intentamos organizar lo que les pasa en cuadros, rompen los cuadros. Cada vez que tratamos de ubicarlos en una estructura, muestran una faceta que deses- tructura todo y nos desestructura. Para peor, consultan por uno y vienen varios, y suclen presentar dificultades que involucran cuestiones tan bisi- vy] | e surinnto pgs enor ior * Bear in cas como hablar, caminar, controlar esfinteres... Viejos interrogantes que nos exigen hoy més que nunca reflexionar sobre ellos. “Las consultas son frecuentemente por patologias graves y nos encon- tramos con nifios que fluctian entre momentos de desconexién y episo: ddios de estallido indiscriminado; 0 con otros aparentemente d6ciles y tranquilos, pero que no acceden al aprendizaje de la lecto-escritura; 0 con nifios con mutismo selectivo, o supuestos hiperactivos, 0 los que pre= Sentan enfermedades psicosomiticas, 0 fobias graves, o que sostienen ddificultades en el control de esfinteres, o retrasos importantes en el desa- ‘rollo, Ast, los niflos que no juegan o que no establecen relacién con los dotros, o que no responden a normas, o que no aprenden, nos imponen lh necesidad de pensar todas estas cuestiones, de afinar los conocimicn tos teéricos para animarnos a abordar seriamente todos estos trastornos, Si pensamos que muestra meta ¢s trabajar en la direcciOn de Eros, lo aque implica tender a una complejizacion creciente, deberemos pensir desde !a diversidad de las probleméticas. Fl predominio de Eros o de Ténatos, en tanto no lo consideremos como innato, seré a su vez resultante de una historia que es siempre his toria vivencial. Ast, podemos decir que la madre es fuente de la pulsién de vida, de la vitalidad del hijo. Deseat, sentir, pensar, pueden suftir diversas vicisitudes en una historia de pasiones. Entre otras, el dolor excesivo puede determinar una deses timacién del sentir mismo, una expulsi6n del registro afectivo 0, en otros casos, una desmentida del pensamiento doloroso, Asi también, cuando la organizacién yoica tambalea porque no hubo un otro sostén y continen~ te con quien identificarse, el nino puede vivir sus deseos como peligro sos y esto manifestarse a través de un “deseo de no deseo”, Los CAMINOS DE LA SUBJETIVACION El aparato psiquico no esté constituido de entrada. Las pulsiones sexuales, el yo, las defensas, el supery6 y el ideal del yo se constituyen en una historia vinculer. ny | Avatares del consi pique. ‘ge nace con la tendencia a descartar, a arrojar de si, todo aquello que perturba, Esta “tendencia al cero” o Principio de Nirvana, e transforma Hipidamente en Principio de Constancia, en la medida en que hay ins- tripciones, restos de vivencias. Ese psiquismo que tiende a descartar cual- Gqierestimulo es marcado por vivencias de placer que dejan rastros,hue- tls que de abi en mis motorizan el aparato y frenan la tendencia al cero, Es decir, lo que deja marcas, huellas mnémicas, inscripciones que se van amudando y reorganizando, son las vivencias, mucho més que los sucesos ‘en s(, entendiendo por vivencias el modo en que los hechos se inscriben y se ligan en cadx uno. Este modo de inscribiry ligar va a estar determi- nado por las caractersticas de las pulsiones en juego, las defensas predo- mminantes y el tipo de pensamiento que opera en ese momento. Es decir, el mismo hecho puede ser vivenciado de un modo diferente de acuerdo on el momento de estructuracidn psfquica en el que se encuentre el niio, ‘con Ia historia previa y con el estado animico de los que lo rodean. El nifio nace con ritmos biolégicos (ciertas secuencias de sucho y de hhambre), pero es en el vinculo con otro que se van construyendo ritmos pelquicos. La madre tiene a su vez sus propios ritmos. ¥ es en el entre- cruzamiento entre ambos que algo nuevo se va construyendo, La madre, desde la flexibilidad que le va dando la relacién empética con su hijo, va teniendo en cuenta los ritmos de aquel, armando un espacio compartido imprescindible para que prime el principio del placer, una conjugacién {que permitird luego armar melodias, ;Cudntas veces tenemos que comen- zar a instaurar con un nifto esos primeros rit mos? ‘A través de los cuidados maternales, en esa intrincaci6n entre la nece- sidad y Ia caricia del otro se van construyendo recorridos de placer-dis- placer. Pero debemos tener en cuenta que cada madre erogeneizari de acuerdo con su propio mapa erégeno, con su propia historia de placeres y prohibiciones. ‘Las diferentes zonas del cuerpo pasan a ser representadas de un modo particular. Boca-pecho-placer-incorporacion forman una cadena repre sentacional que se va a ligar a otras. En el recorrido de caricas, se van abriendo las zonas erdgenas. Es decir, algunas zonas del cuerpo cobran tun valor erético particular. 9] [cuts priguico ents nitos + Bear ain El cuerpo va siendo erogeneizado, se abren surcos, zonas privilegiadas del placer. Las zonas erégenas funcionan en forma independiente unas de otras. A quién hablar en este universo de ritmos en el que las palabras son ruido? Y si los recortidos de deseos se van conformando en la rela cin con los padres, zes en ellos en quienes encontraremos las determi naciones inconscientes? Universo de ruidos, caticias, miradas, sensaciones propioceptivas, ciné- ticas y quinestésicas... en las que el nifio registra los afectos maternos y no puede diferenciatlos de los propios. Asi, el amor materno es vivido como fusién con el otro, y el rechazo materno, como un rechazo a si mismo. Signos perceptivos, restos de caricias, de olores, de sabores, que se con- jugan de un modo particular. Estas primeras representaciones son ins- cripciones que se enlazan por simultaneidad (por ocurrir en un mismo momento) y luego por contigitidad (una después de Ia otra), y que exi- gen un trabajo al servicio del principio del placer. La alucinacién primi- tiva, primer movimiento psiquico, sefala la eficacia de estas huellas al pre~ sentificar el objeto perdido, Asi, se van abriendo caminos de descos, recorridos que se transitarén infinitas veces, en una biisqueda permanente. Motores de la vida, los ddeseos acicatean ¢ insisten, intentando reprodutir el placer perdido, Pla- cer que alguna vez tuvo lugar y que dejé una huela, tan irrepetible como idéntica, que se transformé en exigencia de reencuentro y que, por ende, puede promover nuevos placeres. Pero no sélo hay vivencias de placer, sino que hay otro tipo de viven-

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