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TEMA 1

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La sociedad del riesgo: los nuevos retos de la seguridad.

Los cambios y avances que han tenido lugar sobre todo a partir de la
segunda mitad del siglo XX, han propiciado importantes transformaciones en
las sociedades occidentales que afectan a diferentes ámbitos, entre los que se
encuentra la seguridad. Las personas y las sociedades se exponen a nuevos
riesgos, entendidos como contingencias o probabilidades de que una amenaza
se materialice produciendo un daño.

Junto a los riesgos o amenazas tradicionales, aparecen nuevos factores


de riesgo, entre los que destacan los generados por las disfunciones de la
globalización, los desequilibrios demográficos, la pobreza y la desigualdad, el
cambio climático, los peligros tecnológicos, y las ideologías radicales no
democráticas.

A finales del siglo pasado algunos sociólogos alemanes, como Niklas


Luhman y Ullrick Beck, perciben esta nueva realidad y la acuñan con el término
"sociología del riesgo" o "sociedad del riesgo global". Hacen referencia con ello
a las nuevas situaciones y desafíos a los que se enfrenta la sociedad
actualmente.

Ullrick Beck en su libro "La sociedad del riesgo", para explicar estas
transformaciones, distingue entre una primera y una segunda modernidad. La
primera modernidad estaría basada en las sociedades de Estados-nación, en
las que las relaciones y redes sociales se entienden en un sentido territorial,
con una industrialización rápida y una destrucción no visible de la naturaleza.

La segunda modernidad se caracterizaría por un nuevo modelo de


sociedad capitalista y nuevos estilos de vida, caracterizados según Beck por
cinco procesos interrelacionados: la globalización, la individualización, la
revolución de los géneros, el subempleo y los riesgos globales (como la crisis
ecológica y el colapso de los mercados financieros globales). Para Beck, el
auténtico reto de la segunda modernidad es que debe responder
simultáneamente a todos estos desafíos.

Las características más importantes de la sociedad actual son por una


parte el desarrollo técnico y económico, y por otra la gran comunicación y
dependencia que existe entre los distintos países. Cuando se habla de
sociedad del riesgo se hace referencia precisamente a las consecuencias
directas o indirectas que generan estas dos características.

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La tecnificación avanza de manera cada vez más rápida, por lo que las
sociedades no disponen de tiempo para poder prever sus efectos, de modo que
vivimos en un marco cultural retrasado en relación con las nuevas tecnologías.
Los riesgos no se identifican fácilmente puesto que las amenazas globales
rompen por completo las reglas y hábitos de distribución de competencias.

En relación con la interconexión entre las naciones, una de las


características de la sociedad posmoderna en la que vivimos y que está
relacionada estrechamente con la globalización es que ya no se vive en
entornos naturales sino sociales, y dependemos mucho más de las largas
cadenas de interacciones que nos vinculan con todo el mundo. El resultado de
este fenómeno es la inseguridad, ya que se da en nuestras sociedades un alto
componente de imprevisibilidad cuyos riesgos y efectos son difícilmente
predecibles.

Se ha gestado por tanto, fruto de la globalización y otros factores, una


sociedad multicultural, multiétnica, con potentes avances en el ámbito de las
tecnologías de la información y la comunicación, que ha afectado directamente
a los parámetros de la seguridad, Actualmente los riesgos están asociados a la
universalización de la tecnología, a la globalización de la economía, de la
información, y caracterizados por la potencial universalización de sus
eventuales consecuencias, debido a la abolición de las barreras nacionales. Es
lo que se conoce como "sociedad del riesgo", en la que algunos autores
destacan los siguientes factores:

- relativa indefensión del ciudadano ante las nuevas formas de agresión o


amenaza.

- vulnerabilidad social frente a ataques de grupos terroristas altamente


organizados.

- incapacidad del Estado para hacer frente a estas amenazas.

Nos encontramos con riesgos que tienen un origen incierto y cuyas


consecuencias no pueden determinarse. Beck acuña el término "riesgos
glocales", simultáneamente locales y globales. La "glocalización" supone el
reconocimiento de la compatibilidad de las necesidades, intereses, recursos y
políticas locales en un mundo global. El riesgo está presente, en mayor o
menor medida, en todos los ámbitos de la vida social, y el intento de gestionar
el riesgo es la consecuencia lógica de la llamada "sociedad del riesgo". La
misión de los modernos sistemas de seguridad consiste precisamente en
detectar donde pueden surgir esos riesgos y ponerles remedio.

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Estos riesgos han sido calificados también como nuevos riesgos
globales autogenerados, en la medida en que son producto de la acción
humana, pero a su vez también pueden ser prevenidos por el comportamiento
humano. La obligación de evitar estos potenciales daños está llevando tanto a
los Estados como a organizaciones internacionales a optar por un cambio en el
modelo de gestión que permita anticiparse a los problemas, planificando las
respuestas a los mismos, en lugar de improvisarlas al verse obligados a
reaccionar una vez se han materializado. Se ha producido un cambio de
paradigma, pasándose de la mera prevención, a la proactividad.

La influencia de la globalización.

La globalización no es un fenómeno nuevo, sino que se ha sucedido a lo


largo de la historia en diferentes momentos. Se trata de un proceso de
interacción e integración entre personas, empresas y naciones, normalmente
impulsado por el comercio y la inversión internacional. En la actualidad, el
rápido progreso de las tecnologías de la información la han ayudado y
acelerado.

La globalización es un proceso histórico de integración mundial en los


ámbitos político, económico, social, cultural y tecnológico, que ha convertido el
mundo en un lugar cada vez más interconectado, en una aldea global.

Como tal, la globalización ha sido el resultado de la consolidación del


capitalismo, de los principales avances tecnológicos (revolución tecnológica) y
de la necesidad de expansión del flujo comercial mundial. En este sentido, las
innovaciones en las áreas de las telecomunicaciones y de la informática,
especialmente internet, han jugado un papel decisivo en la construcción de un
mundo globalizado.

Tradicionalmente se sitúa el comienzo de la primera oleada de


globalización de la época moderna alrededor de 1870, y se atribuye su
desarrollo tanto a las mejoras tecnológicas en el transporte como a las políticas
que favorecieron el libre comercio. En el período entre las dos guerras
mundiales se produjo una cierta desaceleración, imponiéndose el bilateralismo,
pero a partir de la mitad de los años setenta del pasado siglo comenzaría la
actual oleada de globalización, gracias en parte a los avances tecnológicos y a
las negociaciones internacionales para reducir las barreras comerciales. Algo
más tarde la formación de áreas regionales libres de restricciones comerciales
también consolidó este proceso. De forma paralela, junto a la integración
comercial, también los mercados de capitales se liberalizaron para facilitar los
intercambios. En ambos períodos la globalización ha ido asociada a

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crecimiento y prosperidad, aunque el crecimiento no haya sido siempre
equilibrado.

En este sentido, se han apuntado las diferencias en el progreso


tecnológico como las mayores fuentes de desigualdad, y no tanto la
globalización comercial, cuyos efectos han podido ser positivos. En los últimos
años países como China o la India han crecido gracias a la globalización, y
millones de personas han salido de la pobreza. Es cierto que ha aumentado el
descontento entre las clases medias del mundo desarrollado, pero quizá la
solución pasa por mejorar la educación y capacitación de los ciudadanos,
adaptándolos a los retos de un mundo integrado y global. La formación va a ser
esencial.

Se ha apuntado que lo que se debe pedir a los gobiernos y a las


organizaciones internacionales son dos cosas. Por una parte que su gestión
sea lo más eficiente posible, que se imponga el buen gobierno, y por otra que
se pongan los medios para que los individuos tengan acceso a los medios para
tener la mejor formación posible y poder beneficiarse de las posibilidades del
mundo globalizado.

Por tanto la globalización se erige en un factor determinante en el mundo


contemporáneo, y es susceptible de generar nuevos riesgos. Entre sus efectos
se han destacado las fluctuaciones económicas y financieras; los flujos
migratorios masivos e incontrolados, consecuencia de la mayor facilidad de
movimiento de personas; el incremento de la permeabilidad de las fronteras
nacionales; los Estados fallidos y la relevancia que van adquiriendo en el
ámbito internacional sujetos distintos a los tradicionales Estados; la
sobreexplotación de los recursos naturales, incapaces de satisfacer una
demanda incontrolada, en aumento progresivo derivado del continuo
incremento de la población mundial; la mayor interrelación consecuencia de las
facilidades comunicativas generadas por la tecnologías de la información y la
comunicación; o los niveles que pueden alcanzar los daños derivados de la
actual situación tecnológica. Todos ellos conllevan un evidente cambio de
paradigma que genera nuevos riesgos.

Factores potenciadores del riesgo.

En nuestras sociedades se dan hoy fenómenos globales que propician la


propagación o transformación de las amenazas y riesgos que afrontamos e
incrementan nuestra vulnerabilidad. Podemos hablar de factores potenciadores
del riesgo, entendidos como cualquier condición o tendencia social de índole
transnacional o global cuya presencia o intervención aumente el riesgo de

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materialización de posibles amenazas a la seguridad, incremente su alcance o
acelere y agrave su impacto.

Podemos distinguir cinco dimensiones en relación con estos factores:


política e institucional, económica, geográfica y ambiental, sociocultural,
tecnológica. Vamos a analizar cada una de ellas con sus características.

A) Dimensión política e institucional.

1) Multipolaridad y déficit de gobernabilidad.

Con la caída del comunismo se acabó una época de bipolaridad basada


en la rivalidad entre dos superpotencias. Los vaticinios sobre la evolución del
sistema internacional se dividieron entre las previsiones de un mundo unipolar,
liderado por EEUU, y los anticipadores de la multipolaridad. La superioridad
norteamericana marcó las últimas décadas, pero actualmente China se ha
alzado como contrapeso en ese predominio.

La progresiva incorporación de naciones a la economía de mercado, el


ascenso de países emergentes, entre ellos los denominados BRIC (Brasil,
Rusia, India, China), y otras tendencias económicas recientes alimentan la
multipolaridad económica que está perjudicando claramente a la eurozona, con
China como contrapeso asiático al bloque occidental liderado por EE.UU.

Esta situación genera un escenario internacional en transición, dinámico


y de evolución menos previsible. Se trata de un panorama incierto respecto a
su estabilidad, su posible impacto sobre la seguridad y el nivel de orden o
desorden del sistema internacional.

desde hace años afecta al sistema internacional, en parte por la ausencia de


arquitecturas institucionales adaptadas al mundo actual. Este déficit deviene en
un factor de inseguridad al poner trabas a la gestión de tensiones interestatales
que pudieran surgir como consecuencia de disputas territoriales, conflictos
internacionales o iniciativas de expansión agresivas.

2) Limitaciones y competencias al poder estatal.

Una característica de la política contemporánea es la reducción del


poder de los Estados. Desde finales del siglo pasado se observa una crisis del
Estado-nación como forma de organización política, aunque se trate de una
figura que continua siendo insustituible. Ninguna organización internacional
puede funcionar con independencia de sus Estados miembros, pero los
Estados actualmente tampoco se pueden enfrentar por sí solos a los riesgos

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que para su seguridad plantea la existencia de organizaciones criminales
internacionales.

3) Fragilidad estatal y agujeros de soberanía.

Se trata de los denominados Estados frágiles y, en su caso extremo,


Estados fallidos, aparatos estatales con graves dificultades o incapacitados
para cumplir una o varias de sus funciones consustanciales: preservar el
monopolio legítimo de la fuerza, asegurar el Estado de Derecho, aportar
seguridad física a su población o proveerla con unos servicios públicos
mínimos.

Cuando el fallo estatal se constata principalmente en los ámbitos de la


ley y seguridad, procede abrirse paso a auténticos agujeros de soberanía,
espacios donde el Estado ha perdido el control efectivo de su territorio y puede
ser reemplazado como fuente de autoridad por actores armados no estatales.

Entre las causas del fracaso o fragilidad de los Estados se han apuntado
los conflictos armados prolongados, mal gobierno, subdesarrollo y pobreza,
desgaste de gobiernos autoritarios débiles o el colapso institucional.

4) La corrupción.

La corrupción, fenómeno de carácter social, político y económico, ha

corrupción y falta de transparencia es directa.

Los efectos de la corrupción en la seguridad son diversos. Está


acreditada su correlación con la fragilidad estatal, y puede implicar decisiones
que generen daños medioambientales, tensiones étnicas o religiosas,
desigualdades económicas, e incluso viciar el funcionamiento democrático de
los Estados, generando descontento e indignación en la población, y
fomentando la conflictividad social y política.

B) Dimensión económica.

1) Interdependencia económica.

Atributo, causa y efecto de la globalización, la interdependencia


económica no deja de aumentar y lo seguirá haciendo en el futuro. Se han
apuntado como causas la rápida expansión del comercio internacional desde la
Segunda Guerra Mundial; la reducción de barreras comerciales y la
liberalización económica multilateral; los avances tecnológicos en el ámbito de

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las tecnologías de la información y la comunicación; y el desarrollo de una
nueva ingeniería financiera.

Dos efectos principales merecen ser destacados: la reducción de la


autonomía de las políticas económicas nacionales, y la influencia de un mayor
número de variables económicas cuyos efectos son difíciles de anticipar o
valorar, es difícil acertar en las previsiones. Todo ello genera inestabilidad.

2) Pobreza y exclusión.

La pobreza hace referencia a una situación material y una condición


social derivada de la ausencia de ingresos y medios económicos para cubrir
necesidades básicas y ejercer un consumo mínimo. La pobreza se opone a la
seguridad humana.

El hecho de que muchos conflictos internos armados tengan lugar en un


mundo subdesarrollado indica que la pobreza tiene una conexión causal con
dicha amenaza. No es menos conocido el papel impulsor de la pobreza sobre
los flujos migratorios irregulares de países subdesarrollados.

Por otro lado, la existencia de bolsas de pobreza en sociedades


prósperas, con sus consiguientes efectos de marginación, desesperación y
resentimiento, constituyen un estímulo para la participación en actividades
delictivas e ilegales y la generación de estallidos de disturbios y violencia
social.

3) Desigualdad.

Se trata de un problema global que afecta a EEUU y Europa, incluida


obviamente España. Está relacionada con la corrupción, la especulación, los
cambios sociales inducidos por el desarrollo tecnológico y determinadas
dinámicas de los sistemas capitalistas.

Se configura como un claro potenciador de riesgos para la seguridad,


que puede generar conflictividad, revueltas e inestabilidad política. Por otra
parte, la desigualdad de renta es otro factor inductor de migraciones como la
pobreza.

4) Desempleo.

El desempleo es la situación en la que se encuentran las personas que


teniendo edad, capacidad y deseo de trabajar, no pueden conseguir un puesto
de trabajo, viéndose sometidos a una situación de paro forzoso. Conlleva una
limitación drástica de oportunidades y afecta a las condiciones de vida.

Los efectos económicos y sociales del desempleo pueden desembocar


en un aumento de la delincuencia común y en una clara conflictividad social,
generando también corrientes migratorias.

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C) Dimensión geográfica y medioambiental.

1) Ubicación y distribución de recursos naturales.

El valor asignado a los recursos naturales en las sociedades actuales


industrializadas es inversamente proporcional a su disponibilidad, y su
distribución territorial es muy desigual, estando muchos de ellos concentrados
en pocas regiones y países. De ello resulta que el acceso a los recursos no
está garantizado de antemano, ni tampoco su procesamiento, sino que deben
ser gestionados desde posiciones distintas y asimétricas.

Por otro lado la propia explotación de los recursos, el carácter no


renovable y finito de muchos de ellos, el aumento de la población mundial, la
incorporación de más países al modelo de sociedades de consumo, el deterioro
ambiental y otros factores agravan el problema de la escasez y seguirán
haciéndolo en el futuro.

La primera consecuencia de la creciente escasez global y la distribución


desigual de los recursos es la generación de situaciones de dependencia entre
países ricos en recursos naturales y países con recursos escasos. La carencia
de recursos es fuente de diversas vulnerabilidades. Cuando afecta a recursos
tan básicos y necesarios como el agua o los alimentos, la escasez puede
traducirse en hambrunas y crisis sanitarias e inducir desplazamientos y
migraciones. En términos generales, la concentración de recursos en
determinadas regiones constituye una fuente primordial de tensiones y disputas
que marcan la agenda de la geopolítica internacional.

La escasez de recursos naturales valiosos para su comercialización


legal limita las posibilidades de desarrollo económico de muchos países, lo cual
aumenta las opciones para la generación de economías ilegales y la
proliferación de prácticas delictivas, como muchas de las actividades ligadas al
crimen organizado o la piratería marítima.

2) El factor frontera.

Pese a tener como condición el incremento de los tránsitos


internacionales, la globalización no ha acabado con las fronteras. La gestión de
las fronteras es una responsabilidad esencial de todos los Estados, y pueden
generar inseguridad a partir de tres problemas principales.

El primero corresponde a aquellas fronteras cuya existencia contribuye a


consolidar desequilibrios drásticos respecto al acceso a uno o más tipos de
bienes, desde materias primas y recursos naturales valiosos hasta
oportunidades económicas y derechos y libertades políticas. Así ocurre, por
ejemplo, con las fronteras terrestres y marítimas que separan España de

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Marruecos y otras naciones del Magreb. Nos encontramos con el problema de
los flujos migratorios irregulares.

La segunda forma en que las delimitaciones fronterizas pueden crear


probl
alude a las disputas territoriales que involucran a dos o más países, y que
pueden dar lugar a enfrentamientos violentos de distinta gravedad. Aquí
pueden influir aspectos históricos, políticos y culturales, pero también pueden
influir desequilibrios como los mencionados que afectan particularmente a la
distribución desigual de los recursos naturales.

En tercer lugar, la seguridad de las naciones puede verse amenazada


cuando el control de ciertas fronteras se torna deficiente o inexistente. Las
fronteras más porosas de ¡l mundo suelen caer bajo responsabilidad de
Estados frágiles o fallidos, pero incluso algunos de los Estados más poderosos
son incapaces de controlar plenamente sus fronteras, a menudo a causa de su
propia geografía.

3) Degradación ambiental y cambio climático.

La industrialización, la explotación de los recursos naturales y la


transformación de las sociedades humanas en sociedades de consumo,
impactan sobre el medio ambiente modificándolo y degradándolo hasta cierto

cambio en el clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que


altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la variabilidad

Las principales manifestaciones atribuidas al cambio climático son la


elevación de la media de temperaturas o calentamiento global; el incremento
del nivel del mar; el aumento de fenómenos climáticos extremos (inundaciones,

cambios en el ciclo hidrológico. De cara al futuro se sumarían otros impactos


ambientales como la degradación del suelo y la pérdida de superficies
cultivables, la desertificación, la reducción de la biodiversidad o la alteración del
perfil de las costas.

Considerando todo lo anterior, es fácil comprender que el cambio


climático puede perjudicar a la seguridad por dos vías complementarias.
Indirectamente, contribuyendo a agravar la desigualdad, pobreza y fragilidad
estatal, factores todos ellos señalados como potenciadores de diferentes
riesgos y amenazas. De forma algo más directa, al dificultar el acceso al agua,
la agricultura y los alimentos, o volver inhabitables ciertos espacios, el cambio
climático puede contribuir a estimular desplazamientos internos y procesos

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migratorios masivos y descontrolados o avivar tensiones y disputas territoriales
que pudieran traducirse en guerras por los recursos.

4) Otros riesgos medioambientales.

Las crisis y catástrofes medioambientales se han incrementado de modo


enorme en las ultimas décadas, y en ocasiones a ello han contribuido las malas
prácticas humanas, la evolución tecnológica y los esfuerzos por explotar
algunas fuentes de energía. El accidente de la central nuclear de Chernóbil en
la antigua Unión Soviética en 1986, provocado por la experimentación fallida
con un reactor nuclear, demuestra que las crisis medioambientales pueden
tener su rigen en errores humanos. La emergencia generada en otras plantas
nucleares japonesas en 2011 (Fukushima, Onagawa y Tokai), sobrevenida tras
varios terremotos y un tsunami, prueban que las catástrofes naturales pueden
ver agravados sus efectos al impactar sobre tecnologías humanas. En este
sentido, las catástrofes naturales pueden potenciar crisis medioambientales
más amplias, con los riesgos para la seguridad que ello conlleva.

D) Dimensión sociocultural.

1) Cambios y desequilibrios demográficos.

La relación entre factores demográficos y conflictos políticos, violentos y


no violentos parece contrastada. El crecimiento de la población es un
potenciador de conflictos. Genera distorsiones, con crecimientos muy rápidos o
con procesos acelerados de urbanización, o migraciones, que dificultan que las
instituciones y los gobiernos adopten las medidas necesarias para que dichas
tendencias sean sostenibles, para facilitar los servicios públicos necesarios o
para la integración social y laboral.

Las ciudades han incrementado cada vez más su población, y un


proceso de urbanización acelerado y mal gestionado puede incrementar la
presión sobre infraestructuras y recursos, contribuir a la formación de guetos o
entornos marginales en grandes ciudades y servir de escenario a disturbios y
enfrentamientos protagonizados por grupos étnicos o religiosos.

2) Tensiones étnicas y religiosas.

La diversidad y el contraste de identidades, valores y estilos de vida que


conlleva la heterogeneidad cultural y los cambios en la composición étnica y
religiosa de una población aumentan la probabilidad de tensiones y
enfrentamientos sociales.

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Las principales tendencias de riesgo a este respecto son la proliferación
de actitudes intolerantes y conductas discriminatorias, la segregación de
minorías étnicas o religiosas agrupadas y aisladas en torno a ciertos barrios o
localidades, la incubación de conflictos intercomunitarios, el desarrollo de
incidentes violentos puntuales o periódicos, u otras formas de violencia, como
un terrorismo con componentes xenófobos, sectarios o religiosos.

3) Ideologías extremistas y antidemocráticas.

El concepto de ideologías extremistas y antidemocráticas incluiría


aquellas doctrinas o conjunto de ideas, creencias y valores de índole política o
religiosa que:

- propugnan formas de organización política y social contrarias a los


principios esenciales de la democracia en su sentido liberal y
moderno, como el pluralismo, la igualdad de derechos, el imperio de
la ley o la libertad de pensamiento y expresión.

- inducen o justifican formas de actuación que atentan contra los


anteriores principios o vulneran los requerimientos prácticos y
procedimentales de la democracia, desde la desobediencia a sus
instituciones, autoridades y reglas hasta el ejercicio de la coerción y
violencia contra sus representantes y ciudadanos.

Las tendencias de la globalización han contribuido de diversas maneras


a la popularidad y extensión de ideologías extremistas. De una parte, al
propiciar el contacto entre culturas, la globalización ha fomentado nuevos
impulsos conducentes a la reactivación de identidades primarias fundadas en el
territorio, la etnia, la lengua o la religión, y de los ideales de homogeneidad,
autenticidad y pureza a los que apelan los extremismos nacionalistas y los
fundamentalismos religiosos. De otro lado, el avance en las tecnologías de la
información y la comunicación ha multiplicado las opciones para difundir ideas
y mensajes extremistas a cualquier distancia y en formatos mucho más
atractivos y persuasivos que los tradicionales.

4) Entornos anómicos.

Como fenómeno sociológico, la anomia corresponde a situaciones


caracterizadas por la ruptura frecuente o habitual de las normas sociales,
incluyendo las codificadas en leyes. Su explicación más conocida remite al
desajuste entre las aspiraciones de logro y estatus postuladas como deseables
y legítimas en el seno de una sociedad y las oportunidades (escasa o
inexistentes) que la misma sociedad pone a disposición de sus miembros para
satisfacer los deseos y expectativas previamente inculcadas sin violar las
normas y convenciones morales establecidas.

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La proliferación de comportamientos delictivos se acrecienta en
ambientes anómicos, y no solo a título individual, Las situaciones anómicas
también pueden facilitar la formación de guetos o entornos segregados,
vulnerables a la penetración de elementos extremistas y, en esa medida,
también a la radicalización violenta.

E) Dimensión tecnológica.

1) Aspectos generales.

El desarrollo tecnológico puede generar riesgos para la seguridad, y se


han de tener en cuenta algunas consideraciones:

- La tecnología puede operar como como potente impulsor de la


desigualdad.
- Diversos desarrollos de las tecnologías de la información afectan a la
privacidad de los ciudadanos, a sus derechos y libertades.
- Las innovaciones tecnológicas potencian riesgos mediante una
ampliación de oportunidades e instrumentos útiles para materializar
amenazas.
- Las tecnologías y sus instalaciones pueden convertirse en blanco de
ataques, por ejemplo, redes de comunicación o infraestructuras
críticas.
- Cada vez se han de tener más en cuenta todas las cuestiones
relacionadas con la Inteligencia Artificial.

2) Tecnologías para la seguridad y la defensa.

La ampliación de armas de diverso tipo, su comercialización y


adquisición por parte de actores estatales y no estatales crea riesgos cuya
relación con amenazas como los conflictos armados, el terrorismo, la
criminalidad organizada y la proliferación de armas de destrucción masiva es
evidente.

Por otra parte la superioridad militar que las nuevas tecnologías de


armamento aportan a los países ricos va en detrimento de los Estados sin
capacidad para acceder a ellas, que resultan más vulnerables.

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3) Tecnologías de la información.

Su efecto más relevante como factor de inseguridad es la creación de un


ámbito nuevo de acción y comunicación humanas. El desarrollo de internet y
sus múltiples aplicaciones han posibilitado la aparición de una nueva categoría
de peligros: las ciberamenazas. Varias de sus modalidades consisten en
nuevas formas de perpetrar delitos habituales y otros anteriormente imposibles.
Aparecen todos los riesgos y amenazas relacionados con el ciberespacio y las

4) Robótica y vehículos no tripulados.

El futuro tenderá a incorporar un mayor grado de inteligencia a


ordenadores y robots, tratando incluso de simular o reproducir el pensamiento y
la acción humanos. Es posible que los desarrollos de nuevos y mejores robots
eliminen puestos de trabajo, y esto puede generar considerables tensiones
sociales. En este ámbito es muy amplio el recorrido y campo de extensión de la
Inteligencia Artificial.

5) Nanotecnologías.

Se trata de tecnologías desarrolladas a partir de materiales o sustancias


químicas de una escala mínima, medible en nanómetros (equivalente a mil
millonésimas partes de un metro). Su desarrollo puede rebajar la capacidad de
los Estados para vigilar a enemigos potenciales y aumentar las tareas de
espionaje. Su uso puede afectar a diferentes ámbitos de la seguridad.

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TEMA 2

1
Evolución del concepto de Seguridad Nacional.
Históricamente en el concepto de seguridad nacional se observan dos
momentos significativos. El primero de ellos corresponde a la época de la
Guerra Fría, en el que por primera vez se comienza a utilizar el término
seguridad nacional, cuya teoría se elabora en EEUU. El 26 de julio de 1947, el
presidente norteamericano Harry S. Truman firmaba la primera Acta de
seguridad nacional.

El diplomático George Kenan, cuyos análisis y estudios estratégicos


determinarían la política norteamericana en los inicios de la Guerra Fría, aportó

capacidad continuada de un país para proseguir el desarrollo de su vida interna


sin inte

Desde entonces EEUU trató de imponer su doctrina de seguridad


nacional en sus múltiples áreas de influencia orientándola a un único objetivo:
la contención de la Unión Soviética. En definitiva, el fin se lograría mediante la
combinación de una política exterior y militar fundada en la promoción y
protección de Europa Occidental y el establecimiento de la gran alianza
atlántica concretada en la fundación de la Organización del Tratado del
Atlántico Norte (OTAN). Estas condiciones permitieron la generalización del
Estado del bienestar en esa parte del continente, blindándolo al mismo tiempo
frente al expansionismo soviético.

La caída del telón de acero y la desmembración de la Unión Soviética


abrió una etapa de ilusiones renovadas que restó actualidad a la noción clásica
de seguridad nacional. A cambio, la última década del pasado siglo trajo una
auténtica eclosión de conceptos relativos a la seguridad en un sentido
esencialmente preventivo.

Los atentados a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001


cambiaron de nuevo radicalmente la situación, y de nuevo va a aparecer con
fuerza el concepto de seguridad nacional. Surgen nuevos documentos
estratégicos orientados por una consideración plural de los denominados
nuevos riesgos y amenazas, y una preferencia por planes de respuesta que
trasciendan los clásicos enfoques puramente militares y policiales. A la National
Security Strategy de EEUU en 2002, le siguen numerosas estrategias de
seguridad nacional elaboradas por diferentes países y organismos
internacionales.

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Las Estrategias de Seguridad Nacional.
Las Estrategias de Seguridad Nacional (ESN) son documentos
elaborados como parte de las políticas públicas con la finalidad de orientar la
acción de los Estados en ese ámbito particular. Sus objetivos se deducen de
las políticas que el Gobierno asume como propias. Además, en un Estado
democrático y de derecho, la definición de tales objetivos debe ajustarse a los
criterios normativos básicos que lo rigen, y ha de aspirar a concitar el mayor
consenso político posible.

La decisión de implantar una ESN puede responder a una variedad de


razones, entre las que destacan la aparición de nuevos riesgos y amenazas, la
incapacidad de los medios y actores tradicionales para gestionar la seguridad,
la multiplicación de las dimensiones de la seguridad, y también el mayor
número de actores involucrados en las tomas de decisiones.

Las ESN pueden cumplir varias funciones:

- Anticipatoria: a partir de la identificación y visualización de los riesgos


y amenazas.
- Racionalidad: procuran asistir y otorgar rigor al proceso de toma de
decisiones.
- Orientativa: puede reducir el riesgo de que cada organismo y actor
involucrado decida sus líneas de actuación de manera independiente,
con los posibles solapamientos que ello pudiera conllevar.
- Coordinación: facilitan la implantación de mecanismos ágiles para la
coordinación de los actores con capacidad para dar respuesta a los
desafíos para la seguridad.
- Eficiencia: las prioridades fijadas pueden ayudar a optimizar el uso y
la distribución de los recursos disponibles.
- Comunicativa y pedagógica: pueden contribuir a la difusión de una
conciencia compartida de seguridad entre la ciudadanía, y a reforzar
la identificación entre Estado y ciudadanía.
- Implicación política y ciudadana: propician la participación de actores
políticos y sociales en el diseño de las políticas públicas de
seguridad.
- Imagen y cooperación exterior: las estrategias informan a otros
países sobre las percepciones y preocupaciones nacionales en
materia de seguridad.

La confección de una ESN es un proceso liderado por el poder ejecutivo,


el Gobierno, y la particular naturaleza de sus contenidos hace preciso equilibrar
en su confección los criterios de transparencia y secreto.

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Se ha apuntado que una ESN debe reunir cinco características:
precisión, credibilidad, legitimidad, realismo y sostenibilidad. La precisión y
credibilidad provienen de la fiabilidad y veracidad de sus contenidos. La
legitimidad depende de la sintonía con los principios y valores de la sociedad a
la que la estrategia pretende servir, así como de su aceptabilidad política. Ser
realista equivale a establecer objetivos que no sean inalcanzables, y la
sostenibilidad depende de la existencia de voluntad política y medios
suficientes para su implantación.

De todo ello se infiere que para elaborar una ESN eficaz es fundamental
establecer procedimientos de participación de expertos y de la propia sociedad
civil, pudiendo aplicarse a ese fin los instrumentos de análisis de políticas
públicas. Además los contenidos de las estrategias deben estar sujetos a
revisión periódica para asegurar su adaptación a las circunstancias
geoestratégicas y geopolíticas de cada momento.

Los enfoques adaptados por las ESN en los últimos años reflejan tres
cambios fundamentales en sus contenidos. El primero incluye una redefinición
de la idea de seguridad de los Estados que, lejos de circunscribirse a la
defensa de sus fronteras y el ejercicio de la propia soberanía (seguridad y
defensa nacional en un sentido clásico), debería añadir a esos cometidos
tradicionales otros objetivos relacionados con el bienestar y la prosperidad de
sus poblaciones.

El segundo cambio se refiere a que las estrategias desarrollan una


reinterpretación del entorno estratégico y de seguridad en el marco de la
globalización. Esta visión incorpora varias consideraciones importantes. Se
subraya de entrada que en un mundo globalizado existe una continuidad plena
e inevitable entre seguridad interna y externa. Además se apunta a escenarios
de riesgo, complejos y fluidos, de evolución rápida, no siempre predecibles.
Finalmente, los documentos presta gran atención a toda una serie de nuevos
riesgos transnacionales y compartidos por toda la comunidad internacional
entre cuyas manifestaciones más evidentes figuran el terrorismo internacional,
el crimen organizado transnacional, la proliferación de armas de destrucción
masiva, la ciberdelincuencia, las migraciones incontroladas o los riesgos
medioambientales.

El tercer cambio se refiere a que las estrategias reconocen que las


dinámicas y estructuras tradicionales de seguridad son inconciliables con la
magnitud de unos desafíos que no pueden tratarse únicamente con medios
militares y policiales. La existencia de esos problemas exige una respuesta que
aproveche la totalidad de las herramientas del Estado y de la sociedad civil. Se
prioriza, por tanto, la implementación de nuevos órganos y mecanismos de
acción conjunta y coordinada, tanto a nivel nacional como internacional.

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Siendo más concretos las ESN deben aportar lo siguiente:

- un concepto propio de seguridad nacional.


- una referencia a los principios e intereses nacionales a promover.
- una descripción del escenario estratégico internacional y del lugar
que en él ocupa el país que emite a estrategia.
- una relación de riesgos y amenazas, con alusión expresa a los
ámbitos y espacios en que puedan manifestarse.
- una propuesta de objetivos y líneas de actuación en orden a prevenir
y gestionar los riesgos y amenazas.
- un esquema sobre el modelo de seguridad que hay que aprovechar y
desarrollar para implementar los objetivos y acciones antes
mencionados.
- Un plan de desarrollo de sus objetivos y de las estructuras de modelo
de seguridad.

La Estrategia Española de Seguridad Nacional.


Como se ha indicado anteriormente, ante todos estos nuevos desafíos
numerosos países se han visto en la necesidad de elaborar Estrategias de
Seguridad Nacional (ESN). España, por sus peculiares condiciones
geopolíticas, ha sido uno de estos países, y en julio de 2011 elaboró el primer
documento acerca de una Estrategia de Seguridad Nacional, que fue revisado
en 2013. Posteriormente se aprobó la ESN 2017, y actualmente está en vigor la
ESN 2021.

En el impulso de estas Estrategias han concurrido dos factores


principales. En primer lugar la voluntad del Gobierno de consolidar el proyecto
de Seguridad Nacional para proteger la libertad, los derechos y bienestar de los
ciudadanos, garantizando la defensa de España y sus principios y valores
constitucionales, y contribuyendo junto a nuestros socios y aliados a la
seguridad internacional en el cumplimiento de los compromisos asumidos, al
máximo nivel de eficacia. El segundo factor es la necesaria actualización del
entorno de seguridad internacional. Las distintas Estrategias han ido
actualizando también los distintos riesgos y amenazas para nuestro país y
adaptándolos al nuevo entorno internacional.

5
La Ley de Seguridad Nacional,
En el ámbito legislativo, fruto de todas estas líneas de actuación, fue la
aprobación de la Ley 36/2015, de 28 de septiembre, de Seguridad Nacional
(SN). En su Preámbulo indica que la seguridad constituye la base sobre la cual
una sociedad puede desarrollarse, preservar su libertad y la prosperidad de sus
ciudadanos, y garantizar la estabilidad y buen funcionamiento de sus
instituciones. En el mundo actual los actores y circunstancias que ponen en
peligro los niveles de seguridad se encuentran sujetos a constante mutación, y
es responsabilidad de los poderes públicos dotarse de la normativa,
procedimientos y recursos que le permitan responder con eficacia a estos
desafíos a la seguridad. En este contexto aparece el campo de la Seguridad
Nacional como un espacio de actuación pública nuevo, enfocado a la
armonización de objetivos, recursos y políticas ya existentes en materia de
seguridad.

En el artículo 3 se define la Seguridad Nacional (SN) como la acción del


Estado dirigida a proteger la libertad, los derechos y bienestar de los
ciudadanos, a garantizar la defensa de España y sus principios y valores
constitucionales, así como a contribuir junto a nuestros socios y aliados a la
seguridad internacional en el cumplimiento de los compromisos asumidos.

El artículo 4, bajo el rótulo Política de Seguridad Nacional


existencia del marco político de la Seguridad Nacional bajo dos premisas
esenciales. Por una parte, el liderazgo del Presidente del Gobierno en esta
nueva política pública inclusiva del conjunto de las Administraciones Públicas y
de la sociedad en general. Por otra, la existencia del marco estratégico de
referencia de la política de Seguridad Nacional condensado en la Estrategia de
Seguridad Nacional.

La SN se considera un objetivo compartido por las diferentes


Administraciones, estatal, autonómica y local, los órganos constitucionales, en
especial las Cortes Generales, el sector privado y la sociedad civil, dentro de
los proyectos de las organizaciones internacionales de las que formamos parte.

De conformidad con el artículo 9, se consideran componentes


fundamentales de la Seguridad Nacional a los efectos de esta ley la Defensa
Nacional, la Seguridad Publica y la Acción Exterior, que se regulan por su
normativa específica. En junio de 2020 se aprobó la Directiva de Defensa
Nacional 2020, que sustituye a la de 2012. Recoge los principales objetivos y
líneas de actuación en esta materia.

6
Según el artículo 10 se consideran ámbitos de especial interés de la SN
aquellos que requieren una atención específica por resultar básicos para
preservar los derechos y libertades, así como el bienestar de los ciudadanos, y
para garantizar el suministro de los servicios y recursos esenciales. A los
efectos de esta ley, serán, entre otros, la ciberseguridad, la seguridad
económica y financiera, la seguridad marítima, la seguridad del espacio aéreo y
ultraterrestre, la seguridad energética, la seguridad sanitaria y la preservación
del medio ambiente.

Los desafíos para la SN que afectan a la sociedad revisten en ocasiones


una elevada complejidad que desborda las fronteras de categorías
tradicionales como la defensa, la seguridad pública, la acción exterior y la
inteligencia, así como de otras más recientemente incorporadas a la
preocupación por la seguridad, como el medio ambiente, la energía, los
transportes, el ciberespacio y la estabilidad económica.

La dimensión que adquieren ciertos riesgos y amenazas, su acusada


transversalidad, o la combinación de estos rasgos con su naturaleza abierta e
incierta, como sucede en las situaciones de interés para la SN definidas por la
presente ley, son factores que indican claramente que toda respuesta que
implique a los distintos agentes e instrumentos de la SN se verá reforzada y
resultará más eficiente si se realiza de forma coordinada.

Destaca el reconocimiento en el art. 17 LSN del Consejo de Seguridad


Nacional, un órgano colegiado que bajo la presidencia del Rey o del Presidente
del Gobierno, aúna los esfuerzos de diferentes instancias, como la
Vicepresidencia, diferentes Ministerios y las principales Secretarías de Estado.
Su composición es flexible, y se puede incluir a otros Ministerios, Comunidades
Autónomas y recabar la colaboración de expertos. La figura del Consejo se
impulsó con la Estrategia de Seguridad Nacional, y a través del mismo se han
aprobado importantes Estrategias Sectoriales en ámbitos como la
ciberseguridad, seguridad energética o seguridad marítima.

Otra de las aportaciones importantes de la ley es la regulación en los


arts. 23 y 24 de las denominadas "situaciones de interés para la seguridad
nacional". La situación de interés para la SN es aquella en la que, por la
gravedad de sus efectos y la dimensión, urgencia y transversalidad de las
medidas para su resolución, requiere de la coordinación reforzada de las
autoridades competentes en el desempeño de sus atribuciones ordinarias, bajo
la dirección del Gobierno, en el marco del Sistema de Seguridad Nacional,
garantizando el funcionamiento óptimo, integrado y flexible de todos los
recursos disponibles, en los términos previstos en esta ley.

7
Entre las crisis que se afrontan con los medios habituales y la
declaración de los estados de alarma, excepción o sitio, existía un vacío
normativo y no se contaba con ninguna figura intermedia. Este espacio lo
cubren ahora las situaciones de interés para la seguridad nacional, en las que
sin verse afectados los derechos fundamentales y las libertades públicas, se
produce una cooperación reforzada de todos los instrumentos del Estado.

A raíz de un recurso interpuesto por la Generalitat de Cataluña en el que


cuestionaba la constitucionalidad de estos artículos, el Tribunal Constitucional
se pronunció avalando la constitucionalidad de los mismos, aunque dejando
claro que en las situaciones de interés para la seguridad nacional el Gobierno
no puede quitar competencias a las comunidades autónomas. La ley atribuye al

hagan posible la información recíproca, la homogeneidad técnica en


determinados aspectos y la acción conjunta de las autoridades en el ejercicio

nacional no supone una alteración del esquema competencial, ya que parte de


la base de que cada administración seguirá ejerciendo sus competencias.

En definitiva, se trata de una norma que redunda en la protección de la


democracia y de los derechos y libertades de los españoles, y que trata de
conseguir una sociedad más segura y más libre sobre la que forjar una nación
más próspera.

8
TEMA 3

1
La Estrategia Nacional de Ciberseguridad
En el mes de abril de 2019 se publicó la Orden PCI/487/2019, de 26 de abril,
por la que se publica la Estrategia Nacional de Ciberseguridad 2019, aprobada por el
Consejo de Seguridad Nacional. Este documento desarrolla las previsiones de la
Estrategia de Seguridad Nacional de 2017 en el ámbito de la ciberseguridad,
considerando los objetivos generales, el objetivo del ámbito y las líneas de acción
establecidas para conseguirlo. Establece la posición de España ante una nueva
concepción de la ciberseguridad en el marco de la Política de Seguridad Nacional.
Se estructura en cinco capítulos: el ciberespacio como espacio común global; las
amenazas y desafíos en el ciberespacio; propósito, principios y objetivos de la
ciberseguridad; líneas de acción y medidas; y la ciberseguridad en el Sistema de
Seguridad Nacional.

CAPÍTULO 1.- El ciberespacio como espacio común global.

El ciberespacio es un espacio común global caracterizado por su apertura


funcional y su dinamismo. La ausencia de soberanía, su débil jurisdicción, la
facilidad de acceso y la dificultad de atribución de las acciones que en él se
desarrollan definen un escenario que ofrece innumerables oportunidades de futuro,
aunque también presenta serios desafíos a la seguridad.

Por una parte, el ciberespacio posibilita la conectividad universal y facilita el


libre flujo de información, servicios e ideas. Se constituye así en un ámbito que
estimula el emprendimiento, potencia el progreso socioeconómico y ofrece cada día
nuevas posibilidades en todos los sectores de actividad. Por otra parte, la
digitalización transforma la seguridad y presenta serios desafíos. El ciberespacio se
configura como campo de batalla donde la información y la privacidad de los datos
son activos de alto valor en un entorno de mayor competición geopolítica,
reordenación del poder y empoderamiento del individuo.

La seguridad en el ciberespacio se ha convertido en un objetivo prioritario en


las agendas de los gobiernos con el fin de garantizar su seguridad nacional y de
crear una sociedad digital basada en la confianza. En este contexto, España
defiende su visión e intereses como nación y contribuye al esfuerzo conjunto de la
comunidad internacional en su apuesta por un ciberespacio abierto, plural y seguro.

CAPÍTULO 2.- Las amenazas y desafíos en el ciberespacio

Las ciberamenazas son todas aquellas disrupciones o manipulaciones


maliciosas que afectan a elementos tecnológicos. Abarcan un amplio abanico de
acciones. Las ciberamenazas se caracterizan por su diversidad tanto en lo que
concierne a capacidades como a motivaciones. Afectan a la práctica totalidad de los
ámbitos de la Seguridad Nacional, como la Defensa Nacional, la seguridad
económica o la protección de las infraestructuras críticas, entre otros, y no
distinguen fronteras. Su carácter transversal, exige que la ciberseguridad sea
afrontada con una perspectiva integral que comprenda a las Administraciones
Públicas, al sector público y privado y a la sociedad en su conjunto, en tanto puede
tener implicaciones simultáneas en aspectos tan diversos como la soberanía, los
derechos fundamentales, la defensa, la economía y el desarrollo tecnológico.

2
La cibercriminalidad, por su parte, es un problema de seguridad ciudadana de
primer orden, representando una de las amenazas más extendidas y generalizadas,
que se materializa de forma continua y que victimiza cada vez de manera más
importante a miles de instituciones, empresas y ciudadanos. El término
cibercriminalidad, hace referencia al conjunto de actividades ilícitas cometidas en el
ciberespacio que tienen por objeto los elementos, sistemas informáticos o
cualesquiera otros bienes jurídicos, siempre que en su planificación, desarrollo y
ejecución resulte determinante la utilización de herramientas tecnológicas; en
función de la naturaleza del hecho punible en sí, de la autoría, de su motivación, o
de los daños infligidos, se podrá hablar así de ciberterrorismo, de ciberdelito, o en su
caso, de hacktivismo.

CAPÍTULO 3.- Propósito, principios y objetivos para la ciberseguridad.

El propósito de la Estrategia Nacional de Ciberseguridad 2019 es fijar las


directrices generales del ámbito de la ciberseguridad de manera que se alcancen los
objetivos previstos en la Estrategia de Seguridad Nacional de 2017. Se sustenta y se
inspira en los principios rectores de la Seguridad Nacional: unidad de acción,
anticipación, eficiencia y resiliencia.

Unidad de Acción: Toda respuesta ante un incidente en el ámbito de la


ciberseguridad que pueda implicar a distintos agentes del Estado se verá reforzada
si es coherente, coordinada y se resuelve de manera rápida y eficaz, cualidades
alcanzables a través de la adecuada preparación y articulación de la unidad de
acción del Estado.
Una gestión centralizada de las crisis que afecten al ciberespacio, permite mantener
una visión completa de la situación de la amenaza y posibilita el empleo de los
recursos disponibles de forma más rápida, eficiente, coherente e integral.

Anticipación: La especificidad del ciberespacio y de los actores implicados demanda


que existan mecanismos de anticipación en organismos especializados que orienten
la Acción del Estado en situaciones de crisis, y en la que igualmente deber participar
el sector privado.
La anticipación prima las actuaciones preventivas sobre las reactivas. Disponer de
sistemas eficaces, con información compartida lo más próximo al tiempo real,
permite alcanzar un adecuado conocimiento de la situación. Dicho factor resulta
imprescindible para minimizar el tiempo de respuesta, lo que puede resultar crítico
para reducir los efectos de las amenazas.

Eficiencia: La ciberseguridad precisa del empleo de sistemas multipropósito de gran


valor y elevado nivel tecnológico, que llevan asociadas unas necesidades muy
exigentes y un alto coste derivado de su desarrollo, adquisición y operación. A lo
anterior se suma la necesidad de una planificación anticipada y una elevada
complejidad en su sostenimiento.
Además, el escenario actual y futuro está marcado por la austeridad económica, que
unida a la responsabilidad social de obtener el máximo rendimiento de los recursos
disponibles, obliga a orientar la acción del Estado hacia la optimización y la
eficiencia de los dedicados a la ciberseguridad, por lo que resultarán indispensables
la unidad de acción, compartición de información e integración de estos recursos
para alcanzar la eficiencia deseada.

3
Resiliencia: La resiliencia es una característica fundamental que deben poseer los
sistemas e infraestructuras críticas. El Estado está obligado a asegurar la
disponibilidad de los elementos que se consideren esenciales para la nación,
mejorando su protección contra las ciberamenazas. Especial mención merece el
refuerzo que requieren las redes de información y comunicaciones frente a
actividades de las ciberamenazas o al uso ilícito del ciberespacio.

Como objetivo general se establece que España garantizará el uso seguro y


fiable del ciberespacio, protegiendo los derechos y las libertades de los ciudadanos y
promoviendo el progreso socio económico. Basados en este objetivo general, se
fijan una serie de objetivos específicos que orientan la acción del Estado en este
ámbito.

Objetivo I.- Seguridad y resiliencia de las redes y los sistemas de información


y comunicaciones del sector público y de los servicios esenciales.
Es necesario consolidar un marco nacional coherente e integrado que ayude
a garantizar la protección de la información manejada por el sector público y por los
servicios esenciales, sus sistemas y servicios, así como de las redes que los
soportan. Este marco permitirá desarrollar e implantar servicios cada vez más
seguros y eficientes.

Objetivo II. Uso seguro y fiable del ciberespacio frente a su uso ilícito o
malicioso.
El ciberespacio juega un papel cada vez más importante tanto en la comisión
de hechos ilícitos o maliciosos como en su investigación para promover la confianza
de los ciudadanos. Es necesario garantizar una adecuada persecución de los
fenómenos criminales que en él se desarrollen.

Objetivo III. Protección del ecosistema empresarial y social y de los


ciudadanos
Todas las personas y organizaciones tienen derecho a hacer un uso seguro
del ciberespacio. Es por ello responsabilidad del Estado promover e impulsar las
medidas para alcanzar y mantener un nivel suficiente de ciberseguridad, que proteja
especialmente a los más vulnerables y que permita el adecuado desarrollo
socioeconómico de España.

Objetivo IV. Cultura y compromiso con la ciberseguridad y potenciación de las


capacidades humanas y tecnológicas.
Para afrontar los desafíos que plantea la ciberseguridad, España debe contar
con recursos técnicos y humanos que le proporcionen la autonomía tecnológica
necesaria y la capacitación adecuada para el uso seguro del ciberespacio, situando
a la ciberseguridad como habilitador clave para una nación emprendedora.

Objetivo V. Seguridad del ciberespacio en el ámbito internacional.


España promoverá un ciberespacio abierto, plural, seguro y confiable tanto en
sus relaciones bilaterales como en las organizaciones multilaterales, regionales e
internacionales, y en los foros y conferencias, donde la ciberseguridad ocupa un
lugar destacado.

4
CAPÍTULO 4.- Líneas de acción y medidas

En este capítulo se establecen las líneas de acción dirigidas a la consecución


de los objetivos establecidos, para cuyo desarrollo se establecen a su vez una serie
de medidas.

Línea de Acción 1. Reforzar las capacidades ante las amenazas provenientes del
ciberespacio:
Línea de Acción 2. Garantizar la seguridad y resiliencia de los activos estratégicos
para España:
Línea de Acción 3. Reforzar las capacidades de investigación y persecución de la
cibercriminalidad, para garantizar la seguridad ciudadana y la protección de los
derechos y libertades en el ciberespacio:
Línea de Acción 4. Impulsar la ciberseguridad de ciudadanos y empresas
Línea de Acción 5. Potenciar la industria española de ciberseguridad, y la
generación y retención de talento, para el fortalecimiento de la autonomía digital:
Línea de Acción 6. Contribuir a la seguridad del ciberespacio en el ámbito
internacional, promoviendo un ciberespacio abierto, plural, seguro y confiable, en
apoyo de los intereses nacionales:
Línea de Acción 7. Desarrollar una cultura de ciberseguridad.

CAPÍTULO 5.- La ciberseguridad en el Sistema de Seguridad Nacional

En este capítulo se contempla la integración de la ciberseguridad en el actual


Sistema de Seguridad Nacional. La estructura de la ciberseguridad en el marco del
Sistema de Seguridad Nacional está constituida por los siguientes componentes:

1. El Consejo de Seguridad Nacional.


2. El Comité de Situación, único para el conjunto del Sistema de Seguridad Nacional
ante situaciones de crisis.
3. El Consejo Nacional de Ciberseguridad.
4. La Comisión Permanente de Ciberseguridad.
5. El Foro Nacional de Ciberseguridad.
6. Las Autoridades públicas competentes y los CSIRT de referencia nacionales.

El Consejo Nacional de Ciberseguridad da apoyo al Consejo de Seguridad


Nacional para el cumplimiento de sus funciones y, en particular, en la asistencia al
Presidente del Gobierno en la dirección y coordinación de la Política de Seguridad
Nacional en el ámbito de la ciberseguridad.

La Comisión Permanente de Ciberseguridad se establece con objeto de


facilitar la coordinación interministerial a nivel operacional en el ámbito de la
ciberseguridad. Presidida por el Departamento de Seguridad Nacional, se compone
de aquellos órganos y organismos representados en el Consejo Nacional de
Ciberseguridad con responsabilidades operativas. Es el órgano al que corresponde
asistir al Consejo Nacional de Ciberseguridad sobre aspectos relativos a la
valoración técnica y operativa de los riesgos y amenazas a la ciberseguridad.

5
El Foro Nacional de Ciberseguridad actuará en la potenciación y creación de
sinergias público privadas, particularmente en la generación de conocimiento sobre
las oportunidades y los desafíos y amenazas a la seguridad en el ciberespacio.

La Estrategia Nacional de Protección Civil

En el mes de abril de 2019 también se publicó la Orden PCI/488/2019, de 26


de abril, por la que se publica la Estrategia Nacional de Protección Civil, aprobada
por el Consejo de Seguridad Nacional. Parte de una visión integral de la protección
civil, entendida esta como servicio público que protege a las personas y bienes
garantizando una respuesta adecuada ante los distintos tipos de emergencias y
catástrofes originadas por causas naturales o derivadas de la acción humana, sea
esta accidental o intencionada. Este enfoque holístico de la protección civil a escala
nacional, implica la necesidad de fortalecer permanentemente un Sistema Nacional
de Protección Civil que integre la contribución de todas las administraciones,
entidades privadas y ciudadanos. Igualmente, es necesario contemplar una
dimensión internacional que refleje la demostrada vocación solidaria de la sociedad
española.

España es un país con un nivel global de riesgo moderado en su conjunto.


Los incendios forestales, las inundaciones y aquellos derivados de la ocurrencia de
fenómenos meteorológicos adversos, ocasionan periódicamente daños importantes
que pueden llegar a afectar a la seguridad de las personas y sus bienes,
contribuyendo, además, al deterioro del medio ambiente. En menor medida, están
presentes, entre otros, los riesgos sísmicos, volcánicos y de origen tecnológico, si
bien sus efectos pueden ser muy importantes en caso de producirse, por tratarse de
eventos de baja probabilidad de ocurrencia, pero de alto impacto en sus
consecuencias.

España cuenta con un sistema de protección civil adecuado para dar una
respuesta eficaz y coordinada a las emergencias originadas por estos riesgos, que
ha ido evolucionando hasta cristalizar, con la entrada en vigor de la Ley 17/2015, de
9 de julio, del Sistema Nacional de Protección Civil, en un sistema que ordena las
acciones y políticas públicas en torno a los diferentes procesos del ciclo de las
emergencias: anticipación, prevención, planificación, respuesta inmediata y
recuperación. A este ciclo se incorpora el proceso de coordinación general de la
acción política.

La gestión de riesgos implica un conjunto de acciones de naturaleza


compleja, que precisa de la coordinación del conjunto de las Administraciones
públicas. En España, las competencias en este ámbito están distribuidas en tres
niveles: Administración General del Estado, Comunidades Autónomas y
Administración local, que actúan bajo los principios de solidaridad,
complementariedad y subsidiariedad. La compleja organización del Sistema
Nacional de Protección Civil en el ámbito de la gestión de riesgos requiere una
estrategia nacional concertada. El presente documento, como Estrategia Nacional
de Protección Civil, desarrolla un análisis de las principales amenazas y riesgos de
origen natural, humano y tecnológico que pueden dar lugar a emergencias y/o

6
catástrofes en nuestro país, así como las líneas de acción estratégicas para integrar,
priorizar y coordinar todos los esfuerzos que permitan optimizar los recursos
disponibles para su gestión.

La misión o fin último de la protección civil, como instrumento de la política de


seguridad pública, es proteger a las personas y bienes garantizando una respuesta
adecuada ante los distintos tipos de emergencias y catástrofes originadas por
causas naturales o derivadas de la acción humana, tomando en consideración la
incidencia de los diferentes factores potenciadores de las amenazas y riesgos en
especial del cambio climático y la necesidad de fortalecer la resiliencia comunitaria
frente a este tipo de eventos.

Factores potenciadores del riesgo

El cambio climático: Según las conclusiones del último informe de


evaluación del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático
(IPCC) de Naciones Unidas, el cambio climático provocará un aumento de la
frecuencia o de la intensidad de eventos extremos vinculados al clima, como olas de
calor y precipitaciones. En los países del área mediterránea se incrementará la
frecuencia de las olas de calor y las sequías, así como las condiciones
meteorológicas que propician los grandes incendios forestales.
Deficiente ordenación territorial y asignación de usos del suelo: La escasa y
tardía incorporación de los riesgos como condicionante restrictivo de la asignación
de usos del suelo en los planes de ordenación territorial y urbana, ha incrementado
la vulnerabilidad social y económica. Se han identificado situaciones problemáticas
como la ocupación de cauces fluviales y de zonas de protección del dominio público
hidráulico, la intensa presión antrópica sobre el litoral que concentra un gran
porcentaje de la población española, la presencia de infraestructuras que
obstaculizan los procesos naturales, o la impermeabilización de suelos por
actuaciones urbanísticas intensivas, entre otras.
-Globalización: El aumento y la extensión de las comunicaciones, ha permitido
un constante aumento del intercambio cultural, económico, social y político a nivel
internacional, haciendo con ello un mundo más interconectado y dependiente.
Algunas consecuencias de este fenómeno, como las que pudieran derivar del
incremento del flujo en los transportes de mercancías y viajeros, entre otras,
explican su consideración como factor potenciador de determinados riesgos y
amenazas.
Condicionantes socioeconómicos y demográficos: La construcción en ramblas o
cauces secos, los problemas en la aplicación de normativa de construcción sismo-
resistente, la acumulación de combustibles en los montes, la tendencia al
crecimiento de usos recreativos en zonas peligrosas (montaña, barrancos, bosques,
etc.), la deforestación, el abandono creciente del pastoreo en los bosques, los
cultivos en suelos inadecuados, el aumento del interfaz urbano-forestal, la
percepción del riesgo por parte de la población o la reducción y envejecimiento de la
población rural, son algunos de los condicionantes socioeconómicos y demográficos
que actúan como factores potenciadores del riesgo.
Singularidades geográficas y climáticas: España se caracteriza por un relieve
accidentado, diversidad de climas, presencia de cauces torrenciales, ocurrencia de
fenómenos meteorológicos y climáticos extremos (gota fría, ciclo-génesis, olas de

7
calor, etc.), intensos procesos de erosión y desertización, y la presencia de áreas de
alta peligrosidad sísmica.
Colectivos en situación de especial vulnerabilidad: La existencia de grupos de
población en situación de especial vulnerabilidad (por sus características personales,
sociales o económicas) requiere que dicha circunstancia sea tomada en
consideración a la hora de valorar el riesgo y plantear la respuesta de los poderes
públicos ante los mismos. El paulatino envejecimiento de la población española es
otro elemento a considerar, por su posible impacto en la vulnerabilidad personal
frente a algunos tipos de riesgos.

Amenazas y riesgos en el ámbito de la protección civil

Los riesgos más relevantes a efectos de la presente Estrategia Nacional de


Protección Civil, de entre los citados en la Ley 17/2015, son los siguientes:
Inundaciones.
Incendios forestales.
Terremotos y maremotos.
Volcánicos.
Fenómenos meteorológicos adversos.
Accidentes en instalaciones o procesos en los que se utilicen o almacenen
sustancias peligrosas.
Transporte de mercancías peligrosas por carretera y ferrocarril.
Nuclear y radiológico.
Para afrontar los mencionados riesgos se dispone de planes territoriales y
especiales, de naturaleza estatal, autonómica y local, en función de su ámbito
competencial y territorial. Dichos planes serán aprobados por la Administración
competente en cada caso. Vamos a analizar los citados riesgos, tomando como
referencia su descripción, los factores potenciadores, y las actuaciones prioritarias
para hacerles frente.

Inundaciones.
Descripción: En España la pluviosidad media no es muy abundante, pero en
ocasiones se producen precipitaciones que en muy pocas horas alcanzan valores
muy extremos. Estas lluvias extraordinarias provocan caudales extremos, que al
circular por el terreno pueden dar lugar a crecidas, avenidas o riadas, desbordando
su cauce habitual, provocando la inundación de terrenos, y afectando a personas y
bienes.
La gran variabilidad entre los caudales ordinarios y extraordinarios de algunos
ríos, en ocasiones de forma súbita y la ocupación desordenada de los márgenes de
los cauces, hace que el problema de las inundaciones revista en España una
especial gravedad.
Las avenidas súbitas, provocadas por lluvias torrenciales, de corta duración, gran
intensidad y muy localizadas, son un fenómeno bastante frecuente en España
produciendo pérdida de vidas humanas, unas 300 en los últimos 30 años, y
cuantiosos daños materiales que pueden estimarse en unos 500 millones de euros
anuales.

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Por otra parte, los temporales de varios días de duración que afectan a grandes
cuencas producen otro tipo de inundación más lenta, que causan fundamentalmente
daños económicos y, más infrecuentemente, personales.
Aunque las crecidas son, en su origen, un fenómeno natural eminentemente
físico e hidrológico, en su desarrollo sobre zonas donde hay actividades humanas se
convierte en un problema relacionado con la ordenación del territorio que presenta
importantes repercusiones sociales y económicas.

Potenciadores

La ocupación intensiva del territorio da lugar a una alta exposición de las


poblaciones. Si a ello se une el aumento de la frecuencia e intensidad de las
precipitaciones extremas motivadas por el cambio climático, tendremos identificados
los principales factores potenciadores del riesgo de inundaciones en España.
Actuaciones prioritarias:
Fortalecer la vinculación de la planificación de protección civil en los planes de
ordenación del territorio, uso del suelo y desarrollo urbanístico.
Promover el uso del Sistema Nacional de Cartografía de zonas inundables,
identificando los elementos más vulnerables a efectos de protección civil en dichas
áreas.
Fortalecer los Sistemas de Aviso Hidrológico de los Organismos de Cuenca,
desarrollando equipos y herramientas predictivas de fenómenos adversos,
especialmente en aquellos casos susceptibles de causar inundaciones.
Fomentar el desarrollo de nuevas herramientas predictivas de fenómenos
meteorológicos extremos, especialmente en aquellos casos susceptibles de causar
inundaciones.

Incendios forestales.
Descripción: Los incendios forestales se producen de forma periódica y
recurrente todos los años en España. Su número, en términos absolutos, es muy
elevado en comparación con los países de la UE, si bien se trata del segundo país
europeo en extensión de la superficie forestal, y el cuarto en superficie ocupada por
masas arboladas.
Al elevado número de incendios y extensión de la superficie forestal se suma el
aumento de la intensidad con que estos se producen. Por término medio, un 34 %
de la superficie quemada cada año, es consecuencia de unas pocas decenas de
incendios, que presentan dimensiones superiores a las 500 has. Son los
denominados grandes incendios.
Los incendios forestales, por tanto, constituyen un grave problema, tanto por los
daños que ocasionan de modo inmediato en las personas y bienes, como por la
grave repercusión que tiene la destrucción de extensas masas forestales sobre el
medio ambiente.
Los incendios forestales son la causa más importante de degradación de los
ecosistemas forestales, provocando elevados daños ecológicos y económicos e
incluso pérdida de vidas humanas, por lo que requieren una atención preferente para
gestionarlos de modo que se reduzca su ocurrencia, su incidencia y sus
consecuencias.

9
El número de incendios que se inicia cada año y las superficies afectadas,
continúan representando una amenaza recurrente para las personas, sus bienes y el
medioambiente. Así mismo, el creciente grado de desarrollo urbano en los entornos
forestales (interfaz urbano-forestal), hace que los incendios forestales ocurridos en
estas zonas representen un riesgo especialmente grave debido a las peculiaridades
y complejidad que entraña su extinción.

Potenciadores:
El clima dominante en el área mediterránea con prolongadas sequías
acompañadas de altas temperaturas estivales y, en ocasiones, de fuertes vientos,
propicia unas condiciones meteorológicas favorables para que se produzcan
incendios forestales.
La Estadística General de Incendios Forestales, si bien muestra una tendencia
global de descenso el número de incendios y superficies afectadas por los mismos,
apunta a que el problema sigue siendo cíclico y recurrente y con una evolución
futura que puede verse condicionada especialmente por el fenómeno del cambio
climático; de hecho, el cambio climático está amplificando el impacto de eventos
meteorológicos extremos en Europa, lo que conllevará por tanto escenarios que
apuntan a un incremento en los índices de riesgo y la intensidad de los incendios,
incluso fuera de las épocas habituales, en especial en el sur de Europa.
La ocurrencia de incendios forestales fuera de estación dificulta la planificación
para la lucha y mantenimiento de servicios permanentes y especializados en la
extinción de incendios.
Otro potenciador lo constituyen los condicionantes socioeconómicos y
demográficos, la pérdida de valor de los productos forestales, la despoblación de las
áreas rurales y el aumento de la población urbana, que tiene como consecuencia el
aumento de tierras agrícolas abandonadas con el consiguiente aumento de masa
forestal combustible , todo lo cual representa un problema añadido para una gestión
eficiente y sostenible del monte.
Así mismo, el uso indiscriminado del fuego para el mantenimiento de pastos, la
acción intencionada o interesada y el uso recreativo del monte por población
eminentemente urbana, constituyen otro factor potenciador de este riesgo.
Actuaciones prioritarias:
Identificar las capacidades mínimas de extinción del Sistema Nacional de
Protección Civil, para su uso coordinado a nivel estatal e internacional.
Reforzar la acción pública para garantizar el cumplimiento de la Ley, y en
particular, la persecución y esclarecimiento del delito, fomentando la colaboración
ciudadana.
Promover la elaboración de los planes autoprotección de las instalaciones y
actividades que tengan lugar en el terreno urbano-forestal.
Fortalecer las capacidades operativas y de prevención en el ámbito local, ante
los incendios de la interfaz urbano-forestal.
Incentivar la formación en protocolos de actuación ante incendios de la
población rural en territorios eminentemente forestales.
Potenciar la formación de los intervinientes en incendios forestales.

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Terremotos y maremotos.
Descripción: La península Ibérica se halla situada en el borde sudoeste de la
placa Euroasiática en su colisión con la placa Africana. Nuestro país no presenta un
área de grandes terremotos, aunque sí tiene una actividad sísmica relevante con
sismos de magnitudes moderadas capaces de generar daños muy graves.
Se registran anualmente en la Península Ibérica unos 6.000 sismos, en la
mayoría de los casos de baja magnitud, que se concentran al sur de la línea Cádiz-
Alicante y en el área pirenaica, principalmente.
Mención especial merecen el terremoto de Lorca, ocurrido el 11 de mayo de
2011, que causó 9 víctimas mortales y 324 heridos, además de daños estructurales
a más de un millar de edificios y al importante patrimonio cultural de la ciudad.

Potenciadores:
Factores socioeconómicos que, en el pasado, llevaron al crecimiento
desordenado del parque edificado, con una deficiente o inexistente normativa de
construcción sismo-resistente, que hizo aumentar la exposición a este riesgo, en
especial en las áreas más expuestas, que en muchos casos coinciden con zonas
turísticas de alta ocupación.
El desconocimiento o falta de estudios locales de la respuesta sísmica del suelo
que permitan a la escala adecuada zonificar el territorio en aras de condicionar el
planeamiento urbanístico y limitar los usos del suelo. A ello se añade la
vulnerabilidad del parque inmobiliario rural.
La concentración de población en áreas turísticas expuestas en determinadas
épocas del año, que puede producir un desequilibrio entre los medios y recursos de
respuesta y el tamaño de la población a atender.
El alto periodo de retorno de los terremotos destructivos y/o maremotos, hace
que la población tenga una percepción baja del riesgo, aumentando su
vulnerabilidad.

Actuaciones prioritarias:
Elaborar análisis nacionales de riesgos en función de escenarios posibles,
teniendo en cuenta los fenómenos asociados. Estos escenarios deben ser
multirriesgo y se utilizarán para mejorar la planificación de emergencias con
intervención del Estado.
Fortalecer los mecanismos administrativos y judiciales de control para vigilar el
cumplimiento efectivo de los instrumentos preventivos, legales y técnicos sobre
prevención en riesgo sísmico, especialmente el cumplimiento de la norma sismo
resistente.
Fomentar el desarrollo de estudios locales de riesgo sísmico, especialmente en
las zonas más propensas a sufrir terremotos y el desarrollo de la planificación local
especial ante este riesgo.
Implantar un sistema de alerta e información preventiva ante el riesgo de
tsunamis, así como desarrollar la planificación contemplada en la directriz básica de
Protección civil ante el riesgo de maremotos.

11
Volcánicos.
Descripción: Aunque la España peninsular presenta evidencias geomorfológicas
de un volcanismo geológicamente antiguo (Olot, Campo de Calatrava, Sierra de
Gata), la Comunidad Autónoma de Canarias es la única que presenta una actividad
volcánica muy reciente, que hace que sea el único ámbito territorial para el que la
legislación vigente establece la necesidad de disponer de un Plan de Protección Civil
ante dicho riesgo.
El archipiélago canario comprende siete islas volcánicas mayores que forman
una cadena que se extiende unos 500 km a lo largo del Atlántico. Se dispone de
registros históricos de erupciones en Tenerife, La Palma, El Hierro y Lanzarote.
También se conocen erupciones volcánicas anteriores en Fuerteventura, por tanto,
todas las islas mayores de Canarias, excepto La Gomera y Gran Canaria, tienen un
volcanismo reciente activo.

Potenciadores:
La incertidumbre ante la diversidad de fenómenos peligrosos que pueden
manifestarse con una crisis volcánica.
Los factores geográficos como la posición ultra periférica, la insularidad y la
morfología del relieve de acusadas pendientes, que dificultan el transporte, conexión
y movilización de los recursos existentes en las dos provincias canarias así como la
aplicación de medidas de respuesta como pueda ser la evacuación llegado el caso.
Los factores demográficos y socioeconómicos, caracterizados por el
poblamiento disperso de la población autóctona y la concentración de población
turística de orígenes culturales diversos.
Finalmente, los largos periodos de inactividad volcánica, dificultan la adecuada
percepción del riesgo en la población que pueda verse afectada.
Actuaciones prioritarias.
Impulsar la implantación de los Planes de Protección Civil a través de ejercicios
y simulacros, así como con campañas de información a la población.
Fomentar el desarrollo de escenarios posibles de riesgo, que permitan mejorar
la planificación y el diseño de acciones a tomar, en función de su impacto
Desarrollar las capacidades locales suficientes que posibiliten dar una
respuesta inicial de manera eficaz a las posibles emergencias volcánicas.
Elaborar análisis nacionales de riesgos en función de escenarios posibles,
teniendo en cuenta los fenómenos asociados. Estos escenarios deben ser
multirriesgo y se utilizarán para mejorar la planificación de emergencias con
intervención del Estado.

Fenómenos meteorológicos adversos.


Descripción: Se considera fenómeno meteorológico adverso (FMA) a todo evento
atmosférico capaz de producir, directa o indirectamente, daños a las personas y sus
bienes o alterar la actividad humana de forma significativa.
Los fenómenos meteorológicos adversos producen graves daños personales y
económicos, presentándose como los fenómenos que mayor número de víctimas
mortales anuales ocasiona en España. Desde comienzos de siglo, alrededor del 83
% de las víctimas mortales en España por fenómenos naturales son debidos a
fenómenos meteorológicos adversos, ya sea por causas directas o, más

12
frecuentemente, por causas indirectas, al provocar el agravamiento de patologías
previas.
Los fenómenos que habitualmente son los que producen mayor impacto en
nuestro país son las tormentas, las olas de calor y los vientos fuertes, tanto en tierra
como en línea de costa. Además, en los últimos años, también han afectado las
tormentas extratropicales, en particular al archipiélago canario.
La sequía, consecuencia de la falta continuada de lluvia, afecta sistemáticamente
al territorio ocasionando problemas socioeconómicos de diversa índole. Los efectos
del cambio climático previsiblemente serán un aumento progresivo a lo largo del
siglo XXI del número de días cálidos, una mayor duración de las olas de calor junto a
una disminución en el número de días de helada y una disminución de los días de
precipitación.
Las tormentas localmente cada vez más intensas y con características propias de
otras latitudes también están afectando a nuestro territorio.

Potenciadores:
Los efectos del cambio climático motivan que los fenómenos atmosféricos
extremos habituales en nuestra geografía, sean cada vez más frecuentes e intensos
incrementando su impacto en la sociedad.
Los cambios de uso del suelo, el desarrollo urbano y de las infraestructuras del
transporte, llevan aparejado el aumento de la impermeabilidad del suelo, que junto
con la concentración de la población en núcleos urbanos en áreas costeras, son
algunos de los elementos que aumentan la exposición y vulnerabilidad de la
población.
Actuaciones prioritarias:
Elaborar la directriz básica ante el riesgo de FMA que fije los criterios y
contenidos de la planificación de emergencias a nivel estatal y autonómico, y
completar la planificación ante estos riesgos a nivel estatal y autonómico.
Reforzar las capacidades de observación meteorológica con especial atención
a las orientadas a la detección inmediata de la ocurrencia e intensidad de
fenómenos meteorológicos adversos.
Fomentar el desarrollo de investigaciones y estudios sobre los potenciales
impactos de los fenómenos meteorológicos adversos (FMA) en la población,
adecuando los sistemas que posibiliten su predicción y detección precoz, definir
posibles acciones encaminadas a reducir la vulnerabilidad de la población y su
adaptación a los fenómenos meteorológicos extremos.
Contribuir a alcanzar una mayor implicación del conjunto de la sociedad y de
los medios de comunicación en la respuesta integral y temprana de incidencias
derivadas de fenómenos meteorológicos adversos.

Accidentes en instalaciones o procesos en los que se utilicen o almacenen


sustancias peligrosas.

Descripción: Tras experimentar un importante incremento durante los primeros años


del presente siglo, en los últimos cinco años el número de establecimientos donde
se almacenan sustancias peligrosas y que han de estar acogidos a la Directiva
2012/18/UE se ha visto estabilizado, siendo actualmente de 899 en toda la geografía
española

13
Potenciadores:
El primer potenciador global del riesgo de este tipo de instalaciones vendría
determinado por unas condiciones socioeconómicas de crecimiento que llevan
asociado un aumento en la producción y, por lo tanto, un crecimiento en el número
de establecimientos.
Analizando las causas de las emergencias que se han producido, dos factores
importantes a tener en cuenta serían la falta de preparación adecuada del personal
que ha de intervenir en las instalaciones, y la fatiga o deterioro de los materiales que
componen las instalaciones.
Actuaciones prioritarias:
Impulsar y mejorar la formación del personal encargado de las primeras
intervenciones en caso de emergencia, incluyendo ejercicios y simulacros que
ayuden a comprender los riesgos existentes y como atajarlo y mitigarlo.
Potenciar el conocimiento por parte de la población de los riesgos y
mecanismos de prevención y respuesta existentes, así como las medidas al
respecto que puedan ser de su interés.

Transporte de mercancías peligrosas por carretera y ferrocarril.


Descripción: España es un país donde se produce un gran movimiento (en
volumen y número de vehículos y trayectos) de mercancías peligrosas por ferrocarril
y especialmente por carretera. La gran cantidad de establecimientos donde se
almacenan sustancias peligrosas repartidos por toda la geografía peninsular (899
acogidos a la normativa Seveso), hacen especialmente relevante el flujo de
sustancias entre las distintas industrias nacionales y de países vecinos
(importaciones y exportaciones).

Según datos de los últimos mapas nacionales de flujos de mercancías peligrosas


por carretera y ferrocarril de 2016, solamente en ferrocarril ese año se movieron
alrededor de un millón y medio de toneladas de mercancías de este tipo. En cuanto
al tránsito por carretera la información se recaba en base a estudios estadísticos que
cifran dicho tránsito en unos 30 millones de toneladas.

Potenciadores: De la información recabada en los últimos veinte años sobre las


emergencias que se han producido en el T-MMPP, se puede constatar que la
principal causa potenciadora del riesgo de estas emergencias son los accidentes
convencionales de tráfico en los que se ven envueltos vehículos dedicados a este
transporte, siendo los factores asociados a la propia mercancía (fallo en el
contenedor o en la estiba) los menos numerosos.
Por ello se considera que los principales potenciadores de este riesgo se
encuentran en la globalización, el crecimiento económico y un modelo productivo
que intensifica el tráfico de estas mercancías.

Actuaciones prioritarias:
Mejorar y potenciar los sistemas de información para conocimiento del riesgo.
Para ello se hace necesario potenciar la colaboración de los actores directos

14
implicados en la actividad para la recogida de toda esta información y elaboración de
bases de datos, herramientas de análisis y estadísticas de emergencias que
permitan elaborar mapas de flujos y riesgos.
Mejorar y potenciar los sistemas de apoyo técnico a la gestión de las
emergencias: Para ello se ha de potenciar la colaboración de los sectores implicados
en la producción de las mercancías peligrosas (MMPP) con el aporte de información
y medios para tratar las emergencias (Centro de Respuesta ante Emergencias-
CERET).
Impulsar la coordinación y colaboración entre la Administración General del
Estado y las Administraciones autonómicas en los métodos de obtención y
divulgación de los distintos sistemas de información.
La mejora y actualización de la normativa en prevención y planificación de
protección civil a raíz de la experiencia adquirida estos últimos años.

Riesgo nuclear y radiológico.


Descripción: En España, existen siete reactores nucleares en operación,
ubicados en cinco emplazamientos, destinados a la producción de energía eléctrica,
uno en cese definitivo de explotación y dos en fase de desmantelamiento.

Existen además cuatro instalaciones nucleares, distintas de las centrales nucleares,


y 1.300 instalaciones radiactivas de distintas categorías, todas ellas reguladas, en
las que manejan, procesan o almacenan sustancias radiactivas o nucleares.

Potenciadores: Si bien las principales causas de accidentes en estas


instalaciones con repercusiones en el exterior son debidas a fallos técnicos o
humanos, la experiencia ha puesto de manifiesto que hay sucesos externos como
sismos, incendios e inundaciones y actos malintencionados que podrían originar
incidentes en ellas.

Los principales potenciadores del riesgo estarían asociados a factores


socioeconómicos y demográficos relacionados tanto con la distribución de la
población en los entornos de las centrales nucleares, como al aumento de
aplicaciones industriales relacionadas con sustancias peligrosas.
Actuaciones prioritarias:
Impulsar el desarrollo reglamentario con las modificaciones del Plan Básico de
Emergencia Nuclear y la directriz básica protección civil ante el riesgo radiológico,
así como avanzar en el proceso de planificación por parte de las comunidades
autónomas frente al riesgo radiológico.
Mejorar los mecanismos de coordinación entre las diferentes Administraciones,
el Consejo de Seguridad Nuclear y los titulares de las instalaciones.
Fortalecer las políticas de educación, información a los ciudadanos, y
autoprotección, promoviendo una cultura preventiva.
Impulsar la formación del personal de intervención adscrito a las organizaciones de
respuesta y la realización de ejercicios y simulacros en el ámbito del riesgo nuclear.

15
TEMA 4

1
Marco normativo en materia de prevención de riesgos
laborales
En el concepto de prevención se integra el conjunto de actividades o
medidas adoptadas o previstas en todas las fases de actividad de la empresa
con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo. En materia de
prevención podemos distinguir dos vertientes: promoción de la prevención de
riesgos y cumplimiento de las normas.

La normativa de seguridad y salud laboral es de doble tipo:


internacional y de oren interno. Dentro de las normas internacionales podemos
destacar los convenios de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) en la
materia (sobre indemnizaciones por enfermedades profesionales y accidentes
de trabajo; sobre cuestiones específicas como servicios de salud en el trabajo;
sobre seguridad de máquinas y accidentes industriale

En el ámbito comunitario hay que tener en cuenta los propios objetivos


de la política europea de seguridad y salud laboral: mejorar las condiciones de
vida y de trabajo de los trabajadores, y evitar que la existencia de diferentes
normativas nacionales pueda conducir a niveles de protección diferentes entre
países.

La normativa comunitaria ha experimentado un cambio de


planteamiento en esta materia. De la visión clásica de seguridad e higiene en el
trabajo de los años 60 y 70 del pasado siglo, basada en las recomendaciones
sobre aspectos de la medicina en el trabajo y los controles médicos, se ha
pasado a una visión global más preventiva. Se hace hincapié en los lugares de

A nivel interno, la política de prevención estatal está supeditada a los


mandatos de carácter internacional (convenios de la OIT ratificados) y
supranacional (directivas comunitarias). Los poderes públicos logran su
desarrollo a través del acervo normativo y políticas activas en la materia. Por
parte de los agentes sociales a través de la negociación colectiva y diferentes
medidas de participación cuentan con un espacio importante.

En la Constitución Española encontramos varios artículos que aluden


directamente a los bienes e intereses protegidos por la normativa de
prevención de riesgos laborales: el derecho a la vida e integridad física (art.
15), el derecho a la protección de la salud en especial a través de medidas
preventivas (art. 43), la seguridad e higiene en el trabajo (art. 40), y las
prestaciones reparadoras de la Seguridad Social (art. 41).

2
A juicio de algunos autores la articulación jurídica de la protección de la
seguridad y salud laborales descansaría en una doble noción legislativa:

- la definición de los objetivos y del contenido de la política de prevención de


riesgos laborales a cargo de las Administraciones Públicas, esto es, el
compromiso de los poderes públicos de adoptar medidas preventivas y de
garantizar su aplicación para tutelar la salud laboral.
- la formulación de una relación obligatoria básica en el ámbito del contrato
de trabajo construida legislativamente sobre el derecho del trabajador a
una protección eficaz frente a los riesgos laborales y el correlativo deber
de protección del empresario. Lo que se conoce como deber empresarial
de seguridad o deuda de seguridad.

Por otra parte, se ha de tener en cuenta la configuración de una noción


más amplia de la de seguridad e higiene en el trabajo del art. 40 CE,
surgiendo la noción de seguridad laboral ligada a la prevención de riesgos
laborales. La prevención como concepto más amplio implica:

- la evaluación y control desde la producción, suministro de máquinas,


sustancias y productos hasta su utilización en la empresa.
- La evaluación y control de productos, equipos y sustancias y de su uso

- La valoración de cualquier factor del ambiente y de las condiciones de


trabajo susceptible de influir en la salud laboral.

El nuevo marco legal constituido por la Ley de Prevención


de Riesgos Laborales (LPRL)
Estos nuevos planteamientos derivados de la normativa comunitaria se
recogen en la Ley 31/1995, de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos
Laborales, que obedece básicamente a las siguientes finalidades:

- desarrollar la Constitución Española y un nuevo concepto de salud laboral


incidiendo más en una perspectiva prevencionista.
- adaptar el ordenamiento español a la normativa comunitaria.
- dar coherencia al marco normativo interno caracterizado por normas de
rango legal diverso.
- clarificar el papel de la Administración y los agentes sociales.
- Responder a las nuevas patologías industriales y a los nuevos factores de
riesgo.

3
La ley tiene como objeto promover la seguridad y la salud de los trabajadores
mediante la aplicación de las medidas y el desarrollo de las actividades necesarias
para la prevención de riesgos derivados del trabajo. Además trata de determinar el
cuerpo básico de garantías y responsabilidades preciso para establecer un
adecuado nivel de protección en el marco de una política coherente, coordinada y
eficaz.

La Ley de Protección de Riesgos Laborales fue modificada por la Ley


54/2003, de 12 de diciembre, de reforma del marco normativo de la prevención de
riesgos laborales, que tiene como finalidad ejecutar las medidas contenidas en el
Acuerdo de la Mesa de Diálogo Social sobre Prevención de Riesgos Laborales de 30
de diciembre de 2002, firmado por el Gobierno, CEOE, CEPYME, CCOO y UGT. Los
objetivos básico de la nueva ley son los siguientes:

- combatir de manera activa la siniestralidad laboral.


- fomentar una auténtica cultura de la prevención de los riesgos en el
trabajo.
- reforzar la necesidad de integrar la prevención de los riesgos laborales en
los sistemas de gestión de la empresa.
- mejorar el control del cumplimiento de la normativa de prevención de
riesgos laborales.

La normativa de prevención de riesgos laborales está constituida por la Ley de


Prevención de Riesgos Laborales, pero también por las disposiciones de desarrollo y
cuantas otras, legales o convencionales, establezcan prescripciones sobre la
materia. El desarrollo reglamentario es, por otra parte, la vía utilizada para trasponer
al Derecho interno numerosas directivas comunitarias. Se han aprobado también
numerosos Reales Decretos, unos que establecen condiciones generales para todos
los sectores y otros que afectan a riesgos o sectores concretos.

Los convenios colectivos pueden jugar un papel importante en el desarrollo y


aplicación de la Ley de Prevención, que se configura como de mínimos
indisponibles, llevando sus mandatos a ámbitos más específicos y particularizados
de la empresa. Sin embargo, su papel no es tan esencial como el desarrollo
reglamentario que se acaba de mencionar. La importancia del desarrollo
reglamentario como procedimiento para trasponer las directivas comunitarias deja
poco margen a la negociación colectiva. En todo caso, el papel del convenio
colectivo en materia de prevención de riesgos laborales será limitado porque el
bloque normativo es muy amplio y de orden público, y solo en determinados casos el
convenio colectivo podría mejorarlo.

4
La protección de la seguridad y la salud de la Guardia Civil.
En la actualidad tanto la LPRL como sus diferentes normas de desarrollo son
de aplicación en el ámbito del personal al servicio de las Administraciones Públicas,
con las peculiaridades que puedan establecerse legal o reglamentariamente. En este
sentido quedan excluidas, siendo posible su regulación específica, las funciones que
afectan a los ámbitos de policía y seguridad.

En relación con la Guardia Civil, el artículo 31 de la Ley Orgánica 11/2007, de


22 de octubre, reguladora de los derechos y deberes de los miembros de la Guardia
Civil, reconoce el derecho de los miembros de la Guardia Civil a una protección
adecuada en materia de seguridad y salud en el trabajo, con las peculiaridades
propias de las funciones que tienen encomendadas, estableciendo la obligación de
la Administración General del Estado de promover las medidas necesarias para
garantizar, en lo posible, la seguridad y salud del personal de la institución al utilizar
los medios y equipos puestos a su disposición, con especial atención a los riesgos
específicos que se deriven de sus funciones; y a tal fin deberá desarrollar una
política activa de prevención de riesgos laborales y vigilancia de la salud y
proporcionar los equipos de protección individual necesarios para el cumplimiento de
su misión, facilitando la formación e información suficiente en materia de prevención.

Esto motivó la necesidad de formular una norma específica para la protección


de la salud laboral de este colectivo, que se concretó en el Real Decreto 179/2005,
de 18 de febrero, sobre prevención de riesgos laborales en la Guardia Civil.

Según esta norma, la Dirección General de la Guardia Civil, además de la


obligación general de garantizar la protección de la seguridad y salud del personal a
su servicio, deberá cumplir las siguientes obligaciones específicas:

1º) Garantizar, en los posible, la seguridad y salud del personal al utilizar


medios y equipos.

2º) Proporcionar al personal equipos de protección individual adecuados para


el desempeño de sus funciones y velar por el uso efectivo de éstos cuando, por la
naturaleza de las misiones desempeñadas, sean necesarios.

3º) Adoptar las medidas necesarias en materia de primeros auxilios, lucha


contra incendios y evacuación del personal, asignándoles los medios necesarios
para poner en práctica estas medidas.

4º) Informar, siempre que sea posible, de la existencia de riesgo grave e


inminente al personal afectado, así como de las medidas adoptadas o que, en su
caso, deban adoptarse en materia de prevención.

5
En cuanto a las obligaciones de los miembros de la Guardia Civil, tal y como
determina el artículo 29 LPRL, el RD 179/2005 establece como obligación general
del personal velar, según sus posibilidades y mediante el cumplimiento de las
medidas de prevención que en cada caso sean adoptadas, por su propia seguridad y
salud en el desempeño de sus funciones y por la de aquellas otras personas a las
que pueda afectar su actividad profesional, a causa de sus actos y omisiones, de
conformidad con su formación y las instrucciones recibidas. Se establecen como
obligaciones particulares las siguientes:

1º) Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos


previsibles, las máquinas, aparatos, herramientas, sustancias peligrosas, equipos y,
en general, cualesquiera otros medios con los que desarrollen su actividad.

2º) Utilizar correctamente los medios y equipos de protección individual o


colectiva facilitados, de acuerdo con las instrucciones recibidas, y los dispositivos de
seguridad existentes o que se instalen en los medios relacionados con su actividad o
en los lugares donde ésta tenga lugar.

3º) Informar de inmediato, por conducto regular, al personal designado para


realizar actividades de protección y prevención, acerca de cualquier situación que,
por motivos razonables, pueda suponer un riesgo para la seguridad y la salud.

4º) Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por los mandos


competentes para proteger la seguridad y la salud, y prestar su leal cooperación
para garantizar unas condiciones seguras en la prestación del servicio.

Las medidas de prevención y protección establecidas por el RD 179/2005


para promocionar la mejora de las condiciones del servicio y elevar el nivel de
protección dela seguridad y la salud del personal perteneciente a la Guardia Civil se
extienden a los siguientes aspectos:

- Integración de la prevención de riesgos laborales.


- Planes de emergencia.
- Vigilancia de la salud.
- Protección de la maternidad.

El RD 179/2005 establece como sistemas de prevención la existencia de los


Ór efinidos como el conjunto de medios
humanos necesarios para realizar las actividades preventivas, a fin de garantizar la
adecuada protección de la seguridad y la salud en el desempeño de las actividades
preventivas, asesorando y asistiendo para ello a los órganos de la Dirección General
de la Guardia Civil que corresponda y al personal afectado en cada caso. Sus
funciones generales son las siguientes:

6
1º) Diseñar, implantar y coordinar los planes y programas de acción
preventiva.

2º) Evaluar los riesgos.

3º) Establecer las medidas preventivas.

4º) Otras funciones de naturaleza análoga que expresamente se les


recomienden.

Entre estos Órganos de Prevención destacan el Servicio de Prevención, que


se constituye como el órgano de control interno superior, dentro de la estructura
orgánica de la Dirección General de la Guardia Civil en materia de prevención de
riesgos para la seguridad y salud del personal en el trabajo; la Sección de
Prevención de Zona, que existirá en cada una de las Zonas de la estructura
periférica de la Dirección General de la Guardia Civil; y la Oficina de Prevención de
Comandancia, que existirán en estas estructuras de l Guardia Civil.

La prevención de riesgos laborales de la Policía Nacional.


El artículo 80 de la Ley Orgánica 9/2015, de 28 de julio, de Régimen de
Personal de la Policía Nacional, establece que los funcionarios serán sometidos a
una vigilancia de la salud en la forma que se determine en el plan de prevención de
riesgos laborales y dentro del marco de actuación del Servicio de Prevención de
Riesgos Laborales.

El Real Decreto 2/2006, de 16 de enero, por el que se establecen normas


sobre prevención de riesgos laborales en la actividad de los funcionarios del Cuerpo
Nacional de Policía, tiene por objeto adoptar las medidas necesarias para promover
la seguridad y salud en el trabajo de aquéllos, aplicando los principios y criterios
contenidos en la LPRL a las peculiaridades organizativas y a las especiales
características de las funciones que tienen encomendadas.

Los funcionarios de la Policía Nacional tendrán derecho a una protección


eficaz en materia de seguridad y salud en el trabajo que comprenderá lo siguiente:

- derecho a la información.
- formación en materia preventiva.
- realizar propuestas y participar en la prevención de todos los riesgos
específicos que afecten a su puesto de trabajo o función.
- adopción de las medidas de protección y prevención aplicables a dichos
riesgos.
- vigilancia periódica de la salud.

7
La Administración del Estado deberá adoptar las medidas necesarias
orientadas a garantizar la seguridad y salud de los funcionarios de la Policía
Nacional en todos los aspectos relacionados con el desarrollo de las actividades
profesionales, dentro de las peculiaridades que comporta la función policial,
inspirándose en los siguientes principios:

1º) Evitar los riesgos.

2º) Evaluar los riesgos de imposible o muy difícil evitación.

3º) Combatir los riesgos en su origen.

4º) Adaptar el trabajo al funcionario, con objeto de reducir los posibles efectos
negativos del trabajo en la salud.

5º) Tener en cuenta la evolución de la técnica.

6º) Priorizar la protección colectiva sobre la individual.

7º) Estimular el interés de los funcionarios por la seguridad y la salud en el


trabajo a través de adecuados mecanismos de formación e información..

8º) Elegir los medios y equipos de trabajo más adecuados.

9º) Incorporar a los métodos y procedimientos de trabajo, las previsiones más


adecuadas, en orden a la salvaguarda de la seguridad y salud de los
funcionarios.

10º) Dar las debidas instrucciones a los funcionarios de la Policía Nacional.

En materia de prevención de riesgos laborales, el RD 2/2006 establece los


siguientes órganos de representación y participación:

1º) Delegados de prevención, definidos como los representantes de los


funcionarios de la Policía Nacional en las materias específicas de prevención de
riesgos laborales dela función policial.

2º) Comités de seguridad y salud, que son los órganos paritarios y colegiados
de participación a nivel territorial destinados a la consulta regular y periódica de las
actuaciones de la Dirección General de la Policía en materia de prevención de
riesgos laborales, en sus respectivos ámbitos.

3º) Comisión de seguridad y salud policial, que se constituye como órgano


nacional paritario y colegiado de participación de los funcionarios de la Policía
Nacional, destinado a la consulta regular y periódica de las actuaciones de la
Administración, en materia de prevención de riesgos, seguridad y salud laboral.

8
TEMA 5

1
Obligaciones de los empresarios
El artículo 14 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL)
establece el deber empresarial de dar protección al trabajador para garantizar
la seguridad y la salud en todos los aspectos relacionados con el trabajo y la
obligación de adoptar todas las medidas que sean necesarias. Es un deber
amplio que se realiza a través de la aplicación de las medidas y del desarrollo
de las actividades que sean necesarias para evitar o disminuir los riesgos que
puedan afectar a la salud y a la integridad psicofísica del trabajador. Es lo que
se conoce como deuda de seguridad del empresario.

Este deber o deuda de seguridad presenta presenta los siguientes


caracteres:

- es un deber de contenido amplio y genérico, ya que abarca todos los


aspectos relacionados con el trabajo que pueden afectar a la salud de los
trabajadores.
- es un deber de contenido dinàmico y variable, teniendo en cuenta los
cambios en la técnica, circunstancias y condiciones del trabajo.
- se traduce en una obligación de medios, no de resultado. Es una
obligación de hacer, de realizar una actividad preventiva de modo
permanente para evitar que se produzcan daños.
- es un deber personal del empresario no trasladable a los trabajadores o a
terceros. No se puede traspasar esa deuda, ni pactar para eludirla.
- el coste de la protección no podrá recaer nunca sobre los trabajadores.
- es un deber de protección objetiva y principal frente a los riesgos
laborales; el empresario debe prever incluso las distracciones o
imprudencias simples, no temerarias, que pudiera cometer el trabajador.
- es un deber de protección eficaz, lo que obliga a adoptar el mayor nivel de
protección posible eliminando los riesgos y evaluando los que no se
puedan evitar.

Los principios en que se concreta este deber de protección son los


siguientes:

- Evitar los riesgos.


- Evaluar los riesgos que no se puedan evitar, abarcando sustancias,

- Combatir los riesgos en su origen.


- Adaptar el trabajo a la persona (ergonomía) en la concepción de los
puestos, elección de equipos y métodos de trabajo.
- Tener en cuenta la evolución de la técnica.
- Sustituir los peligroso por lo que entraña poco o ningún peligro.
- Planificar la prevención y la protección contra los riesgos profesionales.

2
- Adoptar medidas que antepongan la protección colectiva a la individual.
- Dar las debidas instrucciones al trabajador (información e instrucción).

Además de los caracteres del deber de protección y de los principios en


que debe inspirarse, la LPRL en sus artículos 14.1 y 2 establece una serie de
concreciones de la obligación de seguridad, que son desarrolladas
posteriormente en la norma. Así, el art. 14.2 LPRL, en la redacción dada por
la Ley 54/2003, determina que el empresario deberá adoptar todas las
medidas que sean necesarias para la protección de la seguridad y la salud de
los trabajadores con las especialidades establecidas para las siguientes
materias:

- Planificación de la actividad preventiva.


- Evaluación de riesgos.
- Proporcionar los equipos de trabajo y medios de protección adecuados.
- Información, consulta y participación de los trabajadores.
- Proporcionar información a los trabajadores individualmente en materia
preventiva.
- Elaborar un plan de emergencia.
- Adoptar las medidas necesarias en caso de riesgo grave e inminente.
- Vigilar periódicamente el estado de salud de los trabajadores.
- Obligaciones de documentación.
- Coordinar las actividades empresariales.
- Protección de trabajadores especialmente sensibles a determinados
riesgos.
- Constituir sistemas de prevención.
- Adoptar el mismo nivel de protección para trabajadores temporales o fijos,
y garantizar la seguridad y salud de los cedidos por ETT.

1) Plan de prevención de riesgos laborales, evaluación de riesgos y


planificación de la actividad preventiva.

La nueva redacción del art. 16.1 LPRL realizada por la Ley 54/2003
establece la obligación de integrar la prevención de riesgos laborales en el
sistema general de gestión de la empresa a través de la implantación y
aplicación de un plan de prevención de riesgos laborales que deberá incluir
los siguientes aspectos de la prevención: estructura organizativa;
responsabilidades; y funciones, prácticas, procedimientos, procesos y
recursos necesarios para realizar la acción de prevención de riesgos en al
empresa.

Los instrumentos esenciales para la gestión y aplicación del plan de


prevención de riesgos son la evaluación de riesgos laborales y la planificación
de la actividad preventiva.

3
La evaluación de riesgos laborales es el proceso de valoración del
riesgo que entraña para la salud y seguridad de los trabajadores la posibilidad
de que se verifique un determinado peligro en el lugar de trabajo. Se trata del
proceso dirigido a estimar la magnitud de aquellos riesgos que no hayna podido
evitarse, obteniendo la información necesaria para la adopción por el
empresario de medidas preventivas. La evaluación puede ser inicial o sucesiva.

La evaluación de riesgos es una pieza básica de la planificación


preventiva. Los riesgos detectados y las medidas a adoptar son datos que
sirven para adoptar un plan de prevención. A partir de la evaluación se
deterrmina qué medidas preventivas hay que adoptar y en qué puestos de
trabajo concretos. Si los resultados de la evaluación pusieran de manifiesto
situaciones de riesgo, el empresario deberá realizar las actividades preventivas
necesarias para eliminar o reducir y controlar aquellos riesgos, siendo tales
actividades objeto de planificación.

2) Equipos de trabajo y medidas de protección. Obligación de


proporcionar equipos y medios de protección adecuados.

El empresario tiene la obligación de que los equipos de trabajo sean


adecuados para garantizar la seguridad y salud en el trabajo.

Son equipos de trabajo cualquier máquina, aparato o instrumento o


instalación utilizada en el trabajo. Los equipos de trabajo deben cumplir los
requisitos establecidos en las disposiciones legales y reglamentarias, y se
debe destinar a los mismos a los trabajadores encargados de su manejo y
que reúnan una capacitación específica.

Por su parte los medios o equipos de protección individual son


cualquier equipo destinado a ser llevado o sujetado por el trabajador para que
le proteja de uno o varios riesgos que puedan amenazar su seguridad o salud
en el trabajo, así como cualquier complemento o accesorio destinado a tal fin

Además el empresario tendrá en cuenta los principios ergonómicos en


el diseño del puesto de trabajo y la posición de los trabajadores durante la
utilización del equipo de trabajo.

3) Obligaciones de información, consulta y participación.

El empresario debe informar a los trabajadores de los riesgos laborales


generales de la empresa y de los específicos de cada puesto de trabajo o
funciones; de las medidas y actividades de protección y prevención aplicables
a los riesgos anteriores; y de las medidas adoptadas en situaciones de
emergencia.

4
La obligación de informar por parte de la empresa a los trabajadores
tiene un doble objetivo. Por una parte, para que el propio trabajador pueda
conocer real y efectivamente los riesgos derivados de su trabajo, conociendo
sus efectos y consecuencias y garantizar el uso de los medios de protección.-
Y por otra, asegurar la consulta y participación de lso trabajadores en la
adopción de decisiones empresariales de carácter preventivo. La información
puede llevarse a cabo directamente con el trabajador o indirectamente a
través de sus representantes.

4) Obligaciones de formación.

El empresario tiene la obligación de garantizar la formación suficiente y


adecuada a los trabajadores para protegerlos frente a los riesgos laborales.
Tal formación ha de reunir las siguientes notas. Ha de ser suficiente y
adecuada; es una obligación de resultado; ha de ser personalizada, es decir,
hay que adaptar los contenidos formativos a las características del trabajador
y del puesto de que desempeñe.

5) Obligaciones de adoptar medidas de emergencia.

El empresario está obligado a elaborar un plan de emergencia. Es algo


previo a la necesidad de adoptar medidas cuando se ha producido un
siniestro, un riesgo grave e inminente o accidentes mayores. Aquí se trata de
prever los supuestos y las medidas a adoptar para el caso de que se den
tales circunstancias.

6) Obligación de adoptar medidas en caso de riesgo grave e inminente.

Cuando se produzca un riesgo grave e inminente para la seguridad y


salud de los trabajadores o de terceros ajenos a la empresa el empresario
debe adoptar una serie de medidas.

Es riesgo grave e inminente aquel cuya materialización resulte


probable racionalmente en su futuro inmediato y puede suponer un daño
grave para la salud de los trabajadores, bien de accidente, bien por la
exposición a agentes susceptibles de causar una enfermedad profesional,
aunque sea de manera lenta y progresiva. Ha de ser, por tanto, inminente y
grave, probable racionalmente e inevitable.

7) Obligación de vigilancia de la salud del trabajador.

El empresario está obligado, una vez llevada a cabo la evaluación de


los riesgos y planificada la acción preventiva, a verificar y comprobar los
resultados de estas actividades vigilando periódicamente el estado de salud
del trabajador, la influencia de los riesgos específicos del puesto de trabajo y
su adecuación o no al mismo.

5
La empresa debe llevar a cabo controles médicos iniciales en puestos de
trabajo sometidos a riesgo de enfermedades profesionales y a controles médicos
periódicos una vez iniciada o reiniciada la relación de trabajo.

Los controles periódicos o la vigilancia periódica de la salud se llevará a cabo


por personal sanitario con competencia técnica, formación y capacitación acreditada.
Es un deber del empresario que no puede realizar él mismo.

Las medidas de control han de ser proporcionales al riesgo y causar las


menores molestias, y habrán de respetar siempre el derecho a la intimidad, la
dignidad de la persona y la confidencialidad de la información obtenida.

Los datos relativos a la vigilancia de la salud no podrán ser usados con fines
discriminatorios ni en perjuicio del trabajador.

8) Obligaciones de documentación

Se trata de los deberes de elaborar y conservar a disposición de la aurtoridad


laboral, de las autoridades sanitarias y de los delegados de prevención la siguiente
documentación:

- Documentación sobre evaluación de riesgos y planificación de la actividad


preventiva.
- Medidas de protección y de prevención a adoptar y material de protección
a utilizar.
- Resultados de los controles periódicos de las condiciones de trabajo y de
la actividad de los trabajadores en la prestación del servicio.
- La práctica de las medidas de vigilancia y control.
- Relación de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales que
hayan producido baja por incapacidad temporal más de día de trabajo
además del accidente.
- Daños para la salud de los trabajadores producidos con motivo del
desarrollo del trabajo.

6
Obligaciones de los trabajadores
El at. 29.1 LPRL establece una obligación genérica de velar por la
propia seguridad y salud en el trabajo y por la de aquellas otras personas a
las que pueda afectar su actividad profesional, a causa de sus actos y
omisiones en el trabajo. Esta obligación presenta los siguientes caracteres:

- Según sus posibilidades.


- Mediante el cumplimiento de las medidas de prevención que en cada caso
sean adoptadas.
- De conformidad con su formación.
- Con arreglo a las instrucciones del empresario.

La LPRL enumera posteriormente una serie de obligaciones concretas en las


que se particulariza aquélla obligación genérica:

- Usar adecuadamente los equipos de trabajo.


- Utilizar correctamente los medios o equipos de protección individual,
facilitados por el empresario, de acuerdo con las instrucciones recibidas de
éste.
- Utilizar correctamente los dispositivos de seguridad existentes.
- Informar de inmediato a su superior jerárquico directo y a los trabajadores
designados para realizar actividades de prevención o a los servicios de
prevención acerca de las situaciones de riesgo laboral.
- Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la autridad
competente con el fin de proteger la seguridad y salud de los trabajadores
en el trabajo.
- Cooperar con el empresario en esta materia.

El incumplimiento por parte de los trabajadores de sus obligaciones en


materia de prevención de riesgos laborales se considerará como
incumplimiento laboral pudiendo ser sancionado disciplinariamente.

7
TEMA 6

1
Consulta, participación y representación de los
trabajadores
El artículo 14 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL)
determina que los trabajadores tienen derecho a una protección eficaz en
materia de seguridad y salud en el trabajo, que supone el correlativo deber del
empresario y de las Administraciones Públicas de protección de los
trabajadores frente a los riesgos laborales a través de la adopción de cuantas
medidas sean necesarias para la protección de la seguridad y salud de los
trabajadores.

La consulta y participación de los trabajadores en las decisiones


empresariales relativas a la prevención de riesgos laborales requiere que
aquéllos dispongan de la información necesaria sobre la cual proyectar y
activar su propia intervención en los distintos ámbitos para los que está
legalmente reconocida.

Por ello, a los efectos de la prevención de riesgos, el empresario estará


obligado a consultar con carácter previo a los trabajadores, y en su caso, a sus
representantes, con la debida antelación, la adopción de las decisiones
relativas a los siguientes asuntos:

1) La planificación y la organización del trabajo en la empresa y la


introducción de nuevas tecnologías, en todo lo relacionado con las
consecuencias que éstas pudieran tener para la seguridad y salud de los
trabajadores.
2) La adopción de concertar la actividad preventiva con uno o varios servicios
de prevención ajenos.
3) La designación de los trabajadores encargados de las medidas de
emergencia.
4) Los procedimientos de información y documentación necesarios en
relación con:
- los riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores en el
trabajo.
- las medidas y actividades de protección y prevención aplicables a los
anteriores riesgos.
- las medidas adoptadas en situaciones de emergencia y en materia de
primeros auxilios , lucha contra incendios y evacuación.
5) El proyecto y la organización de la formación en materia preventiva.
6) La existencia de un riesgo grave e inminente con ocasión del trabajo, y
medidas que se deben adoptar.

2
7) Informar sobre los riesgos a los trabajadores con relaciones de trabajo
temporales o de duración determinada y los contratados por empresas de
trabajo temporal.(ETT).
8) Realización de la auditoría del sistema de prevención.
9) Cualquier otra acción que pueda tener efectos sustanciales sobre la
seguridad y salud de los trabajadores.

La doctrina interpreta que esta enumeración no es un sistema de


materias cerrado o tasado, y la LPRL no contiene prescripción alguna sobre la
forma a la que debe atenerse la consulta, que puede expresarse de maneras
muy variadas (informes, dictámenes, audi

En cuanto a los derechos de participación y representación de los


trabajadores, tiene dos vertientes. La primera, de carácter orgánico, que se
sustancia en el derecho de los trabajadores a contar con órganos de
representación propios que se colocan en una posición ajena o externa a la
estructura jurídica de la empresa aun cuando operan en el ámbito de ésta. La
segunda, de carácter funcional, manifestándose mediante el ejercicio, por
parte de esos órganos, de determinadas funciones o cometidos de diversa
naturaleza.

Los trabajadores tienen derecho a participar en la empresa en las


cuestiones relacionadas con la prevención de riesgos en el trabajo, si bien, en
las empresas o centros de trabajo que cuenten con seis o más trabajadores,
la participación se llevará a cabo a través de los representantes de los
trabajadores y de la representación especializada.

La defensa de los intereses de los trabajadores en materia de


prevención de riesgos en el trabajo corresponderá a los Comités de Empresa,
a los Delegados de Personal y a los representantes sindicales. Como órganos
de control y participación internos se establecen los Delegados de Prevención
y los Comités de Seguridad y Salud.

Los trabajadores y sus representantes deberán contribuir a la


integración de la prevención de riesgos laborales en la empresa y colaborar
en la adopción y el cumplimiento de las medidas preventivas, a través de la
participación en la consulta acerca de la implantación y aplicación del Plan de
prevención de riesgos laborales de la empresa, la evaluación de los riesgos y
la consiguiente planificación y organización preventiva en su caso, así como
el acceso a la documentación correspondiente.

3
Los Delegados de Prevención
El artículo 35.1 LPRL define a los Delegados de Prevención como los
representantes de los trabajadores con funciones específicas en materia de
prevención de riesgos en el trabajo.

La designación de los Delegados de Prevención se realizará por y


entre los representantes unitarios del personal, salvo previsión convencional en
contrario, en el ámbito de los órganos de representación correspondiente. No
existe un procedimiento de elección único, y la ley tampoco muestra
preferencia por ninguno, existiendo diferentes sistemas alternativos.

En las empresas de hasta 30 trabajadores el Delegado de Prevención


será el Delegado de Personal; en las empresas de 31 a 49 trabajadores existirá
un Delegado de Prevención elegido por y entre los Delegados de Personal; y
en las empresas con 50 o más trabajadores, el número de Delegados de
Prevención a designar se determinará conforme a una escala (art. 35.2 LPRL).

Los Delegados de Prevención tiene las siguientes competencias (art.


36.1 LPRL):

- Colaborar con la dirección de la empresa en lam ejora de la acción


preventiva.
- Promover y fomentar la cooperación de los trabajadores en la ejecución
de la normativa sobre prevención de riesgos laborales.
- Ser consultados por el empresario, con carácter previo a su ejecución,
acerca de las decisiones previstas en el deber de consulta del
empresario regulado en el art. 33 LPRL.
- Ejercer una labor de vigilancia y control sobre el cumplimiento de la
normativa de prevención de riesgos laborales.
- En las empresas que no cuenten con Comité de Seguirdad y Salud por
no alcanzar el número mínimo de trabajadores establecido legalmente,
las competencias atribuidas a aquél serán ejercidas por los Delegados
de Prevención.

4
Además, en el ejercicio de las competencias enumeradas, los
Delegados de Prevención disfrutarán de las siguientes facultades (art. 36.2
LPRL):

- Acompañar a los técnicos en las evaluaciones de carácter preventivo


del medio ambiente de trabajo, con derecho a estar presente y
participar en aquéllas.
- Acompañar a los Inspectores de Trabajo y Seguridad Social en las
visitas y verificaciones que realicen en los centros de trabajo para
comprobar el cumplimiento de la normativa sobre prevención de
riesgos laborales, pudiendo formular ante ellos las observaciones que
estimen oportuno.
- Tener acceso, con las limitaciones previstas en el art. 22.4 LPRL, a la
información y documentación relativa a las condiciones de trabajo que
sean necesarias para el ejercicio de sus funciones, siempre que se
garantice el respeto a la confidencialidad.
- Ser informados por el empresario sobre los daños producidos en la
salud de los trabajadores una vez que aquél hubiese tenido
conocimiento de ellos, pudiendo presentarse, aun fuera de su jornada
laboral, en el lugar de los hechos para conocer las circunstancias de
los mismos.
- Recibir del empresario las informaciones obtenidas por éste
procedentes de las personas u órganos encargados de las actividades
de protección y prevención en la empresa, así como de los
trabajadores, sin perjuicio de lo dispuesto en el art´. 40 LPRL en
materia de colaboración con la Inspección de Trabajo y Seguridad
Social.
- Realizar visitas a los lugares de trabajo para ejercer una labor de
vigilancia y control del estado de las condiciones de trabajo, pudiendo a
tal fin acceder a cualquier zona de los mismos y comunicarse durante
la jornada con los trabajadores, de manera que no se altere el normal
desarrollo del proceso productivo.
- Recabar del empresario la adopción de medidas de carácter preventivo
y para la mejora de los niveles de protección de la seguridad y la salud
de los trabajadores, pudiendo a tal fin efectuar propuestas al
empresario, así como al Comité de Seguridad y Salud para su
discusión en el mismo.
- Proponer al órgano de representación de los trabajadores la adopción
del acuerdo de paralización de actividades regulado en el art. 21.3
LPRL.

5
La doctrina ha interpretado que todas estas facultades tienen carácter
instrumental y no ejecutivo, y son medios y actuaciones que se reconocen al
Delegado de Prevención de las que puede hacer o no uso, para el pleno
ejercicio de sus competencias.

En cuanto a las obligaciones de los Delegados de Prevención, destaca


el sigilo profesional. Les corresponderá guardar el sigilo profesional debido
respecto de las informaciones a que tuviesen acceso como consecuencia de
su actuación en materia preventiva en la empresa.

El Comité de Seguridad y Salud


El Comité de Seguridad y Salud es el órgano paritario y colegiado de
participación cuya función es la consulta regular y periódica de la empresa en
materia de prevención de riesgos, y que se constituye en todas las empresas
o centros de trabajo que cuenten con 50 o más trabajadores.

Dado su carácter de órgano mixto, el Comité de Seguridad y Salud


estará formado, con el mismo número de miembros de cada parte, por los
Delegados de Prevención, y el empresario y/o sus representantes. Se
configura como un órgano de control interno cuya intervención queda
incorporada al proceso de adopción de la oportuna decisión empresarial.

El Comité de Seguridad y Salud puede desarrollar las siguientes


competencias (art. 39.1 LPRL):

- Participar en la elaboración, puesta en práctica y evaluación de los


planes y programas de prevención de riesgos laborales.
- Promover iniciativas sobre métodos y procedimientos para la efectiva
prevención de los riesgos, proponiendo a la empresa la mejora de las
condiciones o la corrección de las deficiencias existentes.

En el ejercicio de dichas competencias, el Comité de Seguridad y Salud


podrá llevar a cabo las siguientes funciones (art. 39.2 LPRL):

- Conocer directamente la situación relativa a la prevención de riesgos


en el centro de trabajo, realizando a tal efecto las visitas que estime
oportuno.
- Conocer cuantos documentos e informes relativos a las condiciones de
trabajo necesarios para el cumplimiento de sus funciones y los
procedentes de la actividad del Servicio de Prevención, en su caso.
- Conocer y analizar los daños producidos en la salud o en la integridad
física de los trabajadores, al objeto de valorar sus causas y proponer
las medidas preventivas oportunas.
- Conocer e informar la memoria y programación anual del Servicio de
Prevención.

6
El Comité de Seguridad y Salud elaborará sus propias normas de
funcionamiento. Si bien, sus reuniones serán trimestrales y siempre que lo
solicite alguna de las partes que lo constituyen; y con carácter previo a la
puesta en práctica de los planes y programas de prevención de riesgos en la
empresa deberán debatirse los proyectos referidos a cualquiera de las
siguientes materias:

- planificación, organización del trabajo e introducción de nuevas


tecnologías.
- organización y desarrollo de las actividades de protección y prevención
o formación en materia preventiva.

En los supuestos de empresas que cuenten con varios centros de


trabajo dotados de Comité de Seguridad y Salud, aquéllas podrán acordar con
sus trabajadores la creación de un Comité Intercentros con las funciones que
el acuerdo le atribuya.

7
TEMA 7

1
Responsabilidades y sanciones en materia de
prevención de riesgos laborales
El artículo 42.1 LPRL establece que el incumplimiento por los
empresarios de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales
dará lugar a responsabilidades administrativas y, en su caso, a
responsabilidades penales y a las civiles por los daños y perjuicios que puedan
derivarse de dicho incumplimiento; a las que ha de añadirse la responsabilidad
del empresario en materia de Seguridad Social y la disciplinaria del trabajador
que no cumple sus deberes de prevención.

Por tanto existen cinco grandes áreas de responsabilidad:


administrativa, penal, civil o patrimonial, de Seguridad Social y disciplinaria.

La responsabilidad administrativa
La responsabilidad administrativa tiene por objeto la defensa del interés
público de la colectividad frente a los incumplimientos de las normas en materia
de prevención de riesgos, sin que sea necesario que se produzca un daño para
que exista infracción, siendo posible que se dé simplemente porque se ponga
en peligro un bien jurídicamente protegido.

Tiene naturaleza pública, en cuanto que se desenvuelve en el contexto


de la relación entre los particulares y los poderes públicos y es exigible por la
Administración Pública en caso de infracción por parte de un sujeto privado o
que actúa en el ámbito privado. Son sujetos responsables:

- Empresarios (con exclusión de los trabajadores o terceros implicados).


- Agencias de colocación, empresas de trabajo temporal y empresas
usuarias.
- Entidades que actúen como servicios de prevención ajenos a las
empresas.
- Entidades que actúen como auditoras o formativas en materia de
prevención de riesgos laborales.
- Empresas titulares de centros de trabajo.
- Promotores y propietarios de obra.
- Trabajadores por cuenta propia.

2
Las infracciones administrativas se califican de leves, graves y muy
graves, en atención a la naturaleza del deber infringido y la entidad del
derecho afectado. También se tiene en cuenta en algunas ocasiones el
resultado efectivo o posible de la conducta infractora, que actúa como factor
de agravación o atenuación de la responsabilidad.

Las infracciones leves prescriben al año, las graves a los tres años, y
las muy graves a los cinco años, contados desde la fecha de la infracción. Las
infracciones continuadas no comienzan a prescribir hasta que se hubiera
producido el cese de la conducta empresarial infractora.

A juicio de algún sector doctrinal, el cuadro de infracciones leves


incluye dos tipos de acciones u omisiones: el incumplimiento de obligaciones
de seguridad e higiene que no tiene en principio trascendencia directa o
inmediata para la integridad física o la salud de los trabajadores, y el
incumplimiento de deberes de comunicación, de forma o documentación,
siempre que no entrañen graves consecuencias.

La enumeración de las infracciones graves recoge las siguientes


acciones u omisiones: los incumplimientos que afectan a buena parte de las
obligaciones básicas en materia de prevención de riesgos laborales

incumplimientos de deberes formales y documentales que parecen tener

Se consideran como infracciones muy graves las siguientes conductas:


las conductas tipificadas como infracción grave, cuando en ellas concurra
algún factor de agravación; los incumplimientos que afectan a deberes
empresariales de especial trascendencia, por el número y la clase de
trabajadores implicados o por sus posibles efectos para la seguridad y salud
en el trabajo; y como cláusula general y de cierre que permite incluir
multiplicidad de incumplimientos se incluye la no adopción de cualesquiera
medidas preventivas aplicables a las condiciones de trabajo en ejecución de
la normativa sobre prevención de riesgos laborales de los que derive un
riesgo grave e inminente.

Las infracciones tipificadas serán objeto de sanción tras la instrucción


del oportuno expediente sancionador a propuesta de la Inspección de Trabajo
y Seguridad Social. El acta de la Inspección de Trabajo y Seguridad Social
que dé inicio a aquel expediente sancionador y la resolución administrativa
que resulte del mismo deberán explicitar los criterios tenidos en cuenta para la
graduación de la sanción correspondiente.

3
Las sanciones podrán imponerse en los grados de mínimo, medio y
máximo, en aplicación de criterios tales como: la peligrosidad de las
actividades desarrolladas, el carácter permanente o transitorio de los riesgos
inherentes a dichas actividades, la gravedad de los daños producidos, el
número de trabajadores afectados, las medidas de protección individual o

En relación con el régimen jurídico de estas sanciones, se han de tener


en cuenta algunos aspectos. Se considerará que existe reincidencia cuando
se cometa una infracción del mismo tipo y calificación que la que motivó una
sanción anterior en el término de un año desde la comisión de ésta, siendo
necesario que la resolución sancionatoria hubiera adquirido firmeza en la vía
administrativa. En caso de apreciarse reincidencia, la sanción puede ser
incrementada.

Las sanciones impuestas como consecuencia de infracciones en


materia de prevención de riesgos laborales prescribirán a los cinco años
desde el día siguiente al de la resolución por la que se impone la sanción.

Contra las resoluciones recaídas en los procedimientos sancionadores


en materia de prevención de riesgos laborales se podrán interponer los
recursos administrativos y jurisdiccionales que legalmente procedan, y las
resoluciones sancionadoras serán inmediatamente ejecutivas desde que
adquieran firmeza en vía administrativa.

Las responsabilidades administrativas que se deriven del


procedimiento sancionador serán compatibles con las indemnizaciones por
daños y perjuicios causados y de recargo de prestaciones económicas del
sistema público de Seguridad Social que puedan ser fijadas por el órgano
competente de conformidad con lo previsto en la normativa reguladora de
dicho sistema.

Por el contrario, no podrán sancionarse los hechos que ya hayan sido


sancionados penal o administrativamente, si se aprecia identidad de sujeto,
hecho y fundamento.

4
La responsabilidad penal
La legislación específica en materia de prevención de riesgos laborales
no contempla la regulación concreta de la responsabilidad penal aplicable a
aquella materia, remitiéndose implícitamente al ordenamiento penal.

En el vigente Código Penal, la responsabilidad penal se configura


alrededor del delito del riesgo o delito contra la seguridad y salud laboral (arts.
316 y 317 CP). Se distinguen dos modalidades en función del grado de
culpabilidad del sujeto:

- un delito doloso que parte de la comisión voluntaria, intencionada o


plenamente consciente de la infracción y que se refiere al comportamiento
de no facilitar los medios de protección adecuados, aun conociendo la
correspondiente obligación legal y siendo consciente de que en el
supuesto de hecho era aplicable tal exigencia.
- un delito culposo o de imprudencia grave, que no nace de una
intencionalidad propiamente dicha, sino de una imprudencia grave por
parte del sujeto obligado.

Como la responsabilidad administrativa, la responsabilidad penal


también tiene naturaleza jurídico-pública, puesto que despliega sus efectos en
la relación entre el ciudadano y el Estado, pero se distingue de ella por las
siguientes razones:

- la responsabilidad penal es exigible de oficio o por la acción de un


particular agraviado, que puede acudir a los órganos judiciales.
- La responsabilidad penal puede generar la obligación de compensar a la
víctima por los daños y perjuicios causados.

El artículo 316 CP establece que cometerán delito de riesgo o contra la


seguridad y salud laboral los que con infracción de las normas de prevención
de riesgos laborales y estando legalmente obligados no faciliten los medios
necesarios para que los trabajadores desempeñen su actividad con los
medios de seguridad e higiene adecuados, de forma que pongan así en
peligro grave su vida, salud e integridad física.

Los elementos que configuran este delito son los siguientes:

- infracción de una norma de prevención.


- omisión de prevenciones.
- generación de una situación de peligro.
- relación de causalidad entre la infracción u omisión preventiva cometida y
la creación de la situación de riesgo.
- el supuesto infractor debe estar declarado como deudor de seguridad por
la LPRL

5
La doctrina ha destacado que se trata de un precepto un tanto
ambiguo, y que establece un delito de riesgo y no de resultado, pues el bien
jurídico protegido es la seguridad en el trabajo y no unos daños o resultados
lesivos.

Con referencia a los sujetos responsables, la responsabilidad penal


podría ser exigida no solo a los empresarios, sino a cualesquiera personas,
siempre que se acreditara su intervención en los hechos tipificados como
delito. Es decir, tanto los empresarios como los trabajadores, e incluso
aquellas terceras personas que por intervenir o colaborar de alguna forma en
el proceso productivo, o por sus encargos concretos, tengan obligaciones en
materia de seguridad y salud laboral.

Las sanciones o penas establecidas son las siguientes. Si se trata de


delito doloso, prisión de 6 meses a 3 años y multa de 6 a 12 meses (art. 316
CP). Si se trata de un delito consecuencia de imprudencia grave, se castigará
con una pena inferior en grado (art. 317 CP).

En principio, la responsabilidad penal puede dar lugar a otro tipo de


responsabilidades, como son la patrimonial para hacer frente a los daños y
perjuicios causados, la civil o la de Seguridad Social. Por el contrario, la
responsabilidad penal no será compatible con la responsabilidad
administrativa cuando exista identidad de sujeto, hecho y fundamento.

Responsabilidades prestacionales de Seguridad Social.


El recargo de prestaciones.
El artículo 164 de la Ley General de la Seguridad Social hace
referencia a los deberes empresariales de observar las medidas de prevención
de riesgos laborales, no solo como un deber público cuyo incumplimiento
genera sanciones administrativas, sino también en tanto en cuanto puede tener
conexión con el accidente o la enfermedad profesional. Por ello le interesa a la
Seguridad Social, y por ello la prevención se configuraría como una obligación
autónoma de Seguridad Social, pudiéndose generar una responsabilidad
específica que afectaría a lñas prestaciones que se deriven de los
incumplimientos de la normativa de prevención de riesgos laborales.

6
Los supuestos en que se contemplan por la ley responsabilidades
prestacionales de Seguridad Social a cargo del empresario incumplidor son las
siguientes:

- Un primer supuesto se produce por no llevar a cabo el empresario los


reconocimientos médicos obligatorios a los trabajadores que hayan de
ocupar puestos de trabajo con riesgo de contraer enfermedades
profesionales antes de la admisión o contratación. También el no practicar
en esos casos los reconocimientos médicos periódicos.
- Un segundo supuesto de responsabilidad prestacional se produce por no
atender el empresario el requerimiento de paralización de los trabajos
ordenado por la Inspección de tarbajo, cuando los trabajos se realicen sin
observar las normas sobre prevención de riesgos laborales e impliquen
grave riesgo para los trabajadores que los ejecuten o para terceros.
- El tercer supuesto se produce cuando la lesión del trabajador se produzca
por máquinas, artefactos, o en instalaciones, centros o lugares de trabajo
que carezcan de los dispositivos de precaución reglamentarios, los tengan
inutilizados o en malas condiciones o, en general, cuando no se hayan
observado las medidas generales o particulares de seguridad e higiene en
el trabajo.

En todos estos supuestos los incumplimientos constituyen a la empresa


responsable directa de las prestaciones que pudieran derivarse de la omisión,
básicamente si dan lugar a accidente de trabajo o enfermedad profesional.
Estas responsabilidades son específicas y distintas de las sancionatorias,
civiles o penales, a las que se añaden.

El recargo de prestaciones tiene perfiles propios que no encajan


totalmente ni en la naturaleza sancionatoria ni en la indemnizatoria, por lo que
lo más razonable quizá es considerarlo como un híbrido entre la sanción y la
indemnización, con efectos tanto preventivos como resarcitorios.

Las responsabilidades prestacionales y especialmente el recargo de


prestaciones exigen una relación de causalidad entre el incumplimiento
empresarial y el daño para el trabajador (la lesión). El recargo reuiere,
además, que nos encontremos con un accidente de trabajo en sentido
técnico-jurídico y éste se excluye en caso de imprudencia temeraria del
trabajador.

7
La responsabilidad civil o patrimonial
La legislación sobre prevención de riesgos laborales no regula
directamente esta responsabilidad. El artículo 42 LPRL la inserta en el cuadro
de posibles responsabilidades en materia de prevención de riesgos laborales,
pero no entra en su regulación.

La responsabilidad civil consistirá en la restitución del bien, siempre


que sea posible, en la reparación del daño, y en la indemnización de perjuicios
materiales y morales.

La exigencia de esta responsabilidad requiere la concurrencia de tres


elementos:

- subjetivo, representado por un hacer u omitir que se sitúa fuera de la


cautela y previsión que exige el ordenamiento o que se deriva de pautas
socialmente aceptadas.
- un resultado dañoso, que se produzcan daños y perjuicios a otra persona.
- un nexo causal o relación de causalidad entre la actuación del sujeto y
dicho resultado.

La responsabilidad civil tiene naturaleza jurídico privada porque se


exige en el contexto de las relaciones privadas, entre sujetos particulares,
centrándose en la reparación o compensación económica de los daños y
perjuicios causados.

En cuanto a los sujetos responsables, la responsabilidad civil es


imputable a los siguientes sujetos:

- aquellos que en cumplimiento de sus obligaciones incurren en dolo,


negligencia o morosidad, y los que de cualquier modo contravinieren
aquellas.
- aquellos que por acción u omisión causen daño a otro, interviniendo culpa
o negligencia, aunque no exista vínculo obligacional.

En cuanto a la responsabilidad patrimonial, es exigible a las


Administraciones Públicas, y se concreta en el derecho de los particulares a
ser indemnizados por la Administración correspondiente de toda lesión que
sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza
mayor, siempre que la lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o
anormal de los servicios públicos. El daño alegado deberá ser efectivo,
evaluable económicamente e individualizado en relación con una persona o
grupo de personas.

8
La responsabilidad disciplinaria
Se trata de la posibilidad de que el empresario pueda sancionar las
faltas del trabajador en materia de seguridad y salud laboral, conforme a lo
dispuesto en el art. 29.3 LPRL, que establece que el incumplimiento por los
trabajadores de las obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales
tendrá la consideración de incumplimiento laboral.

La doctrina ha interpretado que para que los comportamientos de los


trabajadores generen la responsabilidad disciplinaria y sea posible la sanción
adecuada a la gravedad del comportamiento, es necesaria la concurrencia de
los siguientes requisitos:

- que dichos comportamientos puedan ser calificados como


incumplimientos.
- que revistan una cierta entidad para ser sancionables.
- que sean imputables al trabajador, es decir, se trate de incumplimientos
conscientes y voluntarios.

El art. 29.3 LPRL no se detiene en la catalogación de las infracciones ni


en su calificación, remitiéndose a la cláusula general del art. 58.1 del Estatuto
de los Trabajadores, que a su vez también se remite a la graduación de faltas
y sanciones que se establezcan en las disposiciones legales o en el convenio
colectivo que sea aplicable.

9
TEMA 8

1
El Proyecto de Seguridad Integral y la Seguridad Privada
El Proyecto de Seguridad Integral es el estudio general de seguridad
de una organización en base a una metodología idónea con la que se
identifiquen los riesgos existentes, y en base a éstos poder desarrollar los
subsistemas de seguridad que minimicen o neutralicen dichos riesgos,
determinándose los medios necesarios para cubrir los objetivos específicos de
la organización y obtener un nivel adecuado de concienciación en seguridad
integral. El Proyecto de Seguridad Integral se va a asentar básicamente en los
medios y la normativa existente en materia de seguridad privada.

La principal norma en esta materia es la Ley 5/2014, de 4 de abril, de


Seguridad Privada. Se ha de tener en cuenta también el Real Decreto
2364/1994, de 9 de diciembre, por el que se aprueba el Reglamento de
Seguridad Privada. Este Reglamento desarrolla la anterior Ley de Seguridad
Privada, y se mantiene vigente en lo que no contravenga a la nueva ley.

La Ley de Seguridad Privada tiene por objeto regular la realización y la


prestación por personas privadas, físicas o jurídicas, de actividades y servicios
de seguridad privada que, desarrollados por éstos, son contratados, voluntaria
u obligatoriamente, por personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, para la
protección de personas y bienes. Igualmente regula las investigaciones
privadas que se efectúen sobre aquéllos o éstos. Todas estas actividades
tienen la consideración de complementarias y subordinadas respecto de la
seguridad pública.

Entre las actividades de seguridad privada se encuentran, entre otras,


la vigilancia y protección de bienes, establecimientos, lugares y eventos, tanto
públicos como privados, así como de las personas que pudieran encontrarse
en los mismos. También destaca la instalación y mantenimiento de aparatos ,
equipos, dispositivos y sistemas de seguridad conectados a centrales
receptoras de alarmas o a centros de control de videovigilancia, así como la
explotación de centrales para la conexión, recepción, verificación y, en su caso,
respuesta y transmisión de las señales de alarma. Estos servicios se prestarán
por empresas de seguridad privada, sin perjuicio de las competencias de las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

Serán objeto de inscripción de oficio en el Registro Nacional de


Seguridad Privada del Ministerio del Interior, el personal de seguridad privada,
las empresas de seguridad privada y los despachos de detectives privados, así
como delegaciones y sucursales, los centros de formación del personal de
seguridad privada y las centrales receptoras de alarma de uso propio, cuando
no sean objeto de inscripción en los registros de las comunidades autónomas.

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Para la prestación de los servicios de seguridad privada, las empresas
de seguridad privada deberán obtener autorización administrativa y serán
inscritas de oficio en el registro correspondiente. Vendrán obligadas a prestar
especial auxilio y colaboración a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad,
debiendo facilitar a éstas la información que se les requiera en relación con las
competencias atribuidas a las mismas.

Únicamente puede ejercer funciones de seguridad privada el personal


de seguridad privada, que está integrado por los vigilantes de seguridad y su
especialidad de vigilantes de explosivos, los escoltas privados, , los guardas
rurales y sus especialidades de guardas de caza y guardapescas marítimos,
los jefes de seguridad, los directores de seguridad y los detectives privados.

Entre los servicios de las empresas de seguridad privada, vamos a


centrarnos en los servicios de videovigilancia y en los servicios de gestión de
alarmas.

Servicios de Videovigilancia
Los servicios de videovigilancia consisten en el ejercicio de la vigilancia
a través de sistemas de cámaras o videocámaras, fijas o móviles, capaces de
captar y grabar imágenes y sonidos, incluido cualquier medio técnico o sistema
que permita los mismos tratamientos que éstas.

Cuando la finalidad de estos servicios sea prevenir infracciones y evitar


daños a las personas o bienes objeto de protección o impedir accesos no
autorizados, serán prestados necesariamente por vigilantes de seguridad o, en
su caso, por guardas rurales.

No se podrán utilizar cámaras o videocámaras con fines de seguridad


privada para tomar imágenes y sonidos de vías y espacios públicos o de
acceso público salvo en los supuestos y en los términos y condiciones
previstos en su normativa específica, previa autorización administrativa por el
órgano competente en cada caso, Su utilización en el interior de los domicilios
requerirá el consentimiento del titular.

Las grabaciones realizadas por los sistemas de videovigilancia no


podrán destinarse a un uso distinto del de su finalidad. Cuando las mismas se
encuentren relacionadas con hechos delictivos o que afecten a la seguridad
ciudadana, se aportarán, de propia iniciativa o a su requerimiento, a las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad competentes, respetando los criterios de
conservación y custodia de las mismas para su válida aportación como
evidencia o prueba en investigaciones policiales o judiciales.

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La monitorización, grabación, tratamiento y registro de imágenes y
sonidos por parte de los sistemas de videovigilancia estará sometida a lo
previsto en la normativa en materia de protección de datos de carácter
personal, y especialmente a los principios de proporcionalidad, idoneidad e
intervención mínima. Resulta especialmente significativo en esta materia lo que
indica la Instrucción 1/2006, de 8 de noviembre, de la Agencia Española de
Protección de Datos (AEPD), sobre el tratamiento de datos personales con
fines de vigilancia a través de sistemas de cámaras o videocámaras, así como
la Guía de la AEPD de gestión del riesgo y evaluación de impacto en
tratamiento de datos personales, publicada en 2021.

La normativa sobre videovigilancia por parte de las Fuerzas y Cuerpos


de Seguridad se aplicará en lo no previsto en esta ley o sus disposiciones de
desarrollo. Tiene, por tanto, carácter subsidiario. Nos estamos refiriendo
concretamente a la Ley Orgánica 4/1997, de 4 de agosto, por la que se regula
la utilización de videocámaras por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad en
lugares públicos, y al real Decreto 596/1999, de 16 de abril, por el que se
aprueba su Reglamento de desarrollo.

El objeto de la Ley Orgánica 4/1997 es regular la utilización por las


Fuerzas y Cuerpos de Seguridad de videocámaras para grabar imágenes y
sonidos en lugares públicos, abiertos o cerrados, y su posterior tratamiento, a
fin de contribuir a asegurar la convivencia ciudadana, la erradicación de la
violencia y la utilización pacífica de las vías y espacios públicos, así como de
prevenir la comisión de delitos, faltas e infracciones relacionadas con la
seguridad pública. Su puesta en funcionamiento requiere la autorización del
Delegado del Gobierno en la Comunidad Autónoma.

Servicios de Gestión de Alarmas


Los servicios de gestión de alarmas, a cargo de operadores de
seguridad, consistirán en la recepción, verificación no personal y, en su caso,
transmisión de las señales de alarma, relativas a la seguridad y protección de
personas y bienes a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.

Los servicios de respuesta ante alarmas se prestarán por vigilantes de


seguridad o, en su caso, por guardas rurales, y podrán comprender los
siguientes servicios:

a) El depósito y custodia de las llaves de los inmuebles u objetos


donde estén instalados los sistemas de seguridad conectados a la
central de alarmas y, en su caso, su traslado hasta el lugar del que

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procediere la señal de alarma verificada o bien la apertura a
distancia controlada desde la central de alarmas.
b) El desplazamiento de los vigilantes de seguridad o guardas rurales
a fin de proceder a la verificación personal de la alarma recibida.
c) Facilitar el acceso a los servicios policiales o de emergencia cuando
las circunstancias lo requieran, bien mediante aperturas remotas
controladas desde la central de alarmas o con los medios y
dispositivos de acceso de que se disponga.

En relación con esta materia se ha de tener en cuenta lo establecido en


la Orden Int/316/2011, de 1 de febrero, sobre funcionamiento de los sistemas
de alarma en el ámbito de la seguridad privada. Esta norma establece que
únicamente las empresas de seguridad autorizadas podrán realizar las
operaciones de instalación y mantenimiento de aparatos, dispositivos o
sistemas de seguridad y alarmas cuando éstos pretendan conectarse a una
central de alarmas o a los denominados centros de control o de
videovigilancia.

Esta orden establece cuatro grados de seguridad de los sistemas de


alarma en función del riesgo:

a) Grado 1, o de bajo riesgo, para sistemas de alarma dotados de


señalización acústica, que no se vayan a conectar a una central de
alarmas o a un centro de control.
b) Grado 2, de riesgo bajo a medio, dedicado a viviendas y pequeños
establecimientos, comercios e industrias en general, que pretendan
conectarse a una central de alarmas o, en su caso, a un centro de
control.
c) Grado 3, de riesgo medio/alto, destinado a establecimientos
obligados a disponer de medidas de seguridad, así como otras
instalaciones comerciales o industriales a las que por su actividad u
otras circunstancias se les exija disponer de conexión a central de
alarmas o, en su caso, a un centro de control.
d) Grado 4, considerado de alto riesgo, reservado a las denominadas
infraestructuras críticas, instalaciones militares, establecimientos
que almacenen material explosivo reglamentado, y empresas de
seguridad de depósito de efectivo, valores, metales preciosos,
materias peligrosas o explosivos, requeridas o no, de conexión con
central de alarmas o, en su caso, a centros de control.

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Otra cuestión importante en esta materia es la verificación de alarmas.
Cuando se produzca una alarma, las centrales deberán proceder de
inmediato a su verificación. La Orden hace referencia a cuatro tipos de
verificación: secuencial, mediante vídeo, mediante audio y personal.

Verificación secuencial

Para considerar válidamente verificada una alarma por este método


técnico, han der activarse, de forma sucesiva, tres o más señales
procedentes, cada una, de elementos de detección diferentes y en un espacio
de tiempo que dependerá de la superficie o características arquitectónicas de
los inmuebles, pero que nunca superará los treinta minutos.

La condición de alarma de un primer y segundo detectores


proporcionará una alarma sin confirmar. Si a continuación se produce la
activación de un tercer detector, el corte de la línea o una alarma de sabotaje,
dentro del tiempo especificado, se considerará como una alarma confirmada.
Si esta tercera condición se hiciera fuera del tiempo previsto, será necesario
utilizar otros medios para confirmar la alarma.

Verificación mediante vídeo

Para considerar válidamente verificada una alarma por este método


técnico, el subsistema de vídeo ha de ser activado por medio de un detector
de intrusión o de un vídeo sensor, siendo necesario que la cobertura de vídeo
sea igual o superior a la del detector o detectores asociados.

El proceso de verificación mediante vídeo solo puede comenzar


cuando la señal de alarma haya sido visualizada por el operador de la central
de alarmas. Iniciado la verificación, el sistema debe registrar un mínimo de
una imagen del momento exacto de la alarma y dos imágenes posteriores a
ella, en una ventana de tiempo de cinco segundos, de forma que permitan
identificar la causa que ha originado ésta.

Los sistemas de grabación utilizados para este tipo de verificación no


permitirán obtener imágenes del lugar supervisado, si previamente no se ha
producido una alarma, salvo que se cuente con la autorización expresa del
usuario o la norma exija una grabación permanente.

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Verificación mediante audio

Para ser considerada válidamente verificada una alarma por este


método técnico será necesario:

a) Almacenar, al menos, 10 segundos de audio, inmediatamente


anteriores a la activación de la alarma, listos para ser enviados a la
central de alarmas cuando ésta lo demande.
b) Almacenar audio después de producirse la alarma, al menos hasta
que la comunicación por audio se establezca entre la central de
alarmas y la instalación.
c) Poder transmitir audio en directo a la central de alarmas si ésta lo
demanda.

Cuando el sistema de seguridad se halla dividido en subsistemas,


deberá ser posible transmitir información de audio relevante solo de la parte
del sistema que esté activado en el momento de la alarma.

Únicamente será posible que un sistema de seguridad transmita


información de audio cuando se produzca la activación del mismo o se realice
su mantenimiento, contando siempre con el conocimiento y la autorización del
usuario final, o cuando la norma exija una grabación permanente.

Verificación personal

Las empresas autorizadas para la actividad de centralización de


alarmas podrán realizar, complementariamente, servicios de verificación
personal de las alarmas y respuesta a las mismas en las situaciones
siguientes:

a) Cuando la verificación técnica confirme la realidad de una alarma, la


central podrá desplazar, como único servicio de respuesta a la
alarma recibida, el servicio de custodia de llaves para facilitar, a las
Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, el acceso al lugar o inmueble
protegido.
b) Cuando la verificación técnica no permita confirmar la realidad de
una señal de alarma, la central podrá desplazar el servicio de
verificación personal para realizar las comprobaciones oportunas y
facilitar, en su caso, a los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad, información sobre la posible comisión de hechos
delictivos, bien limitando la inspección al exterior del inmueble o
lugar protegido, bien accediendo al interior del mismo.

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En base a la información que la central reciba del servicio de
verificación personal de la alarma, la comunicará como real a las Fuerzas y
Cuerpos de Seguridad o concluirá el procedimiento de verificación al
considerarla como falsa.

Las alarmas verificadas por uno o varios de los procedimientos


indicados, tendrán la consideración de alarmas confirmadas. Las centrales de
alarma tendrán la obligación de transmitir inmediatamente al servicio policial
correspondiente las alarmas reales producidas. A efectos de su comunicación
a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, toda alarma confirmada, con arreglo a
lo dispuesto en esta Orden, tendrá la consideración de alarma real.

En la comunicación de las alarmas a las Fuerzas y Cuerpos de


Seguridad, y con el fin de mejorar la eficacia de la respuesta a las mismas, la
central deberá especificar, además de los datos exactos del lugar donde se
ha producido el hecho, las zonas que se han activado y la ubicación concreta
de las mismas, los datos correspondientes al titular y los que les sean
requeridos para contactar con el mismo.

Durante la comprobación policial de la alarma comunicada, la central


de alarmas se mantendrá en contacto permanente con el servicio policial
correspondiente al objeto de facilitarle la información que resulta pertinente o
le vaya siendo requerida. Finalizada la intervención policial, se participará a la
central de alarmas el resultado de la misma en relación con la veracidad o
falsedad de la alarma comunicada.

Se considerará falsa toda alarma no confirmada en los términos


establecidos en la Orden, que no esté determinada por hechos susceptibles
de producir la intervención policial, y en determinados casos podrá ser objeto
de denuncia para la imposición de la correspondiente sanción.

En la Orden también se hace referencia a los sistemas de alarmas


móviles. Se entiende por tales los dispositivos de seguridad, siempre que
estén conectados a una central de alarmas, cuya aplicación se encuentre
exclusivamente destinada a la prevención de posibles actos delictivos contra
personas o bienes muebles, la posible localización de las personas o bienes,
o para facilitar el cumplimiento, en su caso, de penas o medidas de seguridad.

A este tipo de sistemas de alarmas móviles les serán de aplicación las


siguientes particularidades:

a) La recepción, verificación y transmisión de las señales de alarma,


así como su comunicación a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad,
deberá realizarse, en todo caso, por empresas de seguridad
explotadoras de centrales de alarmas o por centrales de alarmas de
uso propio.

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b) La confirmación de las alarmas se realizará, como mínimo,
mediante verificación por audio y, en su caso, complementada con
llamada telefónica.

Cuando se trate de sistemas de alarma móviles destinados


exclusivamente a la seguridad y protección de personas, bastará con la
confirmación de la alarma, por parte de la central de alarmas, para su
transmisión inmediata al servicio policial correspondiente.

Cuando se trate de sistemas de alarma móviles destinados


exclusivamente a la seguridad o protección de bienes muebles, tales como
vehículos automóviles, además de su confirmación por parte de la central de
alarmas, se requerirá, para su comunicación al servicio policial, la
presentación de la correspondiente denuncia, salvo en casos de flagrante
delito.

Sistemas de activación de alarmas


En primer lugar se ha de indicar que la central de alarmas es el centro
neurálgico del sistema. Posee un microprocesador que es encargado, de
acuerdo a su programación, de recibir las señales de los sensores y tomar

Constantemente recoge información del estado de los distintos sensores, y en


caso de detectar una intrusión en la zona protegida, accionará sistemas de
aviso (sean ópticos o acústicos). Suele encontrarse resguardada en un
gabinete lo suficientemente protegido como para no poder ser desarmado.

Detectores volumétricos

Son los elementos electrónicos encargados de descubrir la presencia

instalaciones determinadas. Existen varios tipos de detectores volumétricos.

- Detector por infrarrojos.

Su principio de funcionamiento está basado en la diferencia moderada


entre la temperatura del ambiente y la temperatura del cuerpo humano. Cuando
esta temperatura difiere, la radiación generada por el intruso es empleada para
activar la alarma.

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- Detector por microondas.

Este tipo de detectores ya casi no se usan por su vulnerabilidad a las


falsas alarmas. Está basado en la detección de movimientos mediante el
efecto Doppier.

- Detector mixto o doble tecnología.

Se basa en el empleo simultáneo de un detector de infrarrojos (sensible


a variaciones de energía térmica) y un detector microondas (sensible a
movimientos). Solamente se genera alarma cuando existe doble detección.
Con esto se consigue la eliminación de la mayoría de las posibles falsas

Contacto magnético

El contacto magnético se utiliza para la protección de puertas y


ventanas; en cuanto se separa la hoja de la puerta o ventana unos
centímetros se cierra o abre el circuito, según sea el modelo, y la central
produce una alarma.

Barrera infrarroja

Las barreras de infrarrojos se usan para la detección perimetral de


intrusión. Se realizan sobre el perímetro de la vivienda o parcela.

Sistemas de intrusión vía radio

Los sistemas de seguridad vía radio (sin cables), están proliferando a


gran ritmo en el ámbito de la seguridad, debido en gran parte a su rápida
instalación y disminución de precio.

Sin embargo, desde el punto de vista estricto de la seguridad, el


sistema cableado ofrece algunas ventajas. Así, un detector cableado no se
puede sabotear, no se puede interferir, y no se puede cortar el cable sin que
la central lo detecte. Por otra parte, los equipos vía radio pueden verse
afectados, excepcionalmente, por interferencias locales, lo que no afecta a un
detector cableado.

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Detectores de vibración

Se trata de un dispositivo integrado por un elemento sensible a la


rotura de cristales, de dimensiones pequeñas (3 a 5 cm de diámetro y de 2 a
7 cm de alto), que permite detectar desde el rayado mediante herramienta de
corte hasta la rotura total del cristal según el modelo que se elija.

Cable sensor

El cable sensor es un sistema de alarma para cercas de alambre

Su gama de aplicaciones es muy extensa. Sus características lo transforman


en una especie de micrófono que permite detectar las vibraciones cuando los
alambres de una cerca son cortados o movidos.

Detección por fibra óptica

El sistema de detección por fibra óptica se basa en la utilización de la


luz láser (inmune a interferencias electromagnéticas e indetectable) como
elemento de seguridad. La utilización de fibra óptica como elemento portador
de la luz láser, y a la vez como elemento sensor, permite la creación de
perímetros de seguridad de larga distancia.

Generador de niebla

El generador de niebla no se puede catalogar como detector, pero sí


como obstructor de intrusión, siendo éste su objetivo. La niebla de seguridad
es un complemento de seguridad a los sistemas antirrobo convencionales, de
gran efectividad. Al negar la capacidad de ver y desplazarse por la instalación,
se convierte en un aliado perfecto para disuadir a los intrusos.

Al producirse una alarma el sistema se dispara llenando una habitación


de niebla en segundos, dejando sin visión al intruso. La niebla permanece en
la instancia bastante tiempo y no deja residuo alguno. La niebla ha
demostrado ser inocua y segura en laboratorios de todo el mundo. Se utiliza
también para simulacros de incendio en empresas y centros educativos.

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