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‘Direccisn de la coleccién: Guillermo Hobn Jet de arce: Marta Jost de Tellerta ‘Titulo original: Comme une peau de chagrin “Traduccidn: Valeria Castellé-Joubert Correccién: Gabriel Valetras onorio Paeyrredén 571 ~ Tel: (02) 4902-1093 (1405) Buenos Aires Argentina A Catherine, pee Binca su dente la vid ABrigita pve munca perdido apatite de vir. Tentetece aot y bab termina de etc Secome para ereces, No ereeré mudi, oe dije. Comer alo Lo minimo indispensable. Le nscesario para duran Bio me dab como un campo de explracin inmsenso, el desabrimiento den teritoriosabajey serio. No tenia ningin seoeta. Desces,sh wna volunted de cica de bier Genevidoe Brsae Pequesa La partida Aeropuerto de Vancowver, 28 de agosto El corazén es una méquina rara. Bum-bum, bum-bum, bum-bum.... No hay que pensar, funciona solo iy esperenios. «que por mucho tiempo! gEI conejo rosa de la publicidad que anda a pilas y que golpea el tambor al mismo tiempo que rnuestras orejas? ;Pequesia cosa al lado! De hecho, nos acordamos de él (del corazén, no del conejo) solo cuando da saltos. Como los que se multiplican en mi pecho en este momento, mientras el avién avanza por una de Jas pistas del aeropuerto de Vancouver. Un latido olvidado aqu‘ y alla. Recuperado un poco después. Como si mi corazén is el ritmo que, sin embargo, lo marca desde ios. {Una laguna de memoria cardiaca! ‘Yrno puedo asombrarme. Se me esté zhogando el corazén. ‘Se me esti ahogando, apretado en mi pecho entre un pasado to que dejo reciente y un futuro no muy Iejano. Apretado en cen Vancouver y Jo que me espera en Montreal. Aqui, en la costa del Pacffico, abandono a Eliane y a Roxanne. Dos chiquités que festejaron ayer su segundo mes en la Tierra. Mis pequefias queridas. Sé que a Stéphanie, su madre y mi prima, no le gustaria que use el posesivo cuando en realidad son SUS bebés. Pero es més fuerte que yor en mi cabeza, no puedo hacer otra cose ‘més que apropiarme de una partecita de las gemelas. Después de todo, jme ocupé de ellas durante un mes! ‘Una experiencia de !a que quedé extenuiada. ¥ encantada, ‘Sop tan calentitos, ter suaves, y huclen tan bien los bebs ‘ya sé! Lloran también. Mucho y fuerte. De noche, preferente- ‘mente. Pero de repente, entre dos sollozos, se hace el silencio. ‘Dos miradas se cruzan, ¥ el bebé sonrie. A los ngeles, dicen. ngeles que se reconocen porque tienen ojeras! cuales la sonrisa de un niffo es un vuelo directo al séptimo cielo. En cuanto al vértigo y 2 la enforia, nada que ver con los, diez mil metros de altara a los que vuela en este momento el avin que me trae de regreso al aeropuerto de Dorval’, donde me espera Véronique. Donde me espera tal vez Véronique, deberia precisar ‘Toneladas de incertidumbre que pesan sobre mis hombros. Toneladas... Hay que conocer: ver un ejemplo de mi historia, y la de mi mejor amiga, para mo. 4. Dorval ese nombre que recibe el seropuerto internacional de Montreal Desde que tengo uso de razén, Véronique Dumas y yo, Gabrielle Perrault, somos amigas. Pero nuestra amistad data, segrin parece, desde mucho antes. Mis padres y los de Vero 8¢ conocieron, en efecto, en el hospital Saint-Luc, el dia que nacimos. Nuestras madres dieron a luz.con unas horas de inter- vvalo. Compartieron la habitacidn, mientras Véronique y yo intercambizbamas nuestros primeros secretos en la nursery Ella, rubia y rlliza. Yo, castafia y delgada. Primeros dientes, primeros pasos, primeras palabras, pri- ‘meros afios de escuela: viviamos a pocas cuadras de distancia y, como nuestros padres no se habian perdido de vista, casi crecimos lado a lado. En fin, crecimos.... un poco: sin tacos ni rodete, mido apenas un metro cincuenta y siete y mi amiga, tres centimetros més. ‘Cosa que no nos impide ver alo grande.’Teniamos tan solo siete afios cuando encontramos nuestra “vocacién’. A nuestros ojos, los mamarrachos de Vero eran mejores que la obra com- pleta de Picasso’, y mis garabatos hubieran hecho palidecer de envidia a todos los Victor Hugo? de este mundo. Bueno, habfamos decidido que nos convertiriamos en las Uderzo y Goscinny' del siglo veintiuno, A la manera de los creadotes de dsterix, mi amiga inventarfa los personajes, y yo les pondria palabras en la boca, 2, Pablo Picasso (18 1973) fue en gran artista plistio espanol. Su obra se Batre sus novela Los miserable. 4 Udero y Gescinny Dame y os autores dele mundatnentefanoe isis Aeris ‘Y como la prictica lo es todo, comenzamos nuestra “carrera” ese mismo verano. Resulhado: una historieta completa, a color, encuadernada artesanalmente y fotocopiada a dos an-chan! ‘Sucumbimos averamenfe al afio siguiente. ¥ el otro. Y otro ‘més, Tranguilamente, mejpraron muchas cosas. jEntre otras, us dibujos y mis texto Hoy, unos grandes “libfos” de cartén con la firma Perdu’, por Pecrault y Dumas, esfin cuidadosamente guardados en ‘mi biblioteca, Idéntioos a Jos que se encuentran en el dormi- rorio de Vero. Hlay nueve en total, Debetiamos sumar pronto un décimo, Tal ver sea el timo. (Gin Amor a primera vista Montreal, principios de febrero (Te derretiste! fulgurantes me atravesaron el corazéa smago al ver a Véronique surgir del proba- ‘dos. Estaba enfundada en un conjunto de esqui de lycra negra, ‘YY no me quedaba més que entregarme a Ja evidencia: habia perdido mi “medio punto”. tema de autoc- Pomme 41 cuando 3s chicos, Aquellos cu tnzadas “cuntfadoras se denen demasiado rato sobse :nuestras personitas, Jugamos entonces a ganarles de mano cn, sus céleulos. ‘De eso resultan cosas de este tipo: “Mis ubdominales baje~ ron cuatro décimas, pero compenso con un alza de medio ut punto por mis biceps. Te juro, jLas flexiones de brazos son un chiste al lado de los abdominales! Si, claro... ‘Ahora bien, en el dltimo “balance”, habia sacado medio punto mas que Véronique, que se obstinaba, como de costum- bre, en quitarse dos puntos por sus caderas. “Parezco una pera”, insistia desde que la pubertad le haba regzlado curvas que ella juagaba demasiado generosas. Y bien, las curvas en cuestién habtan desaparecido en el curso de las tiltimas semanas! Tenia la prueba delante de mis ojos, puesto que por primera vez mi amiga no disimulaba sus presuntos rollos debajo de uno de esos inmensos puléveres & log que es tan afecta, —-Baje dos o tres kilo: —me sespondié finalmente con tono ariodino, sin disimular, no obstante, una sonrisa de satisfac~ cién—. :Te parece de verdad que se nota? AY la nariz, en medio de la cara, me la ves? —exclamé—. {Estis bérbaral —Tampoco exageres. No tendrés qué decirme cuando haya alcanzado mi peso ideal. Tha a abrir la boca pari que Vero me aclarara qué entendia por “su peso ideal”, cuando dio media vuelta hacia el espejo. —dEstis segura de que deberia llevar este conjunto? —me pregunté frunciendo las cejas. En el espejo, examinaba sin complacencia la ropa que se ‘unia al contomno de sus pechos, sus mustos, sus caderas y sus piernas, como una segurda piel, negra y bi —{No parezco demasiado gorda? poniéndome un abrigo bastante largo ei quedar bien... FE ié-—, Aunque ima, tendria que No alcanzaba a dar crédito a mis oidos. {De qué estaba ha~ blando esta chica? jQué era exactamente lo que queria escon~ er? Ya tendremos algin dia una conversacién sobre este tema. —

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