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Jacopo Garcia ALVAREZ Departamento de,Geoprafia dela Universidad Auténoma de Madrid La corematica y la nueva geografia regional francesa Resuaten La coremiiica se ha difundido en Francia como la nueva corriente tebrico-metodoldgica de la Geograffa, Su foemulacién original es obra de Roger Brune. integra elementos procedentes de la Teorta General 4e Sistemas. e] estructuraismo, la semiologia espacial, y la modeliza- ‘cin grifica y cantogréfica,uplicados al anilisis geogrtico regional Las curacteriticas propias de la eoriay la activa participacicn de Bru- ret en las instancias politicas estatales de investigaciGn durante Tos si 80, culminads con la fundacién del Gu-Rect.s, han potenciado su difusion mis alli de las aulas universtarias, incluyendo a Tos res- tates niveles educsivos y a medios piblicos y privados relacionados ‘con fx ordenacién del terior, RESUME La chorématique et la nowvelle géographie régionale franguise.~ La chorématique ses repandue en France comme le nouvelle tendance: théorique-métodologique de la Géographie. Sa formulation originale, 3 ‘charge de Roger Brunet, integre des éléments de la Théorie Général des Systdmes, du structuraisme, de la séimiologie spatiale. et de la mo- dglisation graphique et cartogeaphique. drigés vers analyse géogra- phique régionale. Les caractéristiques de la the6rie et lr remarquable participation de Brunet dans la politique de recherche officielle pendant les années 80, culminge avec la création du Gip-Rec.us. ont fav 1 INTRODUCCION ‘ E N ENERO de 1995 salfa a fa luz. con el cardctet mio- nogrifico y la petiodicidad trimestral habituales, el niimero 76 de la conocida revista francesa Hérodote, es- pecializada en temas geopoliticos, y ura de las publica ciones de corte radical mas importantes de entre las va- rias surgidas en la geograffa europea y norteamericana Eria, 48 (199%), pigs. 5.35 sa diffusion au-dala de "Université, en ineluan¢ les retants niveaux educatifs et quelques coNectfsratachés & Faménagement du teritoire ABSTRACT, Corematies and rhe new regional geography in France.- Corema- ties has spread in France as the new theorieal-methodological trend in Geography. Formulated by Roger Brune, it assembles elements from General Systems Theory, strcturalism, spatial semiology. and graph cal and cartographycal models, applied t0 regional geographical analysis. The features ofthe theory as well as Brune’: active patici- pation in State research policy during the 80s, which was culminated in the foundation of GiP-RECLUs, have allowed its difussion beyond the University, including the rest of Education levels and some groups ‘elated to regional planning Palabras clave /Motselé/ Key words Francia, geografia regional, coremitia, teoria de sistemas, semio- logfa espacial, modelos grSticos, renovacion diseiplina. France, géographie régionae, chorématique. systemique, sémiolo- ge spatiale, modeles geaphiques, renovation disciplinaie. France, regional geography, corematics, Systems Theory. spatial semiology. praphie models. renovation. durante los afios més activos de la ola marxista de la isciplina, a mediados de los 70. El asunto elegido para Ja ocasi6n Hevaba el sugestivo y enigmitico titulo de «Los gedgrafos, la Ciencia y la ilusién», acompaitado, cen el margen inferior derecho de la portada, por una so- nora. expeditiva, € inequivoca llamada: «Chorématique, stop». En el articulo introductorio, que funciona inva- riablemente a modo de editorial y de presentacién de las A cuestiones debatidas en Ia revista, el director de la mis- ma. Yves Lacoste, polemizaba sobre las querellas y ri- validades epistemoldgicas intemas desarrolladas dentro de la denominada «Escuela geogréfica francesa» duran- te el periodo de entreguerras tos aiios posteriores a la muerte de Vidal—, asi como sobre la diversificacién de corrientes y de alternativas al modelo dominante opera- da en la disciplina durante los afios 60 y 70, que nunca trascendieron, a juicio de Lacoste, a «un verdadero de- bate en el seno de Ia corporacién», més allé de las preo- cupaciones y discusiones cientificas «de un limitado mi- mero de gedgrafos reputados». «En realidad —afada—, es actualmente cuando se desarolla el primer gran debate entre Ios gedgrafos, inluidos no solamente los gedgrafos “fsicos", sino también numerosos colegas que en- sefian geografia, con la historia, en los colegios e institutos. Este bate resulta del interés y malestar que suscita, al mismo tiempo, el poder adquirdo, stbitamente, desde hace algunos afios, po los ceampeones de una concepein nueva y “recentrada” de la Geogra- fia, que. segin ellos, se convertria al fin en una verdadera cien- cia, Se trata de lo que Tos promotores de tals ideas y desu funda- dor. Roger Brunet, llaman la geografia coremdtica» (LACOsT: 10995 a. 6-7) ‘Tras la advertencia, el autor prosegufa con un répido recottido por el origen y evolucién de esta corriente, y en particular por su reciente y fulgurante difusién entre determinados sectores privilegiados de la sociedad fran- cesa: desde el Ambito estrictamente individual, universi tario, y epistemolégico en que surgi6, a principio de los 70, los resultados de «la coremiticay —denominacién, a secas, preferida por sus principales representantes, em- pezando por el propio Brunet— se habrian extendido, sobre todo desde finales de los 80, a la ensefianza oficial primaria y secundaria, a ciertas instancias politicas esta {ales y regionales con competencias en la ordenacién del, territorio, ¢ incluso a algunos medios empresariales y de negocios relacionados © no con éstas. El articulo —co- ‘mo los ocho que le seguian en el mismo nimero— re- vestia un tono abiertamente condenatorio, en el que no faltaban descalificaciones personales, excomuniones su- twarias, 0 declaraciones pretendidamente salvifi bre los riesgos geopoliticos, educativos, disciplinare de «la deriva coremitica». Los calificativos sobre la misma eran rotundos: «ambicién totalizante>, arrogan- cia intelectual, «manipulaci6n gréfica» y catastrofista de la realidad, «simplismo caricatural>, «gargarismo bal, «denigracién sistemética» de la geografia fisica, «pseudobjetivismo», «vocacién publicitaria, si no mer- cantil», «determinismo del espacio», etc, etc. A la caby za. y en el trasfondo de todas, 1a acusacién que inspiraba el titulo del monogrétfico: «Para nosotros, es importante denunciarla y asumir la defensa de la Geografia>, escri- bia Lacoste. «Es preciso combatir la hegemonia corem tica, denunciando la ilusién cientifica sobre la cual se funda». ‘Aun prescindiendo de cualquier juicio de valor sobre el mismo, el ejemplar de Hérodote resucita, sin duda, fantasmas que pareefan trasnochados de la historia de la disciplina. No era el primer ataque directo sobre tal ob- jetivo —el propio Lacoste habfa abierto la polémica, a rafe de una critica bibliografica, en un articulo dos afios anterior (Lacoste; 1993)—, pero si, desde luego. el més, extenso, diverso y colectivo (y hasta lo que sabemos, el tinico, por ahora, de estas caracteristicas). Cuando estén todavia cercanos los reclamos anarquistas 0 dadafstas en la ciencia (Feyerabend), cuando las filosofias postmo- demas han celebrado la invocacién al relativismo (Lyo- tard, Vattimo) en el conocimiento, y desde dentro de la Geografia se ha diagnosticado el «pluralismo ecléct (Racine), 0 estimulado incluso el «eclecticismo escépti- co» (Gregory), no es desde luego usual que una revista consagre hoy dfa un ntimero casi completo 150 paginas— al cuestionamiento y anatema de una de- terminada ) y «global» (fisica y humana) en sus preocupacio- nes, a la cual se adscribirfa este grupo, la perspectiva coremética apareceria, segiin este autor, «como una suerte de investigacién formal, a remolque de diversas ciencias sociales y centrada sobre un espacio social con- cebido de manera demasiado estrecha y abstracta» (La- coste; 1995a, 19). En todo caso, y dejando aparte las evidentes conexiones de «los coreméticos» con determi- nados planteamientos del universo positivista (en esp cial con la teorfa de sistemas), lo indiscutible lo mas original, en muchos sentidos— es que la reflexién sobre las auténticas dimensiones de esta corriente permite y coste mismo, en una interpretaciGn sospe- LA.COREMATICA Y LA NUEVA GEOGRAFIA REGIONAL FRANCESA 1 s alld de la vertiente meramente exige saltar mucho m te6rica o académica Porque la coremdtica —su principal mentor, Roger Brunet, ha querido recordarlo recientemente— es s6lo cuina fraecié> en un proyecto, en una prictica, bastante mas amplios sobre el conjunto de la diseiplina'. Un pro- yecto que atafie a la construccién de «un enfoque te6ri co global de la Geograffa» (Bruner; 1996, 32). a su es- tatuto cientifico y profesional, a su funcién educativa y, en definitiva, a su imagen y a su valoracidn por parte de la sociedad francesa, Articulado en tomo a la figura de Brunet y a la que éste, su principal impulsor, ha calif do como «la mas importante novedad institucional de los afios ochenta en la geografia francesa»*, el Gir-Re- CLUS. ese programa ha pretendido conjugar, sobre Ia idea de wn arecentramiento» («recentrage) disciplinar, dos objetivos: de un ado, profundizar en las posibilida- des de mediacién entre la exigencia te6rica y la deman- da social; de otto, revitalizar y renovar teéricamente la geogratia regional como forma distintiva y nuclear del quehacer geogritfico, Por esos motivos, el interés general de una apro macién, 0 cuando menos de una «sensibilidad> de tipo contextual (en el sentido definido por Berdoulay)’ a las vicisitudes del mismo —es decir, una aproximacién que otorgue un papel central a las relaciones mutuas entre ta sociedad y el pensamiento cientifico— deviene en este caso, pricticamente, una exigencia. La ciencia no deja de ser «una actividad social compleja», y anali- zarla tinica © prioritariamente en términos de su Iégica interna significaria desvincularla de su historia y de su geografia, o sea, descontextualizarla. En esa linea, y con inteneién esquematica, Matie-Claire Robic ha plan- teado recientemente interpretar la evolucién de las ideas geograficas —y de la ciencia, en general— como el producto de tres esferas fundamentales dialéetica- mente imbricadas: la préctica o interés solicitado: el « intelectual o el lenguaje movilizable: y «la Beurer (996), pie 3 ste autor hay echo ode geografiacoremstica gue le an puesto autores come J, Schcibhingo Ls ote, ura singed lamentable» et su opinion, porque cairo am ‘enfogue por am atv que no coeresponde mis que a una parte La difsion «eesta Faceiin —afde~ ba Go acho mis alé de lo que ne expr eto no me pds i wransformar la Parte en el Ld, i jugar a Maeno dee uel puesto qu eneventa completamente rac les isa de “eseucl'» > B inciso intelectual y lingiiist co del citado esquema, la dimensién mas propiamente académica); en segundo lugar, su relacién eon las dife- rentes practicas sociales extr micas sobre las que se ha proyectado y con el contexto histérico general — «la naturaleza de la referencia»—, analizados conjunta- mente con su discusin y oposicién erfticas; y. por iti ‘mo, el proyecto disciplinar en el que se inscribe y la sig, nificacién del mismo en el contexto de las transforma. ciones recientes de la geografia regional francesa y an- glosajona, 1 LA COREMATICA Y LA PRACTICA CIENTIFICA. FUNDAMENTOS TEORICO-METODOLOGICOS Aunque en su formalizacién explicita no aparece formulada hasta 1980, en un articulo publicado en L'Es- pace géographique (BRUNET; 1980), la teoria coremati- ca culmina, en realidad, todo un conjunto de investiga- ciones desarrolladas por Brunet, especialmente desde fi- rales de los afos 60, en relacién con las posibilidades de la teoria sistémica, ef estructuralismo, la semiologi espacial, la cartografia y la modelizacién gréfica en la Jo que conozco erica eferenia bloga deca al especto lo de Toms Cotizo (1993), en la evs Alii, que ineluye te ensayo de modelizacin apis ala reid astriana, Fuera de clo ls evsta Darumenss Andis Gegraficu ba publicado una accin a featulén de un arcu de Maryse Clary (1995), una de las representantes mis cstacus de a vertiente didsctia de la coriem- Los das 28, 29 y 30 de unio de 1993, el Departamento de Geografia de a Universidad de Alaléorgnizd bajo ba dzecisn del profesor J. Bosque Sena, us Seminario sobre satin. ein de cores en Geografis, vinculada ala dscipina de Cartgrai, dl gue esconozeo ealguir tips de resuladoexrito. Pr lo dems, Geogratia Ui ‘sal RECLS» ha sido objeto de pas eeferencias en RIUDOR (1988); y MEN bey Mocint (1991, Mailage leu de hava Producten de bien: Production facie tinmobilére Creation desbiens Reveo, de vies Hobitet Fig, 1. El sistema de «produccisn y «dominacién» del espacio Gn Roger Brunet (1990. pig. 32). Cuatro aeciones bisicas asocia das (habitar apropiarse, explotar e «intercambiar») son coordinadas por una quinta, el modo o modos de gestion (entendidos en sentido amplio: cultural, politico, social, econdmico, etc). Cust estructaras espaciales les corresponden: el «aaillage» (0 conjunto de divisiones terrtoriales definida por los sistemas de propiedad y gestion, desde el parcelario al estado) el «treillager 0 «quadrilage (es deci la redes de intereambio, ciculacién y comunicacin) ls lugares de trabajo: y los de habitat Sus relaciones respectivas definen otras acciones de no- tuble relevancia geogrifica (pe, la relackén entre el intercambio y Is cexplotacion comporta la circulacion de bienes) Trellage geografia regional’. La exposicién més elaborada de la misma ~y del conjunto de su concepcién geografica— se encuentra en el libro introductorio de la Géographie Universelle, el proyecto bibliografico y editorial mas ambicioso concebido hasta el momento por el Gre-RE- cus. |. EL REFERENTE POSITIVISTA: , del gr. kho- ra) a cada una de esas «estructuras elementales del es- pacio geografico», representables por medio de un mo: delo grafico. A esta acepcién conceptual de la palabra le afade, por extensién, una segunda: la de corema como el propio modelo u objeto grafico con que se representa laestructura, de la argumentaci6n La manifiesta connotacién lingiifstica del término no resulta, en modo alguno, casual o secundaria: en el pro- yecto tedrico de Brunet, los coremas se conciben, expre- Samente, como los signos sobre los que cuales fundar «una semiologia de la organizacién del espacio». Bs de cir, constituirian a la geografia, lo que los fonemas, los morfemas 0 los texemas constituyen a la lingiistica, una especie de unidades mivimas de organizacién espacial. Y la coremdtica, de acuerdo von la definicién més for malizada que se ha ofrecido de ella, una «gramitica de los coremas. (Una) ciencia o arte del tratamiento de los coremas y de la interpretacién de | ales por el reconocimiento y composicién de los core mas» (BRUNET et al.; 1992, 97) S estructuras espa- “Los coremas, que forman la escritura del mundo, s¢ repre sentan por medio de algunas figuras clave. Es preciso aprenderlas para comprender la geografia del mundo, Esos signos consti ‘como ef alfabto de Ia geografia, por el cual "se escriben las Fr: mas de los espacios producidos por las soviedudes» (BRUNET 1990, 118), Como en las citadas «leyes del espacio geografico, la logica de tales estructuras es social. «Los coremas ex- * Bruner (1980), pig. 262. Sobre las conexions entre la eat y ase inolngitica francesa, que fueron especialmente fecundas ene nals de los (60 y prinipns de fos 70, puede verse Monoais. y RACINe. 192) y Chavis (1974), este tkime denvo del monogrifico que pace gévgraphique dedi 3 Ia semitica del poise presan unas acciones, unos proyectos, unos resultados», (© mas precisamente, expresan las diferentes «ldgicas» (acciones, estrategias) sociales clementales de control o « 0 evenesinta angina ecuatorial, segtin Deze y GowDaRD (1990, pigs. 10-1D). sdiatamem sensible: no se encuentra ese eorema mas que en ler tos maillages y quadritages, que haven tabla rasa del medion, co- ‘mo los wazados urbanos en damere, Las configuraciones geomé- twicamente desordenadas, en «puzzle, refljastan en extremo la ‘multiplicidad de las acciones y determinaciones (fisieas burma idad, ba identidad geoméirica de las légicas, «leyese, drdenes y modelos espaciales tipo (Ubud, 118-119), res) que «desfiguran frecuentemente, en la ExpresiGn simultanea de unos proyectos o estrate~ gias y de sus resultados, la combinacién —«composi- cidn», Seguin prefiere Brunet, en el sentido de dialéetica interactiva— particular de varios de los coremas estruc~ ura y confiere especifidad a cada extensién concreta del espacio geografico, pudigndose reconocer en éste diferentes escalas niveles de organizacién (local, co mareal, regional, continental, mundial, ete). Los luga- res, o las regiones (como el resto de los niveles de orga- nizacién espacial, cualesquiera que se definan y consi: deren), resultarian, pues, en tanto en cuanto espacios geogrificos concretos, auténticas «estructuras de estruc~ turas», 0 dicho de otro modo, unas estructuras comple- jjas y particulares de esas estructuras elementales y ge- nerales que son los coremas. La combinacin de éstos (la identidad de la regiGn, en definitiva) es, en sentido riguroso, siempre nica, aunque Brunet distingue entre combinaciones «singulares» 0 «especificas» (cualquier espacio tomado por si mismo: una regiGn determinada una ciudad determinada, ete), por un lado; y, por otro, determinadas combinaciones mas o menos recurrentes ¥ habituales, los corotipos (chorotypes), concept con el ‘que Brunet denomina a aquellas «configuraciones espa- ciales-tipo ... que traducen la existencia de una solu- cidn (ms 0 menos) comin a unos problemas de organi- zacién particulares»: la ciudad éabe, la ciudad del Ter cer Mundo, las organizaciones urbanas recogidas por los modelos de la Escuela de Chicago, las tres megalé~ polis mundiales, los oasis saharianos, los espacios de estuatios y deltas, los espacios de piedemonie, ta isla tropical [fig. 3.1], las hoyas andinas [fig. 3.2], la huerta levantina, etc’ En el conjunto del proyecto geografico del autor, la coremética constituirfa, sobre 100, una teoria y un mé- todo experimental para aprehender, investigar y repre- sentar modelos de organizacién espacial particulares (es decir, regionales, en sentido amplio, sean corotipicos © no) como composicién de unes modelos de organiza~ cién espacial que, aunque elementales (en el sentido de minimos ¢ irreductibles), femiten a procesos, leyes y modelos de vocacién tedrica y general (como los de gravitacién). Lo cual le indujo a considerarla, desde su primera formalizacién explicita, «una via hacia la cién de la contradiccién entre los métodos deductivos y (los) induetivos, entre los enfoques nomotéticos y (los) idiogrdficos» (Bruner: 1980, 253). Bs preciso sumergin en las estructuras singulares de wn es- pacio particular para encontrat en él las estructuras elementales el espacio en general», «Cada estructura particular .. representa ‘una manitestacién local de la interaccién de leyes y de ° Baus (190, 195), Las corotpos constiirian, en expeesin del aor verdadras fami de formas» 0 «especies de expacion»,pongue son estuct ras ie «se repiten, con escsas variciones.en un nimero de casos eevido, [Algunos ejemplos de ete ip de modelos pucden verse en Baron, DELER y “Tutky (1991, 68.70; BRocARO a. (1995); BRUNET (1990, pig. 120), COUT y Diss (1904): Dene y GoxbaRD (1990); y MOLLARD (1993) LA COREMATICA Y LA NUEVA GEOGRAFIA REGIONAL FRANCESA, b espaciales generales. No hay ninguna contradiceién entre lo que serfa una ciencia de lo general y un arte de lo particular, Existe una ciencia geogrifica, cuyos fundamentos teéricos se consolidan poco a poco. Si ésta busca identifiear unas esteuctueas y unas di rimicas, no es tanto para describirlas como para comprender los procesos y reconocer en ella unas afnidades comuness (BRUNET 1990, pags. 90 y 124-125). 3. LA PREVALENCIA DE LOS ENFOQUES ESTRUCTURAL Y SISTEMICO Como el autor ha recordado recientemente, «la core- mnatica procede de una preocupacién por la investiga- cién y comunicacién cient fundado sobre el andlisis estructural y sistémico de las formas espaciales creadas por la accidn de las socieda- des» (BRUNET; 1996, 31). La trayectoria del pensami to brunetiano, y de la préctica corematica en general, no se comprenden bien sin el referente de lo que significé la introduccién de los enfoques sistémicos, originatios del mbito anglosajén, en la renovacién de 1a geogratia francesa de finales de los 60, tamizados en mayor a me- nor medida por el auge de los planteamientos estructura listas entre las ciencias sociales del pais. En un contexto marcado férreamente por el agotamiento de la tradicién historicista y por un cierto galocentrismo, la converg cia de ambas corrientes y 10s contactos con otras ramas del conocimiento por entonces mas dindmicas y presti- giadas académicamente (como Ia ecologia, ta lingiifstica © Ia economia), canalizaron las primeras incorporacio: nes positivistas en la geografia fisica (G. Bertrand, Tri cart) y geografia regional (Brunet, Dauphiné, Dumo: lard) francesas", icas, de un esfuerzo racionall = Brunet ha sido, por ejemplo, uno de los partidarios mas firmes de la postura objetivista en el clasico debate suscitado acerca de la auténtica naturaleza del concepto de regi6n: «esos conjuntos geogrificos —ha afirmado en referencia a las regiones— existen. y lo que las dife- rentcia, las produce y las reproduce tiene todos los carac~ teres de un sistema (BRUNET, 1979, 401); el enfogue sistémico deviene un itil te6rico privilegiado para su comprensién porque, entre otros motivos, incide en los conceptos de organizacién ¢ interaccién dinémica entre los elementos, se opone al reduccionismo y al determi- rnismo de causas o de efectos, permite superar las con- tradicciones geogréficas entre lo general y lo particular, ease Care, (1990, 31-32), CLAvAL (1984: Geom (1988); y Gow? evita poner un acento excesivo en la génesis histérica, y facilita la comunicacién con otras ciencias (Ibid, 406: BRUNET et al, 1992, 428)" La parte tercera del volumen introductorio de la Géographie Universelle se consagra enteramente a si tematizar la concepcién teérica personal del autor sobre tales planteamientos; el libro que le sucede en el mismo Volumen, a cargo de Olivier Dollfus, constituye, de he- cho, una interpretacién general del mundo —o mas exactamente, del «Sistema Mundo»—, escrita explicita- mente en términos sistémicos. La conexién entre éstos y la teorfa de partida arranca de la distincién entre estruc- lura y sistema: la estructura es el objeto concreto; su sistema, el conjunto de fuerzas 0 energfas que lo sostie- ne. Traducido a términos geogrificos, cada estructura espacial particular (producto de la composicién conereta ¥ tinica de coremas o estructuras elementales) es soste- nida por un sistema de energfa, expresién de la accién de cuatro grandes fuerzas productivas: trabajo, capital, informacién y recursos (0 expresado de otro modo: po- blacién, medios de produccién —de los que la organi- zacién del territorio forma parte— y recursos). Brunet acufia y propone el nombre de gedn para de- nominar a toda estructura geografica particular de la que se pueda identificar un sistema propio", y sostiene que la observacién empfrica e intuitiva permite reconocer unos tamafios, escalas o niveles principales de manifes- taciGn de los geones: los lugares, comarcas, regiones. naciones, grandes regiones. etc, hasta llegar al planeta considerado en su conjunto. En ei supuesto del autor, «todo espacio esté estructurado y su sisiema puede ser definido» (BRUNET; 1990, 160). Los limites del ge6n (que viene a significar, en definitiva, una formulacién sistémica de las escalas territoriales al uso) son por defi- nicién fluidos (dependen de los umbrales a partir de los que aparezcan, en un espacio dado, unos fenémenos nuevos) y no tienen por qué coincidir necesariamente con los limites de actuacién de las estructuras politico- administrativas paralelas, es decir: la région-systeme (el ge6n) no se solapa exactamente con la unidad de gestion al caso, 0 région-maile, El sistema que define a la pri- mera pone en relacién, a través de las fuerzas producti- vas citadas, un conjunto de lugares (entendidos aqui en sentido amplio, como puntos diferenciables en el espa: cio), canalizadas aquéllas e intercomunicados éstos por Sobve las sgriicaciones de este debate desde los nos 60, ase ML os (1990) y Now (199, Leming figurs por primera ve on BRENT (1990, pg 158 4 ERiA tuna serie de caminos, que considerados conjuntamente a los lugares forman las redes geogréficas («onjunto de relaciones Jigadas a unos lugares»). Finalmente, la si- tuacién de cada lugar en el espacio, asi como buena par- te de sus caracteristicas especiicas, se definen por la in- cidencia y la interferencia sobre ese punto de lo que Brunet denomina campos geogréficos, entendidos estos «en el sentido de campos de fuerzas», 0 sea, camo los espacios respectivos de influencia de cada fenémene ge ografico particular (fisico, econémico, cultural, politice. ete) (Ibid. 173). El proceder de los gedgrafos «coreméticos» en el andlisis regional, que pormenorizaremos en el epigrafe siguiente, no puede ser comprendido sin este referente te6rico y lingliistico. Sobre todo en lo que respecta al énfasis y a la renovadora dimensién seméntica y expli- cativa atribuidas a los conceptos de «situacién» y de «campo geogréfico», explicitamente planteadas: frente al cardcter absoluto y estdtico de la «posicién» —su concepto complementario en la tarea geografica primera y obligada de la localizacién—, que se limita a ofrecer Jas coordenadas sobre el plano, la situacién de un lugar s siempre relativa y dindmica, es decir, implica remitir- se al conjunto de las relaciones que mantiene en el mo- mento dado con otros lugares, inmediatos 0 no, de su entorno geogrifico de influent a (Su «milieu», en un sentido més amplio que el clisico). El indiscutible po- tencial de este planteamiento radica sobre todo en su va loracién expresa de la relatividad geogesfica y temporal de todo sistema o escenario espacial, al situarlo respecto a los procesos 0 dindmicas que operan decisivamente desde su ambito externo, a su mismo nivel 0 a sus esea- las inferiores (los metasistemas englobantes). H{.] 10 eiencia de la situaciin geug) fica es por defi central en nuestro trabajo. Todo lugar est situado en relacién a ftros lugares «unos ejes, a unos Tlyjs, a unas rupturas, yen los campos extienden por el Mundo, Esos campos son unas enlidades geogrificas de primer orden, y como tales deben est diarse. Proceden de! dominio social (la extensién geogratica las formaciones soviales, de las estructuras familiares, ete), culty ral o politico (@l eampo del Islam, un comportamiento electoral regional, el), econsmico (un modo de produccisn, un conjunto de intercambios comerciales, ete), natural (la zonacién bioclimt a, Jas grandes configuraciones del ch sieve. La resonancia (de estos campos) en un lugar constituye el ‘medio (milieu) de! lugar... El lugar estar inmerso, de algtin mo- do. en un cierto alimero de campos, que se pueden identifica, y que contibuyen a orientar sus dindmicis, La composicin de fos campos... no determina el lugar, o el tetterio: pero le aporta al- ‘gunas determinaciones, mis 0 menos obstaculizadoras o dinami- zaudoras, que ls politicas y estrategias deherian tener en cuenta» (Bruxr: 1989, 95-96) [énfasis del autor Desde esta interpretacién, un ejercicio inieidtico de los estudios regionales coremdticos mas ortodoxos suele consistir en identificar, seleccionar y describir antes que nada aquellos «campos de situacién» cuya interferencia se considere més decisiva en la caracterizacién del siste- ‘ma espacial estudiado, en el momento dado [fig. 4]. Pe- ro aunque en su formulacién tedrica el concepto se pre: suma a priori abierto y cualitativamente amplio, lo ciei to es que la prdctica del mismo se ha revelado hasta el momento m noritaria, confusa y parcial, reverdeciendo algunas de Tas limitaciones de la primera geograffa ana- litica. La relativa juventud de ta teorfa, por un lado, y la dificultad de ajustar a los modelos grificos subsiguien- tes un vocabulario que procede esencialmente de la fisi- ca, la topoiogfa, Ia geometria 0 la economia espacial (campos y fuerzas, ejes y flujos, centros y periferias, au- reolas y gradientes, direcciones y vacfos), por otro, sue. le reducir el seftalado gjercicio a la contextualizacién de los espacios estudiados respecto de los principales pro- cesos, freas, polos y ejes de crisis o desarrollo econ6mi co y demogrifico que les afectan. Obsticulo epistemo- logico que, trastadado a la esfera de la planificaci6n y la ordenacién territorial, se convierte en el principal de sus atractivos y posibilidades de éxito. 4. LA MODELIZACION COREMATICA: ENTRE LA COMUNICACION Y La HEURISTICA (CARTO) GRAFICAS El verdadero papel que desempeiia lo estrictamente grifico dentro de la perspectiva corematica ha revestido no pocas ambivalencias y ambigtledades, que han afadi- do confusidn tanto a la préetica como a la eritica de la misma, Brunet ha matizado recientemente que la core- matica podria prescindir de figuras, porque de lo que se trata en principio es «imaginar abstractamente» unas configuraciones y remitirlas a unos conceptos y teorfas, nerales del tipo ya seftalado. «En la modelizacién grd- fica, no es lo grafico lo que cuenta, es la modelizacién» (BRUNET; 1996, 29). Pero ha reconocido igualmente, apostillado esas mismas observaciones, que prescindir del diseio implicarfa una pérdida «en la capacidad de comunicaciGn y. ereo, por experiencia, en la de descu- brimiento». Y s6lo desde este punto de vista puede ser valorada una de las aportaciones mas genuinas e innova- doras de esta corriente, que ha sido calificada por algtin autor como una auténtica «heuristica grdfica de la geo- grafia» (REYMOND; 1996 a, 17) Por lo que toca al mayor © menor potencial comuni- cador de la coremitica, éste no radica tanto en la utiliza- LA COREMATICA Y LA NUEVA GEOGRAFIA REGIONAL FRANCESA Is cel hie histérico de relaciones, a menudo confictivis,entee Ia capital y Europa cently sobre una de principales rutas hitoricws entre el Me- que en pa cexplica ciertss retrass y debilidades diterzinco y el mar del Nort, B/ El Languedoc no pertenece. ma div social, econdmico y cultural, log los espacios atractivos por sus euslidades naturales: el Fic. 4. Representacin abstracta de los «campos de situaciéne de las regiones de Champagne y Languedoc (BRUNET ne se sta, segtin Brunet: en la Europa desarrllada, aunque lejos de su eje principal y e reconversion: en la Francia focunda» (es decir Ia de mayor dinamismo y potencial demos: 990, pig, 124). ALA secundario de los espasios indus- en fade baja cual 6n profesional: bao la Grbita de dependencia ue Paris y sobre la gran diagonal deprimida que atraviesa Francia entera de suroeste a noroeste: 1 Europa (mis) wdesarrollada, y pertenece plenamente al «Mi istricas, Paticipa de varias situaciones actualmente provechosas: ulevar mediterrineo» que enlaza Espafia con lala y fia residencialmente el turismo; e} desarrollo industrial que se prolong desde la costs levantina a la mitad norte de hala (los Hamados «Norte de fos Suzes»); la Grbita de las teen polis, con potentestniversiaces y alta cvalificacion profesional: los flujos de migeantes Norte-Sur y Sur-Norte, Esta limitada, entre la E ropa central y la suroecidental, por el macizo ceatral (zona en declive econémico-demogrifico, aunque también con recursos naturales de importancia) ysontommedda por a actividid de varias metipotis de peso (Lyon, Marsella, Barcelona o incluso Toulouse) ciGn aislada de modelos simbslicos y figurativos de conceptos geogrificos mas o menos abstractos (estruc turas, sistemas, campos, etc), sino en su utliz togrdfica, Més alld dei corema —que funciona como su modelo teérico y grafico ditector—. el principal de los instrumentos elaborados a tal efecto ha sido el mapa- modelo (carte-modele). que en sentido amplio es la ex presién cartografica de un corema, y en el ms estricto y utilizado es la expresién cartogrifica que modeliza el conjunto de la organizaci6n espacial represeniada (es decir, la combinaci6n de los coremas en un espacio da- do) (BRUNET; 1986 y 1987). En esa segunda acepcién. la representacién del mapi-modelo constituye ademds la culmi in de la tarea coremitica, su objetivo tltimo, su resultado final, el equivalente cartogrético —por asi decirlo— de lo que significaba la sintesis regional en el discurso literario de la geografia clésica. El precedente de este tipo de figura se encuentra pr cisamente, como ha advertido Marconis, en los denomi- nados «croquis de sintesis», una de las preocupaciones, cartogréficas més innovadoras de la geografia regional francesa desde los afios 30 (MARConIs; 1995, 122-124). En éstos se perseguia explotar al méximo las posibilida- des descriptivas del mapa, introduciendo la representa: cidn de elementos estructurales y dinémicos. El propio Brunet aporté entre sus publicaciones mas tempranas un tratado ejemplar en ese sentido, algunas de cuyas pro- puestas introductorias —Ia de avanzar cartogrificamen- {e hacia una «geografia regional comparada», por ejem- plo— anticipan ya ideas nucleares de lo que constituye actualmente su planteamiento teérico mas acabado (BRUNET, 1962). Pero la I6gica constructiva y funcional que subyace a los mapas-modelo es bastante diferente de la que aquellos croquis, que se concebian eminente- mente con cardcter descriptivo, bien como restimenes mas © menos simplificados y selectivos, bien como abi- garradas y exkaustivas acumulaciones de simbolos —y los propuestos en aquella obra son buen ejemplo de ello— representando decenas de elementos y de varia- bles de todo tipo. La descripcién del procedimiento de modelizacién (carto) gréfica para Hegar a los mapas-modelo nos ser-

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