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Doctrina moral de Sécrates i Intimamente unida a esta concepcidén religiosa, toda 1a filosofia de Sécrates gira en torno de la conducta moral, de la accién humana, del arte de vivir. Esto es lo que quizo, ensefiar a sus conciudadanos, alentado por una vocacién divina: Ja ciencia del bien, que es la tmica digna de llamarse ciencia. La ironia y la interrogacién que él em- pleaba, tenia la virtud de despertar en los demas una nueva aptitud intelectual, una reaccién reflexiva que hacia mas clara la idea del bien y se traducfa finalmente en beneficio para el individuo y para el Estado. Asi Hevaba a cada espiritu a descubrir la verdad moral, como también a actuar en concordancia, pues en Sécrates el pensa- miento es inseparable de la accién. Podriamos sintetizar en una férmula toda la doctrina moral de Sécrates y esa formula seria esta: Saber = Virtud Felicidad. Procuraba demostrar que el tinico camino para alcanzar la fe- licidad verdadera es el de la virtud, ya que slo la practica del bien es capaz de proporcionar al alma una satisfaccién intensa y dura- dera. La dicha no se alcanza por medio de bienes efimeros como las riquezas y los placeres, que por otra parte no dependen de nos- ctros, sino por las normas de nuestra conducta, cuya realizacién de- vende del ejercicio de nuestra voluntad. Del mismo medo que la virtud es el medio para alcanzar la feli- cidad, la sabiduria es el medio para alcanzar la virtud, y se confunde con ella, porque todo hombre aspira siempre a su mayor bien y entre los actos a realizar elige siempre los que tienden a ese mayor bien, Pe- EL TEMA py EL HOARE ro nuestro mayor bien es indudaty a lemente 1 aien feneral, ten y su iden dcliberad: ede nuestra + 2 de no conocer tae noraneia, de “2 a8 9 Jos: meio ea ten de I virtul dapen et cl rror, hara huestra perfee- En con- ficacién secuencia, silos hombres econo con Ia felicidad, escogerin forsese) 9°" ra aleanzarlo, y serén buenos, 74 Stra maldad dependera exclu, © no conocer el verdadero bien, geal centes a él Por tanto, la py miento, y Ia sabidurfa, libré ‘Ss malo lamente, sy cién moral. En el fondo hay para Sécrates una sol fee la sabiduria, que considerada en relacion a Ig we Fouillée— Jentia; en su relacién con la sensibilidad, A voluntad se hace va- con Ios demas hombres, justicia; y en su ‘epPlanes; en ‘Tales son las cinco virtudes socriiticas”, ion con relacién Dios, piedad. Proceso y muerte de Sécrates _ Fracasada Ja revolucién de los aristécratas contra la democra: cia, después de Ia guerra del Peloponeso, los demagogos uv 7 fe oportunidad de cobrar a Séerates los ataques a su a crates en realidad no atacé nunea Ja religién de la ciudad, ni ra cramige de la demoeracia, atin cuando habia predieado contra sus crfodes, contra la violencia y el azar que eran sus procedimientos. Pero se Ie consideraba el inspirador de las ideas de esa odiosa aris- tocracia porque su jefe Critias habia sido su discfpulo. Estas fueron las setens reales del proceso de Séecrates, aun cuando Anito y Melito, formularon Ja acusacién que liastas en esta forma: lugar por no adorar cir nuevas divinidades; ventud. Pena, la muerte”. ‘Todos log detalles del proceso y sobre todo de la defensa, es- ‘logo de Platén “Apologia de Séerates”. El fi- Isofo se defendié con altivez y sin stplicas, como no era comin Puede decirse més: desafié a sus jueces, ¥ por declaracién de culpabilidad, que que pudo ser De acuerdo al tan descritos en el dis ante esos tribunales. el tono de la defensa se atrajo la fué dictada por una pequefia mayoria. Esto demuestra absuelto si hubiera usado un tono de moderacién. presentaron ante el tribunal de los he- “géerates es culpable de injusticia, en primer ‘a los dioses que Ja ciudad adora, y por introdu- en segundo lugar, por corromper a la ju- procedimiento, el reo declarado culpable debia expresar por si mis- mo, la pena que consideraba justo se le aplicara. Pero en esta cir- cunstancia, con Ia sinceridad que le era natural, obré aun con ma yor arrogancia, Si hubiera declarado que merecia una pequefia mul- ta, el tribunal hubiera accedido a ello, pero tuvo el orgullo de ex uc no he sido nunce ‘serlo para conmigo merece mi cOon- presarse de este modo: “Tengo conciencia de q injuste con nadie, y estoy muy lejos de averse mismo, confesando que merezco una pena. 4 Qui Gueta? Si queréis ser justos, merezco una recomPensh, pero una re- compensa que pueda convenirme. 7 Qué es Jo que puede convenit fun hombre pobre, bienhechor vuestro, que tiene rnecesidad de des- Canso para dedicarse a daros consejos tiles 7 Nada me conviene tanto como alimentarme en el pritaneo: To merezce mas que aaue que ha ganado en los juegos olimpicos el premio de Ta carrera de caballos 0 de Ia carrera de carros, hacen fees. 29 es mente en apariencia, mientras que yo © a manera i que medis. dichosos vordaderamente”, Esta actitud de Séerates debid ser considerada como una insolencia por aquellos hombres, ineapaces 2° comprender ese rasgo de altivez perfectamente Tégico en quien se lente inocente de toda culpa, El resultado fué Ia sancién de Ia pena de muerte por una mayoria superior a Ta de Ja primera votacién. Tl drama de Séerates no se acerca todavia al desenlace. Recluf- do en la prisién, debié esperar treinta dias hasta el regreso de la nave sagrada que habia ido a Delfes, en cuyo intervalo no se reali fue empleado por Sé- gaba en Atenas ninguna ejecucién. Ese tiempo crates en charlar con sus amigos que Je acompafiaban todos los dias, y en eseribir versos, entre cllos un himno a Apolo. aron la fuga de la prisién, y le Critén y otros amigos Te prepar aconsejaron que huyera, siquiera por sus dices “En cuanto a mis hijos pienso que velaré mejor to con honra que exilado con deshonra”. Tl tltimo dia la charla de Séerates vers6 principalmente sobre Ja inmortalidad del alma, cuya versién se encuentra en el Fedén. “Amigos mfos Tes dice, es justo que pensemos que st el alma es in- mortal, se impone cuidar de ella, no sélo en atencién al tiempo de esta vida, sino a la eternidad. Es muy peligroso proceder en ello con negligencia. Si la muerte fuera Ja disolucién completa del hombre, teria una suerte para los malvados, que se verian libres a la vez de gu cuerpo, de su alma y de sus vicios. Pero siendo el alma inmortal, no tiene otros medios de escapar a los males que amenazan a los per- versos, que ser tan buena como le sea posible, para que ella no Meve 21 otro mundo més que sus habitos y costumbres, que segin se dice Je atraen los mas grandes bienes 0 los més grandes males, desde el primer instante de su Megada a lan i Ta muerte no es en si nada temible, Mence lo €5, pe " pa . os lo es atin para el hom- bre justo, y debe constituir para el filésofo, un cambio recibido con catisfaccién. No quiere decir esto que vaya a desearla o precipitar- hijos, Sécrates rehusa y les por ellos muer- BL TEMA p MA DEL Hon, la por mi propia voluntad. Pero - ie Ro puedo ls nde va a Hegar Be aclaa lear el loro res. El fildsofo vive buseando Ia venjeq’ 4 ree Bite is ne Wa con Aelar de ver en ella 1 alt ala, pero a deseos, apetitos y pasion Y con Jas ii ee los fermentos de un Los mejores de estos, como Ia vista y el ofdo a’ He lov sentido ses ae ince, a els at hm a “cosa que Ta sepa. jacién del alma de stt envoltura corporal. El eusn para entrar en un proceso de disohucién, y ef sl baja a tuoso sube al otro mundo para conoce ra sobre todas las cosas. ZEs dable pers ahi que sea natural no experimentar proximidad de este viaje". Lega por fin el momento del desenlace, pues Séerates deby cumplir Ia sentencia, Pasa las tiltimas horas en compania de su mn jer y de sus tres hijos, luego los hace retirar. El carcelero 4 ma zenta entonces trayendo cl veneno, excusindose para que no se lo culpara de Io que hacfa, Todos los amigos de Sécrates ee ee emocionados, y al tomar éste la copa, estallaron en Ianto; el ‘inieo Que permanecia sereno era Séerates, y tranquilamente bebié la ci- cuta. «Qué hacéis amigos mfos? les dijo. Para evitar estas escenag he hecho retirar a las mujeres y a los nifios. He ofdo siempre que faptaae morir en religioso silencio. Tranquilizéos, pues, y demostrad més : a del ere ace contemplar ta verdad a 7 la verdad pu- ectiva més her Osa? Oe steza sino alegria ante Ja firmeza”. Instantes después el veneno empez6 a hacer sentir sus efectos; Sécrates empez6 a sentir que sus miembros se ponfan frios y rigidos ¥ dijo que cuando esa frialdad y rigidez Meguen al corazén, todo ha- bria terminado. De esta manera el Fedro, didlogo platénico, narra los tiltimos momentos de la vida de Sécrates, y termina con estas palabras: “Este fué el fin que tuvo nuestro amigo, aquel hombre de quien po- demos decir que fué el mds noble a toda prucha, de cuantos cono- cemos, y por otra parte el mds sabio y el mas justo”. De cuanto se ha dicho en elogio de Sécrates, talvez ninguna frase refleje una devocién més profunda que estas palabras de Pla- tén: “Doy gracias a Dios por haberme hecho nacer griego y no bar- baro, libre y no esclavo, hombre y no mujer, pero sobre todo por haberme hecho nacer en la época de Sécrates”.

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