SUENO Y ENSAYO
Ensayo: género literario en el que el pensar discurte ampliando terri-
rorios ¥ corriendo fronteras. Desde Michel de Montaigne en adelante,
quien se interna y nos interna en un viaje hecho de palabras, sus ensayos
qrazan un camino en el que se narra progresivamente una transformaci6n.
lL brijula pareciera aparecer mientras se escribe, esa briijula no es guia
que antecede y dirige a la escritura. Mientras se avanza en un camino
de conocimiento, se recompone asimismo la propia interioridad. Cono-
cer, implicard asumir el coraje del extravio y la contradiccién. ¥ atin mas:
Montaigne dird que las disposiciones animicas, o temperamentos, afectan
reonstruyen la realidad del objeto de conocimiento, y ubica a los afectos
jumanos en el centro de la posibilidad de pensar y conocer. Conocimiento
jel mundo, de uno mismo, y a su vez de los modos en los que conocemos.
HI pensamiento, cuando piensa escribiendo, ensaya. Ya Freud se
eferfa a sus exploraciones acerca del suefio haciendo uso del verbo ensa-
ur. Segin cuentan, Gilbert Keith Chesterton decia que un hombre en
validad nunca escribe un ensayo, ensaya escribirlo,
En ese sentido, el Ensayo parece un terreno fértil-y cOmodo para
‘esplegar los modos en que escribimos nuestra prictica cotidiana, los
rodos en que ésta se vuelve experiencia, y los modos en que procesamos
uestras lecturas (si es que, en el mejor de los casos, las procesamos). El
asayo tiene que ver con los modos en los que nuestras lecturas se
‘ansforman en escritura. Alberto Giordano, en su ensayo ligado a la
brade Roland Barthes, dice:
“El sujeto de la lectura es quien experimenta, en el placer 0
el goce, lo que puede la literatura, en tanto mantiene con ella
un didlogo {ntimo que compromete su cuerpo. Cuando a este
Sujeto incierto lo gana el deseo de escribir, se convierte en critico
literario con vocacién de ensayista: alguien que escribe para saber
63
Escaneado con CamScannerto en los mérgenes de tal obra
ada manera, para explicarse las razon,
man para preservar la rareza de Io que
, como fue que esa obra 0 ese BESt0 se
Jocutores privilegiados”!.
’ eS
as obras, 0 UN Bi
Jen inter
escritura cuando cnsaya- permite Pensa,
yla afectacién que supUso, én el encuent,
el acercamicnto, el descubrimiento con el otro,
ject, que ponemos cn juego como anal
ibujando un estilo propio. Incluso Giordano ‘ite,
que iré desplegando y dibuy} ién de ensayista (yo entiend .
Jogia del erttico con vocact in de HENCO que esty
en la gencalog} también cuando escribimos nuestra practica ensayig.
vale para ae cercicios espirituales de Michel de Montaigne, y lo liga
ae egmencai, dentro de una ética cuyo horizonte es la Posi.
aiid ‘de transmitir la autenticidad y la singularidad de una experiencia,
Eduardo Griiner, toma en préstamo también una idea de Roland
Barthes y la expresa en sus palabras, junto con otras ideas, en un maravi-
Hloso ensayo:
yyo, entonces la
amodos en que se vivenc?y
ana, taba: 1 30°
sro singular modo de
“[...] si me siento a escribir el relato de todas las veces que he
‘levantado la cabeza’ provocado por la lectura, eso es un ensayo.
Y eso wansformaria al ensayo en una especie de autobiografia de
pas i“ tanto en el sentido de los ‘libros en mi vida’, sino mis
cn el de los libros que han apartado al ensayista de ‘su’ vida,
a ee hen — cece, derramar sus lecturas sobre el mundo
Ensayista eg guien mi *° sé qué interioridad incomunicable .
Wau somo, somes sein ale a
‘ante aqui es el uso del hue in ello ue esctibimos’...Lo impor
scribe solo |...) par 7 a" ensayista es el que sabe que nunca
libro: es hacer que dit ensayista deer no es escribir de nuevo un
. Dr sea escrito, ‘aparezca”?,
En
ue Nuestro caso, buscamo, ., re
* NO lo que un * fornar pensable no lo que la literat!
encuent, fet ne
' Giordano (2015, ‘5 TO analitico puede. Y ello no se tes?
2 Griiner (1996; 16),
64
Escaneado con CamScannermente dentro del encuentto analtico propiam
ge ia un dispositivo particular de pensami tente dicho, sino
: iento y escri
mye rods formas- que los psicoanalistas estamos implicads Hay que
ieidbscieth
Far eee dela obra acerca de la cual escrbimon, No ce a
. INO escribimos
saan ae orgnaiamente exterior aaj
, le conoci-
st nas aden Para Montaigne, cd alma eine ead
. su estado,
pice Montaigne:
“B] juicio es cosa wail a todos los temas y en todos interviene
I Fs, en estos Ensayos lo empleo en toda cae de oeaso.
_ $i trato de cosa que no entiendo, con més razén ensar 5 a
Scio, sondando cl vado a prudente distancia, de modo ‘we si
Jo encucnto demasiado hondo para mi estatura, me quedo enla
‘il [.-.] Otras veces miro si a una cosa vana y baldia podra el
auicio darle cuerpo Y apoyarla y afincarla. Y atin en otras ocasio-
pes lo paseo por un tema elevado, pero manido, donde, por lo
muy trillado que el camino esta, nada puede el juicio encontrar,
sino slo seguir ajenas huellas. En este caso es su tarea elegir entre
mil el camino que més le convenga [...] Escojo al azar el primer
nto con que doy, porque todos los considero buenos por
igual y nunca me propongo seguirlos enteros, ya que no veo dl
conjunto de nada. Entre las cien partes y caras de cada cosa me
atengo a una, ya para rozarla, ya para rascarla un tanto, ya para
penetrarla hasta los huesos. No examino las cosas lo mas amplia,
‘ino lo més hondamente que yo sé y.con frecuencia suelo asit-
hs por algiin aspecto inusitado. Me aventurarfa a tratar con mas
_ profundidad alguna materia si me conociera menos y me engafase
en mi impotencia. Pero, conociéndome, siembro aqui una frase Y
all otra, como muestras de una pieza, separadas, Y sin propésito
~ ni designio, No me he obligado a hacer algo bueno, ni siquiera a
atenerme a mi mismo, sino que varfo cuando me place, entregan-
dome a mis dudas ¢ incertidumbres y a mi soberana maestra, que
ha ignorancia (...] Todo impulso nos descubre [...] Las cosas,
Por si, pueden tener su peso, medida y condicién, pero el alma
to de nosotros las forma a su albedrio. La muerte, espantosa
Para Cicerén, es deseable para Catén € indiferente para Socrates
65
Escaneado con CamScannero™
remos con las cualidades externas de las .
sal sa =
[use] No nos ap tienes debemos atenernos a la cuenta que de
. sotros
somos N0s
0 [.--
cllas formam . i .
ensaya despligs ¥ se pone a prucba mientras ie
Un pensar Fa esctibe mientras se piensa. Un Pentr Ue practic
porque pies fenpa que -siguicndo a Montaigne- los Suspende,
ma juicios, al
Jos deja en suspense Jo que pienso, cuentan que decfa Marguerite Your.
aoe Pe odrigué lo dice de otro modo: “escribir era una form,
cenar. yd sta para pensar y llegar un poco mis lejos. Borde incig
uel vier firme. En esa orilla de la que viene el suefio también af;
entre eee lo que desplaza el pensamiento, en un movimiento une,
ams Mar adentro, tierra adentro. Entre suefio y vigilia, cate
proceso primario y proceso secundario. Entre lo que tiene medida y
Jo desmedido. Entre lo desahuciado y la ilusién creadora. Entre lo que
atin no y lo que tal vez si. El suefio también ensaya y busca ser aconte.
cimiento para el pensar.
Pensamiento sonante, deca Pontalis, soltard amarras en la vigiliay wd
vez, ojald, amplic los confines y las fronteras un Poco mis allé, un poco
mas aca.
ay
4 afir.
Vacila,
En sus propias palabras:
“El pensamiento sofiante que pido en mis deseos extraeria del
Suefio la fuerza de ser irreflexivo, inconveniente, de avanzar por
a cuenta y riesgo, como un sondmbulo. El lenguaje puede estar
limaca 4 ee Lo dudo: estd sometido a demasiadas
” Wpicas; quiere ser comprendido|..J]”>.
Quignard se Io discutirfa, Escuchémoslo;
Experimenta
ir . *
le conocer, in dy res™M0 lo que trata de decirse atin antes
n dudag que ast es | Movimiento de escribir. Por
3Delionaipey 984; 24
“RUE (1996; 294)
5 Pontalis (2005a: a9),
66
5-246),
Escaneado con CamScannerrte, escribir con la palabra que se tiene para siempre en la
wee dela lengua, por otra, con el conjunto del lenguaje que se
entre los dedos. Lo que se llama arder en los albores del
primiento... Reavivar con la intensidad de lo que comienza
todo lo que sucede”®,
Fate mismo autor explica que si lo pensado se vuelve inimaginable,
ces se torna algo que parece no existir. ¥ Bachelard agrega: “solo se
javisto bien el mundo si se ha sofiado con lo que se veia’”,
Guefio y ensayo. Formas de una escritura que piensa mientras
ecribe mientras suefia con lo que ve y con lo que ha sido. Y sélo asi
pnocera.
Quignard (2014: 119-120).
Bachelard (1993: 260)- .
Escaneado con CamScanner