Frías, Escritos Políticos

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Félix Frias ESCRITOS POLITICOS Seleccién y Estudio preliminar Horacio M. Sanchez de Loria Parodi BIBLIOTECA JOCKEY CLUB La Retigi ci SENOR DON JUAN BAUTISTA ALBERDI. Paris, julio 9 de 1851. Hace hoy cuatro afios, mi querido amigo, que escribia 4 usted des- de Santiago, dedicandole un panfleto en que emitia todas mis opinio- nes sobre la infortunada situacion de nuestro pais. Aquellos renglo- nes eran la espontdnea espresi: n ser de una conviccion profunda: . onces de prever que medio afio mas tarde debya estallar en Francia una revolucion destructora de todas las con diciones de la existencia, que esa revolucion habia de conmover la Europa toda, y que habfa de venir yo 4 ser testigo inmediato de tan grandes acontecimientos. Asif ha sucedido sin embargo. Me he visto en presencia de una crisis asombrosa, he podido estudiar con la despreocupacion de un estranjero el mas instructivo de todos los 1i- Este gran structivo espectéculo h: ificado aquel sen- timiento y aquella conviccion: En mi correspondencia al Mercurio he procurado sefialar 4 los 60 FELIX FRias paises sud-americanos las severas lecciones contenidas en los suce- Sos que contaba. Jamas he escrito con la mira de cornplacer 4 ningun Partido de Chile ni de los otros Estados: siné animado por el es la flaqueza de la primera edad, y es muy natural en los Estados nacientes; pero no es menos necesario combatir de frente esa flaque- za con el imiento de lo Batic Esta carta le mostraré 4 usted de que manera Aumpésieaergle 50 ygcngliuroaay cuanta sea mi aversion 4 la importacion de ha que pervierten las creencias y corrom- pen las costumbres dé Ia Francia y no pueden producir en la América del Sud siné el mismo doloroso resultado. Procuraré que mis reflexio- nes sean lac6nicas y precisas, puesto que en una carta no puedo esponer siné brevemente las ideas, que espero desarrollar mas tarde en un libro. Veam s 1a situacion de la in —No sé ‘ran- cia es el gran locomotivo que conduce el mundo 4 la civilizacion. Que sea elja el centro de Jos acontecimientos europeos, es indudable; que conduzca al mundo 4 la civilizacion es pretension francesa, como decian nuestros gauchos en el tiempo de la primera intervencion de la Francia en el Plata; y por pretension francesa entendian ellos retension injusta é infundada. En efecto, Para comprender esa verdad es necesario una distincion. La ver- Estados Unidos y la Inglaterra. ,D6nde esta la verdadera civilizacion? ESCRITOS POLiTICOS 6 Weiemgagg buen sentido, y me responds: tos, novelistas, historiadores, oradores, artistas, s4bios si se quiere; pero aun digo mas, testigos los norte americanos, que sin filosoffa ni literatura estén en la cima del progreso conseguido hasta el dia por la humanidad. Usted concibe sin embargo, mi amigo, c6mo es que Ja Francia — S. s pueblos se prendan siempre de lo bello, la elocuencia ha hecho triun- far en el mundo muchos errores y muchos vicios. —La palabra de la Francia es siempre poética, simpatica, armoniosa; hace en las creen- cias los estragos de una relijion mundana, porque seduce la imajinacion y el sentimiento. Yo me atrevo 4 decir sin embargo que su prestijio es usurpado; y precisamente porque los anglosajones han sabido dar la espalda 4 la engafiosa sirena, precisamente porque han dicho: “dejémosla hablar, obremos nosotros”, es que creen y prospe- ran, mientras la poetiza del mundo vé abatidos todos sus idolos, de- cae y se postra. Agregue usted 4 todo eso que el influjo del pafs que obra bien, no €s siné el de} ejempio sifencioso; que las buenas acciones se refujian satisfechas en el santuario de la conciencia y gustan paco de hacer ruido; que la virtud, mas bella que una oda de Victor Hugo, es siem- pre modesta; y comprenderd, como yo, porque es que los demagogos son unos insignes charlatanes, como los ha clasificado el mismo Proudhon; que no son ellos sino los impuros seductores de la perpétua credulidad de Jos pueblos. Yo pi i nu nci ‘ee. Pero si esas consideraciones no bastan, yo pido entonces 4 los hombres reflexivos de Sud-América que juzguen 4 la Francia por sus hechos, que le pregunten lo que piensa, lo que quiere, lo que hace. Si oe FELIX FRIAS fuera yo francés, encontraria muy dificil Ia respuesta. LAWNENua eee lanegacion de todo, no afirma nada, y ¢ La Francia actual viene de la tenia su programa? {Cual era? ba incontestable El pais pedfa la reforma, no la rept ferido 4 esta itima la monarqufa sin la reforma. Eas s verdad que el ha levantado vigoroso y amenazante despues de febre- ro, gpero el socialismo se presenta acaso 4 poner remedio 4 hondos males sociales? Lejos de eso el . Usted sabe, mi queri- a completa que en el dfa. Era preci- so estimular los apetitos desordenados de los pobres contra los ricos, importaba mostrar 4 ellos como usurpadores del bienestar de las cla- ses bajas, y asi se ha hecho con el fin de tener un permanente ejército revolucionario. Fé ente habr4 usted observado tambien que el \cias sas las clases superiores las han desarraigado por la mano de la filosoffa y de la literatura de las clases subalternas. Los ricos goza- ban, los obreros trabajaban los objetos que debian satisfacer los ca- prichos del lujo. El sensualismo reinaba en la Francia toda, y nada mas I6jico que el que la demagojia moderna sea sensualista. Si los pobres fueran en Francia relijiosos, como lo son en Irlanda, su dolor se habria resignado. Imajinese usted una Irlanda francesa y la Gran Bretafia se hunde abatida en los abismos. El sensualismo francés 4 falta del freno espiritual soporta el material. Suponga usted a Parfs sin un ejército permanente, y al dia siguiente la capital de la ESCRITOS POLiTICOS 63 Francia seria una orjia infernal. Ya vi6 usted en junio de que manera sabe pelear el hoi do le estimula el aliciente del pillaje. qué no confian esos paises la defensa del 6rden 4 los grandes ejérci- tos ? Porque SUSTAWERAGWTEDMGEME. Aquclios pura auiecse ta aparicion del socialismo en el seno de una gran nacion, nada dice, nada esplica, tienen ojos y no ven. Esos 110 saben que por todos los caminos se marcha 4 la barbarie, y que 4 fuerza de abusar de sus fuerzas sociales las mas altas naciones acaban por volver al punto de partida. Ellos no saben que esos nifios que se Haman viejos corrom- pidos son los mas perniciosos de los locos, que las naciones estan Sujetas tambien 4 esa locura, cuando se abandonan sin mesura 4 los goces materiales, ——-y que el materialismo cientifico es mas barbaro lismo es en efecto la teoria en: ombre puede abusar r de su libertad La situacion de Scere) usted lo sabe, mi amigo, es lamentable. Sin f€ en ningun p que provoca el despotismo; y no es preciso ser muy previsor para creer que sera el despotismo ei término y el castigo de la revolucion de febrero. Hé ahi 4 donde conducen los cantores in- sensatos de la libertad 4 los pueblos crédulos y confiados! La Francia est en la anarquia, va al despotismo, como me lo decia ‘Os en esas materias, no somos doctores en esos dos derechos de rebelarse y Oprimir? {Decimos como los demagogos fran- ceses viva la libertad ilimitada! ,No hemos disfrutado durante 40 oa FELIX FRIAS afios de la libertad ilimitada de matarnos unos 4 otros, de derribar leyes y gobiernos? No se sorprenden hoy aqui los escritores de jui- cio, como de un fenémeno singular, al ver que un presidente ha re- emplazado 4 otro en el Pert, sin haber recurrido 4 la ldjica del motin? Singular cosa es, mi amigo Alberdi, qiasaaveionge " pie Vea usted si tenia razon para deplorar de que nos olvidemos todos los dias, de lo que menos debiamos olvidar, de que somos sud, sud, sud-americanos. El orgullo, mi amigo, en los nifios es cosa lastimo- sa, pero en los pueblos nifios es insoportable. Entre los preciosos recuerdos que he traido de América, no he olvidado que un diario de la Capital de Chile al saber la revolucion de febrero, decia: “Feliz la Francia que va 4 imitarnos en el uso de las instituciones republica- nas!” Hay ciertas candideces que lo pasman 4 uno de sorpresa, por mucho que las cosas singulares hayan embotado entre nosotros 1a facultad de sorprenderse. Aquel diario se Namaba el Progreso, y sin duda el que aquello decia ha sido despues partidario de los clubs, novedad liberal, de que no habiamos dado ejemplo 4 la Francia, y que era preciso copiar de ella. Cuando he sabido que un motin habia ensangrentado las calles de Santiago, lo tinico que me ha sorprendido, desde que tenia noticia de la existencia de los clubs, es que hubiera tardado tanto en estallar. {Qué otra cosa que un motin puede esperarse de los clubs de rotos y artesanos en aquellos paises? Léjos de ser eso Jo que nos conviene, hemos reconocido mucho tiempo hace, y usted lo escribia con brillo el afio 38 en Buenos Aires, hemos reconocido, digo, que tenfamos instituciones muy superiores ESCRITOS POLITICOS 65 4 nuestras costumbres, esto es, 4 nuestras fuerzas, 4 nuestros medios sociales. El campo de nuestra accion deben ser esas mismas costum- bres. Abogar por grandes libertades politicas entre nosotros es pedir en favor de los menos, instrumentos de ajitacion nocivos 4 los mas. Es mentira que el pueblo, que la mayoria en Sud-América, reclame libertad ilimitada en la prensa, pues es verdad que no sabe escribir. Es mentira que el pueblo reclame la libertad de los clubs, pues es verdad que no sabe hablar, y lo que es mas, no sabe entender al que habla, como no sabe leer al que escribe. El pueblo no sabe nada de todo eso, ni conoce siquiera su propia ignorancia, y los que esplotan y engafian esa ignorancia son reos de lesa soberania. ira es tambi Y sind, digam fed si ha sido un solo dia, en los 40 afios que conta- mos de vida independiente, soberano el pueblo en ninguna de las naciones hispano-americanas sucedido - dido suces . = Conservemos en hora buena nuestras instituciones, puesto que la ~ptiblica es la irrevocable necesidad de nuestra ex: ja, pero ha- gamos de ell es que sea gobernado. Yo lo espero todo de los buenos gobiernos, la de los demagogos que Jlaman al pueblo 4 la escena politica, y aman su {dolo, como los malos amantes para perderlo. Hégase enho- rabuena todo para el pueblo, pero no se pretenda que todo se ha de hacer por él. No es la gran libertad del sufrajio, ni la de la prensa, ni aun la de la tribuna, la que ha salvado en Chile el 6rden; ha sido principalmente el tambien, pero el una vez conseguido, despues y siempre el 6rden; y como el uso inmoderado por los inca- paces de la libertad, compromete el 6rden, estoy contra ellos. Se ha creido entre nosotros que la politica es ciencia innata, que basta gri tar libertad para servirla, y ese error nos ha sido funesto. Es mas difi- cil ser ciudadano, conocer sus derechos y sus deberes de tal, sacrifi- carse constantemente por el bien jeneral, es mas dificil eso que ser zapatero 6 albafiil. 66 FELIX FRIAS Rousseau dijo un disparate, como suelen decirlo los jenios, cuan- do afirmé en su Contrato ombre nace libre. E intelijenci i i Qué hemos Fea eee monn. — 2Qué hemos debido hacer?—Todo. Y queremos sin embargo recojer el fruto antes de haber plantado el 4rbol. chos, 4 los cholo: E] 6rden, que garante Ja libertad civil, y la educacion del pueblo que lo prepare para la libertad politica, hé aqui mi programa. Todos los otros progresos democriti candorosas ilusiones. En una . Por qué se envanecen los chilenos de su ? No tanto porque disfrutan del derecho de emitir articulos de diario, siné porque ven garantida la familia, 1a propiedad, la religion, Ja vida y el honor, por fin la libertad civil, holladas en todas partes por el republicano Rosas y por los republicanos demagogos. Yo quie- ro el progreso, pero quiero empezarlo por el principio, y el principio de todo progreso es el érden; y 4 —Un adajio vulgar dice entre nosotros: “el que mucho abarca poco aprieta.” Yo no quie- ro pues abarcar demasiado, de temor de perderlo todo. Las anteriores son, 4 mi juicio, mi amigo, verdades elementales, pero en materias sociales veo que esos rudimientos de la ciencia po- litica es lo que nos importa aprender, y no los brillantes discursos de los jenios de la Francia, que no estén de acuerdo entre sf, que no lo estdin sobre todo con nuestras necesidades americanas. Estas opiniones pueden hacerme aparecer 4 los ojos de los liberales 4 la moda en Sud-América como un rudo pelucon. A los que atacan aqui el reinado de Luis Felipe, les dan una respuesta sus partidarios, que vale mas que un libro de numerosos argumentos, y es esta: 18 afios ESCRITOS POLiTICOS 67 de paz! Yo confieso que no me avergonzaria de ser pelucon en Chile, pues podria dara sus enemigos la misma contestacion: 20 afios de paz, y enuna repiiblica sud-americana! Tan habituado estoy 4 no juzgar las teorfas sino en la piedra de toque de la esperiencia, que me sentiria muy orgulloso de ser arjentino si tuviéramos un argumento semejante que oponer 4 los insul: lamadores. Por desgracia en todas las ‘seno de su madre, y no la esperaba sin6 en la tumba ‘Ya que no podemos, mi amigo, disfrutar de la paz jeneral, estemos por lo ménos en paz con nosotros mismos. Yo la necesito para mi conciencia, y puesto que Ia suerte me ha hecho un finterillo, paso mis convicciones al papel. Usted se apercibird al leerme que no soy yo partidario entusiasta de ninguna institucion. Las instituciones son sf, si yo fuera francés, inglés, es- paiiol, it narquista; si fuera brasilero tambien lo seria. En los Estados Unidos serfa democrata entusiasta. En la Rusia no hay nada, porque no quiero suponerme ruso. En la América del Sud soy americano, soy hombre de bien y hombre de érden. Amo mucho el suelo de aquellos hermosos paises porque en ellos he nacido, y por que amo su porvenir. En cuanto 4 los hombres, las cosas, las institu- ciones actuales, confieso con entera injenuidad que mi entusiasmo es muy prosaico, no tanto sin embargo que me sienta indiferente en pre- sencia de las tristes calamidades de que somos contemporaneos. La indiferencia es la falta mas reprensible en los que tienen un corazon en el pecho, y una razon en la mente: n6, adversario decidido como soy de la politica poética, no pertenezco al partido de los indiferen- tes; y si consagro mi tiempo todo 4 meditar en los males nuestros, no es siné porque comprendo los deberes que mi orfjen y los males de los pafses 4 que pertenezco me imponen. Por lo demas mis ideas no son ni arjentinas, ni chilenas, ni bolivianas. 68 FELIX FRIAS Owos sirven 4a patria adulando el orgullo, los vicios y las flaque- zas de sus hijos. Yo no quiero figurar entre los cortesanos de los pue~ blos, como no he figurado entre los de los déspotas. Yo entiendo que el modo mas seguto de hacer incurables las enfermedades de los pue- blos, es disimul: amo 4 las cosas por sus nombres. Encuentro que 0 por lo mismo que no son capaces de toda libertad. Encuentro que gran ni- mero de liberales americanos 6 no saben Jo que dicen, 6 dices lo que no saben; que otros esplotan en provecha de su vanidad 6 su egoismo Jos errores y los vicios que debieran correjir; que ponen corona antes de poner camisa al soberano; hallo por otra parte doctores politicos que no saben jota de ciencia politica, ciencia muy complicada y muy dificil, Diga lo que quiera la ignorancia presuntuosa, no basta saber escribir un comunicado, para darse el certificado de sabio en tan gra- ve materia; y busque usted ta modestia cuando se trata de resolver esas altas cuestiones de derecho ptiblico, hallar4 usted que es muy raro dar con ella. He escrito 4 usted esta carta de prisa, y como se escribe entre nosotros un articule para la prensa, Creo sin embargo que ella contie- ne algunas verdades ttiles y espresadas con franqueza. Pero no serian, estos borrones dignos de usted, ni de mi mismo, sino le dijera, aun- que usted ya lo sepa, cual es la luz super me guia en ese mun- do misterioso de las ideas Yo soy cat6lico, mi amigo. Lo fut por mi fazon como por mis sentimientos desde que mi inteligencia abrié sus 008 y empez6 4 pensar, Yo he visto en Europa la impotencia de la filosofia para crear 6 conservar; su poder irresistible de destruccion; Ja obra desmoralizadora de la literatura moderna; los vicios vergon- zosos de los jénios; los errores y las preocupaciones nublando todas las cabezas y envaneciendo los corazones; €] egoismo desenfrenado; el amor insensato de vivir para comer y gozar; los pobres armandose contra Ja propiedad, la esposa y la vida de sus propios hermanos; Jos ricos alarmados de la aparicion de ese jigante aterrador Hamado el pauperismo, despues de haber agotado sus fuerzas en las disipacio- nes del lujo; la politica sin regla ni ley; la autoridad despreciada; la insurrecci6n santificada; por fin la barbarie amenazando de muerte 4 Ja anarquia y la corrupcisn; tal ha sido el espectdculo. Algunos que se ‘creen mas avisados han podido decir en presencia, 6 4 la distancia mas bien, de este horrible caos: “es un mundo que nace”, yo me he ESCRITOS POLITICOS 69 dicho: “no, es un mundo que decae, y puede volver al caos.” Facil le sera 4 usted advertir por lo que antes le he dicho de la situacion de la Francia, cuales sean en ella las cosas que sobran, que estan demas; en me usted una sociedad lena de virtude: ciedad vivir, crecerd, se en- . —Algunas verdades eternas contienen las décimas de nuestros gauchos, porque suele hablar en ellas el buen sentido. Yo las he escuchado en otro tiempo con sumo placer, y no he olvidado aqui, en presencia de los grandes filésofos, esos dos versitos, que pertenecen a Ia buena poesia: Ciencia sin virtud no vale, Virtud sin ciencia es mejor. Esa es una profunda verdad, espresada con un laconismo admira- ble. Si, es mejor la virtud que la ciencia, y esta sin la virtud es muy temible. Si usted penetra con su razon investigadora en Ja naturaleza inti- ma del hombre, notaré que en el corazon esta el mévil principal de las cocoa samumenee y que ese mévil es el amor. Lareiioncriatin ia, or I. El fué el ee abol lavitud en los tiempos barbaros, él quién levant6 4 la mujer de su degradante postracion, é1 quien salvé los tesoros mismos de la ciencia en la edad media, él quien proclamé sagrada la autoridad, y no menos sagrada la libertad del hombre. Donde la democracia existe, no nominalmente siné en realidad, son las creencias cristianas las que las han arraigado en las costumbres; y hasta los filosofos mismos han tributado sus homenajes, cuando han querido despreocuparse, al cristianismo, reconociendo que él fué el 70 FELIX FRIAS mas grande monumento de los tiempos pasados y es la mas grande institucion de los modernos. Si nosotros por ser fieles 4 una mala tradicion, que hemos hereda- do de nuestros padres, y que ellos heredaron de la filosofia incrédula del siglo pasado, aiversiaiOa(eliiberatideslarmeralyai por ser libe- rales nos creemos en el deber de ser incrédulos, tenga usted por cier- to que no se levantaran ni hombres de bien, ni hombres de virtudes de nuestras masas, hoy embrutecidas por la ignorancia y por los vi- clos que la acompafian. Eafpreeiveves weuttall pic DISMinAGorSSTassea™ eeCUOR DO ERestomsGomgueTIpe wat yo, con la filosofia? con la literatura? Creeis acaso que las doctrinas de Leroux y de Cousin sean superiores 4 las doctrinas de Cristo? Si no es asi, sanesereipe- migIauegiageliion? y si dejamos el dogma rejenerador, como util nicamente para las masas, los nifios, las mujeres; y los hombres de gobierno, los hombres de pluma se educan y perseveran en la incre- dulidad; zno veis que mas 6 ménos tarde el escepticismo se converti- r4 en las clases inferiores en el grosero materialismo que invade la Francia? Relijion de nifios! pero entre esos nifios est4 Descartes y Malebranche, esta Bossuet y Fenelon, esté Chateaubriand y O'Connell, esta Lacordaire y Balmes! Mi amigo, yo soy cat6lico. Escandalicense cuanto quieran los fal- sos liberales, yo digo y diré siempre que soy catélico, y creo tener en mi apoyo muchas y muy buenas razones filoséficas y politicas, his- t6ricas y modernas, democraticas y sobre todo americanas. Yo soy cat6lico en todas partes, lo mismo cerca del Sumo Pontifice que del cardenal de Westminster, lo mismo en Londres que en Washington, lo mismo en Parfs que en la Plata. Es una flaqueza? Né, es una fuerza, en el individuo, como en las. naciones. La porcion mas democratica de los Estados-Unidos es la catélica; no lo digo yo, lo dice Tocqueville; y estoy por esa flaqueza que hace que los catélicos sean los primeros en el primer pueblo del mundo. He admirado aqui 4 los grandes oradores de la tribuna mas alta del mundo, pero mi entusiasmo, por los prodijios de elocuencia de Jos jenios, no me quita mi fé en Dios. Deme usted el libro mas bien pen- ESCRITOS POL{TICOS nm sado y mejor escrito {qué ser él al lado de la Biblia? Deme usted el mas grande monumento fabricado por la mano del hombre, gqué va- lenel Arco de Triunfo ni el Palacio de cristal al lado de Jos Andes y el Parana, de Tucuman y el Chaco? La misma distancia noto yo enire Jas ideas todas que para la intelijencia humana y las sublimes méxi- mas del Evanjelio; se levantan 4 mis ojos tanto estas ltimas sobre las otras, como la cruz de la ctipula de un templo entre Jos mas eleva- dos edificios de una ciudad. Una Cruz de palo ha salvado al mundo, decia tiltimamente M. Chevalier en su catedra de economia politica; pues bien, demos una Cruz 4 la América espaiiola, si queremos sal- varla y no perderla en nuestras manos. Ahora puedo, mi amigo, terminar mi carta sin que vaya incomple- ta. Pienso que una gran parte de mis convicciones, sino todas, estan de acuerdo con las de usted. Si he querido esponerlas rapidamente en estos renglones, no ha sido por que crea que usted necesita de mi ayuda para comprender nuestras necesidades, las de la Europa, y la importancia de salvar en Sud-América lo que llamaré nuestra nacio- nalidad social. Por ella no entiendo un rudo americanismo, entiendo sf el conocimiento de nuestros intereses y nuestros recursos america- nos, y el de los tinicos remedios necesarios 4 nuestros males. La intervencion de las ideas revolucionarias francesas no ha tenido es- caso influjo en nuestros desérdenes, y los etrores no han servido poco 4 alimentar nuestra anarquia. Innovar poco arriba, mucho abajo; de- jar en paz las instituciones inofensivas, reformar nuestras costum- bres; civilizar moralizando, hé aqui el gran programa, que debe ser el blanco de nuestrus esfuerzos perseverantes. Todo edificio debe cm- pezar por su base, y la base de una sociedad que aspira 4 la democra- cia es la educacion relijiosa del pueblo. La responsabilidad que pesa sobre la jeneracion presente de la América del Sud, es inmensa. Dios no dé 4 los hombres un vastisimo y prodijioso paraiso, como el nuestro, para que jueguen como béstias feroces 4 la guerra civil. La guerra civil permanente ,qué nos dice? {No es ella la revelacion de nuestros vicios, nuestras groseras ambi- ciones, nuestros pueriles errores, y nuestro orgullo insensato? ,No es la ausencia del sentimiento y la probidad moral lo que da orfjen 4 tanto escéndalo? El suelo americano es acaso nuestro tinicamente, n FELIX FRIAS para que asi ahuyentemos 4 los hombres todos, que quisieran esplotarlo E nuestro lado? NG, [GlSaAeissISieeiais oe oncTan eT, ‘Yo por mi parte lo confieso, que el pauperismo europeo pesa como un reproche sobre mi conciencia de americano, y veo con dolor que la historia diré severamente de nosotros: “Mientras los progresos mismos de la civilizacion y de la industria acrecentaban en Europa el miimero de los pobres; mientra los hombres mas intelijentes se afana- ban intitilmente por calmar los dolores del pauperismo, 4 fin de con- tener sus estragos; mientras las ambiciones demagégicas adulaban esa misma espantosa miseria y la seducian con las engajfiosas ilusio- nes de la revolucion, que en vez de poner termino 4 los males euro- peos, no serviréin sino para agravarlos, qué hacia la América Espa- fiola? ,Buscaba ella acaso fuera de las revueltas y de irrealizables teorias los medios de consolidar el 6rden? Lejos con loco entusiasmo los ismos de la comprometia, en el tinico del naufrajio jeneral, Jas condiciones reconocidas por la esperiencia como saludables para el mantenimiento de su propiedad. Chile mismo plajiaba los clubs abolidos por la reaccion en Francia, y la Nueva Granada plajiaba el socialismo, como si tuvieran necesidad de agregar 4 la barbarie de la ignorancia la barbarie aun mas funesta de la preocupacion. Rosas embrutecia la Republica Arjentina, Bolivia lo imitaba, y la paz en los. otros Estados no era sino el descanso de las pasiones fratricidas. Aque- Nos paises de los que muchos podfan contener cuatro veces la poblacion de la Francia, no contaban ni la poblacion de Parfs. Ellos aquellos El cuadro es sombrio, quisiera Dios que no fuera la fiel copia de la realidad. Protestemos, por lo menos nosotros, mi amigo, sin cesar, tanto contra los barbaros que nos humillan, como contra Ja doctrina ESCRITOS POLITICOS 7 que les preparan el camino de la discordia y la opresion. Asf la histo- ria podré decir tambien que la responsabilidad no era de todos, y que no faltaban en medio de nuestras tristes convulsiones voces honradas que maldijeran 4 los autores de nuestros desastres. Mostraremos nues- tra conciencia pura 4 los ojos de la historia, que nos ha de juzgar, porque pura la tendremos delante de Dios. Adios, mi querido Alberdi. £1 nos ilumine y nos salve. Suyo siempre Félix Frias

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