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DOMINANTE, Capitulo 7. Masculinidad hegeménica fee cl; A Inestabilidad, contradiccién y poder! ¥ clase dominante: Sebastidn Madrid Introduccion Este capitulo indaga en la relacié ec ; 2 ‘ ‘acion entre masculinidad hegeménica y clase dominante, las dos Posiciones y ped ce ticas de mayor poder y privilegio en la estructura social en términos de género y clase.’ Para esto, el texto se basa en SE SIO, cl texto se basa er se_construye 2 trav © social y las clases a través del_género. Es lo que se denomina el enfoque generativo (Thompson, 1968; Connell, 1987). Lo antetior implica que el foco se mueve desde variaciones entre clases, como cate- gorias externas, a variaciones al interior de una clase, a par- tir de una aproximacién que enfatiza la produccién misma de estas estructuras sociales. El capitulo destaca cl caracter inestable y contradictorio de la masculinidad hegemOnica en la clase dominante chilena, mostrando transiciones a nivel institucional y temporal. Se busca contribuir a la literatura j6n entre masculi- 2002; Olavarria, 2001)y“a la creciente literatura que busca uniicas contemporaneas de la masculinidad ‘ste trabajo fue desarrollado en el marco del proyecto de la Agencit Nacional de PIA SOC180023, The formation of the gender nore dad. Fin este sentido des tienen color Investigacién y Desarrollo (Anid), ? Asi como la blanquidad lo es en términos de sal ls sg ! i inidiac es importante recordar que las clases sociales y las mascl a io esta dimension en el capt (Viveros, 2018). Por tema de espacio no abord iN AMERICA Latina hegeménica través de las ideas de Pritolage hibridex (Bridge y Pascoe, 2018). Evidentemente, no planteo que exista tin vlan donde el poder y el dinero de la clase dominante : a ling inmediatamente en el logro de la masculinidag he emt (Madrid, 2017). Es decir, no se postula que quienes a ticg de la clase dominante encarnen per se los patrones de ion de la masculinidad hegemonica. Sin embargo, a Pattie ns mirada institucional se problematiza la relacién que existe 2 tre ambos (algo que la literatura ha reconocido hace bastan,. tiempo). Por ejemplo, en Chil las posiciones de pode, 1p que ostentan personas cuyas decisiones inci en en Ta vy con diana de las per: contintian mayoritariamente en mang, ‘de ‘hombres: el 77% de los patlamentarios ¥ 93% de los gi. rectores de las grandes emp! (PNUD, 2020). En general, los hombres que ostentan estas posiciones de poder, especial. niente en el mundo econdmico, provienen de un mismo tu (Abo; my, 20) 0) ‘ ante conomuco, po social: clase alta, educados en las mismas instituciones de elite, blancos (Madrid, 2016a). En el caso de los empresarios y gerentes corporativos no solo han sido considerados la “viga maestra” del neoliberalismo, sino que constituyen un modelo de referencia y de éxito al cual muchos hombres. aspiran. Esta situacién permite, al menos, cuestionar la idea circulante de que la masculinidad esta en “crisis”. Desde el punto de vista del acceso al poder, no hay ninguna crisis, sino mas bien una impactante estabilidad historica, que opera en conjunto con cambios en las relaciones de género, El capitulo comienza analizando cémo se han estudiado las masculinidades en términos de clases sociales, con especial énfasis en algunos estudios realizados en la Latinoamérica. Luego, se discute cémo se puede entender a Ia clase domi- nante en un contexto neoliberal, Para seguir con una reflexién sobre el persistente vinculo que existe en Ja literatura entre masculinidad hegemédnica y clase dominante, y la forma en la ne ty se present an algunos tesultados Construccion de mas- lena y, Postetiormente ha estudiado. I sean eioaciO” pee yestigaci i i iv Ja clase dominante chil. empirica sobre la sudio de la relacién entre clases Sociales Y maseu- pies jinidades a relacion entre clases sociales Y Masculinidades eS pa- David Morgan Sociales refiere idad Permanece €n las practicas Hearn (2004) co- dsjica en la literatura. El soci6logo inglés ae sefiala que, aunque el anilisis de clases i exclusivamente a hombres, la masculini como un aspecto relativamente inexplorado dechase. A la inversa, el socidlogo sueco Jeff calinidades, la relaci6n entre ambas no ha estado en el centro delanilisis en los estudios de hombres Y masculinidades, Morgan (2005) argumenta due esta relaci6n se ha estudia- do de dos formas. Primero, en lo que denomina “la clase de fr masculinida: onde la masculinidad vara dependiendo delaposicion declase, es decir, Ppodemos encontrar una mas- culinidad identificable y relativamente homogénea en la clase trabajadora y otra en la clase dominante. Segundo, una pers- pectiva que denomina “las masculinidades de la clase” don- de los investigadores sobre clases sociales (mayoritariamente hombres) han designado a los hombres “el rol de agentes de clase” y de “poseedores del poder de clase’ (168). Sin embargo, lo anterior no se materializa en un anilisis de las masculinidades. ¥ ; Palais La mayoria de la investigaci6n que dite cis diado la relacion entre mngacullnidades y es ee ee basado en la perspectiva de la “clase de m NN AMERICA LATINA esta perspectiva presupone ung ¢ . 01 sociales, donde la clase ee Neen, algunas excepciones, cin categorial a las clase : . al ba externa, independiente y Preexi stone de determinar el proceso histotigg 7 ‘ 0 da 7). Esta perspectiva ha ten i) ‘4 Ite. ciera ser una estructura que tiene la capacidad ie las masculinidades (Connell, 1 distintas consecuencias: 1 trabaj principal en el trabajo femunetad, Primero, un foco : ae ¢ debido a su importancia en la iden, como predictor de clas ae, efinicién misma de clase social, Por tidad masculina y en a d esto, la mayoria de los estudios se han enfocado en la esfery productiva mas que en Ja reproductiva, excluyendo a las my. {lisis de clase ha sido fuertemente jeres. Esta reduccion del an: (Acker, 2006). Segundo, un foce criticada por el feminismo casi exclusivo en a clase trabajadora y en Ja clase media, de. jando practicamente de lado el estudio de la clase dominante, Tercero, con esta perspectiva se ha tendido mayormente a una visi6n categorial de las masculinidades, donde se encuentra un patrdn en la clase media y otro cn la clase trabajadora, Finalmente, se ha tendido a la comparacin entre estos dos patrones segtin clases sociales mas que a entender a las clases sociales como un elemento constitutivo en Ja formacion de las masculinidades (como lo son también la raza y la etnicidad). La situacion en Latinoamérica: una mirada a partir de un caso de estudio En América Latina, la relaci6n entre clases sociales y mas- culinidades ha sido largamente estudiada. La investigacién en este Ambito ha sido variada, existiendo aproximaciones més categoriales y otras de caracter mas genetativo, Para ej i ficar esta heterogeneidad, podemos analizar ae : ee ie g6 el estudio de esta relacién en las investigacion : lesple- ‘Les Hechiceres, integrada por la antropdloga Pisa le la red iana Mara ap Hn MONICA Y CL ASI, DOMINANTE, 199 D yun os b ssicologa peruana Norma Fuller, la socidloga chi- viens “ea Valdés y el socidlogo José Olavarria, en e| perio- Jena porn? Este es un grupo pionero en los estudios de ox ; masculinidades en la region que, por su diversidad, porn! idad e impacto, ofrece un buen ejemplo de una parte simul ‘ ei je est08 estudios en Latinoamérica, y puede ser considerado dees pequefio caso de estudio," do oun ae patti de este caso podemos distinguir cuatro elementos analfticos: FE] primero es la existencia cn esta red de investi- gacion de un foco mayoritario en clases medias (Fuller, 1997; Viveros, 2002), en menor medida en las clases trabajadoras (Olavarefa, Benavente y Mellado, 1998), y que practicamente noha y foco en las clases altas. El foco en las clases medias se roduce porque se le asocia con “discursos modernizantes” Jiveros, 2002: 26-27) 0 “permeada por el orden modernizan- te” (Valdés, Gysling y Benavente, 1999: 12), y se consideraba que “habia desplazado a la clase alta como la nueva elite y modelo de identificacion pata la sociedad” (Fuller, 1997: 57). Es decir, a mediados de la década de 1990, cuando esta red se instala, se la vefa como un grupo que encarnaba el cambio en las relaciones de género y que podia tener una mayor gravita- cidn social. Un segundo elemento es que en estos estudios hay dos for- mas de relacionar el estudio de las masculinidades con la clase social. Por un lado, se utiliza la clase social como un atributo o una variable externa, mas que como elemento constitutivo de las masculinidades e integrado en un anilisis interseccio- nal propiamente tal (Viveros, 2018). En este grupo destaca *Periodo en el que se concentran las principales publicaciones de esta red. Ademis, puede ser considerada como una época que le dio un impulso vital a estos estudios en la regin *Lamentablemente, por espacio, se dejan fuera de este resumen muchas otras pu- blicaciones. 200 MASCULINIDADES EN America Latina es er oe 2 ty el trabajo de Teresa Valdés y José Ohavarrig T a Olavarrfa (2001), en los que la clase social Setia un, “hoy externa al género, lo que finalmente permite ¢ ey ay nes distintos de masculinidades segtin clases ga fl algo muy similar a lo realizado por Toslon (i977 - antes en Inglaterra. Ademés, en esta vertiente nq he ; ag, conceptualmente consistente con el término “lag a intercambiandoselo con el difuso concepto de “se ap Ctor (p. Olavarria, 2001). Por otro lado, hay otro grupo de trabajos We Se ent en la variacion interna de las clases sociales. Estudios oe masculinidades en las clases medias en Colombia (Vivetog 2002) y en Pert (Fuller, 1997) muestran que no existe ug a trén unico, sino que hay variaciones dependiendo de |, raza, la generacién y la ubicacion geografica. Mara Viveros (2002) sugiere que en la clase media colombiana hay dos Principios complementarios que regulan las masculinidades: ser un que- brador (enfrentar las relaciones de género sin tener responsa- bilidades) o ser un cumplidor (tener la capacidad de asumitlas) Norma Fuller encuentra tres configuraciones de representa- ciones sobre la masculinidad dentro de la clase media limeiia: la natural (virilidad), la doméstica (padre, esposo) y la exterior (trabajo, politica), cada una de ellas estructurada sobre nor- mas y cddigos morales diferentes,> Tercero, se aprecia que el estudio de las masculinidades en esta red no solo se hace en relacién a las clases sociales, sino que también considera otras estructuras sociales como la taza, la etnia, las generaciones y la ubicacién 8eografica. Por ejemplo, Mara Viveros (2002) muestra cémo en diferentes regiones de Cialeg 7 ) SOcig» 5 En esta tltima linea, es interesante el trabajo en Méxi ss tide mussta Smo en una colonia popalae de cree Ce Matthew Gutmann linidades transitan en un péndulo entre ser macho y ser 9 ad de México las mascu- dea norteamericana de un macho mexicano united, ™dilbn, cuestionando la pap HE UND woe -olof aaa . wien P “nS pricticas y discursos sobre la paternidad, relaciongn- vai elas co" diferentes patrones de masculinidad. Esta yj- ae ‘igs estructural de las relaciones de género es una de ic especificidades de los estudios de género en el g bal, y es dentro de estas que se inscribe la construc identidades. La identidad no ia, cada una asociada a una prevalencia racial distinta mbia, a, ut glo- cion de “flota” fuera de las estructuras ‘ocales, COMO sugieren algunos trabajos del norte global (Connell, 2015). De las elites y de vuelta a las clases sociales: la clase do- minante en el contexto neoliberal En ciencias sociales hay al menos dos grandes formas para entender al poder y al privilegio en términos socioeconémi- cos, lo que implica distintas concepciones del poder (Gilding, 2004). En primer lugar, esta el concepto de elites, el cual se enfoca en las posiciones clave dentro de los sectores mas importantes de la sociedad, o en un conjunto de individuos agrupados en torno a un alto estatus social, o una escala de ri- queza, De este tipo de investigaciones ha derivado, por ejem- plo, el estudio de los “super ticos” 0 del 1% Esta perspectiva es actualmente la dominante. Sin embargo, estas investigacio- Ew pesar de referigse cast exclusivaniente-w hombreserare— Esto ya que, al enfocarse en la posicion (catgo, tiqueza, etc.) se excluye, por definicién, a mucha gente como, por ejem- plo, a los propios parientes de las personas que ocupan altos catgos y, especialmente, a las mujeres que acceden en menor medida a los espacios de poder (PNUD, 2020). Una segunda forma la constituye la perspectiva de las cla- ses sociales. Si bien hay distintos enfoques —unos centrados en las posiciones en la estructura productiva (marxistas) y 202 MASCULINIDADES EN AMiRICA | Ann, wheter A otras centradas en las condiciones de Vida 4 (Webog: ti una variante relevante para el estudio COnjun any) 0d culinidades y las clases sociales desde hay conn he Petspecyi, rativa (Connell, 1977). Esta tradicién trasciend be clase social como una posicidn en la esttuctug ni la categorfa estitica y externa a la vida coti lang ‘Ci tizar su caracter dinamico, comprendiéndol, ‘hie tn, tema continuo de practicas y telaciones sociales ae Sis, ue “siempre se encarna en personas €N UN Context ~ (Thompson, 1968:9). Es decir: “telaciones sociales 1 (Donaldson y Poynting, 2007:10) que involuctan una is red de personas que comparten ptiicticas Sociales simile (Connell, 1983). Asi, las clases sociales pueden ser enteng), das como un proceso hist6rico y relacional, un hecho soci mas que un atributo individual, una estructura multidimen. sional (como el género). Considero a esta perspectiva la més fructifera para explorar la simultaneidad en la produccién de estructuras sociales. Desde esta perspectiva, podemos definir brevemente a Ta clase dominante como un grupo de individuos que tienen acceso al poder y al privilegio y que, a la vez, responden exi- tosamente a los obstaculos de situaciones sociales y econd- micas en un momento determinado (Connell et al., 1982). El aero y el poder institucional son elementos importantes, pero no definen todos los aspectos de esta clase. Ademis, la clase dominante no es un bloque homogéneo y estatico, sino que existe division y conflicto (Zeitlin y Ratcliff, 1988). Los individuos mas ricos y poderosos son solo la fraccion corporativa de la clase dominante, pero existen otras. Enel caso latinoamericano, esto queda claro cuando se considera que la red de personas que conforman la clase dominante est4 fuertemente centrada en redes familiares y de paren- ee que permean tanto las relaciones domésticas como as economicas y sociales (Adler-Lomnitz y Pérez, 1993). ICA Y CLASE DOMINANTE, ngpAD HEGEMONICA SANT ok ny wo jefiici6n trasciende lo metimente econdmico, como fst mado insistentemente el feminismo (Acker, 2006 aR inclusion de las mujeres, hecho fundamental para oe relaciones de géneto en la clase dominante, oe ia uitimas décadas, ta clase dominante ha suftido importantes a fe Chile, estos cambios pueden ca- vgcterizarse por un doble Movimiento, Por un lado, la so- ciedad de mercado ha Producido una Cteciente clausura de ia pate alta de la estructura social. Esto ha llevado a dis- gintos autores a hablar de un proceso de oligarquizacién y falta de integracion vertical (PNUD, 2004), donde la movi- |idad social seria fluida en la parte media, cerrado en la cima (Torche, 2005). Estudi han destacado la tendencia a la polarizaci6, social chilena bajo el neoliberalismo (Es Méndez, 2013). Este proceso ha sido a aumento en la concentracién del capital Gutiérrez, 2013). Un segundo movimiento es la fragmentacion, Distintos estudios demuestran que la Parte alta de la estructura social se ve enfrentada a un proceso de divisién y conflicto sin que este proceso altere su cardcter cerrado y excluyente, Esta fragmentacion se ha expresado a partir de los distin- tos origenes de la riqueza (Contreras, 2002). A la vez, se ha visto una creciente transformacion de una elite tecno- cratica que ha influido decididamente en el Ambito publico (Silva, 2011). Simultaneamente, se ha dado cuenta de una division de caracter ideol6gico y politico (PNUD, 2004) que va también acompafiada por una divisién de caracter mo- ral y religioso (Thumala, 2007). Por tltimo, también se ha destacado una creciente fragmentacion de caracter residen- cial entre los sectores mas privilegiados del pais (Salcedo y Rasse, 2011). sy Pero de caracter los mas recientes nen la estructura pinoza, Barozet y compafiado de un (Lopez, Figueroa y 204 MASCULINIDADIS Ty Amin ALA ATINA La persistente relacién B , entre ma SCulip ni vay clase dominante: teorlg ig nica y el te eorla y priction ud bey Mi, {il influyente y debatido CONCEPLO de 5 dninath : Magen gemdnica fue acuiado por Ia sociblopa ann i . Haciny , . OTPAT ty Connell a principios de la década de 1989 Cn Nidgg Ing h { loacid ; ‘a a ¢ de una investigacion sobre educacién y difereng Ney, (Connell et al, 1982), Hin todo este tiempo of cont ido mutando (Carrigan, Connell y Lee, 1985; Conn” hy y 2005; Connell y Messerschmidt, 2005), pero ha my he "hy 1, 194 algunos de sus elementos originales, referidos a ung tm masculinidad que estructura y lepitima las jerarquiag doe (Measserschmidt, 2018), 1s la masculinidad que en Clertog . pacios y Hiempos esti en la cima de una jerarquia de Iniltplg masculinidades —subordinadas, marginalizadas y cémplices. incluyendo el poder de los hombres sobre las mujetes y, tay. bién, sobre hombres que estin marginalizados (en términos de clase y raza/etnia) y subordinados (cn téeminos de orienta clon sexual) (Madrid, 2019). La masculinidad hegemdnica, es al mismo tiempo, un pa: won de pricticas y una idea cultural (Connell, 2005), La idea un pro de patron refiere «una configuracion, una trayector! yecto, que expresa una prictica colectiva de pénero, teniendo la capacidad de imbricarse en lis instituciones sociales —como cl Lstndo, las empresas, ete y de cambiar histdricamente, Esta configuracién relaciona a hombees y a mujeres, Como idea cul tural, la masculinidad hegemonica es la forma de masculinidad mis honrada y deseada, asockindose con la fuerza, el éxito, el control, la racionalidad y la heterosexualidad, Sin embargo, ne debe redueirse «un ensamblaje de atributos téxicos, como ln sumatoria de comportamientos nepativos, como aquellos au min von ome ane eeeao discusiones en los estudios de hombres y masculinidades es quién encaraa la masculinidad hegemdnica. JMONICA Y CLASH: DOMINANTH, pn 205 yLINIDN Mast gto hay todavia mucha confusién Y malog entendidos jn cs Gear el conce tao ‘ z 1 jgndose & reificar el concepto. Ein su version reformula- tend ? Connell y Messerschmidt (2005) propone ja, ' Nun tr d ‘atamiento. 2 100 de la m: fr ; ‘ : 5 | hegemonica varia dependiendo de situ jad € necifico. A pesar de que la encarn asculini- ‘aciones, hist6ticas, le enc «jal constantemente envuelven las instituciones ne en las cuales descansa su ptivilegio” (852). Hs en este punto donde pode- a encontrar algunos vinculos entre masculini- dad hegemonica y clase dominante, En la literatura hay una relacién tos autores sostienen que “los circuitos d ‘arnacion go. estos a H 50- mos empez: Persistente, pero ambi- gua, entre ambos conceptos. Primero, de distit bos implicitamente apuntan no solo a y privilegio, nta forma, am- Posiciones de poder S sociales (colectivas) Y ser parte de ellas 2007). Segundo, ambos se basan en un andlisis telacional que enfatiza los vinculo: dominante y subalterna, y entre masculinidad feminidades y masculinidades no hegeménicas, es de caracter historico, y se pregunta por el c sino también a las Practica: que permiten llegar a esas Posiciones (Donalson y Poynting, s entre clase hegeménica, Este anilisis ‘onjunto de la estructura social, Terceto, en ambos conceptos hay un in- tento por trascender la idea de estructura social como algo externo a la vida social, como una categoria, enfatizando su caractet generativo. Cuarto, ambos comparten mecanismos similares pata ejercer el poder: la ascendencia cultural, la persuasion y seduccién, la construccién de alianzas, la capa- cidad para definir la situacién, entre ottos. Es decir, en am- bos conceptos la hegemonia opera a través de mecanismos distintos de los cuales se ejerce la dominacién (Donaldson, 1993), Finalmente, algo que es clave: ambos Conceptos pre- suponen algan tipo de vinculo con el poder institucional, in refor- la autotidad y la riqueza. Por ejemplo, en la ves mulada del concepto de masculinidad hegeménica, onnell 206 MASCULINIDADIN EN AMMICA Lapiy, y Messerschmidt, (2005) sefialan que la ty - Asculj emonica es “socialmente central, o még Mid oa autoridad y el poder social que otros feat , con este modo, la masculinidad hegemédnica “nes ( i), < excluye a hombres negros y de la clase ttbsage cn, este motivo, “Ia diferencia crucial entre la tase , gemonica y otras masculinidades no es el contro] ir he mujeres, sino el control sobre otros hombres” Wont 1993:643-646). aly A pesar de esta persistente relacién, hoy dig sabe las relaciones de género en Ia clas My nN M4 poco acerca de | doming te, ymucho menos sobre los patrones de masculinidades qu ete ahi se estan produciendo. Son escasos los estudios que exp, citamente analizan la experiencia de clase como un clemen, to constitutivo de las masculinidades en Ia clase dominant Existen dos excepciones que ¢s necesario mencionar, ambas datos secundarios 0, como diria Michae| realizadas a partir de Gilding (2010), a partir de “puntos remotos de observacién” 756). a Sudafrica, Morrell (2001) produjo una reconstituciin historica de la formacién de hombres blancos de Ia clase do- minante a partir del anilisis de las primeras familias de colo- nos de la region interior de Natal, entre 1880 y 1920. Morrell tomo un enfoque institucional para examinar cémo estas fa- milias se constitufan en una clase social, y como Ja masculini- dad de los colonos blancos devino en hegeménica, Para esto analiz6 distintas instituciones, como los colegios privados de clite, los clubes sociales, las asociaciones de agricultores, el cjército, entre otros. Este autor sudafricano sefiala que la dina- mica de esta masculinidad fue desarrollada dentro del contex- to del patriarcado colonial, en la interrelacién entre periferia y metrépolis, En Australia, Donaldson y Poynting (2007) investigaron la vida de tres generaciones de hombres millonarios, utilizando pNONICA Y CLASE DOMINANTE, p EG coe union pa ws il biogrifico secundatio. Si bien también se analizaton nt 8 instituciones sociales, el estudio se enfocd mas bien tints secewitales ‘| : an trayectorias vitales de estos hombres jas "2 Privilegiados, io tos dos autores australia. -estacan que la falta de amor e intimidad en Ja infancia os O° : 4 s, a partir de la ausenci . : fe e5t08 hombres, a f ausencia y distancia de las in infancia a la adultez. Bs d relaciones parentales, es un elemento central Para compren- er lt construccion de masculinidades entre hombres ricos y poderosos- . ‘ “ Retos estudios han ampliado nuestro entendimiento sobre como las estructuras de poder han sido masculinizadas a lo largo de la historia. Un elemento central que destacan estos estudios es cl papel de los colegios de elite en la construc. cién simultanea de la clase dominante y la masculinidad he- gemonica. Tanto Morell (2001) como Donaldson y Poynting (2007) muestran detalladamente cémo estos establecimientos operaron en tanto tedes de contacto y jugaron un tol central en la masculinizacién de las estructuras de poder a través de pricticas de endurecimiento (como los castigos fisicos), pro- S), moviendo valores elitistas, sexistas y tacistas, o la defensa de la autoridad, la obediencia, la violencia y la lealtad hacia el grupo de pares hombres, Estos estudios han abierto la puerta para explorar la vida de hombres contemporaneos de la clase dominante desde su propia experiencia. “En Latinoamérica son pricticamente inexistentes este tipo de estudios. Hay al- gunos que estudian las relaciones de género en In clase alta, pero no a la mascu- linidad de manera explicita (Kogan, 1999). Hay otro grupo de estudios que utiliza mis el concepto de clites, siguiendo la idea de masculinidades de negocios trans- nacionales de Connell (2005 y 2010). Ver, por ejemplo, Sanchez (en este volumen) y Madrid (2009). 208 MASCULINIDADRS RN AMtinic, iy janis — — 2 *ATINA Hegemonia inestable: estudiandg la im : Ager) monica en la clase dominante chileng “lng, , “ee, Como forma de contribuir a llenar est Stel 0, blematizar los resultados previos, entre 2099 : Ye, llé un estudio que tenia como objetiyg Pring me an emergencia de nuevas formas de Mascuinidade it dominante chilena (Madrid, 2013a), Parq CStO te in ha thy torias de vida focalizadas (Plummer, 2001) oa Uh mujeres (algunos eran pareja entre ellos), ex estudyn ) tres tipos de colegios privados de elite en Santiago re (tradicionales catdlicos, de nuevos Movimientos Cin no catdlicos). Al momento de las entrevistas, log entrevisg ; tenian entre 19-45 anos, habiendo estudiado en estos Coleg principalmente entre mediados de la década de 1980 yh i 1990. Crecieron en familias de distintas fracciones de I, clase dominante chilena, desde la oligarqufa tradicional ala peten, cial tecnocratica, desempefiandose principalmente como rentes corporativos en empresas familiares 0 transnaciona| aunque también habia profesionales de altos ingresos, La gran mayorfa se autodefinid como heterosexual, y todos pueden considerarse como blancos (Madrid, 2016a).’ La inclusion de las mujeres y de los colegios privado de eli. te no fue casual. Por un lado, las mujeres no solo son Parte ac- tiva de la clase dominante, sino que también juegan un papel importante en la formacién de las masculinidades, El estudio de hombres y las masculinidades tienen Poco significado si no Be les, Complementé el material con cinco historias de vida de ex estudiantes hombres de colegios piblicos sclectivos, donde antiguamente se educaban los dirigentes Politicos; 10 entrevistas Semlestructuradas con rectores de un subconjunto de co- legios privados de elite, més informacién institucional de caracter piblico ¢ infor- inacion de caricter etnogrifica, Para ver las es : ecificaciones metodoldgicas y sus 'mplicancias te6ricas ver Madrid, 2013, ‘i fa ! DOMINANTE, ea oe i slain” las mujeres y las feminidades (Gutmay , & . ini cst 00) en cuanto que “la masculinidad como ¢ ri 400), 199"! dbie ocimiento es siempre masculinidad-en-telacigy» cc inn Por otto lado, es parte del Sentido comin ¢ , S ue el propdsito social de estos Colegio Pies: con gominantes y; en menor medida, pro ie social para algunos miembros de los jos, connell Y OtrOs (1982), van mas alld y Sostienen que los colegi0s privados ene no ee “instrumentos de ai ” sino que son “parte activa de ella”, « ; : ane (149-154). Son “organizadores En Chile, por ejemplo, a Pesar de dos de elite fepresentan menos del 1% de la Matticula esco- lar, el 60% de los miembros de la Camara de Diput 2006, el 77% de los ministros de Hacienda entre 1973-2011 y el 84% de los gerentes generales de las 100 compaiiias mag grandes del pais en 2008, fueron educados en algunos de estos establecimientos (Madrid, 2016a). Esto no quiere decir que todos los y las ex estudiantes Vayan a acceder a puestos de po- der -de hecho, hay trayectorias divergentes (Madtid, 201 3a)-, S&S Servir a los Mover |g Movi- STUPos subalter- que los colegios Ptiva- cha) y, en cierta medida, tiqueza. En lo que sigue, presentaré algunos resultados de esta in- vestigacion, que dan cuenta de la forma en la que se ejerce la hegemonja en términos de géneto y clase, en un contex- to neoliberal como la sociedad chilena actual. Los resultados muestran que la inestabilidad, la fragmentacién y las con- tradicciones juegan un papel fundamental en este ptoceso cuando se lo observa desde la vida cotidiana. Es decir, es- tos elementos pueden ser entendidos en si isin como ua mecanismo para ejercer poder: es lo que llamo “hegemonia inestable’””. Esto se relaciona ditectamente con la Breguntal por Pe la masculinidad hegemonica. Como vimos quienes encarnan ATINA més arriba, esta pregunta est al centr de fy nes tedricas y empiticas en los estudios etiiogs Pre Cth masculinidades, especialmente si enten ihe de bon dad hegeménica como una idea cultural ; She Mey! de practicas, mas que como un tipo especifieg ; rn, de atributos, o un modelo, COnjan, La literatura anglosajona, mucho més que Ia ricana, ha mostrado cierto grado de inestabilidad | culinidad hegemonica. Demetrious (2001) ha subraage extraordinaria capacidad elastica, que es capa de incon 0 sy nuevos modelos de comportamiento anteriormente are critos a patrones femeninos 0 a masculinidades Figs nadas y marginalizadas (p. ej. hombres homosexuales ; ‘ clases 0 razas subalternas), en lo que llama “pragmatism dialéctico”. Aboim (2010) ha mostrado Convincentement, que la hegemonia es mucho mas compleja y polimérfica ts un estereotipo simple del patriarcado, pot lo que la mascyj. nidad hegeménica seria mas un bricolage de tensiones y con. tradicciones entre patrones antiguos y nuevos. Reich (2010) ha sefalado que se pueden encontrar légicas hegeménicas dependiendo del contexto institucional, y que existe compe- tencia y tensidn entre ellas; es decir, la hegemonia tiene un linc carcter situado. Mas recientemente, Tristan y Pascoe (2018) muestran que la masculinidad Aibridiza la hegemonia a través de dis- tintos mecanismos, como la distancia discursiva con los patrones hegeménicos anteriores, el préstamo estratégico de practicas de grupos subordinados, generando al mismo tiempo patrones fortificados respecto a ellos, Este proceso es lo que llamo una “reconfiguracion de la masculinidad he- gemonica” (Madrid, 2017), donde los potenciales cambios no son por ahora ni permanentes nj duraderos, ni mucho menos un: se 2 e £ ana forma de fesistencia a las inequidades sexuales o de género, pad HEGENONICA Y CLASH DOMINAN TE, c a : asco ait Como forma de contribuir a este ULtPO tedticg - ; brevemente en la ambivalencia de Ia Frees rare Masculinidad hege. nica, ‘ able, frag ae dictorio, a partir del papel del tiemp enetds y en términos de su caracter inest; 0 ¥ de las transic: : ; 8 transicio. ges en la vida de estos hombres de Ja clase dominant er esto tomo de Teresa Valdés (1988) Jas ideas de “tiempo : ‘ara S orto” tiempo largo”. El primero refiere ala temp j Oralidad d rdctet transversal, en un momento especi{ ae , fico (1, " riencia escolar). El segundo tefiere a la thee ae re i : ‘Orla misma, ¢ decir al devenir en el curso de la Vida, Esta Ultima dim in Y a dimensi6; es fundamental para examinar a Ja Masculinidad heveméni : 4 a em yaque, en general, esta se estudia solo en el tetas ee j ‘orto, Transiciones institucionales A nivel del tiempo corto, los resulta: los colegios privados de elite, mas que e: de masculinidad hegeménica, es posib! nizacion jerarquica donde aparecen, al menos, dos patrones que se disputan la hegemonia (Madrid, 2016b). Esto difiere de lo que muestran algunos estudios anglosajones, como los de Donaldson y Poynting (2007), quienes pata el caso australia- no encontraron que en estos cole; homogéneo de caricter “ autocratico” (235). dos muestran que, en ‘xistit un tinico patron le observar una orga- gis se promueve un patron competitivo, represivo, agresivo y El primer patton lo llamo “oficial”, donde la masculini- dad se construye en la linea de los proyectos educativos de estos colegios. Existen tres variantes. Primero, aquella que se basa en la idea del hombre all-rounded, del hombre com- pleto en distintas areas desde los deportes a lo académico, pasando por el arte—y es propio de los colegios no catélicos, especialmente los ingleses. Segundo, aquel que promueve al hombre socialmente involucrado, que es propio de los cole- gios catdlicos tradicionales como, por ejemplo, los Jesuitas, ULINIDADES EN Africa | ATINA, Padres Franceses, etc. El énfasis esti en f con conciencia social, donde el catoicismy i desde la espiritualidad (como el de los Colegigg movimientos catdlicos, como el Opus Deiy 7 shes de Cristo), que a través de la practica yel sect ina cero, un patron que enfatiza el éxito yla compere, nt Ty mica y deportiva. Este patron es mas comin a fe Aeagg no catélicos y los de nuevos movimientos religion Bh se enfatiza la excelencia académica como marca de] : Mee éxito profesional futuro. Un segundo patron se puede llamar “oposiciongp ; de la masculinidad se construye precisamente en oposicg. estas instituciones educativas. Aqui la masculinidad mis = rada es aquella que esta asociada con ser /aguilla ¢ batéin a Se expresa a través del éxito con mujeres (de sus mismos re legios, en caso de aquellos pocos que eran mixtos, 0 de ottog en la mayorfa que eran solo de hombres), de ser extrovertide, no necesariamente con buen rendimiento académico (peto a es excluyente), pero si bueno para los carrefes (fiestas, tomar a. cohol y drogas, que les guste la musica, etc.), molestar a otros compajieros/as (bullying) y, en ciertos casos, involucrarse en peleas, dentro o fuera de los colegios. Ambos patrones se disputan la hegemonia, toda vez que comparten dos caracteristicas importantes. Por un lado, hay una legitimacién de la dominacién de los hombtes sobre las mujeres. En el patrén oposicional es mas explicita esta subor- dinacién de las mujetes. Kurt, un ex estudiante de un colegio tradicional catdlico, cercano a los 35 afios, sefiala directamente que ellos, en su banda musical En/repiernas, “instrumentaliza- ban a las mujeres”, o que ellas “eran objetos de deseo”. Ben- ja, cercano a los 40, ex estudiante de un colegio de nuevos movimientos catdlicos, tenia una clasificacién de mujeres de otros colegios privados de elite, dependiendo de “cuan ficiles eran”, En el caso del patrén oficial, esta subordinacién es mis pap HIGRNONICA Y CLAS DOMINANT sunt Masct il: In objetivacion vik cla en la idea de fespeto, | Jo del caballero que enca cl 4s el rna Emilio, ex ¢studiante de un modi pirolentod catAlicaa. nuevos movimientos catdlicos: é apren colegio de dié a tratar Jas mujeres respetuosamente y ahs 4 protegerlas, Porque “ cllas gon mas débile Por otro lado, ambos patrones comparten ¢| hecho di de ferentes, quienes no ! fisicamente, © por ser introvertidos, timidos, etc,), especialmente, en orientaci6n sexual (estudiantes homosexuales), L lorn miza; incluso algunos la justifican, German, e un colegio no catdlico, de algo mas de 40 aftos, seitala que eso “pasaba en todas partes”, que era parte del proceso de crecimiento, y habia que aprender a defenderse “para no ser comido por los demas”, ubordinar a otros hombres, aquellos di s : Jogran encarnat el patron esperado ( términos de i 0 interesante es que, en muchos casos, esta Practica se normaliza o mini X estudiante de Transiciones a lo largo de la vida A nivel del tiempo largo, podemos observar que la encar- nacién de ambos patrones de practicas varia a lo largo de las vidas de estos hombres, Estas transiciones se pueden dar en un individuo en un momento breve o en distintos momentos en un periodo mis largo. Presentaté ejemplos de estos dos tipos de transiciones a lo largo de la vida. En los mismos colegios privados de elite se pueden apre- ciar las transiciones dentro de una institucién, Una de las formas que adquiere este tipo de transicién es el paso de un patron a otro, del oficial al oposicional, o del oposicional al oficial. Kurt es un buen ejemplo de esta primera transicién. El ingres6 a un masivo y antiguo colegio tradicional catdlico, en el séptimo grado de primaria, Fue un tremendo cambio en su vida, Su “estrategia de sobrevivencia” fue unitse al grupo de los “Deth Row”, el grupo de los bacanes que encarnaba ~*~ 214 MASCULINIDADRS EN AMERic, I eee la masculinidad oposicional de tercero de secundaria (grado {1 ) ducto de una disputa interna por ese Colepic, S fompig Mpid, Con C5te by, i Ep, 99, disputaba la | ana Mujer, y grupo que disputaba la hegemonsa: los “G Se “1s ' JO ultimo grupo encarnaba el patrén Oficial, ¢, ald * » CO) . tudiantes que “contaban con el beneplicitg eu rs ee ee . , No fue una transicion facil ni exenta de confi = Ceci & : ~ : ict On un punto de inflexibn en su vida. Pasé de os tom, : tener m, ate, éxito académico, de no entender el Proyec alas Mo eee any : 0 educatiy, el premio al espiritu del colegio, Otras formas oe § Bina, : fv son menos tajantes. Benja, un ex estudiante eee AMsicin tradicional catdlico, recuerda que él combinaba thy Coleg, los taquilleros (oposicional) durante los tecteos, y ei on teos (oficial) durante las clases, encarnando al mismo e a la masculinidad oficial y la oposicional. ™po Las transiciones a lo largo de la vida se pueden Obserya en la vida adulta de estos hombres; se relacionan con ae bres biograficos, donde se produce una ruptura con |o que supuestamente deben hacer. Estos quiebres aparecen en d ambito del trabajo remunerado, la sexualidad, la movilidad de clase 0 el trabajo doméstico. Podemos llamar a estas tran. siciones “mini trayectorias”, y acd se analizaran solo un par de breves ejemplos. German, que encarnaba la masculinidad oficial en su colegio, no siguié exactamente la trayectoria que se suponia debia seguir: “estudiar ingenieria civil [nombre de universidad tradicional privada], trabajar en [nombre de consultora de negocios transnacional] y luego it a Harvard”. Elestaba haciendo la trayectoria, habia estudiado esa carrera en esa universidad, y estaba trabajando en esa prestigiosa consultora, “la més deseada por quienes estudian un MBA’, pero luego de un accidente que casi lo deja invalido, tomé “decisiones contra la corriente” en busca de “armonia y ba- lance » tratando de no ser “solo full-orientado al trabajo y al dinero”. 0 boy ig sEMONICA Y CLASE DOMINANT ypnirad HE 215 Un segundo ejemplo lo podemos ver con 1; Mesto, ex esty. ins : ays - » CX estu- de otro colegio no catolico, La suya fue un: é a transicig Pe “Bi : sicion diat patron oficial a uno subordinado, desde ¢l Nel colegio era siete aliar ice ; , le Alumnos, jugs i gand multiples premios. Entré a estudi vicepresidente del Centro d ay rugby Comercia , vo, tenia un conflicto: era gay. Debido a Ic far Ingenie ala misma universidad tradicional que German; si an; sin embargo, € : ' > Conservador desu familia y de su colegio en ese tempo, oculté su orienta exual por muchos afios, hasta que luego cions : ies P asumid como homosexual y enfrenté a su familia Y amigos. Esto lo hizo dar un gio radi al en su vida: se cambid a estudiar arquitectura, y juego, termind gtaduandose de paisajista; algo impensado para un hombre de su clase social. El centro de su conflicto era ptivilegios de clase y de géneto, A pesar de estas transiciones a lo largo de la vida, dos cosas son claras. La primera es que, al menos en la clase domi- nante, el patron oficial tiende a p tenet que perder una setie de I erdurat y estd enmarcado por esta “trayectoria clara”, que puedan llevar a car | ‘0s de poder; trayectoria de la que German se desvid parcialmente, Incluye estudios de postgrado, experiencia de trabajo internacional, una familia heterosexual, enviar a los hijos e hijas a los mis- mos colegios de elite donde estudiaron ellos, lazos fuertes con sus excompafieros, en definitiva, compartir un circulo de po- der 0, como dice Oscar, también ex estudiante de un colegio no catdlico, estar “cortados por las mismas tijeras”. Lo segun- do es que el patron oposicional tiende a desaparecer, siendo teemplazado por un esbozo de patron alternativo, donde se buscaria “armonja y balance”, el “tener una vida mas alla del trabajo”, donde se toman “decisiones contra la cotriente” yse piensa en “tetirarse de los trabajos gerenciales”, o al menos en “un retiro adelantado” para privilegiar a la familia. Sin embargo, lo que muestran mis datos es que tron alternativo todavia no se forja, ni mucho menos se es- tabiliza. Uno de los impedimentos es precisamente el dinero: ste pa- a6 MASCULINIDADES EN Awtinica Livin e| mismo dinero acumulado que les permir | mis C he ratio anticipado 0 en abandonar sus trabajo, , Sar ti ili atta \ royectos familiares. Muchos de es). deg: h a sus proy' tos hom ea, 1 posibilidad de hacer un cambj tes tearon la posibilida n cambio de Pabeles * Dhan esposas, sin embargo, en este nivel de podey Y privy, : Vile: dinero mismo es un inconveniente para e] “ambio, ¢ 8, sefiala Alejandro, ex estudiante de un Colegio tra diciy 2 . ‘ é na lico, él est abierto a sacrificar su carrera gerencia| “até, , Cor ha ‘Taw Oat para estar mds tiempo con su familia, “pero e| punto ativg : i Si &S q este cambio pueda ser financiado... Si hay plata Pata es ue estaria feliz”. Mantener ese estilo de vida y Privilepi » Yo ; 0 facil, y claramente es una barrera para la transformacig, s oe ie estas masculinidades. Conclusiones ‘ En este trabajo se ha realizado una reflexién sobre el es. tudio de la masculinidad hegemonica en la clase dominante, anclando esta discusi6n a la trayectoria mas amplia del estudio de las masculinidades y las clases sociales, con especial foco en el trabajo de la red Latinoamericana Les Hechiceres en el perio- do 1997-2002. También se presentaron, de manera sintética, algunos hallazgos de una investigacién empirica que buscaba examinar los patrones de masculinidad en la clase dominante chilena, subrayandose que la masculinidad hegemonica esta conectada, pero no determinada por esta clase. Se ha preten- dido contribuir a este cuerpo de conocimiento a partir de la idea de la hegemonia inestable corno mecanismo para ejercer el poder en un contexto de cambio de las relaciones de géneto. Los resultados presentados avalan la idea de que el pro- blema de Ja encarnacién de la masculinidad hegeménica no puede resolverse a partir de una vision monolitica de ella, sino que a partir de una visién poliforme que incorpore el efecto (ONICA ¥ CLASH DOMINANT GuMONICA Heat i010 se debe al caracter inestable de la ma: Dp 4 [iste " : ca en cuanto es posible encontr: ‘ 0. a riemP® "eon ji! Me je masculinidad que luchan por la hi i! 5 d ones 108 pare iempo y en un mismo contexto instituc no tie! mist al! 0s pueden experimentar transiciones entre yerpe” Jos at distin. egemonia ional, que € distintos encarnando en un momento la masculinidad hege- es tro __v en otros no (tempo corto) y, finalmente, hay ines. Lan rae existen transiciones a lo largo de la Vida, que A adas por distintas crisis (tiempo largo), Es decir. son Pie pensar que la masculinidad hegeménica tiene un ei Ae dinamico, multiple y, a veces, Contradictorio, por lo cual ae set mejor pensar en ella en plural mas que en singular, Esta inestabilidad de la masculinidad hegeménica en la cise dominante chilena en un contexto neoliberal puede ser entendida como un mecanismo de poder que opera invisibi- lizado telaciones asimétricas y diluyendo su existencia de ma- neta explicita a partir de su capacidad de adaptarse a nuevas condiciones y demandas, Por ejemplo, se podria hipotetizar que la inestabilidad de la masculinidad hegeménica puede es- tar expresando posibles Proyectos de cambio en las relacio- nes de género. Pero no es un cambio al estilo de un bricolage (Aboim, 2010), donde se complementan patrones nuevos con antiguos ni tampoco al estilo b/brido Bridge y Pascoe, 2018), donde se incorporan elementos que anteriormente eran de masculinidades subordinadas, 0 asociados a mujeres ( el cuidado). Por el contrario, es un cambio que opeta mas a nivel discursivo que practico. Lo anterior se aprecia en que en el tiempo largo se mantienen un patron oficial, desaparece el Oposicional, y atin no fragua un patron alternativo dentro de esta clase social. Lo anterior se puede deber a la centralidad pata estos hombres de mantenet las posiciones de clase, es- como pecialmente, la importancia del dinero y del éxito laboral, por sobre la dedicacién a lo doméstico o el cuidado, La inestable lidad de la masculinidad hegeménica expresaria la condicién EN AMERICA Lavina , de la hegemonia y su constante Capac: cambiante emon adaptarse 4 nuevas situaciones, en un proces, aida reconfiguracion que de cuestionamiento 5 rc ig bh : ten: desigualdades de género. enc i y Bibliografia ‘Aboim, Sofia (2010). Plural Masenlinifies. Farnham: Ashgat : 7 tht , Acker, Joan (2006). Class Questions, Feminist Answers Ma Man Rowman and Littlefield. Ylang, ‘Adler-Lomnitz, Laritza y Marisol Pérez (1993). Una famitjg ae mexicana. Parentesco, dase y cultura 1820-1980. Ciudad de ite Alianza. co; Bridges, Tistan y C. J. Pascoe (2018). “On the Elasticity of Gite Hegemony”. En: J. Messerschmidt et al. (eds.) 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