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INTRODUCCION LOS HOMBRES: GENERO MASCULINo PLURAL Comprender la masculinidad es un acto politico.” Rita Launa Secato jY si comenzamos acereéndonos ala masculinidad como una fic- cin, una de las mas antiguas, una narrativa cultural e histérica que, si bien ha cambiado a lo largo de los siglos, ha seguido cons- truyendo un relato hegeménico? Una ficcion extracorpérea im- bricada en los cuerpos asignados con el Sexo-género masculino, Este libro pretende acercarse al anilisis de la masculini- dad como un engranaje complejo de expectativas y mandatos que componen el reconocimiento de la hombria en la época contemporénea. La masculinidad no esta en el terreno del ser, sino que se ubica en el espacio del reconocimiento, en Ja per- petua necesidad de demostrar que se es un hombre. En el con- texto actual de sociedad liquida, segin Zygmunt Bauman, y de eneralizacion de la incertidumbre, qué esta ocurriendo con ar aodelo de inasa SEAT ctine decirse que sus costuras empiezan a deshilacharse debido a las contradicciones entre lo viejo que no termina de moriry lo nuevo que no termina de na- cer, en la busqueda de aquello que permita amarrarse a alguna certeza. Desde el surgimiento del feminismo (y otras teorias y movimientos sociales, como puede ser el antibelicista, que confronta el modelo de masculinidad ligado a la violencia), cuando se impugnan las normas de género, dicho paradigma ha tendido a replegarse sobre si mismo con una rigidez que contrasta con todo intento de flexibilizacién. Hablar de masculinidad es hablar de género, Pues gop i bre no es la expresion espontanea del cuerpo asignado «, m masculino, sino que se aprende ager hombre mediante ¢| ie ceso de socializacion. in estas ict paginas trataremo, dar respuesta a la pregunta ;qué es el género? Aunque el tén esta en continua disputa, se propone a continuacién ung te. flexion que nos permita enmarcar el estudio de la ™asculinj. dad en la sociedad contemporanea dentro de la tradici6n inte- lectual feminista y de los estudios de género. - Elgénero masculino ha sido construido histricamente com, lanorma dentro del orden androcéntrico y, por tanto, teorizar 80: bre ello no parecia necesario hasta hace unos afios. Simone de Beauvoir (1949: 49) decia que “un hombre nunca empieza consi- derandose un individuo de un sexo determinado: se da por hecho que es un hombre”, y, por tanto, el género aparece como algo que no les concierne. El género seria una cosa de mujeres porque la mujer, en tanto la otra, seria la tnica que porta esa marca. Del mis- mo modo que no tener que pensar o cuestionar la raza es uno de los privilegios de ser blanco, no pensar en el género es uno de los privilegios masculinos (Kimmel, 2001). Por ello, los hombres no han sido nombrados y estudiados como sujetos con género. Rita Laura Segato (2016: 19) argumenta que el género es “la forma o configuracién histérica elemental de todo poder en la es- pecie”. Un poderarticulado en torno a relaciones jerarquicas en las sociedades patriarcales. Por su parte, Kate Millett en Politica sexual (1969) define el patriarcado como un sistema de pactos entre varo- nes que garantizan la dominacién y la hegemonia de lo masculino sobre lo femenino, y afirma que en él las relaciones entre hombres y mujeres son relaciones de podery, por tanto, relaciones politicas. Este sistema de dominaci6n se define Por su caracter omnipresen- te, naturalizado y, por consiguiente, invisible. Asi, cabe entender la sociedad patriarcal como un sistema sociopolitico basado en la je- rarquia de lo masculino sobre lo femenino'. El patriarcado se Ming 1. No hay un sistema patriarcal universal, sino en plural, ya que el entramado patriarcal se historicos especificos, que nos encontramos con patriarcados inscribe en contextos socioculturales masculinos que tienen un ‘ sate interracial. a través de los cuales los hombres tar, En sociedades patriarcales occidentales también es preci- : se al concepto de patriarcado incorporando la dis- primero. las legislaciones de los Estados continéan siendo sancionadoras para las mujeres y claramente desiguales Mientras que con el segundo, si bien describe la situacion de sociedades como la espafiola, en las que se reconoce la igualdad formal y legislativa entre hombres y mujeres, e] patriarcado sigue reproduciéndose a través del consenti- miento femenino sin llevar a cabo practicas de coaccién ex- Alo largo de este libro hablaremos de los hombres en plu- ral, porque aunque la masculinidad hegeménica funciona como un modelo normativo, los hombres como grupo social no conforman un todo homogéneo. Se ha de tener en cuenta la diversidad respecto a la clase social, la etnicidad. la orien- tacién sexual. la edad. las capacidades, etc. A pesar dé qué si- tuaremos e| género en el centro del andlisis como categoria primigenia de organizacion social. no se pueden entender las relaciones de género y la configuracion de la masculinidad sin insecribir el patriarcado dentro del capitalismo. Las desi- gualdades de género estan atravesadas por las conexiones, alianzas y pactos que se establecen con el sistema capitalista. Otro de los ejes fundamentales en la definicion de las iden- tidades y de las desigualdades estructurales es el sistema ét- nicorracial que establece diferencias basadas en el origen. la apariencia, el color de piel. la religion, la cultura, la historia o ma. Pe dees definicion que proporciona Lourdes Beneria: El concepto de género puede definirse como ¢] conjunts J Tasgos personales, actitudes, sentimiento, dades que diferencian a hombres y muje construccién social que tiene varias carac 8, valores, Conducts TES a través de un ros teristicag, En Prime ie de iferentes Niveles tales g a las, log Medios de comune cién, la ley, la familia y a través de las relaciones interpersonates segundo lugar, este proceso supone la jerar Tultacion de estos ra, actividades de tal modo que a los que se defin atribuye mayor valor (Beneria, 1987: 46). un proceso histérico que se desarrolla a d Estado, el mercado de trabajo, las escue 8 Tag, 08 y en como Masculings 8¢ |e, ‘§ El género, como construccién social, cultural configura la sociedad en términos binarios, de 0 Osi Tarquia, a través de la sexuacién de los asigna el género masculino 0 femenino y, por tanto, se inter- pretan y reconocen como masculinos 0 femeninos, F] género se define jerarquicamente, porque a las caracteristicas asocia- das con la masculinidad se les atribuye un mayor valor y reco- nocimiento social Y porque el género €8 una categoria que es- tructura de forma asimétrica el poder dentro de la sociedad. y Politica, icion Cuerpos a los que ge es ‘uyentes, esto es, lo que es alo femenino y viceversa. rigener en definitiva, como herramienta cetructuracion social, distribuye de forma d 8 ica el poder, los recursos, los €spacios, lo: iedades patriarcales. c Por consiguiente, es un dispositivo de disciplinami cay poder para subvertir los mandat fo Jas disidencias a la normatividad de prandola. Asi, el género es una const yer una categoria de (des)identificac El género vertebra nuestra identida ciény desidentificacion constante de Categorizacion y iferenciaday jerd- 8 tiempos en lag 80- 0s de género. De echo, §énero permiten ir que- Tuccién Sociopolitica y ala ion subjetiva y emocional, d a través de la identifica- lent i que establecemos mediante nuestras practicas, discursos, decisiones, etc., mas cotidianas En Si libro Se parte del construccionismo de género porque, mas alla de las diferencias corporales, se entiende que no es posible demostrar que los patrones asignados a cada gé- nero sean innatos, sino que estos forman parte de un entrama- do sociocultural e histérico. Por tanto, el género no es conside- rado una esencia. Ademas, la construccién del género se imbrica en estructuras sociales, culturales, politicas, econdmicas y sim- bélicas. Por todo esto, el género ha de ser situado culturalmente, pues las pautas, roles, estereotipos, etc., son diferentes depen- diendo del contexto cultural. Aqui nos centraremos en el con- texto nacional y occidental. Apesar de que el concepto de género esta siendo someti- do a examen y revision, no es el objetivo de este libro entrar en el debate, sino analizar cémo se configura en concreto el género masculino en la época contemporanea. No obstante, es necesario subrayar que en la actualidad, desde algunos sectores del feminismo, tanto activistas como académicas promueven distintas formas de encaminar los problemas del género: la abolicion del género, su multiplicaci6n, el Tecono- cimiento de la autodeterminacién de la identidad de género o la ruptura del binarismo genérico. No discurriremos por este debate, porque nos interesa abordar la masculinidad 19) (normativa) y analizar cémo, a través de la experieng;, i inti né. rica de muchos hombres, continua perpetudndose la fina i. nidad como un modelo rigido. Eneste recorrido por el concepto de género, debemog fijan nuestra mirada en el cuerpo, ya que en él se encarnan, norma. lizan y adaptan los mandatos de género. Un ejemplo de est, ¢s la forma de ocupar el espacio 0 la vestimenta. La Benealogia de la construccién del sexo que realiza Thomas Laqueur (1994) permite comprender el proceso histérico por el cual, a partip del siglo XVIII, los cuerpos son vistos como la esencia diferen- ciadora sobre la que se proyecta el género. Por ello, hay que subrayar la centralidad de la socializacién diferencial de géne- ro en la construccién social del cuerpo, pues como sefiala Marj Luz Esteban (2004; 48), “lo corporal no es nunca natural, sino que siempre es construido social y politicamente”. La raiz de la divisin del género se ha sustentado fundamentalmente en la construccién de la diferencia corporal, principalmente en la diferenciacién anatomica basada en la genitalidad, que se con- vierte en el elemento externo que determina la asignacién del sexo masculino o femenino previamente incluso al nacimien- to, mas alla de los genes o las hormonas. Asi, se establece una correspondencia lineal entre el sexo y el género, es decir, aun cuerpo sexuado masculino le corresponde el género masculino y a un cuerpo femenino, el género femenino. No obstante, como se ha expuesto, el género no es una esenciay la linealidad cuerpo/sexo y género puede ser quebrada. Las miiltiples disi- dencias a las normas de género cuestionan esa corresponden- cia entre sexo-género, asi como en el caso de las personas trans la linealidad sexo-género es desestabilizada de forma paradig- miatica. Esto es, tener un cuerpo definido como masculino no hace al hombre, asi como el cuerpo nombrado femenino no ha- cea la mujer: el hombre y la mujer devienen socialmente, como exponia Simone de Beauvoir en su célebre frase. Por todo esto, el cuerpo es el territorio central en los procesos de construc- cién e incorporacion de los mandatos de género. En este sen- tido: ela identidad sexual se construye fundame mr ; ‘ Ya ” este se convierte también en ¢] disposit cuerper ultiano, que concentra simbélica y materialmente todos los conten; si , eni- aa socioculturales por los que se conforman lag identidades de gén enero Jarelacion entre las mismas (Posada, 2015: 119) ; y nlalmente a Partir de} Ivo, en el Sentido foy El cuerpo masculino adquiere eg infancia como espacio de normalizac pero. Tener un cuerpo normal implic masa muscular, Preocuparse por el tamaiio del pene, adoptar una actitud viril en la forma de cam: | nar 0 sentarse; pensemos en como en los ultimos aiios se ha Popularizado el término manspreadi tbi Pecial relevancia desde la i6n de las Practicas de gé- ‘4 poseer una determinada tos del transporte publico, Asi, adecuarse a las normas disciplinar el cuerpo y masculini: de género masculinas supone zarlo, pues a través del cuerpo nel proceso de adaptacién so- Tgen en la basqueda incesante de la masculinizacion corporal, interiorizandola como deber ser. Ademis, el Cuerpo adquiere el caracter de simbolo en la construccién de la masculinidad, Entonces, {qué es ser hombre? No hay una respuesta tini- ca: ser hombre es un proceso de encarnacién de los mandatos y pruebas de la masculinidad. Para aproximarnos a una defini- cién, quiza sea imprescindible pai rtir de la idea de Rita Laura Segato (2016) y conceptualizar la masculinidad como un esta- tus, es decir, una construccion identitaria permanentemente a prueba, ya que los hombres han de afirmar de forma sistemati- ca que lo son. Cualquier fisura en su demostracion de masculi- nidad puede repercutir de forma negativa en la proyeccién de hombria que reciben el resto de varones y, por tanto, hacerles perder el estatus de masculinidad. Asi, se trata de una identi- dad sometida a una evaluacién constante, como iremos descu- briendo en las siguientes paginas. 21 captruLo2 HACERSE HOMBRE: EL ESTATUS DE MASCULINIDAD “Las mujeres han servido todo, @spejos que posefan el poder 80 de reflejar la figura de un de su tamaito natural,” 8 e108 Siglos de magico y delicio- hombre el doble Vircisix Woour “La virilidad no existe idea-fantasma regulador de los varones, en la me culos entre ellos.” sino en tanto que del comportamiento dida en que erea vin- CELIA Amon6s Como seres sociales nuestra identidad no solo depende de la propia autopercepcidn, sino del reconocimiento del resto. Ha- cerse hombre supone principalmente demostrarlo tanto frente a uno mismo como frente a las demas personas. La masculinidad puede ser interpretada como un estatus que otorga el resto de los hombres, por lo que ha de eclemontnle AOE onde tante. David Gilmore (1994: 22) sostiene que la masculinidad es un “estadio precario y artificial” que ha de ser conquistado por los hombres mediante el paso de diferentes pruebas. Estas pruebas de virilidad estan presentes en las siguientes paginas, donde se elabora un recorrido por la socializacién masculina. Siguiendo a Segato (2003), para entender la socializacion masculina normativa hemos de situarla en la encrucijada de dos ejes: el vertieat-errjerarguia con las mujeres; y el horizon- NO SEAS UNA NINA La socializacién diferencial exige que desde temprana edad ni- fios y nifias aprendan la asimetria de género. La identidad my culina se va definiendo en jerarquia y oposicion res ecto de amientos y actitudes aquellos valores roles, mandatos, comport: y 35 definidas como femeninas. El nifio ha de aprender ' una nifia, debiendo asimilar que los comportamientos My des de ellos son diferentes a los de ellas. Por tanto, pa vai ficarse con el grupo y ser reconocido como uno mis, hg i chazar todo aquello que socialmente esté Vinculady ce feminidad. En este sentido, Pierre Bourdieu (2000, ; a maba que “Ia virilidad es un concepto eminentem, it nT sonata yp Tos ean hom yt feminidad, en una especie de miedo de lo femening” a modo, la masculinidad se construye mi te hazo oat: par una posicién subalterna, en la que se ubica la feminidad, EL nifo recibira de forma sistematica mensajes de identificacisy con la masculinidad, como el de sé un hombre, cuyo subtext re no seas una mujer. Asi, los nifios son interpelados con este tipo de frases como un imperativo disciplinante en la normatividaq masculi: e en algunos entornos se flexibilizan las nor- esto. que es de nifias”, ya que desde el discurso hasta lo mate- rial siguen atravesados por la dicotomia genérica: no hay mas que acercarse a los pasillos de la seccién de juguetes de las grandes superficies para palpar la pervivencia de la segrega- cion azul/rosa. Anivel social, el hombre es representado como lo Positivo y, ademés, lo neutro dentro del pensamiento androcéntrico, por lo que, para definirse, necesita significar a las mujeres como lo negativo. El género masculino se construye en contra- posici6n jerarquica respecto a la devaluada otra. En el proceso, la socializacién masculina esta vinculada al poder, mientras que las mujeres son socializadas en el despoder. Es decir, de- venir hombre consiste, en gran medida, enasimilar la posicion de poder que ocupa lo masculino Tespecto alo femenino y, por tanto, el lugar que han de ocupar los sujetos masculinos res- pecto a los sujetos femeninos. Masculinizarse consiste en el aprendizaje de la importancia masculina frente a la insignifi- cancia femenina; como afirma Josep Vicent Marqués Ggg7: 9). ser varén en la sociedad Patriarcal, es ser importante”, en un 36 tido: en primer lugar frente alas mu sea. ble eres como suje- importantes: y, por otro lado, por ¢ n0 ' que aquello que se a importante a nivel social se relaciona Con los valores nsiar (0 srdos a 10 masculino. Un ejemplo de todo esto es la divi- B vine xual del trabajo que ubica en el terreno €l valor social Mf grinice— is actividades productivay walicionl est ehados de Jorma mayoritarla por Tas mm ) continian siendo infravalorados tanto social como rai te. Esta socializacion entrelazada a la idea duce en la ostentacién de privilegios sobre } gemonicos: El poder sobre las otras apare. -—construccién de la identidad masculina qu der no puede ser ejercido, algunos ho una pérdida de derechos sobre las muj en el contexto actual ante los avances privilegios de la masculinidad hegeméni car la disposici6n por parte del sujeto elespacio, los cuidados, el cuerpoy las res; esto es, alos hombres les educan p » han del poder se tra- 08 sujetos no he- Ce tan ligado a la €, cuando este po- mbres lo viven como Tes, como se observa feministas. Entre los ica, podriamos desta- masculino del tiempo, exualidad de las muje- ara disponer de las mu- eres (Fabbri, 2020). ‘ Ademis de todo lo expuesto, la masculinidad se define al ravés del antagonismo, correspondiéndole a la feminidad ti- pica elementos como la pasividad, la sumision, la dependen- cia, la debilidad, la delicade7a 10s afecios. ser-para-caoe Gi para-otros (Ba- saglia, 1983; Lagarde, 2000); mientras que ala masculinidad le cn mar poder, la independencia, la auto- nomia, la fortaleza, la raz6n, la agencia, la subjetividad, la agre- sividad, el ser-para-st-mismo. El hombre es el sujeto que en- carna el ideal de la racionalidad moderna, a través de la definicién de las realidades en términos binarios: mente y cuerpo, naturaleza y cultura, razén emocién, masculine y fe- menino. Asi pues, la feminidad ha sido entendida como corpo- reidad, mientras que la capacidad reflexiva es conoeptnalicadas} (acon masculina. t 37

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