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ANTONIO FEROS Y JUAN GELABERT (Dirs.) FERNANDO Bouza ROGER CHARTIER GrORGINA Dopico BLACK Jost: IGNacio ForTEA JEAN-FREDERIC SCHAUB I. A. A. THompson BERNARD VINCENT ESPANA EN TIEMPOS DEL QUIJOTE taurus historia Cari roOg L.A SOCIEDAD ESPANOLA EN LA EPOCA DEL QuYOTE! Bernard Vincent [XA SOCIEDAD EN MOVIMIENTO «Yo soy unt ¢ aballero de la Mancha lamado don Quijote. yesmi oficio y ejercicio andar por el mundo enderezando tuertosy destaciendo agravios». Asi es como se presenta el he moe de Cervantes a Alonso Lopez, natural de Alcobendas, uno de los doce eclesiasticos que acompanan los restos mortales de uncaballero en el episodio del «cuerpo muerto» que figura encleapitulo 19 de la primera parte de la obra®, El caballerm andante, como hombre dedicado a deshacer entertos, te nia una necesidad insaciable de informacion para poder ac- tar mejor: «dadme cuenta de quién sois, de donde venis, adonde vais, que es lo que en aquellas andas levis, preguntd abote Pronto en otra ocasion a los «encamisados»; o tunbien: “donde vais, hermanos? :Qué carro es este, que llevais en ely qué banderas son aquestas?», como dijo a los carreteros we 'ransportaban los dos leones para la corte’, Ante la exi- ten identificarse y dar explicaciones, los interlocutores Quijote contribuyen, cada uno a su manera, a desve- tar ar el eon: : i conjunto de la sociedad, sus valores, esperanzas ¢ in- WMttudes, | ainfi an no nita Curiosidad del hidalgo y su escudero es Sbstanyy que su lugar de origen no llega a conocerse. No ie + e a “aunque no sirva de nada querer dar un nombre Sse 4, ir fini “garde Ly Mancha, poco a poco éste se va definiendo Fame es TEMPOS DHE QU jon e los habitantes que viven en é ‘s enenély Me tard q le no aparecen en Ja obra. De este modo, lleg Otemp, BamMos a [ amid 4 than, zarnos con e] ama y la sobrina de Don Quij ya, su ESposa Teresa, su hija Sanchica, sucom ied ncho Py, el cura Pero Pérez. el bachiller Sans6n Chea . ome Ce) } barbero, don Pedro Gregorio, nanewon, Mase \, abriego Pedro Alonso e incluso Ricore Mayorargy, Los tinicos que no son mencionados i. el tenders bres son el hijo de Sancho x el sacristan, a los ook SUS hom, tes se refiere de manera fugaz, y que completan Nales Geran ciudadanos del caballero andante. En total, se , lista de con quince personas que representan la diversidad de categori: sociales 0 actividades (pequena nableza, clero, canonttua artesanado y pequeno comercio, criados), y que iloatanel ral que constituia tanto la esencia de La Mancha como la del conjunto de} territorio de la Monarquia Catdlica A principios del siglo Xv tres tercios, 0 tal vez mas, de los habitantes de la Peninsula Ibérica se incluian en él, Este me- dio rural constituia el de la estabilidad con respecto@ Ja cual pueden medirse los cambios. El dugar—° dicho de otra for ma, toda La Mancha. ya que «POT dejar que todas las villas es de la Mancha contendiesen entre si por ahijarse yérsele por suyo»* Cide Hamete ¢ to nombrarlo— €5 e| punto de referencia con el que se mar tienen las relaciones por medio de yueltas, encuentro’ misivas ¥ pensamientos. No cabe duda de que Ja ausencia de capitales espanolas de la épocaen la novelan al Mientras que Valladolid, sede de laco ignora por completo, Madrid que dad muy ordinaria: despues de un a las fuentes de la ciudad ya las @ acusado de brujeria, hay que espera y cuatro que tiene la segunda parte pa Ae s y lav lta y desgracias de Dona Rodrigue a través di colas, € rico», ell morisco- ta de unas mundoru y lugar je [a Don Quijote] y ter oes cast a 1605," los setenta relato de las 280 [ey SOCIEDAD ESPINOLAEN La tn AON QUap on modo s¢ consuma la transfe e pe 4 Mancha. wl vst este observatorio privilegiado Se asiste al especticu- migraciones de hombres de todas las Esp pectncu jode es ida se encuentra ¢ es las Espafias. Don vs ape ersegul ' ‘acon dos prostitutas (la una de Ja otra de Aas una dama procedente de Vir- aya comerciantes to! ne que se dirigen a Murcia; arrie- ros de Yanguas, de Casti ala Vieja... En la posada donde tra- baja Maritornes, la criada asturiana, los clientes vienen de arevalo, Segovia. Cordoba o Sevilla, La Mancha es una gran encrucijada en la que se mezclan hombres y mujeres del nor- teyelsur que cuentan sus experiencias, que transmiten no- ticias, verdaderas o falsas, y que comentan los acontecimien- tos que se propagan hasta la aldea mas pequeiia. Se podria pensar que, segtin la perspectiva cervantina, la imagen de la sociedad espafiola muestra una movilidad extrema; pero no esasi en absoluto, sino que, por el contrario, todos los ti- pos sociales aparecen referidos a un lugar en el curso de sus desplazamientos. Por lo general, el fendmeno migratorio se articula en dos formas principales; por una parte est la que tiene lugar desde el campo de todas las regiones hacia las ciu- dades préximas y, por otra, la que afecta a toda Espana, pero sobre todo a las regiones del noroeste, €n favor de las tierras meridionales. Resultan ilustrativos los ejemplos de dos astu- ianas: Maritornes y Dona Rodriguez la primera encuentra ron enuna posada manchegay la segunds a aia er ~ o€ nina a Madrid, fue colocada por sus pacres 2 . il @suseforaa Aragén. Ambas mujeres consiguieron por ® menos echar raices donde habian logrado ganarse la vide No aleanzaron este objetivo. Los CFs ea d Ospii * indica! a : een que acogian ansainia” ae 99 anos, natural de Cing, c ©, dos jovenes, Maria me 24 afios, natural de Al bondén, Real, y Maria Castellana, de » fueron admitidas el 7 dem rencig encia del caracter cen ayo de 1590 enel hospi- 281 . ESPANA FS tieatees Ht Quien tal de San Juan de Dios de Granada’. Amb, dias mas tarde, Maria de Ja Pay el ll de m Hana el 14. En esta tiltima fech el hospital dos varones de | as MUrierg avo y \y. ha (ambién se one a misma region de 15 anos, de Valdepenias, y Andrés Garrido, de Vj Abe, del Arzobispo, casado, que muere el 20 de leva a pensar que por los caminos pulul; busca un futuro mejor aunque Mayo, nos a Bente humilde, Inclerto. Los dac ; tenecientes a esta misma institucion mue: ume an que el 7 per. » CON Un ai Petite 4 » Los efec 10S Dersy, mene har de Lucena, Merecen no Calificativo. Otros companeros de desgracia Proce. dian de Castilla la Vieja, Extremadura, el Pais Vasco, Plcéterg Los extranjeros también contribuian a esta gran movilidad, atraidos por las posibilidades de empleo y los salarios eleva. dos que ofrecia la Espana de aquel entonces, La corriente mi- gratoria formada por los franceses procedentes sobre todo de Gascua y el Macizo Central fue importante desde finales de! siglo XV y no dejé de renovarse hasta mediados del siglo xvu. Realizaban todo tipo de oficios poco cualificados y eran muy numerosos en Cataluna, el reino de Valencia y Aragon’. Esto es lo que leva a Sancho a preguntar al morisco Ricote: «Dime de 1576 llegd Felipe Garcia, un “muchache que se califica como de «mucha miser nales de Maria del Viso, «muchacl el mi > quién te ha hecho franchote»; y tampoco resulta sorpren- dente que Tosilos, el lacayo que debe enfrentarse a Don Qui Jote en duelo, sea gasc6n, si bien este término no debe tomarse al pie de la letra, puesto que se refiere a cualquier frances Uno de los destinos que mas despertaba la imagini clan * los aspirantes 2 rlo constituia la ciudad de Sevilla. El pejismo de las Indias era muy eficaz, y para ir alli haha embarcarse en la ciudad del Guadalqui Aunque eit tendieran iral Nuevo Mundo, muchos descaban it ala ¢ v ss andaluza —metrépoli que hacia 1600 contaba con mise to veinte mil habitantes— para poder disfrutar de sts! LA SOGIEDAD ESPANOLA BN 1. fy, >A DHL Quon es casual que tanto las dos Prosti lo . se Stituta, os encuent a Don Quijote en su S Con A MO los a Primer. . S arrie- o que Vivaldo y su mera salida de S acéli 1108777 los siga a ese lugar “an es Propongan al cab seen pdarte an cada calle y tr Comodado a halls ‘aller ue en ca y tras cada esquina t allar aven. ura alguno>”. Pero no son sdlo los pobr Oftecen Mas que en ‘ este objetivo. La dama vizcaina vigj ae los que se pro- poner tia con su marido a punto de partis 4 Para reunirse oy el barbero, conciudadanos de Doni Quien Indias®, py de América - . $ Por lo tanto son muchisimos los hombres y mujeres que se desplazan por razones economicas. Bien lo sufre Don Quijo- teen sus propias carnes, ya que al principio de la primera parte dela obra, uno de los servidores de los mercaderes de seda to- Jedanos que se dirigen a Murcia le muele a golpes, y poco an- tes de regresar definitivamente a su aldea, una piara de seis- cientos cerdos, que unos hombres llevan a una feria, dejan al caballero, a Sancho y a sus monturas en un estado lastimoso. Ambos episodios constituyen buenos ejemplos de un trafico poco espectacular pero intenso. Tanto profesionales como no profesionales del comercio surcaban, pues, en todas direc- ciones el territorio de la Monarquia. Algunos, como los ca- treteros que tran sportaban la lana adquirida por los merca- deres genoveses, realizaban largos trayectos; asi, por ejemplo, el que iba desde los Montes de Malaga hasta los lavaderos de Huéscar, que distaban 250 kilémetros; y luego desde Hueéscar hasta Alican te, donde cargaban la mercancia encontraba asi en constante tiago. El orden de la nobleza evolucién. Lanobleza, fuera cual fuese, gozaba de una aureola de pre tigio, y el modo de vida nobiliario servia como punto de re- ferencia para el conjunto de la sociedad. El caballero del Verde Gaban, que tanto se parece a Don Quijote, define perfect: mente este modo de vida: . atti un hidalgo nat Yo, senor Caballero de la Triste Figura, so’ ‘do. servido- ral de un lugar donde iremos a comer hoy, si Dios fue e ; . . 2 ego te Soy mas que medianamente rico y es mi nombre don Di Bt 5S «amigos: is hijosy misamig 7 nila Miranda; paso la vida con mi mujer y con mi: mis ejercicios son el de la caza y pesca, pero NO manteng? c6n ni galgos, sino algtin perdig6n manse 0 algiin hure vido. Tengo hasta seis docenas de libros, cuales de rom ny are” ance * 290 i a algunos y 7 de historia algu de devocion otres: los de ido por los han entrado pe umbrales de ris puertas profanos que los devotes como sean de 7 tin. ics de | : we gan ne oF ents a capil gstos que %° del . niento que deleiten c ae _enrrerenimien ; 4 a. on el lenguaje y adimi- pot “yspendan con la invenciOn, puesto que destos hay muy en Espafia- Alguna vez como Con mis vecinos y amigos ni Fe is * os € s convido; son mis convites limpios y as _ escasos: ni gusto de murmurar ni consiento que delan- murmure; no escudrino las vidas ajenas ni sov lince jos hechos de los otros; oigo misa cada dia, reparto de mis bie- fork los pobres, sin hacer alarde de las buenas obras, por no e5 : - . - . da en mi corazon & la hipocresia y vanagloria, enemi- damente se apoderan del coraz6n més re : ‘Catado: ona de mi s€ dar entra’ gos que blan' jrocuro poner en P: Nuestra Senora ¥ confio si Nuestro Sefor™. az los que estan desavenidos; say devoto de jempre en la misericordia infinita de Dios Lainfluencia del clero no era menor que la de la noble- z.A fines del siglo XVI el clero estaba compuesto por al me- nos cien mil personas, Casi setenta y cinco mil en el territorio dela Corona de Castilla y cerca de veinte mil en los territo- ios de la Corona de Aragon, lo que representaba alrededor del 1,5 por ciento de la poblacién de toda Espana. El clero re- ad ni un poco mas numeroso que el secular (mas de cua- Catia taut aveinta milen el territorio de la Corona de nal, hits geografica del clero era muy desi- ‘eda en buen, les enteras estaban muy mal dotadas, como Gon tan intpottacte ens de Galicia _ pesar del foco de atac- “La Mancha 3 te que suponia Santiago de Compostela—. ‘tahucia’! By en ciertas zonas montaiiosas del noroeste de ace el clero, el regular sobre todo, abun- Ada hacia ee veinte Vv siete conventos en “Manes, EY a , veinticuatro en Segovia o treintay uno ‘ovimiento de fundaciones no se habia ago- da, 8 my Tay, MS, Farasa EN TEMpOS pnt QoioTE tado, y en Sevilla se fundaron en 1600 el colegio de naventura, perteneciente a los franciscanos, e] con San José de los Mercedarios en 1604, el de | lle de Santa Ana en 1606, etcétera®®, Al igual que ocurria con la nobleza, tambien el clero muy poco homogéneo, Habia diferencias notables e " obispados mas ricos, como los de Toledo, Sevillay §; Compostela, y otros infinitamente menos 1 San Bue. OMVENIo dy. aS Clarigas de lag a Cae Titre log Antiaga de afortunados, como los de Mondonedo en Galicia o Guadix y Almeria en la An, dalucia oriental. Y, sin ser tan marcadas, en cl seno del clery regular habia asimismo diferencias notables entre, por ej plo, el patrimonio de los jeronimos y las clarisas y los comen. dadores de Santiago, por una parte, y el de los trinitarios, ear meli as o capuchinos, por la otra. Una gran mayoria de los obispos y de los canénigos de los cabildos de las catedrales, que eran C siete mil, y muchos religiosos, pertenecian ala nobleza. Lainmensa mayoria de la poblaci6on era, por supuesto, pe- chera y se componia de comerciantes y artesanos, muy pre- sentes en el medio urbano. Algunas urbes como Segovia, To- ledo, Cérdoba o Valencia eran verdaderas ciudades industriales en las que prosperaban actividades textiles en tornoalt bajo de la lana y la seda. Otras, como Sevilla, Barcelona, Bur- gos o Medina del Campo, eran predominantemente comer ciales. En Medina del Campo, segtin Bartolomé Benassar. hal unos cincuenta comerciantes importantes, sesenta y cinco agentes o cambistas, veintitin tenderos al por mayor, catoree libreros que distribuian por todo el pais libros de importacie® unos treinta grandes comerciantes de telas...°3. Todas las ‘ dades, incluso las mas populosas, acogian también acamp® sinos, quienes constituian, con diferencia, la categom™ 7 ral mas numerosa. dad Como en el caso de la nobleza y el clero, la heterogen . efios pio del medio era grande. Del mismo modo que los peque’® La sem } FEDAD IsPANOLA ES LA FPOCA DE QUOTE pietarios predominaban en Cataluna o Castilla la Vi jicia y MAS AUN En Andalucia, el nimero de campesinos sin te- ras era elevade: Ala figura del labrador, propietario a la vez de Her ra. ¥ medion Para trabajarlas, se contraponia la del jor- nalere sin tierra y sin ganado propios. En Mota del Cuervo, los doscientos labradores suponian el 40 por ciento de la pobla- con local hacia 1580, y en Saelices, los sesenta labradores re- resentaban el 37,5 por ciento™, Aparte de algunos pequenos comerciantes vy artesanos que podian encontrarse en ci ralquier pueblo (herrero, herrador, cantero...), la mayoria de los ha- pitantes era gente humilde «que viven de su trabajo de jornal que lo ganan en esta villa y fuera della en otros pueblos», Por ultimo, conviene no olvidar el mundo de la servidum- bre, cuyos efectivos resultaban mas importantes en e] medio urbano que en el rural, aunque eran habituales en todas par- tes. Aqui se incluye todo un abanico de situaciones, desde la mas favorable de mayordomo, lacayo o paje, al servicio de per- sonajes importantes, en general nobles, hasta la de aquellos ciados desarraigados, sin cualificacién alguna y explotados Sn escrtipulos, o la de los esclavos (negros procedentes del Africa subsahariana y blancos del Magreb) 35. Fstos altimos su- maban mas de cien mil, pues a los esclavos domésticos tan ha- biuales en los reinos de Valencia y Murcia, se deben anadir vacate y Extremadura «los esclavos del Rey», selene ‘~ ae de las minas de Almadén y Guadalcanal . Aun Maite eae no se menciona a ningun esclavo, And he lane etnne asu maestro Juan Haldudo el rico, ha bi- “ldada y nah «de que ara es hijo, pues me niega Mm! ime sudor y trabajo»*’, ‘Ne se leg - Telativamente alto de esclavos y Jas labores a ! ‘ea, Us ag *stinaba revelan el caracter ambiguo de la soci esa Plraciones y valores. El esclavo que acompafiaba a ento la ca- trabajaba sa las ‘og, 88 se the Th < . Made ia r servia para enfatizar en todo mom Persona a quien servia; el esclavo que 293 ESDARA EN FEEMBOS DEL Qhijerey en la mina o en el polvorin de Sevilla desarrollaba I que no querian hacer los trabajadores libres de sarrollado y poderoso. En realidad, el mode imponia a todos, y la obsesién por AS tare, UN pais de, mod lo Nobiliarig Me io Hinaje IMpregnaba a to dos los estratos de la poblaci6n. Cuando en el Capitulo 24 ¢:, f denio se presenta, explica: «mi patria, una ciudad de “ jores desta Andaluc aon ‘ las me. mi linaje noble; mis padres ricos; mj Mm) desventura, tanta, que la deben de haber llorado mis padres ysentido mi linaje, sin poderla aliviar con su riqueza, que para remediar desdicha del cielo poco suelen valer los bienes de fortuna»"*, De modo que su desgracia repercute en toda su familia. Dona Rodriguez, también muy desgraciada, re ‘cuer- Ve excelente. La preocupacion por este fenémeno era tanta que «algunos curiosos tienen de memoria los linajes de todo el mundo», Pero por muy ilustres que los origenes , pueden verse man- cillados, como senala Sancho: «yo no estoy prehado de nadie ni soy hombre que me dejaria emprenar del rey que fuese, y aunque pobre, soy cristiano viejo y no debo nada a nadie La nobleza del pobre campesino, superior a cualquier otra, es la de la limpieza de sangre. Cuando Cervantes escribe estas palabras, casi al final de la primera parte después de que Don Quijote y Sancho ya hubieran rodado lo suyo por los caminos. los estatutos de limpieza de sangre habian alcanzado a todos los ambitos de la sociedad. Desde las primeras medidé idopte das en el siglo Xv para marginar a los conversos de orige?. judio o musulmdan —como la del municipio de Toledo en L449 0 la de la orden de San Jer6nimo aprobada por el papad 1495—, otras muchas habian proliferado. Fl estatuto que ador- t6 el cabildo de la catedral de Toledo en 1547 constitu? | in etapa decisiva en la marginacién de las minorias"'. Por tin. : Compania de Jestis, cuyas raices eran en gran parte © ' las, también acabo cediendo y adoptando un estatto ay Sin embargo, Polanco, el secretario de Ignacio de Love™ da, como hemos visto, su pertenencia aun | ical joen 204 LA sOctEDAD ESPASOIA ENA FOCR DFT Quan, segundo general, junto a, por lo menos, otros jaine siete miembros de la orden, eran de origen judio ys jen 442, Nunca la sociedad espafola habia sido tan ex- * usulman . 0 usivist2- plos yCRISTIANC aS Elcampesino que, come Sancho, Se enorgullecia de la lim- ea de su sangre solia ser también fervientemente catélico. hued que esto resulte paradé co, si tenemos en cuenta lo mu- choque se ha dicho sobre las deficiencias en la formacién del deroy el medio al que pertenecian los fieles. Yde hecho, a pe- arde las exhortaciones del Concilio de Trento, la red de se- ninarios no era muy densa a fines del siglo xvi: habia una vein- tena frente a unos cincuenta obispados. Regiones enteras alificadas alegremente como «grandes Indias» por los jesui- weran tierras de mision. No hay duda de que nadie ha des- acorn Francisco Bermiidez de Pedraza, historiador vasa tiie situacion de abandono e ignorancia cuando ail de he situacion de las Alpujarras: «No hay que ma- “ia eg aun Sicneh tanta facilidad dexassen su antigua creen- lanhos Viejos, Ij im ° tedos los que viven en aquella tierra chris- (Aliicg, < nee de toda mala raza, vassallos de un Rey Mande son b en muchas partes por falta de Maestros (que “Me ot V6 Yenos nun Wha og 4, © Tdadera aqu “Ones Mies, y ca sobran aunque sean muchos, y cla sentencia del Salvador que dize: Pocos los obreros) y por la sobra de vexa- ant | . . they“ Saluq a 'Snorancia de lo que deben saber, para con- Peg ndag seh que apenas parece conservan vestigios A reeg ‘I caso de las Alpujarras, por | tado que €r, Menge BO er " xos ha- \ ls eva riggs § > 4 Un caso aislado, pues los clé sae azgo, Galicit 0 el On CJantes sobre el Mae a ENE 205 4 ESPANA ES TEMPOS FL Query No obstante, a pesar de esa red Parroquial ing las flaquezas individuales, la Espajia del Quijote on mpl veh fundamente marcado por el catolicismo y dona L Pals ony zos realizados desde hacia un siglo en lo que rey 7 lO esfig forma del pueblo en su conjunto habian dad hoalire olvidemos que Don Diego de Miranda ibaa Misa ind y se declaraba devoto de la Virgen. Diversos e tes senalan que, a finales del siglo xvi, el clere ga de manera satisfactoria por lo general. Eso tra el contenido de las vis Tuto, No 810s diag ‘Studios TeGep. > a SU Cap. eslo tas pastorales o los sani onine y los registros parroquiales. Del mismo modo, los ficles cur plian con sus deberes sacramentales. : Los tiltimos momentos de la vida de Don Quijote, que , Se S€ con- dicta sus Ultimas voluntaces ante el notario, son a lavez ejemplares y normales. Desde el rey Felipe I], que con: fiesa sus pecados a un sacerdote durante tes dias enteros, al mis humilde de los criados, que destina su modesto peculio al bie- nestar de su alma y de sus allegacos, el recorrido es ¢l mismo. Las cofradias que proliferaban por entonces garantizaban lad- fusion de infinidad de devociones, la del Santo Sacramento en primer lugar. Incluso los esclavos y los libertos temian sus co fradias donde se desarrollaba el culto al santo negro Benito de Palermo, La cuddruple canonizacién en 1622 de Santa Te resa de Avila, San Ignacio de Loyola, San Francisco Javier ye" Isidro Labrador, todos espafioles, fue motivo de enorme ee cijo en todo el pais. El fervor ante las representaciones dela s gen llegé por estos afios a su extremo, como muestran ane polémicas acerca de la Inmaculada Concepcion. Aunque a presentantes espajioles del Concilio de Trento no pai ( obtener la proclamacién del dogma dela Inmacii l a cepci6n, el fervor popular que tanto se manifesta ‘ ito. Felipe IV a publicar en 1622 un decreto aprobandos” Espaiia era la campeona del catolicismo. y N° ont 4 que las figuras del retablo que realizan los campes fiesa y despu Jon 296 dados por nue 0 héroe en ele re sean San Jorge, San Martin, S, plo. La novela de Cervantes « apitulo 58 de la segunda par- antago Matamoros y San Pa- ici atan impregnada de senti- miento religioso que los BrUPOs que encuentra el hidalgo de Ja Manch : 0 1,0 se configuran jdealmente a imagen y semejanza de los apéstol doce per- sonas, como los doce encamisados o los doce hombres que de- coran el retablo. Y hasta Roque Guinart, el bandido catalan, alexplicat como ha legado a vivir fuera de la ley, afirma: «Pero pios es servido de que, aunque me veo en la mitad del labe- rinto de mis confusiones, no pierdo la esperanza de salir dé] a puerto seguro». En el momento en que Cervantes escribe estas lineas, en 1615, sin duda sabia que el modelo del hé- roe del capitulo 60 de la segunda parte de su obra hacia cua- tro anos ya que habia conseguido una amnistia yse habia he- cho capitan de infanteria en el reino de Napoles. La fuerza de las convicciones de la sociedad espanola no le impedia a ésta, sin embargo, cuestionarlas al mismo tiempo. Alo largo del Quijotese mantiene una dialéctica compleja en- trenacimiento y dinero, Al comparar situaciones, un interlo- cutor del hidaigo seiiala que «las riquezas son poderosas de soldar muchas quiebras»*, Sancho afirma al respecto: «dos li- tajes solo hay en el mundo, como decia una agtiela mia, que ‘nel tener y el no tener, aunque ella al de tener se atenia; v ‘dia de hoy, mi sehor don Quijote, antes se toma el pulso ene al saber; un asho cubierto de oro parece mejor fn por allo enalbardado»"®, Por fin, Sancho y su senor le- iy abr, una vez AS», amen 4 © muteven como en procesiér ala misma conclusion: «cada uno es hijo de La coincidencia entre los dos compadres es fun- Punt iene que su Proposicion es impecable desde e ‘tien cia 5 la ortodoxia catélicaa la vez que revela la "Ovi be ‘We tienen de la realidad y de las posibilidades de Social en su €poca. Nada explica mejor esta reali- orotes . « oncit 4 Cuando cuenta sus desgracias a la audiencia. 297 ESPANA EN TIEMPOS DEL. Quore Esta joven, cuya principal actividad resulta €sencia] 5 fie ape ~ a noma familiar, sefala que sus padres son dabrad a la ey. lores, ” Ben, te Hana, sin mezcla de alguna raza malsonante y, co 7 + COMO sy, lele decirse, eristangs. ranciosos, pero tan ricos, que su rique magnifico trato les va poco a poco adquiriendo nombre ii dalgos, y aun de caballeros, puesto que de la Mayor fj neh y nobleza que ellos se preciaban era tenerme ami por ioe Creer que la Espana de fines del glo xvi era un rude, cluyente, encerrado en sus valores radicionales, descansa, a tre otras, en dos ideas cuestionables: la del desprecio porel dinero y la de «la traicién de la burguesia», que estaria mis preocupada por los honores que las inversiones. Los tesoros del Nuevo Mundo inundaron toda Europa occidental, pero Espana disfrut6 de ellos mucho mis de lo que se ha dicho. Por otra parte, conviene cuestionar la visi6n, a menudo reduccio- nista, que tenemos acerca de los ambitos de negocios genove- ses, portugueses, flamencos, etcétera. Sus numerosas interven- ciones en la economia hispana no deben verse obligatoriamente como procedentes de entes extranjeros. Debe valorarse el gr do de integraci6n de estos individuos, que es a la vez conse cuencia de sus esfuerzos y de la acogida que los espaiioles les reservaban. POBRES, CONVERSOS Y MORI priqueci! inme nfren® La sociedad espafola de la época del Quijote, 1 por una infinidad de experiencias, consciente de sus sas responsabilidades, preocupada por su futuro, seen ba por supuesto a multitud de incertidumbres. falar tres Ambitos en los que éstas se manifestabay is de enfrentarse a la pobreza es el primero de ellos. Des¢ mpl cada de 1540, se mantenia un enconado debate, Po ve 4 entre el benedictino Juan de Robles, partidario de ent 298

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