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ERNST H. GOMBRICH. VARIACIONES SOBRE LA HISTORIA DEL ARTE Ensayos y conversaciones Seleccién y prélogo de Matias Serra Bradford ‘Traduccién de Mirca Rosenberg Feotoe Gombrich, Varacons sb histor del ate. Ensos vy conenacane aed hed Auoome de Thetnon Aes Edhar 2015 S365. 1225155 em, Trad por Mira Roemberg, ISBN 97a 62m 58 1 Ate. Mira Rosemberg ta cop 708 i Dict dep: Fao Re Primer icin en Argentine: aide 2015 © Leonie Gombrich (© dela eaducgn Mira Roenberg, 2015 (© dela presente ein Eahas, 2015 Cirdobs 74 2, Bueno Ate inftedhassom at hepa comae Ava Diagn, 319.521 08029 Baeona emai infotedhanes Inepiedhaa com SBN 978.957-628.353.3 (Quedan guest poids sin le atoacin eta de os lates dl Coppin, bj tar scone exablecids en is yes la epredaci pri tl ‘ees obs por cualquier medio procedimen. compres a -eprogrea ‘el namie infomiv, ys dibcin de empl del mediante sigue prestamo pudlco. Quota hesho deste quebec lay 11.728 Impreso por EL ATENEO GRUPO IMPRESOR S.A Imps en Argentina Prélogo. La figura y las formas de E.H. Gombrich.... 9 Parte I Reflexiones sobre la ensefianza de hist del arte en las escuelas de arte . 19 El arte en la educacién: algunas tendencias y experimentos en el extranjetonn. 37 Lahisoria del ace y la Repiblica del Saber.. 4B Parte I Sobre orgullo y prejuicio en las artes. 51 La idea en la teorfa del arte: {ilosofia o retérica o El Renacimiento: periodo 0 movimiento. 7” Barnices oscuros:variaciones sobre un tema de Plinio.. 105 Personificacién ve VDL El debate sobre el primitivismo en la retérica antigua 133 Parte TIL Una entrevista a Ernst Gombrich 159 Ernst Gombrich discute con Peter Burke el concepto de historia cultural. 173, El oo sagaz: Marcin Gayford entrevista a EH. Gombrich arco 183 Una visién global: David Cartier conversa con Ernst Gombrich...... 195 78) Vaiaciones Soak La HISTORIA DEL ARTE Notas Referencia @ un artculo en 1! Mesaggr, 2 de enero de 1989, p. 14, en la vispera del congreso CE. i libro The Sense of Order. Oxford, 1979 (eivin italiana: I senaodellordine, Tur, 1984), * Para las fuentes vase A. Swift Riginos. “Platonic: The Anecdotes Conceening the Lifeand Wrcings of Paco" en WV, Hats tal (comps. Columbia Studies inthe Classical Tradision I, Leiden, 1976, pp. 138 ys. ELargumento denvaesencialmente de Republica, 510,D,E, *G. Vasari, Le vite, VIL, Florencia, Milanesi, 1981, pp. 214-215. * La traduccion italiana, Florencia, 1952, con preficio de Fdmondo Cione. * Véase mi capitulo “From Careggi to Montmartze. A footnote to Erwin Panofiky’s Idea”, en Ise rend em Lelie, Erudes offerte André Chase, Pari-Roma, 1987, p. 674 y nova E, Panofsky, Die Penpekive alt ymboliche Form, Nortcage det Bibliothek Warburg, 1924-1925; en italiano: La prospetna come forma simbolica li cri, Milsn, 1961. "Nasa op. cit, p27. "En New Light on Old Masten, Oxford, 1986; en italiano: Antic mast, move lt sare, Tati, 1987 "Arr and Ilion, Londtes, Princeton, 1960; en italiano: Arte e illusion, Turin, 1965. " ED. Hirsch Je, Viity i Interpretation, Landes, New Haven, 1967, " Tauato dela pireure, Codex Ubinas Latins 1270, 5+ (ed. AP, Princeton. Mac Mahon, 1956) > Wien, 1899, * Munich, 1970, “En Spmbelic Images, Londres, 1972: en italiano: Immaginsimbolche, Tain, 1978. * Cambridge, Massachuseuts, 1936 * Londres, 1756, °" Erste bekannsshafe mic Schiller”, en Porlipomena su den Annalen 2, en Goethe Samaliche Werke Jubilaumsausgabe, nd. XXX. pp. 389391 EI Renacimiento: perfodo 0 movimiento Es todo un reto hablar del Renacimiento en si mismo, o presentar un cur- «0 sobre el Renacimiento debatiendo el concepto ola idea del Renacimien- to, la vuelta a la vida, el nuevo nacimiento, o cualquier equivalence que se elija para este término tan cargado. La primera pregunta que debemos plantearnos es si consideraremos el Renacimiento ~como se hace conven- ionalmente- como un periodo particular de la historia de Oceidente, 0 si puede haber una alternativa a esa imagen convencional, que simplemente considere nuestra periodizacién de la historia de una manera (como répi- damente se demostrara) conectada con el término “Renacimiento”. Co- nectada, puedo anticipar aqui, porque si el término Renacimiento, o vuel- taa la vida o nuevo nacimiento, se entiende como la vuelta a a vida de la ancigitedad clisica, 0 de los valores clésicos, o de la civilizacién antigua, centonces el periodo entre la antigiiedad y la vuelta a la vida seré el perfodo intermedio, el medium aevum, la Edad Media, y €s ast por supuesto, como ha sido denominado el periodo que se extiende entre esas dos épocas. El término “Edad Media” fue, por lo tanto, una invencién del Renacimiento, porque en el Renacimiento, sea lo que fuere, la gente que proclamé la im- portancia de esta vuelta a nacer postulé que algo habia estado muerto, y que habia tenido que renacer, y el periodo responsable de esa muerte fue la Edad Media. No podemos entender la manera en que puede considerarse la historia occidental sin ver con toda claridad que el término “Renaci- ‘miento” estaba cargado de un particular sistema de valores. Pero cudles son «s0s valores es un tema que debemos interpretar porque, en algunos aspec- tos, la interpretacién de qué significaba el Renacimiento, o de qué signifi- «a, incluso ahora, ha cambiado, y con frecuencia, casi caleidoscépicamen- 80 Vaniaciones sone LA HISTORIA DEL ARTE te, en particular durante los iltimos cien aos. Tras todo ese debate, es importance mirar retrospectivamente y preguntarnos qué pensaba el Rena- cimiento del Renacimiento. El problema de qué pensaba el Renacimiento de si mismo es el tema del primer capitulo de Renaissance and Renascences in Western Art, de Erwin Panofsky.! que lleva significativamente el titulo de ‘Renacimiento, autodescripcién 0 autoengafio?”. En otras palabras, plan- tea el tema de si aquellos que proclamaron ese renacer estaban en realidad engafiéndose a si mismos 0 si habia en ello algo verdadero, Este planteo es tipico de la inquietud y el malestar con que se han cevaluado las definiciones del Renacimiento en las tiltimas décadas, aunque ime parece que mas recientemente otros problemas han ocupado el centro del interés. EI Renacimiento como Recuperacién Se acepta en general que el hombre que fue el principal responsable de la proclamacién de este renacer, o de la necesidad de un renacer, fue Frances- co Petrarca, Nacié en 1304, murié en 1374. Como sabrén, fue un italiano que vivid gran parte de su vida en Francia. Tavo que vivir en Avifién debi- do al cautiverio babilénico de la Iglesia Romana, y seguramente el senti- miento de insatisfacci6n, el anhelo de una renovacién de Italia tuvieron ‘mucho que ver, entre otras cosas, con ese golpe contra el orgullo romano: que la Iglesia Romana ya no estuviera situada en Roma. Porque Petrarca (como lo llamamos) consideraba que la historia, toda la historia, era una alabanza de Roma. Como heredero de la gran tradicién imperial, heredero de la alabanza de los conquistadores del mundo, debia ver la sede del poder transferida a Francia, y sin duda ése fue uno de los motivos que le hicieron anhelar un retorno, en todos los sentidos del término, Pero en primer lugar Petrarca era un poeta. Era un poeta con un maravilloso ofdo para la lengua para la belleza de la lengua, la belleza del latin asi como la belleza del italiano y para la precisi6n y la elocuencia. Le disgustaba y despreciaba la jergosa terminologia técnica que se empleaba en las universidades. No sélo anhelaba un nuevo nacimiento del poder y la gloria de Roma, sino de la bella lengua de Virgilio, de Horacio y de Cicerdn. En 1338 el mismo co- Banst H. Gosenicrs ag ‘menz6 un poema en hexémettos latinos llamado Arica, sobre Esci Africano, y en los primeros de esta épica se dirige a su propio poema em- ido los términos a los que haré referencia: *Pero si ti [refiriéndose al a), como mi mente espera y desea, sigues vivo mucho después que yo, oy aguarda tiempos mejores. El sueho del olvide no persisted en todos fos afos futuros. Una vez que la oscuridad se haya acabado, quizd nuestros descendientes puedan retornar al billo puro y pristine”? Este “retorno al brillo puro y pristino” que Petrarca anhelaba podria interpretarse en términos tanto religiosos como seculares. El mundo estaba corrompido, deteriorado por una cradicién de mala calidad, y era necesario recuperar lo que se habia perdido en la renebrae, en la oscuridad, en el me dium aevum, la Edad Media. Habia razones sdlidas para el reclamo y el anhelo de Petrarca. Sabia perfectamente bien que muchos de los autores clisicos que tanto admira- ba, en caso de que llegaran a ser accesibles, no lo eran fécilmente a través de sus manuscritos. Sus amigos los buscaban con empefo, y él mismo descubrié: nuevas cartas de Cicerén y nuevas Décadas de Livio. Comenz6 la moda de recuperar autores de la antigiiedad cuyas obras se habian perdi- do o se hallaban extraviadas en las bibliotecas mondsticas. Al mismo tiem- po que estudiaba el bello estilo de estos autores antiguos que tanto admi- taba, tenia conciencia de que algunos de los valores y gran parte del conocimiento que poseian también se habian perdido. En particular, por supuesto, el conocimiento del griego. Los autores antiguos constantemen- te hacen referencia a Homero, a Platén y a otros. Petrarca, que intent aprender griego y se contact6 con especialistas bizantinos, nunca consiguié aprenderlo, pero era muy consciente de la necesidad de recuperar lo que smanifiestamente estaba perdido para Occidente... es decir la capacidad de leer griego. No quiero dar la impresion de que nadie en el Occidente latino habia leido griego en lo que hoy atin llamamos la Edad Media, pero habia ‘muy pocas oportunidades de aprender esa lengua. ‘Ahora bien, este nuevo énfasis en la belleza del estilo de los antiguos, en el conocimiento que se habia perdido y que debia recuperarse, estuvo desde el principio asociado a la idea de “edades”. El origen de la idea de que hay diferentes “edades’, periodos, en la historia se remonta a una idea mitica —la Edad de Oro, la Edad de Plata, la Edad de Hierro, excétera- y ala esperanza del retorno de la Edad de Oro que fue consagrada en uno de los mas famosos 82 VARIACIONES SOBRE LA HISTORIA DEL. ARTE poemas antiguos, la Cuarta Eglaga de Virgilio, que habia profetizado que el reino de Saturno regresaria una ver més —redeunt Saturnia regna~ y que habla esperado que con el retorno de la Edad de Oro la civilizacion renaciera. En esto habia una nueva fe en lo que vendria, algo que purifcaria la adulreracion, del pasado para empezar de nuevo, y el principal blanco de la critica ~y es interesante con respecto ala situacién en nuestros dias~ eran el sistema edu- cativo y las universidades. Qué demonios habian estado haciendo, y qué estaban haciendo ahora al permitir que estos grandes tesoros de la antigie- dad fueran tan gravemente descuidados? Me concentraré un momento en la relacién entre la situacién de la universidad y esta idea de que habia algo que debia recuperarse, de que la vieja y corrupta rutina debia desecharse, porque aquellos que estaban espe- cialmente resueltos a lograr un buen estilo, aprendiendo un correcto latin Y un correcto gricgo, sentian que no habia en verdad un buen espacio para ellos en el sistema universitario. Como sabrin, el sistema de aprendizaje medieval se dividia segin las artes llamadas “liberales”. Eran siete. Tes de ellas, preliminares: gramatica, dialéctica, retrica. Estaban relacionadas con las palabras porque antes de aprender algo tenias que aprender a expre- sarte, a ser elocuente. Por eso aprendias gramética, por supuesto gramitica latina; dialéctica, argumento légico: y retérica, discurso. Esto conformaba el Trivium -las tres vias-, y el término “trivial” sigue siendo un eco del hecho de que éstas eran las materias clementales. Se puede decir “esto se aprende en la escuela primaria, esto es trivial”. La etapa siguiente era el Quadrivium, las disciplinas mas clevadas, basadas en el verdadero conoci- miento que se diferencia de las meras palabras, el conocimiento de los mimeros: aritmética, geometria, astronomia y miisica. Hoy cuando hablamos de las materias de las artes y de las materias de las ciencias, y del supuesto conflicto entre ambas, de alguna manera aiin ‘nos hacemos eco de esta divisién entre los que se interesan en las formas de expresién elegance y los que se interesan en el conocimiento mas que en la opinién. As{ es como se consideraba a las ciencias matemiticas en ese en- tonces. Se ha dicho, y es correcto, que en las universidades del Renaci- -miento habia una rebelién del Trivium contra el Quadrivium; una rebelion de los que se interesaban en el lenguaje y ya no querian tener un papel se- cundario porque las citedras de las universidades se dividian segiin princi- pios muy distintos. Segin la carrera que se quisiera seguir —derecho, medi- Ernst H. Gowpricy ——————_______________ 3 cina, teologia~, habia un lenguaje muy técnico y libros de texto técnicos consagrados a cada una de ellas. Y los que querian ensefiar retérica y las otras materias preguntaban: “zY a nosotros cudndo nos toca?”. Estos fue- ron los que Hlegaron a conocerse como wmanisti... lo que lammamos “hu- ‘manistas”. Se trataba de hombres que exaltaban la importancia del lengua- je- En la vida real muchos eran diplomaticos, secretatios, estudiosos, gente fen cuyas carreras era muy importante la facilidad para escribir una buena ‘arta o pronunciar un discurso impactante, Muy a menudo no eran te6lo- 405, sino laicos. Y sin embargo es totalmente engafioso pensar el “humanis- mo” como un movimiento que reaccioné contra la Iglesia Romana. El ‘término “humanismo”, a diferencia de wmanista es una invencién del siglo XIX, y veremos que el siglo XIX rendia a exagerar por completo la oposi- ‘ign entre el Renacimiento y los llamados siglos crstianos. Los humanistas también afirmaban que en el pasado habia habido una muy mala tradicin de aprendizaje, y se concentraron ante todo en cultivar lestudio de los autores de la antigliedad y su propio estilo. Hay un dilo- go exctito por Leonardo Bruni a principios del siglo XV en el que un amigo le pregunté a un humanista, un comerciante y aficionado llamado Nicold Niccoli, por qué no participaba de ninguno de los debates que habfan sido tan apreciados en la Edad Media. replicé: Si al menos tuviésemos los libros que contienen la sabiduria, Si al menos nuestros ancestros no hubieran sido tan ignorantes. Hasta los textos de los libros que atin existen estin tan co- rrompidos que no pueden ensefiatnos nada. {Qué tiempo es este en que la gente promete ensefiar lo que cevidentemente ni ella misma sabe! ‘Cuando abren la boca mds que pronunciar palabras enuncian solecismos. Si les preguntan cual es la autoridad que invocan, di- rin Aristételes, pero los libros a los que hacen referencia son de un estilo tan tosco, inepto y disonante que no es posible prestarles atencidn, y no puede tratarse del verdadero Aristoteles. Ni él mis- _mo se reconoceria con ese aspecto.” La actitud de las jévenes generaciones hacia los profesores universitarios tradicionales era ésa. En 1397, a finales de siglo, escuchamos un reclamo 84 \VARIACIONES SOBRE LA HISTORIA DEL ARTE. contra esta brigata, los jévenes que se consideraban superiores. Con el fin de parecer eruditos ante el hombre comin, gritan en la plaza piblica, dis- cutiendo cusntos diptongos existen en la lengua de los antiguos, y por qué hoy el anapesto de cuatro pies métricos breves no se utiliza mas. ¥ pierden todo su tiempo en estas fantisticas especulaciones.' Pero la afirmacién de que perdian el tiempo pronto dejé de ser sostenible. Al menos los que es- tudiaban a estos hombres gradualmente reconocieron que algo habia sido redescubierto. El mismo Bruni fue elogiado por haber encontrado de nue- vo “la antigua fluidez de estlo’.* Esa fluidez de estilo es lo que estos hom- bres apreciaban y lo que realmente recuperaron. Muy poca gente, demasia- do poca, me parece, se dedica hoy en dia a leer latin humanista. Pero los que silo hacen sabrin que de hecho la lengua tiene una bella fluidez. Por ‘momentos se vuelve mds elegante que sustancial, pero la necesidad, o la sensacién, de que ahi hay algo que recuperar se propaga desde Italia hacia el norte y més alld de los Alpes, y esto es lo que quiero demostrarles ya que «estén particularmente interesados en cémo el Renacimiento llegé a Ingla- terra. Primero cruzé los Alpes como un movimiento universiario a favor de una reforma de la educacidn. En 1492, el humanista alemén Conrad Celtes escribié una carta a la Universidad de Ingolstadt que vale la pena citar en este contexto, Escribia cuanto lo apenaba escuchar a los que expo- nian sobre leyes en una cétedra universitaria sin ningin arte ni encanto, ofendiendo el oido como gansos que graznan 0 como reses que mugen, utilizando palabras abyectas, vulgares, viciadas, cualquier cosa que se les viniera ala boca, maltratando severa y bérbaramente la dulce lengua roma- ra. Se preguntaba cémo era posible que en todos esos siglos, en todas las tantas escuelas de Alemania, con su clamor escoléstico, con todas sus aspi- raciones al saber, no habia habido nadie que pudiera escribir carts 0 dis- cursos, poemas o historias de una manera civilizada y pulida... como solia suceder en Italia, donde habia una menor cantidad de universidades pero estaban mas preparadas. Asi que (contintia) “siento pena por mi Alemania ya que en codas sus escuelas no he visto a nadie que pudiera ensefiar a Ci- ceron’ Por amor a la “republica de la educacién” se oftecié > remediar estos males convirtiéndose él mismo en profesor. En el norte se observa un cho- que mucho més obvio entre las tradiciones de la Edad Media y los cursos Universitarios y quienes habian aprendido las nuevas ideas en Italia, luego Ernst H, Gomaricn 5, de que el movimiento iniciado por Petrarca tomara impulso. En 1515 es- tos jévenes impetuosos, que se autodenominaban poetae los poetas~ a diferencia de los hombres instruidos, cometieron un fraude maravilloso. Publicaron un libro llamado Epistolae Obscurorum Virorum, las Cartas de hombres oscuros. Estas carts fingian, 0 pretendian, ser cartas de profesores universitarios conservadores que se quejaban entre ellos del espantoso mo- vimiento que los habia privado de su prestigio. Sélo puedo leerles la tra- duccién de una de estas cartas, o un extracto de ella, para que tengan una impresién de esta sitira que debe de haber tenido gran parte de verdad y probablemente se haga eco del tono de quienes realmente reprobaban tan- toa los poetae No hace falta decir que estan deliberadamente escritas en un atror la- tin que no puedo imitar: Creo que estos poetas tienen el diablo en el cuerpo. Destruyen todas las universidades, y me enceré por un magister de Leipzig, que ensefié ahi durante treinta y seis afios y que me dijo que cuando era joven la universidad se encontraba en buen estado pues entre veinte mil estudiantes no habia un solo poeta, y era un escindalo que un estudiante fuera a la plaza del mercado sin Pe- rus Hispanus o la Parva Logicalia bajo el brazo. Y cuando veian tun magister se aterraban como si hubieran visto al diablo... En esa época la universidad prosperaba de verdad, y si alguno de ellos confesaba que secretamente habia asistido a una clase sobre Virgi lio el sacerdote imponia un duro castigo... ;Ay, si las cosas siguie- ran siendo asi en la universidad! Ahora, de veinte estudiantes, apenas uno quiere obtener un titulo, y los demés sélo quieren estudiar humanidades. Y si el magister da clase no tiene piiblico, peto en las clases de los poetas hay ranto piiblico que parece un rilagro. Y debemos rogar a Dios que todos los poetas mueran, pues :no es mejor que unos pocos poetas mueran antes que todas las universidades perezean?” Este sentimiento de superioridad respecto de los maestros tradicionalistas lo compartian los grandes humanistas del norte, sobre todo Erasmo de Rotterdam, que en 1517 se regocijaba: “Las cartas educadas, que estaban, 86 VARIACIONES SOBRE LA HISTORIA DEL ARTE. casi extntas, ahora ls cultivan los escoceses, los daneses y los irlandeses”.* Los humanistas habian enseftado a sus alumnos algo que no sabian: la an- tigua belleza de estilo. Puede ser iil exponer esto en forma esquemitica: Antigitedad clésica + Edad de las tinieblas ~ Recuperacién + 1300-1400 Lo primero que hay que notar en este esquema es que el problema de cusn- do habia sucedido esta recuperacién no era muy importante, pero el acon- tecimiento se situaba entre 1300 y 1400. En segundo lugar, y més impor- tante, se veia la recuperacién como algo estitico. Las artes simplemente habian revivido, asf como reviven las plancas. La metifora orginica que esta conectada con la idea de renacimiento tuvo una fuerte influencia, Las artes ~y veremos que se aplica también a la pincura y a la escultura~ se habian perdido y habian renacido. Hay valores absolutos del bien y la belleza.. sin duda en el estilo latino el valor abso- Ito lo establecen Cicerén y los grandes clisicos; el término “clisico”, des- pués de todo, significa que éstos son los autores que deberian tomarse como modelos. La antigiiedad clasica es el canon de la perfeccidn, y esta perfeccidn se puede recuperar. El Renacimiento como Progreso La razén por la que hago hincapié en lo estitico de esta idea de Renaci- miento es que gradualmente, pero de un modo muy importante, la nocién de Renacimiento se fue relacionando con una idea muy distinta, que no es estética sino, por as{decitlo, dindmica: la idea de progreso." En la idea de Renacimiento no se considera necesariamente un impacto del progreso como tal, pero durante el Renacimiento, cuando el objetivo habia sido recuperar la belleza del estilo antiguo y del arte antiguo, después de un tiempo comenz6 el debate o, por asi decirlo, se descubrié que en realidad no se vivia en una antigiiedad clasica renacida or qué no? Porque entre tanto se habian realizado varios descubri- tos demoledores. Demoledores en el verdadero sentido del término, Porque uno ¢s, por supuesto, la pélvora, que habia cambiado la navuraleza mi est H. Gowanic 87 de la guerra. También se habja descubierto laimprenta, que habia cambiado fa naturaleza de las comunicaciones, y la brijula marina, que habia cam- biado las posibilidades de la navegacidn. Todo esto planted el interrogante desi simplemente se estaba recuperando la antigiedad o si una época com- pletamente nueva se acercaba o habia nacido. Es interesante, por cierto, que todos estos descubrimientos que dife- rencian las edades posteriores, 0 la edad moderna, de la antigiiedad son inventos, que de algin modo habian llegado a Occidente desde Orien- te... principalmente desde China. Con roda certeza es ai en el caso de la brdjula marina, y casi con certeza en el caso de la pélvora, y hasta la im- prenta sin duda se utilizaba en China antes de que se conociera en Occi- dente. De modo que, en cierto sentido, lo que distingue la nueva época de la antigua. y lo que infunde una incipiente esperanza, al menos, no en la recuperacién de los valores perdidos pero si en un futuro que seré cada ‘ver mejor ~en otras palabras, la idea de progreso-, surge en parte de un choque cultural, de las nuevas ideas o los inventos que se propagaron a través del mundo y llegaron a Occidente, Esto fue lo que infundié a Francis Bacon sus esperanzas en el desarrollo de la ciencia, la dominacién de la naturaleza y, en realidad, lo que le hizo subestimar el conocimiento puramente humanistico. Todos estos grandes cambios ~y debo ser muy sintético con este tema~ Ilevaron a reflexionar sobre el rumbo de la historia. La primera reRlexién siscematica sobre la historia humana como tal es The New Science, del fil6- sofo napolitano Giambattista Vico, a principios del siglo XVIII." Vico tom6 la idea de “edades”, pero consideraba que regresaban en ciclos como las estaciones. Toda civilizacién debe arravesar ciertas etapas, como los se- res humanos. A la primera, la que mas le interesaba, la llam6 la Edad de los Dioses: es la tosca etapa primitiva que da origen al mito. La segunda, la Edad de los Héroes, es la edad épica de las guerras y la caballeria, que viene seguida de la Edad del Hombre, la edad racional en que nos encontramos Este interés en el primitivismo combinado con la fe en el hombre es caracteristico de muchas filosofia del periodo que llamamos la Ilustracin. Para el critico e historiador alemén J.G. Herder, que pudo haber estado influenciado por Vico, toda la historia aspira a hacer al hombre més huma- no, un ideal al que Hlamé Humaniet"' 88 \VARIACIONES SOBRE LA HISTORIA DEL ARTE ‘Aunque estos pensadores diferian ~y no debemos olvidar que en aquel entonces Rousseau cuestions la fe misma en el progreso-, todos estaban in- teresados en las condiciones que conducian a una buena sociedad. En ese aspecto, el primer historiador cultural fue sin duda Volai con su libro Esai sur les moeurs et Vesprit de nations, de 1756." En su Age of Louis XIV habia escrito sobre cuatro periodos de felicidad pertenecientes al pasado. Tres de ellos correspondian a soberanos poderosos: el de Alejan- dro Magno, el de Augusto y el de Luis XIV. Pero el cuarto era el Renacimiento respecto del cual reconocia el rol de una familia de banqueros de clase media, los Medici, que habfan rea- lizado por la civilizacién una tarea que la nobleza y la Iglesia habian descuidado. La Edad del Hombre, siguiendo la divisién de Vico, fue una edad de clase media en la que los banqueros favorecieron a artistas y es- tudiosos. Se trataba de una nueva interpretacién que se consolidé en Inglaterra cuando William Roscoe publicé la primera biografia completa de Lorenzo de Medici en 1795. El libro de Roscoe expresa lo que Her- bere Butterfield llamé “la concepeién Whig de la historia’. Era un ban- quero de Liverpool y un miembro del movimiento Wilberforce a favor de la abolicién de la esclavitud, y su interpretacién del Renacimiento esté tefida de su entusiasmo por la libertad. Permitanme citar las primeras lineas del capitulo uno: Florencia se ha destacado en la historia moderna por a frecuencia y la violencia de sus desavenencias internas, y por la predileccién de sus habitantes por todas las ramas de la ciencia y todas las obras de arte, Aunque estas caracteristcas parezcan no coincidir, no es dificil reconciliarlas. El mismo espiritu activo que convoca el ta- lento de los individuos a favor de la proteccién de sus libertades, y resiste con determinacién invencible cualquier cosa que pudiera violarlas, en los momentos de paz y seguridad nacional busca con avider dedicarse a otros fines Por lo tanto el Renacimiento fue un periodo de paz nacional en el que la activa clase media italiana se dedicé a ottos fines y creé una nueva civiliza-

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