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‘op Ala S200 Mink Eun ‘a 180 956 Fa S18 04 cas IsaNsont e446. s703 Dep pt 6101212001 noe ina Goa Seas "Fes Ce Mai) copa, ERNST HINRICHS, INTRODUCCION ALA HISTORIA DE LA EDAD MODERNA all A Dietrich Gerhant PROLOGO Esta Introuccin a a historia dela Edad Moderna, que est dit- ida al estudiante niversitario de historia y ciencias sociales, al pro fesory al lector gue tenga un interés general por la historia, no res- nde en modo alguno alo que comnmente se espera de un volumen de introduccidn a la ciencia histérica. Si se contempls cl aumento repentino que en los titimos aos han experimentade las produccio- res editoriales -con sus manuales y libros de trabajo en parte nots bies~ sobre esta epoca, se pecibird claramente la intencin de des- eribir la época comprendida nite Tos siglos xv1y xvi ~ya sea para Tos tersitoriosalemanes para Europa en general~en toda su ampli- td y en su diversidad sectoral. Los tadicionaes campos de Ia his {oria de los acontecimientos politicos, et pensamiento, la Iglesia, el derecho y las ciencas son estudiados en igual medida que la historia Social y econémica, tan en auge en Tos éitimos alos. En estas obras Se aborda minuciosamente incluso la dill euestién de la relacién {que guardan entre sf estos sectors y de emo Ta descrpeign de una ‘época puede hacer que coeristan razonable y comprensivamente Tos puntos de vista de la «historia estructural y de los acontecimientos». Tia Introduccidn de Iu Mieck" aporia en este sentido aspectos deste czadas¥ pede ser considerada un modelo de e6mo en la descripeion ‘etallada de una época se puede manejar una gran cantidad de infor ‘acionesy, no obstante,hallar un modo de desripeicn razonable que cestablezea una relacién entre las diversas esferas de actuaci6n del proceso histrico. "nna, pie Gece der ite Nell Eig. 57 EL presente volumen no pretende competi con las numerosas ddeseripciones sindpticas de este tipo alemanas e intemacionales. Parte de la idea de que uno se puede acerear a una época hisrica no s6lo desde Ia totalidad de sus fenémenos, estructuras y aconte~ Cimientos histsrices, sino desde Tos cuestionamientosy ls proble~ mas que como euestonamientos y problemas de la materia en su cconjunto- se Ie plantean la época objeto de estudio, En realidad, ‘nose pitede winttoducir» hechos, sucesos,desarrolos eronolsgicos, ni supiestas relaciones causales desde el punto de vista de la his toria estructural de los acontecimientos; slo se pueden descrbit Y hacerlos comprensibles. Tomando literalmente en este sentido el Eoncepto de «introducciGn», esto volumen escoge algunos puntos ‘sence qu, con arteglo al panorama de la actual investigacién ternacional,requieren una explicacién conciliadora particular. EL. resultado no es ni una reconstruccidn completa de este perfodo como la que pretenden hacer una y otra ver os manuales sobre la poe, por mas que los autores lo rechacen precavidamente-, ni una ‘escripeion detallaca de algunas Fases evlutivas sectoriales de espe tial relieve, Antes bien, se aspira a realizar andlisisovientados Ia Investigacion y alos problemas, que faciliten al lector, del mado mis abierto y diseusivo posible, aproximarse un poco al actual estado ‘el conocimiento y del debate sobre Ia historia de Ia Edad Moderna, ‘que, le «inttoduzcan y le «seduzcan» para continua reflexionando por su cuenta, ‘Si dichaselecein puede parecer un tanto incomplete instisfc~ toria, ello no se debe a la casualidad. En los dkimos afos, la ciencia histérca, bajo la influencia de sus discipinas hermanas las ciencias sociales~, ha experimentado cambios consierables que se pone de tmanifiesto en la concepciGn de una «ciencia social histrica» y que sehan plasmado en fa investigacin yen la teora, Pese aque ese tér- ‘ino hasta ahora no es mis que un cartel inacabado por cuya conli= _guracin se pugna vehementemente desde posiciones bien diferentes, exist, sin embargo, un consensoreativamente ampio en el sentido de ‘ue la sociedad ~los sistemas sociales en su complejadiferenciaciGn— hha de estar en el centro de los esfuerzos histrico-cientfics. Pars justfcar este apreciable cambio paradigmatico en la historia de la investigacidn, se han escrito ya muchas obras a las que aqut dnica- mente podemos aludir® * Emaar de incense ds brat axes as compe ‘us hlingtin Roser (oy Muwiche Sete Beige ar Eagan (ae Roachungpae 1773 Kea Since eat Ae Proe, 6 ; i [Este giro hacia a historia social como historia de la sociedad» (Hobshawvm, todavia promovido por el afortunado aprovechamien- to de los mézodos cuantficadores para la eienca histrica fue acom- pafiado de una profunda reflexion acerca de las eorias de is ciencias Sociales, Desde Ia diseusin, Mena de matiees y en modo alguna basa. dda en la «pura teorfas, del marxismo internacional hasta los debates Sobre la ctnodernizacin» y sobre el «cambio social; desde le teoria sistemitica en sus diversas acufaciones, pasando por el estrcturalis- ‘mo, hasta llegar a los mis recientes teoremas de procedencia neoevo- Icionista, el especto abarca muchas teorias sociol6gicas, todas las cuales albergan una inerpretacion espeifica del tiempo histério, de los procesos histricos y de lacontinuidad histrica. Siempre que la ciencia histrica es principalmente investigacia hst6rca, se ha dea- do influiren una medida considerable por las teorias de fas ciencias ‘sociales: en la formulacin de lo cuestionamientos, en la eleccién de Jas hipsesis de trabajo, en la evaluacin de las estrategias de invest cin, en los argumentosjusiicativos de las valoraciones. En la his {oriografia, por el contrario, especialmente en la descripcién de las relacionesdetalladas de una época, apenas han entrado hasta el momen- {o ls tori de las ciencias sociales. Las objeciones puestas recien- {emente por Jurgen Hahermas contra una mezcla de historiograa y teorfa de la evolucisn, que basidas en la oposicin entre la esiruct ‘i narrativa como principio de la historiografa y la «gies evleti- ‘yay, que se puede deseribir de un modo no narativo, dela teoria de Ia evolucién’, es posible que finalmente tengan validez en Ia histo- ‘iograffa para la aplicacion de cualquier teorta de las cencias soa Tes, Asi pues, pronto se plateari la cuestisn de edo se pode con ciliar con la historiogratia una investiga hisGrica orientada a as iencias sociales y que para de premisas y teorems socio-cietii- «0s. ;Deberin ser negados por la historiogrfia proyectos de investi- ‘gecin, muy diferenciados y de gran valor terico, después de haber arrojado resultados equivalentes porque la estructura de la nazraci6n zo permite tenerios en cuenta? 0, por el contrari, daar incluso restaré valde la investigaci6n histérica a la estructura narativa al seseriie sus resultados, descripcién que ya tiene algo de hstoriogr- Fiay, poe tamo, adopaed una «forma mixis» que, segin Habermas, es problemiica? > Hens, Von de Sophie Gch dx Gotcha on ‘eer eb), Gee nd Sao 172, pp. 31388 enn Zam Thema Cs td voto, Gas and Gee hg 2 ASTD. ap ID. ‘Si se echa una ojeada al estado de Ia investigacion sobre la histo- ria europea de la Edad Moderna, estas cuestiones se plantean con Gierta ungencia, especialmente para quien intente hacer una wintto- fduccién> a esta época. Una primera dificultad considerable es la ‘uestion de los limites de la epoca. Qué es la Edad Moderna? Cudndo empieza y caindo termina? ‘Al igual que la pctica docente unverstaria, en la que fnalmente, ese a los numerosos recelos iniales, ha hllado cabida el concep- Io de «Edad Moderna», las exposiciones sobre la época responden a ‘estas preguntas casi siempre de una manera moy pragmatic, Titul res de catedra y ~conforme a ellos- programas editoriales han le ‘ado a delimitat Ia epoca entre la Reforma y la Revolucion Francesa Pero es algo irefutable? Cuando Erich Hassinger® desribis en 1966 a Werden des neuceilichen Europa (Génesis de la Europa moderna) yy eomtenzaba por el siglo xv, aportaha numerosos argumentos favor Ue que lo «moderno» estaba profundamente asentado en la Plena y ta Baja Edad Media, ,¥ qué ocurre con el final dela época? {Con- serva la Revolucign Francesa su posiciéa de limite divisor, si se piensa, por ejemplo, en os esfuerzos de Cobban® por mostrar que las ‘Consecuencias saciales de a Revolucién fueron mucho menos signi- fieativas y profundas de lo que sugieren los acontecimientos pollti- tos, sin dada tovolucionarios? A la vista de las intensasinvestigaciones Tevadas a eabo por Ia historia econémica en los dlkimos decenios, {no deberfamos guiarnos més por las propuestas de periodizacion, {Que hace la historia de Ta economia, concretamente, el estudio de la industrializacion? ‘Surgen otros problemas. Mientras las visiones de conjunto y los rmangalessiguen aferréndose con buenas razones a la periodizacin ‘convencional, en Ia investgacion hstica se percibe un interés cada ‘ez menor por esta oreniacidn, Las investigaciones de los shims aos, {oe tabajan eon ls mtodos de fa cuaifieacién, a menudo se oponen or completo a las descripcions tradicional de la época, sobre todo fen los campos do fa demograiahistéricay de Ia historia social y eco Inimica. Se descubren estrcturas de larga y muy larga duracin, s© testalecen cilos, se sacan a la fn tendencias secuares, se observan Sistemas y sus diferenciaciones...y todo ello sin que estos fenémenos Se dejen encajar en el armarGn convencional de una época claramente pefilada y naraivamente deseriplbl, Esasinvestigacione, no apor- Hasna, Da eden des neice Ex 1300-60, We alee ‘alo nites, pe XU Camas i Stl erp ofthe Pach Revo, 1964 Was ania ‘conn dca Cos ape ofthe Penh Reta, 188 5 tan nada a Ia historiografia porque rompen con sus convenciones, © requicren un nuevo modo de escribir la historia, en el que desaparezcan {tanto los tradcionales limites de una época como el principio west tural de la naracin”? Por dkimo, un tere problema que posiblemente sea el mis com- plicado. Que los historiadoresrealicen investigaciones con la ayuda de nuevas téenicas, nuevos materiales y también una coneepeién diferente de su propio entomno soca y, al hacelo,descubean nuevos Fensimenos en el sentido que acabamos de plantear, se interpreta todavia como una consecuencia inmanente a un proceso de invest- fzacin que nunca Se detene y que 99 excluye cambios paradigm liens. {Qué courte, sin embargo, cuando ots historiadores dan un paso de consecvencias mucho més graves y abandonan los métodos Y sistemas de su disciplina, de periles supuestamente claros, sin enunciar por elloa su pretensin de investiga o escribir historia? Al tratar de Ta apertura dela atual cienciahistric alas teorias de las ciencias sociales ya hemos abordado un caso semejante, Caso que ‘deberia completatseteniendo en cuenta la creciente consideracién {que se hace de teoras, hallazgosempircosy cateporias heuristeas pro cedentes de a economia, la psicologia social, la antropologia social, Ia einlogfa y el folelore. A esterespecto, los nuevos principios que, ‘hao fa denominacién de To inteediscipinar, tienen cabida ch la cien- cia histérica, evestionan las periodizaciones y esructurastadcionales de a historiograffaen mayor grado que las circunstancias menetons= das con anterioridad. ‘Com ejemplo puede servir el ereciente interés de los historiado- res por el trabajo de los etlogosy antropSlogos sabre las formas de ida, produccign y reproduccisa de los pueblos no europeos en el pasado y en el presente. Es cierto que todavia no se han encontrado Iéiodos seguros de comparacién, pero el hecho de nteresarse por ta- diciones desconocidas y muy diferentes y a posibilidad de poner de relieve esiructuras similares entre civilizaciones muy alejadas en el tiempo y el espacio supone un desplazamiento de los tradicionales puntos de vista eurocéntricos tal que deberfan de inluir en Ia des- tripeién de una época de la istoria europea, Lo mismo ocure con los andlisis comparatives realizados desde una perspectiva macroecon6- ‘nica, Seguramente, Ia comparacién de las economiias europeas dela [Edad Modema con fas de determinados palsesen vias de deserollo de Ja actualidad puede inducira err con facilidad; sin embargo, no cabe 7 Seen ec msn ee yi HM Race, ona and Gente ar Kt ed Meth dr hoses ue 19 ‘dada de sa valor heurfstico, especialmente para Ia situacién europea, “Tambien deberia ser mencionada la rendencta, cada vez mayor ea los limos tiempos, a tomarse ea sero el hecho de que los Estas euro- poos de la Edad Media y la Edad Moderna eran «Estados agcarios», ‘es decir fertitorios en los que el 90 por 100 0 més de la poblacin d= pendia directa o indiectamente dela produccin agricola. Esta ten fencia se pone claramente de manifesto al hablar de orden social “prehurgués», «preindustil» o«agrario, La formacicn de estos con- expios indica que se aspira a establecer una comparacién 0, mejor 4icho, una elasiicacién dentro de un contexto superior que ya no esté teonstituido por aspectos espectficos de la tradicidn europea (worden Social estamental>, «sociedad nobiliaran, «sociedad temprano-bargue- sa», «sociedad feudal), sino por las condicfones de fa produecin agraria primitiva’, condiciones muy diferentes sein el tiempo y el ‘espacio, peo de hecho comparables, ‘Aun cuando Io historiadoreslamentablemente dejan en manos de los socidlogos la diseusisn sobre cuestiones relativas ala teoris de la evolucién, de Io dicho se desprende con claridad que en sus trabajos te investigacicn estas perspectivastedrico-evoluivas tienen un peso ‘mucho mayor de lo que ellos misrmos puedan reconocer. En especial Ia problemtica de ia iransicién», de la sueesin de Tormaciones sociales especficas y diferentes segin Tas condiciones de produc- in, se reconoce incluso mis all de la dscusign marxista, Planteada continuamente por la teora de Ios sistemas, aunque no respondida, ‘debido a la evidente imposbilidad de comprender desde el punto de Vista de ls ciencias sociales el problema de la muerte del sistema, y declaradn por la teria de Ia evolucién como insignficante para sus ‘cometidos’ esta cuestin parece seguir siendo un émbito genuino del ‘empirismo Socio-hstérico. La épocade la Edad Moderna europea, en ‘este sentido, puede considerarse un caso ejemplar del problema de la teansicién. ¥es que, en el transcurso de esta época, todos los sistemas * For emp se pads ais os eck raj Nt, opie y opal nano dee pes voces, Yone porcine, Wot ‘enum, 18 Wen tne spans sonnei cH. We "ideal Conde denne Src, en opera ds) Sdn tS de Mla er res Ne Hass Za Tena: Ges wd Elson» (dno hp. 384 85: ‘Sees apr lla uncial lacontidad na necendad Peer {pede vit ontop, quar rmaon e's te hom y ue ne ‘tpn dear dels estan scl Earns que sumone gs ‘Tint gs psec convey metic eer sapere a sociales nacionales del continente desembocsan en ese estado transi- {orio en el que sus estructurasagrarioestatales empiezan a disolver ‘se, oen el que Ia produceién agricola se somete a la influencia de les ‘nuevas condiciones econémicas -coyuntura de exportacivn, form. ida de mercados nacional e internacionales, cambios en las for mas de dominio, supresién dela divisién del wabajo medieval por la provoindustializacion- que hasta entonees le eran desconccias. Si se ‘observa la ibliografa de los tkimos tos, este punto de vista parece Ihaber pasado hasta tal extremo a un primer plano, que centrarse en é1 se offece como tema consituyente dela wunidad> dela época moder za, siendo asf que la propia naturaleza de este toma Heva ano seguir enlendiendo por «epoca» un perfodo de tiempo limitado por dos fechas eoncretas, ET marco discursivo de la presente wintroduccn» permite consi- erarel estado dela investigacisn, sin que por ello se ponga en tela de {uicio la jusifieacién de las exposiciones tradicionales sobre la mate= ria. La orientacin prioritariamente soco-histriea dela investigacin es admitida siempre que se contempe la evolucida de as estructaras sociales de Europa bajo las condiciones de la «economia mundial ceropea>" en desarrollo. Enel primer captul se ver’ que se trata de ‘estruetras de larga duracidn: un procedimiento sn duda problems ‘ico, dado que dichas estructras son precisamente objeto de procesos de cambio exdgenos y endigenos,y su apariencia de resistencia y efi- cacia duradera puede hacemos olvidar que yaen «muestra» €poca aber gan los géemenes de su transformacié o, al menos, etran en contac to con ellos. Presta az, con fa subdivision en «esttica»y acambion, se clic ai6 un procedimiento que, en cierto modo, posbilita recomter dos ‘veces la historia de la Edad Moderna. En primer lugar, hay que descr- bir algunos factores de la vida hist6rica que presenian a la Europa ‘moderna especialmente como «preingustial, es decir, como unter {orio ain no tocado por laindustalizacién, Sin duda este concepto implica iesgos com el de la telelogta la orientacion de toda la des- cripcidn hacia un factor futuro, en este e380, la industializacién. Sélo el propio texto puede mostrar si ss autor ha sucumbido a ese riesgo En cualquier caso, la presente exposiciin obedece a un uso ya muy oman gli ano yeni Takes xr ak defen {Teaco lg ene gu pute conan recon esata ti se ‘Sectvonete igen # ota, 3 adn, vas fran area, pes 8 PHL Waste The Noon Novem. Capt Aruban te Org the Bopens Wert Eno he Seth Cony 1 n arraigado sobre todo en la investgacisn anglosajona, donde parece {que el concepto se utiliza a falta de uno mejor. El autor fue dolorosa- mente conseiente de que en esa primera parte, junto a fos capftulos Sore spoblacion»,«familian, «economia» y «sociedad», hubier comres= pondido uno dedicado & las «mentalidades». Habigndolo comenzado arias veces, inalmente el autor decid suprimirlo. Fue wn saceifcioen ras del estado dela investigacidn, can determinado por Francia y su histoire des mentaltés, que dicho capitulo se hubiera convertido en un estudio sobre el teritoro francés, renunciando asf a la perspectiva ‘comparativa del bro. “En la segunda parte, aos acupamos de Tos factores del cambio, no del provocado por la industralizaci6n, sino del eambio «en la transi= cin», del surgido a partir de la dindmica social, econdmica, cultural Y politica de la vieja Europa, del cambio que prepara la entrada de staen la «sociedad burguest». En lo que atae al espacio de esta Europa de la Edad! Modema, el autor se ve obligado a confesar su pragmatism, Empefsdo en salise Ge los limites de las naciones, sin embargo no fue capaz de informar sobre la Europa oriental mas de lo que ya hacen otras sinopsis mis ‘competentes. EI hecho de que la investigacia de los éltimos decenios haya abordado el estudio de numerosos sectors de la vida historic, «que presentan ala Europa central, occidental y, en cieto sentido, tam= bin septentrional como un espacio evolutivo muy diferenciado en si mismo, aunque en contrast con el de la Europa del Este, del Sudeste 4y-en parte también del Sur, consigue dar a a delimitacidn elegidacier- {a legitimacién objetiva, “Algunas partes de este libro han sido tema de confereacis y semi- ‘arios del aur en la universidad de Oldenburg. Sus alumnos mereeen cl agmdecimiento por sus estimulos y su ertica:agradecimiento undo 8 nacgo perentorio a todos ls lectves universtari para que combi non el estudio dela historia de Europa con cl de sus lengua. Algunos aptulos fueron lefdoraltuistamente por mis colegas Rainer Wohl- feilMamburgo y Heide Wander/Kassel. Agradezco asimisto la leet ra del manuserito al doctor W. GinthesiOLdenburg ya Tos amigos y ex ‘olaboradores del Institute Max Planck de Historia, por su aliento y {ran ayuda. El libro esté dedicado a un infatgable promotor y erica fen cuestiones sobre la «vieja Europa. ‘Oldenburg, septiembre de 1979. Env Hives 2 LA ESTATICA DE EUROPA EN LA EPOCA PREINDUSTRIAL |. POBLACION Ene las eonquistas més importantes de la cienciahistrica iner- nacional, que en los thiimos afios abarca muchas direccione, figura sin dada el gran nimero de nuevos canocimicntos sobre la historia de la poblacign en Ia eta preestaistica Si a conocida frase del historia dor franeés Henri Sée, «Nous nen savons tien et nous n'en pouvons rien savoir, pone de manifesto hasta los aos sesenta un justifieado cescepticismo con respecto a las posibidades de una demogratia hi {ica para esos periods de tiempo en los que no se comprobaron ni 8 recopilaron, al menos soficialmente», los necesaris indices esta- disticas de Ta poblacién, los datos, series de datos e incluso leyes y relaciones siteméticas de las poblaciones histéreas sacados desde entonces la luz hacen posible y necesaria una revisin de ese juicio, ‘Lademograffa istrica’, desarrollada en Francia yen ls pases anglo- " Uae sei ruin hs, lo poems» los motos a enema pues sede neil Beck na porel rica ‘Sem terior ania desolate Hr ‘She Demopapr 17 vnbelae snopes ceaiacn pelea cen nametonry ‘alr is tinge» ndoomc ea enteseferss oa pV ‘Goin AE bac sBewsngepsics vn Hisriche Donec en ire (Gl), Hire Scien 17,18 Lo co gu opera ee {Sata aa sce oo cn Pani, ometne ona iin gener ‘Eipesrn names reasons lances hn pen lS etn. ‘ae ent tn, P Gh an yJ-P Paso oer sq 19701, (hom, honda adore hore 194 Uncampl de erin So ‘eH dc ec cae us arab ow te (U?68186), Gece ler rsa and ier Dante 18, B sajones hasta conse una disciptina especializada independiente {uceventa con sus propos nsttuos, ha encontrado nuevas fuentes que “Sendo una premis indispensable par a ciencia fa historia demo ailcas~ hacen posible, menos para deteminads épocas yespa- fos, ln eaizaci de una sere de almaciones bastante sur basa fas en datos cunticados ¢inntrumpidos drante un perfodo de tiempo mss bie aro. TNO cs una casualidad que Ia Edad Modema haya sacado especial provecto de esos avanccs Si bien nesira epoca compart con otras Inds remota! winconvenicne» de pertenecer al mio «preesadisti- ‘om de la historia do la humanidad a comprobacion yrecpilacion de thos noe a sido jen en Tos pfs desarollaios de Europa, donde testen series de dats fragrnatados cls arala Plena Edad Medi. En efecto, la paulatinadifsion del pensamiento de los métodos estado een realidad un procedimiento peo dela Edad Moder- ta, que va acompatado de cambios en la economia, ene ecto y nla administracién esata, poeo tambien el conirleclesistico, Iunicipaly poli, formand pare de ese proceso modeeno general {ue desde Max Weber se denomina sacionalizaci. En fo qe se refer ala plac, estos esfuers sprocestaisti- cows se cena ene ecveto de 1s Taegs y,ruho mis ae, eemo del enyparonamiento. Numerosos cess, ue no pocas veces shateabuntentooseneos, se deena evidetes neesiades estat ies, sobre todo en materia impostva y militar Como en tantos 0s campos, fambign en xe sealant Tia Venoca, Sicilia, mas tarde, Florencia y Milan ienen ya para la Pena Edad Media, e siglo xv, 4 mucho msc siglo 0, una rea doctmestaciSndemografic. Les Siguieron las posteriores «grandes potencas». El Bra de paroisses tf des fs de 1328, de Francia, y la Subsidy Rool ingles de 1377, 500 tesimonio isastables del siglo av. nel vt destaca I sere de ensos citllanos, queen pate Son autéacas consuls populares. Este instrumento edu rasgos«moderos» con motivo dela prct= ~ destrayen una parte dela pablacisn y restablecen cl equilibrio eon respecto a los recursos alimentarios, siempre que fntes~y esto es muy importanio- no se hayanestablecido determina ths preceptosreguladores del crecimiento (checks «preveativos»} que ‘eviten el estado dela castrofe. 'Malhs, que fue cuestionado desde un principio y atin lo sigue siendo en Ta sotvlidad, acer6 sin duda en una cosa: Ei la historia de la poblacion haba y hay sleyes»,y una de elas esque ls poblaciones (pose al «desenirenado instinto de multiplicacin» tan subrayado pot “Malthus, probablemente de forma equivocada) son capaces de adapta su propio crecimiento las condiciones del entorn. Los actuales historiadores de Ia poblacién, muchos de los cuales son «malthusianos» de corazdn, aunque en muchos aspectos ya no pueden seguir el ejemplo de su argumentacién, han buceado en Tos libros de bautismo, matrimonio y defunciones de numerosos munici- pis rurales europeos,legand a resultados extremadamente diferen- iados pata los teritorios dela Europa wclisica»,incluidas Inglaterra y Escandinavia, pese a que en el mapa de Ia demogratia hist6rica ‘todavia sigue habiendo unos huecos enormes, Sus anlisis sabre Ia concuctagenerativa, sobre la estructura de ls edades, sobre la fecun- 4idad do las sociedades agrrias dela vieja Europa, pesar dela imi tacin geogrifica, han prosperado tanto que incluso ya se ha aven- turado una tess resumida que afecta a 1a Europa «clisice» y a ‘noroccidental:en el tanscurso de toda la Edad Madera ~probable- mente desde el siglo xiv y con toda seguridad hasta finales de xvnt-, Inevolucin demogrifica de las sociedades de la vieja Europa en rel «ign con las condiciones del entorno es decir, especialmente con las posibilidades de alimentacin y con el grado de desarrollo de la civil Zacidn material, ha sido repulada por un sistema, Este sistema hizo posible que las sociedades evitaran las repercusiones de los checks ‘represivossy vivir durante lagos periodos de tiempo auna distancia Didencal de lo que Malthus describe como el abismo. Esta relacién Foncional, defini por el tedrico aleman dela poblacién Mackenroth ya antes del Boom de la demograa histrica como «modo de pobls- ‘isn preindustial> y metaféricamente denominada por los franceses hasta hace poco ancien régime démographique, es eliicada delibers- ddamente de wsitema» enel debate actual". > Tahar ingore los que sn nove se duel aka stems tion denote Sonia de End Monn yao ceo sp 18 La idea es que en las socidades de Ia vieja Europa, en todos los |stats sociales, habia procedimientos de adaptacién de la conducta ‘que, bajola presin del a veces precario equilib entree tamaio de Ia poblacién y los recursos alimentaros,relacionaban wsistémicamente> {entre slo posibes impedimentoso lbertadesinsitucionales, cons micas y sociales, para la evolucin de Ia poblacién, deta manera que Tos checks represivos, al menos en la forma de muerte por hambre por muy horribles que resultaran para algunos grupes demograticos-, para cl conjunto de la poblacién no tenfan consecuencias negatives, Sino incluso postivas, Este asistema antorregulador» al que E.A. Wrigley Tam tambien esistema de realimentacin negativas y compars por sb ‘modo de funcionamiento con el principio psicogic de Ta adaptacion slbomeostitca» de los sistemas orgénieos, se hasaba en los siguientes, lementos, esumidos gresso modo: En las poblaciones campesinas de la Edad Moderna, pero también entre las clases artesanas urbana, habfa una condicicn area» para la Fundacidn de un hogar y de uns familia, por tanto, para a procreacion legtima: entrar en el matrimonio teniendo un medio de subsistencia sifieiente para mantener a la futura familia; es decir, una finea 0 una {empresa artesanal. Por todo lo que sabemos hoy, parece seguro que esa ‘gla, ala que solo podian sustraerse los estratos superiors nobles y ‘burgueses, asf como aquellos eampesinos y artesanos acomodados que podian comprar asus hij no herederos una plaza de oficial o similar, rade una eficaciaextraoedinaria. Quien no tenfaaccesoa un medio de subsistencia por herenciao por compra, earecta de la condicignpre- via material para la procreacién legitima (es decir, matrimonial). Donde imperaba el derecho hereditario que favorecfa solo aun dinico Ineredero haba que esperar Ia muerte 0 el retico del padre o de la ‘mare enviudada. Yen ese momento s6loel hijo mayor oel més joven, ‘apie, 1, espa. 0836 F Bu Die Geshe der Zan 5 i ‘Yatra 1971 ato leaps Can tre Sone le a ‘do Pepe Phase Popp ee, 17, ae pp. 293 9 sr @ Mac i Berane hore Soe nd St ar Bsr, 9831 WO ‘is sarge antag Patri Peper en las D-E-C Even as), ‘pia nos, BS, p11 pci enaye ever de ‘neue Ie Foe een. Durb, se ania 8 Tone manos oeglear oplies ens fede td Sop, 6S 9, fy. 17 tt )-Dunuusn. ote cbs dh de nee dears. Prpe. SE, Sats pp 738 Somme Reon ween Bemopie See 1 Enis Pant Wee Papen WC ea), Sect der ‘amie der Nea Bupa 197 pe 1710 leas ose cea da ‘luk eae deri morc impotent Fam Fret sna ca Tals ct, TS o, acompar oe ‘ine nara » segin el caso, adqurf la posbilidad de fundar una familia, mientras ‘que Tos oto hijos tenfan gue procurarse el sustento fuera del bilo patemo. En 7onas con libre repario de las economias campesinas {division real»), la hors de fa herencia haba mas libertad de movi mmiento, pero s6lo hasta el limite, en general epidamente conseguido, fen que el nuevo tamafo dela fnea deja de cubrie las posibiidades de Subsistencia de una familia eampesina. Naturalmente habia posibilidades de salarse las normas en lo tocante ala procreacin y las relaciones sexuales, aunque no ala fun ddcidn de una familia, En Is Europa preindustralesté documentada lv existencia de hijosilegtimos, Jo mismo que el infantcidio y el shandono de nifos, asf como diversas préctcas del acto sexual «sin, consecuencias» (existen teslimonios, sobre todo, de coitus inte ‘raptus, de coito analy de formas rudimentarias de anticoncepeién ‘eeinica) Investigaciones més recientes demuestran, sin embargo, que estas «soluciones» prematrimoniales eran mucho menos prac Uicadas -en el nieleo franco-renano de la Europa wclisica» menos todavia que en sus «zonas marginales» del sur, el este, el norte y el ‘orbeste~de lo que se erefa hasta ahora y de lo que permite suponer tun punto de vista basado en la «naturalidad» del sistema demogrético preindustrial. En consecuencia, enemos que eontar con que, durante mucho tiempo después del inicio de su potencia generativa ode su capacidad reproductiva, los hombres y las mujeres jovenes de la Europa pee= industrial permanccfansolteros y sxualmente «ascéticor»,o bien se ‘onformaban con las diversas prcticas onanistas, alas que la invest ‘gacisn cuantiicadora de historiadar no tiene acceso, La eboda ap ‘zada» era el nico provedimientoeficaz que en el sistema demogri co preindusral esableefa el equilibrio entre las partes de la poblacién ‘eon capacidad para casarsey los medio de subsistencia disponibles, ‘Aqui seve que ls tess generals sobre larelacién entre poblacién y ‘recursos alimentiios pueden induct feilmente a error. El precepto regulador decisivo no era el tamafio de los «recursos» en absitacto, sino los medios de alimentacién existentes en cada regin, euyo ‘umafioy nimero venfan determinados y delimitados porlas condicio- ‘es juridias (derecho sucesorio),tnicas (las posibilidades de esta- blocor nuevos medios de subsistencia en tertenos no cultivados) y poliico-seiorales(laexpaasisn de dominios nobilaros en el campo, Ta limitacién gremial del atestnado en I ciudad). Los recursos al rmenticios ea abstracto pueden ser mayores,y de hecho lo eran, que las posibilidades reales desu uso por parte dels poblaciones campesinas ¥yurbanas {A taba exhaustivo cons libros paroguiales, de cuyos métodos no nos vamos a ocupar aqui en detalle, debemos el que muchas regio- 20 sie 800 7306 22283107 35016980 48 78 2. Edad decasaminto dun puso novmandocnelslo Xv Fuente: PCs, Histoire since roca La dar espace hme poche moderne, 1974, 9.335 nes tengan datos muy proviso acerca de la edad de matrimonio de hom- bres y mujeres. El gritico superior muestra el ejemplo de un pequeno pueblo normando durante un largo periodo de tiempo del siglo xv (1711-1790). Tal y como puede verse, la edad de matsimonio de la mayor parte de los hombres y mujeres de ese pueblo est entre los vweinicinco y Tos treinta ais. Cuil es la relacién exisente entre Ia boda «aplazada>y el inicio de las eapacidades generativa y reproductora?Partiendo de la base de unas cifras deilegitimidad que en todo momeato se mantienea cons- tantemente bajas, la boda saplazad» tuvo como eonsecueneia una ‘considerable limitacign de fa ecundidad matrimonial. Tambicn a este respecto dsponemos ahora de datos precisos. Como ha deserto ‘ecientemente el historiador francés Pierre Chaunu en un compendio de numerosas monograias regionales francesa, las mujeres france- sas, que no se casaban hasta cumplir los veiticincoo veintiseis aos, Sélo aprovechahan su «potencal de repreducein> en un 40 por 100 (0, como formula su colega franeés Jacques Dupiquer:«Partiendo de, supuesto de una edad de matrimonio alos veinttcineo aos y de un a0 Indice de solterfa del 13 por 100, ycontando con la mortlidad duran= twel par, los aborios, la estrilidad prematura y los riesgos de viude- tad, Ja descendencia media de una mujer se redo a cinco hijos>. Sia tllo'se afaden las allascotas de mortalidad infantil durante toda la [Edad Modera, se comprenderd por quéel recuento de numerosos pue~ blos campesinos franceses ha dado como resultado que en Tas Zonas rurales sl tes o cuatro nies aleanzasen la edad de veintcinco as, ‘Tras el erudo lenguaje demografico se ocultan, por tanto, unos hhechos histérieo-sociales significativos. Las poblaciones rurales y trbanas de Europa, con la ayuda do la boda «aplazada», fomentaron considerablemente la planficacign familia. Es cierto que, una vez, ceasada, una mujer tenia, por regla general, un nfo cada dos aos, pero tambicn lo es que no empezaba atenerlos hasta que ya habian ‘pasado sus primeros sete diez ais de Ferilidad especialmente ata, Pierre Chaunu ha plasmado este hecho en una fSrmola que se ha con vertdo.en un clisieo: La préctica de la boda eaplazada, predomingn- teen la mayoria de las familias no excepcionalmente acaudaladas, ‘fue on la Europa del Ancien Régime la aténtica arma del control dé Ta natalidad Dupiguie ha modificado esa trmula con razones fundadas. En s opiniGn, noes la sboda aplazada» el concepto apropiado, sin la “necesara slteria temporal. ¥ es que, en la préctca, el matrimonio tardio no era un acto frato de la libre voluntad de las clases sociales afectadas, sino una necesidad forrada por las condiciones externas rnecesidad que pata las personas, aunque hubieran aceptado, como tree Chaunt, el ascetismo sexual con Ta ayuda de la socializacién familiar y cclesidstica, supuso una verdadera maldicin en unos aos tan decisivos de su vida. ¥ ello no tanto por la feck tarda de la bo, ‘ue incluso desde una perspectiva actual no parece demasiado an6- ‘mala, como por Ia abstinencia sexual que la precedia, por el eigido control familia y social al que ésta estaba sometia, por las circuns= tancias a veces temporalmente humillanes de la Targa espera de Ia Ferenciay, finalmente, po la penosa busqueda de «medios de alimen- ‘acin»ftera de la hereneiapaterna "Naturalmente, el matrimonio tard, tal y como se desprende de as cifras, es un promedio estadistico ealculado a partir de numerosos ‘tos pare perfados de tiempo de larga durai6a, La cronologia revela ‘que la.edad de matrimonio no permaneci6 constant en tos partes nh fen todas las épocas. La historia de la poblaciéa europea de la Edad Moderna se earaterias por unas crisis de moralidad eflica: el ham- bre, la epidemia y Ia guerra. Las etsis de mortalidad, sobre todo la hambruna que seguia a una mala coseeha, repercutieron decisivamente en la poblaciones europeas de laépaca comprendida entre 1600 1750 Yyiumtamente con i edad de matrimonio, pusieron en marcha in po: 2 ‘eso que revela con toa clardad el carte sistemitico de I historia ‘demogritica de la Edad Moderna ‘Alpatriara de la demogratiahistérca francesa, Piere Goubert, le debemos unos anlisis, ya elsicos, sobre la iss de mortalidad, la ‘ue, precisamente por haber estado provocada prneipalmente por fc- tores climitico-econémicos en combinacién con pests epidémicas, , un esterlidad temporal de las miyjo= res insuficiente, malo equivocadamentealimentada. ‘Se puede patr del hecho que lacriss demografica al igual que la crisis agraria del «tipo antiguo», fue un fenémeno comén a toda Europa, st bien no en todas partes se dio on la misma fuerza y bruta- lidad que describe Goubert para e] Beauvaisis. Como es natural, muchos factore del entorno econémico, social y ecoldgica determi- naron el desarollo dela crisis; incluso en el Beauvaisis, la diferencia cen Taestructura productiva, adqusitivay del suelo de cada zona moti- ‘varon un desarrollo muy diferente de la ersis. A donde haba auto- Fidades municipales, comunidades de religiosos,terratenientes y Princes tritoriales atentos y responsables, que sabian organizar la stheneficencia pablica» as ciudades, sobre todo, pofian lbrarse de To poor. Peto, en general a muerte sobre todo las crisis de morali- dad, foe «omipresente», estructural (Pierre Chaunu) en la Euro pade la Edad Moderna Pero, cules fueron la eonsecuencias medio y a largo plazo de In risis demogritica del «tipo antiguo»? ;Cémo repereui6éstaen el «modo de poblacign preindustil» Como fue eonformad porel «sis ‘tema autoregulador»? Esté comprobado queen las sociedades prein- Austiales los principale afectaos por Ia crisis demogrities del «tipo antiguo» fueron dos grupos de eda: los actantes, los ntios y los ao lescentes, por una parte, y las personas mayores, que ya no formaban pane del proceso de reproduccin demogrifia, por otra parte. Por ‘uy efnico que pueda sonar, as alas tasas de mortalidad de la pobla- igh mayor fenfan consecuencias «heneficiosas» para el conjunto de tun pueblo. Las fincas y las empresas artesanales se quedaban libres antes de lo esperado: habia espacio, incluso mucho espacio en las et sis graves, para fundar nuevas familias. De hecho, los historiadores, Sobre todo, franceses, han constatado undnimemente una serie de cam 4 a wal oA posts we {= ola Be 3. Lacrssdemogrica de 1693/1694 eno Beas Fuente: P. Gover, Ces miles provincia au sel. Beawa etl Bea ali de 160001730, 968, pp 430 43, bios de ritmo en las poblacionesrurles después decrsis demogréfi- cas fuertes en primer lugar, un ascenso del entilidad matrimonial de este grupo de edad, como sefal de que la generacién, inmersa en el proceso labora y produetivo, también «se aprovechabs> a su manera de Ia erisis; nego, una disminucin de las eifas de soltera «definitive» bastante alla en general es decit, en tempos «normale»; por dhi- ‘mo, como aspecto probablemente més importante, un fuerte inere~ mento de los matrimonios as el final de la riss, con un ausémtico ‘haby-boom nueve meses més tarde, Si alguna vez descends notable= ‘mente la edad de matrimonio en la Europa clisica de hasta mediados del siglo xvi fue como consecuencia de estas ris Con arreglo a su intencién y a su efecto, el sistema demogréfico preindustil, con sus mecanismos de adaptacién condicionados por Jo econdmieo-social¢ interiorzados en forma de hibits de conduc 1a, Tue un arma conta el crecimiento desentrenado de la poblacisn, conira, como dicen los franceses, el «mundo lleno». Definido por I ‘pinicn undnime de la investigaién como una conquistaespeetica de las cvilizaciones «elisicase de la Europa central, occidental ysep- tentrional, no conocida por 1a civilizaciones anteriores ni por las sociedades coetineas de los imitos oriental y sudoriental,e sistema demogrifico preindustrialguis el desarrollo contenido de la pobla cin europea desde el siglo xvt hasta el xvi. ;Durante custo tiem- po permanecis vigente? Sobre todo: ;segufa vigente cuando a medi {dos del siglo xvi comenzs en toda Europa el proceso de pido recimiento demogritico? Si esas, jgué fctores hicieron posible este terecimiento que se habia visto impedido durante mis de dos siglos bajo el signo del modo de poblacim preindustrial? Sino esas, qué factores abolieron este sistema «autoregulador-? Puede parecer sorprendente, pero en la investigacién ~altamente como lugar de produccin Parece abvio que los hisoriadores tengan sus dudas a la hora de califcar como familia esa forma de estructura socal de la epoca pre- industrial. Sepén nuestra interretacidn actual, ese concepto de familia ‘os resulta demasiado ajeno, ya que estamos muy infuides por el ‘modelo de la «pequeia familia» bunguesa moderna, modelo que no tuvo vigencia general hasta que a finales del siglo vit se rompic el estcho vinculo entre familia y organizacién dl abajo, Nuestro con- ‘epto moderna de familia que elevael parenesco acricrio dominant, seha desarolladoa partir de esa época, Con anterioridad, «i toalidad de las personas que viven en una casa» era ealifcada de familia; la palabra latina familia, cuyo significado esencil es «casa, expresaba, ‘come pater y mater «no na rlacin geacalgica, sno una dependen- ‘issn Ear xpos cayenne ig cepa, 9 mien slr qu tag nesgcn pre caesar ‘oe de Esop, po lone an sipe snd eo eens hes. Un [nproprsonan ce volver snlxivor H-U Wom (ot riche Fanon fotchang und Densrihte Cesc td Gel fume 2% 191s W. Cine {ey Sapien der Fender Nears, 196, Un ten exane de ry enna ienignsn apes em Lasts Wal de Heahldand {nd Mariage Erland 1800180 197 Ua eps icrmenic mcnbe ‘eae cette dv M Mian Sth om Paracas Ferhat Zar Sacra der Fate 197 Una compas sacra ¢ [pcr mcs may vo? MAMIE Fal Poet ai ee Te dans Fanceme sc, 96, Una Dr snp Se bs pobienas yao de Ibis see aoe Rr). Hatoricke Ssaensclh 17,9p. 938 3 ‘La vaiedad de funciones de una familiachogar agricola artesanal destaca claramente cuando se tiene presente la variedad de papeles ‘que se desempefian en ella En primer lugar est el que preside el hogar, el pater familias. Sin dda, una pate de su papel est determinada por los vinculos familia res y por el parentescor es el marido y el verdadero padre. Pero cuan- do se trata dela produccién y de la organizaciGn del trabajo, es sobre todo el due ysefor, el director dela economia, y este papel es tanto ms importante cuanto mayor sea la posesicn o empresa y el hogar, Como due desu casa representa este papel también hacia fuera en Ja ciudad, entre las organizaciones gremiales; en el campo, entre la ‘comunidad campesina en las conversaciones, las negociaciones y las ‘querellas con el terraeniente. La importancia de su posi se hace ‘evidente por el hecho de que ésta nunca debe permanecer vacante * Soe ei de aa cman ne O Be Das gz Ha” ewe "Okeona> n New ee deranged Saleh, Sop acta ageen exe estpmokrn o Sse WH Ras ie Rapesco We resumes po WG. pen 1938 Solel spo as amen FL U1 rauatn de am 3 | | durante mucho tiempo. i muere os laenfermedad y la debit sei Je obligan a retiarse, inmediatamenteasciende su heredero. En efecto, Jas maitiples formas Ue reir campesino se han deserolado principal mente porque el hogar campesino deba tener ea todo momento asegu- ‘ada laenerga de un president activo ycapaz de leat Ia economia es deci, no demasiado viejo. ‘iro papel diferente, pero no menos importante, es el dela sefora de la casa, Por supuesto, dicho papel se caraceriza en parte pore cui- dad y la erianza de sus propioshijs. Peo como directora de la casa en su conjunto le coresponde también velar por el bienestary la pros- peri de txos los miembros familiares que paricipen en el proceso {Se produccién. Tampoco su funcin admite una vacante, Si muere pronto, por rega general es rpidamente susiuida por una sucesora, Los libros de almas de ls mas diversas regioneseuropeas dan testimo- rio del gran ntimero de hogares con segundos o terceros matrimonios 4e los eabezas de familia, Naturalmente, los hijs que la segunda ote ‘era mojerse lleve de un matrimonio anterior o os que raga al mundo ten la nueva casa quedan incluidos en Ia familia del cabeza de familia’. Luego venen fs nitlos. Como ya se ha dicho, no siempre esti cla- samente demostrado silos hijos que nos encontramos en la familia hogar preindustril son fectvamente descendents naturales del padre e la casa. Dos funciones caracterizan de mado especial al grupo de los hijos. Por una pare, en él se rectuta al que posttiormentepresii- ‘el hogar, al heredero al possessor. En as zonas con herederotiico, se trata del hijo menor o del hijo mayor, posicién que formalmente sélo aecta a un nico hijo, pero que en realidad, dada la ala tasa de ‘mortalidad infantil al largo de un cick familiar puede ser importa: te para evalquier hijo van, Cuando faltan descendientes varones, a bola de una hija se convierte en un fendmeno de gran importanca, dado que as se ofrece Ia oportunidad de meter en casa aun frastero tacaudalado que presida el hogar. Por Jo demas, alos nifios hay que verlos sobre todo como mano de obra. Un hogar eampesino, pero tam- bin una empresa artesanal de certo tamafio, necesita mucha mano de ‘obra, y Tos nosy los adolescentes desempeiabun un papel especial fn eva funcién cuando no habia medios suficientes para dotar la empresa «con arreglo al rango social», en este caso, de criados. Por ‘otra parte, también puede ocurrr que haya demasiadosnifosen casa, {que no todos puedan ser alimentados. Entonees algunos abandonan el Dogar, se acomodan en casas de parentes o vecinos, y entran as en ‘otras familias w otras easas como criados ycradas, * Meer Si, rich ede 7.9.5. 35 ‘Yate ha insstdo en que los criadosy las eradas “a servidumbre— cstaban ampliamente integrados en Ia ecast> del seo. Asimismo Se hi reealeado que a menudo hemos de ver en ellos a parientes -sobei- has, sobrnos y, con frecuencia, tambien hijastros~ del eabera de fami Tia de su mujer. Fundamentalment, el objetivo final de su vida es hallaruna colocacién y una casa props. En épocas de gran diferencia de salatios entre Ia ciudad y el campo, el éxodo rural se les presenta ‘como ol inieio de un ascenso en la escala social, Cuando esto. no es posible o no loconsiguen, noes raro que permanczcan durante toda la Vida en casa del sefir sn casarse, o bien que funden con su permiso tun familia propia, Entonces se incorporan al grupo de diffcil comprensién de los Jnwohner, que sparecen una y oa vezen os ibros de alms de Is rgio- nes rurales de Ia antigua Europe. También su funeién se defini en pe ‘mordialmente en esta época en relacién con lacasay la empresa del Sefior El que muy a menudo tenga ese papel parents del sefor de la ‘casa permite deducir el espinaso problema jrico-socal del susento de Tos hermanos no herederos. De Ta servidumbye se dferenian formal- mente en que aellos les esté conceida a fundacis de una familia std ‘comprobado que tales invofner, ya antes de la industrlizaciGa, consi ten en hogares urban cera independencia que los convient prctc ‘mente en inquilinos, més alld del vincul familiar con el seo de Ia ‘asa, El hecho de que, como muy tarde en el siglo xv, tambign se esté ispuestoa concederl starus Familiar alos inwokner urls parce indi- ‘caren este sector cambios sociales y ebondmicas euyo aspect preciso sigue siendo un importante desideratum dela invesigaci6n ‘Un grupo particular lo forman, fnalmente, los campesinos retire dos. Por numerosas descripcioneslterarias saemos la carga tan one rosa que podia supone el sustent de los padres ode los seers en It ‘empresa de un joven possessor campesino. El retro campesino esta- blece acuerdos contractuales precisos sobre prestaciones en efectivo y [pagos en especie, sobre la vivienda que les corresponde alos camps hos retrados y sobre servicios que hay que presales, Cuanda se dis- pone de recursos abundantes puede ocurrir que fs retiados perma- hezean considerablemente al margen dela familia del heredero, pero Por rezla gener también el campesino retiado quedardintegrado en Ja ecasacompleja» como mano de obra para servicios sencillos en fcasa yen a finca. Sélo en hogares acomodados se debe uno imaginar el Fetiro camipesino como un proceso relativamente armnica de rlevo generacional; en fas casas de los pequetios y medianos labradores, por cel contraio, e retro debi6 de generar tensiones consierables, sobre todo cuando las hermanas sin medios de subsistencia del heredero centraban en el contrato, cosa que acura con frecuencia, Probable mente sea por esta misma raz6n por fo que en los libros de almas 36 cencontramos muy a menudo vidas retiradas que, cn lugar de volver a feasarse y meter en easa a un nuevo propietari, Complicando ast ain ‘més la stuaci6n familiar intema, se ponen en manos de un hij, mien- {tas que los padres enviudados suelen elegir el camino de un nuevo enlace matrimonial, ineluso a una edad avanzada, Si se acepta como un hecho consumado la unidad entre familia y hogar, yse ve su fuerza estructural en el hecho de que, para la mayoria de las personas, cha unidaderaal mismo tiempo lugar devia, de trae ‘ajo, de producein y de consumo, sla a ia vista que toda ls teerias _yespeculaciones realizada hasta ahora sobre los tamaiosy estructaras ‘tipicosede in easa-famlia preindustrial tuvieron que pasar pr alto la realidad histrica, Especialmente la teoriadesarollada en el siglo XIX por G, Le Play y W.H, Rich! sobre la «gran familia» preindustil ha Sido sistemsticamente rebatida por Ia valoraci6a estadistica de los Tibros de almas de los siglos xv, Xvn y Xvi" Innumerablespremisas Juriicas,econdmicas, poltico-socales y también histérico-demogré- Ficasdeviian sobre el tamario de una casa familar tanto desde el punto de vista numérico como en lo relativ al rimero de generaciones que ccomvivian. No es sorprendente que en la nobleza, en las cores reales, ero lambign en casas de I alta burguesi, encontremos entre veinte ¥ ‘uarenta de personas, aunque en ocasiones superasen ls cieno incluso sleanzasen las doseicnias. Para una historia de las clases alas 0 de las distintas casas reales o prineipescas, que aseguraban y ampiaban $0 poder gracias ala formacisn familiar y lcleniela estoes una circuns- taneiasigifiativa que formaba parte indisoluble de laestrutura dela antigua Sociedad europea. Su extremo contrario eran la casas de una Sola persona y ls familias conyugales puras que, en comparacién con cel presente industrial, consttuan, sn embargo, una quantiténégligea bre. La gran mayorfa de las comunidades doméstias campesinas © industriales muestra, por el contrari, una extraordinaria multiplicidad de tmaiosy tipos en la que esadisticamente so se puede introducir tun poco de arden y de sntesis ieniendo en cuenta los promedios numé- Ficos ye rearte dela frecuencia. En lo que respecta al tamafo numét- co de la casa, se ha comprolado que précticamente en ninguna regiGn, © Sa onic dl mat de fai haya nda I oh ci- suscnion | Soncrecmtt pono raj eM Mirae ue aes ih ip an pet de anestgcsn compara soe aero uae ea {Saint cant: Mann sng nea Pao ie ‘rene qantas Aue on etn Quai Wee) I Fare fee Th pp. 298258 M. Neat, oar Faas ‘Stott ties Gnesi 7 eke Heanor lB reer -ind Sealer Ore yp. 6.22 Dowd ae ‘heen tur, Vase ste tf noes te Lae Laser 9 Wi (ele) Howehol ce 7 pp. 1S 6 37 enningtin pais, dominaban las casas de grandes familias dels que habia partido Le Play Para la exigenca de familias numésieamente rans {de diez o mis personas en la Europe preindatra feltaban tanto les pre sas demogrificas como las juriico-econémico-sociales. Un campo sino medio, por ejemplo, apenas tena oportunidad de formar ana gran familia en el sentido de las teorfas antiguas, Probablemente nose hike ‘mcargo desu finea de quince veinte hectéreas hasta la mete des padre. A los veiniséis, veintocho o incluso tena afos se easaba con luna majer unos dos afios mas joven, que, si estba sana y peemanceta ‘con vida, hasta que cumplfa los cuarenia 0 qui los cuarentay cinco afos trafa entre sis y diez hijos al mando, Si este campesino viva con ‘familia. finales del siglo vu, podemos suponer que peta de Jos ‘cuatro hijos por la mortlidad infantil isu tera se vel aectada por Jas ersis ciclieas de I cosecha, podfan ser més an los que muir, ‘Tal ver debantos imaginarviviendo en esta finca a un efado 0-4 una

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