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a Mujeres j6venes en el mundo rural Rosario Sampedro Gallego Profesora de Sociologia, Universidad Carlos Il de Madrid Los problemas de insercién laboral y de participacién social que sufren hoy en dia las jvenes rurales no [pueden entenderse sin comprencer qué es e! género y la forma en que las relaciones de género se ‘manifiestan en ef mundo rural. La invisibtidad det trabajo femenino y la permanente visibiidad social de las ‘mujeres en las comunidades rursles ha empujado a muchas jévenes a la huida. En un mundo rural que ‘experimenta profundas transformaciones sociales y econémicas, las mujeres estan participando con desigual fortuna en los nuevos escenarios det desarrollo rural, pero en todos ellos parece claro que “ser mujer” implica tuna serie de desventajas, que se agudizan y acenttian a medida que sé deja ae ser “joven”, esto es, en e! momento en que se adquieren responsabilidades familiares. El futuro det mundo rural pasa, con todo, por implicar a las mujeres @ implicarlas en condiciones de iqualdad. Palabras clave: Génoro, Pattiarcado, Mujer rural, Empleo, Contr social, Jévenes, Desarrollo rural n andlisis de la situacion y los problemas lespeciticos que afactan a las mujeres jovenes ‘en el mundo rural no puede menos que comenzar por preguntarnos qué es lo que hace de las mujeres jSvenes rurales un colectivo especifico, diferente de tos hombres jévenes rurales, de las mujeres jovenes urbanas, o de las mujeres mayores rurales. Una primera pregunta sobre la pertinencia del objeto de estudio, que nos resulta ‘especialmente grata a los sociélogos, especialistas en cuestionarnos “lo evident". Aigunos socidlogos que se han dedicado muy especialmente al estudio de eso que lamamos juventud han alertado sobre Io arriesgado de ‘considerar un abanico de edades como un grupo social (Martin Criado, 1998): bajo ese agregado que calificamos de juventud se esconden grupos sociales muy diferentes, con estatus, practicas y actitudes muy diversas. No podemos predicar de tuna determinada categoria de individuos su ‘cardcter de grupo, sin remitimos a un marco especifico de relaciones sociales, a un juego social doterminado en el que esas personas acupan, lo quieran © no, una posicién determinada. Si hay que cuestionarse si existen “los jovenes”, de igual forma podemos cuestionamos si existen “las mujeres”, 0 incluso “los rurales": tener una determinada edad biolégica, un determinado sexo, © residir en entidades de poblacién de un determinado tamafio no puede generar por si mismo un grupo social’ Dicho esto consider que si es legitimo hablar de las jOvenes rurales como grupo social especifico, y lo es en la medida en que hablar de mujeres es hablar de genera, esto es de la forma en que nuestra sociedad nos construye como mujeres 0 ‘como hombres, y nos asigna asi a una posicién dominada 0 dominante en un juego de poder que ‘conocemos como patriarcado. Es el género, en cuanto construccién social y sistema espectfico de poder, el que puede justificar la diterenciacion entre j6venes hombres y jovenes mujeres. Habiar de mujeres jovenes es hablar de ta forma en que, en un determinado orden de género’, las 4. Como nos recuerda ol gran maostro de a Sociologia Emile Durkheim: "Un hecho social slo se puede exploat por otro hecho social (rktoim, 1978) 2, Revoja aqui Ia distincion propuesta gor R. Connell (1987) fare “orden de gengro", corespanciante al macronivel st6r Ccainanie esiructurado de las relaciones de poder entre hom bres y mujeres, y “tégimen de géneso". correspondiente al ‘micronivel ce ‘a potica sexual que se perpetua a través de las practicas an los hogares, lugares ce trabajo, ol. La exstencia, {Sn fin de un modelo de relaciones rire hombres ¥ rujres: basicamente aceptado como lagitimo en una socedad (en hnuesito caso dicta modelo estaria caracterzado pore! igual- {arismo" ya "mortacracia: las mujeres son y deen serious les que los hombres y pueden solo si ce verdad fo desea’) y formas conctelas de rolacianes ent hambres y mujeres en dlierentes medics sociales que se cesvian mas o menos de este modelo (en general hecia una mayor desigualdad rca). Estudios de dent n# 4800 83 Rosario Sampedro Gallego mujeres viven su condicién femenina de forma diferente en diferentes momentos de la trayectoria vital, trayectoria articulada de forma muy directa en torno a fos momentos algidos de! matrimonio y la matemnidad. Es también hablar de la forma en que las mujeres que se encuentran en estos diferontes momentos de la reconstruccién de su identidad de género, negocian y constituyen alianzas especificas en su Ambito social y familiar. Solo eso justifica distinguir entre mujeres jovenes, mujeres adultas, ‘0 mujeres ancianas, como categorias sociales diferentes. Hablar de mujeres jévenes en ef medio rural, es referitnos a un medio social en el que las formas de produccién de la vida material y las retaciones sociales que se forjan en torno a eltas han adoptado una forma peculiar y diferente, por la cenialidad que la instituci6n familiar logra en elias, contribuyendo a generar regimenes de género especificos, a menudo contradictorios y conflictivos con el orden de género mas global. Solo eso justiica hablar de mujeres jévenes rurales frente a mujeres j6venes urbanas. ‘Obviamente tampoco es lo mismo ser joven rural hija de un acomodado propietario, que joven rural hija de un jornalero sin tierra, Aunque no voy a referitme de forma pormenorizada a las diferencias de clase social, éstas subyacen a las distintas, estrategias.que las jovenes rurales han desarrollado en su afén por transformar un determinado modelo de relaciones patriarcales. tuando hablamos de género estamos CCootrrdores store on quia socedsd construye, elabora y se representa lo Jo “masculino”, a partir de un dato biol6gico de todos conocido: la especie humana es una especie sexuada, hay individuos machos y hembras y es necesario el concurso de ambos para tener crias; las hembras gestan a las crias durante nueve meses y las amamantan durante algunos mas. Daterminados comporamientos y esvategias de hombres y ‘mujeres so'e pueden entenderse por las teisones que provoca lavexistencia Ge tetas contradicciones entre ambos nivel. ‘A pattir del sexo, de este rasgo biolégico, a sociedad elabora lo femenino y lo masculino dotando a cada individuo de unas caracteristicas intelectuales y morales, de unas obligaciones y funciones sociales diferentes y también de un poder social diferente, Uno de los elementos fundamentales del proceso de socializacién es ‘aprender a sor “hombres” y a ser “mujeres”: desde que nacemos absorbernos ingentes cantidades de informacion sobre ese particular, que van ‘mostrandonos cémo debemos sentir, pensar, reaccionar ante distintas situaciones y qué actividades son 0 no son adecuadas a nuestra identidad de género. El hecho de que el género ~esa construccién social én tomo a un rasgo biolégico- se traduzca ‘en una supremacia de lo masculine sobre lo femenino, es lo que se conoce come patriarcado: en virtud de las construcciones de género, fos hombres tienen mas poder, mas recursos, més prestigio y en general son capaces de controlar lo ‘que hacen as mujeres. El patriarcado es un sistema de relaciones sociales entre los hombres y las mujeres, en el cual, ‘mediante el control de la organizacién econémica Yy de las instituciones sociales, los primeros mantienen la subordinacién de las mujeres. El sistema sexo/género es una de las estructuras de poder que mas directamente condiciona la vida de los seres humanos, independienteriente de su raza, sexo 0 clase social. El patriarcado se asienta en dos instituciones. sociales basicas, cuyo funcionamento asegura la reproduccién de la dependencia femenina: estas dos instituciones son la divisién del trabajo segtin el género®, que genera dependencia econdmica, y las instituciones relativas al matrimonio, fa filiacién y ta moral sexual, que generan dependencia social y simbélica. La division del trabajo segtin el género, se presenta de formas diferentes segin nos situemos en sociedaces preindustriales, basadas en economias de autosubsistencia, en las que el papel de la familia es basico como unidad de 3. Division del abajo sequin el génaro y no division sexual dal trabajo, ya que, como ha seralaco Cota Amoros, es tan absur- {do habiar de ‘oles sexuales odo dion caxual del trabajo ‘com de voles bliares 0 gastricos, Es la eaboracién que cade ‘sociedad y cada cultura Race de lo rmasculino y Io femeniro, 10 ‘Que debe ser objeto de interés sociolgico. 84 Estudios de venta 4809, Mujeres jovenes en of mundo rural produccién y consumo, 0 en sociedades industriales en las que la economia de mercado y el trabajo asalariado resta a la familia la mayoria de sus funciones productivas. En las sociedades preindustriales, la division dal trabajo segin género toma la forma de un sofisticade sistema de prohibicin de tareas para las mujeres y para los hombres (las mujeres no riegan, no podan los rboles, no pastorean, no pescan en alta mar... los hombres no hitan, no cuidan los animales de corral, no van al mercado a vender los productos de la huerta familiar, no acarrean agua, etc., 0 viceversa... la division en totalmente convenclonal, lo importante es que existan unos émbitos de actividad claramente femeninos 0 masculinos). Esta division de ambitos de actividad, que tuerza tuna gran cohexién e interdependencia en el seno del grupo familar, se ve acompatiada de una estticta divisi6n en la ocupacién de los espacios privados o puiblicos entre hombres y mujeres, en pautas de relacién basadas en la segregacién en los rituales sociales y en tiempos de ocio, y una. serie de representaciones miticas e ideolégicas que legitiman la superioridad (e indispensabilidac) de las cualidades o habllidades masculinas. En este contexto, fa dependencia econémica femenina tiene un asiento fundamental en la dependencia social y simbélica respecte a los hombres. Aqui nos encontramos con la segunda gran fuente que alimenta el patriarcado: las instituciones que ordenan el matrimonio, la fiiacion, y en general aseguran la ordenacién y el control de la sextalidad femenina. Mediante estas instituciones, los hombres legitiman la sexualidad y la reproduccion femenina y se apropian asi de ella: una mujer no sélo necesita un hombre que le proporcione sustento, sino "nombre" -legitimidad para sus hijos. Una mujer sin hombre, 0 de ‘muchos hombres, una mujer en definitiva que no acepte las reglas del juego patriarcal es una mujer ‘condenada al mas duro rechazo social (es una ‘mata mujer). El contro! social sobre el comportamiento sexual de las mujeres se refuerza ‘en sociedades pequefias y cerradas, donde el vecino 0 la vecina ya que las malas mujeres son enemigas naturales de las buenas mujeres- es el mejor vigitante, ‘A medida que la economia de mercado basada en 1 trabajo asalariado se asienta, la divisién entre trabajos femeninos y masculinos deja de tener sentido: la légica que mueve al sistema capitalista no reconoce la existencia de “hombres” 0 mujeres", sino de fuerza de trabajo (Amorés, 1991), Esta division van siendo sustituida asi por Una creciente fractura entre el mundo de la produccion (trabajo remunerado y reconocido, realizado para el mercado) y el mundo de la reproduccién (trabajo no remunerado y no reconocido, realizado para el grupo domésticc). EI primero es patrimonio natural del hombre, y el , segundo de la mujer. La mujer puede participar en el primera pero siempre que sea por el bien del segundo y sin interferir en et El trabajo reproductivo que las mujeres desarrollan en el seno de fa familia es un trabajo invisible (no pertenece al ambito del intercambio mercantil, no es cuantificable, no tiene principio ni fin, no tiene precio, y come tal, no tiene valor), necesario (no solo en @! sentido de imprescindible para la buena ‘marcha de la vida cotidiana de los grupos domésticos, sino on el sentido de su inevitabilidad para las mujeres: el rechazo a asumino viene acompariado de fuertes sanciones afectivas, morales y sociales), y no tlene consecuencias en cuanto @ poder social (no otorga prestigio, ni remuneracién personal, ni derechos sociales. ni identidad profesional, ni autoestima), La necesidad de asumir el trabajo doméstico (ya sea ahora, ya sea en el futuro, caso de las jovenes} convierte a las mujeres en trabajadoras “de segunda”, ya que sus responsabllidades famitares les impiden dedicar la misma atencion y esfuerzo 2 la vida laboral que los hombres: son trabajadoras eventuales o a tiempo parcial, poco ccualificadas, mal remwuneradas, con unas carreras, profesionales menos brillantes, etc. Esta débil posicién en el mercado de trabajo refuerza la dependencia de las mujeres frente a los hombres “cabezas de familia’, dependencia econémica que se une a la dependencia social o simbélica, a la ‘que nos referiamos antes. En las sociedades industriales, sin embargo, la dependencia simbélica tiende a perder fuerza respecto a la dependencia economica mediatizada por el mercado. Le doble moral sexual, y el control sobre la sexualidad femenina, se debilita a favor 4. Como sofala Cela Amorés, la mujer, "en tg modiga en que siempre 9s un ttatajador posible cuande no vabava. es tambien ‘cuando esta trabelardo, y aunque este trabalando, un parado letente” (op. ci, pp.240-249). studies de Juventud” 800 85 Rosario Sampearo Gallego de modetos de relacion mas liberales e igualitarios, modelos sin embargo en los que la obligacién moral y afectiva respecto a los hijos sigue siendo para las mujeres un elemento basico de la identidad de género. Ciertas mujeres pueden efectivamente llegar a obtener el estatus y ol prestigio de un hombre, pero a menudo a ‘condicién de disponer de importantes recursos econémicos y culturales, de soportar dobles y triples jornadas dentro y fuera de casa, o de comportarse “como hombres”, renunciando a la vida familiar y a los hijos. Meer RA ee RCL) DOS Ree aun ese Cd rere eos E ‘género y tas relaciones de género han adoptado formas peculiares en e! mundo rural Aigo que ha caracterizado tradicionalmente a las mujeres rurales frente a las urbanas es que no solo han trabajado pata la familia {cosa que hacemos la mayoria de las personas) sino en /a familia, Las mujeres rurales han vivido y trabajado mayoritariamente en negocios familiares, no s6!o, agrarios, sino también no agrarios (pequefios comercios, fabricas o talleres artesanales, etc). Para las mujeres, trabajar en familia ha tenido unas consecuencias muy claras: a efectos practicos el trabajo que se realiza én una empresa familiar, 28 un trabajo que va a engrosar una bolsa comin cuya titularidad ostenta el “cabeza de familia”. 5 tn trabajo que contribuyendo de forma muy importante 2 la marcha det negocio familiar, no reporta de forma directa y personal, remuncracién, derechos sociales ¢ identidad profesional. Es un trabajo invisible, como se ha dicho muttitud de veces, del mismo modo que ¢s invisible el trabajo doméstico 0 reproductivo. Las mujeres, en cuanto ayudas familiares, forman parte de la poblacton activa, pero son una categoria de activos de segunda clase, hasta e! punto de que muchas veces, ni en la propia conciencia existe un autorteconocimiento como mujer trabajadora. Muchas agricultoras 0 ayudas familiares en negocios no agrarios se deinen como “amas de casa", porque de hecho, a efectos practicos, no son otra cosa (personas que trabajan para su familia sin categoria laboral, ni remuneracién directa). Pero son amas de casa peculiares, que no solo cocinan, limpian, favan, cuidan de tos niltos y de los anclanos, sino que ademas, atienden a la huerta, participan en la reooleccién, se ocupan del orderio de fos animates, y mil tareas més, Esta peculiar forma de trabajar (de participar en ol mundo productivo, sin salir del reproductivo) se ha presentado ademas como un camino sin aiternativas: casarse con un agricultor © con el titular de un negocio de tipo familiar no aarari suponia adquirir el “oficio” de ayuda familiar ‘automaticamente sin capacidad de eleccién (salvo a riesgo de enfrentarse a fuertes sanciones morales y sociales). Y hacerlo ademds para siempre, en la medida en que la transmisién de fa ttularidad de tas empresas familiares y de los saberes profesionales se realiza tradicionaimente por via masculina, La titularidad de las explotaciones agrarlas es en la ‘mayor parte de los casos, por ejemplo, patrimonio de viudas 0 de mujeres cuyo esposo se dedica de forma principal a otra actividad (esto es, una mujor solo puede ser duefia de su propio trabajo si no ‘existe competencia masculinal. En definitiva, las mujeres rurales se han encontrado en una posicién curiosa en te que han padecido todos los inconvenientes de trabajar y ‘casi ninguna de sus ventajas, en la medida en que su trabajo en ef seno de la empresa familiar les “ha lucido” tan poco como el trabajo doméstice al ama de casa urbana. De hecho el trabajo de la mujer agricultora tiene las mismas caracteristicas ‘que el trabajo del ama de casa: es invisible, necesario y no otorga poder social, porque, de hecho, es un trabajo “reproductivo” (Barthez, 1982; Whatmore, 1991), La reaccién de las mujeres ante esta situacién ha sido luchar por disfrutar de una domesticidad de tipo urbano 0 por un empleo de “verdad, definir ‘en suma la propia posicién en el ambito de la produccién o de la reproduccion. Por desgtacia para el mundo rural, el camino ras facil para conseguir esto (ia domesticidad o e! 5. La.consecuencia de esta elagacion femenina ala “ration da” de las empresas lamilares agravias es su marginacién de ‘sas Todos io msirumentes de madere 2acien y provesionalea ‘lon ce a agricultura (Partcipacion en organizaciones profesio- halos agraras, acceso a la lormacén profesional agrara, et) Vid. J Vicorte-Mazariogos, F Porto, L. Camararo y FL ‘Sampadro (1097): La staacion seesoorotesional do la mufar en agnicettra 86 studios de Juventud n* 48/00, Mujeres jevenes en ef mundo rural ‘empleo) ha sido el abandono de los pueblos, y la busqueda en la ciudad de una relacion moderna ‘con la actividad econémica, a través del matrimonio o de la salarizacién®. Las mujeres jOvenes, con la ayuda activa y ta complicidad de sus madres, han sido las principales protagonistas de esta rebelién silenciosa (Camarero, Sampedro yy Vicente-Mazariegos, 1991). Al objeto de no compartir ol dest madres, las jOvenes rurales han desarrollado potentes estrategias de género, todas ellas destinadas a romper sus vinculos con el trabajo familiar, ta agricultura y et medio rural’. De estas estrategias, quiza una de las mas retevantes es la fuerte inversién en formacién que han hecho las jovenes, fundamentalmente tas hijas de los agricultores propietarios. En el que quizd sea el estudio més importante que se ha hecho sobre la juventud rural en Espafa, realizado por Juan Jesiis Gonzalez. Angel de Lucas y Alfonse Orti en 1984, se constataba de forma ya muy ciara el abismo existente entre las trayectorias escolares de chicos y chicas, ast como la progresiva desvinculacion de las j6venes del trabajo agricola y su insercién en el sector servicios (Gonzalez, de Lucas y Ort, 1985). La formacién, hay que decir, no sélo tiende a alejar a las jévenes del universo de valores tradicional dal mundo rural campesino (y a distanciarlas en actitudes, practicas y aspiraciones de “ios chicos del pueblo"), sino que las dota de un capital formativa dificmente rentabilizable en e! propio medio. Si los estudios han sido fa via por la cual muchas, jOvenes han buscado el acceso al empleo, y todo lo que ello supone, y/o un matrimonio no asociado al destino de las esposas de agricultores, la salarizaci6n en la industria 0 los servicios ha sido otra forma de redefinicién del propio estatus, de sus 6. Oo camino ha sido rlvindcar ol ofeto de agncuiteca y la Cotlularidac do las explotaciones agrarias. Vid. Rose Mare Lagrave (1987): Callos dole tore. Agreutiice, Mivention pott! ue d'un metion 7A parte de Ie informacion contenida en uns encupsia Ge Ambito nacional realizada en 1980, ne podido comprooar, por ‘ejemplo, como las jovenes pertenecientes a familias agraris {Que trabajan Io hacen ‘undamentalmarte en soctores no age: ros fen mache mayor grado que les jovenes). yo quo os mas Sianifcativo, que estas chicas se aljan tanta mas Ge las pau. tas ocupecionaies de sus madres cuanto mas éstas teprodcen {8 modelo de "ayuda familar Invisiole" ‘Sampedro, 7996). La {gran imollescion de las mujeres rurales en Wabajos no agrarios ‘Se puede comprobar lambiér en ia vest gacio’ reatzada por Eduardo Bercat y Mercedes Camarero en Andalucia (Berical y Gamarera, 1988). laboral. Los mercados de trabajo turales ofrecen sin embargo todavia pocas oportunidades para el ‘empleo femenino, lo que ha estimulade la hukia del medio rural. La masculinizacién del mundo rural (uno de fos rasgos demograficos que atin caracterizan a los pueblos pequertos), y la diftcultad que muchos jévenes rurales tienen para ‘encontrar espesa es en parte una consecuencia de este proceso. Como brillanteriente sefialara la socidloga britinica Saran Whatmore, las mujeres, rurales han “votado” con sus pies, expresando su descontento con un determinado modelo de relaciones entre hombres y mujeres. Si el deseo y la imposibilidad practica de librarse de la invisibiidad del trabajo femenino ha alejado a muchas j6venes de los pueblos, también lo ha hecho la pervivencia en el medio rural de un modelo de relacion entre hombres y mujeres que, paraddjicamente, mantiene a las mujeres en situacién de permanente “visibilidad” o vigilancia social. A pesar de la modernizacion técnica, econémica y equipamental de los nuicieos rurales, el control social y simbético sobre las mujeres sigue siendo, a tenor de los testimonios de las propias atectadas, extremacamente fuerte. Ello tiene que ver probablemente con el hecho de que la familia constituye todavia hoy, no tanto como un retlejo de ta actual estructura econémica sino como una reminiscencia del pasado, una instituci6n omnipresente, a través de la cual los individuos obtienen no sélo su sustento material sino su identidad social El constante control y critica a la que se ven sometidas las jévenes que no se comportan de acuerdo a fo consideradio “normal, la doble moral sexual para chicos y chicas, la falta de igualdad y ‘comparierismo en las relaciones entre hombres y mujeres... en definitiva, el “machismo” que todavia ‘caracteriza a las relaciones sociales en muchos pueblos son un acicate constante para el abandono del medio rural. Mientras los problemas de empleo han sido y siguen siendo objeto de numerosos andlisis ¢ iniciativas politicas y ciudadanas, estos otros problemas de relacién social no son normalmente objeto de reflexion y debate publico, a pesar de que son un tema 8, Elllamado “sindrome de Plan” sigue nando las paginas de los perodicos y'ns legac reeientomene al cine en la pelicula "Fores o€ otro mundo” de lear Bola. Fotutios de Javentuc n° 48/00 87 Rosario Sampedro Gallego recurrente en Jos testimonios de las jovenes rurales. La construccion de un modelo de relaciones ontre hombres y mujeres mas igualitario v democritico, mas moderno, en suma, parece ser tuna de las asignaturas pendientes del mundo rural espafol, y probablemente una de las mas dificiles de superar. Cee a = Qué es ser rural? 2Quiénes son los rurales? Gp Sionitica algo hablar de la pobiacion rural? Hasta ahora me he referido repetides veces a mujeres rurales, jévenes rurales y niicleos rurales, pero las mismas dudas que nos asaltan al hablar de los “jévenes” o de las “mujeres”, se nos presentan al referimos @ “lo rural” La sociologia rural lleva ya afios inmersa en una profunda crisis tedrica, sosteniendo encendidos debates en torno a la existencia de su objeto de. andlisis, un objeto que 88 nos escapa de las ‘manos como la arena de la playa, desde el momento en que todos aquellos rasgos que pudieran hacemos sospechar la existencia en los pueblos de una "sociedad" diferente a la “urbana” (identidad productiva agraria, aisiamiento, dependencia, marginalidad...) s¢ van dituyendo. ‘Cuando vernos que fo que llamamos mundo rural ya no vive de la agricuttura, sino de muttitud de actividades en cuya existencia intervienen agentes del més variado tipo (desde los inversores anénimos de Wall Street a los movimientos, ecologistas; desde los jubilados del norte de Europa, hasta la bisqueda de nuevas formas de diversién entre ciertas capas sociales; desde los intereses de las companias inmobiliatias a las pasiones nacionalistas), cuando vernos que sus habitantes “de toda la vida" estudian y trabajan en la ciudad, pero que nuevos residentes, permanentes 0 estacionales, condicionan cada vez mas su economia y su forma de vida, contribuyendo a revivit las tradiciones y sevias de identicad local, que su calidad de vida puede superar ampliamente al de muchos barrios Urbanos zqué queda de lo rural? Lo “rural” no puede obviaente ser una mera categoria ‘geogrdfica o arquitecténica, Es tal la perplejidad que invade a nuestra disciplina que en la actualidad algunos socidlogos se plantean si no sserd més itil preguntarse no qué es lo rural sino Qué piensan diferentes actores sociales sobre qué 6, qué significa sor rural, acercarse en definitiva ala ruralidad desde la construccién social de valores, de significados, identidades y a partir de ahi interpretar las précticas sociales que se desarrollan en torno a esa representactén (Mormont, 1991; Camarero, 1996). Esta reflexién, que supera ampliamente el objetivo dal presente texto, busca introducir al lector en la enorme heterogeneidad de situaciones que tengloban lo que hoy en dia llamnamos mundo rural Sinos preguntamos, por ejemplo, qué oportunidades tienen las mujeres, y en concrete las mujeres jovenes, de obtener un empleo, ‘debemos partir necesariamente de esos diferentes palsajes. De forma general podriamos decir que las mujeres, rurales que desean continuar siéndolo (esto es que ‘optan por permanecer en sus pueblos) se ‘enfrentan a serios problemas a la hora de acceder, al empieo. Las jévenes que han adquirido una formaclon superior tienen grandes dificultades para rentabilizerla én ef entorno local. Para las. dems, las oportunidades laborales siguen slendo ‘en general escasas y las obligaciones familiares y domésticas, como algo naturalmente asociado al rol femenino, son siempre un elemento que las coloca en desventaja a la hora de acceder a un puesto de trabajo, La mujer joven siempre es sospechosa de poder dejar de serio (esto es, de casarse y por ello ver limitada su disponibilidad para el trabajo remunerado) Hoy en dia muchos puobios se mantienen en la medida que reluorzan su caracter residencial, esto 5, Son lugares desde los que se va a trabajar a Gentros urbanos mayores y a los cuales se regresa tuna vez terminada la jomada. Pero las mujeres no pueden distrutar de la misma movilidad que los hombres. Las responsabilidades familiares las atan al espacio convirtiéndoias en trabajadoras “cautivas”, en un entorno ademas en que los servicios sociales de atencién a nitfos y ancianos s80n todavia escasos, y en el que el transporte pablico es muy deficitario’. 9, Est aticutad para desplazaree la expermentan las mujeres Inclaso an un medio rua ian "urbanizade” como a! Ge la peti ‘eri este y suresle de Madr. En una Investigacion sobre ts. {iicultades de acceso al empico para las meres residentas en (999 comarcas rursics ce [a Comunciad Auloroma 09 MAC, 88 Estudios de Juventus n° 48/00 Mujeres jovenes en ef mundo rural Cuando en el mejor de los casos se produce una revitalizacion y diversificacién de los mercados de trabajo locales y nuevas oportunidades de empleo surgen en el propio entorne local, las mujeres acceden a ellas como “mujeres”. Ain a riesgo de simplificar considero que lo que llamamos mundo rural esta superando Ia crisis de desagrarizacion que sufre desde hace un par de décadas de cuatro formas fundamentales. Por decirlo de algin modo, las comunidades rurales estén jugando diferentes “bazas’ a la hora de superar esta crisis que ha llevado a tantas al declive demografico y a la desaparicién. La primera, a la que me he referido més arriba, es convertirse en espacio residencial desde el cual se puede acceder a morcados de trabajo mas dindmicos (la cercania a éstos y una calidad de vida aceptable en el propio entorno es la condicién necesaria para poner en juego esta solucién), Las otras tres suponen la sgeneracion local de empleo, bien a partir de la agricultura, bien de la industria, bien de los sorvicios (fundamentalmente el turismo)”. A estas me referiré a continuacién. En el primer caso nos encontrariamos con la conversion de la agricuitura tradicional en una agricultura industrializada y sofisticada, altamente competitiva y en la que las actividades ligadas a la innovacién cientitica y tecnoligica y a los servicios, comerciales, financieros, de distibucion y marketing superan con mucho la mera producci6n agricola. La agricutura bajo plastico del Levante espafiol es un buen ejemplo. En estos casos las mujeres estén siendo las protagonistas de un nuevo jornalerismo agrario, altamente flexible y recario, en el que se sustenta en gran medida et &xito econdmico de este sector (Pedrefio, 1998). En otros casos la baza que se ha jugado es el ‘abaratamiento de costes que supone para ciertas las erlrevistadas indizaban que sin un coche propio (stint al del mando 0 compariero) ea practicamente Imposibie accede fal empleo. y considerabar a las mujeres esigortes en Madrid ‘ore vordaceras privtagiadas (Cajon el meto, colen @ auto bis, ya esis"). Vi. Constanza Tobie (coord), Morcedes Montero y Rosarto Sampecro: "El acceso de las mujeres a la actividad ‘labora en la pevieria rural_y motropotiana de la CAM", Direccion General de la Mur de le CAM-Unveraided Garos il, fen prensa} 10. Olra hiente de gereracién de emplec local que afecta de manera muy drecta a las mujeres os ia craacen da servicios ‘destiados a mejorar la caicad ce vids dela propia poblacién ‘ural, ura parte fundamental de los dercominades "nuevos yac- ‘iientas ce empieo*. Obvarente el éxto de estos nuevos Yack ‘riontos. do. onpieo doporde ce la existencis previa de una Dpoblacion rural con capacidad Ge demanda sufictent. actividades industrialas de tipo manutacturero, la localizacion en entornos rurales: buenas comunicaciones, suelo barato, ventajas fiscales, y sobre todo mano de obra abundante y décil. Las mujeres se han empieado en estas actividades (industria agroalimentaria, textil, calzado, montaje ‘de componentes clectrénices, mueble y madera, etc.) alo largo y ancho de! terrtorio como mano de obra poco cualificada y con unas condiciones de trabajo caracterizadas por la precariedad. Jestis Oliva ha estudiado, por ejemplo, en Castilla- La Mancha, la combinacién en complejas estrategias familiares de este tipo de trabajo temenino con el empleo de los hombres en la construccién en la metrépoli madriefia (Oliva, 1996), En un contexto de escasez de empleo y con unas relaciones laborales attamente “patemnalistas"™, es mucho mas facil que ser mujer limplique asumir toda una serie de obligaciones no esoritas (cobrar menos que los hombres, renunoiar 4 la promoctin, hacer horas extras, 0 trabajar sin horario, renunciar al empleo al casarse, etc.) En otras ocasiones, la via de revitalizacion y supervivencia de las comunidades rurales ha venido de la mano del sector servicios, sobre todo en relacién con la creciente afiuencia de visitantes, turistas © nuevos residentes al medio rural, En este caso lo que "se vende" es al propio pueblo o entomo rural, y con él ciertos productos que se asocian a la tradici6n 0 identidad local’. El sector servicios es especialmente propicio para el empleo de las mujeres, y en é1 han encontrado acomodo tradicionales habilidades temeninas, ahora rentabilizadas por el mercado, La hosteleria y la restauracién, en relacién con el auge del turismo rural, Son los ejemplos mas claros. Es un sector, sin embargo, en ef que el trabajo cualificado es escaso, que presenta una alta estacionalidad, y en el que la cteacién de iniciativas empresariales por parte de las mujeres choca con dificultades muy 41. Dosringar consicera que jos mercacos de trabajo rules tienen on general un caracter “paternalsta” aludienco al fex- bila, a inforalidad ta arbitar edad do las relaciones labo- ‘ales ef eos, relaciones que se basan en consideraciones per- sonales mas quo on cilerios gonerales y opjetves. Vic Doeringer (1388). 12, Manvel Gonzalez Farnéndez analiza con gran procisién este tipo de desarrole rural en los Pioos de Europa, realizanco al ‘sto tempo un excelente trabajo de ratox on toonea sobve el [proceso de construccion social de “lo ura’. Vis. "Sociologia y Rurakcades. Escenaries y agentes en la Construccién social ‘dol Desarrollo. Ligbana. Picos de Europa." Tes's doctoral nect- 1a, Departamento de Sociologia | -UNED. Estudios de Juventud n° 46/00, eo Roserio Sampedro Gallego serias de formacién, financiacion y apoyo familiar @ institucional, Para una mujer no es nada sencilo convertirse en “empresaria” como se le pide desde las nuevas politicas de empleo y desarrollo rural. Y es mucho mas dificil para una joven que normaimente carece de capital y patrimonio propio que pueda avalar una iniciativa de ese tipo. En definitiva, las mujeres j6venes melor formadas ‘se ven generaimente abocadas al abandono del medio rural; 6f resto pueden encontrarse con Panoramas muy diversos en lo que respecta al ‘empleo, pero en todos ellos notardn que ser muier implica una serie de desventajas, que se agudizan y acentuan a medida que se deja de ser “joven”, esto es, en el momento en que se adquieren responsabilidades familiares. No quiero finalizar esta reflexion sin seftalar algo ‘que me parece obvio, aunque a veces pueda ovidarse: cualquier iniciativa de desarrollo que olvide a las mujeres estard tarde o temprano. destinada al fracaso. El futuro de eso que llamamos mundo rural pasa por impiicar a las mujeres ¢ implicarlas en condiciones de igualdad. siguosAaria crap ‘Amoros, C. 11981) cla ane erties de a rarén patra Barcelona. Antonios. Barner, A (1962) Famie, aval er Agriculture, Pare, Eeonomica Beriat, E, Carrere, M. (1884) Pabajacerasy rabaioe en fa Andtycia ual. 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