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= ae iI & =I 3 4 = o 4 = ia Entre libros y lectores I El texto literario OFELIA SEPPIA/ FaBIOLA ETCHEMAITE Maria D. Duarte / Maria E. L. DE ALMADA Coleccion Relecturas Lugar Editorial Direstora de Coleceiin Susana Irzcovics, ea de tape: SJutiax Rowan Motivo de tapa: Devas pet Linen ouicenniane (1749) ISBN: 950-892-109.9 (© 2001 Lugar Biitorial S.A, Castro Barres 1754 (1287) Buenos Aires ‘Teas: 4921-5174 / 4924-1555 email logared@elsitio.net (Queda hecho el depésita que marca la ley 11.723 Impreso en ls Argenliaa ~ Printed in Argentina indice Propuestas. Introduccién..... Capitulo 1 Literatura, nifios y jdvenes 1. Introduecién, 2. Literatura Infantil y juvenil.... 3. Literatura, nifios y jovenes... 3.1. El uso del lenguaje en la literatura infantil Se ETE, 3.2. La mirada ideol6gica en la literatura infantil y juvenil Capitulo 2 Idas y venidas en torno al concepto de literatura infantil........____.47 Capitulo 3 El texto literario..._.. 1. Del estructuralismo a las teorias de la recepcién 2. Bl texto literati neon 3. Caracterizacion del texto literario... 3.1 Es un diseurso fiecional 8.2. Es un discurso connstativo 3.3. Bs un diseurso plurtvoco y polisémico.. 34 La autorreferencia en el discurso literari... 35 La intertextualidad en el discurso literario . Capitulo 4 La narrativa — sen 99 1. El texto narrativo es historia y es diseurso. 2. El pacto narrativo 21 El narrader. 22 Elector modelo.. 8. El narrador: figures de la narra 3.1 La mirada del narrador... 32 Lavo del narrador. 3.3 El tiempo de la narracién..... 34 La modalidad: polifonia.. Capitulo 5 El discurso poético oa. 1. La poesta ssa 1.1 Los componentes semanticos, sonoros ¥ grificos. 2 Anilisis de Sota de Copas. Capitulo 6 La literatura en Ia escuela o la polémica relacién entre los redondeles y los cuadrados... Graciela Montes 137 ‘Textos literarios utilizados....... Bibliograffa. 158 Capitulo 1 Literatura, nifios y jévenes 1-Introduccién AS25228 literatura infantil suele verse como una de las actividades més simples del mundo. {Qué parece ms facil que seleccionar y contar un cuen- to a los chicos? Sin embargo, si consideramos que la li- teratura infantil forma parte de la serie literaria y le otorgamos un estatuto teérico, naturalmente veremos que es imprescindible modificar el lugar desde donde se la concibe. Para ensefiar, estudiar o aprender literatu- ra infantil es necesario tener en cuenta conocimientos ‘tedricos que nos permitan abordarla como un verdade- ro discurso literario Para los docentes, bibliotecarias y adultos en general, la tarea de promocién responsable no termina en leer ohacer leer, en las actividades que los manuales nos ofrecen, o en las prdcticas superficiales mds frecuentes en las institucio- nes. Mas que la adquisicion de recetas o ejercicios de facil aplicacién, es imprescindible abocerse ala construccién de ‘un conocimiento acabado del objeto literario. EI planteo que proponemos en este libro parte de dos ideas fundamentales: + La literatura es una de las formas de la cultura que tiene importancia tanto en la construceién de un a & Entre Lipros ¥ LEcToRES I lector auténomo e independiente cuanto en el acceso a otras formas y précticas culturales. + Para acerearse a un trabajo serio con la literatu- rra es necesario contar con un minimo aparato teorico y critico que permita hacer lecturas cada vez mAs amplias y més profundas. Con respecto a 1a primera idea, pensamos que saber leer literatura en forma profunda es uno de los caminos més fecundos para leer todos los textos, literarios 0 no, y para la adquisici6n del pensamiento formal, ya que el discurso literario exige un alto grado de cooperacién del lector para generar los multiples sentidos que alienta. Y, por supuesto, la literatura promueve la ampliacién del capital simbélico de los sujetos en tanto forma par- ticular de la comunicacién artistica en una sociedad. Un lector asiduo de ficciones tiene grandes probabi lidades de ser un lector eficaz de cualquier tipo de tex- to ya que la apuesta que le ofrece el discurso literario es alta y lo pone en situacién de ejercer todas sus potencia- lidades de lector frente a este discurso opaco y ambiguo por excelencia, Como dice Gianni Rodari(82): “por medio de las historias y de los procedimientos fantés- ticos que las producen ayudamos a los nifios a entrar ala rea- Tidad por la ventana, en vez de hacerlo por la puerta, Es mas divertido y, por lo tanto, més itil.” Por otra parte, la lectura literaria, lejos de apegarse a la descripcién de la realidad, incita a la construccién de mundos alternativos y de otras posibles miradas del 12 El texto literario mundo, lo que permite ampliar los criterios de percep- cién y de valoracién y la capacidad de mirar y leer otras précticas simbélicas. En lo que se refiere a la segunda idea, pensamos que toda préctica consciente requiere un referente tedrico que la sustente, de modo que no es posible una préctics relevante y fundada sin teorfa. Cuando el mediador adulto elige un texto, selecciona contenidos o propone ‘un modo de acercamiento a una obra, lo hace ~aun sin saberlo- desde algiin lugar tedrico. Proponemos que ese lugar sea consciente, reflexivo y elegido explicitamente y no producto de la intuicién o la improvisacién. Bs a partir de la teoria que se construyen los conceptos, se orientan las précticas y se generan las propuestas. La teorfa nos permite atender a lo fundamental de la literatura: e6mo funciona un texto, eGmo se realiza el pro- ceso de escritura, cémo puede ser lefdo. Aun cuando no deseonocemos el valor que en la préctica docente adquic- ren los conocimientas de didactica, psicologia cognitiva o pedagogia, consideramos que la teorfa que sustente la préctica del mediador debe ser la teorfa literaria. Esta permite al adulto acompafar en su camino al nuevo lec- tor, ayudarlo a “decir” su lectura, a ampliar la mirada del texto lefdo; en sintesis, le permite ensefiar literatura. 2-Literatura infantil y juvenil El territorio donde habitan los textos literarios pare- ce ser el de la ambigtiedad, la opacidad del lenguaje, la capacidad de crear mundos alternativos. La literatura es un espacio donde siempre es posible que ocurran he- chos maravillosos y sorprendentes y que estén contados 13 sen Entre Lipros v Lectores I en forma también sorprendente y maravillosa. Sin im- portar para quién estén escritos, ni quién los lea. Sin embargo, la literatura infantil no parece ser con- siderada habitante de ese territorio y ocupa un espacio snarginal alejado de la literatura reconocida socialmen- te. Por tratarse de literatura infantil se desestiman obras y autores importantes; se la considera més didéc- tica que literaria, y se la ubica mas en el terreno de lo pasatista que de lo artistico. La division literatura versus literatura infantil ha impedido que los estudiosos del hecho estético se ocu- pen del mismo modo de Cien afios de Soledad, del co- lombiano Gabriel Garcia Marquez que de, por ejemplo, Aventuras y desventuras de Casiperro del Hambre, de Ja argentina Graciela Montes. Mas allé de las diferen- cias -muchas y diversas~ ambas son obras literarias, realizaciones estéticas a partir de la palabra, aunque sus destinatarios reales pueden variar notablemente. ¥ en esta tergiversacién del concepto somos muchos los responsables: tanto los especialistas que atin estén discutiendo esta nueva postura ~provocando asf la au- sencia de tradicidn cientffica en este campo- como una sociedad que no considera con criterios artisticos este ti- po de fenémenos. Al respecto, invitamos a leer la opinién de la eritica e investigadora Marisa Bortolussi(85): “Después de revisar el estado actual de la teoria y de la critica literaria en el campo de Ia literatura infantil, nos he- mos dado cuenta de que, a pesar de contar con sugestivos y valiosos trabajos, carecemos, hoy por hoy, de un sistema cien- tifico y coherente del que podamos partir con todo rigor en el andlisis de la literatura infantil. Por otra parte, son muy es- 14 El texto literario casas las aplicaciones practicas de principios teéricos sobre obras literarias infantiles... No s6lo no es facil escribir litera- tura infantil, sino que ésta presenta un gran problema que no se da en la literatura para adultos: su adecuacion a un mun- do todavia relativamente desconocido para el adulto. F igual que no es facil eseribir para nifios, no es nada facil analizar la literatura infantil. Todavia la teorfa y la critica literaria en el campo de la literatura infantil se hallan en un estado casi preestructuralista.” Y agregamos otras opiniones que reafirman el esta- do actual del debate alrededor de estos temas: “,Bstableeer un género literario de acuerdo al tipo de re- ceptor a quien se destina, no resulta un procedimiento apro- pizdo dentro de una verdadera teoria de la literatura. Por ello, dificilmente encontraremos como denominacisn de «mn género literario la etiqueta de “literatura para viejos", “literatura pa- ra mujeres jévenes” o “literatura para hombres maduros” Nievas (95) “El concepto de literatura infantil se ha convertido en un in- ‘menso y generoso cajin de sastre que lo mismo da cabida a las obras literarias que a los libros didacticos y divulgativos, a los te- ‘beos (cémies) 0 a esos engendros troquelados que suelen aunar el desprecio a la letra impresa y un gusto estético envilecido. Por ello, cuando ¢e citan cifras de produecién (editorial) infantil, se incluye toda esa serie indiscriminada de publicaciones. Esto crea una confusién que en nada beneficia a los auto- res, ni a los editores ni al posible lector; esto puede inducir a pensar que un sector que es incapaz de poner un poco de or- den en su propio campo no puede ser tomado en serio.” Fernando Alonso, citado por Nievas(95) 15 a i EnTRE LIBROS Y LecToRES I Bajo el rétulo “literatura infantil” se vende, se difun- de, circula la mas variada gama de textos que son legi- timados por algiin sello editorial, por un autor reconoci- do como clésico, por un titulo muy popular o por sus profusas ilustraciones, sefiales estas que evidentemen- te orientan al ptiblico consumidor. ‘Tanto padres como docentes tienen a su disposicién innumerable cantidad y variedad de libros para escoger y ofrecer a los nifios. Asf la mayor parte de los adultos ‘creemos saber elegir para los chicos “cuentos acordes a su edad” partiendo de criterios ajenos a la obra literaria como pueden ser la mayor o menor cantidad de escritu- rra, las ilustraciones, la sugerencia de la contratapa o el recuerdo de titulos 0 autores que nos remiten a nuestra infancia. Hasta el precio influye en la eleccién. En el mejor de los casos, el adulto que selecciona se permite hojear el texto teniendo en cuenta solamente la historia contada y centra su mirada protectora en el mensaje que, segiin él, transmite. Por supuesto, estos criterios no pueden respaldar el accionar del promotor: son inadecuados y alejados de la teorfa y la préctica literarias. Se debe entender la literatura infantil y juvenil, a di- ferencia de estos planteos, como una convencién a tra- vés de la cual nos estamos refiriendo a un modo de com- portamiento posible de la literatura dentro de la cultu- ra. Ain si reconocemos la existencia de un destinatario con caracterfsticas propias y particulares, esto no aten- ta contra su calidad literaria; solo determina, a veces, la materialidad del mismo y su soporte textual. ‘Apostemos, entonces, a una literatura que permita una plena situacién comunicativa en la medida en que el receptor participe activamente del proceso creativo, 16 Bl texto literario apropidndose de sus significaciones, disfrutando estéti- camente la obra literaria. 3-Literatura, nifios y jévenes Del mismo modo como creemos importante reflexio- nar acerca de la coneepcién de literatura, es necesario que reflexionemos acerca del receptor y de los criterios tanto de produccién como de seleccién de textos litera- rios que se le destinan. Cada époea, cada momento histérico, y por supuesto, cada escritor, cada mediador docente posee una concep- cidn de infancia y de juventud que aparece al momento de promover la situacién comunicativa o de escribir 0 soleccionar un texto. “Cada época tiene su imagen de nifio, su idea y su fantasia de lo que es 0 deberia ser un niffio que merezea el nombre de tal. Y ‘sus convenciones acerca de cémo hay que tratarlo; su paideia.” Montes(97) Esta literatura esta escrita por adultes en funcién de su idea de nifio, y lo mismo pasa con el seleccionador quien no elige tanto aquello que lo conmueve literaria- mente, cuanto lo que cree que debe leer un chico. Como dicen Dorffman y Mattelart (83), el receptor de estas obras esta prescripto de antemano, especificado biolégi- ca y socialmente. Esta idea de infancia esté asociada indisolublemente con la idea de infancia que predomina en la sociedad en un momento histérico dado. Asi, por ejemplo, y simplifi- cando radicalmente el panorama, diremos que la litera- tura infantil del siglo XVIII estaba impregnada de un a7 ses ENTRE LIBROS ¥ LECTORES I sentido didéctico —moralizante que condicionaba al au- tor “tanto a formar el corazén como a ilustrar el espiri- tu”, como dice Madame L. de Beaumont, educadora francesa de la época, en El almacén de los ninos. Se es- cribia para chicos, desde la concepcién de nifio como adulto en miniatura al que habfa que formar y modelar. En la actualidad coexisten diversas concepciones de infancia. Por un lado, pervive la idea de la infancia co- moun mundo diferente, ideal, de pura emocién y de pu- ro candor y la idea de nino como un ser débil, en forma- cién, al que hay que instruir en los valores y normas de la sociedad en que ha de vivir. La infancia mas eomo va- lor futuro que como presente. Esta idea ha producido y produce textos que por lo general no podriamos llamar literarios, puesto que al concebir al nifio como un ser in- capaz de leer productivamente sélo se preocupa por transmitir moralejas, con el mas sencillo lenguaje y con la intencién mas clara no séla de ensefiar sino dé pro- teger. Como dice Graciela Montes, una “literatura de co- rral”. Montes (90) Por otro lado, y contrariamente, esti vigente un con- cepto de nitio que se basa en las posibilidades que tiene todo ser humano, que respeta al nifio como sujeto pleno, portador de una cultura y poseedor de posibilidades, co- mo un sujeto en formacién pero ubicado en su presente, con sus expectativas y su deseo, Una coneepcion de ni- ho entendido como sujeto concreto ¢ histéricamente si- tuado -no universal y abstracto-, que vive con plenitud su presente. La sociedad heterogénea y pluricultural en Ja que vivedetermina en él diferentes competencias lin- guisticas y comunicativas, segiin la regién que habita, el estrato socioeconémico al que pertenece, la cultura de la que forma parte. En palabras de Italo Tedesco 18 Bl texto literario "Qué define lo nifio en Venezuela?...gQué es lo que define Io nifio en América Latina? {EI nifio que vive en las casas de vecindad, tan infelizmente retratado en la produccién mexi- cana de ‘El Chavo" y ‘El Chapulin Colorado” ¢El nifto que ha- bita las favelas brasilefias 0 los cerros de Caracas, 0 los pue- blos nuevos de Lima? Es el mismo nifio sobre el cual se han realizado experimentos de la psicologia evolutiva, segiin los cuales existen clasificaciones, como la de Catherine Dunlop, de cuatro edades: edad ritmica, edad imaginativa, edad he- roica y edad sentimental?...jEn qué edad estan los limpiabo- tas que desde las cinco de la maftana tienen que vender tam- bién periddicos en la ciudad para poder sobrevivir? ¢En qué edad estén los nifios que son violados en los cerros?...Es decir, Jo que los europeos consideran el norte especifico de las eda- des, no funciona en América en los mismos términos.” Tedesco, citado por Nievas (95) @¥ c6mo mira a los nifios la literatura argentina? La literatura para nifios en nuestro pais posee una rica tradicién en la que coexisten escritores cuya pro- duceién evidencia una genuina escritura literaria y otros en los que predomina una preocupacién por la formacién moral y un marcado didactismo. Gran parte de los textos que circulan en nuestro pais piensan un receptor que puede establecer con el texto literario una plena situacién comunicativa y lo entinden como capaz, de ejercer auténticas practicas estéticas de lec- tura significativa Luego del largo silencio obligado por la dictadura, co- menzaron a conocerse las obras de una nueva genera- cién de escritores. Muchos y variados, herederos de aquella tradicin que desde Quiroga hasta Walsh —pa- sando por José Sebastién Tallon, Conrado Nalé Roxlo, 19 a ENTRE LIBROS ¥ LecToRES I Javier Villafaie, José Murillo ha mareado la literatu- ra argentina para chicos. A partir de ellos se comenzaron a abordar teméticas muy diversas y se ha dado cabida a asuntos hasta el momento considerados tabi en la literatura para chi- cos: Ja dictadura militar, el divorcio, las malas palabras yla muerte, son sélo algunos de los temas que estos au- tores no temieron abordar. Se percibe en sus textos un profundo respeto por el lector, el discurso responde a un verdadero tratamiento literario y se proponen comple- Jos desafios desde las diversas formas de narrar y des- de el tratamiento del discurso. Algunas editoriales, por su parte, acompafiaron el importante momento de produccién que signifies la dé- cada del 80. Nacieron editoriales dedicadas exclusiva- mente a esta literatura como Libros del Quirquincho, Colihue, Quipu y otras, abrieron colecciones espectficas, como Centro Editor de América Latina, Emecé, Suda. mericana, Kapelusz y Alfaguara. Algunas de existencia efimera, otras que Iuchan por sobrevivir, pero todas preocupadas por la divulgacién de las nuevas obras. La colaboracién de excelentes ilustradores y diagramado- res contribuye a la calidad artistica de los textos que sa- Jen al mereado, Aun asf, siempre es necesaria una lectura atenta porque no todos los titulos son de calidad pareja. Las necesidades editoriales de publicar constantemente nuevos libros para renovar la oferta y mantener el mer- cado hacen que no se puedan publicar siempre obras de méxima calidad literaria. Pero esto no debe extrafiarnos: no toda la literatura que se publica para el pablico adulto es “buena literatura”. on EL texto literario Con respecto a la llamada “literatura para jévenes”, denominacién bastante reciente y con mucha menos historia que la de literatura infantil, también debemos decir que responde a la concepeién de joven y adolescen- te imperante en la sociedad. : En nuestro pais, existe una concepeién de joven que se caracteriza por su protagonismo en algunos érdenes de la vida, El joven aparece como ideal social pero tam- bién como culpable de los desérdenes; como protagonis- ta politico, pues conforma la gran mayorfa del electora- do; como creciente consumidor, incluso cultural, a quien van dirigidas diversas producciones de los medios, in- cluidos los impresos. ¥ como el tinico que sabe manejar- seen el mundo massmedistico, es el que tiene experien- cia en ‘esta vida’, contrariamente a la concepeién tradi- cional del adulto experimentado. ; En la década del 80 también aparecen los primeros textos y colecciones dedicados a este ptblico adolescen- te, pero es en los 90 cuando se afianza su difusién, Esta explosién no solo se expresa en la cantidad sino en la variedad de nombres, temas, estilos, intenciones y, por supuesto, calidades. Autores con dedicacién casi exclu- siva, colecciones diversas, reediciones de clésicos. En este campo, muchas editoriales han puesto en la calle colecciones para adolescentes y jévenes. Pionera en es- to ha sido la editorial Libros del Quirquincho. Entre las colecciones dedicadas a estos lectores se pueden men- cionar “Libros para nada” (Libros del Quirquincho), “Sudamericana Joven”, “Alfaguara Juvenil”, “La movi- 4a” (Colihue), “Zona Libre” (Norma), “Barco de Vapor”, “El Gran Angular” (SM). ; Mas allé de las discusiones que la denominacién de “literatura juvenil” genera, estas producciones oscilan ENrrE LipRos Y LECTORES I ——________EN Tre Lipros y uectores I entre algunas obras muy buenas?, algunos textos bien escritos -aunque entre ellos haya mayor o menor preo- cupacién por un enfoque original o un lenguaje renova. do-y muchos otros que solo aspiran a reproducir el es- quema probadamente eficaz de los textos mas vendidos ¥ que més circulan en el sistema educative. Los autores de estos uiltimos, conocedores del fendmeno que opera en las instituciones educativas, han transformado la li- teratura en mereancfa a ser “consumida” por los jévenes en la escuela. Estos textos, francamente deplorables y editados en serie, no van mas alld de meros muestrarios de reiteradas formas simplificadoras de lo literario y apuestan al éxito ficil y seguro siguiendo el modelo de las peores series y de las peliculas mas comerciales, Otra linea sigue tardiamente aferrada a la actitud moralizante de la mala literatura infantil y se decide o Por una literatura ingenua, plena de sentimientos y va- lores puros, 0 por una literatura aggiornada que enfo- ca temas como la ecologta, la vinginidad, la droga, pero enfatizando lo que propone como “mensaje”. En la ma. Yoria de los casos es la edad de los protagonistas, sus temas, la preocupacién por su formacién y la ereencia de que los jovenes son incapaces de alejarse de si mis- mos lo que prima en esta literatura, Todo, excepto lo li. terario. A propésito de ellos, como dicen Lépez y Bom. bini (92), “ninguno estd producido en dilogo cor la li. teratura nacional contempordnea ni formard parte de su historia,” 2. Pollos de campo de Ema Wolf, La vigia que vuela de Froilin Es- cobar, Aventuras y desventuras de Casiperro del Hambre y Otros de Graciela Montes, Dragon de Gustavo Roldin, Las visitas y Vi_ deo clips de Silvia Schujer, Las Rositas y Toty de Graciela Cabal, El Tigre Gente de Ana Maria Shua, son algunas de ellas, 22 Bl texto literario eee Sin embargo, y a pesar de estar fuertemente centra- da en los supuestos intereses de los jovenes, tergiversa la mirada de los adolescentes sobre algunos temas como la droga, el sexo, la escuela, el amor. Como sucedié con la literatura infantil, en general, existe sobre estos te- mas un peso desmesurado de lo que los adultos entien- den o creen entender acerca del mundo de los jévenes Bsta literatura para ‘la juventud’ eoncibe un lector que no puede elegir, 0 que no sabe o que no debe elegir, pues primero debe transitar por una propedéutica lite- raria que parte de un pacto de identificacién y no de fie- cién inscripto en un realismo ingenuo que intenta re- producir lo real. Asf, tanto la literatura juvenil como la infantil pueden y suelen convertirse en una especie de preliteratura definida solamente por el destinatario. Por esto, ha llegado la hora de discutir esta clasifica- cin de textos segtin la edad del destinatario. En realidad cualquier lector novel, tenga la edad que tuviere, necesi- ta de textos que le abran puertas para entrar en obras mds complejas, para ingresar al mundo de la literatura, No por ser adolescente cuesta leer Rayuela de Cortézar, sino por ser un lector atin inicial. Las competencias lite~ rarias no dependen tanto de los aftos vividos como de los libros lefdos. Como es cierto que la mayoria de los jéve- nes argentinos no ha tenido oportunidad de tener ricas experiencias como lector, por eso la buena literatura ju- venil podria ser una puerta para que se acerquen a la li- teratura a secas. Lo que no puede es reemplazarla. Como dive Ana Maria Shua (98) “Por qué conformarse con menos?... La literatura para adolescentes existié siempre. Es decir, siempre hubo libros 23 sik ENTRE LIBROS ¥ LecToRES I ——______ENTR Lipros y tectores I que interesaron a los lectores jévenes mas que otros. Pero eran y son libros escritos sin ninguna limitacién. Buena lite- ratura con ciertas caracteristicas que la hacen més atractiva ara los adolescentes, Buena literatura que no se vio limitada en el momento de su produccién por decisiones de los asesores editoriales. Eternos clésicos juveniles como Jack London, co- mo Stevenson, como Ruesch (El Pais de las Sombras Largas) que no pensaron en un target de lectores cuando escribian, Las editoriales no son entidades de bien publico. Son em- presas. Tienen que obtener rédito de su capital o desaparecer. ‘Somos los autores los que deberiamos preguntarnos si es bue- no aceptar limites artificiales. Los chicos son diferentes de los adultos, no tienen el mismo estilo de razonamiento, no han terminado de desarrollar el pensamiento légico. Pero los ado- Tescentes no son mas que adultos jévenes: nada debe estarles vedado. No hay buenas razones literarias para intentar pro- ducir novelas especificamente para ellos. Los resultados es- tn a la vista y son pobres, limitados, tristes.” 3.1 El uso del lenguaje en Ja literatura infantil y juvenil Todos Jos empefos que hemos citades anteriormente Por considerar a la literatura infantil y la literatura juve- nil como géneros marginales ~gracias en gran medida a 10s esfuerzos realizados por eseritores que no toman en se- rio a sus virtuales destinatarios— se ponen en evidencia si analizamos dos aspectos que, a nuestro juicio, son deter- minantes en este tipo de literatura: el uso particular del lenguaje que se da, en general, en los textos dedicados a chicos y j6venes y la pretensién de inculeacidn ideolégica, Sabemos que el lenguaje literario es altamente con. notado y plurivoco. Claro que esas caracteristicas acep- 24 El texto literario aeeeEeE SSF tadas ¢ indiscutibles en la literatura para adulios, en muchas ocasiones son desconocidas si de literatura pa- ra chicos 0 jévenes se trata. Porque, como dice Rieardo Mario (96). «toda la Titeratura para adultos tiene como objetivo sa- tisfacer cierta demanda de excelencia estética relacionada con las palabras. Y que en la infantil, satisfacer esa deman- da del lector adulto, s6lo aparece como un plus, una especie de agregado no imprescindible. La literatura infantil tendria como objetivo hacer vivir esa emocién estética a un chico, no aun adulto”, En Io que respecta a los chicos, contrariamente a es- ta postura, todavia perduran en la escuela y en la socie- dad algunas creencias que influyen en muchas ocasio- nes en la produccién y seleccién de textos para ellos: * el lenguaje del texto debe ser claro y sencillo, * el vocabulario debe adaptarse a la edad del desti- natario, | ‘ * la ret6rica escapa a la comprensién del nifio, * las oraciones asi como el texto deben ser breves Ninguna de estos mitos tiene mucho asidero. El lenguaje del nifio es por naturaleza sugerente, meta- forico y construye su propia realidad. Por eso, a la lar- ga, él mismo rechaza el lenguaje pueril y carente de sentido que le proporeiona determinada literatura que se considera “apropiada” para la infancia, Esta opinién es compartida por criticos y escritores con- tempordneos. Dice Graciela Montes en El Corral de la Infancia (90): 25 EnTRE LIBROS Y LECTORES I “Las palabras nos nacen pegadas a las cosas. Para mi malvén no podia separarse del contacto y el olor éspero de las hojas, del rojo brillante de los pétalos que me pegaba con saliva en las uflas para parecer una sefora; ‘vereda’ tenia el frfo del agua que yo empujaba con el dedo por los canaleitos de las baldosas rumbo al cordén, tenia ruido a cadena y a pedal de bicicleta. Las palabras y las cosas empiezan siendo solidarias. El lenguaje de los primeros aiios es, pues, intensamente histérico, es decir, tiene incorporado el tiempo, el acontecer personal, la propia vida. Toda palabra tiene para el nifio un aqui y un ahora ~que son los que le dan sentido y también tiene un pasado de experiencias buenas o malas, divertidas 0 angustiosas y desde ese pasado ha ido emergiendo. La historicidad del lenguaje infantil va de la mano con otra caracteristica muy Namativa: los signifieados multiples, la polisemia. Para el nifio las palabras no tienen un significa. do tinico, un significado ‘oficial’, siempre el mismo, sino que pueden generar un significado en una situacién vital y otro significado en otra situacién. Y evocar mas de un significado simulténeamente. En fin, tienen muchas lecturas.” Pero no solo para los chicos el lenguaje vive pegado a las cosas y tiene historia. Los adolescentes y los adultos también vivimos intensamente esa relacién con las pa- labras, que surgen siempre nuevas, a partir de expe- riencias y ligadas a ellas. En la Hamada literatura juvenil, se observa un fend- meno que parece ser una extensién de la actitud dema- 6giea que los adultos tienen hacia los jévenes: abunda el vocabulario “adolescente” cuyo propésito es lograr el efecto de reconocimiento. Un vocabulario en el que se acumulan palabras y modos que les son “propios” a los 26 Bltexto literario supuestos lectores pero, en la mayorfa de los casos, usa- dos con tan poca fortuna y tan poco arte que solo resul- tan violentados su sentido y su uso. Aspirar a reflejar en la literatura I lengua de los jévenes, a “hablar como ellos”, colo logra el effecto contrario: poner distancia a través de un lenguaje que resulta artificial y prefabrica- do, y que, por lo mismo, envejece muy répidamente. So- Jo los autores que escriben para jovenes desde “el joven que llevan adentro”, como dirfa Gustavo Roldan, pue- den lograr un efecto de verdadera comunicacién sin ne- cesidad de usar palabras de moda que, entre los mismos adolescentes, tienen una vida efimera. Por lo demas, como la fuerza est puesta en la histo- ria, en los temas que supuestamente interesan a sus destinatarios virtuales, estas manifestaciones mediocres de la literatura no prestan atencién a la materia discur- siva y no ofrecen un verdadero trabajo sobre el lenguaje. ‘Veamos algunos ejemplos en los que se evidencian los diferentes modos de trabajar el lenguaje: En el cuento Don Respeto, un duende del amor? que figura en una antologfa de uso corriente, utilizado en los primeros aios de la escuela primaria, es notable el abuso de construcciones trilladas (chispitas de amor, maravillosas palabras, corazén muy triste) y un vocabu- lario limitado, plagado de diminutivos, al servicio de un mensaje definitivamente moralizador. “Reunié entonces a los habitantes de la ciudad para decir- les algo muy importante: no hay que olvidarse que nuestro co- razén necesita siempre una chispita de amor, y que esa chis- pita no erece si no queremos y ayudamos a los demds. 3, Ponce, A. M, Cuentos y Rimas eon sol, Buenos Aires, Oriente, 1995, 27 ENTRE LIBROS ¥ LECTORES I Y¥ ast, Don Respeto, se fue con su bolsita a regalarles chis- pitas de amor a otros corazones del mundo” Susana Martin, cuyos textos estén dedicados “a los Jovenes que les gusta la poesia”, intenta acercarse a ellos a través de un supuesto lenguaje en comin. En realidad, el joven que habla en jDescubré la ternural* utiliza un lenguaje envejecido y un registro que, sein algunos adultos, es propio de los jévenes, pero que est muy alejado de ellos. Para no hablar de la falta de poe- sfa notoria en esta poesia “Soy un muchacho joven y desde hace un tiempo tengo problemas con a identidad. Algunos parientes me dicen: jharagdn! que no estudio... no trabajo... y me burlo de los demas, Acusan: que con mi moto... arto el aire en dos xy quemo las horas en la mesa de un bar. Lo que pasa (se los explico) es que estaba desorientado Porgue yo... yo necesitaba ‘mi otra mitad”. “4 Martin, Susanaz ;Deseubr ta ternural, en Mis primeros versos de ‘amor, Buenos Aires , De. Planeta, Serie Juvenil, 3 edicién, 1994 28 El texto literario Jan el otro extremo, con un lenguaje muy logrado, en el ultimo parrafo de Las zapatillas mégicas® de Canela podemos leer: “Cuando estaban cerca de su casa, las dos olieron el aroma verde del tilo de la vereda y miraron, a la luz de los focos de Ja calle las hojitas lenas de misica. Hacian tilin tilén. mien- tras bailaban. El viento las movta, como movia el pelo de Ma- risay su pollera lena de lunares.” Otro ejemplo de un lenguaje vivo, verosimil, signifi- cativo, podemos ver en un fragmento de De exilios, ma- remotos y lechuzas de Carolina Trujillo Piriz®, en este ‘caso, en un personaje infantil: “Nos contd que él compartia los inventos que habian hecho unos tipos que se lamaban hi-pis pero él les dice jipis, esos tipos viven en Estados Unidos y tienen carpas y le tiran flores a los milicos entonces los dejan re-pegados si los milicos les pegan y eseuchan miisica y comen todos juntos y no trabajan, no traba Jjan de verdad, en oficinas y eso, él también dijo que son po- ‘cos, palabra nueva, eso quiere decir que no quieren ni pelear ni discutir y eso, el abuelo dijo que si eran pacificos no eran ailén- ticos y se rié y la abuela dijo que no fuera guarango” Como decfamos antes, si los autores ignoran el traba~ jo con el discurso cuando esriben para j6venes y privi- legian solo la historia, las acciones o la intriga, se ale- 5. Canela: Las zapatillas mégicas, en Marisa que borra, Buenos ‘Aires, Sudamericana, Col. Pan Flauta, 1988, 6. Trujillo Piriz, Carolina: De exilios, maremotos y lechuzas, Buenos Aires, Colihue, Col. Leer y Crear, 1993, 29 ENTRE LIBROS Y LECTORES | Entre Lipros tecrorss 1 Jan definitivamente de ellos porque ignoran la verdade. ra relaciOn que los adolescentes establecen con el len. Buaje. Nadie lo dice mejor que Mare Soriano (95): “Seria un error concluir que los adolescentes aman y privie legian el lenguaje crudo o pornogréfico. Cuando recurren a é| © para protestar contra el lenguaje de madera o de algodén, de los adultos que se imaginan que uno puede evaeuar los pro. blemas de la vida con unas pocas palabras multiuso, reconfor. tantes, amenazantes 0 sabias. El Ienguaje de los adelescentes 8 por lo general pridico, metafirieo y humoristico. Utilizan con gusto los sistemas de expresién codificados, hidicros, que obedecen a reglas arbitrarias (eomo los distintos argots, los lunfardos, las jergas); son sefial de una connivencia adolescen. te y, al mismo tiempo, una burla a la suficiencias verbal de los mayores. Pero de ningvin modo se limitan a esos lenguajes ar- tificiales. Fueron los adolescentes los que aseguraron el éxito de obras adultas impertinentes como la de Boris Vian y Ray. mond Queneau. Sus inventos lingtifsticos no son gratuitos: ex. resan, por medio de Iitotes y de metaforas ingeniosas, extra. ‘has, un inmenso y auténtico amor por la vida.” 3.2 La mirada ideolégica en la literatura infantil y juvenil Hl descuido por un lenguaje verdaderamente litora- Tio y/o el abuso del lenguaje identificatorio es un rasgo muy fuerte en Ia literatura infantil y juvenil ya que de. muestra su preocupacién por el destinatario; es uno de los puntos débiles, uno de los modos més evidentes de “pisar el palito”, como dirfa Graciela Montes. Del mismo modo, la ideologia, o mejor dicho la preocupacién por la inculeacién ideolégica, suele ser la forma en que los 30 El texto literario adultos autores, editores 0 mediadores- manifiestan su concepeién de ninos y de jévenes y por lo tanto la signi- ficacién que le otorgan a le literatura a ellos destinada. En demasiadas oportunidades, los textos para chicos y adolescentes demuestran una preocupacién por la en- seflanza, por la inculeacién de normas que los alejan de- finitivamente de lo literario. ; Es probable que muchos de nuestros lectores identifi- quen esta intencién moralizante con épocas pasadas de la literatura argentina para chicos, pero como veremos, contindan cireulando y escribiéndose textos que solo res. ponden a este propésite. Desgraciadamente también cir- culan con éxito en la escuela y por consiguiente se ven- den mucho y logran sucesivas ediciones. Entendemos por ideolégico un determinado nivel del discurso que alude a una visién del mundo, visién fin- dada en una postura ante la sociedad y ante las estruc- turas y relaciones de poder; que exige un nivel de ané- lisis diferente del literario pero inevitable cuando lee- mos criticamente un texto. Sabemos que ningiin texto es inocente, que no exis- ten los discursos neutros, que la ideologia es un compo- nente ineludible del discurso literario porque el discur- 80 es lenguaje y el lenguaje es ideolégico, Cuando un au- tor elige un determinado tema y un determinado punto de vista frente a él, esta también asumiendo una postu- ra ideol6gica, contribuye a su distribucién y busca con- vencer respecto a ella. Bs decir, busca generar consenso en torno a tal postura. Pero, ademds, lo ideol6gico se en- cuentra presente en todas las instancias del texto: la voz del narrador, que puede abrir o clausurar opciones; la construccién del lector, de quien se pueden esperar ri- cas 0 limitadas posibilidades de interpretaci6n; la idea 31 Ewrre Lipros ¥ LECTORES I de nifiez como un espacio incompleto o como un presen- te pleno; la concepeién de literatura infantil como un instrumento de ensefianza 0 como contribucién a la am- pliacién del capital simbélico. Y por supuesto lo ideolégico aparece en la seleceién. del tema, en el recorte de la realidad a la que se alude, en su modo de recrearla y valorarla, en el lenguaje que se selecciona. ‘Todo esto es cierto y se lo puede reconocer en un tex- to literario. Pero cuando el texto es un pre-texto para la inculeacién ideolégica, cuando la ideologia esté en la ba- se de las intenciones del autor, os decir, cuando la lite- ratura esta al servicio de la ideologia, desaparece toda posibilidad de creacién estética. Ningtin autor debe con- cebir su obra a partir de la obligacién de transmitir mensajes, dar lecciones o exponer ideas. Quizé la mejor forma de explicarlo sea la reflexién de Albert Camus -citado por Ana Maria Machado (94) a propésito de este tema. Decia que “ningun autor debe- ria poner su obra al servicio de algo ajeno a sus propias necesidades creativas y sus brisquedas estéticas”. Si una obra era una verdadera obra de arte trasmitirfa la ideo- logia del artista a pesar del artista y no porque éste las sometiera a ciertas ideas predeterminadas. Mirado desde el punto de vista del receptor y, sobre todo en literatura para chicos, este planteo cobra una importancia crucial: la fuerza de la voz enunciadora re- dobla la asimetria propia de este tipo de literatura, El adulto que escribe esté en la mejor posicién para incul- car, instaura un contrato comunicativo en el que leva todas las de ganar, ya que el receptor nifio, en términos generales, tiene -en comparacién~ una limitada expe- riencia de vida y de lectura y no ha llegado a construir 32 BL texto literario tuna posicién ideolégica que le permita discutir 0 eon- frontar lo planteado. La falta de informacién, de un de- sarrollado sentido erftico y el paciente adiestramiento al que fue sometido para aceptar la palabra autorizada yverdadera de los adultos y de los libros, lo dejan iner- me ante la inculcacién ideoldgica a la que apelan algu- nos autores y que se oculta bajo el rétulo de literatura, Tal es el caso de Ami, el nifio de las estrellas?, de En- rique Barrios, que ha generado ademés su continua- cién y otros titulos que giran sobre el mismo tema’. ‘Veamos algunos pérrafos en los que Ami dialoga con el terrestre Pedrito: -~"sCaptaste, Pedrito?- me pregunté Ami. Abrt los ojos. Oh, si... sde qué se trata todo esto? — Esos mensajes provienen desde lo Profuundo, desde Dios Estos amigos que ves aqui, los reciben y los retransmiten alos mundos menos evolucionados, como el tuyo, allé los captan otras personas, pero no siempre los retransmiten con pureza, porque ella depende del nivel de conciencia del receptor. = {Nivel de conciencia? Qué es eso, Ami? = El grado de equilibrio entre los dos cerebros, Pedrito, ét hace que los mensajes puedan ser utilizados para lo que real- mente son: crear una Nueva Era, o deformados pars aumen- tar la confusin, el miedo y la violencia, ~ Nueva Era? = Si, la Era de Acuario. = 2Qué 0s eso de la Bra de Acuario? 7 Barrios, Enrique: Ami, Bl nitio de las estrellas, Buenos Aires, Errepar, 1990. 8, Recientemente hemos visto en librerias, ademas de Ami y Perlita y otras obras del mismo autor, la 42 edicién de Ami regreso. 33 ENTRE LIBROS Y LECTORES I ~ Una nueva etapa evolutiva del planeta Tierra, el fin de milenios de barbarie, una Nueva Era de amor. Tu planeta co- mienza a cer regido por energias césmicas y geolégicas mas sutiles, que favorecen el erecimiento del amor en todos los se- res. Ustedes ya podrian vivir como aqué, en Ofir. = a¥ por qué no lo hemos hecho todavia, Ami? — Porque contintian guidndose por viejas ideas y sistemas que no se adaptan a los nuevos tiempos y solo hacen sufrir a Ja gente de tu mundo. Pero los seres han nacido para ser feli- ces, Pedrito, no para suftir. Por eso estamos trabajando en es- te ‘plan de ayuda’. {No has notado que en la Tierra iltima- mente se habla mucho de amor? = Sb, es verdad. ~ Ello se debe a que en esta ‘Era de Acuario’ muchas perso- nas reciben estos mensajes y la mayorta siente la fuerza de la radiecidn de amor, que ahora es mayor. = Entonces spor qué hay mds sufrimiento ahora en la Tie- rra? En otras épocas hubo guerras mundiales, miseria, pestes... ~ Si, pero la gente era més insensible, sufrta menos ante Jas atrocidades, ereta en las guerras, hoy yu no; hoy, la inmen- sa mayorta s6lo quiere vivir en paz. Es una ‘nueva hornada humana’, producto de radiaciones més finas, y sufren mds, porque a mayor sensibilidad, mayor sufrimiento ante el do- lor... lamentablemente.” Este esquema es el que recorre todo el texto. Es clara- mente un libro que pretende instruir acerca del adveni- miento de una nueva era y es poriador del pensamiento de la “New Age” que, en esta oportunidad, eligié predicar su palabra entre los chicos como semillero de potenciales “creyentes’. Como corresponde a este propésito, el autor construye un discurso tan claro como el discurso instruc cional, planteado a la manera de un catecismo que se ar- 34 T El texto literario ma sobre la base de pregunta y respuesta, La pregunta esta siempre en boca del que ignora, del que debe ser ini- ciado; éste aparentemente quiere aprender, pero en el fondo la Gnica funcién de estas preguntas es la de abrir el espacio a la voz del que responde. Estas preguntas son un pretexto para predicar el mensaje. Las respuestas es- tan siempre a cargo del que sabe, del portador de ese mensaje y, si bien, aparentemente estén dirigidas a Pe- Grito, en realidad su objetivo son los lectores; son ellos los que deben apropiarse de este “conocimiento”; la finalidad es mas que ensefiar, es adoctrinar en este nuevo credo. De esta forma, Ami puede desarrollar sin interferen- cia alguna el discurso de la instruccién, de la manipula- cidn y del inculcamiento sobre Pedrito. El, como maes- tro, como gurt, tiene el saber, lo administra y lo brinda espaciadamente. El sabio instruye. el discfpulo acata. Esta misma relaci6n se da entre el mundo perfecto de Ofir y la Tierra, menos evolucionada y, lo que es peor, entre el enunciador y el lector. {Cémo se establece esta relacién? Pues apelando a creencias y deseos legitimos de los lectores. Por ejemplo, cuando se menciona que todos los mensajes provienen de Dios, permite captar a lectores ingenuos que pueden confundir este dios con el de la religién que profesan. Del mismo modo ocurre con el deseo de felicidad y de amor, centrales en la vida del hombre. Explicita también su ideologia en la mirada que tie- ne de la historia de la humanidad. Para Ami, su desa- rrollo depende no de las prdcticas de los hombres sino de designios de una conciencia externa y suprema. Pero cuando debe explicar las falencias en las conductas de os seres humanos los atribuye a un menor “nivel de coaciencia” por lo que se hace necesario este “plan de 35 atseance ENTRE LIBROS Y LECTORES I ayuda” que lleva a cabo Ami. Gracias a este plan “la in- mensa mayoria solo quiere vivir en paz”, se habla més de amor y la gente se vuelve més sensible; las guerras, miserias y pestes son cosas del pasado. Esta postura oculta que hoy también hay guerras, miserias y pestes —que no son culpa de la humanidad en su conjunto—y diluye la responsabilidad del poder. En otro lugar del texto leemos: “-Y si se produjera un desastre en la tierra justedes res- catartan a algunos? —A todos aquellos que superen las setecientas medidas (de amor). Esta vez hay mucha mas gente = a&¥ yo, Ami, tengo setecientas medidas o més? Le dio risa mi preocupacién.” El amor se mide. Hay que dar la medida establecida por los extraterrestres, de lo contrario, salvacién para Jos que alcancen esa medida y destruccién para el res- to. Todo consiste en esperar salvadores extraterrestres, ayndas desde el més all4 que solo recibiran algunos ele- gidos, los otros serén destruidos. Para colmo elegidos con una medida que desconocen. Teniendo en cuenta que se habla de medidas de amor, este planteo es con- tradictorio. Y es dafiino para los lectores porque encie- rra una amenaza, no muy velada. ‘Todos conocemos las relaciones que establece la lite- ratura con la realidad. No tiene por qué respetarla, so- Jo crea un mundo posible a través del lenguaje. Pero sostenemos que no es éste el caso de Ami, el nifio de las estrellas. Si bien hay intento de crear un mundo ficcio- nal que funciona como pretexto, est diciendo, con otras palabras, lo mismo que dice La Conspiracién de Acua- 36 El texto literario rio, el credo de la “New Age”. Por’esta raz6n, su discur- so se puede confrontar con la realidad; por eco podemos decir legitimamente que no es literatura aunque se ha. ga moneién a que es un “cuento”, que es “literatura”, y es “maravilloso”, La intencién ideolégica en Ami es fundante. Sobre ella se arma todo el texto. Sabemos que es un ejemplo casi extremo, aunque no por ello se puede obviar ya que circula mucho en las escuelas y camo texto literario, Un caso, no tan flagrante paro si cldsico, en el que la literatura esta al servicio de la ideologia es el caso de Cuentos para Verénica® de Poldy Bird. ‘Agut sf estamos hablando de lo que socialmente se ha consensuado como literario, aunque es una literatu- ra con rasgos muy particulares: es una literatura fuer- temente experiencial, que no pretende crear mundos ficcionales que se separen y tomen vida independiente- mente del autor, que no aspira a una mirada sobre el mundo sino solo sobre su mundo, sobre s{ misma. Esta es una constante desde la produccién inicial de la auto- ra hasta los cuentos que tltimamente publica en la re- vista Mia. ‘Tomaremos fragmentos de varios cuentos en los que se plantea la relacién de una madre con su hija pequefia: “Esta es mamd, Verdnica, mamé que va a redescubrir el liniverso desde tus ojos nwevecitos. Mamd que te aprizia en sus brazos con un poco de miedo y una emocién tan grande que la hace temblar, Mamd que va a aprender muchas cosas @ tu lado, esas cosas que vas a balbucear con tu hociquito de a , Poldy, “Bienvenida”, “La letra a”, “Eetd aprendiendo”, “Pun. tillitas y tacos", “Un mofo para Verénica” y “El corazén del mun do", en Cuentos para Verdnica, Buenos Aires, Orion, 1975, 37 ENTRE LipRos ¥ LecTORES I Tosa, esas cosas que vas a enseftarle con tu indice crédulo, amasado con estrellas y espuma. Ahora tt eres la briijula que sefiala el norte. No hay nada més importante que ti. Chiquita y hambrienta, ocupas todo el mundo.” “Mam quisiera ser sabia, ser adivina, ser un poco Dios. ‘pero tiene que resignarse a su arquitectura lena de defectos y debilidades, tiene que empinarse sobre sus miserias, sobre sus escombros y desangrarse hasta Uenarse de luz para que tt la veas, para que tti la ames, para que tii la admires.” “Mamé-que-sabe-todo.-Que-es-alimento-y-cama-y-abrigo- y-mil-respuestas.-Mamd-que-puede-todo-es-paz-camino-segu ro-sin-peligros.” La concepeién de la relacién madre hija que se constru- yees una relacién de mutua dependencia, donde la madre acttia casi como un dios, una madre que todo lo puede y/o, mejor dicho, que aspira a que su hija la vea asf. Su vida ha comenzado cuando comenz6 la de la hija, su pasado no tiene importancia, no existe, Aspira a cubrir todos los es- pacios de su vida y a su vez su hija cubre todos los espa- cios de su propia vida, Quiere ser todo para Versnica “Y tiene tante fuerza tu minuiscula presencia que ha borra- do todo lo que estaba atras. Ya no hay recuerdos, Veronica, sélo cuenta la vida desde que naciste.” “Verénica: el corazén de los hijos puede latir sin que la ma. no de mamé le dé cuerda. Pero el corazén de las mamas no puede latir si no le da cuer- da el amor de los hijos. ¥ si vos me extratids, si vos pensds en 38 El texto literario aEa=axkT. mi cuando estés en ta escuela, mi corazén erece, erece, se hace de magia y canto, y es mas que todo: el corazén del mundo.” Del mismo modo y relacionado con lo anterior, en los siguientes fragmento, veremos e6mo construye la con- cepeién de infancia: “Yo quiero decirte que la infancia es una ciudad de oro, una ciudad encantada donde se mira un cielo con estrellas arrojadas en él camo papel picado; una ciudad en la que nin- guna calle tiene nombre y se reconocen por cosas verdadera- ‘mente importantes” “Estuve tentada de entrar corriendo (a la escuela), tomar- te por un brazoy sacarte de all, escaparme con vos a una pla- za para hamacarnos juntas, regalarte un tiempo més de nifez despreocupada, de limpida ignorancia, de nombres inventa- dos para llamar de alguna manera a los abjetos. Estirar, aunque fuera por un dia, tu infancia, pais de luz, globos, haraganerta, angeles de ta guarda. Pats limitado por el circulo de mi abrazo, entibiado por mi aliento, defendido por mi ternura, duleemente acunado por mi voz.” Como decfamos en el apartado Literatura, nitios y jévenes, la concepcién de infancia ha oscilado entre dos polos. Este texto pertenece al primero de ellos: una in- fancia de puro eandor, un mundo ideal, un reino mara- villoso. Prueba de ello son los lugares comunes y meta- foras trilladas que utiliza para nombrar la infancia. Por otra parte, a través del uso permanente dela pri- mera persona se constituye en un discurso monolégico en el que la voz de la hija no aparece; cuando le da lu- gar es para referirse a su madre. La utilizacién de la pa- 39

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