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Capitulo 17 «{QUE ES LO QUE SE?» {Cémo ha de ser el mundo para que el hombre pueda conocerlo? Thomas Kuhn, The Structure of Scientific Revolutions (1962)! Ninguna teoria del conocimiento debiera intentar expli- car por qué tenemos éxito en nuestros intentos para explicar Jas cosas ... hay muchos mundos, mundos posibles y reales, en los que una busqueda de conocimiento y de regularidades fracasaria. Karl Popper, Objective Knowledge (19722 §1 En 1571 Montaigne se retiré de su vida profesional como juez. Tenia 37 afios, todavia joven para nuestros estandares, pero en el umbral de la edad anciana para los del siglo xvi. Lloraba (todavia Iloraba) la muerte de la Boétie en 1563, y le preocupaban pensamientos de muerte. Intentaba pasar el tiempo con sus libros: era duefio de un millar de volimenes, una coleccién enorme. En los travesafios de su biblioteca habia pintado unas sesenta citas de los clasicos, todas las cuales destacaban la vanidad de la Vida humana y de las aspiraciones humanas al conocimiento. Eran, efecti- vamente, un resumen de sus lecturas. Hizo acufiar una medalla que tenia 'nscritas las palabras «Que s¢ay-je?» ({ Qué sé?) sobre la imagen de un par de balanzas. Las balanzas no representaban la justicia, porque vacilaban. Xepresentaban la incertidumbre. Montaigne no encontré felicidad en su nueva vida, de manera que se Puso a escribir como una forma de terapia, una manera de hacerse compa- nn 588 LA INVENCION DE LA CIENCIA fifa. El resultado habrian de ser los Ensayos, de los que el primer: Vol que contenia los libros primero y segundo, se publics en 1580 (se 4 un tercer libro en 1588, y Montaigne continué corrigiendo sus eng, hasta su muerte en 1592). El término «ensayos» ha Ilegado a Parece, normal y natural: los estudiantes escriben ensayos continuamente, Pay cuando Montaigne empleé esta palabra queria decir una comprobacijy, una prueba. Montaigne se ponia a prueba a si mismo, se exploraba, ee tudiaba, intentaba darse sentido. En los Essais Montaigne hacia ‘na dec, racién fundamental acerca de nuestro conocimiento del mundo; ue conocimiento siempre es subjetivo, personal. También estaba inventangy un nuevo género literario. En a primera edicién de sus Essais, dos eran de importancia party, lar. En el centro del libro primero habia un ensayo sobre la amistad, y, preludio de lo que en principio pretendia ser la primera publicacién dey, libro notable de La Boétie, Discours de la servitude volontaire o, Contr 'un (Discurso sobre la servidumbre voluntaria o el Contrauno), uy obra que ahora se suele considerar como el primer texto anarquista) 4] final, Montaigne no pudo publicar el Discours porque ya lo habian pubj. cado rebeldes protestantes y habia sido condenado como sedicioso, La Boétie queria saber por qué obedecemos a la autoridad, y su respuestaen que no deberiamos hacerlo. En el meollo del libro segundo (aunque esta vez no en el centro; e ensayo central se titula «Sobre la libertad de conciencia») estaba el mis extenso de todos los ensayos, «Una apologia de Ramon Sibiuda», un ps saje del cual, como vimos en el capitulo 9, fue crucial para el pensamiento posterior sobre las leyes de la naturaleza. Sibiuda (1385-1436), un tedlogo catalan, habia escrito, en latin, un libro que proporcionaba una demostta- cin racional de las verdades del cristianismo, y a Montaigne su padre moribundo le habia pedido que lo tradujera al francés (Montaigne databa la epistola dedicatoria a la traduccién, dirigida a su padre, el dia dele muerte de su padre, el 18 de junio de 1568). Asi, el origen de la «Apo gia» era algo tan privado y personal como el del origen del ensayo sobre lt amistad, y aqui tenemos de nuevo un emparejamiento de textos: la deft sa del cristianismo de Sibiuda con la «Apologia» de Montaigne. Peto es! vez es Montaigne el autor del texto revolucionario, porque la «Apologi® era solo en su aspecto externo una defensa de Sibiuda; un examen ms detenido demuestra que es un ataque devastador contra todo lo queeste fendia, una critica sostenida de la religion. Evidentemente, el argume® de Montaigne habia de expresarse con una cautela exquisita. Inclus® obra de Sibiuda habia caido mal a los censores, no por su embestida bist ca, sino por las extravagantes afirmaciones que Sibiuda hacia en su nottr bre en el prefacio. Puesto que Sibiuda habia emparejado fe y raz6n, la co (rec 1562). cualqu seres I Practic El Pudiex {QUE ES LO QUE SE?» 589 1; Montaigne Se dispuso a socavar la fe mediante la demostracién de ‘ic? odas las afirmaciones de conocimiento son exageradas. Lo que esta- we go en la «Apologia» no era solo la racionalidad de la fe cristiana, won fiabilidad de todas las afirmaciones hechas por los fildsofos. Los si fe que ahora llamariamos «ciencia» formaban, en el siglo xvi, parte sunt sofia,” de modo que la «Apologian de Montaigne e, entre otras s,un ataque a la ciencia de su tiempo. coves origenes del escepticismo de Montaigne no son dificiles de identi- ficar. El enconado conflicto entre protestantes y catdlicos, que condujo a sgaguerra civil prolongada en Francia, a las masacres y brutalidades mas temibles, habia hecho que todas las declaraciones de verdad parecieran ;ciales. La ensefianza humanista (Montaigne habia sido educado para jublar latin como su primera lengua, de modo que habia tenido la educa- cidnde que su padre carecia) habia resucitado las creencias de los paganos. riegos y romanos, lo que ofrecia una alternativa real al cristianismo. Las dsputas filos6ficas de las universidades medievales (entre el aristotelis- mode Avicena y el aristotelismo de Averroes, y entre realistas y nomina- jistas) habian llegado a parecer provincianas por la publicacién de textos desconocidos en la Edad Media: De rerum natura («Sobre la naturaleza é&las cosas») de Lucrecio, una obra de ateismo materialista que Montaig- nehabia estudiado con gran detenimiento (recientemente se ha identifica- dosu ejemplar, muy anotado); y los Esbozos pirrénicos de Sexto Empiri- co (redescubiertos en la década de 1420 pero que no se publicaron hasta 1562), El descubrimiento del Nuevo Mundo habia socavado fatalmente cualquier declaracién de que hay algunas cosas sobre las que todos los seres humanos pueden estar de acuerdo, entre ellas las sociedades que prctican el nudismo y el canibalismo. Elescepticismo de Montaigne tenia sus limites. No dudaba de que se pudiera obtener vino de las uvas, o encontrar el camino desde Burdeos a Paris, Alguien habia intentado persuadirlo de que los antiguos no enten- tian los vientos del Mediterraneo. Montaigne estaba impaciente con este ugumento: ,acaso intentaron navegar hacia el este y terminaron yendo hacia el oeste? {Se dirigian a Marsella y acabaron encontrandose en Gé- ‘ova? Naturalmente que no. No dio indicacién alguna de que dudara que tos mas dos son cuatro, o que los angulos de un triangulo equivalen a dos ‘ngulos rectos (aunque encontré paradéjica una prueba geométrica de que {hs lineas puedan acercarse una a otra para siempre sin llegar a tocarse).5 logue dudaba es de que se pudiera demostrar la verdad de la religin cris- tina o de cualquier otra religion. Dudaba de que el universo hubiera sido ‘ado para proporcionar un hogar para los seres humanos, de la misma * Ode asuntos subordinados a la filosofia. Véase pp. 39-40. N. del a.) VW 590 LA INVENCION DE LA CIENCIA | manera que se puede dudar de que se construya un palacio para queen, vivan ratas. Dudaba de que haya ningin principio de moralidad que py, | da imponer una aprobacién universal, y dudaba de que cualquiera 4. nuestros refinados sistemas intelectuales obtuviera algin sentido den, | es el mundo. Estaba seguro de que los médicos tenian mas probabilidage, de matar a sus pacientes que de curarlos. Porque durante un milenio ym, dio Ptolomeo habia parecido un experto totalmente fiable en todas js cuestiones relacionadas con la geografia y la astronomia; y entonces ¢ descubrimiento del Nuevo Mundo habia demostrado que su saber geogr, fico era irremediable, y Copérnico habia demostrado que habia al meno; una alternativa viable a su cosmologia.’ Nuestras afirmaciones de congg miento, decia Montaigne, suelen ser interpretadas de manera incorrecia, porque no reconoceremos nuestros limites como seres humanos. Necesity mos recordar que la sabiduria de Sécrates consistia en reconocer su propig ignorancia.8 Montaigne acabé (0 casi acabé) la «Apologia» con una cita de Sénecy «jOh!, ;qué cosa mas vil y abyecta es el hombre si no se eleva por encing de la humanidad!»». «Un dicho conciso —comenté—,, una aspiracién delo més uitil, pero sin embargo absurda. Porque hacer que un pufiado sea me. yor que el pufio, una brazada mayor que el brazo, o intentar hacer que nuestra zancada sea mayor de lo que nuestras piernas pueden extenders son cosas monstruosas e imposibles. Ni un hombre puede montarse sobre si mismo ni encima de la humanidad: porque solo puede ver con sus po- pios ojos, agarrar con su propio asimiento.» Desde luego, no podia det. nerse aqui, porque las implicaciones heréticas eran demasiado claras. Y por eso continuaba: «Se levantara si Dios le ofrece (de manera extraordinaria) su mano; se levantard abandonando y repudiando sus propios medios, ée- jando que lo levanten y tiren de él por medios puramente celestiales»’ {Fue este un afiadido renuente? Los lectores de Montaigne estan (y siempre lo han estado) claramente divididos entre los que piensan que sus declara- ciones de ortodoxia catélica eran genuinas, y los que piensan que simple- mente eran concesiones al censor. Mis propias simpatias ya resultaran la ras.'° Después de todo, Montaigne no dio nunca un ejemplo de inspiracion divina, 0 de intervencién divina, sin rodearlos de dudas y dificultades. Sefialé que, lejos de haber sido hechos a la imagen de Dios, hacemos nuestros dioses a nuestra propia imagen: «forjamos para nosotros los ati- butos de Dios, y nos consideramos sus correlativos».!! En un mometto insistia en que creia en milagros, y al siguiente dudaba de su propia cree cia. Al final, basaba la obligacién de ser un cristiano en la obligacidnde obedecer las leyes del pais en el que uno se encuentra; y, desde el putld de vista de una persona razonable, el contenido de dichas leyes es oa mente arbitrario. ? «{QUE ES LO QUE SE?» 591 ay necesidad de resolver aqui esta cuestién, Lo que importa para hevos presentes es el rechazo de Montaigne no del conocimiento Jee la produccién de vino y de pan de su época, sino del cono- C0 “uto, de la medicina, la geografia, la astronomia. Montaigne de- {vet Ciencias» @ estas diversas ramas del conocimiento. El escepticis- wit jontaigne, cuando se aplicaba a las ciencias de la época, era no ente justificado: porque no hay un solo principio de filosofia natu- enim ensefara en las universidades en 1580 que un estudiante de ald aprenda todavia en la actualidad. Los argumentos de Montaigne vene creencia religiosa y contra las certezas morales convencionales dai tan perspicaces como siempre fueron; pero sus argumentos ai alas ciencias de su tiempo no tienen en qué apoyarse contra las cien- a genuestro tiempo. La ciencia es ahora algo absolutamente diferente A que era entonces. §2 Los sees humanos, aducia Montaigne, son imperfectos, de modo que saber humano es necesariamente indigno de confianza. Galeno habia sfirmado que la mano de un médico sano era el instrumento perfecto para jaaarlofrio yo caliente, lo himedo y lo seco, las cuatro cualidades que constituyen el mundo. Si el paciente estaba mas caliente que la mano del doctor, en términos absolutos estaba mas caliente, y eso era todo. El mun- as. Y por dohabia sido ordenado divinamente de manera que nuestras sensaciones ‘dinaria) __ decaliente y frio correspondieran a diferencias cualitativas reales. A Mon- lios, de- teigne esto no lo convencia en absoluto. Tenemos cinco sentidos, pero iales».? iquign sabe cudntos deberiamos tener si queremos saber lo que ocurre siempre realmente? ;Quién sabe lo que se nos escapa? Y, desde luego, tiene razor leclara- os murciélagos experimentan el mundo de manera fundamentalmente di- imple- feente a la que experimentamos nosotros, y es erroneo suponer que la dn cla- ecolocacién les permite simplemente conocer aquello que nosotros cono- racion vemos por medios diferentes, porque puede conferirles discernimientos ue nosotros no tendremos nunca.’ Diderot, en la Lettre sur les aveugles (1749), una obra tan subversiva como la «Apologia» de Montaigne, formu- ti la idea de que un filésofo ciego seria necesariamente ateo, porque se- "totalmente incapaz de percibir orden y armonia en el universo.'* Lo que ‘temos del mundo y lo que pensamos que sabemos depende totalmente Como lo percibimos. arte de la gran transformacién que conocemos como la Revolucion es una transformacién que se inicid en serio el afio Siguiente a &n que Montaigne se retiré a su biblioteca, consistid en mejorar 592 LA INVENCION DE LA CIENCIA Todos estos instrumentos se basaban, al menos en parte, en las habil. dades para fabricar vidrio y proporcionaban informacién visual. Junto g estos podemos situar la reproduccién mecénica de textos imagenes me. diante la imprenta, que transformé la comunicacién de conocimiento y establecié nuevos tipos de comunidad intelectual. Los Essais de Montaig. ne, que escribié en su biblioteca rodeado de estantes atestados de libros impresos, son en ellos mismos el testimonio de la aparicién de una nuevs cultura basada en los libros; diseminados una vez impresos, mostraban a todos y cada uno de los lectores como dedicarse a su propio proyecto de autoexploracién. Existe una tendencia a pensar en el telescopio como un instrumento cientifico y en la imprenta como algo externo a la ciencia: pero los prime- ros telescopios no fueron hechos por cientificos 0 para ellos, y la imprenta transforms las aspiraciones intelectuales de los cientificos porque ahora era posible trabajar con imagenes detalladas junto al texto. Ambos empe- zaron como tecnologias practicas y se convirtieron en instrumentos cienti- ficos. Asi, la nueva ciencia dependia de unas pocas tecnologias clave que funcionaron, para emplear la frase de Elizabeth Eisenstein, como «agen- tes de cambio».'5 La imprenta tuvo una consecuencia adicional crucial que también po- demos ver reflejada en los Essais de Montaigne: promovié una nueva a- titud critica hacia la autoridad que condujo a la insistencia de que el cono- cimiento ha de ser puesto a prueba una y otra vez. En el case de Montaigne esto produjo un énfasis particular en la subjetividad de lo que conocemos, su dependencia de nuestra experiencia personal. El conocimiento hereda- do ya no podia aceptarse sin cuestionarlo. Pero a medida que se acumula- ba nuevo conocimiento, la imprenta, en lugar de provocar escepticismo empezo a hacer posible un nuevo tipo de confianza. Se podian comprobat los hechos, replicar los experimentos, se podia colocar a las autoridades una al lado de otra y compararlas. El escrutinio intelectual podia ser mu- cho mas intenso y extenso de lo que nunca fue antes. La imprenta fue la precondicién para esta nueva insistencia de que el conocimiento, que ya no era autoritario, podia al menos devenir fiable. Los nuevos instrumentos y los océanos de libros impresos dieron p2s0 anuevas experiencias y destruyeron las autoridades antiguas, La antigua «QUE ES LO QUE Sé% 593 ia de la ciencia, la historia de la ciencia de Burtt, Butterfield y Ko- nazaba la idea de que la nueva ciencia del siglo xvu fuera sobre yet onsecuencia de esta nueva evidencia; lo que importaba eran nue, vo Mneras de pensar. La nueva historia de la ciencia, empezando con vin, intent fundamentar estas nuevas maneras de pensar en comunida- uipielectuales: el éxito de las nuevas ideas dependia de conflicto y la se petencia en el seno de las comunidades de pensadores y entre dichas ue munidades. Al problematizar la idea de que los experimentos podian «a'icarse con éxito, los miembros de la generacién posterior a Kuhn, la ‘f yacion de Shapin y Schaffer, buscaron demostrar que la experiencia ma es impredecible, maleable, construida socialmente. Segin ellos (y {uidisienten de Kuhn), la historia social del conocimiento noes solo un aspectO de la historia de la ciencia; mas bien, la historia social del cono- “niento es la nica historia que puede escribirse. Reconocer las insuficiencias de la historia posmodema de la ciencia sosignifica que debamos volver simplemente a Kuhn o Koyré. El proble- ‘mde concentrarse en los cambios de paradigma que les interesaron es que perdemos de vista el entorno mas amplio dentro del cual estos cam- bios tuvieron lugar: asi, Kuhn dio una explicacién del copernicanismo en aque el descubrimiento se daba por sentado, el telescopio apenas apare- (ay nunca se mencionaba el idioma en el que se realizaba la ciencia. El | enfoque de Kuhn daba por sentada la empresa cientifica, con lo que inevi- ublemente dejaba de lado el proceso de su formacién, que era fundamen- tal para el triunfo tardio del copernicanismo. Kuhn no supo ver lo que se perdia porque supuso que la ciencia habia sido inventada mucho antes de 1543 y porque subestimé gravemente los obstaculos a la adopcién del copemicanismo, obstaculos que procedian de la subordinacién de la astro- tomia a la filosofia. Un tal enfoque podria explicar revisiones locales: como desarrollé Pascal una teoria de la presién, 0 cémo dio Boyle con la ltyde Boyle; no puede explicar la larga series de experimentos con el va- cio desde Berti a Papin (el motor de vapor atmosférico de Newcomen no fie tanto un nuevo principio como la conclusién final de aquella empresa eitendida), porque durante aquella secuencia se construyé una nueva cul- ‘ura, una que buscaba resolver las disputas intelectuales mediante experi- mentacién, Dicha cultura se basaba en imitacién de una empresa anterior, que buscaba resolver disputas relacionadas con la estructura del universo tediante observacién cada vez mas exacta, la empresa de la nueva astro- ‘omia fundada por Tycho Brahe. Cuando los matematicos cambiaron su ‘tencién desde la observacién al experimento, desde la astronomia a la fisi- % encontraron que necesitaban un nuevo conjunto de herramientas inte- tuales, un nuevo lenguaje. Parte de dicho lenguaje (hipdtesis y teorias) Procedia de la astronomia; parte del mismo (los hechos, y posteriormente isto" 594 LA INVENCION DE LA CIENCIA la evidencia) procedia del derecho. Este nuevo vocabulario fue fi tal para explicar la condicién del nuevo conocimiento, y sin embargo « un lenguaje que habiamos Ilegado a dar tan completamente por sen que su invencién se ha hecho invisible. La presuncién ha sido, o bien g. pensar es algo que se produce de manera natural, o bien que todos; utensilios intelectuales necesarios para pensar acerca de la ciencia natya habjan sido desarrollados por los antiguos griegos. Tal como hemos vig, este no es el caso. Las indagaciones sobre ciencia han tendido a suponer que basicamey, te existen tres variables que hay que tener en cuenta: experiencia (hecho, experimentos), pensamiento cientifico (hipdtesis, teorias) y socieday (condicién social, organizaciones profesionales, revistas, redes, manus. les). El concepto de paradigma de Kuhn, que él presenté como una ang. gama de una practica, una teoria y un programa educativo, representé ug manera particular de engranar estas tres variables. Este programa funds mental podria haberse puesto en cuestién con la publicaci6n de The Emer. gence of Probability (1975), de Ian Hacking, que afirmaba que pensar ey probabilidades proporcioné una herramienta intelectual potente que no habia existido hasta la década de 1660." Pero ahora ya deberia ser aparen- te que la probabilidad fue solo una de una serie de herramientas inteles- tuales clave que aparecieron en el decurso del siglo xvii: los materialesa partir de los cuales se podia construir una nueva historia de la ciencia de este tipo no estaban disponibles en 1975. Sin embargo, la identificacién de Hacking de la teoria de la probabili- dad como un modo particular de pensamiento ha servido para esclarecer las alternativas intelectuales que estaban disponibles antes de la apariciin de la probabilidad. No hay lineas escritas por Galileo que se hayan citado con mas frecuencia que estas: * Sobre Emergence, véase Daston, «The History of Emergences» (2007). En este libro no he destacado la importancia del pensamiento probabilistico porque su impacto principal aparece més tarde: Gigerenzer, Swijtink et al., The Empire of Chance (199) Hacking consideré que su obra era un desarrollo de los estudios de Michel Foucault ea la arqueologia del conocimiento, pero considero que Emergence es una obra mucho menos foucaultiana de lo que Hacking creia; Hacking también reconocié una dev considerable para con Alistair Crombie. Emergence encaja, al menos para mis popis+ tos, en la tradicién de estudios historicos de herramientas intelectuales que para lstis- toriadores empieza con Febvre, Le Probléme del 'incroyance (1942). La preocupatés de Febvre con las herramientas intelectuales era aparente en la enciclopedia histor que planeaba: Rey, Febvre et al. (eds.), L ‘Outillage mental (1937); su origen estiet! antropologia de Lucien Lévy-Bruhl, por ejemplo Lévy-Bruhl, How Natives Tt (1925). (N. del a.) “QUE bs | LO Qup ESE, © fi jlosofia estd escrita Om y gine fy filoso! enes -Y sin’ fing, s _ meng emMbae™ jest08 218 (BUENO decir fg gg a aE Dor 80 ¢ ani gs que aprendamos Primerg a or" V0), ne temo pt Sido, 6 (SMa? nes Toeeres en 10S que esti eyes O™Pren, "2 pode a fen gue, Dien ({° os & son triangulos, ef PUA egeper MBuaje ®t : Me tor . s BUlos, cirey ity ¢ Bie y gy € la cign dog y igs es humanamente imposibye 40° Has figs Heng 5 Neig log red iO ab © entender, B4AS oon ME Ma oMo, hemo tura, Mjemos hacer garabatos sin Sentido en, nly oe Sola py rane 8 Vi ” Abetinto og tltbra st . 0 ones Bi eT que bs 0, opinin de Galileo la herramienig PscUry eriengig iM, feta ran a ieas herramjen a lta >rias) y 6 echos 10a opinidn razonable, puesto que fueron fa Cientifieg °S, redeg “ldag em ecesitaro0 ce la setronomi copemmicana y eas hea 2 necesito, la ciencia de log : Como yy a. * de Galileo, la ciencia de los proyectijeg 1 FBS dog - Tepreg, lal. cia coportaban peso. Al insistir en que e tas eee Proeresen ne wes Galileo descartaba la Wyieg ye eT onde Thee : por supuesto, desde Galileo se ha inventadg : ve ne Eme, al e cer ciencia, 4 la SI - a que Pensge gon Jos QUE hace! la, entre ellos e] Algebra, ¢| clear’ de lenguajes Potente gue” probabil. i ; lo y la teoria de Deri: leno gs facil pensar que él nuevo conocimiento sy a Ser aparen In _ans(eltlescopio de Galileo, ta bomba de aire de Bou ea iPS de ape ion), no de nuevas herramientas intelectuales,t a, menudo Prisma de New. sn eqivocada: en un perfodo de cien asl egy SSR oF ¢srepiomicina, 1948) puede parecer mucho mis gan etre sosX (1895) 0 incluso la produecién de imagenes po Teoatcie ica (1973). Los nuevos instrumentos son mas claros que el ai ie Eee uskerramientas intelectualesno lo son. Unbuen gemploesienee ne de Descartes de emplear letras de cerca del final del alfabeto (s, y, 2) van presentar cantidades desconocidas en ecuaciones, o la introduceién por William Jones del simbolo m en 1706. Leibniz creia que la reforma de los simbolos matematicos mejoraria el razonamiento de manera tan efectiva como el telescopio habia mejorado la visién.'” Otro ejemplo es el grafico: ahora los grficos son ubicuos, de modo que resulta sorprendente descu- brir que solo empezaron a usarse en las ciencias naturales en la década de '830, y en las ciencias sociales en la de 1880. El grafico representa una de la probabj i- para esclarecer de la aparicién e hayan citado (2007). En este que su impacto Chance (1989). hel Foucault en na obra mucho cid una deuda * Hay libros modernos (por ejemplo, Heilbron, Galileo, 2010) que suelen presentar a mis propés' jones Son pro- 'scescubrimientos de Galileo como formulas algebraicas tales presenta re para los his- Undamente anacrénicas, (WN. del a.) nuevas herramientas para reocupacion ¥ Asumo una distincién entre nuevas maneras de pensar y 0 Las herramientas n> edia historic Pits las nuevas ciencias de Galileo eran ciertamente nuevas, re remain el cleulo gen esté e , Metals que uso para construirlas eran conocidas de oa posi frmularse ‘tives Thi Ute nueva herramienta para pensar, y sin ella Newton n0 “Sciin de la atraccién gravitatoria, (N. del a.) cm 596 LA INVENCION DE LA CIENCIA potente herramienta nueva para pensar.'* Un concepto absolutaments damental, el de la significacién estadistica, lo propuso por primes Ronald Fisher en 1925. Sin él, Richard Doll no habria podido dem Nez en 1950, que fumar causa cancer de pulmén. stra, Las herramientas fisicas funcionan de manera muy distinta a Jag mientas intelectuales. Las herramientas fisicas nos permiten actyay mundo: una sierra corta madera y un martillo clava clavos, Estas hy mientas dependen de la tecnologia. El destornillador no apareci¢ h; siglo xIx, cuando fue posible producir en masa tornillos idénticos; de ello, los pocos tornillos fabricados a mano que se usaban se hacian g, rar con la punta de una hoja de cuchillo.'? Telescopios y microscopigg pendian de técnicas preexistentes para hacer lentes, y termémetros yi metros dependian de técnicas preexistentes para soplar Vidrio. Telesoop, y termémetros no cambian el mundo a nuestro alrededor como lo hy sierras y martillos, pero cambian nuestra consciencia del mundo. Tj forman nuestros sentidos. Montaigne decia que la gente solo puede Ver con sus propios ojos; cuando miran a través de un telescopio (lo que, des. de luego, Montaigne nunca hizo) siguen haciéndolo con sus propios ojos, pero ven cosas que su vista nunca podria ver sin ayuda. En cambio, las herramientas intelectuales manipulan ideas, no el mun. do. Tienen precondiciones conceptuales, no precondiciones tecnoldgicas, Algunos instrumentos son herramientas a la vez fisicas e intelectuales, Un dbaco es un utensilio fisico para realizar célculos complicados; nos permi- te sumar y restar, multiplicar y dividir. Es perfectamente material, pero lo que produce es un nimero, y un numero no es material ni inmaterial, Un abaco es una herramienta fisica para realizar trabajo mental. También lo son los ntimeros arabigos que damos por sentados. Escribo 10, 28, 54, y no, como hacian los romanos, X, XXVIII, LIV. Los nuimeros ardbigos son herramientas que me permiten sumar y restar, multiplicar y dividir sobre un pedazo de papel con muchisima mas soltura de lo que podria hacerlo con nuimeros romanos. Son herramientas que existen como anotaciones en Japagina y en mi mente; como el abaco, transforman la manera como ope- ro con nimeros. El numero cero (desconocido por los griegos y los roma- nos), la coma decimal (inventado por Clavio en 1593), el algebra, el célcu- lo: todos son herramientas intelectuales que transformaron lo que pueden hacer los matematicos.2° La ciencia moderna, ahora deberia ser aparente, depende de una set de herramientas intelectuales que son tan importantes como el abaco o¢! algebra, pero que, a diferencia del abaco, no existen como objetos mal riales y que, a diferencia de los nimeros ardbigos, el algebra o Ja com decimal, no requieren un tipo concreto de inscripcién. Son, a primera VS ta. simplemente nalabras («hechos. cexnerimentacy whindtesig, «te0” gaba orig en el Seno Jos fildso! no eran 1 se emplee declaraci¢ Junto una comu lanueva puesto qi esta com: competit cribir la Cos), exp institucie Mientas historia cen; des ductoric Vivido > el mun- oldgicas, ales. Un Ss permi- > pero lo rial. Un abién lo 8, 54,y gos son ir sobre hacerlo ones en 20 ope- roma- calcu- pueden = serie =o oe! «QUE ES LO QUE SE?» 597 adleyes de la naturaleza» y, de hecho, «probabilidad»); pero las pala- (“gan nuevas maneras de pensar. Lo que tienen de peculiar estas sntas intelectuales es que (a diferencia de las herramientas intelee- setaZ ue emplean los matematicos) son contingentes, fables, imperfec- rales 0 hacen posible un conocimiento sélido y fiable. Implican declara- 8 Per josoficas que son dificiles, quiza imposibles, de defender, pero en cont ica funcionan bien. Sirvieron como un pasaje entre el mundo de ptt gne, un mundo de la creencia y la conviecién inapropiada, y nues- ottindo, e! mundo del conocimiento fiable y efectivo. Explican el enig- sod que seguimos sin poder hacer un pufiado mayor que un pufo, o una ypcad més larga de lo que nuestras piernas pueden extenderse, pero que ‘av podemos conocer mas que lo que Montaigne pudo conocer. De la niga manera que el telescopio mejors las capacidades del ojo ests he- ientas mejoraron las capacidades de la mente. Durante el siglo xvit el significado de palabras clave varié y cambié, y jentamente tomd forma un vocabulario cientifico (0 quizd metacientifico) andemo. Este reflejaba nuevos estilos de pensamiento, a los que a la vez, aba origen.?! Estos cambios fueron raramente el tema de debate explicito enelseno de la comunidad intelectual, y por lo general los historiadores y sfilésofos los han pasado por alto (en parte porque los propios términos 10 eran nuevos —«probabilidad» es tipico al respecto— incluso si ahora seempleaban de una nueva manera), pero transformaron el caracter de las éecaraciones de conocimiento.?? Junto a estas herramientas intelectuales podemos ver la aparicién de una comunidad acostumbrada a usarlas: el nuevo lenguaje de la ciencia y lanueva comunidad de cientificos son dos aspectos de un tinico proceso, puesto que los lenguajes nunca son privados. Lo que mantenia unida a ‘stacomunidad no era solo el nuevo lenguaje, sino un conjunto de valores competitivos y cooperativos expresados en el lenguaje utilizado para des- | cibir la empresa cientifica (mas que en los propios argumentos cientifi- (0s), expresados en términos de descubrimiento y progreso y finalmente ‘astitucionalizados en la eponimia. Lo que es sorprendente de estas herra- 4ientas intelectuales y valores culturales es que han demostrado tener una bitcria totalmente distinta de la de los paradigmas. Los paradigmas flore- ‘en; después algunos mueren y otros quedan relegados a manuales intro- Stories. EI nuevo lenguaje y los nuevos valores de la ciencia han sobre- 'Wido durante 300 afios (500 si nos remontamos a su origen comin en ““Scubrimiento»), y no hay nada que sugiera que es probable que pronto Pen de moda. Al i igual que el algebra y el calculo, estas herramientas y ts we . | “0s valores Tepresentan adquisiciones que son demasiado potentes para : "tarlos, y que permanecen no como piezas de museo sino que estén SO constante. Por qué? Porque el nuevo lenguaje y la cultura de la 598 LA INVENCION DE LA CIENCIA ciencia constituyen todavia (y ereo que siempre constituirén) el armayg basico dentro del que se realiza la empresa cientifica. Su invencion eypgt te integrante de la invencién de la ciencia. “ §3 La Revolucién Cientifica fue un tinico proceso transformativo, laggy, secuencia acumulativa, no de un tipo de cambio repetido muchas y sino de varios tipos distintos de cambio que se superponen y se entretgjen unos con otros. Primero, estaba el armazon cultural dentro del cual sein. venté la ciencia. Este armaz6n consistia en conceptos tales como desoy. brimiento, originalidad, progreso, autoria y las practicas (como la eponi, mia) asociadas con ellos. Una escuela mas antigua de historiadores fildsofos dio por sentado este armaz6n, mientras que una escuela mare, ciente ha deseado desacreditar o deconstruir los conceptos en lugar degy. plicar su importancia y rastrear su origen. Dicha cultura surgié en un mo. mento concreto del tiempo: antes de aparecer no pudo haber ciencia tal como entendemos el término. Desde luego, los criticos tienen razén eq que conceptos tales como descubrimiento son problematicos: los deson. brimientos rara vez los hace un Unico individuo en un momento precisoen el tiempo. Pero al igual que muchos otros conceptos problematicos (de. mocracia, justicia, transubstanciacién), proporcionaron y siguen propor cionando un entramado dentro del cual la gente dio sentido y da sentido sus actividades y decidia y todavia decide cémo vivir su vida. No pode. mos comprender la ciencia sin estudiar la historia de estos conceptos fim dacionales. Junto a este nuevo entramado, la imprenta transforméd la naturaleza de las comunidades intelectuales, el conocimiento que podian intercambiary la actitud ante la autoridad y la evidencia que les Ilegé de manera natural Después vinieron los instrumentos nuevos (telescopios, microscopios, b- rometros, prismas) y las teorias nuevas (la ley de la caida de Galileo, las leyes del movimiento planetario de Kepler, la teoria de la luz y el color de Newton). Finalmente, la nueva ciencia recibié una identidad distintiva mediante un nuevo lenguaje de hechos, teorias, hipotesis y leyes. Asi, cit- co cambios fundamentales interactuaron y se conectaron en el decurso del siglo xvil para producir la ciencia moderna. Los cambios en la cultura més amplia, en la disponibilidad de una actitud ante la evidencia, en la instr’- mentacidn, en teorias cientificas definidas de manera estricta, y en ¢l let guaje de la ciencia y la comunidad de usuarios del lenguaje, todos oper ron a lo largo de diferentes escalas temporales y fueron impulsados po! factores diferentes e independientes. Pero el efecto acumulativo era ut “GQUE Es Lg, QUE an) ¢ j6n fundamental en j vencigh Max, ost os a invencién de [a Ciena S Pan, ie 0 que cada uno de estos cambi pues nueva ciencia deberiamos ser UE necesar: sit jos. PeTO, Si Se observa detenidamen 0505 a Lae 3 constnye. onde ‘iba de una cosa mas que de Cualqui fe, eg aaren de intentar cenit sobre la filosofia, Todos ada LY esta en 'e que 1 Mueve Ativo, jg ae posiciOn de los filésofos y Teforzaron | de estos can Tiunto de Uchag oon. atte dferencia de 10s f6sofay 1eesicion de jogs bilita. S¢ entreta®® os toon. El nuevo lenguaje de [a Ciencia ene ieMVenidag 5p tema Tcuay glen mmigje que confitid a los nuevos Cientificgs pe Pot encima gee ine Omo dec Ks ot ncia, 0, Como se la Hamaba enton > Hamien Sa’ todo un escy_ evidene’ i ~~) ONCes, Ja iene tt Mang) NO la epee weal y Diderot (y Vadiano, Contarini, Cartier y go petiencia, Leonel rigdores vn: era [a experiencia lo que ™arcaba la diferensay°s ems) tonics ela mas Te. cjencias Y las antiguas, 18 entre Jas Tuevas UBar de ox £7 un mo. Ciencia ta] $4 1 Faz6n en | los desey. PTeciso en ticos (de. Desde entonces, ya pesar de las afirmaciones dee N propor- posmodernistas, hemos aprendido a desarrollar un Conocimiento ‘able sentido a aunque nosotros, en tanto que seres humanos, hemos Continuado siendo No pode- tan falibles como siempre. Desde luego, nuestro Conocimiento actual re- tos fun- sultard ser incompleto y limitado a los ojos de las generaciones futuras; ni siguiera podemos empezar a pensar qué es lo que un dia se conocera. Pero aleza de no hay posibilidad de que se demuestre simplemente poco fiable. Podemos mbiar y calcular de manera fidedi igna la trayectoria que un cohete seguira al volar natural. desde la tierra a Marte. Podemos secuenciar el ADN humano, e identificar ios, ba- las mutaciones genéticas que causan, por ejemplo, la diabetes. Podemos leo, las ‘onstruir un acelerador de particulas. No podriamos hacer estas cosas si olor de nstro conocimiento estuviera totalmente mal interpretado; quienquiera intiva esugiera que es asi deberia encontrar la misma impaciencia con la que aah Montaigne recibié la informacién de que los romanos no entendian el sis- so del tema de vientos del Mediters mas : lediterraneo. , ; ela : _ llilary Putnam afirmé en 1975 que el realismo, la creencia de que stru- Ciene ia aleanza la verdad, «es la tinica filosofia que no hace en clea un milagro».23 La consideracién es sencilla: la cine eae 2 la hora de explicar qué ocurre y de predecir que epee més mn lento Cientifico es verdad, dicho estado de coe verdad entonces “leaciones; Pero si el conocimiento cientifico no & 600 LA INVENCION DE LA CIENCIA solo un milagro podria producir una coincidencia tan perfecta entre gg dicciones de los cientificos y lo que ocurre realmente. El argumeng Putnam fue tumbado por Larry Laudan, quien rebatié la afirmacign ge las teorias cientificas de éxito es probable que sean verdad, y estuyg ae cierto al hacerlo.*4 Muchas teorias que ahora consideramos completay. te equivocadas han tenido éxito en el pasado. Con ello no quiero deci, teorias que siempre fueron defectuosas, que fueron reconocidas como 4° fectuosas por algunas personas en su época, pero que sin embargo coy, guieron un seguimiento generalizado: la medicina hipocratica (humorqy " la alquimia, o la frenologia. Quiero decir por el contrario teorias que gy’ vieron bien establecidas en la ciencia de su época, se basaban en evden, significativa, parecian proporcionar explicaciones sélidas y se usaony, éxito para hacer predicciones nuevas: teorias como el sistema ptol el flogisto (una sustancia de la que se crey6, desde 1667 hasta fimales dj siglo xvi, que era liberada por las sustancias combustibles cuando seg, cendian), el calérico (un fluido elastico del que se supuso, en la Primer, mitad del siglo x1x, que era la base material del calor) y el éter electron. nético (del que se creyé, en la segunda mitad del siglo xx, que era el metig para la propagacién de la luz). Estos casos difieren, por ejemplo, del de la fisica newtoniana, Ui zando la teoria de la relatividad de Einstein se puede construir un mundy (el mundo de nuestra experiencia cotidiana) en el que las leyes newtoniz. nas corresponden de manera muy ajustada a lo que ocurre realmente, Los astrofisicos emplean todavia las ecuaciones de Newton, no las de Einstein, para trazar las orbitas de las naves espaciales, porque aunque los caleuls newtonianos se basan en lo que ahora considerariamos ideas equivocates, las diferencias entre estos y los calculos que reconocen la relatividad del espacio y el tiempo son demasiado pequefias para que valga la pena pree cuparse por ellas. Asi, puede considerarse que la fisica einsteniana hetedd los resultados de la fisica newtoniana al tiempo que Ilegaba mucho mis alld que estos. Pero en los casos del caldrico o del éter electromagnéticon hay teoria heredera, y ahora no diriamos que estas teorias, que antaiio pe recian perfectamente bien establecidas, fueran aproximaciones itilesalt verdad. No obstante, del hecho de que ya no consideremos que estas fat rfas sean ciertas, 0 incluso utiles, no se sigue que nunca estuvieran asoel das a practicas experimentales fiables; al igual que la astronomia piole maica, estaban bien fundamentadas dentro de ciertos limites. Las argumentos de Laudan se dirigen contra la afirmacion de Putnam dequelt ciencia se dirige a la verdad, no contra la afirmacién de que lo que carat riza a la ciencia es que es fiable.25 Tal como Margaret Cavendish dijott 1664, comparando la busqueda de la verdad con la futil busqueda del! piedra filosofal que habria de transformar el metal comin en oro: «& QUE ES 10 oUr sen, aunque es M6s0F0s naturales ng ,0 los fundamentos 4, uraleza. la naturales, ott la Fi oe verdad, y be ree uSiB™ la vida gers artes de tog safeeea lt verdad, y la bisqueda qe 8 el homes Sienciag a % pa ilidad de luego, la fial 8 un co} rar ls MEAICOS de la época de yr” SSCur SCurridi: i i 20. Sol side lontai, ‘olo hemos amrio. Pensaban que empleaban sys conocimn = hen foam * sites En realidad, Sus remedios preferiggs no™S Para curay 9 te : . Pata curar a j cient: 27 6 los pa. ningun bien- Tomaban ‘rroneamente la Tec Bias y Dury Pa. i ias al funci i ‘Uperacig acientes (gracias al funcionamiento de su si ‘*10n espontine, seeieleteto placebo, por curas producidas po gin" Cothing piservad res inteli ee les, como Montaigne, lo sospechat Pa Médica (y los zunkubo métodos fidedignos de medit el éxito hang woe EXmedice pero los astronomos ptolemaicos de la época de ie Siglo xix, giferentes de los médicos hipocraticos, ¢ Ontaigne eran muy asst las excéntricas y los epiciclos, que tenian que °s. Clavio aime 2 € otro modo el é i snes que hacian los astrOnomos eran inexplicablen se” & 48 Predic- les: Pero mediante el supuesto de circulos exe se conservan todos los aspectos ya conocidos, fendmenos futuros, el tiempo de los cuales es ssreible que debamos obligara los cielo (pero parece qu los cbigera las exeéntricas y los epiciclos son ficciones, tal como querrian nuestros 23. versarios) a obedecer nuestras ficciones y a moverse como queramos o como concuerda con nuestros principios.2* ‘ntricos y epiciclicos no solo sino que se predicen también totalmente desconocido ... no Clavio se equivocaba (no hay excéntricas ni epiciclos). Pero tenia ra- ain al afirmar que podia predecir los movimientos futuros de los cuerpos celestes con un grado elevado de fiabilidad. Como Clavio, ponemos a jneba nuestro conocimiento haciendo cosas con él, que es la diferencia findamental entre nuestro conocimiento y la mayor parte de las ciencias ‘el época de Montaigne. En comparacién con la filosofia del siglo xvi, ‘ods nuestras ciencias son ciencias aplicadas, y todo nuestro conocimien- nden de la idea de que una ee Denis Papin, que habia cebo y el efecto placebo, en os visto (p. 313), lanece- de control ya la habia in- * Laspruebas modernas de la eficacia de las terapias "iefectiva ha de funcionar mejor que un placebo. Rest idol titulo de médico, fue el primero en describir el pla #28 Leibniz del 11 0 12 de agosto de 1704. Tal como hem oy, titel éxito en relacién a los resultados en un BrP ‘alter Charleton. (N. dela.) 602 LA INVENCION DE LA CIENCIA to cientifico es lo suficientemente sdlido para soportar la aplicaci mundo real, aunque solo sea en forma de experimento. Podemog raat esto en tres palabras: la ciencia funciona. Testy Si aprendemos a navegar con una barca Se nos ensefiara a operap un sistema ptolemaico, con una tierra estacionaria y un sol en moving to, no porque sea verdad, sino porque permite un conjunto de Calloulos ciles. De modo que una teoria falsa puede ser perfectamente fiable se usa en el contexto apropiado. Si ya no usamos epiciclos, flogist, cag rico o éter no es porque con estas teorias no puedan obtenerse resylt fiables; es porque tenemos teorias alternativas (teorias que consi que son ciertas) que son igualmente faciles de usar y que tienen una gama de aplicaciones mas amplia. No hay buenas razones para pensar que yy dia nuestras ciencias fisicas resultaran, como la medicina hipocratica, sey tonterias aprendidas; pero es perfectamente posible que alli donde soy ciertas lo son, como los epiciclos de Ptolomeo, por razones completamen. te equivocadas. La ciencia ofrece conocimiento fidedigno (es decir, pr. diccién y control fiables), no la verdad.2? Un dia podemos descubrir que algunas de nuestras formas de cong. cimiento més queridas son tan obsoletas como los epiciclos, el flogisto, ef cal6rico, el éter electromagnético y, de hecho, la fisica newtoniana. Perp parece practicamente cierto que los futuros cientificos seguiran hablando de hechos y teorias, experimentos e hipotesis. Dicha estructura conceptual ha demostrado ser notablemente estable, aunque el conocimiento cientifi- co que describe y justifica ha cambiado hasta ser irreconocible. De la mis- ma manera que cualquier conocimiento progresivo de los procesos naty- rales necesitaré un concepto equivalente a «descubrimiento», a medida que se produzcan avances ulteriores necesitara una manera de representar el conocimiento de manera tanto fiable como revocable: términos queha- gan la funcién que hacen los «hechos», las «teorias» y las «hipétesisy ten dran que desempefiar un papel en cualquier empresa cientifica madura, Hemos de finalizar reconociendo que tenemos el conocimiento cient fico que tenemos contra todas las probabilidades. No hay prueba ninguna de que el universo se hiciera pensando en nosotros, pero por buena fortuna parece que tenemos el aparato sensorial y las capacidades mentales nece- sarios para empezar a comprenderlo; y a lo largo de los ultimos seiscientos afios hemos confeccionado las herramientas intelectuales y materiales ne- cesarias para progresar en nuestra comprensi6n. Robert Boyle preguntaba: 4Y cémo se demostrara que el Dios omnisciente, o esta admirable org nizadora, la naturaleza, pueden exhibir fendmenos de ninguna otra manett que las que son explicables por la débil raz6n del hombre? Digo explicable: en lugar de inteligibles, porque puede haber cosas que aunque las compret- «QUE Es Lo, QUE si, tante bien, si Dios, o alga bas lo ; 603 Fa SF Mas int ent 1 obfa para informamos ge ellas, a nn a, 7 5 jg-en S otros mismos descubrir tals, Verdades 36 igramos into O05 jon jor nt «Jo P - tres no han ye, ji es y extraterres 7 rea Via on nuestra ayy. 5, ange! ez mas fendmenos han 0 ser SxPlicables por lade. Die ada V humanos. es . —— . ype de los a rograma de Investigacion, gf Método perimental, gf i ot encia ee encia pura y nuevas tecno), Bias, el le fzamnientO cable) se inventé entre 1573 y 1 ol to revor rece probable jie clas, Y Da see MBuaje del oo. ia Vivimos con que los sereg humanos si solo vivimos con log beneficios tecnolégic, "alas. Pero nO anera cientifica de pensar se tnco 7 ha a, moderna ide nuestra Sola eeley ts bac 3 andamentl do en el que chos, e oe nte en un eel conocimiento no se basaba enla on Soe ee ts en la que © leyes. La Revolucién Cientifica he natok ur 7 F i éxito tan extraordi . a Jpnraleza i olemente a que ha tenido un éxito tan i imp} le debido s: sible ins 880 Viviendy 8 de la cien- nVertido en una Parte dificil pensar Tetros- aba de hechos, hipote-

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