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BIBLIOTECA ARTIGAS COLECCION de CLASICOS URUGUAYOS VOLUMEN 208 IDEA VILARINO DE LA POESIA Y LOS POETAS MONTEVIDEO 2018 Minisrerio DE EDUCACION Y CULTURA BIBLIOTECA ARTIGAS Art, 14 de la Ley de 10 de agosio de 1950 COMISION EDITORA Dra. Marfa Juuia MuXioz Ministra de Educacién y Cultura Lic. ALICIA Casas DE BARRAN Directora del Archivo General de la Nacién Lic. EsTHER ParLos Directora de la Biblioteca Nacional Mas. Anprés AzPIRoz Director del Museo Histérico Nacional CoLEcciON DE CLAsiCos URUGUAYOS: DR. WILFREDO PENCO Director Honorario Vol. 208 Tea ViLaniRo DE LAPOESIA Y LOS POETAS Cuidado de la edicién: ‘Ava Inés LaRRE BORGES y ROSANA PEVERONI A2 [444. dos IDEA VILARINO DE LA POESIA Y LOS POETAS Recopilacién y prologo de ANA INEs LARRE BORGES Montevideo 2018 L. Sot. 108 Marcha se produjo en 1974— y prohibié autores y artistas. Muchos intelectuales marcharon al exilio; Idea eligié quedarse. Alejada de la docencia, pasé largas temporadas en su casa de la playa en el balneario Las Toscas y vivié el «insilio» junto a un joven profesor de Filosofia que habia sido su alumno, Jorge Liberati, con quien se casd, Trabajé en traducciones de Shakespeare para editoriales argentinas y preparé manuales de literatura en una coleccién que dirigia Liberati: Los sal- mos (1974), Literatura biblica (1976), Rubén Dario (1979). Escribié el prélogo para el volumen sobre Julio Herrera y Reissig de la coleccién ‘Ayacucho que Angel Rama dirigia en Venezuela. Trabajé.intensamente ¢n sus ritmos. En 1980 publicé No, donde reunié poemas muy breves de distintas épocas. Restaurada la democracia en 1985, Idea se integré a la redacci6n del semanario Brecha, fundado por periodistas de la antigua Marcha, yy regres6 a la docencia en el Departamento de Literatura Uruguaya de ia Facultad de Humanidades y Ciencias. Empezé un periodo de viajes Y reconocimientos. En 1988 se le otorgé el Gran Premio José Enrique Rod6 por el conjunto de su obra. Viajéinvitada a Francia, Chile, Suecia, Cuba, Espaiia, Argentina, Peri. Recibié la medalla Haydée Santamaria de Cuba (1994) y la medalla Gabriela Mistral de Chile (1996). En 1997 se estrend Jdea, un video de Mario Jacob. Obtuvo el Morosoli de Oro ée la Fundacién Lolita Rubial (2005) y el premio a la trayectoriainte- leotual dela Cémara del Libro en Uruguay (2006). La consagracién se reflej6 también en su bibliografia: en 1994 se hab{a publicado Poesia 1945-1990, que tecuperaba poemas anteriores a su primer libro y fue antecedente de su Poesia completa editada en 2002, bajo su supervi- sién, En 2004 publicé Ultima antologia y en diciembre de 2007 se pu- blicé con su colaboracién el libro album Jdea: la vida escrita, en el que por primera vez dio a conocer fragmentos de su diario intimo. ‘Al morir, en abril de 2009, Idea Vilariffo, que a pesar de estas mu- chas distinciones no tuvo ninguno de los grandes premios de la len- gua que sin duda merecia, ya era considerada una de las mayores vo- ces de la poesia hispanoamericana, Fue velada en Ia Universidad de la Repiblica, Péstumamente su obra en prosa crecié con la edicién de su Diario de juventud (2013), La masa sonora del poema (2016), y con este libro que retine lo que pensé y escribié De la poesia y los poetas.” DE LA POESIA Y LOS POETAS PROLOGO Idea de la poesia «La poesia es para m{ una forma de ser, de mi ser. Todo lo demés de mi vida son accidentes. Pude ser profesora 0 no. Sola o no. Musica o no. Traductora de Shakespeare o no. Estudiosa de l2 prosodia 0 no. Todas las cosas que amé y que realicé en la medida que pude. La poesia no fue ac- cidental. Mi poesia soy yo». Asi respondia, al final de su vida, Idea Vilarifio a una pregunta de Elena Poniatowska.' La poesta como destino fue en su caso una certeza tem- prana que ella reconocié siempre como un legado de su Leandro Vilarifio (1892-1944) fue un hombre culto, autodidacta, un poeta inédito y un anarquista que dio a sus cinco hijos la originalidad de sus nombres —Alma, Idea, Azul, Poema, Numen— y alenté sus inclinaciones attisticas. Idea recordé muchas veces que crecieron escuchindolo recitar sus poemas y los de sus poetas predilectos en las sobremesas familiares. «Le pediamos que dijese nuestros favoritos, Julio Herrera: “Junio, el tey més blanco, blanco néctar bebe / bebe blanca nieve: nieve blanca harina...”. ;Almafuerte! Dario: “El olimpico cisne de nieve. “Margarita, esta linda la mar...”. A los diez afios ya me sabia de memoria el larguisimo Los 1 Elena Poniatowska, «La suplicanten, en Idea, La vida escrita, edicion de Ana Inés Larre Borges. Montevideo, Academia Nacional de Letras, Cal y Canto, p. 131. var PR6LOGo motivos del lobo»? A los veinte, ilustré con acuatelas y encuaderné amorosamente una antologia de Julio Herrera y Reissig que atin guarda su dedicatoria: «A papé que me ensefié a querer a Reissig - 8/3/1941». Tenia veinticuatro cuando murié su padre, el 4 de diciembre de 1944, unos meses antes de que ella publicase La suplicante, su primer libro. En 1953 reunié una seleccién de sus poemas en Poesia 1915-1925, el iinico titulo de Leandro Vilarifio, Asu memoria escribié un poema breve y casi secreto, «a L.V.», pero lo ubieé en su Poesia completa junto a los que cedicé a Dario y Baudelaire. Ahi estabas estis estards siempre mirando qué inmévil distraido. Siempre. Mientras yo esté. Es un poema que tiene el laconismo de sus tiltimos versos, escritos bajo el lema de aquel memorable «nom- brar alcanzay.* No explica al padre ni lo dice, solo nos hace testigos de un secreto entre los dos que, desde su reticencia, proclama la intimidad de un amor filial, su pa- radoja de ser un sentimiento absoluto y saberse fugaz. Al 2. «Blamor y la muerte esas certezas», entrevista de Mario Benedetti, Mar- cha, 29 de octubre de 1971, Reproducide en La vida escrita, pp. 60-67. 3. Leandro Vilaritio, Poesia 1915-1925. Edicién numerada impresa en Ros- gal, la misma imprenta de la revista Mimero; bajo ese sell ealieron Por aire sucto (1950) y Nocturnos (1955). 4 ednitil decir més / nombrar alcanza» es el tltimo, brevisimo, poema de No y el que Idea decidié que fuese el que cierra su Poesia completa, vin PROLoGo escribirlo, por obra de la poesfa que los une y que Idea no nombra, Leandro, el padre y el poeta, queda a salvo del olvido. En el momento de presentar este libro que reine lo que Idea Vilarifio escribié sobre la poesia y los poetas, la evocacién del padre era necesaria; Leandro no solo trans- mitid a su hija el amor por la poesia, sino una idea de lo que la poesia es y debe ser: «Mi padre era un buen poeta y gran conocedor de formas y de ritmos. Y tal vez el mejor lector de poemas que conoci: hacfa oir también cl sonido, los acentos. Ambas condiciones fueron una buena escuela desde tempranon. Recordaba con admiracién que su pa- dre fuera capaz de reconocer un soneto sin necesidad de ver la disposicién espacial de los versos en la pagina, su aptitud para identificar las diversas formas poéticas por la miisica del verso. Esos principios fundaron en la hija una teoria perdurable, que desarrollé mediante el estudio y la investigacién. Tuvo clara conciencia de que la poesia es artificio, y eso la impulsé a conquistar un conocimiento tedrico y técnico que comparece en cada uno de los textos que componen este libro hecho de piezas dispares y de va- ria extensién —desde la ambicién del ensayo a la concisa ficha— en las que Vilarifio esgrime un saber seguro y ri- guroso y es implacable en sus juicios, pero tiene la ducti- lidad y hospitalidad para celebrar, en autores imprevistos, en poéticas que no comparte, y aun en medio del fragor de la polémica, el hallazgo feliz en que el canto se produce. «Quise saber qué pasaba con los versos. Perdi mucho tiempo leyendo acerca de séficos y anapésticos, de rimas femeninas y masculinas. Luego di con [Pius] Servien y su método y, aunque él mismo no lo habia desarrollado, fue lo que yo estaba buscando. Permite un estudio de los IK PROLOGO ritmos casi infinito y para mi apasionante. Es lo que sé ha- cer mejom, rememoraba en 2004. El Diario que llevé per- mite datar esa biisqueda. En la entrada del 25 de mayo de 1947 —sus 26 afios— anota: «Pius Servien: Les Rythmes comme introduction physique a l’esthétiquen. Va a conti- nuar leyéndolo y a adoptar su método. Nunca abandoné el estudio de lo que familiarmente llamaba «mis ritmos» y, aunque no alcanzé a escribir el compendio de quinientas paginas que una vez proyecté, publicé periédicamente sus trabajos y reunié, ya definitivamente a principios de los afios noventa, sus estudios en un libro, La masa sonora del poema, que no logré publicar en vida $ En 1947, un mes después de que anota en su Diario su encuentro con Ia teoria de Servien, publica su primer ar- ticulo de critica literaria sobre un poeta que va a estar en- tre sus entusiasmos duraderos; «Los Nocturnos de Parra del Riego» salié en el primer niimero de Clinamen, una revista juvenil de_su generacién en Ja que Idea participé activamente. Otras resefias del periodo —sobre Brémond, Cressot, Pfeiffer— testimonian su bisqueda tedrica. En 1951, la aplicacién del método Servien se materializa en «Grupos simétricos en la poesia de Antonio Machado»,” que inaugura el trabajo sobre los ritmos que la ocuparé 5. Se publicé péstumamente: La masa sonora del poema, con edicién y ‘prOlogo de Ignacio Bajter. Montevideo, Biblioteca Nacional, 2016, 6 No incluido en este volumen que, en su lugar, recoge la conferencia que Vilarifo pronuncié sobre el peruano en Lima en 1991, «Los noctumos de Parra del Riego», que se publicé en Clinamen, atio 1, n.* 1, 1947, puede consultarse en linea en el sitio Andforas. Publicaciones periédicas-revistas: bup://anaforas fic.edusty/jspui/bandle/123456789/57 (Consulta: 2.62018). 7. Se publicd en Mimero, ato 3, n.* 15-16-17, julio-diciembre 1951, pp. 348-355. Machado es uno de los tres poetas estudiados en La masa sonora del poema, ob.cit., 2016. PROLOGO hasta el fin de su vida y siempre reivindicé como su porte intelectual més serio y valioso. En 1952, un comprensivo articulo sobre Servien y Ia «ciencia de Ia poesia» prueba que ha asimilado bien sus ideas y ha sabido trasladarlas al verso espaiiol. Ese arduo ejercicio no estuvo disociado de la critica literaria en un sentido mas clasico y general. Todas sus lecturas estin impregnadas de aquel cientificismo, aun- que atienden ademés a otros factores: los motivos, las ac- titudes, influencias, temperamentos, modas, tradiciones, recepcion, etcétera. Idea escribe desde la intuicién del artista y la perspectiva del poeta y, como sefiala Gwen Kirkpatrick a propésito de sus ensayos sobre Herrera y Reissig, «exhibe el saber de una ejecutanten y su critica «no deja de ser una conversacién entre pares».* Idea en- carné en ese sentido la figura del «critico practicante», una categoria alertada por T. S. Eliot que se puso en circu- lacién en los afios de emergencia intelectual de su genera cién, aunque su coincidencia con los postulados teéricos de Eliot va mucho més alla de esa etiqueta. El titulo elegi- do para este volumen de Clasicos Uruguayos describe con sencilla exactitud su contenido, pero no evita evocar esa afinidad. Un libro fundamental de ensayos de Eliot llevé el titulo de On poetry and poets? 8 Gwen Kirkpatrick: «El oido absoluto: el arte nunca es sencillon, Revista de {a Biblioteca Nacional — Idea, Montevideo, ao VI, n.° 9, 2014, pp. 209-221. 9. TS. Eliot: On poetry and poets (Faber and Faber, Londres, 1957) retine conferencias dictadas en la década del cuarenta. Tuvo pronta traduccién al espafiol, Sobre la poesia y los poetas, traducido pot Marfa Raquel Bengolea, Buenos Aires, Sur, 1959. Las citas corresponden a esta ediciOn. Muchos e los textos —«Funcién social de la poesia», «La misica de la poesian, «@Qué ¢s un clisico?», «Poesia y dramay— tuvieron difusién previa a la edicién en libro. PROLOGO, Thomas Stearns Eliot gané el premio Nobel de Literatura en 1948, lo que incrementé su difusién y mul- tiplicé una influencia que ya era considerable en el Rio de la Plata a través de las madrugadoras advertencias de Borges y del trabajo difusor de Sur. La incidencia del Eliot ensayista fue grande entre los principales escrito- res hispanoamericanos. Borges y Octavio Paz son claros ejemplos de su ascendiente." En Uruguay, las paginas de Marcha guardan las huellas de una influencia que dividié aguas en la emergente generacién del 45. En 1948, afio en que le dan el Nobel, su presencia es constante y sus culto- res pasionales. Si, con motivo del premio, se le dedica una amplia cobertura (sobre su poes{a, Rodriguez Monegal, acompafiado de la traduccién de «Los hombres huecos» por Carlos Real de Aztia y Einar Barfod; sobre su trayec- toria intelectual, Carlos Ramela)," Eliot era, desde tiem- po atras, un autor frecuentado. Fue precisamente Ramela quien llev6 adelante una campafia eliotiana en el semana- rio. A comienzos de ese afio habia publicado un contun- dente articulo sobre los ensayos de Los poetas metafisicos editados por Emecé en 1944, y en la introduccién denun- ciaba «el extraiio silencio critico que disimulé en nuestro pais la publicacién de los ensayos».!? La carta de un lec- tor que firma «Juan Cristébal» obligaria al propio Ramela 10. Rosario Peyrou relevé Ia influencia de Eliot en estos y otros escritores en: «Eliot como eritico: La modestia del gaton, E! Pats Cultural, n.° 164, Montevideo, 23 de diciembre de 1992. http:/letras-uruguay.espaciolatino, com/aas/eliot/como_critico.htm (Consulta: 20.6.2018). 11 _ «Lt poesia de T. 8. Eliot» por Emir Rodriguez Monegal; «Significado de T. S. Eliob» por Carlos Ramela y la citada traduccién de «Los hombres huecos», Marca, aflo X, n.° 454, 12 de noviembre de 1948, pp. 14, 15 y 16. 12. Carlos Ramela, «Los ensayos de T. S. Eliot», Marcha, af X, n° 420, 12 de marzo de 1948, pp. 14-15. xt PROLOGO a ser menos oblicuo en su defensa de Eliot. La polémica pasaba en cierta medida por lo ideolégico en el escena- tio mayor de la Guerra Fria. Ramela se hizo eco de un «Ataque comunista a Eliot y Dos Passos» en el Congreso Mundial de Intelectuales para la Paz celebrado ese afio. La adscripcién ideolégica comparecia también en las mu- chas notas que se dedicaban a Pablo Neruda quien afiliado al Partido Comunista chileno desde 1945, habia asumido una militancia que lo llevé al exilio y lo convirtié en figu- ra polémica a nivel continental. De algiin modo, los dos grandes poetas encarnaron arquetipos en los que se reco- nocian y disputaban los dos emblematicos grupos del 45 —los liicidos y los entrafiavivistas—, aunque en las pagi- nas de Marcha ambos fueron celebrados y defendidos de manera ecudnime." Las pasiones encontradas acerca de estos poetas, asi como la agitada polémica sobre las gene- taciones, que poco interesé a Vilarifio, y la discusién, tan americana, que enfrentaba cosmopolitismo y nacionalis- mo (asociada también ya con Borges), son de esos aiios.'* 13 Lo de la «defensay tiene en ambos casos que ver con cataqueso ideo- légicos y estétcos. Sirva de ejemplo que en la misma pagina en que sale el articulo de Ramela sobre «Los ensayos de T. S. Eliot» hay un recuadro, que firma CM.A., que responde a las acusaciones a Neruda por su hermetismo (entre otros poemas se menciona la segunda estrofa de la «Oda a Federico Garefa Lorca») aparecicas bajo el seudénimo de Plinioen la prensa uruguaya. 14 Las polémicas en tomo a la generacién, incluidas las carts de lector de Marcha, pueden leerse cronolégicamente ordenadas en «Polémica sobre Ia nueva generacién literaria en Uruguay (1947-1948)», Revistas culturales del Rio de la Plata, Pablo Rocca editor, CSIC-EBO, Montevideo, 2009, pp. 129- 171, En 1957, una discusi6n radial entre Rodriguez Monegal, Angel Rama y Carlos Real de Aza, que se hard célebre, vuelve sobre estas polarizaciones: «Bivasién y arraigo en Borges y Neruda» se publicé en a Revista Nacional de la que se hizo una separata, Montevideo, octubre-diciembre 1959. xi PROLOGO En el primer mimero de la revista Niimero,'* en marzo de 1949, se publicé la traduccién de Crimen en la catedral que Vilarifio y Rodriguez Monegal habian hecho para la puesta de Teatro del Pueblo con direccién de Manuel Dominguez Santamaria." Idea conocia la poesia de Eliot desde al menos 1945, cuando registra en su Diario la lectura de «Miércoles de ceniza»; dos afios més tarde cita y teflexiona a partir deun verso del poema «East Cooken», de Four quartets: «Poetry does not matter. Eliot. Es tan loco asi. No me interesa vivir, y vivo. Ya no me importa fandamentalmente la poesta y es lo tinico que domino, y sé hacer y puedo hacer. Lo demas tampoco» (Diario, junio de 1947). En cambio, no he encontrado registro de su lectura de los ensayos de Eliot, aunque su huella es evidente. Podria afirmarse incluso que el eje de su ejercicio critico y su coherencia esté en su affin por dar respuesta a las mismas dos preguntas que Eliot propuso cn 1932 en la primera de sus conferencias de Harvard: ;Qué es la poesia? y ,Es 15 Fundada por Idea junto con Emir Rodriguez Monegal y Manuel Claps, ‘Niimero fue una revista atenta y afin a Sur y tuvo un parecido perfil cos- ‘mopolita. Nacié de la escisién y cieme de Clinamen y ayudé a delinear Ia identidad de los distintos grupos de la generacién del 45. Idea fue eritica activa, especialmente durante la primera época (1949 a 1955), durante la que, con algunas concesiones a Sarandy Cabrera, monopolizé la critica de ‘poesia con la publicacién frecuente de sus poemas y de resefias y articulos de andlisis y teoria 16 Julia Ortiz estudia la traduccién de Murder in the Cathedral de Vila- rillo y Rodriguez Monegal en una investigacién minuciosa y profunda de la recepeién de Eliot en el dmbito rioplatense: «Précticas traductoras en el Rio de la Plata: el caso T. S. Eliot, Revistas culturales del Rio de la Plata, Didilogos y tensiones (1945-1960), Pablo Rocca editor, Montevideo, CSIC, 2012, pp. 85-108. PROLOGO este un buen poema?!” El rechazo de Idea al verso libre, una verdadera cruzada contra lo que Ilamé «la plaga» del versolibrismo, tiene también una filiacién en el Eliot temprano de «Reflections on vers libre» (1917), que el critico retoma y amplifica en «The music of poetry», una conferencia de 1942.'* Afirma en el primero que lo que se Ilama verso libre «no existe», que no es siquiera una «escuela» ni un grupo de teorias, ni ha sido tampoco pretexto para una discusién; en cambio declara que vers libre «is a battle cry of freedom, and there is no freedom in art». Un grito de batalla, entonces, clamando por una libertad que es imposible porque no hay libertad en el arte, Catorce afios més tarde se reafirma en que «el verso nunca es libre». Idea hard suyas estas formulaciones hasta hacer de ellas su lema, su doxa. Vale detenerse en sa resistencia compartida al verso libre que, todo indica, fue una batalla perdida, una derro- ta en la que Ja poesia, o una forma de concebir la poe- sfa que hizo a la centralidad indiscutida del género hasta la segunda mitad del siglo XX, mut6 o abdicé de su po- der, Alcanza leer hoy esos ensayos para sentir esa pérdida © por lo menos medir el desplazamiento ocurrido. En su conferencia de 1942, Eliot ampliaba sus argumentos: [...] ningin verso es libre para quien quiere hacer una obra grande, Nadie mejor que yo sabe que bajo el nom- bre de verso libre se ha escrito muchisima prosa mala; aunque me ¢s indiferente que haya sido mala prosa o mal 17 TS. Eliot, Funcién de la poesia y funcién de la critica (1933). Prélogo yy traduccién de Jaime Gil de Biedma, Barcelona, Seix Barral, 1968, p. 30. 18 «Lamiisica de Ia poesian, en traduccién temprans del libro que integra Sobre la poesia y los poetas, traduccién de Maria Raquel Bengolea, Colec- ciGn Grandes Ensayistas, Buenos Aires, Sur, 1957 pp. 19-33. xv PROLOGO verso, o mal verso en uno u otro estilo. Pero solo un mal poeta puede aclamar el verso libre como una liberaciéa de la forma, («La poesia de la miisican, De la poesia y os poetas: 31-32) Idea se refirié en términos parecidos a Io que consi- deré las falsas libertades del verso libre. Su condena mas drastica est quizé en Conocimiento de Dario, un libro de madurez, publicado en 1988, en el que por momen- tos recobra el estilo desafiante de su juventud para decre- tar acremente que «la plaga se desata hacia 1920». Luego explicitaria: Digo que el versolibrismo fue una plaga porque, con el pretexto del «verso libre», gentes que no fueron poetas escribieron kilémetros de prosa cortada que, entre otros ‘empobrecimientos, contribuyé a la pérdida del lector de poesia.!? Quisiera retener dos cosas que Idea suma en su ma- durez al tema del versolibrismo: la fecha, 1920, que his- toriza el proceso, y una consecuencia que la perspectiva histérica le permite constatar: la pérdida de los lectores. La resistencia al versolibrismo no es el tinico rastro que de las ideas de Eliot podemos encontrar en la poé- tica de Vilarifio, La teoria de que un poema puede sur- gir no de una idea, sino de una cadencia, de un ritmo, est4 también en Eliot. En las conclusiones de La masa sonora... Vilariio le reconoce a Eliot la formulacién més 19. Entrevista de Jorge Albistur, quien en 1994 la interroga sobre lo expre- sado en Conocimiento de Dario. Se publicé por primera vez, con el titulo «Entre la pasidn y el escepticismo: Partida en dos», en Idea, La vida escrita (2007), pp. 20-35. PR6LOGO extrema de esa tesis que otros compartieron: «I know that a poem, or a passage of a poem, may tend to realise itself first as a particular rhythm before it reaches expression in words, and this rhythm may bring to birth the idea and the imagen.” Y estén ademés las coincidencias més generales en cuanto al rigor de la critica, y esté el ejercicio de la traduc- cién del teatro en verso que aprendié en Eliot y continué y resolvié con maestria en tantas piezas de Shakespeare y de los eldsicos; pero, a pesar de todo esto, seria inexacto ver a Idea Vilarifio como una discipula aplicada del criti- co inglés. Més justo cs constatar una situacién que actu sobre las artes en general y que prendié en distintos pai- ses y contextos donde se operé una revisidn y se vivid un fermental momento de activacién del arte y de la critica. La reivindicacién del arte a partir de una revuelta de la forma, el reclamo del rigor de la ciencia para las artes o la vuelta a la obra y el rechazo del biografismo y la sociolo- gia fueron las banderas que en muchos sitios se levanta~ ron al unisono. Contempordneos de Eliot, los formalistas rusos (Viktor Shklovski publicé su manifiesto «El arte como ar- tificio» en 1917, el mismo afio de «Reflections on the vers libre» de Eliot) crearon, en contacto con la vanguardia y con la revolucién, una critica centrada en la obra que ha quedado vinculada al nacimiento de la teoria literaria 20 «Sé que un poems, o un fragmento de pooms, puede iniciarse a partir de un ritmo antes de que alcance a expresarse en palabras y que este ritmo puede dar nacimiento a le idea y la imagen». Llema Ia atencién que lo con- vogue, auaque en el inglés original, por medio de una cita secundaria de Ia edicién espafiola de un libro de Stephen Ullman, Lenguaje y estilo, de 1973, cuando fue traducido y publicado por Sur en Sobre la poesia y los poetas, en 1957. PrOLoGo que dominé el siglo XX. En el medio siglo uruguayo, esas ideas ya habian hecho su trabajo a través de diversos nexos y filiaciones, bajo la poderosa influencia de Paul Valéry pero también en el contacto con el magisterio de Joaquin Torres Garcfa, como plantea Ignacio Bajter cuan- do investiga los estudios prosédicos de Idea. Ya en las pa- ginas de Clinamen, Torres Garcia es una presencia impor- tante que trasciende el dominio de las artes plasticas y, en poesia, Valéry es un antidoto a las «facilidades» de la liri- ca, «Lirismo y facilidad» titulé el poeta argentino Carlos Mastronardi un articulo que publica un nimero antes de que Idea impugne el «Concurso de sonetos cervantinos» y que tiene su misma actitud inconformista y de denun- cia2! En 1951, en el mismo ejemplar de Nimero en que Idea publica su primer trabajo sobre los ritmos dedicado a Antonio Machado y resefia el ensayo fenomenolégico de Pfeiffer sobre la poesia, se publica un anilisis formal del Soneto X de Garcilaso por José Enrique Etcheverry, que insta a olvidar todo contexto histérico y biografico para trabajar la estructura del poema; también una crénica so- bre «Situacién de Schénberg en la misica modema», de Mauricio Maidanik. De hecho, todo Niimero participa en el gran movimiento que propicia la autonomia en las artes y la ciencia de Ja critica. En una definicion retrospectiva de la orientacién de la revista, al iniciar esta su segun- da época, sus hacedores declaran que «estuvo marcada por un lema —Critica y Poesia— en que ambas palabras abarcaban una misma forma esencial de creaci6n, a la vez poética y analiticay.” 21 Clinamen, n° 3, Montevideo, 1948, pp. 37-40. 22. «Prélogom sin firma pero con el tono y Ins ideas de Emir Rodriguez Monegal, en Niimero, 2* época, afio 1, n° 1, 1963. XxvIt PROLOGO Las definiciones acerca de la poesia que dejé Idea Vilarifio son expresién de esa acumulacién y ese apren- dizaje: Idea aprendi6 tempranamente con Servien, como demuestra el articulo que le dedicé en 1952, que «el rit- mo es la puerta secreta a la poesia», y esa leccidn definié su credo. «Un poema es un franco hecho sonoro —soni- dos, timbres, estructuras, ritmos—. O no es», declaraba en 1994.8 En 1971 habia respondido con similar radica- lidad a Mario Benedetti respecto al ritmo: «En un poema puede faltar todo lo demas; hasta puede, en determinados juegos, faltar el sentido; nunca el ritmo. Es esencial: por éLalgo es 0 no liricon.2* Esta exigencia de que la poesia debe construir un «ob- jeto sonoro» se cumple ejemplarmente en los versos que escribid, pero también fundamenta todas sus reflexiones tedricas y todo lo que escribié sobre otros poetas. En los escritos aqui reunidos esa idea matriz se sostiene inaltera- ble. Defendié el lirismo, el ritmo, la idea de que la poesia es lo opuesto al caos. Eso no Je impidié reconocer arte y belleza en formas heterodoxas de algunos poetas, pero ubicé esos hallazgos fuera de los limites de la poesia. Es el caso «ejemplar» del ensayo que dedica a Nicanor Parra. «La narracién no es la negacién de la poesia lirica. Es simplemente otro género», argumenta ante la aparicion de Poemas y Antipoemas, que coment6 «en tiempo reab», 23 En entreviste de Jorge Albistur (1994) ya citada, la respuesta completa lee: «Mis “certidumbres esenciales", como decis, son més bien exigencias ‘sine qua non: un poema lirico éebe decir algo; si es posible, una sola cosa. Un poema es un franco hecho sonoro —sonidos, timbres, estructuras, mos—, Ono es. 24 Mario Benedetti, «El amor y Ia mverte, esas certezas», Marcha, Mon- tevideo, 29 de octubre de 1971. Se reprodujo en Idea. La vida escrita, Montevideo, Academia Nacional de Letras, Cal y Canto, 2007, pp. 60-67. xix PROLOGO: antes de que la atencién de todos viese en el chileno al ini- ciador de un futuro posnerudiano. Quizés haya visto antes que otros la amenaza de un «fin de la poesia», la desapa- ricién de una forma de lirismo que no solo se consideré la forma mis alta entre las letras en la modernidad, sino que tuvo una presencia social importante en buena parte del siglo XX, cuando los poetas eran figuras de fama conti- nental, y componer, leer y traficar versos era una préctica difundida en las vidas comunes de hombres y mujeres. El Diario de juventud de Idea ilustra bien ese ambiente espi- ritual donde la poesia en sus distintos niveles circula y flu- ye, y los grandes poctas son escuchados todavia por todos los hombres. En el caso de Nicanor Parra, Idea denuncié una actitud «vergonzante» que debilita la poesia, ya que «empieza por avergonzarse de sus sentimientos [...] y ter- mina por avergonzarse de la poesia». ,Defendia acaso una causa anacrénica o presintié una pérdida que otros no vie- ron y fue precursora en advertir una muerte de la poesia asociada a otras muertes anunciadas en el arte —y en la historia— hacia el fin del milenio? En «El ritmo y otros aspectos de Idea Vilarifio en la critica dura», Ignacio Bajter relaciona aquel diagndsti- co desencantado y aquella cruzada con el magisterio de ‘Torres Garcia: «Idea Vilarifio lee bajo el rigor geomeétrico y constructivo de la prédica de Torres Garcia». Si pare- ce evidente que Torres e Idea compartieron la postulacién de un arte —pictérico 0 poético— como estructura, or- den, construccién y numero, desde la perspectiva que nos da la posmodernidad, es posible sumar otra afinidad en la 25 En Revista de la Biblioteca Nacional, n° p.8l. , Idea, Montevideo, 2014, PRO! actitud radical con que ambos buscaron conocer la verdad de su arte, sus reglas, sus limites y, sobre todo, cmo, con una conciencia alerta y una visién adelantada a su tiempo, previeron su incierto y amenazado porvenir.® Vilarifio no participé en la polémica en torno a la pos- modernidad que se dio en los afios ochenta y noventa, pero advirtié entonces —e incluso antes— que la poesia estaba perdiendo su capacidad de comunicar y, con ella, su protagonismo en la vida de los hombres. En un ensayo tardio, escrito en ocasién de los ochenta afios de la muer-« te de Herrera y Reissig, toca este asunto. Se pregunta si Herrera habia reunido los atributos de lo que se conside- ra un gran poeta. Su respuesta fue que «fue un poeta de poetas» al que le falté el otro ptiblico y que su poesia, magnifica, no tenia la aptitud de «servir al hombre que no es poeta cuando su dolor, su alegria o su flaqueza necesi- tan palabras»27 Al momento de discutir el valor del poe- ta, naturalmente se produce un desplazamiento que busca medir el valor de la poesia. Que esta reflexién se haya dado sobre quicn fue uno de los poetas a los que sintié mas fntimamente cercanos, da la dimensién de la comple- ja lucidez de la reflexién que sobre la poesia sostuvo Idea Vilarifio. Esa riqueza y profundidad se despliega en los articulos que forman este libro. Notaba Nora Avaro que, en la evolucién de sus estu- dios prosédicos, la traslaci6n de versos a bocetos ritmicos 26 A Juan FI6 pertenece la idea de la conciencia precoz que tuvo Torres ‘Garcfa de un fn de la pintura. Aunque desprovista de su claborada argumen- tacién, corresponde dar crédito de su teoria, 27 Este articulo, que forma parte de este volumen, se publicé por primera vez.en Marcha, Montevideo, e131 de diciembre de 1954, p. 18. XXI PROLOGO se mimetiza con la notacién musical." La imagen es po- derosa, porque la metifora es verdadera: la poesia fue siempre para Idea, como para Verlaine y Dario, misica. Ena generacién critica EI nombre alternativo a la generacién del 45, como se sabe, rinde tributo a la actitud intransigente y al rigor intelectual que esgrimieron los jévenes del medio siglo uruguayo, contra una cultura que juzgaron autosatisfe- cha, burocratica, conservadora. El peso de los dos gran- des criticos de la generacién, Emir Rodriguez Monegal y Angel Rama, consagrados por la sucesiva direccion de las paginas literarias de Marcha, acabé por arrogarles la exclusividad de ese reivindicado perfil, aunque, cuando se miran de cerca las publicaciones del periodo, el rigor y Ja exigencia se muestran repartidos generosamente entre un activo grupo de intelectuales que ejercieron la critica con temperamentos disimiles y en varias disciplinas. Las trampas de a memoria han damnificado todavia més a algunas mujeres que hicieron critica con destaque pero cuya tarea quedé soslayada hasta Jo invisible. Es el caso de Idea Vilarifio e Ida Vitale —«las dos I» como las Ila- mé Angel Rama—. Coincidian, ademas de en sus inicia- les, en su vocacién por la poesia y la critica. Hacia fines de los afios sesenta y comienzos de los setenta, cuando se inicia la historizacién de la Generacién del 45 a manos de los mismos intelectuales que la integraron, la valora- cign y el lugar que se asigna a las poetas incurre en una 28 Nora Avaro, «Notas para una poeta en formacién», Revista de la Biblio- teca Nacional, n.°9, 2014, p. 117. XxIL PROLOGO injusticia que irénicamente se apoya.en el reconocimiento de su poesia. En el fasciculo de Capitulo OrientaP® dedicado a «Los criticos del 45» se destina a Vilarifio apenas dos Iineas que reconocen la «amplia informacién y seguridad anali- tica» en dos trabajos: Wulio Herrera y Reissig: seis afios de poesia», de 1950, y Grupos simétricos en poesia, pu- blicado por la Universidad de la Republica en 1958. En la misma coleccién, pero.en el fasciculo «Los poetas del 45», Enrique Fierro declara sin atenuantes que Vilarifio significd «la aparicién de una voz nueva e implacable lla- mada a convertirse en una de las de més alto nivel en el Ambito de la poesfa hispano-americana». El justo aprecio de su poesia opacaba la tarea critica. En los afios de la irrupcién generacional, sin embargo, no dejé de llamar la atencién no solo la idoneidad, sino la gran audacia y hasta la célera de esta desafiante «an- gry young woman», un perfil que parece haber quedado enterrado en las péginas de Clinamen. En esa revista fun- dada por Manuel Claps, Angel Rama e Ida Vitale, Idea e Ida compartieron la critica poética con parejo escripulo sobre consagrados y debutantes. Ida escribié sobre Luis Cernuda, Liber Falco, Denis Molina, comenté «La esta- cién totaly, de Juan Ramén Jiménez, y escribié también sobre Felisberto Herndndez. Idea —no enumero los ar- ticulos que estén a la vista— exhibe en sus resefias una 29 Esta Historia ilustrada de Ia literatura uruguaya» en fasciculos, réplica de la que hizo antes sobre literatura argentina el Centro Editor de América Latina, fue dirigida por Carlos Maggi, Carlos Martinez Moreno y Carlos Real de Azia, y se publicé en 1968 y 1969. Colaboraron muchos integran- tes del 45 y también varios eriticos y escritores de Ia entonces emergente generacién del sesenta. PréLoco actitud mas desafiante y se revela incluso como una agi- tadora. En enero de 1948 publica una feroz interpelacién a las paginas de Marcha dirigidas por Emir Rodriguez Monegal, a propésito de un «Concurso de sonetos cer- vantinos». El anacronismo de la convocatoria da pie a una pieza antoldgica que muestra a la joven poeta como una temible contendiente: Han de existir causas por las cuales la poesfa ha llega- do a ser entre nosotros una indigna tarea vergonzante. No es solo un hecho local el de que la poesia cada vez importe menos; no la poesia que offecen las cosas ni el sentido poético del hombre ni el interés intelectual de los intelectuales por ella. Lo que esté desmedrado es el gé- nero, la poesia como género. Es un hecho general. Pero ‘en otras partes hay poetas ain, En cambio nuestra poesia, la argentina también, estén miserablemente estancadas, metidas en un pantano del que nadie hace nada por sa- lir. Pobre poesia provinciana, sin originalidad, sin fuer- za, vegeta sin que aparezca para vivificarla ningin poeta ‘verdadero, ningun intenso, ningiin nuevo, ningtin deses- perado, ningin revolucionario, Nadie sabe cantar, nadie tiene mensaje...2° El concurso fue un buen pretexto para discutir la situa- cién de la poesia y para denunciar la linguida, provincia- na situacién rioplatense. Mas alla de si la postracién era © no cierta, y cuanto, la voz de Idea tuvo, aun bajo el seu- dénimo, el poder de sacudir el ambiente literario. Es una voz que pide rienda y que sabe poner en palabras la pa- sién y la belleza que reclama su implacable alegato. Sabe 30 Con el titulo de «Concurso de sonetos cervantinosn, fue publicado bajo {el seudénimo de Elena Rojas en Clinamen, Montevideo, atoll, n° 4, enero de 1948, pp. 40-41. El texto completo se publica en este volumen, xxIV PréLoGo. también esgrimir el arte de la injuria con lidico deleite, en la mejor tradicién de los polemistas del 900. Afios des- pués, en La generacién critica, al referirse a los peligros de la politizacién para el arte, Angel Rama todavia pare- ce recordar aquella irrupcién de Idea cuando anuncia que siempre «habré nuevas Ideas Vilarifios cantando el amor, la destruccién, la muerte, pidiendo la recuperacién pura y plena de la palabra poétican.® La aventura de Clinamen duré solo dos afios y cinco numeros, pero fue intensa. Alli, entre 1947 y 1948, se dio la discusién sobre la identidad generacional, se forjé un agudo sentido de pertenencia, se consolidaron las figuras de la generacién, se perfilaron liderazgos y se gesté la ri- validad entre grupos y personalidades. Idea vivi6 con en- tusiasmo su intervencién en el medio intelectual. En junio de 1947 anota en su Diario las repercusiones de sus art{- culos en la prensa argentina y lo que le dice Emilio Oribe: «Quién iba a decir. Estaba alli tan suave, escribiendo ver- sos, y ahora resulta una critica de fama continental». Fue un salto importante a la discusién publica y, a la vez, un proceso de aprendizaje y cristalizacién. Fueron también afios de una intensidad emocional dolorosa y fermental en su vida, cuando se suceden sin respiro las muertes tempra- nas de padre, madre, hermano y cuando ella vive los amo- res dificiles —Oribe, Claps, el inicio del vinculo con Juan Carlos Onetti—. Todo eso se produce junto a su integra- cién a una generacién pujante y a la creacién de una obra. ALa suplicante, su primera plaquette, de 1945, siguieron Cielo cielo en 1947, Paraiso perdido, editado por Niimero en 1949, y, en el mismo sello, Por aire sucio, de 1950. En 31 Angel Rama, La generacién critica, Montevideo, Area, 1972, p. 86. xxv PROLOGO las mismas paginas que alojaron sus articulos publicé los poemas que iba escribiendo. Y asi como ella reseiié a los nuevos poetas, otros comentaron sus libros. En Clinamen, el poeta jujefio Jorge Calvetti se ocupé de Cielo cielo para reprocharle duramente su experimentalismo «porque la redundancia no es poesfa, el asindeton no es poesia, el juego verbal no es poesian; en cambio, dice, extrafia la poesia «sincera, serena y suntuosa» de La suplicante.* Alafio siguiente, Benedetti incurre en un reproche simi- lar al comentar poemas aparecidos en Niimero —«Poema con esperanza», «Los cielos» y «Paraiso perdido»—, en os que detecta «una poesia desorientadora y extrafiamen- te musical» y resiente «el caético verbalismo» que «per- judica el verdadero fondo postico de su obra». Tal vez estas objeciones hayan tocado a la autora, pero no a su prestigio cn ascenso. La inmensa influencia de Rodriguez Monegal la colocé muy pronto en un lugar de privilegio dentro del nuevo canon de la literatura uruguaya. Apenas unos meses después de la polémica por los sonetos cer- vantinos, Rodriguez Monegal, que no acostumbraba es- cribir sobre poesia, le dedica una pagina encomiistica en Marcha —«Sobre la poesia de Idear—, donde la valora como «poeta de raiz, capaz de organizar severas estructu- ras pero capaz, ademas, de ofrecer, en total desmudez, su ardiente voz» 32 Jorge Calvetti, «Cielo cielo —Idea, Montevideo 1947», Clinamen, n° 5, mayo-junio 1948, pp. 49-50. 33 Marcha, afio XI, n.° 493, en seccién Revistas Nacionales, 2 de setiem- bre, 1949, p. 22. 34 «Sobre la poesia de Idea» se publicé en Marcha, Montevideo, afio X,n.° 458, 10.12.1948, p. 14. Para una revisién exhaustiva de este proceso ver Ali- cia Torres, «Emir Rodriguez Monegal, atfice de la entrada de Idea Vilarifio al canon literario nacionaln, Revista de la Biblioteca Nacional: Idea, época XXVI PROLOGO En ese rico y vulnerable contexto se escribieron gran parte de los articulos que aqui se recopilan. Sus intere- ses —ya definidos a sus 26 afios— disefian lo que serd la carrera critica de Idea Vilarifio. Hay aprendizaje, pero no hay tanteos. Lo que escribe en esa etapa de «critica mili- tante» marca la linea del pensamiento y las preocupacio- nes de la autora, y decide un elenco de poetas que, con pocas variaciones, perduraré en el tiempo. Idea se con- centré desde el inicio casi exclusivamente en la critica de poesia; fue excepcional que se ocupara de otros géneros. Escribe sobre poesia, resefia poemarios y libros de teo- ria; muy ocasionalmente, alguna nota sobre teatro, y est atenta —como todos entonces— al dominio existencialis- ta: resefia a Sartre, traduce a Simone de Beauvoir. Idea parecié no sentir demasiado aprecio por sus pri- meros articulos en Clinamen y los dejé fuera en el momen- to de reunir su labor critica, Entre Clinamen y Numero no hubo un intervalo de tiempo significativo y tampoco cam- bios perceptibles en el criterio de la joven critica, pero si se advierte una diferencia en el tono, que deja caer la indignacién, se aplaca y, sin abandonar su cuota de iro- nia, clige una prosa més apolinca. La integracién a este libro de varios de aquellos escritos inaugurales ha sido 3,affo 6,n.° 9, 2014, pp.295-316. Cumple consignar que Rodriguez. Mone- Bal estuvo menos confiado sobre su poder legitimador. Al menos segtin este testimonio: «Un articulo sobre Joyce era leido y discutido; uno sobre Idea Vilarifio (como el que aparecié en Marcha en 1948) pasaba inadvertido, 0 solo lo discutian, sotto voce, las otras poetisasy. Prélogo a Literatura uru- guaya del medio siglo, Montevideo, Alf, 1965. 35 En Clinamen reseha La Nausée y La Putain Respectuese: «Dos libros de Jean-Paul Sartre», afio I, n.° 2, mayo-junio 1947, pp. 68-69. Su primera colaboracién en Marcha es una traduccién de Simone de Beauvoir, «Norte américa al dfa», publicada en tres entregas el 11, 18 y 25 de marzo de 1949. XXVII PROLOGO una desobediencia razonada. Desde la perspectiva actual, la lectura de esos articulos no solo resulta clave para en- tender a la gran poeta, sino que aporta —junto a observa- ciones inteligentes que hubiese sido una pena perder— el Ticido diagnéstico de un «estado de poesiay —no mera- mente local— que fue crucial en la evolucién del género. El seguimiento diacrénico de sus intervenciones cri- ticas, que por razones que se justifican en el «Criterio de edicién» no se refleja en el indice de este libro, dota al mapa de sus intereses y preocupaciones de un itinerario y un devenir, En la adversa critica que dedicé a Cielo cielo, Calvetti da una clave para comprender también ese ca- mino. Tal vez queriendo atenuar la dureza de su juicio, el reseflista reconoce que el cambio que lo decepciona tie ne valor porque sefiala una busqueda: «Idea no descan- say, dice, «Se busca». La busqueda define bien la diver- sa actividad intelectual que Vilarific emprende al tiempo que escribe sus poemas. Ha adoptado de las ensefianzas de Servien la necesidlad de una «filosofia de la existencia lirica», un compromiso con su arte que abarca y conduce toda su vida. El esfuerzo involucra todo su ser, como tes- timonia su Diario, y se despliega en tareas como la criti- a, la traduccién, el estudio de la prosodia y de la teoria, ademas de la escritura. Idea habia considerado en su primera juventud seguir otras vocaciones: la ciencia y la misica fueron opciones, pero una vez que decanté por la poesia todo lo que hace esté destinado al perfeccionamiento de su arte y a eso se entrega. La traduccién —merece, creo, considerarse con algin detenimiento— fue una disciplina que ensay6 de diversos modos: la traduccién de otros poetas, la traduccién en verso del teatro, las traducciones XXVIII PROLOGO| de ensayos sobre la poesfa que publicé en revistas y que cumplian la doble finalidad del aprendizaje personal y la difusi6n de ideas. En 1953 traduce «Villon y Verlainen, de Valéry, que, segtin aclara en una nota, no habfa sido incluido en la edicién de Gallimard de Varieté. En las traducciones literarias, Idea se pone deliberadamente a pmueba y elige textos que impliquen una dificultad. Fue el caso de los sonetos de Raymond Queneau que, «venidos directamente del Barrio Latino en las valijas de Vilarifion —dice Beatriz Vegh—, se publicaron en Niimero en 1955 aun antes de que apareciesen en libro en francés. Queneau Ie habia advertido que sus sonetos eran «intraducibles»; ella recogié el desafio y vencié con maestria. Volvié a Queneau en otras dos oportunidades; en la ultima, cuarenta afios después de los sonetos, tuvo el gusto de repetir la hazafia con «Ejercicios de estilo». La traduccion de teatro, inaugurada con Crimen en la Catedral, se va a continuar después con Shakespeare y los clasicos. Eliot, que escribié teatro en verso y lo defendié tedricamente en el convencimiento de que «en el escenario, la prosa es tan attificial como el verso; o, a la inversa, el verso puede ser tan natural como la prosa»,2” lamentaba su desaparicion, Era ya una practica traductora en desuso en la que Idea persisti6 solitaria y por la que los espectadores y lectores 36 Beatriz Vegh repara en las tres incursiones de Vilarito como traductora ‘de Queneau —la segunda, en 1973, fue El rapto de /caro— y centra su and- lisis en la «Oda»: «Ejercicios de estilo y teduccién, Idea Vilarifio-Raymond Queneau». Revista de la Biblioteca Nacional, Montevideo, época 3, afio 4, nt 6-7; Palabras sitiadas, Montevideo, 2012, pp. 223-238. bitp://biblio- tecadigital.bibna.gub.uy:8080,jspui/handle/123456789/30514 (Consulta: 721.2018). 37 T. S. Eliot, «Poesia y drama» en Sobre la poesia y los pocias, ob. cit, p71. XXIX

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