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Seen eNeaad Cada nueva g Der | (CHESTERTON on EL JARDIN SECRETO Tera eee Cake Cera oA on Co TietreasCone ome teN se acre Ccrr ls BABEL Pont Feuillet. - 1 ed .- Cérdoba Babel Editorial, 2019. 60 p. ; 18x 11 em. Traduccién de: Francisco Vargas. ISBN 978-987-697-246-8 1. Narrativa Inglesa. |. Feu 11, Vargas, Francisco, tra prélogo de Luci t, Lucia, prolog. DD 823 Los clisicos de Babel, coleccién dirigida por Leandro Calle Babel Editorial Alvear 75 - CP 5000 - Cérdoba - Arg. Tel.: (0351) 4215696 E-mail: babelediciones@gmai ‘Traduecién: Fr Prologo: Lucia Fi Diseto de interior: j © De esta edicién: Babel Editorial, Queda hecho el depésito que establece la Ley 11.723 LIBRO DE EDICION ARGENTINA cesté penada por las leyes 11.723 y 25.446, LOS CLASICOS DE BABEL (CHESTERTON Traduccién: Francisco Vargas 8 BABEL INTRODUCCION Los jardines seeretos de Chesterton Lucia a aparicién de G. K. Chesterton en la escena del policial a comienzos Jdel siglo XX implicé ciertamente la revision de las concepciones sobre este género, a la vez que la reafirmacién del cardcter literario de los relatos detectivescos. En su libro de ensa- yos El defensor (1901), Chesterton remonta los antecedentes del género a los relatos de bandidos populares medievales, como Robin Hood -a di- ferencia de los criticos que ubican el origen del policial en 1841 con la publicacién del cuento de Edgar Allan Poe “Los crimenes de la calle Mor- Letras, becaria del Consejo Na- as y Técnicas y docente de nivel secundario, terciario y superior. Es au varios articulos publicados en revistas gue”-, También el historiador y economista Er- nest Mandel, en Crimen delicioso. Historia social del relato policiaco (1985), asocia el origen det policial a este tipo de personajes que simboliza la transicion entre la edad media y el capitalismo, a medio camino entre el orden moral del campesi- nado y su rebeldia a la autoridad, y que contribuye a configurar la identidad de! “bandido bueno” en tanto expresién de la revuelta populista contra las, formas de tirania del feudalismo (p. 40), Durante su desarrollo como clase revolucionaria, la bur guesia se identificaria con estos héroes forajidos como representantes de un espacio de rebeldia al orden que quiere derrocar. Sin embargo. la répida expansién del crimen en las calles durante el siglo XIX y el surgimiento de criminales profesionales en paralelo al ascenso del capitalismo impulsan el desarrollo del policial de enigma, de la mano de la novela por entregas. Las historias policiales de Chesterton bordean las convenciones de estos Ilamados “relatos de enigma”, que plantean el juego intelectual entre lector e investigador alrededor de un delito que se presenta con la forma un rompecabezas a ser re- suelto. La tared del desciftamiento en estas ficcio- nes esta encamada por un detective amateur, fre- cuentemente aristocritico (al estilo del Dupin de Poe o del Sherlock Holmes de Arthur Conan Do- yle) para el cual descubrir el culpable del crimen es un pasatiempo. El enigma se presenta como una batalla de ingenios donde el detective privado debe triunfar gracias a su superioridad analitica ante el 18] delincuente. De alli que el desciframiento esté esquematizado a tal punto que repite una secuer cia de pasos imaginada por Poe y Conan Doyle planteamiento del problema y la solucién inicial i n final antes de ta Mn que acontece como una ostentacién de saber y capacidad analitica por parte del detective. modelo de racionalidad burguesa alimenta este tipo de relatos, donde las relaciones humanas son cuantificables y medibles empiricamente, al modo de fenémenos objetivos como la fluctuacién de precios (Mandel, 2011: p. 61). ‘No obstante, en su ensayo “Una defensa de los relatos de detectives”, Chesterton conceptualiza a este tipo de relatos como una épica de la moderni- dad, donde la ciudad es una “nave fantastica” que guarda secretos entre las luces caracteristicas del espacio urbano moderno. En este ambito el detec- tive recorre los espacios urbanos para interpretar cada esquina 0 cada ladritlo como un simbolo, al modo de un mensaje cifrado, o un misterio irre- soluto. La légica del género para Chesterton im- plica la vigilia permanente ante la amenaza del caos criminal, este es el gesto “rebelde” de la teratura policial (Chesterton 2018). En mas de un sentido, el culto a la inteligencia, al razonamiento y al anélisis objetivo de datos, asociados al auge del positivismo en fa ciencia implican también, ya lo decia Borges, el acceso al universo de to extraordinario. En su ensayo “El cuento pol el eélebre escritor argentino ~admirador de Ches- terton, vale decir— afirma que el policial es 19] “género fantastico de la inteligencia” En este contexto toma valor la idea de ficcién paranoica pigliana que se define en la confluencia de géneros y supone la expansién de la amenaza que deviene del anonimato de las grandes ciuda- des a partir del capitalismo, ala vez que el exceso de interpretacién de una conciencia paranoica que narra, oculta y descifra (Piglia 1991). Las redes de Ja intriga se traman en torno a la informacién que organiza el narrador, en este contexto, el enigma se define como un sentido descifrable, mientras el misterio apunta a lo incomprensible ¢ inexpli- cable desde las racionalidades dominantes, y el secreto vehiculiza un vacio de saber, o un saber que algunos tienen y otros no (Piglia 2015, 249), Del enigma al misterio encontramos el pasaje del policial al fantastico, y en esos limites se cifra el juego con las reglas de! policial en Chesterton. Esta paradoja atraviesa las ficciones de Ches- terton, por lo cual, abordarlas exige un doble mo- imiento: por un lado, la inscripcién de su obra en el marco de una tradicién del género policial de enigma; por otro, la apertura de ese género hacia Jo “fantastico” a partir del seitalamiento critico de los limites y falacias del racionalismo burgués, a veces tan delirante como las doctrinas magico- religiosas. Si bien la figura que encarna en sus relatos la trayectoria de investigacién es un sa- cerdote, el Padre Brown, esto no implica la mera afirmacién de una ortodoxia catolicista, sino una apelacién a algunos modos alternativos de acce- der a la verdad, Por eso la intuicién y la adivi- | 10 | nanza constituyen la estrategia por excelencia del religioso detective para acceder a la resolucién de las incégnitas. Pero para comprender esta cuestién debemos ituar al autor en el cuadro histérico de su escritu- ra, Tan profuso como diverso, Chesterton extien- de su produccién intelectual a multiples géneros, desde la prosa ficcional hasta la poesia, y en el Ambito ensayistico desde los textos histéricos hasta los andlisis de la literatura. Entre los tiltimos destacamos el libro La era vietoriana en la lite- ratura (1913), donde el autor se reconoce como heredero de esta época (Chesterton 2012, 17). La literatura victoriana de fines del siglo XVIII se re- laciona segiin Chesterton con una contradiccién de orden histdrico: la cuestién de que la Revolu- cién Francesa constituyera el hecho mas impor- tante en a historia inglesa. En el cuadro de esta irénica enunciacién, el autor sefiala el fracaso de la revolucién burguesa en Inglaterra y la ausencia de este proceso transformador que impone el de- sarrollo del capitalismo. La revolucién triunfante en Inglaterra, segun el propio escritor, es la de la terrateniente aliada con la burguesi industrial, de modo que las ideas progresistas quedaréin, en esta etapa, recluidas al ambito de literatura. El conflicto que determinar la literatu- ra de la época victoriana seré la tendencia hacia el compromiso social y la resistencia del individua- lismo romantico: Esta inclinacién de los romanticos ingleses por no llevar a cabo la idea revolucionaria con ful hechos salvajes sino con palabras tuvo varios re- sultados, y el mas importante fue éste: hizo que la iteratura inglesa posterior a la revolucién tomara la direccién de la independencia y la excentrici- dad, lo cual en los genios mas brillantes se con- vidualidad, y en los menos agudos en lualismo (Chesterton, 2012: p.24). Aunque lejos del espiritu roméntico, Chester- ton inscribe parte de su obra en un género flore- ciente como el policial combinando el cuestiona- miento de las racionalidades dominantes con el individualismo mesiénico del Padre Brown. El sacerdote que descifra los enigmas nunca busca castigar a los culpables sino obtener una “confe- sién” que opere como absolucién espiritual del pecador/criminal. En este movimiento, rechaza la infalibilidad de la justicia burguesa y apunta ha- cia una redencién por medio de la palabra, que no puede sino ser individual, alejindose de las sali- das colectivas propuestas por los revolucionarios que privilegian los “hechos salvajes”. De modo que Chesterton rechaza el raciona- jsmo dominante en este gesto de vuelta al me- sianismo cristiano, inscrito en el individualism romantic. Pero también demuestra los limites de ambas propuestas ideolégico-sociales, de ahi que Ja contradiccién, la convivencia conflictiva de los opuestos configure un elemento constitutivo de su narrativa. En la novela El hombre que fue jueves (1908) el autor pone, anticipadamente, en el centro del género policial una historia de espias con identidades intercambiables. Poblada por po- virtié en [2] icias que son anarquistas y anarquistas que son policias, esta obra representa, mAs que una lucha del bien contra el mal, la convivencia conficti- va de tendencias sociales opuestas. Las parado- Jas aparecen también en la estructura discursiva del relato y se extienden al concepto de verdad, Puesto que los auténticos anarquistas no necesi- tan utilizar mentiras para ocultar sus identidades, estas son tan poco creibles que constituyen una probada mascara, Asi es como lo inadmisible se sostiene e incluso se vuelve més verdadero en una realidad social inexplicable, que siempre tiene un matiz fantastico. “El jardin secreto” es el segundo cuento del primer libro de relatos protagonizado por el Pa- dre Brown. El ataque criminal esta vez se produce en Paris, la capital de los procesos revoluciona- trios que, segiin el propio Chesterton, han estado ausentes de Inglaterra. Una paradoja inaugura esta fiecién: la posibilidad de que alguien haya cometido un asesinato brutal en la fortaleza mas segura ¢ inaccesible de la democracia burguesa, la vivienda de Aristide Valentin, Jefe de policia de Paris, un personaje ateo, racionalista y librepen- sador. En este ambiente amurallado, guarecido y atestado de armas tiene lugar una cena de camara- deria con personajes de la aristocracia local, inte- rrumpida por Ia aparicién de un cadaver en el jar- in. El cuerpo del delito est decapitado, y ostenta n testimonio de lo extraordinario y lo misterioso, tanto por el modo en que se presenta como por las circunstancias que envuelven el crimen. 131 Una de las caracteristicas del policial clasico es la exposicién del delito “a cuarto cerrado”, esto implica que el crimen se produce en un espacio de reclusién, de modo que la sospecha se extiende y se limita a los habitantes circunstanciales de ese terreno probatorio. Los ostentosos ¢ interesados acompafiantes de Valentin se ven interpelados en este espacio privado por un crimen que opera como doble amenaza: cada uno de ellos puede convertir- se en sospechoso o en victima. Aunque la vivienda del jefe policial proyecta la imagen de la seguridad con sus altos muros e impenetrables defensas en el nico portal de acceso, un cadaver instala en el relato el simbolo de la desproteccién de las clases dominantes en el jardin, lugar limitrofe, vaso co- municante entre los representantes del poder y el exterior urbano del caos y Ia amenaza. La investigacién toma la forma de una disputa entre el delegado de la autoridad policial en el Es- tado burgués y el representante de la ley de Dios, respectivamente, Valentin y el Padre Brown. En esa tensidn simbdlica que queda asi enunciada en el cuento se cifta el “no saber” del relato, entre la racionalidad y Jo inexplicable, entre la intuicion forma por excelencia que toma la indagacién del Padre Brown- y la logica ~modelo de conoci- miento que sigue el representante de la ley esta- tal-. Por dltimo, el racionalismo cientificista ex- hibido por Valentin es la viva imagen del secreto, un saber inaccesible si no es por medio de la in- tervencién del religioso. De este modo se proyec- taen la ficcién la falacia de la razon dominante, el J 14] conocimiento de la verdad acomete al sacerdote como una epifania, mientras se aprieta las sienes y pide la ayuda del Cielo para “ver todo”, porque el discernimiento es rupturista y surge en los li- mites del estallido cerebral. A la vez, el dinero no esté ajeno al conflicto, debido a la intervencién de la polémica figura del Sr. Brayne, un jactancioso multimillonario siempre dispuesto a invertir su capital en proyectos intelectuales y religiosos. En este sentido es que la obra de Chesterton se actualiza y se vuelve fundamental, porque la ironia y la paradoja son el material del que estan hechas sus ficciones. Las intrigas policiales ope- ran como reflexiones desviadas sobre las cons- trucciones culturales, ideolégicas y sociales que conviven conflictivamente en los espacios de re- clusién donde prospera el crimen, pero también la posibilidad de redencién. En este sentido, la mayor contradiccién que presenta la lectura ac- tual de la obra chestertoniana es la del uso de un género que ostenta el culto a la intelectualidad para probar que la configuracién hegeménica de la razén no es infalible, porque su estructura esta sujeta a los intereses de quienes despliegan el po- der/saber, Vale citar un didlogo de la novela que mencionamos arriba entre un policia y un anar- quista, que solo pueden ponerse de acuerdo en el estatuto amenazante de la intelectualidad: ~@Usted quiere decir- pregunté Syme- que en verdad hay tanta conexién entre el crimen y el in- telecto moderno? -Usted no es lo sntemente democrati- 115 | co -contesté el policia-, pero estaba en lo cierto cuando recién me decia que el tratamiento ord nario que les dabamos a los eriminales pobres era bastante brutal, Le juro que por momentos me harta mi trabajo cuando veo que no es més que tuna guerra contra los ignorantes y los desespera~ dos. Pero este nuevo movimiento nuestro es una cosa muy distinta. Nosotros negamos el prejuicio snob inglés de que los criminales provienen de las clases no educadas. Nosotros recordamos a los emperadores del Renacimiento. Lo que decimos es que el criminal peligroso es el eriminal educa- do. Lo que decimos es que el criminal mas pel {groso ahora es un fildsofo modemo sin ninguna ley. Comparado con él, el ladrén y el bigamo son mi corazén esti esencialmente hombres morale: con ellos (...) Los ladrones respetan la propiedad, Simplemente desean que la propiedad sea su pro- piedad para poder respetarla mejor. Pero los filé- sofos aborrecen la propiedad en tanto propiedad; su deseo es destruir la idea misma de la posesién personal (Chesterton, 2015: p. 85). Elculto fetichista a la intelectualidad y la infa- libitidad de la razén cuando es patrimonio de los poderosos oculta la relacién con una verdad que es social, que es, en tltima instancia, una verdad de clase. En cambio, cuando el saber es apropia- do por quienes pretenden abolir la propiedad, ta amenaza se vuelve hacia las clases dominantes. Ese es el secreto que se oculta en los jardines del policial chestertoniano, entre la maleza de la ot- todoxia religiosa en tensién con la justicia bur | 16 | guesa y el caos criminal, entre la posibilidad de redencién individual del delincuente comim y la imposibilidad de una respuesta colectiva en el marco del racionalismo apropiado por los secto- res dominantes. Trabajos citados Borges, Jorge Luis. «Borges oral. El cuento pol Obras completas, de Jorge Luis Borges, 229-240. Bue- ‘nos Aires: Emecé, 2009. Borges, Jorge Luis. «Leyes de la narracién pol Argentina, 0° 1-2 (abril 19: Borges, Jorge Luis. «Los ton.» Sur, n° 10 (1935): 92.94 Bracamonte, Jorge. Los usos de Marx en Jameson, en didlogo con Althusser y Balibar. Cordoba: Comunicarte, 2012. erton, Gilbert Keith. EY candor del padre Brown. Buenos Aires: Planeta, 2019, — Eldefensor. Buenos Aire Interzona, 2018. — La era victoriana en la literatura, Buenos Aires: Pro- neteo, 2012. Link, Daniel. E/ juego de los cautos. Buenos Aires : La marea, 2003. ‘mest. Crimen delicioso. Historia social del re- Jato policiaco, Buenos Aires: Ediciones RyR, 2011 Piglia, Ricardo. «La ficcién paranoica.» Clarin. Suple-

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