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0808 queviganus. Las primeras expresiones literarias: las “jarchas” Los mas lejanos testimonios de la literatura espafiola son unos brevi- simos poemas liricos —los mas antiguos datan del siglo XI—, escritos en lengua vulgar, en mozarabe, pero transcriptos en caracteres arabes 0 hebreos. Se trata de unas cancioncillas de tema amoroso, llamadas jar- chas, .puestas en boca de una doncella enamorada. Aparecen incrusta- das al final de unos poemas mas extensos, de cinco o seis estrofas, en arabe clésico 0 en hebreo, las moaxajas *. Estos textos proceden de la Espafa musulmana 0 “Al-Andalus”. El poeta arabe o hebreo, el autor de la moaxaja, compone en muy pocos casos la jarcha. La toma de la tradicion oral de los mozarabes y escribe para ella las estrofas que la recogen. La cancion vulgar en lengua roman- ce (dialecto.mozarabe) es como una piedra preciosa para la que se fabri- ca un engarce, el poema extenso. El contenido de las jarchas .expresamgeneralmentempenassdewamer: jo. Pocas veces, el jubilo que le ocasiona su presencia. Las jarchas contenidas en moaxajas hebreas nos introducen en un mundo virginal, de pasion casta y pur: Como si filiolu alieno, Como si fueras un hijito ajeno, non mas adormes a meu seno. ya no te duermes mas en mi regazo. Las de los poetas arabes son mas sensuales: Meu sidi Ibrahim, Mi senor Ibrahim, iya nuemne doljie!, joh dulce nombre!. vente a mib vente a mi de nojte. de noche. __In non, sin non queris, Si no, si no quieres. iréme a tib: yo me iré a ti —igar-me a ob!— idime donde!— a ferte, a verte, Un milenio de literatura Con el descubrimiento de las j; i jarchas —los primeros hallazgos So" de 1948— la literatura espafiola se ha hecho cien afios mas vieja. Y nace lirica y no, épica. i i we Res Mowe De sus diez siglos de existencia, cinco corresponden 1. La en lirica rigenes MUCHO SE DISCUTIO, antes del descubrimiento de las jarchas, sobre el problema de los origenes de la lirica castellana, y peninsular en general. Pocos testimonios se conservaban. El panorama presentaba una acumula- cion de textos a partir del siglo XV y una escasez de datos concretos sobre la situacion existente en periodos cronolégicos anteriores. Noticias, pistas, se habian ido desvelando: se tienen referencias de los cantos de las doncellas y de la emperatriz en las almenas de Toledo durante el asedio de 1139; de cémo, a la entrada de Al- fonso VI en la misma ciudad, moros, judios y cristianos entonan alabanzas a Dios y al emperador. Pero no se conocian, ni se conocen, los textos de esos cantares Restos, casi arqueolégicos, habian quedado incrusta~ dos, a veces diluidos, en obras literarias cultas; asi, la cantiga /Eya velar! en Berceo, la cancion de mayo en el Libro de Alexandre, la coplilla del Poema de Alfonso Onceno. Pero eran muestras aisladas, que permitian conjeturar pocas cosas y hacian casi imposible el mon- taje de una teorfa, una interpretacién s6lida. Incluso se habja llegado a afirmar la prioridad cronol6gica de la li- rica culta frente a la popular, considerada vulgar 0 ex- taliteraria por algunos. Los estudiosos que opinaban asi decian que Castilla estaba volcada en el medievo en la empresa de la Re- conquista y que, debido a ello, los hombres de la época sentfan interés por conocer hazaiias de héroes impor tantes. Por eso surge la épica, y nada mas. Segtin esta teorfa, la lirica s6lo aparece cuando avanza la lucha contra el islam y se crea un momento relativo de paz ¥ tranquilidad, hecho que tiene lugar hacia el siglo XV; ¥ nace de la mano de autores cultos, instruidos, que imi an otras manifestaciones semejantes peninsulares (can nes galaico-portuguesas, poesia aribigo-andaluza) y } 7 mpor nesta | lucha | 2 paz y, OMY que imi es (cane aluza) europeas (lirica provenzal y latino-medieval), y viven en las comes de nobles y reyes, convertidos estos en mecenas que les prestan su proteccién. Fl descubrimiento de las jarchas, realizado, entre 1948, y 1952, por el hebraista hingaro Samuel M. Stem, pri- mero, y el arabista espaiol Emilio G. arcia Gomez, de: pues, vino a poner luz en todo el asunto, Las jarchas de- ‘mostraban 1a existencia de una corriente lirica tradicio- nal en la peninsula, de la que formaban parte otras ‘manifestaciones literarias identificable: s en Espana, como son, en concreto, las canciones de amigo galaico-portu- guesas, no suficientemente explicadas hasta entonces, o | los villancicos castetlanos. Probaban que, como era logi- 0, la litica popular existi6 antes de la culta, compuesta, en sus origenes, sobre los moldes creados por aquélla Ponian de manifiesto que toda la discusion sobre la Prioridad cronologica de la épica o de la litica carecéa, | parcialmente, de sentido. Para un pueblo, tan importan- | te podia ser conocer las gestas de sus personajes mis admirados como dar rienda suelta a su emotividad, ela- | borando canciones en las que sentimientos como el | amor y el dolor fueran los predominantes y marcaran la pauta de la composicién; aunque, cierto es, la epopeya exige el empleo de una técnica literaria mas complej, que, tal vez, conlleve un estadio de evolucién mas avan- zado en la comunidad que la genera Origenes de la lirica Las clases popula- res se vieron con- | vertidas en recep- tores de la épica, y en transmisores y | elaboradores de ia | rica Las jarchas La mujer es la pro~ tagonista casi ab- soluta de las jar- chas mozdrabes. Con frecuencia s establece un didlo- go entre la mujer enamorada y su madre o sus ber- manas, que le sir ven de confidentes, Las jarchas hispanodrabes e bispanohebreas | Las jarchas son breves composiciones liricas, escritay genenalmente en romance mozirabe. Se ponen, en su mayorfa, en la boca de una mujer, que es su protagonis. ta principal, y se incluyen como versos finales, como estribillo, de una moaxaja arabe o hebrea. Son poemas inos casi siempre, que se insertan en amatorios, feme un contexto de amor homosexual o de peticion de gra- cias a un protector... Vienen a formar parte de una es pecie de comparaci6n que las relaciona con la moaxaja seria como una muchacha que canta 0 rec la jarcha cunstancia ta el contenido de 4 7 Alrededor de medio centenar de jarchas romances se han podido identifica, aunque, dada su peculiar forma de redaccion -muchas en mozirabe con incrustaciones de lexico drabe, muchas en dirabe con alguna palabra en romance: es dificil decidir en ocasiones la adscrip cion concreta del texto a la fiteratura semitica 0 a la ro manica peninsular, Por su datacion abarcan un periodo dilatado de tiempo, entre mediados del siglo XI (hacia 1042 a mas antigua identificada) y mediados del siglo XIN; las conservadas proceden, en su mayor parte, de los grandes niicleos urbanos musulmanes del momento Cordoba, Sevilla, Granada-, en los que residian los es: critores drabes y hebreos que se encargaron de rescatar las del olvido al insertarlas en sus moaxajas. En su texto, las jarchas hacen gala de una gran senci: lez conceptual y formal, explicable por su brevedad Las jarchas | Los drabes espario- | les asentados en grandes niicleos urbanos de Al-An dalus (Cérdoba, Sevilla, Granada) facilitaron la con- servacion de las jarchas romances 9 Las jarchas FI amor, con el ‘motivo de las que- jas de la amante por la ausencia del amado, es et tema basico que reaparece una y otra vez en las jar- chas. A la derecha, una jarcha moze rabe acompanada de su traduccion al castellano, algunas, incluso, parecen ser fragmentos de poems quas de amor, el dolor por la pana, 6 ln wae cia, del amado, o la felicidad por su tlegada inmedisg, Fastin a veces compuestas en forma de dilogo, emul dio con lt madre, con las hermanas. Carecen de loch gaciones coneretas y de referencias a detalles espa os, como escenarios naturales © vestidos. Confess topicos de la lirica tradicional, como la ubicacion en a a del momento de separaci6n de los enamorades No son el origen de la litica romanica. Constituyen tuna manifestacion que prueba la existencia de una con rriente de tradicionalidad lirica, en la cual se incluyen tanto as propias jarchas como los villancicos castelie nos 0 las canciones de amigo galaico-portuguesas, sin que entre ellos se puedan establecer nexos probados | de dependencia directa las jarchas ponen de manifesto la coexistencia de ls tres culturas tipicas de la Espafia medieval: la crstiana, Ia drabe y Ia judia. Durante la conquista arabe, los gr pos de cristianos que quedaron en Al-Andalus mantue vieron su lengua para uso coloquial, y con ella slitica, Y utilizaron, para las relaciones pablicas, el arabe. Los frabes (y hebreos) tuvieron conocimiento no sélo de fa lengua de dichos grupos cristianos, sino, sobre todo, de su lirica, y Ia adoptaron como medio de poner colofén 41 8us propias moaxajas. Asi contribuyeron a su rescate para la posterioridad, Jarcha mozarabe Vayse meu corachén de mib, ya Rab, ¢si se me tornardid? Tan mal meu doler li-l-babib! Enfermo yed, gcudndo sanarid? (Mi coraz6n se me va de mi. Ob Dios, acaso se me tornard? (Tan fuerte mi dolor por el amado! Enfermo esta, ccudndo sanara?) El cancionero Ta muestra mas anti hispainica son la ridicamente habian tras diferentes a lo, del siglo Xv s: ad esa lirica El conjunto de te rica tradicional 10 ¢ ‘espafol. Podemos diacrénico, el que por diversas fuent« ros musicales... y identifiable en lat La fortuna del c cultos fue historic: cronicas transmite cia, pero prictica cultas lo utilizan ¢ tes fragmentos sur dre con Ia inclu

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