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Aan SIMENE2 Sprinkle, Annie, 198, Post Porn Modernist, My 25 Years as a Multimedia Whore, Say Francisco, les Press. Wiliams, Linda, 1998. Hard Cor. Power, Pleasure, and the “Frenzy ofthe Vile Berkley, University of California Press, n/trabajo sexual Pamela J. Fuentes {Le prostituciin y su significado han sido objeto de discusiones de larga data. [No obstante, a cada momento histérico ha correspondido una preocupaci6n cular asi como la preponderancia de una u otra postura al respecto, Los debates en torno a este tema han involucrado a diversos actores sociales: {iglesia catdica, los dstintos gobiernos a nivel local y federal, médicos, jeces, vecinos, organismos internacionales, grupos feministas y, en menor medida, personas dedicadas a esta actividad. De manera amplia, la prostituci6n puede definirse como la compra ta de contactos sexuales. Es necesario, sin embargo, tomar en cuenta ne este vocablo se utiliza ampliamente de forma denigratoria y conlle- tun fuerte estigma, Por ello, ha variado a lo largo del tiempo y se han liado otros términos para resignificar esta transaccién en contextos rales, por ejemplo, sexoservicio trabajo sexual, cuando se lleva a abo de manera consensuada. A lo largo de esta reflexién se utilizar el ino prostitucién varias veces, con el objetivo de evitar anacronismos, iis que por perpetuar su carga negativa. [Asimismo, la prostitucién ha estado intimamente relacionada con debates en torno alla trata y el trlico de personas con fines de explotacidn sal. En estos casos, se niega la connotacién laboralo electiva y se con- idera una forma de violencia contra las mujeres. Es necesario, ademas, le uuntar que la prostitucién se inserta en una industria de comercio, al involucra una amplia gama de actividades que incluyen, ademés del psTTUCIONTRABHO SEUAL pani trabajo sexual, la produccion de pornografia, ls video chats, acompai ales en los debates internacionales en torno al tema. Para explicar © escorts, baileserdticos, sexo telefGnico, shows de sexo en vivo, etcéten sta disparidad entre hombres y mujeres dentro del comercio sexual se La conceptualizacion dela prostitucién/trabaj sexual y la explotac in desarrollado algunas hipétesis que apuntan ala inequidad de género ‘rata de personas implica tanto al libre albedrfo como al crimen. La prim ‘opera en contextos laborales, sociales y culturales. En la mayoria de supondria una decisién tomada en libertad para dedicarse a un oficigse! js paises, las mujeres conforman el grupo mas amplio en desventaja intercambio de labores sexuales a cambio de dinero. En este caso, qu con6mica y socal. Reflejo de esto son las estadisticas que demuestran la vende su cuerpo podria decidir de qué manera y a quién oftece sus servig isparidad de salarios entre hombres y mujeres, los obstéculos para que yen qué gasta sus ganancias, ademas de poseer autononafa de movilidag Jas accedan a altos puestos gerenciales y de mando —mientras que son sobre el uso de su tiempo cuando no estédesempeniando dicho trabsjo. mayoritariamente empleadas en puestos administrativos ode servicios hhay que olvidar, sin embargo, que esta actividad involucraa personas gy distribucin desigual de los quehaceres domésticos dentro dea familia, sicomo la enorme cantidad de jefas de familia que viven en situacién en el trabajo sexual por razones muy diversas. Asi, dentro de este esp de pobreza o pobreza extrema. Si bien las condiciones de las mujeres en ampli de posibilidades, existe quien encuentra esta ocupacisnliberado ‘omercio sexual son variadas, muchas de aquellas que se involucran la elige por las generosas ganancias econémicas que deja a quien lad in esta actividad son pobres, j6venes y con pocos o nuilos estudios. A pefia en ciertos espacios de lite, mientras que en otros casos a iniciaci tose suma que en muchos de los contextos actuales las mujeres son ‘en el trabajo sexual estérelacionada con la desesperacién econdmica, concebidas como inferiores respecto a los hombres, lo cual repercute rogaso situaciones violentas en el entorno familia. En muchos de en la marginalizacién, el estigma, el acceso inequitativo al poder y los ‘ltimos casos, el trabajo sexual es una activided de sobrevivencia, vii jereotipos negativos a los que se enfrentan las mujeres en general y las, se desenvuelven en distintos estratos sociales, que ingresan o se mantie de manera precaria, que despierta sentimientos de culpa o vergiienza, trabajadoras sexuales en particular (Satz 1995: 74-81). Antes de examinar quien la desempefta (Lamas 2014: 167) principales argumentos en torno a la prostitucién y el trabajo sexual Por su parte, en la trata/explotacién sexual no hay una valoracié jue sostienen las discusiones actuales y las voces que los enuncian, es del mercado laboral por parte de la persona cuyo cuerpo es puesto é jesario mirar atrés y detenerse en los cambios més importantes que ha venta. La mayorfa de las veces hay un engafio premeditado por parte frido tanto el término prostitucién como las actividades y percepciones lun enganchador, e incluso una red criminal de hombres y mujeres, q ociadas al mismo en México. través del secuestro o falsas promesas laborales, de amistad o amoros ‘Aunque de origen antiguo (del latin prostituer, estat ala vista, colocado .generalmente remueven a mujeres jévenes de su entorno social fa frente), los términos prostitucién y prostituta comenzaron a utilizarse para trasplantarlas a un encierro forzado, en el que son obligadas ate snl capital dela Nueva Espafa a principios del siglo xvii. La estructura relaciones sexuales sobre las que no tienen ninguna opinién ni genanci mercial de la sexualidad se habia establecido con anterioridad, pocos Actualmente, la industria del sexo emplea a individuos de diferent después del triunfo espanol sobre los aztecas, con el establecimiento sgéneros y preferencias sexuales. Sin embargo, la distribucidn de géne dela primera casa de mancebia en 1538 (Niifiez 2002: 25). Sin embargo, alas dentro de la prostitucién ha involucrado una abrumadora mayoria mujeres que trabajaban en estos lugares se les Tamaba “rameras” o “mujeres mujeres que venden sus servicios y una mayor proporcién de homb piblicas;siguiendo la usanza espafola, o macehual, mujer perdida o aman- que pagan por ellos. Por esa razén, han sido ellas quienes han estad . de acuerdo con la denominacién indigena (Muriel 1974: 16).En las bajo el escrutinio médico, legal, moral y regulatorio, mientras que sdades prehispénicas también existieron formas de intercambio sexual, clientes han escapado del mismo por siglos. No abstante, en afos recientes por bienes materiales, pero ain no hemos alcanzado a dimensionarlas, pues ha enfatizado el papel que desempenan los consumidores de servici ‘mayor parte de los testimonios que existen al respecto fueron escritos MELA. por los frailes y conquistadores, quienes impusieron su propia conce sobre la sexualidad alos relatos e interpretaciones originarios. Las tres centurias coloniales dieron cobijo a una sociedad que gi6 por los patrones implantados desde la peninsula ibérica; por ello, interacciones sociales estuvieron primordialmente reguladas por lag catélica. Dentro de ese contexto, las autoridades ecleststicas trataro controlar alas mujeres que se dedicaban ala prostitucién, més con el tivo de combatir el pecado y el escindalo piblico que representaba que} cexpresar un rechazo alos burdeles 0 un combate a la costumbre masey de frecuentarlos. En las lamadas mujeres piblicas recafa tanto la hon las mujeres de familia como la responsabilidad por el extendido conta de sifllis, que se consideraba un castigo de Dios (Niifez 2002: 22-24), El pecado como elemento definitorio de la prostitucién en la soci novohispana fue desplazado por el reglamentarismo y la higiene hacia diadlos del siglo x1x. El ojo vigilante de la iglesia cedié paso a la miradag los médicos, quienes auscultaron los cuerpos de las mujeres que of servicios sexuales en burdeles de diferentes categorias, calles y accesa La instauraci6n del sistema reglamentarista en la década de 1860 pus ‘manos de las autoridadescivile el control del comercio sexual dela R blica. El también llamado “sistema francés” tenia tres principios b registro, inspeccién y encierro. Las mujeres que quisieran abrir casas ese propésito o involucrarse en la compraventa de servicios sexuales d inscribirse ante la Inspeccién de Sanidad. All recibian un libreto que aautorizaba a trabajar, siempre y cuando estuvieran libres de enfer venéreas. Por ello, debian asistir a chequeos médicos regulares. En de confirmarse el contagio, eran encerradas en el hospital Morelos que fue testigo de numerosas protestas por parte de las internas, qt se quejaban de estar al en contra de su voluntad (Niifiez 2002: 16 Una fuerza policiaca especial estaba a cargo de aplicar el reg presentara las autoridades médicas a aquellas mujeres que trabajaran del control establecido, A principios de siglo xx, médicos y juristas debatieron ampli favor y en contra de la prostitucién reglamentada. Después de varias dé dehaberse instaurado el sistema, no habia demostrado su efectividad) cevitar la propagacién de los males venéreos. En otros paises ya s€ levado a cabo airadas protestas en contra de las medidas que busi gulacin del comercio sexual, En ella, la participacion feminista fue .cada, Nombres como Josephine Butler 0 Clara Campoamor fueron jonados por aquellos mexicanos que debatfan sobre el tema. La ma- oria de los abogados o doctores que escribieron al respecto citaron, en jasiones, algunas voces del feminismo europeo. Por ejemplo, llegaron {ostener que era inadmisible castigar a las mujeres por una conducta a a que, necesariamente, habia una participacién masculina, opinién sredada del feminismo briténico de mediados del siglo x1x que busc6 ar la regulacidn de la prostitucién en aquel pais. Losintelectuales porfiristas, no obstante, se apegaron més a una discu- Jn estrictamente juridica que al feminismo. En sus debates nunca inclu- xeon opiniones de feministas mexicanas y a las europeas las citaban mas en con el objetivo de argumentar una discusién de derechos individuales jus derechos colectivos y no por un interés directo en el bienestar de las tjeres dedicadas al comercio sexual. A través de sus voces no buscaron, poco, castigar a los clientes, sino validar la intervencidn estatal en el denamiento de esta actividad ya que, consideraban, las prostitutas no 1n defenderse del sistema en el que estaban inmersas debido a que ian una capacidad mental inferior, Despues de la instauracidn del Estado posrevolucionario, el debate entre ellos que deseaban mantener el sistema reglamentarista y los que pug- ban por su derogacién continu. En este contexto, México formaba parte ‘una discusidn transnacional sobre el tema en la que el feminismo tuvo papel fandamental, En el seno de la Liga de Naciones, la preocupacién lo que en un principio se denominé “trata de blancas" comenz6 a cobrar or importancia. Se creé un comité que analizaria el tréfico de mujeres ios a escala global. En 1927 se publicé un reporte sobre la situacién del Jo sexual en as principales ciudades de 28 paises, incluido México, Jaquel momento, el pais atin no formaba parte de este organismo inter- nl y su participacién en las conferencias internacionales ola firma de facuerdos era practicamente nula. En 1926, el presidente Plutarco Elias 5 firms el que seria el sltimo reglamento federal para el ejercicio de Aprostitucién (Bliss 2001: 2. informe de a Liga de Naciones puso especial énfass en la exstencia o de casas de prostitucin legaes, debido a que un grupo importante feministas dentro del comité consultivo sobre el trifico de mujeres STTUCION/TRABALO SEAUAL 269 ¥ nifios pugnd por la abolicién de la prostitucién reg] argumento de que laexistencia de burdeles autorizados tacién sexual de mujeres en beneficio de los hombres 2010: 91). Algunos estudios recientes han sefialado qu esta preocupacién estuvo impulsada por el incremento. ‘mujeres europeas que visjaban solas hacia el continent Jamentada, con g) | nportante de sus ganancias alas duets y encargadas. Estas declaraciones facltabala emg, fg hicieron mella en la decisién federal ni en las sentencias de cada caso, Yel Estado lg) Encartas que no tuvieron mucho éxito, las “mujeres galantes”expresaron 1 en ran med temor a quedar, con esta medida, en manos de la extorsin policiaca 0 de la migracindg ff dlos enones que mancjaban el comercio sexual callejero. A pesat de que, te american com este momento, el concepto de explotacién habia desplazado a la higiene cee aga del tensGn surgida durante el periodo de entreguerras Bgl ya contencion del contagio venére, ls medidas que adopt el gobierno, 88 raz6n, paises que se consideraban importantes dstinos migrat pacticularmente en la capital mexicana, no afectaron a los hombres que see arson bajo el exerutinio de Ia Liga de Naclones, El pénico magician ganancias de las prostitatas en cantinas, bares y eabaretso en las ae eaanabs G hecho de pensar que mujeres euzopeas se prostituyergif elles dela ciudad. Los también lamados padrotesno fueron objeto de Sr ardcesextranjres, con hombres de diferentes razas, influy6 ealglllgedadas, close presentaban frente juer por acusncin de as afectadas demandas que el comité consultvo solctaba alos diferentes paises {eecuentemente, recibfan condenas més laxas o eran eximidos de las acusa- Ginebra (Guy 2000: 23). cones, mismas que, ademés de lenocnio, inclutan otros delitosvilentos, 0. como golpes o amenazas Fuentes 2014), ‘tue hacia eco del abolicionismo internacional, eprohiggll En el contexto de la Segunda Guerra Mundial, ademés de la ex- bieron Ios burdeles. Algunos afos antes ya se habian dado algunos as ‘plotacién, el gobierno federal argumenté a favor del cierre de casas Su Sat sentido. El cSdigo penal senalaba como lenones a aquellos que lif de prosttucién por cuestiones de seguridad nacional. Los burdeles se caren ge izacién legal se beneficiaban del ejrcicio de la prostiticléeaMllconsideraron centros de sedicién, ademds de que las enfermedades que Pati de ls supresion de a regulcién el lenocinto englobé a culqulgilft plan contraerse dentro de ellos minarfan la salud asculina conside- (consulado el 29 de julie de 2015) sous Marta, 1993."Efalgor del nace. Algunos aspectos dea prostitucén calejera nla Ciudad de Mico en Debate fomiisza,afo 4 vol. 8, pp 103-134 ~"2oi4,":Prostitacin, taboo rata? 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