[Amores italianos 2] Amor a
lo italiano
BUSCAME UNA NOVIA
FRANCESCA
Tengo una mafiana muy ocupada. He estado leyendo
papeles para el baile benéfico de la semana que viene.
Soy una de las organizadoras del evento. Mi tranquilo
pero ajetreado dia en la oficina se vio
momentdneamente interrumpido cuando alguien
irrumpié en mi despacho como si tuviera todo el
derecho del mundo a hacerlo.
—jiPero qué..?— Empecé, pero de nuevo los buenos:
modales se desperdiciaron con este hombre, Entré en
mi despacho como si fuera el rey y yo tuviera que
inclinarme ante él.
—Necesito que me encuentres una novia—. Anuncid
con arrogancia. No me sorprenderia mas si me pidiera
que le diera la luna.
—jEstas borracho?— pregunté, mirandole
brevemente antes de volver a fijar la vista en mis.
papeles.
—No.
—iEstds drogado?
—No.—1Estds loco?
—No.
—Bien— le dije friamente. —Ahora vete. Has
cometido un error. No soy una casamentera. Soy
profesora. Has venido a pedir ayuda a la persona
equivocada.
—Ah, esa encantadora voz de maestra de escuela—.
Marco Orsini comenté, tomando la silla frente a mi
escritorio. —Me dan ganas de ser un alumno travieso.
—Signore—, le adverti, mirandole abiertamente.
Levanté las manos en sefial de rendicin.
—De acuerdo. Sdlo quiero que me encuentres una
novia, Francesca.
—wNo soy casamentera, Signore— le dije con firmeza.
—Soy profesora particular de etiqueta.
El malévolo puso esa mirada de inocencia en sus ojos
oscuros. Sino le conociera mejor, creeria que esta
realmente decepcionado con mi negativa.
—jNo va a ayudar a su amigo en su apuro, Signora?
—No somos amigos—, respondi con sinceridad.
Nunca podré ser amiga de este diablo mujeriego que
cambia de mujer con la misma frecuencia que de ropa.
—Yo creo que s/lo somos—. Contradljo suavemente,
Mostrando su infame sonrisa que a menudo hace que
las mujeres se desmayen. —zRecuerdas que llegamos
aun acuerdo de alto el fuego cuando ayudamos a
aTnuestro amigo Lukas a rescatar a su mujer de su ex
prometico psicépata en Las Vegas? Eso nos hace
amigos.
Fruncf el cefio. Recordando aquel dia en que acepté
hacer una tregua con ese demonio.
—Bueno, ese acuerdo ahora era nulo e invalido.
—Qué frio—. Coments, poniéndose cémodo en Ia silla
frente a mi mesa, como si tuviera intencién de
quedarse mas tiempo aqui en mi despacho. Deberia
haberle echado lo antes posible. Es demasiado para
mi tranquilidad. —Me has herido, Francesca.
—iNo estas ocupada dirigiendo el Imperio Orsini?
Miles de empleados dependen de ti y aqui estas
encorvado en mi despacho como si tuvieras todo el
tiempo del mundo— pregunté en tono aburrido
mientras posaba mi mirada en sus oscuros ojos
cinicos.
—Si fuera otro hombre, pensaria que me estas
echando—. Sus labios se movieron con una sonrisa
privada.
Le fulminé con la mirada.
Pero entonces, suspiré pesadamente.
—Pero, de nuevo, podria perder mi pasicién en las
Industrias Orsini si no encuentro una novia,
Ahora que volvia a mencionarlo, me picaba la
curiosidad, As{ que decid/ preguntarle de impraviso,
—Dime, ipor qué de repente quieres adquirir una
aenovia?
Enfocé sus intensos ojos oscuros en mi, lo que me
hizo estremecer. No por miedo, sino por algo
totalmente distinto,
—Acabo de hacer una visita a mis abuelos a primera
hora de hoy y mi abuelo me ha amenazado con que si
no le presento a mi futura esposa antes de que
cumpla ochenta y dos afios, me desheredara.
No pude evitar enarcar las cejas. Sera verdad ome
esté gastando una broma?
—Asi que tienes que ayudarme—. Marco Orsini dijo.
No me esta pidiendo ayuda. La esta exigiendo.
—Si tu abuelo quiere que te cases antes de su
cumpleafios, {por qué no te buscas una novia por tu
cuenta?
—iPorque no quiero una esposa!— Explotd,
levantandose de la silla se pased por mi despacho
como una fiera enjaulada. —No quiero casarme. Pero.
sino tomo una esposa, perderé la presidencia de
Industrias Orsini. No puedo permitirlo.
—Ah, si—, le dije complacido, Incluso dibujé una
sonrisa en mi rostro, —Si alguna vez encuentras a una
mujer, con esa personalidad tuya, dispuesta a casarse
contigo, se quedara extasiada al pensar que sdlo te
casas con ella para que puedas conservar el contral
sobre la empresa de tu familia.
Me dedicé una estruendosa mueca con su cara de
avdios romano.
—i Qué tiene de malo mi personalidad?
Me encog/ de hombros, mirandolo de pies a cabeza.
—Bueno, afrontémoslo. Eres conocido por tener una
lengua afilada que no podrfa decir ni un cumplido a
otra persona con ese caracter sarcdstico tuyo...
— Disfrutando de lo que ves?— Pregunté
enloquecido.
Luché con todas mis fuerzas contra el rubor que
segula extendiéndose por mis mejillas mientras
miraba hacia otro lado.
Le of reir a carcajadas.
—No hay ninguna ley que diga que no puedes mirar.
—No estaba mirando—, murmuré, evitando atin su
mirada. —La verdad. La verdad es que no.
—Si. Lo estés—. Respondié alegremente. Una
Satisfaccién diabdlica brillaba en sus ojos oscuros. —
Me doy cuenta cuando una mujer me mira.
Resoplé.
—Se engafia a sf mismo, Signore.
—iEn serio?— pregunté. Me sorprend{ cuando
empez6 a avanzar desde donde yo estaba sentada y
se pard frente a mi mesa y puso las manos a ambos
lados de la mesa de cristal y se incliné hacia abajo.
Automdticamente me senté de nuevo en mi silla. —2
Le fascina mi cuerpo, Alteza?
al?—{Estas flirteando conmigo?
Su voz se volvié suave como la seda. Sus ojos tenian
llamas en su profundidad.
—iY silo estoy?— Pregunté. —gEstd funcionando?
Ignoré el estruendoso golpe de mi coraz6n, mientras
me refa de su ridicula sugerencia,
—Por supuesto que no, ¢Por qué iba a dejarme llevar
Por tus coqueteos? Puede que funcione con otras
mujeres, pero no conmigo.
—Ah, eso es mas lamentable—. Dijo, mientras se
retiraba agradecido de mi mesa y volvia a la silla que
ocupaba hace un rato, —Por eso te necesito en el
trabajo para buscar a mi novia.
Suspiré.
—Te lo dije...
—Te pagaré—. Ofrecid dulcemente. —Te pagaré el
triple de lo que tu alumno esté dispuesto a pagarte
para que aprenda la etiqueta social de la sociedad.
—No— le dije con firmeza. —No aceptaré la
Propuesta que me haces. No te buscaré novia.
Si pensé que finalmente se rendiria, me equivoqué.
Me dedicd una sonrisa picara mientras echaba un
vistazo a su reloj y se levantaba de la silla.
—Oh, lo hards.
—No lo haré.
AI?—Ahora tengo que irme—. Anuncié con pesar
mientras abria la puerta de mi despacho. —De un
modo u otro, mi en¢antadora reina de hielo, me
encontrards una novia antes del cumpleanos de
Nonno. Me aseguraré de ello. Hasta entonces
estaremos el uno en el bolsillo del otro. Este serd el
comienzo de nuestra buena amistad. Adids por ahora,
Francesca mia. Me mantendré en contacto.
Una vez que cerré firmemente la puerta de mi
despacho, respiré hondo. No me habia dado cuenta
de que estaba aguantando. No sabia donde me
asustaba mas, si el hecho de que se obstinara en que
le buseara una novia o el hecho de que me prometiera
que este seria el comienzo de nuestra amistad...
Me estremeci al pensario.
WtTRUEQUE
FRANCESCA,
Estaba de pie, orgullosa, en el salén de baile de uno
de los famosos hoteles de cinco estrellas de Roma,
mientras observaba a la gente que se mezclaba a mi
alrededor. Todos pertenecian a la flor y nata de la
sociedad italiana y apoyaban el acto benéfico en favor
de los nifios huérfanos de Italia.
Ha sido un éxito, pensé con suficiencia. No pude
evitar sentirme orgullosa de ser una de las
organizadoras del acto. Mi difunto marido era un firme
partidario de las organizaciones benéficas y desde
que empezamos a salir me involucré en un asunto asi.
Ahora, seis anos después de su tragica muerte, me he
dedicado a distintas organizaciones benéficas aqui en
Italia para continuar su legado, Espero que el acto de
esta noche sea un éxito. Espero que consigamos.
suficiente dinero para los huérfanos del asilo...
—Felicidades, Francesca— Una voz masculina,
demasiado familiar para mi, se escucha detras de mi.
Deberia haber sabido que vendria a este evento, —
Estoy orgulloso de ti,
(Qué otra opcidn tengo entances para enfrentarme a
él? Puse una sonrisa regia en mi cara mientras miraba
a mi némesis.
—Buonasera, Signore.
WeLa satisfaccidn brillé en la profundidad de sus ojos
oscuros, como si supiera que era la ultima persona
con la que querfa hablar esta noche, Pero, de nuevo,
nunca dejarla pasar,la oportunidad de no arruinarme
la noche. Lo sabla por experiencia en el pasado.
—Cémo estd, mia regina di ghiaccio—. Prequntd,
recorriendo apreciativamente mi cuerpo con su
mirada audaz. Grité en silencio ante su mirada audaz.
—Estés... fabulosa.
Juraria que me estaba desnudando mentalmente, pero
entonces reparé en la mirada venenosa que me lanzé.
fa rubia que llevaba del brazo. Creo que es una
supermodelo, con un vestido rojo de infarto y esos
pendientes de arafia y ese collar tachonado de
diamantes. Fue suficiente para cegarme cuando
queédaron atrapados por las luces,
Le sonref amablemente mientras le hacia a este
mujeriego la pregunta que lo pondria en la picota.
—(Es tu futura esposa?— pregunté con dulzura
sacarina. —Qué grosero por tu parte no presentarnos.
La cara de la rubia supermodelo se descompuso en
una sonrisa de un millén de délares mientras miraba
con adoracién a su cita, mientras él se limitaba a
palidecer.
Te lo mereces, pensé en silencio mientras ocultaba mi
sonrisa.
—Carifio—, le dijo a su hermosa cita. —Me parecid ver
a tus amigos allf hace un rato. Por qué no te unes a
a8ellos un rato?
ers...
—Me reuniré con vasotros mds tarde—. Dijo
resueltamente, a lo que la mujer en sus brazos retiré
de mala gana la mano de su brazo y se alejé de donde
se encontraban sus amigos. Una vez que la perdid de
vista, Marco Orsini me miré con impertinencia. —A
ver, Francesca, eso ha sido grosero.
—Yo, grosera?— me burlé.
—Si. Lo eres—. Contestd engreido. —Le diste ideas
equivocadas.
—Pero ctef que era tu prometida—, le dije
inocentemente, aunque sélo lo dije para molestarlo. —
Llegaste con ella asf que asumo...
—¢Por qué iba a seguir envidndote flores y regalos a
tu oficina esta semana pasada pidiéndote ayuda si ya
habla encontrado a mi futura esposa que nonno
aprobarla?
Oh, si. Esas flores y regalas que enviaba
constantemente a mi oficina junto con tarjetas
pidiéndome que le ayudara con su dilema. Al
principio, mi secretaria pensé que tenfa un
pretendiente, pero luego le expliqué que mi némesis
solo me estaba molestando.
Instintivamente me froté el anillo de boda. Nunca
volveré a casarme. Lorenzo, mi marido, estarla
siempre en mi corazén,
3/8—Te has enterado de que Lukas y Tania ya estaban
enla ciudad?—. pregunté para cambiar el tema del
matrimonio y mis pensamientos al recuerdo de mi
marido. Todavia me.entristezco cada vez que me
acuerdo de él.
Una sonrisa crispada se dibujé en sus labios
pecaminosos mientras me servia dos copas de
champan el camarero que pasaba.
De verdad? :Se quedan para siempre?
—Eso es lo que me dijo Tania cuando hablé con ella
por teléfono la ultima vez— respond!
despreocupadamente, tomando él champan que me
ofrecia. ,
—Si ya estaban en la ciudad, zpor qué rayos no estan
aqui?—. pregunté mirando ala multitud. —Supuse
que el gran duque no dejaria pasar la oportunidad de
mostrar a la sociedad que su esposa ya estaba
embarazada de cinco meses de sus gemelos.
Tomando un sorbo de mi champan, le dije.
—Me acaba de telefonear hace un rato diciéndome
que no podian venir porque Tania no se encuentra
bien.
—Ah, ese es el problema, {no?— inquirid, con un
destello de burla en sus ojos oscuros. —zEsta
totalmente enamorado de su encantadora espasa? No
podria soportar estar lejos de ella ni siquiera una
noche.
—Ese comentario despreciativo vino realmente de un
48hombre que actualmente estd buscando a su propia
novia.
—Hay una diferencia, amor mio— Dijo con una
sonrisa picara en su cara de dios romano. —El se casé
con su Tania por amor, mientras que yo necesito
casarme o seré desheredado.
Le alcé las cejas.
—Se le olvida, signore. Lukas y Tania empezaron su
matrimonio por conveniencia, pero mirelos ahora.
Estan tan enamorados el uno del otro.
—Nadie obliga al duque a casarse con esa heredera
tusa...—. Se opuso, dandome la misma inclinacién en
sus fuertes cejas. —...lo hizo él solito. Lukas se casé
con la mujer que el mundo entero crefa muerta en el
mar una semana después de su desaparicién..,
Cada vez que recuerdo cémo empezaron mis amigos
con su matrimonio, sigo sin creérmelo. Era como la
historia de una pelicula o de una serie dramatica. La
mujer sdlo querfa en la vida vengarse de la gente que
la tomé por tonta. Pero ahora estoy tan contenta de
que Tania por fin haya dejade atrds su venganza y
empiece Una nueva vida con su marido.
—..mientras yo necesito una esposa porque mi
abuelo me obliga a tomar una—. Marco Orsini me
sacé de mi ensofiacién.
Suspiré. Demasiado para nuestra charla sobre
nuestros amigos comunes, de nuevo volviamos a lo
mismo.
af—Ya te lo he dicho por millonésima vez. No puedo
ayudarle a encontrar a su novia, Signore.
—Oh, lo hards—. Dijo obstinadamente,
Sacud/ la cabeza con resignacién. Responderle era
inutil. No iba a escucharme.
Entonces me sorprendié cuando volvié a hablar en
tono despreocupado,
—€s una pena que Lukas no haya podido asistir a
este baile benéfico, Sé que apoya mucho estas cosas.
Ahora que lo mencionaba, me sentia de algiin modo
conmovido por ello. Su donacidn seria de gran ayuda
para la causa de esta noche. —
—Si, tienes razén—. Le dila razén a este molesto
hombre mientras le fruncia el cefio. —Pero ahora que
lo mencionas, me sorprende verte aqui, este no es tu
piiblico habitual,
—Me has herido, Francesca—, Sonrié. —Soy un firme
partidario de las organizaciones benéficas, querida.
No pude evitar sonreir.
—jDe verdad?
—Por supuesto—. Levantd la copa en un saludo
silencioso en mi direccidn antes de beberse hasta el
Ultimo. contenido de su champan. Habla algo travieso
en sus ojos oscuros que mi instinto me dijo que
subiera ain mds la guardia cuando el regocijo que
sentfa en mi corazén por la donacién de Marco Orsini
se desvanecis al instante.
6/8—Por supuesto..— Volvid a decir, depositando su
copa de champan vacia sobre el camarero que pasaba
y un nuevo escalofffo de conciencia subié hasta mi
columna vertebral, —..donaré una generosa cantidad
si td me ayudas a cambio, Francesca.
—Pero qué...— Le fulminé con la mirada,
El se limité a encogerse de hombros.
—Un trato justo, {no crees?
—jEstas diciendo que..?
—Obviamente—. Sonrié adoradoramente en mi
direccién—Si prometes ayudarme a encontrar una
novia, contribuiré con una generosa cantidad a esta
obra de caridad.
Dulce Sefior, es realmente despiadado.
MARCO:
Observé con satisfaccién el asombro en el rostro de la
joven viuda cuando le dije que no donaria ni un
centavo a este baile benéfico sino me ayudaba en mi
busqueda.
La mirada que me habia enviado era suficiente para
congelar Italia entera. zPor qué se obstina tanto en no
ayudar a un hombre con su dilema? gNo le basta con
que yo corteje su favor durante los uiltimos dias
envidndole regalos a su despacho para ablandarla
conmigo?
WesHace un rato me pregunts con frialdad si mi cita era
por fin la novia que me he visto obligado a buscar. Le
dio ideas equivocadas a Rebecca Kendrick, la
supermodelo buenorra, Por la mirada divertida que
me habia echado hace un rato, ahora pensaba que le
harfa la pregunta en cualquier momento después de
esta fiesta, Deberfa haberme deshecho de ella esta
noche.
No creo que mi anticuado nonno aprobara que mi
novia apareciera semidesnuda en vallas publicitarias y
revistas de todo el mundo.
Asi es. Depende de esta gélida mujer encontrarme
una novia que mi abuelo apruebe. Es una maestra de
la buena etiqueta, zno? Ella puede ensefar a mi novia
cémo actuar correctamente en sociedad. Hizo un
buen trabajo puliendo a la novia de Lukas hace varios
meses. La heredera antes sencilla era ahora cada
centimetro de una refinada duquesa de la que Lukas
Marino podia estar orgulloso.
Por eso, de un modo u otro, necesito a Francesca
Marcolini para el trabajo, aunque tenga que
chantajearla para que se someta, jque asi sea!
aeEL CONTRATO SEDUCTOR
FRANCESCA
No me lo podfa creet. Me quedé mirando el informe
sobre el baile benéfico de anoche.
No mentia, pensé furiosa.
No doné ni un centavo porque me negué a ayudarle
en su ridicula bisqueda. Ese desalmado se marché.
sin dar donativos a la organizacién benéfica que decia
haber estado apoyando.
Me levanté bruscamente dé la‘silla y cogi el bolso que
tenia sobre la mesa.
—Luey— le dije a mi joven secretaria a la salida de mi
despacho sin detenerme. —Cancela todas mis citas
de hoy.
—Puedo preguntarle adénde va por si alguien la
busca, sefiora Marcolini?
Le dediqué una sonrisa sombria mientras miraba
hacia donde habia estado sentada.
—Voy a ver a un hombre exasperante.
No esperé la respuesta de mi secretaria antes de
marchar decidida hacia el ascensor. Ahora mismo,
sdlo tenfa una cosa en mente: enfrentarme a ese
diablo mujeriego que habla sido una plaga para mf
desde que tuve la desgracia de conocerlo ajias atras,
Weer
En cuanto le vi, quince segundos en su compajiia,
legué a la conclusién de que me cafa tan mal como yo
a él, Era la personificacién de lo que odio en una
persona. Un libertino sarcdstico de lengua afilada que
vefa el mundo con tanto cinismo en sus ojos negros
‘como el carbdn. No podias decir una sola observacién
sin que él respondiera de forma socarrona. A veces,
no, la mayor parte del tiempo, nos vemos obligados a
soportar la compafila del otro, Estoy completamente
segura de que sdlo evitamos matarnos unos a otros.
Es mi némesis. Mi archienemiga.
Entonces, zpor qué rayos de repente quiere que le
encuentre una novia?
¢Por qué me atormenta con estas cosas?
dEs esta la nueva forma que pensé para
entretenerse... en molestarme?
Ya estaba harta. Hice sefias al taxista y le ladré la
direccién de su oficina. Me enfrentaré a él y le
preguntaré qué le pasa. No dejaré que juegue con la
caridad sélo para enfurecerme. Esos nifios
necesitaban mucho sus donativos.
Después de sufrir el espantoso trafico de Roma, el
taxi se detuvo por fin en la acera frente a las
Industrias Orsini, Respiré hondo mientras me
deslizaba fuera del taxi. Puedo hacerlo, me dije una
vez mas mientras repet(a esas palabras una y otra vez
dentro del coche.
Me acerqué al magnifico y moderno vestibule donde
2KMarco Orsini reinaba como el rey que crefa ser. Subf al
ascensor ignorando las miradas curiosas que me
lanzaba la gente del vestfbulo. Me contuve con tanta
dignidad que no dejé que me afectaran.
Cuando llegué a los pisos superiores, donde estaba su
despacho, entré sin molestarme en preguntar a su
secretaria si estaba disponible o no. A estas alturas,
sélo me queda un hilo de paciencia para ¢| mientras
invado su despacho.
—Eres un sarcdstico. Desalmado. Desagradecido.
*
MARCO
No me sorprendid del todo que Francesca Marcolini
irrumpiera en mi despacho y escupiera esas palabras
con un fervor tan amenazador, dado que yo no doné
ni un céntimo en el acto benéfico en el que ella es una
de las organizadoras.
Oh, tengo Ia intencién de donar a esa organizacion
benéfica, pero pensé en quedarme primero con mi
dotacién y utilizarla como palanca ante esta mujer
para que me ayude con mi problema.
Y no me equivoco, pensé con suficiencia. Esté delante
de mf, zverdad? Con toda su refinada gloria.
—jA qué debo esta inesperada visita, Signora?—.
pregunté inocentemente mientras me retiraba de la
silla y la estudiaba con detenimiento. —Tome asiento,
—No. Gracias.
3/8Como siempre, tan elegantemente vestida con el pelo
peinado con un mofio pulcro, maquillaje sutil en su
rostro de aspecto fino. Llevaba una blusa azul real
satinada y una falda lapiz de cintura alta con medias
negras y zapatos de tacdn superalto. Su atuendo era
recatado pero, al mismo tiempo, hablaba de
sensualidad...
—Ya sabes por qué estoy aqui—. Respondid con
vehemencia miréndome con tanta frialdad en sus
bonitos ojos avellana.
Escondi mi sonrisa mientras jugaba con mi boligrafo
mientras la examinaba atentamente.
—iLo sé?
—Si, lo sabes—. Solté:bruscamente.
—Hmm..— Finjo pensar por qué esta en mi despacho
esta mafiana temprano.
—jDeja de jugar conmigo!— Dijo furiosa. —Sabes por
qué rayos estoy aqui en tu oficina.
—Recuérdamelo otra vez—. La incité.
—Eres un sarcastico, un desalmado y un
desagradecido—. La reina de hielo repitid su discurso
inicial cuando entrdé en mi despacho, sus ojos brillaban
de ira hacia mi, —De verdad te fuiste anoche sin
donar a la caridad.
—Te dije anoche que si me ayudabas con mi
busqueda de una novia le darfa a tu organizacién
benéfica generasas donaciones,
4—Todo esto es un juego para ti, zno?— replicd,
miréndome con insolencia, Nunca conocf a una mujer
que siempre me mitara con desprecio. Ahora me
pregunto si alguna yez me sonrié. —Muchos nifios
dependen de ese dinero.
La miré con el cefio fruncido. ;Creia que estaba
jugando con mi busqueda de una novia? Rayos, soy la
ultima persona en la tierra dispuesta a encontrar una
mujer y casarse con ella. Si Nonno no me amenazara
con darle la empresa a mi primo Fabio sinole —
presentaba a mi novia el dia de su cumpleafios, no me
molestaria en pedirle ayuda.
—iCrees que todo es un juego para mi?— Ie pregunté.
—Dios. Si nonno no me diera un ultimatum no me
molestaria en buscar novia, Francesca.
—iAsi que lo dices en serio?
—Por supuesto—, respondi con sinceridad. Mordi la
sonrisa que amenazaba con escaparse de mi rostro
porque tengo la sensacidn de que estoy haciendo
progresos en este sentido. Es sdlo cuestidnde tiempo .
que se someta para ayudarme.
=6h
parece muy seductor. —Si te ayudo en tu busqueda
|... —. Se muerde el labia inferior, lo que me
de una novia, ;cuanto dinero donards?
Esta vez, no pude evitar la sonrisa que se me dibujé
en la cara. Porque sabia que ya habla ganado esta
batalla con la formidable Francesca Marcolini.
—Medio millén de euros,
fifiSu cara de asombro no tenla precio, sus bonitos ojos
se abrieron de par en par.
—jNo puedes hablar en serio!
—Lo digo en serio. —Sonref ante su reaccién. No
‘todos los dias consigo aturdir a esta reina de hielo y
estoy enormemente feliz por ello.
—{Prometes donar medio millén si te ayudo a
encontrar a tu novia?—. Volvié a preguntar después
de recuperar la compostura.
—Por supuesto—, respond[. No pude evitar el regocijo
que rugié en mi interior a partir de ese momento.
Exhalé profundamente.
—Muy bien. Te ayudaré a encontrar a tu futura
esposa. ;Cudndo quieres que empiece?
Le sonrei mientras me levantaba de la silla.
—Lo antes posible.
Unos ojos dmbar brillaron con frialdad en mi direccion.
—Mantenga su promesa de donar a la caridad,
Signore, Si no, te mataré.
—Todavia no conflas en mi, Francesca? —Cog/ el
teléfono y marqué el ntimero de mi secretaria, sin
dejar de sostener la mirada de la reina de hielo. Hablé
con mi secretaria por la otra linea. —Gla, dona medio
millén de euros a la obra benéfica a la que asistf
anoche en mi nombre.
No esperé la respuesta de ml secretaria y terminé la
a8llamada.
—{Satisfecha?
Asintid.
—Una cosa mas, Signore,
Fruncf el cefio.
—iQué es?
—Quiero un contrato.
—Un contrato?
—Si. Entre nosotros—. Respondié con una sonrisa
cida. —Quiero un contrato can una cldusula que
establezca que no se te permite acosarme de ninguna
forma ¥ que tienes prohibido hablarme o mirarme con
deseo s****| 0 de otra forma. Serd un incumplimiento
de contrato. Soy libre de retirarle mi trabajo.
La miré incrédula. Es mas retorcida de lo que creia.
Como no respond/ inmediatamente, afiadid.
—iEstds de acuerdo 0 no?
Solté un suspiro.
—De acuerdo. Redactaré tu contrat y te lo enviaré
inmediatamente.
—Bien—. El triunfo parpaded en el fondo de sus ojos.
—Estoy deseando trabajar con usted, Signore Orsini.
Ni siquiera dijo nada antes de salir de mi despacho
como si nada. Esté muy contenta con su contrato, ¢
verdad? Como si eso fuera a detenarme.
7aEspera y verds, susurré la voz taimada dentro de mi
cabeza. Encontraré una laguna en tu contrato. Sdlo
espera y veras...
a8LALISTA DE CANDIDATAS
FRANCESCA
No sé si deberfa sentirme feliz o no. El hecho de que
Marco Orsini, de hecho, donara medio millén de euros
a la beneficencia deberfa hacerme sentir extasiada
por tan generosa contribuicién, pero hay una trampa.
A cambio de esa donacién benéfica, me he enredado
con gente como él. En resumen, ahora trabajo .
oficialmente para él... temporalmente, gracias a Dios.
Suspiré profundamente. Asi es, a cambio de ese
dinero, ahora me veo obligado a trabajar para él, es
decir, a encontrarle una novia adecuada que el
formidable Orsini pueda aprobar. Hasta ahora, tengo
unas cuantas listas de candidatas que podrian encajar
para ser la novia de Orsini.
El contrato que le pedi ayer llegd por fin a mi
despacho hace un rato. Necesito ese contrato para
que no pueda acosarme cuando quiera. Lo usaré
contra él si es necesario...
—...éFrancesca? ,Estas escuchando, Francesca?
De mala gana me sacaron de mi ensofacién. Sonref al
Par de extrafios ojos violetas que me estudiaban con
preocupacién.
—Por supuesto. Te escucho, querida,
—No, No lo estas—. contradijo Tania Marino con un
amago de sonrisa en los labios, —Parecias estar a
Wokilémetros de m(, Francesca. Ni siquiera has tocado la
comida.
Ahora me sentla culpable. Me habia invitado a comer
un restaurante de moda en Roma. En realidad,
deberfa centrarme en mi buena amiga, no en
pensamientos caprichosos sobre mi nueva relacién
con el arrogante Marco Orsini.
—iQué pasa?— Me prequnts. Preocupacién marcada
en sus cejas. —zEstds bien, Francesca?
Me tef de su ansiedad.
—€stoy bien, tonta. Es sdlo un nuevo proyecto, eso es
todo.
—iAh, si?— En sus ojos violetas brillaron chispas de
alegrfa. —Ahora entiendo por qué no me escuchas.
mientras balbuceo aqui.
Sonref timidamente en su direccién,
—iQué decias, Tania?
—He dicho que tienes que despejar tu agenda el dia
28— Repitié mientras probaba la comida que habia
pedido, —Lukas y yo nos enfadaremos contigo si no
apareces en nuestra boda por la iglesia,
—El 287— Frunef el cefio y pensé si tenia alguin plan
para ese dia. —iNo es dentro de dos semanas?
Sil
—2Por qué tanta prisa?— pregunté y empecé a probar
mi comida,
2ninTania me dedicd una sonrisa apenada mientras
sefialaba su barriga ligeramente redondeada.
—Para empezar, no quiero caminar hacia el altar con
la barriga tan grande como una enorme sandfa, y en
segundo lugar, cuanto mas pasan los dfas, més se nos
va de las manos la preparacién de la boda.
La miré con el cefio fruncido.
—iQué quieres decir, Tania?
La duquesa suspird.
—Lukas y yo pensabamos en un principio invitar sdlo
a'doscientos invitados como minimo a nuestra boda
por la iglesia, pero... .
—iPero?
Me mostré una sonrisa ligeramente forzada en su
rostro,
—Al parecer, cuando la flor y nata de la sociedad
italiana se enteré de que el duque celebrard la
renovacién de sus votos con su novia en una boda por
la iglesia, la gente a la que no invitamos empezé a
enviar correos electrdnicos pidiendo invitaciones para
la boda.
No pude evitar reirme. Sé que no deberfa haberlo
hecho, pero la verdad es que la sociedad era bastante
divertida,
—No quieren perderse la boda de la década,
supongo.
a0—Debe ser eso—, murmuré Tania mientras segula
comiendo con ganas. —Por eso le dije ayer a Lukas
que quiero que la boda sea dentro de dos semanas.
—iQué dijo tu marido?
Un cefio fruncido se formé en su aristocratico rostro al
recordar probablemente lo que su marido le habla
contestado.
—Me dijo que no podemos hacer eso. Hay tantas
cosas que hacer—. Recorda la conversacién. —te dije
que no volveria a casarme con él sila boda no se
celebraba el 28 de este mes.
Volvi a reirme. Lukas no puede hacer otra cosa que
sucumbir a la exigencia de su mujer. La sencilla que
conoci meses atras en la Costa Amaifitana no
aparecia por ninguna parte en Tania. Emergid como
una mujer luchadora que defiende lo que cree y estoy
muy orgullosa de ella.
—iSupongo que Lukas acaba de ceder?
Tania sonrid.
—Oh, si.
Pero entonces la sonrisa de su cara desaparecid, sus
bonitos ojos contenfan ansiedad. Eso me preocupé.
—iQué pasa, Tania?
Me dedicd una sonrisa un poco forzada mientras el
nerviosismo segu/a en sus ojos. Tragé saliva,
—Mamé, quiero decir, ml madrastra, le envié una
4ginvitacién a la boda.
Me dolfa el corazén por mi querida amiga, Sé que es
la primera vez que se enfrenta de nuevo @ su madre
como Tania después de su plan de venganza contra
su ex prometido y su hermanastra. Y ahora estd
felizmente casada con el duque y esperando gemelos.
—iEstés preocupada, querida?— le pregunté,
cogigndole la mano que tenfa apoyada en la mesa
para darle apoyo.
—Petrificada, mas bien.
Le dediqué una sonrisa tranquilizadora.
—No te preocupes, Tania. Estaré ahi para ti y Lukas,
por supuesto.
Ella esbozé una sonrisa que no le llegd a los ojos.
—Losé.
—Debes..— Me detuve cuando of sonar mi teléfono,
Lo saqué del bolso y fruncf el cefio al ver el ntimero
desconacido, —Perdona, Tania— dije antes de
responder a la llamada. —zDiga?
La molesta voz de un hombre, demasiado familiar,
sond en la otra linea.
—jBuenas tardes, Francesca!
—Signore.
—Oh, el cdlido saludo de hace un rato ha sido
sustituido al instante por su frialdad caracteristica—
Marco Orsini dibujé enloquecedoramente.
aa—2Qué quieres?— Maldije en silencio cuando Tania
fruncid ligeramente el cefio en mi direccién al ofr mi
tono brusco.
—Esta mafiana le has dicho a mi secretaria que ya
tienes la lista de mi posible novia mientras yo estaba
en la reunion del consejo.
Ya me habfa olvidado de eso.
—Eh, si. Lo siento, lo olvide.
—iEstds libre para comer?— Marco Orsini pregunts,
—Para que pueda ver la lista?
—iAlmorzar? :Ahora?— pregunté mirando a mi
amiga. Tania, que recogié mi dilema al instante, me
dijo:
—Esta bien, deberias ir.
—Si, claro.
—Genial, te espero en el restaurante cerca de mi
oficina.
—S/. Conozco ese sitio—. Murmuré de mala gana
mientras terminaba la conversacién telefénica
Preguntandome en silencio de dénde rayos habla
sacado mi ntimero de mévil.
—iNuevo cliente?— pregunté Tania juguetonamente.
—iUno exigente?
Suspiré profundamente mientras volvia a guardar el
teléfono en el bolso.
—Podrfa decirse que si,
ano—Deberias irte—. Tania me sonrid, sus ojos
centelleaban de placer.
—Lo siento mucho, carifio—, le dije con pesar. —Te
compensaré la préxima vez. Te invitaré a comer otra
vez.
Estaba a punto de sacar dinero de mi cartera cuando
la duquesa me detuvo.
—No. Yo invito.
—iEstd segura? .
=o;
Sonrei.
—Gracias—. Me levanté de la silla. —Debo irme ahora,
Tania.
No te olvides de estar en nuestra boda—. Mi buena
amiga me llamd,
Mientras caminaba hacia la salida del pequefio bistré,
me preparé para otro espantoso encuentro con el
arrogante Marco Orsini.
*
MARCO
—Deje de desnudarme mentalmente, Signore.
La gélida reprimenda vino nada menos que de la reina
de hielo de Italia mientras lela afanosamente el ment.
Estdbamos a punto de almorzar en uno de los
restaurantes de moda de la cludad.
TAQ—jTe importarla que te desnudara al revés?
La mirada que me habfa enviado era suficiente para
matar a un hombre normal en un instante.
—El contrato decia...
—EI contrato no dice que no pueda desnudarte
mentalmente, Francesca—. Levanté una ceja.—jHa
leldo el contrato con atencién, Alteza?
Contuve la risa cuando una mancha roja se extendio
por sus mejillas. Qué encantadora, jse esta
sonrojando!
—Eres despreciable—. Sised, —Eres...
— Estas lista para pedir?— La intercepté
despreocupadamente mientras miraba al camarero
que rondaba junto a nuestra mesa, escuchando en
silencio nuestro intercambio verbal.
Le dimos nuestra orden al camarero y una vez que
nos quedamos solos, ella todavia me miraba
insolentemente. ¢Sabe lo encantadora que es cuando
se enfada conmigo?
—Esciichame..—, empezd a amenazarme.
—Tienes la lista, Francesca?— Me obligué ano reir a
carcajadas al ver cémo se le abria la boca de asombro.
—SI..— Contesté cuando por fin se recuperd de la
sorpresa. Sacé una carpeta ordenada y me la dio.
—Lee para mi—, le Indiqué,
La mirada de sus bonitos ojos ambarinos volvid con
aleyenganza, pero de todos modos cumplié mi orden.
—tsabella Tolle.
Fruncf el cefio al ofr ese nombre,
—Es una heredera malcriada que cree que el mundo
girarfa segun su voluntad.
Francesca sacd su boligrafo y taché el nombre.
—Adrianna Vinadacci.
—Esa mujer era tan aburrida. La conoci una vez en
una fiesta.
—Chiara Androletti.
—No me gusta su padre.
—Donatella Constanzo.
—No me gusta su nombre.
—Por el amor de Dios!— Francesca estallé. —Ni
siquiera es culpa suya.
—WNo me gusta que el nombre de mi mujer se parezca
al de un ninja mutante reptil en cierta pelicula.
Francesca suspiré proftundamente y continud.
—Marietta Ferrara.
Fruncf el cefio mientras pensaba en lo que no me
gusta de ella, cuando no contesté, Francesca sonrid
satisfactoriamente.
—Estupendo, creo que ha pasado el corte por encima
de sus criterios altamente valorados, Signore.
wig—iCudndo tiene previsto que nos veamos?—. Dije con
una mueca de prohibicién en el rostro.
—En la boda de la década, por supuesto—.
Respondié dulcemente como si estuviera deseando
librarse de mi. —A la boda por la iglesia de Lukas y
Tania dentro de dos semanas.
No tan rapido, querida. Una voz taimada susurrd
dentro de mi cabeza.
iainLA VIUDA ENAMORADA
MARCO
Estoy hablando con un grupo de hombres de
negocios que intentan disfrutar de la recepcidn de la
boda del duque y la duquesa de Caprielle aqui en el
Palazzo di Marino. La pajarita parecia apretarme
demasiado el cuello. Respiré hondo. La verdad es que
las bodas no son lo mio. Pero no puedo dejar pasar
esta boda. Era la boda de mi mejor amigo y yo soy su
maldito padrino ya que nuestro otro amigo, el
bastardo griego, no pudo asistir a esta boda porque
hubo una emergencia en el astillero que posee.
Por mucho que intentaba entretenerme dentro del
gran salén de baile del Palazzo di Marino, me sentia
aburrido. Deseaba que Nikos estuviera aqui para que
ambos pudiéramos molestar al novio.
Lukas estaba ocupado adorando a su esposa al otro
lado del salén de baile. No podfa apartar los ojos de
su esposa ni un segundo. Sacud/la cabeza con
resignacién. Mi mejor amigo por fin habia admitido
ante el mundo su caida al regalarle a su Tania la boda
del siglo. En mi opinidn, fue la mas grandiosa que
Italia haya visto jamas.
Pero, gvalié la pena el esfuerzo? me pregunté en
silencio, gEntregarse a una sola mujer? Creo que no.
Por eso hoy no he traldo pareja. Las mujeres se llevan
una impresién équivocada cuando las traes a una
WAuaa
boda, piensan que estds empezando a insinuarles
algo. Eso es absurdo. Y pensar que tengo que sufir lo
mismo cuando la viuda helada encuentre por fin a mi
novia es horroroso. No tengo ningun deseo de
casatme...
—Ahl esté Marietta Ferrara, :Quieres que te la
presente ahora?—. Ese simple comentario me hizo
sonreir a pesar de que intenté que no se notara,
Me giré para mirar a la mujer que buscaba desde que
la vi en la catedral. Ahora por fin puedo disfrutar de
esta boda.
—iLe tierra se inclina al revés?— Pregunté de una
manera Socarrona que ella odiaba. —0 he entrado en
un universo diferente en el que fuiste tan amable
conmigo sin darte cuenta?
Volvid la escarcha caracteristica que siempre lanzaba
en mi direccién. No pude evitar una sonrisa, Esto se
estd poniendo interesante, Molestar a Francesca
Marcolini era mi pasatiempo favorito.
Fruncié el cefio en mi direccién.
—jNo puede responder sin ser sarcastico, Signore?
—Estds deslumbrante—, comenté ignorando por
completo su reprimenda.
—iDeja de desnudarme mentalmente!—
Practicamente sised, miranda a los hombres con los
que llevaba un rato hablando detrds de nosotros. Sus
ojos color avellana brillaron con fuego. —jSi sigues
repitiendo este acoso mental conmigo como sujeto, te‘mataré- personalmente con mis proplas manos!
—iAcoso mental?— pregunté inocentemente, aunque
el perverso que llevaba dentro rugié de risa. —;Qué
es eso? b
—iMalévolo!— Susurrd mientras me miraba fijamente.
‘Creo que se esta imaginando que la chirimoya que
sostenia en sus manos era mi cuello por el fuerte
apreton. —Siempre me desnudas mentalmente
cuando estamos en lugares publics. Y lo estabas
haciendo ahora mismo en la recepcién de la boda de
nuestros queridos amigos. ,Dénde esté tu decencia?
—Carifio— le dije. Sab/a que la risa no bailaba en mis
ojos mientras la miraba de pies a cabeza. —Creo que
fa 'decencia' es aburrida. Por qué no pruebas con lo
aventurero? Creo que a los dos nos encantard.
—Como dije antes, zquieres que te desnude al revés,
Francesca?— Suger( recorriendo con |a mirada su
sexy figura.
—Cuando el infierno se congele—. Respondid.
fumando. —Tu...
— Estuvo Marietta Ferrara realmente aqui?— Le
pregunté, cortando lo que estaba a punto de decir,
La vi respirar hondo, camo s| intentara calmar los
nervios.
—SI. Esta alll. Creo que ahora formaré sus
presentaciones,
38Estaba a punto de caminar hacia donde se encontraba
Su prospecto de novia perfecta para mf cuando
rapidamente la agatré del brazo para detenerla de su
camino.
—Espera—. le dije. Sent! una descarga eléctrica correr
Por mis Venas cuando mi mano hizo contacto con su
suave piel.
éQué rayos es eso?
¥ parece que ella también sintio esa corriente cuando
de repente reti
su brazo de mi contacto.
—Qué?— Pregunté molesta.
Si. Qué Orsini? me pregunté én silencio.