Vivimos en una sociedad bombardeada por mensajes publicitarios para que la personas compren lo que no necesitan. Muchos se endeudan y sacrifican aspectos más esenciales de sus vidas por seguir las exigencias de la moda o los adelantos tecnológicos. De ahí la importancia de disponer de un plan que permita gestionar adecuadamente los ingresos y los gastos. Eso es lo que se conoce como presupuesto, una herramienta clave para resistir la tentación de gastar de manera desordenada. De ahí la importancia de disponer de un plan que permita gestionar adecuadamente los ingresos y los gastos. Eso es lo que se conoce como presupuesto, una herramienta clave para resistir la tentación de gastar de manera desordenada. LA IMPORTANCIA DEL PRESUPUESTO Todo aquel que administra dinero, sea mucho o poco, necesita un presupuesto. De lo contrario, se está planificando para fracasar, ya que no existirá una guía que oriente nuestras decisiones. En la experiencia de Elena G. de White, ella recuerda:
“Teníamos una familia numerosa, pero ceñimos nuestros gastos
a nuestras entradas. No podíamos comprar todo lo que deseábamos, y debíamos soportar nuestras necesidades” (Mensajes selectos, tomo 2, pág. 218). LA BIBLIA RECOMIENDA: “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas y mira con cuidado por tus rebaños” (Proverbios 27: 23). Estas palabras se pueden parafrasear de la siguiente manera: “Esfuérzate en controlar tus gastos y evalúa las compras que estás realizando”. En muchas ocasiones será necesario postergar la adquisición de un nuevo teléfono celular para dedicar ese dinero al pago de los estudios de los hijos o la reparación del automóvil. El ahorro sirve de plataforma para apoyar las decisiones que contribuyen a evitar préstamos para realizar inversiones o cubrir un imprevisto. ¿CÓMO HACER UN PRESUPUESTO? Para hacerlo debemos tomar en cuenta lo siguiente:
1. Identifica el total de ingresos/entradas (libres de impuestos y otros descuentos legales) que
recibes mensualmente; ya sea de sueldo, apoyos de gobierno, pensión, donación u otro tipo
2. . el de entradas. m onto de diezm o,ofrendas y prim icias que serán entregadas a D ios.
3. Calcula el total de gastos familiares. Por ejemplo, renta, alimentación, transporte,
estudios de los hijos, servicios (luz, teléfono, agua), gastos de salud, recreación, entre
4. o (como las tarjetas de crédito).
otros. También incluye los pagos de las deudas que has adquirido. 5. Resta al total de ingreso recibidos, la cantidad correspondiente a los diezmos, ofrendas y gastos del mes. 6. Procura que el total de ingresos sea mayor a los gastos para que puedas ahorrar, aunque sea una pequeña cantidad de dinero. 7. Administra el presupuesto con disciplina, sabiendo que esto te trae estabilidad y paz. 8. Ajusta el presupuesto a medida que lo vayas ejecutando (de ser necesario) para que alcances tus objetivos económicos y familiares. DIOS QUIERE QUE TENGAS UN PRESUPUESTO
Él quiere que tengamos los recursos que necesitamos para cuidar a
nuestras familias y a los demás (Lucas 14:28). El presupuesto tiene un propósito especifico: Una casa, una licenciatura, un auto, vacaciones y otras más, sin embargo, el presupuesto tiene su fundamento en Dios, Dios como dueño. Cuando presupuestas sin considerar a Dios como dueño, el presupuesto se infecta de avaricia, autosuficiencia, egoismo. Debido a este mal la advertencia biblica dice: “Acuérdate de Jehová tu Dios, porque él te da el poder para hacer las riquezas...” (Deuteronomio 8:18). Entonces, acordarse de Dios implica que, en tu presupuesto pones a Dios en primer lugar: apartas los diezmos, las ofrendas y primicias que a Dios pertenece.
La sierva del Señor dice:
“No debemos consagrarle lo que queda de nuestras entradas
después de haber satisfecho nuestras necesidades reales o imaginarias; antes de gastar nada debemos apartar lo que Dios ha especificado como suyo”. (Consejo sobre mayordomía cristiana, pág. 86) CONCLUSIÓN Dios es el Dador de toda buena dádiva para sus hijos. El dinero es un don recibido por él para ser administrado correctamente para su honra y gloria. Una forma eficaz de hacerlo es preparando un presupuesto que sirva de guía para usar el dinero en aquello que sea esencial. Aunque estamos rodeados de tentaciones materialistas y mensajes publicitarios que nos incitan para que gastemos aún más de lo que tenemos, debemos pedirle a Dios sabiduría para poder darle a las cosas materiales el lugar que ellas tienen en la vida. Hoy como nunca se requiere que ejerzamos control sobre las finanzas personales o familiares para que podamos vivir una vida equilibrada en la cual glorifiquemos a Dios y seamos de bendición para nuestros semejantes.