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EL CONSUMO TE Y LA SALUD: CARACTERÍSTICAS Y

PROPIEDADES BENEFICAS DE ESTA BEBIDA


MILENARIA

TEA CONSUMPTION AND HEALTH: BENEFICIAL


CHARACTERISTICS AND PROPERTIES OF THIS ANCIENT
BEVERAGE

Alfonso Valenzuela B.

Laboratorio de Lípidos y Antioxidantes, Instituto de Nutrición y Tecnología de


Alimentos, Universidad de Chile. Santiago, Chile.

Dirigir la correspondencia a:

ABSTRACT

Tea is a widely consumed beverage and most of its chemical components are
associated to health benefits. Tea may be consumed as green tea, oolong, and
black tea, which contain a variable but important amount of catechins and
polyphenols. The final amount of these substances is mainly determined by the
degree of oxidation of tea leaves. Green tea is prepared from recently harvested
tea leaves, instead oolong and black tea that are prepared from the controlled
oxidation of tea leaves. Health benefits from tea consumption are related to the
antioxidant properties of its components which acting as oxygen free radical
scavengers may protect nucleic acid, proteins, and lipid structures. Tea polyphenols
can inhibit in vitro cancer initiation, promotion, and progression by acting over
specific enzymes in each stage. Tea polyphenols may have also inhibitory effects in
atherogenesis by inhibiting LDL oxidation, and by acting on enzymes and/or
metabolites involved in cholesterol, and vascular homeostasis. Tea consumption
may improve quality of life by stimulation of fat metabolism and thermogenesis at
the adipose tissue, and by promoting the bone remineralization due its fluoride
content. Scientific evidence about the biochemical and physiological effects of tea
have been obtained mainly from in vitro experiments. However, there are
epidemiological studies in populations of different age also providing strong
evidence about the health benefits of tea consumption. Tea is a recommendable
beverage that helps in maintaining a better health fitness and quality of life.

Key words: Tea and antioxidants, tea and health, polyphenols, catechins

RESUMEN

El té es una bebida de gran consumo y muchos de sus componentes se asocian con


beneficios para la salud. El té, en sus diferentes formas de consumo, té verde,
oolong y té negro, contiene una alta concentración de catequinas y de polifenoles.
La variedad y cantidad de estos compuestos está determinada por el grado de
oxidación a que se somete la hoja de té recién cosechada (té verde) o con diverso
grado de oxidación (oolong y negro). Los efectos del té se asocian principalmente a
la acción antioxidante de sus componentes, los que al actuar como atrapadores de
especies reactivas del oxígeno protegen la estructura de los ácidos nucleicos, de las
proteínas y de los lípidos. Los polifenoles del té producen in vitro efectos
inhibitorios en la iniciación, promoción y progresión del cáncer al actuar sobre
diferentes enzimas involucradas en cada una de estas etapas. Los polifenoles
también ejercerían importantes efectos inhibidores de la iniciación de la
aterogénesis, derivada de la oxidación de las LDL. También ejercerían efectos
hipocolesterolémicos y vasodilatadores, actuando específicamente sobre enzimas
y/o metabolitos involucrados en estos efectos. El consumo de té, además,
mejoraría la calidad de vida ya que activaría la movilización de grasa en el tejido
adiposo, estimulando la termogénesis y promoviendo una mejor mantención de la
masa ósea debido a su contenido de flúor. Aunque muchos de los efectos
bioquímicos y fisiológicos del té se han observado in vitro, existe también una
importante evidencia derivada de estudios epidemiológicos en poblaciones
numerosas y de diferente edad. El té es una bebida recomendable y que contribuye
a mantener una mejor salud y calidad de vida.

Palabras claves: Té y antioxidantes, Té y salud, polifenoles, catequinas.

BREVE HISTORIA DEL TE

El té después del agua es la bebida de mayor consumo mundial (1). Sin embargo,
no siempre fue así ya que su introducción, particularmente en occidente, es
relativamente reciente. La historia del té esta revestida de misterio, fábula y
misticismo, pero también de acontecimientos con respaldo histórico. China es el
país de origen del té y según la leyenda habría sido un monje budista,
Bodhidharma, que introdujo la forma Zen del budismo en China, quien lo descubrió
hacia el año 520 a. C. Según la leyenda, este monje en sus meditaciones se quedó
dormido y avergonzado por este comportamiento se habría cortado los párpados.
Donde estos cayeron creció una planta llamada ch'a, que es la palabra China para
designar al té. Otras historias le atribuyen un origen mucho mas antiguo, hacia el
2700 a.C., durante el reinado del emperador Chen Nung. La tradición relata que
este fue envenenado, o se intoxicó casualmente (no está claro). Sin embargo, pudo
superar la crisis digestiva consumiendo una infusión de las hojas de un árbol, el
árbol del té. Otra versión relata que mientras Chen Nung descansaba bajo un árbol
del té, cayó en el recipiente en que bebía agua caliente una hoja de este. La
curiosidad lo llevó a probar lo que sería la primera infusión de té, la cual le pareció
refrescante y estimulante. Chen Nung introdujo así la costumbre de consumir té en
su corte, costumbre que rápidamente se fue extendiendo primero a la aristocracia y
posteriormente a la plebe. En el año 200 aC, un libro chino sobre plantas
medicinales menciona los efectos desintoxicantes de las hojas del té. Fábula e
historia se confunden hasta el siglo VIII d. C., y es cuando el té fue introducido en
Japón, y posteriormente en toda Asia, llegando por primera vez a Europa importado
por los holandeses a principios del siglo XVII. Sin embargo, debido a las rencillas
políticas y colonialistas de la época, los ingleses prohibieron el consumo de té
importado desde Holanda, por lo cual encargaron a la Compañía de las Indias
Orientales que lo trajera directamente de China. Como era un buen negocio,
optaron en 1834 por fomentar su cultivo en una de sus mas importantes colonias,
la India, y posteriormente en Ceilán, Madagascar, Formosa y otros países asiáticos.
Quizás el hecho mas reciente, es la brillante idea de un comerciante neoyorquino,
Thomas Sullivan, a quién en 1902 se le ocurrió ofrecer el "té en bolsitas". Lo
ocurrido después ya es conocido y actualmente la "cultura" de consumo del té no
solo se atribuye a lo gratificante que resulta consumirlo, en sus diferentes formas,
sino además a los efectos benéficos para la salud que se atribuyen a esta bebida y
que cuentan con un sólido respaldo científico. El consumo anual de té en la
actualidad se estima en 40 litros/per cápita (1).

ORIGEN DEL TE Y MODALIDADES DE CONSUMO

El té se obtiene de diferentes variedades de una laureácea taxonómicamente


clasificada como Camellia sinensis, un árbol que puede alcanzar varios metros de
altura de la familia camelliae, que se produce en zonas de humedad alta y de
temperaturas no extremas, pero independientemente de la altura a nivel del mar
(1). Hasta comienzos del siglo XIX, Asia era el único continente que producía té,
pero posteriormente su producción se extendió a África, Oceanía, y América del
Sur. Si las hojas del té recientemente cosechadas se inactivan por exposición al
calor del vapor de agua para evitar la oxidación enzimática, se obtiene el té verde,
que es la forma de mayor consumo en los países orientales. Si estas hojas se
mantienen enrolladas y se permite su oxidación parcial por efecto de enzimas
polifenol oxidasas presentes en las mismas hojas, se obtiene el oolong (o té rojo),
una variedad de té que se consume principalmente en China , aunque también en
Japón y la India. Si la oxidación se produce durante un período mas prolongado, se
obtiene el té negro, que es la forma de consumo mas difundida en occidente (2).
De esta forma, el té verde, el oolong y el té negro tienen el mismo origen pero
diferente modalidad de procesamiento. El grado de oxidación (también llamado de
fermentación) será determinante en el tipo de componentes activos del té y en la
proporción en que estos se encuentren en el producto final. Aproximadamente un
76-78% del té que se consume en el mundo es negro, un 22% es té verde y menos
de un 2% es oolong (2).

COMPONENTES QUÍMICOS DE LA HOJA DEL TE

Las hojas frescas del árbol del té contienen una alta cantidad de flavanoles
(derivados de los flavonoides) de estructura monomérica, conocidos como
catequinas, y también formas polimerizadas de las catequinas (3). Las principales
catequinas presentes en el té son la epicatequina (EC), la epigallocatequina (EGC),
la epicatequina gallato (ECG), y la epigallocatequina gallato (EGCG), siendo esta
última la catequina mas abundante en el té y la que concita mayor interés e
investigación (4). El té contiene también cafeína (3). Cuando las catequinas toman
contacto con las polifenol oxidasas, como ocurre cuando se enrollan las hojas del té
para la producción del oolong y del té negro, la oxidación produce estructuras
diméricas y poliméricas de los flavanoles dando origen a las teaflavinas (estructuras
diméricas) y a las tearrubiginas (estructuras poliméricas), que son los derivados
que le aportan el color y sabor característico al té negro (5). De esta forma, el té
verde contiene una alta concentración de catequinas y baja cantidad de teaflavinas
y tearrubiginas, el oolong contiene cantidades intermedias de estos productos, y el
té negro contiene bajas cantidades de catequinas y alto contenido de los dímeros y
polímeros (6). Esta diferente composición es responsable, principalmente, de los
diferentes efectos fisiológicos atribuidos a los tres tipos de té de mayor consumo,
ya que también existen otras formas de té (blanco, aromático, entre otras) de
menor consumo. Además de los flavanoles, el té, particularmente el té verde,
contiene también una pequeña cantidad de una gran variedad de flavonoides como
la quercetina, la miricetina, y el kanferol, entre otros, todos ellos en la forma de
glicósidos (7). Una típica infusión de té preparada a partir de un gramo de hoja de
té y 100 mL de agua caliente, provee aproximadamente 250-350 mg de material
sólido, constituido por 35-45% de catequinas (en sus diversos grados de
polimerización) y un 6% de cafeína. Una taza de café preparada en las mismas
condiciones puede contener hasta un 25% de cafeína. La figura 1muestra la
estructura química de las catequinas y de los polifenoles que contiene el té.

EFECTO ANTIOXIDANTE Y CITOPROTECTOR DE LOS


COMPONENTES QUÍMICOS DEL TE

Efecto sobre las especies reactivas del oxígeno (radicales libres)

Numerosos estudios han demostrado, utilizando diferentes modelos


experimentales, que las catequinas y los polifenoles en general, muestran efecto
antioxidante. Estos compuestos son atrapadores de especies reactivas del oxígeno
de carácter radicalario y de relevancia fisiológica y patológica, como lo son los
radicales libres superóxido (.O2-) (8), el radical libre hidroxilo (.OH-) (9), y los
radicales libres peroxinitrito (.ONOO-) e hipocloroso (.ClO-) (10). La habilidad de un
compuesto para actuar como atrapador de radicales libres está determinada,
principalmente, por su capacidad para actuar como una molécula reductora, es
decir capaz de transferir electrones o átomos de hidrógeno (7). Esta capacidad se
puede medir a través de la diferencia de potencial (E°) entre la forma reducida de
la molécula (capaz de actuar como antioxidante) y la forma oxidada (inactiva como
antioxidante). La diferencia de potencial se denomina potencial redox y su valor se
calcula a través de la ecuación de Nernst, expresándose habitualmente en mV (7).
De esta forma, mientras mayor es el valor del potencial redox, medido en mV,
mayor es el poder antioxidante de una sustancia (11).

La tabla I muestra el potencial redox de diferentes sustancias identificadas como


antioxidantes fisiológicos, comparado con el potencial redox de los principales
componentes fenólicos y polifenólicos del té. Se puede observar que los valores de
potencial redox expresados en mV para EGCG, EGC, EC, ECG, teaflavina y
tearrubigina, son superiores en promedio al potencial redox del ascorbato, y muy
similares al del alfa-tocoferol y del ácido úrico, todas ellas sustancias con
importantes efectos antioxidantes a nivel fisiológico (12). La efectividad de los
compuestos fenólicos del té es sólo superada por el tripéptido glutatión (GSH),
identificado como el mas poderoso e importante antioxidante de origen endógeno
(ascorbato y alfa-tocoferol no lo son ya que en el humano deben ser aportados por
la dieta). El potencial redox de una sustancia también determina su capacidad para
actuar como atrapador (quelante) de metales, especialmente de metales con
valencia +2, tales como el cobre, el zinc, y el hierro, todos de importante relevancia
fisiológica y también poderosos oxidantes de lípidos, proteínas y de ácidos nucleicos
(7). Los polifenoles del té son poderosos quelantes del hierro y del cobre, con lo
cual pueden evitar los efectos pro-oxidantes de estos metales cuando se
encuentran fisiológicamente en estado libre (no unidos a proteínas) (13). De esta
forma, este es otro mecanismo mediante el cual los componentes del té pueden
ejercer su efecto protector.

FIGURA 1

Estructuras químicas de las catequinas y polifenoles del té


TABLA 1

Potencial Redox (antioxidante) de las Catequinas y


polifenoles del té y de otros antioxidante fisiológicos

Efecto sobre enzimas prooxidantes

La estimulación de la actividad de células pro-inflamatorias, como los macrófagos,


que puede ser estimulada por endotoxinas bacterianas o por citokinas
proinflamatorias, aumenta la expresión (síntesis) de enzimas como la óxido nítrico
sintetasa, con lo cual aumenta en forma descontrolada la formación de óxido nítrico
(NO) (7). El óxido nítrico puede reaccionar rápidamente con el radical libre
superóxido (.O2-) para formar peroxinitrito (.ONOO-) y otros derivados de oxidación
del óxido nítrico capaces de dañar la estructura de proteínas y de ácidos nucleicos,
por lo cual pueden potencialmente ejercer un efecto mutagénico (14). El té verde y
el té negro, así como las catequinas y las teaflavinas en forma individual, inhiben la
expresión de la enzima óxido nítrico sintetasa, disminuyendo de esta manera la
probabilidad de formación del .ONOO- y sus efectos prooxidantes deletéreos (15).

Las enzimas lipooxigenasa y ciclooxigenasa, involucradas en la llamada "cascada de


los eicosanoides", que conduce a la formación de una variedad de prostaglandinas,
tromboxanos, prostaciclinas y leucotrienos, pueden co-oxidar a otras moléculas
diferentes de sus sustratos naturales (ácido araquidónico y ácido
eicosapentaenoico), formando productos de oxidación que dañan la estructura y
función de proteínas, lípidos y polisacáridos (16). Se han identificado diferentes
formas moleculares de la enzima ciclooxigenasa (COX), las más importantes son la
COX-I y la COX-II. La COX-I es una enzima constitutiva, esto es siempre está
presente en los tejidos. La COX-II es una enzima inducible, especialmente por
sustancias identificadas como pro-carcinógenos, como lo son los ésteres del forbol
(17). Los polifenoles del té verde inhiben in vitro selectivamente a la COX-II, por lo
cual podrían ejercer un efecto inhibidor en el desarrollo de ciertos tipos de cáncer,
como el cáncer de cólon, en los cuales está involucrada una sobre-expresión de la
enzima, como se discutirá mas adelante (18). Los polifenoles del té también inhiben
la enzima xantino-oxidasa (19). Esta enzima cataliza la oxidación de la xantina y de
la hipoxantina (producidas al metabolizarse las bases púricas de los ácidos
nucleicos) a ácido úrico, al mismo tiempo que reducen el O2a .O2- y a peróxido de
hidrógeno (H2O2), ambos poderosos pro-oxidantes.

Efecto sobre enzimas de la fase II de metabolización de xenobióticos

Las enzimas hepáticas que participan en la fase II de detoxificación de


xenobióticos, proceso metabólico que es precedido por la fase I en la cual ocurren
procesos de oxidación, reducción, e hidroxilación, promueven la excreción de
sustancias carcinogénicas o procarcinogénicas, evitado así su efecto inductor de
procesos tumorales. Una de las principales actividades de la fase II, es la
conjugación de los xenobióticos, y/o de sus productos de metabolización de la fase
I, con el tripéptido glutatión (GSH), con lo cual se forman derivados hidrosolubles
que pueden ser excretados mas fácilmente a través de la orina (16). La conjugación
con el GSH la realiza un grupo de enzimas identificadas como glutatión-S-
transferasas (GST) (16). El té verde y los polifenoles del té verde producen una
sobre-expresión de las GST, aumentando su cantidad en el hígado y facilitando así
el proceso de detoxicación de xenobióticos, particularmente de aquellos con
actividad pro-carcinogénica (20). La figura 2 resume los efectos de los
componentes del té como antioxidantes y citoprotectores.

EFECTO PROTECTOR DE LOS COMPONENTES DEL TE EN


DIFERENTES PATOLOGÍAS IMPORTANTES

Los efectos bioquímicos mencionados en los párrafos anteriores, tienen como


consecuencia una variedad de acciones potencialmente benéficas del té en la salud
ya que podría prevenir, o aminorar, los efectos de diferentes patologías, la mayoría
de gran prevalencia. A continuación se revisa la evidencia experimental y clínica del
efecto del té y de sus componentes en el inicio y/o desarrollo de dos importantes
patologías; el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.

Efecto protector sobre el cáncer

La iniciación, promoción y la progresión de un cáncer puede ser modulada por


factores relacionados a la genética, el metabolismo, la dieta y el ambiente externo.
Todos estos factores, en forma individual o conjunta, pueden determinar una
acumulación o sobre producción de especies reactivas del oxígeno que resultan en
modificaciones de la estructura del DNA y/o en alteraciones de los mecanismos de
reparación y de replicación de este. Estas alteraciones pueden determinar la
iniciación de un proceso anormal y no controlado de proliferación celular que a su
vez, puede terminar en el desarrollo de un cáncer (21). Las sustancias con
actividad antioxidante, como las presentes en el té, ensayadas in vitro desempeñan
una importante función citoprotectora de las diferentes etapas de evolución de un
cáncer.

-Acciones sobre la iniciación: Ciertas sustancias identificadas como procarcinógenos


son transformadas a carcinógenos, capaces de modificar la estructura del DNA,
cuando son metabolizadas en la fase I de transformación metabólica,
particularmente por las enzimas asociadas al citocromo P-450. La transformación
de procarcinógeno a carcinógeno se conoce como "activación metabólica" y su
inhibición es clave para evitar la iniciación de un proceso carcinogénico. Los
polifenoles del té inhiben in vitro la formación de las nitrosaminas, un grupo de
carcinógenos que se forma por la activación metabólica de productos de la
combustión del tabaco, presentes en el humo que aspira el fumador y también
aquellos que lo rodean (22). Los polifenoles del té también inhiben la
transformación de las aminas heterocíclicas, formadas durante el proceso de sobre-
cocción de la carne (asado), y que son poderosos agentes carcinogénicos (23). La
EGCG inhibe en condiciones in vitro la actividad de las enzimas de la fase I evitando
la activación de procarcinógenos a carcinógenos, e induce in vivo la síntesis de
enzimas de la fase II, promoviendo la conjugación y la excreción de carcinógenos
activos (24).

- Acciones sobre la promoción: Una vez producido el daño a nivel del DNA por una
especie reactiva del oxígeno (generalmente de carácter radicalario) y establecida
una mutación, es necesario que ocurran una serie de otros procesos para que la
mutación se convierta en un factor promotor de una transformación celular de
carácter neoplásico. El proceso de promoción de un cáncer es determinado por
actividades de fosforilación/defosforilación, metilación/demetilación,
acetilación/deacetilación promovidos por enzimas kinasas (que fosforilan),
metilasas y acetilasas, respectivamente, y que son reguladas por el estado redox
de una célula o tejido a través de señales que estimulan o inhiben las actividades
antes mencionadas (25). La EGCG y la ECG inhiben in vitro la actividad de varias
kinasas, metilasas y acetilasas, pudiendo así inhibir la promoción del crecimiento
tumoral (26). La telomerasa es una enzima muy importante involucrada en el ciclo
reproductivo de una célula. El telómero es el extremo del cromosoma que se va
modificando (acortando) en la medida que una célula somática se va dividiendo,
hasta llegar a reducirse de tal forma que impide una futura división y la célula
muere. Este proceso se conoce como apoptósis o "muerte celular programada" y
determina que cada línea celular somática se divida un número determinado de
veces. Las células germinales que no pierden la capacidad para multiplicarse en
forma regulada, mantienen la dimensión del telómero gracias a la acción de la
enzima telomerasa. Cuando la actividad de esta enzima es inducida o estimulada en
una célula somática, pierde el control en su ciclo de divisiones y puede comenzar a
dividirse incontroladamente, convirtiéndose en una célula "transformada", esto es
en un estado de promoción hacia la conversión en una célula tumoral. Se ha
demostrado que la EGCG inhibe la actividad de la enzima telomerasa, por lo cual
induce la senescencia de células tumorales en cultivo y las hace mas vulnerables a
la acción de agentes terapéuticos químicos y físicos utilizados en el tratamiento del
cáncer (27).

FIGURA 2

Efecto antioxidante y citoprotector de las catequinas


y polifenoles del té
Acciones sobre la progresión: El rápido progreso de un crecimiento tumoral está
determinado por la posibilidad de sobrevida de las células tumorales, por la
posibilidad de formación de ciertos factores de crecimiento, de la actividad de
algunas enzimas claves como la urokinasa, y de la posibilidad de mayor o menor
aporte de nutrientes. De la misma forma, la metástasis, quizás el efecto mas grave
de un crecimiento tumoral, está además determinada por la posibilidad de
movimiento y de migración de las células tumorales. Para que esto ocurra deben
intervenir muchas proteínas extracelulares y también presentes en la membrana de
las células metastásicas. Una proteína clave es la fibronectina extracelular, debido a
que permite la interacción de la célula con su entorno (la matriz extracelular),
facilitando su movimiento. Se ha identificado que la EGCG bloquea el ciclo celular
de células en cultivo en la etapa G1 (fase primaria del ciclo de división celular) e
induce la apoptósis de células tumorales (28). El mismo polifenol es un efectivo
inhibidor de la enzima urokinasa con lo cual bloquea la división celular (29).
Además, la EGCG bloquea la interacción de la fibronectina con una proteína
receptora (receptor de fibronectina) de la membrana celular, con lo cual impediría
el movimiento de las células transformadas (30).

Estos efectos a nivel de la biología celular del cáncer han sido aplicados en el
tratamiento experimental de una variedad de cánceres de piel, pulmón y tracto
digestivo, ya sea con carácter preventivo o terapéutico, y con resultados
promisorios que apuntan a que el consumo de té podría ejercer efectos preventivos
en la iniciación, promoción, o progresión de estas neoplasias. Promisoria es también
la posibilidad de tratamiento directo de estos cánceres con EGCG en combinación
con drogas las cuales puedan sinergizar su acción por el efecto del polifenol.
La figura 3 resume las principales acciones de los polifenoles del té, observadas en
condiciones in vitro, en las diversas etapas del crecimiento tumoral.

FIGURA 3
Efecto protector de las catequinas y polifenoles del té
en la iniciación, promoción y progresión del cáncer

Efecto protector sobre el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

Las enfermedades cardiovasculares, como toda patología compleja, se originan por


múltiples factores que influyen en su inicio y desarrollo. Factores genéticos,
nutricionales, ambientales y de hábitos de vida, son a veces muy determinantes en
la aparición de varias de las múltiples expresiones de la patología. Existen algunos
factores primarios a nivel molecular que contribuyen en forma importante al inicio
de la enfermedad, tales como la oxidación de las LDL, los niveles plasmáticos de
colesterol, los procesos inflamatorios a nivel del epitelio vascular, y la
vasoconstricción (31). Los componentes del té pueden ejercer efectos protectores,
principalmente a tres niveles:

Acciones sobre las LDL: La oxidación del componente lipídico y proteico de las LDL,
modifica su destino metabólico favoreciendo su fagocitosis por parte de los
macrófagos y su depósito en el epitelio vascular. La acumulación de LDL oxidadas
favorece la inflamación del epitelio vascular, facilitando la formación de la estría
grasa, que es la antesala a la formación de un ateroma. Los antioxidantes de acción
endógena tales como los tocoferoles, el ascorbato y el ácido úrico, cumplen una
importante función al prevenir la oxidación de las LDL. Sin embargo, cuando la
presión oxidativa generada por la formación de especies reactivas del oxígeno
supera la capacidad de protección, se produce el inicio de la oxidación. La EGCG y
la teaflavina digallato evitan o retrasan la oxidación de los tocoferoles contenidos
en las LDL, con lo cual inhiben la oxidación de estas lipoproteínas (32). El extracto
de té negro incrementa la resistencia a la oxidación de las LDL de una manera
dependiente de la concentración (33). Las catequinas del té verde inhiben la
proliferación de las musculatura lisa del epitelio de la aorta y que conduce al
estrechamiento de esta (33). Los flavonoides contenidos tanto en el té verde como
el té negro (quercetina, miricetina y kanferol) inhiben la oxidación de las LDL al
permitir la regeneración de los tocoferoles, antioxidantes naturales de estas
lipoproteínas (32).

Acciones sobre el metabolismo del colesterol: Los resultados son concluyentes en el


sentido que en el largo plazo el consumo de té produce una hipocolesterolemia
(34). El mecanismo es desconocido y parece no estar relacionado con los efectos
antioxidantes ya comentados. El efecto hipocolesterolémico del té está asociado al
tipo de isoforma de apoE que exprese mayoritariamente el individuo. Existen tres
isoformas de apoE: apoE2, apoE3 y apoE4, aunque todas son codificadas en el
mismo locus del cromosoma 19. Aquellos individuos que expresan
mayoritariamente la isoforma apoE4 presentan altos niveles de colesterol
plasmático y difícilmente responden a terapias hipocolesterolémicas (35). Aquellos
individuos que expresan las isoformas apoE2 y apoE3 son mas propensos a
responder y en general regulan niveles mas bajos de colesterol plasmático. El
consumo de té produce efectos benéficos solo en aquellos individuos que expresan
los isoformas apoE2 y apoE3 (35). Se ha observado que el consumo de té inhibe la
actividad de la lipasa intestinal (pancreática) (36) con lo cual disminuye la
capacidad hidrolítica de la enzima sobre las grasas. Este efecto se traduciría en una
menor absorción de triglicéridos (como monoglicéridos) y de colesterol, lo cual
podría derivar en una menor ganancia de peso por parte del consumidor (36).

Acciones a nivel de la vasoconstricción: El balance endotelial entre agentes


vasoconstrictores, como los tromboxanos y los isoprostanos, y de agentes
vasodilatadores, como el NO y las especies reactivas del oxígeno, contribuyen a la
resistencia vascular y son factores que determinan la génesis de la hipertensión
(37). Los componentes del té ejercen un moderado efecto hipotensor que, sin
embargo, no es atribuible a sus acciones antioxidantes, ya que el efecto esperado
debería ser de vasoconstricción por su efecto atrapador del NO. Las catequinas y la
EGCG producen una inhibición de la fosfolipasa A2 endotelial, por lo cual inhiben
selectivamente la formación de tromboxanos, disminuyendo así su efecto
vasopresor e hipertensor (38). La figura 4 muestra el efecto, expresado como
porcentaje del control, en diferentes parámetros lipídicos plasmáticos obtenidos al
administrar té verde o té negro a hamsters (extractado de ref. 39). El efecto sobre
las LDL+VLDL mostrado en la figura 4 se refiere al aumento del tiempo requerido
para el inicio de la oxidación in vitro de estas lipoproteínas.

De la misma forma que en el caso del cáncer, el efecto del té y de sus componentes
en las enfermedades cardiovasculares puede relacionarse a varios niveles de acción
y donde sus efectos no siempre se vinculan con la capacidad antioxidante de los
polifenoles. Los estudios epidemiológicos son mas concluyentes que en el caso del
cáncer, debido a que cuentan con mayores antecedentes de seguimiento a corto y
largo plazo. En el caso del cáncer, la mayoría de los estudios se han realizado in
vitro utilizando células en cultivo o animales de laboratorio. Para el caso de las
enfermedades cardiovasculares, la evidencia es apoyada por estudios a nivel de
laboratorio, de evidencia clínica y epidemiológica (40). El estudio de seguimiento de
8 años de Rotterdam (Países Bajos) (41), demostró una asociación inversa entre el
consumo de té y la severidad de la arterioesclerosis aórtica en individuos adultos.
En la misma dirección, el estudio de salud del Área de Boston (USA) (42), demostró
que los sujetos que consumen 200-250 mL/día de té negro muestran un riesgo de
enfermedad coronaria un 50% menor que aquellos individuos que no consumen té.
La figura 5 resume los efectos del té en la homeostasis cardiovascular

FIGURA 4

Efecto de la administración de té negro en diferentes


parámetros lipídicos plasmáticos del Hamster
FIGURA 5

Efecto protector in vitro de las catequinas y polifenoles del té


en la enfermedad cardiovascular

EFECTOS METABÓLICOS DEL TE

Además de los efectos del té en las dos mas importantes patologías que afectan al
mundo occidental ya analizadas, muestra una variedad de efectos metabólicos,
muchos de ellos aún en estudio. Experimentalmente se ha demostrado que la
administración de té a ratas con obesidad exógena, disminuye la masa del tejido
adiposo y previene la formación de hígado graso (43). Además, el té estimula la
termogénesis del tejido adiposo, facilitando así la disminución de la grasa tisular
(44). La ingestión de extractos de té verde por parte de voluntarios jóvenes
produjo un aumento del gasto energético y una disminución del cuociente
respiratorio medido durante 24 horas, en comparación con el grupo control que
recibió un placebo o un tratamiento equivalente con cafeína (45). Los autores del
estudio sugieren que los polifenoles del té inhiben la actividad de la enzima catecol-
o-metiltransferasa microsomal hepática, actuando así en forma sinérgica con la
cafeína en prolongar la estimulación simpática de la termogénesis.

Los polifenoles del té presentan una fuerte afinidad por los metales y también por
las proteínas. Estos polímeros se pueden unir inespecíficamente, mediante
interacciones hidrofóbicas o puentes de hidrógeno, a diferentes residuos de
aminoácidos, especialmente de prolina, presentes en la estructura polipeptídica con
efectos variable en la digestión y absorción de estas proteínas (46). Proteínas ricas
en prolina son la caseína, las presentes en las gelatinas y algunas proteínas
secretadas en la saliva. Sin embargo, el posible efecto del té sobre la función
nutricional y/o fisiológica de estas proteínas, se desconoce. El consumo de té inhibe
la absorción del hierro, pero del hierro no hemínico, principalmente cuando ambos
se consumen en forma simultánea (46). Un aspecto interesante es la observación
de una mejor remineralización ósea evaluada en mujeres de 65-76 años y
relacionada con el mayor consumo de té por parte de ellas (47), lo cual es
consistente con un menor riesgo de fracturas de cadera observado anteriormente
para un grupo de similar edad (47). Esta observación fue relacionada por el autor
con un eventual efecto estrogénico del té derivado de su contenido de
fitoestrógenos. Sin embargo, este aspecto metabólico del té merece mucho mas
dedicación y evidencia científica. El alto contenido de flúor del té (verde y negro)
podría tener algún efecto en la remineralización y eventualmente en la salud bucal
(46). Se ha propuesto que el té también podría reducir la severidad de
enfermedades inflamatorias como la artritis, ya que la infusión mejora las secuelas
de la patología inducida por inyección de colágeno a ratones (48). Es evidente que
aún queda mucho por investigar en estos aspectos y en otros efectos metabólicos
del té que le se le atribuyen con mayor o menor evidencia científica.

¿TE PURO O TE CON LECHE?

Tradicionalmente el té ha sido consumido como una infusión en agua, adicionado


directamente como hojas de té o en su versión mas moderna "en bolsitas".
Prácticamente todos los estudios sobre los efectos del té, como una bebida, se han
realizado utilizando las modalidades de preparación clásicas. Sin embargo, también
existe, particularmente en occidente, la costumbre de beberlo como infusión en
leche, el conocido "té con leche". No existen estudios sobre el efecto de los
componentes de la leche sobre la absorción de los polifenoles del té. Estos
polifenoles podrían atrapar al calcio facilitando o por el contrario, disminuyendo, su
absorción a nivel intestinal. Aunque no hay estudios al respecto, considerando que
el consumo de té mejora la remineralización de los huesos, debido a su contenido
de flúor, se podría inferir que también permitiría una mayor disponibilidad del calcio
lácteo. Ya se comentó que los polifenoles del té se asocian a algunos aminoácidos,
como la prolina, cuando forman parte de la estructura de las proteínas, que en el
caso de la leche, sería la caseína. La caseína como tal disminuye la
biodisponibilidad de los polifenoles del té. Sin embargo, esta proteína es totalmente
hidrolizada en el intestino delgado por la acción de las proteasas pancreáticas y de
las aminopeptidasas intestinales, con lo cual se transforma totalmente a
aminoácidos libres. De hecho, la caseína es el patrón de biodisponibilidad proteica.
¿La prolina libre, interacciona con los polifenoles del té? El pH intestinal, que es
cercano a 8,5-9,0 ¿facilita o inhibe la interacción de la prolina con los polifenoles?
Estas y muchas otras preguntas aún necesitan tener evidencia experimental para
intentar dar respuesta a las interrogantes referidas al consumo del té como infusión
en leche, lo cual no invalida su consumo mediante esta modalidad, ya que si la
adición de té a la leche la hace mas apetecible y aumenta su consumo, estaríamos
frente a un nuevo mérito derivado del "placer de beber té", la bebida milenaria
cuyo consumo aporta muchos efectos benéficos. El té es una bebida recomendable
que aporta mejor salud y calidad de vida.

Agradecimientos: El autor agradece a FONDECYT, FONDEF, a Fundación ORDESA y


a Alltech Inc., el apoyo a su trabajo de investigación, docencia y extensión.

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Este trabajo fué recibido el 12 de Mayo de 2004 y aceptado para ser publicado el 28 de
Julio de 2004.

Alfonso Valenzuela B.
L aboratorio de Lípidos y Antioxidantes
INTA, Universidad de Chile
Casilla 138-11
Santiago Chile
Teléfono: 678 1449
Fax: 221 4030
E-mail: avalenzu@inta.cl

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