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Alfonso Valenzuela B.
Dirigir la correspondencia a:
ABSTRACT
Tea is a widely consumed beverage and most of its chemical components are
associated to health benefits. Tea may be consumed as green tea, oolong, and
black tea, which contain a variable but important amount of catechins and
polyphenols. The final amount of these substances is mainly determined by the
degree of oxidation of tea leaves. Green tea is prepared from recently harvested
tea leaves, instead oolong and black tea that are prepared from the controlled
oxidation of tea leaves. Health benefits from tea consumption are related to the
antioxidant properties of its components which acting as oxygen free radical
scavengers may protect nucleic acid, proteins, and lipid structures. Tea polyphenols
can inhibit in vitro cancer initiation, promotion, and progression by acting over
specific enzymes in each stage. Tea polyphenols may have also inhibitory effects in
atherogenesis by inhibiting LDL oxidation, and by acting on enzymes and/or
metabolites involved in cholesterol, and vascular homeostasis. Tea consumption
may improve quality of life by stimulation of fat metabolism and thermogenesis at
the adipose tissue, and by promoting the bone remineralization due its fluoride
content. Scientific evidence about the biochemical and physiological effects of tea
have been obtained mainly from in vitro experiments. However, there are
epidemiological studies in populations of different age also providing strong
evidence about the health benefits of tea consumption. Tea is a recommendable
beverage that helps in maintaining a better health fitness and quality of life.
Key words: Tea and antioxidants, tea and health, polyphenols, catechins
RESUMEN
El té después del agua es la bebida de mayor consumo mundial (1). Sin embargo,
no siempre fue así ya que su introducción, particularmente en occidente, es
relativamente reciente. La historia del té esta revestida de misterio, fábula y
misticismo, pero también de acontecimientos con respaldo histórico. China es el
país de origen del té y según la leyenda habría sido un monje budista,
Bodhidharma, que introdujo la forma Zen del budismo en China, quien lo descubrió
hacia el año 520 a. C. Según la leyenda, este monje en sus meditaciones se quedó
dormido y avergonzado por este comportamiento se habría cortado los párpados.
Donde estos cayeron creció una planta llamada ch'a, que es la palabra China para
designar al té. Otras historias le atribuyen un origen mucho mas antiguo, hacia el
2700 a.C., durante el reinado del emperador Chen Nung. La tradición relata que
este fue envenenado, o se intoxicó casualmente (no está claro). Sin embargo, pudo
superar la crisis digestiva consumiendo una infusión de las hojas de un árbol, el
árbol del té. Otra versión relata que mientras Chen Nung descansaba bajo un árbol
del té, cayó en el recipiente en que bebía agua caliente una hoja de este. La
curiosidad lo llevó a probar lo que sería la primera infusión de té, la cual le pareció
refrescante y estimulante. Chen Nung introdujo así la costumbre de consumir té en
su corte, costumbre que rápidamente se fue extendiendo primero a la aristocracia y
posteriormente a la plebe. En el año 200 aC, un libro chino sobre plantas
medicinales menciona los efectos desintoxicantes de las hojas del té. Fábula e
historia se confunden hasta el siglo VIII d. C., y es cuando el té fue introducido en
Japón, y posteriormente en toda Asia, llegando por primera vez a Europa importado
por los holandeses a principios del siglo XVII. Sin embargo, debido a las rencillas
políticas y colonialistas de la época, los ingleses prohibieron el consumo de té
importado desde Holanda, por lo cual encargaron a la Compañía de las Indias
Orientales que lo trajera directamente de China. Como era un buen negocio,
optaron en 1834 por fomentar su cultivo en una de sus mas importantes colonias,
la India, y posteriormente en Ceilán, Madagascar, Formosa y otros países asiáticos.
Quizás el hecho mas reciente, es la brillante idea de un comerciante neoyorquino,
Thomas Sullivan, a quién en 1902 se le ocurrió ofrecer el "té en bolsitas". Lo
ocurrido después ya es conocido y actualmente la "cultura" de consumo del té no
solo se atribuye a lo gratificante que resulta consumirlo, en sus diferentes formas,
sino además a los efectos benéficos para la salud que se atribuyen a esta bebida y
que cuentan con un sólido respaldo científico. El consumo anual de té en la
actualidad se estima en 40 litros/per cápita (1).
Las hojas frescas del árbol del té contienen una alta cantidad de flavanoles
(derivados de los flavonoides) de estructura monomérica, conocidos como
catequinas, y también formas polimerizadas de las catequinas (3). Las principales
catequinas presentes en el té son la epicatequina (EC), la epigallocatequina (EGC),
la epicatequina gallato (ECG), y la epigallocatequina gallato (EGCG), siendo esta
última la catequina mas abundante en el té y la que concita mayor interés e
investigación (4). El té contiene también cafeína (3). Cuando las catequinas toman
contacto con las polifenol oxidasas, como ocurre cuando se enrollan las hojas del té
para la producción del oolong y del té negro, la oxidación produce estructuras
diméricas y poliméricas de los flavanoles dando origen a las teaflavinas (estructuras
diméricas) y a las tearrubiginas (estructuras poliméricas), que son los derivados
que le aportan el color y sabor característico al té negro (5). De esta forma, el té
verde contiene una alta concentración de catequinas y baja cantidad de teaflavinas
y tearrubiginas, el oolong contiene cantidades intermedias de estos productos, y el
té negro contiene bajas cantidades de catequinas y alto contenido de los dímeros y
polímeros (6). Esta diferente composición es responsable, principalmente, de los
diferentes efectos fisiológicos atribuidos a los tres tipos de té de mayor consumo,
ya que también existen otras formas de té (blanco, aromático, entre otras) de
menor consumo. Además de los flavanoles, el té, particularmente el té verde,
contiene también una pequeña cantidad de una gran variedad de flavonoides como
la quercetina, la miricetina, y el kanferol, entre otros, todos ellos en la forma de
glicósidos (7). Una típica infusión de té preparada a partir de un gramo de hoja de
té y 100 mL de agua caliente, provee aproximadamente 250-350 mg de material
sólido, constituido por 35-45% de catequinas (en sus diversos grados de
polimerización) y un 6% de cafeína. Una taza de café preparada en las mismas
condiciones puede contener hasta un 25% de cafeína. La figura 1muestra la
estructura química de las catequinas y de los polifenoles que contiene el té.
FIGURA 1
- Acciones sobre la promoción: Una vez producido el daño a nivel del DNA por una
especie reactiva del oxígeno (generalmente de carácter radicalario) y establecida
una mutación, es necesario que ocurran una serie de otros procesos para que la
mutación se convierta en un factor promotor de una transformación celular de
carácter neoplásico. El proceso de promoción de un cáncer es determinado por
actividades de fosforilación/defosforilación, metilación/demetilación,
acetilación/deacetilación promovidos por enzimas kinasas (que fosforilan),
metilasas y acetilasas, respectivamente, y que son reguladas por el estado redox
de una célula o tejido a través de señales que estimulan o inhiben las actividades
antes mencionadas (25). La EGCG y la ECG inhiben in vitro la actividad de varias
kinasas, metilasas y acetilasas, pudiendo así inhibir la promoción del crecimiento
tumoral (26). La telomerasa es una enzima muy importante involucrada en el ciclo
reproductivo de una célula. El telómero es el extremo del cromosoma que se va
modificando (acortando) en la medida que una célula somática se va dividiendo,
hasta llegar a reducirse de tal forma que impide una futura división y la célula
muere. Este proceso se conoce como apoptósis o "muerte celular programada" y
determina que cada línea celular somática se divida un número determinado de
veces. Las células germinales que no pierden la capacidad para multiplicarse en
forma regulada, mantienen la dimensión del telómero gracias a la acción de la
enzima telomerasa. Cuando la actividad de esta enzima es inducida o estimulada en
una célula somática, pierde el control en su ciclo de divisiones y puede comenzar a
dividirse incontroladamente, convirtiéndose en una célula "transformada", esto es
en un estado de promoción hacia la conversión en una célula tumoral. Se ha
demostrado que la EGCG inhibe la actividad de la enzima telomerasa, por lo cual
induce la senescencia de células tumorales en cultivo y las hace mas vulnerables a
la acción de agentes terapéuticos químicos y físicos utilizados en el tratamiento del
cáncer (27).
FIGURA 2
Estos efectos a nivel de la biología celular del cáncer han sido aplicados en el
tratamiento experimental de una variedad de cánceres de piel, pulmón y tracto
digestivo, ya sea con carácter preventivo o terapéutico, y con resultados
promisorios que apuntan a que el consumo de té podría ejercer efectos preventivos
en la iniciación, promoción, o progresión de estas neoplasias. Promisoria es también
la posibilidad de tratamiento directo de estos cánceres con EGCG en combinación
con drogas las cuales puedan sinergizar su acción por el efecto del polifenol.
La figura 3 resume las principales acciones de los polifenoles del té, observadas en
condiciones in vitro, en las diversas etapas del crecimiento tumoral.
FIGURA 3
Efecto protector de las catequinas y polifenoles del té
en la iniciación, promoción y progresión del cáncer
Acciones sobre las LDL: La oxidación del componente lipídico y proteico de las LDL,
modifica su destino metabólico favoreciendo su fagocitosis por parte de los
macrófagos y su depósito en el epitelio vascular. La acumulación de LDL oxidadas
favorece la inflamación del epitelio vascular, facilitando la formación de la estría
grasa, que es la antesala a la formación de un ateroma. Los antioxidantes de acción
endógena tales como los tocoferoles, el ascorbato y el ácido úrico, cumplen una
importante función al prevenir la oxidación de las LDL. Sin embargo, cuando la
presión oxidativa generada por la formación de especies reactivas del oxígeno
supera la capacidad de protección, se produce el inicio de la oxidación. La EGCG y
la teaflavina digallato evitan o retrasan la oxidación de los tocoferoles contenidos
en las LDL, con lo cual inhiben la oxidación de estas lipoproteínas (32). El extracto
de té negro incrementa la resistencia a la oxidación de las LDL de una manera
dependiente de la concentración (33). Las catequinas del té verde inhiben la
proliferación de las musculatura lisa del epitelio de la aorta y que conduce al
estrechamiento de esta (33). Los flavonoides contenidos tanto en el té verde como
el té negro (quercetina, miricetina y kanferol) inhiben la oxidación de las LDL al
permitir la regeneración de los tocoferoles, antioxidantes naturales de estas
lipoproteínas (32).
De la misma forma que en el caso del cáncer, el efecto del té y de sus componentes
en las enfermedades cardiovasculares puede relacionarse a varios niveles de acción
y donde sus efectos no siempre se vinculan con la capacidad antioxidante de los
polifenoles. Los estudios epidemiológicos son mas concluyentes que en el caso del
cáncer, debido a que cuentan con mayores antecedentes de seguimiento a corto y
largo plazo. En el caso del cáncer, la mayoría de los estudios se han realizado in
vitro utilizando células en cultivo o animales de laboratorio. Para el caso de las
enfermedades cardiovasculares, la evidencia es apoyada por estudios a nivel de
laboratorio, de evidencia clínica y epidemiológica (40). El estudio de seguimiento de
8 años de Rotterdam (Países Bajos) (41), demostró una asociación inversa entre el
consumo de té y la severidad de la arterioesclerosis aórtica en individuos adultos.
En la misma dirección, el estudio de salud del Área de Boston (USA) (42), demostró
que los sujetos que consumen 200-250 mL/día de té negro muestran un riesgo de
enfermedad coronaria un 50% menor que aquellos individuos que no consumen té.
La figura 5 resume los efectos del té en la homeostasis cardiovascular
FIGURA 4
Además de los efectos del té en las dos mas importantes patologías que afectan al
mundo occidental ya analizadas, muestra una variedad de efectos metabólicos,
muchos de ellos aún en estudio. Experimentalmente se ha demostrado que la
administración de té a ratas con obesidad exógena, disminuye la masa del tejido
adiposo y previene la formación de hígado graso (43). Además, el té estimula la
termogénesis del tejido adiposo, facilitando así la disminución de la grasa tisular
(44). La ingestión de extractos de té verde por parte de voluntarios jóvenes
produjo un aumento del gasto energético y una disminución del cuociente
respiratorio medido durante 24 horas, en comparación con el grupo control que
recibió un placebo o un tratamiento equivalente con cafeína (45). Los autores del
estudio sugieren que los polifenoles del té inhiben la actividad de la enzima catecol-
o-metiltransferasa microsomal hepática, actuando así en forma sinérgica con la
cafeína en prolongar la estimulación simpática de la termogénesis.
Los polifenoles del té presentan una fuerte afinidad por los metales y también por
las proteínas. Estos polímeros se pueden unir inespecíficamente, mediante
interacciones hidrofóbicas o puentes de hidrógeno, a diferentes residuos de
aminoácidos, especialmente de prolina, presentes en la estructura polipeptídica con
efectos variable en la digestión y absorción de estas proteínas (46). Proteínas ricas
en prolina son la caseína, las presentes en las gelatinas y algunas proteínas
secretadas en la saliva. Sin embargo, el posible efecto del té sobre la función
nutricional y/o fisiológica de estas proteínas, se desconoce. El consumo de té inhibe
la absorción del hierro, pero del hierro no hemínico, principalmente cuando ambos
se consumen en forma simultánea (46). Un aspecto interesante es la observación
de una mejor remineralización ósea evaluada en mujeres de 65-76 años y
relacionada con el mayor consumo de té por parte de ellas (47), lo cual es
consistente con un menor riesgo de fracturas de cadera observado anteriormente
para un grupo de similar edad (47). Esta observación fue relacionada por el autor
con un eventual efecto estrogénico del té derivado de su contenido de
fitoestrógenos. Sin embargo, este aspecto metabólico del té merece mucho mas
dedicación y evidencia científica. El alto contenido de flúor del té (verde y negro)
podría tener algún efecto en la remineralización y eventualmente en la salud bucal
(46). Se ha propuesto que el té también podría reducir la severidad de
enfermedades inflamatorias como la artritis, ya que la infusión mejora las secuelas
de la patología inducida por inyección de colágeno a ratones (48). Es evidente que
aún queda mucho por investigar en estos aspectos y en otros efectos metabólicos
del té que le se le atribuyen con mayor o menor evidencia científica.
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Este trabajo fué recibido el 12 de Mayo de 2004 y aceptado para ser publicado el 28 de
Julio de 2004.
Alfonso Valenzuela B.
L aboratorio de Lípidos y Antioxidantes
INTA, Universidad de Chile
Casilla 138-11
Santiago Chile
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