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2 éQUE SOMOS EN CUANTO SERES HUM. UN NUDO DE RELACIONES TOTALES En 1845 escribia Karl Marx sus famosas once tesis sobre Feuerbach {ue habria de publicar Engels en 1888. En la sexta tesisafirma Marx algo que es cierto, pero que es reduccionista: «La esencia humana es el conjunto de las relaciones sociales». No se puede, efec- tivamente, pensar la esencia humana fuera de las relaciones sociales. Pero esta esencia es mucho mas que eso, ya que es resultado del conjunto de sus relaciones totales. ~ Descriptivamente, sin que queramos definirla, surge como un nudo de relaciones vueltas en todas las direcciones: hacia abajo, hacia artiba, por dentro y por fuera. Es como uritizoma, un bulbo con raices en todas direcciones. El ser humano se construye en la medida en que activa ese complejo relacional, no solamente las relaciones sociales. _f¢ Env otros términos: el ser humano se.caracteriza por surgit » como una abertura ilimitada: hacia sf mismo, hacia el mundo, hacia elotro y hacia la totalidad. Siente en st una pulsién infinita, aunque solo encuentra cosas finitas. De ahi su permanente insatisfaccién y falta de plenitud. No se trata de un problema psicolégico, que un o un psiquiatra pueda curar. Es una marca distintiva, , ontoldgica, y no un defecto. ae ‘Més acertada resulta la indicacién de Marx segan la cual bue- realiza efectivamente na parti construccién de lo humano se te en laociedad.De ahi la importancia de que nos planteemos cual pueda ser la formacién social que mejor crea Jas condiciones en las que puedan florecer mas plenamente las mas variadas relaciones. psicoanalista 19 isquit do direct, idas disquisciones y yendo directa iva, participativa, de abajo arriba Mente comu. Sin entrar €! al asunto, yo dirfa que Y que ia, social, representat i anaes q ita, soils emccepein- Sepia la formulacién del conggge incluya a to és Boaventura de Sousa Santos, la democragi, socidlogo portugués Boavs debe ser sin fin. Otee ; as proyecto abierto, siempre en Construc. OE eatteces Teaie tee Bala, del escuela, idn del Estado. “ apm Yeo cuatro patas que sostienen una de. mocracia minima y verdadera, como no dej6 de recalear duranee su vida Herbert de Souza (Betinho), cuando asistfamos juntos q conferencias y debates, y procurabamos difundir estas ideas entre log alcaldes y los lideres populares, La primera pata es la participaci6n: el ser humano, inteligente ¥ libre, no quiere limitarse a ser beneficiario de un proceso, sing ue quiere ser actor y participante en el mismo. No quiere limitar- Se a recibir el pan. Sino ayudar a hacerlo, Solo de esa manera se Convierte en sujeto y ciudadano. Esta Participacién debe empezar desde abajo, para no excluir a nadie, inda pata es la igualdad. Vi : uman, ‘" © acogida, Pode; ‘aS y, por tan: Ms ser humanos a In 1QUE SOMOS EN CUANTO SERES HUMANS) Ja manera africana, japonesa, china, Yanomami o brasilefia, Todas clas diferentes pero con igual dignidad, La cuarta pata se da en la comunién: el ser humano posee sub- jetvidad, capacidad de comunicacién con su interioridad y con Ia subjetividad de los demés; es portador de valores tales como la soli. daridad, la compasi6n, la defensa de los més vulnerablesy el didlogo con la naturaleza y con la divinidad, Aqut aparece la espirituali. dad como la dimensién de la consciencia que nos hace sentitnos parte de un Todo, y como el conjunto de valores intangibles que dan sentido a nuestra vida personal y social y también a todo el universo. Estas cuatro patas van siempre juntas y equilibran la mesa, es decir, sostienen una democracia real. Esta nos educa para ser coau- tores de la construcci6n del bien comtin. En su nombre aprende- mos a limitar nuestros deseos individuales por amor a la satisfac cién de los deseos colectivos. Esta mesa de cuatro patas no existiria si no estuviese apoyada en el suelo y en la tierra. Asi, la democracia no serfa completa si no incluyera la naturaleza que lo hace todo posible. Proporciona la base fisico-quimica-ecol6gica que sustenta la vida y a cada uno de nosotros. Por el hecho de tener valor en si mismos, con independencia del, uso que de ellos hagamos, todos los seres son portadores de dere- chos. Merecen seguir existiendo y a nosotros nos corresponde res- petarlos, entenderlos como conciudadanos. Sern incluidos en una democracia sociocésmica sin fin. Disperso en todas estas dimensiones, el ser humano se realiza en la historia y en la vida concreta, en un proceso ilimitado, sin fin. 21

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