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Doctor of Philosophy
June 2007
This dissertation studies eroticism in the modern Spanish and Spanish American novel. The need
to analyze eroticism in this specific field stems from observing a lack of systematized studies
literature enjoys a privileged position from which it can analyze the relationships between those
most pertinent elements. Transatlantic studies are applied as the frame to understand society’s
relationship with these categories found in a sampling of the most relevant novels from the past
In this study, it is considered essential to address the following five novels, as they offer a
wide variety of diverse styles. The works addressed are 1) Las edades de Lulú (1989, La Sonrisa
Vertical Award), by Almudena Grandes (b. 1960); 2) La última noche que pasé contigo (1991,
finalist of the La Sonrisa Vertical Award), by Mayra Montero (b. 1952); 3) Animal tropical
(2000, Alfonso García-Ramos Award), by Pedro Juan Gutiérrez (b. 1950); 4) Versiones de
Teresa (2006, XVII Torrente Ballester Award), by Andrés Barba (b. 1975); and 5) La sangre
Through the study of the selected sample, we update our understanding of the
construction of literary eroticism in the modern Spanish and Spanish American novel. This is
achieved through the analysis of the representation of: a) the obscene, b) the body, c) desire, d)
transgression, and e) seduction. This dissertation reveals that in the construction of literary
i
The discourse of the obscene is emulated, through intertextual processes, in order to create a
complex esthetic structure that affects all categories of analysis as a catalyst for eroticism. The
predominant bodily notion is the Cartesian idea of the division between the soul and the body.
This idea mixes with other concepts, such as animalization, blackness and youth. In addition to
Cartesianism there is a strong presence of new theories of corporality. The protagonist’s desire is
inspired by the desires of other characters and those desires are never isolated. Desire appears in
characters as a necessity of recognition and as a lack originated in the family environment. This
lack is transformed little by little in to an erotic desire. Transgression operates on the actions
level, the thematic level, and occasionally on the structural level. The most transgressive themes
are pornography, adultery, pederasty, zoophilia, necrophilia and above all, incest. This last theme
is presented as real in the two Spanish novels and as symbolic in the Spanish American novels.
Seduction appears in two different and antagonistic forms: the masculine seduction and the
feminine seduction. In the first form, intellect and dominant strength predominate in the figure of
the seducer; the second form, forgotten in the history of seduction, is manifested as an instinctive
The above-mentioned network of concepts interconnect and refer to one another, leading
us to better understand the construction of literary eroticism and the society in which these
novels were written. In doing so, this study allows us to better understand a phenomenon of vital
ii
A Juliana
A mi familia
en Cincinnati y en Guadalajara
iii
Agradecimientos
este proyecto, por la dedicación de su cuidadosa lectura y por sus valiosas sugerencias. Mi
compañeros.
iv
Contenidos
Abstract........................................................................................................................................... i
Introducción .................................................................................................................................. 1
1.2. La construcción del erotismo literario a través del discurso de lo obsceno ................... 24
2. El cuerpo .............................................................................................................................. 38
2.3. Las memorias del cuerpo en La última noche que pasé contigo .................................... 54
3. El deseo ................................................................................................................................ 88
3.3. Revivir el deseo en La última noche que pasé contigo ................................................ 102
4.3. La memoria transgresora de La última noche que pasé contigo .................................. 138
5.3. El pasado seductor en La última noche que pasé contigo ............................................ 184
5.5. Dos versiones de una misma seducción en Versiones de Teresa ................................. 195
Introducción
El erotismo y el amor son formas derivadas del instinto sexual: cristalizaciones, sublimaciones,
incognoscible.
Octavio Paz
Cerpa 2
que “El 20 de noviembre de 1975 terminó una era que se había iniciado el 18 de julio de 1936,
pero la metamorfosis no se operó en un día: el franquismo que para muchos fue durante años el
mejor régimen posible, llevaba tiempo anunciando su caducidad. Lo mismo sucedió en el ámbito
literario” (23). La fuerza del impacto que causó la muerte del general Francisco Franco generó
una atmósfera cultural renovadora que hizo posible, entre las muchas modificaciones editoriales,
que apareciera un premio tan sui generis como el Premio La Sonrisa Vertical, colección de
literatura erótica, fundada dos años después, en 1977, por la editorial catalana Tusquets. Pedro
aproximación crítica a la novela erótica española (1977-2002), expone que esta colección
No obstante, a partir del año 2004, en que se declaró desierto, el premio está “temporal” (aunque
Con más de 25 años, ésta ha contribuido al desarrollo y difusión de la literatura erótica en lengua
castellana al punto en que el género se ha extendido a otras editoriales que han conseguido como
“¿Ha perdido la literatura española su sonrisa vertical?”, escrito por Martín López-Vega con
motivo de la suspensión del Premio La Sonrisa Vertical, revela las siguientes cifras de los más
colección Club Diógenes. Pubis de vello rojo, de José Luis Muñoz (Tusquets,
Hay además otros escritores españoles contemporáneos que han logrado incursiones hoy
consagradas en el género, como Ana Rossetti, Antonio Gala o Luis Antonio de Villena, que no
aparecen en esta amplia lista de copiosos tirajes. Y es que el erotismo en España ha proliferado
de tal forma que, según manifiesta la editorial en su página web, la primer razón que los ha
movido a suspender el Premio La Sonrisa Vertical es que “la expresión literaria del erotismo ha
que han ganado un espacio en este trabajo nos permite incursionar, por un lado, con Las edades
primera etapa posfranquista cuyo afán es de ímpetu y renovación; por otro lado, con Versiones
del Teresa de Andrés Barba, novelista constante y ensayista lúcido, podremos discurrir también
en esa otra fase de asimilación del erotismo con una novela más bien de orden psicológico, cuya
énfasis en el erotismo, resulta mucho más difícil puesto que el curso del fenómeno estético que
resultado de la expresión de novelistas de veinte países en los que se suma una población de casi
cuatrocientos millones de personas que hablan varias lenguas, que viven en situaciones políticas
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y económica diversas y hasta contrastantes y que en última instancia tienen en común, pese a sus
Si en España la figura irreductible del dictador Francisco Franco traza con suficiente
claridad para los investigadores el derrotero que ha seguido la novela peninsular contemporánea,
Hispanoamérica en cambio ofrece otros retos por su pluralidad geopolítica. Los más avezados
historiadores de las letras latinoamericanas, y aquí nos referimos a las que se extienden a los
idiomas portugués y francés e incluso sus creoles, resultan ser también quienes mejor conocen
Es el caso de la investigadora Ana Pizarro quien como coordinadora del libro Hacia una historia
contado sin embargo con exponentes de altísimo valor […]. Como proyecto
colectivo, la empresa intelectual que nos anima –la construcción de una historia
de la literatura latinoamericana– tiene una razón de ser: nos parece que a título
colectiva de la historia. Pero es ésta una empresa de carácter aun más riesgoso,
por cuanto implica para cada uno de los investigadores sobreponer el criterio de la
Se aprecia con la cita anterior que incluso la sistematización histórica, que resulta de lo más
apremiante por su fundamental carácter de fuente, es todavía en gran medida un proyecto así
como se aprecia la importancia de que la opinión individual se sume al quehacer colectivo para
erótica, quizás lo más conveniente para ofrecer un bosquejo del erotismo en la novela
totalidad de las obras, se demora en el estudio de una antología histórica tomando así lo que
Las antologías de escritura erótica, ya sea poesía o cuento1, por lo general ofrecen alguna
introducción sin ser más que una breve exposición, y por lo general muy básica, al erotismo. Tal
literatura argentina (de Francisco Herrera). Quienes, en cambio, profundizan en el tema lo hacen
con obras que prescinden del campo literario; es decir en un marco teórico cuyo referente no es
simposio y como tal solo tienen eso en común. Hay en las actas, de las que a veces se extrae
algún libro, una variedad de investigaciones sobre obras que no coinciden ni en género ni en la
1
La novela es un género que en realidad no se presta para las antologías, por su formato y por su extensión. Esto
dificulta aún más su estudio.
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hispanoamericana actual, Editado por Elvira Huelbes. A diferencia de los anteriores, este
mediante una muestra representativa. Consideramos conveniente abordar cinco novelas en total:
que abarca poco más de veinte años, de 1989 a 2010. Las obras que nos ocupan son 1) Las
edades de Lulú (1989), de Almudena Grandes; 2) La última noche que pasé contigo (1991), de
Mayra Montero; 3) Animal tropical (2000), de Pedro Juan Gutiérrez; 4) Versiones de Teresa
Ambas realidades son cambiantes en el espacio y el tiempo, tal como son versátiles los
reprimen y fomentan sin poder renunciar a él porque el erotismo es un factor fundamental y vital
ya que se involucra con las tradiciones, la educación, la cultura y el lenguaje de las sociedades.
en una posición privilegiada para estudiarlo. Es decir, para analizar y comprender cómo la novela
se sirve de las relaciones entre aquellos elementos de representación más pertinentes partiendo
Hemos procurado que la muestra sea lo más extensa posible y no solo nos
referimos al número de las novelas sino que hemos considerado la variedad estilística, temática y
en última instancia estructural puesto que pesa aquí tanto un período temporal como una
formas de expresión. Además del Siglo de oro, que siempre es referente y fuente de la literatura
en lengua española, la novela de este período explora fuera de la península los posibles modelos
de su renovación. Con respecto a la lengua inglesa, Camilo José Cela escribe La colmena
(Argentina, 1951; España, 1963) tomando como modelo a John Dos Passos y, por su parte, Luis
Martín Santos recurre a James Joyce en Tiempo de silencio (1963). Pero también, a partir de
mediados de los sesenta, como ganadores del Premio Biblioteca Breve, se publica en España a
Mario Vargas Llosa, Vicente Leñero y Guillermo Cabrera Infante. Además las editoriales
españolas difunden la obra de Julio Cortázar, Carlos Fuentes y Gabriel García Márquez, entre
otros, creando un ciclo (que ya existía con anterioridad en la poesía) de producción y consumo
De ningún modo pretendemos reducir esta producción novelística a una sola tradición de
lengua castellana. Es claro que incluso cada país, hispanoparlante o no, tiene sus propias
tradiciones que se oponen entre sí a la vez que se complementan. Y sin embargo, los límites
geográficos poco llegan a pesar en el mapa cultural trazado por nuestra lengua puesto que sus
puentes son bien transitados por lectores, escritores, profesores y críticos. De tal suerte que
bien podría decirse que los estudios trasatlánticos se sitúan en ese extraño espacio liminar en el
y como una zona de contacto entre diversas culturas donde las ideas y las identidades han sido
trasatlántica, según Julio Ortega, “empieza siendo una renovación del hispanismo y una
y prácticas de entramado y anudamiento”. (10) Los estudios trasatlánticos han ganado en años
recientes una relevancia creciente dentro de los campos académicos que abarcan desde la historia
Peninsular Spanish and Latin American literature and culture have shown a strong
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influences between the Iberian Peninsula, Latin America, Africa, and the
Caribbean. This new and exciting area of intellectual inquiry has also broadened
entrecruzadas entre la Península ibérica y las Américas dejando de lado la construcción nacional
y las culturas locales y estos estudios tampoco se centrarán solo en la lengua castellana ni
Los estudios literarios y culturales transatlánticos deben ir mas allá de los puertos
Al repasar las obras que son consideradas como el fundamento de los estudios trasatlánticos se
puede concluir que una de las ocupaciones principales de los estudios trasatlánticos
compartidos:
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todos los textos examinados hasta este momento reconocen que los estudios
últimas décadas a la que los estudios transatlánticos responden aplicando las lecturas y
de análisis alejado de los enfoques que naturalizan la identidad, la cultura y la nación para buscar
culturales que rebasen los límites tanto geográficos como disciplinares puesto que “los estudios
transatlánticos buscan estudiar los complejos tránsitos de personas, prácticas y productos que se
Alba s/p)
El propósito de esta disertación no es hacer una historia del erotismo ni tratar de definirlo
pues la información es muy vasta y son múltiples las tentativas no solo de seguir su rastro en la
Historia sino de delimitarlo en las ciencias humanas. Desde la filosofía hasta la biología, tanto la
psicología como la historia, los sistemas religiosos y las artes han bosquejado los contornos del
erotismo sin poder asirlo del todo. Sin embargo, bien vale la pena recordar ciertas obras,
pensadores y hechos históricos con el propósito de elaborar una mejor contextualización de este
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estudio. El comportamiento sexual está determinado por una combinación de factores. Podemos
biológicos básicos, los imperativos económicos y la cultura. Este sistema de relaciones ayuda a
comprender los cambios de las preferencias sexuales, incluyendo las sexualidades alternativas,
como la homosexualidad, y la forma en que estas se desarrollan en un sistema social o como una
preferencia personal. (Stearns 165) La humanidad ha usado desde hace mucho tiempo
también para otros propósitos. Desde que existen registros artísticos, las culturas sexuales han
reflejado creencias sobre el género, sobre la naturaleza del mundo y sobre deidades que van más
allá de las actividades sexuales regulares. En muchos sentidos y ciertamente desde el periodo
clásico en adelante las expresiones sexuales han servido de entretenimiento. La historia de los
espectáculos sexuales, como las historias orales, los manuales o el arte erótico, es un tema de
gran relevancia en la historia del erotismo. Los cambios que estos sufren con el transcurso del
tiempo reflejan también una gran variedad de factores que van desde los medios disponibles
hasta los códigos morales, o formas de protesta cuando estos códigos son demasiado rígidos,
suficientemente amplio como para entender y desarrollar los discursos sexuales modernos y
cómo estos se relacionan con consideraciones más amplias sobre el poder como una forma de
construir una historia del presente, a la manera de un mapa histórico de la sexualidad. Lo más
una formación discursiva con una historicidad específica, con efectos en el mundo real, y por lo
tanto señalar el camino de un proyecto histórico que exploró las diferentes fuerzas que dieron
forma y regularon la vida sexual. (Weeks 8-9) Una de sus contribuciones más notables y
originales es su convincente demostración teórica de que la sexualidad tiene una historia, la cual
se constituye en el eslabón entre la obligación de decir la verdad y las prohibiciones que pesan
sobre la sexualidad. Según este filósofo, una práctica erótica o preferencia no siempre ha sido
comportamientos y elecciones que hoy entenderíamos como sexuales significan cosas diferentes
una invención de finales del siglo XVIII y XIX producida por técnicas específicas para obtener
(Downing 86)
Foucault sostiene que todas las formas de conocimiento son históricamente relativas y
contingentes y que no pueden disociarse de los mecanismos del poder. Desestabilizando muchas
funcionamiento. Esta agenda de desmitificación, central para toda la obra de Foucault, alienta
una forma poco común de percibir el lenguaje, las estructuras sociales y las instituciones
médicas, disciplinas universitarias, y los actos sexuales e identidades. (Downing vii) Una de las
George Bataille. Para este, “el erotismo se define en relación a la ley, instituida para reprimir la
violencia de los impulsos irracionales, que constituye el mundo del trabajo y de la razón. La
presencia de la ley, en el corazón del erotismo, abre una cadena de contradicciones, que crean
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hombre/animal)”. (Tornos 197) Para este escritor y filósofo, la sexualidad está íntimamente
conectada con la violencia y la muerte, y esto explica el título de la última obra de Bataille, Las
lágrimas de Eros. Según este libro, que resume sus ideas del erotismo, nuestra relación con la
sexualidad no puede tener nunca un final feliz y siempre debe involucrar a la angustia porque en
necesidad de esta angustia en El erotismo, que define la fórmula erótica como una afirmación de
contemporánea, especialmente en relación con las sexualidades alternativas. (Noys 82) Foucault
fue uno de los principales pensadores que se dedicó a estudiar las ideas de Bataille sobre la
discursos de conocimiento como una alternativa a los intentos por descubrir verdades acerca de
para centrarse en los discursos que lo describen. Precedentes de los discursos sexuales de la
alternativa a la demanda de una respuesta a la pregunta que desde hace muchos años había
Estas ideas han influido de manera decisiva el panorama actual del erotismo, tanto en la
título para Eros: erotismo y sensualidad en la literatura, el novelista español Gregorio Morales
Afirma que “A pesar de vivir en una época hipersexualizada, hay múltiples aspectos del erotismo
que nos resultan desconocidos. Es asombroso comprobar cómo fluctúan a lo largo del tiempo la
transitar tan variado y fascinante camino […]”. (16) En su ensayo el autor hace un extenso
recuento del erotismo y la sexualidad en la literatura, citando datos eruditos y curiosos, a la vez
que se detiene a señalar las circunstancias históricas de ciertas obras literarias que cambiaron el
español recuerda que para el erotismo griego era muy importante la relación entre un hombre
maduro (erasta) y un hombre joven (erómeno) porque en esa relación estaban estrechamente
unidos el erotismo, el amor y el gozo intelectual del aprendizaje. “Lo singular es que este amor
espiritualizado solo se concibe entre hombres. La mujer está alejada de él y representa el instinto,
primera, el sexo conyugal, se encerraba dentro de oikos, del hogar; era una obligación del
ciudadano, que debía garantizar a la ciudad una población estable, y un derecho de la esposa
legítima que llegan a regular las leyes, como las de Solón, el legislador ateniense: el marido ha
de cumplir un mínimo de tres veces al mes con su mujer. La segunda es el sexo por placer. Este
concubinas. Al arte solo le interesa sugerir el placer del erotismo social, de lo que algunos han
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llamado la polisexualidad griega en la cual el hombre puede amar simultáneamente a una mujer,
Algunos siglos después Plutarco con Sobre el amor le da más importancia al erotismo
entre el hombre y la mujer. Empieza así a transformarse el amor hacia el hombre joven en un
amor hacia la doncella. Surgirá poco después a principios del siglo XI el llamado amor urdí que
es un estilo de poesía homoerótica fuertemente inspirada por las concepciones platónicas del
amor. Se considera que la obra capital de esta tradición es El collar de la paloma de Ibn Hazm.
Poco después la poesía arabigoandaluza mostrará una mujer que se ha apropiado de las
características del efebo griego, tales como el cabello rubio y la piel blanca además de su
inocencia y juventud exaltada. Gregorio Morales observa que “el amor udrí influirá
decisivamente en lo que conocemos como amor cortés, cultivado en la Provenza a partir del
siglo XII […] la mujer, en suma, se hace depositaria de todas las características que antes eran
propiedad del efebo”. (22) El tema literario del amor urdí se extiende a Italia donde será
conocido como dolce stil novo a finales del siglo XII, cultivado por poetas tales como
Cavalcanti, Cino e incluso Dante. El vasallaje y servicio a la dama es una manifestación de los
valores feudales que en este período cambian por la influencia del cristianismo haciendo de la
amada un camino de iluminación espiritual. Así lo que fue apetito sexual se convertirá
que ha sido inmortalizado por la parodia que hace Cervantes del amor de Don Quijote por su
alucinada Dulcinea.
extendido hasta nuestra concepción de la mujer del siglo XX. Estableciendo de nuevo una
especie de diálogo con Michel Foucault, Morales nos dice que “es necesario que la mujer
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adquiera las características del erasta o amante, es decir, el derecho a la posesión del Eros y, con
él, la posibilidad de ser una amante activa, de modo que las relaciones entre ambos sexos sean de
igualdad”. (27) Morales cree que esta revolución se ha iniciado a mediados del siglo XX y que se
sentido, considerando que cada vez más las mujeres expresan y recrean un erotismo en el que las
Esta disertación no estudia la novela erótica sino el erotismo en la novela. Sin problema,
tres novelas de la muestra pueden catalogarse de eróticas: Las edades de Lulú, La última noche
que pasé contigo y La sangre erguida. Las dos primeras fueron publicadas por Tusquets en la
“tragicomedia erótica.” Por su parte, ni Versiones de Teresa ni Animal tropical pueden ser
novela psicológica, la de Pedro Juan Gutiérrez es una especie de novela rosa llena de
obscenidades que explora las posibilidades de la novela mezclando el diario íntimo con la
autoficción. Ninguna de estas dos piezas se limita al género erótico y no obstante, ambas tienen
Los adultos necesitan una literatura obscena (pornográfica) tanto como los niños necesitan los
Boris Vian
André Breton
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contrario ocurre con lo que es considerado arte y que como tal posee determinados valores
culturales que la sociedad quiere difundir. El problema es que hay entre ambos un punto de
encuentro, una zona difícil de definir que no es considerada únicamente obscena ni puramente
artística. Cuando se habla de erotismo, en general la polémica gira en torno a los significados
múltiples de las palabras. Presentaremos en seguida algunas reflexiones que de alguna manera
bosquejan la distinción entre estos conceptos. Hay quienes con frecuencia usan indistintamente
Let me repeat once again: it is not content but presentation which is the test of the
between eroticism and obscenity. This point was firmly stressed in (from my
and the Law (1959). I have to assent to the distinction made by them, namely that
obscenity can only be tested when the reader or the beholder is incessantly
attacked by erotic stimulants, and the product is used exclusively or almost solely
as an aphrodisiac. Erotic literature or art, on the contrary, presents sex and its
propósito del espectador y además el erotismo puede contener ciertas representaciones sexuales
solo una categoría de lo obsceno. En “Obscenity, Politics, and Pornography,” Hilde Hein refiere
que “The origins of the term 'obscene' or 'obscenity' are obscure, but it evidently has no
specifically sexual reference. It has been defined as that which is disgusting to the senses,
repulsive, and/or repugnant to morality or virtue. Clearly there are a number of things of a
nonsexual nature which may be abhorrent to the senses or repulsive to moral standards” (78). La
Una novela puede ser obscena sin ser erótica (evitaremos los casos concretos para no
extendernos en lo de por sí insoluble de la polémica). Pero lo que realmente nos interesa aquí es
preguntarnos si una novela puede ser erótica sin ser obscena. Es posible, como el caso de las
telenovelas que derivan prácticamente de la novela rosa cuyo eje temático es el ascenso social de
convencional pues está dentro de la ley por ser una institución social para regular la sexualidad.
La infidelidad o el adulterio podría ser considerada como una especie de erotismo excéntrico por
estar fuera de la ley, es decir como un erotismo obsceno. Sin embargo en una misma telenovela
ambos temas se alternan y se complementan. El motivo de la infidelidad puede ser utilizado para
reforzar el estatuto del matrimonio. Entonces tenemos que la obscenidad tiene una función
obscena pero que presenta casos de obscenidad con el propósito de reforzar sus valores. De este
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ejemplo podemos deducir que por ser más sofisticada que un culebrón, una novela literaria
puede también contener material obsceno sin limitarse a ser sólo una obra obscena y por esta
línea podría ser considerada erótica si la obscenidad es de carácter sexual sin ser perniciosa a la
moral. Nuestra manera de verlo es que si es únicamente obscena, sin atributos estéticos, es
lee que “Pornography, as distinct from erotic art, is generally considered to have little redeeming
aesthetic interest, for its dominant aim is the gratification of sexual fantasy. Because
pornography is thought to be morally harmful and degrading to individuals and society, many
límite de la tenue línea que hay entre lo obsceno y lo pornográfico participa activamente la
interiorizada por cada persona de manera más o menos distinta por lo que resulta que la
el modo de abordar el tema puede serlo también por lo cual históricamente se han creado dos
bandos: los que están en contra y los que están a favor de la pornografía.
A partir de la aparición en 1989 de Hard Core: Power, Pleasure and the Frenzy of the
pornografía necesariamente en pro o en contra para pasar a una postura neutral, que pretende ser
objetiva. Sin embargo, Andrés Barba y Javier Montes, en La ceremonia del porno, del año 2007,
sin pronunciarse ni a favor ni en contra, rebasan la supuesta neutralidad con que se abordan estos
misma y a partir de tal postura plantean interrogantes sumamente inquietantes para quien se
Desde el momento en que acepto la premisa de que para todo el mundo existe al
menos una imagen pornográfica que sólo puede ser mirada con lujuria e
qué consisto, qué se articula en mí, por qué me inquieto, qué me interpela. ¿Soy
otro sesgado? ¿Otro trasladado? ¿Otro liberado? ¿Qué es exactamente lo que cede
Las interrogantes ontológicas de Barba y Montes resultan ser de gran interés para nuestro tema
puesto que ponen en evidencia que prácticamente cualquier cosa puede alcanzar el estatuto de
pornográfico pero desde la interioridad del espectador o del lector. La observación de los
españoles no es de ninguna manera estéril; está lejos de agotarse en la afirmación de que el mal
radica en quienes reconocen un objeto como pornográfico. Por el contrario, exige una reflexión
del sujeto sobre sí mismo ante lo que contempla como su pornografía y esto recae
moral. ¿Cuál es el papel del arte ante estas cuestiones? “The opposition of art and pornography,
or the aesthetic and the obscene, is one which has structured much modern cultural discourse. It
has worked to classify acceptable and unacceptable forms of culture and to differentiate the licit
and the illicit, the ennobling and the forbidden” (144-145). Éste es el juicio de la historiadora del
Cerpa 23
arte Lynda Nead cuya discusión central en su artículo “‘Above the Pulp-line’: The Cultural
Significance of Erotic Art” traza el rastro cultural entre obscenidad y pornografía en oposición al
Erotic art legitimizes the representation of the sexual through the assertion of
form which holds off the collapse into the pornographic. Erotic art takes the
viewer to the frontier of the legitimate culture; it allows the viewer to be aroused
but within the purified, contemplative mode of high culture. Arousal and
contemplation –erotic art must remain forever between these two conditions for it
Estamos completamente de acuerdo con la observación anterior, quizás la pornografía tenga muy
pocos intereses estéticos pero es un hecho que ocurre exactamente lo opuesto con cierto arte
erótico particularmente atento a sugerir, representar o hasta emular la pornografía y muchas otras
formas de lo obsceno. En este punto quizás no esté de más enfatizar que el presente estudio no se
trabaja con pornografía sino con la representación de situaciones obscenas, de diversa índole, en
novelas bastante sofisticadas escritas por autores cuya obra es diversa y muy respetable en el
ámbito de las letras. A continuación mostraremos cómo las novelas de la muestra incorporan y
asimilan intertextos que pueden clasificarse como obscenos para crear una estructura estética
En cierto sentido el erotismo en el arte está relacionado de alguna manera con la obscenidad. Las
novelas de nuestro estudio no son la excepción y al abordar categorías de estudio como “cuerpo,”
que rehace la obscenidad en una especie de motor de la sustancia erótica de lenguaje. Sobre esta
“Because there is, after all, a difference between a symbol and what it symbolizes, obscenity is a
matter, not of what the work refers to, but rather of the expressive substance of the work.
Puritans may condemn a work for presenting certain aspects of life; artists may defend it because
what is presented are certain aspects of life” (550). Veamos en seguida como se vincula la
obscenidad con el erotismo de las cinco novelas de este estudio, generalmente mediante
entrevistas en que los novelistas reconocen o aluden en cierta forma la obscenidad en su trabajo
estudio, encuentra una relación más que onomástica entre la novela y el cine pornográfico
español cuando se pregunta mordazmente: “Is it a mere coincidence that the title of Almudena
Grandes’s work and its film adaptation parallels the title of the two of Spain’s most famous
pornographic movies –El chupete de Lulú (Lulu´s Pacifier) and El ojete de Lulú (Lulu’s
asshole)–starring Lina Romay, ‘Spain’s only genuine sex film star’[…]?” (178). Ciertamente
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sería ingenuo pensar que es una mera coincidencia. Incluso la construcción del personaje de
Lulú, sus características, en el capítulo diez, donde es rescatada por Pablo del lupanar, parece
pornográficas de juventud. Ninguna novela erótica española ha logrado una difusión y una
aceptación tan amplia a pesar de asimilar en su narración material que explícitamente emula la
pornografía (o quizás precisamente por eso). El rastro de las filiaciones pornográficas indica que
la intertextualidad por alusión es uno de los pilares en que se fundamenta el relato erótico cuyo
Las primeras páginas de Las edades de Lulú confrontan al lector ante una narradora
confundida que está describiendo sus emociones frente a una película pornográfica. Al leer
miramos a quien mira y vemos con ella, a través de ella, lo que no debe ser visto. Al verla ver
somos su cómplice, su semejante. El resultado es que como lectores nos identificamos con la
narradora ante imágenes completamente excitantes, al menos para ella, y confusas, tanto para
Lulú ante la pantalla ve pornografía, pero el lector ante Lulú ve una consciencia viendo
pornografía. Una de las posibles razones por las cuales la novela inicia con una fuerte escena
pornográfica e incorpora muchas más a lo largo de toda la obra tiene sin duda que ver con la
censura. No es que la novela quiera evitarla como de hecho habría ocurrido apenas con la
generación precedente, sino que por el contrario podemos considerarla una celebración de la
celebración se materializa en los excesos verbales que hacen alarde de lo que antes no podía ser
dicho:
linguistic taboo (the heavy use of sexually explicit language, which goes against
a gender taboo (gender identities are explored in the novel, through Lulu´s endless
combinations that goes far beyond socially accepted behaviors). (Santaemilia 269)
Según observa Santaemilia, cuyo campo de estudio es la traducción y por lo cual tiene una
perspectiva lingüística muy particular, Las edades de Lulú concentra su fuerza trasgresora en el
vocabulario o léxico sexual. Ve en ello una reacción con el tabú literario, el tabú lingüístico y el
tabú de género obligados por la dictadura franquista, que como tal impuso lo que se podía o no
ver tanto como lo que se podía o no decir y en última instancia lo que se podía o no se podía
hacer.
El Premio La Sonrisa Vertical facilitó los medios para decir lo que antes era simplemente
imposible, los lectores, los escritores, los editores y en fin, la sociedad española misma se
Cerpa 27
la inquietud de este momento. Y como ella Mayra Montero también se unió desde Latinoamérica
por medio de La Sonrisa Vertical. La última noche que pasé contigo es sin duda una obra erótica
y todas sus programaciones textuales y paratextuales coinciden en este punto. Fue escrita con ese
propósito y publicada como tal. No estamos ante una novela que busque una filiación genérica
editorial de Tusquets ha ayudado a superar los remanentes en lengua española con que se ha
juzgado que una obra erótica es sinónimo de clandestinidad artística y que a su vez podría
carecer de orden y calidad. Por el contrario, La última noche que pasé contigo es un modelo de
segunda novela erótica, Púrpura profundo, Mayra Montero habla de la experiencia de escribir La
última noche que pasé contigo; sobre cómo las posibilidades de publicarla se fueron acotando en
crucero después de casar a su única hija; la novela se fue erotizando, y cuando iba
por la mitad, me dije, esta novela como que es muy fuerte... y como sabía de este
certamen de Tusquets: “La Sonrisa Vertical”, pues decidí mandarla ahí. Por el
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tono, y por la carga erótica, sabía que no la podía mandar a una editorial
En la respuesta de Montero hay una consciencia de la devaluación del género erótico. Cuando
las convenciones como anormalidad, como un estigma que permea el género erótico. En el caso
de La última noche que pasé contigo ese mundo erótico está habilitado, por una lado, en la
tradición del bolero. Utilizando sus letras con asociaciones libres para la trama de la novela, la
instancia narrativa actualiza ocho boleros. A saber: 1) “Burbujas de amor”; 2) “Sabor a mí”; 3)
“Somos”; 8) “La última noche que pasé contigo.” Pero además del bolero hay una serie de temas
prostitución, interracialidad sexual, gerontofilia, zoofilia y necrofilia. Puestas así, en una lista,
estás categorías parecen tan obscenas que no da la impresión de que estemos hablando de una
novela que realmente es hermosa y divertida. Por un lado la novela es de una gran belleza
precisamente porque incorpora el modelo de conducta erótica popular más importante que ha
dado la cultura latinoamericana con las letras del bolero. La ventaja de incorporarse al
imaginario erótico del bolero fue utilizar un material artístico que triunfó en su momento. La
desventaja de este modelo es que precisamente ya ha sido asimilado. Incluso las canciones que
parecieran más provocativas en su momento han pasado a ser un producto histórico; es decir que
su valor estético ya ha cambiado en virtud del tiempo. De alguna manera la narradora intuye esto
e incorpora junto al discurso erótico del bolero otro discurso mucho más inquietante, el de la
obscenidad.
Cerpa 29
última noche que pasé contigo se establecen varios paralelismos con Las edades de Lulú. Uno de
conducta atípica de la mujer. Hay varias voces narrativas en la novela, ciertamente, pero no es
normal que una mujer exprese el gozo de su sexualidad. Como Lulú con la pornografía, en el
Grandes y la de Montero, las dos narradoras y protagonistas son madres. Es decir que estamos
ante casos muy atípicos de erotismo. Típicamente la mujer desempeña un papel subordinado en
pensar que solo la mujer puede caer en la obscenidad al alterar las convenciones de la conducta
erótica en una sociedad patriarcal. Un caso muy similar es el de La sangre erguida. Solo que en
esta novela no son las mujeres sino los hombres los que han extraviado el rumbo y se muestran
En la contraportada de la novela del mexicano Enrique Serna se lee “Orgía del lenguaje
donde los dialectos regionales del español copulan en promiscuos malabarismos de estilo, La
obscenidad en la novela es, como En las edades de Lulú, temática y en algunas ocasiones el
léxico es sexualmente obsceno. Pero lo que verdaderamente hiere la hombría de los personajes es
el tono paródico, burlesco, con que se exponen sus aspiraciones viriles. En “El mono desnudo” el
también novelista Eduardo Antonio Parra asegura que “Serna se divierte. Se burla del género
Cerpa 30
varonil y emplea lo más maligno de su sentido del humor para rascar con una uña sucia la llaga
del orgullo del macho al poner de manifiesto sus peores temores: ‘Pero los dioses no vinieron en
(91). En esta novela, y quizás esto sea más bien un atributo de toda la obra de Serna, lo paródico
se vuelve obsceno pero es una obscenidad que no hiere sino que divierte. En este sentido se
emparenta también con La última noche que pasé contigo pues en ambas la obscenidad se vuelve
liviana por la gracia de la parodia. No obstante sería un error pensar que la obscenidad o el
humor reducen la calidad estética de estas obras. Sobre los años de especialización que tiene
Sería fácil pensar que este relato es tan sólo una ocurrencia humorística para
coincidir con ciertas teorías feministas —es decir: criticar al macho para quedar
bien con las hembras—, pero es claro que el autor venía madurando el tema desde
tiempo atrás, como puede advertirse con un repaso a sus artículos y ensayos,
algunos fechados hace más de una década. Los usos y costumbres sexuales de
nuestro tiempo son una obsesión en Enrique Serna. Obsesión que ha rendido su
reflexiones ensayísticas, sino que ilustra las ideas a través de la acción narrativa.
(91)
Como se puede comprobar en su obra, el quehacer artístico de Serna es llevado a cabo con un
impulso lúdico que permea enteramente la escritura. Tanto la utilización de la parodia como de la
Cerpa 31
construcción obscena del erotismo son parte de su labor artística. Puesto que Serna escribió la
novela en Barcelona, en una entrevista con Mario Casasús recuerda: “Yo tenía las antenas muy
abiertas para escuchar los españolismos obscenos, me divierte muchísimo el lenguaje áspero y
cotidianas es una de las características que unen la novela de Enrique Serna con la de Pedro Juan
Gutiérrez, cuya obra es actualmente una de las más seriamente estudiadas y que resulta ser en
tristeza ni a la depresión, sino que, muy por el contrario, a golpe de sexo, ron,
borra las huellas de la ciudad como espacio vigilado y controlado para ofrecer un
está atravesada por una cartografía del placer, que da curso a las más variadas y
Es obvio que la obra de Pedro Juan Gutiérrez está prohibida en Cuba y como ha ocurrido con
piezas literarias que han ganado un lugar privilegiado en la polémica de la obscenidad, tales
como Madame Bovary, Ulysses o Lolita, pueden parecerles a ciertos lectores lo mismo hermosas
Cerpa 32
que inmundas pero no se agotan en tales juicios. Guillermina de Ferrari, por ejemplo, rastreando
The crisis Cubans are undergoing does not allow for a refined aesthetics. On the
contrary, it requires a project that helps to conceptualize the indignity of lived life
in a vivid way. Hunger, shit, and sex function not only as indices of or metaphors
for the generalized state of degradation under which people are forced to live, and
some would like to ignore, but it also assumes a very literal meaning. It has a
Pedro Juan Gutiérrez, en una entrevista con Lori Oxford, manifiesta con sutileza que ante todo él
es un escritor y que la obra de arte en cierta forma está inscrita en un proceso de comunicación
novelas. Sí, pueden tener un enfoque político, pero también pueden tener un
mis libros es la psicología de los personajes. Cada cual hace su propia lectura. Así
Poco más adelante, en la misma entrevista, el autor expresa cómo entiende el rol del lector. Es
claro que en la reflexión sobresalen ideas largo tiempo trabajadas, como escritor y como lector,
ante la censura:
la simple historia, la filosofía humana que puede haber. Hay varias capas de
mente la censura cuando habla sobre estas cuestiones que involucran su quehacer de escritor y la
exposición, por el cinismo. En un momento casi lírico de gran intimidad en Animal tropical, el
narrador se está planteando cómo escribir y reflexiona sobre cómo diferentes realidades imponen
diferentes ritmos de escritura. Específicamente habla del contraste entre su propia expresión
convulsiva y el ritmo de la literatura europea: “Se escribe como se vive, es inevitable. Un tempo
lento y reposado es ideal para la percepción de un escritor europeo sobre su material. Él vive
dentro de una cultura sedimentada, extenuada. Vive al extremo de algo. Quizás de un período, de
una fase histórica” (18). Esta reflexión sobre su identidad como escritor perfectamente nos
advierte que la obscenidad de una novela erótica europea es necesaria y resueltamente diferente.
Cerpa 34
Versiones de Teresa del escritor español Andrés Barba es, por ejemplo, un modelo de perfección
ceremonia del porno, escrito en colaboración con el también novelista Javier Montes, Barba
observa que “El porno promete ordenar lo que aparece desordenado, simplificar lo complejo
[…]. El arte promete lo contrario: desordenar lo que aparece como insoportablemente ordenado,
complicar lo que se muestra desesperadamente simple” (183). La reflexión puede tomarse como
su ars poetica, lo cual en cierto sentido explicaría por qué, salvo contadas excepciones como la
revista Granta, son pocos los críticos que se han ocupado de la obra de Barba. Esto podría
estamos acostumbrados a ver, de lo obsceno. Como apunta Ana Rodríguez Fischer refiriéndose
priori el autor afronta un severo riesgo al tratar un asunto de esta naturaleza: caer en lo escabroso
o en cualquier forma de mixtificación. Andrés Barba lo salva y elude de varias formas. La más
destacada, quizás, sea esa depuración extrema del lenguaje en las situaciones amorosas.” Como
ocurre con Nabokov, Andrés Baba cuida al extremo el lenguaje y sin embargo su obra es
más lejos del plano estilístico o simplemente técnico para adentrarse en los más
Según observa Tomás Cuadrado, sin desprenderse de la misma línea, “La escritura de Andrés
tintas morales hasta el punto de cuestionárselas, es una responsabilidad que la escritura en Barba
asume con ese punto de riesgo al que ya nos tiene acostumbrado. Las cuestiones que se tratan en
esta novela son delicadas.” (s/p) En suma, quienes se han ocupado de revisar Versiones de
Teresa han encontrado un lado oscuro, delicado, peligroso, intimista, etcétera; es decir, obsceno.
¿Pero dónde recae esta obscenidad del escritor? Otra cita de La ceremonia del porno nos revela
anormales estaban causados por alguna discapacidad física. Uno de los más
con las convulsiones propias de un ataque de histeria. No era la primera vez que
136)
La obscenidad se produce por la imagen corporal de una bella mujer desprotegida y enferma, con
una discapacidad física. Estas son precisamente las características de Teresa; pero además Teresa
es casi una niña y Manuel se considera a sí mismo un monstruo al debatirse en su interior porque
no puede evitar comportarse ante ella como su amante y no como su cuidador. La novela de
Barba es una variación de Lolita que indaga y cuestiona nuestra apreciación de los más
desprotegidos. Sobre esta filiación literaria conviene traer a colación la observación que
Elisabeth Ladenson hace sobre la censura en Dirt for Art's Sake: Books on Trial from "Madame
Bovary" to "Lolita":
In addition to the literary ways in which it differs from its censored predecessors,
Lolita [sic] also offers an exception to the history of literary censorship in two
further particulars: first, it is the only English-language work to have been banned
for obscenity in France but not in America; and second, its subject—what
Humbert Humbert, its narrator, lyrically calls “nympholepsy” or, more clinically,
“pederosis,” now known as pedophilia—has only become more taboo in the half-
La obscenidad es el pilar del erotismo en las novelas que se estudian en esta disertación aunque
este no es un estudio de la novela erótica sino del erotismo en la novela. Conviene en este punto,
para cerrar el preámbulo y abrir el análisis, retomar una observación de “Obscenity as an Esthetic
Category” de Abraham Kaplan sobre la totalidad de la obra en la que aparece la obscenidad solo
I do not mean to say that obscenity is a matter of the occurrence of “dirty words.”
Each element affects the content of all the others. The work is an integrated,
Esa totalidad coherente que es la novela ha sido abordada en nuesta disertación considerando que
es muy relevante para este análisis estudiar la construcción del erotismo literario tanto en la
novela erótica como en el tipo de novelas que no se ciñen a esa clasificación puesto que también
tienen mucho que aportar para la comprensión cabal del fenómeno erótico en la novela hispana e
2. El cuerpo
A veces una idea se apodera de mí: me pongo a escrutar largamente el cuerpo amado […].
Escrutar quiere decir explorar: exploro el cuerpo del otro como si quisiera ver lo que tiene
dentro, como si la causa mecánica de mi deseo estuviera en el cuerpo adverso (soy parecido a
No olvide usted, señora, la noche en que nuestras almas lucharon cuerpo a cuerpo.
En cierto sentido parece extraño tratar de definir el cuerpo porque al fin y al cabo todos tenemos
cuerpo o todos somos un cuerpo. Definir conceptualmente lo que es el cuerpo humano ha sido
siempre un reto. Los criterios y las posturas de done se puede partir para formular una definición
son prácticamente ilimitadas. Desde los antiguos griegos hasta los pensadores posmodernos han
estado preocupados con la tentativa de entender y definir el cuerpo. A través de los siglos y en
diferentes lugares ha existido poca uniformidad en cuanto al significado del cuerpo, incluso
sobre lo que es el cuerpo. (Longhurst s/p) Se ha señalado que el cuerpo es una ilusión y que solo
hay cuerpos en plural. Que lo que hay son procesos complejos por los cuales los cuerpos
imposible fijar una definición única del cuerpo puesto que es el exterior de inscripciones sociales
ambiguo, en ocasiones evasivo y siempre refutado por quienes intentan comprenderlo más
plenamente.
De las varias ideas que han modelado y están aún hoy configurando nuestro
entendimiento en torno al cuerpo humano conviene destacar que las que más han sobresalido e
influido hasta la actualidad son el dualismo cartesiano, el cuerpo como naturaleza, el cuerpo
exposición tendremos en primer lugar que remontarnos a los fundamentos del racionalismo.
Cerpa 40
que la mente y el cuerpo humanos son fundamentalmente distintos uno del otro. Esta distinción
ha sido difundida como “dualismo cartesiano”. En el siglo veinte, algunos filósofos y teóricos de
las ciencias sociales empezaron a cuestionar el legado del pensamiento cartesiano que divide la
mente y el cuerpo. Como consecuencia el concepto de “cuerpo” ahora funciona para identificar
el ámbito del cuerpo humano como un tema propio de la filosofía, las humanidades y las ciencias
sociales en vez de estar solamente reservado a las ciencias físicas o a las ciencias naturales, como
En lo que se refiere al cuerpo como naturaleza, que es el concepto que más ha influido en
biológica y natural que determina diferencias entre mujeres y hombres. Esta desigualdad está
mujer para concebir, llevar el embarazo y dar a luz así como amamantar a un niño ha significado
hasta hace poco que las mujeres estuvieran a merced de sus cuerpos biológicos. Por todo esto, las
mujeres han buscado independizarse de los hombres para lograr su supervivencia. (Pilcher and
Whelehan 6-7).
Veamos ahora las dos versiones, “mild” o suave y “strong” o fuerte, del cuerpo como
construcción social, que se oponen, la segunda más que la primera, a la concepción del cuerpo
como naturaleza anteriormente expuesta. En contrate a las perspectivas del cuerpo como
naturaleza, aquellos que consideran al cuerpo como una construcción social enfatizan la
importancia de prácticas sociales y culturales. En las versiones más suaves de las perspectivas
teorías de rol de género, se afirma que el comportamiento apropiado de cada sexo es aprendido,
específicamente durante la infancia. Los niños y las niñas aprenden los roles sociales adecuados
a su sexo, como lo dicta el cuerpo, a través de la interacción social con el mundo adulto
adecuadamente socializado e inmersos en una cultura de sexualidades fijas y que se refuerza por
especialmente en términos de lenguaje y discurso a tal punto que el cuerpo como una entidad
física real prácticamente desaparece. Judith Butler propone que el cuerpo no es un ser sino una
frontera variable, una superficie cuya permeabilidad es políticamente regulada, una práctica
Por otro lado, las teorías de la corporalidad han estado fortaleciéndose gracias a
que tienen como punto de partida refutar el binarismo cartesiano en pro de una mayor apertura de
las posibilidades del cuerpo puesto que en estas teorías el cuerpo es conceptualizado
simultáneamente como una entidad física y natural y también como un producto cultural en el
que juegan un papel importante las prácticas discursivas. (Pilcher and Whelehan 9) El feminismo
no solo deconstruyó el dualismo entre los sexos y géneros sino que también entre mente y cuerpo
afirmando que tanto el cuerpo como la mente habían sido conceptualizados como distintos en la
cultura occidental sino que también han sido conceptual e históricamente sexualizados. La mente
podía presumir de ser capaz de trascender su corporalidad viéndola como algo más que un
recipiente de la consciencia pura que lleva en su interior, pero esto no estaba permitido para la
mujer, el hombre negro, los homosexuales o la gente con discapacidades, los viejos, los niños,
Cerpa 42
privilegiar la mente sobre el cuerpo sigue siendo una concepción dominante en la cultura
occidental. (Longhurst s/p) En la rama de las ciencias sociales se ha adoptado una variedad de
enfoques para entender el cuerpo. Uno de los más extendidos es el enfoque cultural bosquejado
en la teoría posestructuralista que entiende el cuerpo como un exterior o superficie que puede ser
modelado por sistemas sociales o discursos, tal como lo presenta Michel Foucault en los tres
tomos de su Historia de la sexualidad. Esta obra fue especialmente influyente para las ideas de
Judith Butler quien afirma que el cuerpo es performativo, es decir que no tiene un estatus
ontológico aparte de los varios comportamientos que componen su realidad. En vez de aceptar la
materialidad del cuerpo como algo que simplemente es dado por la naturaleza, Butler desarrolla
una visión del cuerpo que sigue a Nietzsche y a Foucault en el sentido de construcción, como
Por su parte, los editores, Gail Weiss y Honi Fern Haber sintetizan las teorías de
Nature and Culture afirmando que la tradición de la metafísica occidental por desgracia ha sido
negligente con el tratamiento del cuerpo y que se ha inclinado a ver el cuerpo como parte de
nuestra naturaleza animal o bien, de acuerdo a con la perspectiva cartesiana, lo ha tratado como
un mecanismo físico. Mucho del trabajo reciente que se centra en el cuerpo al mismo tiempo
revela las consecuencias de ese abandono y devaluación por el entendimiento contemporáneo del
sola expresión “el cuerpo” se ha problematizado y está siendo, cada vez más, sustituida por el
a moverse hacia una concepción en la cual el cuerpo se presente sin género determinado, como
Cerpa 43
naturaleza como una forma de vivir o habitar el mundo a través nuestro propio cuerpo
tradición occidental que niega al cuerpo. Su entendimiento del cuerpo como sujeto, en vez de
objeto de percepción, busca recuperar las limitaciones teóricas y prácticas del dualismo
metafísico que divide al cuerpo y la mente. (Weiss y Haber xiii-xiv) Siguiendo por esta línea
David Couzens Hoy, filósofo y especialista en Foucault, en el primer capítulo del mismo libro,
historical factors that are below the level of consciousness and thus less
of our comportment is already built into our bodies in ways that we do not and
A continuación rastrearemos las ideas dominantes en torno al cuerpo en cada novela para
analizar y discutir las categorías corporales y a partir de entonces establecer cuáles son las
nociones más influyente sobre en la construcción del erotismo literario así como los conceptos
predominantes y su función.
Cerpa 44
discurso erótico de Las edades de Lulú cuya protagonista y narradora está emparentada con
pero también tiene connotaciones que lo relacionan con objetos eróticos. Ambos
Grandes y son los que le otorgan su mayor acierto. Como objeto sexual es
adolescente perversa por Kubrick, ambas tan sexis como Lulú a sus míticos
Aunque esta relación intertextual será estudiada de manera más profunda en los siguientes
capítulos, nos interesa destacar ahora cómo el personaje narrador pasa de ser una niña erotizada
de quince años a una especie de niña-mujer en todos los periodos de su vida. Cuando ella tiene
quince años y Pablo veintisiete éste la esta seduciendo en el taller de su madre y le dice “Siempre
he sabido que eras una niña sucia, Lulú” (36). Al finalizar ese capítulo él se despide de ella,
después de haberla despertado a la vida sexual, diciendo: “Adiós, Lulú, sé buena y no crezcas”
(67). Más tarde, cuando la madre de Lulú les da la noticia de que Pablo viajará a Filadelfia a
Lulú y a su hermana, quien también está enamorada de él, le dice directamente a Lulú “[…] él
Cerpa 45
siempre dice que eres su niña favorita…” (127). Uno de los más claros ejemplos de esta obsesión
pedófila acontece cuando Pablo vuelve de Filadelfia y Lulú se rasura el sexo para ir a buscarlo
eléctrico y al verla rasurada le dice con ironía: “La verdad es que me esperaba encontrarte hecha
una mujer, y las mujeres no siempre saben apreciar los juguetes…” (148). Este tipo de ejemplos
pensando que si no lo hacía jamás crecería porque él siempre la trató como a una niña. Pero
cuando al final Pablo rescata a Lulú de su caída moral ella vuelve a entrar en esta dinámica,
vuelve a ser la niña de Pablo y él la viste como niña otra vez con “[…] mi blusa, una camisa de
recién nacido hacha a la medida de una niña grande, batista tan fina que parecía gasa” (259).
Para destacar con más fuerza su importancia, la juventud erotizada en la novela contrasta
con el cuerpo monstruoso de la vejez, como ocurre con la técnica de claroscuro en la pintura. La
azul marino y negro, y medias gruesas, de color tostado, de esas que venden en las
farmacias, especiales para las varices. Tenía las piernas reventadas, la sangre
agotadas, rendidas, dadas de sí. Y todavía lloraba por los hijos que no había
tenido, aquel que nació muerto entre Vicente y Amelia, y los dos abortos, en solo
cuatro años, dos abortos, entre los mellizos y yo. Me daba pena pero también, en
Se ha desarrollado en Lulú la idea grotesca de una madre avejentada por una maternidad
enfermiza que niega el bienestar individual del cuerpo al servicio de la familia. Cuatro capítulos
adelante, que corresponden a quince años después, en el capitulo décimo Lulú piensa en cómo
fue manipulada por Pablo para cometer incesto y en el estado de incomunicación e indiferencia
que mostraron su hermano Marcelo y Pablo después del suceso. Recuerda cómo se sentía tan
limitada al lado de su esposo que por asociación piensa de nuevo en su propia madre:
no habría llegado a crecer nunca, sería una niña eternamente, pero no una
hermosa niña de doce años, como cuando vivíamos en aquella casa falsa, enorme
como ocurre con los niños que están bajo la tutela de los adultos. En la madre, que es en quien
Lulú ve su porvenir, están presentes solo lo peor de la vejez y de la infancia como “un pobre
monstruo de sesenta y seis años, sumido en la maldición de una infancia infinita” (227). Por otro
lado, además del tema de la extrema importancia de la juventud en la construcción del discurso
exhibición del cuerpo es otro recurso, que junto con el extrañamiento ante lo que se ve, construye
el erotismo.
Con una mezcla de inocencia y extrañamiento que se desprende del punto de vista de la
narradora, el lector ve el fragmento de una película pornográfica y sigue las reflexiones de la voz
femenina que se encuentra en un violento estado de revelación, gozo y culpa que encontrará su
explicación en las motivaciones de los personajes conforme avance la narración en los siguientes
capítulos.
El comienzo nos sitúa justo en el centro del relato, una vez pasada la primera mitad que
abarca la pubertad, el matrimonio, la experiencia de ser madre y que concluye con la separación
(jamás se habla de divorcio) entre Lulú y su marido, Pablo. Es decir que Lulú es presentada al
principio del relato como una persona adulta viendo pornografía pero apenas en el capítulo
siguiente aparece como una niña de quince años descubriendo su sexualidad apremiada por
Pablo. Él es un hombre de veintisiete años con quien Lulú tendrá posteriormente fantasías
sistemático para generar un clima de confusión constante para que el lector se identifique con el
sexuales, que en este contexto necesariamente quiere decir corporales2. Por eso los cambios tan
La novela abre con una entrada in media res en que se describe un encuentro sexual entre
una mujer y dos hombres actuando en una película pornográfica. La mujer es más dominante que
ellos y además un hombre sodomiza a otro. La narración comienza con extrañeza y asombro para
preparar al lector ante las imágenes que también a ella como espectadora le parecen inquietantes:
“supongo que puede parecer extraño pero aquella imagen, aquella inocente imagen, resultó al
cabo el factor más esclarecedor, el impacto más violento” (9). La imagen a que se refiere la
medio de los usos del cuerpo. Se trata del descubrimiento de un modelo de conducta sexual que
patas sobre una mesa, el culo erguido, los muslos separados, esperando.
2
En el epílogo ofrecemos un resumen de toda la novela en el que se ve claramente que la fábula o historia es
relativamente sencilla pero que la trama incorpora una sistemática de la confusión muy relacionada con las nuevas
experiencias del cuerpo.
Cerpa 49
Mirando la imagen pornográfica la narradora descubre que hay otros modelos de conducta
sexual, de corporalidad y por tanto de socialización que para ella son nuevos, Lulú infiere que si
un hombre a pesar de ser grande y musculoso puede ser tratado como se trata a una mujer,
entonces a pesar de ser más pequeña una mujer pude comportarse como un hombre. Pero ella no
quiere someter a su voluntad y a su placer a otras mujeres sino a los hombres. Su conducta a
partir de ese momento se centra en buscar placer en el sentido de la vista: “Una gran parte de la
obra de Grandes gira en torno a la imagen de la persona, con el énfasis puesto en dos aspectos
derivados de la misma: el cuerpo y la mirada” (91), nos dice Elena García Torres, quien
abandonado a su esposo porque la ha presionado para participar en una orgía y cometer incesto
con su hermano (lo cual estructuralmente constituye el clímax de la primera parte). En el capítulo
décimo, reflexionando sobre este momento pasa por asociación de la situación del incesto a la de
(227). Hasta este momento el discurso erótico se ha enfocado en diversos puntos de la juventud
de Lulú en torno a Pablo. Cuando se separa de él el erotismo toma nuevos rumbos buscando para
de sus exploraciones eróticas. Una vez que Lulú se siente independizada de Pablo comienza a
masculinas tales como la mirada, la voz y el dinero. No deja por eso de ser o de sentirse como
una mujer pero se presenta como una mala mujer según los modelos convencionales.
la literatura en el cual dice de Almudena Grandes que “una de las novedades que proponen sus
primeros relatos, siempre muy bien escritos, es la sistemática proposición de dos modelos
antitéticos de protagonistas femeninas, las buenas y las malas, pero que son, a su vez, una
inversión parcial de los tradicionales modelos de mujer” (241). Aunque la primera novela de
Grandes parece anómala con respecto al resto de su obra, los temas fundamentales de su escritura
ya están presentes. En Lulú tenemos la mujer que impulsada por un fuerte deseo amoroso y
dominio del cuerpo de los otros por lo cual hace lo mismo que estereotípicamente hacen los
hombres. Como cuando entra a un bar siguiendo a un grupo de homosexuales. Primero goza
mediante la mirada: “Mientras empezaba la copa, me preguntaba a mí misma para qué había
entrado allí, por qué había renunciado a cenar en casa de Marcelo, qué podía esperar de todo
aquello. Al rato me contesté que no esperaba nada. Había entrado allí para mirarles y me
concentré en ello” (165); posteriormente discute sobre su placer con el cantinero: “Además me
gusta porque es gay, solamente por eso, ¿entiendes?” (168); y por último, se manifiesta con
derecho a elegir otros cuerpos pagando: “–Cuarenta… –lo dije dos o tres veces, con aire
Cerpa 51
pensativo, como si fuera capaz de valorar la cifra. Me parecía carísimo, una auténtica burrada,
pero en fin, podía permitirme ese capricho, no muy a menudo desde luego, pero, bueno, una vez
en la vida… en realidad, ni siquiera tenía idea de cuánto valía una puta, y estos debían ser más
caros […]” (170-171). En síntesis, otra estrategia de la construcción del discurso erótico es la
exploración y el cambio de roles de género para aventurarse en las dificultades de la línea que
pesar del esfuerzo por explorar diversas maneras de asumir el cuerpo ante la experiencia erótica.
Incluso en quienes tienen un cuerpo masculino Lulú cree ver tres tipos: el masculino o macho; el
con el calificativo de “mariquita.” Veamos en breve como describe a los tres miembros del
mismo grupo de homosexuales a quienes pagará por verlos tener sexo. El primero: “El moreno
tenía un cuerpo magnífico, griego, hombros enormes, torso macizo, piernas y brazos largos y
fuertes […] para bien o para mal, tenía cara de macho mediterráneo, de esos que atizan a la
mujer con la correa” (166); el segundo: “Su novio era adorable, absolutamente ambiguo. Muy
delgado, su cuerpo poseía un cierto toque lánguido, evocador del encanto de los efebos clásicos”
(166); el tercero: El del flequillo teñido […] demasiado parecido a los mariquitas de toda la
vida” (Énfasis mío, 167). Las descripciones resaltan al macho, al ambiguo o efebo y al marica
(que según la RAE, este último es un “hombre afeminado y de poco ánimo y esfuerzo”). El
criterio con que Lulú pretende identificar todo tipo de sexualidad, incluso una sexualidad
alternativa es simplemente el impuesto por la masculinidad de la que ella misma quiere escapar
al alejarse de su marido, cuya figura encarna todas las características del sistema patriarcal. Sin
Cerpa 52
de heterosexualidad que “represents an axis of power and dominant model for conduct and
intimate gender normative relationships. Heteronormativity dominates both the legal and cultural
systems, thus normalizing differential treatments of those who stand outside of the heterosexual
regime” (Riter y Ryan “Queer theory” 542). Es por esto que ella solo concibe los cuerpos como
masculino y femenino aún cuando se trata de “homosexuales” o gays. Incluso el travesti Ely es
Ely es uno de los casos más extremos de las exploraciones entre sexualidad, cuerpo y
En el quinto capítulo Lulú recuerda que tiempo atrás salían ella y Pablo a “cazar travestis” (95).
Lulú se inventa el juego, fingir atropellarlos con el carro, por una vaga solidaridad de género con
las “putas clásicas, mujeres auténticas” (95). En una ocasión un travesti que ha sido víctima de
este juego golpea a Pablo a través de la ventana. Lulú se baja del auto y pelean, Pablo los separa
y pronto simpatizan porque el travesti habla con frases de película hollywoodense apreciando la
valentía de Lulú. Pablo invita a cenar a quien se presenta como Ely. De vuelta, Lulú se pasa al
Me abalancé sobre él y le metí las dos manos en el escote. […] la carne estaba tan
dura que casi se podían notar las bolas, las dos bolas que debía de llevar dentro.
algún lugar recóndito, no tener las uñas largas, para clavárselas y marcarle con su
propia sangre.
Cerpa 53
mirándonos por el retrovisor a la luz lechosa de las farolas. Volví a tocarle. Estaba
empalmado, desde luego. Entonces le levanté la blusa y me metí una de sus tetas a
no como otra categoría en sí misma como es el caso de la drag queen cuyo cuerpo es
considerado un caso de actuación o performance que procede de teorías del cuerpo como
el cuerpo de Ely porque lo juzga desde un criterio heterosexual. Lulú pretende escapar de los
uniéndose a ellos en múltiples ocasiones. Y así se apropia, mediante la inversión puesto que es
mujer, de las características del poder patriarcal: la mirada, la voz, el dinero y su propio placer.
erótico: sus personajes femeninos no encajan en los modelos convencionales de mujer por buscar
2.3. Las memorias del cuerpo en La última noche que pasé contigo
La originalidad de La última noche que pasé contigo no radica en lo inusitado sino, por el
más popular de los modelos eróticos de mediados del siglo xx. Sobre este tema, de primordial
importancia para comprender el erotismo de la cultura popular, Jorge Rosario Vélez apunta que
cosas” y “Vereda tropical” son textos cuya autoría queda anulada tras la
El bolero es la expresión de las más variadas emociones y experiencias como memoria colectiva
pero muy especialmente como memoria personal, íntima. Simultáneamente memoria social y
devenir de la experiencia personal como memoria del cuerpo. La última noche que pasé contigo
cuerpo de la obra está constituido por ocho capítulos y cada uno se titula como el títuo de un
bolero. Mediante esta poética del bolero, la instancia narrativa rehace de manera libre las
anécdotas de las letras de las canciones expandiendo su sentido y además haciendo un uso
Cerpa 55
magistral de la parodia realmente recrea las canciones a la vez que rinde un homenaje a su
propuesta erótica.
erótica parece en primera instancia un verdadero reto y sin embargo la instancia narrativa lo
articula admirablemente bien gracias al uso depurado de anacronías, narradores múltiples y sobre
a la autora cuándo comenzó su vínculo con la música y con la literatura, ella responde:
muchísimo. Desde que estaba en Cuba. Así comenzó. Había un gran ambiente
cultural a fines de los sesenta, en la Habana; todos los escritores que pasaban por
Cortázar; había que leer, éramos un poco pedantes, pero a la larga esa pedantería
Gracias a la pasión por las letras ganada en esa época y ante tales personalidades como modelos
literarios, La última noche que pasé contigo consolidó todos sus recursos narrativos en la
estructura entendida como “forma en que se organizan las partes en el interior de un todo,
conforme a una disposición que las interrelaciona y las hace mutuamente solidarias. En otras
3
Sin página en internet.
Cerpa 56
establecen las partes entre sí y con el todo” (Beristáin “Estructura” 201). Dicha red de relaciones
permite que cada categoría de análisis encuentre una correspondencia con otra categoría pues el
tema está en la estructura y viceversa. Hay también una relación entre la estructura o cuerpo de la
novela y la corporalidad de los personajes. Así como la novela está completamente estructurada
en torno al bolero, sus protagonistas están completamente obsesionados con el bolero. Pero como
el bolero les trae múltiples recuerdos de su juventud y aún de su infancia en el caso de Fernando
memoria.
En el barco Celia dice que lleva quince años y siete meses sin poder olvidar que cuando
su padre estaba enfermo ella estaba sosteniendo una relación con un amante que al igual que su
esposo Fernando vivía completamente apasionado por los boleros y la conquistó en el hospital
“susurrándole al oído que lo había vuelto loco, ‘usted es la culpable’ desgarrándole la blusa (20).
El viaje en el crucero es un viaje al interior de sí mismos, una oportunidad por revivir sus
pasiones juveniles a partir del ánimo que les infunde la pasión de los boleros. Celia está
recordando a su amante porque en realidad está en busca de otra aventura pues empieza a
sentirse rejuvenecida. Fernando también empieza en el barco a recordar sus infidelidades pero
parece más obsesionado por recordar sus sospechas de que cuando Celia visitaba al padre para
atenderlo en su enfermedad le era infiel y la notaba más animada: “las gravedades el padre tenían
un efecto rejuvenecedor no sólo en su rostro, sino también en sus hábitos” (17). Por su cuenta
Fernando está tan entusiasmado con reconstruir sus experiencias eróticas de la juventud (como
introducir canela en la vagina de una mujer) que su comportamiento contrasta con su físico:
Cerpa 57
–Atiéndeme…
me mirara los pelos allá abajo, por todas partes tenía canas, me enterara de
una vez por todas: ya era un-vi-e-jo, un hombre serio, un contable, casi
abuelo, ¿cómo era posible que me atreviera a despertarla para pedirle aquello?
a pedirle que se introduzca unas varitas de canela en el sexo, el lector sabe que él está intentando
revivir una experiencia erótica, que en su juventud consideró traumática. Veamos como
Fernando en este punto está mentalmente tan “rejuvenecido” que no solo sus actitudes contrastan
con sus actos sino que además está tan inmerso en la atmósfera erótica de los boleros que casi
imperceptiblemente está viviendo las letras de un bolero en su diálogo. Este es el capítulo quinto,
titulado “Somos” como la canción de Los Panchos de que toma el nombre y que empieza así:
“Atiéndeme/Quiero decirte algo,” tal y como habla Fernando ante la puerta del Julieta.
Aunque los ejemplos pueden multiplicarse es el sentido el que nos interesa destacar. Hay
una congruencia estructural y temática que crea una red de correspondencias en la totalidad del
Cerpa 58
libro. El tema de la regeneración está estructuralmente planteado por el número de capítulos. Son
ocho puesto que el ocho es “el número del Paraíso recobrado; regeneración; resurrección;
felicidad; ritmo perfecto; […]” (Cooper “números” 129). El estado paradisiaco se manifiesta
tanto geográficamente así como en el cuerpo de los personajes que se sienten rejuvenecidos y
deseosos de renovar sus experiencias eróticas utilizando el discurso amoroso del bolero.
La regeneración es la idea central de la obra pero para que sus mecanismos funcionen el
cuerpo es expresado de múltiples formas, una de las más impactantes es la animalización del
cuerpo. Gracias a un extraordinario talento lúdico, auxiliado de la parodia, los personajes viven
el momento álgido de sus pasiones, su corporalidad erótica, como una metamorfosis; no concreta
sus memorias, la animalización se presenta muy tenue en comparación con los grados que
durante años su erotismo ha quedado supeditado al cuidado de la hija. Pero con el pretexto de
que ella está ya recién casada, sumado al viaje en crucero, recobran su sexualidad: “Celia se echó
a reír, se le estremecieron los pechos desnudos y tuvo un último gesto maternal, puso su mano
entre mis piernas, me buscó con los dedos y me aplicó una caricia circular, desprovista ya de
todo deseo, una caricia agradecida y blanda, como el lengüetazo fiel de un animal. Luego se
enroscó sobre mi cuerpo, como era su costumbre, y se quedó dormida” (11). Mientras ella
descansa, Fernando empieza a temer que lo que le ha dicho a Celia su amigo y compañero de
trabajo Bermúdez sea real: “‘Tan pronto como respires el olor del marisco, te volverás una
Cerpa 59
leona” Era otra teoría de Bermúdez, los mares calientes, el mar de las Antillas a la cabeza de
todos, olían a marisco pasado. ‘Y el marisco pasado, ya tú sabes, es olor de mujer”’ (14).
En ese momento Fernando la siente dormir como un animal fiel pero Celia comienza a
recordar sus infidelidades con un seductor que lleva en el nombre el símbolo por excelencia de la
caricaturizado, con la potencia sexual que se desprende de la fertilidad de los conejos, es además
aumentado en su animalidad con otros símiles y comparaciones pues Celia piensa que “[…]
dormir con Agustín Conejo fue siempre un poco como dormir con un dragón” (48). En sus
recuerdos se mezclan el despertar del deseo a través del recuerdo de Conejo, recordándolo, y
también el remordimiento de haber descuidado a la hija mientras ellos fueron amantes cuando
Celia se iba a la casa del padre supuestamente a cuidarlo. “Así durante meses, sólo sabía que
Elena cabeceaba con la cuchara en la boca y exigía que la acostaran con su osito. Media hora
después me sentía la madre más miserable del mundo encerrada a cal y canto con Agustín
Conejo, aferrada también a mi animal predilecto, un oso terco y vengativo que demasiadas veces
misma realidad. Pero no es que sean tan diferentes, tienen sus infidelidades simultáneamente e
incluso los escapes de uno sirven para dejar libre al otro en una empresa similar. Celia rinde su
predilección a su amante Conejo y Fernando está, más que nadie en la historia, fascinado con la
conducta sexual del mundo animal. Así como incorpora el bolero en sus estrategias de seducción,
Recordé una historia que había leído tiempo atrás en la National Geographic, era
una historia acerca de los cerdos. El macho cuando deseaba copular, escupía y
saliva. Lo curioso era que aquél olor se cocinaba en sus testículos, viajaba
locura, una sustancia que Julieta podía oler, desear y temer al mismo tiempo.
(125-126)
En tanto nos aproximamos al final de libro, aparece como una revelación que Fernando siendo
niño adquirió esa obsesión por la conducta de los animales porque conoció a una supuesta
penúltima carta:
galletas en lo que yo termino de escribirte. Ayer, por primera vez, vio los bocetos
los sexos, láminas muy explícitas que no se si deba ver un niño de su edad. Estuvo
un largo rato observando los dibujos y cuando llegó la extranjera, le hizo muchas
Fernando pasaba después de la escuela a recoger las misivas amorosas y mientras Marina
terminaba de redactar el niño pasaba tiempo con la mujer que según decía se dedicaba a estudiar,
de una manera muy académica, la conducta sexual de los animales pero no solo aprende eso sino
el pudor y la manera de ocultarlo “Le recomendé que no le comentara a nadie que Mickey le
enseñaba aquello, que en todo caso dijera que lo había leído. ‘¿Dónde?’ pregunto, ‘di que lo
leíste en la National Geographic’ y le mostré un ejemplar de la revista, esa revista americana que
la extranjera recibe con tanta emoción. (173). En el crucero, de isla en isla, Fernando se entrega a
acumulado por años. Pero no solo él tiene tendencias “exóticas,” Celia parte del recuerdo de su
animalizado Agustín Conejo para llegar al punto de desear tener una aventura sexual con un
hombre negro.
Los personajes de La última noche que pasé contigo son sin duda cómicos en su
extrañeza. Fernando ha tenido por años la obsesiva idea de que su mujer le ha sido infiel
mientras cuidaba del padre enfermo. Lo piensa así porque la veía volver con renovados ímpetus
sexuales y con los senos inflamados y un poco morados. No está tan equivocado, ella ha sido
infiel pero no con Marianito, su primo, como Fernando ha creído siempre, sino con Agustín
Conejo. En el viaje ella le dice que tiene que contarle algo que jamás le contó y le cuenta que
infidelidades. Por otra parte, apenas se tranquiliza le pregunta a Celia, como alentándola, que si
acostado con una negra. Le respondí que no, pero que a lo mejor me habría
se había acostado con un negro, que ya sabía que no, quería saber, simplemente, si
frente: “Quine sabe… por ahí dicen que la tienen así de grande.” (87)
Celia ya había tenido la fantasía de vivir como una negra idealizada y satisfecha. En una ocasión
despierta porque hay una tormenta y sale de su habitación a ver la lluvia y las casitas de los
negros en la isla. Piensa entonces que se cambiaría por una mujer negra para vivir siempre
satisfecha. Cuando visitan la isla de Gosier se llega al momento climático en la historia de Celia
pues ella se siente “Obediente para con sus propios deseos” (141). Aprovecha que Fernando está
en su aventura con Julieta para irse sin él a una isla. Ve un pequeño islote y desea llegar ahí.
Llega hasta ese lugar pagándole a un botero negro porque la lleve y como éste la baja del bote en
sus espaldas porque ella no sabe nadar ella empieza a excitarse y así como veía en Agustín
pensaba de refilón en esa mujer, Julieta, todos me parecieron muy lejanos, como
sonreí con la putería revuelta, él se sumergió, puso sus manos sobre mis muslos,
sus manos que afuera parecían tan grandes y que ahora, dentro del agua, se
monstruo marino. Me apartó las piernas y me metió los dedos, me palpó las
nalgas por debajo del bañador, dije que no y que no, hice un débil intento por salir
del agua. Entonces él pasó su brazo alrededor de mi cintura, me sacó los pechos,
que flotaban como medusas, los tomó en sus manos y los estuvo chupando como
yo chupaba los tamarindos, con el saladito del agua de mar. (Énfasis mío, 151-
152)
Se establece en la narración una analogía entre la soledad del individuo y la soledad del espacio,
Celia deja cada vez más lejos las multitudes para llegar a donde solo hay unas cuantas personas y
aún ahí se aparta de ellas y en pleno “aislamiento” es donde puede vivir su experiencia erótica.
Sobre esta forma de vivir el cuerpo Sarah Anne Miller a través del estudio de la corporalidad en
su obra concluye que “Montero is aware of this bodily connection with her readers and with her
character. She notes, ‘[en Morir de Caribe] se puede romper con el paisaje, con los padres, con
los cónyuges y hasta con los hijos. Pero no se puede romper con la piel, con lo que los poros
absorben’” (194-195). Podemos tomar estas palabras para describir lo que está pasando con
de sus convenciones y normas para poder tocar su plenitud erótica al vivir su deseo de volver a
tener un encuentro erótico fuera del matrimonio, esta vez algo más exótico que la aventura que
tuvo con Agustín Conejo pues lo que desea es estar en la intimidad con un hombre negro. Celia y
Cerpa 64
Fernando son guiados en su erótico rejuvenecimiento corporal por la memoria colectiva que es la
La famosa Trilogía sucia de la Habana que comparte con la novela básicamente la misma
poética sólo que la influencia del periodismo cede su lugar al diario de viajes (que al igual que en
la trilogía evita por completo las posturas turísticas). En los relatos breves de la trilogía el
Estocolmo por lo cual se diluye Cuba pero se carga de sentido la “cubanidad” del personaje
el narrador personaje tiene ahora cincuenta años, es decir diez más que en la trilogía por lo cual
el tema de la libido a pesar de la edad se acentúa aunque la lujuria del memorable personaje
sigue descomunal.
que hacer, la segunda colección de cuentos de la célebre trilogía, tomado del místico hindú del
siglo diecinueve Shri Ramakrishna: “Cuando se dice que un hombre es un tigre, no quiere eso
decir que tenga garras y piel de tigre” (127). Aunque el sentido de la cita se extiende a todo lo
relacionado con la supervivencia, el peculiar vitalismo de las narraciones pone mucho énfasis, a
pesar de la miseria, en la satisfacción de los apetitos. Tanto del apetito regular como del apetito
sexual. En toda la trilogía, que es un testimonio de la situación cubana de los años noventa
Cerpa 65
también llamada Periodo especial, hay una busca desesperada de alimento y como no siempre es
posible satisfacer el hambre, Pedro Juan busca la satisfacción sexual como sucedáneo. En la
trilogía el personaje a veces encuentra comida y a veces sexo, en ocasiones ambos pero con una
mínima oportunidad de tener un encuentro sexual. En Animal tropical ciertamente hay vestigios
Así aparecen. Cada una con su historia. Algunas leyeron la Trilogía sucia y
quieren contarme algo de sus vidas. A veces me dejan cartas, cassettes con
música, se quedan embelesadas y esperan que el tigre salte y las desgarre. Pero
no. No puedo meter el rabo en todos los huecos húmedos y peludos que pasan por
de cabaret. Tal vez es que estoy cansado de tiñosear. De joven era una tiñosa y me
me sabía a queso con dulce de guayaba. Con los años uno se pone más selectivo y
La relación entre la comida y el apetito sexual toma un tono menos atormentado en Animal
tropical, pues aunque Cuba sigue mostrándose como un país pobre su situación no es tan
extrema como la del Periodo especial, además de que la segunda parte de la novela acontece en
Estocolmo. Siguiendo con los ejemplos de erotización por medio de los símiles con animales,
tenemos el siguiente en que se describe la relación entre Pedro Juan y Gloria, una mulata vecina
de treinta años:
Cerpa 66
Templamos como dos salvajes. Como un potro y una yegua. […] me lanza al
cielo, revoto en las nubes. Vengo disparado hacia abajo. Caigo en la cama, suelto
mis chorros de leche y quedo groggy. Knockout. Necesito más tiempo para volver
en mí. Después me siento el macho más animal del mundo. Como un toro después
de montar una vaca. A veces me intranquilizaba con esa idea: ¿por qué nos
“Claro que tienen que sentirse como animales. Imposible que te sientas cómo un
árbol de manzanas o como una piedra. Somos animales. Lo que sucede es que ya
La animalización de la conducta sexual logra crear en el relato una hipérbole sobre la potencia
del narrador que es característica de su estilo. “Pedro Juan Gutiérrez es, en ese sentido, un animal
sexual –como atestigua la gran mayoría de sus relatos– que tienen al sexo como eje central. De
ahí que Roberto Bolaño calificara a Gutiérrez como un Prometeo sexual desencadenado […]”
(Candía 63). Como Gloria es una jinetera, él se ufana de hacerla gozar: “Hay que ser un toro y un
artista para lograr que se venga. Se sabe todos los trucos de las putas para entusiasmar al cliente
y lograr que el tipo pague primero, tenga su orgasmo rápido y deje la pista libre para el próximo
aterrizaje” (238).
Cerpa 67
Junto con el asunto dominante del falo sale otro tema infrecuente en la obra anterior de
Pedro Juan Gutiérrez, el de estar próximo al envejecimiento. Como su narrativa está sustentada
en los mecanismos narrativos del diario íntimo, resulta muy natural que al pasar de los años para
el autor transcurra el tiempo también para su personaje homónimo, dando así una sensación más
intensa de realismo, que es como se ha llamado a su estilo, “realismo sucio”: “Me miro de nuevo
en el espejo y me masajeo un poco la pinga. Se me pone gorda y crece. Si no estuviera tan viejo
podría ganar algo haciendo fotos porno. Aunque todavía tengo una pinga hermosa. ʻPinga de
oroʼ, me decían en La Habana hace unos años” (179). A pesar de la edad, el personaje sigue
resto del cuerpo o de la cara y centra su atención por completo en el falo. Estando en Estocolmo,
conversando con Agneta recurre de nuevo a su visión machista de la realidad al querer resolverlo
Agneta sigue tosiendo. Desde ayer está así. Busca una pastilla en el botiquín del
–Fuertes…
–Eso. Sí.
–No tomes esa porquería. Lo que te hace falta es otro buen pingazo por la tarde.
– ¿Otro qué?
Cerpa 68
–Pingazo. De Pinga. Con la pinga. A través de. Mediante la. Introduciendo la.
–Oh, slang!
–Ah, carajo. Sí, mi amor, slang habanero. Un buen pingazo resuelve muchas
En el ejemplo anterior el falo se describe como omnipotente, capaz de resolver casi cualquier
situación relacionada con la salud. Otro tipo de poder fálico y machista está relacionado con el
tamaño del miembro viril de la raza negra. Este es el caso de relatos de la trilogía tales como
“Aplastado por la mierda” y “El bobo de la fábrica.” En algún punto del primero un hombre
viejo de raza negra le cuenta al narrador que de joven se ganaba la vida mostrando su “pinga” en
un espectáculo que tenía en el teatro porque su miembro era enorme. En el segundo relato, el
bobo es un muchacho negro al que las secretarias de la fábrica provocan para que saque su
descomunal sexo. La relación entre negritud y potencia sexual lleva al personajes principal,
Pedro Juan, a apropiarse de las facultades físicas de la raza africana a través de un proceso
metafísico porque forman parte de una doble naturaleza del personaje a través de su creencia en
la santería.
Pedro Juan sale de Centro Habana a una playa vecina y aprovecha la cercanía para visitar
a Evelio, un amigo que fue profesor universitario y que a pesar de que él no creía en nada dice
haber heredado los poderes santeros de su padre cuando murió. Para demostrarle sus facultades
–Tienen que decírtelo porque están ahí. No se apartan de tu lado. Sin embargo tú
–Sí, es verdad.
–Ah, ya tú ves. Y tienes que atender a los dos. Tú eres inteligente gracias al indio
y fuerte y luchador gracias al negro. Los dos son importantes para ti porque se
–Sí, claro.
acuerdes. Eso le gusta a ese negro. Le gusta el ron, el tabaco y las mujeres
Evelio es un hombre recatado y no hace mucho énfasis en la fuerza libidinal del negro salvo por
su masculinidad en que destacan sus gustos: ron, tabaco y mujeres. Gloria, la amante de Pedro
Juan, quien también tiene facultades clarividentes, es el caso opuesto ya que pone todo el énfasis
Cerpa 70
de esa relación metafísica de Pedro Juan y el negro en la potencia sexual cuando tienen sus
–No eres tú. Es el africano. El negro que está contigo. Tú resoplas y rabias y
por ti.
–Tú lo sabes. No tengo que decirte nada. El africano te usa de caballo. Por eso
tiemplas como un salvaje. Y, además, eres al revés que todos los hombres.
Cuanto más viejo, se te pone más grande y más gorda y más dura y más leche
y más sabes. La que se acueste contigo… vaya que eres una trampa. Una
encuentros. (60-61)
La última oración de Pedro Juan define muy bien la situación corporal en lo referente a la
creación del discurso erótico pues tanto la animalización como la negritud son atributos de los
que se apropia para crear, en torno a su visión machista, un personaje simultáneamente fuerte y
salvaje a través de símiles con animales como el tigre, el toro o el caballo que representan fuerza
y virilidad pura así como apropiándose de los atributos de la raza negra usando un discurso
una indisciplina contra los proyectos culturales que han hecho del animal una constante amenaza.
La animalidad asedia desde un exterior interiorizado. Pone en evidencia tanto un orden político
Cerpa 71
como económico o social que se mide en oposición a una vida salvaje. (Giorgi 63-65) Este
estado de salvajismo habla de la fragilidad del sistema y dibuja los contornos de lo social donde
el animal con forma humana cobra la forma de un cuerpo cuyo significado está en la raza y que
La quinta novela del español Andrés Barba, Versiones de Teresa, se abisma en las profundidades
Teresa, una niña disminuida de solo catorce años que es presentada con retraso mental y una
deformidad física pero a pesar de lo que podría esperarse suscita las más fuertes e inesperadas
pasiones eróticas y amorosas. Esto parece mostrar una serie de incongruencias con respecto a
Versiones de Teresa bien pude clasificarse como una novela psicológica. Lo que
generalmente es un flujo y reflujo de los difíciles acontecimientos amorosos, con sus diversas
gamas eróticas, en sus vidas. Todo esto siempre con una estructuración de sobrio dominio
Verónica arranca después y recorre la otra mitad del tiempo de la historia hasta
llegar al presente, cerrándose con las últimas horas de Teresa. Ese dualismo no es
un lado tenemos la doble relación entre Teresa y cada uno de estos dos
entablar a su vez otro tipo de relación, y desde luego la de cada personaje con los
No estamos ante una simple alternancia entre un capítulo desde la perspectiva de Manuel y uno
desde la perspectiva de Verónica para describir desde dos posturas un mismo hecho. Es también
y sobre todo el encuentro de dos maneras de vivir el cuerpo en el mundo, llamándose a habitar el
centro de la historia. Por eso el núcleo de la novela lo ocupa el encuentro erótico de Verónica y
Manuel en la casa de éste que es presentada como una extensión de su ser, de su intimidad y
finalmente de su cuerpo.
Verónica, quien está obsesionada con su cuerpo, él parece más preocupado por entenderse a sí
Cerpa 73
mismo a través del cuerpo de los otros, el de su madre, su hermana, su padre (recordando su
diferentes que habrán de llevarlos al uno al cuerpo del otro y en última instancia al
buscando algo que se irá revelando como su experiencia, la intención y la voluntad de entender
Manuel se va revelando como moralmente inapropiada porque él debía cuidar a esa niña y sin
embargo se siente profundamente atraído hacia ella, ya que para él muestra simultáneamente
características de belleza y de fealdad. Pues es muy joven y rubia pero también tiene una
deformidad corporal.
aparta a las formulas propias de la novela simplemente erótica cuyo propósito o fundamento es
excitar al lector. En Versiones de Teresa, nos encontramos ante una novela hondamente
erotizada pero su propósito estético no es excitar sino mostrar al lector la excitación del
Y reconocerá que está aquí porque todavía quiere saber lo que ha ocurrido, porque
desnudez y aparte las ramas de los arbustos para verla mejor, podrá contemplar
sus ojos entre las hojas brillantes de los juncos que bordean la poza. El recuerdo
Manuel se encuentra consigo mismo al ver a Teresa. Pero este saber es un proceso mental, una
recapitulación o ejercicio de la memoria afectiva. Este proceso es descrito así: “Por eso la
Teresa se ha vuelto río; hace un año, un segundo, estaba aquí; ahora es sólo agua informe y en
movimiento” (14). Teresa es para Manuel un proceso de reconocimiento, pero lo que reconoce
su hombro4
4
Esta forma de “quebrar” la prosa es una constante con la cual la novela incrementa su profundo sentido poético
emulando la espacialidad tipográfica del verso; en este caso como súbita irrupción en medio de la prosa en
momentos de gran intensidad emocional.
Cerpa 75
Manuel se ve a sí mismo como un monstruo en el sentido moral que se aplica del sentido
figurativo adquirido de una traslación del “malestar” corporal a un malestar moral. Mientras que
la conducta sexual según los textos griegos y latinos de los primeros siglos de nuestra era y en lo
Entre esas recomendaciones dietéticas y los preceptos que podrán encontrarse más
de las desgracias individuales o de los males colectivos que pueden ser suscitados
deseos, de una lucha contra las imágenes y de una anulación del placer como
La visión cristiana del erotismo y la sexualidad en la novela se manifiesta sobre todo en la idea
obsesiva de que tanto las desgracias individuales así como los males colectivos pueden ser
consecuencia de una anomalía en la conducta sexual. Resulta anómalo que Manuel se deje
seducir por Verónica pero es aún más aberrante que él haya seducido a Teresa. El final de la
Cerpa 76
novela se resuelve como una desgracia para todos porque Teresa muere de súbito en un
accidente. Es decir que la desgracia moral de destruir su inocencia, a pesar de su ser distinto o
Verónica es tres años mayor que Teresa; es decir, en la narración oscila entre los
apariencia física; es delgada y más alta de lo normal. Está muy obsesionada con su cuerpo y,
como Manuel, se descubre a sí misma principalmente gracias a Teresa. Pero también es cierto
que Verónica, como Manuel, está constantemente observando a los otros. Contempla a su
hermana, a su madre y a su amiga Ana, para definirse de algún modo. El resultado es que se
considera diferente a su madre e inferior a Ana, con quien se compara en la siguiente cita:
Su brazos largos y delgados junto a los brazos enteros y firmes de Ana, su cara
redondeada por el corte de pelo, que resaltaba una belleza que sólo ella podía
haber intuido hasta entonces y que ahora resultaba evidente; unos ojos firmes y
Ana, a quien Teresa conoció antes de la universidad, era como ella una chica tímida y en esto se
fundó inicialmente su amistad. Sin embargo Ana ha sido capaz de socializar mucho mejor a la
vez que su cuerpo se ha desarrollado volviéndola atractiva, en especial para Verónica quien
“quería a Ana como quien tiene sed y hambre” (35). Ana tiene una perra llamada Roma que si se
lee al revés es “amor” y representa simbólicamente la relación entre las amigas. La perra está
dando a luz y Verónica ayuda a Ana a limpiar los cachorritos. Ana pierde la paciencia y le grita a
Verónica. A partir de este momento se va volviendo evidente para verónica que ella depende
cachorrito a Verónica y este cachorro, al que la propia Verónica llama Indi, es el más desvalido
de todos por lo cual Verónica se ve a sí misma en el comportamiento del perrito y piensa también
en su hermana:
Indi había sido el único cachorro que, a diferencia del resto, no quería estar solo.
Los demás apenas dieron los primeros pasos tendieron a escaparse, a investigar en
el nuevo mundo coloreado y gigante del cuarto de estar. Indi, sin embargo, iba
demasiado difícil, pero a la vez con cierta indiferencia. En el fondo nada parecía
ocupada en que no se hicieran daño como para darse cuenta de aquello, pero
aquel cachorro que, medio a trompicones, seguía a sus hermanos a donde quiera
que fueran. Una comunión en la que de alguna forma participaba también Teresa,
Al sentir el rechazo de Ana, inicialmente se siente desesperada y se obsesiona tanto que siente
que está enamorada de ella e incluso se va dibujando en su desesperación por sentirse lejos de
ella una necesidad de afecto que se manifiesta veladamente lésbica. Ana se percata de que
Verónica la observa durante las horas de la universidad por los pasillos y le pide hablar con ella
para decirle que la deje en paz y mientras ella habla Verónica está tan obnubilada que piensa en
Verónica pensó: la abrazo ahora, tal vez si la abrazo ahora me perdonará, pero el
entre la dos era ahora larga, infranqueable. Era tan sensible a su presencia que el
simple hecho de decir en voz alta su nombre hubiese sido como tocar su cuerpo
desnudo. (60)
Este rechazo y la creciente necesidad de tocar, de amar a Ana, ante la imposibilidad de hacerlo
van creando en Verónica un resentimiento contra su ser, contra su cuerpo. Esto se percibe mejor
cuando va en camino a la casa de su amiga. Se siente rechazada y percibe ese rechazo como una
fealdad física:
comprender que efectivamente era así, que no podía hacer o dejar de hacer nada
Cerpa 79
sabiendo que declaraba vencida una parte de sí misma, tal vez la más íntima, pero
reconociendo a la vez que todavía podía esconderse bajo la carne. En el espejo del
destruirse. De nuevo las manos. De nuevo las piernas. De nuevo una cara que
Verónica desarrolla una propensión hacia la crueldad a partir de sus frustraciones afectivas.
Primero se corta con la navaja de afeitar de su padre frente al espejo y le pide a su hermana
Teresa que haga lo mismo y termina haciéndolo por ella. Después abandona en la calle al perrito
que le regaló Ana y de vuelta en casa piensa en los ojos del cachorro abandonado buscándola y
piensa en sus propios ojos. Es decir que asume el rechazo y opta por ser cruel pues siente que las
personas lo son con ella misma. Descubre que su ser es más fácilmente vulnerado a través de su
cuerpo y este saber lo usará para hacerle daño a Manuel, pero antes descubrirá que lo desea y
tendrá que seducirlo. La construcción del discurso erótico en esta novela se crea en las
obsesiones psicológicas de los personajes que se asustan de sus propios deseos, como el caso de
Manuel, atraído por una niñas deforme; o en el caso de Verónica la obsesión por el cuerpo
hermoso de su amiga Ana la hace verse a sí misma fea y su inseguridad la lleva a odiar su
cuerpo.
Cerpa 80
Enrique Serna es un narrador cuyo humor, a pesar de ser crítico y mordaz, le ha permitido decir
lo que en otro tono sería muy difícil. La contraportada de la novela define la obra como “una
tragicomedia erótica que escudriña los abismos neuróticos del machismo, la dimensión espiritual
del pene con respecto a la voluntad y otros misterios que encierra.” Además de ser un prolífico
cuentista y novelista, Enrique Serna escribe asiduamente artículos de opinión para revistas como
Letras Libres y algunas otras tal como la Revista de la Universidad de México donde apareció en
la erección” en el que se exponen desde un punto de vista teórico los mismos problemas que su
novela como la situación de los tres protagonistas se presentan esbozadas en la siguiente cita del
artículo:
“La autonomía del pene con respecto a la voluntad es un misterio que ha intrigado
a los varones de todas las épocas, en particular a los filósofos interesados en las
conflictivas relaciones del cuerpo con el intelecto. ¿Por qué el hombre no puede
gobernar su órgano sexual como si fuera un brazo o una pierna? ¿Qué imán lo
yergue a nuestro pesar y lo reblandece cuando quisiéramos tenerlo duro? ¿Por qué
avanzado tanto en las últimas épocas, que existe ya una figura emblemática de la
Este artículo es una especie de compendio de la novela que nos permite rastrear su sentido
siguiendo las reflexiones hipotéticas que en la narración corresponden a las características de tres
que padece de impotencia nerviosa hasta que abusa del viagra; y el argentino Juan Luis Kerlow,
un actor de películas pornográficas que domina su pene a voluntad sólo hasta que se enamora y
puede gobernar su órgano sexual como si fuera un brazo o una pierna?” (27) en cierta forma está
perfilando o aludiendo a su personaje argentino, Juan Luis Kerlow quien es nada menos que la
contraparte de esta situación: un hombre capaz de dominar su pene y dominarse a sí mismo con
una habilidad que se enfatiza en la novela por ser inusitada. Juan Luis Kerlow era un estudiante
de ciencias médicas que viaja a Los Ángeles para estudiar inglés, trabaja en un empleo temporal
trabajando en la industria del porno pero siente un gran malestar por haber dejado de lado su
vocación por la ciencia biomédica. Este personaje es presentado como un hombre con una
situación financiera holgada pero a pesar de tener sólo treinta y nueve años está muy lejos de su
mejor época como actor puesto que ya no le ofrecen sino papeles homosexuales o secundarios
que le parecen humillantes porque él sabe que tiene una facultad única en el dominio de su
miembro viril: “El cuerpo nunca me ha vuelto la espalda en un lance amoroso, como pueden
certificarlo más de 1500 mujeres satisfechas en todo el mundo, porque mi pija es un aquiescente
soldado sujeto a mi voluntad. Siempre la tengo parada en el momento oportuno, pero jamás he
una autobiografía que está escribiendo en colaboración con un ghostwriter se explica cómo
empezó darse cuenta de su prodigio: “Cuando yo era un pibe de cinco años alzaba y encogía mi
pija sin recurrir a los tocamientos, como los niños dotados desde la cuna para mover los
cartílagos de las orejas. De haber sabido que estaba haciendo algo extraordinario tal vez me
hubiera inhibido, pero no lo comprendí hasta lo nueve años, cuando ya era un consumado
maestro en el arte de la erección voluntaria” (106). Este soberbio dominio del pene es el caso
narra su situación desde una celda porque se lo ha pedido su psiquiatra, para evitar que se
suicide. No sabremos por qué está encarcelado sino hasta que estemos próximos al final de la
novela, que utiliza muy bien el suspenso. Ferrán Miralles es el personaje con una gama más
hasta un punto trágico, la instancia narrativa ha descargado una fuerte dosis de humor negro en
Cerpa 83
su nombre para caracterizarlo. Ferrán es una variante catalana de Hernán o Fernando pero el
humor de Enrique Serna, así como el contexto temático de la novela, nos mueve a pensar que
está utilizando el nombre con relación a la similitud entre Ferrán y fierro tomando aquí “fierro”
como una alegoría del pene. En cuanto al apellido Miralles, es un anagrama de “millares.” El
nombre “Ferrán Miralles” podría traducirse algo así como el “miembro de las masas” y esconde
una velada referencia a los hombres jóvenes que son usuarios del viagra. Este es el personaje con
pregunta por qué en situaciones inoportunas tenemos erecciones espontáneas o en algunas otras
ocasiones padecemos crisis de impotencia y concluye que estas situaciones en conjunción con
los avances médicos han resultado en la figura posmoderna del pícaro al que él llama “el garañón
de laboratorio” (27)
la impotencia nerviosa a ser un don Juan, en el peor de los sentidos y gracias al viagra. Esto no
será sino hasta que tenga cuarenta y siete años. Por lo cual es un hombre que ha acumulado
mucho rencor contra las mujeres. Desde muy joven padeció una situación traumática que
Deseaba a las mujeres con rabia, pero una mezcla de timidez y miedo al ridículo,
por temor al rechazo: lo que más me acojonaba era la posibilidad de ser admitido
en su lecho. Modestia parte, soy alto y buen mozo, tengo un afilado rostro de
Cerpa 84
mi edad con un porte de atleta. Nunca he sido un tío al que le resulte difícil ligar,
y eso es quizá lo más patético de mi caso, pues con todas las ventajas para ser un
conquistador, jamás tuve el valor de cortejar a las mujeres que hubiera querido
tirarme, para mí un ligue no era la antesala del placer, sino la antesala del infierno,
porque a los 17 años, cuando era un chico vulnerable con los sentimientos a flor
exactamente la opuesta del argentino Juan Luis Kerlow. El actor porno presume tener un
completo dominio de su pene: “Cualquier mujer puede gozar hasta el frenesí cuando el hombre
sabe usar su instrumental” (75). En cambio, con la misma lógica pero en una situación opuesta,
Ferrán Miralles trata de buscar ayuda a su frustración con prostitutas empeorando su autoestima
y su condición:
para lograr que tuviera una precaria erección, y para colmo, la polla endurecida
Necesitaba encontrar putas pacientes y benévolas, porque las arpías del oficio se
Como Ferrán Miralles, el mexicano Bulmaro Díaz también está enemistado con su cuerpo pero
no por los intentos fallidos de su miembro viril sino porque se percibe a sí mismo como
dominado por su pene. Ha dejado su vida en México, su familia, su negocio y sus amigos, por
seguir a Barcelona a una mulata hondureña que canta salsa. Culpa a su miembro viril de tomar
decisiones que lo están arruinando y con una actitud esquizofrénica tiene confrontaciones
Todo le estaba saliendo mal, tal vez porque ahora tomaba decisiones hormonales
en vez de usar el cerebro. Sí, era doloroso pero necesario admitirlo: ya no llevaba
de cólera: por tu culpa voy a perder hasta la camisa. Suelta toda la orina, hasta la
última gota, y mucho cuidado con chorrearme los pantalones. Así dormidito hasta
pareces un niño obediente. Pero yo te conozco bien: como todos los chaparros
Apenas ves pasar un culito por la calle y te pones a gritar órdenes como sargento:
Por qué algunos hombres débiles de carácter subordinan su dinero, profesión y familia a la
voluntad de su miembro viril para obedecer a personas a las cuales no toleran fuera de la cama
(27) Como se puede ver por el caso de cada uno de los personajes aludidos en la cita de Serna
que presentamos al comienza de este capítulo, que son a su vez una manera de representar cierta
problemática erótica del pene, el tema del cuerpo en la novela está enteramente enfocado al
miembro viril. La sangre erguida, es un título tomado de unos versos del oscuro poema “Elegía
rota para un himno” del poeta español Juan Rejano, que aparecen como epígrafe de la novela:
“Aquel torrente quieto de dulzuras/ que el fuego quiso devorar/ aquella sangre erguida delante
del abismo…” (9). Todos los posibles sentidos de este hermético poema han sido dejados de lado
hacia el falocentrismo. El narrador mexicano Eduardo Antonio Parra escribió una reseña de La
es el rol sexual del varón en el mundo del siglo XXI: un mundo bastante más
feminista que el de hace unas décadas cuando, por simple nacimiento, el hombre
recibidas. (90)
Cerpa 87
En la novela el pene es representado como el generador de las motivaciones tanto del cuerpo
como del alma de los personajes. Una idea bastante extendida sobre la masculinidad, según
libido that inhibits rationality and planning” (“Sexuality, masculinity and”). El argentino es
capaz de controlar sus erecciones pero al enamorarse pierde ese poder, o sea que pierde el
control sobre su voluntad; el español, por el contrario, vive una vida de impotencia nerviosa
hasta que se convierte en un monstruoso conquistador donjuanesco abusando del “poder” que le
otorga el viagra; el mexicano es el caso más ridiculizado ya que se presenta como subordinado a
los deseos de su pene, al que no puede controlar. Finalmente, los tres casos no son tan diferentes
como parece ya que en los tres la idea rectora es la misma: la libido masculina, enfocada
enteramente en el miembro viril, domina la voluntad del hombre. Hay una pugna entre la
voluntad, que deriva de las ideas cristianas del libre albedrío, y el deseo de satisfacción
3. El deseo
So wonderful as thirst.
Robert Burton
Cerpa 89
Tanto para el pensamiento religioso como para el filosófico, las ideas en torno al deseo han
ocupado un lugar primordial a lo largo de la historia. Pero es sobre todo en la filosofía y a partir
de ésta y otras ciencias sociales que más tarde en el psicoanálisis el concepto de deseo y su
Hagamos un breve recuento. Eugene Goodheart, en su libro Desire and its Discontent
apunta que “in the struggle between reason and desire, the philosophical tradition from Plato to
Kant has given the prize to reason. Reason ought to rule desire" (1). Sin embargo, el propósito de
Goodheart es dirigir sus reflexiones hacia el periodo moderno donde, a partir de autores como
Dostoevsky y Nietzsche se ha creado una contracorriente que invierte la jerarquía entre deseo y
razón. Estos pensadores han sido una influencia mayor para otros posteriores. Y a decir de
Goodheart, lo que resulta curioso acerca del discurso cultural contemporáneo (en el que Foucault
ha hecho una gran contribución) es que entre el deseo y el poder, es el deseo el término más
término que han hecho las instituciones del poder tales como la iglesia y las instituciones
médicas. Por eso la palabra deseo es tan atractiva para quienes simpatizan con los oprimidos (17)
En la actualidad existe la idea de que el poder ejerce su fuerza sobre el deseo de los oprimidos
para someterlos. Es por esto que el deseo es considerado como un medio hacia la libertad.
El polifacético crítico literario y filósofo de las ciencias sociales René Girard ha propuesto
en sus ideas sobre la rivalidad mimética que lo que determina nuestro deseo no es el objeto sino
Cerpa 90
nuestra celosa competencia por lo que el otro desea (Goodheart 20). Aunque se ha dicho mucho
en torno a la originalidad de esta idea ya Hegel había observado que deseamos el deseo del otro.
La obra del autor de la Fenomenología del espíritu es también una de las principales influencias
distinguió entre deseo animal y deseo humano, Lacan discute las ideas de Freud sobre el deseo y
day was that they tended to confuse the concept of desire with the related
and which abates completely (even if only temporarily) when satisfied. (Evans
37)
El sujeto humano, de acuerdo con esta teoría, nace en un estado de completa indefensión y es
incapaz de satisfacer sus propias necesidades por lo cual depende del Otro para satisfacerlas. Con
el propósito de obtener la ayuda del Otro, el infante debe expresar su necesidad vocalmente y es
entonces cuando la necesidad se articula en demanda: “The primitive demands of the infant may
only be inarticulate screams, but they serve to bring the Other to minister to the infant’s need.
However, the presence of the Other soon acquires an importance in itself, an importance that
goes beyond the satisfaction of need, since this presence symbolizes the Other’s love.” (Evans
37) Es así como la demanda pronto cobra una doble función y sirve tanto como articulación de la
Cerpa 91
necesidad así como una demanda de amor. En cualquier caso, mientras que el Otro puede
proveer el objeto que el sujeto requiere para satisfacer sus necesidades, le es imposible brindar
ese amor incondicional tan ansiado por el sujeto. “Desire is neither the appetite for satisfaction,
nor the demand for love, but the difference that results from the subtraction of the first from the
second” […]. (Evans 37) Así que después de que la necesidad que fue articulada en demanda ha
sido satisfecha, el otro aspecto de la demanda, la ansiedad de ser amado, permanece insatisfecha
Ehsan Azari en “Desire, the Lacan Cogito,” primer capítulo de su libro Lacan and the
his theoretical position about desire in Seminar XI: The Four Fundamental
Como resultado, en esta teoría básicamente tenemos que el deseo es deseo del Otro. “Originally
inspired by Hegel, the Lacanian Other is located in the symbolic as the locus where speech and
the demand of the subject come from. This is the site where signifiers emerge with subject’s
desire and that is, in meantime, the constitutive locus of the unconscious” (Azari 11). Para el
psicoanálisis lacaniano, además, el deseo es la relación que existe no entre el sujeto y la cosa,
Cerpa 92
sino entre el sujeto y la ausencia de la cosa. El objetivo del deseo no es entonces alcanzar la
satisfacción sino generar más deseo. Esto lo expone muy bien Ehsan Azari cuando nos señala
que “There is a correlation between the object and lack. When the object is within reach, we do
not desire it. In other words, we don’t wish to have something that is already in our possession.
This makes desire slip from one object to another, and the object that we are about to possess,
has to be rejected. Such refusal allows fixation to move onto another object” (12).
Por otra parte, así como la significación del cuerpo es simultáneamente social e individual
el deseo también se desplaza entre la vida interior del individuo y su entorno social. Se desarrolla
tanto en la interioridad del sujeto como en su relación con el mundo exterior. Según señala al
respecto en El erotismo Georges Bataille —quien compartió un profundo interés intelectual por
el erotismo así como una amistad propicia al intercambio de ideas con Jacques Lacan —: “El
erotismo es uno de los aspectos de la vida interior del hombre. En este punto solemos
engañarnos, porque continuamente el hombre busca fuera un objeto del deseo. Ahora bien, ese
objeto responde a la interioridad del deseo” (33). Es decir que el deseo puede manifestarse como
literario de las novelas de este análisis. Mostraremos que el sentirse reconocido es una necesidad
común de los personajes en cada novela y también cómo a partir de una percepción de carencia,
que se remonta o arraiga en las relaciones familiares, se desarrolla algún tipo de deseo que se
Sobre el deseo en la obra de Almudena Grandes la observación que mejor sintetiza el tema y
retrata a sus personajes es la de Alicia Redondo acerca de que “la mayor parte de sus personajes
femeninos comparte un fuerte deseo amoroso, ya que sus acciones principales están marcadas
por una búsqueda o búsquedas sucesivas del amor […], ya que el motor fundamental que mueve
sus vidas suele ser la realización de algún deseo erótico” (241). En efecto, las mujeres de
Grandes son personajes en busca de su deseo y la progresión de la búsqueda es lo que los hace
cambiar constantemente. Es el caso de Lulú cuyo deseo erótico es apenas la primera capa de un
deseo que se esconde detrás de otro. En este trabajo mostraremos como el deseo primordial de
Lulú es Pablo y cómo en la construcción del discurso erótico el personaje cambia continuamente
como cambian sus deseos pero directa o indirectamente el eje de su personalidad deseante es
siempre Pablo.
pornográfica y cuenta sus emociones al verla. Hay en ese espectáculo extraño una fuerte dosis de
violencia y de rencor en la narradora. Nos trasfiere a la vez dos realidades contradictorias que se
pornografía y la de la reflexión sobre su propio deseo. Este deseo es presentado por primera vez
Fue entonces cuando deseé por primera vez estar ahí, al otro lado de la pantalla,
barbilla y untarle con su propias babas. Deseé haber tenido alguna vez un par de
esos horribles zapatos de charol con plataforma que llevan las putas más tiradas,
sobre sus altísimos tacones afilados, armas tan vulgares, y acercarme lentamente a
él, penetrarle con uno de ellos, herirle y hacerle gritar, y complacerme en ello,
Para la semióloga Julia Kristeva “desire signifies an unstable and aggressive energy that
disintegrates structure of reason, self, morality, convention, all attempts to contain and fix
reality” (Goodheart 2). Este es el estado en que se presenta la narradora, cuando todavía no tiene
un nombre; cuando no sabemos quién es. La novela en cierta forma es una exploración de las
circunstancias que la han llevado hasta este punto. Un recurso bastante común de la autora es el
de comenzar situando a los personajes in media res. Este recurso de la retórica clásica era el
predilecto de la poesía narrativa o épica que nos ha legado la costumbre de abrir la narración con
el héroe en una situación crítica. Las dudas que nos genera este primer encuentro con el
capítulo siguiente.
El primer capítulo contrasta mucho con el segundo porque tiene un lenguaje obsceno y
preocupaciones de la vida cotidiana, el trabajo, la familia. Lo único que conecta a uno y otro es
la voz narrativa. Esta voz no es muy diferente a un comienzo de novela decimonónica en que se
nos narra, más o menos cronológicamente, la progresión biológica del héroe. Pero Lulú, como la
Justine de Sade, desde el principio será lo que bien puede clasificarse como un antihéroe. Antes
de ser una mujer sádica, en el sentido violento de la palabra, que es el predilecto de los
psicoanalistas y como comienza la novela, Lulú fue una niña inocente y la forma de su incipiente
Cuando volví del colegio, Marcelo estaba en la cama, y Pablo sentado a sus pies.
después del clamoroso éxito obtenido por la edición crítica del Cántico Espiritual,
Antes de que Lulú fuera la mujer perturbada por el rencor, deseosa de participar sexualmente con
sodomitas para penetrarlos de forma humillante con un tacón, era una simple niña enamorada del
amigo de la familia. Cuando Pablo aparece por primera vez quiere ir al concierto de un cantautor
y Marcelo no puede acompañarlo porque tiene una resaca. Entonces Lulú se ofrece para ir con él.
Hace lo que de múltiples formas hará a lo largo de la novela en diferentes edades: “Entonces me
ofrecí, era ya como un reflejo. Improvisé una expresión ansiosa, cerré los puños, intenté que mis
ojos brillaran y repetí como un papagallo [sic] que me encantaría, me encantaría, me encantaría,
Cerpa 96
de verdad que me encantaría ir” (23). El deseo de Lulú empieza a configurarse en torno a Pablo,
pero él todavía no es visto como una otredad deseante. En el concierto Lulú aprovecha que está
siendo estrujada por la multitud para entregarse a su incipiente deseo de estar cerca de él, de una
Desde atrás seguían empujando. El aire se volvió espeso, olía a gente. Pablo me
cogió de las muñecas y me obligó a abrazarle. Tenía que sentir mi cuerpo contra
el suyo, y mi aliento sobre la nuca. Yo estaba bien. Sentía que aquella situación
restregarme contra él. Lo hacía por mí, solamente, para tener algo que recordar de
[…]. (27)
Pablo se da cuenta de lo que siente Lulú y además de propiciarlo sabe sacarle el mejor provecho.
Desde que lo había anunciado, desde que me lo había advertido –vamos a follar,
sin despegar los labios, aguantar hasta el final. Pero me estaba rompiendo.
Dos semanas después Pablo viaja a Filadelfia, sin decirle nada a Lulú, y de esta forma su larga
ausencia produce un fuerte deseo en ella. Cuando Pablo vuelve, después de años, ella se rasura el
universidad para encontrarse con él y complacerlo en todo. En este punto los sentimientos de
Lulú se expresan a la altura de los mejores momentos de Corín Tellado, que con sus miles de
novelas y siendo la autora más leída en lengua castellana merecería un análisis prudente con
respecto al rastro que ha creado en más de una generación de escritores tanto en España como en
Latinoamérica:
por pobre, por mezquino y por patético, existían tantas grandes causas en el
mundo, todavía, pero entonces, mientras me besaba y me mecía en sus brazos, era
Hasta este punto el deseo de Lulú ha sido alimentado por la carencia; es decir, por la ausencia de
Pablo. Tienen un reencuentro sexual cuando él está de vuelta en España y justo cuando ella
espera que Pablo le diga que debe irse, que debe ausentarse de nuevo, él le pide matrimonio. El
deseo de Lulú ya no estará en la ausencia de Pablo, se resignifica. A partir de que viven juntos,
Lulú confunde su deseo por Pablo con el deseo de Pablo. En términos lacanianos se explica
puesto que el deseo es el deseo del Otro: “the Other is a protean and treacherous term. The Other
Cerpa 98
is, for example, now one term in the dialectical couple Subject-Other, now the entire locus or
condition of “otherness” (alterité, hétéronimie) that embraces both terms” (Goodheart 147). Ese
Otro o alteridad girará en torno a Pablo, al deseo de Pablo. Es decir que Lulú confunde su propio
deseo con lo que ella cree que es el deseo de Pablo, porque desea a Pablo.
Siguiendo a los cuentos populares y con una mecánica infatigable y eficaz, Corín Tellado
reservó el matrimonio para el final. De esta manera el deseo genera una tensión que no descansa
hasta el último momento, cuando la unión de la pareja produce en el lector una especie de
catarsis. En Las edades de Lulú se mezclan escenas corporales explícitas imitando la pornografía
con escenas de novela rosa (donde nunca se muestra sino que se sugiere). El resultado es que se
novela rosa convencional, que comparte con los cuentos de hadas las nupcias para el final,
estamos apenas entrando a la mitad de la novela cuando Lulú acepta casarse. Esto es muy
propicio para el proyecto narrativo de la novela puesto que así podrá aparecer la vida erótica de
un matrimonio muy fuera de lo convencional donde Lulú complace en todo los extraños deseos
de su marido. Sin saber en qué consiste ese deseo ella se lo representa próximo a un límite, a “la
raya.” Lulú lo expresa cuando viajan ebrios con el travesti Ely acompañándolos:
Yo dudaba.
raya. En realidad, no sabía dónde estaba la raya. A él parecía divertirle todo lo que
a la cara. Ely me dejó sitio. Estaba sorprendido. Me abalancé sobre él y le metí las
dos manos en el escote. Levanté la vista para encontrarme con los ojos de Pablo
repetí a mí misma, que eso significaba que la raya estaba todavía lejos. (101)
La raya, o el límite en la conducta erótica de Lulú, es establecida por Pablo. Por un lado Lulú
siente la necesidad de complacer el deseo de Pablo y por el otro tiene miedo a disgustarlo, de
cruzar esta raya que representa lo prohibido. La tensión erótica del deseo cambia de rumbo
diametralmente cuando quien sucumbe a un deseo sin límites es Pablo. Presiona a Lulú a
participar en un misterioso juego que resultará ser una orgía. Pero no solo eso, el deseo de Pablo
es que con ellos participe Marcelo, el hermano de Lulú. La atracción erótica entre Pablo y
Marcelo es constante. Los precedentes están rondando desde el segundo capítulo, en la noche de
Moreto cuando Pablo habla por teléfono con Marcelo para decirle que no llevará a Lulú a su
casa. Hay un momento en esa conversación en que Pablo se muestra excitado por las palabras de
Marcelo: “[…] me estas poniendo burro tú a mí por teléfono” (48). Lulú está escuchando la
conversación, en silencio, a su lado. Pablo le dice después de cortar la llamada, cuando está
rasurándole el pubis “[…] creo que nos lo deberíamos montar los tres, tu hermano, tú y yo…”
(55). Cuando finalmente ocurre, la falta moral del incesto trastorna tanto a Lulú que le permite
ver, en una especie de lucidez, que ya no es ella el objeto de deseo de Pablo. Entonces Lulú no
busca más satisfacer el deseo de Pablo sino que al sentirse despreciada y en peligro, lo que desea
cada mañana hasta que me zambullía en ella nuevamente por la noche, hubieran
que jamás crecería mientras siguiera a su lado, y cumpliría treinta y cinco, y luego
sesenta y seis, la edad de mi madre, y no habría llegado a crecer nunca, sería una
niña eternamente, pero no una hermosa niña de doce años, como cuando vivíamos
infinita. (227)
El deseo de Lulú de no ser como la madre equivale al deseo de crecer, de conocer otras
experiencias. Esto la llevará a explorar nuevos rumbos eróticos sin Pablo pues Lulú ha entrado
en un estado de Melancolía. Slavoj Zizek confirma siguiendo a Lacan que “the melancholic is
not primarily the subject fixated on the lost object, unable to perform the work of mourning on it;
he is, rather, the subject who possesses the object, but has lost his desire for it, because the cause
which made him desire this object has withdrawn, lost its efficiency (“5. Troubles”).5 Su deseo
5
Sin página en internet.
Cerpa 101
estado de melancolía se evidencia cuando sale con su amiga de la infancia, Chelo, a beber, comer
y “ligar” pero la velada les entristece. Ella se encuentra en una situación inestable. Sabe que no
quiere estar con Pablo pero no sabe como estar sin él pues Lulú confunde a Pablo con su propio
deseo: “Beber sí bebimos, pero nos dio triste, una borrachera llorona y triste. Chelo no sabía que
iba a hacer con su vida si suspendía las oposiciones, después de tantos años. Yo había
abandonado a Pablo para disponer de la mía, de mi propia vida, y ahora tampoco sabía qué
hacer con ella” (Énfasis mío, 71). En estas circunstancias encuentra la película pornográfica con
velada, la toma prestada y se va a casa ante las reiteradas insinuaciones lésbicas de su vieja
amiga.
Nos encontramos ahora ante un círculo que se cierra y nos devuelve a la mujer que vimos
en el inicio de la novela. Una mujer melancólica, llena de violencia y rencor mirando una
película pornográfica que sirve de modelo para nuevas experiencias eróticas, particularmente
homosexuales, después a pagar por verlos tener sexo. Luego a participar con ellos y con otros y
con otros hasta describirlo como un vicio. La narradora se plantea lo siguiente en un momento de
reflexión y lucidez:
las oscuras, febriles noches que sucedieron a aquella primera noche, qué sacaba
yo en claro de todo aquello, que me daban ellos, más allá de la saciedad de la piel.
Cerpa 102
Seguridad.
pesar de intuir su origen, “el derecho a decidir.” Esto es, revelarse como un sujeto deseante en un
contexto donde la mujer es objeto del deseo masculino y está subordinada a él. Por eso ella
sino pagando por ser complacida al subordinar cuerpos masculinos. Aunque su emulación del
poder no invierte tanto como desestabiliza la economía simbólica del poder patriarcal el
resultado es ambiguo al punto que ella misma califica el proceso de su maduración como un
espejismo. Esta situación no dura mucho; la narradora cae víctima de sus propios deseos en el
mundo del hampa pero será rescatada por Pablo. Es decir se convertirá de nuevo en el objeto de
En “La última noche que pasé contigo: El crucero del placer y los excesos dionisíacos” Irma
López ha observado con respecto al bolero en la novela que “El discurso mundano que compone
a este tipo de música actúa como campo magnético que conjuga la soledad e ilusiones amorosas
con sus deseos íntimos más secretos” (138). La novela articula el discurso del deseo en torno al
bolero pero ¿cuáles son los deseos más secretos, los más íntimos deseos de los personajes?
Cerpa 103
Consideremos lo siguiente: De acuerdo a la teoría lacaniana, como hemos visto en el inicio del
porque su objetivo no es la satisfacción sino general más deseo. “Desire is always ‘the desire for
something else’ […], since it is impossible to desire what one already has. The object of desire is
rastrearemos los desplazamientos metonímicos del deseo en Fernando para encontrar la fuente o
Nuestro análisis del cuerpo ha mostrado que tanto Celia como Fernando entran en un
apetencia erótica. Inicialmente Celia aventaja a Fernando quien está pasando por un proceso de
aceptación del matrimonio de su hija Elena. Percibido por él como una pérdida, como una
muerte. Cuando Fernando decide ir a buscar a Celia a la piscina, su esposa ya tiene una nueva
amiga que, según dice Fernando a partir de su primera impresión: “Se llamaba Julieta, un
nombre muy difícil de llevar si se tienen más de treinta, cuanto más si se es una mujer madura,
relativamente madura, porque esta no era tan vieja como me había figurado de lejos, era más
joven que Celia y probablemente más joven que yo, tenía un rostro lozano, con una expresión
mordaz que no acababa de encajar en ese entorno de cabellos blancos” (Énfasis mío, 33). A la
distancia él cree que la mujer es más vieja de lo que después le parece. Aunque como veremos
Fue sin querer pero me detuve allí, en sus muslos gruesos, bastante firmes por lo
que se podía ver, ligeramente abiertos, de modo que era imposible no reparar en
ese lunar, una de esas manchas color marrón subido, del tamaño y forma de una
En la medida en que ellos van creando una relación de intimidad como amantes, Fernando
paulatinamente deja de lado la relevancia del lunar que solo se menciona un par de veces y en
cambio la cabellera blanca es una constante en el incremento del deseo que Fernando siente por
ella:
Todavía me costaba creer que bajo esa dulce cabellera anidaran pensamientos tan
torcidos. Era un enigma esa mujer, porque, después de todo, también era algo
porquerías que me soplaba al oído, nadie me había hablado nunca como ella,
impresión y aunque el sintagma “cabellera blanca” se sigue alternando, es importante notar que
hay una tendencia de esta voz narrativa, es decir del personaje narrador que es Fernando, por
Cerpa 105
más rejuvenecido. En la isla Guadalupe tienen un encuentro sexual en las calles en el cual
Fernando encarna su fantasía de imitar la conducta sexual de los animales, esta vez la de los
cerdos. El caso es que Julieta hasta entonces ha estado a la altura de sus “perversiones.” Para
nada se comporta como una anciana sino que esto es percibido así en la imaginación de
Fernando. Después de la Guadalupe, él se sale a escondidas del camarote y va a ver a Julieta para
pedirle que realice otra de sus fantasías. Ella se niega al principio y le pregunta sobre lo que le ha
dicho a Celia para dejar el camarote a lo que él le responde: “¿Qué iba a decirle si me sorprendía
en ese momento, a las tres y media de la madrugada, metido en el camarote de una arpista, una
mujer que ya peinaba muchas canas, una señora mayor que sólo había venido en este barco para
poder gozar, para poder mentir y para conocer de frente la Marie Galante?” (Énfasis mío, 130).
Lolita, pero habría que tener cuidado al negar su parentesco literario. Lolita es uno de los
clásicos del erotismo más predominantes y su influjo ha tocado la pluma del escritor Mario
Vargas Llosa quine a su vez es uno de las mayores clásicos contemporáneos en lengua española.
Nabokov. Esta es una novela breve de carácter incestuoso que se funda en la relación de
Fonchito, una especie de “Lolito,” y su madrastra, doña Lucrecia. Aquí el genio del escritor
peruano operó a partir de la inversión del inusitado clásico de Nabokov pues el menor no es de
género femenino sino masculino. Ahora bien, en La última noche que pasé contigo hay de
Cerpa 106
manera semejante una mínima inversión a partir de la cual se crea un mundo distinto. Fernando
no está fascinado por las “nínfulas” o púberes preadolescentes sino, por el contrario por las
Jamás me gustaron las jovencitas, ni siquiera cuando tenía edad para que me
gustaran. Celia, por ejemplo, me llevaba tres años, y era de las mujeres más
jóvenes que había tenido en mi vida. A los dieciocho me enredé con aquella dama
que había nacido el mismo año que mi madre. Y a los veinticinco, pocos meses
antes de casarme, estuve a punto de tirarlo todo por la borda a causa de una
Además de su pasión por los amores de edades contrastantes y un sutil genio para hacer el
ridículo involuntariamente, Fernando comparte con Humbert Humbert una desmesurada pasión
aventura con Julieta. Redirijamos la atención hacia el proceso rejuvenecedor de Fernando al estar
con su amante: “[…] entonces le confesé que la emoción de verla devorar los sushis me había
excitado hasta tal punto, que eyaculé, como quien dice, a cappella, prescindiendo de todo, como
un adolescente. Peor que eso, añadí, porque en mi adolescencia nunca me desfogué de esa
manera” (Énfasis mío, 161). La confesión de Fernando toma lugar hacia el final de la novela
donde él se ha embriagado tanto de erotismo como de alcohol hasta perder el sentido. Cuando
despierta está en el camarote con su esposa, Celia, sin saber que ha pasado. Entonces recuerda un
Cerpa 107
sueño en el que se superponen las figuras de su amante con la de su abuela, la bella Ángela, de
quien heredó el gusto musical por los boleros y el clima de erotismo expansivo que genera la
Cerré los ojos y me acordé de la bella Ángela. Me acordé porque quise, porque
boleros. Entonces caí en la cuenta de que todo buen sueño tiene su doble código,
su mala espina, su lado oculto. “Te traigo una carta”, le dije a la abuela, pero
El sueño le revela a Fernando su verdadero deseo. En la primera impresión que Fernando tiene
de Julieta considera que ella es más joven de lo que parece. Luego la ve como una mujer
relativamente madura con “cabellos blancos.” Pasa posteriormente a la descripción afectiva que
en él genera la cabellera blanca: “esa dulce cabellera” y la gradación progresa para hacer parecer
a Julieta con más edad: “una mujer que ya peinaba muchas canas, una señora mayor” (130). En
Humbert, tan patético como irrisorio: “Le conté que Julieta tenía el pubis canoso, en realidad casi
blanco, era como el pubis de una ancianita, como violar a la propia abuela" (Énfasis mío, 189).
La instancia narrativa no privilegia la paidofilia (lo cual es muy común como se puede ver en
Las edades de Lulú o en Versiones de Teresa e incluso en La sangre erguida) sino por el
Cerpa 108
contrario prefiere poner la carga erótica en la gerontofilia y crear así una alternativa en el manejo
del deseo en la narrativa erótica. Otro punto importante para entender los artificios de esta novela
en el proceso en el que él cree que desea un objeto cuando en realidad desea otro, la abuela es
también el mundo del bolero puesto que es la música que ella escuchaba cuando recibía a través
de Fernando las cartas de su amante. En decir que para Fernando la abuela representa a través del
Como vimos en el capítulo 2 tanto en Animal Tropical como en la Trilogía sucia de la Habana
hay una animalización de los personajes que pone en evidencia la constante necesidad, que a
veces resulta inaplazable, de satisfacer los apetitos así como una fuerza vital que busca
sostenerse a sí misma para no perecer. Un fuerte impulso por sobrevivir cuyo resultado es la
búsqueda constante de comida, sexo y drogas. En la trilogía no hay una frontera clara entre la
situación de la trilogía:
series of vignettes. The average vignette finds Pedro Juan waking up, trying to
figure out what to eat, hearing his many neighbors fight or have sex, or both. He
eventually finds either food or a sexual partner or rum or weed to smoke. The
highest points, of course, are when he finds all four at the same time, but that does
not happen very often. For the most part, however, the search for these various
forms of gratification ends in encounters with a cast of neighbors that are dirty,
Los acontecimientos diarios de la situación tan desesperada del llamado Periodo especial en la
isla fueron la materia prima para la escritura de la trilogía. En la obra de Pedro Juan Gutiérrez
hay la constante necesidad de “gratificaciones,” como las llama de Ferrari. Estas necesidades
imprimen un estilo erótico muy poco convencional porque son todo lo opuesto al refinamiento de
los sentidos con que podría asociarse el erotismo en otros contextos. El erotismo de Pedro Juan
caótica de la década de los 90, como lo expresa el autor en una entrevista con Lori Oxford:
hay gas ni recogida de basura. Naturalmente empiezan las ratas y las cucarachas y
Malecón, pidiendo libertad y al día siguiente la respuesta del gobierno es abrir las
Trilogía sucia en septiembre del 94. Ya estaba hasta los cojones. Pero como yo no
me iba a buscar una balsa para irme, como yo tenía mis hijos, que tengo sentido
de responsabilidad paternal y familiar muy grande. Soy así, esto forma parte del
que eso sea algo bueno. Entonces mi respuesta es en septiembre del 94 empezar a
escribir estos cuentos desesperados pero sin saber lo que estaba haciendo. No
alimentos y de sexo. Una vez satisfechas estas necesidades, para el narrador personaje la
escritura se convierte en el sentido de esa supervivencia en medio del caos. Tanto las necesidades
biológicas o apetitos del cuerpo como la escritura están relacionados con una fuerza vital. Desde
una perspectiva lacaniana la diferencia es que “‘Desire begins to take shape in the margin in
which demand becomes separated from need’ […]. Unlike a need, which can be satisfied and
which then ceases to motivate the subject until another need arises, desire can never be satisfied;
it is constant in its pressure, and eternal (Evans 37). Podemos decir que la necesidad es la
apremiante búsqueda de satisfacer los apetitos biológicos, que la demanda es la escritura y que el
deseo profundo es sobrevivir. Pedro Juan Gutiérrez hace constantes asociaciones y analogías
entre vivir y escribir. Veamos un ejemplo de meta escritura tomado de Animal tropical:
6
Guillermina de Ferrari los llama “vignettes”; por mi parte, yo los considero híbridos del diario íntimo y la crónica
periodística que cada vez más se aproximan a la estructura del cuento. “Los hierros del muerto” que está en la última
colección de la trilogía, Sabor a mí, por ejemplo, es un cuento en toda la extensión de la palabra. Pero como éste,
hay apenas dos o tres casos más. El resto ciertamente se parecen viñetas.
Cerpa 111
con un futuro absolutamente incierto e impredecible. […] Unos pocos años atrás,
vertical. Así no podía madurar. Vivía en una jaula como un bebé al que protegen
y aíslan para que jamás endurezca sus músculos y desarrolle su cerebro. Todo se
desmoronó delante de mí. Dentro de mí. Con mucho estruendo. Y estuve al borde
Este impulso en que se relacionan hasta confundirse el acto de escribir con el de vivir, en la
novela se manifiesta en torno a la figura erotizada de sus dos amantes: Gloria, la amante cubana
tropical.
emborrachamos.
–Gloria dice lo mismo. Eso afirman siempre las grandes pecadoras. (207)
“La amante sueca” es precisamente el capítulo de la novela de donde ha sido extraído el diálogo
anterior. Aquí la autoreferencialidad es una especie de juego erótico. En Animal tropical el deseo
de Pedro Juan trasciende la necesidad biológica del apetito sexual tan apremiante en la trilogía.
Ya que en la novela las necesidades básicas están cubiertas, el deseo se manifiesta más centrado
en la escritura. El deseo de escribir está tan fuertemente erotizado que es descrito en la entrevista
Tienes que pensar muy bien lo que vas a escribir, y ya finalmente cuando vas a
escribir, ya está todo ahí. Hay que pensar mucho. Lo importante no es la escritura.
La escritura es como el acto sexual, ¿no? que el orgasmo dura cuatro segundos.
Lo importante son los juegos preliminares. Puedes estar una hora jugando, dos
largas sesiones de sexo con Pedro Juan, pidiéndole que la preñe, que sea su macho. Y lo que
Pedro Juan quiere con su escritura es capturar la vida, la porción de vida erotizada que cabe en
una novela. Su deseo es escribir la vida erótica de sus amantes. Gloria está relacionada con todo
lo que es vida y como tal con la escritura misma. Al final de la novela Pedro Juan se muda a las
momento tengo listos los sedales y los anzuelos para irme a pescar. Desde aquí
Pedro Juan desea sexualmente a sus amantes y las ama por su capacidad de erotizarlo. Y al
sentirse tan atraído por ellas todo cobra una magnitud erótica, cada momento, cada acto, cada
palabra. Su deseo es que lo más cotidiano y pasajero de la vida quede como un orgasmo perpetuo
en su escritura.
Cerpa 114
J. Ernesto Ayala-Dip ha escrito que Versiones de Teresa “es un poema sobre el deseo.” Andrés
Barba ha logrado la proeza de escribir una novela de hondo lirismo con solo dos personajes pues
el protagonista, Teresa, es pese a todo un ser hermético. La novela se sostiene sobre los hombros
profundidad sicológica de estos dos personajes la que infunde el sentido, los múltiples sentidos
de la obra y ambos son personajes deseantes. El deseo en Manuel nos lleva necesariamente a la
seducción, que analizaremos más adelante para enfocarnos ahora en el deseo de Verónica. El
primer recuerdo que Verónica tiene de su propio deseo es ambiguo. En el segundo capítulo de la
novela ella recuerda que hace tres años, cuando ella tenía catorce se la llevó a su hermana Teresa
a su habitación y sintió la necesidad de cortarse con la navaja de su padre. Le pide a Teresa que
haga lo mismo y finalmente ella corta a su hermana menor. Esta es la revelación del deseo
naciente en Verónica, un deseo que ella atribuye a lo que ama y que la lleva a destruirlo.
materializando en Ana, la desea intensamente en la misma medida que ella la rechaza. Mientras
Verónica ayudaba a Ana con el parto de su perra Roma, “Volvía a desear no compartirla con
llegar a con ella, en el espejo del ascensor del edificio, ha sido una confirmación de su deseo de
destruir cuando se aproxima o está ante lo que ama: “En el espejo del ascensor se vio ridícula;
pálida y desmañada como un espantapájaros, y deseó destruirse. De nuevo las manos. De nuevo
Cerpa 115
las piernas. De nuevo la cara que parecía esculpida a cincelazos apresurados; caballuna” (35). Su
deseo gira en torno a Ana hasta que se percata de un cambio radical en Teresa.
Después del campamento de verano al que acudió Teresa, Verónica observa que su
hermana se muestra inquieta cuando en la televisión alguna pareja se besa y más extrañamente
aún empieza a hacer algo que antes jamás había visto en ella, se masturba: “Desde que Teresa
había regresado del campamento cada vez que veía a dos personas que se besaban en una
madre–, eso no, Teresa, eso sí que no’)” (55-56). Como consecuencia de esto y en conjunción
con el nuevo cachorrito que Ana le ha regalado a Verónica, a ésta le parece descubrir algo nuevo
en Teresa o más aún le parece que se encuentra en presencia de una nueva Teresa:
Desde que se lo puso [el cachorro] aquella primera tarde en las manos a la nueva
Teresa, aquella chica distinta que era desde que regresó del campamento de
despertaba ahora ante estímulos ante los cuales no había sentido antes ningún
interés, y que se hacía especialmente claro con la inclusión de ese nuevo ser en la
casa. (55)
Junto a este nuevo comportamiento de Teresa, Verónica siente una gran necesidad afectiva y se
lo atribuye al deseo que siente por Ana. “Deseaba tocar y sentir. Necesitaba tocar y sentir. Era
una necesidad de una simpleza tan arrolladora que cuando vio de verdad a Ana casi le costó
esfuerzo levantarse del poyete en el que se había sentado, frente al portal” (61). Pero su deseo
Cerpa 116
cambia de rumbo bruscamente cuando descubre a quien ha despertado a esa nueva chica que es
Teresa.
En el Festival de Otoño, donde Teresa baila junto con otros niños disminuidos, frente a
sus familias, Teresa se detiene de manera desconcertante en medio de su acto y mira a alguien en
el público. “Teresa dejó de moverse y de cantar, y se quedó mirando fijamente a uno de los
habían sido una elección sino una imposición” (83). Siente entonces una rivalidad contra su
propia hermana pues en ese momento Teresa “se convirtió en algo más parecido a una enemiga
que a una hermana” (83). A partir de este momento Verónica deja de pensar en Ana y empieza a
cuestionarse cada vez quién es ese chico. “Verónica pensaría mucho tiempo después que tal vez
fue aquello lo que misteriosamente creó un vínculo definitivo entre los tres: la dependencia. La
Verónica sospecha que algo ha sucedido entre su hermana y Manuel. “Esto resultaba muy
claro. Que algo había sucedido ya entre Teresa y aquel chico, que alguna barrera, nunca antes
traspasada en su hermana, lo había sido con él de alguna manera” (86). Verónica quiere saber
qué ha pasado y enfoca su deseo hacia ese saber que presiente materializado de algún modo en
Manuel. Por eso quiere verlo, hablar con él. “Tal vez fue aquello lo único que la impulsó a
seguirle; la envidia de aquél saber” (87). Verónica no sabe qué desea pero su envidia le indica
que puede obtenerlo a través de su hermana Teresa. René Girard ha llamado a este
party who gives value to the objects. This third party is usually the one who is
define prohibitions in light of this extremely significant fact: our neighbor is the
model for our desires. This is what I call mimetic desire. Mimetic desire does not
always result in conflict, but it frequently does so for reasons that the tenth
neighbor is one he intends to keep for himself, to reserve for her own use; she will
Verónica no entra en conflicto con su hermana por la situación especial de Teresa. Es imposible,
por su hermetismo, saber en realidad hasta qué punto Teresa es capaz de entender lo que pasa en
advierte que irá a ver a Manuel. Le pide permiso para verse con él. Cuando posteriormente se
encuentran Verónica y Manuel, ella descubre en su mirada el deseo por Teresa y quiere
apropiarse de ese deseo. Lo logra precisamente hablando de Teresa pues Manuel cae en la cuenta
de que ellas dos se parecen mucho y entonces Verónica logra su cometido. “Había descubierto
cómo era el deseo carnal de un hombre y que era lo que buscaba. Ahora estaba contenta de ser
deseable. Pero el sencillo deseo de Manuel la habría horrorizado. Quería respeto, pero no un
respeto que fuera sencillamente respeto, sino uno que de alguna forma pudiera integrarse en el
El deseo de Verónica comenzó como una necesidad de destruir debido a que se sentía
frustrada por el rechazo de Ana y después fue cambiando hacia ese algo indefinido que hacía
más feliz a su hermana menor, Teresa, a quien encontró más afectiva. Presintió que había un
saber en esa nueva Teresa y deseó ese saber. Esto la llevó a Manuel, quien a su vez le reveló lo
que es el deseo carnal de un hombre. Ella quiso ese deseo y quiso también respeto por su
persona, respeto combinado con un deseo hacia su cuerpo. Quería vencer el rechazo de Ana que
le hacía verse a sí mima fea, ñoña, indeseable. Lo que en realidad quería era saberse reconocida.
ciudad de Dios de San Agustín en la escritura de su novela La sangre erguida. La respuesta del
novelista se centra en la relación entre voluntad y deseo; en cómo para su juicio el uso del viagra
en la época moderna, ha vuelto a crear la ilusión de que la erección puede ser algo
volitivo, según San Agustín esto ocurría en el paraíso terrenal, decía que Adán y
Eva eran cuerpos espirituales inmunes al deseo, entonces, el padre Adán podía
mover su pene a voluntad -como se controla un dedo, un brazo o una pierna-, pero
al morder la fruta prohibida, Adán pierde ese don y queda condenado a que el
En la novela de Serna, cuyo erotismo está siempre anclado a la ironía, los personajes viven en un
mundo en el que el dominio de sí mismo es equivalente al dominio del pene y viceversa. Perder
el control sobre el miembro viril es entonces caer presa del deseo. El más claro ejemplo de la
hombre casado y padre de dos hijos, queda perdidamente obsesionado con una cantante. Pero no
por su voz sino por su físico: “Romelia apareció en el escenario del bar Nereidas, un tugurio más
bien vulgar para recibir a una embajadora del paraíso, y se irguió para rendirle honores, como las
serpientes al oír la flauta del encantador. Era una pantera de ojos verdes, con facciones de blanca
y cuerpo de negra, que derrochaba en las tablas un garbo natural aprendido en los malecones”
(13). Bulmaro Díaz se divorcia de su esposa y se aleja de sus hijos por estar junto a esta mujer,
donde ella tiene un modesto empleo de cantante. Es decir, Bulmaro está subordinado por
completo a su deseo.
Bulmaro está constantemente debatiéndose entre dos polos, por un lado necesita alejarse
de esa mujer que lo tiene completamente dominado y por el otro es incapaz de distanciarse de
ella porque con una actitud esquizoide culpa a su pene por dominarlo e impedirle recobrar la
cordura. Los deseos del miembro viril de Bulmaro corresponden a las capas más profundas del
subconsciente. Es decir, a sus necesidades inmediatas. Y sin embargo la paradoja del deseo es
reconocimiento social pues la considera tan deseable que por el estado metonímico del deseo él
Cerpa 120
mismo se siente privilegiado. En Barcelona está siendo perseguido por la justicia y se debate por
regresar a México abandonando a Romelia. Tiene entonces una de sus constantes discusiones
con su miembro viril, que le dice “No le tienes miedo a la policía, le tienes miedo a ella porque
es demasiada mujer para ti […]” (104). También Juan Luis Kerlow, el actor porno, nota la
belleza de Romelia y se lleva la impresión de que Bulmaro está celándola de manera obsesiva:
“Interrumpió su cavilación la llegada de los amigos de Laia: una mulata imponente, con un trapío
de reina antillana, y un cuarentón moreno de hombros caídos, con largos bigotes de morsa que
miraba con recelo a todos los clientes encandilados por el culo de su mujer” (110).
Aunque podría parecer que Bulmaro está molesto porque los otros hombres no pueden
evitar mirar a su mujer, es en realidad este factor el que la hace tan deseable para él. O sea que el
hecho de ser deseable para los demás la vuelve deseable para sí mismo. Según Dylan Evans, este
es uno de los múltiples sentidos en que se puede interpretar la ambigua sentencia de Jacques
Lacan: “Desire is desire for the Other (playing on the ambiguity of the French preposition de)”
(38). La polisemia de la frase en francés se conserva en español: “el deseo es el deseo del Otro.”
En este sentido Bulmaro Díaz se siente admirado por los otros hombres que admiran a su mujer.
Tiene lo que los otros desean, se siente poseedor del deseo del los otros. Romelia observa esto
mismo pero dándole un pequeño giro, al decirle a Bulmaro que otras mujeres lo miran porque él
anda con una mujer guapa. Se encuentra celosa porque cree que Bulmaro se aprovecha de su
–No te hagas pendejo, sabes muy bien que ser mi pareja te da prestigio entre las
mujeres. Ahora las chicas te voltean a ver en todas partes porque vas conmigo.
Somos así, nos gusta un tipo cuando lo vemos con una mujer guapa. (143)
Uno de los mayores logros de la novela es su estructuración. Lo que le pasa a alguno de los
protagonistas en algún momento también le pasa a otro. Juan Luis Kerlow es el caso contrario de
Bulmaro. Él es un hombre con pleno dominio de su miembro viril y por tanto de su voluntad. Sin
embargo esto no significa que pueda estar fuera de las garras del deseo. Es un hombre que se
encuentra en la etapa final de una carrera como actor de películas pornográficas y aunque tiene
dinero suficiente y mujeres extraordinarias que incluso le pagan por ser sus amantes está
Le dolía tener que observar los grandes saltos de la ciencia desde su modesta
moral para seguir una carrera que exigía demasiados renunciamientos, había
bien. Lo que está oculto detrás de ese deseo es la aprobación de sus padres. Como el mexicano
Bulmaro Díaz, el sofisticado argentino también necesita la admiración de sus actos, necesita que
reconocimiento con sus dotes extraordinarias de actor de películas pornográficas y se siente tan
seguro de sí mismo que es capaz de seducir a cualquier mujer. Sin embargo esas mismas
características que deberían hacerlo feliz lo hacen sentirse frustrado porque ha decepcionado a
Cuando les dijo que se quedaba en Los Ángeles para trabajar en la industria del
porno deglutieron el trago amargo sin reproches moralizantes. […] No dijo a sus
padres que había dejado la universidad, pero ellos lo adivinaron cuando omitió el
Navidad, cuando fue a visitarlos forrado de plata y quiso regalarles una camioneta
creyentes aun en las utopías de cambio social, la etiqueta con signo de dólares que
le colgaba del cuello no era un toque de distinción. Desde entonces, resentido por
Cerpa 123
En apariencia el deseo de agradar a los padres se opone a las motivaciones eróticas de Juan Luis
Kerlow pero en realidad es lo contrario. Viaja a Barcelona porque el productor de “un cine porno
con dignidad artesanal” aprecia las facultades de Kerlow como artista (56). Esta primera
pone en contacto con la lengua de su abuela que era catalana. Visita parientes que hablan en
catalán y recuerda que su madre le cantaba canciones de cuna en esta lengua. A los parientes no
puede decirles que es un actor porno y que está en Barcelona para filmar cinco películas así que
se inventa la personalidad que hubiera querido tener para agradar a sus padres. Les dice a sus
Inmediatamente ellos empiezan a decirle que debería casarse con una catalana guapa y decente.
Están anticipando su propio deseo pues comportándose como ese alter ego, como el hombre que
quisiera haber sido para agradar a sus padres, es como conoce a Laia. Se enamora con tal
intensidad de ella que pierde todas las facultades que lo convirtieron en un actor porno, como el
dominio de su miembro viril. Al comenzar las filmaciones de la primera película descubre que le
ocurre lo que jamás le había ocurrido en su vida, pierde la capacidad de dominar su pene.
Descubre entonces que está enamorado de Laia, que ya no quiere estar con otras mujeres, que ya
controlarlo. Es decir que se encuentra dominado por el deseo. Hay un punto en el que el deseo
Queridos viejos:
Me ha pegado tan fuerte el amor que he decidido retirarme del cine porno y
fósil. Tengo pensado vender mi departamento en Los Ángeles para comprar algo
acá en Barcelona. Mi novia se llama Laia, tiene 24 años y estudia Historia de las
Religiones. Es preciosa por dentro y por fuera, una muchacha sencilla con porte
su mujer, pero estoy más feliz que nunca. Con decirles que hasta me ha dado por
Laia representa la posibilidad de vivir la vida a la que renunció por ser actor porno. Es una mujer
decente, intelectual, comparte la misma identidad de origen que la familia materna y será su
esposa. Encarna todas las características que los padres consideran deseables para su hijo. Antes
había preferido ir lo menos posible a la Argentina y en la carta anterior planea pasar el verano
allá. Es decir que al igual que pasa con Bulmaro Díaz, quien siente que tiene en Romelia lo que
los otros desean, Juan Luis Kerlow ve en Laia la posibilidad de reconciliarse con su vida
familiar. Por eso él desea escapar de la industria porno, por eso él desea escapar del deseo y
abomina de su vida pasada. Sin embargo es imposible escapar del deseo pues cuando se enamora
de Laia cambia las motivaciones de su deseo que ahora dejan de ser egoístas. No es Laia en sí
misma la que despierta el deseo en él, sino las relaciones que se establecen en torno a su
4. La transgresión
Georges Bataille
The limit and transgression depend on each other for whatever density of being they possess: a
limit could not exist if it were absolutely uncrossable and, reciprocally, transgression would be
Michel Foucault
Cerpa 126
En cierto imaginario del hombre el origen de la humanidad está relacionado con la desobediencia
ya sea de héroes fundacionales como Prometeo o con la transgresión como ocurre con Adán y
Eva en libro del Génesis. Se ha observado que para preservar el orden social las dos mayores
humanidad que
At the centre of the many misuses of sex rejected by every society as being bad
death, we find the prohibition of incest. But incest is not necessarily the primal
crime in the eyes of every society; in ancient Rome or China, for instance, this
En todas las sociedades la sexualidad está regida por normas de conducta que funcionan como
sanciones y prohibiciones así como hay también prescripciones de orden erótico. Goldelier le
sigue el rastro a la cuestión de por qué la sociedad prohíbe ciertas costumbres sexuales en favor
de otras y observa que en su intento por lograr una respuesta autores como Morgan, Tylor,
Westermarck, Durkeim, Freud, Lévi-Strauss, y a partir de ellos muchos otros, han indagado en
los orígenes del tabú del incesto. Entre las conjeturas más destacadas tenemos las de Freud y
Lévi-Strauss. Mientras Westermarck proponía una aversión natural al incesto, Freud en cambio
se inclinó hacia la observación de Frazer “we ought rather to assume that there is a natural
Cerpa 127
instinct in favour of it, and that if the law represses it, as it represses other natural instincts, it
does so because civilized men have come to the conclusion that the satisfaction of these natural
Darwin y expone en Tótem y tabú (1913) que en los albores de la humanidad una horda
primordial estaba compuesta por un macho dominante que poseía a todas las hembras. Los hijos,
celosos, se conjuraron para matar al padre y comerlo con el propósito de acceder a los privilegios
sexuales que poseía el patriarca pero una vez que han logrado juntos sacrificarlo se encuentran
con que cada uno se ha vuelto rival de todos. Cada cual desearía, como su padre, poseer a todas
las hembras; sin embargo, es necesario contenerse para que el nuevo orden no sucumba en una
batalla de todos contra todos y finalmente deben renunciar a las mujeres por las que sacrificaron
al padre. El resultado es, entonces, doblemente significativo: por un lado surge la prohibición del
mujeres; además, al haber matado y devorado al padre para ser como él, surge el primer
sacrificio ritual que al cabo hará más poderosa a la figura patriarcal a la cual se le rendirá culto
por medio de un tótem que a la postre tendrá asignado algún elemento o animal como sustituto
Freud ha querido representar con esta teoría el surgimiento de la cultura a partir de una
Explaining all human religions by the primordial murder of the father, the
memory of which lies buried and unknown in the unconscious of every individual
while acting on the ‘mass psyche’, shows the extent to which Freud’s explanation
La gran aportación de Freud en este terreno es, según anota el mismo antropólogo, hacer
evidente que lo que se reprime no se suprime, que no desaparece sino que continua existiendo y
se manifiesta en otra forma socialmente aceptable; con esto, nos dice, “Freud advanced the
Por otra parte, en su busca de las estructuras elementales del parentesco, el antropólogo y
del incesto y el surgimiento de la humanidad. Para él esta prohibición no solo es la condición que
también cuando la humanidad emerge de su estado animal por medio de las alianzas que forman
los diferentes grupos a través del intercambio de palabras, mujeres y bienes materiales. Para
Freud los sucesos de la horda primordial fueron reales; en cambio Claude Lévi-Strauss no los
discute, puesto que “he considers them to be the result of an ancient dream present in each of us,
which is ‘the permanent expression of a desire for disorder, or rather for a counter-order’”
La observación anterior nos remite directamente a Georges Bataille, una figura capital en
el ámbito de la transgresión. Chris Jenks afirma sobre él que “Although he could claim no
monopoly over the term, his work, perhaps beyond all others, is closely associated with the
concept of transgression” (87). La obra capital del polígrafo francés es L’Erotisme de 1957; libro
cuya primera parte se desplaza en torno a sus reflexiones no dialécticas sobre lo prohibido y la
transgresión. En oposición a los surrealistas y mediado por Roger Caillois y Pierre Klossowski,
la reinterpretación que hace Bataille del Marqués de Sade lo llevará a descubrir la fuerza y el
Según Bataille, pese a todo no hay retorno al estado primigenio. El hombre ha perdido su
mundo de la ley, en un ser discontinuo por estar separado de la continuidad que es la naturaleza.
animalidad latente sino una confrontación con lo sagrado al sentir de nuevo que forma parte de la
continuidad, de la naturaleza.
zoofilia, necrofilia e incesto son los temas más obscenos sobre los cuales se construye la
transgresión. Generalmente el tema afecta el plano de las acciones de los personajes pero sólo en
El primer capítulo de Las edades de Lulú es una descripción pormenorizada del impacto que
trío compuesto por una mujer y dos hombres: “La carne perfecta, reluciente, parecía hundirse
satisfecha en sí misma sin trauma alguno, sujeto y objeto de un placer completo, redondo,
autónomo, tan distinto del que sugieren esos anos mezquinos, fruncidos, permanentemente
contraídos en una mueca dolorosa e irreparable” (9). Encontrar esto en la primera página de la
opera prima, de una joven escritora en la España posfranquista es sintomático de una toma de
pertenece al ámbito médico no deja de ser impresionante por prescindir de los habituales
eufemismos con que se presenta o trata un tema obsceno en una obra literaria que no es de humor
aunque no sea tan raro encontrar esta palabra en cualquier obra siempre y cuando el contexto lo
justifique. Sin embargo, el contexto cultural nos indica que nos encontramos ante una
provocación literaria. Este recurso no es inédito, ya en 1927, a la par que trabaja en Histoire de
l’œil, Georges Bataille escribe su primer libro L’Anus solaire. Además de ser un libro
provocador, el hecho es notable también en la medida en que nos revela al escritor y filósofo
francés como una de las fuentes mediante las cuales la novela de Grandes se cuajó como un
proyecto erótico.
afirma que “Lo que hace difícil hablar de la prohibición no es solamente la variabilidad de sus
objetos, sino el carácter ilógico que posee. Nunca, a propósito de un mismo objeto, se hace
Cerpa 131
imposible una proposición opuesta. No existe prohibición que no pueda ser transgredida. Y, a
menudo, la transgresión es algo admitido, o incluso prescrito” (El erotismo 67). Pablo es
Bataille, que los actos transgresores de Lulú son prescripciones de Pablo. El principio del
Eres una niña especial, Lulú, redonda y hambrienta, pero una niña al fin y al cabo.
mi amor por Pablo dejó de ser una cosa vaga y cómoda, fue entonces cuando
comencé a tener esperanzas, y a sufrir. Sus palabras –eres una niña especial, casi
perfecta– retumbarían en mis oídos durante años, viviría años a partir de aquel
Lulú ya ha sentido anteriormente que está enamorada de Pablo pero a partir de este momento se
vuelve una prioridad para ella satisfacer sus deseos eróticos. En cada acción transgresora de Lulú
se esconde la voluntad de Pablo. Incluso cuando ella se separa de él para tener otras experiencias
eróticas pues cuando él la rescata de ser sacrificada ella piensa que todo ha sido en realidad
planeado por Pablo: “[…] él había estado allí, moviendo los hilos a distancia, pero aquello era
demasiado duro, insoportablemente duro para las escasas fuerzas de una niña pequeña, soy una
niña pequeña, concluí, y mañana, esta noche no, mañana todo estará mucho más claro…” (257).
Lulú vuelve entonces al principio del ciclo pero esta vez convencida de la omnisciencia de Pablo.
Cerpa 132
Pablo, mayor que Lulú por doce años, establece una relación sexual con ella
desde una edad temprana. Durante los años de noviazgo y luego de matrimonio
que ellos comparten, Pablo cosifica sexualmente a Lulú para satisfacer sus
fantasías sexuales. En la segunda “edad”, Lulú rompe la relación con Pablo a fin
protagonista, prisionera del poder de Pablo no encuentra otra opción que volver a
designado cada nueva experiencia de la corporalidad como una edad o periodo. Cada uno es una
especie de ruptura con la moral por medio de alguna experiencia sexualizada. De esta manera
1. Por la influencia de Susana y Chelo, compañeras del colegio, Lulú trata de masturbarse
con la flauta dulce de Guillermito, su hermano menor. Amelia, la hermana mayor con
quien comparte la habitación, vuelve de la calle por un paraguas y la descubre pero se va.
2. A la edad de quince años Lulú se ofrece para salir a un concierto con Pablo porque su
hermano Marcelo está indispuesto. Pablo no solo es amigo de Marcelo sino que es
espiritual (es decir, un hombre con cierta sofisticación erótica) y poeta a los 27 años que
es cuando lleva consigo a Lulú, de tan solo 15 años. Esa noche Lulú se inicia en la vida
sexual con Pablo. Es la primera de entre sus amigas, Susana y Chelo, en tener relaciones
sexuales.
3. Semanas después de tener relaciones con Lulú, Pablo viaja como profesor del Siglo de
Oro a Filadelfia. Han pasado años y cuando Pablo está de vuelta Lulú trata de seducirlo
sexual. Ahora se muestra ante él como una seductora: “Aceptó todos mis dones con una
elegancia exquisita. Interpretó todos los signos sin hacer ningún comentario. Habló poco,
lo justo. Cayó voluntariamente en mis trampas” (146). Pablo la obsequia con “un
vibrador eléctrico con la superficie estriada, rodeado por una serie de fundas y accesorios
acoplables” (148). En su juego de seducción Lulú le cuenta que tuvo un sueño en el que
matrimonio por lo cual se siente compensada. Aunque Lulú quiere desenvolverse como
4. Lulú y Pablo ya siendo esposos salen a “cazar travestis” (95), a asustarlos haciendo como
que los atropellan. Ella siente una fijación morbosa por los travestis. Podríamos
considerar ésta una segunda etapa de la revelación de la sodomía en la cual Lulú descubre
que si el hombre puede ser penetrado puede también ser objeto de vejación:
nunca nos acercábamos tanto como para que pensaran que iban a morir
atropellados, no, solamente queríamos, quería yo, en realidad, que era la inventora
del juego y de sus normas, verles saltar, salir corriendo, con todos sus
complementos, collares, pamelas de ala ancha, chales que flotaban al viento, eran
Ely es una constante víctima de sus juegos hasta que un día toma desprevenido a Pablo y
le pega un puñetazo a través de la ventanilla del automóvil. Lulú viaja en el asiento del
copiloto y se baja del auto a pelear. Después de una riña breve y sin tumultos terminan
cenar y a beber. En el asiento trasero, mientras Pablo conduce y les observa, Lulú y Ely
tienen un encuentro erótico. Después de que Lulú explora el cuerpo del travesti, los tres
se meten a un bar a seguir bebiendo y tiene un encuentro sexual; aunque en realidad Ely
5. Lulú está constantemente rompiendo el límite al que ha llegado en una etapa previa. Es
Pablo quien la lleva al límite una y otra vez aumentando en cada ocasión la dosis de lo
prohibido. El primer gran límite, el que marca la primera mitad de la novela y su más
su hermano menor. Cuando se enteran tanto Marcelo como Pablo se muestran excitados.
prohibiciones más graves. De nuevo ha sido Pablo quien lleva a Lulú hasta el límite.
Pablo es para ella el Límite; pero el personaje necesita cambiar de rumbo para que
aparezca un nuevo tabú y una nueva transgresión en la novela. Esto nos lleva a la
6. Lulú está viviendo sin Pablo y es entonces cuando se confronta con nuevos modelos de
conducta sexual a partir de que ve una película pornográfica. Este otro mundo en la
novela, que es con el que primero se confronta el lector, se presenta como el ambiente
experiencias eróticas. Lulú descubre su deseo en una película pornográfica en la cual hay
dos homosexuales y una mujer. Siguiendo este modelo, ella paga a tres hombres
presentada como quien se envicia al grado de mermar su economía para satisfacer sus
mercancía. Ocurre entonces la vejación moral y física. Lulú ha llegado al límite extremo
Cerpa 136
en que será sacrificada en una especie de ritual erótico o como víctima de un sacrificio
7. Pablo rescata a Lulú y la hace de nuevo su “niña.” El segundo gran momento climático
reservado para el final es el sacrificio de Lulú. Presa de sus deseos como una adicta, Lulú
descubre que en la gran orgía final todos han participado menos ella. Empieza entonces a
ser azotada hasta casi perder el sentido. Se crea una visión sadomasoquista en la
encareciéndolos como si fueran su deseo. En esta manera de gozar padeciendo, hay una
intertextualidad de Justine ou les malheur de la vertu (1791), del Marques de Sade (1970-
1814), tan fuerte como la de Lolita de Vladimir Nabokov. Esta última presencia se ha
observado múltiples veces. Ante el tribunal, las doloridas y presunciosas confesiones del
Pablo, ese otro Humbert, “había estado allí, moviendo los hilos a distancia” (257). Pablo
deseos. Es el hombre soberano que Bataille encarece del Marqués de Sade. Astrid Billat
observa que, “Después de la redada, Lulú acostada en el asiento de atrás del carro de
Pablo, empieza a sospechar que tanto la orgía de la casa de Encarna como la redada
posterior fueron en realidad planeadas por Pablo. Al analizar los detalles de esta extraña
noche, la protagonista sospecha con más firmeza que Pablo está involucrado” (22).
El hecho de que Lulú retorne con Pablo puede interpretarse de dos maneras: como un
estado de aceptación del rol de la mujer española o bien como una denuncia. A Adriana Bonatto
Cerpa 137
Desestabilización” le parece que, como Mendicutti y Pedro Almodóvar, lo que hace Almudena
Grandes es “[…] conectar la memoria política con la transgresión sexual (y utilizamos el término
estructura de la narración. Almudena Grandes transgrede varios géneros para lograr que su
primera novela sea tan peculiar. Silvia Bermúdez da con una de las claves para la interpretación
Inscribed by its author primarily as a fairy tale, the novel nonetheless seems to tell
a tale common to all coming-of-age narratives: Lulú, the female narrator, relates
social history. But, while Grandes’s novel follows the pattern of the
known as Lulú– entering the world of erotic cravings and sexual experimentations
El despertar sexual (como una posible variante o incluso como consecuencia de la experiencia
amorosa) es uno de los motivos que prevalecen en la Bildungsroman, pero en Las edades de Lulú
Cerpa 138
sino por el contrario: es una novela erótica que incorpora ciertas características de la
que “The central feature of the Bildungsroman is the protagonist's process of psychological and
moral growing and developing from childhood until finally maturity. The central figure has a
good look at certain fields in life and works out his relation to them until he finally achieves true
self-knowledge and is in accord with the world and himself” (4). Es claro que Lulú vive el
sexuales y su evolución moral es un fracaso gradual hasta concluir, al final de la novela, con un
retroceso que se manifiesta como un retorno a Pablo lo cual puede ser visto como un rescate o
El incipit de la novela es muy claro al poner de inmediato en evidencia dos ideas fundamentales
sobre las que se sostiene el erotismo en la obra: la muerte y el matrimonio: “–No se ha muerto. –
Hizo una pausa–. Se ha casado, que si vamos a ver es peor” (11). Es Celia quien habla a través
trasgresión en la novela. Juntos emprenden un viaje en crucero porque han entrado en una nueva
etapa de su vida ahora que su única hija se ha casado. En los cuentos folklóricos y en la cultura
popular que tanto se ha nutrido de ellos, el viaje antecede al matrimonio y suele ser una prueba o
Cerpa 139
atributos personales para merecer como recompensa la mano de la princesa. Se está preparando
en los caminos de la vida para el matrimonio pero como observa el folklorista alemán Lutz
Röhrich, “The fairy tale talks about marriage as the goal and culmination of the action but never
about the wedding night and if it does, the wedding night has nothing to do with sexuality” (34-
35). El ingenio jovial de Mayra Montero nos ofrece, por el contrario, la historia de un
matrimonio en una avanzada etapa de la vida donde los protagonistas deben replantearse su
que los personajes llevan a cabo simultáneamente en dos espacios: el barco y la memoria. El
amor en los tiempos del cólera, de Gabriel García Márquez, es una de las novelas más
importantes de amor maduro y es un intertexto muy importante para esta novela pero a diferencia
de la memoria erótica de la novela del colombiano, en La última noche que pasé contigo los
latinoamericana el más auténtico proveedor del imaginario erótico tal como nos anima a verlo
Rafael Castillo Zapata cuando se refiere a las “figuras” que componen su Fenomenología del
bolero:
Lo que viví, lo que perseguí en cada bolero, entonces, fue la puesta en escena de
varios de los innumerables y complicados momentos de la via crucis del amor tal
Cerpa 140
lengua. Cada puesta en escena de ésas, cada representación fue, de ese modo,
El erotismo en la novela gira en torno al bolero, a los recuerdos de las experiencias eróticas más
infidelidad o mejor dicho: “las infidelidades” están siempre orientadas de algún modo por la
omnipresencia del bolero. El incesto aparece sólo como una insinuación al final de la novela;
cuando en un sueño de Fernando su abuela y su amante son una misma persona. Hay otras dos
matrimonio y la muerte. La presencia de esta última lleva en cierto punto a los personajes a la
transgresión del orden conyugal. Como una alusiva presencia de la muerte, la hospitalización del
padre hace posible el escenario para que Celia transgreda el matrimonio, sus normas, sus reglas.
de los deberes del matrimonio, de sus obligaciones como esposa, como madre y aún como hija,
apareció hace poco en Psychology Today (una de las tantas revistas gringas que
recibe Fernando), y cada vez encuentro un detalle que me acerca más y más a la
De esta manera Celia recuerda y justifica su “caso” sobre la exacerbación de su deseo sexual ante
que su primer amante fuera del matrimonio era el enfermero de su padre y de las circunstancias
Pienso en papá, hace ya dos días que está en coma, la boca inútilmente abierta, los
yo, yo también lo recobraré, “así me gusta, hija de puta”, dentro de nada oiré sus
pasos, Celia, por favor, abre la puerta, el brazo de Agustín Conejo rodeará mi
entre mis piernas y me hallará casi al final, murió tranquilo, Celia, me moriré
papá, la pobrecita de Elena, que me perdone allá Fernando, pero que así me gusta,
así, más rápido, no te detengas, “todavía falta lo mejor”, todavía no. (49-51)
Cerpa 142
Fernando tiene también una memoria erótica (especialmente como espectador, como voyeurista)
aunque en lo que concierne a las infidelidades maritales se limite a decir: “Junto a Celia me
estabilicé, y en todos estos años no recordaba haberle sido infiel más que en dos o tres ocasiones,
cuando partía ella a visitar al padre enfermo, que es la causa más común por la que las esposas
suelen ausentarse” (16). Pero aunque en apariencia sea tan diferente de su mujer, Fernando
también padece de cierta “exacerbación” del deseo sexual ante la presencia de la muerte que lo
Le acaricié las corvas y fui subiendo hasta que le alcancé las nalgas, heladas y
—El hombre que se murió esta mañana —le dije, aventurando un dedo—
antes de que yo llegara. […] Yo, por el contrario, solo concebía una forma de
desentenderme del dolor de pecho, de todo lo que oliera a muerte, de todo lo que
me sonara a infarto, infarto masivo de miocardio, esa mala palabra. Y por ahora,
comiéndonos el uno al otro como si ya no nos quedara nada por salvar. (120-121)
Para los dos el erotismo se convierte entonces en un medio para desentenderse de la muerte. La
diferencia entre Celia y Fernando es que Celia registra sus propias experiencias con mayor
lucidez que su esposo. Celia se dice que Fernando recibe entre otras la revista Psychology Today
Cerpa 143
y al decirlo se muestra como una mujer con curiosidades intelectuales y aún con una capacidad
analítica de la que no podría presumir su marido no tanto por una limitación intelectual como por
los estímulos fetichistas de espectador a los que ha estado expuesto desde niño.
Fernando predomina un tipo de zoofilia pero de alguna manera las dos tendencias, con variados
matices, se manifiestan en ambos. Dice Celia de su amante “[…] siento el contacto de su torso
velludo agitándose contra mi espalda, su mano de gorila” (50) o bien “dormir con Agustín
Conejo fue siempre un poco como dormir con un dragón” (48). Pero además, su amante lleva en
el apellido el ícono de la animalidad reproductiva y por tanto sexuada y erótica por excelencia:
“Conejo.”
abuela. Es como “emisario” que conoce en la casa de Marina a “Mickey” (la mujer que le
arrebatará la amante a su abuela, Ángela) y de allí le viene el gusto, la obsesión, por enterarse de
galletas en lo que yo termino de escribirte. Ayer, por primera vez, vio los bocetos
los sexos, láminas muy explícitas que no sé si deba ver un niño de su edad. Estuvo
largo rato observando los dibujos y cuando llegó la extranjera, le hizo muchas
De las múltiples anécdotas de criaturas silvestres que forman el extraño acervo erótico del
Fernando adulto la que más claramente nos permite comprender que hay un paralelismo entre la
conducta animal y el deseo sexual inflamado por su voyeurismo es aquella en la cual los
Recordé una historia que había leído tiempo atrás en la National Geographic, era
una historia acerca de los cerdos. El macho cuando deseaba copular escupía y
la locura, una sustancia que Julieta podía oler, desear y temer al mismo tiempo.
(126)
Todo en la novela está de algún modo erotizado y es erotizante: el viaje, la comida, las bebidas,
las cartas y especialmente la música, la letra de los boleros que urde la estructura de la obra y
motivaciones provienen de la memoria. La novela está contada por los personajes mismos y las
ante un narrador que lo sabe todo, que lo ve todo; por el contrario, estamos ante un lector que
gracias a los narradores sabe más que ellos, ve más que ellos. Como Fernando, el lector se
encuentra gracias a las estrategias discursivas de la obra, en una posición de voyeurista y parte
del pacer le viene de observar la sexualidad de los personajes así como Fernando observa la
conducta sexual de los animales. Todos estos placeres están relacionados con lo prohibido y por
eso es necesario transgredir algo; el placer está en la transgresión. Pero el erotismo en la novela,
en oposición a la vida ordinaria en que predomina el trabajo y la razón, se convierte en una serie
En La última noche que pasé contigo, las transgresiones sobre las cuales se erige el erotismo
están orientadas a medio camino entre dos polos en apariencia antagónicos igualmente
fascinantes para los personajes; por un lado la vitalidad animal y por el otro la constante
negación y la afirmación.
conducta sexual de los animales son las más significativas actitudes transgresoras de la novela
puestas en marcha por la memoria de los personajes para ajustar su conducta pasada con las
circunstancias presentes en busca de un entendimiento de sí mismos como pareja una vez que su
hija se ha casado. Sobre la transgresión y el fetichismo Anna Schaffner en “Georges Bataille and
Sexual-Textual Transgression” observa que “Bataille portrays fetishism not as a pathology, but
as an existentially necessary act of transgression which functions as a vehicle for, albeit only
momentarily, overcoming the discontinuity of being, acknowledging the reality of death and
obscenity and establishing bonds between the participants” (252). Tanto Celia como Fernando
han logrado reencontrarse cumpliendo sus deseos a través de un viaje no solo en las aguas del
Caribe sino en las profundas aguas de su memoria donde el bolero yace como el deseo capaz
Cerpa 147
Hacia el final de la novela, habla Fernando: “A esas alturas, dijo, no valía la pena separarnos, ni
siquiera valía la pena mentir. Me miró a los ojos, dijera la verdad, Fernando, cuántas veces me
había acostado con Julieta. […] Yo era un canario, un pobre pájaro cantor, no se lo decía por
decirlo, lo confesaba para no olvidarlo, ella sería mi memoria […]” (188). Finalmente en la
última etapa de sus vidas, la transgresión y la memoria crean una atmósfera erótica capaz de
Enemigo de los artificios verbales, Pedro Juan Gutiérrez ha alcanzado la fuerza de su expresión
hiriente mediante un lenguaje llano; claramente imprudente y obsceno por estar abierto a lo
cotidiano y vulgar de una vida que fuera de la isla nos parece difícil en exceso, atroz. Sin
embargo el cubano nos dice que para él la escritura “es un ejercicio de reflexión, de
pensamiento” (Oxford 154). Podemos considerar que el resultado de esa reflexión es una imagen
su artículo Trilogía sucia de la Habana: descarnado viaje por el anteparaíso registra que
Pedro Juan Gutiérrez desarrolla una poderosa, original e intensa prosa que emplea
frases cortas que alternan un lenguaje directo y tajante –que utiliza muchos giros
populares– con un sutil lirismo para dar vida a sesenta cuentos narrados en
Cerpa 148
primera persona por el propio Gutiérrez, salvo seis relatos que están contados a
Cuando el investigador chileno escribe “[…] dar vida a sesenta cuentos narrados en primera
persona por el propio Gutiérrez,” hay que tener cuidado pues debemos precisar que en su
mayoría son cuentos en un sentido lato y que si bien es cierto que el autor es Pedro Juan
trilogía ni en Animal tropical el “Gutiérrez” que aparece siempre en los paratextos de las obras
para referir solo al autor. Estas precisiones son pertinentes para aclarar que pese al énfasis
autobiográfico no podemos olvidar que es una obra de ficción. O mejor dicho, de autoficción
pues Siguiendo a Manuel Alberca podemos decir que nos encontramos ante un caso de
como si nos dijese: este soy y no soy yo, parezco yo pero no lo soy. Pero, cuidado, porque podría
serlo. O, como sintetiza Gérard Genette de manera acertada, la autoficción debemos entenderla
como un relato en el que el autor advierte: ‘yo, autor, voy a contaros una historia, cuyo
entrevista concedida a Stephen Clark a la que es preciso remitirnos para abundar en la naturaleza
híbrida de sus narraciones con un marcado tono cuentístico y biográfico afirma que :
Después de publicar Trilogía sucia por primera vez en octubre de 1998, casi me
separarme de mis dos hijos, con el país y todo un proyecto político en crisis. (s/p)
No es de ningún modo baladí que Pedro Juan Gutiérrez establezca una analogía entre su trabajo
como escritor y un “strip-tease” pues este baile es un espectáculo cuyo objeto es mostrar
paulatinamente la desnudez para lograr una excitación por exhibir lo privado y hacer público lo
personal. Gutiérrez fue periodista por 25 años antes de escribir lo que al cabo sería su trilogía.
idealmente, consiste en registrar y divulgar el diario acontecer en cualquier ámbito para volverlo
del dominio público. Sin embargo, el género que predomina en estas singulares narraciones, y
cuyo estilo casi invariablemente se extiende a toda la obra del cubano, es el diario puesto que
autor, de tal manera que las funciones, la gramática, la sintáctica, la retórica, las
circunstancias y todas las demás claves literarias del texto giran en torno al autor-
Cerpa 150
Pedro Juan Gutiérrez transgrede el cuento como género escribiendo narraciones influidas por el
periodismo y el diario íntimo. La escritura de Pedro Juan Gutiérrez es una confrontación contra
lo que él refiere como “la realidad, mi vida” (Oxford 146). Sobre el proceso de su escritura en la
difícil época cubana de los primeros años noventa generalmente conocida con el eufemismo de
realidad, obedece a una situación caótica en que se sumerge mi vida, a partir del
año 90, 91. Todo viene a partir de la realidad, de mi vida. En ese año mi
matrimonio cae en crisis. Por 25 años era un periodista normal, común y corriente
en Cuba. Estaba casado, tenía dos hijos. De pronto me divorcio, un divorcio muy
vida, mi familia por un lado, tengo que separarme de mis hijos, y al mismo tiempo
así como a una promiscuidad sexual horrible. Yo siempre había sido muy
situación, de toda esa promiscuidad terrible, de todo ese alcoholismo, de todo ese
Cerpa 151
La escritura ha sido para Pedro Juan Gutiérrez una respuesta para no suicidarse; es decir, una
afirmación de la vida. Además tanto para el decepcionado autor como para el vigoroso personaje
orgasmo dura cuatro segundos. Lo importante son los juegos preliminares. Puedes
estar una hora jugando, dos horas jugando, media hora jugando, ya cuando llegas
de pensamiento, con cualquier gran escritor, como Charles Dickens. Acabo de ver
eres un sociólogo, no eres un filósofo, pero eres todo eso. Un escritor es todo eso
al mismo tiempo. Por eso es tan complicado llegar a escribir con efectividad.
(Oxford 154)
Cerpa 152
Pedro Juan es una de las figuras más inquietantes y en consecuencia comienza a ser una de las
más difundidas, al menos fuera de la isla, de la actualidad literaria cubana. El inventor de este
personaje considera la escritura como un ejercicio del pensamiento pero también como un
ejercicio de reflexión por lo cual el personaje de Animal tropical, que se hizo famoso por la
tanto en el personaje-narrador como en el autor hay una analogía entre el anarquismo, la libertad
y el erotismo.
amante Agneta hay un diálogo entre ésta y el personaje cubano en el cual se contrasta la vida de
uno y otro. Este diálogo es de una gran intensidad porque lo que resulta normal para ella no lo es
para él y viceversa. Comienza prácticamente con un asunto cotidiano, las horas de sueño de
Agneta. Pedro Juan lo toma como una oportunidad, muy común en él, de expresar lo que
empieza a quejarse diciéndole que ha perdido el sueño de al menos veinte años entre borracheras,
orgías, fiestas, negocios, amigos, locuras, depresiones e ideas suicidas. Le hace ver a ella que esa
es la diferencia entre el cuerpo de ambos pues Pedro Juan está calvo y tiene ojeras mientras que
ella tiene un rostro y un cuerpo perfecto, como si siguiera una fórmula para estar eternamente
joven. Continua cuestionando a Agneta acerca de si alguna vez ha hecho algo prohibido como
experiencia lésbicas y ella muy paciente pero contrariada responde que nada de eso que él dice es
bueno. En este punto se revela el fundamento del rebelde trasgresor que lleva dentro Pedro Juan
se debe a la injusticia social en se fundamentan las leyes, las órdenes y las prohibiciones:
decide por ti: “Puedes hacer esto, no puedes hacer aquello. Aquello otro hace
vida con leyes y prohibiciones y órdenes. Me tienen hasta los cojones con
descubres que esos señores viven como dioses del Olimpo y derrochan todo
en medio del lujo. Pero lo hacen en secreto, para que nadie los vea, y en
Juzgar como inmorales estas ideas de Pedro Juan Gutiérrez (cuyas competencias lingüísticas son
conferidas a su paralela alteridad ficticia, Pedro Juan) sería un error pues siguiendo a Georges
Bataille tenemos por el contrario que “El Mal –una forma aguda del Mal— que la literatura
expresa, tiene para nosotros, al menos así lo creo, un valor soberano. Pero esta concepción no
supone la ausencia de moral, sino que exige una ‘hipermoral’” (La literatura y el mal 7). Pedro
Juan no sólo habla de lo que está bien o mal; va más allá buscando un replanteamiento de las
Las situaciones que este personaje nos muestra resultan muy inquietantes pues la
que “hablamos de erotismo siempre que un ser humano se conduce de una manera claramente
opuesta a los comportamientos y juicios habituales. El erotismo deja entrever el reverso de una
fachada cuya apariencia correcta nunca es desmedida; en ese reverso se revelan sentimientos,
partes del cuerpo y maneras de ser que comúnmente nos dan vergüenza” (Bataille, El Erotismo
115). A través de esta óptica se muestra una congruencia entre las abundantes referencias y
descripciones sexuales o de carácter erótico que regularmente resultan en asociaciones con cierta
carga política o anárquica pues para este vigoroso personaje lo normal es transgredir.
Tanto Manuel como Teresa son personajes discretos, ensimismados, silenciosos, tímidos y, pese
a todo, transgresores. Verónica siente que no puede estar con su madre sin incomodarla y
observa cómo en cambio Teresa no altera para nada la placidez de su soledad. Juzga que su
madre siente una predilección protectora por Teresa y se siente ella también desvalida entre la
gente y abandonada. Su única amistad es Ana, de quien al cabo se enamora. Ana, en cambio,
termina muy cansada de su amiga Verónica al punto de que le reprocha depender tanto de ella.
Verónica observa el cuerpo de Ana y por contraste se considera fea y torpe y prefiere no hablar
cuando está entre sus compañeras como si así pudiera esconder la estatura de su propio cuerpo,
al que odia y quiere destruir. Por su parte, Manuel es igualmente ensimismado, una persona de
pocos amigos y sin muchos objetivos en la vida que se conforma con darse pequeños lujos de
vez en cuando gracias a un empleo como cajero de un banco, que él mismo considera mediocre.
Su madre le reprocha exactamente que se conforme con semejante trabajo cuando su difunto
Cerpa 155
padre esperaba de él que al menos fuera un profesor universitario. Además de este sentido del
fracaso que ocupa constantemente sus pensamientos o quizás por eso mismo, tanto Verónica
como Manuel se descubren capaces de trasgredir las normas. Se convierten en personas capaces
de transgredir la represión en que a lo largo de tantos años se han hundido blandamente y con
obediencia en busca de un deseo personal que los deslumbra como una revelación erótica.
hermana menor mira a Manuel. Entonces empieza a sospechar que él ha sido el responsable de
ese cambio en su sensualidad. Verónica le pide a Manuel que vayan a hablar a un café y tienen
una extraña conversación en la cual ella busca comprobar sus sospechas de que él había abusado
de su hermana. Manuel, en cambio, sin dejar de ser ambiguo le ha dicho que quiere a Teresa y le
ha contado la anécdota de su infancia en que deseando destruirse por sentirse culpable de ser
malo, él abrió una puerta prohibida para inmolarse a un monstruo y lo que descubrió fue que
detrás de esa puerta había cosas que le parecieron maravillosas. Verónica le ha dicho que Teresa
hermana Teresa; un cambio que la ha transformado en una persona más sensible, más sensual,
entregada a la exploración de su cuerpo y sus sentidos. Verónica descubre que en medio de una
pronunciado su nombre. A partir de entonces Verónica empieza a desearlo, es decir que ella
desea lo que su hermana desea. De manera similar, después de escuchar de boca de Manuel que
Cerpa 156
él quiere a Teresa y la historia de la puerta prohibida, ella vuelve a casa en cierto modo
transformada.
acumulado contra ella misma por sentirse fea y por ser insegura así como por el rechazo que
percibe de parte de su amiga Ana; pues se siente ambigua y confusamente enamorada de ella. El
calle del cachorro, Indi, que le regaló su amiga. Lo ha abandonado por sentirse ella misma
abandonada pero también porque notaba que su hermana lo había adoptado de una forma natural
y sensual acariciándolo todo el tiempo. Esto coincide con la forma inusitada e inocente en que
voluptuosidad en Teresa la que inquieta a Verónica. Como al cabo descubre que tales
sentimientos se deben a que Teresa conoció a Manuel, después de hablar con él en el café, de
confirmar que quiere a Teresa, Verónica sube a la habitación de su hermana menor y la toca con
Introdujo con ternura la mano por el borde del pantalón del pijama de Teresa
hasta tocar el nacimiento del vello del pubis, sintiendo, al tiempo que pensaba en
Manuel, que en realidad era a ella a quien buscaba. Teresa, sin atreverse a mover
un solo músculo, articuló un pequeño gemido y retiró los ojos de los suyos,
las dos las habían hecho creer desde pequeñas que al borde de aquel peligro ya no
Cerpa 157
A pesar del miedo, Verónica ha ido más allá del borde del peligro donde le enseñaron que ya no
se respetaba nada. Ya anteriormente se había mostrado con un fuerte deseo lésbico hacia su
amiga Ana pero al tener este contacto incestuoso con su hermana discapacitada se convierte
como Manuel en un personaje transgresor. No estamos, sin embargo, ante un caso de casualidad
Manuel que no hay un monstruo detrás de las puertas prohibidas sino un mundo de maravillas y
ella ha vuelto a casa en busca de esos dones, queriendo ser Manuel o mejor aún deseando robarle
nunca la hubiese conocido hasta entonces y aquella humedad, más que un hecho
previsible, fuese una especie de milagro carnal. El cuerpo de Teresa era entonces
más hermoso que su rostro; más delgado que de costumbre, más estilizado,
libro, y a Verónica le recordó vagamente a aquellos seres híbridos que había visto
en las ilustraciones de los libros fantásticos de su infancia, como las náyades, los
centauros, las sirenas. Y era el centro exacto de aquel ser lo que estaba tocando
ahora, el sexo caliente y abierto y húmedo de aquel ser, más espiritual que carnal
Cerpa 158
ahora, y pensaba en Manuel, en que Manuel habría deseado eso exactamente, ese
contacto, esa especie de salto mortal recién dado, y era como si arrebatara
Verónica ha sido capaz de ver lo que Manuel ha visto. Le ha robado a Manuel su ser y ha
logrado entonces ver lo que sólo a él se le había revelado, ese ser mítico cuya magia yace en el
fondo de Teresa; esa náyade, o ninfa del agua, que se ha manifestado transformando el suceso
carnal en una experiencia espiritual. Según Bataille, “La prohibición y la transgresión responden
veces entremezcla estos datos” (El erotismo 72). Verónica ha ido más allá del límite, emulando a
Manuel, y ha cometido incesto para cruzar el borde del peligro, ha transgredido uno de los más
El erotismo en Versiones de Teresa está fuertemente influido por Lolita, como hemos
sido presa de los encantos de una nínfula. Sólo que en la novela de Nabokov esto es explícito,
como parte de las extrañas confesiones de Humbert Humbert quien habla con un ambiguo
orgullo ante un tribunal. En la novela de Barba, en cambio, los personajes son más herméticos, el
encuentra en estado latente, buscando mostrarse para quien esté familiarizado con los signos.
Cerpa 159
Como Humbert Humbert, Manuel es un “ninpholepto” transgresor que tienen en común ciertos
síntomas más que una personalidad completamente afín con su precedente y sin embargo ambos
dice de Humbert Humbert que “[…] he is an incredibly self-absorbed, narcissistic individual, and
he tends to view the world as a reflection of his own desires, fears, and fantasies” (70).
Ciertamente Manuel no es presa del narcisismo cómico de Humbert Humbert pero es un ser
propio deseo. A esto deberíamos agregar que, como el narrador de Lolita, es además de
mediocre, fantasioso y hasta peligroso para quienes lo rodean. Iñaki Ezkerra observa que
más lejos del plano estilístico o simplemente técnico para adentrarse en los más
En el quinto capítulo es donde empieza a esbozarse este pantano sensual. Manuel se encuentra
con las autoridades parroquiales que organizan el campamento de verano para tener una especie
de charla introductoria que permita a los nuevos cuidadores comprender los pormenores del
campamento. Éste está dirigido a niños disminuidos, generalmente con síndrome Down, aunque
también reciben a niños con problemas de otra naturaleza como es el caso de Teresa. En este
capítulo pasan primordialmente dos cosas muy significativas: la “revelación” de Teresa a través
Cerpa 160
de unas diapositivas y lo más importante: “la prohibición” que acompañada a esta revelación le
dará un oscuro sentido a Manuel para que en sus adentros acepte sumarse al grupo de cuidadores.
El director del campamento entra seguido de un reducido séquito al oscuro cuarto donde Manuel
espera y con reticencia les advierte al cabo a los nuevos cuidadores velar la conducta sexual de
los chicos:
[…]. (66-67)
Una de las tareas más importantes de un cuidador es evitar los actos impropios de carácter sexual
del río y es sólo entonces que comienza a prestar atención y hasta cree, momentos después, estar
Manuel es un personaje con cierta predilección por lo prohibido. Ha pasado unos días en
el campamento y sabe que por las mañanas unas cuidadoras llevan muy temprano a las chicas a
bañarse al río, antes de que despierten los chicos. Entonces Manuel se levanta una mañana, antes
que nadie, con una idea que él mismo considera extraña. A pesar de ser un cuidador, quiere ir al
Cerpa 161
río a espiar a las chicas. Ya antes ha visto subir a Teresa entre las muchachas recién bañadas. La
ha visto y la ha saludado y le ha dicho además que es muy guapa. Pero esa mañana se levanta
con la idea de ir a espiarlas cuando se están bañando en el río porque está obsesionado por verla:
Aquella idea, firme y llena de pliegues, en la que una posibilidad se había abierto
más que se escandaliza, ante la posibilidad de gemir sin que le duela, de pegar sin
de aquellos cuerpos fue más fuerte que el miedo a que le descubrieran. (118-119)
Hay en la novela una explicación sobre el origen de esta personalidad en Manuel, en la cual es
más fuerte el deseo que el miedo. En la segunda ocasión en que se encuentran Verónica y él en
un café para hablar sobre Teresa, porque Verónica encuentra algo sospechoso entre ellos dos,
Manuel le aclara que quiere a Teresa y que debe contarle una anécdota de su infancia para que lo
comprenda un poco mejor. Entonces Manuel le cuenta que cuando era niño le dijeron que en una
especie de armario cerca de la despensa había un monstruo que se comía a los niños. Él aprendió
a vivir con ese miedo, distanciado de aquella puerta hasta que en una ocasión se peleó con su
hermana y le pegó. Entones, como su hermana era muy pacífica, su madre juzgó que él era
culpable y le dijo que era malo. Esta revelación de su propio ser en la maldad, a pesar de su
inocencia infantil, suscita en él el deseo de autodestruirse: “Entonces fui hasta aquél armario de
la casa, dispuesto a abrir la puerta para que me devorara el monstruo. Quería que me comiera
Cerpa 162
vivo, que me matara, no por haber pegado a mi hermana sino por ser malo, pero cuando abrí la
puerta lo que descubrí fue que aquél lugar era el sitio donde mi madre guardaba los dulces y los
Teresa es en varios sentidos prohibida: además de ser casi una niña tiene una pronunciada
malformación física y una especie de retraso mental. Este tipo de revelación del placer escondido
en lo prohibido surge en el niño en busca de su propio castigo por ser malo y en el adulto aparece
como una perversión, como un gusto por lo secreto e incluso por el mal. En La literatura y el
Mal no tendría atractivo. Esta verdad es difícil. Algo se turba en aquel que
escucha esta verdad. Pero nosotros sabemos que los logros más fuertes de la
Es a la vez revelador y sintomático que en ciertas ocasiones Manuel tenga tan claro el rol
subversivo que explica por medio de la analogía de la puerta que esconde una maravilla. Incluso
en la conversación con Verónica, él muestra una especie de lucidez al respecto, pues ha contado
la historia para que ella lo comprenda cuando le asegura que está enamorado de Teresa. Además,
Manuel ofrece su propia “exegesis” de la anécdota de su infancia: “Te he contado esta historia
porque me pregunto hasta qué punto la vida, lo que nos han enseñado de la vida, no está llena
Cerpa 163
también de puertas tras las que sólo hay monstruos imaginarios, puertas que no abrimos por
miedo, porque nos gusta demasiado la mediocridad del orden de lo que tenemos” (104).
operado en su hermana, que la ha vuelto más sensible, más expresiva y más afectuosa, después
de ir al campamento. Sospecha que algo ha ocurrido entre Manuel y Teresa y como esto la ha
mantenido lo suficientemente lejos del recuerdo del rechazo de Ana, Verónica está ganando
seguridad en sí misma por lo cual se atreve, como no lo habría hecho antes, a manifestarse, a
confrontar a Manuel: “Me estás diciendo que mi hermana es una de esas puertas que tú has
abierto” (104). Pero inmediatamente siente miedo pues en realidad no sabe ante quien está, no
conoce a Manuel; es apenas la segunda vez que se encuentran para hablar sobre Teresa.
lúcido de sus actos y aún de su significado simbólico y psicológico, como si fuera un hombre en
pleno dominio de su conducta pero la realidad es otra. Al menos ante Teresa no ha podido
reprimir sus impulsos y por el contrario ha transgredido todas las normas. Cuando se aparta del
campamento siguiendo a Teresa, ella toma unos frutos rojos silvestres (que en el contexto bíblico
que permea la obra son un sucedáneo de la manzana edénica) y él, en su calidad de cuidador, le
advierte que no se los coma. Por ser él mismo quien enuncia una prohibición, inmediatamente
cae en cuenta de la problematización del momento, de su deseo, de sus actos, pues está ahí para
Lo dijo a medio camino entre la orden y la súplica. Ya no sabía que tono utilizar
Comértelo no, dijo, esperando que el hecho de pronunciar aquellas palabras fuera
Sin duda uno de los objetivos de la obra es suscitar polémica en torno a la autenticidad o
invalidez de un “amor” en una situación de desigualdad extrema. Pese a todo, es claro que para
Manuel existe una asociación entre lo prohibido y el placer y aunque presiente que su dignidad
está en juego, pues ciertamente teme ser descubierto, su deseo es tan fuerte que no puede ver
claro un límite para sus acciones. Incluso está tan cautivado por la fuerza erótica que lo atrae
hacia Teresa que el mismo indaga en su propia identidad al estar con ella pero no retrocede ante
lo prohibido.
Los tres personajes principales de La sangre erguida viven una intensa relación entre el erotismo
y la transgresión. Para cada uno el erotismo está involucrado con actos transgresores: Bulmaro
Cerpa 165
Díaz es un hombre ordinario hasta que se apasiona de Romelia. Por estar con ella comienza
transgrediendo las normas morales al cometer adulterio y después transgrede la ley al vender
medicamentos adulterados, específicamente viagra pirata; Juan Luis Kerlow deja sus estudios
universitarios para volverse un actor de tiempo completo en la industria del porno, a pesar del
tácito desprecio de sus padres; Ferrán Millares es en apariencia un hombre apacible. Pero un día
posibilidad de curarse con el uso del viagra. En vez de firmar con su propio nombre utiliza el
Fernando García Ramírez observa que la séptima novela de Enrique Serna inaugura una
postura masculina contradictoria y reveladora pues aparece “el falo como centro. Pero no el falo
gozoso, el falo dominante, el sexo que abre. Serna muestra el falo, también, como tormento, el
falo que nos arrastra a hacer tontería y media, el falo que a veces no se para, el falo que se para
cuando no debe.”7 Aunque el falo insubordinado es un problema común para los tres hombres, el
asunto es vivido de manera diferente y hasta contradictoria por cada personaje. Bulmaro Díaz es
simplemente obedece y padece. Su deseo es más grande que él, que su voluntad, y es un
Juan Luis Kerlow, en cambio, es un protohombre que desde temprana edad domina a
voluntad a su pene. Es una especie de Adán que Enrique Serna concibió a partir de sus lecturas
7
Sin página en internet.
Cerpa 166
apetito carnal, san Agustín sostuvo en La ciudad de Dios que, antes de comer la fruta prohibida,
Adán gozaba un pleno control de sus erecciones” (27). Juan Luis Kerlow tiene, como el Adán
paradisiaco, pleno dominio de su miembro viril solo que el actor porno, muy lejos de la
padece el tedio de sus constantes “amantes” a quienes atiende solo por dinero. Además, se siente
frustrado por abandonar sus interesas intelectuales. Para él la fruta prohibida no es sexo sino el
erotismo, el amor. En Barcelona les dice a sus familiares que está allí para estudiar un
posdoctorado porque no puede decirles la verdad, que es actor porno. Ese mismo día, antes de
dejar su abrigo en el guardarropa de un teatro piensa que “tal vez necesitaba parecer otro para
empezar a serlo” (80). Al salir de la función es Laia quien le entrega el abrigo. Es decir que es
ella su posibilidad de renovación. Juan Luis se presenta ante ella como el hombre que él quiere
ser, lo mismo que ha hecho con su familia. Al descubrir que está enamorado de Laia sufre un
cambio radical en su personalidad: “Conforme el placer iba pasando del amarillo tenue al rojo
vivo, la vieja personalidad de Juan Luis quemaba en el fuego sus alas de mariposa, mientras la
nueva apenas sacaba la cabeza de la crisálida. […] pasada la apoteosis, cuando pudo poner en
orden sus pensamientos, cayó en la cuenta de que por primera vez en la vida el pene se le había
ha padecido impotencia durante largos años hasta que decide preguntar a un especialista si el uso
Cerpa 167
del viagra es recomendable para él. Entonces utiliza el seudónimo de Amador Bravo. Usando
este nombre junto con el viagra deja de ser un hombre gris y apocado para encarnar la temerosa
personalidad de un tenorio. Después de que tiene relaciones sexuales por primera vez, a los 47
años, escribe en sus memorias: “Di por muerto a Ferrán Miralles, el agachado solterón sin
agallas para ligar, y adopté como programa de vida el nombre de mi álter ego Amador Bravo. De
ahora en adelante ningún complejo me impediría salir en busca de hembras y ponerme sus bragas
por montera” (122). Miralles pasa casi súbitamente de ser un solterón a ser un conquistador sin
escrúpulos. Las conquistas no le dan seguridad puesto que tiene un profundo resentimiento hacia
las mujeres y se convierte en un hombre violento, rencoroso, egoísta. En una ocasión Fabiola
Campomanes, una de sus amantes, lo visita de sorpresa y él no tiene tiempo de tomarse el viagra.
Como consecuencia él planea una venganza en que toma una sobredosis del medicamento y se
comporta como un violador con ella para reivindicar su infatigable hombría. Sangra del pene y lo
Entonces descubrí con alarma que tenía una gota de sangre en el orificio de la
uretra. No fue nada grave, solo un pequeño derrame, pero su carácter simbólico
ese momento, espantado de mi sevicia, hubiese dado marcha atrás, tal vez habría
podido alcanzar la redención en brazos de una buena mujer. Pero tenía muchos
naturaleza, la del misógino perdedor con el alma llena de costras, me exigía hacer
En esta descripción que Miralles hace de sí mismo y de sus circunstancias y actitudes queda
perfectamente resumida su personalidad transgresora. El personaje cita con cinismo unos versos
de la comedia religiosa Don Juan Tenorio del escritor español José Zorrilla. Ferrán Miralles se
apropia de la violencia sexual característica de don Juan y como éste alcanza la ruina moral
sangre erguida a través de san Agustín y también a través de Zorrilla. Sobre la ruina moral del
asimila la ruina moral consecutiva al pecado de la carne con la muerte. Existe una
plenitud del goce sexual. De tal manera que, a veces, al espíritu hastiado le es
necesaria una situación escabrosa para acceder al reflejo del goce final (o, si no la
A la postre la gran diferencia entre el personaje de Zorrilla y Ferrán Miralles es que uno es
condenado y el otro no. Ferrán Miralles termina encarcelado y ridiculizado al descubrir que el
viagra del que obtenía su virilidad era un placebo. Se entera porque Bulmaro Díaz, su proveedor
de viagra, comparte la celda con él por vender un falso viagra. Don Juan Tenorio, en cambio es
salvado por el amor. Es el amor de Doña Inés el que lo rescata del infierno. Don Juan es un
transgresor redimido por el amor. Este recurso también es utilizado por Serna. Solo que el
transgresor redimido no es su tenorio sino su Adán: Juan Luis Kerlow es rescatado del mundo
infernal de la pornografía por el amor de Laia. Juan Luis recupera su cuerpo al salirse de la
industria porno y con el recupera el espíritu: “Junto con el cuerpo de Laia, Juan Luis recobró la
carne” (303). En este personaje se cumple la redención de don Juan, pues finalmente Juan Luis
Cerpa 170
5. La seducción
John Ray
Jean Baudrillard
Cerpa 172
Ser seducido es ceder ante el poder. Abdicar frente a la fascinación del poder. Como tal la
sexo. Seducir es ejercer la propia voluntad sobre la voluntad del otro. En Seductions: Studies in
Reading and Culture, Jane Miller describe así a los seductores y a quienes son seducidos:
intellectual powers; and those who are seduced consent to the exercise of such
powers –if only temporarily– even when they know they may be harmed by them.
Those who let themselves be led astray, into wrong doing or wrong thinking, have
only themselves to blame. They have been beguiled, enticed, lured, won over. The
responsibility. The seducer tempts. The one who is seduced yields to temptation.
(21)
en nuestra mente? Para abordar esta cuestión conviene referir los más relevantes títulos en los
que se ha concentrado una tradición de siglos. En “El arte de amar, un análisis sociológico”
Concepción Fernández Villanueva analiza los cuatro libros clásicos por antonomasia en materia
de artes amatorias: el Kama Sutra, el Arte de amar, El collar de la paloma y el Libro de buen
carácter moral muy dudoso, desbordando en muchos casos los límites de la ética.
que se resume el arte de amar para mujeres. Iniciativa a cualquier precio, incluso
voluntades son las reglas en las que se resume el arte de amar para varones. (144-
145)
Conviene abundar un poco más en el Arte de amar de Ovidio (43 a. C. – 17 d. C.) por ser de los
cuanto a su género, esta obra capital es una elegía erótica latina, “un tipo de composición poética
vez amante y poeta y que se designa a sí mismo con el nombre del autor, refiere en primera
persona a los avatares de sus relaciones amorosas, que suelen ser desafortunadas” (Schniebs y
Daujotas XXXI).
Cerpa 174
editorial Colihue, Alicia Schniebs y Gustavo Daujotas, a quienes también se debe la traducción,
concluyen que
su identidad de varón de la élite y hace del amor una actividad excluyente (militia
amoris). Privado del único recurso infalible para obtener los favores de su
codiciosa puella (pauper amator), intenta suplir esa carencia ofreciéndose a ella
queda del lado de afuera del espacio deseado (exclusus amator). Paradójicamente,
y esta es una de las poderosas ironías del género, el rival por excelencia de este
amante desdeñado es el dives amator, esto es, el amante rico, que ha obtenido su
fortuna en la misma practica militar que el ego elegíaco rechaza, y que lejos de
por este mundo poético, la poesía misma está destinada a persuadir a la mujer.
(LIV)
Cerpa 175
Para Jean-Claude Hagène, en The Power of Seduction, hay una gran variedad de maneras
de seducir así como muchas estrategias que no obstante pueden ser agrupadas en dos tipos
Don Juan forces the women he seduces into the impossibility of loving without
that to seduce, he is the diabolical and cynical seducer who turns life into a
nightmare, he embodies the seductive temper in the former sense of the word. (39)
Con una muy marcada diferencia en cuanto al comportamiento anterior, Hagène ve, en el
[…] the attempt at seduction that originates in love one feels for the person to be
seduced and finds its achievement in the love it causes to bloom. There is
Casanova, who was very real, incarnates this kind of seducer. His lovers are
whether he lives with them openly or not. When he leaves them, he and his lover
are still in love and, so as not to feel guilty, he arranges for them to be married or
Cerpa 176
places them in a situation that frequently is far more comfortable than the one in
this is impossible for him. He is a man of passion but he cannot settle down. That
Estas dos figuras son la más contundente prueba de que el seductor, especialmente el Don Juan,
es en cierta medida víctima de sí mismo por no ser capaces de detener sus impulsos de
conquistador para probar su supremacía, incluso ya la elegía erótica latina trataba al seductor con
la mesurada crueldad de la ironía. Nos parece que nadie es tan mordaz al desenmascarar la
ilusión de la supremacía masculina en el campo de la seducción como Jean Baudrillard que con
De la seducción instaura un nuevo periodo del tema, pues no solo recobra el valor de la
otra y también seducir a la otra para complacerse. El anzuelo es tan sutil que lleva
de uno a otro. ¿Es seducir o ser seducido lo que es seductor? Ser seducido es con
mucho la mejor manera de seducir. Es una estrofa sin fin. Igual que no hay activo
en las dos vertientes y ningún límite las separa. Nadie, si no es seducido, seducirá
Revisaremos a continuación cómo el conjunto de novelas de este estudio muestra dos formas
que predomina la figura del seductor, se manifiesta como una fuerza instintiva e incluso como
Pablo es el personaje seductor de Las edades de Lulú y las características de sus estrategias de
Humbert. El temperamento de Pablo resulta de mezclar el mito español de Don Juan como
burlador con la figura de Casanova como el seductor enamorado, además de las obsesiones del
por las niñas precoces. Estas tres figuras, la de Don Juan, Casanova y Humbert Humbert, se
hombre de mundo, guapo y con recursos pero sobretodo en el gusto por la burla. Como a Don
Juan, a Pablo le gusta conquistar mujeres embaucando a otros hombres, especialmente los que
tienen parentela con la mujer seducida; tal y como Pablo se burla de Marcelo, el hermano mayor
de Lulú:
Cerpa 178
–¡Ah! Lulú…, Lulú ha sido mi buena acción del día –me miraba y sonreía,
estaba guapísimo, más guapo que nunca, encantado con su papel de concienzudo
pervertidor de menores satisfecho de sí mismo–. Una roja más, tío, he hecho una
roja más, sin cursillo, ni Gorki, ni nada. Se lo ha pasado de puta madre, en serio –
para mí al mismo tiempo, y me pasaba el vaso por los pezones, dejando una estela
húmeda, gratuita, porque tenía los pechos de punta desde que empezó, aunque el
me miró–, y nunca he visto a nadie mover la boca con tanto entusiasmo, estaba
El donjuanismo de Pablo le permite hablar al mismo tiempo a Marcelo y a Lulú con la astucia
del doble sentido como cuando dice “nunca he visto a nadie mover la boca con tanto entusiasmo,
estaba encantada de la vida” que para Marcelo significa simplemente que ha estado cantando
canciones de la causa socialista mientras que para Lulú, y virtualmente para el lector, quiere
decir que ha estado moviendo la boca porque le ha hecho una felación a Pablo. Aunado a este
tipo de conducta irónica está el contrastante amor que muestra Pablo por Lulú, es decir la
–Quiero que me prometas algo –su voz se había vuelto repentinamente grave.
–Quiero que me prometas que, pase lo que pase, recordarás siempre dos cosas.
Asentí nuevamente.
–Bien. La segunda es que lo de anoche fue un acto de amor –me miró a los ojos
Con más fuerza que estas dos presencias clásicas de la seducción, la presencia de Humbert
edades de Lulú. Como Lolita, Lulú estará siempre atada a la infancia por su nombre, ceñida al
escribe para un “tribunal” por cometer un crimen pasional y así es como cuenta su vida con
Lolita. Por su parte, Lulú también recapitula hablando del amor de su vida, es decir de Pablo.
Aunque ambas historias son semejantes, podría parecer que la figura de Lulú está más cerca a la
Cerpa 180
de Lolita, pero no es así. Lo que asemeja a Lulú y a Humbert Humbert es que ambos han sido
Humbert Humbert comete un homicidio, pero Lolita no fue un libro prohibido por eso
sino porque Humbert Humbert cometía estupro con su hijastra. Veamos la definición de
“estupro,” en sus tres primeras acepciones, según la RAE: 1) “Coito con persona mayor de 12
años y menor de 18, prevaliéndose de superioridad, originada por cualquier relación o situación”;
2) “Acceso carnal con persona mayor de 12 años y menor de 16, conseguido con engaño”; 3)
“Por equiparación legal, algún caso de incesto.” Como Humbert con Lolita, esto es lo que hace
pregunta por qué va a hacer eso y él le responde: “porque eres muy morena, demasiado peluda
para tener quince años. No tienes coño de niña y a mí me gustan las niñas con coño de niña,
sobre todo cuando las voy a echar a perder” (53). La novela está escrita como una variación del
tema de la Lolita “la niña-mujer emancipada sin saberlo y símbolo inconsciente de la revolución
de las costumbres contemporáneas” (Vargas Llosa IV). Es decir, Pablo es en cierta forma un
8
Mario Vargas Llosa, en “Lolita cumple treinta años,” nos recuerda la trama del clásico de Nabokov: “ en su versión más explícita, la novela es
la confesión escrita de Humbert Humbert, a los jueces del tribunal que va a juzgarlo por asesino, de aquella predilección suya por las niñas
precoces, que, creciendo con él desde su infancia europea, alcanzaría su clímax y satisfacción en un perdido pueblito de Nueva Inglaterra,
Ramsdale. Allí, con la aviesa intensión de llegar más fácilmente a su hija Lolita, H. H. desposa a una viuda relativamente acomodada, Mrs.
Charlotte Becher Haze. El azar, en forma de automóvil, facilita los planes de Humbert Humbert, arrollando a su esposa y poniendo en sus manos,
literal y legalmente a la huérfana. La relación semi-incestuosa dura un par de años, al cabo de los cuales Lolita se fuga con un autor teatral y
guionista cinematográfico, Clare Quilty, a quien, luego de una tortuosa búsqueda, Humbert Humbert da muerte. Éste es el crimen por el que va a
ser juzgado cuando se pone a escribir el manuscrito que, dentro de la mentirosa tradición de Cidi Hamette Benengeli, dice ser Lolita”. (V)
Cerpa 181
Humbert Humbert, pues al igual que éste es presentado como un hombre de mundo con cierta
primer libro de poemas, después del clamoroso éxito obtenido por la edición crítica del Canto
espiritual, pero eso todavía no me impresionaba. Era alto, grande, y ya tenía algunas canas” (22).
Lo que es completamente diferente es la voz narrativa. En Lolita todo está filtrado por la voz
narrativa de Humbert Humbert. En cambio Las edades de Lulú está narrada por Lulú misma. En
las fantasías eróticas de Lulú, Pablo aparece como el padrastro y aunque es descrito en una suerte
de obsesión sexual, aparece como una construcción literaria cuando la narradora dice “su
personaje”:
tutor, el albacea del testamento de mis padres, o algo así. Luego resultó que me
Apenas dos páginas más adelante la fantasía se vuelve más explícita en torno al tema de la
ningún internado, era una desaprensiva total, yo, y además siempre tenía ganas, se
Cerpa 182
falda, echando la cintura hacia adelante y levantando ligeramente la tela para que
impresión de ser un hombre de alcurnia, que ha recibido cierta herencia y que dedica sus días a la
escritura y al modesto estudio de las letras por vocación. Durante la segunda mitad de la novela,
conforme se materializa la figura Clare Quilty, Humbert Humbert se va difumando como una
sombra. Su doble es un autor teatral reconocido, rico, y sobre todo un verdadero seductor que ha
tenido tantas “nínfulas” como ha deseado; Dolores Haze ha sido para él una más entre muchas.
El verdadero seductor se apodera del corazón de sus víctimas, como aparece en una de las
últimas escenas de Lolita, cuando Humbert Humbert, antes de ir a matar a Clare Quilty, le pide a
–No –dijo–, no pudo pensar siquiera en eso. Antes preferiría volver con Cue
Con lo anterior queda claro de manera sobrecogedora y aún jocosa que Clare Quilty, el
dramaturgo, supera en todo al dramático Humbert Humbert. El personaje de Pablo nunca sufre
un cambio drástico de esta naturaleza. Para fortuna de sus lectores, como Cervantes con Don
Quijote, Nabokov sabe ser extremadamente cruel con su personaje y en todo sentido Humbert
Cerpa 183
Humbert es el cazador cazado. Esta alusión del depredador transformado en víctima, se presenta
en uno de los múltiples juegos de Nabokov, cuando Humbert lleva a Lolita al hotel Los
Cazadores Encantados, tratando de poseerla una vez que la madre ha muerto y que él es el padre
legal:
Humbert anhela con tal intensidad su encuentro amoroso que el lector intuye un
fracaso. Justo entonces, Lolita toma la iniciativa: cuenta que perdió la virginidad
rebasado por su presa: Lolita cree que lo inicia en una perversión infantil. (Villoro
55)
De ninguna manera ocurre lo mismo con Pablo quien tiene ciertos puntos de encuentro con
Humbert Humbert pero quien es en realidad un personaje serio, grave, un verdadero seductor a
pesar de su obsesión por las niñas pequeñas. Pablo comparte la obsesión de Humbert pero esa
fuerza nuca lo sobrepasa, es decir que no se pierde a sí mismo por el encanto de las nínfulas. Por
el contrario logra mantener la calma como se muestra al rasurar a Lulú para que se parezca más a
la idea que él tiene de una niña mientras habla por teléfono con el hermano, para mentir y
detiene en el arquetipo de Don Juan, pues a la mañana siguiente le dice a Lulú que la ama como
haría Casanova. Es decir que la figura de Pablo tiene marcadas características de estos tres
personajes pero tiene una personalidad propia que lo vuelve complejo y único.
Cerpa 184
Por medio del bolero, la seducción está presente en cada acto y cada idea de los personajes de La
última noche que pasé contigo. Y no obstante, la personalidad o el tipo del seductor, que en este
seducción animal que empareja con una fuerza semejante a los personajes masculinos y
Incluso el personaje masculino que mejor se aproxima a la figura del seductor tiene
enfermero y según Julieta es trompetista. Todo lo que sabemos de él es a través de estas mujeres
que recuerdan haber sido sus amantes. En lo que ambas concuerdan al recordar su pasado es en
que, como Fernando, Agustín conejo era un hombre apasionado por los boleros. Celia dice
recordarlo cada mañana y también algunas noches, rodeado siempre de la atmósfera erótica del
bolero: “Empezamos hablando de boleros, en una sola cosa se parecía a Fernando: tenía pasión
por esa música. Entraba a la habitación trayendo la comida de papá […] me miraba de reojo, y se
ponía a cantar bajito. Era una voz un poco ronca, una de esas voces que se te meten por la oreja y
se te quedan dando vueltas en la cabeza, pero jamás, que yo recuerde, se le ocurrió desafinar”
(68-69). Podríamos pensar que Celia empieza a ser seducida por la voz del enfermero en lugar de
cualquier atributo físico o cualquier otra característica pero la voz es el instrumento por el cual se
impone el bolero como presencia erotizante pues “Montero emplea la música del bolero para
darle sustento a toda su novela, tanto a nivel de la estructura como de la fábula, ya que no sólo el
título corresponde a esta música tradicional del mundo hispano sino que las ocho secciones de la
Cerpa 185
novela están encabezadas con esta ‘lírica del goce’, de seducción y sensualidad […]” (López
138-139). Lo primero que Celia nota es la música y después la voz, los ojos, las manos, siente
asco al imaginar a Agustín Conejo desnudo y finalmente lo piensa cubierto de pelos como un
gorila tarareando una canción. Es decir que la música, como instrumento erotizante o seductor
La figura del seductor hace apenas una breve aparición para quedar eclipsada por una
presencia que supera la individualidad de sus facultades eróticas: el bolero; y este, a su vez, es la
chispa de una fuerza más vasta y primigenia: la animalidad. Según Jean Baudrillard, “la
seducción oscila entre dos polos: el de la estrategia y el de la animalidad –del cálculo más sutil a
la sugestión física más brutal– cuyas figuras serían para nosotros las del seductor y la seductora”
(86). En primera instancia estas dos fuerzas, la del seductor y la de la seductora, aparecen en
pugna, buscando la una el dominio de la otra. En esta especie de Militia amoris Agustín Conejo
empieza dominando, pues según recuerda Celia “los días que venía con la máscara cantaba con
otro sentimiento, era una voz más cálida, me devoraba con la vista, me calentaba entera, me
doblegaba a mi pesar” (70). Sin embargo, Celia opone resistencia; aunque sólo sea aparente
porque la verdadera resistencia ante la seducción, como ante el deseo, es la indiferencia y Celia,
lejos de ser indiferente, se muestra lista a participar en el juego mostrándose a sí misma como
una seductora:
mirándome las piernas –Fernando dice que la mejor parte de mí son las piernas– y
mínima cosa, cuestión de sugerirle que, hasta llegar arriba, le faltaba recorrer un
trecho que ni con todos los boleros de su parte él iba a conquistar. (69)
Ya inmersos ambos en el juego seductor que se ha vuelto propicio gracias al bolero, Agustín
Conejo se impone ante Celia siendo cortés y en seguida su amabilidad se vuelve pura violencia
Una tarde, apareció con la cena más temprano que de costumbre. Papá dormía y le
algo, aunque fuera un vaso de leche, uno solo, no fuera mala, mirara que estaba
poniéndome flaquita. Le respondí que no era asunto suyo, pero accedí a que me
tenía pegado a mis espaldas, todo fue rápido, me cortó el paso y me empujó hacia
el baño, me iba lamiendo las orejas, me trituraba las costillas, amenazaba con
respirar un poco de aire y sólo fui capaz de recoger su aliento grueso y ácido, eso
y la lengua, que me metió a la fuerza entre los dientes. Yo murmuré que no y que
no, pero Agustín Conejo –en ese instante ni siquiera sabía que se llamaba así–,
Hay un punto en el que de inmediato las estrategias del seductor se disipan y Agustín Conejo se
muestra como un animal buscando saciar su sexualidad. Pero esta fuerza erótica instintiva no se
Cerpa 187
limita a los personajes masculinos de la novela sino que se apodera de hombres y mujeres con la
misma intensidad:
párpados, hasta que yo, de motu proprio, tuve el impulso de lamer, se lo atrapé
Cuando Celia se encuentra sometida por la fuerza masculina de Agustín Conejo, supera su estado
pasado de ser un juego seductor impuesto por el bolero a una batalla de cuerpos animalizados por
un apetito sexual que los sobrepasa con su fuerza seductora. Y finalmente, crean un ciclo pues
vuelven al punto inicial, al bolero que fue el detonante de lo anterior: “Entonces comprendió que
ya no tenía nada que temer, al verme esa mirada, dijo luego, que era la puta mirada de una mujer
que goza de corazón. Así fue cómo dejamos de lado las canciones para vivir nuestro particular
bolero” (72).
Si Agustín Conejo canta boleros para seducir, Fernando está tan obsesionado con las
letras de los boleros que en sus diálogos utiliza algunas frases de las canciones para erotizar el
entorno, pero enseguida una especie de fuerza o seducción animal se apodera también de él al
Recordé una historia que había leído tiempo atrás en la National Geographic, era
una historia acerca de los cerdos. El macho, cuando deseaba copular, escupía y
saliva. Lo curioso era que aquel olor se cocinaba en sus testículos, viajaba
una sustancia que Julieta podía oler, desear y temer al mismo tiempo. (126)
El clímax de esta fuerza seductora acontece como una transformación cuando una habitante de la
isla juzga amoral la conducta de los turistas, medianamente escondidos en las escaleras de un
edificio, y descarga una injuria que irónicamente fortalece la obsesión que Fernando tiene por
comportarse como un animal para saciar plenamente su instinto sexual. La mujer les grita en
francés que son unos “cochinos,” unos “perros cochinos”: “Sentí ruidos abajo y al asomarme
alcancé a ver una cabeza negra, una mujer de edad que iba subiendo. No pudimos evitar que nos
mirara, aún estábamos desnudos, ni pudimos evitar el insulto: “Cochons,” escupió, “chiens
cochons” (127-128).
extraño que, a pesar de que la novela esté en todo momento haciendo vibrar intensamente las
cuerdas de la seducción, la figura del seductor sea en realidad tan pálida. No se percibe la huella
Cerpa 189
ni del pérfido Don Juan ni del amoroso Casanova. Lo cierto es que no hay una figura fuerte del
“seductor,” sino una seducción omnipresente que se bifurca por un lado en la memoria social del
bolero y por el otro en la memoria que evoca las fuerzas de la naturaleza, una seducción
novela como una fuerza supra erótica que precede y supera la memoria cultural de los
Pedro Juan es un narrador personaje que se considera a sí mismo un seductor y está obsesionado
con escribir una novela sobre la vida de sus amantes, Gloria y Agneta. Se trata de la novela que
finalmente está en nuestras manos y en este análisis. La premisa de Pedro Juan sigue siendo
escribir sobre lo que le pasa cada día y el personaje no es muy diferente al de la Trilogía sucia de
la Habana, escrita casi una década antes. Pero a pesar de la exuberancia de sexo que por
contraste surge en medio de tanta miseria, el Pedro Juan de la trilogía no se considera a sí mismo
Soy un seductor. Lo sé. Igual que existen los alcohólicos irredentos, los ludópatas,
controlarme y me dice: “no seas tan hijo de puta, Pedrito. ¿No te das cuenta que
Cerpa 190
“sigue adelante. Así son felices, aunque sea por un tiempo. Y tú también eres
Es claro por la cita anterior que Pedro Juan no es un burlador, un Don Juan que busque el
deshonor de otros hombres engañando a sus mujeres. El juego del angelito contra el diablito es
una manifestación de una lucha interior por hacer lo correcto balanceando los pros y los contras
de una acción que tiene repercusiones morales. Al final, irónicamente gana el diablito
convenciendo a Pedro Juan de que hace el bien a las mujeres que seduce y a sí mismo; pues,
según la reflexión, aunque sea temporalmente tanto él como ellas son felices si las seduce. Lejos
de la crueldad e imposturas donjuanescas, este debate interior de Pedro Juan se asemeja más a
Casanova, quien estaba siempre debatiéndose en su interior por no enamorarse de sus conquistas.
Dominic Siracusa, especialista en literatura italiana, apunta que “[…] it is important to point out
that Casanova associates love with ‘deception’ rather than ‘seduction’” (142). Esta asociación
hiela la sangre. Es blanco, de baja estatura, y pelú como un oso. Debe ser de mi
edad. Tal vez un poco más. Me quedo sin saber qué decir. Paralizado. Es como si
todo el edificio se desplomara sobre mi cabeza. Doy media vuelta y sigo subiendo
la escalera hasta la azotea. La puerta se cierra tras de mí. Me siento el tipo más
perro y humillado del mundo. Abro la puerta con los ojos anegados en lágrimas.
debe actuar con más cordura. Pensar un poco más. ¿Cuándo cojones aprenderé a
“Hay que mantener la distancia, Pedro Juan, hay que mantener la distancia, hay
que mantener la distancia, hay que mantener la distancia, hay que mantener la
Pedro Juan es un seductor vulnerable como Casanova, quien constantemente estaba viajando
para evitar enamorarse y a la vez tener la oportunidad de seducir a otras mujeres. Este es otro
punto de encuentro entre Pedro Juan y el mujeriego italiano. A pesar de que siente que se está
enamorando de Gloria, quiere viajar a Estocolmo para estar con Agneta. Y tanto en Cuba como
en Suecia no deja de buscar otras amantes ocasionales. Agneta lo ayuda a viajar a Estocolmo
aventura en sí misma: “No me interesan los seminarios. Y mucho menos los estudios de
literatura, pero podía aprovechar la ocasión y conocer Suecia con gastos pagados. […] Entonces
aquellos cursos. Cada vez eran más cálidas” (15). La característica más fuerte que tiene Pedro
Juan con Casanova es que ambos son de algún modo escritores “autobiográficos.” Ellos mismos
han labrado su fama de seductores. Como lo muestra el diálogo que tiene con Rosa, la santera a
quien consulta para saber sobre su viaje a Suecia: “–Mire, el muerto dice que las mujeres van a
seguir viniendo siempre, Pedro Pablo. Unas se van y otras vienen. Usted conquista con la
mirada, con la labia y la cama. Usted sabe que hay hombres que no hablan, que van a lo bruto. Y
eso a las mujeres no les gusta. A la mujer le gusta que la enamoren. Usted habla bonito y en la
Pedro Juan Gutiérrez escribe sobre “sí mismo,” creando un personaje homónimo “Pedro
recurso estético sea llamado realista o “Realismo sucio.” Es decir que Pedro Juan, igual que lo
hizo Casanova, se retrata a sí mismo en su escritura como un seductor. Pero este retrato es
precisamente un seductor, el sexo sobreabundante que describe entre tanta miseria cubre otras
necesidades:
In fact, the narrator claims that he has had twenty-two sexual partners in the last
two years. In spite of Pedro Juan's claim of "falling in love," sex appears in the
between tourists and local prostitutes –in which sex is transacted for money (or its
equivalence in meals and foreign products) –sex frequently assumes the place of
money in Pedro Juan's Centro Habana. Throughout the text, sex competes with
dollars in the underground market economy and is used as the currency that
(Ferrari de 30)
En medio de esta contextualización, se vuelve más claro que la comparación con Casanova es un
instrumento retórico, una guía para comprender la dirección que toma el personaje como
Cerpa 193
seductor que por lo demás resulta ser muy original por estar inspirado en el contexto cubano y
aún latinoamericano, con una amplia comprensión que aparece muy depurada. Esto lo vemos en
una discusión que tienen Pedro Juan y su amigo el Trucu quien se queja amargamente de las
mujeres y cita a un pionero del erotismo en Latinoamérica: “Pues Vargas Vila lo escribía muy
claro: sedúcelas, corrómpelas, envícialas. Todas son unas putas. Tienen el alma de putas” (92).
el que está inmerso. Por eso el personaje es presentado como seductor, chulo y jinetero.
–Los dos somos artistas, papi. Cuando bailaba era igual. Yo con mis bailes
eróticos. Era la estrella del Palermo. Nadie sabía si era verdad o mentira. Ni
mentira.
–Uhmm.
–Eres una puta, Pedro. Eres tan puta como yo. Vendes una mentira y finges que es
verdad. Jajajá.
–Jinetero de la sueca y chulo mío. Eres una estrella, como me gustas, mi macho
Estas son características netamente cubanas. Alexis Candía encuentra, a pesar de las
peculiaridades de la isla, una similitud con la Picaresca española, que también fue el resultado de
siglo XX. En un curso de acción que recuerda la novela picaresca del siglo XVI,
mujer porque es la única forma que tiene de subsistir en medio del caos
económico […]. No se trata, sin embargo, de una mera actitud misógina, sino de
fácil y que da más dinero. Me metí a pinguero. Pero con las viejas. Con las
En conclusión, la obra de Pedro Juan Gutiérrez ha suscitado un gran interés porque cubre un
penosa situación de un punto determinado en la historia de Cuba sino que es irreductible como
producto estético y esto marca con una tinta muy peculiar su concepto de “seductor.” Su
escritura es tan original que se aparta considerablemente de los clásicos contemporáneos cubanos
neobarrocos y apuesta por una especie de “oralidad” que describe mejor la realidad inmediata de
Cerpa 195
su mundo cotidiano. Fuera de la isla esa lucha por sobrevivir cada día nos parece fascinante,
En apariencia, no es mucho lo que se puede saber de Teresa. Lo que nos llega de esa niña rubia,
subnormal, de catorce años son las versiones que nos ofrecen Manuel y Verónica. Y cada uno de
ellos tiene en cierta forma una Teresa diferente pues ella es según Verónica “una criatura oscura”
(25), limitada nada menos que por sus deficiencias físicas que la hacen permanecer en una edad
indefinida, eternamente pueril e inocente pues no habla sino solo excepcionalmente. Veamos
Aquellas tardes Teresa aparecía en la puerta deseando jugar con aquella piel
Aquella inexpresividad era tan tentadora, tan ambigua como su piel. En ningún
caso parecía una niña, sino una anciana-anfibio, una criatura que hubiese pasado
transfigurada sólo por la sonrisa. Verónica se olvidaba de que Teresa era una
animal, y en mitad de aquella chica que era Teresa, Verónica tenía la sensación de
imperturbable con esa sonrisa a la puerta de su habitación todas las tardes. (25)
trata más que de una niña adolescente con algún impedimento cognitivo que limita su habla,
verdadero ser es asociado a una fuerza alegórica que la vuelve escurridiza ante una definición
rígida.
Veamos cómo en la cita anterior se presenta como un ser sobrenatural, que participa
como las deidades de una doble naturaleza (destacada por la palabra “anfibio”); que puede ser
entendida como divina y humana, como simultáneamente en el tiempo y fuera de él: “En ningún
caso parecía una niña, sino una anciana-anfibio, una criatura que hubiese pasado centurias bajo el
agua y que de pronto hubiese emergido a la superficie exactamente de aquella forma, con su
En torno a Manuel (lo cual en realidad quiere decir “según Manuel,” salvo que las
astucias del narrador nos ponen en una situación dubitativa pues el personaje está focalizado en
Manuel pero siempre se narra desde una voz en tercera persona con características omniscientes),
según Manuel, decíamos, Teresa es muy diferente a como la ve Verónica y a pesar de ello él
también está ante un ser que lo sobrepasa, moral y afectivamente. Revisemos el único fragmento
de la novela en que la palabra “monstruoso” no es utilizada por Manuel para referirse a sí mismo
Cerpa 197
por sentirse inexplicablemente atraído por Teresa, sino por primera y única vez para describirla a
ella:
Tenía los pechos más grandes en comparación con los de sus compañeras, pechos
casi de mujer adulta, en los que unos pezones elípticos se dibujaban, desiguales,
como dos manchas oscuras que hacían resaltar la blancura de una piel íntima,
interior, una forma que, vestida, jamás se habría podido sospechar en ella, pues la
pareciera más grande, casi monstruoso, como una infección que le abarcara desde
la mitad del torso hasta el hombro, y sin embargo hermosa (te deseo, pensó,
quiero que seas); lo que le atraía de ella superaba aquella deformidad y la amaba,
no sabría explicar por qué, con perfecta ternura, parecía que aquella imperfección
la hiciera perfecta para él, de una forma en que ninguna otra imperfección habría
simple adolescente guapa a la que habría sido imposible admirar más de cinco
La influencia de Lolita en Versiones de Teresa (como en Las edades de Lulú) es mucho más que
temática. No se trata sólo de una novela que explora los conflictos éticos del abuso de poder y
paidofilia sino que recupera el mito de las nínfulas (a su vez basado en el de las ninfas), que
según Humbert Humbert define así: “entre los límites de los nueve y los catorce años, surgen
doncellas que revelan a ciertos viajeros embrujados, dos o más veces mayores que ellas, su
verdadera naturaleza, no humana, sino nínfica (o sea demoníaca); propongo llamar ‘nínfulas’ a
Cerpa 198
esas criaturas escogidas” (Nabokov 20). Recordemos que Teresa tiene solo catorce años y que
Manuel, quien apenas verla se siente inexplicablemente prendado de ella, tiene treinta.
Para darle sentido a su vida en un momento en que lo considera crítico, sin razón alguna,
simplemente porque cumplirá los treinta años, además de estar conturbado con las imágenes de
la muerte de su padre, Manuel sigue el consejo de su hermana, quien es muy religiosa y devota,
de servir a los demás y por recomendación de ella, se ofrece como cuidador de niños
ante las autoridades religiosas que organizan el campamento, Manuel ve por primera vez la
desprenderse de la impresión que le causa esa criatura: “El hecho de sentir amor por aquella
muchacha a la que acababa de ver era algo que venía desde fuera, como por sorpresa, como un
obsequio. No lo había buscado y por tanto era júbilo puro o dolor puro” (69).
Estos sentimientos de intenso dolor y júbilo mezclados también son una impronta en
Dolores Haze. El apellido no es menos simbólico que el nombre de pila pues significa niebla y
según el diccionario Oxford “a state of mental confusión,” el mismo estado en que se encuentra
helenista Roberto Calasso en La locura que viene de las ninfas describe como posesión puesto
que “La Ninfa o lo divino o la fortuna son potencias que actúan repentinamente, capturan y
transforman a su presa” (27). Pero este cautiverio es un estado mental. Roberto Calasso cita y
traduce de Festo, un antiguo texto latino: “‘por antigua tradición se dice de quien vea una
Cerpa 199
aparición emerger de un fuente, o sea, la imagen de una Ninfa, delira; los griegos definen
nympholeptous a quienes los latinos llaman lymphaticos’. El delirio suscitado por las Ninfas
nace entonces del agua y de un cuerpo que emerge de ella” (35). Con las características
Y cuanto más se acercaba a ella más le parecía que quien le miraba no era una
persona humana, sino una especie de criatura bellísima y única, en aquel silencio
que tanto se acercaba al silencio puro, que era tan difícil de aceptar como el
Silvestre y acuática como las ninfas, y como ellas en el delicado despertar de su juventud, Teresa
está siempre en la flora, en torno al agua o en el agua misma; a veces un río pero principalmente
una poza, como se presenta en seguida. Cuando Manuel está en el claustro de los organizadores
del campamento, arrepentido de haberse ofrecido para ayudar y dudando de su buena voluntad
para estas personas con quienes se siente incómodo, pensando que en realidad su hermana pasa
la mayor parte del día en sitios como ese y en medio de sus dudas, de su tedio y de su malestar,
pared las diapositivas de los tenderos, una especie de poza rodeada de juncos, tres
niños subnormales, el escorzo de una sonrisa caballuna en la que todo era baba y
consciencia su entrada, una chica, o una niña, que había aparecido en tercer plano
[…]
pero que después no volvió a aparecer, y era quizá aquel silencio, la tensión de
Y reconocerá que está aquí porque todavía quiere saber lo que ha ocurrido,
su desnudez y aparte las ramas de los arbustos para verla mejor, podrá contemplar
sus ojos entre las hojas brillantes de los juncos que bordean la poza. El recuerdo
Y no se avergonzará de su desnudez.
Paradójicamente, por ser una niña subnormal, en Teresa se manifiesta un estado supra humano
como “demoniaca” y capaz de someter la voluntad de ciertos hombres, como si fuera algo
terrible. De igual manera el epígrafe de la novela, tomado del poeta y narrador italiano Cesare
Pavase, como modelador del sentido de la lectura, alude a una figura suprahumana y terrible que
EDIMÓN: ¿Has conocido alguna vez a una persona que fuese muchas cosas en
una, que las llevase consigo, que cada uno de sus gestos, que todo lo que tú
recuerdos, días idos que no conocerás nunca, días futuros, certezas, y otra
Manuel, poseído por la visión de semejante criatura, manifestada como una ninfa, ha actuado en
estado de “nipholepsia,” digamos usando uno de los cultismos de Calasso, pues aunque en
primera instancia pareciera que el seductor ha sido él, “La paradoja de la Ninfa es ésta: poseerla
Cerpa 202
significa ser poseídos. Y otorga una fuerza arrolladora” (Calasso 55). La fuerza misma que
impulsa a Manuel a ir contra sus propias reconvenciones pues se ha dicho a sí mismo que no
volverá a acercarse a esa niña y sin embargo no puede evitarlo y finalmente se cuestiona sobre el
Darle la mano.
Alejarse.
Versiones de Teresa es una novela de erotismo profundo, de una complejidad inusual, temática y
estilística, cuya historia dibuja sus contornos evadiendo la linealidad narrativa, a través de un
narrador que explora el interior de los personajes como en la novela psicológica pero
manteniendo a la vez distancia. La narración está siempre en flujo y nada impide, sin embargo
que sea finamente poética. Todo esto hace imposible limitar la novela a un género, a una
Cerpa 203
plantear varios ejercicios de lectura así como a nosotros, en busca de su veta erótica, nos ha
guiado hacia su naturaleza nínfica. Otra lectura, una en sentido “realista,” por ejemplo podría
señalar a Manuel como seductor, en cambio a través de nuestro análisis hemos visto que él ha
El mexicano Bulmaro Díaz es seducido por una mulata dominicana que es cantante de salsa y
en donde vive subordinado a ella. El argentino Juan Luis Kerlow es un famoso artista del porno
que se considera superior a cualquier otro actor por dominar su miembro viril. Pierde esta
extraordinaria facultad cuando se descubre enamorado de una catalana hermosa que es estudiante
de historia de las religiones. Después de sentirse seducido por esa muchacha pierde el control
sobre su pene y como consecuencia él ya no quiere actuar ni quiere tocar sexualmente a nadie
más. Tanto el mexicano como el argentino han sido seducidos. El español Ferrán Miralles
contrasta con sus dos coprotagonistas en que no ha perdido la voluntad por ninguna mujer y esto
significa en el contexto poético de Enrique Serna que jamás se ha enamorado, como se deduce de
Si Adán podía sujetar su miembro, también podía levantarlo cuando quisiera con
una orden mental, de manera que la belleza de Eva debe de haberlo dejado
Cerpa 204
soberanía sobre la propia carne, que asignaba a Eva un papel subordinado y gris
en el juego de la seducción. Tal vez por eso Eva instigó a Adán a morder la
poderes entre los sexos. Quería, tal vez, introducir en el amor un principio de
ejemplo la observación que le hace su última amante: “Te he observado todos estos días, Ferrán,
tú no puedes desear ni querer a nadie, porque todo el tiempo estás pensando en ti mismo. Para
desear a una mujer hay que prestarle atención y tú eres un narcisista perdido. Ni cuando follas te
dejas de ver en el espejo” (321). Primero Ferrán sufre de impotencia nerviosa por miedo a lo que
puedan pensar de él y luego se vuelve un vengativo Don Juan que busca el desagravio de todos
sus sufrimientos. A diferencia de lo que ocurre con Juan Luis Kerlow, no es una “Eva” o mujer
arquetípica quien le arrebata la voluntad. Ferrán no sucumbe ante el amor sino ante el miedo,
Deseaba a las mujeres con rabia, pero una mezcla de timidez y miedo al ridículo,
por temor al rechazo: lo que más me acojonaba era la posibilidad de ser admitido
Cerpa 205
en su lecho. Modestia aparte, soy alto y buen mozo, tengo un afilado rostro de
mi edad con un porte de atleta. Nunca he sido un tío al que le resulte difícil ligar,
y eso es quizás lo más patético de mi caso, pues con todas las ventajas para ser un
conquistador, jamás tuve el valor de cortejar a las mujeres que hubiera querido
tirarme. Para mí un ligue no era la antesala del placer, sino la antesala del
infierno, porque a los 17 años, cuando era un chico vulnerable con los
la descripción de hace de sí mismo como “buen mozo,” “atleta” y “conquistador”; es decir que
modelos:
masoquista, como el lisiado que admira a los campeones olímpicos del atletismo.
hasta nuestros días (explícitos e implícitos pues con la cita a las “lolitas,” también Humbert
Humbert está en cierta forma aludido). Ferrán Miralles conoce bien estos prototipos de la
seducción pero podemos decir que por temperamento se va identificando cada vez mejor con
Don Juan al punto que constantemente cita de memoria los versos del Tenorio de José Zorrilla,
cuyo romanticismo le ha asegurado una vigencia que supera cualquier otra versión:
Una tarde de agosto, cuando ya rondaba los cuarenta, salí a pasear en bicicleta por
la playa nudista de Marbella, donde los cuerpos áureos de las muchachas tendidas
¡Pasad y desvaneceos,
Celoso de la espuma que lamía sus muslos, pensé que era un sacrilegio haber
(36-37)
Enrique Serna crea la profundidad psicológica del personaje alternando la información sobre sus
conflictos sentimentales con las referencias a varios modelos de seducción pero principalmente
con citas textuales de Don Juan en una especie de ejercicio clínico que sigue el modelo
Duarte; por lo cual en La sangre erguida crea, junto con los giros peninsulares del personaje-
narrador y el tema de Don Juan, español por excelencia, una atmósfera profundamente hispana.
En “El mito de don Juan” que forma parte de la “Introducción” para la edición Crítica de El
burlador de Sevilla, preparada por Alfredo Rodríguez se lee: “El mito, como se ve, es consistente
y proteico: reaparece según la época y los lugares; se alía a otros mitos o se reconstruye para
explorar el territorio de los sueños colectivos” (26). Gracias a estos recursos y junto con la
Serna ha logrado una actualización del mito de Don Juan. Un ejemplo muy claro de la
actualización en la cual se superponen varias épocas resulta del conflicto que tiene Ferrán con
como un seductor. Después de que él toma una sobredosis de viagra para demostrarle a su
Si don Juan Tenorio solo necesitaba “un día para conseguirlas, otro para
abandonarlas, dos para sustituirlas y una hora para olvidarlas”, yo también podía
conquistar y abandonar mujeres con la misma facilidad, puesto que tenía una
los pectorales, que tenía poco desarrollados. Las miradas coquetas de mis
Ferrán fundamenta su soberbia en su “picha igualmente brava” a la de Don Juan y su alter ego
será Amador Bravo. Siempre se ha mantenido en buena condición física pero antes de
considerarse un conquistador ejercitaba sus piernas y a partir de ser un seductor ejercita los
pectorales y los bíceps, zonas corporales que denotan una masculinidad dominante. Una vez que
se siente sexualmente seguro con el uso del viagra cultiva una corporalidad diferente y se viste
con elegancia según lo percibe el mexicano Bulmaro Díaz cuando lo contacta para venderle el
viagra pirata: “A las cinco y cuarto apareció Amador Bravo, con un traje cruzado gris, elegante
corbata de seda granate, y un pañuelo del mismo color saliendo por el bolsillo del saco. Tenía las
cejas muy tupidas, la piel curtida por el sol, ojos azules muy penetrantes y un perfil anguloso de
halcón que sin duda debía gustarle a las mujeres” (232). Se opera en Ferrán una transformación
completa. Además de vestirse con elegancia, su actitud deja de ser tímida y se vuelve un hombre
prepotente y peligroso pues carga consigo una pistola. Amador Bravo decide no pagar a su
proveedor el aumento en el costo del viagra y sutilmente lo amenaza con su arma “[…] Amador
se abrió el saco para enseñarle la cacha plateada de su Beretta 93” (233). Bulmaro Díaz se queda
inmóvil, en silencio. Entonces Amador Bravo toma otro frasco de viagra y mete un billete
Cerpa 209
arrugado en la bolsa de la chaqueta del repartidor y le dice “Así me gusta, cariño. Ya estás
dinero” (233).
Ferrán Miralles se comporta como un verdadero burlador lo mismo ante hombres como
ante mujeres aparentando coraje y arrojo cuando en realidad lo que lo mueve es el odio y el
miedo. Alfredo Rodríguez observa que “Don Juan se nos presenta como seductor y valiente pero
como medios para mantener su fama, para certificar que su supuesto de número uno de la burla y
de la arrogancia está conseguido y mantenido por méritos propios” (55). Mediante traiciones,
mentiras y engaños, además de una larga lista de conquistas ocasionales, Amador Bravo desvirga
y deshonra a una adolescente pakistaní, expone en un gran escándalo pornográfico a una mujer
suicida. El Don Juan de El burlador de Sevilla, atribuido a Tirso de Molina, es castigado con el
infierno, el Don Juan romántico de Zorrilla es redimido por el amor de Doña Inés, pero el
donjuanesco Amador Bravo paga primero con la cárcel y después, en una veta cómica, al
descubrir que el medicamento con el que logró su soberbia potencia viril era un placebo,
reacciona tan violentamente contra sí mismo que se remite su caso a una unidad de atención
psiquiátrica. Ferrán Miralles es paradójicamente un seductor odioso pero queda claro que es el
Conclusiones
cartesiana de la división entre alma y cuerpo, ésta se mezcla con otros conceptos favoreciendo
las nuevas ideas de percepción de la experiencia erótica que apuntan hacia una gran apertura de
las teoría de la corporalidad, que no son prescriptivas sino descriptivas por lo cual otorgan una
mayor libertad en cuanto a las posibilidades no solo eróticas sino afectivas, legales y sociales en
general.
Todas las nociones en torno al cuerpo que se han abordado en este análisis han quedado
incorporadas unas dentro de otras hasta que mediante un proceso de abstracción los conceptos
La erotización del cuerpo mediante símiles con animales para resaltar la energía y el
las dos novelas españolas ahondan en este recurso. Uno de los contrastes más claros en cuanto a
cuyo espacio curiosamente es España, hay una mulata: “Era una pantera de ojos verdes, con
facciones de blanca y cuerpo de negra, que derrochaba en las tablas un garbo natural aprendido
en una novela donde la corporalidad está centrada en la perspectiva masculina pero conviene
destacar que a pesar de la brevedad la cita contiene recursos de erotización corporal presentes de
argentino que tiene una vida erótica en Estados Unidos y posteriormente en España, de un
Mexicano que se enamora de una mulata caribeña y de un español que tiene una vida sexual
desenfrenada con mujeres de varias partes de Europa y con una árabe. Esta multiracialidad, sin
centrado exclusivamente en la relación de los tres personajes principales con su miembro viril,
en La última noche que pasé contigo. Pedro Juan, el personaje de la primera, se considera a sí
mismo blanco y es presentado como tal ante la apreciación de los demás personajes (lo cual es
negritud debido a que de acuerdo a la santería él tiene un negro dentro como una segunda
naturaleza.
Igualmente erotizado, poniendo énfasis en su miembro viril, el botero negro que cumple
el deseo de Celia de volver a sangrar como una virgencita (154) tiene un pene que es descrito
como “una verga sólida y gigante […] una negro cañón pesado y lustroso, una animal de amor”
Cerpa 212
(152). Ese hombre negro es descrito también como un monstruo marino (151). A pesar de este
énfasis en el sexo descomunal del amante ocasional de Celia, no estamos ante una obra
claramente falocéntrica, puesto que el cuerpo del hombre negro es el objeto de deseo de una
voluntad dominante, la de Celia. Una mujer que a pesar de sus remordimientos de consciencia
por sostener una relación con Agustín Conejo cuando debía estar cuidando del padre, del marido
y de la hija, no puede evitar preferir su placer. En lugar de ir a ver a su padre cuando él está
muriendo, Celia tiene sexo con su amante. También el encuentro erótico con el botero negro es
una aventura que la libera y le produce un estado de bienestar y de seguridad consigo misma y
erótica con Julieta. Es decir, Celia es un personaje más dueño de sí mimo, que calla su
infidelidad y sabe hacer que su esposo confiese la suya. Celia se mueve en un contexto patriarcal
pero desestabiliza sus valores en la busca de su corporalidad como medio para reconocerse a sí
misma.
Versiones de Teresa es la otra novela del grupo que no puede limitarse a la clasificación
Verónica. Es decir hay una percepción masculina y femenina no solo alternándose sino
uniéndose hasta confluir en un encuentro erótico. Lo que une a estas don visiones del mundo es
Teresa, una niña con malformaciones corporales que es descrita simultáneamente como bella y
Teresa, de su ser único en el mundo, y del amor que suscita en Manuel por ser diferente, se
plantea problemas éticos de orden erótico que nos llevan a reflexionar en lo limitadas que son
Lo que todas las novelas tienen en común es el asunto de la juventud. Sin embargo los
tratamientos de este tema difieren considerablemente en cada obra. En las dos novelas españolas
la juventud del cuerpo tiende un lazo intertextual con Lolita. Tanto Lulú como Teresa son
versiones de esta niña erotizada. En ambos casos la juventud erotizada es pasiva y objeto del
placer de un sujeto actante. Cuando Lulú decide crecer y se separa de Pablo se convierte en una
mujer vieja y marchita y cuando él la recupera se restaura su ser como “una niña grande” (259).
Las tres novelas hispanoamericanas tienen en común que sus personajes están en la madurez. En
las dos novelas caribeñas los personajes tiene alrededor de cincuenta años y en la novela
mexicana los tres personajes tienen alrededor de cuarenta años. En estas tres novelas los
Pedro Juan, en Animal tropical incorpora el tema de la santería para apropiarse de la potencia
sexual de la raza negra, pues dice tener un negro dentro. Por la influencia del Boom y el
Realismo mágico, los personajes de La última noche que pasé contigo son rejuvenecidos por el
viaje, simultáneamente físico y mental. Viajan por el Caribe escuchando boleros y recreando sus
experiencias eróticas como cuando eran jóvenes. En la novela mexicana, la fuerza erótica es
propiciada por la oportunidad de rejuvenecer que ofrece la medicina moderna con el viagra. Sin
embargo la ciencia médica se muestra inútil ante el amor, mostrado como voluntad del alma.
Cuando Kerlow se enamora pierde el dominio de su miembro viril y nada, sino el amor mismo,
pude rescatarlo de su condición. Lo que tienen en común todas estas novelas es que no está
delimitada ni clara la frontera entre el cuerpo y las cualidades que rebasan esta noción. Como
Ése es uno de los rasgos que definen a la época moderna: las fronteras entre el
al mismo tiempo, lo que llamamos cuerpo es hoy algo mucho más complejo de lo
que era para Platón y su tiempo. Nuestro cuerpo posee muchos atributos que eran
La noción predominante es la de la separación del cuerpo y del alma. Una situación metafísica
cuerpo monstruoso, poseedor de una fuerza supra natural capaz de robar la voluntad; el amor
carnal como amor místico en La sangre erguida; la negritud como fuerza erótica que gracias a la
santería permite que Pedro Juan se considere blanco y con una fuerza sexual superior en Animal
tropical; el viaje como un proceso rejuvenecedor en La última noche que pasé contigo y la
omnipotencia de pablo que rejuvenece con su beneplácito a Lulú en Las edades de Lulú. Con
excepción de la novela mexicana, hay una constante voluntad de explorar el cuerpo más allá de
los límites impuestos por los roles de género y de “reculturalizar” la experiencia erótica.
El deseo de los personajes es en primera instancia percibido como algo que no se tiene, algo que
está en el otro o que el otro valora. Ese otro es siempre un prójimo, alguien cercano (afectiva o
espacialmente) o alguien que entra en contacto con el personaje. El deseo se traslada de una
carencia a un objeto, persona o idea y finalmente busca ganarse la aprobación de otro personaje,
alguien capaz de valorar lo que es importante para el personaje deseante puesto que
Cerpa 215
Desire is essentially ‘desire of the Other’s desire’, which means both desire to be
the object of another’s desire, and desire for recognition by another. Lacan takes
these ideas from Hegel, via Kojève, who states: “Desire is human only if the one
desires, not the body, but the desire of the other… that is to say, if he wants to be
‘desired’ or ‘loved’, or, rather, ‘recognized’ in his human value… in other words,
all human, anthropogenetic Desire… is, finally, a function of the desire for
‘recognition’”. […] Kojève goes on to argue (still following Hegel) that in order
to achieve the desired recognition, the subject must risk his own life in a struggle
Tanto en los personajes femeninos como en los masculinos la carencia tiene su origen en las
relaciones familiares. Lulú se siente abandonada por su madre y desarrolla una gran dependencia
de su hermano Marcelo. Se enamora del mejor amigo de su hermano, Pablo, y con él forma su
propia familia. Él será como un padre para Lulú hasta que ella se aleje por no ser su principal
objeto de deseo. Finalmente Pablo recobrará a Lulú, es decir que recobrará el deseo por Lulú;
Lulú volverá a ocupar ese sitio del que se sintió desplazada. Esta novela hace una larga serie de
exploraciones del deseo femenino en distintas circunstancias, desde la pubertad de Lulú hasta
que va entrando en la madurez siendo madre. Las exploraciones del deseo se valen de las
diferentes edades biológicas y por tanto sicológicas de Lulú. Pero no obstante la variedad de
casos que se presentan, el principal objeto de deseo es siempre Pablo. Lulú lo desea cuando no lo
tiene y cuando está con él desea lo que él desea, hace suyo lo que ella cree que es el deseo de
Pablo.
Cerpa 216
Fernando supera su tristeza al adaptarse a la dinámica del viaje. El detonante del deseo es
siempre la música, el bolero con sus letras erotizadas y que le recuerdan la infancia. De niño él
era el emisario de las cartas de amor que su abuela le mandaba a otra mujer. En el crucero,
reencuentro con su juventud erotizada por la música y las letras del bolero se manifiesta en él
a Julieta quien acepta las imposiciones hasta que Fernando está tan ebrio de vino que pierde la
Pedro Juan parece ser un caso aparte, un hombre solitario que no hace referencia alguna a
necesidades inmediatas de alimento con el también apremiante apetito sexual. Sin embargo, en
Animal Tropical las necesidades fisiológicas no son tan inmediatas y en cambio aparece el deseo
contraparte, Agneta, la amante sueca. Escribir sobre estás dos mujeres consiste en un ejercicio
erótico pues a la vez que quiere adentrarse en su vida teme enamorarse. Finalmente elige a
Gloria pero se aleja de la Habana a un lugar solitario, supone que la preñará y que tendrán dos o
tres hijos. Con esto termina de escribir su novela. Gloria es a la vez la posibilidad de la escritura
y el testimonio y homenaje a la vida simple de las personas en la Habana. El deseo de Pedro Juan
Verónica percibe que entre su hermana y su madre hay una armonía que se rompe siempre con
su presencia. Verónica desea el sentido de independencia que está despertando en su amiga Ana,
quien antes era tan tímida como ella. Verónica desea ser amada por Ana y se vuelve tan
dependiente de ella que solo logra ser rechazada. Verónica deja de lado su obsesión por Ana
cuando percibe que su hermana ha tenido un despertar de sus sentidos. No odia a Teresa porque
también ella, como su madre, se siente en calma con la compañía de Teresa pero cuando
descubre que Teresa es diferente, que tiene una sensibilidad más despierta, desea con envidia lo
que pudo cambiarla. Una vez que lo encuentra en Manuel, que confirma sus sospechas de que él
ha sido el responsable del despertar sexual de su inocente hermana, la relación de Verónica con
Para Juan Luis Kerlow, el actor porno de La sangre erguida, es la búsqueda por
reconciliarse con sus orígenes lo que lo lleva al deseo erótico. La peculiaridad de su caso radica
en que siendo un actor porno lleva una vida que para personas ordinarias podría parecer erótica.
Piensa constantemente en dos cosas: que pudo haber sido un hombre diferente y que sus padres
lo rechazan por haberse enriquecido en la industria del porno. Como su carrera está en descenso
acepta un contrato para ir a Barcelona a filmar cinco películas eróticas de calidad artística. El
intelectual que estudia un doctorado en religiones comparadas y procura entrar en contacto con
sus padres para hacerles saber el nuevo rumbo que ha dado su vida. Supone entonces que ellos
estarán felices de conocer a su novia, con quien desea formalizar un matrimonio y formar una
familia.
En la construcción del deseo erótico la familia está siempre relacionada con la otredad
que detona el deseo de los personajes. Es decir que el deseo involucra siempre la presencia del
otro, no hay deseos aislados o enteramente secretos. Los deseos de los personajes se construyen a
partir de quienes los rodean y ese otro es o será parte de la familia. En el caso de Pedro Juan que
erotizado por Gloria. Desea a Gloria porque ella le brinda la posibilidad de la escritura y termina
escribiendo su novela y formando una familia con ella. Conviene destacar que además de este
elemento, en las dos novelas españolas los personajes femeninos (Lulú y Verónica) acompañan
su deseo con un sentimiento de violencia. En La última noche que pasé contigo y en Animal
cubana hay una fuerte influencia de la pornografía y al mismo tiempo de la novela rosa. Una
parodia de novela rosa en la cual quien se debate entre dos amores no es la mujer sino el cínico
seductor que es Pedro Juan. También Las edades de Lulú tiene fuertes influencias tanto de la
pornografía como de la novela rosa. Solo que en la novela de Almudena Grandes la influencia de
pornografía en la construcción del deseo es mucho menor. Juan Luis Kerlow es un actor porno y
en la novela hay una presencia constante de la pornografía tanto profesional como amateur pero
esta presencia es más bien temática y sólo en ocasiones realmente explícita. El deseo en La
Cerpa 219
sangre erguida está, por el contrario, influido por la teosofía escolástica de San Agustín y el
tema del arbitrio. Es por eso que Kerlow decide ser otro y empieza a ser otro. Solo que esa
decisión paradójicamente se presenta como un deseo erótico al conocer a Laia, quien estudia
todas las novelas de este análisis. Aunque las características del deseo en cada una sean tan
peculiares como lo son sus personajes y sus motivaciones hay algunos puntos en común. La
necesidad de sentirse reconocido por los demás es una constante. Los personajes deseantes
encuentran el impulso de sus acciones en una carencia. Esta carencia, como fuente del deseo,
tiene su origen en las relaciones familiares. En algún punto la carencia cobra la forma de un
deseo erótico.
En las cinco novelas estudiadas la transgresión en la construcción del erotismo literario opera en
Generalmente el tema afecta el plano de las acciones de los personajes pero sólo en ciertas
novelas aunque estrictamente podemos clasificar como eróticas a Las edades de Lulú, La última
noche que pasé contigo (ambas editadas por La Sonrisa Vertical) y La sangre erguida, que en la
contraportada es descrita como “comedia erótica.” Tanto Animal tropical como Versiones de
Teresa son novelas de otra índole pues el asunto dominante no es el erotismo aunque la aparición
Cerpa 220
de éste influya poderosamente en el resto de la obra. La pornografía como tema aparece en Las
edades de Lulú y en La sangre erguida. La primera aborda, además, el tema de las sexualidades
alternativas con ciertos puntos de encuentro con la “teoría queer,” que está surgiendo y
erguida la pornografía es también un tema importante pues el argentino Juan Luis Kerlow es un
actor porno. Ambas novelas utilizan obscenidades lingüísticas para emular el impacto de los
hechos en las películas pornográficas pero sin duda la novela española es mucho más
porque el tema es redundante; además de estar narrado desde la subjetividad de una mujer. La
sexualidad como tema transgresor en La última noche que pasé contigo se presenta
largo tiempo entendidas y tratadas como perversiones y que actualmente se describen como
Montero son atenuadas con una ingeniosa carga paródica de los personajes. En Versiones de
campamento de verano y va contra sus compromisos al propiciar un encuentro sexual con una de
las niñas del campamento. El asunto es una evolución del tema de “Lolita.” Como en la novela
de Nabokov, la novela de Barba es capaz de suscitar polémica en cuanto al abuso de poder sobre
los menores y sabe también permanecer ambigua con recursos propios pues Teresa se muestra,
desde el punto de vista de su hermana, enamorada de Manuel. En todo momento Manuel acepta
también estar enamorado de la niña subnormal porque considera que su deformidad física la
vuelve especial. Este asunto vuelve particularmente atípica la transgresión en la novela cuyo
tema dominante es el amor. En Animal tropical el tema de la sexualidad se une al tema de las
Cerpa 221
necesidades básicas del hombre y de las carencias en Cuba. Como en Trilogía sucia de la
Habana, los personajes tratan de aliviar con excesos carnales otras necesidades. El resultado es
que la transgresión se vuelve un tema en sí mismo pues Pedro Juan se ha vuelto un anarquista y
cuestiona lo que está bien o mal. Este es un reflejo de la realidad social cubana de las últimas dos
décadas. La escritura es otro tema sexualizado y transgresor. Para Pedro Juan Gutiérrez la
escritura tiene mucho en común con la sexualidad. Y considera que hay que pensar mucho para
Las acciones de los personajes están fuertemente influidas por los temas. En cada una de
las novelas del conjunto, el protagonista es un antihéroe. No en el sentido de adversario del héroe
sino en oposición de los valores que caracterizan al héroe clásico como un idealista por encima
de las circunstancias, movido por el altruismo. En las novelas de este estudio, el protagonista es
un antihéroe como consecuencia de sus apetencias eróticas. Los tres personajes de La sangre
erguida son dominados por su miembro viril; Manuel, en Versiones de Teresa, se debate al
identificarse como cuidador o como amante al hablarle a Teresa; Pedro Juan confiesa en Animal
tropical que se entrega al desenfreno sexual para evitar el suicidio porque se siente defraudado
por el sistema político cubano. Tanto Fernando como Celia, en La última noche que pasé
contigo, se guían del erotismo de las letras del bolero al ser infieles. Su infidelidad puede ser
interpretada como una respuesta a la ansiedad ante la pérdida. Celia es infiel durante la
convalecencia de su padre y deja de serlo cuando él muere. Comete adulterio de nuevo cuando su
hija se aleja porque contrae matrimonio. En Las edades de Lulú la protagonista vive cada nueva
experiencia en su vida como una nueva transgresión de las normas sociales a través de su
sexualidad. Con excepción de Pedro Juan, quien sobrevive mediante la fuerza del cinismo, todos
Cerpa 222
estos protagonistas buscan su placer erótico a escondidas por estar en oposición a su honra. Al
[…] en todas partes –y sin duda ya desde las épocas más antiguas— nuestra
grados, nuestra actividad sexual aparece como contraria a nuestra dignidad. Hasta
prohibido. (114)
Las acciones de estos personajes van en contra de lo prohibido pero en cuanto a las dos más
grandes prohibiciones o tabúes, el incesto se muestra con mayor fuerza que la muerte. La última
noche que pasé contigo incorpora este último tema al presentar a los personajes excitados por la
presencia de la muerte. En Las edades de Lulú el incesto involuntario constituye el primer clímax
narrativo pero el segundo clímax de la narración se frustra ya que la víctima debería ser Lulú
pero Pablo la rescata. En la adaptación cinematográfica del director español Bigas Luna, el
travesti Ely muere por rescatar a Lulú y con esa expiación cobra mayor fuerza el clímax del final
muerte está presente pero no es de ningún modo un acto transgresor. En La sangre erguida se
suicida un personaje secundario a consecuencia del donjuanismo de Ferrán Miralles, este hecho
presenta como una zona de muerte (oscuridad, silencio, frío, suicidios) en contraste con la
vitalidad caribeña de Cuba. El incesto es una presencia en las cinco novelas, sin embargo solo en
It may not be redundant to emphasise9 that incest is not defined by its sexual
persons prohibited because of specified kinship relations. Both Western legal and
three sets: a set of sexual behaviours, a set of kinship categories and a set of
Solo en las dos novelas peninsulares se da el incesto, realmente entre parientes. En el resto de las
novelas hay solo una simulación o incesto simbólico: Juan Luis Kerlow se enamora de una mujer
que le recuerda a su madre y se casa con ella para reconciliarse con su familia; En Animal
tropical, Gloria recuerda a su padre mientras tiene sexo con Pedro Juan; En La última noche que
Todos estos casos son incestos simbólicos o edípicos. En cambio en Versiones de Teresa, es
Verónica quien besa y masturba a su hermana para sentir lo que sintió Manuel. En Las edades de
Lulú, engañada por Pablo, Lulú tiene coito con su hermano. Sobre el valor prohibitivo del incesto
Dorothy Willner observa que “the prohibition is part of the social and moral order and may
9
Ortografía británica.
Cerpa 224
express sacred values. Therefore, incest may entail the violation of such values and the relations
of trust they entail. Such violations are likely to be associated with secrecy and shame. Incest can
constitute a category of sexual sin and sexual misdemeanour, one in a set of such categories
[…]” (137). A nuestro parecer el incesto cometido entre hermanos en las dos novelas españolas
socialmente es tan vergonzoso matar como cometer incesto. Y partir de La familia de pascual
tenemos que La sangre erguida maneja el tema de la pornografía pero no se encuentra una
repercusión de este tema en la estructura, que por lo demás está completamente bien lograda a
partir del suspenso gracias a la experiencia de Serna en telenovelas. El sentido más transgresor
Teresa es una novela literalmente extraordinaria, de una gran calidad lírica y a la vez capaz de
suscitar polémica por el tema del amor y sus implicaciones eróticas entre un cuidador y una niña
subnormal. Aunque su estructura es muy compleja también es muy depurada: dos focalizaciones
temporalidad diferente en cada capítulo. Para destacar cierta intensidad poética y dramática los
párrafos se quiebran como versos. Pedro Juan Gutiérrez logró, quizás por necesidad, mezclar el
diario íntimo con una intención periodística para escribir narraciones que fueron presentadas
como cuentos en La trilogía sucia de la Habana. En Animal tropical el recurso se alejó del
periodismo y sostuvo el aliento a partir de un tema (la amante cubana vs la amante sueca) para
Cerpa 225
lograr una novela. La riqueza transgresora de la obra de Pedro Juan Gutiérrez destaca
simultáneamente poético que resulta desconcertante y muy original por emular la oralidad
última noche que pasé contigo. El bolero rige el tema, las acciones y la estructura de la novela
pues hay una omnipresencia de las letras del bolero y cada capítulo tiene el nombre de un bolero.
pormenorizadas de una cinta pornográfica que realmente imitan los usos de la pornografía.
Aborda el tema de las sexualidades alternativas destacando la confusión de los géneros. El caso
más claro es el travesti Ely. Las edades de Lulú también mezcla géneros literarios aparentemente
inestabilidad del género repercute también en la estructura del libro como cuerpo, pues la
narración es relativamente simple pero a través del manejo de la temporalidad resulta muy
confuso saber qué está pasando pues la confusión de la temporalidad se mezcla con la confusión
predomina el intelecto y la fuerza; la segunda se manifiesta como una fuerza instintiva e incluso
como una fuerza mítica de la naturaleza. En Las edades de Lulú, Animal tropical y La sangre
erguida hay un personaje seductor. Por contraste, en La última noche que pasé contigo y
femenina:
Cerpa 226
Al hablar de seducción femenina conviene volver al sentencioso Jean Baudrillard que nos
advierte que “lo masculino es cierto, lo femenino es insoluble” (18). Es decir que mientras el
realidad tangible. Por el contrario, la seducción femenina crea la impresión de estar en otra parte;
como un poder que antecede e incluso supera al ser en que se concentra la seducción porque sus
límites no son claros. Es insoluble; es decir, misteriosa y como tal seduce con la fuerza
primordial del instinto animal, como en La última noche que pasé contigo, o bien cobra
Versiones de Teresa. Pero se trata en este caso de una naturaleza de dimensiones mitológicas o
These beings [the divine spirits who animate nature] are usually depicted as
nymphs, beautiful young girls who love to dance and sing and, in some cases, are
extremely amorous. Very often nymphs act as attendants for one or more of the
major gods or goddesses. The Muses are a kind of nymph, and so are the Nereids
and Oceanids, although some of them assume virtually the stature of deity. More
typically, nymphs are rather like fairies, extremely long-lived but not necessarily
immortal. (129)
Cerpa 227
Teresa es una especie de náyade o ninfa del agua, siempre es descrita en torno a este elemento,
los humanos y otra región extraña, misteriosa. Manuel mismo no puede entender qué lo ha
considera a sí mismo monstruoso por enamorarse de esa niña subnormal, que casi no habla y
tiene un hombro deforme. Sin embargo, Manuel apenas la vio y quedó poseído por una especie
de “ninfolepcia,” una mezcla de gozo puro y dolor puro. El epígrafe de Cesare Pavese proyecta
una lectura de este orden cuando Edimón dice “Oh, extranjero, ¿Y si esa persona fuese la fiera, la
cosa salvaje, la naturaleza intocable, lo que no tiene nombre?” (9). La seducción femenina se
presenta como algo animal, como la naturaleza misteriosa y en última instancia como una fuerza
inefable.
del erotismo. El bolero como memoria cultural es el portador de un amplio registro de conductas
eróticas que apenas al manifestarse ceden ante otra fuerza, de carácter más bien obsceno: el
instinto, memoria erótica de la naturaleza. Tanto los hombres como las mujeres de la novela
novela procede de una canción, al igual que los títulos de los capítulos. Agustín Conejo trata de
seducir a Celia cantando boleros y se encuentra con una mujer que goza al aceptar con una
especie de animalidad el reto de la seducción como una batalla. Agustín Conejo se asusta al ver a
Celia trasformada al punto que él se vuelve la presa seducida. Por su lado, Fernando ha asimilado
a tal grado las letras de los boleros escuchados desde la infancia que cuando habla con Julieta
Cerpa 228
prácticamente repite estribillos de canciones. Pero tiene una obsesión igualmente intensa y más
secreta: sabe de memoria, también desde niño, la extraña conducta sexual de una gran variedad
animales. Cuando Fernando está con su amante recuerda los hábitos sexuales de ciertos animales
y conforme se excita, se transforma al imitarlos y es así como seduce a Julieta. Pero de ninguna
manera Fernando es un seductor sino más bien una persona que ha caído presa de la seducción
misma. Una seducción que por oposición al comportamiento del seductor masculino llamamos
femenina y que se presenta como algo próximo a la animalidad. Sobre esta relación entre
adorno es el más ingenuo. En el meollo de esta paradoja, allí donde queda abolida
fin y al cabo seducir. Pero no con la perversión planificadora del seductor, sino inmerso ante una
fuerza fascinante y anular; pues no importan las veces que repita el cuento de la conducta sexual
de los ácaros, los dugones o los cerdos, el resultado es el mismo: se apodera de él un misterio
Cerpa 229
excitante y extensivo. Una fuerza seductora que llamamos femenina en oposición a las
La seducción masculina se presenta en tres novelas del grupo: Las edades de Lulú, La
sangre erguida y Animal tropical. Esta última es la única en la que la figura de Don Juan no es
puntos de encuentro con Casanova tales como la narración supuestamente autobiográfica en que
ambos se proyectan como seductores y también la idea del amor como peligro. Ambos
personajes sufren porque se enamoran de sus conquistas y a pesar de sentirse enamorados viajan
para tener más aventuras amorosas. A pesar de los puntos de encuentro con el modelo de
oscila entre el jinetero y el chulo. Oficios que fuera de la isla parecen escandalosamente
deshonrosos pero que en la novela se muestran sin imposturas como parte de la vida cotidiana en
En Las edades de Lulú y especialmente en La sangre erguida, Don Juan es una presencia
que gusta de la burla. Como Don Juan, disfruta saberse en un estado de superioridad masculina al
influencia de este clásico mito español. La figura de Casanova se hace presente en su estampa al
además influido por el personaje de Humbert Humbert y su gusto obsesivo por las niñas
nínfula. Pablo se muestra como un maestro del cálculo, de la estrategia. Es decir que su
personalidad tiene muy marcados rasgos de estas figuras pero los mezcla de tal manera que su
Por su parte, Ferrán Miralles es el personaje que más se vale del mito de Don Juan.
Ferrán decide dejar de ser un hombre apocado con las mujeres y prueba suerte con el viagra. Su
personalidad cambia drásticamente y se hace llamar a sí mismo “Amador Bravo.” Para encarnar
esta nueva personalidad estudia los modelos clásicos de seductor y se identifica plenamente con
Don Juan Tenorio al punto de citar de memoria líneas de este personaje literario. El resultado es
que gradualmente va destruyendo la vida de las mujeres a quienes seduce y por ser un burlador
se revela finalmente como una víctima de sí mismo. Éste es el profundo absurdo del fascinante
asunto de las figuras míticas en la consciencia colectiva con respecto a la conquista amorosa,
brevemente pasa revista a la figura de Casanova para detenerse a profundizar en la de Don Juan:
très abondants approfondissements; c’est une figure qui nous interpelle dans nos
forces vives, notre orgueil et nos faiblesses. En réalité, nous l’avons dit, Don Juan
est vu dans un destin fermé, clos sur lui-même, c’est une vie d’homme complète,
une vie qui «erre» et persévère dans l’erreur, jugée à l’aune de ses actions qui sont
irréversibles. Don Juan est avant tout le «burlador» c’est là son origine et il en
fortune littéraire, c’est que, trompant les autres, il se leurre lui-même et vit dans
les illusions au moins autant qu’il ne berce les autres d’illusions. Ce qui est châtié
que le châtiment apparaisse sous forme du Convive de Pierre ou sous forme des
flammes de l’Enfer, peu importe; ce qui par contre est incontournable, c’est la
Mort qui vient apposer son sceau à cette vie inauthentique vouée à l’illusion et au
hasard. (212-213)
Estas reflexiones muestran que Don Juan, el personaje más influyente en materia de seducción
que ha legado a la lengua castellana, es una figura cuya masculinidad está vulnerada por sí
mismo, pues el burlador vive en un mundo de apariencias que nulifica el sentido de su propia
existencia. Por eso Ferrán Miralles es castigado con el infierno moderno: la cárcel, el
manicomio.
De acuerdo a las fuentes consultadas para crear nuestro marco teórico, a pesar de las
múltiples estrategias de seducción masculina, son dos los tipos de seductor más influyentes; a
Don Juan conceives of and experiences desire as a sword that allows him to
realize the defeat, possession, and death –through dishonor– of the seduced
person. For Casanova, on the other hand, desire is the life force that impels him to
seduce, love the other and be loved by her, make lovers happy, and even to
Cerpa 232
improve the lot of the women he seduced. Where love and the desire for love are
concerned, Casanova is prepared to commit any transgression, take any risk, and
be extremely generous. It is the dark side of the desire that makes Don Juan a
seducer. It is the sunny side of desire that makes Casanova seductive. (Jean-
La exploración intertextual de las novelas analizadas concuerda con estas observaciones. Hay
una fuerza destructiva tanto en Pablo como en Ferrán Miralles y por el contrario Pedro Juan está
en una lucha constante en pro de la vida. Se enamora de Gloria y quiere escribir su vida. Para
Pedro Juan escribir es sinónimo de vivir. Animal tropical concluye con Gloria embarazada y
Además de las improntas de Casanova y Don Juan, hemos encontrado otra presencia
literaria, aunque mucho más joven que las anteriores, que ha empezado a cobrar también
dimensiones míticas pero que históricamente, como ocurre con la seducción femenina, no goza
principalmente a través de las dos novelas españolas. El giro que Las edades de Lulú logra sobre
el tema de la Lolita consiste en presentar una historia con una perspectiva y voz femenina.
adulto que ejerce su autoridad sobre un menor, pues aquí el menor es además una niña
“subnormal” con alguna deficiencia cognitiva y una deformidad física. La novela de Andrés
Nabokov.
del discurso erótico. El erotismo se articula de tal manera que transforma la obscenidad en una
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