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28 ‘TRABAJO, FORTUNA Y PODER Puebla, convencié al parecer al doctor Espinosa de que ése no era un trabajo para su hijo, ya que pocos dias después el joven Manuel recibié una carta de su padre en la cual le decia que él deseaba que se hiciera hombre, pero no a costa de su vida, que se regresara a Puebla. Respondié asegurandole que su madre exageraba y se negé a retornar. En lugar de hacerlo, ese mismo dia decidié enfrentarse aun pen que habia estado intimidéndolo y a quien temia. El campesino trabajaba en el patio formando las yuntas de las mulas y ahi, enfrente del administrador, Juan Caso—un hombre muy alto y fornido—, lo llamé para que lo ayudara en la troje. Casi era la hora del almuerzo, pero le dijo que ante todo debja terminar su trabajo. Al negarse el peén, Espinosa Yglesias intenté obligarlo, por lo que tomé un palo y le dio un golpe en a frente. «Cuando me vio dispuesto a sacar la pistola —concluye Espinosa—se tird al suelo pidiéndome que no lo fuera a matar. Habia logrado vencerlo y, con ello, mi miedo». A fines de 1929, poco después de este incidente, su padre lo mandé a llamar nuevamente, Como se relata paginas ade- lante, en una carta le informaba que tenia una grave enferme- dad y que deseaba que regresara a Puebla para hacerse cargo de los negocios, ya que no queria interrumpir los estudios de abogado de su hermano Ernesto. Manuel Espinosa regres6 a la ciudad de Puebla el 22 de diciembre de 1929. Esta carta y la angustiosa verdad que contenfa—el doctor Ernesto Espinosa Bravo murié poco después—entrafian una aparente paradoja, al decidir el médico, como jefe de fami- lia, depositar en manos de su hijo Manuel la pesada respon- sabilidad de sus negocios, cuando aquel hijo prddigo habia dejado los estudios y abandonado el hogar paterno, y no en-

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