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LA REDENCION DEMOCRATICA: MEXICO 182-184 v Y proseguia: Admitida la democracia como fundamento de la constitucién ‘mexicana, no puede eaber duda de que la forma de gobierno debe ser popular y también representativa porque desde que las repi- icas no han estado reducidas a un pequeiio recinto, como en Grecia, ni sus derechos a una sola ciudad, como en Roma, no es posible que ellos se ¢jerzan si no es por medio del sistema repre- sentativo, que presta facilidades, excluye el desorden y hace que se encomiende alos ciudadanos mas provectos e ilusteados la direc~ cidn de la cosa publica. Asi, que la discusién justamente se versa, suponiendo que nuestro gobierno ha de ser y no puede ser mas que republicano, sobre el modo de realizarlo; es deci, que la cuestién propia, y que trataremos con lealtad, es la de si es conveniente en cl estado verdadero y no ideal de la repuiblica, el sistema federal desarrollado en toda su extensién, o mas bien el que propone la mayoria de la comisién con un pulso y tino que tanto merecen un desapasionado elogio. Tornel no mencionaba que Tocqueville encontraba aspectos muy preocupantes en la centralizacién. No sélo eso, sino que al referirse al “centralismo”, Tocqueville tenia en mente un fenémeno mucho mas amplio -y peligroso~ que la simple or- ganizacién en departamentos de una replica. Lo notable de este debate es que tanto Tornel como Otero se referian a la democracia de una manera nueva. Sus alegatos encontrados no pertenecen al discurso prevaleciente hasta la vercera d&cada del siglo x1x. La democracia ahora era entendida como una realidad sociol6gica, ala manera de Tocqueville. 5 José Maria Torne, "Discurso pronunciado por el Xemo. Sr. General, minis ‘ro de guerra y marina”, p. 1

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