784 Perla Zusman et al.
Deffontaines, Pierre Monbeig, Roman Gaignard or
Rene Clozier (Bolsi 1991; Zamorano 1987).
5 We specifically mean Willi Cjazka, Federico
Matschaschek and Gustav Fouchler Hauke (Escolar,
Quintero Palacios and Reboratti 1994).
6 In this case, regions were not deemed as a fact of
reality but as historical productions linked to the
manner in which the country had become inserted into
domestic and world economies.
7 It should be noted that the young geographers’ interest
in incorporating social theories (especially Marxism)
to the analyses performed by this discipline has led to
Hartshornian proposals, to a theoretical consideration
of the space and time in Geography, and to the
translation in Argentina of some classical geographical
La Geografı́a cultural y social en Argentina:
antecedentes y tendencias recientes
Perla Zusman, Hortensia Castro & Mercedes Soto
Instituto de Geografı́a, Universidad de Buenos Aires, Argentina, perlazusman@yahoo.es
En la Argentina actual son escasos los
investigadores que adscriben sus trabajos, de
manera explı́cita, a las lı́neas de Geografı́a
social y cultural. Quizás el contexto histórico-
polı́tico explique la falta de desarrollo de una
tradición en estas temáticas. En efecto, como
se verá más adelante, la ruptura de perı́odos
democráticos por la instauración de gobiernos
de facto habrı́a afectado directamente a la
universidad argentina y la actividad de
investigación. En muchas situaciones, los
geógrafos que demostraron cierto interés por
establecer relaciones entre los procesos
sociales y las formas de organización del
espacio o las cuestiones culturales asociadas a
las caracterı́sticas de los lugares, habrı́an sido
desplazados de sus cargos académicos.
studies. This ‘mission’ has been particularly accom-
plished by architect Patricio Randle, who had earned
a PhD in England advised by H. C. Darby. On this
matter, see Randle (1976, 1978).
8 Marxist interpretations, in particular papers about
urban rent had a strong influence on urban studies.
Maybe local urban interpretations found their most
inspiring texts in David Harvey’s Social Justice and the
City, published in Spanish under the title Urbanismo y
Desigualdad Social by Siglo XXI Publishing House
in 1977; Manuel Castells’ La cuestión urbana [The
Urban Question ], published in Spanish by Siglo XXI
Publishing House in 1974, or Christian Topalov’s
La Urbanización Capitalista [Capitalist Urbaniz-
ation ] edited by Edicol (Mexico) in 1979.
La constatación de esta falta de continuidad
en los estudios de Geografı́a cultural y social
nos lleva a organizar este artı́culo en dos
partes. En primer lugar rastreamos los ante-
cedentes de este tipo de abordajes en el paı́s. Al
respecto, nuestra hipótesis es que los trabajos
en Geografı́a cultural llevados adelante hacia
finales del siglo XIX habrı́an servido de base
para el desarrollo de los estudios en Geografı́a
social que comienzan a elaborarse hacia la
década de 1960. En segundo lugar presentar-
emos algunas de las temáticas que se
investigan hoy y que podrı́amos identificar
como estudios en Geografı́a social y cultural.
Este análisis nos permite observar que las
investigaciones en Geografı́a social han
adquirido un desarrollo mayor que los de

Geografı́a cultural y que esta última aún tiene
un largo camino por recorrer.
La Geografı́a cultural: punto de partida
para la Geografı́a social en Argentina
A lo largo de la historia disciplinaria es posible
reconocer un conjunto de coyunturas que nos
permiten rastrear el tratamiento social y
cultural en la Geografı́a argentina. Hacia
principios del siglo XX se pueden identificar
dos proyectos de Geografı́a en pugna en el
proceso de institucionalización universitario
de la disciplina. El primero presentaba un
carácter epistemológico naturalista y era
incentivado por aquellos especialistas que
estaban altamente comprometidos con el
proyecto polı́tico de otorgar un territorio
material y simbólico al Estado que, desde la
década de 1860, estaba en construcción. Esta
propuesta fue promovida por las Sociedades
Geográficas (el Instituto Geográfico Argentino
1879, la Sociedad Geográfica Argentina, 1881
y la Sociedad Argentina de Estudios Geográ-
ficos, 1922) y por las primeras cátedras de
Geografı́a creadas en las Universidades de
Buenos Aires, La Plata y Córdoba (Cechetto
2005; Escolar, Quintero Palacios y Reboratti
1994; Villar 1992). Además, estas instituciones
aseguraron que ese perfil naturalista orientara
los programas y los contenidos de los textos
escolares y sustituyera la propuesta enciclope-
dista vigente en los niveles de enseñanza
primaria y secundaria (Zusman 1996).
El segundo proyecto fue promovido por los
trabajos desarrollados en el momento de
génesis del Instituto de Geografı́a de la
Universidad de Buenos Aires (1917). Esta
lı́nea de investigación, impulsada por Félix
Outes (1878– 1939), encontró su fuerza en los
estudios de tipo antropogeográfico. Nutrida
de las influencias internacionales de Frederic
Country report 785
Ratzel, Jean Brunhes y de los trabajos
realizados en el campo de los estudios
etnográficos y arqueológicos en la Argentina,
se propuso ‘resaltar la presencia de artefactos
y de diversos elementos de la cultura material
de los pueblos como un hecho significativo
para el análisis geográfico’(Barros 2002: 32).
Formaron parte de este proyecto el estudio de
los aspectos materiales, como el de la vivienda
natural,1 y simbólicos, como la toponimia, en
tanto rasgos representativos de la diversidad
cultural pasada del territorio argentino
(Barros 2002).
Esta segunda lı́nea de trabajo se convierte en
marginal dentro de la Geografı́a argentina,
particularmente a partir de la década de 1940.
En efecto, geógrafos como Federico Daus
(1901 – 1988), formados en la perspectiva
naturalista, consideran que la perspectiva de
inspiración teórica y metodológica vidaliana
era la más adecuada para dar cuenta de la
realidad del paı́s. Por ejemplo, sostenı́an que
esta perspectiva servı́a tanto para describir una
armonı́a ficticia entre las diversas partes que
conformaban el territorio argentino como
para orientar las distintas polı́ticas territoriales
promovidas por los dos primeros gobiernos
peronistas (1946– 1952 y 1952 –1955) (Ajón
1995; Quintero 1995; Souto 1996).
A pesar de ello, la propuesta antropogeo-
gráfica continuó siendo cultivada por dos
discı́pulos de F. Outes que combinaron en sus
trabajos las perspectivas de la Geografı́a con la
de la Antropologı́a: Francisco de Aparicio
(1852 –1951) y Romualdo Ardissone (1891 –
1961). Y, justamente, es esta lı́nea de pensa-
miento la que orientará el primer compendio
de Geografı́a Humana elaborado en el paı́s y
sobre el paı́s: La Argentina: Suma de Geografı́a
(Aparicio y Difrieri 1958 – 1963). Esta especie
de enciclopedia ‘operó como una suerte de
presentación pública de la disciplina’ (Iut
2005: 49) y fue llevada adelante por Francisco
786 Perla Zusman et al.
de Aparicio y, después de su muerte, por
Horacio Difrieri. En el contexto de una
universidad peronista de la cual Francisco de
Aparicio es excluido por parte del proyecto
regionalista vidaliano encabezado por Daus,
La Argentina: Suma de la Geografı́a fue
planteada como una propuesta académica
alternativa,2 en la que participaron y se
formaron muchos de los que en la década de
1960 liderarán el proyecto de Geografı́a social
en la Universidad de Buenos Aires. Desde el
punto de vista epistemológico, la Suma de la
Geografı́a seguı́a las pautas de una Geografı́a
Moderna, y daba cuenta de los ‘avances’ en
términos empı́ricos que se habı́an realizado en
el paı́s desde inicios del siglo XX; se tornaba
en un referente ‘para la ciencia pura, la
enseñanza y el saber práctico’ (Ed. Peuser en
Aparicio y Difrieri 1958: VIII).3 Dentro de este
proyecto, ocupaba un lugar destacado el
estudio de los vestigios dejados en el medio
por poblaciones que habı́an habitado el
territorio en épocas pasadas o de aquellas que
poseı́an poco contacto con ambientes urbanos.
El otro discı́pulo de Félix Outes, Romualdo
Ardissone ha mostrado en el perı́odo peronista
una inserción más orgánica en la Facultad de
Filosofı́a y Letras de la Universidad de Buenos
Aires ya que se desempeñó como profesor de la
Cátedra de Geografı́a Humana entre 1938 y
1953. El Instituto de Geografı́a, del cual fue
director (1947 – 1961), será el ámbito de
producción y divulgación de sus trabajos
sobre la instalación humana en algunos valles
del noroeste argentino (Ardissone 1942,
1953). Este tipo de estudios se orientaron a
analizar las relaciones de ciertos grupos
sociales con el medio, a partir de la oferta
natural de materiales. La observación directa,
la investigación en archivos históricos y el
análisis de los testimonios arqueológicos eran
las técnicas usadas para construir este tipo
de aproximación. (Chiozza 1984). Ardissone
consideraba que la vista, el olfato y el tacto
participaban activamente en el estableci-
miento de relaciones con el ambiente, lo cual
lo llevó a elaborar una propuesta de geografı́a
de los olores y de los colores (Ardissone 1960).
Tanto la propuesta antropogeográfica como
la vidaliana delinean la Geografı́a Humana
que toma cuerpo con la institucionalización de
la carrera en la Universidad de Buenos Aires
(1953). Cabe destacar que el curso de
Geografı́a en Buenos Aires se organiza casi
simultáneamente con las carreras en la
Universidad Nacional de Cuyo (1954), en la
provincia de Mendoza, y en la Universidad
Nacional de Tucumán (1948). Ası́, la Geograı́a
en Mendoza comienza a conformar su cuerpo
teórico y empı́rico a partir de intercambios
sostenidos con la Geografı́a francesa4 y que
orientan el estudio de los procesos urbanos y
rurales—particularmente la organización de la
producción vitivinı́cola en la región cuyana
(Zamorano 1959). Por su lado la Geografı́a
tucumana se institucionaliza a partir de la
llegada de geógrafos alemanes, muchos de
ellos refugiados nazis,5 durante el gobierno de
Perón (Bolsi 1991). Son ellos los que impulsan
la realización de investigaciones que van,
desde trabajos de Geografı́a fı́sica hasta
estudios corológicos, pasando por trabajos
de Geografı́a Histórica. Estos últimos abordan
las transformaciones del paisaje de la provin-
cia a partir de la producción de caña de azúcar.
Ası́ en la década de 1960 se registran en
Argentina distintas vertientes de Geografı́a
Humana que se interesan por el estudio de los
paisajes, de las formas de instalación humana,
de la toponimia, o de la diversidad cultural.
La génesis de una Geografı́a social
Desde nuestro punto de vista, la lı́nea de
pensamiento elaborada desde la Universidad

de Buenos Aires (lı́nea Outes, Aparicio,
Ardissone) desembocará en la producción de
una de las primeras propuestas de Geografı́a
social desarrolladas en el paı́s y que tuvo en
Elena Chiozza una de sus protagonistas. Si
bien ella misma se considera discı́pula de
Aparicio y de Ardissone, su perspectiva se ve
enriquecida por el intercambio con otras
ciencias sociales que tiene lugar en esta casa
de estudios hacia la segunda mitad del siglo
XX (Archivo Histórico Oral de la Universidad
de Buenos Aires 1988). De hecho, este
momento es considerado por algunos estudios
como el perı́odo de modernización de esa casa
de estudios, en la medida que se observa la
profesionalización de las ciencias sociales a
partir de la creación de las carreras de
Sociologı́a, Psicologı́a, Ciencias de la Educa-
ción y Ciencias Antropológicas (1957 –1958).
(Sigal 2002).
En este contexto, ‘el modelo vigente hasta
entonces de una geografı́a humanista, erudita,
destinada principalmente a la formación de
docentes . . . fue puesto en cuestión por un
modelo de disciplina más orientado a la
profesionalización, tanto en la investigación
como en la búsqueda de una salida laboral en el
ámbito extraacadémico’ (Iut 2005: 3). Dentro
de este marco, la Geografı́a Humana no sólo
dialoga con la Antropologı́a sino que comienza
a entablar relaciones con los profesores de la
recién creada carrera de Sociologı́a (como Gino
Germani). Ello explica entonces que, desde la
perspectiva de Elena Chiozza, las problemáticas
sociales adquieran preeminencia en el análisis.
Simultáneamente, el concepto de espacio se
introduce en los estudios de Geografı́a. Dentro
de este marco, la cuestión social y sus relaciones
con la organización espacial orientan el
segundo compendio sobre la Geografı́a argen-
tina producido en el paı́s: El Paı́s de los
Argentinos (1974–1976) dirigido precisamente
por Chiozza. Además de las orientaciones
Country report 787
epistemológicas señaladas, este estudio, pub-
licado en entregas semanales vendidas en los
quioscos, presentaba las problemáticas sociales,
polı́ticas y culturales que se observaban en las
regiones del paı́s.6 El texto establecı́a una
relación entre desigualdades sociales y espa-
ciales y, en el establecimiento de este vı́nculo,
ocupaba un destacado papel la presentación de
la situación de las poblaciones tradicionales u
originarias y su dificultad para incorporarse a la
economı́a moderna.
Esta propuesta de Geografı́a social entra en
choque con la Geografı́a regional de base
hartshorniana que era la hegemónica en el
proyecto de formación docente y de la
enseñanza en todo el paı́s. Ası́ comienzan a
observarse ciertas luchas al interior del campo
que no son más que reflejo de los conflictos
polı́ticos y sociales que, entre las décadas de
1960 y 1970, tienen lugar en el paı́s. El Paı́s de
los Argentinos es uno de los focos de la disputa;
de hecho, los representantes de la Geografı́a
hartshorniana lo cuestionan por su contenido
ideológico y por pretender deformar la imagen
del paı́s7 (Randle 1976/77). Mientras tanto, la
Geografı́a social, orientada por las perspecti-
vas marxistas y por las distintas variantes de la
teorı́a de la dependencia, iba ganando adeptos
entre los estudiantes. Los encuentros latinoa-
mericanos de la Nueva Geografı́a realizados
en Salto (1973) y Neuquén (1974), en el que
participan geógrafos de otros paı́ses de
América Latina socialmente comprometidos
como el uruguayo German Wettstein o el
brasileño Milton Santos, son una muestra de
ello (Martı́nez 2002; Trinca 2006). Con la
instalación de la Dictadura Militar en el paı́s
(1976 –1983), esta Geografı́a social pierde
toda posibilidad de difusión. Muchos de sus
mentores tuvieron que exiliarse o recluirse en
centros de estudios privados o en la práctica
profesional (Reboratti 2001). La propuesta de
Geografı́a social es retomada recién hacia
788 Perla Zusman et al.
mediados de la década de 1980 con la vuelta de
la democracia al paı́s, y con el regreso a los
ámbitos universitarios de los geógrafos des-
plazados en la década de 1970.
Tendencias actuales: el predominio de la
Geografı́a social sobre la Geografı́a
cultural
El optimismo y la apertura teórica e ideológica
por la vuelta a la democracia, luego de la
Guerra de Malvinas (1982), se refleja en la
Geografı́a argentina en la renovación de las
perspectivas y en las temáticas de investiga-
ción. Esta Geografı́a denominada por sus
hacedores como Geografı́a Crı́tica, encuentra
en el marxismo y la fenomenologı́a sus apoyos
teóricos. La Geografı́a brasileña, que habı́a
vivido su renovación hacia finales de la década
de 1970, es una fuente de inspiración
importante tanto teórica como temática; en
este sentido, la perspectiva marxista sartreana
de Milton Santos (1926 –2001) fue la que más
huellas ha dejado en la Geografı́a argentina.
Es en esto contexto que, dentro de la
Geografı́a producida en algunas universidades
(Buenos Aires, Luján, Mar del Plata y Tandil),
podemos diferenciar dos tipos de trabajos:
algunos de carácter teórico-epistemológico,
como son las reflexiones sobre los objetos
producidos por la Geografı́a y las implicancias
de la naturalización de sus perspectivas en la
comprensión de la realidad, y, los otros, de
carácter empı́rico, que ponen el énfasis en el
estudio de las desigualdades socio-espaciales
(particularmente las regionales y urbanas). En
ellos la perspectiva marxista ocupa un lugar
importante, en la medida que sirve como
propuesta interpretativa que conduce a buscar
en lo económico la explicación de los
problemas sociales.8 De hecho, son estos
puntos de vista que orientan los tres volúmenes
del texto Aportes para el Estudio del Espacio
Socioeconómico (1986 –1989), compilado por
Luis Yanes y Ana Maria Liberali, y realizado
con colaboraciones de aquellos geógrafos que
se habı́an incorporado recientemente a las
universidades, y otros, de reciente formación.
En este texto ocupan un lugar central las
dimensiones espaciales de los procesos de
producción, distribución y consumo, las
relaciones entre economı́a y polı́tica pública,
los desequilibrios regionales y la dimensión
espacial de la pobreza. Siguiendo el concepto
de formación social, se considera que las
relaciones sociales en un determinado con-
texto son las que explican las caracterı́sticas
que adquiere el espacio social argentino. Ası́,
según Yanes:
[E]l espacio fı́sico de la superficie terrestre
constituye sólo una parte de un espacio mucho
más amplio, complejo y discontinuo, caracterizado
por relaciones productivas, culturales y de poder,
que es el espacio social. La distribución de la
población, la capacidad productiva y de
acumulación, el uso y abuso de los recursos
naturales y otros aspectos representativos de la
organización espacial de un paı́s son una
consecuencia de su organización social. (1986: 12)
La perspectiva de fuerte corte marxista y
economicista planteada en el texto Aportes
para el estudio del Espacio Socioeconómico
pervive sólo en unos pocos análisis que se
realizan hoy en la Geografı́a argentina. En
realidad, una aproximación a las investiga-
ciones actuales muestra una pluralidad de
temas y perspectivas. Frente a esta diversidad
de objetos, problemas y abordajes, hemos
optado por dar cuenta de algunas temáticas
que se están trabajando hoy. En primer lugar
presentamos aquellas que concentran en el
abordaje de las problemáticas ambientales y
de los estudios urbanos y rurales. En segundo

lugar damos cuenta de lı́neas de trabajo más
recientes como son la Geografı́a del género y la
del turismo.
Las temáticas ambientales
Existe una amplia cantidad y variedad de
investigaciones y textos que analizan las
cuestiones ambientales desde una perspectiva
social; de hecho, estas cuestiones son unas de
las más abordadas en la producción geográfica
argentina. Entre esa variedad cabe destacar
cuatro lı́neas de análisis.
Una primera lı́nea se centra en el estudio de
situaciones de riesgo ambiental, con énfasis en
las condiciones de vulnerabilidad social que
llevarı́an a que un fenómeno peligroso o
amenaza (por ejemplo, una inundación, un
aluvión, una sequı́a o un accidente industrial)
derive en un desastre o catástrofe (Carballo
2000; González 2001; Natenzon 1995;
Natenzon y otros 2003). Esta perspectiva tiene
una clara y fuerte influencia, aunque no siempre
explicitada, de la ‘teorı́a social del riesgo’ de
Ulrich Beck y Anthony Giddens. También se
nutre de los planteos de la autodenominada
Escuela de la vulnerabilidad iniciada en la
década de 1970 en la Universidad de Bradford
(Blaikie y Brookfield 1991; Lavell 2005), ası́
como de los trabajos recientes llevados a cabo
en diferentes ámbitos de América latina por la
Red de Estudios Sociales en Prevención de
Desastres. Estos estudios analizan la construc-
ción social del riesgo, con énfasis en el proceso y
no sólo en el resultado, sobre todo con relación
a las áreas urbanas del paı́s; de esta manera, se
distinguen de aquellos estudios clásicos que
analizaban los desastres como eventos anor-
males o accidentales y aquellos que se centraban
en las respuestas ante la emergencia.
Una segunda lı́nea se concentra en la
identificación y el análisis de procesos de
Country report 789
deterioro ambiental (situaciones de contam-
inación, degradación de recursos, extinción de
especies), sus consecuencias sociales, y en la
identificación de los actores en juego en la
conformación de los conflictos de base
ambiental (Cusa 1995; Natenzon y Olivera
1994).
El análisis histórico de los procesos de
cambio ambiental es enfatizado por una
tercera lı́nea, interesada por identificar los
sujetos sociales y procesos de valorización
intervinientes en las transformaciones de
la base natural de ciertas áreas del paı́s
(Abraham y Prieto 1999; Castro 2002).
Algunos de estos trabajos se encuadran, por
sus objetivos y metodologı́a, dentro de los
estudios de Historia ambiental y se observa en
ellos la influencia de las investigaciones
recientes desarrolladas en ese campo en los
medios académicos anglosajones.
Finalmente, algunos trabajos se centran en
la percepción social frente a las condiciones
ambientales y, en particular, con relación a
eventos catastróficos, como inundaciones y
terremotos (Carballo y Simeone 2001; Mon-
achesi y Bustos Cara 1996; Palomo y Robledo
1991). Se trata de trabajos que se destacan por
la aplicación de técnicas cualitativas para la
producción de datos y que, en gran medida,
rescatan las ideas centrales de la Geografı́a de
la percepción y el comportamiento.
Los estudios rurales y urbanos
Mientras que los estudios urbanos adquieren
cada vez un mayor auge, los estudios geográ-
ficos sobre cuestiones y ámbitos rurales han
perdido protagonismo en la Geografı́a argen-
tina, al igual que ha sucedido, por ejemplo, en
los paı́ses europeos (Garcı́a Ramón y Baylina
Ferré 2000). Sin embargo, se destaca como
una temática de interés en la Geografı́a de
790 Perla Zusman et al.
algunas universidades nacionales, como las
de Tucumán, en la provincia homónima, y la de
Cuyo, en la provincia de Mendoza.
En cuanto a la identificación de lı́neas
temáticas cabe destacar, en primer lugar, una
apertura de los estudios de Geografı́a rural
hacia otras disciplinas sociales, sobre todo la
economı́a y la sociologı́a. Bajo esa influencia se
destacan aquellos trabajos centrados en temas
tales como las formas de inserción de los
agentes agrarios en las diferentes fases de los
principales circuitos productivos, las procesos
de empobrecimiento de la población rural y el
análisis de las estrategias de vida de los
pequeños productores, y la conformación de
movimientos sociales de base agraria (por
ejemplo, Arzeno 2003; Troncoso 2003). Un
importante número de trabajos se concentra
en el impacto de los procesos de restructura-
ción económica de la década de 1990. En tal
sentido se abordan temas como la concentra-
ción del sector agroindustrial y exportador, el
debilitamiento de algunas producciones regio-
nales y los procesos de diferenciación socio-
territorial asociados (Mosovich Pont-Lezica
1997; Rivas 2004).
Otra lı́nea temática muy frecuentada es
aquella que analiza lo rural en términos de
procesos de desarrollo local (Cepparo de Grosso
1996; Combetto y Pelicano 2003; Manzanal
2003) y las posibilidades y desafı́os que enfrenta
el ‘desarrollo territorial rural’ a partir de la
construcción de modelos institucionales alter-
nativos con énfasis en la gestión local y la
participación comunitaria. Cabe destacar tam-
bién que, una mayor proporción de trabajos,
toman como objeto de análisis a lo rural, en vez
de lo agrı́cola o agrario. En este sentido, se
deben resaltar aquellos estudios que se centran
en la interacciones de dinámicas urbanas y
rurales y la consecuente producción de espacios
rururbanos (Barros 1999; Maraschio 2005;
Nogar, Anessi y Capristo 2001).
Las preocupaciones urbanas muestran dis-
tintos tipos de abordajes. En primer lugar
encontramos aquellos trabajos más clásicos
que analizan los procesos de urbanización, de
crecimiento urbano y las morfologı́as asocia-
das que se dan en distintas ciudades del paı́s
(Caillou y Cusa 1997; Valenzuela 1999;
Vapñarsky y Gorojovsky 1990).
En segundo lugar y, dando continuidad a los
trabajos realizados en la década de 1980,
algunos estudios enfocan la formación de
asentamientos espontáneos en las periferias
urbanas (Furlani De Civit y otros 1991;
Mignone 2000), las polı́ticas que el estado
implementó para hacer frente a los mismos
(desde la consolidación hasta la relocaliza-
ción) y las estrategias que los sectores
populares adoptaron frente a las propuestas
de la polı́tica pública (Falcón y Pertile
2003/04). Análisis menos sectoriales y más
integrales trabajan el tema de la segregación
espacial que se suele observar en las ciudades
argentinas. En este tipo de abordajes el estudio
de la diferente dotación de infraestructura,
tanto sanitaria como de transporte, juega un
papel clave para comprender estos procesos de
diferenciación.
En tercer lugar, una de las lı́neas más
trabajada hoy es aquella vinculada a la
relación ente globalización, polı́ticas neoliber-
ales aplicadas en la década de 1990, aparición
de nuevos agentes, actores urbanos y recon-
versiones espaciales. La ciudad aparece como
un ámbito privilegiado para estudiar las
relaciones locales y globales y para analizar
los procesos de inclusión y exclusión social
(Ciccolella 1999). Dentro de este marco,
existen trabajos que analizan la revalorización
de áreas deterioradas, como las áreas portuar-
ias y los procesos de gentrificación asociados
(Domı́nguez Roca 1997). Otro tipo de
estudios analizan la conformación de nuevos
ámbitos de consumo como los shopping

centers (Sassano 2001). Dentro de esta lı́nea de
trabajo hoy ocupa un destacado lugar el
estudio de la formación de barrios privados en
la periferia de las urbes del paı́s vinculada
a la ‘suburbanización de las elites’ (Vidal
Koppmann 2000). Ligados a estas formas de
fragmentación de la ciudad, algunos trabajos
han analizado el papel jugado por infraestruc-
turas de transporte como las autopistas
(Blanco 2002).
Dentro de los estudios rurales y urbanos, los
trabajos abocados a problemáticas migrator-
ias conforman un capı́tulo aparte. En tanto
problemática rural se han estudiado, princi-
palmente, las estrategias de inserción a los
mercados de trabajo, ya sea a partir de
migraciones limı́trofes estacionales hacia las
cosechas (Kloster, Radonich y Vecchia 1992) o
migraciones permanentes que se insertan en
diversas actividades productivas, como el caso
de los bolivianos en la horticultura bonaerense
y los valles patagónicos (Barsky 2005; Hughes
y Owen 2002; López de Albornoz 2000;
Ockier 2003, 2004). En tanto problemática
urbana los trabajos se concentran en los
patrones de asentamiento y los impactos que
ocasiona la llegada de migrantes en ciudades
(Matossian 2005; Tourn 1996) como ası́
también en los procesos de segregación
espacial asociados a las prácticas de discrimi-
nación del migrante (Cozzani de Palmada
2000; Jabaloyas y Jabaloyas 2004; Sassone
2005). Enmarcados en la Geografı́a de la
percepción, algunos autores han trabajado
sobre las representaciones mentales, los relatos
y la memoria de los migrantes (Asfoura 2004;
Cortelezzi 2003). Una lı́nea más actual analiza
las prácticas transnacionales de la migración,
la ampliación de los espacios de vida y la
constitución de lugares a partir del desplaza-
miento (Bertoncello 2001; Rivero Sierra 2005;
Sassone 2002; Sassone y otros 2004; Varela
2004).
Country report 791
Los temas de reciente exploración: la
Geografı́a del género y la Geografı́a del
turismo
La lı́nea de Geografı́a del género vivió una
especie de boom entre los años 1995 y 2000
pero hoy son escasos los trabajos que se llevan
adelante dentro de esta perspectiva. Las visitas
de Maria Dolors Garcı́a Ramón (Universidad
Autónoma de Barcelona) a las Universidades
de Buenos Aires y de Mendoza (1994) y su
conferencia sobre ‘Los enfoques de género en
los estudios de geografı́a. Una panorámica
internacional’ en el 6to Encuentro de Geó-
grafos de América Latina de 1996 dieron un
impulso al desarrollo de estos trabajos en el
paı́s. Muchos de los estudios se orientaron a
justificar la relevancia de la definición de un
subcampo de Geografı́a del género en Argen-
tina (Colombara 1992; Dillon 1999).
En general, los estudios de carácter
empı́rico trabajaron la invisibilidad de la
mujer en las actividades reproductivas ası́
como su relevancia en la organización de los
mercados de trabajo actuales (Garcı́a 1999;
Lan 2001). Aquellos que articularon el género
con la dimensión espacial discutieron el papel
de la infraestructura urbana en la restricción
de la movilidad femenina (Lan y Di Nucci
2000; Martinez de Errecalde 1999). Uno de
los temas que las geógrafas del género
exploran, en conjunto con otras investiga-
doras feministas de las ciencias sociales, es la
ligazón de la diferencia del género y la
distribución espacial del voto (Medus 1999).
Los estudios más recientes se han orientado a
articular la cuestión ambiental con la de
género (Colombara 2006).
Mientras que la lı́nea de género no es una
de las más trabajada hoy, los estudios en
Geografı́a del turismo están tomando un
fuerte impulso, en gran medida debido al
interés polı́tico por promover esta actividad
792 Perla Zusman et al.
económica en el paı́s. Ello ha desembocado en
la organización de algunos estudios de grado y
de posgrado asociados a los cursos de
Geografı́a, por ejemplo, en la Universidad de
Bahı́a Blanca (2003 – 2004).
En este marco se entiende que los trabajos
realizados en Geografı́a discutan, principal-
mente, las posibilidades que ofrece el sector
frente a las crisis de las economı́as regionales.
Este tratamiento suele vincular al turismo con
el desarrollo local (Rosell, Del Pozo y Bazán
2000). Otra lı́nea de estudio trabaja el
proceso de desarrollo de la actividad en
distintos lugares de Argentina y su vı́nculo
con la valorización de ciertos elementos
naturales y el crecimiento urbano (Bertoncello
1993).
Los impactos ambientales de las activi-
dades turı́sticas también son tema de análisis
en la Geografı́a argentina. Una lı́nea más
reciente es aquella que discute crı́ticamente
la relación entre turismo y patrimonio.
Desde esta perspectiva se busca desnaturali-
zar la idea de atractivo y dar cuenta de las
pugnas sociales presentes en los procesos
de patrimonialización a diferentes escalas.
(Bertoncello, Almirón y Troncoso 2006;
Bertoncello, Castro y Zusman 2003; Bustos
Cara 1998).
¿Y la Geografı́a cultural?
Como decı́amos al inicio, son pocos los
investigadores que se reconocen a sı́ mismos
realizando trabajos de Geografı́a social o
cultural. Luego de aproximarnos a algunas de
las cuestiones que se trabajan en la actualidad
y, tomando en cuenta las definiciones de
dichos subcampos anteriormente menciona-
das, podemos afirmar que la Geografı́a social
tiene mayor preeminencia que la Geografı́a
cultural. La traducción del texto de Paul
Claval La Geografı́a Cultural en 1999 por la
Editorial Eudeba ha tenido un escaso impacto
en el desarrollo de este último tipo de
abordaje.
Algunos de los estudios pioneros son
aquellos que han trabajado la articulación
entre migración, género y religión en la
conformación de lugares (Flores 2002,
2005), los que analizan el papel de los relatos
de viajes en la conformación de ciertas
imaginarios geográficos (Castro 2004; Lois
2004), los que trabajan los sentidos simbólicos
de los ámbitos del consumo (Quintero 1999) o
los discursos que atraviesan los procesos de
segregación urbana (Álvarez 2005; Besse
2003). La relación entre procesos urbanos y
rurales y la construcción de identidades recién
comienza a ser discutida. Una temática
particular que también está despertando la
atención de algunos investigadores es relación
entre la memoria colectiva y el espacio público
(Besse 2005; Dufour 2005; Messina y Wallace
2005). En la lı́nea de género aún no existen
estudios que trabajen la relación entre
diferentes orientaciones sexuales y la produc-
ción del espacio o que tomen a la teorı́a queer
como base para el análisis. Como se puede ver,
las posibilidades que ofrece la Geografı́a
cultural han sido poco investigadas. Serı́a
deseable que esta indagación tuviese en cuenta
los abordajes desarrollados en la tradición de
la Geografı́a cultural en el paı́s, las propias
cuestiones culturales que son discutidas hoy en
la agenda polı́tica y en otras ciencias sociales y
que no fuese sólo el resultado de la influencia
del desarrollo de la Geografı́a cultural en el
ámbito anglosajón.
Agradecimientos
Queremos agradecer a Isolda Rodrı́guez
Villegas por la traducción de este texto.
 Country report 793

Notas bibliográficamente esparcidos y no agrupados hasta

ahora en estudios de conjunto’ (en Aparicio y Difrieri
1 Se entiende por vivienda natural ‘aquellas . . . , en cuya 1958: XVI).
4 Los estudios sobre la institucionalización de la
confección solo se emplean materias primas suminis-
Geografı́a en Mendoza destacan que alrededor de 30
tradas por la naturaleza, [ellas] adquieren, lógica-
becarios viajaron a Francia con fines de perfecciona-
mente, caracteres propios impuestos por las
miento desde 1953. A su vez, destacan la visita a la
condiciones geográficas del lugar . . . Por esta
Universidad de Cuyo de Pierre Deffontaines, Pierre
circunstancia me he decidido a denominar ‘natural’
Monbeig, Roman Gaignard o Rene Clozier (Bolsi
el tipo de habitación aquı́ estudiado, usando esta
1991; Zamorano 1987).
palabra en el sentido en que Ratzel le aplicaba a los
5 Estamos hablando especı́ficamente de Willi Cjazka,
pueblos que están más supeditados a la naturaleza . . .
Federico Matschaschek y Gustav Fouchler Hauke
los demás calificativos usados corrientemente para
(Escolar, Quintero Palacios y Reboratti 1994).
designar tipos análogos de residencias: rural, campe- 6 Las regiones no eran concebidas aquı́ como un dato de
sina, rustica, etc, sugieren lugar de emplazamiento, la realidad sino como producciones históricas, ligadas
noción de calidad pero nunca la ı́ntima relación con el a la forma de inserción del paı́s en la economı́a
suelo que es el factor de positivo valor antropogeo- nacional y mundial.
gráfico’ (Aparicio 1931: 7). 7 Cabe destacar que el interés de los jóvenes geógrafos
2 Elena Chiozza, uno de los referentes de esa Geografı́a
por incorporar las teorı́as sociales (particularmente el
social de la década de 1960, plantea que la propuesta
marxismo) a los análisis de la disciplina lleva a las
de llevar adelante la Argentina: Suma de la Geografı́a
propuestas hartshornianas, a producir una reflexión
surge en el contexto de una serie de reuniones que
teórica sobre el espacio y el tiempo en la Geografı́a y a
Francisco de Aparicio, expulsado de la Facultad de
traducir algunos estudios clásicos de la geografı́a en
Filosofı́a y Letras, realizaba en su casa los dı́as
Argentina. Esta ‘misión’ es particularmente asumida
domingos. Ellas se realizaban para ‘compartir . . .
por el arquitecto Patricio Randle que se habı́a
nuestras inquietudes por la suerte del paı́s, consultar
doctorado en Inglaterra bajo la dirección de H. C.
su rica biblioteca o . . . compartir el dı́a con algún
Darby. Al respecto ver Randle (1976, 1978).
visitante ilustre como Braudel o Josué de Castro’
8 Las interpretaciones marxistas, particularmente, los
(Chiozza 1996).
estudios sobre la renta urbana adquieren fuerte
3 En el siguiente párrafo del prólogo de La Argentina:
influencia en los estudios urbanos. Quizás los textos
Suma de la Geografı́a, Difrieri resume el contenido de
más inspiradores en las interpretaciones urbanas
la obra: ‘La historia del conocimiento geográfico del
locales hayan sido el libro de David Harvey,
paı́s muestra en el primer capı́tulo que las modernas
Urbanismo y Desigualdad Social, publicado en
obras cientı́ficas no inician, sino que coronan un largo
castellano por Siglo XXI en el año 1977, el de Manuel
proceso de acumulación de datos y de laboriosa
Castells, La cuestión urbana, editado en castellano por
interpretación de los mismos. Por ser nuestra unidad
Siglo XXI en 1974 o el de Christian Topalov, La
de partida el territorio estatal, se estudian su área y
Urbanización Capitalista, en su edición de Edicol
lı́mites internacionales juntamente con la geografı́a
(México) de 1979.
histórica de cada frontera. El aspecto geológico ha
sido encarado con un orden regional según el criterio
geográfico. Las regiones naturales y las unidades de
paisaje comprendidas en ellas se describen luego, en
tanto que el contenido de las macro-regiones recibe References
adecuados desarrollos sistemáticos en los capı́tulos
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