‘SERIE CULTURA
ademas de mo-
a que se interesen EL MUNDO ENTERO
ype, COMO LUGAR EXTRANO
tras dard a conocer estudios sobre estos nuevos
10 enfoques interdisciplinarios de las éreas clasicas,
y la ciudadania, Daremos preferencia
iol y en otras tenguas que estén renovando tanto el
is «dedicadas» a la cultura -antropologia, historia Néstor Garcia Canclini
como los campos del conocimiento que se abren para
economia, la tecnologia y la gest tica
10 Rio CALDERA. Ciudad de muros
Jean-Pierre Warner La mundializacién de la cultura,
Georoe Yupice El recurso de la cultura
‘Uses de la cultura en la er global
Rosalia Wivocur Ciudadanos medi
Laconsruccig de Topi
nla radio
Scort MicHasisen Teoria de la frontera
YDavip E. JOHNSON Los limites dela pola cultural
Gustav
oil
‘oon« Nestor Garcia Caner, 2016
Imagen de cublerta: Antoni Muntaéas, On Translation: On View, 2004
ein agosto de 2014, Buenos Aires
Derechos resewades para todas las ediciones en castellano
Gedisa, S.A.
‘Avenida del Tbidabo 12, 9°
(08022 Barcelona, fspafa
TW 93 283 09 04
pela
0 modifi
por cuagutermadio de impresion,
na de a obra.
indice
1. Lugar a dudas...
2, Maneras de cita
3. gCuanto o cémo se lee’
4, Lo que no podemos responder
5, EL mundo entero como lugar extrafio
6. Posfotocopias ..
7. Supermercados de papers
8. Por qué existe literatura y no més bien nada
9, Democracia canalla..
10. Elegir el marco tedrico
11, El método.
12. Por qué los cientificos escriben ensayos...
13. Nos dejan simular menos: de la TV a Snowden,
44, Intemperie .
15, Fuentes y versiones..
ct
19
22
29
45,
63
64
67
83
102
108
. 14
12a
134
13966/6
0 COMO Luca Ea
cul asistir entre las diez programadas a la misma hora? ;Com-
Promisos con amigos, bisqueda de nuevas alianzas, conseguir
pistas novedosas para lo que se esta investigando o poder ha-
blar con un posible director de tesis? zCudnto interesa la bio-
grafia y cuanto la bibliografia?
Durante un rato, el estudiante escuché la discusin de la
mesa de esa noche con la sensacién de que el debate ocurria en
tuna burbuja. Diferentes posiciones, cifras que se arrojaban co-
mo argumentos: ¢c6mo incluir esas disctepancias te6ricas en los
acontecimientos de afuera? En uno de los teléfonos que estaban
sobre el podio, grabando la discusién, aparecié una respuesta,
Alguien llam6, el duefio del aparato cortié y, al ver quien era, lo
recogié y comenz6 a hablar mientras salia apresurado.
—zPor qué no contestas? gDénde estas?
2 Qué pas?
—Quisieron secuestrar a tu padre, al final huyeron pero se
puso mal, Vente rapido.
8. POR QUE EXISTE LITERATURA Y NO MAS BIEN NADA
Podemos simular para mostrar algo que no tenemos 0 no
somos. También, como los espias, para que no descubran lo
que estamos haciendo. Mas radicalmente se ha dicho que la li
tcratura, el arte, el cine y la cultura entera es una operacién de
encubrimiento de este vacio que es la vida. De eso quise hablar
cen aquella conferencia de apertura en que volvi, después del
argo exilio, a la ciudad en la que nacf, La Plata,
El exilio —o el regreso del exilio— es oportuno para reto-
ar a pregunta de Leibniz y de Heidegger. El primero la for-
ul6 asi: gpor qué hay algo y no mas bien nada? Heidegger,
quién la modulé de otra manera —gpor qué es el ente y no mas
bien la nada?— escribié que ésta es Ia pregunta més digna por
la mas amplia, la mas profunda y finalmente la mAs origina-
. No se esta averiguando por qué existe un ente en particular
ni siquiera el hombre o la Tierra— decfa Heidegger, sino el
ndamento general de la existencia. Por eso, agrega, «lo inte-
rrogado en la pregunta retoma y repercute sobre la pregunta
isma. gPor qué el por qué?>.
Al acotar la interrogacién general a un ente particular la
atura— nos arriesgamos a dejar de lado la cuestién del fun-
mento de la existencia y la reducimos a un tipo singular de
t0, uno entre los muchos que existen. Quise inddgar en esa
ncia de La Plata en qué direccién retomar esa pregunta
no examinamos la literatura como
labras, soy de los que
n pocas68 / e muoo eto como wear ceo
piensan que estamos en una época que no acata a la metafisica
como fundamento de lo social, aunque sigan latiendo algunos
interrogantes que suscitaron los programas metafisicos.
No s6lo Ia investigacién social ha cambiado el modo de
hacer las preguntas. También en el arte y la literatura contem-
poraneos se reelabora la cuestién de los fundamentos de la exis-
tencia y de lo social. De dos maneras: a) al interrogarse en las
novelas 0 la poesia por qué existe ef mundo o los hombres 0
determinadas relaciones y no més bien la nada; b) al cuestio=
narse como lenguaje, modo de enunciacién y representaci6n y
admitir que la propia literatura podria no ser necesaria.
Situar la pregunta en el campo de las ciencias sociales impli
a reconocer que los distintos modos de hacer literatura y de
cuestionarla estén condicionados por el momento histérico y el
arraigo social de la préctica literaria. ¢Qué significa afirmar que
Jas preguntas por la existencia de las cosas y por la existencia
de la literatura varian en distintas conversaciones sociales? En
Ja modernidad supone tomar en cuenta la autonomia requerida
por la literatura (y por la sociologia de la literatura) para asu~
mir estos interrogantes.
La sociologia demostré que la independencia del arte y la
literatura no fue s6lo un movimiento filos6fico o de mentalida-
des. Desde el siglo xvur en Europa, desde fines del xix en Amé-
rica Latina, la creacién de museos, galerias, salones literarios y
universidades modernas establecieron instancias propiamente
estéticas para valorar las obras artisticas y literarias. Se crearon
asi campos auténomos, donde los creadores se vinculan con
nes tienen que ver especificamente con su trabajo. Hacer
c y literatura son actividades que no dependen de mandatos
josos ni fundamentos metafisicos.
Panto en las ciencias como en las artes el concepto de
campo acabé con la nocién romantica e individual ge
que descubre conocimientos imprevistos o er ex:
copeionales sacadas de la nada, Sin caer, tampoco, en el de-
terminismo macrosocial que querfa explicar lay novelas 0 las
oot este a TERT Y Ho AS BEN ADA / 69
pinturas por la posicién de clase y el modo de produecién. al
vedirse a la estructura interna de cada campo y a las reglas
especificas para producir arte o literatura, la investigaciOn so-
ciol6gica dio instrumentos para leer las obras no como apare-
‘das desde la nada sino en el marco de las relaciones entre
‘readores, intermediarios y publicos. Sin embargo, hoy volve~
thos a sentir insatisfaccién ante las lecturas sociol6gicas de la
teratura: ayudan a entender sus marcas de época, pero ay
Igo més que emerge en el hecho literario, Pese a los cambios
Culturales y teenol6gicos —Ia competencia con el cine, la ele
vision o la comunicacién digital, que algunos creyeron conde~
aba a la literatura a desaparecer— ésta reinicia una y otra
ve Pragumia qu igo aque me oc al ee io
ganizado por Raphael Cuir Pourquoi y atil de Vart plaids
{jue rien? El doctor Cuir, historiador del arte ¢ investigador de
1h Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de Paris, logré
que esta desviaci6n hacia el arte de Ia pregunta de Leibniz y
Heidegger fuera respondida seriamente —y a veces con hu-
mor— por 71 historiadores, artistas y criticos. : :
Varias respuestas aceptan el registro metafisico, relaciona
do con las cuestones primarias o iltimas que el interrogante
sina. «Hay arte porque hay muerte». «Todo arte, dice Di
| Abadie, ¢s:ante todo, para el creador, una respuesta a la
rte y a la absurdidad de una existencia que va a desapare:
cer». Jacques Lenhart, por su lado, sostiene que el arte seria a
via para reconstruir, mediante el desvfo de la cultura, la tarea
ifinita de situarse a la ver. dentro y fuera de la naturaleza». En
it yersién humanista moderna, Tzvetan Todorov declara que
hay arte «porque los seres humanos tienen necesidad de eras
cendencian, de algo que esté «mas allé de la satisfaccién» de
ides inmediatas y la percepcién material de la vida.
Para otros tract la pregunta de Leibniz al arte produce des-
concierto, porque lo propio del arte se
a religion y cualquier otra «soluclénGoldberg recurre a escritores como Samuel Beckett, que valo=
ran la tazea de las novelas y la poesia en tanto sea lade no tener
ninguna accién organizadora frente a la desesperacién, ala n0-
che profunda, al vacio, :
Pregunta Jacques Henric: gno sera la funcién del arte insu-
flar nada donde hay alguna cosa? En otra aproximacién de lo
artistico con la literatura, Nozbert Hilaire evoca la frase de
Holderlin —cel arte es siempre una catéstrofe del sentido»— y
relee en esa clave las méquinas solteras de Duchamp, las mises
er abyme! de Warhol. Minimalismo, arte conceptual, descons:
trucci6n serfan propensiones a la nada, rechazos a la repeticién
ritual de un mundo demasiado cargado de signos e imagenes.
Dos autores con vleidades posmodernas, Jean Baudrillard
y Nicolés Bourriaud, discrepan con esta visi6n de la radicalidad
estética. Baudrillard sostene que «normalmente» el arte debe-
ria ser «potencia de la nada», «una especie de fuerza, de seduc-
cién, de magia». Sin embargo, el «trabajo de lo negativo» exal-
tado por artistas modernos y contemporéneos se habria diluido
al devenir el arte «alguna cosa», producir instituciones, merca:
do, al precipitarse en compromisos entre creadores, productos
res y piblicos. :
Para Nicolés Bourriaud «la utlidad del arte»
mir las relaciones sociales existentes a fin de mo
iin su libro Estética relacional, los artistas que importan son
los que abren «intersticios» en el orden imperante, los que
rean otras posibilidades de encuentro cotiano, comunidades
instanténeas generadoras de innovacin, En su contestacién a
esta encuesta, el arte busca «no reducir lo til a la esfera del
proyecho». Al hacer esto, el arte, ademas de cuestionarse a sf
ie ete ig de ateoalon oe forms de or-
ganizat lo soc
1, Obi
» UN:
_
‘pon aU EXISTE UA LITERATURA Y WO MAS BIEN RADA! 7%
qué hay politica en vex de nada», El arte como instalador de
dudas sobre la existencia.
[La postura de Bourriaud, al ampliar lo artistico de modo tan
idefinido a cualquier tipo de performance o instalaciones que
sacomoden las relaciones entre sujetos, tiene el inconveniente
dledisparar una negatividad difusa, cuya potencia «subversiva y
triticar se diluye rapido, como en buena parte de las acciones
neodadafstas 0 neoanarquistas que este autor recomienda. Com-
parto el pedido de Claixe Bishop de examinar la cualidad de las
Maciones que produce el arte relacional. {No ha llevado la es-
titica relacional a cierto romanticismo comunitarista del 68 y
lel situacionismo? No todos los performanceros ¢ instalacionis~
tas coneiben su insercién en las relaciones sociales con el experi-
tnentalismo angelical que Bourriaud adjudica a esta corriente al
Suponer que se trata simplemente de «inventar modos de estar
juntos» y promover el didlogo sobre el mondlogo.
Ditfa que la capacidad del arte de volver dudosas las con-
venciones organizadoras de la sociabilidad y del poder necesita
tomar en cuenta los intercambios que dan sentido a su préctica
No para alcanzar eficacia
nnegativa y la vuelven comunicable.
pragmatica, como si fuera un programa de reformas sociales,
tino para que sus intervenciones no sean neutralizadas por sus
propias inercias institucionales.
Considerar las condiciones en las que interrogamos por qué
hay arte y c6mo se confronta con la nada sitve para evidenciar
supuestos desde los que Cuir organias esta encuesta: todos los
cntrevistados son franceses o actian en el area francéfona y
itan casi exclusivamente a artistas y autores que se mueven en
tsa lengua, @Fuera de la francofonia sélo existe la nada? 206-
tno se ebica esta averiguacion metafisica en la geopolitica de la
cultura?
‘Una consecuencia de esta restricci6n lingitistica y sociocul-
tural (que Cuir no problematiza) es reincidir en la tendencia del
pensamiento hegeménico francés a situar el arte contempors-
‘ién con una cultura letrada, literaria o de una vi-
en5 ERATURAY ho WAS I MON J 73
ror a 0
ws de la hip6tesis de que los actos que forman parte del
jeeso literario escribir, publicar, leer, interpretar, ¢ incluso
y comprar textos— son modos de estar en la sociedad,
psible también indagar qué sentido social tienen las apari-
es de lo negativo en ese proceso: no escribir, escribir y no
‘ar, no querer reeditar, no leer. Muchos escritores han
rporado estos rechazos, prescindencias y fracasos a sus na~
wiones y poemas. gCudl es su sentido social?
Al estudiar las transgresiones del arte contempordneo —en-
5 las-mas radicales: vaciar las obras de contenido— Na-
Heinich buscé el significado de las operaciones de desma-
acion como practicas de una estética negativa. Cuadros
1 solo color (Azul, de Yves Klein), el vaciamiento de la ga-
ia de arte durante el periodo de la exposicién (Exposicién del
cio, del mismo Klein), abstenerse de crear objetos y mostrar
mo «obra» la firma del autor o un certificado que acredita la
ién (Manzoni), o sustituir la obra por el relato del proceso
jc su produccién o por los discursos que la anuncian, la inter-
an o publicitan.
En la época moderna, segiin Heinich, el valor artistico se
ncentraba en el objeto y todo lo exterior slo importaba en
‘to expresaba el valor intrinseco de la obras «para el paradig-
contemporaneo el valor artistico reside en el conjunto de
nexiones —discursos, acciones, redes, situaciones, efectos
de sentido— establecidos en torno del objeto, el cual no es mas
Je ocasién, pretexto, punto de pasaje, ni siquiera obligado
jendo en cuenta la tendencia a la desmaterializaci6n de las
obras». En un tiempo en el que la inflacién de las operaciones
de mercado, los discursos criticos, museograficos y mercado-
éenicos, remplazan a la obras, tanto los artistas como los pti-
tocratico de Mua 50 citando el imaginaro ai
: Hraux, declara: «en nuestra 6 4
cabs domi spoca democratic
oon inads por las «luces deformantes de los mediog oa
ener mas que los hechos», sdlo el arte «ilumi
silumina
de
fura, como algo dist
: istinto de la nada, que la resi
wa, como ag r » que la resiste, e i
Pe de fj ga generalizado de imagenes y escritusay?
lesmaterializacion, }
d , ya sabemos, 6
sel in, Ya y he organ
Flee da comunicacion digital sobre clare de olocre,
tions set € papel Desde Mallarmé y Duchamp lag oe
pricier ts basadas en objetos fueron cediendo lnee
as en contextos y proce
80s temporales, en ex.
p
tistas tratan con la ausencia, el vacy
foes \ el vacio w otras formas de nepati,
{i eonespondn su diversa ubicacén en dstintas estrus
todo es. Hablo de coreapandencn ts. antes de
too cs d cia, no de que los con
selena {itacter de las obras, porque la sociolouia y ly
tormiac re eat Ho pretenden ya suministrar claves deve
bien, acres soles Sobre la cteacién; se imerrogan, inn
dcciin, [aoe 38 formas abiertas y polisémicas den nat
«La urna ha
prestigio guerrero de las polémicas». :Serfa por no
trado en estos juegos de métitos sociales —el escénda-
acla vanguardista 0 los debates— por lo que Banchs
vez, segtin Borges, «la carrer
fatigar el ti
Om QUE ESTE LA LTERATURA¥ x0 NAS ten WADA / 75
fama». Sin descartar estas explicaciones sociologizantes, al fi
nal Borges prefiere situar el enigma en su posicionamiento per-
sonal: «Tal vez. su propia destreza le hace desdefiar la literatura
como un juego demasiado facil».
£Qué buscaba Macedonio Fernéndez al iniciar una novela
con 56 prélogos? Ese exceso introductorio podria interpretarse
como un recurso para diferir la lectura de la obra. Es cohe-
rente con el desapego del autor de Museo de la Novela de la
Eterna hacia la literatura y hacia el mundo, muestra la dificul-
tad de situar en el tiempo ese arte secuencial que es la narracién
(Prélogo a la eternidad). También fue una incorporacién tem-
prana de su novela a la serie de los no escritores, alos antes de
gue la sociologia de la literatura los reconociera como partici-
pes del sentido de la obra: por eso, dedica un prélogo a los
criticoss otro a los lectores; otro al lector de tapa en el escapa-
rate o Lector No-conseguido; dos prélogos se ocupan de los
personajes y de los candidatos a personajes, incluido uno que
queria ser empleado, no personaje de la novela porque lo ponta
nervioso que lo estuvieran leyendo; otro prélogo esta dedicado
a los no peritos en Metafisica; otro al lector salteado; otro a la
persona de autor; y por la mitad, ni al principio ni al final, co-
loca una guia a los prdlogos, que segiin advierte no es confiable
porque hay un «prologo mudable, que, me avisan, se anda
cambiando de pagina».
No me interesa tanto aqui ver los prélogos como una es-
trategia de producir lectores 0 modos de leer (Piglia) o de pro-
blematizar la paternidad o el vinculo con el padre (German
Garcia), Me atrae la instauracién de un espacio que antecede a
obta, donde se elabora una estética de lo inminente, o sea la
manera propia en que ka literatura se posiciona en la sociedad:
ino tanto ante lo que es como ante lo que no ¢s o lo que podria
er. Se ha argumentado desde las teorfas literarias y desde las
i la cultura por qué el arte y la literatura no
sociolégicos u
nte 0 distraido con lo real hace ver al arte y Ia literatura como modos
de situarse entre los hechos y la nada. De qué forma, en qué
lugar?
Macedonio Fernandez lo practicé en su narrativa con una
dlicalidad que Borges formulé después en La muralla y los
libros. Leemos en ese texto: «La miisica, los estados de felici-
dad, la mitologia, las caras trabajadas por el tiempo, cierto’
creptisculos y ciertos lugares, quieren decirnos algo, o algo di
jeron que no hubiéramos debido perder, o estan por decir algo;
esta inminencia de una revelacién que no se produce, es, quiza,
el hecho estético» (Borges, 1994: 13).
Encontré en esta definicién del proceso estético como tra
bajo con lo que se halla en estado de inminencia, lo que se insi-
(ia sin llegar a nombrar, una clave del arte contempordneo. En
libro La sociedad sin relato documenté un posible linaje de
este pensamiento estético en textos de Walter Benjamin, Mauri-
ce Merleau-Ponty, Gilles Deleuze y Christine Buci-Glucksmann.
‘ambién cultivan ese lugar de inminencia los artistas, desde el
«Zero dollar» de Cildo Meireles y la serie On translation de
Antoni Muntadas hasta las piezas de Leon Ferrari que combi
nan elementos de los discursos politicos, religiosos y bélicos
quedando en el umbral de todos ellos, porque es desde esa zona
piente donde el arte puede hacer preguntas que esos discur-
no se formulan,
Como en el arte, la literatura opera desde los prélogos, des-
a inminencia, cuando lo social es acontecimiento mas que
, donde el escribir y el leer presentan un estatus dis-
tinto de los actos sociales ordinarios. Es un modo de hacer que
baja en la zona de lo indeciso, lo irresuelto, lo que atin es
posible,
Hay arte y literatura donde no se afirma rotundamente lo
que es y donde tampoco se asiste a la simple desposesion de la
la, Lo ariistico y lo literario existen en tanto lo que es apare-
pita nada y donde la nada se muestra con lo que puede se
r es algo que sucede cuando se evitan de
‘POR QUE EXISTE LA UITERATURA 'Y NO ANS Sie meee
raciones absolutas y también cuando el creador no se abando-
na de modo total al vértigo de la nada. Se llega a ser artista y
escritor aprendiendo a tratar con lo que es como si pudiera no
ser y con lo que no es como si pudiera llegar a ser. Como actor
social, el escritor es el que no pertenece enteramente a su etnia,
su naci6n o stt lengua, transita entre pertenencias fragiles, vive
cen su entorno como extranjero, habla pero duda de lo que dice.
La escena de la literatura no es la realidad social estructu-
rada, empiricamente observable, ni la de la nada que antecede
a lo real, Pero esta experiencia de lo inminente, donde ocurre
el acontecimiento literario, rastreable también en el arte y la
literatura de otras épocas, muestra cambios histéricos. El acto
de escribir es un movimiento en apariencia solitario, pero que
puede enunciarse como dificultad de sobrevivencia, en oca-
siones lucha por la significacién, en otras vértigo ante lo que
desaparece.
Tlumina ciertos textos, a veces, mirar los tratos de los escri-
tores con la nada en relacién con los acontecimientos contex-
tuales que exaltan o desintegran una vida. Pero necesitamos
atender a las ambigiiedades de este vinculo, que no se deja ra-
zonar ni bajo las teorias deterministas ni como simple opeién
entre lo individual y lo social. Fue lo que le sucedi6 a Sartre
cuando decia que el marxismo demuestra que Valéry era un
intelectual pequefioburgués, pero no puede explicarnos por qué
todos los intelectuales pequefioburgueses no son Valéry. El de-
fecto de esa férmula es el antagonismo extremo entre escritor y
clase. :
Las sociologias del arte y la literatura han refinado sus tra-
bajos como sociologias de las mediaciones, Hallamos en los
escritores del no el intento de prescindir del contexto, pero su
abstencién es también un modo de admitir el peso de esas con-
diciones. A la larga, cuando la publicacién y el reconocimiento
convierten a esos gestos prescindentes en actos literarios, en
parte de la historia de la literatura, hacen patente el papel de las
., los eriticos, los movimientos culturales y sociales,178.1 mundo exreno como Lear erAAsD
n suma, las mediaciones que acaban mostrandose, mas tem-
no o més tarde, como parte de la obra, entendida no como
jeto sino como proceso.
Las experiencias de la nada, o més bien de las tensiones
centre lo que es y lo inexistente, pueden diferenciarse si suceden
n una guerra, en el exilio, en la migracién, o en otras condicio-
sociales que no pueden ser homologadas. Se han hallado
analogias entre los modos de narrar esas distintas experiencias
—y esa potencialidad es lo que confiere universalidad a descrip-
ciones del absurdo o de la nada como las de Kafka 0 Sebald.
Pero necesitamos tomar en cuenta el modo peculiar de vivir la
!minencia en cada situaci6n para captar mejor su sentido.
La literatura, cuanto menos realista es, conduce las expe-
riencias de negatividad particulares —sea el conflicto bélico o el
dlesarraigo cultural—a relatos en los que pueden reconocerse
lectores que no atravesaron las mismas situaciones del autor.
Sin embargo, la historia de la recepei6n ha vuelto evidente que
cl objeto literario es, més que la obra, la historia de las relacio-
nes entre obras, intermediarios y lectores. Como escribe Natha-
Ieinich, la idea de una simple confrontacisn entre escritor y
lector es una «idea presociolégica» si no se hace cargo de la
lena de intermediarios» que van remodelando, una u otra
vex, el significado de los gestos de inminencia literaria.
Este papel de las mediaciones es visible en escritores que
\cluyen en sus obras dispositivos destinados a movilizar a los
para que sus innovaciones sean leidas como le-
mas 0 productivas. Heinich habla del proceso de «artifica-
n» al describir, a propésito de Duchamp, las operaciones
Jas que movilizé a los expertos autorizados para que los
tarios, reproducciones, exposiciones e incluso vandaliza-
1 de sus ready-mrade consagraran como arte lo que habia
no objetos extrafios al canon.
sc inju
FoR QUE ENTSTE LA LITERATUR ¥ NO HAS BIEN WADA / 79°
nes con aiiadidos, prélogos a los prélogos y posfacios. Juan
Villoro analiza a Hemingway como el narrador antiintelectual
gue se deleit6 al forjar su imagen pescando salmones, viendo
partidos de béisbol y corridas de toros. Los criticos de Roberto
Bolafio detectan en sus notas ocasionales, discursos para agra-
decer premios y para ironizar sobre los de otros, la manera de
claborar su figura social de «insufrible» como parte de su lite-
ratura.
Sea 0 no intencién del autor orientar la circulacién y recep-
cién, el mundo del arte y el de la literatura estan organizados
para que aun las formas mas radicales de alternatividad o pres-
cindencia de sus reglas funcionen como contextos, Con fre-
cuencia los gestos marginales se convierten en juegos de media-
ciones. La literatura, y el estudio sobre ella, son co-construidas
entre autores, mediadores y publi
Todo esto tiene consecuencias epistemol6gicas. Me deten-
go en una: el trabajo interdisciplinario. El sentido intrinseco de
la obra requiere andlisis especificamente literarios. Pero el estu-
dio del conjunto de operaciones mediante las cuales los objetos
alcanzan apreciacién estética, son rechazados, y pasan luego, a
veces, de la nada al canon, piden enfoques socioantropol6gicos
y de economia de la cultura. Sélo una perspectiva interdiscipli-
aria, 0 mejor: transdisciplinaria, logra abarcar el complejo de
gestos, redes y usos sin los cuales una novela o un poema no
legarian de quienes los hacen a quienes los len.
Hemos relocalizado la cuestién de por qué existe literatura y
.o mas bien nada al girar la formula metafisica hacia las condi-
ciones sociales en las que la préctica literaria ejerce su negativi-
dad, El objeto literario es, mas que las obras o el acto inapresable
de la creacién, el proceso sociocultural de su elaboracién, su tré-
fico y las modulaciones en que se altera su sentido,
Lleg6 el momento de hablar, aunque sea en un breve apén-
dice, del proceso mas reciente: la deriva digital de Ia literatura.
Oimos a editores, libreros y autores describir la transicién de
no si
Jos libros en papel a su reproduce0 / 1. munoo eres cono wea exeao
pasiramos de la literatura a la nada, Ya desconfiamos de que
vayan a desaparecer los libros ante el avance de internet. Para
decitlo de otro modo: gqué nuevos tratos con lo virtual, con la
solescencia y con la negatividad esta construyendo la litera-
tura en los blogs, las descargas libres y la lectura fragmentada ¢
rertextual que impulsan las tecnologia digitales?
Tanto en relacidn con el soporte que llamamos libro como
en otros modos de hacer literatura la inguietud de que nos
precipitemos en la nada parece eco de pinicos de otras épocas.
Las nuevas formas de publicar en tedes digitales abolirén la
eseritura de largo aliento y la edicin en papel? Temores seme-
ints, explica Robert Darnton, surgieron cuando la invencién
de tipos méviles por parte de Gutenberg hizo prever el desinte-
por los manuscritos, pero en verdad la publicacin de ma-
rritos aument6 y prosiguié tres siglos después de inventarse
prenta: lo que cambi6 fue la difusién, en varios formatos
de lo que se escribia. La posibilidad de publicar en papel y ha-
disponible el mismo texto en internet, o editar rapido can-
ilades pequetias de un libro todas las veces que se quiera
modifica la experiencia de escribir, comunicar y leer. No como
gonfa del libro, sino como convivencia de formatos y medios
wos con los recientes,
@Por qué tanta aprensi6n si las transformaciones que ahora
asombran nacieron antes de las computadoras personales, in-
ternet y las redes sociales? Los relatos no lineales, la interacti-
on el lector, Ja subversién de la metafisica que imaginaba
1a como representaci6n del mundo. Mallarmé, Perec,
vino y Cortézar ensayaron con lépices 0 en miquinas de
bir hipertextos y reescrituras. Las desviaciones e inter-
de Robert Walser, los relatos en que Walter Ben-
e el «arte de perderse» y la enciclopedia que
tun solo conjunto los animales pertenecientes al
mo de p
) eseritos a mano,
‘POR Que OCSTE LA LITERATURA Y WO MAS BIEN RADA T 91
Qué hay de nuevo entonces en las novelas hechas con
emails, con blogs, literatura sin papel, multiautorfa de inter-
nautas? Los procesos de combinatoria textual ¢ interactividad
aparecen, por ahora, mas como un cambio de escala social y
reformulacién de la autononiia literaria, que como una muta-
{én de lo que entendiamos por literatura, Al decir esto no quie-
‘to disminuir el impacto de los cambios que quitan jerarquia al
‘utor inicial de una novela o una crénica, desdibujan la fronte-
ta entre una y otra. Los papeles de escritor, editor y lector se
entremezclan, Se amplia y facilita el acceso a la produccién lite-
taria de més lenguas y paises que los exhibidos en librerias. Por
otro lado, si es posible la autoedicién y autopromocién de los
escritores se modifica el papel del editor y los eriticos como
curadores de lo que se publica.
‘No sélo la reconfiguracién de lo escrito en vinculos con lo
audiovisual esta modificando la autonomia del campo literario.
También el predominio del texto sobre el contexto, que marco
la teoria de la literatura en el siglo xx, disminuye cuando los
lectores accedemos en la red a novelas o poemas junto con en-
laces a performances de los autores, blogs donde los lectores los
interpretan, sondeos de marketing que sitdan en el debate del
dia a dia la fortuna de los textos. Los libreros que aconsejan y
los criticos especializados coexisten con trailers en YouTube
y Google.
‘Un futuro indeciso, narrativas sin desenlace. Escribir desde
la inminencia, desde lo que todavia no es, no significa abstraer-
se de lo social. Es asomarse a un lugar donde el mundo puede
pensarse como algo que podria ser de otro modo. La literatura
ro se sitiia en una nada ahistorica, sino en esa enunciacion poé-
tica que desafia la prosa mutable del mundo.
At hablar de lo que podria ser de otra manera, la escritura
iteraria hace politica. Cuenta cémo los dioses huyeron y como
cygresan en las omnipotencias de los nacionalismos, de las con-
monopédlicas de las empresas, en la milagrosa irra~Cuando escribia Hlderlin, la pregunta era cémo vivir en la
época de los dioses que se han ido y del dios que ain no llegay
n tiempo de Dostoevsky la interrogacién fue sis no habiendle
dios, todo esta permitido. Hoy, cuando la disputa por el todo
cure ente los equivalentes profanos de las deidades, que son
¢ltotalitarismo financiero de los bancos, los rituales vacios con
que lo sitven los politicos, su transculturacién en mafas » las
revelaciones siempre parciales del espionaje, en la literature nos
Preguntamos ses posible actuar con otto sentidor set esritor »
lector es el modo incierto en que desciframos lo que podria
significar ser ciudadano. No reduzco la politica a la literatura
i digo que ésta va a emaneiparnos, Escribir y ler son, apenss,
ciones donde intentamos que el poder aniquilante, anona,
i de los actuales dioses sea s6lo una intriga. Sin final pre-
jado,
cone
9, DEMOCRACIA CANALLA
El estudiante viajé a México para asistir a un Congreso
sobre Interdiscip'ina y Descomposicién Politica. Le interesaba
cémo tratarfan el tema representantes de paises latinoamerica-
nos donde la estabilidad posdictatorial estaba amenazada por
el avance de mafias (Centroamérica y Brasil). También algunos
europeos afrontaban indecisiones politicas entre la caida del
«Estado de bienestar» post 2008, el crecimiento de grupos xe-
n6fobos (una de las pocas cosas que crecian en Europa) y el
regreso de migrantes decepcionados a sus paises de origen.
Le daba curiosidad c6mo serfan las conferencias de inaugu-
racién y clausura en esa reunién de 2.400 participantes. Impo-
sible seguir las catorce mesas paralelas que habfa de la mafiana
a Ia noche, pero esperaba poder entrar a los auditorios donde
tun politélogo inglés daria el discurso de apertura y un antrop6-
logo mexicano formado en Stanford, ahora profesor en Colum-
bia, cerrarfa las sesiones.
No hubo problemas para ingresar a la sesién inaugural. Ya
le habfan contado la experiencia mexicana en organizar multi-
tudes —en los congresos y en otros espacios—, la magnifica
infraestructura cultural y sus habilidades al poner de acuerdo a
nstituciones académicas, politicas y empresariales para reu
financiamientos generosos. Sélo era comparable con la que ha-