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edicién a cargo de pedro scaron traduccién, advertencia y notas de pedro scaron KARL|EL CAPITAL MARX |critica DE LA ECONOMIA POLITICA el proceso libro |de produccién primero | de capital Ml Edicién cargo de ‘PEDRO SCARON x x glo xxi editores, s.a. de c.v. siglo xxi editores, s.a. oUt et. 7H CHOSEAAG BUENOS ARES ARGENTINA siglo x xi de espafia editores, s. a. MeNpIOe? Poa.“ 818. 26036, WOR, Espana primera edicibn en espaol, 1975 tincimareimpresion en espanol, 1986 ‘cgundia edicion en espanol, aummentada, 1988 ava reimpresin en espaol, 2009 1 siglo wxi editors. sa. de es. isbn 978-968-23-0084 (abra completa) isn 978:968-23-14841 (volumen 3) snk der politisehen okonon tito original: das cap derechos reserves eanforme a lt ley impress y hexho en mésico impreso en mjica impresor, sa. de ew coamelia nim 4 ‘ol, ef mano, /tapalapa marzo de 2009) capfruto 20am LA LEY GENERAL DE LA ACUMULACION CAPITALISTA El acrecentamiento del capital implica el incremento de su parte consttutiva variable, 0 sea de 1a que se con- vierte en fuerza de trabajo. Una parte del plusvalor trans- formado en pluscapital tiene que reconvertrse siempre en capital variable o fondo suplementario de trabajo. Si supo- rnemos que, a condiciones en lo demés iguales, la composi- cién del capital se mantiene inalterada, esto es, que para poner cn movimiento determinada masa de medios de Produccidn o capital constante se requiere siempre la mis- ima masa de fuerza de trabajo, es evidente que Ta demanda de trabajo y el fondo de subsistencia de los obreros erece- ran en proporcién al capital, y tanto més répidamente cuanto mis répidamente crezca éste. Como el capital * Bn la 38 y 44 ediciones se intercalan aguf los siguientes pirrafos: “Iovestigamos en este capitulo la influencia que ejerce El acrecentamiento del capital sobre la suerte de la clase obrera. El factor més importante’ en este examen es la composicion dei ‘capital y los cambios que experimenta la misma en el transcurso {det proceso de acumulacion, Flea composicion del capital debe considerarse en dos senti dos, Can respecto al valof, esa composicion se determina por la ‘proporcion en que cl capital se divide en capital constante, 0 valor 159 produce anvalmente un plusvalor, una parte del cual se suma cada afio al capital original; como este inercmento mismo se acrecienta todos Jos afos con el volumen cr ciente del capital que ya esta en funciones, y finalmente, como bajo un acicate particular del afin de enriquecerse —apertura, por cjemplo, de nuevos mercados, de esferas ‘nuevas para la inversidn de capital a causa de necesidades sociales recién desarrolladas, ete— la escala de la acumu- lacién se puede ampliar stbitamente sélo con variar la distribucion del plusvalor 0 del plusproducto en capital y rédito, cabe la posibilidad de que las necesidades de acu- mulacién del capital sobrepujen e} acrecentamiento de la fucrza de trabajo 0 del nimero de obreros, y de que la de- manda de obreros supere su oferta, a raiz de lo cual los salarios pueden aumentar.* En Inglaterra resonaron quejas, sobre este particular, durante todo la primera mitad del siglo xvii. Las circunstancias mas menos favorables bajo Jas cuales se manticnen y multiplican los asalariados, em- Xe Tos megios de produccisn, y capital variable o valor de la fuer 2a de trabajo, suma global de los salarios. Ea lo que alae 3 la ‘materia, a céamo funciona la misma-en el proceso de producci6n, todo capital se divide en medios de producciin y fuetza viva, Ge trabajo. composicion que se determina por la proporcién existente ene fe masa de los medios de produccion empleados, por un parte, y Ia cantidad de Wabajo requerida para su empleo. por el iro. Denomine a la primera, composieion de valor; la segunda, ‘composieién téeniea del capital. Batre ambas existe una estrech’ Correlacién. Para expresarla, denomino sla compesicion de valor el capital, en tanto se determina por la composicion técnica. del ‘mismo. refleia las variaciones. de. ésta, composielin organica del capital. Cuando se habla sin mas ni mas de la composicion del apital, nos Feferimos sempre & su composicion organi, Los numerosos capitals singulases invertidos en determinado ramo de la produccidn, presentan una composicin que difiere de tinos a otros'en mayor @ menor medida. La media de sus compo siciones singulares os da" la composiciin del capital global’ en Sse namo dela produccién. Finalmente, Ta media. global de as omposiciones medias de todos los ramos de la prodiiceign, arroia 4a composicién Wel capital social de un pais, ¥ en Wo sucesivo nos Feferiremos, en ltima instancia, Gnicgmente a esta stim En li 3* y 4° ediciones se afade: “Esto, incluso, tiene Finalmente que ocurrir cuando el supuesto enunciado mis arriba perdura de manera inaiferada, Como sada ano se da ocupacion mis obreros que el sho precedente, tarde o temprano tiene. que alcanzarye el” punto) en ques necesidades de ta acumulachin omiener a sobrepa fers bial de taba, en cuyO eso Se produce ef aumento de tox sthicion "En la 38 y 9 ediciones se aprega: “todo el siglo xv y’ 760 pero, no modifican en nada el caréeter fundamental de Ja produccién capitalists. Asi como la reproduccién simple reproduce continuamente la relacién capitalista misma —eapitalistas por un Jado, asalariados por la otra—, la reproduccién en escala ampliada, 0 sea la acumulacién, reproduce la relacién capitalista en escala ampliada: mas capitalistas o capitalistas mas grandes en este polo, mas asa- lariados en aquél. Como vimos con anterioridad, la repro- ducciin* de la fuerza de trabajo que incesantemente ha de incorporarse como medio de valorizacién al capital, que no puede desligarse de é1 y cuyo vasallaje con respecto al capital sélo cs velado por cl cambio de los capitalistas individuales a los que se vende, constituye en realidad un factor de lu reproduccidn del capital mismo. Acumulacién del capital es, por tanto, aumento det proletariado.” La economia clisica comprendia tan cabalmente esta tesis, que Adam Smith, Ricardo, etc., como lo hemos met cionado anteriormente, {legaban incluso a identificar equi- vocadamente la acumulacién con el consumo de toda la arte capitalizada del plusproducto por trabajadores. pro- Guctivos, © con su transformacién en asalariados suple- mentarios. Ya en 1696 decia John Bellers: “Porque si alguien tuviera cien mil acres y otras tantas libras en dinero ¥ otras lantas cabezas de ganado, ¢qué seria ese hombre Karl Mark, “Lohnarbeit und Kapital”. — "A opresisa igual de Tos, masas, un pais es tanto mis rico cuantos mis. prole- Uarios tiene.” (Coline, L'Economie politique, source des révolutons ft des ntopies prétendues soctalistes, Paris, 1857, &. th, Bu 331) Por “proletario™ dnicamemte puede entenderse, desde punto de Vista econémieo, el asalariado que produce y valoriza “capital” y al que se arroji & la calle no bien se vuelve supertluo para las necesidades de valorizacién del "Monsieur Capital como deno- ‘mina Pecqueur a este personaje. “El enfermizo proletario de la Selva virgen" es tuna gentil quimera del sefor Roscher. Bl able fante dela selva virgen es propietario de ésta yl trata tan ddespreocupadamente como lo hace el orangutan, eo es, como 2 propiedad suya. No es, por ends, un prolearie. Lo seria si la Selva virgen lo explotara 2 él, yn él la. selva Virgen. En 10 Tocante a su estado’ de salud, ef mismo no slo resstsia la compar racién con el del proletario. moderno, sino también con el de personis respetables™ sifilticas_y-eserofulosas. Es probable, 0 ‘bstante. que el sehor Wilhelm Roscher enticnda por’ selva virgen Sus landas matales de Luneburgo, En la 3? y 42 ediciones: “La reproducciGn”. © Now’ 70 en la 3° y 4 ediciones, 761 rico, sin trabajadores, sino él mismo un trabajador? Y asi como los trabajadores hacen ricos a los hombres, cuanto ‘mds trabajadores, habra tanto més ricos... El trabajo de los pobres es la mina de los ricos”.** Y asi se expresaba Bernard de Mandeville a comienzos del siglo xvit: “Donde la propiedad esta suficientemente protegida, seria més faci vivir sin dinero que sin pobres, {porque quién harfa el tra- bajo”... Asi como se debe velar para que los pobres no mueran de hambre, no debieran recibir nada que valga la pena ahorrar. Si de tanto en tanto una persona de la clase més baja, gracias a una diligencia extraordinaria y apre- tarse el cinturdn, se eleva sobre la condicién en que se crid, nadie debe impedirselo: no puede negarse que el plan mas sabio para todo particular, para cada familia en la sociedad, consiste en ser frugal; pero a todas las naciones ricas les interesa que la parte mayor de los pobres munca esté inactiva y, sin embargo, que gasten continuamente lo que Los que se ganan la vida con su trabajo -J no tienen nada que los acicatee para ser ser- viciales salvo sus necesidades, que es prudente mitigar, pero que seria insensato curar. La tinica cosa que puede hacer diligente al hombre que trabaja es un salario mod rado: si fuera demasiado pequeio lo desanimaria 0, segiin su temperamento, lo empujaria a la desesperaci6n; si fuera demasiado grande, se volveria insolente y perezoso ... De lo que hasta ahora hemos expuesto, se desprende que en uuna_nacisn libre, donde no se permite tener esclavos, la riqueza mas segura consiste en una multitud de pobres laboriosos. Porque ademas de ser 1a fuente inagotable de las armadas y los ¢jércitos, sin ellos no habria ningtin dis- frute y ningin producto del pais seria valorizable. Para hacer feliz a la sociedad” (que, naturalmente, se compone de no trabajadores) “y para contentar al pueblo aun en su misera situacidn, es necesario que la gran mayoria_siga siendo tan ignorante como pobre.‘ El conocimiento amplia y multiplica nuestros descos, y cuanto menos desea 2" “As the Labourers make men rich, so the more Labourers, there will be the more rich men. the Labour of the Poor being the Mines of the Rich.” ohn leliers. Proposals for: Raising gina 2.) = Nota 71 en ln 3* y 4¥ ediciones. 762 ‘un hombre tanto més fécilmente pueden satisfacerse sus necesidades”."* Lo que Mandeville, hombre honesto ¥ I cido, no comprende ain es que el propio mecanismo del proceso de acumulacién, al acrecentar el capital, aumenta Ja masa de los “pobres laboriosos”, esto es, de los asala- riados que transforman su fuerza’ de trabajo en fuerza creciente de valorizacién al servicio del creciente capital, Y que por tanto se ven obligados a perpetuar la relacién de dependencia que los. liga a su propio producto, perso- nificado en el capitalista. Refiriéndose a esa relacion de dependencia, observa sir Frederic Morton Eden en su Situacién de’ los pobres, o historia de ta clase trabajadora de Inglaterra: “Nuestra zona exige trabajo para la satis- faccin de las necesidades, y por ello es necesario que por Jo menos una parte de la sociedad trabaje infatigablemen- te... Hay quienes no trabajan y que, sin embargo, tienen a su disposicién los productos de la diligencia. Pero eso se lo tienen que agradecer estos propietarios, Gnicamente, a la civilizacién y al orden; son eriaturas puras y simples de las instituctones civiles."* Estas, en efecto, han reconocido que también se puede adquirir los fratos del trabajo de otra manera que por el trabajo. |...) Las personas de posi cién independiente {...] deben su fortuna casi exclusiva- ‘mente al trabajo de otros |. ..), no a su capacidad personal, que en absoluto es mejor que la de los demis: no es la ** B. de Mandeville, The Fable of the, Bees, $° ed. Lon- res, 1728, Remarks, pp 212, 213, 328, —Una vida “sobria trabajo constante son, para lov pobies, el camino que leva a 1a felicidad material" (por 1a cual el autor entiende la jornads Iaboral mis larga posible y 1a menor cantidad posible de ‘medios de subsistencia), "y el camino de Ia. riquesa para el estado” (es ‘ecir, pura los terratenientes, capitalistas y sus dignatarios ¥ agen: tes politicos). (An Esway on Trade and Commerce. Londres, 1770, p. $4.) 2? Eden bien podria haberse preguntado: jcriatura de quién son “Ias instuciones civiles"? Desde st punto de vist, el de fe ilue sa juridica, no concibe Ta ley como prodicto de las Felaciones ma feriales de produccion, sino que, a la inverss, ve en las relaciones de produccidm el fruto de la ley. Linguet artoj6 por la borda, con tun par de palabras, el quimérico Esprir des lols de Montesquiet “Lesprit des lois, est la propricte™ [el esprit de Tas leyes es 1a propiedad. 21 = Nota 72 en la 34 y 49 ediciones, "Nota 73 en la 3 ¥ 4 ediciones 163 posesiOn de tierras y dinero, sino el poder disponer del tra- bajo (the command of labour) To que distingue a los ricos de los pores... Lo que conviene a los pobres no es una situacion abyecta o servil, sino una relacion de dependencia aliviada y liberal (a state of easy and liberal dependence) yy a los propietarios influencia y autoridad suficientes sobre los que {.--] tabajan para ellos... Tal relacion de depen- dencia, como lo sabe todo cl que conozca la naturaleza humana [.. J, ¢s necesaria para la comodidad del obrero mismo”. Eden, anotémosio de pasada, es el tnico discipulo de Adam Smith que durante el siglo xvin efectu6 algunas contribuciones de importancia, = Bden, The State of the Poor... vole, ib. 1 €4p. 1. pp. I prefacio, p. XX. 80 Se Tector me trajera a colacién el caso de Malthus, cuyo Bssay on Population wo la luz en 1798, yo aduciria que esta ol fen su primera forma ty las ediciones’ posteriores no hacen mas ‘Que embutir material en el viejo exquema y sfadir cows Bucvs Pero no descubiertas, sino simplemente anexadas por Multhus) Fo es otra cosa que un plaglo escolarmente superficial y clerical mente ‘declamatorio Ue Sir James Steuart.” Townsend. Franklin, Wallace, etc, "90 contiene mt wna sola proposlelon original Sefialemos, de pasada, que aunque Malthus ert curs de li Al Iglesia de Tnglaterra.c) habia hecho el voto moncal uel celibato ES este voto, en efecto, una de las condiciones part perienece! 44 lt fellowship Icofradia} de la universidad protestnte. de. Cam bridge. "No permitimos que los socios de los colegios se casen ¥' 9 bien ‘algumo tome muler, dejard de ser socio del colegio. iReports of Cambridge "University “Commission, p. 172) Eats Circunstancia distingue’veniajosimente a Malthus de otfos curs + Nota 74 en la 3" y 4° ediciones. * Nota 75 en la 34 y 4 ediciones En la 4° edicion se suprime el paréntesis. "En Ia 32 y 4 ediciones, antes de Steuart: “Defoe.” "En la 3° y 4 ediciones se agrega: “La gran polvareds Jevantada por este panflto obedesig tnicamente a iotereses de Partido, La Revolucion Francesa habla encontrado defensores ssp Sonados ‘en el reino.britinico; el «principio de Ty poblacion> estado Tentamente en el siglo xvi y luego, en medio de una tran ftsis sorial, anunciado con bombos y pluillos como el anlidoto Infaible contra las doctrinas de Condotcet y_otfos. fue saludo jubilosamente por la oligarquia inglesa como’ el gran exterminador de todas Tas veletdades.de un mayor progreso humino, Maravillado or su propio éxito, Malthus se dediee entonces 1 embulit en cl YieJo esquema materiales compilados dexpreacupalimente yt affadir algunas cosas nuevas, pero no descubiertay sino simplemente aanexadas por ¢ 164 Bajo las condiciones de Ia acumulacién supuestas hasta aqui —las mas favorables a los obreros—, su relacién de dependencia con respecto al capital reviste formas tolera- bles 0, como dice Eden, “aliviadas y liberales”, En vez de volverse mas intensa a medida que se acrecienta el capital, protesiantes que se han liberado det precepto catdico del celibto Sreerdotal y revindicado ial ‘punto, como s0-mision bibica specific, cl “Creced y multipicags", que contibuyen por doqulet Jen mediga realmente indecoross a ‘que Tn. poblacién aumente Inientras al mismo tiempo. predican”a los obreros. et “principio Ge la poblacion”” Es catacterstico que el pecado orginal en st disttaz"economico, Ia manzana de Adén, et “apetito.acuciante” “las resistencias que tienden a mellar ias flechas de Cupido Como dice jovisimente el cura, "Townsend-—; es catacteinico, deciamos, que este punto tan escabroso haya silo y sea monopo lizado por los caballeros de ls teologia 0, mejor dicho, de. la iglesia provetance. Sse excepisa sl monje veneciano Ores, esc {oF originale ingens, la mayor parte de Tos expostores de la doctsina de In poblacion son curasprotesontes. Bruckner, por een lo, con su Theorie du syttme animal (Leyden, 1967) ibro en EY gue se agota toda la teoria moderna de Ia poblacion yal que broporciond ideas fa quereltapasajera entre Quennay ya Ssciplo Miirbeaw’pere [el Vijo} sobre el mismo tema, Tuego el cura Wallace, ef cura Townsend, el cura Malthus yu discipulo, et srchicura ‘Thomas Chalmers, para no hablat Je chupatintas cle ales menores inthis line [de este 2enerol En un principio, quienes fulivaban a economia potiica eran fl6sofos, como "Hobbes, Locke, Hume; gente de negocios y exadisis como Toms Moro, ‘Temple, Sully, be Witty North, Law, Vanderlint, Cantillon, Frank: Tin, jy sobre iodo en\cl terreno teérico y com el mayor de. los Exlios, midicos, como Pety, Barton, Mandevile, Quesnay. Todavia ‘'mediados del siglo awn el reverendo seRor Tucker, esonomista importante pera su" cpoca, se. diseupaba, por ocuparse de Ma zn,1 Mis tarde, y precisamente con et principio de Ia pobla- ‘lin, sond la hora de Tos curan protetanies. Como si bubiera Dpreseido la dafina inerferenela de estos chapuceros en tos nego. hon, Belly, que consideraba a Ta poblacign como base dela riqueza ¥ que, al igual que. Adam Smith, cra enemigo declarado’ de Tos {urns sfiema: "Ta religion florese mejor ail donde més se mort fica alos sacerdotes, del mismo modo que el derecho florece rejor alli donde lov abogados se mueren’ de hambre” Por 30 Petty aconseja‘a los curas protetantes, ya. que mo. quien seguir al apéstol Pablo y “moriifiarse” por el celibato, que por fo menos So engendeen mis cllgos (not 10 breed more Churchmen) que tos que pueden absorber las prebendas (Denefices) exisentes; exo 5, 5 s6lo existen 12.000 prebendas en Inglaterra y Gales, 0 sera Sensato engendrar 24,000" clérigs (twill not be safe to breed 2000 minster), pues los 12000 carentes "de ocupacién procs. atén ganarve in vide'de un modo v otf, 4y Some poccien Pacerlo sis Cicimente- que drigigodose a la. gente y petwaiendola de ‘que los, 12.000 prebendados emponcofan lis ‘simas, las bacen 765 esa relaci6n de dependencia slo aumenta en extensiOn; es decit, la esfera de explotacién y dominacién del capital se limita a expandirse junto a las dimensiones de éste y el numero de sus stibditos. Del propio plusproducto creciente de éstos, crecientemente transformado en pluscapital, fluye hacia ellos una parte mayor bajo la forma de medios de padecer hambre y les muestran un camino errado para ir al Glelo? (Petty, A Treatise on Taxes and Contributions, Londres, 667, p. 57) La posicién adoptada por Adam Smith ante la Aerigalla protestante de su epoca queda ‘caracterizada por lo Siguiente. En A Letter 10 A. Smith, L. L. D. On the Life, Death nd Philosophy of his Friend David Hume, By One of the People Called Chrittians, 4° eda, Oxford, 1786, ei doctor Horne, obispo Gerla. Alta Iglesia en Norwich, ‘sermonea a Adam Smith; éte, fn efecto, en una carta abjerta al sesor Strahan, “embalsama a 0 Gmnigo David” (es decir, a Hume) porque le cuenta al publico como flume se divertia en su lecho de muerte con Luciano y el wis’ ‘Smith incurre incluso en In insolencia de escribir: "Siempre. be Sonsiderado & HUme, durante su vida asi como después de su rue fe tan prOsimo al ideal de un hombre perfectamente sabio y “izeuovo como Ia fragilidad de la aalurslera humana lo. permite” El oblspo clama, en su indignaciOn: "Bs justo de su parte, sefior, Gescribinos como perfectamente sabios y virtuosos el cardcter gla teayectoria vital de un hombre [...)-poseido de una antipai incurable contra todo Jo que se denominase religion y que pon fn tension cada uno de sts nervios para extivpar de la memori SE tos hombres hasta el nombre de la misma” (Ubidem, p. 8) "Pero ‘no 0s dejeis desalentar, amigos de la verdad; breve es la vida del ieismo™ (p- 17). Adam Smith “incurre en’ Ia atror_ perversidad {ihe atrocious wickedness) de propagar el. ateismo por el pais” {esto es, mediante su Theory of Moral, Sentiments)... \Cono- ‘Semos sus maquinaciones, seior doctor! Sus céleulos no Son malos, pero esta vez no conto sled con la huéspeda. ‘Usted. proctra Persuadirnos con el ejemplo de David ‘Hume, esq., de que. el Rtetemo es el Unico reconfortante (cordial) para ‘un animo abatido yraue no hay mas antidoio que él para eb temor a la muerte. {Relos de Babilonia en ruinas y felciad al empedernido e impio Farabnt™ (Ibidem, pp. 21 y 22.) Una cabeza ortodoxa entre quienes frecuentaban los cursos de Adam Smith escribe Tuego de In muerte de exe: "La amistad de Smith por Hume [..-) le impedia. ser Gristiano...Crela a. pies juntillas todo To que decia Hume. Si Hume le hublera dicho que Ia Tuna era-un queso vecde, le habria treido, De abi que le creyera también que no existian Dios ni los ‘milagros. -. Sus principios politicos rayaban en el republicanismo” (he Lee, por lames Anderson, 18 volimenes, Edimburgo, 1791- 1793, vol. tte pp. 166, 163.) Ei cura Thoinas’ Chalmers. sospecha que Adam Smith invento Ia categoria de fos “trabajadores.impro- Guciivos™ por pura malevotencia, expresamente. para inci eo lls a los curas protesiantes ya pesar de la benélica Tabor. que Estos realizan en la vita del Scho 766 ppago, de manera que pueden ampliar el circulo de sus distrutes, dotar mejor su fondo de consumo de vestimenta, ‘mobiliario, etc., y formar un pequerio fondo de reserva en dinero. Pero asf como la mejora en la vestimenta, en la alimentacién y el trato, 0 un peculio""! mayor, no abolian la relacién de dependencia y la explotacion del esclavo, tampoco las suprit. en en el caso del asalariado. El aumento en el precio del trabajo, aumento debido a la acumulacién del capital, s6lo denota, en realidad, que el volumen y el peso de las cadenas de oro que el asalariado se ha forjado Ya para si mismo permiten tenerlas menos tirantes. En las controversias acerca de este punto se ha dejado a un lado, en la mayor parte de los casos, el hecho principal, a saber: Ia differentia specifica de 1a produccién capitalista. La fuerza de trabajo no se compra aqui para satisfacer, mediante sus servicios 0 su producto, las necesidades per- sonales del comprador. El objetivo’ perseguido por éste es la valorizacion de su capital, la produccién de mercan- cias que contengan més trabajo que el pagado por él, 0 sea ‘que contengan una parte de valor que nada le cuesta al comprador y que sin embargo se realiza mediante la venta de las mercancias. La produccién de plusvalor, el fabricar un excedente, es la ley absoluta de este modo de produc- cién, S6lo es posible vender la fuerza de trabajo en tanto la misma conserva como capital los medios de produccién, reproduce como capital su propio valor y proporciona, con el trabajo impago, una fuente de pluscapital."*®* Por con- siguiente, las condiciones de su venta, sean més favorables ‘o menos para los obreros, implican la necesidad de que se la venda siempre de nuevo y la reproduccién continuamente ampliada de la riqueza como capital. Como vemos, el sala~ rio, conforme a su naturaleza, implica siempre el suministro por parte del obrero de determinada cantidad de trabajo ‘sabist Nota a la 24 edicién.—“Sin embargo, el limite tanto al empleo de los, obreros industriales como al de ios rurale es el ‘mismo, a saber, ia posibilidad, para el empresario, de obtener del producto del trabajo efectuado. por aquélios una ganancia. Si la {sa del salario aumenta tanto que la ganancia del patrén desciende por debsjo de la ganancia media, &te deja de ocuparlos o sélo los fcupa a condicion de que acepten una reduccién de los salarios.” Gohn Wade, History of the Middle..., p. 240.) + Nota 76 en la 38 y 4 ediciones 161 impago. Prescindiendo por. entero del alza de salarios acompaitada por una baja en el precio del trabajo, etc., el aumento de los salarios sto denota, en el mejor de los ‘casos, la merma cuantitativa del trabajo impago que debe ejecutar el obrero. Dicha merma nunca puede alcanzar el unto en el que pondria en peligro seriamente el carécter Capitalista del proceso de produccién.y la. reproduccion de sus propias condiciones: por un lado de los medios de produccion y de subsistencia como capital, por cl otro de la fuerza de trabajo como mercancia; en un polo, del capitalista, en el otto, del asalariado.* Si dejamos a un lado los conflictos violentos en torno a la tasa del salario —y Adam Smith ya ha demostrado que, en sustancia, Juego de tales conflictos el patrém siempre sigue siendo el patr6én—, un alza del precio del trabajo derivada de la acu- mulacién del capital supone la siguiente alternativa. O bien el precio creciente 0 acrecentado del trabajo va acompa- jiado de un incremento igualmente grande (o mayor) de a acumulacién. Sabemos ya que incluso bajo circunstan- cias en lo demés iguales —como el grado de productividad del trabajo, etc —, cuando se acrecienta la masa del capital adelantado puede mantenerse uniforme su incremento ab- soluto —y hasta acelerarse— aunque decrezca la tasa de la acumulacién; asi como en el capitulo 1x, en la seccién tercera, vimos que la masa del plusvalor puede mantenerse incluso inerementarse cuando la tasa decreciente del mismo va acompafiada de un aumento en el nimero de obreros explotados simulténeamente. En este caso, decit que la reduccidn en el grado de explotacién de la fuerza de trabajo no perjudica la expansion del dominio ejercido por el capital, es incurrir en una mera tautologia.® O bi + En Ia 4® edicién exta fra dice ast “Dicha merma munca puede alcanzar el punto en el que amenazaria a sisema, mismo" * En la 3 y 4 ediciones en ver de lag trey ltfmas frases figura ef siguiente texto: "O bien el precio. dt trabajo continia easeenso poraue salza no extorba el progreso de fy acuull sion; en esto no hay. nada de asombrovo ‘Ya que, dike Adam Smith, sincluso si a ganancicismmuge, Tos capiies asmeniany Y hasta se incfementan on més rapier ‘que antes. Un capital rade tongue a ganic sea menor, et genera me arecena ‘mas rapidamente que un eaptal pequefo caya ganancla sea grandes, (Wealth of Nations, lip. 1, p. 189) Ex evslente, en este caso, que uns reduceién del trabajo impago no perjdica en modo gino |a'expansign del dominio. jeredo por 81 captal™, 768 y éste es el otro término de ta alternativa, 1a acumulacién Se enlentece tras el acrecentamiento del precio del trabajo, porque se embota el aguijén de la ganancia. La acumula- ‘Gidn decrece. Pero al decrecer, desaparece 1a causa des decrecimiento, a saber, la desproporcién entre el capital y la fuerza de trabajo explotable. El precio del trabajo Gesciende de nuevo @ un nivel compatible con las necesi- dades de valorizacion del capital. De esto no se infiere, ni ‘con mucho, que el salario deba descender a su nivel mini- ‘mo, y ni siquiera al nivel en que estaba con anterioridad al aumento de precio experimentado por el trabajo. Como vemos, el propio mecanismo del proceso capitalsta de produccién remueve los obstéculos que genera transitoria- ‘mente. Vemos entonces que en el primer caso no ¢s la reduccién en el crecimiento absoluto o relativo de la fuerza de trabajo, 0 de la poblacién obrera, lo que vuelve exce- sivo al capital, sino que, a la inversa, es el ineremento del capital lo que vuelve insbficiente la fuerza de trabajo explo- table. En cl segundo caso no es el aumento en el creci- miento absoluto © proporcional de la fuerza de trabajo 0 de la poblacién obrera lo que hace insuficiente al capital, sino que, a la inversa, es la disminucién del capital lo que vuelve excesiva la fuerza de trabajo explotable, o més bien su precio. Son estos movimientos absolutos en la acumula- cin del capital los que se reflejan como movimientos rela- fivos en la masa de la fuerza de trabajo explotable y parecen ‘obedecer, por ende, al movimiento propio de esta tiltimas Asi, por ejemplo, en la fase critica del ciclo industrial la baja general de los precios mercantiles se expresa como ‘aumento del valor relativo del dinero, y en ta fase de pros- peridad el alza general de los precios mercantiles como baja del valor relativo del dinero. De esto infiere la Yamada ‘escuela de la currency que en el primer caso circula dema- * Las dos ltimas frases se suprimen en la 4* edicién (una de ellas reaparece mas abajo). "En Ta 4 ediciOn se agrega: “EL precio del trabajo desciende ‘de nuevo a un nivel compatible con las necesidades de valorizacion el ‘capital, ya sea dicho nivel inferior, superior o igual al que se onsideraba normal antes del alza salarial”. En Ia 38¥ 49 ediciones se agrega: “Para aplicar expresiones matemiticas: la magnitud de Ia acumulacin es la variable inde- pendiente, la, magnitud del salario Ia variable dependiente, no Bla inversa 769 iado poco dinero, y en el segundo caso dinero en demasfa.s Su ignorancia y su comprensién plenamente errada de los hechos encuentran un digno paralelo en los economistas que interpretan esos fendmenos de la acumulacién dic do que en un caso existen menos asalariados que los nece= sarios y en el otro demasiados asalariados.® La ley de la acumulacién capitalista, fraudulentamente transmuiada de esta suerte en ley natural, no expresa en realidad sino que 4a naturaleza de dicha acumulacién exclaye toda mengua en el grado de explotacién a que se halla sometido el tra- bajo o toda alza en el precio de éste que pueda amenazar Seriamente la reproduccién constante de la relacién cap talista, su reproduccién en una escala constantemente arm pliada. No pueden ocurri las cosas de otra manera en un modo de produccién donde el trabajador existe para las necesidades de valorizacion de valores ya existentes, en * Clr. Karl Marx, Zur Kritik.... pe 165 y ss « En la 3° y 49 ediciones: “que euando los precios son altos, Giruta demasiado poco dinero, y cuando son js" dinero SB la 3° y 4 ediciones se gress: “La ley de lo prosuccén capitalist, sobre la que se funda ia presunta dey oral ae a Poblacion, se reduce sencilamenic ao sigusite la weacion Entre capital acumblacign y tasa del salaio 40° ey otra cosa ine Ia telacion entre el wabajo mpage transforma en canal 9" Xtabajo.suplementariorequero ‘para poner en movimiento. el epilation mod aiguno seta puts dura eaion ftlce dos magnitudes recprocamenteindcpendienes par uea fart la maid el aptly por Tn oa el nmero ela poac Sbreram em ulna. stancia nor cncontiamos: por e fonts ante la relacdn entre el trabajo tmpago 9 et irable: paso de Ye ‘misma poblacion obrera. la canta de abajo mpage som istrado por la lase ebrera y acumulado. por le‘lase captains fe aereciznta con rapider sufeiente como para que solo mediante uo suplemento exraordinario de trabajo jayo seh pueds tans formar en capital, aumentar el salary mantemeidose insales tolls as" demas citeunstanciay,diminuita propersoneincste el Xtabsjo impago. Pero no. bien esta reduesion eps al Poms ot ie el plistabsjo. que nutre al cal ya no we ofteee ta Santidad roca, ene lor soa reacion: se captaloa usa pane tenor del rei Ia acumolaciin se enlentece ye movintento sscetsional de los salts expermenta un contagolpe. Br asm en ¢l precio del abajo se ve_confinado, Pues. enio. de Tnhes Sue nd slo dean ination fos fondamenoy del sera copia Sino ‘que adcmay aseguran Ta feproducion del momo ee eieahe cada Vez mayor”. a ne " “'En ly 4 ediciones se suprime “de esta suerte” 710 Ja riqueza objetiva para las necesidades de desarrollo del trabajador. Asi como en la religién el hombre esta dominado por las obras de su propio cerebro, en la produccién capitalista lo esti por las obras de su propia mano.""®* 2. Disminucién relativa de la parte variable del capital a medida que progresa la acumulacién y, con ella, Ta concentracién, Lo expuesto hasta aqui tiene validez siempre que par- tamos del supuesto de que, a medida que progresa la acumulacién, no varie la relacién entre la masa de los medios de produecién y la masa de Ia fuerza de trabajo que los mantiene en movimiento, 0 sea que la demanda de trabajo aumente proporcionalmente al incremento del capital. En el anilisis efectuado por Adam Smith respecto a la acumulacién, ese supuesto figura como axioma evi- dente de por si, Smith pasa por alto que al progresar la acumulacién se opera una gran revolucién en. la relacién que existe entre Ia masa de los medios de produccién y la masa de la fuerza de trabajo que los mueve. Esta revolu- cién se refleja, a su vez, en la composicién variable del valor del capital —constituide por una parte constante y otra variable—, o en la relacién variable que existe entre su parte de valor convertida en medios de produccién y la que se convierte en fuerza de trabajo. Denomino a esta composicidn la composicién organica del capital.* ibis Nota a la 2% edicién.— “Ahora bien, si volvemos a fouestra primera Investigacion, en Ta que se demuestra. que el Eapital es Unicamente el producto del trabajo humano, ... parece Sef totslmente incomprensible que. el hombre haya podido caer bajo la dominaéian de su propio producto —el capital— y que se halle subordinado a éte; y como es ianegable que en la realidad 6 esto To que_ocurte, se. impone espontaneamente Ta pregunta {icémo ha podido devenir el obrero, de dominador del capital —en Svante creador del mismo en esclavo del capital?” (Von Thinen, Der tuolierte Staar, Rostock, 1863, parte mi, seeci6n segunda, pp. 5; 6) Es un mérito de Then haber plasteado la pregunta. Su res: Puesta es sencillamente pei En la 3® y 4% ediciones figura en lugar de este pitrafo: “Sepin Jos propios economistas, lo que motiva un alza de salarios ™ Prescindicndo de las condiciones naturales, como fert Tidad del suclo, etc., y de Ia destreza de productores inde- pendientes que trabajan de manera aislada —destreza que sin embargo se evidencia mas cualitativa que cuantitativa- ‘mente, mas en la calidad de la obra que en su masa—, el grado social de productividad del trabajo se expres en el volumen de la magnitud relativa de los medios de produccién que un obrero, durante un tiempo dado y con Ja misma tensién de la fuerza de trabajo, transforma en pro- ducto. La masa de los medios de produccién con los que ‘opera ese obrero crece con Ia productividad de su trabajo, Esos medios de produccién desempefian en este aspecto un doble papel. El crecimiento de unos es consecuencia; el de otros, condicién de la productividad creciente del tr bajo. Con la divisién manufacturera del trabajo y la apl cacién de maquinaria, por ejemplo, se clabora en el mismo tiempo mas materia prima e ingresa, por tanto, una masa mayor de materias primas y materias auxiliares al proceso de trabajo. Estamos ante una consecuencia de la produc- tividad erecienté del trabajo. Por otra parte, Ia masa de Ia maquinaria aplicada, de los animales de labor, abonos minerales, tuberias de desagiie, etc,, es condicion de la productividad laboral reciente, Otro tanto ocurre con Ja masa de los medios de produccién concentrados en locales, hornos gigantescos, medios de transporte, etc. Pero ya sea condicidn 0 consecuencia, el volumen creciente de Ja magnitud de los medios de produccin, comparado con el de la fuerza de trabajo incorporada a ellos, expresa la no es ni el volumen existente de Ja riqueza social ni la magnitud el capital ya adquirido, sino meramente el crecimiento continuo de la acumilacién y el grado alcanzado por la velocidad de ese crecimiento (Adam Smith, lib. cap. vin). Hasta aqui s6lo hemos ‘examinado una fase particular de ese proceso: aduella en que cl incremento del capital se efectin sin que varie su composicion tenica. Pero el proceso, en oi avance, dela atrés ess face ‘Una vez dados los fundamentos generales del sistema capi talista, en el curso de li acumulacion se sleanza siempre un pusto donde el desarrollo de la productividad del trabajo social se” com verte en la palanca mais poderoxa de 1a acumulacion, +La misma sausa que eleva los salarlow, dice Adam Smith, co. sea el incre ‘mento del capital, tiende a acrecentar las capacidades. productivas el trabajo y permite que una eantidad menor de trabajo produzca ‘una cantidad mayor de producios.»" (21 772 productividad creciente del trabajo EL aumento de ésta se manifiesta, pues, en la reduccién de la masa de trabajo con respecto a la masa de medios de produccion movidos por ella, esto es, en la disminucion de magnitud del factor subjetivo del proceso laboral comparado con sus factores objetivos, En la edicin francesa el autor insertd en este lugar el sguiene posajes "En Tov origenes de la gran industria, se deste brid ea Anglaterra un método para convertir el hierro fundido, mediante ln aickin de cogue, en hierto maleabe. Este proved Tetlo, denominado puddlage(pulelado]y que cotsse en puricar ai hierro fundido “en hares de" ‘consarueckn espe Sond un’ agrandamicnto enorme ‘de los altos hornos Ge" aparatos para insuflar re caljente, ele, en. pos palabras, {a} aumento Gel instrumental y de los Materiales movilizados pot Rc See eat Se'los hornos que debe’ senfer ex mia por sis faults ee sheet 173 El incremento en la masa de los medios de produc- cién, comparada con la masa de fuerza de trabajo que la one en actividad, se refleja en el aumento que experi- ‘menta la parte constitutiva constante del valor de capital 1 expensas de su parte constitutiva variable, Si de un capital, por ejemplo, calculando porcentualmente, por cada £ $0 invertidas originariamente en medios de produc- in se invertian £ 50 en fuerza de trabajo, mas adelante, con el desarrollo del grado de productividad del trabajo, se invertiran £80 en medios de produccién por cada £ 20 invertidas en fuerza de trabajo, ete.* Esta reduccién ppara hacer retroceder Ios limites que aquel opone, ain, al acrecen- famiento ulterior de los. medios materiales de la produceisn con Fespecio al trabajo empleado. Esta es la historia de todos los descubrimientos e invenciones que se efectian a causa de la acumis lacién, tal como lo hemos demostrado, por lo dems, al exponet el curso de la produccion moderna desde su origen hasta nuestra epoca “A medida que progresa la acumulacién, pues, no solamente se da un acrecentamiento cuantitativo y simulténeo de los diversos elementos reales del capital: el desarrollo de las potencias produc: tivas del’ trabajo. soslal que aquel progreso trae aparciado, se ‘manifiesia_ademés a traves de cambios cualilativos, de cambios iraduales en la composicion técnica del capil, cuyo factor obje- {ivo aumenta progreswvamente, en magnitud relativa, frente al factor subjetivo. Vale decir que Ta masa del instrumental y de los ‘materiales aumenta cada vez mas en comparacién con Ia. sum de fuerza obrera necesaria para movilizaria. Por consiguiente, a medida que el acrecentamiento del capital hace que el trabajo sea mas productivo, se reduce la demanda de trabajo con relacién a la propia magnitud del capita.” Ten la 3¥ y 4 ediciones el texto de este pérrafo, hasta aqui, se sustituye ‘por el siguiente: “Este cambio ‘en Ia “composicion ‘enica del capital, ef aerecentamiento operado en la mast de lot ‘medios de produccién, comparada con ta masa dé fuerea. de ra ajo que ta” pone en actividad, se reflea en la composicion de valor del capital, en el aumento que experimenta la parte const luiva.consiante’ del valor’ del capital a expensat de su parle constitutiva variable. Si de un capital, por ejemplo, en un prin ‘ipio se invertia un’ $0 %\ en. medios ‘de produceign "un. 50 % en fuerza de trabajo —caleulando porcentualmente—, més” ade- lante, con el desarrollo del grado de’ productividad del trabajo, se invert el 80 9 en medios de produccién y el 20% en fucrzs de trabajo, etc. Esta ley del aumento creciente que la parte cons {ante del capital experimenta con rezpecto ala parte variable, ey confitmada 2 cada’ paso. (como ya hemos expuesto. més arriba) por cl anilisis comparado de los precios mercantiles, ya parango fnemos diversas épocas econémicas de una sola naciéa 0’ diversis naciones en la misma época. La magaitud relative del elemento 774 de la parte variable del capital con respecto a la parte constante, 0 la composicién modificada del valor de capital, Sélo indica de manera aproximada el cambio que se ha verijicado en la composicién de sus partes consttutivas ‘materiales. Si hoy, por ejemplo, % del valor de capital invertido en la hilanderia es constante y 1% variable, micn- tras que a comienzos del siglo xvin ¥4 era constante y Ys variable, tenemos en cambio que la masa de materias pri- mas, medios de trabajo, etc., hoy consumida productiva- mente por una cantidad doterminada de trabajo de hilar €3 muchos cientos de veces mayor que a principios del siglo xviu. El motivo es simplemente que con la produc- tividad creciente del trabajo no s6lo aumenta el volumen de 10s medios de produccién consumidos por el mismo, sino que el valor de éstos, en proporcién a su volumen, disminuye. Su valor, pues, aumenta en términos absolutos, pero no en proporcién a su volumen. El incremento de la diferencia entre capital constante y capital variable, pcs, 8 mucho menor que el de la diferencia entre la masa de Jos medios de produccién en que se convierte el capital constante y la masa de fuerza de trabajo en que se con- Vierte el capital variable. La primera diferencia se incr. menta con la segunda, pero en menor grado.* En la seccién cuarta hemos expuesto c6mo el desarrollo de la fuerza productiva social del trabajo presupone la co- operacién en gran escala; cOmo sélo bajo ese supuesto es del precio que sélo representa el valor de los medios de produecién consuinidos, © sea la parte constante del capital, estard general. mente en razén directa al progreso de la acumulacién; la magnitud relativa el otro elemento del precio, del que paga el trabsjo © representa la parte variable del capital, ser, en general, inver- Samente proporcional a. ese progreso "Ben la 3" y 4® ediciones se agreea: “Por lo demés, aunque el progreso de la acumulacién reduzca la magnitud relativa, de la ‘dicho. progreso no excluye con ello el aumento de su magnitid absoluts. Supongamos que un valot Se capital se descompone al principio en 50% de capital cons: fante 'y 50% de variable, mas adelante en 80% de. capital ie. Si en el interin el capital originaro, fdigimos de £ 6.000, ha aumentado a £ 18.000, su parte const tutina variable se habré ‘incrementado también, en 5. Era de £ 3.000 ahora asciende a £ 3.600. Pero mientras que antes habria bastado un ineremento de capital del 20% para aumentar fen 20 % la demanda de trabajo, alora se requiere’ para ello tri plicar et capital originario™ 718 posible organizar la divisién y combinacién del trabajo, economizar medios de produccién gracias a la concentra- cidn masiva, forjar medios de trabajo que desde el punto de vista material ya s6lo son utilizables en comin —por ejemplo el sistema de la maquinaria, etc—, domefiar y poner al servicio de la produccién colosales fuerzas natu- rales y llevar a cabo la transformacién del proceso de pro- duccién en aplicacién tecnol6gica de la ciencia. Sobre el fundamento de la produccién de mercancias —en Ia cual Jos medios de produccién son propiedad de particulares y el trabajador manual, por consiguiente, o produce mer- canefas de manera aislada y auténoma © vende su fuerza de trabajo como mercancia porque le faltan los medios para instalarse por su cuenta—, aquel supuesto slo se realiza mediante el ineremento de los capitales individuales, o-en la medida en que los medios sociales de produccién de subsistencia se transforman en propiedad privada de capitalistas. El terreno de la produccién de mercancias solo bajo la forma capitalista tolera la produccién en gran escala, Cierta acumulacién de capital en manos de produc- tores individuales de mercancias constituye, pues, el supues- 40 del modo de producci6n especificamente capitalista, Pot 80, al analizar la transicién del artesanado a la indus- (ria capitalista, tuvimos que suponer esa acumulacién, Po- demos denominarla acumulacién originaria, porque en vez de resultado hist6rico es fundamento histérico de la pr dduccién especificamente capitalista, Aiin no es necesario que investiguemos aqui de qué manera surge. Baste indi- car que constituye el punto de partida. Sefialemos, empero, ue todos los métodos para acrecentar la fuerza productiva Social del trabajo surgidos sobre ese fundamento, son al mismo tiempo métodos para acrecentar la produccién de plusvalor 0 plusproducto, que a su vez constituye el ele- mento constitutivo de la acumulacin. Son al mismo tiem- PO, como vemos, métodos para la produccién de capital por el capital, 0 métodos para su acumulaciGn acelerada La reconversion continua de plusvalor en capital sc pre- senta como magnitud creciente del capital que ingresa al proceso de produecién. Dicha magnitul, por su parte, deviene fundamento de una escala ampliada de la produe- cin, de los métodos consiguientes para acrecentar la fuerza productiva del trabajo y acclerar la produceién de pi valor. Por tanto, si eierto grado de acumulacién de! capital 176 se manifiest como condieién del modo de produccién cespecificamense capitalista, este iltimo ocasiona, como re- accién, una acumulacién acelerada del capital. Con ta acu- mulacién del capital se desarrolla, por consiguiente, el ‘modo de produccién especificamente capitalista, y con el modo de produccién especificamente capitalista la acu- ‘mulacién del capital.* Todo capital individual es una concentracién mayor ‘0 menor de medios de produecién, con el comando corres- pondiente sobre un ejército mayor.o menor de obreros. Toda acumulacién se convierte en medio al servicio de una nueva acumulacién, Amplia, con Ia masa acrecentada de la riqueza que funciona como capital, su concentra- cin en las manos de capitalistas individuales.y por tanto el fundamento de la produccién en gran escala y los m todos de produccién especificamente capitalistas. El incre mento del capital social se leva a cabo a través del incremento de muchos capitales individuales. Presuponien- do que no varien todas las demés citcunstancias, los capi- tales individuales —y con ellos 1a concentracién de los medios de produccién— crecen en la proporcién cn que constituyen partes alicuotas del capital global social. Al propio tiempo, de los capitales originarios se desgajan amificaciones que funcionan como nuevos capitales auté- nomos. Un gran papel desempefia en ello, entre ottos fac- tores, la divisién del patrimonio en el seno de las familias capitalistas. Por tanto, con la acumulacién del capital rece en mayor o menor medida el niimero de los capita- listas. Dos puntos caracterizan este tipo de concentracion que se funda directamente en la acumulacién 0, més bien, es idéntica a ésta, Primero: el grado de incremento de la riqueza social limita, bajo condiciones en lo demas iguales, Ja concentracién creciente de los medios sociales de produc- cidn en las manos de capitalistas individuales. Segundo: la parte del capital social radicada en cada esfera particu- lar de la produccién esta dividida entre numerosos capita- listas que se contraponen reciprocamente como productores * En Ia 38 y 4 ediciones se agrega: "Estos dos factores econs- micos generan, en razén compuesta del impulso que se imprimen ‘reciprocamente, un cambio en Ia composicion técnica del capital, cambio en virtud del cual la parte consttutiva variable se vuelve cada vez més pequefia en comparacion con la parte constsnte™. m independientes de mercancias y compiten entre si, No sdlo la acumulacion y la consiguiente coneentracién, pues, estan fraccionadas en muchos puntos, sino que el crecimiento de los capitales en funcionamienio esté compensado por la formacién de nuevos y la escision de antiguos capitales. De ahi que si por una parte Ia acumulacién se presenta como concentratién ereciente de los medios de produceisn y del comando sobre el trabajo, por otra parte aparece como repulsion de muchos capitales individuales entre si Contra este fraccionamiento del capital global social en muchos capitales individuales, 0 contra la repulsion de sus fracciones entre si, opera la airaccidn de las mismas. Ya no se trata de una concentracion simple de los medios de produccién y del comando sobre el trabajo, idéntica a la acumulacién, Es una concentracién de capitales ya fore ‘mados, la abolicién de su. autonomia individual, la expro- Piacion del capitalista por el capitalista, la transformacion sde muchos capitales menores en pocos'capitales mayores Este proceso se distingue del anterior en que, presuponien- do solamente una distribucién modificada de los capitales ‘ya existentes y en funcionamiento, su campo de accién no esta circunscrito por el crecimiento absoluto de la riqueza social © por los limites absolutos de la acumulacién. Si el capital se dilata aqui, controlado por una mano, hasta convertirse en una gran masa, es porque alli lo pierden muchas manos. Se trata de la’ concentracién propiamente dicha, a diferencia de la acumulacion.* No podemos desarrollar aquf las leyes que presiden esta concentracidn® de los capitales 0 Ia atraccion del capital por el capital. Bastaré con que nos refiramos breve- ‘mente a los hechos. La lucha de la competencia se libra mediante el abaratamiento de las mercaneias. La baratura, de éstas depende, ceteris paribus {bajo condiciones en lo demas iguales], de la productividad del trabajo, pero ésta, @ su vez, de la escala de la produccién. De ahi que los capitales mayores se impongan a los menores, Se. recor- dard, ademas, que con el desarrollo del modo capitalista de produccién aumenta el volumen minima del capital En tu 3? y 4? ediciones se lee en vex de esta frase: “Se lwata deta censralizacton.propiamente ‘dicha. a diferencia de Ie ‘acumulacisn ¥'In. concentracion “En la 38 y 4° ediciones: “centralizacién” 778 individual que se requicte para explotar un negocio bajo las condiciones normales imperantes on el ramo. Los capi- tales menores, pues, se vuelean a las esferas de la pio duccién de las que’ la gran industria Gnicamente se ha apoderado de manera esporddica o imperfecta. La compe- tencia prolifera aqui en razon directa al nimero y en razon inversa ala magnitud de los capitales rivales. Finaliza siempre con 1a ruina de muchos capitalistas pequefios.y con el paso de sus capitales a manos del. vencedor* Prescindiendo de esto, con la produccién capitalista se forma un poder totalmente nuevo,” el crédito. Este no solo » En la 32 y 44 ediciones esta frase termina as: “la ruina de muchos capialistas menores, cuyos capitals en parte pasin 2 las fangs del vencedor, en parte desaparecen' "EL texto que va desde aqui hasta el final del pérrafo y los dos pérrafos siguientes, dejan su lugar en la 3® y 4" ediciones 4 este pasaje: “el crédito, que en sus inicios se introduce furtva, Subrepiciamente como modesto auxiiar de la acumulacion, atra Yyendo a las manos de capitalisas individuales 0 asociados, me- lame Hnios invites toy melios dacraries doperss em ates ‘mayores 0 menores pot la superficie ue ln sociedad, pero auc pronto se-convierte en arma nueva y terrible en ta lucha compe tiuva, ransformandose finalmente en un inmenso mecanisme social para, la centralizacion de los capitales. En la misma medida en que se desarrollan Ia produccién y ta acumulaciOn capitalistas, se desenvuelven también le compe fencia y el crédito, las dos palancas mas poderosas de Ia centra Iizacién. Por lo demés, el progreso de Ia acumulacion screcienta Ja materia centraizable, esto es, los capitales singulares, mientras que la expansion de la produccign capitalista eres aqui la necesidad ali los medios técnicos de esas imponentes empresas indi {riales cuya puesta en practica esta ligadn a una centralizacion previa del capital. Hoy en dia, pues, a fuerza reciproca con que Se atraen los eapitsles singulares'y la tendencie a la ceatralizaclon Son mas pujantes que nunca. Pero aunque Ia expansion ¥ energia relativas del movimiento ceniralizador esten determinadas, en clet- to grado, por la magnitud que ya ha alcanzido Ia riqueza capita lista y por la superioridsd del mecanismo econémico, el progreso de ls Centralizacion en modo alguno'depende del’ crecimiento positive experimentado por la magnitud del capital social. Y exto ‘istingue, de manera especial, Ta centralizacié de la concentracton, que no es mis que olf témino para designar la reproduccion fen escala. ampliada. La ceatralizicion puede llevarse a. cabo ‘mediante I mera disiribucidn modificads de capitales ya exis fentes. mediante la simple modificaciéa del agrupamiento cuantic tativo entre las partes constiutwvas del capital social. Si el capital puede crecer aqui hasta convertirse en una masa imponente contro- Fada por una mano, es. porque a muchas manos seas despoje de su' capital. En un ramo dado de los negocios Ia centralizacion 719 se convierte en un arma nueva y poderosa en la lucha com- petitiva. Mediante hilos invisibles, atrae hacia las manos de capitalistas individuales 0 asociados los medios dinera- ios que, en masas mayores 0 menores, estin dispersos por a superficie de la sociedad. Se trata de la méquina specifica para la concentracién de los capitals. alcanzacfa su limite extremo cusndo todos los capitales invertidos en aquel se confundieran en un capital singular** 8? En una soci: ‘dad dada, ese Timite sélo se alcanzaria en el momento en que el Capital social global se unficara en las manos ya sea de Un capita- Tista singular, ya'sea de una sociedad capitalita Unica. "La ceniralizacion completa Ta obra de la_scumulacion, va {que pone a los capitalists industrales en condiciones de extender Ta escala de sus operaciones, Ya sea este ultimo resultado. conse cuencia de Ia acumulacion o de la centralizacion: ya se leve a Exo. ésta_ por Ta via violenta de a anexién —esto es, cuando ier capitales se convierten en centros de gravitacin tan prepon: derantes para otros que rompen 11 cobesién individual “de” 10s mmismos y'luego atraen y se incorporan los fragmentos dispersos— © se'dé Ta fusi6n de una mulitud de capitales ya formados 0 en Vias de formaciéa, mediante el sencillo procedimiento de constitait fotiedades por acclones, el efecto econdmico sera el mismo. La for extension del establecimiento industrial consttuye en todas pertes el punto de arranque para una organizacion mas compre Fensiva. del trabajo colectwve, para un desarrollo mas amplio. de sus fuerzas motrices maiteriaies, esto es, para kx transformacion progeesiva de procesos de produceién practicados de manera aislada V consuetudinara, en procesos de produccién combinados social- ‘mente cientificamente concertadoe Ey evidente, sin embargo, que la scumulacién, el aumento paulatino del capital mediante una reproduccion que pasa de li form circular a i de espiral, es un procedimiento extremadamente lento. si se Yo compara con’ 1a centrilizacion, que s6lo-necesiia ‘modificar el agrupamiento cuantitativo de as partes integrantes el capital social. EI mundo careceria todavia de ferracarrles si Dhubiera tenigo. que esperat hasta que. ln acumulacion. pusera 4 algunos “capitales singulares en condiciones ‘de consteuir un ferracurrl, La’ centeaizacion, por el contrary lev6 a termino est construcein en un abrir y cefrar de ojos, mediante las sociedades por acciones. Y mientras Ii centraizacign refuerea y-acelera de fa suerte Ios efectos de la acumulacion, amplia y acelera, al mismo tiempo. los tastocamlentos en 1a" composicion téenict del capital {que acrecientan la parte consiante de exe a expensis de Ia variable, Feduciendo con ello la demanda relativa de trabajo. “Las masas de capital fundidas en wh toda, de Ia noche & la ‘mafana, por medio de la centralizacion, se reproducen yacre- Gentan como lis otras. sélo que mas répidamente, convirtiéndose 780 La concentracién de los eapitales, o el proceso de su atraceién, se vuelve més intensa en la proporcién en que, con la acumulacién, se desarrolia el modo especificamente capitalista de produccién. A su vez, la concentracién se convierte en una de las grandes palancas de ese desarrollo, Abrevia y acelera la transformacién de procesos de pro- duccién hasta ahora dispersos, en procesos combinados socialmente y ejecutados en gran escala El volumen creciente de las masas individuales de capi- tal se convierte en la base material de un trastocamiento constante del modo de produccién mismo. El modo de produccién capitalista conquista sin cesar fos ramos labo- Tales que todavia no estaban sujetos a su control, 0 que s6lo lo estaban esporsdicamente, o s6lo formalmente, Ade- més, en su suelo prosperan nuevos ramos de trabajo que le pertenecen desde los primeros momentos. En Jos ramos laborales ya explotados de manera capitalista, finalmente, Ja fuerza productiva del trabajo madura como en un inver- nadero. En todos estos casos, el ntimero de obreros decrece en proporcién a la masa de los medios de produccién con Jos que trabajan, Una parte cada vez mayor del capital se convierte en medios de produccién; una cada vez menor en fuerza de trabajo. Al auinentar ef volumen, concentra- ign y eficacia técnica de 10s medios de produccién, se reduce progresivamente el grado en que éstos son medios de ocupacin para los obreros. Un arado de vapor es un medio de produccién incomparablemente més eficaz que el arado cortiente, pero el valor de capital invertido en él es con ello en nuevas y poderosss palancas de Ia acumulicign x0 Gin. Por ende, cuando'se habla del progeso de Je acumulcion Social en I van tattamenteIncluidos “hoy en dla lov efectos ae la’ centralization, Lor eipitalesadicionales consttuidos en el curso. dela acomlacién normal (véase capitulo xr, 1). sirvenpreferente: imente como vehiulo para ir explotacion de, nuevo invents ¥ descubrimients, asi como de lor perleccionamienton industrials fn general Peo, con el tempo, ef capital aniguo alcanen tambien I momento. en gue te renveva de ples a cabecs, muda de pil y fenace,asimismo, bajo la figura téenienperfeccionada en ta cush ‘ian masa menor’ de trabajo basta para poner en. movimiento und maa mayor de magvinarin y matefias prima La redetgn abso Tita de la demands de trabajo, reducclén que es Ia: consecuencia Secesaria de lo amteriot, era tonto mayor cusnto mas acumulados ‘stn ya, en virtud del movimiento de censlzacion, Tos capes fue experimentin ese procesn de renovacién.” 781 tun medio de ocupacién incomparablemente mas modesto que si estuviera realizado en arados corrientes. Al prin cipio, precisamente cl agregado de nuevo capital al anti ‘guo ¢s lo que permite ampliar las condiciones objetivas del proceso de produccién y revolucionarlas técnicamente. Pero pronto, en medida mayor 0 menor, la composicién modificada y la reorganizacién técnica hacen presa en todo capital antiguo que haya alcanzado el término de su re- produccién y que, por tanto, sea sustituido muevamente. Esta metamorfosis del capital antiguo es independiente, hasta cierto punto, del crecimiento absoluto experimentado por el capital social, tal como 10 es la concentracién, Pero esta tiltima, que no hace mas que distribuir de distinta manera cl ¢apital social existente y confundir en uno solo muchos capitales antiguos, opera a su vez como agente poderoso en esa metamorfosis del capital antiguo. Por una parte, como vemos, el capital suplementario formado en el curso de la acumulacién atrae cada vez menos obreros, en proporcién ala magnitud que ha alcan- zado. Por otra parte, cl capital antiguo, reproducido* con una nueva composicién, repele més y mas obreros de los que antes ocupaba, 3. Produccién progresiva de una sobrepoblacién relativa © ejército industrial de reserva La acumulacién del capital, que originariamente no, aparecia mas que como su ampliaci6n cuantitativa, se lleva @ cabo, como hemos visto, en medio de un continuo cambio cualitativo de su composicién, en medio de un aumento ininterrumpido de su parte constitutiva constante @ expensas de su parte constitutiva variable." * bis (FE, Nola a Ia 3? edicion. — En el cjemplar que Marx habia reservado para su. uso personal, se encuentra en este lugar la siguiente acotacién marginal: “Observar aqui, para mas adelanie: si la ampligcion es s6lo cuantiativa, las ganancias de tun capital mayor o de uno menor, en el mismo ramo de ls Droduccién, estardn en proporcion a’ las. magnitudes de los capi {ales adelantados. Sila ‘ampliacion cuanttativa opera cualitaiva. ‘mente, aumentari al mismo tiempo Ia tasa de ganancia del capital mayor = En la 5 y 4 ediciones se agrega: “per 782 El modo de produccién especificamente capitalista, ef consiguiente desarrollo de Ia fuerza productiva del trabajo, el cambio que ocasiona ese desarrollo en la composicién orgénica del capital, no sélo corren parejas con el pro greso de la acumulacién o el incremento de la riqueza social. Avanzan con una rapidez incomparablemente ma- yor, puesto que la acumulacion simple o la expansion absoluta del capital global van acompanadas por la con- centracion® de sus elementos individuales, y el trastoca- miento tecnolégico® del pluscapital® por el trastocamiento teenolégico® del capital original. Al progresar la acumu- lacin, pues, se altera la relacién que existe entre la parte cconstante del capital y la parte variable; si al principio era de 1: 1, ahora pasa a ser de 2:1, 371, 4:1, 5:1, 7:1, ete., de tal suerte que al acrecentarse el capital, en vez de convertirse Y% de su Valor total en fuerza de tra- bajo, se convierte progresivamente sdlo “4, Ys, 14, Ye, Ya, etc., convirtiéndose en cambio %4, %, 46, 5%, %, etc., en medios de produccién, Como la demanda de trabajo no sta determinada por el volumen del capital global, sino por el de su parte constitutiva variable, ésta decrece pro- gresivamente a medida que se acrecienta el capital global, en vez de aumentat proporcionalmente al incremento de ste, tal como antes suponiamos. Esa demanda disminuye con relacién a la magnitud del capital global, y en progre- sion acelerada con respecto al incremento de dicha mag- nitud. Al incrementarse el capital global, en efecto, aumenta también su parte constitutiva variable, o sea la fuerza de trabajo que se incorpora, pero en proporcién constant mente decreciente, Los intervalos en Jos que la acumula- ci6n opera como mero ensanchamiento de la produccién sobre una base técnica dada, se acortan, Para absorber tun niimero adicional de obreros de una magnitud dada, © incluso —a causa de la metamorfosis constante del capital antiguo— para mantener ocupados a los que ya estaban en funciones, no solo se requiere una acumulacin del capital global acelerada en progresién creciente; esta acumulacién y concentracién crecientes, a su Ve + En tn 38 y 48 ediciones: “centralizacin”. “En la 32 y 48 ediciones: “teenico™ En la 38 y 3 ediciones: “capital adicional”, 783, vierten en fuente de nuevos cambios en la composicién del capital © promueven la disminucién nuevamente acele- rada de su parte constitutiva variable con respecto a la parte constante, Esa disminucién relativa de su_ parte constitutiva variable, acelerada con cl crecimiento del capital global y acelerada en proporcién mayor que el pro- ppio crecimiento de éste, aparece por otra parte, a la in- ‘versa, como un incremento absoluto de la poblacién obrera que siempre es més répido que el del capital variable 0 que el de los medios que permiten ocupar a aquélla. La ‘acumulacién capitalista produce de manera constante, antes bien, y precis.mente en proporcién a su energia y a su volumen, una poblacién obrera relativamente exce~ dentaria, esto es, excesiva para las necesidades medias de valorizacién del capital y por tanto superflua. ‘Si nos atenemos al capital global social, ora el movi- ‘miento de su acumulacién provoca un cambio periddico, fora sus elementos se distribuyen simultdneamente entre las diversas esferas de la produccién. En algunas de esas esfe~ ras, a causa de Ja mera concentracién* se opera un cambio cn la composicién del capital sin que se acreciente la mag- nitud absoluta det mismo; en otras, el incremento absoluto del capital esti vinculado al deerecimiento absoluto de su parte constitutiva variable © de la fuerza de trabajo absor~ bida por la misma; en otras, ora el capital continda acrecentindose sobre su base técnica dada y atrae fuerza de trabajo suplementaria en proporci6n a sti propio creci- micnto, ora se opera un cambio orgénico y se contrac su parte constitutiva variable; en todas las esferas, el incre~ mento de la parte variable del capital, y por tanto del numero de obreros ocupados, esti ligado siempre a violen- tas fluctuaciones y a la produccién transitoria de una sobrepoblacién, ya adopte ésta la forma mas notoria de la repulsién de obreros ocupados anteriormente o la forma no tan evidente, pero no menos eficaz, de una absorcién mas dificultosa’de la poblacién obrera suplementaria a través de los canales habituales."* Con la magnitud det El censo de Inglaterra y Gales arroja, entre otros, los si uientes resultados: Total de las personas ocupadas en ta agricultura (incluidos los propietarios, arrendatarios, chacareros, pastores, etc): 1851 En la 3* ediciGn: “centralizacion”. 784 capital social ya en funciones y el grado de su incremento, con la expansion de la escala de produecién y de la masa de los obreros puestos en movimiento, con el desarrollo de Ja fuerza. productiva de su trabajo, con Ia fluencia més caudalosa y plena de todos los manantiales de la riqueza, se amplia también la escala en que una mayor atraccién de Jos obreros por el capital esti ligada a una mayor repul- sin de los mismos, aumenta la velocidad de los cambios en la composicién’ orgénica del capital y en su forma técnica y se dilata el Ambito de las esferas de produccién en las que el capital, ora simultinea, ora alternativamente, hace presa. La poblacién obrera, puts, con la acumulaciéa del capital producida por ella misma, produce en volumen reciente los medios que permiten convertirla en relativa- ‘mente supernumeraria." Es esta una ley de poblacién que OUT: 1861, 1.924.110: disminucidn, 87.337. Manufectura de Worsted lestambre)” 1881, 102-714. personas 166i, 79.242: fabri Sacion de sede, 1851, 111.940; 186! 1OLTS; etampado de algo- don: 1651, 12.098; 1861, 12.556, exiguo aumento pese & fa enorme Expansion’ de la industa, io que significa "una gran dioniucion ‘roporcional en cl némero de los obferos ocupados. Sombrerers T31,"15987, 861, 13.818: productores de sombreror de pola gorrés: iat, 20393, 186i, Teale, Corvcceron” 185i, 10566, Tei, 1067t! Productores de velar 1851, 4985; 186, 4686, Fata {educa obedece, entre oltos faciore, a incremento expetimen indo port alumbrado de ges. Productores de pein. 1851, 20385 T8611 IR. Aserradores de madera: 1851, 30382: 1861, 31.687, peau aumento a consecuencia del auge de is sierras mecénicas Praductores de clavor, 1831, 26°40; 186, 26.130, mengua debida aja competencia de las miquinas. Obrercs de las minat de zine ¥ decobrer 1851, 31.360: 1861, 32081. En. cambio. hilanderi S tjedurias de algodon: 1851, 371.777; 166, 456.46; minas de Carbon: 1851, 183389: 1661, 246.613. "Desde 1851, el aumento nel omero’de cbreros es mi grande, en general, en los Tamos ‘onde’ sun. no sea aplicado con. éxito lm maguinaria.” (Census of England and Wales for 1861, vol, Londres, 1863, pp. 38-38) Ts demands de trabajo depende del ineremento. experi mentado por el capital citculante, no por el capital fio, Si fuera Grerto Que la proporcian entre esos dos pos de capital ey la misma * En la 4? edicign se rega antes de Ia cita: “Algunos econo- mistas eminentes de la escuela clasica presintieron, mas que com- preadieroa, la ley acerca de la reduccion progresiva de la magnitud relativa del capital variable y los efectos de dicha ley obre la situacign de ta clase asalariada, FI mérilo mayor cores: onde aqui a John Barton, aunque confunda, al igual que todos Sus" colegas, el capital constante con el fijo, el variable con el circulante. Dice Barton". 785 es peculiar al modo de produccién capitalista, ya que de hecho todo modo de produccién hist6rico particular tiene sus leyes de poblacién particulares, histéricamente vilidas. Una ley abstracta de poblacién s6lo rige, mientras el hom- bre no interfere hist6ricamente en esos dominios, en el caso de las plantas y 10s animales. Pero si una sobrepoblacién obrera es el producto nece- sario de la acumulacién 0 del desarrollo de la riqueza sobre una base capitalista, esta sobrepoblacién se con- jerto, a su vez, en palanca de 1a acumulacién capitalista, incluso en condicién de existencia del modo capitalista de produccién, Constituye un ejército industrial de reserva 4 disposicién del capital, que le pertenece a éste tan absolu- tamente como si lo hubiera criado a sus expensas. Esa sobrepoblacin crea, para las variables necesidades de valorizacién del capital, el material humano explotable y siempre disponible, independientemente de los limites del fen todos los tiempos y en todas 1as circunstancias, fonces que ef numero de trabajadores ozupados serfa proporcionsl fla tigueza del estado. Pero tal proposiin no es verosimil.. A ‘medida que s¢ cullivan as artes y ofitios y se extiende la civiliza- ion, el capital fijo ‘cobra. proporciones cada ver. mayores en comparacidn con el circulante, El monto de capital fjo empleado fn la produssién de-una pieza de muselina britinica es, cuando menos, cien y. probablemente. mil veces mayor que el empleado fn una pieza similar de miselina de la India. Y la proporcion de Capital circulante es cien 0 mil veces menor... Si se agregara al capital fio el Total de los ahorros anaes, ello no surtiria efecto {lguno en cuanto 2 aumentar Ia demanda de trabajo.” (Joba Barton, Observations on the Circumstances hich Influence the Condition Of the Labouring Classes of Society, Londres, 1817, pp. 16. 17.) “La misma causa que puede acrecentar el rédito neto del'pais, puede al mismo tiempo hacer que la. poblacidn se vuelva sobrante Ydeteriorar la condteién del trabajador." (Ricardo, On the Prine fiples.... 469.) Al aumentar el capital, "la. demanda” (Ge tra bajo) “estard em proporclim decreciente™. (Ibidem. p. 480, nota.) "El onto del capital destinado a la manttencién del trabajo puede v Far independientemente de cualesquiera cambios en el monto total {del capital... A medida que el capital mismo se vuelve mas abu ddanten pueden volverse mat frecuentes grandes fluctracignes la ‘antdall de trabajadores ocupades 9 grandes privaciones." (Rickard Jones, An Introductory Lecture on Political Economy, Londres, 1835, p12) “La. demanda” (de trabajo) “no. aumentard en proporciin « la acwmulacién del capital general... Por COM fguiente, todo. aumento. del capital nacional Gestinado ‘a la repro- ‘uceion pasa a ejercer ada vez menos tnfluencla, a medida que Drosresa "la sociedad, sobre la condieién del “obrero.” (Ramsay. “an Essay om the Distribution of Wealth, pp. 90, 91.) ndrfamos en- 786 aumento real experimentado por la poblacién. Con la acu- mulacién y cl consiguiente desarrollo de Ja fuerza produc- tiva del trabajo se acrecienta la stbita fuerza expansiva del capital, y no s6lo porque aumenta la clasticidad del capital en’ funciones y la riqueza absoluta, de la cual el capital no constituye mas que una parte eldstica; no s6l0 porque ¢l crédito, bajo todo tipo de estimulos particulares yen un abrir y cerrar de ojos, pone a disposicién de la produccion una parte extraordinaria de sa rigueza, en calidad de pluscapital, sino porque tas condiciones téeni- cas del proceso mismo de produccién, la maquinaria, los medios de transporte, etc., posibilitan, en la mayor escala, la mas rpida transformacién de plusproducto en medios dé produccién suplementarios. La masa de la riqueza social, pletérica y transformable en pluscapital gracias al progreso de la acumulacién, se precipita frenéticamente sobre todos los viejos ramos de la produceién cuyo mercado se amplia ‘de manera stbita, o sobre ramos recién inaugurados —como los ferrocarriles, ete.— cuya necesidad dimana del des- arrollo de los antiguos. En todos los casos de esta indole es necesario que se pueda volear stbitamente grandes masas humanas en los puntos decisivos, sin que con ello se rebaje 1a escala aleanzada por la produccién en otras esferas, La sobrepoblacisn proporciona esas masas. El curso vital ccaracteristico de la industria moderna, la forma de un ciclo decenal —interrumpido por oscilaciones menores— de periodos de animacién media, produccién a toda marcha, crisis y estancamiento, se funda sobre la formacién cons- tante, sobre la absorcién mayor © menor y la reconstitu- ion,’ del ejército industrial de reserva o sobrepoblacisn ‘A su vez, las alternativas del ciclo industrial reclutan Ja sobrepoblacién y se convierten en uno de sus agentes de reproduceién mas activos. Este curso vital, peculiar de la industria moderna y desconocido en todas las €pocas anteriores de la humanidad, era imposible también durante la infancia de la produccién capitalista. La composicion del capital s6lo se modificaba muy gradualmente. Con la acu- mulacién de éste guardaba correspondencia, en lineas genetales, un crecimiento proporcional de la demanda de trabajo. Por lento que fuera el progreso de esa acumula- in, comparado con el de la época moderna, dicho avance ‘ropezaba con las barreras naturales de la poblacién obrera cexplotable, barreras que sélo cra posible remover por los 787 ‘medios violentos que mencionaremos més adelante. La ex- Pansidn sGbita e intermitente de la escala de produccion cs el supuesto de su contraccién sibita; esta altima, a su ‘ver, provoca la primera, pero la primera es imposible sino existe el material humano disponible, si en el mimero de los obreros no se produce un aumiento independiente del crecimiento absoluto de la poblacién, Dicho aumento se genera mediante el simple proceso que “libera’” constante- mente una parte de los obreros, aplicando métodos que reducen, en comparacién con la’ producciGn acrecentada, cl nimeto de los obreros ocupados. Toda la forma de movi- miento de Ia industria moderna deriva, pues, de la trans- formacién constante de una parte de ia poblacién obrera en brazos desocupados © scmiocupados. La superficial dad de la economia politica se pone de manifesto, entre otras cosas, en el hecho de que convierte a la expansién y contraccion del crédito, mero sintoma de los periodos altermos del ciclo industrial, en causa de éstos. Asi como los euerpos colestes, una voz. arrojados a un movimiento determinado, lo repiten siempre, la produccién social hace otro tanto no bien es lanzada a ese movimiento de expan- sion y contraccién alternadas. Los efectos, a su vez, se convierten en causas, y las altcrnativas de todo el proceso, que reproduce siempre sus propias condiciones, adoptan Ja forma de Ia periodicidad* Una vez consolidada esta forma, hasta 1a economia politica comprende que producir «ma poblacion excedentaria relativa, esto es, excedentaria En Ia edicién francesa de El capital se intercala aqui et sinuiente pasaje: "Pero solamente partir de Ia éoca en que Industria mecinica, habiendo arraigado de. manere sufciente ‘mente firme, ejeree tna influencia preponderante sobre toda a produccion nacional; cuando, gracias’ ella, el comercio exterior Eomienza a prevatecer sobre ef comercio interior; cuundo el mer= faido universal se anexa sUcesivamente diltados terrtorios en el Nuevo Mundo, en Asia y en Ausrelia; cuando, por ultimo, Jas rnaciones indusriates que entran a ta Ti2a son lo baviante mumero- ss, solamente entonces, a partir de est €paca, se iician Tos cllos Fenacienies cuyas fase’ stcesivay.abarcan. aflos enleros”y- qe esembocan sempre en una crisis general, trmino de un ciclo y punto de partida de otro. Hasta el presente, la duracion. petisdica {Ge esos celos es de diez w once afos, pero no existe razén alguna para considerar constante ese guarismo. Por el contrat, de Tas leves fe a produccion capitalist, tal como as aeabamos de anlizar, se ‘debe inferit que ese gUarismo es variable y que el perioda de los stelos se avortard graduatmente” 788 respecto a la necesidad media de valorizacién del capital, es una condicién vital de la industria moderna, ““Supongamos”, dice Herman Merivale, ex profesor de economia politica én Oxford y funcionario luego del Mini terio de Colonias inglés, “supongames que en ocasién de alguna de esas crisis 1a nacién hiciera un_gran_esfuerzo para desembarazarse, mediante Ia emigracion, dev Gientos de miles de Brazos superfluos; cual seria la con- secuencia? Que en la primera reanimacion de la demanda de trabajo se produciria un déficit. Por répida que sca la reproduccién de los hombres, en todo caso se requerirfa el intervalo de una generacién para remplazar Ia pérdida de los obreros adultos. Ahora bien, las ganacias de nues- tos fabricantes dependen principalmente de la posibilidad de aprovechar los momentos favorables, cuando la de- manda es intensa y es posible resarcirse de los periodos de paralizacién. Exta posibilidad sdlo se la asegura la jacul- tad de disponer de la maquinaria y el trabajo manual. Es nnecesario que los fabricantes encuentren brazos disponibles; 8 necesario que estén en condiciones de redoblar 0 redu- cir la intensidad de las operaciones ejecutadas por los mismos, segin lo requicra la situacién del mercado; en caso contrario, ser absolutamente imposible que manten- gan la preponderancia en la encarnizada lucha competitiva sobre la que se funda la riqueza de este pais.” ** El propio Malthus reconoce como necesidad de la industria moderna la sobrepoblacién, que él, con su espiritu limitado, hace dorivar de un acrecentamiento excesivo absoluto ‘de la poblacién obrera y no de la conversién de la misma en rela- tivamente supernumeraria. Dice este autor: hébitos prudentes en lo que respecta al matrimonio, son cultivados con exceso por la clase obrera de un pais que primordialmente vive de la manufactura y el comercio, ello podria perjudicarlo... Conforme a la naturaleza de la poblacién, no es posible suministrar al mercado una nueva generacién de obreros —a consecuencia de una de- ‘manda particular— mientras no transcurran 16 6 18 afios, y la transformacién de rédito en capital por el ahorro Puede ocurrir de manera muchisimo mds rapida; un pais est expuesto siempre a que su fondo de trabajo se acre- "0 H. Merivale, Lecture on Colonization and Colonies, Lon- Ares, 1841 y 1842, vol. 1, p. 146, 789 site con mayor rapidez que la poblacién”."" Luego de Gcclarar, de esta suerte, que la produccién constante de wna Sobrepoblacién relativa de obreros constituye una nece Yad de la aeumulacién capitalista, la economia politica sdoptando muy adecuadamente fa’ figura de una aperga- minada solterona, pone en boca del “beau idéal” [hermoso deal] de su capitalista las siguientes palabras dedicadas a sos “supernumerarios” cuya propia ereacién de plus- capital ha dejado en la calle, “Los fabricantes hacemos por vasoiros 10 que podemos, al aumentar el capital del Bue teneis necesidad para subsist, y vosotras debéis hacer el resto, ajustando vuestro niimero a los medios de subsistencia.”* "A la. produccién capitalista no je basta, de ninguna manera, la cantidad de fuerza de trabajo disponible que le Suministra. el incremento natural de la poblacién. Para poder desenvolverse libremente, requiere un cjército indus- Trial de reserva que no dependa de esa barrera natural. Hasta aqui habfamos supuesto que ef aumento o la mengua del copital variable correspondia cxactamente fl aumento o la mengua del niimero de obreros ocupados. No obstante, aunque el mimero de los obreros de que pone no varie, € inclyso aungue disminuya, el capital Vanable se aerecienta cuando el obrero individual sumi- histra mds trabajo y Cuando, por tanto, aumenta su salario aunque el precio del trabajo no varie, o incluso si este precio disminuye pero més lentamente de lo que aumenta Ta masa de trabajo. El incremento del capital variable se convierte entonces cn un indice de més trabajo, pero no de ce “prudential habits with regard to marcage, carried a considgraic eet among the nbpring cls of 8 cunts many anskerable rmnanufactres and. commerce, might injure it depending upor. ot a population, an increase of labourers cannol From the maT market, im consequence of a particular demand, bs, Drote eof 16 oF Ld years, and the conversion of revenue Ai aftr ihe HP Sving, may take’ place mich more rapidly: a {into capal hs Table to an increase in the quantity of the funds ounity f alvayance of labour fasier than the increase of popula for race Principles of Political Economy, pp- 215, 319, Mion Malthe’ a. Malthus. termina por descubrir, gracias’ tos 320), ede Sismondi, ln hermosa Trinidad de la prodiuccion pues. sobreproducclén —~ sobrepoblacign —— sobreconsumo, See ee detcate monsters, indeed! [jtres monstruos muy delics- Tees por tretoll Cit. F. Engels, “Umeisse 2u 0", p. 107 y's, Pisginier Martineau, 4 Manchester Strike, 1832, p. 101 790 mas obreros ocupados. A todo capitalista Ie interesa, de manera absoluta, arrancar una cantidad determinada de trabajo de un méimero menor de obreros, en vez de ex- lraerla, con la misma baratura ¢ incluso a un precio mds conveniente, de un nimero mayor. En cl ultimo caso la inversi6n de capital constante aumenta proporcionalmente 1 la masa del trabajo puesto en movimiento; en el primer caso, aumenta con lentitud mucho mayor. Cuanto. més ampiia sea la escala de la produccién, tanto mas deter- minante serd ese motivo. Su peso sc acrecienta con la acu- ‘mulacién del capital. Hemos visto que el desarrollo del modo capitalista de produccién y de la fuerza productiva del trabajo —causa y efecto, a la vez, de Ia acumulacién— permite que cl capi- talista, con la misma inversion de capital variable. ponga en movimiento mds trabajo gracias a una explotacién mayor —en extensién o en intensidad— de las fuerzas de trabajo individuales. Hemos visto, ademiis, que con cl ‘mismo valor de capital adquiere mds fuerzas de trabajo, puesto que progresivamente sustituye ios obreros_ mas diestros por los menos diestros, los experimentados por Jos inexperimentados, los varones por la» mujeres, la fuer- za de trabajo adulta por la adolescente o infantil De una parte, pues, y a medida que progresa la acumu- Jacién, un capital variable mayor moviliza mas trabajo sin necesidad de contratar mas obreros; de otra parte, capital variable de la misma magnitud pone en movimiento mas trabajo con la misma masa de fuerza de trabajo, y por fltimo, pone en accion mas fuerzas de trabajo inferiores mediante el desplazamiento de las superiores. or consiguiente, la produccién de una sobrepoblacién relativa, o sea la liberacién de obreros, avanza con mayor rapidez aun que el trastocamiento tecnolégico” del proceso de produccién —trastocamiento acelerado de por si con el progreso de la acumulacién— y la consiguiente reduccion proporcional de la parte variable del capital con respecto i bien los medios de produccién, a ‘medida que se acrecientan su volumen y eficacia pierden importancia como medios de ocupacién de los obreros, cesta relacion inisma se modifica a su vez por el hecho de En ta edicién francesa se agregn:* © En la 3 y 4° ediciones: “Yeenico n yanqui por tres chinos". 791 que en la medida en que crece la fucrza productiva det trabajo, cl capital incrementa més répidamente su oferta de trabajo que su demanda de obreros. El trabajo exce- sivo de la parte ocupada de la clase obrera engrucsa las filas de su reserva, y, a la inversa, la presién redoblada que esta titima, con su competencia, gjerce sobre el sector ocupado de la clase obrera, obliga a éste a trabajar excesi~ vamente y a someterse a 10s dictados de! capital, La con- dena de una parte de la clasc obrera al ocio forzoso mediante cl exceso de trabajo impuesto a la otra parte, y viceversa, se convierte cn medio de enriquecimiento del ppitalista singular” y, a la vez, acelera la produccion del ejército industrial de reserva en una escala acorde con el progreso de ta acumulacién social. La importancia "© Incluso. durante 1a escaser de algodén de 1863, en. un follewo Je los hilanderos de esa fibra en Blackburn se puede leet tuna encendids denuncia contra el excevo de trabajo, que gracias ala Tey fabril, naturalmente, s6lo afectaba a lov obreros didullos {de sexo masculino. "A los abreros adultos de esta fabrica se les ha exisido que teabajen de 12 4 13 horas diarigs, mientras que hay cientos a Tos que se obliga a permanecer oclosos, aunque gustOss- fe rabajatian parte del horario. pari mantener sus farmias Ysalvar a sus hermanos de una muerie.prematura por exceso de trabajo." “Quisieramos preguntar™, se dice mas adelante, "si esta Practica de trabajar fuera de hora [--] permite extblecer algun tipo de elaconeslevaderas enite amosy tarviemers ss silts 42) trabajo ewcesivo semen ta injustice To mismo, que los cone Tenadar a! elo Jorzado (condemned to forced lene). En exe fart ‘el trabajo que hay que efcuta sleanrarta para coupe de ‘manera parcial & todos seldisriboyera egultativamente, No hace: mon ming res n deresho cn exon To Pal hey que, en general alo st trabajen jornadas breves, por io menos Imintras dure el actal estado de cose, en ver de hacer tabapir cxcenivamente ina parte de lox obrecos mientras que. ottos, for fat de trabajo, even obligados a vivir de Ta cartiad pli liteports sss, 31st October 1863. p. 8) Con xs habitual intalible tnstino.burgués, ct autor det Etsay” on "Trade and Commerce comprende scertadamente el efecto que ejerce Una sobrepoblacion Telia sobre fos obrevosocupados. “Orra causa de a holpazaneria (idleness) en este reino es la carencia dean niimero sufciente de brazos que trabaien (J. No bien, la mast de trabajo,» causa de oaiqurdemanda exifsrdinaris de" ariculos. manufaeiuradon result insfiiene, los obreror se welven conscente de st props importancia yprocaran, ssimiamo, hacerei experimienat “sis pulrones. Es sorprendenie, pero el modo de ser de elon satan Stan depravad auc en ial tasosse han combinado grupor de Sbreros pars poner en apritoy s su pctron, holgazineando, Un dia Eniero” (Ean. pp. 27. 26) Lo que pretenan Ton sojton fn reid, era unt sumemo destin 792 de este factor en la formacién de 1a sobrepoblacién relativa lo demuestra, por ejemplo, cl caso de Inglaterra, Sus me~ dios técnicos para el “ahorro” de trabajo son colosales, ‘Sin embargo, si mafana se redujera el trabajo, de manera general, a una medida racional y se lo graduara conforme 2 las diversas capas de la clase obrera, segin edad y sexo, la poblacién trabajadora cxistente resultaria absolutamente insuficiente para llevar adelante la produccién nacional en Ta escala actual, Serfa necesario transformar en “*producti- vos” la gran mayoria de los trabajadores hoy “impro- ductivos”. En todo y por todo, los movimientos generales de! salario estin fegulados exclusivamente por la expansin y contraccién del ejército industrial de reserva, las cuales se rigen, a su vez, por la alternacién de periodos que se ‘opera en el ciclo industrial. Esos movimicntos no se deter- minan, pues, por el movimiento del nimero absoluto de la poblacion obrera, sino por la proporcién variable en que Ia clase obrera se divide en cjército activo y cjército de reserva, por el aumento y la mengua del volumen relativo de la sobrepoblacién, por el grado cn que ésta cs ora absor- bida, ora puesta en libertad, Para la industria moderna, real- mente, con su ciclo decenal y sus fases periddicas —que, ademés, a medida que progresa la acumulacién se entre- cruzan ‘con oscilacionss irregulares en sucesién cada mas rapida— jscria una bonita ley fa que no regulara Ia oferta y la demanda de trabajo por la expansidn y con- traccién del capital, 0 sea por sus necesidades ocasionales de valorizacién, de’ tal manera que el mercado de trabajo aparezca relativamente semivacfo cuando cl capital se oX- pande, y atestado de nuevo cuando éste se contrac, sino que, a Ja inversa, hiciera que cl movimiento del capital dependiese del movimiento absoluto de ta cantidad de oblacién! Pero es este, sin embargo, el dogma economico. Segiin dicho dogma, a causa de la acumulacién del capital aumenta el salario. El salario acrecentado estimula_un aumento mas rapido de la poblacién obrera, aumento que prosigue hasta que el mercado de trabajo se sobresatura, © sea, hasta que cl capital se vuclve insuficiente con rela- cin a la oferta de trabajo. El salario desciende, con lo que se da el reverso de 1a medalla. La rebaja salarial diezma poco a poco a a poblacién obrera, de tal manera que respecto a ésta cl capital resulta nucvamente superabun- 793 dante, 0 también, como sostienen otros expositores, el bajo nivel del salario’ y la consiguiente explotacién redoblada del obrero aceleran a su vez lz acumulacion, mientras que al mismo tiempo la baja del salario pone coto al creci micnto de la clase obrera. Se reconstituye asi la relacion cn la cual la oferta de trabajo es inferior a la demanda del mismo, con Jo cual aumentan los salarios, y asi sucesiva- mente. ;Bello método de movimiento, este, para la produc- cién capitalista desarrollada! Antes’ que’ el alza_salarial pudiera motivar cualquier aumento positivo de la poblacién realmente apta para cl trabajo, sc habrfa vencido un sinfin de veees cl plazo dentro del que debe ejecutarse la campatia industrial y librarse y decidirse Ja batalla En los distritos agricolas ingleses tuvo lugar entre 1849 y 1859, a la par de una baja en cl precio de los cercales, un alza salarial que desde el punto de vista pric- tico no fue mas que nominal. En Wiltshire, por ejemplo, cl salario semanal subi6 de 7 a 8 chelines, en Dorset- shire de 7 u 8 a9 cnelines, etc. Era esta una consecuencia del drenaje extraordinario’ de la sobrepoblacién agricola, ocasionado por la demanda bélica'®"! y la expansion masiva de la red ferroviaria, de las fabrieas, de ta mineria, eteérera. Cuanto menor sea’el salario, tanto mayor sera la expresion porcentual de cualquier alza del mismo, por {nfima que ésta sca, Si cl salario semanal es de 20 chelines, por ejemplo, y aumenta a 22, eb alza serd del 10 9; si, en cambio, es sélo de 7 chelines y sube a 9, habré aumentado en un 28 ‘/. %, alza que impresiona como muy cuantiosa. Como quicra que sea, lo cierto es que los arrendatarios pusioron el grito en el ciclo y hasta cl Economist de Lon- dres* parloteé con toda solemnidad de “a general and substantial advance” [un aumento general y considerable}, refiriéndose a esos salarios de hambre. {Qué hicieron cn- tonces los arrendatarios? ,Esperaron hasta que los trabaja- dores rurales, a causa de esas remuneraciones espléndidas, se multiplicaran tanto que su salario tuviera que disminuir ucvamente, tal como ocurren las cosas en el cerebro dog- miitico del ‘economista? Introdujeron més maquinaria, y ten un abrir y cerrar de ojos los obreros volvicron a scr “supernumerarios", en una proporcin suficiente incluso ppara los arrendatarios. Ahora habia “mais capital” invertido *\ Beonomist, 21 de enero de 1860, 794 cen Ia agricultura que antes y bajo una forma més produc~ tiva, Con lo cual la demanda de trabajo descendié no s6lo relativamente, sino también en términos absolutes. Esa ficcidn econémica confunde las Ieyes que regulan el movimiento general del salario, 0 sea la relaci6n entre la clase obrera* y el capital global social, con las leyes que distribuyen la poblacién obrera entre las esferas particula- res de la produecién. Por ejemplo, si a consecuencia de una coyuntura favorable se vuelve particularnente intensa la acumulacién en una esfera determinada de 1a produccién, si las ganancias superan a la ganancia media y afluye eapi- tal suplementario a esa esfera, es natural que aumenten la demanda de trabajo y el salario, Ese salario mas clevado ‘atraerd una parte mayor de la poblacién obrera a la esfera favorecida hasta que ésta quede saturada de fuerza de trabajo, con Jo cual el salario, a la larga, volveré a cacr a su nivel medio anterior, o descenderd’ por debajo del ‘mismo en caso que la afluencia haya sido excesiva® El economista cree ver aqui “donde y c6mo” un aumento del salario genera un aumento absoluto de obreros, y este ‘timo aumento una reduccién del salario, pero en realidad no ve més que la oscilacién local del mercado de trabajo en una esfera particular de la produccién; ve solamente fend- ‘menos de la distribucién de la poblacién obrera entre las diversas esferas de inversiGn del capital, con arreglo a las necesidades variables que éste experimenta Durante los periodos de estancamiento y de prosperi- dad media, el ejércto industrial de reserva 0 sobrepobla- cidn relativa ejerce presiGn sobre el cjército obrero activo, y pone coto a sus exigencias durante los periodos de sobre~ produccién y de paroxismo. La sobrepoblacién relativa, pues, es el irasfondo sobre el que se mueve la ley de la oferta y la demanda de trabajo. Comprime el campo de accién de esta ley dentro de los limites que convienen de manera absoluta al ansia de explotacin y el afén de poder del capital. Es esta la ocasién de volver sobre una * Bn ta 38 y 4 ediciones se agrega: “es decir, Ia fuerza de trabajo. global,” ‘un la 38 y 4 ediciones se agrega: “En ese momento no s6lo ccesa Ia inmigracién de obreros en el ramo industrial en cuesti6n, sino que érta cede la plaza a la emigracién de los mismos” Tape i # edn no Tigran fas pssbras Yo sbrepobacn 795 de las proezas efectuadas por Ia apologética econémica. El lector recordar que cuando un fragmento de capital variable, gracias a la introduccién de maquinaria nueva 0 la extension de 1a antigua, se transforma en constante, el apologista econémico interpreta esta operacién, que “suje- ta” capital y precisamente por ello “libera” obreros, como Si, a Ia inversa,liberara capital para los obreros. Tan solo ahora se puede valorar cabalmente la desvergienza del apologista. Quienes son puestos en libertad no son s6lo Jos obreros desplazados directamente por la maquina, sino asimismo sus suplentes y el contingente suplementario que, durante Ia expansién habitual del negocio sabre su base antigua, era absorbido de manera regular. No se libera capital viejo para las obreros, sino que se libera a obreros para un posible capital “suplementario”.* Es decir que el mecanismo de la produccién capitalists vela para que el incremento absoluto de capital no se vea acompahado de un aumento consecutivo en la demanda general de tra- bajo. ;Y el apologista llama a esto compensacién por 1a miseria, los padecimientos y la posible muerte de los obre- ros desplazados durante el periodo de transicién que los relega al ejército industrial de reserva! La demanda de tra- ‘bajo no es idéntica al crecimiento del capital, Ia oferta de trabajo no se identifica con el aumento de la clase obrera, como si se tratara de dos potencias independientes ue se influyen reciprocamente. Les dé sont pipés {los dados estén cargados]. El capital opera en ambos lados 8 Ja vez, Si por un Jado su acumulacién aumenta la. de- manda de trabajo, por el otro acrecienta la oferta de obre- os mediante su “puesta en libertad”, mientras que a la vez En la 3+ y 4 ediciones se susituye exta fase por el testo siguene: “A todos se los spone en Iteriair shor, evalgutr aucvo capital deseoso de entrar em funciones puede’ dispone de alos. Va atraga a esos obreroso s otros electowbre ta leman: aa" general de trabao sert ual cero, simpre cuando es Sepia alcance para liberar cl mereado de exictmente el mismo himero de obreros quc el arrojado en él por las maquinas. Si da, fcupacion a un numero menor, aumenta 1a cantidad de los supers ‘numerarios; si ocupa a una cantidad mayor, la demands, general de trabajo aumenta s6lo en el excedente de los ocupados con rex ecto a los «puesios en libertads. El impulzo que tos capiteles Adicionales en busca de inversion hubieran tmpreso, de lo contrarie, a Ja demanda general de trabajo, esta neuiralizado, en todo caso, en ja medida en que los obreros arvoiados a la calle por las ma 4uinas'resulian sficientes” 796 Ja presi6n de los desocupados obliga a los ocupados a poner en movimiento més trabajo, haciendo asi, por ende, que hasta cierto punto la oferta de trabajo sea independiente de la oferta de obreros. El movimiento de la ley de la oferta y la demanda de trabajo completa, sobre esta base, el despotismo del capital. No bien los obreros descifran, ‘por tanto, el misterio de cémo en la misma medida en que trabajan mas producen més riqueza ajena, de cémo la fuerza productiva de su trabajo aumenta mientras que su funcin como medios de valorizacién del capital se vuel- ve cada vez més precaria para ellos; no bien descubren que el grado de intensidad alcanzado por la competencia centre ellos mismos depende enteramente de la presién ejercida por Ia sobrepoblacién relativa; no bien, por tanto, rocuran organizar, mediante trades’ unions, etc. una coo- peracion planificada entre los ocupados y los desocupados para anular o paliar las consecuencias ruinosas que esa ley natural de la produccién capitalista trae aparejadas para su clase, el capital y su sicofante, el economista, Claman airados contra esa violacién de la ley “eterna”, y por asi decirlo “sagrada”, de la oferta y la demanda. Toda solidaridad entre los ocupados y los desocupados perturba, en efecto, el “libre” juego de esa ley. Por otra parte, no bien en las colonias, por ejemplo, se dan circunstancias adversas que impiden la creacién del ejército industrial de reserva, menoscabando asi la dependencia absoluta de Ia clase obrera respecto de la clase capitalista, el capital, junto a su Sancho Panza esgrimidor de lugares comunes, se declara en rebeldia contra la “sagrada” ley de la oferta y la demanda y procura encauzarla con la ayuda de me~ ios coercitivas. 4, Diversas formas de existencia de la sobrepoblacién relativa. La Jey general de Ia acumulacién capitalista La sobrepoblacién relativa existe en todos los matices posibles. Todo obrero Ia integra durante el perfodo en que esta semiocupado o desocupado por completo. Para no entrar aqui en detalles, nos limitaremos a unas pocas 797 indicaciones generales.* Prescindiendo de las diferencias formales periddicas de la sobrepoblacién en el cambio de fases propio del ciclo industrial, en el cual aquélla se ma- hifiesta® ora de manera aguda’en las crisis, ora crénica- ‘mente en los periodos de negocios flojos, la sobrepoblacion, relativa adopta continuamente tres formas: la fluctuante, la latente y la estancada Hemos visto cémo a los obreros fabriles ora se los, repele,* ora se los atrae nuevamente y en mayor volumen, de tal modo que en lineas generales el niimero de los obre- ros ocupados aumenta, aunque siempre en proporcién decreciente con respecto a la escala de la produccién, La sobrepoblacién existe aqui bajo la forma fluctuante. Nos limitamos a Hamar la atencidn con respecto a dos circunstancias. Tanto en las fabricas propiamente dichas como en todos los grandes talleres en que la maquinaria constituye un factor, o donde, por lo menos, se aplica la division moderna del trabajo, se requiere una gran masa de obreros varones que no hayan dejado atrés la edad juvenil; posteriormente, s6lo es posible utilizar en el mismo ramo un niimero muy exiguo, por lo cual regular- mente se arroja a la calle a una gran cantidad.¢ Ese sector constituye un elemento de la sobrepoblacién fluctuante, que se acrecienta a medida que aumenta el volumen de la industria, Una parte de esos obreros emigra; en realidad, no hace més que seguir los pasos del capital emigrante. Una de las consecuencias es que la poblacién femenina rece mas répidamente que la masculina; teste [testigo}, Inglaterra. Que el incremento natural de la_poblacion® obrera no satisfaga las necesidades de acumulacién del capital y que, por otra parte, sea demasiado grande para * Bsta frase no figura en la 4¥ edici6n, "En la 4# edicign le frase comienza asf: “Prescindiendo de las grandes formas, de teaparici6n periédiea, que le imprime el cambio de fases propio del ciclo industrial, de tal manera que Aquélla se manifiesta". ‘En la 4* edicion ia frase comienza asf: “En Jos centros de ‘moderna —fibrices, -manufacturas, fundiciones y se repele a los obreros” dt del punto. y coma, Ia’ frase presenta ligeras dite rencias ef la 4 ediei6n: "Una vez alcanzado ese término, s6lO es Porible uliizar en el mismo ramo de la industria un nimero muy xiguo, siendo To normal que se despida a la mayor parte “Sn Ta 4 edicign 798 su absorcién,* es una contradiccién inherente al movi- miento mismo del capital. Este requiere masas mayores de obreros en edad juvenil, y una masa menor de obreros varones adultos, La contradiccién no ¢s més flagrante que otra: la de que se formulen quejas sobre la falta de Brazos en los mismos momentos en que muchos miles se encuentran en la calle porque la divisién del trabajo los, encadena a determinado ramo de la industria." Debido al rapido consumo de la fuerza de trabajo por el capital, en la mayor parte de los casos el obrero de edad me- diana es ya un hombre desgastado y caduco.* Pasa a inte- grar las filas de la sobrepoblaci6n,* 0 bien desciende de Categoria, mientras el capital lo remplaza por fuerza de tra- bajo nueva. El crecimiento absoluto de la clase obrera requiere, de esta suerte? una forma que incremente su © Mientras que en el segundo semestre de 1866 quedaron desocupados, en Londres, de 80.000 & 90.000 obreros, em el informe fabril correspondiente a’ exe mismo. periodo se dice: "No. parece ser absolutamente verdadera la afirmacion de que la demands Sempre produce oferta en el preciso instante en que se requiere. No lo hace asi en el caso del tcabajo, pues muchs maquinaria, petmanccide inactiva durante el ultimo afo por falta de brazos (Report... 3Tst October 1866, p. 81.) sas Bt, tS sens y que, no obstante, at mismo tiempo las supere,” TTLa frase dice asi en la 4° edicién: “El consumo de la fuerza de ‘abajo por el capital es tan rapido, ademés, que en la mayor parte de los casos el obrero de edad mediana es ya un hombre mas 0 menos desgastado y caduco” "En la 42 edicién “de los supermumerarios" en ver de “de Ja sgbrepoblagion’ "Lge palibras que van desde “mientras” hasta “suerte sustituyen en la 3¥ y 4# ediciones por el siguiente texto: "Es pre ‘mente entre los obseros de la gran industria donde nos encontramos on Ta mis breve duracién de vida. «El doctor Lee, funcionario {de sanidad en Manchester, ha comprobado que en esa ciudad [.] Ii duracion media de la’ vida es en la clase acomodada de’ 38 aos: en la clase obrera, s6lo de 17 affos, En Liverpool asciende 2°35 alos para la primera y a 15 para la segunda. De esto se fnfiere’ que’ la clase privilegiada ene una asignacion de. vida Sonciudadanos menos favorecidos."bs Bajo estas circunstancias, fl crecimiento absolulo de esta. fraccién del proleariado re. ‘uiere" febie Dicurio Inaugural de_ te conferencis sanitri cele sminghan ide ‘neo de ist, promuncat pot dose Shine? alse de fa"hodaa 5 sedaimente Cin) mintto ge comercs 799 mimero aunque sus elementos se desgasten répidamente, Se hace necesario,* en consecuencia, un rdpido relevo de las generaciones obreras. (Esta misma ley no rige en el caso de las demas clases de la poblacién). Ello se logra® con Ia ayuda de matrimonios tempranos, consecuencia necesaria de las condiciones en que viven los obreros de Ja gran industria, y gracias a Ia prima que la explota- 6m de Tos mos obretes significa pars la produccion de 3s mismos, No bien la produccién capitalista se apodera de ta agricultura, o segiin el grado en que se haya aduefiado de la misma, la demanda de poblacién obrera rural decrece en términos absolutos a medida que aumenta la acumula- ccién del capital que esté en funciones en esia esfera, sin que la repulsién de esos obreros —como ocurre en el caso de la industria no agricola— se complemente con una ‘mayor atraccin. Una parte de la poblacién rural, por con- siguiente, se encuentra siempre en vias de metamorfosearse en poblacién urbana o manufacturera.: (Manufacturero se usa aqui en el sentido de todo lo referente a la indus- tria no agricola.) * Esta fuente de la sobrepoblacién rela- tiva fluye, pues, constantemente. Pero su flujo constante 1 cindades” figuran en el censo de 1861 de Inglsterra ¥ Gales “con 10960998. habitants, mientras que las aldeas y parroguia ruales solo cuentan con 9.105226..<'En 1831 figura: fan 880 ciudades en el eno, ewya poblacion i equiparaba Spro- Simadamente alr de lon tisietos rurales. cicunveclnos, Bero mientras ue en étos ia poblacién alo sumesté en medio millon drat on 10 aso ints lay SRO cine aumento eae 554.067. El incremento ue poblacion en las parro- ‘quiasrorales' fue el. 6,5 Sy en. las civdades el 173%. La diferencia en ks tas de crecimiento obecece a In migracion del ‘campo a la ciudad. Tres euartas partes de" ncremento total de Ta pobiocin ‘corresponien. 9 Tas ciudades™. (Consus. vol i Po tie 2) sys Palabras“ hace neces we eliinan en ta 38 y 4 Er 3° y 49 ediciones, en ver de “Ello se Joga” dice ‘Esta necesidad social se satisface” 7 Ena 3 ya ediciones as palabras despoés de In vtima coms Se sasttuyen por an sigienfes ete enonira, tmpre a Into ‘de conterdrsé en proltriado_ abana. 6, manufachurere Fis Spr de ge se deh ls santana propia “Spnls 3 y 4 ediciones se apres “hacia Is ciudad 800 presupone la existencia, en el propio campo, de una sobre~ poblacién constantemente latente, cuyo volumen s6lo se ‘welve visible cuando los canales de desagile quedan, por excepcién, abiertos en toda su amplitud. De ahi que al obreto rural se lo reduzca al salario minimo y que esté siempre con un pie hundido en el pantano del paupe- rismo. ‘La sobrepoblaci6n estancada constituye una parte det ito obrero activo, pero su ocupacién es absolutamente irregular, de tal modo que el capital tiene aqui a su dis posicién’ una masa extraordinaria de fuerza de trabajo Iatente.* Sus condiciones de vida descienden por debajo del nivel medio normal de la clase obrera y es esto, precisamente, Jo que convierte a esa categoria en base amplia para ciertos ramos de explotacién del capital. El maximo de tiempo de trabajo y el minimo de salario Ja caracterizan, Hemos entrado ya en conocimiento de su figura principal bajo el rubro dé la industria domiciliaria Recluta incesantemente sus integrantes entre Jos supet- numerarios de la gran industria y de la agricultura, y en especial también en los ramos industriales en deeadencia, en los cuales el artesanado sucumbe ante la industria manufacturera y esta titima ante Ia industria maquinizada, Su volumen se amplia a medida que avanza, con el volu- men y la intensidad de la acumulacién, la transformacién cen “Supernumerarios". Pero esta categoria constituye al mismo tiempo un elemento de la clase obrera que se repro- duce y se perpetia a si mismo, y al que cabe una parte proporcionalmente mayor en el crecimiento global de dicha clase que a los demds elementos. De hecho, no sélo la ‘masa de los nacimientos y defunciones, sino la magnitud absoluta de las familias esté en razén inversa al monto del salario, y por tanto a la masa de medios de subsisten- cia de que disponen las diversas categorias de obreros, Esta ley de la sociedad capitalista pareceria absurda entre los salvajes, ¢ incluso entre los habitantes civilizados de las colonias. Esa ley recuerda la reproduccién masiva de espe- * En la 3# y 48 ediciones el prrafo comienza asi: "La tervera categoria dela’ sobvepoblacion felaiva, la estancada, constituye tuna parte del elérito abrero activ, pero so ocupacién es absoluta- menie iregular. Offece al capital, de esta manera, un depésito {nagotable de Tuerza de trabajo disponible” 801 cies animales individualmente débiles y_perseguidas con ‘encarnizamiento. El sedimento més bajo de la sobrepoblacién relativa se aloja, finalmente, en la esfera del pauperismo. Se com- one —prescindimos aqui de vagabundos, delincuentes, Prostitutas, en suma, del lumpemproletariado propiamente dicho— de tres categorias.* La primera la constituyen personas aptas para el trabajo. Basta Gon lanzar una mirada superficial sobre las estadisticas del pauperismo inglés para encontrar que su masa se engruesa con cada crisis y de- crece con cada reanimacién de los negocios, La segunda: hhuérfanos ¢ hijos de indigentes. Son candidatos al ejército industrial de reserva y en épocas de gran prosperidad,” emo por ejemplo en 1860, se los alista répida y masiva- mente en el ejército obrero activo. La tercera: personas degradadas, encanallecidas, incapacitadas de trabajar. Se rata, en especial, de obreros® que sucumben por la falta de movilidad a que los condena la divisién del trabajo, de Personas que viven més alld de la edad normal de un Obrero, y por dltimo de las victimas de la industria, cuyo niimero se acrecienta con la maquinaria peligrosa, Ia expan- si6n dela mera, dels tabieas quia, ete muted, enfermos crénicos, viudas, etc. El pauperismo constituye €l hospicio de invatidos del ejéreito obrero activo y el peso. muerto del ejército industrial de reserva, Su produccién “La pobreza parece ser favorabl Smith.217) Se trata, incluso, land € ingenioso. abate Galiani, de una disposicién’ divina. partcularmente. sabia: “Dios ‘hace que los hombres que ejercen los ofieios de méxima utilidad ‘azzan en abundancia". (Galiani, Della. moneta, p. 78) “Lami seria, cuando Hlega al punto extremo del hambre 9’ la pestilencia, en vez de poner trabas al aumento de la poblacién tende a pro” moverlo.® (S. Laing, National Distress.-,p. 69). ‘Después de ustrar con material estadistico sus afirmaciones, prosigue. Laing “Si toda la gente se encontrara en, una situacién acomodada, él ‘mundo pronto quedaria despoblada”. (If the people were all in easy circumstances, the world would soon be depopulsied.") a generacién.” (Adam + En In 3! y 4¥ ediciones Ia frase dice as: “Prescindiendo de vagabundos, delincuenes, prosttulas, en sua, de Tumpemprote: tariado propiamente dicho, ata capa de ta sociedad se compons de tres eateporas En la 34 y 4° ediciones, “auge” en ver de “proseriad” “En Ia 3° y 4 ediciones, “indviduce” en ver de “ObrerOs", 802 esté comprendida en la produecién de la. pluspoblacién,* su neeesidad en la necesidad de ésta, conformando con I ‘misma una condicion de existencia de la produccién capi talista_y del desarrollo de la riqueza. Figura entre los faux frais [gastos varios] de la produccién capitalista, gastos que en su mayor parte, no obstante, el capital se las ingenia para sacérsclos de encima y echarlos sobre los hombros de la clase obrera y de la pequefia clase media. Cuanto mayores sean la riqueza social, el capital en funciones, el volumen y vigor de su crecimiento y por tan- to, también, la magnitud absoluta de la poblacién obrera® ¥ la fuerza productiva de su trabajo, tanto mayor serd la pluspoblacién relativa 0 ejército industrial de reserva.® La fuerza de trabajo disponible se desarrolla por las mis- ‘mas causas que la fuerza expansiva del capital. La magni- tud proporcional del ejército industrial de reserva, pues, se acrecienta a la par de las potencias de la riqueza. Pero cuanto mayor sea este ejército de reserva en proporcién al ejército obrero activo, tanto mayor sera la masa de la Pluspoblacién consolidada o las capas obreras cuya mise- ria esta en raz6n inversa a la tortura de su trabajo. Cuanto ‘mayores sean, finalmente, las capas de Ia clase obrera formadas por menesterosos enfermizos y el ejército indus- trial de reserva, tanto mayor sera el pauperismo oficial. Esta es la ley general, absoluta, de la acumulacién capita- lista. En su aplicacién, al igual que todas las demas leyes, se ve modificada por méltiples circunstancias, cuyo andlisis no corresponde efectuar aqut Se comprende asi cudn insensata es la sabiduria econé- mica que Predica a los obreros Ja necesidad de adecuar su ntimero @ las necesidades de valorizacion del capital. EI mecanismo de 1a produccién y acumulacién capitalistas adecua constantemente ese mimero a estas necesidades de valorizacién. La primera palabra de tal adaptacién es la creacién de una sobrepoblacién relativa o ejército indus- * En la 38 y 4 ediciones, en vex de “pluspoblacién”, “sobre- poblacign relative’ “En ta 38 4 4 ediciones, “del protetariado” en vex de “de la poblacign obrer "En la 3* y 4% ediciones, desde ta sltima coma hasta aqui: “tanto mayor sete ejército industrial de reserva "En la 3? y 4¥ ediciones, “sobrepoblacién consolidada” en ver de “pluspoblaciéa consolldada 0 Tas capas obreras” 803 trial de reserva; la dltima palabra, la miseria de capas cada vez més amplias del ejéreito obrero activo y el peso muerto del pauperismo, La ley segiin la cual el desarrollo de Ia fuerza produc- tiva social del trabajo reduce progresivamente, en propor- cidn a la eficacia y la masa de sus medios de’ produccién, Ta masa de fuerza de trabajo que es necesatio gastar,* se expresa en el terreno capitalista —donde no es el tra- bajador el que emplea los medios de trabajo, sino éstos al trabajador— de la siguiente manera: cuanto mayor sea la fuerza productiva del trabajo, tanto mayor serd la pre- sin de los obreros sobre sus medios de ocupacién, y tanto ‘més precaria, por tanto, la condicién de existencia del asalariado: venta de su fuerza de trabajo® para aumentar Ja riqueza ajena 0 para Ja autovalorizacién del capital. El incremento de los medios de produecién y de ta pro- ductividad del trabajo a mayor velocidad que el de la oblacién productiva se expresa, capitalistamente, en su contrario: en que la poblacién obrera crece siempre mds répidamente que la necesidad de valorizacién del capital. En fa seccién cuarta, cuando analizabamos la produe- cién del plusvalor relativo, veiamos que dentro del sistema capitalista todos los métodos para acrecentar la fuerza productiva social del trabajo se aplican a expensas del obrero individual; todos los métodos para desarrollar Ja produccién se trastruecan en medios de dominacin y ex- plotacién del productor, mutilan al obrero convirtiéndolo en un hombre fraccionado, lo degradan a la condicién de apéndice de la méquina, mediante 1a tortura del trabajo® aniquilan el contenido de éste, fe enajenan —al obrero— las potencias espirituales del proceso laboral en la misma medida en que a dicho proceso se incorpora 1a ciencia como potencia auténoma, vuelven constantemente anorma- les las condiciones bajo las cuales trabaja, lo someten * En Ia 3% y 4¥ ediciones In frase comienza asi: “La ley seqin la cual gracias a los progresos experimentados en la produc: tividad social el trabajo, una masa siempre creciente de medios e-produccién puede se puesta en movimiento con un gas Progresivamente decreciente’ de fuerza humana, "En Ia 3° y 4 ediciones, desde la ultima coma: “su condi- ion de existencia: venta de la fuerza propia” En la 4 edicion: “tortura desu trabajo” + En la 4° edicion, “distorsionan” en vez de “vuelven cons tantemente anormales" 804 durante el proceso de trabajo al més mezquino y odioso de los despotismos, transforman el tiempo de su vida en tiempo de trabajo, arrojan su mujer y su prole bajo la rue- da de Zhaganat!" del capital, Pero todos los métodos para la produccién del plusvalor son a la vez métodos de a acumulaci6n, y toda expansidn de ésta se convierte, a su vez, en medio para el desarrollo de aquellos métodos. De esto se sigue que a medida que se acumula el capital, empeora® la situacién del obrero, sea cual fuere® su remu- neracién, La ley, finalmente, que mantiene un equilibrio constante entre la sobrepoblacidn relativa o ejército indus- trial de reserva y el volumen e intensidad de la acumula- cién, encadena el obrero al capital con grillos més firmes que las cufias con que Hefesto aseguré a Prometeo en la roca. Esta ley produce una acumulacién de miseria pro- porcionada a la acumulacién de capital. La acumulacién de riqueza en un polo es al propio tiempo, pues, acumula- ccién de miseria, tormentos de trabajo, esclavitud, igno- rancia, embrutecimiento y degradacién moral en el polo ‘puesto, esto es, donde se halla la clase que produce su propio producto como capital. ‘Los economistas han expuesto de maneras diversas ese carécter antagénico de la acumulacién capitalista,* aun- gue lo confundan con fenémenos en parte andlogos, sin duda, pero esencialmente diferentes, que se dan en modos de produccién precapitalistas El monje veneciano Ortes, uno de los grandes escrito- res econ6micos del siglo xvi, concibe el antagonismo de la produccién capitalista como ley natural y universal de la riqueza social: “El bien econdmico y el mal econd- “Cada dia se vuelve més claro, pues, que las relaciones de ‘produccion en las que se mueve la burguesfa no tienen un cardcter Unitario, un eardcter simple, sino dual; que en las mismas relaciones fen que se produce la Tiqueza se produce, asimismo, la. miseria; {que en las mismas relaciones en que se opera un desarrollo de las fuereas productivas, se desarrolle una fuerza produectiva de repre- sign; que estas relaciones s6lo producen la. riqueza burguesa, es ‘decir Ia riquera de la clase burguesa, al anigullar continuamente fegranter de esta clave yal producir un (Karl Mars, Misare de la Philosophie. ==, p. 116) © En Ia 4# edici6n: “tiene que empeorar” En In 4 ediciOn, se agrega: “alta 0 baja—' 805 mico se equilibran siempre en una nacién (el bene ed il male economico in una nazione [sono] sempre all’ istessa misura); la abundancia de bienes para algunos iguala siem- pre a la falta de los mismos para otros (la copia dei be in alcuni sempre eguale alla mancanza di essi in altri). (.. .] La gran riqueza de algunos est siempre acompafiada de la privaciéa absoluta de lo necesario en otros muchos [. ..]". La riqueza de una nacién corresponde a su poblacidn, y su miseria corresponde a su riqueza. La laboriosidad de algu- nos exige el ocio de otros. Los pobres y los ociosos son un fruto nevesario de los ricos y los activos,* etc. Unos dicz aiios despues de Ortes, el cura Townsend, de Ia Alta Iglesia rotestante,'"! glorificé con toda insolencia Ia pobreza Como condicién necesaria de la riqueza. “La coercién legal de trabajar se ve acompaitada de muchos trastornos, vio- Tencias y fragor [... mientras que el hambre no s6lo constituye una presin pacifica, silenciosa ¢ incesante, sino que ademés, en su calidad de motivo més natural de la industria y del trabajo, provoca los esfuerzos més intensos.” Lo esencial, entonces, es hacer permanente el hambre entre Ja clase obrera, y para ello vela, segan Townsend, el prin- cipio de Ia poblacién, particularmente activo entre os Pobres. “Parece ser una ley natural que los pobres, hasta ierto punto, sean imprévidos (improvident)” (tan im- r6vidos, en efecto, que legan al mundo sin una cuchara de oro en la boca), “de manera que siempre haya algunos (that there always may be some) que desempeficn 10s Oficios més serviles, sérdidos e innobles en la comunidad. De esta suerte se aumenta el fondo de felicidad humana (the fund of human happiness), los seres més delicados (the more delicate) se ven libres de trabajos enfadosos [...] y pucden cultivar sin molestias vocaciones superiores La ley de pobres tiende a destruir Ia armonia y la be- lleza, Ia simetria y el orden de ese sistema establecido © G. Oxtes, Della economia naslonale librl sei 1774, en Cus todi, Parte moderna, t. xxi, pp. 6, 9, 22, 25, ele, Dice Ortes 2p. itn p. 32: “En. vez de proyectar sistemas initiles para la felicidad de los pueblos, me limilaré a investigar las razones de su inflicida * En Ia 4 edicin se ubica aqui a Mlamada 89 y las tres frases precedentes quedan incluidas en ia cita de Ortes 2! 806 en el mundo por Dios y la naturaleza.” *** “El progreso de la riqueza social”, dice Storch, “engendra esa clase stil de la sociedad... que ejerce las ocupaciones mas fasti- diosas, viles y repugnantes, que echa sobre sus hombros, en una palabra, todo Io que la vida tiene de desagradable y de esclavizante, proporcionando asi a las otras clases el tiempo libre, la serenidad de espititu y 1a dignidad con- vencional” (c'est bon! [jbravo!]) “del cardcter, etc.” Storch se pregunta cudl es, entonces, 1a ventaja que esta civilizacién capitalista, con su miseria y su degradacion de Jas masas, presenta con respecto a la barbarie. Encuen- tra una sola respuesta: jla seguridad! “Gracias al progreso de la industria y de la ciencia”, afirma Sismondi, “todo obrero puede producir cada dia mucho més de lo que requiere para su consumo, Pero al mismo tiempo, aunque su trabajo produzca Ja rigueza, ésta Jo haria muy poco apto para trabajar si él mismo estuviera destinado a com *© 4 Disteration on the Poor Laws, By a Wellwisher of Mankind (The Rev. Mr.. Townsend), 1786, reeditado en Londres, 18, pp. 15.39, 41, Este “delicado” cura —-de cuya obra recien mencanada,a omo e Journesdroush Spam, Malt se jagiar paginas eneras-— toma ta mayer pare de st docrina Gevir James Steuart al que sin embargo. tergver. As por tjemplo, etando Steuart dice: “Aqui en la exlavitad. se aplicaba sn métado violento para hacer trabajar Ia humanidnd™ en bene fico. de 4s no trabajadores) °.--Bn eve entonces, se forzaba a tos hombres s trabajar” (esto ei, a trabajar gratis para ros) “porque efan esclavos de otros, hoy, los hombres son forzados avteabaat” (es decir, a trabajar gratis para. los no, Wabsiadores) “poraue son los esclavos de sus propas nccesdades”\**) no Tega aia conclisign, como si hace el obeso prebendado, de que ios Sslarados siempre deben estar comiendose los codos’ de bambre. ‘tier, por el contario, hacer que aumenten sus necesidades y, a sey cover ol nimero fst de amas seat clos pulse a trabajar para “los mis deticados on ‘Storch, Cours d'économile ..., t. 21, p. 223. + Bn la 38 y 4 ediciones se areas: “Si el monje veneciano cncontrabs, en et destino fatal que eteriza In mise i azn de ser de Ta arid erstina, del selbato, de los conventos fas fundacones plas, el prebendado protexane, por el contaro, seinem dl ef presto pars condenar le leyes que concedian 3 pobre el derecho a una misera subvencion pba 807 sumirla."** “Las naciones pobres", dice Destutt de Tracy,? “son aquellas donde el pueblo se encuentra a sus anchas, y las naciones ricas aquellas donde por regla general es pobre.” * 5. TMustracién de Ia ley general de ta acumulacién capitalista 8) Inglaterra de 1846 a 1866 Ningin periodo de la sociedad moderna es tan propicio para el estudio de la acumulacién capitalista como el que barca los veinte ditimos aos. Es como si aquéila hubiera topado con ef bolso de Fortunato. Pero de todos los paises es nucvamente Inglaterra a que brinda el ejemplo clisico: porque ocupa el primer puesto en el mercado indial, porque s6lo aqui el modo capitalista de produc~ cién se'ha desarrollado de manera plena y, finalmente, porque la introduecién del reino milenario del librecambio, partir de 1846, despoj6 a la economia vulgar de su iltimo refugio. Ya en el capitulo vé nos referimos sufi- cientemente al progreso colosal de la produccidn, que en la segunda mitad de este periodo bidecenal supera con holgura al logrado en la primera. 2 Sismondi, Nowveaue_principes.... tp. 85° Tracy, Traité de...’ p.' 231. “Les nations est la 0d Te peuple est & son aise; et les nations riches, ‘oi il est ordinairement pauvre.” ~ En la 3° y 4 ediciones se agrega: “Sexin Sismondi, minas 6885% 626% s» fundiciones siderirgicas 39.92% 3,63 % pesquerias 5737% 521% } fébricas de gas 126,02 % 11,45 % th ferrocarriles 83,29 % 7,57 %" 9% Tenth Report of the Commissioners of H. M's Inland Revenue, Londres, 1866, p. 38. idem. 809 Si los afios del perfodo de 1853 a 1864 se comparan de cuatro en cuatro, el grado de aumento de los ingresos se inerementa de manera constante. En el caso de los ingresos derivados de ganancias, por ejemplo, es del 1,73 % anual de 1853 a 1857; del 2,74 % anual de 1857 a 1861 y del 9,30 % anual en 1861-1864. En el Reino Unido, la suma total de los ingresos sujetos al impuesto respectivo ascen- dig en 1856 a £ 307.068.898; en 1859, £ 328.127.416; en 1862 a £ 351.745.241; en 1863 a £ 359,142,897; en 1864 a £ 362.462.279, alcanzando en 1865 la suma de £ 385.530.020.% La acumulacién de capital estuvo acompaiada, al mis- ‘mo tiempo, por su concentracién.t Aunque no existia nin- guna estadistica agricola oficial para Inglaterra (sf para Inlanda), diez condados la suministraron voluntariamente Se obtuvo el resultado de que de 1851 a 1861 los predios arrendados de menos de 100 acres* disminuyeron de 31.583 a 26.567, 0 sea que 5.016 quedaron englobados en otfos mayores."" De 1815 a 1825 cl impuesto de heren- cias no afectS a ningin patrimonio mobiliario de mds de un millén de libras esterlinas; de 1825 @ 1855, en cambio, 4 8; de 1855¢ a junio de 1859, esto es, en cuatro afios y medio, a 4.* Sin embargo, el avance de la concentracién* se apreciard de la mejor manera analizando brevemente el A tos efectos comparativos estos. guarismos resultan sufi- ciemtes, pero si se los considera en términos absolutos son felsos Ya que “los ingresos. “encubiertos" tal’ vez asciendan a £ 100 millones. En cada uno de sus informes, los Inland Revenue Com ‘missioners (comisionados de impuestos intermos] reiteran sus ques Sobre los fraudes sisteméticos perpetrados por comersiantes € Indus Iriales, principalmente. Se afirma asl, por ejemplo: “Una sociedad or scciones"declaré que. ss ganancias gravables ascendian ‘£ 6,000, pero el tasador lus evallS en £ 88.000, y finalmente 41 impuesto se pags por esa suma.” Otra compafia declar6 ‘© 190.000; seta" obligd amir "que el’ monto real era de £ 250.000". Ubidem, p. 42.) © Census ..., p. 29. No-se ha refutado la afirmacién de John Bright, Seguin fa cual 150 terratenientes poseen la mitad del suelo inglés y s6lo 12 Ia mitad del escocés, ‘Fourth Report... of Inland Revenue, Londres, 1860, p. 17 {En Ia 38 y 4% ediciones "y centalizacién 40.467 hi. © Bn la 18 2 y 3 ediciones "1856", + En la 3y 4? edicion 810 impuesto a los ingresos en el rubro D (ganancias, exclu- yendo arrendatarios, etc.) correspondiente a los afios 1864 ¥ 1865. Hago notar, previamente, que los ingresos de esta rocedencia pagan el income tax fimpuesto a las utilidades] 2 partir de las £ 60. En Inglaterra, Gales y Escocia estos ingresos gravables ascendieron en 1864 a £ 95.844.222 y en 1865 a £ 105.435.787,*% el nimero de los contri- buyentes fue en 1864 de 308.416 personas sobre una poblacién total de 23,891,009, y en 1865 de 332.431 per- sonas sobre una poblacin total de 24.127.003. El cuadro siguiente ilustra sobre la distribucién de esos ingresos en los dos afios mencionados: De tos 1 mgo5 781 we 27338313 a De lor suse 040702 1) ier m En 1855, en el Reino Unido se produjeron 61.453.079 toneladas de carbén por un valor de £ 16.113.267; en 1864, 92.787.973 por un valor de £ 23.197.968.” En 1855, 3.218.154 toneladas de arrabio por un valor de £ 8.045.385; en 1864, 4.767.951 toneladas por un va- lor de £ 11.919.877. La extensin de las vias férreas ex- plotadas en el Reino Unido ascendia en 1854 a 8.054 millas,° con una inversién de capital de £ 286.068.794; en 1864 la extensiGn en millas era de 12.789 y la inver- sién de capital de £ 425.719.613. La exportacién ¢ im- portacién total del Reino Unido ascendia en 1854 a © Se trata de los ingresos netos, es decir, una vex practicados ciertos deseuentos establecidos por is ley {Dato corregido segin Ia 4? edicin. * Datos del cuadro corregidos segin la 4¥ edicién 13.000 kim, aproximadamente, * 20.600 km, aproximadamente, gil £ 268,210,145, y en 1865 a £ 489.923.285. La tabla siguiente muestra el movimiento de la exportacién: 18462 £ 58.842.377 1849, 63.596.052 1856 |, 115.826.948 1860 |) 135,842,817 18655, 165.862.402 1866} 190,000.00 aproximadamente.>'®* Estos datos escasos permiten comprender el grito t fal del director del Registro Civil britanico: “Por rapido que haya sido el crecimiento de la poblacién, no se ha ‘mantenido a la par del progreso experimentado por la industria y la riqueza”.' Volvamonos ahora a los agentes directos de esta industria, a los productores de esta riqueza Ja clase obrera. “Uno de los rasgos més sombrios que pre- senta la situacién social del pais”, dice Gladstone, “es que mientras se registra una mengua en la capacidad popular de consumo y un aumento en las privaciones y la mise- ria de la clase trabajadora, al mismo tiempo se verifica una acumulacién constante de riqueza en las clases supe- riores y un constante incremento de capital.” "" Asi hablaba "8 Em estos momentos —marzo de 1867— el mercado indio ¥ el chino estan nevamente sobresaturados por las consignaciones de os fabricantes algodoneros britanicos. los obreros del algo don se les comenz6 a. aplicar en 1866 un descuento salarial del ‘5%, y en 1867 una operacion similar provocd la huelga de 20.000 hombres en Preston, (F.£. —— Era este el predmbulo de Ia crisis que se desencadend acto. seguido.) nara de los Comunes, el 14° de febre fo de I843: "It-is one of the most melancholy features. in the Social state of the country, that while there was a decrease in the consuming power of the people, and an increase in the priv tions and distress of the labouring class. and operatives, there Was at the same time a constant accumulation OF wealth it the Uinper classes and a constant increase of capital” © Bn la 4¥ edicién: 1847" “En la 32 9-4? ediciones: “188.917,563" En la 4 eJiime "13" “Fn Ia 4? edicion el texto de esta cita, al que sigue ly refe- rencia “Times, 14 de febr. de 1843. —~ Hansard, 13 de Tebr.”, es el Siguiente: “Iti one of the most melancholy features in the Social State of this countey that we see, beyond he possibility of denial, that while there is at this moment 4 decrease in the comming 812 ste untuoso ministro, en a Camara de los Comunes, el 14° de febrero de 1843. El 16 de abril de 1863, veinte anos después, en el discurso en que presentaba su presupuesto, sostuvo: “De 1842 a 1852, el ingreso tributable de este pais aumenté en un 6%... En los 8 afios que van de 1853 a 1861 se acrecent6, si partimos de la base de 1853, cen un 20%. El hecho es tan asombroso que resulta casi increible... Ese embriagador aumento de riqueza y de poder ... se restringe enteramente @ las clases poseedoras, pero... pero necesariamente tiene que ser beneficioso, de manera indirecta, para la poblacion obrera, ya que ‘abarata los articulos de consumo general; mientras los ricos se vuelven més ricos, los pobres, en todo caso, se han vuelto menos pobres. Que se hayan modificado® ios extre- ‘mos de la pobreza, cs algo que no me atrevo a afirmat”.""* {Qué flojo anticlimax! Si la clase obrera sigue siendo “pobre”, sélo que “menos pobre” en la proporcidn en que produce un “embriagador aumento de riqueza y de poder’ para la clase propictaria, ello significa que en términos relatives es tan pobre como antes. Si los extremos de la 101 “From 1842 to 1852 the taxable income of the country increased by 6 per cent... In the & years from 1853 10.1861 | had increased from the basis taken in. 1853, 20 per cent! The fact is so astonishing as to be almost incredible... this intoxicat- ing. augmentation of Wealth and power... entirely confined io classes of property. must be of indirect benefit to the labouring population, because li cheapens the commodities of general con ‘mption —~ while the rich have been growing Ficher, the poor bat been growing less poor! al any rate, whether the extremes of poverty are less I dovnot presume to say.” (Gladstone, en la H.0. Cs 16 de abril de 1863." powers of the people, an increase of the pressure of privations find distress; there is at the same time a constant accumulation ‘of wealth in the upper classes, an increase in, the luxuriousness of their habits, and of thelr means of enjoyment”. (Uno de los rasgos mis sombrios que dstinguimos, sin que sea posible negarlo, en la aciGn social de este pals, es que mientfas en este momento Se registra una mengua en I capacklad popular de consumo, un Sumento eo la carga de privaciones y miserias, se opera al mismo tiempo una acumulacign’ constante de riqueza en las clases alas, tun aumento ene! fausto de sus habitos y de sus medios de disirute SB la 42 edicion: "13". "Bn sn ejemplar de la 1° edicién, Marx cortigié aqué: “reducido”, En ia 4° edicign se agrega: “Morning Star, 17 de abril, 813 pobreza no se han reducido, han aumentado, ya que to han hecho los extremos de la riqueza. En lo tocante al abarata- ‘miento de 10s medios de subsistencia, la estadistica oficial —por ejemplo los datos del London Orphan Asylum {[Orfanato de Londres|— revela que en los tres aiios que van de 1860 @ 1862 se produjo un encarecimiento medio del 20 % en comparacion con los afios 1851-1853. En el trienio siguiente, 1863-1865, se registr6 un encarecimiento progresivo de la carne, la manteca, la leche, el azicar, la sal, el carbén y multitud de otros medios de subsistencia imprescindibles."** El siguiente discurso gladstoniano del presupuesto, pronunciado el 7 de abril de 1864, es un ditirambo pindérico sobre los avanees del lucro y de la fel cidad popular, moderada por la “pobreza”. Gla hhabla de masas que estan “al borde del pauperism ramos industriles “en los que no ha aumentado el salario”, y-resume, finalmente, la felicidad de la clase obrera en las Siguientes palabras. “En nueve casos de cada diez, la vida humana eS meramente una lucha por la existencia.” El profesor Fawcett, exento de las consideraciones oficiales que ligan a Gladstone, declara rotundamente: “No niego, 20+ Véanse los datos oficiales en el iro axa: Miscellaneous Stati ofthe Un. Kingdom, Part VL. Londres, 1866. pp. 260.273 Dssin. —* Agregado a ls 2 edleén, — En liga dels saditicas Eliboradas porvlos silos de huerianos, ete, podeiamos sauce {ambien como elementos probatorios fs declaniacanes con las que Petidices icalitas propiian st aumento en la dotscion a los Infants de la familia feal-Nunca se olvidan de mencionar, em ells, elencarecimiento Je lor meds de subsistencl, =" Think of thowe who are on the border of that region” (pauperis), "wages in others not increased .* human fe Is Ut in nine cases out of ten, a siruggle for existnce™" (Oladsione, Hio.Cz, 7 de abril de 1864)" Uneescrior ingles) qractrins ts“coiiay ychmorons, contaiciones dfs dias con {ue Gladstone presentara Js presupuesios de 863 y T8f Con Te siguiente cita de Moliére": aaa » “He aqui al hombre, genio y figura. Pasa del blanco al negro, condena por la noche sis opiionés matutinas. Fastdlso a todos los demi enojoso a's ismo, sin cesar cambia de ies, cama de moda” The" Theory‘of Exchanges. Londres 1864, p. 135.) * En ta 4° eicion se agrega: “La versién de Hansard rez sis «Again: and yet more at large, what is human life but, in the ‘majority of cases, struggle for existences Debio decir: "de Boileau" a4 por supuesto, que los salarios hayan aumentado” (en los Uikimos decenios) “con ese incremento del capital, pero esa Yentaja aparente se pierde en gran medida, ya que muchos articulos de primera necesidad se encarecen de manera constante” (este autor cree que por la baja de valor de los metales preciosos). “... Los ricos se vuelven rapidamente mis ricos (the rich grow rapidly richer), mientras que no se percibe ningin ascenso en el confort de las clases trabajadoras . .. Los obreros se convierten casi en esclavos de los comerciantes minoristas a los que deben.” "* En las secciones sobre la “Jornada laboral” y la “Ma- quinaria” el lector se impuso de las condiciones bajo las cuales Ta clase obrera briténica, durante los ultimos dece- nios, ha producido el “embriagador aumento de riqueza y de poder” para las clases propietarias, No obstante, en- Tonces nos ocupabamos preferentemente del obrero dentro del proceso de produccién mismo. Para comprender de ‘manera cabal la ley de la acumulaci6n capitalista es nece- sario detenernos un momento en la situacién del obrero fuera de ese proceso, en sus condiciones de alimentacion y vivienda. Los limites de este libro me obligan a ocuparme fundamentalmente del sector peor remunerado de los obre~ ros industriales y agricolas, que en conjunto constituyen la mayor parte de la clase obrera.'*"* 8 H. Fawcett, The Economie, Position... pp. 67, 82. En lo tocante a la ereciente dependencia de los obreros con'respecto 10 pequefios comerciantes, la misma obedece a las fluctuaeiones e intersupeiones, cada vez mayores, que experimenta Is -ceupicién de os primeros "Wr" Cabe esperar que Engels amplie pronto, con el periodo que se inisia en 1844, su obra sobre Ia situacion de Ia. clase Obrera inglesa, 0 que consagre un segundo tomo a la exposicion fe dicho perioda.” "Este parrafo queda redactado asi en la 3° y 4® ediciones: “En las seceiones sobre a jormad laboral y la miquinaria se pusieron al descubierlo las cireunstancias bajo’ las cuales la clase obrera tritinica ‘ere6 un aumento embriagador ede riqueza y- de po ders para las clases poseedoras. No obstante, entonces, nos ocu: amos preferentemente del abrero. dentro. de su funeign social Para iustrar de manera plena las leyes de la acumulacign, corres. ponde examinar también Ia situacign del obrero. fuera del taller, Sus condiciones de-alimentacién y vivienda. Los limites de este libro nos obligan a tener en cuente aqui, ante todo, al sector peor remunerado del proletariado industrial y de lot obreros agriolas, sto es, la mayor parte de la clase obrera Nota Siprimida en la 3* y 4 ediciones, 81s Pero previamente, digamos unas pocas palabras acerca del pauperismo oficial, o sea de la parte de la clase obrera que ha perdido su condicién de existencia —la venta de la fuerza de trabajo— y vegeta gracias a los socorros publi- cos. El censo oficial de indigentes registraba en Inglate- ra, en 1855, 851.369 personas; en 1856, 877.767; en 1865, 971.433. A causa de la escasez de algodén, aleanz6 cn los afios de 1863 y 1864 los guarismos de 1.079.382 y 1.014.978. La crisis de 1866, que afecté con mayor Tudeza a Londres, hizo que en esa sede del mercado mun- dial —mas populosa que cl reino de Escocia— cl inere~ mento en el mimero de indigentes fuera en 1866 del 19,5 % en comparacién con 1865, y del 24,4 % con res- pecto a 1864, registrandose en los primeros meses de 1867 lun aumento aun mayor en comparacion con 1866. Al analizar la cstadistica de indigentes, cabe poner dos puntos de relieve. Por una parte, cl movimiento descendente y ascendente de la masa de indigentes refleja las alternativas periddicas del ciclo industrial. Por otra parte, a medida que con la acumulacién del capital se desarrollan la lucha de clases y, por consiguiente, la conciencia de si mismos centre los dbreros, las estadisticas oficiales se convierten en un indice cada vez mas engaioso acerca del volumen real del pauperismo. Por ejemplo, la barbaric en cl trato que se daa los pobres —en torno a la cual la prensa inglesa (Times, Pall Mall Gazette, ete.) ha clamado tan ruidosa- mente durante os dos iiltimos aiox— es de vieja data, Friedrich Engels comprobé en 1844 exactamente las mis: mas atrocidades y exactamente las mismas voeiferaciones pasajeras,” propias de la “literatura sensacionalista”.t!" Pero el terrible incremento de las muertes por inanicién (deaths by starvation”) en Londres durante el titimo decenio, demuestra itrefutablemente el horror creciente que experimentan los obreros por a esclavitud del work- house {hospicio}, ese correecional de la miseria. vk Em Inglaterra siempre esta ineluide Gales; en Gran Bre ‘aia to estan Inglaterra, Gules y Escocia; en el Reino Unido {808 tres paises e Ilands Nota 107 en la 38 y 4° ediciones En la 4 edicion se agrega: “hipécritas, En 32 y 4" ediciones se incerta aqui una nota 108: “Sobre los progresos efectuados desde los tempos de Adam Smith, ilustra 816 ) Las capas mal remuneradas de la clase abrera Tndustrial de" Gran. Breta Consideremos ahora ta situacién de las capas mal remuneradas de la clase obrera industrial. Durante la escasez algodonera, en 1862, se encomendé al doctor Smith, del Privy Councit,***! que efectuara una investi acion acerca de las condiciones alimentarias que preva- Tecian entre los macilentos obreros algodoneros de Lan- ccashire y Cheshire. Observaciones llevadas a cabo durante gos afios lo habian llevado a la conclusion de que. ara evitar las enfermedades causadas por el hambre (starvation diseases)”, cl alimento diario de una mujer media debia contener por fo menos 3.900 granos* de car- ‘bono y 180 granos® de nitrdgeno, y el de un hombre me- dio, por lo menos 4.300 granos® de carbono y 2004 de nitrégeno. En el caso de las mujeres, cl alimento diario debia encerrar aproximadamente tantas sustancias nutti- tivas como dos libras* de buen pan de trigo; en el de los hombres, '/, més. El alimento medio semanal de los adul- tos de uno u otro sexo debja contener cuando menos 28.600 granos! de carbono y 1.330* de nitrégeno. Sus cilculos se vieron confirmados en la practica, de manera asombrosa, ya que coincidian con la exigua ‘cantidad de flimento a gue su calamitosa situacién habia reducido tl consumo de los obreros algodoneros. En diciembre de 1862. los mismos ingerian 29.211 granos" de carbono y 1.295! de nitrdgeno por semana. En 1863, el Privy Council dispuso que se efectuara tuna investigacién sobre el estado de miseria en que se notablemente el hecho de que ocasionalmente él use todavia la palabra Wworkhonse como equivalente de manufactory (manufactura} Bor eiemplo en la introduccién del capitulo que dedica a la divi Sign del trabajo: «Amenudo se puede reunit en el mismo taller (Workhouse) alos ccupados en los diversos ramos del tra bajos"007 * 252.7 6 ‘hie «2k. “Be oor 1.8553 g. £8618 1.8923 g B96 817 encontraba ¢l sector peor alimentado de Ia clase obrera inglesa. El doctor Simon, funcionario médico del Privy Council, escogis para esa tarea al ya citado doctor Smith. Su investigacién sc extiende por un lado a los obreros agricolas; por otro a los tejedores de seda, costureras, ‘guanteros en cuero, calceteros, tejedores de guantes y za- Pateros. Las tltimas categorias, si exceptuamos a los cal- ceteros, son exclusivamente urbanas. Como norma de la investigacién, se establecié Ia de clegir en cada categoria Jas familias mis sanas y que se encontraran en condicio- nes relativamente mejores. El resultado general fue que “s6lo en una de las clases, de obreros urbanos investigadas la ingestién de nitrégeno excedia levemente de la medida minima absoluta por de- bajo de la cual se originan cnfermedades debidas al ham- bre; que en dos clases habia una deficiencia (y en-una de cllas una deficiencia muy considerable) tanto de alimer tacién nitrogenada como de la consistente en carbono; que de las familias campesinas investigadas més de un quinto ingetia menos de la cantidad indispensable de alimentos que contiencn carbono, més de un tercio menos de la can- tidad indispensable de alimentos nitrogenados y que en tres condados (Berkshire, Oxfordshire y Somerseishire) prevalecia, término medio, una deficiencia con respecto al minimo de la alimentacién nitrogenada”.® Eritre los obreros agricolas eran los de Inglaterra —Ia regién més rica del Reino Unido—, los peor alimentados.”* Entre los obreros rurales la desmutricién cra més aguda en cl caso de las mujercs y nifios, porque “el hombre tiene que comer ara poder efcctuar su trabajo”. Deficiencias aun peores castigaban @ las categorias de obreros urbanos investiga- das. “Estén tan desnutridos que tienen que darse muchos casos de atroz privacién” (j"renunciamiento” del capi- talista es todo estol, jrenunciamiento a pagar los medios de subsistencia indispensables para que su mano de obra se reduzea meramente a vegetat!), “nociva para la salud.” El cuadro siguiente muestra fa relacién entre la situa- cién alimentaria de las eategorfas obreras puramente urba- 10% Public Health, Sith Report... 1863, Londres, 1864, p. 13, ‘0 idem, 17. V0 idem, p13. 818 ‘nas mencionadas més arriba y la medida minima supuesta por el doctor Smith, por una parte, y por otta con la ali- ‘mentacién de los obreros algodoneros durante 1a época de su miseria mas extrema: Media semanal Media. semanal Ambos sexos ‘de-carbono. de. nltrézeno ‘Granos Grapes Cinco ramos industriales ur- ‘anos 28.876 1.192 Obreros fabriles desocupa- dos de Lancashire 29.211 1.295 Cantidad. minima propuesta para los obreros de Lan- éashire (a cantidad igual de hombres y mujeres) 28.600 1.330" Aproximadamente la mitad, /,,; de las categorias de obreros industriales investigadas, no consumia absolu- tamente nada de cerveza; el 28 % jamas probaba la lech: La media semanal de los alimentos liquidos, en las fami- lias, variaba de 7 onzas* entre las costureras hasta 24 % ‘onzas entre los calecteros. La mayor parte de los traba- jadores que nunca consumian leche la integraban las cos- tureras de Londres. La cantidad de pan o alimentos simi Tares consumida semanalmente oscilaba entre 7% libras* —caso de las costureras— y 11 % libras4 —caso de los zapateros—, siendo la media global de 9,9 libras® sema- rales para los adultos. El consumo de azicar (melaza, ete.) variaba de 4 onzas' semanales —guanteros en cuero— a 11 onzas# —caleeteros—; la media semanal total para todas las categorias era de 8 onzas® para los adultos 11 Ibidem, apéndice, p. 232. + 198g. » 08. © 35k ose 54S ke ‘ibe «ae. nie 819 Media semanal de manteca (grasa, etc.): 5 onzas* por adulto. La media semanal de carne (tocino, etc-) por adulto oscilaba entre 7% onzas® —tejedores de seda— y 18 44 onzas® —guanteros en cuero—; media global para las diversas eategorias, 13,6 onzas.# El costo semanal de la alimentacién por aduito arrojaba los. siguientes guarismos medios generales: tejedores de seda, 2 chelines y 2 ¥4 pe- niques; costureras, 2 chelines y 7 peniques; guanteros en ‘wero, 2 chelines y 9 ¥4 peniques; zapateros, 2 chelines y 734 peniques; calceteros, 2 chelines y 6 ¥4 peniques. En 1 caso de los tejedores de seda de Macclesfield, 1a media semanal era de apenas 1 chelin y 8 ¥4 peniques. Las cate- Zorias peor alimentadas eran las costureras, los tejedores de seda y los guanteros en euero.! En su informe general sobre 1a salud, dice el doctor Simon con respecto a la situacién alimentaria: “Todo el ue esté familiarizado con la asistencia médica a los indi- Bentes 0 a los pacientes de hospitales, ya se trate de inter- nados o de personas que viven fuera del establecimiento, confirmaré que son incontables los casos en que las caren: cias alimentarias provocan o agravan enfermedades ... Sin embargo, desde el punto de visto sanitario se agrega aqui otra circunstancia extremadamente decisiva.... Se recor dara que la privacisn de alimentos s6lo se tolera con ta ‘mayor renueneia, y que por regla general una gran exigti- dad de la dieta sdlo se presenta si otras privaciones ta han precedido. Mucho antes de que la insuficiencia alimenta- Tia gravite en el plano sanitario, mucho antes de que el fisidlogo piense en contar los granos de nitrégeno y carbo- no entre los que ascilan la vida o la muerte por inanicidn, la casa se habrd visto privada de toda comodidad material. La vestimenta y el combustible escasearén aun més que la co- ‘ida. Ningiin amparo suficiente contra las inclemencias del tiempo; reduccién del espacio habitable a un grado en que 1 hacinamiento produce o agrava las enfermedades; rastros apenas de enseres domésticos y de muebles; ta limpieza misma se habré vuelto demasiado cara o engorrosa, y si 1 bidem, pp. 232, 233, = ade, 206 :SiTe “abe 820 por un sentimiento de dignidad personal se hacen intentos de mantenerla, cada una de esas tentativas representard nuevos suplicios de hambre. El hogar se instalard donde cl techo sea mas barato: en barrios donde Ia inspeccién sanitaria recoge los frutos mas mezquinos, donde el alcan- tarillado es més deplorable, menor la circulacién, mayor la cantidad de inmundicia colectiva, més misero 0 de peor calidad el suministro de agua; en ciudades donde escasean ‘al maximo la luz y cl aire. Son estos los peligros, desde ef punto de vista sanitario, a los que inevitablemente esta cexpuesta la pobreza cuando la misma supone falta de ali- mentos. Y sila suma de estos males constituye un peligro de terrible magnitud para la vida, la mera carencia de alimentos es de por si algo espantoso ... Son, las prece- dentes, penosas reflexiones, especialmente cuando se re~ cuerda que la pobreza que las motiva no es la merecida pobreza de la desidia. Es la pobreza de trabajadores. En lo referente a los obreros urbanos, no cabe duda de que en la mayor parte de los casos cl trabajo con que com- pran el escaso bocado de alimento se prolonga por encima de toda medida. Y sin embargo, slo en un sentido muy condicional puede decirse que ese trabajo sirva para ma: tener a quien lo ejecuta... Y en una escala muy amplia, ese mantenimiento nominal de sii mismo sdlo puede, ser el rodeo, mas o menos largo, que lleva a la indigencia”.!"* EI nexo interno entre los tormentos del hambre pade- cidos por las capas obreras mas laboriosas y 1a acumula- cion capitalista, acompaniada por el constmo excesivo —groseto 0 refinado— de los ricos, s6lo es advertido por el eonocedor de las Ieyes econdmicas.* No ocurre lo mismo con las condiciones habitacionales. Todo observador im- parcial puede apreciar que cuanto mas musiva es la con- centracion® de los medios de producciéu, tanto mayor es la consiguicnte aglomeracién de obtetos en el mismo ¢s- pacio; que, por tanto, cuanto mis répida es la acumula~ 1s, 104 Tbidem, pp. 14 En la # edicign esta frase dice asl: “La conexién interna centre fos tormentos sel himbre padecidos por las capas obreras faut laborioses y el consumo dilapidader —grosero 0’ refinado. Ge tos ricos fundado en Ia acumulacion capitalisa, slo se pone al ‘Sescublerto cnn sl conocimiento de las leyes.economicas™ Wen ta 38 y 4# ediciones: "centralzacion” 821 cién capitalista, tanto més miserables son para tos obreros las condiciones habitacionales. Es evidente que las “*me- joras” (improvements) urbanisticas que acompafian al progreso de la riqueza y que se llevan a la préctica me- diante la demolicién de barrios mal edificados, la cons- truccién de palacios para bancos, grandes tiendas, ete., el ensanchamiento de avenidas destinadas al trafico comer- ial y a las carrozas de lujo, la introduccién de ferroca- rriles urbanos,# etc., arrojan a los pobres a tugurios cada ‘vex peores y més atestados. Por otra parte, como sabe todo el mundo, Ia carestia de las viviendas esta en razén inversa a su calidad y las minas de la miscria son explota- das por los especuladores® con més ganancia y costos menores que nunca Io fueran las de Potosi. El cardcter antagénico de la acumulacién capitalista, y por ende de las relaciones capitalistas de propiedad en gencral,"* se ‘Vuelve aqui tan tangible que hasta en los informes oficiales ingleses sobre el particular menudean las heterodoxas in veetivas contra la “propiedad y sus derechos". Con el des- arrollo de la industria, con la acumulacién del capital, con el crecimiento y el “embellecimiento” de Ins ciudades, el mal ha cundido tanto que el mero temor a las enfermedades infecciosas —el contagio no perdona a las “personas res- etables”— provocs entre 1847 y 1864 la promulgacién de no menos de 10 leyes de politica sanitaria por el parla- mento, y Ta atetrorizada burguesia de algunas ciudades como Liverpool, Glasgow, etc., tomé cartas en el asunto a través de sus’ municipalidades. No obstante, el doctor Simon exclama en su informe de 1865: “Hablando en tér- minos generales, los males no han sido controlados en Inglaterra”. Por ‘orden del Privy Council, en 1864 se em- rendi6 una investigacién sobre las condiciones habitacio- En ningin otro terreno los derechos de les personas han sido sacrificados tan abierta y desvergonzadamente al derecho. de Propiedad como en el caso de las condiciones habitacionales de Ia clase obrera. Toda gran cluded es un sitio consagrado los Sacrficios bumanos, um altar en'el que anualmente se inmola. a miles de personas al Moloc(*! de Ia avariia.” (S. Laing, National Distress Py p. 150.) En la 4® edicién, “tranvias de caballos” en ver de “ferro carries. urbanos” "En la 4 edicién se agrega: “de Ia habitacién’. 822 nales de los obteros agricolas; en 1865 sobre las clases todspolics de us eudades Enc sprino (1868) y en el octavo (1866) * informes sobre Public Health se encuen- tran los magistrales trabajos del doctor Julian Hunter. los trabajadores rurales hemos de ocuparnos més adelante En lo concerniente a las condiciones habitacionales_urba- nas, antiiparé una observacién general del doctor Simon: “Aunque mi punto de vista oficial”, dice, “sea exclusiva- mente médico, los sentimientos humanitarios més comunes impiden que ignoremos el otto lado de este mal. [| En su grado mds alto, ese hacinamiento determina casi necesariamente tal negaci6n de toda delicadeza, una con- fusion tan asqueante de cuerpos y fanciones éorporaes, tal exposiion de desnudez (.] sual, que més que hue mano es bestia, Estar sujeto a estas influencias significa lima degradacion que necesariamente se vuelve més. pro- funda cuanto més continia su obra. Para los nos nacidos bajo esta maldicion, constuye (um bautsmo en infamia (baptism into infamy). Y carece absolutamente de toda base la esperanza de que personas colocadas en esas runstancias se esfuercen por acceder a esa atmosfera de civilizacion que tiene su esencia en la pureza fisica y eine - El primer puesto en cuanto a viviendas atestadas, 0 incluso absciutamente indecuadas como morada humana, To ocupa Londres. "Dos cosas”, dice el doctor Hunter, “Son indudables: la primera, que en Londres existen apro ximadamente 20 grandes nucleamientos, compuestos cada tino de unas 10,000 personas, cuya miserable condicion Mesultado, casi por entero, de sus malos alojamientos— super todo lo que se haya vsto nunca en cualquier ot parte de Inglaterra; la segunda, que el hacinamiento y el Estado Tuinoso de las casas que componen esos nuclea- mientos son mucho peores que veinte arios atrds”.’"’ “No 130 Public Héalth, Eighth Report..., Londres, 1866, p. 14, nova i ‘nucleamientos Be ibidem, p. 89. Acerca de los nifos de es0s 1 2 dive ef doctor Hunter: “No sabemos smo se evar Ios nifios linles de esta época. de densa aglomeracion de los pobres, y seria An profeta audaz el que nos prediera qué conducta puede espe arse de nifios que, bajo circunstancias sin paralelo en este pais, * En la 3° y 4 ediciones se suprimen las fechas entre pa- rémtesis 823 se exagera cuando se afirma que Ja vida, en muchas partes de Londres y Newcastle, es infernal.” 4 Incluso el sector mas desahogado de Ia clase obrera londinense, junto a los pequefios tenderos y otros clemen- tos de la pequefa clase media, cae cada vez. més bajo la maldicién de esas indignas condiciones habitacionales, medida que se propagan las “mejoras” y, con ellas, el arra- samiento de calles y casas antiguas; a medida que se am- plian las fabricas y se acrecienta el aflujo humano a la metrépoli y, finalmente, a medida que aumentan los alqui- leres al subir Ja renta urbana de la tierra. “Los alquileres se han vuelto tan exorbitantes que poces obreros pueden pagar més de una pieza.” " Casi no hay en Londres una Propiedad de casa que no esté recargada por un sinnimero de “middlemen” [intermediarios]. El precio del suelo en Londres ¢s siempre altisimo en comparacién con los ingre- sos anuales que devenga, puesto que todo comprador especula con la posibilidad de desembarazarse tarde 0 temprano de la propiedad a un jury price (tasacion efec- tuada por un jurado, en caso de expropiacién) 0 de ob- tener, por arte de bitlibirloque, un aumento extraordinario de valor gracias a la proximidad de alguna gran empresa, Una consceuencia de cello es la existencia de un tréfico regular consistente en la compra de contratos de alquiler prOximos a su expiracién, “De los gentlemen que se de can a este negocio puede esperarse que actiien como actan: que extraigan todo lo que puedan de los inquilinos Y que dejen la casa en las peores condiciones posibles a Sus sucesores.” "Los alguileres son semanales, y estos caballeros no corren ningiin riesgo. A consecuencia de la construccién de ferrocartles dentro de la ciudad, “se vio hace poco, en el este de Londres, cémo muchas’ familias desalojadas de sus antiguas viviendas vagaban un sibado de noche, cargadas con sus escasas pertenencias terrenales yssin otro paradero posible que el workhouse {hospicio]”."** Se educan actualmente para so prictica futura como clases peli ‘rosa, pasando media Roche seftados con persons. de tos is trades (7-3 ortachas, obscenas ¥ pendencsras” Ubidem, Ps 58) "in ibideme p62. 5° Report of the Office of Health of St. Martin's in the Figlds, 1865. a 7 : "Ss Public Healih, Eighth Report... p. 91 "=" bide, p. 88. “ i , 824 Los workhouses estén ya atestados, y las “mejoras” aproba- das por el parlamento se hallan ‘apenas en principios de ejecucién. Si se desahucia a los obreros por demolicién de sus viejas casas, éstos no abandonan su parroquia, o cen el mejor de los casos se establecen en sus mites, o en la més proxima, “Procuran, naturalmente, residir ‘lo més cerca posible de sus lugares de trabajo. Ei resultado es que 1a familia, en vez de alquilar dos piezas, debe contentarse con una. {...] Aunque el alquiler sea mds caro, la vivienda serd peor que aquella, ya mala, de la cual ‘se los des- aloja. {...] La mitad de los obreros ...J del Strand [. yya tiene que viajar dos millas* para Wegar a su lugar de ‘rabajo.” Este Strand, cuya principal avenida deja en los extranjeros una impresién imponente de la riqueza de Lon- dres, puede servir de ejemplo del hacinamiento humano Tondinense, En una parroquia del mismo el funcionario de sanidad cont6 $81 personas por acre,® y eso que en el érea ‘medida estaba incluida la mitad del Témesis, Se comprende de por s{ que toda medida sanitaria que desaloje de un barrio, como ha ocurrido hasta el presente en Londres, a los obreros mediante Ia demolicién de casas inhabitables, sélo servird para apeftuscarlos en otro, donde viviran tanto més hacinados. “O bien debe suspenderse necesariamente todo este procedimiento por absurdo”, dice el doctor Hun- ter, “o debe suscitarse la simpatia (!) ‘piblica para cumpli Jo que ahora podemos Jlamar, sin exageracién, un deber na- ional: proporcionar techo a la gente que por falta de capi- tal no puede procurérselo, aunque pueda recompensar ® pagos periédicos a los caseros.”* ;Admiremos la justicia Capitalistal El propictario de terrenos, el casero, el hombre dde-negocias, cuando las “improvements” {mejoras] —como Jos ferrocarrles, Ia reconstrucci6n de calles, ete— obligan a expropiarlo, no s6lo recibe una indemnizacién integra; es necesario, ademas, que Dios y el derecho lo consuelen por su forzado “renunciamiento” suministréndole una abul- tada ganancia. Al obrero se lo pone en Ta calle con su mujer, su prole y sus enseres, y si afluye demasiado masi 12 bidem, p. 89. + 3.2 km, aproximadamente, * 04047 ha © En la 3°'y 49 ediciones: “indemnizar”. 825 ‘mente a 10s barrios en que la municipalidad vela por Ia decencia, ;se lo persigue por medio de la policia sanitaria! Salvo Londres, a principios del siglo xix no habia en Inglaterra una sola ciudad que contara 100.000 habitantes. Sélo cinco pasaban de 50.000. Actualmente existen 28 ciu- dades con ms de 50.000 pobladores. “EI resultado de este cambio fue no s6lo un enorme incremento de la poblacién urbana, sino convertir a las pequefias ciudades antiguas, densamente pobladas, en centros rodeado: por todos lados de edificacién, sin libre acceso del aire por ninguna parte. Como ya no ies resultan agradables a los rioos, éstos las abandonan y se instalan en los suburbios, mas atractivos. Los sucesores de esos ricos alquilan las grandes casas, a raz6n de una familia —a menudo con subinguilinos— por pieza. De esta manera se hacina a una poblacién en ‘casas que no estaban destinadas para ella y que son absolutamente inadecuadas para csa finalidad, cn una vecindad realmente degradante para los adultos 'y ruinosa para 10s nifos.” * Cuanto més répidamente sc acumula el capital en una ciudad industrial © comercial, tanto més veloz es la afluencia del material humano explotable, tanto mas miseras las improvisadas viviendas de los obreros. Newcastle-upon-Tyne, como centro de un distrito carboni- fero y mincro cuyo rendimionto es cada vez mayor, ocupa, después de Londres, el segundo puesto cn el infierno de la vivienda. No menos de 34.000 personas viven alli en vi- Viendas de un solo cuarto. En virtud de que constituian tun peligro extremo para la comunidad, las autoridades recientemente hicieron demoler una clevada cantidad de casas en Newcastle y Gateshead. La construccién de nue- ‘vas casas progresa muy lentamente, pero los negocios van viento en popa. De ahi que en 1865 Ia ciudad estuviera més abarrotada que nunca. Apenas se encontraba una picza ofrecida en alquiler. El doctor Embleton, del hospital de Neweastle para la cura de fiebres, afirma: “Sin ninguna duda, Ia causa de Ia continuacién y difusién del tifus tadica en el hacinamiento de seres humanos y la suciodad de sus viviendas. Las casas en que suclen vivir los obreros estén situadas en. pasadizos y patios estrecnos. En lo tocante a luz, aire, espacio y limpieza, esas casas son verdaderos modelos de insuficiencia e insalubridad, una 13 Ibidem, p. 56. 826 vergiienza para cualquier pais civilizado. Hombres, muje- res y nifios yacen revuclios on ellas durante Ia’noche, En cuanto a los hombres, el turno de la noche sucede al del dia en una secuencia ininterrumpida, de tal manera que las camas casi no tienen tiempo de enfriarse. Las casas estén mal provistas de agua y peor aun de Tetrinas, son inmundas, mal ventiladas, pestilentes”.2" El alquiler se- ‘manal de esas covachas oscila entre 8 peniques y 3 chelines. “Newcastle-upon-Tyne”, dice el doctor Hunter, “brinda el ejemplo de una de las més agraciadas estirpes’ de nues- tros compatriotas, sumida a menudo en una degradacién casi salvaje por las circunstancias exteriores de la vivienda y la calle.” ‘A causa del flujo y reflujo del capital y el trabajo, las condiciones habitacionales de una ciudad industrial pueden ser soportables hoy y abominables mafiana. O bien, puede suceder que los ediles de la ciudad reaccionen, finalmente, y procuren eliminar los abusos més graves. Pero mafana ‘migra una manga de langostas, integrada por irlandeses harapientos o degradados obreros agricolas ingleses. Se los esconde en sétanos y desvanes, o se transforma la casa de obreros, antafio respetable, en un alojamicnto que cambia tan répidamente de inquilinos como los acuartelamientos durante la Guerra de los Treinta Afios. Ejemplo: Bradford. Aqui el filisteo municipal estaba abocado, precisamente, a la realizacion de una reforma urbana. En 1861 habia atin en aquel lugar, ademés, 1.751 casas desocupadas. Pero sobreviene la época de los buenos negocios, cacareada recientemente, y con tanto donaire, por el sefior Forster, ese tierno liberal y amigo de los negros. Con los buenos negocios, naturalmente, llega también la inundacién pro- voeada por las olas del sicmpre agitado “ejército de reserva” © “sobrepoblacién relativa®. En las repugnantes viviendas subterraneas y piezas registradas en la lista (ver nota) 226 Ibidem, p. 149. Vulean Street, n? 1 Lumley Street, n? 13 1 Bower Street, 2? 41 eee Portland Sireet, n° 112 1 Hardy Street, 8° 17 1 que el doctor Hunter obtuvo del agente de una compatia aseguradora, habitaban, por lo general, obreros bien remu- nerados. Estos declararon que gustosamente alquilarian Viviendas mejores, si las hubiera disponibles. Entretanto, luno tras otto se degradaban y enfermaban, mientras que el melifluo liberal Forster, M. P. [integrante de la Cémara de Jos Comunes}, se enternecfa hasta las légrimas con las ben- diciones del librecambio y las ganancias obtenidas por los ceminentes varones de Bradford dedicados a la fabricacion de worsted {estambre]. En el informe del 5 de setiembre de 1865 el doctor Bell, uno de los médicos de indigentes de Bradford, deciaré que Ia terrible mortalidad que se producia entre los enfermas de fiebre de su distrito se debia a Tas condiciones habitacionales en que vivian: “En un s6tano de 1.500 pies cibicos® [...] habitan 10 per- sonas ... La calle Vincent, el Green ‘Air Place y the Leys albergan 223 casas con 1.450 habitantes, 435 camas y 36 letrinas . .. Las camas —y por tales entiendo todo montén de trapos sucios o de virutas— albergan una media de 3,3 Personas; en mo pocos casos ese guarismo llega a 4 y North Street, 0° 18 dem, n° 17 Wymer Set, of 19 aos Jowen sce! at 56 12 personne George Sire, n° 150 3 Ean Rie Coure Marygte, 9° 11 1h personas Natal Sect 28 HH tiem, a? 19 5 famine George Seat, n° 128 18 persons teem a 150 ee Esbacd Set 8 4 ye York Suen n#'34 2 tame Sait ie Sect 2 personas Sores Regent Square 1 sao personas Acre Street low m= » Roberts Coun, of 23 eee Bask Prat set Toc za como taller caer 1.2. benenar Stee, 27 tees (Public Health, Eighth Report... p. 111.) 2 tanh. # ecto se asrega: “George Stect ? 49. 1 peza 42.48 828 6 personas. Muchos duermen sin cama, en el suelo des- ‘nudo, con su vestimenta habitual; hombres j6venes y muje- res, casados y solteros, todos promiscuamente mezclados. GES necesario agregar que estas viviendas son en su mayor Parte covachas hediondas y ldbregas, hiimedas, sucias, absolutamente inadecuadas para la habitacién humana? Son estas los focas de los que brotan la enfermedad y la muerte, las cuales también cobran sus victimas entre las personas acomodadas (of good circumstances) que permi- ticron que estos bubones pestiferos supuraran entre nos- cotros”.1#" Bristol ocupa el tercer puesto después de Londres en cuanto a miscria de Ja situacién habitacional. “Aqui, ‘en una de las ciudades mas opulentas de Europa, la mayor de las abundancias [coexiste] con la pobreza més des- carnada (blankfest] poverty) y la miseria habitacional.”” ** ©) La poblaclén némade Nos detendremos ahora en una capa de la poblacién de origen rural, cuya ocupacién es en gran parte industrial Este estrato constituye Ia infanteria ligera del capital, que segin sus propias necesidades lo vuelca ora a este punto, ‘ora a aguel otro. Cuando no estén marchando, estos indi- viduos “acampan”. A los trabajadores némades se los ‘emplea en diversas operaciones de lo construccién y el drenaje, en la fabricacién de ladrillos, Ia quema de cal, cl tendido de vias férreas, etc. Columna ambulante de la ppestilencia, estos obreros importan, a los lugares en cuyas cercanias se instalan, la virucla, el tifus, el oélera, la escar- latina, ete." En empresas donde la inversion de capital es considerable —como los ferrocarriles, ete— es el empre- sario mismo quien se encarga, en la mayor parte de los ‘casos, de proveer a su ejército de chozas de madera o mate- riales semejantes. Se forman asi aldeas improvisadas, caren- tes de toda instalacién sanitaria, al margen del control de las autoridades locales y muy lucrativas para el caballero contratista, que explota doblemente a los obreras: como 3 Ibidem, p. 114. 18 Ibidem, p. 50. 139 Public Health, Seventh Report ..., Lonsres, 1865, p. 18. 829 soldados industriales y como inguilinos. Segin la cantidad de cuchitriles que contenga una de esas chozas —uno, dos 0 tres—, el inguilino —terraplenadores, cte.— tendré ue pagar 1," 3, 4 chelines semanales.**° Baste un ejemplo. En setiembre de 1864, informa el doctor Simon, el presi- dente del Nuisance Removal Committee (Comité para la Supresién de tas Plagas] de la parroquia de Sevenoaks dirigié Ia siguiente denuncia al ministro del interior, sit George Grey: “La virucla era completamente desconocida en esta parroguia hace 12 meses. Poco antes de esa fe- cha sc iniciaron los trabajos para construir un ferrocarril de Lewisham a Tunbridge. Ademés, como los trabajos principaies se efectuaban en Ia cercania inmediata de esta ciudad, también sc construyé aqui el depésito principal de toda Ia obra. Se dio ocupacién, por ende, a un crecido rimero de personas. Como era imposible alojarlos a todos en cottages, el sefior Jay, el contratista, hizo construir casuchas en diversos puntos, a lo largo de la via férrea para alojar a los obreros. Estas chozas carecfan de venti in y de alcantarillado y ademds estaban atestadas, inevi- tablemente, ya que cada inguilino tenia que aceptar otros hhuéspedes,” por numerosa que fuera: su propia familia y aunque las casuchas eran de sélo dos piezas. Segin el forme médico que hemos recibido, la consccuencia fue que sa pobre gente tenia que sufrir durante Ia noche todos los horrores de la asfixia para evitar los miasmas pestilentes que emanaban de las aguas servidas estancadas y de las letrinas, ubjeadas dircctamente bajo las ventanas. Un mé- ico que tuvo la oportunidad de visitar esas casuchas, por iiltimo, hizo conocer sus quejas a nuestro comité. Se expresé de la manera més amarga sobre las condiciones de esas prosuntas viviendas y manifest6 sus temores res- pecto a las graves consecuencias que podrian sobrevenir, si no se adoptan algunas medidas sanitarias. Aproximada- ‘mente hace un afio el p. p. (pramissis prarmittendis = anteponiendo los titalos que le correspondan] Jay se comprometié a destinar una casa para que, al declararse enfermedades infecciosas, se aislara inmediatamente a aque- los de sus obteros afectados por el mal. Reiterd esa pro- 19° sbidem, p. 165. * En la 4° edicién: -2" 830 ‘mesa a fines de julio, pero nunca hizo absolutamente nada para cumplitla, pese’a que desde esa fecha se registraron Varios casos de viruela, dos de ellos fatales. El 9 de setiem- bre el doctor Kelson me comunieé que se habian verificado nuevos casos de viruela en las mismas casuchas y cali de horrendas las condiciones imperantes en ellas. Para informacién de usted” (del ministro) “debo afiadir que nuestra parroquia posee una casa aislada, la llamada Casa de la Peste, donde se asiste a los miembros de la parroquia atacados por enfermedades infecciosas. Desde hace meses Ia casa esté colmada de pacientes. En una familia murieron cinco nifios de viruela y fiebre. Del 19 de abril al 1° de setiembre de este aiio se registraron no menos de 10 casos fatales de viruela; 4 de ellos en las casuchas mencionadas, que son el foco de la peste. No es posible indicar el néimero de los casos de enfermedad, ya que las familias afectadas los ocultan lo més posible”.*** Los obreros en las minas de carbén y otras figuran entre las categorias mejor pagas de la clase obsera brité- nica* A qué precio compran su salario, es un punto que ‘ya fue expuesto en un lugar anterior." Lancemos aqui una répida ojeada sobre las condiciones habitacionales en que viven, El explotador de la mina, por regla general, ya sca propictario 0 arrendatario de la misma, hace construir tuna serie de cottages {chozas] para sus operarios. Estos reciben tanto la cottage como carbin para calefaccién “gratuitamente”, es decir, una y otro constituyen una par- 134 [biden p. 18, nota, El inspector de bensficencia, de Is Chapel-en-le-Frith-Union informa al Regisrar-General_ (direcior {del Registro Civil "En Doveboles se ha practicado una serie de Dequelias excavaciones en una gran colina de cenizas de cal. Estas Cuevas sirven de vivienda a 10s terraplenadores y otros obreros ‘ocupados en la construccién de vias férreas. Las cuevas son estre- ‘has, humedas,carecen de salida para las aguas servidas y de letri- ‘nas. Estan privadas de todo medio de ventilacién, salvo un agujero {través de la boveda, usado al mismo tiempo como chimenea. La Yirucla, causa estragos ya ha ocasionado varios casos fatales” (entre los trogloditas). (Pbidem, nota 2.) ‘i2"La nota ineluida al final de Ia seccién cuarta” se refiere principelmente s os obreros de las minas de carbon. Acerca de Fs condiciones, aun peores, en Jas minas de metales, cfr. el com clenzndo informe de la Royal Commission de. 1864. + Bn la # edi 3: “del proletariado briténico” "ease en volumen 2, nota 321. 831 te del salario suministrada in natura (en especies]. Aque- Iios a tos que no se puede hospedar de esta manera, perci- ben a modo de compensacién Ia suma de £ 4 anuales. Los distrtos mineros atraen répidamente una gran poblacién, compuesta de la poblacién minera misma y de artesa- nos, tenderos, ete., que se aglomeran en torno de aquélla. Como en todos lados donde es considerable Ia densidad de poblacién, la renta del suelo es alta aqui. Por eso el em- presario minero procura apifiar alrededor de la bocamina, en el espacio mas estrecho posible, exactamente la canti- dad de cottages que se requiera para enlatar a sus operarios y familias. Cuando en las cercanias se abren nuevas mi- inas o vuelven a explotarse otras antiguas, aumenta el haci- namiento. En la construccién de cottages rige un solo criterio: el “renunciamiento” del capitalista a todo des- embolso de efectivo que no sea absolutamente inevitable. “Las viviendas de los mineros y de otros obreros vinculs- dos a las minas de Northumberland y Durham”, dice el doctor Julian Hunter, “son quizés, promedialmente, 1o peor y mas caro que Inglaterra ofrece en gran escala’ en este englén, si se exceptian distrtos similares en Monmouth- shire. [...J] La pésima calidad consiste en el elevado mimero de personas por habitacién, en las pequefias dimen- siones de! predio donde se ha arrojado una gran cantidad de casas, en Ia carencia de agua y la inexistencia de letrinas y en el método, que suele aplicarse, de construir una casa sobre la otra o de distribuirlas en flats (apartamentos]” (de manera que las diversas cottages formen pisos ubicados verticalmente unos encima de otros)... “El empresario trata a toda la colonia como si ésta slo acampara en el sitio, en vez de residir en é.”"* “Siguiendo las instruc- ciones”, dice el doctor Stevens, “visité la mayor parte de Jas grandes aldeas mineras de la Durham Union... Con my pocas excepciones, a todas se aplica la afirmacién de que se ha descuidado todo medio necesario para salva~ guardar Ja salud de los pobladores. Todos los mineros estén vinculados” (“bound”, término que al igual que bondage {servidumbre] viene de la época de la servidumbre de la gleba) “por 12 meses al arrendatario (lessee) © pro- pictario de la mina. [.. .] Si los mineros expresan su des- contento © molestan de cualquier manera al capataz 93 Public Health, Seventh Report... pps 180, 182 832, (viewer), se pone una sefial o una observacién al lado de sus nombres en el cuaderno de vigilancia y, cuando Hoga el momento de renovarles el contrato, quedan en la calle... Me parece que ninguna modalidad del_ truck system (sistema de pago con bonos} puede ser peor que la que impera en esos distritos densamente poblados. El obrero se ve obligado a recibir, como parte de su salario, tuna casa rodeada de emanaciones pestilentes. No puede ayudarse a si mismo. A todos los efectos es un siervo he is to all intents and purposes « serf), y es dudoso que alguien pueda ayudarlo, salvo su propictario, pero éste pide consejo ante todo a su balance y el resultado ¢s pr ticamente infalible. E] obrero también recibe del propic- tario su suministro de agua. Sea buena o mala, se le proporcione 0 no, tiene que pagar por ella, o mejor dicho tolerar que se Ia descuenten del salario.” En el conflicto con la “opinién péblica”, o también con la politica sanitaria, el capital no se avergiienza en absoluto de ‘justificar” las condiciones en parte peligrosas, cn parte degradantes que inflige a la funcién y a la vida doméstica del obrero. Aduce que esas condiciones son rnecesarias para explotarlo mds lucrativarente. As‘ 10 hace cuando renuncia a instalar aparatos protectores contra la maguinaria peligrosa en las fabricas, medios de ventilacién y dispositivos de seguridad en las minas, etc, Ast lo hace, én este caso, con la vivienda de los mineros. “A modo de disculpa”, dice el funcionario médico del Privy Council, el doctor Simon, en su informe oficial, “a modo de dis- culpa por as sérdidas condiciones de’ ta vivienda [...] se aduce que habitualmente las minas se explotan bajo arriendo; que la duracién del contrato de arrendamiento (que en las minas de carbén es por lo general de 21 aiios) es demasiado breve como para que al arrendatario, de la ‘mina le valga la pena proporcionar buenas viviendas a la poblacién obrera y a {os artesanos, etc.,atrafdos por la explotacion; que aun si él mismo tuviera la intencién de conducitse liberalmente en ese aspecto, 1a misma se verfa frustrada por el propietario del suelo. Este, en efecto, tonderia a exigir inmediatamente una renta suplementaria exorbitante a cambio del privilegio de erigir, sobre la superficie, una aldea decente y confortable destinada a los 386 Tbidem, pp. 515, 517. 833 obreros de la propiedad subterrénea. Este precio prohibi- tivo, cuando no la prohibicién lisa y lana, atemorizaria asimismo a otros, que si no fuera por ello estarian dis- puestos a edificar ... No es mi deseo continuar examinan- do el valor de esta disculpa, ni investigar tampoco sobre quién recaeria, en iltima instancia, el gasto adicional que se efectuara para edificar [...] viviendas decentes: si so- bre el duefto del suelo, el arrendatario de minas, los obreros © el piblico ... Pero’ en vista de hechos tan bochornosos ‘como Jos que ponen al descubierto los informes adjuntos” (los de tos doctores Hunter, Stevens, etc.), “resulta claro que hay que aplicar un remedio... Los titulos de la pro- Piedad del suelo se usan, de esta manera, para perpetrar tuna gran injusticia pailica. En su calidad de propietario de ‘mins, el duefio de la tierra invita a una colonia industrial a que trabaje en la finca de él, y luego, en su calidad de propietario de la superficie del suelo, impide a los obreros que ha congregado que encuentren las viviendas adecuadas indispensables para sus vidas. Al arrendatario de minas” (cl explotador capitalista) “no le interesa, desde el punto de vista pecuniario, oponerse a esa divisién del negocio, ya que sabe bien que aunque estas tltimas pretensiones Sean exorbitantes, las consecuencias no recaerdn sobre él; sabe asimismo que los obreros, sobre los que si recaen, no estén suficiemtemente educados como para conocer sus derechos sanitarios, y que ni la vivienda ms promiscua ni el agua potable més corrompida serén motivo especial * de una strike (huelga).” 4) Efecto de las criss sobre el sector mejor remunerado ‘de In clase obrera Antes que pasemos a los obreros agricolas propia- mente dichos, otro ejemplo nos mostraré cOmo las crisis afectan incluso al sector mejor remunerado de la clase obrera, a su aristocracia, Se recordar que el aio 1857 trajo consigo una de las grandes crisis con las que invaria- 198 bidem, p. 16. * En Ia 4° edicién: “Serén jamés motivo” en vez de “serdn motivo especial”) 834 blemente se cierra el ciclo industrial. El plazo siguiente expiré en 1866. Anticipada ya en los distritos fal propiamente dichos por la escasez de algodén, la que desplaz6 mucho capital de las esferas de inversi6n habitua- les a las grandes sedes centrales del mercado dineratio, Ja crisis adopté en esta ocasién un cardcter predominante- ‘mente financiero, Su desencadenamiento, en mayo de 1866, estuvo sefialado por la bancarrota de un gigantesco banco Jondinense, seguida inmediatamente por Ja ruina de innu- merables ‘ociedades dedicadas a los tejemanejes en el campo de las finanzas. Uno de los grandes ramos indus- triales londinenses castigados por la catastrofe fue el de Ja construccién de barcos de hierro. Durante el periodo de Jas transacciones fraudulentas, los magnates de este ramo rno s6lo se habjan lanzado a una sobreproduccién desme- dida, sino que ademés habian firmado enormes contratos de suministro, especulando con que las fuentes crediticias seguirian manando con la misma abundancia que antes ‘Actualmente se ha operado una reaccién aterradora que aun en la hora actual —fines de marzo de 1867— afecta a otras industrias londinenses."** Para caracterizar la situa- ci6n de los obreros reproduzcamos el siguiente pasaje, que tomamos de un detallado informe escrito por un corres- ponsal del Morning Star que visit6, a principios de enero* de 1867, as zonas més castigadas por la calamidad. “Al este de Londres, en los distritos de Poplar, Millwall, Green- “Los indigentes de Londres se mueren de hambre en ‘masa! (Wholesale starvation of the London Poor!)... Durante los ‘ltimos dias, en los muros de Londres se fijaon grandes carteles fen los que figuraba este extrago anuncio: «jBueyes gordos, hom- bres famélicos! Los bueyes gordos han abandonado sus palacios de cristal para it a cebar a ios ricos en sus. sumtuosas residencias, ‘mientras que los hombres hambrientos degeneran y mueren en sus . Los carteles con estas ominosas palabras son ‘constantemente renovados. No bien se arranca o tapa una partida ‘de carteles, reaparece un muevo Tote en el mismo lugar o en otro sitio similarmente pablico -.- Esto (...} recuerda los omina [malos Augurios] que preperaron ai pueblo francés para los acontecimien- tos de 1789... En este momento, mientras mueren de hambre y {fo obreros ingleses con sus mujeres e hijos, se invierten millones de dinero ingles, producto del trabajo inglés, en empréstitos rusos, ‘espafoles, fulianos y de otras nacionalidades extranjeras” (Ryn: ‘lds’ Newspaper, 20 de enero de 1867.) * Bn la 38 y 4¥ ediciones’ se suprime: 835 wich, Deptford, Limehouse y Canning Town, por lo me- nos 15.000 obreros y sus familias se encuentran en una situacién de miseria extrema; entre ellos, més de 3.000 ‘mecénicos diestros [...}. Sus fondos de reserva se han agotado Iuego de una paralizacién laboral de seis v ocho meses... Tuve que esforzarme mucho para llegar a la puerta del workhouse (hospicio] (de Poplar), pues Ia ase~ diaba una muchedumbre hambrienta. Esperaban_bonos para el pan, pero no habfa legado todavia la hora del reparto, El patio forma un gran cuadrado, con un alero que corre alrededor, a lo largo de los muros. Grandes montones de nieve cubrian los adoquines en el medio del patio. Habia alli ciertos espacios de dimensiones reducidas, cercados con mimbre como corrales de ovejas, en los que trabajan los hombres cuando el tiempo es més benigno. El dia que visité el asilo los corrales estaban tan llenos de nieve que nadie podia permanceor en ellos, Los hombres, sin embargo, protegidos bajo el alero, se ocupaban de macadamizar adoquines. Cada uno se sentaba en un gran adoquin y con un martillo pesado machacaba 1 granito, cubierto de hielo, hasta picar 5 bushels.* Con ello quedaba finalizada su labor diaria y se les daba 3 peniques” (2 silbergraschen y 6 pfennige) "y un bono para pan. En otra parte del patio habia una desvencijada casucha de madera Al abrir la puerta, encontramos que estaba lena de hom- bres, apifiados unos contra otros. para conservar el calor. Deshilachaban maromas y disputaban entre si acerea de cual de ellos podia trabajar mis con un minimo de comida, pues la resistencia era cl point d'honneur (punto de honra}. Sélo en este workhouse {....] recibfan socorros [...] 7.000 personas [....], entre ellas varios cientos que 6 u 8 meses tras ganaban los salarios méximos que se pagan en este pais a obreros calificados. Su niimero seria dos veces ma yor si no hubiera tantos que, pese a habérseles agotado totalmente sus reservas de dinero, rehiisan todavia recurrit a la parroguia micntras les quede cualquier cosa para empeiiar ... Dejando el workhouse, di una vuclta por las calles, en su mayor parte orilladas por casas de un piso, tan numerosas en Poplar. Mi guia era miembro de la comi- sin para los desocupados. [...] La primera casa en la que entramos era la de un obrero siderirgico, desocupado des- * 180 titros, aproximadamente 836 de hace 27 semanas. Encontré al hombre y a toda su fami- Jia en un cuarto interior, sentados. La pieza todavia no carecia totalmente de mucbles y cl hogar se hallaba encen- dido. Esto era necesario para preservar de la congelacién los pies descalzos de Jos més pequefios, porque el dia era gélido, En una bandeja, frente al fuego, habfa un mont6n de estopa que la mujer y los chicos deshilachaban a cam- bio del pan que les proporcionaba el workhouse. El hombre trabajaba en uno de los patios que acabamos de describir, por un bono de pan y 3 peniques diarios. Hacia unos instantes que habla regresado @ la casa para almorzar —muy hambriento, segin nos dijo con una sonrisa amar- ga— y su comida consistia en unas pocas rebanadas de pan, uuntadas con grasa, y una taza de té sin leche ... La puerta siguiente en la que golpeamos fue abierta por una mujer de edad mediana, quicn, sin pronunciar una palabra, nos hizo pasar a un cuartito interior donde se sentaba toda su familia, en silencio, con los ojos clavados en un fuego ‘mortecino, a punto’ de extinguirse. Era tal Ia desolacién, la desesperanza que envolvia a esa gente y a su cuartito que no deseo otra cosa que no contemplar jamais una escena semejante, «No han ganado nada, seftor>, dijo la mujer scfialando a los nifos, «nada en 26 semanas, y todo nuestro dinero se ha ido, todo el dinero que el padre y yo ahorra- ‘mos en ticmpos mejores, con la ilusién de tener una reserva cuando los negocios anduvieran mal. jMire!», grité cast fuera de si, mestrandonos una lbreta de ahorros con todas las anotaciones regulares de dinero colocado y retirado, de tal manera que pudimos comprobar c6mo su. pequetio caudal habia comenzado con el primer depésito de 5 che- lines, e6mo habla aumentado poco a poco hasta llegar alas £ 20 y cémo se habia desinflado de nuevo, pasando de libras a chelines, hasta que la titima anotacién hacia que la libreta tuviera el mismo valor que un pedazo de papel en blanco, Esta familia recibfadiariamente una misera comida del workhouse... Nuestra visita siguiente Tue a la mujer de un irlandés. Ei marido habia trabajado cn los astilleos. La encontramos enferma por falta de alimentacién, echada en un colehén, con sus vestidos pues- tos, apenas cubierta con un pedazo de alfombra, pues toda ta fopa de cama habia ido a parar a la casa de empenos. ‘Sus macilentos hijos la cuidaban, aunque parceian necesitar cllos los cuidados maternos. Diccinueve semanas de inacti- 837 vidad forzada la habfan reducido a ese estado, y mientras, ‘nos contaba la historia del amargo pasado, se lamentaba como si hubiera perdido toda esperanza en un futuro mejor... Cuando saliamos de la casa un hombre joven que corria hacia nosotros nos alcanz6, solicitindonos que fuéramos a su casa y viéramos si se podia hacer algo por 41, Una mujer joven, dos hermosos chicos, un montén de boletas de empefio ¥ una pieza totalmente vacia era todo Jo que tenia para shostrar.” 9" 137 “Ofrecemos aqui un extracto, tomado de un diario tory acerca de los padecimientos consecutivos a la crisis de 1866. No debe olvidarse que la parte oriental de Londres, que es de la que agui se trala, es la sede no sélo de los construciotes de barcos de incrro, ya_mencionadas en el texto del capitulo, sina también dde_una ‘sindustria domiciliarias invariablemente remunerada por ‘debajo. del mivimo. «Un espectéculo terrible puso apreciarse ayer fe una parte de la melropoll. Aunque Tos millares de desocupados Se! Bast End no. manifesiaron en masa con banderas negras, el torrente hummano fue asaz imponente. Permitasenos recordar Io que padece esta gente. Se estan muriendo de hambre. Este es el hecho Esctelo ¥ ternible. Hay 40,000 de ellos... {En nuestra presencia, fen un barrio de esta metrépoli maraviliosa, en la vecindad inm Gata de la més enorme acumulacion de rigUeza jamés Vista por el mundo, hay 40.000 personas desamparadas, muiéndose de ham- bre! Esoe millares itrumpen ahora en oltos barrios; esos hombres, ‘ue siempre han estado medio muertos de hambre, grtan su aflic ign en nuestros oidas, claman al cielo, nos cuentan de sts hogares abrumados por la miseria, de su imposibilidad de encontrar trabajo de la inwildad de mendigar. Los propios contsibuyentes locales, Obligados a pagar el impuesto de benelicencia, se ven empujados por las exigencias parroquiales al borde de la indigencias. (Stand. ‘rd, $ de abril de 1867.) Puesto que precisamente en los mome tos actuales esté de moda, entre los eapitalisias ingleses, pintar a Bel- sca como el paraiso del obrero porque en ella el despotismo de Ios lrades" unions y Tas leyes fabelles no atentan contra "la libertad de /abajo™. digarnos aqui un par de palabras sobre ta “elicidad™ del libre” obrero belga. al que sélo oprimen el clero, la aristocracia lerrateniente, la burguesa liberal y'la burocracia, pero no los trades tinions ni las leyes fabriles, jfaltaba mas! EI senor’ Duepétiaux, bbucna autoridad —hasta hace un tiempo, y no sé si todavia ahora, inspector general de las earceles belgas—, dice en sik Brdgets écouomignes des classes ouvrigres en Belgique: “Término. medio. luna familia obrera cuenta 4 hijo, 1os que sumados al padre ya Ia En Ia 3° y 49 ediciones eta nota figura en el texto; el segundo parrafo de la misma queda redaciado de Ta siguiente ma- pera “Puesto que entre los capitaistas ingleses esté de moda pintar 4 Belgica como el paraiso del obrero porgue en ella ni el despo- Tismo de los trades” unions ni las leyes fabriles atentan contra ela 838 ©) El proletariado agricola briténlco En ninguna otra parte el cardcter antagénico de la produccion y acumulacién capitalistas se pone de. mani- Ficsto mds brutalmente que en el progreso de la agricultura ‘madre dan, pues, 6 personas". De esas 6 personas 4 pueden estar ‘cupadas de manera tit, cuando ln enfermedad y factores similares fo interfieren. Bajo eslas circunstancias, las fuentes familiares de Fecursas, ef st rendimiento maximo, som Tas siguientes: El padre 300 jornadas a 1,56 francos Por afio: 468 francos La madre ee O88 now 267 EThijo mayor 0156 Dol tes f Ta hija mayor 08s 165 68 francos Los gastos anuales de ta familia y sus déficlt se elevarian, cen caso de que el obrero tuviera Ie alimentacin de un marinero de a armada, 1.428 francos; deficit: 760 francos soldado, SLAB ow 405 Presiiario, U2) eee ee libertad de trabajo» —o, 10 que es lo mismo, contra sla libertad el capitals, digamos aqui un par de palabras sobre la «felici- Gad» del obrero belga. Sin duda, nadie estaba mis profundamente iniciado en los misterios de esa felicidad que el difunto sefior Dy pétiaux, inspector general de las clrceles e institutos de beneficen- Si belgas y' miembro de la Comisiga General de Estadistica, de su pals. Consultemos su obra, Budgets deonomiques des classes ouvrié- ‘es en Belgique, Bruselas, 1835. Nos encontramos aqui, entre otras Cosas, con una familia normal ‘de obreros belgas, cuyor egresos © ingresos anuales —calculados segin datos muy precisos— Y cuyas condiciones alimentarias son comparadas luego con las de_ los Soldados, marineros dela armada ¥ presidiarios. La familia ese com pone de padre, madre" cuatYo.hijoss. De estas. seis personas, ‘Cust plieden estar ocupadas toda el afo de manera tls; 56 parte del supuesto de que’ «no hay entre ellos enfermos mi inca: Pacitados para trabajars y de que no se Fegisiran «gastos con fines Felighosos, morales e intelectuales, salvo una. sma muy exigua en oncepio de asientos en la iglesias, ni eaportes a cajas de ahorro fo jubilateriass, emt gastos de lujo t oltor gastos superfuoss, Con ‘odo, al-pade y al hijo mayor se les permite fumar e it Tos do- ‘mingos a la taberna, para To cual se Tes asigna nada menos que X86 "centimos semanaies. «De la combinacion total de los salarios otorsidos a los obreros por los diversos ramos de la industria, se dlesprende .. . que la media més clevada del jornal es Ia siguiente: 1,56 francos para los hombres, 89 céntimos para las mujeres, 56 céntimos para los muchachos ¥”55 para las muchachas. Calculados Sobre esta base, tow ingresos de la Tamilia ascenderian, como mi Nimo, 18 1.068 francos-anuales 2" 839 inglesa (la ganaderia ineluida) y el retroceso del obrero ‘agricola inglés. Antes de cxaminar la situacién actual de este ultimo, lancemos una breve mirada retrospectiva, La agricultura moderna data, en Inglaterra, de mediados del siglo xvi, por mas que sea muy anterior el trastocamiento En es familia que tomamos como modelo hemos hecho, con- fuir todas las Tuentes posibles ue recursos Pero. al asignarle ‘un salario's ta madre, privamos de su guia a ia administracion fami Sings gquign se ocupara de la casa, quign” hari Ta comida, lavara y zurcini fa ropa ete.) ;De qué manera se las arregla, entonces, fh tram mayors de los obreros. que no compran las mercancias a ppor mayor ni con descuentor de ningin tipo como. st lo hace Fr administracion ue ki earceles— de qué manera se las arregla pars vivir? Recurriendo a expedienies clo secreto solo el obvero Eoroce. reduciendo Ta racion diars, comiendo paca care © ni. stuns. haciendo otro tanto con la manteca y Tos condiimentos, apre Tujanda a su familia en una’ o dos piezas en las que muchachos YY muchuchas ducrmen juntos, a menudo en el mismo Jerson de ji. esanominando en Ta vestimenta, en Ia ropa blanca’ yen Jos {nticulos de" limpiees. renunctando. los espareimientosdomini is ele. Uns ver aleanzado exe limite extreme, el menor abmento dle precios en los medion dle subsistencia, etc, arroja a eslos obse- Fov'a In lista de los indigentes.”" En este “paraiso de Tos capita lista”. en efecto, jlu menor variacién en los precios de los cerecles “s acompariada ile una variaciin en ef niimero de las defunciones v los deliton! (Véuse: Manifest der Maatschappl}: De Vlamingen Eooruir, Bruselas. 1860, p. 12) Toda Bélgica cuenta 930,000 fami. Tins de las cuales, segiin la estadlstica ofteial: 90.000 ricos (elec: En la 38 y 4 ediciones esta frase dice asl: “En eve presu- pueyo familar que, tomamos como tipico hemos incluido todos Tos ineresos posibles dou BAY # ediciones aera "de 1s hlos menorest eee" Ta 3 y 42 ediciones, ef texto de este prrafo, hasta aqui ur antes de los cuadros precedentes. Se agrega, después de "ro" pa ele". la frase siguiente: "A los obreros, esie dilema. se. les Planiew de manera” cotidian En la 3° y 48 ediciones ef texto de este pirrafo, desde la NNamada'€ hasta aqui, es sustituido por el siguiente pusaje: "Como se ve. pocas familias obreras pueden procurarse no\ya Ta lim {icisn del marinero 0 del soldado, sino ni siguiera la del presi fio Termino medio. en Bela cada prisioner cost en 1847-1849 168 centavox por dis To que en comparaciin con los gastor diatios gue reprcety el vento de un oreo, stro ua, dierent de 3 centavon. Las conion de administracién y vigiluncia se compen: san. en Cambio, por ef hecho de que ef prisionero no pags alquiler alsuno Pero eémo ocurre. ehtonces. que Un gran Miimero, Pouriamos ‘ecir aye la gran mayorin de lov obreros. sive "en Sonulciones atin mis econsimicas? La heen. pera solo recurienks 840 de las relaciones de propiedad de la tierra del que y en el que se funda el modo de produccién modificado, Si tomamos los datos de Arthur Young —observador riguroso aunque pensador superficial— referentes al obrero agricola de 1771, veremos que éste desempefia un papel pobrisimo en comparacién con su predecesor de fines del siglo XIV, “cuando el trabajador [...] podia vivir en la abundancia y acumular riqueza","* para no hablar del siglo xv, “la edad de oro del trabajador inglés en la ciu- dad y el campo”. No necesitamos, sin embargo, remontar- nos tan atrés, En una obra de’ 1777, muy enjundiosa, Teemos: “El gran arrendatario se ha elevado casi al nivel del gentleman, mientras que el obrero rural pobre esté casi por el suelo, Su infortunada situacién se aprecia con ores) = 450.000 personas; 390.000* familias —gran parte de tas Cuales esta cayendo en el proletariado—pertenecen aa pequetia Clase media urbana y aldeans, = 1.950.000 personas; por ultimo, ‘450.000 familiag de trabajadotes, = 2.250.000 personas, entre las Cuales las familias modelo disfrutan de la felleidad pintada por ‘Duepétiaan. sDe las 450,000 familias obreras mas de 200.000 estén en la lisa de indigentes! ‘st James E. Th, Ropers (prof. of politcal economy in the University of Oxford), A History of Agriculuure and Prices in England, Oxford, 1866, vol. 1, p. 690. En los dos primeros tomos publicados, esta obra, fruto de tn trabajo concienzudo, comprende Snicamente el periodo que va de 1259'a 1400. El segundo tomo S6lo contiene. material estadistco, Es la primera history of prices inistorta “de los. precios) auléntica que. poseemos acerca de este periodo. a expedientes cayo secreto nadie conoce a excepcién det obrero, deSatendo: tn facién ri, comienJo pan Je centeno en vee de far de gos comendo poca creo. nngina, haciendo lo mismo Forfa mantece'y Tos condimenton, preujando au fara em unt dos piers en fa que murhachosymuchnshas Guermen union fnenudoen el mism ergon de pay, shorrando en in vesimen, En'a'tope blanca en fo arculos Ge hmpiza,renunciando Tos SSpurcientos dominates, une palshrn, engndndose Tes pe SEioncr mis penoss Uni ver aleanzado coe ime extemo. el trevor aumento tr el previo de Tov medor de subsiencia, una Wepension dl tribjo, tna enfermedad, acrecentan ia misera el Shiaro'y lo arruinan por complet. Las deodan se acum, 0 sei toncede mas redo, fos vets, Tos munbles mis nese Srna baci Te casa de empeton yy finsimeney i familia solita Stieripion en in Tits Se tndigenien iin D9 edkign: 190006" (Errata coregida por nosotros seqin las ediciones sien 390.000 31950000) 1 Duepllaas, of si, pe 18h, 154 185, 156 841

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