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Pint tate no nt don to de aprender sical, ne eri oy 1 esrb pas pripr de I car ea Bar one poy {naa os diets rambo qu real nas aren publics den plans de Snto Domingo en lento dea Cid Ck Mes ene oes pln gue ude selon, Un emia tl dela descrip andes ur aca x {set pric soc ctrl qos puso tried y Ro daca de maners danas porate con deo eda dc 1 propésto de enfocar la atenci6n en la interaccién escribano- lent cram cme cnocnicato sobre cng et, tu pup pn eee wet sonnet sch y coms contro compl tuacone pects een gen in {exe scale fut acorn oom prs corpo tex, nar formas y evi documentos cn sm pas pala x vid pe yp Foo pe Cutrura, BOONOMICA 16h 966165205 3 Escrbir en la placa Kana Escribir en la plaza Judith Kalman Fonvo ve Currura, ECONOMICA BSeACIOS PARA LA LECTURA, re cea eearee Escribir en la plaza Judith Kalman “Traduccion de Victoria Ana Schussheim Foxpo pe Curruna ooNoMica, de este proyecto, Odén defendi6 valientemente la fortaleza ‘mientras yo estaba fuera, cape6 los temporal y desde el p= ‘met momento me animé para que acometiera esta labor. Mis, his esperaron pacientemente mis retornos, y siempre vol- vieron a convertirme en su mama "Numerosos miembros de nuestras familias hicieron mis, rica nuestra vida, menos pesada nuestra carga. Gracias ‘mam, papa, Jan, Marcie, Ray, Vicky, Dan, Linda y todos los ddemés. Gracias también a mi suegra, Cuca, por recibirme cada ver que fui a la cindad de México, a Carlos de Buen Una por explicarme alguaos intringlis de a ley mexicana, Y muchas gracias a las De la Garza por convertieme en imiembro de su familia y leerme un futuro brillante en el fondo de mi taza de café. Sobre todo gracias a Yola, mi amiga de toda la vida, cuya presencia, apoyo y ayuda constantes alo largo de los aos jamais podré terminar de pagar. 1K 2% I, Intermediarios de la cultura escriti escritores callejeros y escribanos ‘Maria se paraba sobre un pie y después sobre el otro mientras csperaba que el hombyrecito de lentes sentado detrs de esri- trio terminara de teclear en su miquina. La bolsa de pistico del mandado, azul eon asasblancas le colgaba del brazo mien- tras la mano descansaba, rela, en el hombro de su acom: pafiante. Eché un vistazo a la plaza, observando la fla de es- ‘tors y viejas miquinas de escribir grises Pero no parecia ‘mpaciente, tan slo miraba a su alrededor mientras esperaba. El hombre de lentes le dio varios golpecitos seguidos a la palanca de retorno de st maquina de escribir, después tecled *Su seguro servidor” y le pregunté a su cliente cémo sella aba. Volvié a leer la carta que acababa de terminar y el dliente asentia con la cabeza mientras deletreaba su apellido ¥ direccién para que los escrbiera. El escribano lo hizo, repi- tendo cada palabra en vor alta para estar seguro de no 64 vocarse. Mientras las pronunciaba y escribia, se balanceaba tun poco en su sill, al ritmo de las tecas de su maquina. Se equivocé una sola vez, pero lo corrgié ficilmente haciendo gitar al rodilloy borrando la letra ertOnea, Después volvié a mover el rodillo ubies con precision el espacio indicado. Le dio un teclazo ala letra correcta, retrocedis y volvi6 a escri- bina sin dejar huella del error. Terminé de escribir el nom- bre ysacé el papel. El cliente coloeé cuidadosamente la hoja en un folder de cartulina y le entregé al escribano unos bi- letes arrugedos. Mientras se despedian de mano, Maria se adelant6y puso dos formularios sobre el escritorio, 2 oon Parecian formas oficiales. Desde donde yo estaba parada alcanzaba aver elescudo con el dguila posada sobre el nopal “devorando la serpiente.Escuché ala mujer explicar que tenia {que llenar Ios formularios para poder casarse. Sin preguntar tnis el escribano tomé uno y lo puso en la méquina de es cribir, Lo acomodé bien y empez6 a lenar los espacios en blanco, Le pregunté a la nueva cliente su nombre, direccién, fecha de nacimiento y demis, esribiéndolos linea tra lines. ‘Mientras él tcleaba las respuestas, a cliente miraba por en cima de su hombro, dletresndole nombres de personas I sgares, El registraba los datos en una linea y pasaba répida: mente ala siguiente, Cuando terminé de escribir la informa- ign de la novia continus con la del novio. ‘Solo se interrumpié una vez para preguntar la edad de la made del novio. Marfa y su companero no estaban muy 3e= gutos y empezaron a calcular. El escribano les ayud con las cuentas, Miné el lugar en el que acababa de escribir ls edad el novioy dij “Usted tiene 34” De inmediato Mart {que la madre de su compantero se habia casado alos 15 alos H eseribano dijo: “15 mis 34 da 49. Pongimosle 49.” Sus clientes asintieron. Me fascin la rapidez con la que el escri- bbano y sus clientes basaron su solucion en el supuesto de que el compafero de Maria habia nacido durante el primer aho ‘de matrimonio de la madre. ‘Marla siguié proporcionandole al escribano la informa- cién que necesitaba hasta que legaron al final de la pégina. Este sacé la hoja y Ie dio vuelta: haba un pérrafo y después ‘unos espacios, tro par de lineas de texto y unos cuantos es- pacios en blanco, Lens la primera serie de lineas y después Te informe a Maria que las siguientes se tenfan que llenar en registro civil cuando se casaran. ET hombre sac el pape de la méquina y lo puso junto ast sobre el escrtorio. Coloe6 la segunda hoja y empez6 a Tle 2» narla, Como mucha de a informacién que necesitaba era si- ilar a la que habia incluido en el primer formulario, avan- ‘aba répidamente mientras sus clientes esperaban, Lo miré «escribir enalando una linea con el dedo y después tecleando para proceder a sefialar otra, Tras unos minutos de trabajar asi stcé una regla y la us6 para no perderse, moviéndola hacia abajo de vez en cuando. Termin6 répidamente su tarea y entzey6 las formas alos clientes, quienes las revisaron, pa sgaron y se fueron. ara entonces ya habia legado un nuevo cliente y era st turno de acercarse al escritorio. Empez6 a explicar que nece- sitaba una carta. Yo me habia pasado la mayor parte del dia viendo a lo escribanos y sus clients, ydecidi que era hora de irme. Avancé por la angosta calle hasta la catedral, di ‘vuelta a la esquina y continué ms allt de la plaza mayor — 1 Zicalo— rumbo ala estacién del metro. Cuando me acer- ‘qué a la entrada y empecé a bajar la larga escalera pude sen- tirel are caliente y himedo, Caliente y nimedo. sas son las palabras que vienen a mi mente cuando pienso en la primera vez que vine a México. El avign aterri26 en el aeropuerto de Acapulco ya entrada la noche y baé las escalerillas para sumieme en la oscuridad, la ‘humedad y el calor, junto con una suave brsa del mar, Era el ano de 1970, A los 15 afos estaba iniciando mi travesa per- sonal hacia una cultura y un idioma que he legado a cono- ‘er tan intimamente que me atrevo a considerarls propios, (tras cosas que ocurrian en el mundo en 1970 iban a ser ‘ignificativas para mi, aunque, tal como me pasatia con el viaje mismo, no lo sabra sino hasta mucho después. En par- \iculas, el Programa Experimental de Alfabetizacién Mundial de la uNSco estaba en su cspide. La rama educativa de las Naciones Unidas incluso financié once programas piloto para erradicar el analfabetismo. Escogieron, para que fueran » los primeros en librarse de esa carencia, pafses como Tanza- nae Irn, México no ers uno de los clegios pero pode ha- berlo sido, Sin duda era el tipo de lugar que estaban bus- cando (Arnove y Graff, 1988; Bataille, 1976; Bhols, 1982). ‘AL igual que los paises mencionados, México se conside- taba un pais “en desarrollo’ para usar la jerga de la époce. En estas naciones, como en muchas otras del llamado tercer mun, habia seras desigualdades sociales y econdmicas que separaban abismalmente a los ricos de los desposeidos. Esto se hacia evidente por las mayorias que experimentaban po: breza generalizada, hambre, enfermedad, altas tasas de mor~ talidad infantil y condiciones insalubres de vida, en contraste com unos cuantos que levaban una vida cémoda y en ocasio- ns lujosa. Los economistas y politics de nivel internacional pensaban que el “progreso”, o mis precisamente la industria- Tizacién de acuerdo con el modelo occidental, era la solucién ‘para la desigualdad econémica y que a alfabetzacion era el primer paso necesario hacia la modernizaci6n (C, Anderson, 1965; Bowman y Anderson, 1963; Burnet, 1965; Jeffries, 1967).! Creian que el anafabetismo era algo muy parecido a tuna enfermedad, y que su erradicacién contribuiria de ma neta eficazal desartolo social yecondmico (Bataille, 1976). acon (949) pen pr Mert a ene opr ian ea ea ale ns ca eee eSirccidord ake dont nis cient Noronha dnc i kro pre {ip monn ip rie cacti ere En 1970, sélo 9.5%6 de la poblacin estudiantl de todo México iba ala secundaria, y apenas 2% estaba en la univer- sidad (Pravda, 1987), Aios mas tarde, convertida ya en una adulta que trabajaba y vivia en Mexico, habria de compartir cl mundo con muchas de esas personas, Algunas podrian haber sido mis vecinos, el plomero que vena & mi casa o la mujer que cuidaba a mis hijo asin pequetos Pero Tanzania, rin y México no etan los dnicos lugares que se debatian por entender las cuestiones dl alfabetismo y el analfabetismo, Porque 1970 fue el ato en el que el analfa- Detismo aparecié en la primera plana del New York Times. En una nota que reseiaba el articulo de David Harmon, "Ili teracy: An overview” [‘Analfabetismo: Un panorama”) la idea de que 8.3% de la poblacion de Estados Unidos podia ser analfabeta funcional resultaba tan impactante que apare- ié entre las noticias mds importantes del dia. Y la idea de {que esa cfta podia ser mucho ms ata, de que tal vez hasta 509% de los adultos mayores de 25 afios eran analfabetas fun- cionales, resultaba ain més alarmante. En 1970, el concepto de afabetizacion no era tan com- plejo come a finales de los atos noventa, No signficaba otra cosa que poder usa la lectura y la escritura para funcionar cen la sociedad. Ser afabeta funcional, nocién minima que implica tener capacidades no del todo fuidas (Levine, 986), se inculaba con una educacion hasta cuartoo quinto grado, Significaba poder leer materiales cotidianos como un perié= dco, el manual de un auto o una solicitud de empleo. Ahora Harmon les revelaba a sus lectores que muchas personas no eran lo bastante alfabetizadas para hacer eso. Yel Departa- mento de Educacién de Estados Unidos estaba de acuerdo ‘on sus célculos (Rosenthal, 1970) Hasta el momento en que Harmon publicé su artculo la alfabetzacion se daba por sentada en las sociedades indus- 3 trializadas, De pronto, naciones como México, rin y Estados Unidas, tan evidentemente distintas, parecfan tener un comin denominador:la cultura escrita no estaba distribuida de manera homogenea entre sus habitantes. Lacey (1965) se- falé que: 11 Departamento de Bauacén calcula que hay unos 27 millones de estadunidenses sults queen rela no pueden ler Casi todos ellos fsben femary tal ver delete un encsbezada, La mayors sn ol ‘mente trades de acuerdo com forma en gue definlamose anal ‘betmo, No pueden ler a etigueta dena medina. lena na so Tita denen. © exrbir an informe le as insucciones de two de un equip. Olas instruccones de seguridad en una brie. ‘an memerdndm del jefe. Ta ve hasta les ces abso er drscio ‘es pra poder rb como menses epurtidores. Desde ep no pede bar en una ois [p. 10] Las especulaciones de este tipo dan por supuesta una larga setie de incapacidades entre muchos adultos y cuestionan ‘bo es que tantas personas presuntamente incapaces de leer y escribir —inclusive materiales tan comunes como pe- riédicos o insteucciones—, pueden arreglérselas en un ‘mundo como el nuestro que depende tanto de la letra im presa, Las versiones de sentido comdin plantean que los anal- fabetas recién descubiertos no podrian conseguirlo. Por «ejemplo, Berle y Robinson (1988) consideraban que: Los efectos del alibtisme por mismo son sma impresionante enor generado por I permanente vuerbiiad del analiabets {que se uve eu mando en el eal tos eomprendeny actan Ie lab esctita mientras 6 pds, I fla de contol que sie fulguierperona que debe depended los dems ents lo estos des vida. 391) ‘Aunque el retrato que pintan Eberle y Robinson es muy con- ‘movedor se basa en supuestos. Leer y escribir son, sin duda, cosas importantes para moverse en el mundo, pero no son snecesariamente los tinios factores que determinan la vulne- rabilidad 0 el control sobre la propia vida. Hay otras razones, {que mis adelante resultarén evidentes, por las que no acepto Ia imagen del analfabetismo que dan Eberle y Robinson. Por cl momento, basta decir que pese a esa cifras abrumadoras Ia vida parece continuar. Ni los organismos gubernamenta- les ni las empresas privadas levarian a cabo una parte tan sgrande de su actividad por medio de formularios, encuestas Y cuestionarios si éstos no hubieran demostrado ser una ma- nneraeficiente de lograr sus fines, Si organismos y organiza- cian chicles o dulces. Me prestaban su periddico, y uno de los escribanos me escribié un poema como regalo de Navi dad. Yo espondia a la amabilidad de la gente con mis pro- pias anécdotas, relatos y fotos de mis hijos. En diferentes ‘momentos del trabajo de campo, mis hijos y mi marido fueron a Santo Domingo para conocer a los escribanos y a ‘otras personas de la plaza. Una vez que los esribanos terminaban de trabajar en un. documento, yo seguia a los clientes que se iban de la plaza. Los entrevsiaba alli mismo, porque si se retiraban hubiese sido imposible hablar con ellos. La gente se esforzaba por ayudarme, offeciéndome copias de sus documentos, din- dome sus borradores manuscrtos 0 permitiéndome fotoco- pialos. Solo en dos ocasiones los clientes parecieron re- rnuentes 0 con prisa, En ambos casos abrevie la entrevista. La mayor parte de la gente conversaba largamente conmigo, veces hasta una hora. Las entrevista eran abiertas, pero para faciitarlas usaba una pequeta gufa escrita en la tapa de mi ccuaderno, Las preguntas se centraban en torno a @ 1, Como habian entra dea paz, venan much shaban trabjado ates com eve sertbano en pric 2S train un borrador maser I itor el miso (lo ha bia esctt los mismoso algulen mis, por qué hablan prepara el Dorzadr,por qué queria que lo mecanogefata. 5. Straan pape membretado os hablan pedi cops, y para ve a carta. 4; habia tend dscepancas con ls escribanos, ules habia Sido as dierencias de opin y porque pensar ques abi sco de certs mara 5. Que excoaridad tenn y ue se ddicaban En el curso de nuestras charla informales entrevisé en va rias ocasiones a cada escribano. Muchas veces habia poco trabajo y con frecuencia mis conversaciones con los ellos du raban uina hora antes de que legaran clientes o que el meca- nografo decidiera ise a comer algo a comprar un peri6- dico, En el curso de esa pliticas sobre el cima, la contami nacion y la historia de Santo Domingo (Briggs, 1986), iba yo entretejiendo preguntas sobre cémo habian llegado a traba- jar ala plaza, qué implicaba sa trabajo y cémo habfan apren- ido a hacerlo, asi como sobre determinados clientes con los ‘que los habia cbservado. Aus DE108 patos Para poder comenvar el andlisis de las cintas, los materiales, cere atau ame cn cleampe,To primero toc qe hacer GA Uo bce deena eens EE amet teen di a ee “Transcrib las iteracciones entre los eseibanos y sus clien- tes, asf como Las entrevista con ellos. En algunos casos la ‘conversacién con los mecandgrafos acerca de su trabajo es- taba intercalada con largas piticas sobre el tiempo, la conta- rminacion, los hijs, la vacaciones y el precio de ls frutas y las verduras, Me tomeé la libertad de suprimir lo que me pa- recfa se desviaba del tema por demasiado tiempo. A partir de mis notas, grabaciones, entrevistas y de los documentos re- copilados, desarollé una descripcién detallada de cada inte racci6n escribano-cliente. El objeto de esos retratos escritos a, primero, caracterizar cada encuentro y, segundo, incluir ls sgnifieados que las interacciones ylos documentos espe- cificos tenfan para los atores involucrados. ‘Transcribir es un intento de recrear un acto oral de habla, y tiene como propésito crear un texto legible de acuerdo con. Jos criterios culturales e histricos implictos en cada una de Jas situaciones (Fabian, 1993). En este sentido toda trans- cripcin es una reconstruccién de un intercambio oral y las intervenciones que se escogen para st representacin for- rman parte de un proceso analtic. Para elegir la caracteris- ticas que queria destacar y como representar los aspectos de Ja comunicacién verbal que el sistema de escritura no suele tomar en cuenta, revisé varios estudios contempordncos sobre el habla, El Apéndice A es una lista de simbolos de transcripcién ‘asada en varios estados actuaes de habla (Goodwin, 1990; Gumperz, 1990; Ochs, 1979; Sacks, Schegloff y Jefferson, 1974; Saville-Trike, 1982). Ademés de tomar en cuenta los rasgos de las conversaci. res, consideré tambign las caracteristicas socioculturales del habla Sin embargo (es deci, suena come si feracruz, habla ‘norma cults’ “norma popular” 0 “norma rural Valdés, 1988). Las diferencias de promuncia- cin estin indicadas por la representacién ortogréfica con- vencional (por ejemplo: “acectes” por “sceptes”), ‘En la plaza recopilé datos sobre una variedad de eventos de la lengua escrita que Anderson, Teale y Estrada (1980) definen como cualquier secuencia de aeciones que involucra a una © nds personas y en la cual desempefia un papel la produccién ylo comprensién de a letra impress” (p.58)- Heath (1986). re Firiendose a Cook-Gamper: (1977), aad quelos eventos de 1a lengua eseritaincluyen el habla que rodea al lenguaje es- crito, "uso que nigga, extiende o hace aun lado ol material es trito™ Adems de Is interacciones entre ls esribanos y us “lentes, observé a los primeros leyendo el peridico, a gente tomando notas, haciendo recibos, mirandocatilogos y demas, asi como hablando con otros acerca de estos usos dela letra {y luesritura. Steet (19934) senal6 que el concepto de evento 2 veces sé limita slo a conductas; no obstante, es importante tomar en cuenta la distincion de Barton (1991) entre evento de lengua escritay prictica de lengua excita “Los eventos de Tengua escrta —escribié— son las actividades especificas en fas cuales Ia lengua escrta desempena un papel central, mientras que las prcticas de lengua escrita “son las formas culturalesgenerales de emplear la lengua escrite que la gente pone en juego en an evento de lengua escrta”(p. 5) El lec tor debe recordar que previamente se defini6 a la prctica como capaz de abarcar junto a las actividades como a los teonceptos que la gente tiene acerca de éstas. Enel contexto ‘de este libro, tanto la prictica de lengua escrita como el tevento de lengua escita son herramientas conceptuales que n incuyen nossariamene la lectura yf exritora que rea lz agente que pens sobre a ectara ya estitra 7 Ise goin ct en rm eet ps ni ‘Al utc evento de lengua cist (6, epee rene el evento documenta) come uniad sca de and Sisto que cansttye el punto departida nace grupo Ge pariipanten nds que los individuos ous produciones stan sn rns imprint ie CTeontext es vito como un proces, constr por lor par. tipatesa rvs dl interscion ogo, halesquea tetiudes qe pongano no de manifesto durante ets tventos se reaconan dietemente con To apropiad des puesta cn pric en cx stuacon en particular De manera Siilatel que sean sprpiads ets determina poo gue trcede'durtte la intacion (Gumpert, 1982), Bloome (1553 seals qu “.simpre qu a gente participa en un evento de letra esblece lucones sce con ls dems personas presente. ak reacones 50 lal que establecen pueden ncuela defnicion de grupo, la signs clin de identidades scale jeraguls uno imo als dems, luvinculacin del evento de lectus on otos events ya dtebacin : No, ommbr, no le hace que vay su nombre de ustedes (EA y JN) que a acer los dems ofcis va sere ef sel que vaso

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