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Alejandro Galind& x0 de 1906, en Monterrey, Nuevo Leén, nacié Héctor Ale- jandro Galindo Amezcua,™ el director cinematografico mexicano hasta hoy reconociclo como uno de los cineastas que ha sabido llevar ala pantalla los tipos y ambientes de los barrios de la ciudad. Galindo pertenecié a la pequena burguesia afectada por la Revolucién, Asilo demuestra el que su padre, abogado al servicio de la casa Madero, haya tenido que dejar su tierra natal debido a los problemas entre la familia de Jos Madera y la del general Bernardo Reyes. Huérfano de padre a los seis anos, enfrento, junto con su madre y her- manos, experiencias que sin duda alguna influirian después en su queha: cer cinematografico, Su madre consiguid, gracias a la intervencién de Made. to, un puesto de ecénama en el Hospital General, Durante el huertismo, la familia Galindo trabaj6 en los comedores escolares. 1 medio de la inestabilidad reinante, mientras hacian tortas para dis tribuirlas en esos comedores, y asistiendo a escuelas de gobierno, el nifio Alejandro Galindo transcurrié su niftez yéndose de pinta al cine. Era la época de las peliculas de episodios, llamadas serials, en las que Pearl White impresionaba a aquel chico que a los trece afos decidié ‘ue “queria hacer cine”. Por esa razon empezé a faltar a la escuela y a visitar los estudios del encances cine mudo mexicano. Sus primeras experiencias las adquiri6 en los estudios México Films, de German Camus, al lado de perso: nas como Emesto Vollrath, Enrique y Ezequiel Carrasco, artfices todos ellos del incipiente cine mudo, Enire las exigencias que en ese tiempo debia cumplir cualquier mucha- cho de clase media, estaba en primerisimo lugar la de seguir una carrera Universitaria. Galindo, mas interesado en el cine, se inscribe en la que pare- ce ser la més corta, la de odontologia. Sin embargo, el intento se convierte en un [racaso y el muchacho, préximo a cumplir veinte afos, decide mar. charse a la “Meca del cine’ Indudablemente, las experiencias y el aprendizaje en Hollywood fueron también fundamentales en su desarrolio posterior, de la misma manera que to fueron para todos los directores, actores, fotdgrafos, técnicos de sonido, etcétera, que se incorporaron después al cine mexicano de los afos trein: tay cuarenta, a pesar de sus diferentes nacionalidades, Los hermanos Rodriguez, Alex Phillips, Antonio Moreno, Chano Urueta, Raphael J. Sevilla, Guillermo Calles, Ramon Pereda, Rail de Anda, Andrea Palma, Roberto Gavaldon y el propio Galindo sélo son parte de una larga lista de personas que, habiendo adquirido experiencia en el cine estadoun dense del decenio de los veinte, mas tarde ingresé al cine nacional Como alguna vez sefalé Emilio Garcia Riera, “prefirieron ser cabeza de raton, que cola de leén’,* o porque verdaderamente desearon poner al servicio del cine artesanal mexicano sus experiencias y conacimientos, (0 mas precisamente, porque las circunstancias de la transicién del mudo. al sonore los obligaron, Lo importante es que Galindo, como todos los antes mencionados, desempeno en los estudios estadounidenses diversos oficios. Por interven: cisn de su hermano Marco Aurelio, ala sazon critico de cine, habia obtenido luna recomendacién de los gerentes de las casas distribuidoras hollywooden- ses para empezar a trabajar en los estudios californianos. Y precisamente porque, seguin sus propias palabras, quedé muy apantallado viendo a Cecil B. de Mille dirigir Rey de reyes (1927) no pudo sino empezar barriendo y tra: peando en los laboratories fotograficos de la wea (Metro Goldwyn Mayer) ALEJANDRO GALINDO, UN ALMA REBELDE EH EL CINE MEXICANO: su primera posibilidad de ascenso se la dio su origen latino, ya que gra- cas a sus conocimientos de espaftol, puco despues cotejar los textos de titulos en los filmes dedicados al mercado de habla hispana Los secretos de la ediciOn, fundamentales para todo director de cine, Jos adquirlé como uno de los ayudantes del editor de la Metro, pero tambien fenel Otis Art Institute y en el Hollywood Institute of Script Writing and Pho- toplay, en los cuales estudio construccién dramatica y narrativa para com: plementar lo que aprendia en los estudios. Adernés, se aplicé también a estudiar teatro y actuacién. Cuando se empezaron a dar los primeros ensayos para el cine sonor ruevamente sus conocimientas del castellano lo salvaron. Lo que luego se conocié come cine “hispano” requirié de mucha gence para que hiciera los, uiones en espaol, lo cual le abrid la posibilidad de ingresar a la Colum bia Pictures. Para ese entonces, el joven Alejandro Galindo empieza a cobrar cabal tonciencia del cine como fenémeno social, como medio no solo para con- mover al espectador, sino para manipularlo, para infltrar ideologias y para esterrar otras, De todas estas observaciones partiran sus intentos de hacer un cine “con mensaje”, centativas que podemos ver incluso en sus filmes mas recientes, entre ellos Et color de nuestra piel (1982) 0 Lazaro Cardenas (1985) Mucho antes de que tuviera la posibilidad de emplear al cine “como tun medio de ensenanza que despierte en los individuos inguietudes de orden espiritual”, Galindo tuvo que enfrentar la crisis econdmica de 1929 Perdié su trabajo coma escritor en la Columbia Pictures, de la risma for- ima que muchos de sus colegas, y mas por necesidad que por deseo tuvo que regresar a México. Contrataco por la compania Empire Productions Co., que finalmente no fue sino un fantasma de los muchos que aparecian en el cine mexicano de la €poca, Galindo empez6 a trabajar en la radio. Es el decenio de fos treinta En México se ha iniciado el cine sonoro y Galindo recibe, despues de haber hecho algunos documentales, su primera oportunidad como argumentista y adaptador. La isla maldita (1934, Boris Maicon), fue una de sus primeras experiencias antes de debutar como director. los Como adaptador para El bau! macabro (1936, Miguel Zacarias), coma encargado de los didlogos adicionales de Ave sin rumbo (1937, Roberto (©'Quigley), inclusive como actor en jBsas hombres! (1936, Rolando Agullar, Galindo avanzé en su aprendizaje hasta que en 1937 dirige su primera cinta, Almas rebeldes, De ésa, a la que hice inmediatamente después ~se reflere a Refigiados en Madrid (1958)-, hubo una enorme diferencia.” Efectivamente, a partir de ese momento se inicid una de las mas brillantes carreras en el cine de México, Una carrera que para 1945, con Campedn sin corona, mostraba ya los signos de una madurez que en el periodo 1945-1955 habria de proporcio. nar algunos de los titulos mas importantes de la filmografia nacional, Si bien, como antes apuntamos, Galindo realizé la mayor parte de su ini cial aprendizaje en el cine estadounidense, su carrera, desde sus incursio- nes en terrenos ajenos a la direccién, se desenvolvi6 en México, De esas pri meras participaciones del director en el cine mexicano quedan hoy muy ocos testimonies; en muchos casos, ésios se reducen por desgracia ala bibliogratia a ista maldtta (1934, Boris Maicon), la primera pelicula en la que Ga. lindo debuta formalmente como argumentista y adapiador, versa sobre presidiarios, aventureros y tesoros eclesiasticos del siglo xvii, segtin sinop- sis de Garcia Riera.* Cabe anotar que en dicho filme aparece por primera vez en los créditos el nombre del director junto con otro que seria decisiva cen su carrera, Raul de Anda, Ese mismo afo en el que Galindo debutaba como argumentista y adap- tador, lo hizo también un realizador con quien (uvo sus siguientes parti paciones. Miguel Zacarias, que habia dirigido Payasadas de la vida (1934), luego realizé £1 bail macabro (1956) en la cual Galindo particips coma adaptador y como encargado de las didlogos adicionales. De esa colabora- ‘i6n surgié probablemente la vehemente admiracién hacia Zacarias, a quien Galindo atribuye los calificativos de “poeta y sohador” por haber interve- nido en la primera versién de Sobre las olas (1932, Raphael J. Sevilla) ® La excesiva importancia concedida a Zacarias y sus filmes dejan en: trever dos cosas: la primera puede ser un natural reconocimiento por las oportunidades recibidas; la segunda entrafa una curiosa contradiccién. En el mismo texto y con la misma fuerza con que alaba a Zacarias, de ascendencia drabe, Galindo lamenta en forma 4cida la intervencién de los refugiados espanoles en el cine mexicano y critica en forma poco amable al ruso Arcady Boytler™ Es de suponer que sus corrosivas opiniones, asi como la realizacion de una cinta como Refugiados en Madrid (1938), reflejan ese debate que por entonces se daba en México. La pelicula, defensora del derecho de asi- [oy contextualizada en el inicio de la Guerra Civil espafola, denota aquella simpatia con que todo el régimen cardenista apoyaba a los republicanos, Pero, por otro lado, y sobre todo a partir de fa legada de los exiliados, se desaté una fuerte campafa por parte de quienes no estaban de acuerdo con recibitlos. Es posible que, contaglado por esas opiniones, Galindo tam. bién haya llegado a deplorar la presencia de aquellos inmigranes, entre los cuales, junto con elementos valiosisimos, llegaron otros que no pasarian de ser simples destajistas del celuloide. Por fo pronto y volviendo a sus antecedentes, anotemos que antes de debutar como director, Galindo “actus” en isos hombres! (1956, Rolando Aguilan), y se encargo de los didlogos adicionales en Ave sin rumbo (1937, Roberto O'Quigley), La primera, en la que Galindo se concreté a lucir su habilidad “para mover las orejas” ** fue un filme que, pretendiendo ser un, Gesagravio ante la condicién de la heroina, una divorciada, no hizo sino reafirmar la idea que la moral de la época propugnaba para esta clase de personajes del cine mexicano: estaban condenadas a la prostitucidn o a la soledad., A ese primer cine de prostitutas redimibles pertenecid también Ave sin rumbo, en la cual, Andrea Palma capitalizaba el éxito obtenido con La mujer del puerto (1953, Arcady Boyt) De todo ese primer cine en el que participé Galindo nada hay excepcio- ralmente rescatable como no sea el hecho de que pertenecid a lo que algu bine Calne Arturo de Cony Abia Lar shee de Rc ge Nos autores llaman “cine artesanal” y que se caractetizé6 no s6lo por su fal- ‘a de recursos de todo tipo, sino también por pertenecer a ese periodo en el cual el cine mexicano buscaba constituirse en industria, En esa biisqueda de los afios treinta, que logr6 aprovechar la coyun- tura del inicio de la sonorizacién y el posterior fracaso del cine “hispano’ hollywoodense, Galindo inicié una de las carreras mas peculiares ¢ inte: 42 ALEJANDRO GALINDO, UN ALMA REBELDE EN EL CINE MEXICANO: ne mexicano Antecedentes AA ines de Cuando fs jos se van (1941, Juan Busillo Ore), e cine mex cano experiment’ a consolidacién de una de los temas mas caracters Ucos, duraderos y fructifers de su historia: la famiia Desde os aftostreinta se habian dado antecedentes que lamaban prin- cipalmente la atencién hacia la figura materna,atencién que después se desplaz6 a todo el ambito familiar duran los cuarenta y que desembocd en un cine sobre adolescentes en los cineuenta, ultimo rllejo de una preo cupacién que, pese sus variances, remitia an mismo punt la familia Este cine sobre las familias, epresertado por cintas como la ya men cionada Cuando los hos se van y La gallina clueea (1941, Fernando de Puen tes), La fartia Pérez (1948, Gilberto Martinez Solares), Cuando tos padres se quedan soios (1948, Juan Bustillo Oro), Azahares para tu boda (1950, Jun Soler. y por todas las que de una u otta forma se referian al tema tenian como caracteristicas fundamentales la aistorcida, el anacronismo de sus planteamientos y el elogio descarado;aparce de la sensibleria estan las valores pequefioburgueses sobre Ios que se funda la sociedad a la que ese cine ba diigo: la propiedad privada, la religiosidadhipécrta, el aucritarismo y el egoismo.® raven cueas Gr Junto a todos esos filmes antes citados, surge, en 1948, una cinta, Una familia de tantas, y su director es Alejandro Galindo. Mientras las peliculas del grupo anterior consideraban al hogar pater- no como el tinico lugar posible de realizacion de los individuos; la surni- sion y el dominio como Unicas formas de relacion de los hijos frente a los padres; la imposibilidad de ejercer una autonomia fisica 0 idealégica que contraviniera lo establecido por la autoridad paterna; la conformidad como ultima opcién; la certeza de un fracaso rotundo y doloroso para quienes se atrevieran a salir del cerco familiar, frente a todo este discurso se opone el que Galindo plantea en Una familia de tantas.” La cinta presenta una familia-tipo, concebida bajo el mismo patron antes descrito, sélo que en este caso asistimos a su derrumbe bajo el peso de sus ya insostenibles convenciones y consecuencia natural de los nue: vos vientos de industrializacién que exigian otra modelo de familia, Ante ln padre autoritario y retrégrado que se opone a cualquier sintoma de cambio en las relaciones intrafamiliares, surge una hija que, haciéndose eco del discurso de su novio (heraldo de la clase media pequeftoburguesa moderna y consciente de s{ misma), se rebela ante la injusticia y prepo- tencia institucionales; ante la madre fantasmagérica que sélo puede ser reconocida como tal en proporcidn directa a su capacidad de silencio y autohumillacién, se yergue una hija inconforme con sufrir el mismo des- tino y que aspira a una telacién mas justa y equilibrada con su pareja; junto a los hermanos pusilénimes, corresponsables de su desgracia por sumisos, aparece una hija que ejerce su derecho de autedeterminacién; al lado de las hijas que esperan en el gineceo familiar a que el padre les dé el visto bueno para casarse, y al lado de las que se resignan a ser soltera- rnas por cobardes,™ surge una hija que no s6lo se opone a casarse con el elegido por su padre, sino que se compromete con ef elegido por ella misma; frente a todos Jos hijos que se quedan enclaustrados en el templo familiar, temerosos de ver curmplida la maldicién de que fracasaran si se atreven a salir, Galindo presenta a una hija que decide marcharse sola “tear apse come et, nerd 9c Ma Lips Asses ee ode 980, in Es este discurso del director el que nos lleva a identificarla como el unico capaz de comprender la contradiccién aberrante entre ese cine y el discurso de la clase social que se autonombraba progresista y que hacia ‘eco de los discursos oficiales del desarrollo y Ia industrializacién. Nos per mite reconacer, al mismo tiempo, la dualidad de una clase que acepta la ne- cesidad de los cambios, pero que se asusta ante ellos Alejandro Galindo supo entender la farsa y denunciarla. En una época ten que la sociedad mexicana festinaba su supuesto avance hacia un esta dio superior de desarrollo, el cine nacional proponia un modelo de familia caduco, antifuncional, anacrénico, Por una parte, la clase media pequefio burguesa (que ha fincado su supervivencia en la clisica idea de que la familia es el pilar de la sociedad, la “célula social”) era reconocida como el sector pujance de la sociedad, la fuerza motriz del desarrollo, espejismo producido por el reflejo de los discursos gubernamentales. Por otro lado, esa misma sociedad producfa y consumia un cine que cera la mas firme apologia del orden establecido puesto que al referirse a la familia, a ese “pilar de la sociedad”, lo hacia considerdndola como un ente inamovible, imposible de modificar. A esta vision, Ayala Blanco agrega 1a familla como sagrada institucién esta ahi salvaguardada de todos los fembates del mundo exterior. Es el universo limpio y honesto: aparte. La fa- mila mexieana, monogémica, catlica y numerosa se mueve en situaciones ternamente anacrénicas. Poco importa que todo cambie alrededor y esa evo: lucion descalfique al pasado, La famnila en el cine mexicano tiene un tiempo exclusivo, al margen histérico Frente a ese panorama de discursos contrarios, Alejandro Galindo fue el primero y quizas el Unico en darse cuenta de que la familia sélo puede ser sostén de una sociedad en desarrollo a cambio de que se modifique junto con ella, El director pudo ver a la familia no tanto como insticucién, sino como el mecanismo promotor de ese desarrollo. De ahi la moderni dad de su discurso, que llevd a muchos a ver en Una famitia de tantas un ensayo llamado a la disolucién de la familia cuando en el fondo lo que hacia Ga- lindo era reforzar su papel como punto de partida para un verdadero avance social Este cineasta no confundid los términos. Frente a quienes relaciona: ban desarrollo social con mantenimiento férreo de una institucién fami- liar atrasada, él intuy que ese desarrollo llevaba implicita una evolucién de la familia hacia formas modernas de relacion dentro y fuera de ella, Frente a quienes se horrorizaban ante la idea de que cualquier cambio en la familia era sindnimo de crisis social, Galindo entendié que tales crisis no existian, que la familla se modifica, se transforma, se hace flexible, pero no se destruye ni desaparece, Al menos no era ésa la idea que en aquel momento el realizador tenia sobre los cambios en la familia.” Prueba cantundence de lo anterior es que Galindo no veia la transfor: macién como una crisis, sino como una necesidad, En Una famifia de tan- tas, ésta radica en el hecho de que Maru, protagonista de la historia, se marcha del hogar para casarse y formar una familia, una familia distinea quizds al modelo denunciado, pero familia al fin En realidad, nadie estaba mas alejado de querer destruir a la familia que Alejandro Galindo, En Una familia de tantas y en otras de sus pelicu- las anteriores y posteriores, encontramos la huella de su pertenencia al ‘grupo de directores que la defendian y sostenian como la base social, La diferencia estriba en la forma de su discurso con respecto al de sus colegas. Poco importa que don Rodrigo Cataito (personaje interpretado por Fernando Soler en el filme) sea un reaccionarlo que muestre su conserva- durismo al oponerse a cualquier variacién: “La fiel observancia de las bue- rnas costumbres forma la moral de las personas” y “la virtud es fruto del sacrificio” son frases que emplea cuando se refiere a su familia, a ese feu: do del que es duefio absoluto, de blenes y de vidas. Se opone también a los aumentos salariales y a cambiar “los sistemas contables que no han fallado desde hace treinta y cuatro afios", lo cual refuerza la tesis de que para personajes como él los cambios representan una amenaza. ‘Tampoco importa que Roberto del Hierro sea ese agente externo, sim: bolo de la nueva clase media dinamica y admiradora del american way of fe, que llega a romper con las vetusteces ideolégicas porfirianas que pre- dominan en la familia Catafio y que Galindo satiriza, en el colmo de la iro: nia, cuando pone al muchacho a limpiar con la aspiradora, el polvo de los retratos de Porfirio Diaz y del propio Cataho Lo verdaderamente importante es que de la confluencia de esas dos fuerzas en pugna surge un nuevo personaje, Maru, que después de los fra- ‘casos de sus hermanos tiene la gran responsabilidad de demostrar a todas yasi misma que es posible vencer una resistencia feroz como la de su padre sin terminar aniquilada fisica o moralmente (como Estela y Héctor respectivamente), ‘Maru es un personaje surgida del enfrentamiento de esas fuerzas, pero que sin duda alguna es una especie de aleacién: en ella se rednen amas, pero, a la vez, ella es diferente. Porque Maru decide irse de su casa, pero hasta el ultimo momento espera la conformidad de su padre; se rebela ante la surision de su mama, pero nunca concibe para si misma otro papel que no sea el de esposa-madre; se marcha del hogar con la seguridad de que vaa formar otro, el suyo, porque pese a que deplora el poder dictatorial de su padre y el opresivo vinculo familiar con el que vive, jamés tiene una frase lapidaria para la institucion de la que ha sido victima Fue una verdadera lastima que Ja pelicula no tuviera una continua: cion, después de la boda de Maru, que nos permitiera comprobar esa re furcionatizacién de las viejas normas, las de don Rodrigo, con las nuevas, las de Roberto, que apenas visiumbramos en los didlogos, pero que no tene- mos la oportunidad de presencia. De cualquier forma, la tesis estaba planveada y la propuesta hecha: la transformacién de la familia es indispensable, porque debe adecuarse a los cambios sociales; su permanencia como institucidn y la propia sobre- Vivencia de las sociedades de las que es base, dependen de su flexibilidad y permeabilidad; los peligros de una supuesta crisis que la destruye no ra- dican en los cambios a los que se le somete, sino en la resistencia que @ ellos oftezca.* Por increible que parezca, estas tesis que descubrimos en Una famitia de tantas, prueba de una preocupacién por la familia que Galindo compartia con sus colegas, pero que él planteaba de diferente manera, no es sino el reflejo de un interés por la familia que ha existido en casi todos los pue- blos del mundo y del que el cine mexicano hiza eco. {De dénde surgié ese interés por la familia? «Quiénes fueron sus pro- motores? {Como evolucioné ese interés por la familia hasta llegar a plasmar- se en nuestras sociedades occidentales, en las leyes y en los reglamentos de proteccién a la mujer, al nifio, a la familia en general? 2A qué propos tos sirven todos esos mensajes, progresistas o retardatarios, sobre la fami- lia? jHacia dénde apuntan las imagenes que de la mujer, los hijos, el padre, el hogar, propone el cine mexicano? {Qué se oculta detras de ese cine sobre la familia? gPor qué el mismo cine de Alejandro Galindo acaba por volverse contra él al dar muestras de insertarse en los lineamentos que cree com batir? ideologia 1B adgulrié el caracter de una sociologia cientifica de la familia con la publi cacién de obras como Ef derecho materno (1861), de Johann Jakob Bacho- fen; La sociedad antigua (1877), de Lewis H. Morgan. y Et origen de la fami- lia, la propiedad privada y el Estado (1884), de Federico Engels. Tampoco partié de todas las constituciones politicas modemnas, posterio- res a las grandes revoluciones burguesas, que en su gran mayoria conte- plan legislaciones especificas y reglamentos para proteger a la familia en. general y a sus miembros, considerados camo mas débiles, en particular: la rmujer-madre-esposa y los hijo. Desde la antighiedad ha existido este interés que ha llevado a recanacer ala familia en una posicion singular y neurdlgica dentro de las sociedades y que nos conduce a vivir atentos a sus mas minimas transformaciones, a escrutar a intervalos regulares el rostro de la familia para descifrar en lla nuestro destino, a entrever con su muerte la inminencia de un retorno ala barbarie..."; ese mismo interés finalmente nos confirma “el espectaculo de su inagotable capacidad de supervivencia’.* Pero la preocupacién por la familia empez6 a tomar su forma moderna, segan Donzelot, a partir de ese conjunto de “tecnologias politicas que van a actuar sobre el cuer: po, la salud, las formas de alimmentarse y de alojarse, as condiciones de vida, sobre tado el espacio cotidiano a partir del siglo xv y en los paises euro- rvrenés por la familia no surge a mediados del siglo xx, cuando eos, en la cuna del liberalismo como doctrina’ Técnicas todas que en su ‘momento iniclal encuentran su polo de unificacion en lo que se llamaba entonces ia poticia y que Michel Foucault ha definido como biopolttica.* Con ese término, nos estamos refiriendo a una politica reguladora de las formas de vida, 0 polieia, pero no en la acepcién que hoy damos al tér- ino, sino “una acepcién mucho mas amplia que englobaba todos los mé: todos de desarrollo de la calidad de la poblacién y del poder de la nacion’ Biopalitica 0 politica remite, entonces, a una especie de legislacion con la ‘que se podia regular la vida social y por ende la vida familiar La cita que de Eléments generaux de police (1768), de Von Justi, hace Donzelot ilustra al respecto 1a policia tiene como misién asegurar el bienestar det Estado mediante la sa biduria de sus reglamentos, aumentar sus fuerzas y su poder tanto como sea ‘capaz. La ciencia de la poticia consiste, pues, en regular todo lo que se relacio na con el estado actual de la sociedad, consolidarla, mejorarla y hacer de tl forma que todo coniribuya al bienestar de los miembros que la componen, Trata de que toda lo que compone el Estado sirva para la consolidacién y e| acrecentammiento de su poder, pero también para el bienestar publico * La existencia de esta poticia (politica) reguladora de las formas de vida de las sociedades europeas a partir del siglo xvin, permite colegir que todo dentro de aquella policia regulaba a la familia y constituye precisa mente La politica de las familias, o politica de lo familiar. Consiste en toda la serie de regulaciones y medidas encaminadas a su preservacién y de- sarrollo. En tanto esta policfa en general tenia la funcion de asegurar el bienestar social y por ende el del Estado, vemos cémo el interés por la familia se halla encuadrado en un interés mas preciso por la preservacion del Estado, cag BIBLIQTECA Asi, en la misma medida en que las sociedades y formas de poder es ‘ae se han transformado, también la familia y sus diferentes maneras de regulaci6n se han adaptado a las nuevas circunstancias; todas las teorias sobre las crisis de la familia y su posible destruccién pierden su validez y :muestran Su inoperancia en el momento de insertarlas en el estudio de las transformaciones sociales A este respecto, Donzelot se refiere ala “inade- cuacién de conceptos comodines como los de «crisis» 0 «contradiccién, porque permiten ratificar las transformaciones capitales en términos de un debate simple, pero superado; difuminan su positvidad y pierden su eficacia, Porque a la larga conducen a tomar por fall decisivos, por super- fices de enfrentamiento sino reales al menos logicas, lo que de hecho tan solo es a emengencia de nuevas técnicas de regulacion. Tenaz obstinacion en ver la proximidad de la lucha final alli donde tan sélo hay aparicin de una nueva regia del juego social" Es justamente en este sentido en el que nos referimos a la familia en tanto que, como parte fundamental de una sociedad y de un tipo de Estado, al igual que éstos no se destruyen ni ha estado nunca en vias de desapare- cer, sino que simplemente se ha adaptado a las condiciones cambiantes de una nueva forma de convivencia. politico: deolsgicos Reconocida la existencia de las legislaciones sobre la proteccion a fa farni- lia, identificado el antecedente que les dio la base en nuestras socledades occidentales y aceptado el hecho de que ese interés por la familia es tan solo la cara visible de una preocupacién mas profunda: la salvaguardia de un sistema social y de la forma de poder estatal en el que se sustenta, Pa: semas ahora a otra punto importante. Los medios de comuntcacién son eco de la ideologia y de las politicas estatales de las sociedades en las que se encuentran inmersos. Hoy en dia es incuestionable el hecho de que con sin una politica de comunicacién social, las vias de difusién masiva re- presentan una parte importante para reproducir el sistema social al que pertenecen. Si acaso llegaran a lanzar algiin mensaje que modifique un pax tr6n social politicamente establecido, lo hacen siempre en funcién de su propia conveniencia como instituciones y del poder al que se encuentran sujetas.** En particular, en el caso del cine se han dado ejemplos tan evidentes como los de su empleo por el nazismo aleman con miras netamente anti semitas, o bien su manejo en Estados Unidos en la misma época con una finalidad claramence belicista. En ambos casos, los mensajes tendian al lla mamiento a la defensa de un modo de vida y, en el fondo, de una forma de poder, En concreto podemos referirnos a la tan mencionada propaga- cién del american way of life en las peliculas estadounidenses, Como en los ejemplos anteriores, desde sus inicios el cine en Mexico sirvid a propésitos meramente ideoldgicas; asi lo demuestran la existen- cia de un cine de aftoranza porfiriana y el surgimiento de la comedia ran: chera, género netamente nacional y con caracteristicas muy especificas. Ambos se empefaban en la recreacién de un pasado idilico que nunca existié y proponian, en un alarde de anacronismo sin precedentes, formas de vida y de convivencia social en México socialmente superadas, o cuando ‘menos que estaban en vias de serlo, a la luz de una revolucién que pese haber contado en sus bases con la participacién campesina, bien pronto ad: quitiria el ono de una revolucién burguesa tardia, Junto a este tipo de cine surgieron dos subgéneros que son el mejor re- flejo de las transformaciones que por entonces ocurrieron en el pais: los me- lodramas de ambiente citadino y el cine sobre la familia. En amibos casos se acusaba el paso de un pais casi del todo rural hacia una nacién urba: nizada, y dentro de esa urbanizacién se vislumbraba el surgimiento de luna clase media que acabaria por consolidarse plenamente hacia los afios cincuenta y sesenta. Ayala Blanco refiere que en México la clase media se formé con las fa milias aristocraticas venidas a menos durante la Revolucion, con la nueva ALSJANDAG GALINDO, UN ALA REBELDE EN EL CINE MEXICANO: burocracia politica surgida a partir del movimiento armado, con los peque- fos propietarios de la naciente industria de los aos treinta, con los emplea- dos de gobierno y oficinistas en general y con los profesionistas recién egresados de las nuevas escuelas.* Ademas de su heterogénea conformacién, del egoismo, del individua. lismo y de la carencia de una ideologia definida, o precisamente por esa cierta indefinicién ideolégica que la lleve a ponerse de parte de los secto- res menos favorecidos (en la medida de su conveniencia), asi como a identificarse con Ios estratos superiores (a los que en secreto admira y lucha por pertenecer), Ia clase media posee una caracteristica que la hace parecer incluso despreciable a ojos de los radicales: su escasa 0 nula dis- posicién al cambio de cualquier indole. Este sector social no esta dispuesto ‘a exponer en una lucha Ios privilegios obtenidos con base en los princl- pios de la eficiencia y el esfuerzo individuales. Las unicas modificaciones aceptables son las provenientes de la clase més alta, su modelo, y siem- pre lo hace en la forma de una burda imitacion compensatoria y a la vez exacerbadora de sus afanes arribistas Esta indisposicion al cambio hace @ la clase media, por consigulente, la mas ferviente admiradora de valores e institucfones que le brindan su fuerza y de los que a su vez es el principal soporte. Entre las instituciones mas veneradas por las sociedades, en general, y por las clases medias, en particular, se encuentran, entre otras, la Iglesia, la escuela y la famnilia. Esta Ultima es la que recibe la mayor atencidn tanto de la sociedad como det Estado; en ella convergen las miradas de todos, defensores y detractores, y es hacia ella y hacia su sostenimiento como basamenta fundamental de la sociedad donde apuntan sus mensajes los medios de difusion. Fue en la familia y en su adoracion como inamovible sujero de culto donde el cine mexicano encontrd, deciamos lineas arriba, uno de los ms ricos filones de explotacion. Con variantes que pueden ir de la familia rural 4 le tipologia familiar urbana (cuyas diferencias estan dadas por la es tificacién social) y can vertientes que atienden no s6lo a a familia en ge- neral, sino también a los adolescentes y los conflictos de la pareja, fa farni- lia se constituyé en la mas firme apologia del orden establecido que haya conocido nuestro cine En este sentido, el cine no hacia sino reflejar una. especie de acuerdo tacita, La triunfante “familia revolucionaria” necesitaba de toda la estabilidad posible para afianzar el poder adquirido. La naciente clase media no esta- ba dispuesta a perder los privilegios recién ganados con otro movimienta armado que detuviera de golpe sus aspiraciones pequefoburguesas. Este acuerdo tomé cardcter casi legal sobre todo a partir del sexenio 1940-1946, ‘cuyos lemas fueron los de unidad, paz y concordia entre los mexicanos y con los pueblos extranjeros. Con esta politica moderada, el avilacamachis- mo queria alejar el fantasma de una nueva division interna, organizada en la “radical” politica cardenista, y la posibilidad de una amenaza externa, a consecuencia de la Segunda Guerra Mundial En el fondo, esta politica no hacia sino refrendar los propdsitos origina: les del cardenismo, mas consciente de que una nueva eclosién sélo podia evitarse con verdadera justicia social. Considerada mas radical de lo que en el fondo fue la politica cardenista asusté a propios y extrafios, de ella slo sse aprovech6 la excelente infraestructura politica y social que creé y que bien pronto seria utilizada para someter y mediatizar a los sectores sociales. Por lo pronto, el avilacamachismo aprovechd el basamento que lege: ra Cardenas, pero sin dar continuidad a sus politicas. El pretexto de man- tener la unidad y estabilidad a toda costa sirvi6 para frenar las conquistas obreras y campesinas, aunque en los discursos politicos y s6lo en éstos la revolucién seguia y sigue viva hasta hoy. Si bien al interior de la saciedad era evidente la contradiccién, entre los discursos oficiales que apoyaba y entre los alegatos cinematograficas que producia y consumia, al nivel de las relaciones entre esa sociedad y sus go- bernantes, no habia contradiccion, sino solo en apariencia; lo que existia era ese acuerdo Licito que por otra parte no era mas que uno de los sin- tomas de la debilidad estructural de un Estado que empezaba a “institu: clonalizar" la Revolucin. Por una parte se proclamaba la vigencia de esa Revolucién que lleva: ria.a Mexico por los caminos de la industrializacién y el progreso. Pero por ‘tra se proclamaba la necesidad de una estabilidad social que implicaba control de los obreros, freno a la reforma agraria y apego y sostenimien- {oa las tradiciones y al nacionalismo. La contradiccién es evidente: una revoluctén no es dable por seciores y tun verdadero cambio solo podria ser posible si se cambiaban las reglas de tado el juego. Sin embargo, la coyuntura de la Segunda Guerra Mundial vino @ dar aparente certeza en los planteamientos de la nueva politica. El ahorro forzoso y la necesidad de fabricar lo que no podia importar de las, raciones en guerra, obligaron a consolidar la industrializacién det pais hacia el inicio de los afios cuarenta, Esa parecié ser la sefial esperada para entregarse al dulce suefio de un desarrollo sestenido. El gobierno aprovech la situacion para empezar a exigir, a veces en forma muy directa, a veces mas discreta, esfuerzo y sumisién a los secto: res sociales. De ellos la clase media surgida de la Revolucién y también del cardenismo, tomé la estafeta para mantener ese acuerdo tacito de cambio sin cambio. definicién de familia Las descripciones sociologicas mas elementales sobre la farnilia se refie: ren a ella como el grupo primario mas importante para el hombre, la insti- tuciOn social basica, ya que en ella se realiza su socializaci6n, su hurmaniza- cién, su propia hominizacién en el sentido de enculturacién.** Una combinacién de las definiciones de Henry Pratt Fairchild y Hel: ut Schoeck nos acerca a los elementos adicionales que pueden ser de mayor interés para efecto de su comparacién con la familia descrita en el cine mexicano, Se trata de un grupo de personas emparentadas entre si, ue viven juntas bajo la autoridad de una de ellas, generalmente la figura pa: tema, Esta se suele relacionar con la otra, la materna, con la que sostiene una relacién sexual socialmente sancionada y més menos permanente yy con derechos y obligaciones también reconocidos socialmente junto con Su prole, tanto al interior de ese nucleo familiar, como al exterior en la re: lacién que ese pequefio grupo sostiene con los demés, con todos aquéllos junto a los cuales integra la sociedad. Varios puntos de esta descripcion nos remiten a otras tantas imagenes propuestas de manera invariable por el cine en Mexico. ‘Un grupo de personas emparentadas entre si que viven juntas” nos: habla tanto de la familia nuclear, de padres e hijos, como de las familias numerosas que suelen retratarse en nuestros filmes, El que esas personas del grupo vivan reunidas bajo la autoridad de una de ellas, generalmente Ja figura paterna, indica también el hecho incon. trastable de que en el cine mexicano la autoridad suprema (“después de Dios"y* es el progenitor que procura toda clase de beneficios, pero a cam bio exige un profundo respeto, porque, ademés, él debera responder ante la sociedad por su conducta y la de los suyos. tro punto muy importance: la relacién sexual que el padre sostiene con la madre esta socialmente regulada, Para nuestro caso, aclaremos que antes que social y aun juridicamente, esa relacion sexual s6lo es permisible en los filmes mexicanos si esta eclesidsticamente sancionada, La practica del sexo sin estas dos autorizaciones previas implica para las heroinas él més terrible de los castigos: acabar convertidas en prostitutas y en prota: gonistas de otro génaro filmica’ las cabareteras del sexenio alemanista, La afirmacién de que esa relacidn sancionada por todas las instancias posibles, a veces hasta por un hermano mayor u otro familiar, sea mas a menos duradera es una divergencia grave con nuestro cine. En él, la rela clon tiene que ser permanente, como la de los protagonistas de Bodas de oro (1955, Tito Davison), De ahi los durisimos ataques contra el divorcio y la. amenaza latente contra aquellas que se atrevan a pensarlo siquiera: la Soledad, la frustracién de la maternidad, el desprestigio social y hasta el suk cidio, La veneracion se la ganan los padres sdlo a cambio de poner el buen ejemplo, de no amenazar ala institucién familiar con tal desacato y de ent canecer con el compaftero, La existencia de derechos y obligaciones también socialmente recono: cidos pata la pareja y su prole, tanto al interior de la familia como al exterior, remite a postulados fundamentales: dentro de la familia filmica mexicana tanto el padre como la madre y los hijos tienen un lugar y una funcién es- pecificos; cualquier intento de alteracién que amenace ese orden merece cl castigo inmediato, Para el padre esta la obligacién de proveer fo nece- satio para el sastenimiento de la casa y vigilar la observancia de las “buenas costumbres", pues tiene que responder de sus actos y los de Ios suyos ante la sociedad; a cambio tiene derecho a una obediencia irrestricta y a ser reconocido como un hombre respetable y digno. Para la mujer esta el cui- dado de los hijos, la casa y la funcién de ser el brazo ejecutor de lo dis- puesto por el padre, nunca por ella, sin ninguna protesta; la sumisién y el estoicismo garantizan el derecho a recibir cada 10 de mayo la confirma- clon de su existencia, aungue esto signifique que ella s6lo se explica a par- tir de su funcién meramente reproductiva y doméstica. Para los hijos, las obligaciones son la obediencia, el respeto, la disciplina, vistos como sum sién y declinacién de todo anhelo de libertad fisica 0 mental. A cambio, ellos reciben proteccién y una educacién bajo los principios de la moral 0 las buenas costumbres Ahora bien, esta disposicion de lugares y funciones especificos para madre, padre e hijos, su convivencia bajo una autoridad; el caracter durade- ro de esa relacién y el reconocimiento de sus derechos y obligaciones, ;de donde surgieron? y, sabre todo, gcémo acabaron por constituir esa policia de las familias a la que antes nos referimos? ‘A los padres de familia Antes de aceptar a un individuo como novio oficial de su hija, investigue sus ntecedentes ¥ conducta; preferible prevenir que lamentar. Policia privada autorizada por el gobierno. Madero 29 Desp. 28, Teléfonos: 4-32-02 # 2-88-40 # 2.22.02 Director: Agustin Alarcén nuncio public en Exes, 26 demi de 1940 [Alo largo de toda su historia, el cine sobre la familia ha postulado el princi pio fundamental de que el culdado de los hijos debe estar a cargo de los padres, en el seno familiar y a veces particularizandolo como el deber ma- ternal supremo. En el ultimo cine mudo mexicano, la AsociaciOn Nacional de Proteccion la Infancia produjo Los hijos det destino (1929, Luis Lezama),** una pelicu: Ja que a pesar del titulo y de su productor, parecia mds ben una campa- ‘ha proandlisis prenupciales y contra las ers (enfermedades de transmisi6n sexual) como las definen los actuales programas universitarios de salud. La continuidad de estos mensajes llegaria hasta los afios cincuenta, cuando, con Los olvidados (1950, Luis Bunuel), aparecian filmes como Hijos de la caile (1950, Roberto Rodriguez), cuya publicidad afirmaba: “Los pecados de os pobres: el vicio, la maldad, la incomprension, la ignorancia, la crueldad, pro- vocan los hijos dela calle.” Dentro del mismo pan sas sociales rama de cintas que soslayaban las posibles cau: 0 econémicas del abandono y reducian todo a una falta de ternura, se realiz6 también Los hijos de nadie (1952, Carlos Véjar), calilica- da por la prensa como “una cinta modesta, flmada con el plausible propo: sito de hacer ver a los padres la responsabilidad que tienen de educar a sus hijos El ine de Galindo, junto con sus innegables valores técnicos y estéticos, contenia llamados al cuidado de los propios hijos. Varias de sus historias aluden a la necesidad de esa atencién hacia la descendencia y los grav simos mal ss que su falta puede ocasionar. En su filmografia son excepcio- nales los casos como el de Precusa en Corazén de nifo (1959), un infante que Jogra salvarse de la indisciplina y el vagabundeo para convertirse en un es tudiante ejemplar, a pesar de tener en contra a un padre (Miguel Inclan) que no sélo no lo protege, sino que lo golpea por estudioso, > En cambio abundan en la filmografia del realizador las peliculas en que se lamenta la desgracia de los hijos por culpa 0 por ausencia de los padres. En Virgen de medianoche (1941), el hampén protagonista parece fer fruto de la orfandad, lo cual no le impide asumir las funciones ma- reenales para con su hermano menor (Ramon Vallarino); en Cuatro contra el mundo, Paco (Victor Parra) hace confesiones a Luevecta (Leticia Palma) permitiéndonos saber que toda su carrera de delincuente se debe al aban- ono de su padre y a una madre irresponsable, a la que “un dia encontr6 fen brazos de otro hombre”, y por lo cual huyé de su casa a los trece afios ‘A pattir de ahi “su vida se volvi6 una lucha por la supervivencia” * lo cual explicaria su permanencia al margen de la normatividad social y moral. La repulsa de Galindo contra los padres desobligados lo llevé a conver- tirse en el principal promotor de un cine sobre adolescentes en peligro. En Y mariana serdn mujeres (1954), lamenta que varias jovenes corran pel ‘gro y una de ellas pierda incluso la virginidad, por culpa de unos padres entregados a la superflua vida social de viajes y juegos de canasta.* La edad de la tentacién, Ellas también son rebeldes y Mariana serdn hombres son casos especificos que aluden también a los padres que “creyendo cum- plidas sus responsabilidades por el solo hecho de proveer a sus hijos de Jos bienes materiales”, los abandonan a fos riesgos de la inmoralidad y la delincuencia>” {Qué ha motivado este regafio cinematogréfico? Desde luego es indu- able una preocupacién sincera por parte del director. Tampoco hay que dejar de lado el hecho de que éste es un discurso ya muy viejo cuyos orige res obedecieron a otros fines, a otras necesidades ‘Alrededor de 1760 empez6 a surgit en Europa abundante literatura sobre el tema de “La conservacién de los hijos” Asunto primero de médicos, de administradores después y de militares finalmente, esa literatura fue el tesultado de una critica contra las costumbres educativas del siglo xvu.>* Los puntos de ataque fueron los hospicios, la crianza de los pequefios con. rnodrizas domésticas y la educacién “artificial” de los nifios ricos* Una costumbre comiin de las ciudades de la época era confiar la crian- 1a de los hijos a nodrizas de origen rural. Ahi estaba el nudo del problema: atraidos por el lujo y fasto de las ciudades, los habitantes del campo emi: graban con la intencién de prestar sus servicios. La educacién de los nifos al culdado de esos personajes ocasionaba, por una parte, que los sirvientes de las ciudades, pretendiendo vivir por encima de sus posibilidades, contrajeran matrimonio y tuvieran hijos que su situacion no les permitia criar, abandandndolos en los hospicios a cargo del Estado, Por otro lado, la educacién de los nifios ricos en manos de criados, sumada a practicas como las de fajamiento, el corsé en las nifias yel confinamiento, producfa seres inutiles, Los nifios pobres de [os hospicios se convertian en una fuerte carga para el Estado, ya que, debido a su altisimo indice de mortandad, no per mitian recuperar lo invertido en “esos bastardos empleandolos en las tareas, de colonizacion, la marina y la milicia” Los nfios ricos, debido a las malformaciones y “depravaciones” origina- EL TERRIBLE OILEMA QUE ENCARAN LAS MUCHA- JOWAS DE MOY (EL FINAL. ‘DE UNA RUTA SIN las rato con los domésticos, y por esa educacién enfocada a la ST das por su trato con los domésticos, y p aaa, ‘compostura y los placeres, se vuelven seres que por sus incapacidades re- producfan la necesidad de aquellos originando no s6lo la decadencia de $91 propia clase, sino el empobrecimiento de la nacién. Esto ocurria por dos razones: al traer trabajadores del campo a las ciudades, se origina el aban- ono de la tierra por las fuerzas de la produccién; ademas, los hijos que ellos abandonan originan gastos irrecuperables para el Estado. Podemos observar como el movil de los llamadios a la crianza y conser- vaci6n de los niios obedeci6, en principio, a criterios meramente econémi 0s, Para impedir ese abandono de los nifios en los hospicios, 0 en manos de los domésticos, la solucién fue “una reorgantzacin de los comporta: DIR. ALEJANDRO GALINDO ientos educativos en toro a dos pols distintos y con dos estracegias bien diferentes. El primero orientado hacia la dfusin de la medicina doméstica para las clases burguesas. El segundo podria reagrupar bajo la etiqueta de economia social las formas de direccion de la vida de los pobres con vistas a disminuir el costo social de su reproduccién, a obtener un niimero desea ble de trabajadores, con un minimo de gasto publica’ La difusion de la medicina doméstica entre las clases burguesas se hiza bajo los mismos principios del ataque a la damestcidad: preparar ala madre para que supliera a las “veladoras mercenarias que son a las verdaderas enfecmeras lo que las nodrizas alas verdaderas madres, una necesidad y nada mas"! Se dio asi una alianza entre médico y madre de familia, provechosa para ambas partes: el primero logré desterrar las vieja practicas de la curane deriay la mujer obtuvo una promocién social al ser reconacida su utilidad educativa La proliferacién de obras sobre crianza, educacion y medicacién de log nifoslaimplantacién del médico de familia y el reconocimiento de la mujer Por sus funciones maternas inciden en la reorganizacion de a vida familie puesto que se abre un frente de lucha sobre la nocién de viglancia (a favor de una mirada discreta, pero omnipresente de la madre) En el caso de las capas pobres de la poblacion, el problerna era, en apa. riencia, el mismo: la ctianza y conservacién de los hijos. Pero aqui no podia dlifunditse una medicina doméstica, porque ni se contaba con los recursos para pagar un doctor familiar, ni las madres tenian acceso, por su analfa betismo, a os libros de difusin, Esto no tenia la mayor importancia, porque aqui se trataba mas bien de difundir los mismos preceptos que en las fae millas burguesas, pero con propésitos muy distintos EI mantenimiento de los hospicis, los hospitales generale, los conver: tos y demas onganismos de absorcién de los huérfanos se habia hecho necesario hasta mediados del siglo xv, porque solo asi se podia contener a todos los vagabundos que de otra forma se convertian en una fuente de ‘Brea in, Marga Son Marth, Martha rs Cavan Ao Me, Shi Fourr Pere Carson ron ens in ores 96 ALEIANORO GALINDO, UN ALMA REBELDE EN EL CINE MEXICANS) Ensavo peligro, Pero esto implicaba una gran pérdida, porque eran fuerza viva deso- ‘cupada, mantenida por el Estado que queria conjurar asi una insurreccién de los desheredados Esos organismos se convirtieron en el eje de la critica, al igual que los hospicios, por las pérdidas que originaban. Por eso mismo fueron el punta de partida de una serie de intervenciones correctivas sobre la vida fami- liar, por parte de la filantropia burguesa, con miras a reorganizar la familia popular en funcin de imperativos econémicos.” Esa economia social que mencionamos lineas arriba, disfrazada me. diante la filantropia, tuvo entre sus primeras manifestaciones la creacién de sistemas de ayuda para las madres pobres que, sin ese apoyo. se vefan impelidas a abandonar a sus hijos. De la paulatina generalizacion de esas ayudas para madres solteras, primero, y para las viudas cargadas de hijos, para las madres de familia numerosa y mas tarde para las madres obre: ras, surgen las ayudas familiares a principios del siglo xx. La cteacién de las primeras asociaciones protectoras de la infancia y las campanas para difundir el matrimonio entre las clases pobres son otros tantos instrumentos de promocién de vida familiar entre las capas popt lares, promocién que va a contar con otro medio mas eficaz: la creacién de la vivienda social tal y como aparece a finales del siglo xn. La importancia de todos estos medios de apoyo a la vida familiar tuvo implicaciones muchisimo mas profundas de lo que pudiera sospechar- se, Todas esas ayudas se proporcionaban a cambio de que las capas popt lares aceptaran la influencia de los consejeros sobre la crianza de los hijos ue las familias burguesas querian inculcar dentro de ellas. Estas familias y el Estado cubrian asi un doble objetivo: se liberaba al poder estatal de la pesada carga econdmica que los nifios abandonados sig- hificaba, y se aminoraba asi el incremento de futuros vagabundos y delin- cuentes que amenazaran el orden publico. Esta promocién de la proteccién de los nifos por sus propias familias, evita el desperdicio de fuerzas productivas que aquellos vagabundos y deli: [ALEJANDRO GALINDO, UN ALHA REBELDE EN EL CINE MEXICANO) quentes significaban, Se planceaba asi la posibilidad de asegurar no soto jareproduccién de fuerza de trabajo, sino del futuro mercado de consumo que la expansidn industria craeria consigo Finalmente, originada en esa necesidad de preservar a los hijos, se aba la primera posibilidad formal de que las clases burguesas incidieran sobre las clases pobres a través de la difusién de unas mismas normas que en rigor tentan distintas finalidades para cada grupo social. En este punto se originé esa relacion de influencia y de deseo de imi- tacion entre las clases sociales actuales, La familia clasemediera modema, producto de las transformaciones econdmicas y sociales, acusa esa suerte Ge interaccién entre los propésitos originales de la conservaci6n de los hijos: su propia reproduccién como clase (propésito original burgués) y la repro- uccion de las fuerzas productivas. De ahi pues que los mensajes difundidos por el cine sobre el cuidado de los nifios tenga en su gestacion finalidades muy distintas de las que a simple vista se podria advertic en aquellos, si se les observa sélo en el mar- co del sentimentalisma y el romanticismo con que suelen ir acompariados. En cada pelicula mexicana en la que los padres son llamados a procu- rar una buena educacién para sus hijos, se encuentra, latente, la demanda econémico-social que exige una reproduccién constante y segura de la po- blacién que, como ejército industrial de reserva ylo como mercado de ‘consumo, coadyuvard a la reproduccidn del ciclo del capital y de un Estado ue, so pretexto de procurar “lo mejor” para sus cludadanos, encomenda: tie! cuidado de los nifios a los padres, pero siempre vigilandolos a través de normas y reglamentos precisos; por ejemplo, todos aquellos que pueden otorgar, © guitar la patria potestad sobre la prole, segin circunstancias, especificas previa y legalmente establecidas. sec Ran orgy ci ign rr spectre, pea soangi anc Da es, Mla 238,

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