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ANDREA ‘WULF a \ e ae is nih H a Aw i = El pipe uttiado paral impress de est ibe sid fabricado a partir de madera procedemte {de bosques y plantaciones gestionadas con los mix akosestidares ambien, garantirando. tuna explstaciin defor recursos vortenitve com el medio ambiente y benefcioss para las personas, Por este motira, Greenpeace acrdita que este Kbro cumple las aeusitos anbentaesy sociales becesarios para ser considerade un ibro «amigo de los besques, I prayecta aLibsos amigas dle Ls Basques» promueve la conservaciin yl uso sostenible debos borques, en expecial delos Bosques Primaries, ls Shimox beaques virgenes dl planeta, ‘Papel eerticada pore! Forest Stewardship Council Titolo seigina: The invention of Mature Primera ediciin con esta enetidernaciber marie de 2017 02015, Andres Wal © 2016, 2017, Penguin Rando Hause Grupo ato, $A. “ravesera ce Gre, 47-49, 08028 Baredona (© 2016, Maria Lea Rodriguez Tapia, por la traduscion 16-2016, Kelly Bate por el dsein de subverts © Imagenes decabiers: Cinder anna, De Agostini Pictve Library /Breigeman Images Zepidoprers (© Harboldt-Linveriat, Berlin, Alemania /Brhgeman tmages: Tague fT. Vintage, Beidgerar mages: Ampuila © Paris Verlag Volker Christe) Brekgeman Images: spt rscla. Jb Jrncs "Audubon, soto © Cheiaiés Image | Briigeman images: Algor, A: Humboldt (© tmigenes ikon: Zanaide vegeaciin x Chimborazs, Mone Mane ySaltelss, A. Hurst © Imdgenes de coniracublcra: Ti! © Puris Verlag Volker Christen / Bidgeman Images engutn Radom Howse Grup Eder pos prosctin l opyrigh leapright estima in ctntrad, defend aves én elias de aries yl conte, rosa I ibe expan fapbmceuna ciara vin. Grace por compra une etl cuted eet Ub y por rerperalanieyes del copyright ano reprdaci escent w dct niguna Parte de esta ira por ning medio si permite, Al bacetloestd rexpaklanidea hnsautare® “ypermiinlo que PRHGE contin publcande bos pura tx los lector. Dirliase « CEDRO (Centro Expatol de Derechos Reprogriticos, bap! wweweed mong) si mecesita fotocopiar 6 escanear algiin fragmento de este obra, Priore in Soin — Imprese en Rspafa ISBN; 978.84-206.1899.6 Depssto Leyak B-2278-2017 (Compuesto en Arca Edinet, $1. Tmpres en Unigral, Méetoles (Made) TA18996 | Sei | | Grupo Editorial ee 8. POLITICA Y NATURALEZA Thomas Jefferson y Humboldt Eoas como si cl mat fuera a devorarlos, Inmensas olas arrasaban la.cur bierta y entraban por la escalera hasta el vientre del barco, Los euarenta haiiles de Humboldt estaba en riesgo constante de inundacién. Se habjan topado directamente con un huracdin, y durante seis largos dias los vien- tos nodejaron de golpear el navio con tal fuerza que no podian ni dormir ni pensar!, El cocinero perdi sus cazos y cacharros cuando entré el agua, ynadaba, mas que estar de pie, en su cocina, No se podia cocinar y los tiburones rodeaban el barco. La cabina del capitan, en la popa, estaba tan Ilena de agua que tenfan que nadar, y hasta los marineros mis vete- ranos daban tumbos como balos por la cubierta. Temerosas por sus vidas, insistieron en que se repartieran mas raciones de cofiac, decididos a aho- game borrachos, Cada ola que Hegaba parecia una pared gigamtesca. Humboldt pensé que nunca habia estado tan cerea de mori’, Era mayo de 1804, y Humboldt, Bonpland, Monuifar y su criado, J iban en barco desde Cuba hasta la costa este de Estados Unidos. Seria irénico morir alli, pensé Humboldt, habiendo sobrevivido a cinco alos de viajes peligrosos por Latinoamérica, Después de salir de Guayaquil en febrero de 1808, habian pasado un aio en México; Humboldt habia es tado la mayor parte del iempo en Ciudad de Mexico, a capital adminis. trativa del virreinato de Nueva Espaiia, la vasta colonia que inclufa Méxi- co, partes de California y de Gentroamérica y Florida. Habia visitado los extensos archivos y bibliotecas coloniales, y sala habfa interrumpido sus jnvestigaciones para hacer unas cuantas expediciones a minas, manantia- les de aguas termales y mis volcan 129 La BSVENCEOW Int Ls NARUMALEZA Habia egado Ia hora de volver a Europa’. Gineo aitos de viajes por climas extremos y espacios naturales habian dafiado sus delicados instra- mentos, y muchos ya no funcionaban bien, Ademas, dado el eseaso con- tacto.con la comunidad académica europea, Humboldt estaba preocupa- do por la posibilidad de haberse perdido avances cientificos importantes, Se sentia tan aislado del resto del mundo, le escribi6 a un amigo, como si viviera en la Luna®, En marzo de 1804 habfan ido de México a Cuba con la intencién de hacer una breve escala y recoger las colecciones que habjan almacenado en La Habana tres afios antes, mexicano, que para él era prueba: de ln sofsticacién de las civilizaciones antiguas Como en tantas ocasiones, Humboldt hizo cambios en el dltimo mo- mento y decidié aplazar su regreso varias semanas mas, Queria pasar por 180 Poutrice ¥ Nerumaneza: Tuomas Jrrresson ¥ HUMBOLDT Norteamérica para conocer a Thomas Jefferson, el tercer presidente de Esiados Unidas. Durante cinco largos aries, Humboldt habfa visto lo. me- jor de la naturaleza —exuberante, magnifica y sobrecogedora—, yahora queria ver la civilizacién en toda su gloria, una sociedad constraida como una repiiblica y sobre principios de libertad. Desde muy joven, Humboldt habfa vivido rodeado de pensaderes de ta Hustracién que plantaron las semillas de una fe que le acompafiaria toda la vida en la libertad, la igualdad, la tolerancia y la importancia de la educacién, Pero fue la Revolucién francesa de 1789, justo antes de su vigésimo aniversario, la que determind sus opiniones politicas. A diferen- cla de los prusianos, sobre los que atin gobernaba un monarca absoluto, Jos franceses habian declarado que todos los hombres eran iguales. Des- de entonces, Humboldt habia llevado siempre «las ideas de 1789 en su corazén»®, En 1790 visite Parfs y vio los preparativos para la celebracién del primer aniversario de la revolucion. Aquel verano sintié tal entusiasmo que ayudé a transportar arena para la construccién de un «templo de la libertad»"en Paris. Ahora, catorce aflos después, queria conacer a la gen te que habia creado una reptiblica en América y »que comprendia el precioso don de Ia libertad". Después de una semana en el mar, el huracén amaind y los vientos se calmaron. A finales de mayo de 1904, cuatro semanas después de salir de La Habana, Humboldty su pequeito equipo desembarcaron en Filadelfia, la mayor ciudad de Estados Unidos con sus 75.000 habitantes. La vispera de su llegaca, Humboldt escribi6 una larga carta a Jefferson en Ia que ma- nifestaba su deseo de conocerle en Washington D. C., la nueva capital del pais. «Sus eseritos, sus actos y el liberalismo de sus ideas —eseribid Hum- boldt—me han inspirado desde que era joven". Llevaba consigo miles de datos recogidos en Latinoamérica, continuaba, todas las plantas que habia recogido, las observaciones astronémicas que habia hecho, los jeroglificos de antiguas ciilizaciones que habia encontrado en el corazén de la selva y los importantes datos obtenidos de los archivos coloniales en México. Humboldt también escribié a James Madison, el secretatia de Estado y principal aliado politico de Jefferson, y le dijo que «después de haber contemplado el gran espectiiculo ce 1os majestuosos Andes y la grandio- sidad del mundo fisico, pretendo disfrutar con el espectiiculo de un puc- blo libre="°, La politica y la naturaleza debian ir de la mano: una idea que Humboldt iba a discutir con los estadounidenses 131 La rvenciN beta MATERA Asus sesenta yin afios, Jefferson tenia todavia una postura «tan er guida como un cain de escopetar", y era un hombre alto y delgado, casi desgarbado, con una tezrubicunda de campesino yuna «constitucién de hitrro», Era presidente de la joven nacién, pero también dueio de Monticello, una gran plantacién en la falda de la cordillera de Blue Rid- geen Virginia, a poco mis de 160 kilémetros al suroeste de Washington. Aunque su mujer habia fallecido mas de dos décadas antes, Jefferson tenia uta familia muy unida y le encantaba la compaiiia de sus siete nie- tos", Los amigos comentaban cémo se subfan constantemente los nifios asu reguzo mientras hhablaba". Cuando llegé Humboldt a Estados Unidos, Jefferson estaba aiin de kuto por su hija menor, Maria, que habia fallecido ‘unas semanas antes, ¢n abril de ese aiio, después de dar a luz a una nifia, Su otra hija, Martha, pasaba largos periodos en la Casa Blanca y después se mud6 de forma permanente a Monticello con sus hijos. Jefferson detestaba estar ocioso'*, Se levantaba antes del amanecer, lefa ‘yatios libros al misma tiempo y escriba tantas cartas que habia comprado una méquina de copiar para tener documentada toda su correspondencia. Era un hombre inquieto que advertia a su hija qué el tedio era «el veneno nds peligroso en lavida»"®. En la década de 1780, después de Ia guerra de Independencia, Jefferson habfa sido embajador de Estados Unidos en Francia y habia vivido cinco afios en Parfs, y habia aprovechado la por tunidad para viajar por toda Europa; regresé a su pais con baiiles lenos de libros, muebles ¢ ideas, Padecfa lo que él Ilamaba «la enfermedad de a bibliomanias®, que le empujaba a comprar y estudiat libros sin cesar: En Enropa habia encontrado también hueco entre sus obligaciones para ver Jos mejores jardines de Inglaterra, asf como para observar'y comparar las pricticas agricolas en Alemania, Holanda, Italia'y Francia”, En 1804, Thomas Jefferson estaba en la cumbre de su carrera. Habia redactado la Declaracién de la Independencia, era presidente de Estados Unidos y a finales de afio iba a obtener una victoria abrumadora en Ia eleccién que le permitiria seguir un segundo mandato. Con su reciente adquisicién del territorio de la Luisiana a los franceses, habia sentado las bases para la expansién del pais hacia ¢l oeste". Por solo quince millones * El ano anterior, NapoleGn habia renunciaclo a [a idea de tener una colonia francesa ‘en Nortearnérica cuando la mayoria de los 25.000 soldados que habia enviadoa Haiti Pouirtes Vv NaTURALs24: Tuostas frrmmsow y Huaenour de délares, Jefferson habia dupticado el tamafio de fa nacién al sumar mus de dos millones de kilémetros cuadrados que se extendian desde ¢] ‘Mississippi hasta las Montafias Rocosas, y desde Canada hasta el golfo de Mexico. Asimismo, el presidente acababa de enviar a Meriwether Lewis y William Clark a un viaje por tierraa través de todo el continente nor- teamericano'', La expedicién reunia todos los temas que interesaban a Jefferson, que habia ordenado personalmente a los exploradores que recogieran plantas, semillas y animales, que informaran sobre Ios suelos yylas pricticas agricolas de los nativos y que estudiaran las tierras y os rios. La llegada de Humboldt no podia producirse en un momento mis ‘oportuno, El cénsul estadounidense en Cuba, Vincent Gray, habia escri- to yaa Madison para instarle a que hablara con el naturalista porque tenia informaciones titiles sobre México, su nuevo vecino al sur desde la adqui- n de la Luisiana. Después de desembarcar en Filadelfia, Humboldt se intercambid car tas con el presidente, y Jefferson le invité a Washington. Estaba ilusiona- do, escribid Jefferson, porque veia «este nuevo mundo con algo nxas de esperanza de que exhiba una mejora de la condicién humana». De modo que, el 29 de mayo, Humboldt, Bonpland y Montifar subieron a la dili- gencia en Filadelfia para dirigirse a Washington D. C., a unos 240 kilome- tres al suroeste, El paisaje que vieron durante el viaje estaba formado por campos bien trabajados, con filas de cultivos y granjas dispersas, rodeadas de vergeles y cuidadas huertas®, Entel epitome de lasideas de Jefferson sobre el futuro econémico y politico de Estados Unidos: una nacién de hombres libres ¢ independientes, con granjas pequefias y capaces de autoabastecerse. Con Europa desgarrada por las guerras napolesnicas, la economia de Estados Unidos estaba en plena expansidn, porque, al ser una nacién neutral —al menos por aquel entonces—, suministraba gran parte de los bienes que consumia el mundo"!, Barcos llenos de especias, cacao, algo- én, café y azticar recorrfan los mares, desde Norteamérica hasta el Ca- ribe y de alli a Europa y las Indias Orientals. Los mercados para la ex- portacién de sus productos agrarios tambien estaban ereeiendo, Daba la a.aplastar la rebeliGn de los esclayos murieron de malaria, El plan inicial de Napotedn ‘era trasladtar sa ejército de Haicl a Nueva Orledns pero, después de la desastrosa campaita, y con tan paces hombres supervivientes, abandand esa estrategia y vendid el territorio de Lutsiana 2 Estados Unidos, 133 La neveecide peta armenian, impresién de que Jefferson estaba llevando el pais hacia la prosperidad yla felicidad, Pero Estados Unidos habia cambiado en las tres décadas transcurri- das desde la independencia, Los viejos amigos revolucionarios estaban refidos por sus distintas ideas sobre la reptiblica, y habfan estallado feroces disputas partidistas. Habfan surgido divisiones a propdsito de lo que las diferentes facciones consideraban que tenia que ser el tejido social del nuevo pais. {Debian ser una nacién de agricultores, o de comercian- tes? Estaban quienes, como Jefferson, concebian Estados Unidos como una republica agraria, con especial hincapié en la libertad individual y los derechos de los estados, y otros que preferian el comercio y un Go- bierno central fuerte. La maxima expresién de sus diferencias se vefa quizd en los distintos disefios propuestos para la nueva capital, Washington D. C., la ciudad arrancada a los pantanos y los bosques junto al rfo Potomac". Todas las Partes pensaban que la capital debia ser un reflejo del Gobierno y su poder (o su falta de poder). El primer presidente de Estados Unidos, George Washington, defensor de un Gobierno federal fuerte, habia que- Tido una capital grandiosa, con grandes avenidas que cruzaran la ciudad, una tesicdencia presidencial palaciega y grandes jardines. En cambio, Je- fferson y sus colegas republicanos insistian en que el Gobierno tuviera el menor poder posible y preferfan una capital pequefia que fuera una ciudad republicana rural, Aunque habian vencido las ideas de George Washington —y, sobre ¢l papel, la capital tenia un aspecto impresionante—, la verdad es que se ‘habia hecho poca cosa cuando lleg6 Humboldt en el verano de 1804. Gon solo 4.500 habitantes, Washington tenia aproximadamente el mismo ta mafio que Jena en la época en que Humboldt habia conocido allf a Goethe, no lo que unos extranjeros podian pensar de la capital de un pais tan inmenso como Estados Unidos. Las calles estaban en un estado terrible, y tan Icnas de piedras y tocones de arboles que los coches de caballos voleaban constantemente™. El barro rojizo se pegabaa las ruedas y los ejes, y cualquier caminante corria el peligro de hundirse hasta la rodilla en los ubicuos chareos, Cuando Jefferson se instalé en la Casa Blanca, después de que se ina gurase en marzo de 1801, estaba todavia en obras™. Tres afios despues, cuando la visité Humboldt, la situacién habia cambiado poco. Habis 1a Poutmes v Navunatas: Toseas Jerpunson ¥ Husenouor Washington D.C, en ta época de la-visita de Humbaldt casetas de obreros y tierra en lo que deberia haber sido. un jardin presi- dencial, Los terrenos estaban separados de los campos vecinos solo por una verja oxidada en la que la lavandera de Jefferson tendfa la ropa del presidente a la vista de todos”, Dentro del edificio, la situacin no era mucho mejor, porque habfa bastantes habitaciones que ¢staban todavia amuebladas a medias. Como sefalé un visitante, Jefferson no ocupaba mas que una esquina de la mansién, y el resto se encontraba atin en am estado de sucia desolacién-. A Jefferson no le importaba. Desde su primer dia en el cargo, habit empezado a desmitificar el papel del presidente®, eliminando de la joven Administracion los estricios protocolos sociales y la pompa ceremonial, y presentiindose como un simple granjero. En lugar de recepciones for males, convocaba a sus invitados a pequefias cenas intimas que se cele- braban en torno a una mesa redonda, para evitar problemas de orden. y jerarquia. Vestia deliberadamente de forma sencilla, y muchos comenta- ban sii aspecto desalifiado. Sus zapatillas estaban tan desgastadas que le 185 [La nweRct6ny ox La Naromaces asomaban los decos, su abrigo estaba «raidox" y la ropa de casa «llena de manchas», Parecia «un granjero grandullén»", sefalé un diplomatico briténico, exactamente la imagen que Jefferson querfa transmitir, Se consideraba ante todo agricultor y jardinero, no politico, «Ninguna ocupacién me resulta tan deliciosa como €l cultivo de la tierra», decia™, En Washington, Jefferson salia a caballo todos los dfas a la campifia cir- cundante para huir del tedio de la correspondencia y las reuniones de gobierno. Lo que mas deseaba era volver a Monticello, Al terminar su segundo mandato, dirfa que «nunca un prisionero, al librarse de sus ca enas, sintié tanto alivio como el que tendré yo al sacudirme las esposas del Poder", El presidente de Estados Unidos preferia pasear por pantanos Yescalar rocas, coger una hoja o una semilla, que asistir a reuniones del gabinete. Ninguna planta, decia un amigo —sdesde la hierba mas misera hasta el érbol mas grandiosow, escapaba a su escrutinio. Elamor de Jefferson por la botaniea y la jardineria era tan conocido que lox diplo- maticos estadounidenses mandaban semillas a la Casa Blanea desde todos los rincones del mundo™. A Jefferson le intcresaban todas las ciencias, inelaidas la horticultura, las matematicas, la meteorologfa y la geografia. Le fascinaban los huesos fosilizados, en particular Jos del mastodonte, un gigante extintoy pariente de los elefantes, que habéa habitado el interior de América solo 10.000 aos antes®, En su biblioteca habfa miles ele libros, y él mismo habia eserito tuna, Noles on the State of Virginia, a detailed description about economy and society, about natural resources andl plants, but alsa a celebration ofthe Vingdnian landscape [Notas sobre ¢l estado de Virginia, una descripeién detallada de la economia y la sociedad, los recursos naturales y las plantas, pero también un ¢logio del paisaje virginiano). Como Humboldt, Jefferson pasaba de una ciencia a otra con facilidad Estaba obsesionado por las mediciones, y tenia recopilada una enorme cantidad de listas, desde los cientos de especies vegetales que cultivaba en Monticello hasta tablas de temperaturis diarias, Contaba los peldaiios de las escaleras, levaba la «cuentar dé las cartas que recibia de sus nietas ysiempre tenia una regia en el bolsilld. Su cerebro parecia ne descansar nunca, Con un polimata como él, la Casa Blanea se habia convertido en un nticlea clentifico en cl que la boténica, la geografia y las exploraciones ran Jos temas favaritos de conversacién en las cenas. También éra presi dente de Ja American Philosophical Society, cofundada por Benjamin 136 Pourrtca ¥ Naviseatarea: Tomas jeerersow ¥ Hosmer Franklin antes de la revolucion y que se habia convertido en el foro-cien- tifico mas importante de Estados Unidos", Jefferson era, segtin un con temporineo, «cl fildsofo ilustrado, el naturalista distinguido, el primer estadista en la Tierra, el amigo, el ornamento de la.ciencia [...] el padre de nuestra nacién, el fiel guardidn de nuestras libertadese™, Estaba im- paciente por conocer'a Humboldt, Los viajeros tardarom tres dias y medio en viajar desde Filadelfia y, por fin, Hegaron a Washington el 1 de junio. A la manana siguiente, Humboldt se reunié con Jefferson en la Casa Blanca". El presidente recibié al cien- tifico de treinta y cuatro afios en su estudio privado. Alli Jefferson guar daba un juego de herramientas de carpintero, porque se le daba bien la mecénica y le gustaba construir cosas; desde inventar una estanteria gira toria hasta perfeccionar cerrojos, relojes ¢ instruments cientificos. En Jos alféizares de tas ventanas habia macetas con rosas y geranios, que a Jefferson le encantaba cuidar: Mapas y grificos decoraban las paredes, y los estantes estaban llenos de libros'', Los dos hombres se cayeron bien de inmediate. Durante los dias siguientes se reunieron varias veces, Una tarde, mien- tras anochecia sobre la ciudad y se encendian las primeras velas, Hum- boldt entré en el salén de la Casa Blanca y s¢ encontré al presidente ro- deado de media docena de nictos, riéndose y persiguiéndose por la habitacion, Jefferson tard6 un instante en ver a Humboldt, que estaba callado, contemplande la ruidosa escena familiar, Jefferson sonrié. «Me ‘encuentra hacienda el tonto —dijo—, pero estoy seguro de que con usted ‘no necesito disculparme*®. A Humboldt le entusiasms ver a su héroe eviviendo con la sencillez de un filésofo»®. Durante una semana, Humboldt y Bonpland asisticron a reuniones y cenas, y después a més reuniones. Todos estaban emocionados de co- nocer a los intrépidos exploradores y oir sus historias, Humboldt era sobjeto de atencidn universal, dijo un estadounidense, hasta el punto de que Charles Willson Peale, un pintor de Filadelfia que era quien habia ‘onganizado el viaje a Washington, repartié gran niimero de siluetas que habia hecho de él (y de Bonpland), ineluida una para Jefferson. Hum- boldt conocié al secretario del Tesoro, Albert Gallatin, que pensé que escuchar sus relatos era «un exquisito placer intelectual», Al dia siguien- te fue a Mount Vernon, la plantacién de George Washington, a unos 137, Laiveserdy peas warumatera 24 kil6metros al sur de la capital, Aunque Washington habia fallecido cuatro afios y medio antes, Mount Vernon era un popular destino turis- tico y Humbolde queria ver el hogar del héroe revolueionario. El secre- tario de Estado, James Madison, organiz6 una cena en honor de Hurn- boldt, v su mujer, Dolley, aseguré estar encantada y dijo que «todas las seloras afirman que-estin enamoradas de =". Durante los dias que pasaron juntos, Jefferson, Madison y Gallatin bombardearon a Humboldta preguntas sobre México™ Ninguno de los tres politicos habfa estado en los territorios controlados por Espaiia, pero alli, rodeados de mapas, estadisticas y cuadernos, Humboldt les informé brevemente sobre los pueblos de Latinoamérica, sus cultivos y su clima El aleman se habia esforzado en mejorar los mapas existentes a base de calcular una y otra vez las posiciones geognificas exactas. El resultado erin Jos mejores mapas que existian; algunos lugares, presumié ante sus nue- ‘Yos amigos, figuraban en los mapas anteriores con errores de hasta 2 grados de latitud, unos 225 kilémetros®. De hecho, Humboldt tenta mas infor macién sobre México de la que existia en algunos paises eurapeos, le dijo Gallatin su mujer, apenas capaz de contener su entusiasmo, Adin mejor, Humboldt es permitis transcribir sus notas y copiar tos mapas. Sus cono. Cimientos eran «asombrosos»*, coincidieron los estadounidenses, y Ga- Hatin, a cambio, le proporcion6 todas las informaciones que quiso sobre Estados Unidos. Jefferson llevaba meses intentando obtener cualquier detalle sobresu nuevo territorie de Luisiana y sobre México", y de pronto se encontré con mucho mis de 1o que jams habia podido imaginar: Con Ja estreeha Vigilancia que mantenian los espafoles sobre sus tetritorios, y los escasos Permisos que daban a extranjeros ni siquiera para viajar a sus colonias, Jefferson no habia podido aprender mucho hasta la visita de Humboldt. Los archivos coloniales espafioles en México y La Habana estaban fire memente cerradas a los estadounidenses, y el embajador de Espafia en Washington se habia negado a dar a Jefferson ningin dato; pero Hum- boldr los tenia en abundancia. Humboldt hablaba sin parar, observ Gallatin, «el doble de répido que toda la gente que conozco". Hablaba en inglés con acento alemn, pero también en alemin, francés ¥ @spafiol, «mezclandolos a toda velocidad»". Era «una fuente de conocimientos que fluye en copiosos torrentes»™, Aprendieran més de é1 en dos horas que si hubiera estado leyendo libros 138 Poufrica v Naveen: Toons Jerre ¥ Heaenousr ante dos afios, Humboldt era «un hombre muy extraordinariow®, le dijo Gallatin a stt esposa, Jefferson estaba de acuerdo: era «el hombre mas clentifico de su época»™, [a cuestién mis acuciante para el presidente era la frontera en disputa entre México y Estades Unidos". Los expafioles afirmaban que el limite era elrfo Sabina, en lo que hoy es el limite oriental de Texas, pero los estadouni- denses deefan que era el rio Grande, que hoy forma parte de la frontera este del estado. Estaba en cuestién la posesion de una gran franja de territo- No, porque entre los dos rios se encuentra todo el estado actual de Texas, Cuando Jefferson pregunté sobre la poblacién nativa, los suelos y las minas sentre exas dos lineass, Humboldt no tuvo reparos en transmitir las obser- vaciones que habia hecho bajo la proteccién y la autorizacin exclusiva de la corona de Espaiia. Era partidario de la generosidad cientifica yel libre intercambio de informacién. Formaban parte de una repiiblica de las letras, Ali Jefferson, parafraseando las palabras de Joseph Banks de que las ciencias siempre estaban en paz aunguc sus aciones estén en guerra», sin duda, era un sentimiento muy conveniente para el presidente en este caso. Silos espanoles entregaban el territorio que reclamaba Jefferson para Estados Unidos, dijo Humboldt, estarfan renunciando al equivalente a dos terceras partes de Francia. No era el lugar mas rico'del mundo, ex- Plic6, porque no habia mais que unas cuantas granjas dispersas, mucha sabana y ningiin puerto conocido en la costa, Habia algunas minas yunos cuanttos indigenas. Ese era el tipo de datos que necesitaba Jefferson™. Al dia siguiente, escribié a un amigo para decirle que acabaha de recibir sun tesoro de informacion. Humboldt dio a Jefferson diecinueve paginas abarrotadas con extrac- tos de sus notas, ordenados-en apartados como tabla de estadisticas», *poblacion-, agricultura, fabricantes, comercios, «ejéreito», etcetera’, ‘Aes afladié dos paginas sobre la regiéin fronteriza con México y en pat- ticular sobre Ta zona en disputa que tanto interesaba al presidente, entre el rio Sabina yel rio Grande. Fue la visita mas emocionante y fructifera que habia recibido Jefferson en aiios. Menos de un mes después, celebré tuna reunién del Gobierno sobre la estrategia respecto a Espaita en la que se debatié c6mo podfan influir los datos recibidos de Humboldt en las negociaciones"* Humboldt se alegré de ayudar porque admiraba a Estados Unidos, EL Pais estaba tratando de «perfeccionar» la sociedad, decia, mientras que 139 La anvenciéw nx ta NxTURALeEA Europa seguia atenazada por la monarquia y el despotismo. Ni siquiera le importé la insoportable humedad del verano en Washington, porque «el mejor aire de todos es el que se respira en libertad», Le encantaba «esta bella tierras", dijo repetidamente, y prometié volver para poder explorarla. ‘Durante su semana en Washington, los hombres hablaron de la natura- leza'y de politica, de cultivos y suelos y de la construccién de naciones. Humboldt, como Jefferson, crefa que una reptiblica agraria era la tinica que podia aportar la felicidad y la independencia, El colonialismo, por el contrario, representaba la destruccién. Los espafoles habfan llegado a Sudamérica para conseguir oro y madera, «mediante Ia violencia o el trueque=®, decia Humboldt, y movidos exclusivamente por «una avaticia insaciable-. Habfan aniquilado antiguas civilizaciones, tribus nativas y bosques venerables, El retrato que pintaba Humboldt de Latinoamérica tenia los vivos colores de una realidad brutal, apoyados en hechos, datos yestadisticas. En sus visitas a las minas en México, Humboldt no solo las habia estu- diado desde el punto de vista de la geologia y la productividad, sino también sus efectos perjudiciales sobre grandes segmentos de la pobla- cién, En una mina le habfa escandalizado ver que, en un turno, a los trabajadores indigenas les obligaban a subir unos 28,000 escalones carga- dos con rocas enormes. Los usaban como «Aquinas humanas»", esclavas en todo menos en el nombre, debido aun sistema laboral —el llamado npartimiento— que les hacia trabajar para los espafioles.a cambio de poco @ nada®, Obligados a comprar artieulos sobrevaluados a los administra- dores coloniales, los trabajadores se vefan arrastrados a una espiral de deuda y dependencia, El rey de Espada tenia incluso el monopolio de la nieve en Quito, Lima y otras ciudades coloniales para utilizarla en la fi bricacién de sorbetes para los ricos. Era absurdo, decia Humbeldt, que tuna cosa «caida del ciclo» tuviera que pertenecer a la corona espaiiola®, En sii opinién, la politica y la economia de un gobierno colonial estaban basadas en la «inmoralidads”, Durante sus viajes, se habia asombrado al ver que los administradores coloniales (igual que los guias, los anfitriones que les habian acogido y los misioncros) le habian animado constantemente —a él, antiguo ins- pector de minas—a buscar metales y picdras preciosas, Humboldt habia tenido que explicar muchas veces que aquello era un error. Para qué Pouinica v NATURALEZA; Thontas Jex¥Euso v Hesenou.ort —preguntaba— iban a necesitar oro y gemas, si vivian en wna tierra en la que no habia nis que «rascar un poco para producir cosechas abun- dantes:”? ¢No era esa sui via hacia la libertad y la prosperidad? Con demasiada frecuencia, Humboldt habia visto poblaciones que morian de hambre y tierras antes fértiles que, sobreexplotadas sin piedad, se habian vuelto estériles, En el valle de Aragua, en el lago Valencia, por ejemplo, habia visto como el deseo de tener vestimentas de colores habia provocado la pobreza y la dependencia entre la poblacién local, porque el indigo, una planta facil de cultivar que producfa un tinte azul, hal sustituido al maiz y otros cultivos comestibles. El indigo, mas que ningu- ‘na otra planta, «empobrecia el suelo», habia anotado Humboldt, La tierra parecia agotada y, al cabo de unos aiios, predijo, no volveria a crecer nunca nada mas. Estaban explotando el suelo «como una mina»”, Mas tarde, en Cuba, Humboldt habia visto que habian eliminado los bosques de grandes partes de la isla para plantar cana de azticar™. En todas partes haba visto. que los cultivos comercializables habian reempla- zado a «esos vegetales que proporcionan alimentos. Cuba no producia mucho aparte del azticar, lo cual significaba que, sin las importaciones de otras colonias, «la isla morirfa de hambres, decia”. Eran todos los ingre- dientes para la dependencia y la injusticia. Del mismo moxto, los habitan- tes de la region de Cumand cultivaban tanta caiia de azticar y tanto indi- 80 que estaban obligacios a. comprara otros paises alimentos que podian haber cultivado cllos perfectamente. Los monocultivos y los cultives co- mercializables no creaban una sociedad feliz, afirmaba. Lo que hacia falta era una agricultura de subsistencia, con cultivos comestibles y varia dos, con cosas como pkitanos, quinoa, mat y patatas™ Humboldi fac cl primero que relacioné el colonialismo con ta des- truccién del medio ambiente, Susreflexiones ie llevaban una y owra vera fa naturaleza como tin complejo-entramado de vida pero también al lugar del hombre dentro de él. En el rio Apure habia visto la devastacién cau- sada por los espaiioles al intentar controlar las riadas anuales construyen- do una presa, Para empeorar mids las cosas, habian takado los érboles que sujetaban las orillas como »una pared muy firme»", con el resultado de que las aguas furiosas arrastraban mas tlerras cada afio. En Ja meseta de Ciudad de Mexico, Humboldt habia visto como un Jago que alimentaba el sistema de riego local habia quedado reducide a una charca superfi de forma que los valles que dependian de él se habian vuelto estériles”. 141 La nevencidy ne La werneatss En todo el mundo, decfa Humboldt, los ingenicros hidraulicos eran res- ponsables de locuras semejantes™. Hablaba de naturaleza, ecologta, poder imperial y politica, y los rela cionaba entre si. Criticaba el reparto injuste de tierras, los monocultivos, la violencia contra los grupos tribales y las condiciones de trabajo de los indigenas; todos, temas que siguen siendo hoy muy relevantes. Con su experiencia como antiguo inspector de minas, Humboldt tenfa una pers- pectiva tinica sobre las consecuencias medioambientales y econémicas de Ia explotacién de los recursos que encerraba la tierra. Por ejemplo, ponia en tela de juicio la dependencia de México de los cultivos comercializables yla minerfa, porque supeditaban el pais a las fluctuaciones de los precios en Jos mercado internacionales, «El tinico capital que crece con ¢l tiem- po —decia— es el producto de la agricultura", Estaba convencido de que todos los problemas en las colonias eran consecuencia de «las imprae dentes actividades de los europeoss* Jefferson habfa empleado argumentos similares. «Creo que nuestros gobicrnos seguirén siendo virtuosos durante muchos siglos —decia—, siempre que sean sobre todo agrarios+**, Preveia que la apertura del oes te estadounidense iba a ser el desarrollo de una republica em la que los pequeitos campesinos independientes se convertirfan en soldados de a pie de la joven nacién y guardianes de su libertad. El oeste, pensaba Jefferson, garantivaria la autosuficiencia agricola de Estados Unidos y, por jente, el futuro de «millones de personas que atin no han naci- dos", E] mismo era uno de los agricultores mas progresistas del pais, dispuesto a experimentar con la rotacién de cultivos, los abomos y las nuevas variedades de semillas®, Su biblioteca estaba Ilena de todos los libros sobre agricultura que podia comprar, ¢ incluso habia inventado una nueva reja para un arado (la parte de madera que se levanta y revuel- ye la tierra), Demostraba mis entusiasmo por las herramientas agricolas que por los acontecimientos politicos, Una vez encargé un nuevo mode- Jo de tilla a Londres, y estuvo informando a Madison sobre el envio como un nifio ilusionade: «Espero recibirla cualquier dia de estos», «todavia no he recibido mi trilla», y por fin, «ha llegado a Nueva Yorks. Probaba hortalizas, cultivos y frutos nuevos en Monticello, con sus campos y su jardin como laboratorio en el que experimentar. Opinaba que sel mayor servicio que puede prestarse a cualquier pais es afiadir una planta itl a su colecei6n de cultivose™, Habia vuelto de Italia con arroz de montaia 142 Pourrica ¥ Nuntmaneza: Thowas Fesrrkson Husmot re que llevaba de contrabando en los bolsillos —un delito penado con la tiuerte— y habia intentado convencera los agricultores estadounidenses de que plantaran ares azucareros para dejar de depender de la melaza que llegaba de las Inclias Occidentales britanicas, En Monticello cultivaba 880 wariedades de 99 especies de vegetales y hierbas™. Jefferson crefa que, mienuas un hombre tuviera una parcela de tierra propia, era independiente, Incluso alegaba que los campesinos eran los linicos a los que deberfa clegirse para el Congreso, porque las conside- raba «los verdaderos representantes del bien de América», a diferencia de los avariciosos mercaderes que «no tienen patria»™. Los wabajadares industriales, comerciantes y financieros nunca se sentirian atados a su pais como los agricultores que trabajaban la terra. «Los pequeios terra- tenientes son la parte mas valiosa de un Estado-"', insistia, yen su borra- dor de la constitucién de Virginia habia incluido la cliusula de que cada persona libre tenia derecho a poscer 50 acres de tierra [algo mis de 20 hectireas]", aunque no consiguié que se aprobara esta disposicin, Su aliado politica, James Madison, decia que cuanto mayor fuera la propor cidn de agricultores, «mis libre, mas independiente y mas feliz sera la sociedad», Para ambos, la agriculiura era un empeiio republicano y un acto de construccién nacional. Arar campos, plantar vegetales y planear la rotacién de cultivos eran tareas que otorgaban la autosuficiencia y, por tanto, la libertad politiea. Humboldt estalva de acuerdo, porque los pe- quefios agricultores que habia conocido en Sudameérica habian desarro- Mado «el sentimiento de libertad e indepencencias™. Pese a sus coincidencias, habia un tema en el que discrepaban: elavitud. Para Humboldt, colonialisme y eselavind eran esencialmente lo mismo®, entrelazados con la relacién del hombre con la naturaleza y la explotacién de los recursos namirales. Cuando los colanos espanoles, pero también los norteamericanos, habian introducido cl azticas, el algo- dn, el indigo y el café en sus territorios, también habian introducido la esclavitud. En Cuba, por ejemplo, Humboldt habia visto que «cada gota de jugo de cana de anicar cuesta sangre y gemidos«™, La esclavitud llegé -en laestela de lo que los europeas «llaman su civilizacién»”, decia Hum- bold, y su vansia de riqueza»*, El primer recuerdo de infancia de Jefferson, segiin se decia, era de un esclavo que le Hevaba sobre un cojin®, y, ya de-adulto, su sustento depen- dia del trabajo de los esclavos. Aunque aseguraba que adiaba el sistema, la. ex 148 ILA aNYENCION nie LA NATURALEEA solo dejé en libertad aun puftado de los 200 que tenfa en sus plantaciones de Virginia, En una época anterior, jefferson habia pensado que la agri- cultura a pequefia escala podria ser Ia solucién para aeabar con la escla- vitud en Monticello, Cnande todavia estaba en Europa como enviado-de Fstados Unidos, habia conocido a esforzados campesinos alemanes que Ie habfan parecido «absolutamente incormuptibles por el dincro»'™, Habia pensado en establecerios en su hacienda «mezclados» con los esclavos, en granjas de 20 hectareas cada uno, En-su opinién, esos alemanes indus: triosos y honrados eran ef simbolo del agricultor virtuoso. Las esclavos se- guirfan siendo propiedad de 4, pero sus hijos serfan libres y “buenos ciur dadanos« gracias a haberse criado en la cercania de los campesinos alemanes. E] plan nunea sc hizo realidad y, para cuando le conocié Hum- bold, Jefierson habia abandonado toca idea de liberara sus csclavos, Esclavos trabajando en una plantacién Humboldt, por el contrario, nunca se cansaba de condenar Io que llamaba «el mayor mal»!"!, Durante su visita a Washington no se atrevié a criticar al presidente en persona, pero sf le dijo al arquitecto y amigo de Jefferson, William Thomton, que la esctavitud era una «vergtienzar. Portrica v Navumagg2a: TaoMas Jemcasos v HUNQGOEOE Por supuest, la abolicién de la esclavitud reduciria Ia produceién de algadén en el pais, dijo, pero el bienestar general no podia medirse «de acuerdo con el valor de sus exportaciones»™. La justicia y la libertad eran mas importantes que los ntimeros y la riqueza de unos pocos. Que los britinicos, franceses y espafioles pudieran discutir, como lo hacian, por quién de cllos trataba de forma mis humana a sus esclavos era, decia Humboldt, tan absurde como discutir «si serfa mis agradable que a uno le rajaran el estémago'o que lo azotaran!"™. La esclavitud era tirania, y durante sus viajes por Latinoamérica habia lenado su diario con descripciones de las desdichadas vidas de los esclavas: el duefio de una plantacién les obligaba a comer sus propins excrementos, escribi6, y otro torturaba a los suyos.con agujas™, En todas partes, Humboldt habia visto las cicatrices de los latigazos en las espaldas. ¥ los indigenas no recibian un trato mejor, En las misiones del Orinoco, por ejemplo, habia ofdo contar que secuestraban a nifios y los vendfan como esclavos. Una histo- ria especialmente horrible era la de un mistonero que le habia arrancado Ios testiculos de tn mordisco al criado que trabajaba en sv cocina por besar a una joven", Habia excepciones, Mientras atravesaba Veneructa camino-del Orino= co, a Humboldt le habfa impresionado su anfitrién en el lage Valencia, que fomentaba cl progreso agrario y el reparto de la riqueza dividiendo su finca en pequefias granjas™. En hagar de dirigir una plantacién inmen- sa, habia dado gran parte de su tierra-a familias pobres, algunas de escla- vos liberados, y otras de campesinos que eran demasiado pobres parser duefios de nada, Esas familias trabajaban como agricultores independien- tes; no eran ricos, pero podfan vivir del campo. Asimismo, entre Honda y Bogota, Humboldt habia visto pequeiias haciendas en las que padres ¢ ‘hijos trabajaban juntos sin ningtin esclavo, plantando cafia de azticar pero también plantas comestibles para su propio consumo. «Me encanta dete- nerme en estus detalles, decfa, porque probaban su argumento. La institucién de la esclavitud era antinatural, porque «lo que va en contra de la naturaleza ¢3 injusto, malo y sin validez»"*, Al contraria que Jefferson, que creia que los negros etan una raza «inferior a los blancos tanto de cuerpo como de mente»™, Humboldt insistia en que no habia razas superiores ni inferiores, Al margen de la nacionalidad, ¢1 color ola religién, todos los seres humanos procedian de una misma raiz, Igual que Jas familias de plantas, explicaba, que se adaptiban de distintas formas a las 145 La FRWENICION DE La NATURAL condiciones geograficas y climticas pero exhibian las caracteristicas de «un tipo comin», todos los miembros de la raza humana pertenecfan una misma familia. Todos los hombres eran iguales, subrayaba, y nin- guna raza estaba por encima de otra, porque «todas estén igualmente disefiadas para la libertad", La naturaleza era la maestra de Humboldt. ¥ la mayor leccion que le habia ensefado ers la de la libertad. «La naturaleza es el terreno de la libertad", decfa, porque su equilibrio estaba basado en la diversidad, que también podia servir de modelo para la verdad politica y moral. Todo, desde el musgo o cl insecto mas humilde hasta los clefantes o los robles gigantescos, tenia su funcién, y juntos formaban la totalidad. La humant dad no era mas que una pequeia parte. La propia naturaleza era una reptiblica de la libertad,

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