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410 Historia de la filosofia griega, I 10. TRES ENUNCTADOS BASICOS Junto al Logos, y en intima conexién con él, parece que los elementos fundamentales de la interpretacién heraclitea del mundo se hallan con- tenidos en tres afirmaciones generales. Por conveniencias de la exposicion debemos tratarlas una por una, pero ninguna puede comprenderse plena- mente sin las otras, puesto que en realidad son solo diferentes modos de explicar la misma verdad. Estas tres afirmaciones son: a) La armonia es siempre el producto de los contrarios, por ello, el hecho basico del mundo natural es la lucha. b) Todo esta en continuo movimiento y cambio. ¢) El mundo es un fuego vivo y eterno. La consi ieracion de estos enunciados nos posibilitard volver al Logos, en cuanto la ley del devenir, con una mejor comprensién, y aferrar las limitaciones que impone sobre la guerra y cambio continuos insitos en el Universo. a) La armonia es el producto de los contrarios. EI significado de la palabra harmonia se ha discutido en relacion con los pitagéricos (supra, pags. 214 y sigs.). Podemos suponer que, tanto su aplicacién a la musica como su uso general en cuanto ensamblaje y- cons: truccién de un todo complejo segin principios racionales y en la propor- cién debida (que es uno de los significados de Idgos), eran familiares a Herdclito. Nosotros mismos usamos la palabra «armonfa» en un sentido no musical, cuando hablamos de vivir en armonia o de un efecto armo- nioso en arquitectura, pintura u otras esferas. Seria, sin embargo, poco aconsejable mantener el significado general de harmonia en un contexto heractiteo, aun después de explicar la palabra griega, porque leva impli- cita sugerencias que se inclinan en una direccién pitagérica. Puesto que la harmonia de Herdclito es el reverso completo de la pitagérica, esto no podria dejar de ser engafioso. Varias de las sentencias heracliteas ilustran su original interpretacién de la «armonfa de los contrarios», pero quiza el mejor punto de partida nos lo ofrece una comparacién de dos pasajes de Platén. En el Banquet, tl médico Eriximaco ha cogido su turno para entonar el elogio de Eros, y expresa la extendida opinién de su habilidad para reconciliar los con- trarios en el cuerpo. El buen médico, dice (186 D, de Ja trad. ingl. de Ha- milton), «tiene que ser capaz de hacer que los elementos, que en el cuerpo son los ms enemistados entre si, sientan afecto y amor mutuo; tales ele- mentos hostiles son los contrarios: caliente y frio, hiimedo y seco y los de esta indole. Por saber crear amor y armonia entre éstos es por lo que % Nuestro pensamiento esté mucho més influido por el pitagorismo de lo que solemos reconocer, La aplicacién psicologica del concepto musical se ve, por ejemplo, srett verso del Mercader de Venecia: «Tal armonfa esté en las almas inmortales>, que aparece en un contexto categéricamente pitagdrico. Herdclito All nuestro antepasado Asclepio, como dicen nuestros poetas y yo creo, in- venté nuestro arte». Estas ideas de Ia salud como una armonfa de los contrarios fisicos pertenecian a la escuela occidental de medicina y fueron ensefiadas por Alemeén, el conciudadano de Pitagoras, y por algunos, al menos, de los pitagéricos (pags. 298-300). Que Eriximaco las habfa aprendido de Pité- goras lo confirma el desarrollo del ejemplo musical en las palabras si- guientes. £1 continia: Que Jo mismo puede aplicarse en verdad a la mtsica es evidente aun para todo aquel que preste la mas minima atencién al tema, y esto es presumiblemente lo que Herdclito pretendié decir, aunque no esta muy acertado en su eleccién de Jas palabras, cuando habla de una unidad que concuerda consigo misma a pesar de diverger, como en la armonfa del arco o de la lira [cf. fr. 51, pags. 413-425]. Es, por supuesto, completamente absurdo hablar de armonfa en un ser en discordancia, 0 de que esté com- puesto de factores que contintian en desacuerdo en el momento en que lo forman. Lo que, probablemente, éI pretendié decir fue que el arte de la miisica produce una armonfa que se origina de factores que, en un prin- cipio, estén en desacuerdo, pero que posteriormente se armonizan, me refiero a las notas agudas y graves. Seria muy sorprendente que, después de los ataques que lanz6 contra Pitdgoras, Herdclito hubiera puesto todo su empefio en decir que estaba de acuerdo con él, sélo que no habfa acertado a expresarlo muy bien. Su doctrina era, en efecto, una contradiccién de la pitagérica y éste es un ejemplo particularmente instructivo de Jo que siempre le ha estado aconteciendo a Heréclito: se ha parodiado el agudo filo de su doctrina, y se la ha embotado en la comparacién con la de algiin otro. En este pasa- je, Platén satiriza a Eriximaco, que es representado como una persona pomposa y de mente no muy despierta, poniendo en sus labios la mala interpretacién. En otra parte evidencia que conocfa perfectamente bien lo que Herdclito pretendié decir, y lo que es més, fue quiz el primero que aprecié Ia gran valentfa de su pensamiento. Decir que la armonia se ori- ginaba en Ja disarmonia, en sucesién cronolégica, y que representaba una reconciliacién de elementos opuestos con anterioridad, pero que ya no iban a seguir estando en esta situacién, era afirmar precisamente lo que Heréclito habia negado. Esto lo aclara Platén en el Sofista (242 D). El interlocutor principal ha estado hablando sobre la disputa entre los que sostienen que el mundo es una pluralidad y los que mantienen que es una unidad. Y continia: Posteriormente, algunas Musas de Jonia y de Sicilia pensaron que era mucho més seguro combinar ambas explicaciones y decir que lo real es al mismo tiempo pluralidad y unidad, manteniéndose cohesionado por el odio y la amistad, La mas estricta de estas Musas [i. ¢., la jonia, mediante la cual Platén alude a Heraclito] dice «en su divergencia radica su convergencia eterna». La més laxa [es decir, la siciliana, que esté representada por Em- 412 Historia de ta filosofia griega, pédocles] suaviza la norma de que esto deba ser siempre asi, y habla de estados alternativos, en los que el Universo, ora es uno y esté en paz por obra del Amor, ora es plural y belicoso consigo mismo debido a alguna clase de Discordia. Empédocles, que siguié Ia tradicién italiana dominada por Pitdégoras, hablé de estados alternativos de armonia_y discordia, unidad_y plura- dad. (Esto esta bien confirmado por sus fragmentos.) Herdclito, «la mas estricta de estas Musas», afirmé que toda _armonfa_entr: contrapuestos implicaba_necesariamente y siempre una entre los cont je que se componia, La tensién nunca desaparece. [a paz y la guerra no se suceden entre s{ por turno: en el mundo exis- ten siempre la paz y la guerra. El cese de la contienda_significarfa Ta desintegracién del cosmos. La comprensién platénica de este punto esen- cial, que pasé desapercibido a tantos presuntos intérpretes de Herdclito, es una excelente garantia de su penetracién y justifica la confianza en todo lo que él tenga que decir sobre este dificil pensador. La intrepidez de Herdclito fue excesiva, incluso para Arist6teles, pues su propia capacidad excepcional de pensar con claridad y légica fue en sf un obstéculo para su comprensién de una verdad tan oracular y postica Le parecfa que Herdclito estaba quebrantando el principio de contradic: cién y que, por tanto, no pudo haber pretendido indicar lo que sus pala- bras parecian decir. Y asi, en De Caelo 279b 14, lo clasifica junto con Empédocles, ignorando la distincién que Platén habfa observado con tanto acierto. Algunos, dice, sostienen que el mundo es eterno, otros que pere- cerd, «oiros, a su vez, que presenta un estado alternativo, siendo en un momento como es ahora y en otro cambiante y perecedero..., como Em- pédocles de Agrigento y Herdclito de Bfeso dicen». Sin embargo, en oca- siones cala mejor en las palabras de Herdclito, las comprenda o no ple namente. En la Etica a Nicdmaco, por ejemplo, escribe (1155b 4, fr. 8 DK): «Herdclito dice que lo opuesto es Jo util; que la armonfa més her- mosa procede de elementos diferentes, y que todo nace de la discordia», sentencia ésta que es la pardfrasis de més de un fragmento heracliteo ®. Herdclito utiliza con entera libertad el lenguaje metaférico, y no debe causarnos sorpresa que sus sentencias hayan sido objeto de multiples interpretaciones, como acontece con los textos biblicos aislados en los @ Alevidenciar este alto respeto por el testimonio de Platén la presente exposicién difiere de la de Kirk. © Por ejemplo, frs. 51, 80, 10, En la primera frase (cd ave(Eouy ovugépov) Kirke observa (HCF, pig. 220) que la palabra jénica avelEouv debe ser aceptada como spectficamente heracitea,

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