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Ficciones lesbianas | Literatura y afectos en la cultura argentina Laura A. Arnés Seer eal Asnés, Laura A. Ficciones lesbianas: literatura y afectos en ta cultur irgentina / Laura A. Amnés, - 1a ed . - Ciudad Autonoma d juenos Aires: Madreselva, 2016, 320 p. ; 20% 13cm, Ian 978-987-2861-07-9 1. Estudios Literarios. 2. Estudios de Género. 1, Titulo. coo 807 Ficciones lesbianas Literatura y afectos en la cultura argentina Laura A. Arnés Editorial Madreselva, Bucnos Aires, diciembre 2016. info@editorialmadreselva.com.ar Collage dis al y disefio de portada: Leandra Larrosa ‘Maquetacién: Gabriela Gonzalez Mendoza Correccion del texto: Marfa Bertoglt Supervisiénz Julia Taboada Morici ©O Esta edicién se reatiza bajo una licencia Creative Commons Atribucién-No comercial 2.5 Argentina. Por lo tanto, la reproduccién del contenido de este libro, total © parcial, por los medios que la imaginacién y la técnica permitan sin fines de tucro y mencionando la fuente esta alentada por (os editores, Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Impreso en Argentina - Printed in Argentina Ficciones lesbianas Literatura y afectos en la cultura argentina Laura A, Arnés MADRE SELVA ‘Puede alguien que estuvo en todas, de alguna manera, desaparecer de (a cultura’ Maria Moreno, Subrayados ‘A veces me pregunto por qué me interesa esta historla, habiendo tantas; porque est cerca, por inverosimil, porque empieza a pertenecerme, poraue el tiempo me sobra, serd por Jaime, que cada vez quiero ver menos, ‘0 por Eloisa que cada vez quiero ver mds y me desespera, losi Havilio, Opendoor Yo sé que sos lesbiana. En Buenos Aires hay solamente dos lesblanas, ¥ vos s0s una, Dame un beso, Yo no soy lesbiana -protesté-, Eso es una leyenda, Yao sé. César Aira, Yo era una chica moderna | t Declaracion Dedos que solo {0s chicas saben meter optastando Bubaloos y los iltimos temores. Malva-vulva-visces. Tocando marshmallows, pegoteando Moguls. ‘Los ojos cerrados 0 pequetios [~. ‘Mordiscos a todos fos Bazooka: sandia atémico, fratitia ‘explosiva, banana loca, pamelo pop, naranja sport. Horas buceando en Lifesavers (sumergids en el candy with the hole). Sugus al final, yo azuies, ella rojos. Marina Mariasch, Coming attractions Corria el afto 2007. Hacta tres arios que la Ley de Unién Civil se habia sancionado en ta Ciudad de Buenos Aires. Yo estaba terminando la carrera de Letras, Era activista feminista y también participaba en colectivos de la disi- dencia sexual. Como consecuencia, mi pasaje de estu- diante de grado a doctoranda lo vivi no solo atravesada poor las pugnas en torno a la legitimidad de saberes que se dirimen en el interior de ta institucién universitaria, sino ‘que también me sent{ interpelada por los debates sobre ‘ese supuesto antagonismo presente en la relacién entre activismo de la calle y activismo académico que, muchas veces, toma la forma antitética de praxis versus teorfa. Y digo supuesto antagonismo porque a mi criterio, to unt versitario es, como sostiene Nelly Richard, un territorio de intervencién politica fundamental. Sin lugar a dudas, ta literatura es un dispositivo poli tico donde se modulan miltiples distribuciones de lo que afecta a nuestros mundos sensibles, un espacio privile- ‘eerones lesbianas Sfado en el cual se ensayan formas posibles (probables © Improbables) de la vida en comin y en donde, come consecuencla, se estrenan constantemente nuevas rela, Ciones entre los cuerpos. Contaba con esta certidimbro (Glande comencé a preguntarme por tos temas que hoy iG ian cep a este libro, Pero la entrada en ese campe de fuerzas que es la literatura me calocd frente’ uy {(comodiad apremiante: ta certeza contrariaga de uc, cultura, Me refiero, claro, a las afectividades lesbianse, Hace ocho afios confiaba en que ocuparme dle las fe hones lesbianas que ofrece nuestra literatura era una {area necesaria y me entusiasmaba creer que el resulta Gf tba a ser de interés incluso para personas ajenas lop Se eats lterarios, Sin embargo, la sentia un poco feere de lugar, demasiado desviada, Hoy sigo considerancis que senecesaria, pero escribo estas palabras en un conterte onde la problematica de las sexualidades disidentes ya est instalad defintivamente, en nuestro pais: Yre co ellero solamente a las leyes relativas a la identidad de {énero, el matrimonio ola fertilizacinasistida, alos cone ilictos que instauraren en toro a la identidad, ta dieser dad y lo politic, ya tas oportunidades para interower a modelo binario sexo-genérico que estas oftecieron, Estoy Pensando, adem, en (a reedicidn -que marca el pulso de (iotte, 2013) y Et affair Skeffington (Moreno, 2013). Tome 2ikn sefiala en esta direccin la inauguractin en el avy 2011 del blog Potenciatortillera, un archivo documenta isitalizado det activism en Argentina y, por supuesto, a ‘reacién de la coleccién de ta cual forma parte este laa, £0" razones evidentes, armar el corpuscon el que tra: bafé no resulté tan sencillo, Fueron fundamentales fo ‘aura A. Aunés 2 feminista y archivista extrema- tri ros Hceorete ped flocopas do (Stes tes i eso dL pra esun ano Tethojas abrochadas; también lo fue, en un principio, se ejviddo, “El quinto” y “Marta y Hrtensla” estén en ces pa que generosariente ‘compartieron conmigo arr pvestigadoras. Después de un par de afosy de una eae cla sistrmatica, encontré Monte de Venus en Mer- paso ire. La compre: era abada, Aa también consul saiva'y sofora, con sus tapas ajadas y las hojas amar Ins Koish me fue onviada desde Estados Unidos y Diario wetscivo lege con subrayades cargados de afectividad, frie as paginas de En Breve crcl enconté un coreo le desamor. ola dsator de cmenza Invetintn yas Cuenta, tenia un estante saturado de relatos cosa ao dt tino sie por utes mis omen faba covert ential ilclne: habla do ia convertido en titanic t comectas que nose con ceases de ta iteratura argentina no queria decir que no exstleran, sion no se originat 5 cambl,haclamedos de very de eer Ceti Parti, entonces, dal supuesta de que mi bisqueda debia serlomdsexustiva ponbl, de ue tenia que proponese Barrer con la mayor canted de materaes que hblra encontrar, y hacer al un apate ala constitu yas tematzacin de un archivo. Es det, debla asprarahacer, 4 trios foucaltianos, una investi sobre aque ts elementos que tendemas a sentir que esti sn ste fa, Cana consecuenci, eta no se esata en tem nos nates ni buscar un orgen, sino que Se propondia revelar hues, contacosy plurallades contrarextand tas verdes y io Hstora de nuestra erature y dees tosistema socio sexual. Probab alo inposble porque, come dce Hara Haren, “Inventar a nuestasprecusoras re no hay particidio- nos a de herman dare en donde, cmon os terra " ): sip). fi ,, siempre hay una nueva” (2010: s (espera preteoton de exhaust, panto entendi que no podia con todo, que el interés por armar Mieciones lesbianas archivos siempre se enfrenta a la parcialidad y que escri- bir implica una toma de decisiones constante. Entonces, équé material tenia el estatuto adecuado para entrar en nis reflexiones? ¢Cémo darle orden a un corpus y emo Fecortarlo? {Qué textos eran los que no podian faltar? Era posible poner en contacto relatos de autores reco- Rocidos e incluso muy transitados (como Aira, Fogwill 0 Cortézar) con textos de autores casi desconocidos, muy Jovenes o de circutacién editorial limitada? Pero desde el comienzo fui consciente de un problema mayor. Una cuestién sumamente importante. Una pre- gunta -que tomaba la forma de varias- muy compleja y, Por eso, extremadamente apasionante: iqué significa el Lérmino lesbiana/o? ;Cudl es ta diferencia entre usarto {como sustantivo o como inflextén? ;Cual es ta relaciér (st {a hay) entre lesbiana y mujer? 485 posible encontrar lo \esbiano alli donde no habria tna erética o una sexvalidad expticita? 2 qué es lo que una lee, en tanto sujeto socla- lizado, como erética o sexualidad? Entonces: por un lado, lun material titerario rico en singularizaciones; un espacio ‘ue se construye en {a multiplicidad de diferencias, en la heterogeneidad discursiva y tematica. Por otro, la cetti. dumbre de que, irremediablemente, representar implica siempre presentar una imagen, (imitar el dinamismo que cualquier término pueda tener, ¥ en este mismo sentido, ombrar supone reconacer (para aceptar, cuestionar o ‘rechazar) las narrativas sociales que procuran domesticar (as incoherencias tanto afectivas como conceptuales, Después de mucho devaneo y discusin tomé varias decisiones: por un lado, no trabajaria sobre identidades lesbianas, no buscaria defini el concepto de sexuall- dad en tanto objeto predeterminado que necesita ser explicado, ni celebraria lo marginal en tanto valor, Per otro, al darme cuenta de que la sexualidad y los térmi Ros quee supone no eran necesariamente lo que yo creia Que eran, y de que no estaban narrados, imperiosamen. te, donde y como la imaginacién hegeménica sefalaba, Procuré trazar un giro critico que virase hacta un campo epistemolégico, Asi, utilizar lesbiana como catacrecis (un término de por si siempre impropio) implicé centrar ‘a pregunta no tanto en el sentido det término sino en Kaura A. Arnés idos en que los sentidos son producidos 0 signift ts enon (con)textos particulares. ee ee ue finalmente conformaron tos text 0: bart A homogénea: las imaginaciones literarias eau a son variadas y sus temporatidades, anda bara, dan coe agra de mind ete a de entradas miiltiples. Tiempos, cuer- vostagpacts ado tiene un crkte osteo, moral y va jos también ‘una variaci6n literaria, Asi, el ea ontario se revela, por un lado, como un epi re re se negoclan sents hi Slog fantasies normatias; po Oto, se coniars oa é de la cultura en el q - sto un espacio anémato de la c unset ser vsibles esas ficciones, (as ficciones lesbionas que Sin tugar ‘a dudas, horadan, de modos creativos, la: sl , nicas de to social. ee tec: que de diversos modos trastocan ‘o isle es decir, el sentido comiin- resultan, inme- Btament, pliers: proponen lena que dere daar Gansmos cela cultura occidental, voletan a odos de las temporalidades teleolégicas, transitan construyen nuevas espaciatidades: 6 con un bosque que parecia un dibujo 107 fintnent pa oa con is pretin e dine venta esa vin: Se tataba de [] un mun Mitt fo] Hamad "tpaeiso de os medusa” [-] seo cuenta de que en 5 esi haban ena reves categories de espocio fk Atora quel pregntrse or qué habia sentido tan otra por “Lo que me importaba Scomcciaes. Y me Ffiroaseres verdaerament desconccldes, como personas tan raras ue eigen transforma en ees tan ergs yond como las medusas”,reflexion6 (Pavén, 2010: 82-84). Pero las medusas no solo son ondulantes, Medusa era ese ser brio como la srna cue pridcamente reaparece - de ojos.a ser : las ficciones lesbianas- portadora fu mirada deseante petrifica,anonada y fescna, Quien la 8 . ccionesasbianas ve ya no podrd ver otra cosa, Y este es el punto: ‘ones lesbianas se constituyen como amenaza, principal: mente, porque detinean imagenes que al diluir o entreverar clases y géneras indagan alternativas de construccién de lo hhumano o de to no human. ‘Ao largo det ultimo siglo los cuerpos lesbianos que propone la literatura van a asociarse con et cuerpo ati mat o monstruoso de diversos modos. Esa fatla que impli ca la afectividad disidente se registra también a nivel de {os cuerpos: interrumpe un orden normative y propone otras formas posibles, otras familias. En este sentido, ese defecto no solo pone en cuestién los términos en que se cconstruye (o humano -o, mejor dicho, pone en evidencia ccémo lo humano se sostiene sobre la heteronormativi- dad-, sino que desarma las narrativas (la matriz) sobre las que se sostiene lo com Si bien la idea de comunidad es fundamental para la historia de los afectos lesbianos -estoy considerando, por ejemplo, et continuum lesbiano propuesto por Adrienre Rich (1980), los cenaculos de la Rive gauche, los grupos. de reflexién que fueron indispensables para el activis- ‘mo o incluso la pasién de Victoria Ocampo por Virginia Woolf, que tomé la forma de un intercambio entre tres mujeres-, las ficciones lesbianas de nuestra literatura ofrecen indagaciones que rasgan los presupuestos sobre los que se sostiene et bien comin: orfgenes, tradiciones, temporatidades y sociedades productivas y reproductives son desfiguradas. Como consecuencia, estas ficciones tampoco tienen interés en construir ese espacio de todes que es la Nacién. Ellas, las sin parte, las no contabitize: das, se hacen visibles y legibles en sus propios términos. ¥ es0 es lo que las hace politicas a estas ficciones, As, por ejemplo, Paula Jiménez Espafa arriesga, con humor, ‘otro pasado posib| 0s voy a contar mi historia, Tenia yo una amante: [..] la esbelta y fogosa Magdalena que nacié con pelo rojo y no tifose en toda ta eternidad [..J. Mi otra ‘amante, Sara nombrdronta sus padres y las genera: “4 i cos 0 cualquler me: recia de dotes artisticos o cual feo estoreletonese, Pada y menade come i genes de amor vero enfoquecian todos fas gen Cr oa (J. Hobia togrado conciliar et suefto at caret cud legs hasta mia efron anos este angel, for- 1 por las rejas de las vent cole Peer en rayos de (uz divina que dariome ta re yo soto he venido a aunciaros lo que Dios visto oy por fa tarde: "ve y dle a Marla que me order rij mio. Nuc ha estado con un Hombres é un nino”. visu vientre engendrard un 1 mas ese libre! -grité desesperade-. Para destino “hee poco extrafo. Pr otra pate, debo ex i ser que el seior ha caido en un error al pensar ie aay virgen. es lero, no Ne estado con un Hom: gee ta virginidad puede perderse de muchas maneras... (2013: 11-15)- clones, ester qu ia”, un cuen- La barca o nueva visita a Venecia”, ‘ado en 1977 y escrito en décadas Ipable un problema central de El relato viene antecedido por Peroes to de Cortézar, public previas, el que hace pal las ficciones lesbianas. un prologo de autor: esd joven me tenté la Idea de reescribir textos ite, rar que me habfan conmavido pero cuya factura me parecia inferior a sus posiblidades Internas; creo que Elgunos relatos de Horacio Quiroge llevaron esa ten Gina un limite que se resolvis, como era preferibte, enallencio y abandono J. El azar y un paquete de jos papetes me dan hoy una apertura andloga sve bse deseo no realizado, pero en este caso la tentaci € legitima puesto que se trata de un texto mio [-}. En altima pagina del borrador encuentro esta nore “Qué mato! Lo escribi en Veneca en 1954 [0 releo lez afios después, y me gusta, y e : erento Y fo cotacion estaban olvdados; doce aitos mds se sumaron a tos diez primeros y al releer Shora estos paginas coincido con mi nota. (J. Lo {que sigue es una tentativa de mostrarme a mi mis 15 Piocioneslesbianas ‘mo que et texto La Barca esté mal escrito porque es fFalso, porque pasa de lado una verdad que entorces 10 ful copaz de aprehender y que ahora me resulta evidente. Reescribirto seria fatigoso y [..] desteal, su articulo “El género: una categoria dil para et anélisis histérico” (1986) para develar que en su version original el titulo habia sido pensado entre signos de interraga- una mujer que encuentra a Sens nujeres erticomente aractivas y ratificantes Por supuesto una lesbiana es mds que su cuerpo, mas (quesu carne, pero el lesbianismo participa del cuerpo, participa de la carne. Esa carnatidad se distingue de {os gestos de simpatia politica con homosexuales y de compromisos afectivos en los que las mujeres se disfrutan y se dan apoyo entre sh. (1984: 351), Pero a partir de la diltima década det siglo XX, la im- portancla crecfente del concepto género” provocé un giro decisivo en el pensamiento teérico: introdujo revisiones, teformulaciones, debates y nuevas exploraciones en la mayor parte de las disciplinas sociales. Significé un giro in- terpretativo que ademas legitims, por diversas razones, stu ingreso a la academia. En este contexto, aparecen las lla- madas “teéricas queer” encabezadas por Teresa de Laure- tis, Judith Butler y Eve Kosofsky Sedwick. Atravesadas por los movimientos sociales contemporéneos (el feminismo, el posestructuralismo y las teorfas poscotoniales), provie. nen de la academia norteamericana pero en su vertiente de intervencién politica. Sin embargo, ta academia austra- liana también ha presentado algunas figuras interesantes, de escasa difusién en Argentina, para la reflexién en torno 2a las sexualidades queer como Annemarie Jagose, Elizabe- th Grosz y Elspeth Probyn. El concepto de “teoria queer” fue acuitado por Teresa de Lauretis en una conferencia que dicté en la Universidad de California, en 1990, Al afio siguiente, en el periédico diferencias publicé un articulo titulado’ “Queer Theory: Be (La tadiccin es ml 27 EL concepto do “génoro” hace su entrada significativa en la sdécada del cincuenta en el dinbito de la sexolagla (Evelyne Hooke aha Money). Peco es en ta década del sstenta cuando comicnza 4 Ser utilizado’ para distinglr entre sexo biolégico y constvuccones sociales sobre ol cuerpo, Sin embargo, en los noventa, se problematiza frofundamente esta separactén, y "género” comienza a ser pensado can/como sexo (que también sera socalmente construido)¢ incluso om orientacién senual. Es decir, lesbiono en tanto género. 0 Sexual, Constiuir un horizonte discursive alternative, Era Cheaaee st rincipalmente, politica, La pales queers entenae 0 as calles, con fuerza, desde los ochre ¥ fue, Entonces, un gesto deliberadamente disruptive, escanda. Cio incluso, ofensivo el proponer junterte con et alto, concepto de teoria. Criginalmente, los objetives de sy propuesta, como que eat Halperin (1996), procuraban crear at sistema Como algo saat de Dnsar alls) homosonutiee serualicey Mavzinal en relaciin con una former a front Gad (la heterosexuatidad) estable y dominante, ffente 2 la cual podia(n) ser devinida() Por oposicién « homologia. En otras palabras, de Laren? consideraba {1s Is Sexuatidades disidentes no debian ser vistas como {janseresoras 0 desviadas 0 como el “estlee vida” op. hac et BNE, en ks, una Laden siitcate ‘que seta de eg otaRe loravo desvado, Covel temas ae odo a partir ponrs oe slo Nt, comanad a usrse tone anne araguas y tema poe afesaRe instar a as minors ent eee este “ema puede restr stratho el tea de nema (1985), pee | | Lavra A.A sy sexuadas y apoy6 la visbitidad bjt a romans del gaero ya somata: de exorevone nm ase de patologias o perver: Fe oer] no designa una cl er “queer (w ‘és blen, describe un horizonte re aon en ont de Fr eae race Drea Pp puede, POT principio, Fie, 8 wes, remit lnnat av Sin ert cue la “teora queer” se insttucionatiza lacking ite pensando que propone politias radles ei ears, an-esiilaclonstsyanti-normet aaa aie meee aia aig marginal Hee bida y canonizada por la academia como nunca {ut a tos Estados Gay/Lesieos (a, supuestamon. to ae tberales ys acottodeban a ae). Fra Danes sae , queer se definia a si sl eee a Hee ela teoriafeminsta®, Como consecuoncia y solo oi hos despues de haber propuesto al nasro término, pate seve eon Ln Gece’ isstente especfcacin fesblana Bien pede ser tomada como un gesto de dlstanclamiento deo que Pater eins ace waiment stria editorial” (1994a: 2-3)". teins ter gran tro, The Prati of Loves Lesbln tatty and PerverseDestre (1994), de ase se ento- weno que tema "cora nepeiva ta souatied ee Gianaen basen de un modelo formal de Sos tarorg gue pueda dar cuenta dels represontacons 36 lesa mismo ents fees cura Lente par aaa acan, Laplanche y, por supuesto, delaras fens ox odor en gu see Yodan pbles) Netertamente dons (te)estruc- tian, dhamlarente, as ldenladesy sibjetedes senuales y sexuadas, 3 (a wadiccines mi, Pei lend referees ato ue sue en Ee ar aeduah etree ene Unidos, creo aie, eninenor mei, ene to seaémico aca, 31 (Ua roduc es i) Ficeioes lesbianas Retrospectivamente, entonces, son dos las autoras gue parecen haber fundado la teoria queer: Eve Kosofsky Sedgwick y Judith Butler. Pero {a visfbitidad internacional ue logr6 Butler no fue igualada por la primera. En torno a ella se dialoga, se presupone, se discute y se reinter- Preta, Si bien muchas de las discusiones se encuadran con otras que ya venia proporcionando {a teoria feminista, Butler brinda material filos6fico clave con el que dialogar, Una de las principales preocupaciones de esta auto. ra es la valoracién social que reciben algunos sujetos en. desmedro de otros tantos: {Cémo se produce la aperacién segin ta cual hay cuerpos que importan y otros que no tanto? 2Por qué algunos viven en la esfera de lo irrepre: sentable, invivible, inhabitable, mientras otros gozan de los privitegios de tener representatividad juridica, polk tica y, ante todo, semidtica? eCémo actia la hegemonia heterosexual en la formacién de aquello que determina {que un cuerpo sea viable? Y, en otra linea: 2Qué significa lesbiana? :Qué es lo que tienen en comiin los sujetos que. asi se identifican -si algo tienen en comin? Quin lo de- cide y en nombre de qué? La Idea més importante, tal vez, que atraviesa la obra de Butler es la del género como performatividad. A partir de una doble semntica (la del art performance y ta de la performatividad lingiistica) Butler tee el género en térmi- Nos de iterabilidad o actua(liza)cién constante de los mo- delos legitimados pero ademas, agrega: el sexo salo pue- de ser generizado. En este sentido, como Wittig y como. de Lauretis, va a sostener que género no es una realidad sustantiva, sino més exactamente una actividad -una fic- in reguladora- que construye categorias como "sexo", ‘mujer", “hombre” y “naturaleza’” con ta intencidn es” Pecificamente politica de (re)producir la matriz hetero. sexual”. Asi, los cuerpos que encaran “correctanente” 32. Sobre este tema, ver: de Santo, Magdalena (2013). 33 En Cuerpos que importon ter argumenta que el sexo el cuexpo sexuado- no deberia pensarse simplemente como elemento cado sino imis bien, en un mayor grado de complejidad, como resultado de un Proceso de materilizacién que tendea lugar a través del lenguaje y fobre una matriz hoterosenual: "No tiene sentido definir-a gener ibli- ©0 y lo privado, La inscripcién de la primera persona so. cializa, aunque sea de modo desviado, incluso peri-auto- biografico*, la vida privada de la autora. "Yo, Salvadora” recupera la esfera de lo sensual y de lo personal para esta 50 Yoneste punto una anécdota interesante: un grapo de intelectuates argentinas envi tna cartaal dictadorporasoicitar“magranimdad” con Salvadara por “sv tiple condicién de mujer, de poeta y de made". Ela seniegaal pedidoy, desde a circa, le manda otra carta manifestindole 5 dosprecio. Basta este relato para coincide con Sylva Saittaen que Cnrubia define una categoria ve mujeres que hasta entances no estaba, nombrada en ta literatura argentina. "Efectivamente sostene. "la PropiaSalvadora no encuentra un mbito donde articular us idows, 0 {toque lahace tan dificil de ubicar” Soto, 2008; s/p}. De ahi, tal ver, ‘de su mejor obra Las descentradas (1929). 51 Fl término “pertautobigriico” hace eco det témino ‘part Performativo” propuesto por Eve Kosofsky Sedgvéck (2003: 67-71). to pet porformatvoefectia el gesto ce lo performativa sn realizar: ecto performathe ens, Demise medo, pademes pensartoperaitabloysieo Como esos gestos que prometen, abren, sugleren lo autcbiogsfica sin serlo:como las miltplesnegociaciones que ealizan las mujeres excrtoras nirerevelaryocutay, contr y escodery también entre hablar desde ropia experiencia yal ver ccultar lo que no se pus contr % Lae A Aras blecer continuidades entre deseo, ficién e imaginacién. Defintvamente, y mal quo le pese alos escitores de la poca, esta protagonista tiene corazén y fantasia, ademés {Ge cerebro: "i¥o? Yo me llamo Salvadora, Te sorprende, syerdad? Es un nombre espaviol, Los nombres de esa raza tienen algo de ella. Son auidaces y sonoros (J. Un nombre {as feo, casi insotente. Yo amo tlamarme asi” (1926: 58), ‘Como ya se a dicho hasta el cansanclo, convencional- mente son los hombres quienes se constituyeron, histori- Camente, como portadores activas de ta mirada. Sus ojos elinean, en una economia erética o sexual, el cuerpo femenino. Sin embargo, Salvadora subvierte ia expecta tiva, En “El quinto” el encantamiento es asumido desde el comienzo y la mirada de una mujer, lentamente, co tmienza a reconstruir la topogratia del cuerpo de otrat la falta de corse, el perfume; et rostro y sus detalles. Le siquen pies, piernas y tobillos. Una vez que todas las zonas erbgenas fueron recorrdas (a mirada vuelve al ves {ido cemido para concluir: “Soto puede ir vestida asi una mujer que sabe desnudarse” (1926: 52). En este punto, ta narradora detiene su marcha y se retrasa.,.inieamente para suspirar al ver los movimientos de las nalgas de la fobservada. Entonces aparece el recuerdo o la memoria, y justo ahi comienza el cuento de amor y desventura, que no carece de accién (mafia china y rebeldia hingara incluides), ni de erotismo ni de imaginacién, ya que et deseo solo va a poder articularse como pasién de la ex- presién, es decir, como ficcién: “Ven -te dira-, quédate Conmigo. Séla bienvenida como una hermana joven. Ven, cntra; mi sofa azul es lo bastante ancho para las dos. E= cémodo, mullido, hospitalario, con grandes almohadones para tus perezas [..]. Yo te consolaré, Yo soy una maga que sé bellos conjuros de patabras [.J. Mas tarde, en mi cama demasiado ancha, demasiado baja, dormiremos abrazadas, como dos inocentes” (1926559). La realidad deseada solo puede ser apresada, en el cuento de Medina Onrubia, através de ta irrealidad, de Uo inapropiable o, mejor dicho, de lo apropiable exclusl- vamente a través de las palabras y la imaginacién, Como 52 (las cursivas som ia Ficciones lesbianas dos inocentes y la inocencia ya sole es posible e1 térmi- nos de simulacro, Yo pondré esencia de frangipane para ti, en el frasco esbelto de cristal tallado con tapén de oro, que fue de una abuela lejana (..]. Elia, como td, habié esa {lengua hingara, dulce y ceceante. Con ella-dicen que hizo versos muy bellos. Yo, que heredé su pecato, (a recuerdo siempre con amor, Guardo, encuadecnado en piel y en oro, un tibro muy viejo. Es lo que de su Vida lejana, de sus amores {..] queda [..]. ¥ yo no lo comprendo. Lo leerds tt, De tus labios oiré et sitmo meloso y ceceante, Luego me dirds qué es to que dicen, As la conoceré mds. Podré amarta mejor. Los versas de (a muerta olvidada te dardn en tu fengua {a bienvenida, Etta haré que no seas en mi hogar una extranjera (1926: 60). 2EL pecado es (a escritura 0 ta narradora se re‘iere a otra cosa? La pregunta atraviesa el fragmento y el tinico significado que la narracién realza, discretamente, es el de “yo te deseo”, A partir de la poesta -y de una lengua ‘materna-, (a narradora establece un continuum lesbiano ‘Rich, 1980}: una genealogia que consteuye, en ta repeti- cin y traduccién, un espacio propio, una casa que, defi- nitivamente, no es la det amo™. Es cierto que, en este cuento, la figura de ta genea- logia femenina hace su primera aparicién como algo que ces negado, algo que solo resultaria accesible a través de la mediacion del gesto amoroso -de a tectura, de la tra- duccién, de ta voz- de otra mujer, Sin embargo, ta mera fantasia del decir, de leer y escribir lo femenino, es un esto que rompe con el orden falogocéntrico que mantu- Yo a tas mujeres silenciadas. Luce Irigaray sostenia que: 59 (las cursivas on mis} 54 duce Lorde -activista negra, lesblana, poeta: decta, en ue tibro ‘ue, casualmente, se ttula La hermana, lo extranjera: Se tata de aprender a tomar nuestas diferencias y hacelas fucrtes. Pero tas ‘nerramientas del amo nunca desmantelarn la cata el ammo, Es posible ‘que nos permitan temporalmente vencerlo en su propio juege, pero nunca nos permitirsn lograr un eambio verdadero” (1984: s/p) a Lana A. Arnés tenemos que encontrar, reencontrar, inventor, Jescubrir las palabras que expresen la relacién mds farcaiea y més actual con el cuerpo de la madre, con fuestro cuerpo, las frases que traducen et vinculo entre su cuerpo, el nuestro, el de nuestras hijas. Un {enguaje que no sustituya al cuerpo a cuerpo, como fo hace ta lengua paterna, sino que lo acompatie; palabras que no cierren el paso a lo corporal, sino Gue hablen en “corporal” (1994: 41), Los verbos encontrar, reencontrar, inventar y des- cubrir -esos mismos que podrian describir ta accién que pretenderia llevar a cabo la protagonista del curento- pro- Yyocan un efecto preciso de sentido: iluminan ta retacién con el pasado e inventan, junto a ellos, un presente. Ast, yorvos-ella se superponen, se cruzan, se confunden y ‘construyen un espacio ficcional en el que se atan y des- atan deseo, memoria ¢ identificactin. ‘in embargo, en 1926 los amores lesbianos todavia no pudieron configurarse sino como resquicio de despose- sin, El cuento termina: "No pude. No fue, Jamas sabrés” (iiedina Onrubla, 1926: 61). Pero esta frase es un enga: i: et saber -el placer- ya fue producido y reconocido. No hay debilidad ni caida en esta fuerza erdtica: solo futuro. i | Pienso en usted: letras apasionadas y genealogias disidentes en (el) Sur Et monétogo det hombre no me ativia ni de mis sufrimientos, ni de mis pensamientos. Por qué he de resignarme a repetirlo? Tengo otra cosa que expresar. Otros sentimientos, otros dolores han destrozado mi vida, ‘otras alegrias a han iluminedo desde hace siglos. Victoria Ocampo, “La mujer y su expresién”” Apartir de los afios cincuenta se empiezan a mover con fuerza una serie de natrativas con respecto a la sextia- tidad que van a tener alto impacto en el campo de to lesbiano (y, por supuesto, en el de la literatura), Pero ademés, a partir de esta década cobrar cuerpo uno de los debates mas intensos entre cultura y titeratura, en el que se cifra gran parte de nuestra actualidad estéti a: se hibridizan érdenes, se cuestionan los heredados, se aventuran alternativas. Es decir, se produce una re- distribucién radical de los lugares de ta cultura y ol arte (ink, 2005: 24) La década del cincuenta puede pensarse en Argentina y en el mundo occidental como ta chispa que da fuego. a una aceleracién histérica en la que se producen mo- dlificaciones en diferentes estamentos: en las formas de sociabitidad (en general) y de actuacién de las mujeres (en particular), en ta moral y costumbres, en las institu- clones y las practicas politicas, en las formas artisticas, en la intervencién del mercado en ta esfera det arte y, por supuesto, en la presencia de los medios de comunica: «ign, Es un momento a partir del cual se revisa la retacién entre arte y politica y se ligan literatura e historia de un modo nuevo. Como sostiene Sylvia Saftta: Ficcioneslesbianas ‘Las consecuencias de tal conjunto de factores gravitan ‘muy especialmente en un pais que experimenta, en mds de un sentido, cambios profundos en todos los ‘rdenes de su vida nacional: tos golpes de estado, fa inestabitidad politica, social y econdmica, el ascenso de las nuevas clases al poder, la reformulacién de estilos de hacer politica [..). Durante las décadas det cuarenta y cincuenta, la literatura argentina pierde su cardcter “provinciano” para pensarse en didlego con (a titeratura universal (2004: 10). ‘También, a partir de la década del cincuenta se fueron profundizando dos cambios fundamentates en relacién ‘con las mujeres que provocaron modificaciones tanto en {a esfera de (0 pitblico como en {a de to privado: uno econdmico, marcado por sti ingreso masive al mercado. laboral y educativo; otro cultural, marcado por cambios en las modes de relacionarse sexual y afectivamente, En 1951 se sanciona en Argentina el sufragio feme- nino, gesto que redefine la ciudadania de las mujeres, y reconace su presencia publica, aunque no sin contra- dicciones, Como una consecuencia, sobre esta década 1no solo comienzan a incrementarse sostenidamente las posibilidades laborales para las mujeres -sobre todo para las solteras- sino que se expanden sus posibilidades de aceeso a la educacién formal media y superior. Pero volviendo a tos cincuenta, es a partir de esos aos ‘que comienza a afirmarse to que Eric Hobsbawm tlamé “el giro juvenilista y populista de la cuttura de la clase media y alta” (2007: 333), que tuvo alto impacto en tos gustos. y tendencias del arte en general y que afecté, sin lugar a ‘dudas, los modos dle las relaciones sociales. Su punto de implosién podria ubicarse, ya en la década siguiente, en el Mayo Francés, ese movimiento contracultural nacido en la Sorbona que alzé como banderas consignas cor: “Prohibido prohibir”, "Creo en la realidad de mis deseos” © “Cuando pienso en a revolucion me entran ganas de hacer el amor”, mientras el ferninismo, en concordancia, gritaba a voz en cuello: “Lo personal es politico” Liberacién personal, liberacién sexual, y tiberac én social iban de la mano. ¥ el arte era fundamental en et, a Ree | | i \ Laura A. Arnés roceso. Pero, ademés, en estas décadas, en especial pr i0s paises anglosajones y europeos aparece una sub Shieura homosexual de singular importancia a ta hora de tablecer las pautas de la moda y el arte que, como Seremos, tambign impacté en la cultura argentina 0, por {o menos, en la portenia. fn lo que refiere a la literatura y prensa argentina, «en los afos cincuenta no solo aument6 significativamen- fe cl nlimero de escritoras profesionatizadas sino que la novela fue la forma preferida por muchas de ellas. A par- tir de esta década, los nombres de Sitvina Bullrich, Sara Gallardo, Beatriz Guido, Marta Mercedes Levinson, Mar- ta Lynch, Silvina Ocampo o Alejandra Pizarnik dejan su huella, Sus narrativas pusieron en escena problemsticas de género que atravesaban tanto a {a literatura como al mapa de las narrativas sociales y politicas. Sin embargo, asi ninguna se atreve, por lo menos durante esos prime: ros afios, a adentrarse en los contflictos de las afectivida- des disidentes y menos en las que refiere a lo lesbiano®. Por otro lado, no se puede dejar de notar que, ademas, cen términos generates, la literatura argentina de esta dé- cada (y también de las siguientes) estuvo modelada, prin- cipalmente, por dos situacfones ineludibles: las gestuali dades de una realidad nacional peronista y pos-peronista Boe ee ee ae a ee ae ea oe eae se eeeet rant iepeni sp a Piecionesesbianas y la {nfluencta del pensamiento francés -particularmente. el existencialismo- que gravité sobre la produccién litera- fia y, sobre todo, sobre el campo de la critica En 1954 se publica en espafiol El segundo sexc de $i mone de Beauvoir (1948). En 1952, en francés, el Saint Genet de Jean Paul Sartre -traducido at espaiio. quin- ce afios después-. Ambos fueron textos fundantes para entender cuestiones relativas al género y la sexuatidad, y con una influencia decisiva en los/as intelectuales argentinos que, desde mediados det siglo XX, intentan, pensar estas problematicas. Como se sabe, de Beauvoir ‘analizé la construccién cultural y sociat de ta difere cia entre los sexos y, adelanténdose a Foucault, ta im- portancia de ta sexualidad como localizacién det poder. Examind, ademas, la nocién de mujer en tanto Otro en {a cultura patriarcal. Pero, también, El segundo sexo in- saa la relactén ya discutida entre homosexualidad y ari- matidad, ademas termina siendo, de un modo un tan:o perverso, una toa a la bisexualidad, A una bisexualidad ‘en la que el dos esté en el uno, despojada de todo acto sexual (resuienan las ideas de Bunge acerca del hermajro- ditismo intelectual). Pero el articulo de Murena no funciona solo sino que, ‘como consecuencia de una decision editorial (probablemen- te de José Bianco), arma sistema con el cuento de Juan 4 (Las corivas oa miss) 65 José Blanco (1908-1986) fue secretarlo de vedactén de la revista Sur entre 1938 y 1961. También fue en Sur donde publed, por primera ver, Las rats (1943), nouvelle que, at iual que esa otra novela cue publicaria tena aos despus La pérafa del reine, da lugar a lectus de amores que “no osan deci su nombre”. demas, tradujo La axfiea (1965) y también las memories (La caceria del amor, 1974) de Violette 92 Lawaa.Amés “José Hernandez que to procede, y conjuntamente dibyjan dna politica sexual y textual. Mejor dicho, dibujan una po: Iitica det deseo que tience lazos hacia el pasado y hacia el futuro y que compromete a la revista en su totatidad. “El disfraz” (1959) de Juan José Hernandez -colabo- rador habitual de la revista-, es el relato oblicuo de un Geseo lesbiano, de la pasién secreta, retatada en pri fnera persona, que sostiene la protagonista del cuento por la Detfina, antigua compatiera de trabajo: “La dnica fersona que ocupaba mi recuerdo, mi nostalgia, era la Delfina” (1959: 31)", En su lugar solo quedan dos re- galos: una foto firmada (recordemos que las fotos son producto de un espejo) y el distraz con el que la Delfina falio elegida reina del sindicato de costureras. A par- tir de ahi, referencias que se bifurcan en significados: *pertenezco a un linaje muy antiguo [..] cuya inteti- gencia y astucia han legado a ser proverbiates” (1959: 32) y miradas que se cruzan, que se estreltan contra ‘espejos, delineando una erética especular: “La ingrata, recostada en mi cama, encendié un cigarrillo. Mire por el espejo su hermoso cuerpo esbelto y me ruboricé al recordar los entusiasmos que me asaltan por tas noches, mientras contemplo su fotografia” (195%: 33). Final. mente, el cuento concluye: 6 que es la tinica oportunidad que tengo para Conjurar (a visién que me persigue desde ta ultima vez que vi a a Delfina, A fuerza de irrealidad conseguiré saciarme. [..] He sacado det ropero (a capa del disfraz de Noche que me regat6 [..] y que guordaba como un tesoro [..). Me pongo la capa Brillante, sueito mi cabellera [..J; me contemplo en ic, escritora abfertamente bisouual que en Teresa e Tsabel (1968), tua de sus novelas de Sesgo autcbiogréfco, relata un primer amor entre dos jovenes mujeres. A Volet Leduc también la tradujo Enrique Pezzont -La mujer zorit, 1967-, quien fuera el iltimo secretario de redzcciin de Sur. or otro lado, segin Héctor Anebitarte, no solo se brian evade a cabo en casa de Pope Blanco ts primerasreuniones det Frente de Literaciin Homatexual (1971) sivo que, a pedo de Juan José Hernéndez, Blanco habriatraducido los textos de as Black Panthers que anarecieron en ls prieeres publicaciones et FL. 66 [Las cusivas son mas), 93 Riecioneslesbionas el espejo. La imagen me sobresalta de admiracién, Parezco un insecto suntuoso de ojos saltones ypiernas delicadas. Abandono el espefo y ensayo repetirme en voz baja: “Me llamo Delfina, Delfina Coronel. Vuetvo a mirarme: [..] estoy hermosa” (1959: 36)”. Suponemos que, entonces, la protagonista saciara su deseo con un hombre al tener, al ser, Imaginariamente, la Delfina. Efectivamente, el dos se hace uno: deseo de ser (una mujer) y de tener (a esa mujer) se superponen delineando, creando, una imagen fantasmagérica, dificil de asir; una imagen que, como dirfa Link, permanece sin Interpelar, incluso mas alld de la interpelactén (2009 11), Un cuerpo sensual y difuso producto de una fustén que lo acerca al objeto de amor pero también a él mismo. El disfraz se convierte asi en cuerpo 0, mejor dicho, el cuerpo deviene junto a ese elemento extrinseco que ahora es propio y le permite hacerse visible, aparecer. Podria decirse, incluso, que la verdad de ese cuerpo est en la apropiacién sensible de to ajeno y, sin embargo, el propio rostro y la propia especie es lo que est on juego, En este sentido, el devenir de ta protagonista es un ejer- Ciclo de desplazamiento, si, pero de multiplicacién y de pasién, sobre todo, Pareceria evidente que Herndndez retoma para paro- diar 0 para reflexionar esas ficciones (sobre las que Mu- rena instste y que remiten a tos textos de Bunge y Mallea) que imaginan a las pasiones homosexuales en términas de sextalidades no-humanas, como umbrales entre lo hu- mano y lo animal, Podria decirse, en palabras de Giorgi, que Hernandez: “Ilumina justamente esta puesta on ex perimentactén y en variacién del cuerpo, de un cuerpo iempre ya marcado por la norma sexual y genérice, y marca un jtinerario central en cierta imaginacién de la cultura latinoamericana: hace de los cuerpos un campo de ejercicios o de experimentos en los que se juegz la ‘norma de lo humano y el estatuto politico de lo viviense” (2013: 6). Asi, esta escritura no solo pone en criss ciertas gramaticas del reconocimiento social sino que tensa los (GF (has curcvas son mias), 4 Lauea A. Arms fe representar ¢ interroga las epistemotogtas so- ate rps sonindory eras, notes palabras, sobre las ficciones culturates, La pasin, movida por el don (el de la escritura, clara- mente, pero también por la foto y el disfraz), se construye Como prictica transformadora a partir de la cita. Como sucede en ef cuento de Onrubla, yo-vos, Yos-yo se super n, se cruzan, se confunden y construyen un espacio fiecional e intermedio en el que se atan y desatan memo~ fia, identificacién ¢ imaginacién (aunque tat vez sean lo mismo), EL yo se constituye a través de ta imagen, propia ‘ajena, en una relacién especular (en una erdtica del es- pejo, citando a Murena) y, de este modo, la repeticin y {a diferencia no ponen en escena, sencillamente, el deseo de alcanzar un objeto inalcanzable sino ta creacién de un nuevo objeto y de un nuevo sujeto, Es ese instante en el ‘que la imagen es convertida en escritura sensual el que ige una lectura. oe don, ya to dijo Derrida (200%), interrumpe, de al sin modo, ta economia, Pero en este caso es la economia sexual la que es puesta en suspenso para abrir ta postbill- dad a otra circulacién del deseo. El don se construye como instante que desgarra al tiempo, se hace en el pasado; es cierto, pero “don” es dar un presente, hacer un presente ¥, Por qué no, hacer presente y, arriesgo, en un futuro (es posible que esté hablando de la literatura). El don, enton- ces, €5 una huella, un rastro: la foto de ese rostiu (el de la Delfina y también, como se verd, el de Virginia Woolf) que atraviesa los tiempos; también las cartas de Virginia, que en la pluma de Vita se convertiran en articulos publicados posteriormente por Victoria Ocampo; la foto de Vita, que vira novela (en Orlando) y que Sur publica; 0 las flores de Victoria que Virginia usa para darle celos a su amante y ‘que finalmente se vuelven palabra. Et don es, quizas, el disfraz, el poema o el nombre que otra usa como propio. Eldon es, ante todo, ta escritura. EL rastro lesbiano -pensado en términos de afectividad due circula en los espacios intermedios-, pura fieclén (de quien escribe, de quien lee), se renueva constantemente en produccién expresiva, a modo de una historia de ima- ginaciones mittiples. Y es que no sefiala, sencillamente, 95 icciones esbianas hacia una forma especitica de la sexvalidad sino que im. plica un modo de produccién de referencia y sentido dife- rencial que precisa de la construccién de una mirada, en- cantada -como dira Ocampo-, 0 admirada -como propone Hernéndez- que se fuga de la clasificacién y construye, en cambio, figuras que desestabitizan ta estructura candnica del deseo y (rejinventan tos modos hegeménicos del eros, ficcional. No hay cuerpo a cuerpo posible en Sur (tal vez el de Silvina y Alejandra, pero eso sera mucho después), solo creacién y recreactin constante. Los intercambios de Victoria Ocampo, Virginia Woolf y Vita Sackville-West Ella, en ta fina arista / de tuz. Segura, Su cetro / ordena / labrados sistemas f de pensarnlento, Ordena, ¥no duda, | La dejo entrar. / Bosque escritural / que restafa ta herida. 1 La dejo entrar, Diana Bellesi, Eroica En 1937, Victoria Ocampo habia escrito “Virginia Woolf, Or- {ando y Cia.", un articulo donde comenzaba diciendo: "Voy a hablarles a ustedes como ‘common reader’ de su cbra” (1937: 10). Resignificado: no voy a hablarles de un método, ni metédicamente, voy hablarles de una pasién: Mi pusiCn continta: “Voy @ hablartes de la imagen que conserva de {6 "Oh Syvete, st estvieras. Claro es que te besrfa una mano yar, ero sos mi para pede, Welto a encontrar y perdido A ara los reco. Fomanos. Yo adoro tu cara. ¥ tus pirnas surtout tus manos que eran & la casa del recuordo-suets, udida en un mi alls del pasado verdaero, Silvin, i vida en el sentido teal) le esrb a Adalita para que nuestra amistad nose ducra, He atrevl a rogarle que te bese (por: Sa veces do I parte y ceo qu seo cuenta de que te ama SIN FONDO. [} Qusin gue ‘estuleres desde, ami Lado, teyendo tus poem on vox va, Sette men amour pronto te escribir. Sit, yo sé lo que es esta carta [yet no sua calentura un ce-conocimientoifnito de que os maavilos, gna Y adorable, Haceme un usecito ea vor, no te mlestore Pero te ler, ch ‘no imagins co me estremezca al record tus mance que jms Yoveré 8 tocar sf no te cmplace [Te beso como yo ofa la usa (Con variontes froncoias y de Cécega) Oro te beso sino que te saludo, sein tus sats, ‘como quieras. sete” tani 1998: 31/4172). 96 a Lawea A. Amés cella” (1937: 10). Se refiere a Virginia Woolf, Una pasion y ie imagen. Una historia, con minisculay mayiscula, o un Utento (relato, enredo o desazén) que periédicamente re- sparecerd en Sur, en voz de una w otra: de Victoria Ocampo Ode Vita Sackville- West”. Enel citado articulo, Victoria se entrega al relato por- menorizado de la obra de Virginia y se detiene espe ente en Orlando -“ese ser evadido de los sexos” (1937: i): para, en el proceso, relacionar la escritura de Woolf on la de Wilde, Proust, Lawrence y Colette; tampoco falta la comparacién con Anna de Noilles, a quien Ocam- po también conoce y admira aunque, claro, no es Vira hia, La mirada desviada sonrie ante ta obvia genealogia fen la que pasiones y ficciones, como la misma Ocampo , se superponen, ‘erpespucs de vrs pina, fnalmente se anima "Les contaré cémo vi ese rostro por primera vez" (1937: 60) -ese rostro que més tarde va a poseer en foto- y continda: “De pronto of su nambre y el mio pronunciados por un amigo, y ‘al volver la cabeza hacia esa voz, el rostro maravilloso ya estaba vuelto hacia el mfo” (1937: 60)”. Ese rostro mara\ Uloso, extraordinario y admirable, mueve et deseo de Ocam po, su escritura. A partir del momento en que Virginia se Cruza en su camino, la escritura de Victoria se funda en esa figura arrobadora (que saca a Victoria de sy la reubica); en esa persona que ademas, escribe excepcionalmente. Una catitla enlera, entonces, dedicada a la descrip: cién de ese rostro seductor. Y varias més @ la excepciona- lidad de su figura, Los cédigos textuales propios del dis- curso amoroso mas tradicional se repiten (por supuesto, en (a misma adopcién del codigo esté ta resistencia) y, sin embargo, la vigencia del contrato heterosexual obtu: ra la significacion de las palabras: @ Victoria dienaié ta obca de Woolf muy tempraramente en la ‘raentina; Un cuarto propio fue publicado por Sur en et afio 1936 y Orlando; una blografia, um ao después, ambos traductdos por Jorge Ls Borges. La figura de Virginia reaparecers, recurrentemente, en la esertura de Campo hasta que en 1974 escriba *Reencuentro con Virginia Wolt. Inluzo, ta Editorial Sue edltars en 1954 y reesitard, para el centenario de Virginia Weal, Virgina Wool en su coro (1982). 10 {has cursivas son mis} 7 Ficciones esbionas La vi. Y mds de una vez, para mayor felicidad mia. 4 ‘menudo, después det frio brumoso de la calle, entré yo en et “confort” de ese cuarto y sobre todo ae esn presencia, Pues en cuanto Virginia estaba ali, to demds desaparecia [..]. Virginia es tan capaz de hablar ‘maravillosamente como de escribir maravitlosamente. Con esto les estoy confesando que yo no padic, sin esfuerzo, irme de su lado [..J. En esta casa todo se ‘me oparecta a la vez comno irreat y camo leno de la ‘mds sustancial realidad [..]. Miro a Virginia [..] como el poeta cuando ha encontrado un verso capaz por sf solo de llenar un poema. De este modo hubiera querido yo hacer que ustedes la imiraran, para que ella les hiciera, como a mi, ef don de una preciosa certidumbre. La certidumbre de que nada de lo que yo habia imaginado de (a mujer, sofado para ella, defendido en su nombre, es falso, exagerado, ni vano (1937: 63-67)", El don ciertamente es recibido, pero no es del todo verdad lo que dice Victoria porque, al momento de ne. cesitar ese verso (cuando Virginia ya no est), no puede sino citarla. Es decir, tenerla a través de sus palebras; ser, de algin modo, ella. Virginia Woolf muere en 1941, En abril de ese aiio, en el N’ 79 de Sur Ocampo vuelve a dedicarle unas pa labras tituladas “Virginia Woolf en mi recuerdo”, que comienzan con un epigrafe que es cita, Y es que ante (a imposibitidad de compartir con el objeto una cita (un encuentro) se to incorpora. Asi, como le sucedié a la pro: tagonista del cuento de Hernandez, ta iéentificacién, por lo menos en principio, se va a constituir en nticleo det Vincuto afectivo, Un epigrafe paradojal que Woolf le dedica a su her- ana encabeza el articulo: “Buscando una frase / no ha- Wé ninguna que pudiera ponerse / junto a tu nombre” (1941: 98), Sin embargo, lo que Victoria si buscd, halld ¥ atesoré, es una foto que publica a continuacién, Aho- 71 [Las cursivas san miss), 98 ee aura A. Armés finalmente, la imagen que nos muestra de Virginia 2 bjetiva 0, mejor dicho, fija en el objetivo la éptica eo subjetivo: “Ese rostro austero y encantador que yo fable besado la vspera de mi partida[.}. Ese ros. cya agen habia querido conservar yo a toda costa” (1941 {(07) habia sido retratado, a pedido de Ocampo y contra voluntad de Virginia, por la fotdgrata tesbiana Giséle Freund, quien afos después hulria det régimen nazi inv tad pr Vitoria al Argentina y quien otros tantos aos mas tarde aparecera -en clave, disfrazada- en ta novela El comin avi de Sia Nolay (2002), una das mis vent jonistas de Sur. ya no esta (porque lo que escribié sigue en tas estanterias Ge las ibrerias); son sus gestos, la auisencia de su rostro, us momentos compartidos y aquellos que nunca tuvieron, tos que Victoria esta duelanco o doliendo. Como ta Delfi- na para la protagonista del cuento de Hernéndez, Virgi- hia parece constituirse en esa Gnica persona que ocupa su recuerdo, su nostalgia. Y entonces se alegra de nunca haberle dejado de mandar como presente (como -un- don) cexas flores (y jesas mariposes!) con las que Virginia, segin se lee en sus cartas, provocaba los celos de Vita, amiga y amante”, Esas rosas (u orquideas) que Virginia tevaba a su cauarto y que ese dia Victoria pone en floreros como gesto ‘que hace presente, que trae at presente. ‘Lo que queda claro al leer @ Ocampo es que sus atec~ tos no estén separados de sus lecturas ni de su escritura Eseribe, en este caso, acerca de lo que la apasiona, de to que desea. Al escribir acerca de Virginia, al apropiarse de las palabras de Virginia (al superponertas con las propias, al cruzartas), al compartir esa foto que (no) es suya, no hace sino darle cuerpo a su deseo de tener, de ser} no hace sino darse cuerpo. Porque al escribir a (bajo, sobre) Virginia, Victoria también nos offece, en una erética es 99 ieciones lesbianes pecular, el espejo en et que quiere reflejarse 0, mejor dicho, la imagen que quiere reflejar. Como en el caso del cuento, esta imagen sefiala et pasaje de lo parecido y lo posible a (a imagen de lo virtual: una imagen que ya no “e- fleja, representa o muestra sino que se convierte en una imagen-otra, en un cuerpo-otro, en una narrativa-ot'a, La pasién renovada en produccién expresiva, solo puede ser saciada, como expresa la protagonista del cuento de Hernandez, a fuerza de irreatidad. Sin embargo, tal vez paradéjicamente, es ahi -en ese espacio liminal propio y cextranjero- donde y cuando emergen una voz y un cue: po, pura potencialidad. Es alli donde emerge una obra, Es asf que et rastro lesbiano pone en escena, en un gesto que cast sin querer es afirmacién sobre la literatu- ra, el hecho de que el deseo (como la memoria, como la escritura) se construye en esa interseccién entre presen- cla y ausencia que da lugar a un reconocimiento imagina- rio, Es decir, trae a ta luz la circunstancia de que el des20 se construye en una tensién constante entre lo ficcioral y lo referencial que no podra (ni intentar§) ser resuelta. Acorde a una carta (1939) que Woolf le dirige a Vita Sackville-West, Ocampo le habria escrito para decir que deseaba publicar algo suyo en su revista trimestral Sur. El pedido resulta efectivo porque, entre 1940 y 1963, se pur blican en Sur varios cuentos de Vita e incluso un fragmen: to de su novela Toda pasién concluida -que sera publicada ‘completa por la Editorial Sur en 1963, un afiv despucs de la muerte de la autora, con prélogo de Victoria Ocampo-. Resulta particularmente interesante una crénica titulada, “Virginia Woolf y Orlando” (Sackville-West, 1957), apar recida solo un par de afos después de que Ocampo es- cribiera Virginia Woolf en su diario (1954) y veinte afios despues de su “Virginia Woolf, Orlando y Cia”. La crénica en cuestién comienza con una referencia al diario que tievaba Virginia. 0 mejor dicho, ta cita es, excusa para dejar en claro que la figura de Orlando esta, inspirada en ella, en Vita. Que yo es un regato para efia (para Virginia, pero también para Vita). Porque Vita es Orlando (ese ser que atraviesa los sexos, los género y {os siglos) y nuevamente, hay fotos para probarlo. Pero répidamente Vita gufa la atencién det lector hacia una > Laura A. Armés carta (en realidad, son dos 0 tres) que le escribe Virginia en 1927? y que declara “alarmante” (1957: 60). Es decir, ‘que inquieta pero también que incita. ¥ cita a Woolf: ero escucha: imagina que Orlando resulte ser Vita y ‘que trate de tiy de ta atraccién de tu mente -corazén no tienes-, [..] imagina, te digo, que [..] alguien diga ‘virginia ha escrito un libro sobre Vita {u.J”, te importaré? [..J. 2Vendrés el miércoles? Me escribirds, ‘al instante, una linda carta humilde que muestre tu ‘acatamiento y devocién hacia mi [... ;Dios mio, tu ‘mente es como un desvén rico y oscuro! Oh, sf tengo ‘muchas ganas de verte! [..]. Serd un libro breve [..Jy con mi velocidad actual que es febril (no plenso sino en ti todo el dia, bajo diferentes disfraces) estard listo para Navidad [...]. Nunca tuve tantas ganas de verte como ahora [..J (1957: 64-65)". En ese punto irrumpe la voz de Vita: “No me enganié ese deseo siibito, urgente, de mi compaifa, Comprendi que se trataba del amor interesado propio del escritor -dicho de otro modo, yo me habfa transformado en tema literario” (1957: 65). El rastro lesbiano, como toda pa- sién, toma forma en el cruce de, por lo menos, dos ficcio- nes -la que se crea sobre el ser a quien se desea y la que se crea sobre uno como sujeto deseante- y tiene como expresion a la obra. El deseo se presenta como fueta descontrolada (el cuerpo se inunda de arrobamiento, como el de la protagonista del cuento de Hernéndez, se exalta) y como principio estético (la pluma no para). Continia el relato de Vita: Eldiade la publicacién recibi un paquete que contenia el libro impreso y también et manuscrito de Ortando Iu} Podrla agregar aqui que Virginia se haba tomado el trabajo de hacerlos encuadernar especialmente para mi en cuero de Nigeria, con et detalte adicional 73 Enese momento, Virginia y Vita ain eran amants, Solo unos meses ante, Vita te habia dedicado esas palabras que luego serian famosas “Fam reduced to a thing that womts Vilna." (1927) 74 {has cursivas son mis) Bastia ¢ oe Ficcionestesbianas de mis iniciales sobre el lomo; pongo esto, porque los lectores de los extractos de su diario no han pedido descubrir, tal vez, cudn considerada y préctica fodia ser esta mujer extremadamente ocupada, cov si frégil salud y et genio impetuoso acoséndola tado el tiempo, y las gentes persiguiéndola y querlendo conocerla y adularla. Y sin embargo era capaz de encontrar tiempo para ir a un encuadernadory encargarle parami estas encuadernaciones especiales (1957: 67). dHabré acé algunos golpecitos en tas costillas para Ocampo, alguna pequeita rivatidad no resulta? Nunca se sabra. Lo que resulta clara es que a través de la cita y el don (el de Woolf pero también el propio), Vita se constru- ye a si misma como alguien especial para Virginia, como alguien que la posee (en su doble sentido) de modo sin gular. Y es que, en todos los textos presentados, la clave de lectura se encuentra en la cita (y por ende, en el don) en el don (y por ende, en la cita). Es et deseo el que la gobierna (a la cita, al don, a la escritura y también a ta {ectura) y el que expone a las protagonistas, habilitando su propio reconocimiento en la otra 0 en el texto de la otra, y delineando los contornos de un cuerpo imaginario, que solo adquiere materialidad al ser convertido en arte, Es claro: no hay posibilidad de recobrar eso que no puede ser sino perpetuamente ficcionaticadu. ¥ ta Con ‘ca de Vita se hace cargo de esto al terminar con una cita que también es don, con una cita que, creo, puede res- Ponder a la pregunta sobre la politica textual y sexual de {a revista Sur. De dovia en doa, de don en don, Wtegé a(\) Sur un pasaje, supuestamente inédito, del manuscrits de Orlando, esa gran carta de amor, como algunos to han Wamado, que parece abocada a recordarnos que: “Era esta la literatura, un cuerpo” (Sackville-West, 1957: 69). : imagenes de un fin igo yo, escribo nosotra de siglo ‘Una amiga me repetia que me amaba porque yo siempre confesaba lo inconfesable. Diario colectivo El movimiento gay-lésbico venta cobrando cuerpo, en Estados Unidos, desde ta década del cincuenta (Matta- chiney Society, 1950 y Daughters of Bilitis, 1955), La rewelta en Compton’s Cafeteria (San Francisco, 1966) auguraba ya la redada en el Stonewall Inn (Nueva York, 4969), ese “mito de origen del movimiento homosexual cen el mundo” (Figari y Gemetro, 2009: 174), que diver: 05 autores cofnciden en sefialar como hito fundacional, también en Argentina, de los movimientos que hoy lama- riamos “LGBT”, de la disidencia o de la diversidad. ‘Sin embargo, habria sido dos afios antes cuando se conformé en Buenos Aires Nuestro mundo: “el primer intento de organizacién homosexual en Argentina” (y probablemente en América Latina), segtin lo describe Néstor Perlongher (1985) y, cuatro afios después, ya sobre la década del setenta, se crea en Buenos Aires el Frente de Liberacién Homosexual (1971). Fundado por Héctor Anabitarte, Juan José Hernandez, Blas Ma tamoro, Manuel Puig y Juan José Sebreli, su miembro estrella indudablemente fue Néstor Perlongher. El FLH que llegé a agrupar mas de diez organizaciones. privi {egié una polftica de la identidad minoritaria, De ins piracién teérica deleuziana y marcusiana, a pesar de las tensiones se inclinaba hacia -y se desviaba de- el comunismo, politizando el espacio de to privado mas de to que la moral de la:izquierda soportaria: “Nadie puede ser libre mientras haya esclavos a su alrededor. 0 en su cama”, decian. 109, Ficconeslesbionas Por su explicita militancia feminista, répidamente, se uni8 en tucha con el Movimiento de Liberacién Femening (ALE) y con el grupo Safo”. Cuatro afios mas tarde se suum@ la UniGn Feminista Argentina (UFA) juntos forms rfan el Grupo de Politica Sexual, Estas primeras agrupaciones, rebeldes, muy criticas Y conscientes, proponian la transgresién’sextial como contracara de un poder represivo patriarcal y hetero Sexista. Se inscribian en expresiones contracutturates ¥ creian en el cardcter intrinsecamente revulsivo y re. Volucionario de ta homosexualidad, El FLH, y también los grupos feministas, suponfan que el fin del patriar, ado era condicién necesaria para la revolucin y que {a subverstén empezaba por el propio cuerpo, porque sibien ¢s to mas propio, es también donde se imprimen las regulaciones sociales. En este sentido, las précticas sexuales disidentes implicarian 0 promoverian la crisis soclal a partir de una transformacién en to usos y ex Presiones de los cuerpos y de desvios en las modtlacio. nes de relactones y contactos. Asi, feministas, lesbianas y homosexuates militantes insistian en la importancia de (a muerte del falo y pedian, en cambio, que se pustese el dedo en ta gran C: es decir, en el culo y en el elitoris, Ellos eran terroristas del sexo, bombarderos del amor, Suerrilleros del matrimonio; querian la muerte del pa. triarcado, det capitalismo y de todas sus instituciones, ta lucha no era soto por una identidad: lo que habia que cambiar era el mundo. En diciembre de 1973, el FLH publica el primer nde mero de su boletin mimeografiado Somes. En él, ademas de denunciar diversas violencias estatales que sufrian los homosexuales en Argentina y Uruguay, ademés de com- partir poemas y dibujos, publican un fragmento de tos Kinsey Reports (1948) y el ya famoso “Mujer que se iden- tifica mujer” (1970) det colectivo Radical Lesbians. Entre otras cosas, elias explicaban: 75 El grupo Safo estaba conformado por Ruth Mary Kelley y alguna de $5 amigas, Cotaboracon, sobre Lodo, en el boletin Somos con arthtos ue probtematizaban 12 prostituclin femenina y la constructby de roles soxuales 104 er Laure A.Amés 1 lesbiana? Una lesbiana es ta rabia de 2a as mujeres condensada hasta el punto de la wovosion|..J.Viéndonos come principio, encontramos exp tos contros dentro de nsotras isms. Miraros umoceder el sentimiento de ser colocadas aparte, Mp estar por detrés de una ventana cerrada [.] con ce consciencia, comenzamos una revoluciin para Seaver con la imposicin de todas las identificaciones seercitvas y para alcanzar el maximo de autonomia én la expresién hurmana (1973: 16). coyuntura, con los cambios en el ambito de lo sesualy familar que se producena largo de las décadas 1 sesenta y setenta, en el marco de una cultura intetec en un contexto politico que se mititarizaba, emergen, en ta literatura argentina, una serie de textos que interrum ppen, de manera mas © menos ambigua, un orden esta- blecido de cuerpos y de discursos (iterarios, nacionales y culturates), Son novelas y cuentos que, oponiéndose ata reguacin de tas) identidades), propusieron cons: trucciones sexo-genéricas inestables, que repudiaban los, imperativas de una heterosenaidad obligatoria 0, por lo menos, proponian nuevos modos de la heterosexualidad: amenazaban el mato vil denaciény se regodeaban en ruces ontro géneres, clases, edades y orientaciones serules En tanto configuratones poles de a expe renla estas narrative presentaron nuevas formas 7 ta jetividad asf como nuevas expresiones politicas (0 de {spate sn ebarge, como rota Greta Nowettes (2001) al leer Rayueta (1963), en general seguian marca Bp a ate a at I t Ficcones esbianas ddas por una fuerte misoginia, sostenida sobre violencias sextiales y exclusiones sistematicas de las mujeres. De ‘cualquier modo, esa fuerza renovadora que en efecto traian, fue asfixiada por ta Dictadura. En los afios de redemocratizacién, con el empuje propio del destape y con el retorno de muchas exilia- das, crecen en Argentina los movimientos de mujeras y feministas. Su presencia activa en diversas estructuras sociales y potiticas implicé, necesariamente, un cues- tionamiento de las normativas relativas al género 7 la sexualidad y habilité la produccién y visibilizacién de otro tipo de representaciones de to femenino y de o:ras modalidades de vinculos erético-afectivos. Este perfado fue tierra fértil para que protiferaran no solo suplemen- tos orientados especificamente a fa mujer sino tamtién revistas y publicaciones explicitamente feministas ccmo alfonsina (1983-1984), Brufas (1983-2013), Codo a codo (1986-1989), Cuadernos de existencia lesbiana (1987. 1996), Hiparguia (1988-1999) y Feminaria (1988-2067), Las performances urbanas eran moneda det dia y, er el ‘caso del arte feminista, llegé a un punto climatico con, ‘Mitominas | (1986) -una gran muestra en el Centro Cultu- ral Ciudad de Buenos Aires, hoy Recoleta- y Mitominas It: “Los mitos de la sangre” (1988). Para este tiltimo evento, Ilse Fuskova habia realizado cinco fotografias que fueron ccensuradas por las mismas artistas feministas: retra’ ban a dos mujeres desnudas, tocandose, pintandose con sangre menstrual (en 2011 las mostré en Expuestas, una exposicién que procuré recopilar diferentes producciores artisticas de lesbianas y mujeres biscxuales). Pero volviendo a la literatura: al borde de la deto- cracia, Ediciones La Campana se arriesga y publica Diario Colectivo (1982). Escrito por Maria Inés Aldaburt, Inés Cano, Hilda Rais y Nené Reynoso, este libro, al mejor estilo feminista, fue un intento de “hablar de nosotras rmismas, y hacerlo juntas” (1982: 5). En éLentran en didlogo varios relatos cortos, frag- mentos de estilo variado, en su mayoria autobiogr’ ficos, que tienen intencién manifiesta de hablar de aquellos silencios que construyen y sostienen el hetero- sexismo y el patriarcado. Como nota Nora Dominguez 106 = Laura Arnis ‘en relacin con Salirse de madre (1989), también en este caso la unidad del conjunto parece estar dada por tuna identidad de género que deviene en una posictén politica sexual: “En esas pequerias biografias, se len Gistintas normas de mititancia feminista y esta parece ser la base ideolégica que estimulé la produccién de un Iibro colectivo que revisara a través de la ficcién tas claves sociales y culturates de la feminidad” (2007: 43). Pero ademés, en el continuum lesbiano que construyen los fragmentos sin autorfa individual se hace presente tuna voz lesbiana que, en primera persona, complojiza las relaciones entre deseo y Lenguaje y pone en eviden. cia como este Ultimo significa e interpreta tanto al sexo como al género (y sus relaciones): Para definir nuestras retactones (no biolégicas, no sexuales) nos dan: amigas, compafieras [..J. Las feministas norteamericanas inventaron ta patabra jsterhood”, en castetlano, ta palabra continua ligada a contenidos viejos y ademds remite a la familia, no me convence. Si tuviera fobla a lo homosexual podria quizd, meter lo que siento en una cajita y pegarle la etiqueta tranquitizadora (0 alarmante, segtin) [..J. é£n qué consiste, entonces, esa suma de emociones, sensaciones, sentimientos, gestos, miradas, silencios, contacto [..}? Demasiadas patabras especializadas para fragmentar algo que sucede de otra manera, con timites poco precisos como para encerrarlo protijamente en tas pequefas celdas de las definiciones tradicionates. Quizds podriamos prescindir completamente de esas palabras que ya no nos sirven. O reinventarlas, fedefinir esos significados de acuerdo a nuestra experiencia (1982: 195-6)". Las etiquetas dan tranquilidad. Principalmente a los demas, Permiten sefialar, juzgar, separar y contener 50 que desborda de lo conocido; esa orilla, ese mar- gen que ahora se declara en el centro de io social. ¥ et 77 [las cusivas son mis) 107 Rieciones lesbianas afén catalogador, el impetu de ponerie cara at nonbre, es una de las fuerzas que marca a las décadas finales del siglo xx. Visibilizarse y convertirse en sujeto politi co tiene su contracara: alimentar tanto las tendencias policiacas como ta necesidad de show de ta recién estre nada democracia mediatica. La voz de {a cita anterior que, aunque no explicitado, Pertenece a Hilda Rais”, a continuacién denuncia y anali. za -trazando lazos con el texto de las Radical lesbians pu blicado por el FLH- los modos en que las retaciones se alte. ‘an, incluso entre las mujeres alli presentes, al momento en que aquella con una sexualidad disidente se hace vist ble: “no creo que ta homosexualidad deje de asustarme, ero me importa una mierda que seas lesbiana” (1982, 210), le contesta una de las voces y otra reafirma’™: “En ‘cuanto a tesbianismo... me confunde, me desquicla, me da miedo” (1982: 211)", Un afto después, el 15 de diciembre de 1983, cuando Alfonsin ya era oficialmente presidente de los argentinos,, nace alfonsina, el autodesignado “primer periédico para mujeres”. Con periodicidad quincenal en tos primeros ni ‘meros y luego mensuel, se caracterizé por una tenden- cia feminista menos académica, procedente det “under Portefio™', El nombre remite tanto al entonces flamante Presidente como a Alfonsina Storni, Su inclinacién politica y econémica implica la condicién “no se casa con nadio" (1984: 16), Entre su staff permanente estaban: Néstor Perlongher (que firma como Rosa L. de Grossman), Matin Caparrés (secretario de Redaccién) y Carlos Galanternik, y entre sus colaboradores conté a Moira Soto, Diana Raz. 78 ‘ide Ras se fntegré en 1970 alas fas de a UFA (Unién Femirsta Argentina), donde permaneci6 hasta 1976. También partici del Grupo Palltica Sexva (1973-1974 y n tos echenta formé parte del Frente de Lucha port Mujer. Fue mfembro dela Comisén pro-Reforma dea ley de Patra Potestady soca fundadara de Luger de Mujer, Entce 1599 y 2007 fue muy activa en Sudesta, asoctacién de escitoras de Buenos Aves, 79. Recordemas estas palabras porque van a dar cuerpo a muchas de las ficeones tesbianas. 80) {Las cursivas son mia}, 81_ Puede encontrarse mis informactén al respecto en “Una poétca det ‘sombre: les ‘comienzos’ de Marfa Moreno haela medlades de esas 60 ene contexto cuitural argentino”, de Lucia De Leone (2041). 108 | i | | Laura A. Arnés rnovich, Alicia D'Amico, Sara Facto, Mérgara Averbach, Ana mado y Micia Genovese. siete ves 12 de enero de 1984, lfonsna ple, cian Secretaire -pensada para “aquello que se desea secttar, eonfesar a solas con una misma; para aquello ore anno ha sido comprendido o que no puede recibir ta Ui aeasiado fuerte, arlsgo de cesar olevantar mucha potvareda de habladurlas® (1984: 12)®., una entrevista feallzada por Anne Kee lads "Amara ora moje". famarzo de exe mismo afo, el editorial del niimero ocho tela revista lleva por titulo “Ferinismo y lesbianism”. fn & se denuncian la constanteinsistencia social por su- perponerfeminismo y lesbianismo y, por supuesto, ta hi- ocresia del progresismo socio-politico en to referente a iz dsidencis seals, Proto lado, yadelantindose a taFuskova del "affair Mitominas I", se critica tambien al mmsmo movimiento feminista por rechazar, haciendo eco dla cultura falacéntrica y homofébica, su asociacion con et lesbianismo. Lo lesbiano aparece, asi, como el aguar estas dl ferns placer incl dl encuentro se ahora como malestar. cla, orgenizado por ATEN (Asociacién de Trabajo y Estu Glo sobre la Mujer) en Buenos Aires (noviembre, 1984), Hilda Rats presenta, en un gesto fuertemente politico f inaugural, "Lesbianismo. Apuntes para una dlscusién feminsta”. Su trabajo, que buscaba abrir la discusién en los dversos grupos feminista, lejos de dar respues ta principiaba una serle de preguntas y proponia pensar los modos de la sexualidad en relacion con la dindmica -oprimido.. PR prtr de as clas que Ral realiza en su ponenci, resulta evidente que Chartotte Bunch era parte funda- mental del repertorio teérico que se manejaba en el mo: mento: “no esta bien, y no quiero que jamés esté bien, ser lesbiana en el sistema patriarcal”, decia la segunda y repetia la primera, Pero ademas, en el taller de re: eriico se 2 Amado de nola de color: en el segundo nimero det per publican dos carta de flicitacén y agradecimiento: una flmada por Rodolfo Fog y otra por Hida Ras, desde Lugar de Mujer. BB [Las cusivas son mies 109, Fieciones esbianas flexién que Rais coordinaba junto a Marta Miguelez en Lugar de Mujer (en un departamento sito en ta escuina de Corrientes y Callao ya mitico para el activismo), circu. aba como parte fundamental de la educacién feminista (a compilacién de Otitia Vainstok Para la tiberaciér det segundo sexo (1972), y, desde mediados de siglo, como ‘experiencia a transitar por las entendidas y como lectura, obiigatoria El pozo de la sotedad de Radcliffe Halt (1928) y Carol de Patricia Highsmith (1951) -estrenada en 2015 en su versién hollywoodense En noviembre de 1986, ta revista Brujas (ano 4, N* 10-12) publica por primera vez en el pais “Heterosexvali- dad obligatoria y existencia lesbiana” (1980) de Adrienne Rich, en la traduccion hecha por la revista Nosotras, que ‘nos queremos tanto det Cotectivo de Lesbianas Feminis- tas de Madrid. Este texto habria sido traico por ta mi- Uitante Empar Pineda, junto con algunos ejemplares de {a revista donde se publicaba una mesa de debate ertre Kate Millet, Tsia Jatzi y Monserrat Olivan, la entrevsta sobre el amor entre mujeres realizada por Anne Koedt que (a revista alfonsina habia publicado dos afios antes., ¥ un relato testimonial de “Monjas lesbianas. Se rompe el silencio” de Rosemary Curb y Nancy Manahan'*, Esta visita parece haber sido decisiva para que un afio después se organizaran los talleres de reflexién, en ATEM, a cargo de llse Fuskova y Adriana Carrasco v naciera, en 1687 Cuadlerno de existencia tesbiana, Los diecisiete nimeros de Cuaderno... se publicaron en Buenos Aires entre 1987 y 1996. La tirada inicial fue de cincuenta ejemplares, ue se vendieron durante ta manifestacién por el 8 de marzo de 1987 y que compraron “especialmente gays y anarquistas” (CEL n? 2, 1987)*, {4 Si Bien e pico dela monya lesbana es lager comin en et fmsghnaro cultural, ineluzo, en el cin, recién entra ala literatura argentina en el Felato “Honjas, a utopia de un mundo sin hombres" (Pavén, 1959). tte teato, que parece clalogar con Céma me hice monfo (Aa, 1993) 9 ae también tone come protagnista a “Fernanda”, vaantkcpar ona gestalcod contermparinea interesante: introduce eles que movilzan el tempo cet presente, nega ta compulsion a ta “ezcena edipca” a la genealogy, 1a pasado propia de a Hteratura. Fs decir: ahora, como veremos mis adelante, ta casa vo a estar, deflathomente, en desorden, 85 tos primetos anos sostueron ta pubicacn Fustovay Caresco, yen | | | Laura A. Armes Sobre el final de tos ochenta se incrementan, tam: bién, los espacios de activismo, reflexion y encuentro, {ésbico: Las unas y las otras, Convocatoria tesbiana, Amenaza Lésbica, Lesbianas a la vista, Escrita en el cuer: po, La Fulana... No todas sostenian las mismas potiticas, sin embargo, la tinea que mayor fuerza cobré fue aquetla que defendia la incorporacién a la ciudadania, el acceso a derechos y las acciones ligadas a estrategias de visibi- lidad. Como condensacién de este clima politico-social, cen 1992 se realiza la primera Marcha det orgullo: unas coscientas personas; muy pocas mostrando el rostro. Pero es necesario detenerse, un poco més, en esta co- yuntura que ofrece la década de ta pos:Dictadura. Por un lado, ta accién restitutiva (reclamo de derechos hurmanos, y civiles) como principio de formutacién de identidad atra- viesa a todos los sectores; por otro lado, los medios de co- rmunicacién masiva comienzan a cumplir esa funcién fun- damental, propia de las democracias contemporéneas. En este contexto habria que repensar esas instanclas -paradig- maticas para el movimiento lésbico- que constituyeron la salida del closet publica de Ise Fuskova en el programa de ‘media noche de Jorge Lanata (RockéPop, 1990), su presen- cia en la mesa sobre “Homosexvatidad” convocada por Mir tha Legrand (1991) y la entrevista que dio Celeste Carballo ‘en Imagen de Radio (1990). En estos aiios, al imperativo de {a tematizacién o definicién de fo homosexual se suma el de asumir una vor y una imagen. Asi proliferaron practicas dis caursivas que giraron en torno a la sexualidad y no pudieran evitar el modelo de conocimiento basado en la-revelacién de lo intimo mediante diversas formas de la autobiografia, Enesta linea puede incluirse Amor de mujeres. El lesbianis- ‘mo en ta Argentina, hoy de ilse Fuskova y Claudina Marek, ice Gimosefs, Claudia Harek remplaxd a la segunda. Fusron pate de Ia comin edlteril en eierentes momentos Ana Fubiolo, Cristina Ca th Cota, Torso Ortega, Vanesa Ragone y arta Schujman, entre eras que partcgorenandrimemente a sola aterzaron sus nombres (racel, én), incoles (5) 0 seuséimos (Ls Cray), ve daban cuenta de autoras eve yaseeestabon eyendoen estos parafes (tL gary), Ader, casi todas as tapas foncon stra pot a artista pista Joseins Quads. Ene attulo Comentarios sobre la experiencia eitrial de Cuaderao de Existencia Lesbona, Paul Terccelts 2010) tabajeen profundidad sus particuaridades, Enel ao 2015, fdrana Carrasco comiena a reedita apublcacié, iccines lesbianas ppublicado por Planeta en 1994, En un primer momento, las demandas de visibitidad del cotectivo de la disidencia sexual fueron consideradas como un progreso, pero inevitablemente dieron lugar (y fen muchos casos fueron asimiladas) a un mercado y una cultura orientados a organizar los consumos y a norma. Uizar tos imaginarios que, muchas veces, se impusieron sobre los modos locales de negociacion de las identidades sexuales, Debe notarse, en este mismo sentido, que los Imaginarios 0 imaginacfones sobre lo gay tienen un punto de inflexién marcado por la epidemia del SIDA. A partir de ta segunda mitad de los ochenta, no solo gran parte. del activismo y mucha literatura se articula y se articu- (6 en torno a esta problematica®, sino que dio forma a {os modos de ta visibilidad homosexual: la enfermedad, ‘como nota Daniet Link (2005: 52), puso en evidencia tan. to la identidad sexual de los portadores como también ta pobreza de las representaciones asociadas a la homose. xualidad. Sin embargo, y esto es interesante, al mismo tiempo que lo homosexual cobraba visibitidad, obturs ¥ dividié tas aguas en relacién con las representaciones {esbianas que no se vieron ni afectadas ni iluminadas por la epidemia y que, probablemente por esto, no solo se mantuvieron mas invisibles sino que tampoco se viercn obligadas a definir sus usos y costumbres.. 86 Estoy pensandoentetos comp El fonts det Sida (Perongher, 188), Vis ‘on Sido (ier, 1986), Un ao sin emer. Diaris del Si Pere 1998), afaere (ogi, 1998), Vrr con vis (Bien, 200), La ened (Un, 004) 6 las carts de Prergher a Sara Tres pubis en Pupees sumer (004, Era esta la literatura, un cuerpo re Politicas de la voz / tiempos del deseo Haba entrado inadvertidomente en el circulo: era contada, recontada, recreada. Reina Roffé, El cielo dividido Lacan fijé los conceptos voz y silencio en una relacién semejante a la de figura y fondo pero con una diferen- cia: la voz se articularia sobre el silencio actualizéndolo, haciéndolo presente como figura de una ausencia (Cos- tantini, 2009). Por otro lado, explicé que en la voz se destizaria el deseo del Otro al tiempo que esta se veria obligada, invariablemente, a resonar en su vacto. Resca- to, entonces, esa dimensidn de la voz que se opone a su propia transparencia, la que permite (frente al logos) la intrusién de la otredad y del goce. Segtin Délar: “El silencio absoluto resulta enseguida siniestro, es como ta muerte, mientras que la voz es el primer signa de vida [.. esa division, que se establece centre la voz y el silencio, es quizés mas elusiva de lo ‘que parece: no todas las voces se oyen, y quizas las mas intrusivas y apremiantes sean las voces no ofdas” (2007: 26). Provocando una torsién en su afirmacion y conside- rando que la voz esté tan presente en lo que se oye como cen lo que se lee porque no esté tigada esencial ni necesa~ riamente a la sustancia sonora, insisto en que algunas de estas voces intrusivas (en la literatura argentina, frente al pudor de la critica titeraria) y agénicamente apremian- tes (en su necesidad de ser leidas y escuchadas} son tas, voces lesbianas. ‘Como anticipé, el paso a la primera persona -que Cor- tazar pone en escena y problematiza en et cuento “La barca o nueva visita a Venecia” (1977)- cobra fuerzas con posterioridad a la década det cincuenta e implica una 5 Fiecionestesbianos particlén de aguas en relacién con las politicas sexuales ‘que mantuviera la literatura argentina. Inscribe un corte. ue soto en una primera instancta es puramente formal, Esta irrupcién que acompafa el surgimiento apasiorado de actitudes cuestionadoras que, en esos afios, avanza- ron sobre distintas éreas de los saberes y de la sociedad, trastoca una serie y permite interrumpirta 0 redefinir. la, La emergencia de las voces lesbianas va a marcar, cen este sentido, un punto de ruptura con respecto a lag tradiciones y a sefialar un punto de viraje en el carpo Uiterario. ¥ es que justamente, la voz lesbiana comtina {o imposible y lo prohibido. Como establece Foucault con respecto al monstruo, viola la ley y la deja sin voz: le quita su principio ctasificador. Hasta el momento, la titeratura argentina habia tan: dido a operar produciendo un sujeto (aquel que cargaba on una sexualidad disidente) imposibilitado de hablarse a/por si mismo. Es decir, cuando existente, heterodesig- nado, Escucharse hablar -o incluso, sencillamente, escu- ccharse- puede considerarse la férmula elemental del nar- Clsismo, necesaria para producir la forma minima de un yoy, también, una matriz de relaciones. En este sentido, {a intromisién de las voces lesbianas tiene el potencial de desestabilizar los grandes relatos porque habilita la posibitidad de pensar al poder (y sus politicas de tectura, yeescritura) en términas de control actistico: quién pucde hablar, qué se puede decir, qué se puede escuchar. Asi, estas ficciones logran hacer escuchar lo que en términos barthesianos seria esa lengua fuera det poder, aquella ue presenta una revolucién permanente. Sin embargo, como ya establecié Foucault, el poder es mas una ins: tancia de produccién discursiva que una prictica inst tucional de exclusion y prohibicién. Por eso, a esta voz se intenta restringirla, regularla, subordinarta al munco articulado, pero en ningiin caso se puede prescindir ce ella, ya que una dosis justa de voz es vital para ejercer el poder” (Zizek, 1997: s/p). Primera paradoja: nada sus- ceptible a ser representado es externo al sistema, por el contrario, to constituye. En la voces tesbianas hay un excedente (y como vere- ‘mos, también un resto) que podria ser leido en relacion 16 e Laura A. Arnés con et género. Sin embargo, a diferencia de la vor feme nina (Silverman, 1992), las voces lesbianas interpelan, inés profundamente, a la matriz heterosexual en tanto tmolde cue inscribe las diferencias genéricas y tas post bilidades de los circuitos erético-afectivos en todas las cesferas de la vida cultural, En su diferencia, las voces lesbianas se sustraen de la cadena disciplinada de la ley y el orden y se anuncian como una presencia que inte rumpe las epistemologias construidas: reclama nuevos planteos politicos y permite criticar tos modelos fijos de {as representaciones hegeménicas. Estas voces histéricamente silenciadas y excluidas voces acultas, susurros-, que sobre mitad del siglo apare- cen en los textos con una sonoridad positiva, comfenzan a hacer de la literatura su cuerpo. Porque la voz recon: duce siempre hacia el cuerpo/letra pero en el mismo momento en que habla lo desarticula; busca la Ley pero ‘cuando la pose, la burla, EL punto sera, entonces, poner en contacto, ver tos rozamientos, entre poder, erotismo y usos del lenguaje: quién habla, cémo habla’y cudndo habla; qué narrati- vas se crean 0 se sostienen desde ese lugar otro, desde 50s puntos ciegos de los discursos hegeménicos. En otras palabras, propongo un ejercicio critico que a partir de la escucha de ciertas voces habilite lecturas que abran “figuras culturales" (Richard, 1998: 193); que articule no solo la reflexién acerca del género y ta sexualidad sino: “are-flexi6n, es decir, una nueva flexion en el texto cul- tural [argentino] [.] {que] permite reconocer esos nudes de resistencla que sefialaba Foucault dentro del espacio circunscrito de la institucién, pasajeras heterotopfas que se desvian del proyecto disciplinador” (Molloy, 2000: 55). Como se sabe, las textualidades latinoamericanas co- bran cuerpo en ta interseccién entre los problemas relati- vos a ta memoria, el género y la narractén. Sin embargo, al sostener que en la literatura argentina del sigho XK las voces lesbianas se construyen sobre la memoria imprimo un desvio que cobra mayor importancia si se tiene en ‘cuenta que en las narrativas culturales, los paradigmas secuenciales y sus légicas resultan fundamentales para la organizacion y jerarquizacién de las identidades sexua~ 1 Sees Riccones esbianas les: estructura narratolégica y disciplinaria se presentan en una estrecha relacién (Jagose, 2002). En estos textos, el deseo lesbiano se presenta como tun problema mnémico. El presente narrative es un des. pues que narra un antes: un pasado que se actualiza a Condicién de ser lefdo mas alld del registro de la palabra, Al presente jerérquico de ta heterosexualidad e, incluso, de la homosexualidad mascutina «como sucede en El co. ‘min olvido (Molloy, 2002) 0 en La lengua del matén (Sa. ccamanno, 2003)- se contrapone la tégica temporal de la pasién lesbiana que se estructura en el pasado recordado ©, a veces, en lo reprimido que irrumpe y se filtra ertre los pliegues y las fisuras de las palabras de los protago- nistas, Asi, fantasias de origen y origen de las fantasias se vuelven dificiles de distinguir y et hilo que estructara la historia no va a ser otro que et deseo. Pero que sea en el retorno a/de un estado previo que ersonaje y voz se construyan -en el presente- no nece- sarlamente tiene implicancias negativas. Por el contra Flo, “el tiempo que se recobra, a su vez, ejerce su accién sobre el tiempo que se pierde y sobre el tiempo perdico” (Deleuze, 1971: 12). Esto no significa que el pasado pre- decird o se volvera material para un futuro. En cambio, obliga a repensar la fuerza de los afectos en la construc: clén de la(S) historia(s), tos modos en que relactones de desco, fantasia y/o pasién pueden desnormativizar ta temporalided al imposibititar el desarrollo de narrativas lineales y progresivas (es decir, orientadas hacia un fu- turo); nos obtiga a repensar las resistencias de los deseos y las insistencias de los afectos (Freccero, 2011: 24); a ddamos cuenta de que cada tinea temporal tiene sus pro- pias intensidades, que en su combinacién cobra voz el sujeto Uiterario y que las formas posibles de un tiempo no secuencial le otorgan estructuras de perteneneia y dura cidn diferenciales. La progresién que la lectura exige se construye, en- tonces, sobre los desvios, rodeos, revueltas y lincas ce fuga que tas voces tesbfanas proponen. Y en las distoca- clones y encuentros que se suceden, en las rearientacio- res del deseo que los recorridos obligan, son modulades historias afectivas: 18 Laura A. Arnés tas narratives de lo humano [..] no solo son fundomentalmente narrativas, sino también pricticas de saber, tanto fisicas como mentales, aprehensiones eréticas y también amorosas de detalles que no cacceden a teorias y éxicos pero se ponen en contactos impredecibles con ellos (Freeman, 2010: XX1). A partir de la clipsis, ta prolepsis, el flashback o la pausa; la repeticién, las interrupciones, el olvido o la sor- presa. A partir de los retrasos, los retornos y tas satidas,, ios recuerdos, (os descos, los rozamientos y las fantasias incluso el duelo, et erotismo, la empatia o el romance- las ficciones lesbianas rompen o redistribuyen ese tiempo lineal y continuo del poder, que Walter Benjamin tlamd "tiempo homogéneo y vacio” (1973), asi como también la “crono-normatividad” (Freeman, 2010): esa manipu- lacién del tiempo que convierte regimenes productivos historicos especificos en aparentes tempos y rutinas “na- turales” de los cuerpos. Por otro lado, ya sabemos que lesbianismo y cam- po de visién mantuvieron, histéricamente, una relacién conflictiva. Pasé algo, decia una de las protagonistas de “Las 33 mujeres del Emperador Piedra Azul” (Gallardo, 1977). No hay término que to defina. Si coincidimos con Jagose (2002: 2) en que la figura de la invisibflidad les biana se sostiene sobre una paradoja estructurante (se tia la condicién de entrada de lo lesbiano al campo cul- tural), leer esta invisibilidad -ese secreto- en términos de estrategia de representacién puede resultar produc tivo no solo para pensar to tesbiano sino los diferentes sentidos que promueve -es decir, sus potencialidades-, como también tos posibies dialogos que establece entre textos literarios y otras narrativas culturales. Asi, y con- siderando que efectiva y afectivamente el deseo homo- erético se estructuré, histéricamente, entre lo secreto, lo sabido y lo no dicho (Kosofsky Sedwick, 1991), me interesa pensar los recorridos que la literatura argen: tina propone para las voces tesbianas: la construccién de lo que llamo secreto a voces y vaces del secreto en tanto estrategia de representacién e, incluso, de visua- 19

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