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I Historia reciente de la psicologia cognitiva {Uno de los sforomas ms evidentes de que un nuevo en- fogue 0 dlscipina se ha impuesto en el Ambito centtico es agie comience a considerarse su historia y en ello le juague ‘come la posicién dominante. Esto es lo que ha venida suce- diendo en el caso de la psicologia cognitva, ya sea en su con- sideraci6n por separado o en reacién com la ciendia cognith ‘Ast son ya numerosas las obras en las que se muestra un anilisishistérico del aparicin y consolidacién de este enfor que. Algunas son de tipo sutabiogratico (Bruner, 1988) 0 re presentan una posicién prospectiva personal (Mandler, 1985; Varela, 1988), mientras que otras contienen una visién més conipletay exhaustiva de los avatars de esta disciplina (Bux: ‘on, 1985). Enre esta, timas destacan por su ampli y ex Inaustvidad las de Gardner (1985) y Baars (1986). En amboe ‘casos se taza con claridad y Iucider la evolucin, rets y com luadicciones del enfoque cognitivo al hilo no s6lo de la mar- ‘ha de a pscologia como ciencia experimental sino también, ‘como va siendo cada ver mi freevente ¢ ihuminador, en ex teecha relicin con strasfondlo filoséfico, No en van laps cologia cognitva se noe presenta cada vez ms como la cen » Inuodecdnas piso cog node pial cognina cia experimental del conocimiento, como et instrumnento que nos perinite encontrar Ia solucién alos grandes debates que 1a flosofa y ta epicemologia han planteado desde hace st: los En cualquier caso, resulta casi un wpicoafirmar que la orientacion cognitva goza en la acualidad de una posicién de privilegio. Lo que surgié en los afios cincuenta y sesenta ‘como una tendencia innovadora pero todavia diseutble y du bitativa se ha consolidadoy extendido con fuerza a cas todas las areas de la psicologia. Asi, por poner sélo unos breves ‘ejemplos, diremos que hoy da se trabajaen una psicologia so- cial cogntiva (pe, Wyery Scull, 1984); en ef Ambito de la per- sonalidad se investigan abundantes conceptos cognitivos (Avia y Sincher Bernarios, 1995) como son los constructor personales u otos,¢ nchiso en el terreno de a clinica se ut liza con frecuencia a modificacion de condluctacognitiva ola terapia racional-emotiva que tiene una clara influencia cogn ‘iva (Els, 1962). Zn qué consiste el enfoque w orienacisn cognitva? Mas adelante lo veremos en el capital 2, sobre to do en lo que se refiere a sus supuestos fundamentals. En es- te capitulo quisigramos tratar sus origenes inmediatas, que no pueden considerarse al margen de los del rest de la psi cologia. Como se ha indieado en la “invitaci6n” de las pig yas anteriores, con la exposicion de dichos origenes preten ‘demos seguir la vieja maxima de que las posicionescienificas| actusles se comprenden de manera mis adecuada si se cono- ce con detalle cl contexto en el que se han generado, ‘Ou indice manifesto de le firmeza con que se ha im- ‘Pucsto el enfoque cognitivo es no slo Ia enorme exten del ‘érmino en numerosos libros y revista sno, sobre todo, la pu Dlcacidn de manuales y libros de lecuras bajo la denomina- cn, en la mayoria de los casos, de psiclogia cognitva. Ast, desde la aparicién del libro de Neisser (1967) que dio nombre ‘ala distiplina ~y que en cierta medida se habia visto preceido por Studs in Cognit Grouth de Bruner, Olver y Greenfield (1966) y postriormente del de Lindsay y Normaz (1972) — Hluran Information Procsing— ban aparecido casi dos decenas con orientaciones similares aunque no idéntcas (ase p81). El examen pormenoriaado de estas obras nos sera de vilidad mis adelante. Por el momento, sdlo queremos ff rimos a sus capitulos introductorios, es decir a aquellos en los que se refieren los origenes mis inmediatos de la psicolo- ia cognitiva. No obstante, quizé convenga ananciar que di- chos manuals han venido a sustituir aloe libros de texto de psicologa experimental yes ereciente a similitud incluso con los manuales de psicologia general. Todo ello hace pensar en | progeesva cognitivizacién de nuestra disciplina que, en realidad, era ya un hecho a finales de los setenta, como pue- de verse en las fechas de las publicaciones anveriormente mencionadas. Es decir, por aquel entonces la psiclogia cog- nitiva ya habia dejado de ser una dsciplina prometedora pa- +a comertirse en wn enfogue dominante, como puede verte en fa profusiGn de manuales al respecto, aunque en los 2mm bientes de habla hispana eso fuera mds bien ignorado. Ceres: ‘nos ya al tercermileno, a etiqueta sigue siendo la misma y Jos textos mencionados contingan teniendo vigencia, aunque sin duda algunas cosas hayan cambiado en la tltima déeada, sobre todo en lo que se reiere a la metifora 0 modelo bisi- o que orienta los trabajos, tanto empiricos como teéricas (vase el capita 3), El declive del conductismo como enfoque dominante Gon leves diferencias, en la mayoria de las publicacio- nes de nuestro ambito, que suelen ser de origen anglosajén, a Teeroduerin a poo ogi Ino aa picog copii se relata Ja misma historia reciente, que viene a ser més o me- no la siguiente, El estudio de los procesos cogaitvos se ink cia de forma sistemstica hacia 1956 aproximadamente, Stele ‘recy perfects grace peblemas humanos, ye solos per {fen nove ennmntssebevene a cause a Tnsrodecén aa plologi coin tewotuecon aa pisogia cogs ‘A-este respecto, creemos que resulta muy interesante compitar estas ideas irracionales, sobre todo en cuanto asus caractersticas de tendencia al verificacién, con las lamadas ‘misoncaptions(p- 252) que se an estudiado abundantemente en el campo del desarrollo cognitive y enweftanza de la cien- ‘a, (Limn y Carretero, 1996) Estas dtimas no s6lo poseen también ciereas caractersticas irracionales, como Ta escasn tendenciaa ser comprobadas y admit su eventual falsaci6n, sino que permanecen inlterables durante gran parte del de- sarrllo cognitive y som muy resstentes al cambio, ya proce da éste de la ensefanza formal o de la informacién general del medio, De hecho, en la atualidad sabernos que una par- te importante de las ideas que tenemos sobre el mundo fis co seconfiguran a los 3.5 aos y permanecen inalterables dir rante toda la vida, a menos que recbamos informacién y en- sefianea especalizada al respecto (Carretero, 1995, 1996; Gardner, 1991), Por ejemplo, esto ocurre con nuestras ideas sobre la cafda de los enerpos o sobre la causalidad fisca en general Asi, los seres hummanos de cualquier edad tendemos fa considerar que si un objeto golpea a otro el efecto debe producirse enseguida y no de manera demorada. Por otro la do, al cansiderarlas ieracionales, Elis (1962) est de alguna tanera adelantando el debate sobre la racionalidad o irra ‘ionalidad del pensamiento humane, que serd en los afos fochenta una de las cuestiones més candentes en nucsira dis iplina (Carretero y Garcia Madruga, 1984; Carretero, Alma raz, Ferndnder, 1985), Muy probablemente al lector de nuestros dias le resul+ te escasamente novedosa la idea de que ls seres humanos po- seemos, de forma escasamente consciente, este tipo de ideas, limplicitas, ala manera de wn médulo incrustado en nuestro ‘sistema cognitive ~aunque le proponernos que haga una cier ta bésqueda en su asmario 0 ropero de comportamientos inés problemticos, compare con las ideas de la tabla 1 y quick se lleve alguna sorpresa— Sin embargo, adviértase que Fils formula sus planteamientos 2 comienzos de los aos se- sent, tealizando tuna clara ruptura tanto con las concepcio- ‘es paiconalftieas como con las conductistas, y abriendo as jpuettas para el anlisis de los contenidos cognitivos que afe tan al mundo emocional (1) La aportacién de la psicologia europea Por tltimo, parece necesario mencionar que segin a sgunos autotes (por ejemplo, Brown, 1970; Simon, 1972, y Max Jer, 1981) la prcologta cagnitva también conté entre sus pt rmeras influencias la de Piaget y la Escuela de Ginebra, cuya obra comenzé a redescubrisse y difundirse con rapids en Norteamésiea a principios de los aos sesenta. De hecho, los primeros libros de Piaget se habfan traducido al inglés en los foe treinta, pero esto no habla welto a suceder a partir del ‘auge conductsta, Por ejemplo, vamos ls palabras de Simon, ‘uno de los mas representativas autores del movimiento cogni tivo enya obtencign del Premio Nobel de Economta en 1981, Jo encontré con mis de velne afios de dedicacién a la ps cologia cognitiva: “Durante el largo perfodo en el que casi to- a la pscologia cognitiva estuvo congelada bajo los glaciares del conductisto na gaciacién que munca alan los vlles de Suiza, el drea del desarrollo infantil, floreciendo en los abigarrados valle alpinos, mantuvo vivo el interés por los procesos centrales complejos” (Simon, 1972, p. 5). ‘Sin embargo, esto no parece ser réconocido por una bbuena parte de ls psiedlogos cognitivos, sobre todo los més czreanos al procesammlento de informacién en sentido estricto, con excepeidn de Simon entre otros. ¥ aqui es donde se com pica la historia que hasta ahora hemos presentado. Es decir, 1a psicologta cognitva se ha desarollado en el smbito anglo: o ewrodvecin a pclogi cogasvn

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