You are on page 1of 5
La droga en el cine _La droga y el cine se han llevado casi siempre a partir un pifén, si sc entiende la frase-en funcién del inqui el cine ha solido Hlevarse con lo marginal aunque lo denuncie, con lo delictivo aunque lo persiga, con lo patolégico aunque se esfuerce en busearle alguna forma de terapia, y con todo lo que se preste a cl ante material narrativo quede la droga han extraido guionistas y directores; se han llevado como quier tipo de experiencia de bajada a los infiernos aunque ocasionalmente nos haya proyectado hacia el éptimo cielo. Y esa sintonia cine/droga se ha logrado a pesar de Mr. Hays cuyo severo cédigo moral aplicado al cinematografo hubiera puesto inconvenientes a una pelicula como El hombre del brazo de ‘oro, de Otto Preminger; oa Doubly Imdemnity, de Billy Wilder, si ambos directores no hubieran sabido buscarle las vueltas al eédigo y a su autor. J. L. BLANCO VEGA No sismpre, como luego diremos, la droga es el tema de todas las peliculas donde la droga aparece: sin embargo, di- recta o indirectamente, como nucleo del relato 0 como dato: secundaria, como ocasién para un discurso moralizante 0 co ‘mo un aliciente mis para el «morbo» del film, la droga esta, presente en centenares de peliculas Salvo las excepeiones a que ha dado lugar el cine mis re- ciente, la droga en el cine aparece easi siempre con cardcter delictivo. Se trata de un asunto de peligrosidad social, lo cual interesa mucho mds, hablando , y aunque la ceremonia posea ain vn aire clandestino (naturalments no se advierte a los es- pectadores de qué se trata), los primeros planos que se hacen Lean, enarbolando siempre su enorme artilugio, son lo sufi= ‘icntemente expresivas como para que huslguen comenta- En una segunda etapa de filmes-festivales ya no son los cantantes quienes furan, sino el pitblico. Un film como «Lo ve and muse», reportaje de un festival holandés de los pr ros 70, nos muestra, en el intermedio de las canciones, un pi: blico amplamente enrollade que fuma, se pasa “porros» ¢ in- cluso, ob, asistinios a la ceremoniosa preparacion de un «shi- Mum» v a su posterior sabrosa y larga furiada: pero éstas, co- ‘mo las imagenes de otra pieza pionera del género, «Newport folk festival», apenas constituyen palidas y, por supuesto, si lenciosas alusiones a una evidencia inneguble. El valor cine- ‘matogeafico, stricto sensu, de estas muestras es escaso y aca so Gnicamente se sostengan por el eariz. del testimonio, valor documental que sobre las castumbrse del pablico y cantantes aportan, a hallar un cine que refleje més extensamente este 11. nos debemos situar en ta década de tos 70. ...Es USA quien a la pauta, Curtosameate no es Hollywood ia sua de este nacimiento, sino la costa Este, la escucla inde- pendiente de Nueva York. Justamente ese Nueva York cuyas hasueas tan bien retratara Andy Warhol en «Trash De esta sltima pelicula hablaremos en el punto si- guicnte En otto articulo del mismo autor y de ta misma revista nema 2002», n. 61-62, *Los pasotas en el sine espaol), la opinidn de algunos moralistas que han aludido a Is alidad con que #el porro» va haciendo su aparicion en !as peliculas espafolas, José Saavedra se pronuncia més bien Na se trata de «naturalidad, que sein él no exis- te, sinode s decie: wel portom, efectivamen- 1ciendo su aparicién en numerosas peliculas espaio- «Trash TRASH LA BROGA COMO TESA 29 las pero en estricta relacion con un determinado ambiente, y e3¢ ambiente no sucle ser precisamente el de la cotidiani ni-el del ciudadano medio, sino el de la orgia desmadrada («la orgia», «Bacanal en direeto») o el que se crea entorn agentes del espectculo (+4¢Qué hace una chica como ta en un sitio como éste%), tratamiento, en suma, que viene a impli- car una cierta postura moral, como si se diera por sipuesto que en esos ambientes, pero sélo en esas, todo es posible ¥ normal, ineluido wel canutom —LA DROGA COMO TEMA Queremos decir que ella es, de alguna Forma, ee de la pelicula. En titulos como «Moore (Barbet Schroeder), «Trahs» (Andy Warhol / Paul Mor )), «Cristina Fo (Ul- rich Edel) o «Neige» (Berto / Roger) no es un aspecto secun- dario en ef film, sino su razin de ser. El trfico, el habito, la autodestruecién, el crimen, el suicidio.como consecuencia tima del consumo 0 e! abuso, na son meros datos al margen, sino que confguran lncleonarrativ y tematic del pl En «Trahs» (umierda» en su version mas expresiva, tal como los adicios denominan a la droga), Paul Morrisey nos ‘cuenta la historia/sin historia de un marginal, uno de los in- numerables ejemplares que constituyen la inmensa fauna de los marginales y marginados estadounidenses. Es joven derrotado, guapo pero impotente. La droga le ha llevado al limite de su propia consistencia como persona. No trabaja, se aburre. vagabundea, se droga, quisiera tener un hijo para vir del subsidio del estado, pasa de cama en cama en una morbosa comprobsecién de su impotencia sexual y, por otra rte, es incapaz de renunciar a la causa bien determinada del problema: la heroina. La pelicula, de una pretendida tos- quedad visual (Morrisey ha trabajado desde los presupuestos antiestetizantes de! «underground se convierte, en Gltimo lérmino, en un caso “ejemplar» més alld, o més acd, de su en tidad como obra cinematogrifiea, «Moore» En «Moore» (la traduccién castellana seria ya de por sf suficientemente expresiva: jmas!), el film de Barbet Schroe- er, cl itinerario de la pareja protagonista es, desde el princi. pio, un viaje hacia la catdstrofe. «Moores es, antes que otra cosa, una historia de amor, fen la que la droga describe un itinerario paratelo al mismo amor que siempre tiene algo de destructor y cercano a la muerte, EI, un joven aleman, Stefan, acaba de terminar sus estu: dios en maicmaticas y va en busca de experiencias, En Paris se enamora de una chica americana, Estelle —nombre mar- cadamente simbélico— de aparieneia nornial y sensitiva, pe- ro entregada a ta droga. ‘Cuando Stefan la encuentra, ya ha destrozado fa vida de dos hombres, Per, « pasar de ter advertido por un amigo, Stefan sigue a Estelle a Ibiza, donde, paulatinamente, es vorado por fa dindmica posesiva de las drogas, cada vez mis fueries y en mds clevadas dosis, Hay una etapa en la que los dos emprenden, al parecer, una autocuracin también pro- sresiva, gracias al yoga y a otras practicas orientales, pero el ‘ineulo artificial que les une deteriora las relaciones y en el primer percance araba por veneer In droga cn su accion des- tructiva. ‘Es el emits» de la droga el que acaba por imponerse, por eselavizar a Estelle bajo un ex-nazi que comercia con droga 8 la isla, desengadar a Stefan sobre las posibilidades. de su amar y Tlevarle hasta el tne que, paradicarnente, conduce al mar, en donde se inyecta la dosis definitiva», (Pedro, Miguel Lamet, *Cine para leer, 1977) «Cristina Fo» ‘Cristina F, (Ulrich Edel) es, hasta el momento y dentro del cine comercial, el titulo mas contundente y supuestamens te incontestable sobre el tema, La veracidad testimonial del film viene avalada por los materiales que dieron origen al guin. las confesiones de una adolescente autoprotegida par el anonimato y secundada por dos periodistas gue pusieron los datos en pie para un auténti- 60 best-seller La peticula, narrada al igual que el libro en primera per= sona, encontrd una eficaz protagonista en la adolescente Nat- ja Brunckhorst de la que ya se ha dicho casi todo, desde que sus similitudes con el personaje de la pelicula no son pura- mente casuales (clla también fue drogadicta) hasta las ame- nnazas de que al parecer ha sido objeto durante el rodaje por parte del wimperio de Ia droga» que podria ver gravemente petjudicados sus intereses por el alegato antidroga de la peli= cal, La historia provede con absoluta correccién metodoligi- ‘ea! {por qué ha empezado 4 drogarse Cristina? {Qué le past a Cristina en su situacidn de drogadicta? ;Cémo logra Cristina rehabilitarse? ‘Como antecedentes no inmediatos de su problema se nos proporcionan los siguientes: ‘chabitat», Cristina vive en un pequeie piso dentro de un inmenso: Bloque de Viviendas con largos pasadizos en los bajos donde los nifios dejan sus meadas y por donde los \ecinos circulan sin detenerse ni comunicarse. Por otra parte, , permite a la mayorta de los expecta dores de arraigada mentalidad burguesa tomar sus distancias ¥ ejercitar Ia ironia sobre el caso: Leopoldo Marfa resulta en Pantalla, se supone que también en la vida, una figura dem siado estridente para aceptarla como referencia, y las confe- siones de Felisidad Blanch como madre de fami Y puesta en cuarentena por sus propios hijos, invalidan ya de entrada su discurso para una buena parte de los espectadores La concurrencia, pues, de peliculas tajantemente conde~ aatorias (Cristina F.) y de peliculas o bien pasotas 0 bien ate- rnuantes cuando fo corsplacientes con el consumo de drogs, dejan una vez mas abierta Ia polémica. Ahi siguen las cuestiones de siempre: drogas duras / drogas blandas, repr sién sin concesiones 0 adminisiracién reglamentada, erradi- cacidn de la droga 0 saneamiento del contexto (social, politi co, familiar, econdmico) que la hace apetecible, persecucién de la droga y los drogados o persecucién de las cadenas explotadoras del negocio, conteacultura y droga frente al fra caso de la Cultura, son maydseula, a partir dela segunda gue- fra mundial, generacion - grupo droga frente al individualis- mo y la disgregacién dentro del mundo capitalista... Si siempre hemos dicho que el cine no tiene por qué ha- ‘cer pedagogia, como tampoco tiens por qué hacer psiquiatria (las peliculas heshas con objetivos pedagégicos, educativos, te., suelen ser malas peliculas), en el caso de la droga llega- mos a la misma conclusién. Cristina F.,.con perdén de mu- chos de los que teen estas notas, no es una buena pelicula: el caso ex que tampoco llega a ser def todo un «caso ejemplarm por algunas de as razones que se han indicado més Para aelararnos: una pelicula no os buena ni es male sega se ponga a favor o en contra de la droga, dependerd del talento 0 Ia ineptitud del director para realizarla; en cambio puede ser mala o buena en es0 que hemos llamado sus intentos pe- dagégicos segin la elaridad, la honestidad y la coherencia de sus conclusiones, a

You might also like