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El Ser y el Otro en la ética contemporanea © Seyla Benhabib 1992 First published in 1992 by Polity Press in association with Blackwell Publishers Ltd. ‘Traduccién: Gabriel Zadunaisky Tlustracién de cubierta: Edgardo Carosia Primera edici6n: mayo de 2006, Barcelona Derechos reservados para todas las ediciones en castellano © Baditorie Gediéa, 8.4. Paseo Bonanova, 9 1-1" 08022 Barcelona (Espafia) ‘Tel. 98 253 09,04 Fax 99 253 09 05 Correo electrénicé: gedisa@gedisa. Lhtépiivww.gedisa.com aa ISBN: 84.9784:101 ‘Depésito legal: B. 26955-2006 Impreso por Sagrafic peeeeie Ja reproduccién total o parcial por cualquier medio de impresion, en forma identie, extracada o modi ° en cualquier otro idioma. — Indice Nota del traductor Agradecimientos . Introduccién Etica comunicatioay reivindica comunidad y posmodernismo . Primera parte Modernidad, moralidad y vida ética > 3 z & > La ética comunic las controversias actuales en la filosofia 3 7 Autonoma, modernidad y comunidad El comunitarismo y la teorta critica social en didlogo ........ 3 3. Modelos de espacio publico Hannah Arend, la tradicion liberal y Jirgen Habermas .... 105 |. El juicio y las bases morales de la politica enel pensamiento de Hannah Arendt .......2.20e0sce1e0. 139) Segunda parte Autonomfa, feminismo y posmodernismo 5. Elotro generalizado y el otro conereto La controversia Koblberg-Gilligan y la teoria moral .. 6. El debate sobre la mujer y una nueva mirada ala teorfa moral 203, 7. El feminismo y la cuestién del posmodernismo ............ 231 8, Sobre Hegel, las mujeres y la ironfa Indice tematico y de nombres Para Wolf, que discrepaba con frecuencia. 8 Sobre Hegel, las mujeres y la ironia Das Bekann iiberbaupt ist darum, weil es bekannt ist, nicht erkant. (Lobien conocido es desconocido, precisamente porque es bien conocido.) G.W.E Hegel, Fenomenologia del Espiritu Algunos acertijos metodolégicos de un enfoque feminista En Estados Unidos, lade 1980 fue declarada como «la década de las hu- ‘manidades». En rmuchas instituciones de altos estudios sigue en curso lun debate respecto de lo que constituye la «tradiciGn» y el «canon» en ‘Obras literarias, atisticas y filos6ficas que vale la pena transmitir alas faruras generaciones en el tiltimo cuarto del siglo xx. En el centro de teste debate esta la pregunta: silas que hasta aqui se han considerado las principales obras de la tradicién occidental son, casi de modo unifor- ne, el producto de un grupo especifico de individuos, a saber, hombres puldientes blancos, europeos y norteamericanos, zcuan wniversaly re- je, en qué medida es globalizante su mirada y 2 La teorfa feminista| ala vanguardia de este cuestionamien- t0,y bajo elimpacto de los studios feministas la superficie del canon de las egrandes obras» occidentales ha quedado fracturada para siempre, su unidad dispersa y su legitimidad cuestionada. Cuando se plantea la mm conceptualiza un pensa- dor la dstincin entre lo masculino y lo femenino,experinenacen ny cambio de Gestalt: comenzamos aver alos grandes pensaderes cet pa Sado con nueva mirada ,segin ls palabras de Joan Kelly Gadel sco ojo ve una imagen diferentes.‘ La visio sién «duplicada»: un ojo ve lo que la tra Freer pu busca lo que latradicin le a dicho que no valalapena se ‘tutta buscar. ;Cémo es posible, de hecho, una «leturafeminise dela tzadiciGn? Actualmente veo dos enfoques dominantes, cada wea de ios cuales tiene ciertas imitaciones. Describo el primer enfoque como «la ensefanza del buen padres, beral que cuenta con mayor adhesién trata los pun. ionales acerca de las mujeres como una serie de erro. res desgraciados, a veces embarazosos, pero exencialments corregibles, ‘Tomando su jemplo de un pensador progresista como. John Stuart en los textos clisicos aquellos Se neatO® le claridad acerca de la igualdad y dignidad de las mujeree, pesienten desilusionadas cuando su fildsofo favorito dice toate oe bre el te encialmente que no hay incompatibilidad ent igualdad y autorrealizacién de la Ilustea i6n y ls aspiraciones de las mujeres (Caracterizaria el segundo punto de vista como «el grito de la hijare- belde». Coincido con Lacan en que el lengusje es lucie simbélico ‘ine representa la sley del padres y acepto que todo lenguaje ha sds as hijas rebeldes buscan el ha- bla femenina en los margenes dela radicion logocéntrica oceddane ah ¢s imposible pensar, de acuerdo con dicha tradies i facia.” entonces la tareade la lectura feminist se convierte en la articas ‘ano de un nuevo conjunto de categoria, sino de hacer trascendey Nustapuesto a estos enfoques, en este ensayo quisiera bosquejar .” A esta referencia explicita a las naturales de los sexos» se le i é Sener le da una significacién on- ‘Asi un sexo ¢s mente en su autodesdob ‘en su autodesdoblamiento en autosubsistencia Sy coos in dela bre univeraidad, es deci, la sutecon Ciencia del pensamiento conceptual yl volicin del in ine objet otro sexo es mente manenindose en anidad como conocinientoy v se laforma fa pine sentimiento coneretos. En relacién dad, el primero es poderoso y activo, el se vo, De hse desprende que el eee pea Ee stado, en el aprendizae, tetera, asi como en el trabajo yn a lucha con tranquila de esta unidad y al entimiento. La mujer, por otro lado, tiene su des- ia y estd imbuida de que la piedad familiar es su ‘marco ético mental.® ara Hegel, las vidas de los hombres tienen que ver con el Estado, la cienciay el trabajo en el mundo exterior. Separdndose (sich enta= ‘teiend) de la unidad de la familia, el hombre objetivael mundo externo Floconguista através de la actividad y la libertad. La wdeterminasico 2 seal dela mujers, en contrast, estéen la familia, nla unidad y La piedad Piet) caracterstca de a exfera privads, Hegel sugicre que las reeres no son individnos, al menos no en la misma medida y en lt ss tensiOn que los hombres. Son incapaces de la lucha espiritual ‘on (Entzweiung) que caracteriza la vida de los hombres. En 1a Fenomenologia del Espiritu relativo a la tragedia de Anti- aque para la mujer lo que es significativo «no es este hombres ‘sino kn hombre y los nifios en general» iza sus deseos y «dado que posee como cio arencciente de la universalidad, adquiere por ello el derecho del de; sco, al mismo tiempo, preserva su libertad enrelacién con el mismo.» ta significativo es el hecho de que aquellos aspectos en los que a distintos espiritualmente a hombres y mujeres son los Gquedefinen a las mujeres como seres humanos «menores». Come Pla- soe y Anstotles, Hegel no slo asigna pariularidad, ineuitivided y pasividad alas mujeres y universlidad, pensamiento conceptial Y lo Pederoso y Io activo» a los hombres, sino que ve en estos dtimos las eenrcterisueas que definen ala especie como humana. Recordemos que te car constnuye la segunda naturaleza ya que su unidad sustancial ‘erge dela bfrcacion (Entzeinng), donde se establee por encima sen contra del mundo. El proceso a través del cual la natoralera es Ticmanizada y la historia constituida es esta actividad de Enteweinng, seguida de la externalizacion (Entinsserung), a saber, la objetivacion (vergegenstindlichung) de los propésitos y las instituciones humanas deeererando en el que éste se vuelve el Ambito para la autoexpresi6n- “Las mujeres, dado que no pueden superar ls unidad y emereer de la ae als faniliaal mando de la wniversalidad, estan excluidas de laae= ‘vided que constituye ala historia. Sus actividades en el émbito privs= 3 sre ater a teproduccin la erianza de los nifos y a saisfaccién de to aadades emocionales y sexuales de los hombres, las colocan fue- wes omundo del rabajo. Esto significa que las mujeres no tienen histo- fla y que estin condenadas a repetir los cclos de la vida. La familia y la vida politica ‘Al inclur ala familia como el primer estadio de la vida ética (Sittich- fit) alapa de a «sociedad civil y el «Estador, Hegel evel lo crucial 7 que es esta instituci6n, desde su punto de vista, para la consti {Estado modern. La familia es sigificaiva en Tn conseruccién pote cel porquees Inesferaen la que se materializa el derecho del indi, J {idue moderno a la particularidad (Besonderbeit) y la subjtividad | Gabjektivtit) Como sala Hegel a menudo el recon ; momento subjetivo» del individuo libre es la pri ado moderne comparado SE rae cinpucteadore Pade con aang pols: En fala el derecho i ¢s ejercitado en el amor y en la eleccién de cényry mientras que el derecho ala subjetvidad es ejercitad en la preocupe, moral de otros miembros de la familia. std preocupado por esta institucion, no is 1 : ‘én, no como Aristételes cilia ks mujeres no como Rouse pats prepara os erda: date cdadanos dl futuro, sino prinordalmente desde el punto de bertad-del sujeto masculino en.el Estado moderno. Ya en la Filosofia de la Histori abi iaeefieg ria, Hegel habia observado que la confu © sus relaciones internas, Recono- junto con Ia Iglesia, el contrato matrimonial a la veo = Imente los derechos de herencia evando ve uunidad de la familia. En este contexto, Hegel reconoce que ls muy ene cirtos derecho gales sgnificativos eee legel critica radicalmente a Kant por incluir a las muj a i) losirvientsdomésicos bola categoria dara realterpenonclag Personen-Sachen-Recht:* Las mujeres son personas, es deci, sujton ales jridicos al par que los hombres. Son libres deceit su ebm, yuge;!* pueden ser duefias de propiedades, aunque una ver eesadee hombre representa a la familia «como la srecho 2 heredar propie- Hegel esté en contra de lerecho que devuelven la 1¢) 0 que imponen restriccio- ( dad en eo de muerte einclso de dvr todos los elementos romanos y feudales del d propiedad familiar al clan familiar (die Sippe) nesasu lena herencayenajenailidad.” cuestién legal, de los derechos de propi << rechos de propiedad, que mé preocupa a Hegel es la del El divorcio presenta un problema 78 particular porque, como fenémeno, cae bajo tun lado es un asunto legal como lo es el contrato de otro lado, es una cuestion que corresponde ala esfera « duos involucra to de matrimonio, se pt el divorcio; pero esto sélo debe ser determiinado por una fercera parte ‘que sea una autoridad impersonal, por ejemplo un tribunal.” Finalmen- te, Hegel justifica la monogamia como la tinica forma de matrimonio que es realmente compatible con la individualidad de la personalidad y la subjetividad del sentimiento. En un aftadido a este parrafo, en las conferencias de Griesheim, Hegel sefiala que la monogamia es la tinica forma de matrimonio realmente compatible con la igualdad de hom- bres y mujeres.” Contrario a repetir los prejuicios de su tiempo u a ontologizarlos, como sugiere Benjamin Barber, con respecto al derecho a la libre elec- cidn de cényuge, la propiedad de las mujeres y los derechos de divorcio, Hegel es un pensador de la Ilustracién que apoya las transformaciones, en el mundo moderno iniciadas por la Revolucién francesa y la difu- sién del code civil. De acuerdo con el Das Allgemeine Landrecht pra- siano de 1794, el derecho de elecci6n de cOnyuge, y en particular el ma- trimonio entre miembros de los diversos Stinde ~estratos feudales de la sociedad medieval-, estaba estrictamente prohibido. Estaba legalmente estipulado «que personas masculinas de la nobleza [...] no podian con- traer matrimonio [...] con personas femeninas de descendes pesina o de la baja burguesia (geringerem Biirgerstand)»” trimonios se producian a pesar de ello, eran declarados «nulos» y los leces «no tenian poder para aceptar su continuacién».” Para evitar -mas sociales, los legisladores distingufan entonces entre «la burguesia aja> y ala alta». La posicién de Hegel sobre esta cuestién, en contraste, lamas revolucionarias de la Asamblea francesa que, codificadas como el code civil en 1804, también fueron adoptadas en las partes de Alema~ nia conquistadas por Napoleén.* Las diferencias de estrato social son irrelevantes para la eleccién de cényuge y no deben estar reguladas le- galmente: la libre voluntad y consentimiento de dos adultos (ast c clde sus padres), mientras tengan derecho legal al matrimonio (es decir, ‘que no hayan estado casados antes o falsficado su estatus civil de otro modo) ¢s el vinico punto de vista relevante. ero Hegel inserta un detalle interesante al considerar esta cuestién, que es totalmente caracteristico de su actitud general hacia la moderni- 279 lo entre los extremos de matrimonios acordados y la leceion totalmente libre de cényuge, sostiene que: «La manera mis éti- cade matrimonio puede considerarse el primer extremo o cualquier nera por la que la decisidn de casarse viene primero y la inclinaci hacerlo después, de modo que en la misma boda se coaligan lad y la inclinacién».» Presumiblemente esta decision puede involucrar én consideraciones «éticas» relevantes tales como el origen social involucrados son apropiados. La consideracién del lariqueza ya no son asuntos legales que deban ser regu lados, como en a sociedad feudal, sin criterios personales y éticos que deban tener en cuenta individuos modernos, conscientes del significa: ams el hegeliano briténico Bradley, de «mi situacién y iene cierto que Hegel estaba més avanzado que las practicas le- sales prusianas de su tiempo y apoyaba las transformaciones generales roducidas por el code coil revolucionario francés, como siempre era Fenuente a seguir a la modernidad hasta su conclusidn iiltima y ver la eleccién de c6nyuge como una cuestidn totalmente individual de amor ¢ inclinacién entre dos adultos. La vision de Hegel del amor y la sexua- lidad, cuando se sitéa en el contexto general de los cambios que en ese ‘momento se producian en la historia, de hecho lo revela como un pen sador contratio a la Ilustracién. Hegel critica y denigra subrepticia- ‘mente los intentos iniciales de emancipacién de las mujeres y pretende aprisionar a éstas una vez mas dentro de los limites de la familia nuclear monégama que amenazaban con dejar. La cuesti6n del amor y la sexualidad libres: aespina en el costado de Hegel El «Eragmento sobre el amor» de 1797-1798 de Hegel refleja una con- cepeién mas romantica del amor y la sexualidad que la amable del matrimonio dibujada en la Rechi/Sphilosopbie. see da la misma estructura dialéctica que/l espiritu; uunidad y la separacién; identidad en identidad y diferencia. En el amor, los amantes son un todo «vivo» por oposicién a «muertov; el aspecto dela materia muerta que perturba la unidad del amor es la propiedad, La propiedad separa a los amantes haciéndolos conscientes de Vidualidad, ademis de destruir su reciprocidad. «La verdadera ,” en general, en Lucinde, las caracteristi- cas espirituales de los dos géneros se distinguen claramente. En sus ensayos anteriores como «Uber die weiblichen Charaktere inden griechischen Dichtern» y «Uber die Diotima» (1793-1794), com- puesto después de conocer a Caroline Schlegel Sl iéndose ‘enormemente influido por su persona, Fiédrich Schelgel habia desarro- lado la tesis ~de la que se harfa eco Marx en sus Manuscritos de 1844— ‘que lacivilizacin griega decayé.o prospers en proporcién con el grado de igualdad que otorgé a las mujeres. En particular, Schlegel resalté que Ta desigualdad entre hombres y mujeres, y la subordinacién de éstas, llevaba a la bifurcacién en la personalidad humana, por la que los hom- bres llegaron a no tener «inocencia, gracia y amor» y las mujeres pendencia». Por opo: ala crudeza de las relaciones hombre-mujer al, que «sufre en silencio»." Antigona trasciende es- tos estereotipos y representa una mezcla de caracteristicas masculinas y femeninas; ella «es lo Divino». Lefdo en comparacién con los puntos de vista de Schlegel, el gene- ralmente celebrado analisis de Antigona por Hegel en la Fenomenolo- sia del Espiritu revela un mensaje diferente. En la versiOn de Hegel de Antigona, ella y Creonte, respectivamente, representan virtudes «fe- meninas» y «masculinas», y formas de r i senta el «hogar», los dioses de la familia, inferior».” Creonte representa el derecho, la ciudad, las leyes humanas y los dictados dela politica que son de «este mundo». Su choque es un choque entre fuerza iguales; si bien, através de su reconocimiento de Inculpa, Antigona representa el momento ene que, en la dialéctica de la acciGn y el destino que Hegel considera necesario,y finalmente através del declive de la familia y del «mundo inferior», el espititu progresard hacia el reinado romano del derecho y; mas alli, hacia la luz piblica de Ja Tlustraci6n. Al fin, Antigona es una figura mas elevada que Creonte, aunque incluso los comentaristas mas favorables tienen que reconocer que lo que Hegel ha logrado aqui es «una apologia de Creonte».® Parad6jicamente, el andlisis de Hegel de Antigona es mis preciso éricamente en términos de la condicién de la mujer griega, de su confinamiento en el hogar, y del enorme choque entre el nuevo orden cemergente de la polis y la leyes de la familia extendida en la que se ba- saba la sociedad griega hasta los siglos vi-y vis, que la visién de Schle- 285 gel Pero en su versién de Antigona, Hegel no sélo fue histéricamente més preciso que Schlegel; di i uut6pica. Sila grandeza de Antigona deriva preci ‘mente del hecho de que representa los vinculos del «hogar y la sangi més alld y en contra de la polis, no importa su grandeza, la dialéctica ba- rer a Antigona en su marcha hist6rica haci sintesis futura de estos pares de opuestos como la de Schlegel; sea a es- cala hist6rica mundial oa escala individual, el principio femenino final- porque «las mujeres ~para- comunidad convierten, mediante riga, el objetivo universal del gobierno en un fin privado».* El espi- ritu puede caer en la paradoja durante un breve momento histérico, inaré a las mujeres . Enel andlisis de Hegel de An- tigona ya est presente la tensién del pensamiento restauracionista que jebra la revoluci6n a la vez que condena alos revolucionarios por sus ; su tragedia es también indolas a una fase grandiosa pero definitivamente condenada de la dialéctica, que «le acontece a la mente en su infancia». ¢Qué hay dela dialéctica entonces, esa locomotora de la historia que avanza a toda marcha? En el sistema de Hegel, no hay manera de desen- redar la marcha de la dialéctica de los cuerpos de las victimas que aplas- ta, La necesidad hist6rica requiere sus victimas y las mujeres siempre hhan estado entre las numerosas victimas de la historia. Lo que queda de hadi es aquello de lo que Hegel pens6 precisamente que podia prescindir: la paradoja, la tragedia y la contingencia. Hegel fue uno de dialéctica de la modernidad: -omocién y una subjetividad emancipa- nu «otro». Una y otra vez el siste- ina la paradoja de la dialéctica: el sujeto plantea su puesto y se pierde en su otro, pero siempre es devuelto a su identidad personal por medio del argumento de que el «otro» no es més que una extensi6n o una exteriorizacién de uno mismo. El espiritu es infinita- ‘mente generoso, igual que una mujer; da de sf pero, a diferencia de las 286 mujeres tiene el derecho de decir que aquellos la gues conti «suyo» y a reincorporarlo a si mismo. La visi6n de la recone! eland Mace mica que de dest convincente: a alteridad ese momento de paradoja, reversi6n einversién con el que tenemos que ‘Lo que hoy las mujeres pueden hacer es restaurar la paradoja ala dialéctica, deshinchando la marcha pomposa de la necesidad hist6rica “una locomotora descarrilada, como observé Walter Benjamin y de- jendo a las victimas de la dialéctica, como Caroline Schlegel Sche- lling, su alteridad, lo cual significa, de manera ciertamente di identidad personal. Notas it 6 en Seyla Ben- Parte del material de este capitulo aparecié previamente en Sey! habib y Linda Nicholson, «Politische Philosophie und die Frauenfra- ge», en Iring Fetscher y Herfrired Miinkler, eds, Pipers Handbuch der politischen Ideen, vol. 5 (Piper Verlag, Mi 513-562, Quisiera agradecer a Linda n ualar pate de este material aqu Ete capt fae publcado pee ‘Feminist Interpretations and Po cory, ed. Mary Lyn- don Shan iePa ‘Cambridge, 1991). Joon ely Gado Some Methodoie Impish Relais Berween sce tamen Hiner and They (Utes of Chica Dre, Chicago 198), Ne Female» in Western J Geneve Lay, The Mano Reson als and aren Har Hegel Anything oFemns,The Oulof 108 pap 1168, rnd inary Own lg 20 Laconia deli bn sade TM. Know (Onford Univeristy Wg tt . jucido por J. Sibree sam Te teeta pg eg x Dado que la tra- Sa ns sak te fat Delgo Cane eae neeam inom nScna gf yk Sh 02 Se a tf salty denon a ep cee eae Slag 287 10. Hegel's Philosophy of Right, ed. Knox, pirrafo 166, pig. 114. 11. G. W.E. Hegel Phanomenologie des Geises ed. Hofimesster, Philosophische Bibliotek, vol. 114 (Hamburgo, 1952), pig. 326. Taducido por A. V. Miller como Hegel’ Phenomenology of Spirit (Oxford University Press, Nueva York, 1977), pig. 274. La ‘voto que poseo /To daréa favor de l derecho de primogeniturs, es deci, que el cimiento / Soy enteramente masculins, les terratenients recibia la Sn Griesheim,pérafo 167 Z, pp 46 , Dentiche Gesellchoftgeschichte (C. H. Verlag, Darms- 24. Emil Friedberg, Das Recht der Eheschliessung (Bernhard Tauchnitz, Leipzig, 1865), pags. 593 y ss. “Hegel's Philosophy of Right, ed. Knox, pécrafo 162, pig. 11. ape eon ny hob thy ea Kobe sity of Pennsylvania Press, Filadelfia 1971 ilosophy of Right, ed. Knox, pirrafo 164, pig. 263. grave, Some German Women and thei Salons (Nueva York, Brenta- ee eet eae ‘Friedrich Scblege’s Lucinde and the Fragments trad, ¢ teod. Peer Frchow (University of Minnesota Pres, Minneapolis, 1971; vase Sara Friedrichsmeyer, The Androgyne in Early German Romanticivim, Stanford German Studies, vol. 18 (Peter Lang, Nueva York, 1983), pégs. 151 ys, 288 289

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