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METAECONOMÍA: TELOS Y TECHNE.

SOBRE EL PRINCIPIO DE ESCASEZ

por Fernando Fuenzalida Vollmar

"In the Platonic dialog called Gorgias, Socrates faces the sophist Gorgias. Gorgias is a
well respected public speaker and teacher of rhetoric. Often he will give a speech in a
public place and Athenians will give him money for his efforts. Socrates does not
accept money for his teachings and the scene is set for a showdown between Socrates
and Gorgias. Socrates begins by asking Gorgias who he is. Gorgias responds that he is a
teacher of persuasion. The conflict in the dialog is that Socrates is a seeker of truth. He
wishes to know what justice, virtue and good are. Gorgias is a teacher of rhetoric. He
believes that there is no truth, that you can convince anybody of anything. Socrates
asks Gorgias to give him an example in which persuasion has value. Gorgias says that
his brother is a physician and often has to convince his patients to undergo unpleasant
treatments for the sake of their health. Socrates asks Gorgias, "What do you persuade
the patient to do ?" Gorgias responds "Whatever my brother wants the patient to do."
There is a moment of realization as Gorgias sees that his art is all technique. While
Gorgias is a master of rhetoric and can convince anyone of anything, he is lacking in
the knowledge of what he should be persuading people of. He is diminished next to
Socrates who is attempting to find out how things should be. While his technique is
dazzling, it gets him nowhere. This dialog emphasizes the different between telos (how
things should be) and techne or technique (how to make things that way). It is exactly
the problem that we have with technology today. There are many Gorgian software
developers who can dazzle you with technique. They can make multicolored objects
move on the screen. They can recite version numbers and acronyms. They can talk
about capacities and capabilities. But when you say "What is the point or what are you
trying to do ?" they balk just as the sophists balked at Socrates. I do not mean to
condemn modern technology. I think technology is wonderful. Technology is my stock
in trade and I spend many fascinating hours learning and applying information
technologies. But after all, technology is just embodied technique. And if you cannot
answer the question - What should you be doing ? - technique and technology are
without value".

Oct 9, 1997
John M. Artz

1. La discusión económica sobre el principio de escasez reposa sobre una más antigua
discusión, de carácter filosófico, acerca de la última realidad de la materia y de la
naturaleza y el carácter de sus potencialidades. Desde hace por lo menos dos milenios,
en el espacio civilizatorio de occidente, esta clase de discusiones filosóficas siguen
encontrandose enmarcadas dentro de los contextos y los términos originalmente
establecidos por las reflexiones de la filosofía griega de la era presocrática y la síntesis
aristótelica de estas discusiones, en los siglos que van entre el VIII y el IV A.C. Desde
entonces el pensamiento occidental mentiene la tendencia recurrente a buscar un
nuevo apoyo en esas mismas fuentes cada vez que los paradigmas de su teología o de
sus ciencias entran en estado crítico. El momento contemporáneo no constituye una
excepción y eso determina la relevancia de un retorno a las definiciones originarias en
lo que respecta a este problema.

2. La filosofía griega clásica, más allá de las particulares desacuerdos entre los
partidarios presocráticos de una naturaleza originaria única o monistas y los de una
múltiple o pluralista concuerdan en aceptar el supuesto de una Materia Prima
universal indiferenciada y carente de cualidades en sentido propio ---incluída la de la
cantidad--- cuya única definición en el lenguaje racional sería la de ser potencia o
dinamicidad, potencialidad o posibilidad eterna, pasiva, indeterminada, indiferente,
omnivalente, ilimitada e infinita: la Hylé (originariamente cualidad enmarañada de un
bosque inculto).Las ideas desarrolladas en torno de la hylé encontraron su síntesis más
estable en la filosofía de Aristóteles (fundamentalmente en su Metafísica, su Física y su
tratado sobre la Generación y Corrupción). La influencia de esta síntesis se ha dejado
sentir sucesivamente en el pensamiento Escolástico medioeval, en el de pensadores
como Francis Bacon e Isaac Newton en la fundación de la ciencia moderna, en el de la
escuela francesa de sociología desde Henri de Saint-Simon y Auguste Comte hasta
Emile Durkeim y --en Gran Bretaña-- Herbert Spencer y en el de la escuela económica
sustantivista de Karl Polanyi en tiempos más recientes entre otros.

3. Frente a este principio se reconoce un principio complementario que es el de la


Forma o Eidos (imagen, apariencia), principio activo o energético por cuya operación
se determina y diferencia la indeterminación e indiferenciación de la materia y su
potencialidad se traduce en acto (para algunos filósofos la forma es idea, para otros
idéntica al alma, para otros al número eterno, para otros a la ley natural, para otros a
la condición de existencia del ente). Por sobre materia y forma se constituye el telos,
objetivo, fin, cumplimiento, realización o acto puro al cual los filósofos han identificado
a lo largo de la historia con la Divinidad. Y así como la forma interviene como factor de
mediación agente entre telos y materia, entre la forma y la materia emerge la
mediación de la eficiencia o Hyfu. Aristóteles deriva de esta sucesión de mediaciones
su doctrina de la pluricausalidad de los fenómenos basada en la combinación de cuatro
causas: final, formal, eficiente y material.

4. Como originada en la unión indisoluble y eterna entre materia y forma, entre


potencialidad dinámica y energía formal se reconoce en estos pensadores el principio
de la Naturaleza o Físis (lo que brota) que emerge de la potencialidad infinita de la
materia y su expande como tiempo y como espacio desplegando en forma cualificada y
diferenciada esa potencialidad. Desde los tiempos de la más remota mitología este
despliegue se entiende como de carácter orgánico y no mecánico (imagen mítica del
universo como un árbol, un hombre o un animal gigante nacidos de una semilla-
potencia y dotados de una materia-cuerpo y una forma-vida-alma-savia compartidos
por todos sus hijos). Para Aristóteles se entiende como dotado de una triple fase:
generación, alteración y corrupción (genesis, metabolé y fzora), cíclo-expansiva,
análoga a la que va de la semilla al fruto y su semilla y que conduce a una expansión
multiplicativa de carácter infinito. Deriva la Ley de Lavoissier: nada se crea ni destruye,
todo se transforma. El liberal Herbert Spencer en el siglo XIX retomó la idea y la
reformuló en su teoría de la evolución social (First Principles y Principles of the
Sociology).Es su mejor expositor contemporáneo. La naturaleza aparece
necesariamente desde esta perspectiva como una fuente inagotable de los recursos y
las formas. Una madre generosa que los griegos personificaron como la Diana de
Efeso, madre del millar de pechos.

5. En la visión aristotélica, el hombre ---parte orgánica él mismo de la naturaleza---


aparece como el agente eficaz, mediador del telos y la forma ante la potencia de la
naturaleza en la que se oculta la infinitud de lo posible Su relación con ella se entiende
como un diálogo --una dialéctica-- en la que no se manda a la naturaleza sino
obedeciendola (Bacon, parte II del Novum Organum aforismo CXXIX). El objetivo de
éste diálogo es un desocultamiento mútuo. Y de éste surgen como hermanos gemelos
la ciencia o episteme y la técnica o techné (habilidad del artesano), las cuales se
muestran como inseparables.El objeto de tal desocultar ---sostiene Bacon al
fundamentar la ciencia experimental en el LXXXI aforismo de sus Aforismos sobre la
Interpretación de la Naturaleza y el reino del Hombre--- es proveer al hombre nuevos
recursos y solucionar problemas prácticos y concretos de la vida humana. De una parte
se trata de desocultar las potencialidades y leyes de la génesis y el cambio en la
naturaleza y en el hombre ---lo que se define como interpretar (aforismo XXVI)---
Francis Bacon sostendrá que "la interpretación es la obra natural y verdadera de la
mente en cuanto se conecta con las cosas" (aforismo CXXX de la parte II del NO). De la
otra se trata de realizar las potencialidades descubiertas. El mismo Francis Bacon nos
confirmará en esta fundamentación suya de la ciencia experimental moderna, la
identidad de origen de la ciencia y de la técnica (NO aforismo CXXIV de la parte II:
"Verdad y utilidad son las cosas en sí mismas") así como la abundancia inagotable de la
naturaleza en materia de posibilidades y recursos que pueden ser sacados a la luz por
la inteligencia y la habilidad del hombre en el manejo de ese diálogo (NO, parte II,
aforismos CIX al CXV).

6. Desde esta perspectiva clásica la eficiencia del actuar humano descansa en dos
supuestos de orden metafísico. El primero es el de la inagotabilidad de los recursos
potenciales ocultos en la naturaleza. Este es un supuesto que descansa en uno previo.
La naturaleza es potencialidad infinita por si misma, la cual se despliega eternamente
sin que existan límites posibles a su creatividad ni a su capacidad de autoregeneración
y multiplicación. El segundo, es que el hombre es un agente eficaz de la manifestación
de tales posibilidades y abundancias infinitas a condición de constituirse en un agente
dialogante ---de organismo vital a organismo vital--- que se conforme a la ley racional
o Nomos que vincula a ambos y no en una fuerza dominante que violando ese Nomos
que los une opere por la fuerza.

7. La eficiencia epistémica y técnica del hombre frente a la naturaleza propia y


universal se muestra de tal forma como una poiesis (de poieo: hacer brotar o florecer
la hierba, suscitar, poner al descubierto) que los clásicos, en el origen prefilosófico del
pensar perciben como una poiesis universal que encuentra su modelo en los campos
de la agricultura y la ganadería (Hesíodo) o de las artes (Pitágoras). Su presentación
más arcaica se remite a los mitos fineses de la creación en los que Wainamoinen hace
nacer el mundo cantando sus rapsodias al son del kántele, o en los mitos griegos de
Orfeo y del Apolo Hiperbóreo en los que la obra del artista se manifiesta como una
pretechné que hace emerger la mansedumbre o la armonía. Desde este punto de vista,
un corolario inevitable de los dos principios antes mencionados: en esta relación del
hombre con la naturaleza no se implica la noción moderna de progreso en cuanto
acumulación exponencial de logros, sino la recurrencia orgánica de un ciclo semilla-
fruto-semilla en el que la tierra fructifica de modo infinito y en el que la visible y
tangible manifestación de la abundancia oculta responde de manera inagotable al
cuidado humano. El hombre técnico aparece aquí no como un mecánico sino como un
cultivador (Hesíodo), un pastor (Heidegger) o un artista (Pitágoras). La consecuencia de
esta doble relación dialéctica y orgánica del hombre con la potencialidad infinita de la
naturaleza debería manifestarse pues en una evolución orgánica continua en la que el
develamiento sucesivo de recursos nuevos antes ni siquiera sospechados respondiera
a un diálogo armonioso entre la ciencia y la técnica de un lado y la naturaleza desde el
otro. Un diálogo conducido por la metafísica del hombre con el telos universal que la
naturaleza y él comparten. Si ésto fuera así la tierra estaría por definición en
condiciones de sustentar un numéro infinito de habitantes en cuanto su asociación con
los humanos se traduciría no en un enforzamiento de la naturaleza por la técnica sino
en una adaptación contínua de la técnica a las condiciones que la naturaleza pone en
funciòn del telos compartido. Independientemente del número de hombres no habría
ni podría haber escasez ni agotamiento de recursos. Es en estos términos que parecen
haber entendido originariamente la noción de evolución y de progreso no solamente
Francis Bacon sino sus discípulos lejanos Henri de Saint Simon, Auguste Comte, Stuart
Mill, Emile Durkheim, Herbert Spencer y en general todos los pensadores de la escuela
estructural organicista que promovieron en el siglo XIX el mito del progreso.

8. Como uno de los más importantes derivados de esta visión del hombre, la
naturaleza y sus relaciones mútuas, se propone en el siglo XVII el pensamiento de John
Locke, fundamentador del liberalismo clásico, en lo que respecta a la propiedad y la
riqueza y sus reflexiones en lo que respecta al dinero y al capital (An Essay concerning
the true original state and end of civil Government, 1690 Cap. V ·#24 sts.). La riqueza
es, según éste, la disposición de lo que naturaleza otorga para la propia subsistencia.
La base de la riqueza es la tierra que es un bien común así como lo que ésta produce
de por sí. Propiedad es el producto de la acción de la persona --que por naturaleza es
propietaria de si misma--- sobre lo producido de la naturaleza y ello porque el trabajo
le agrega algo que es propio suyo. Así la propiedad es el producto de la conjunción
entre el producto de la naturaleza y el trabajo. La tierra puede ser apropiable solo en la
medida en que es mejorada por el que lo hace. El límite de la apropiación está en la
capacidad de uso. Más allá es ilícita. Es el trabajo el que establece las diferencias de
valor. El valor deriva de la utilidad para la vida. La fuente de la utilidad es la duración
del bien. Al desaparecer esa duracion la pierde y queda solamente la funcion
acumulativa. El desperdicio de lo acumulado y no usado para la vida es un delito contra
la propiedad. Ello establece el límite justo de la acumulación. El dinero es un bien
simbólico de alta durabilidad cuyo objeto es el intercambio de bienes consumibles. Al
prestarse sin embargo a la acumulacion se convierte tambien en un objeto de ésta y se
convierte en un instrumento generador de escasez artificial. Aun hoy --sostiene--
habría recursos para mantener mucha más gente, si la invención del dinero y el
consenso de atribuirle valor no hubiese establecido las grandes posesiones y el
derecho a ellas por el deseo de poseer más de lo necesario. Las observaciones de
Locke reproducen, por anticipado, las de quienes se oponen hoy a las políticas de
reducción de la natalidad con el argumento de que la causa del problema no está ni en
un exceso demográfico ni en un agotamiento real de los recursos del planeta sino en
una mala orientación de nuestros sistemas polìticos, económicos y tecnológicos.

El problema de la tecnología, los recursos y la organización humana para su


administración, definida la tecnología como "la organizacion racional de la tecnica
para poder dominar y manipular la fisis de conformidad a sus propias leyes" (Niekisch,
Ernst: 1995) ha sido discutido insistentemente a lo largo de todo el siglo XX por
algunos de los más importantes filósofos del período: Gehlen, Arnold: Die Seele im
technischen Zeitalter, 1957. Heidegger, Martin: Von Wesen und Begriff der "Physis",
1939; Zeit des Weltbildes 1938; Nietzsche: Der europäische Nihilismus 1940; Über "Die
Linie", 1955; Die Technik und die Kehre, 1962. Jünger, Ernst: Der arbeiter: herrschaft
und gestalt, 1932; Die totale Mobilmachung., 1934; An der Zeitmauer., 1959; Der
Weltstaat ; Organismus und Organisation., 1960; Werke.,1960; Philemon und Baucis,
1975; Aladins Problem, 1983. Jünger, Friedrich Georg: Die Perfektion der Technik,
1968. Niekisch, Ernst: La Técnica Devoradora de Hombres, 1995. Spengler, Oswald: Der
Mensch und die Technik,1930. Schmitt, Carl: Der Nomos der Erde im Volkerrecht des
jus publicum Europaeum, 1950. A pesar de las inevitables diferencias implicadas en
distintas posiciones de escuela, la mayor parte de las críticas recaen sobre uno o todos
de los siguientes supuestos incorporados a la vigente idea de progreso: la
inevitabilidad de la acumulación exponencial del saber técnico, su unidireccionalidad y
su bondad intrínseca. El núcleo común en la argumentación radica en la inversión de la
relación jerárquica que articula telos, forma, eficacia y potencialidad o,
alternativamente, Dios, Razón, Hombre y Natura y la manifestación de esta inversión
como inversión en la relación jerárquica de la ciencia y de la técnica. Estas inversiones
aparecen como directamente vinculadas a las que habían sido criticadas ya por
Nietszche en el siglo XIX y que en la discusión contemporánea definen al tránsito de la
postmodernidad en marcha como el de una "línea de la nada" o irrupción del nihilismo
en el universo de valores.

Resultará de utilidad a este respecto sintetizar algunos de los principales de estas


críticas siguiendo la línea de su razonamiento: la técnica moderna no es un saber sobre
la naturaleza sino solamente un manejo o manipulación con el objeto del dominio
sobre la naturaleza y en general mediante el instrumento. El hombre moderno está
acostumbrado a ver objetos y no existencias. Obliga a aparecer las cosas de una
determinada forma que ella impone en virtud de su propia ley instrumental. Es
abortamiento o provocación. Hacer abortar productos que la técnica arrebata a la
naturaleza de su movimiento natural. A la técnica moderna sólo le interesa que los
elementos de su orden de actuación se sometan al orden de eficacia y utilidad
decidido unilateralmente por ella misma. De esa forma es un modo de interpretación
del mundo decidido de antemano y que no sólo determina los medios de transporte, la
distribución de alimentos o la industria del ocio, sino toda la actitud del hombre en sus
posibilidades; ésto es, acuña previamente sus capacidades de equipamiento. Invertida
la figura originaria de vínculo instrumental orgánico con la naturaleza por la cual la
ciencia y la técnica develan los recursos hasta entonces escondidos a la conciencia
humana pero al mismo tiempo que lo hace se reorienta a sí misma y a la ciencia en
dirección de un más satisfactorio acoplamiento en el servicio simultáneo del bienestar
humano y del orden natural, la técnica es ahora más bien una cosmovisión que
sintetiza la esencia metafísica de la modernidad y la postmodernidad. Está instalada de
tal modo en nuestro mundo que ninguna de las formas de vida de éste se libra de ella.
Se obliga a todo lo existente a figurar en el dominio que de antemano la estructura de
dispositivos ha predispuesto. El hombre, la vida, la política, la economía, la naturaleza,
la ciencia, todos los ámbitos de lo real han sido ya predispuestos en tal forma. .El
hombre se vuelve esclavo de la técnica. La política se vuelve prolongación del sistema y
el sistema se destruye. A un determinado estadio del desarrollo técnico corresponde
siempre una forma particular de estructura económica, sostiene Niekisch desde una
postura marxista. Pero ---hace notar--- el dominio adquirido por la tecnología en
nuestro tiempo introduce rigideces insalvables que impiden ese cambio de estructura.

Arnold Gehlen, creador de la moderna Antropología Filosófica, se expresa en el mismo


orden de ideas. En la Era de la Técnica ---sostiene--- la técnica se erige en el centro de
sí misma e invierte la escala de prioridades en la relación entre hombre y mundo. La
técnica se convierte en el criterio único de evaluación del conocimiento científico o la
satisfacción económica. Deja de ser un medio y se convierte en potencia rectora que lo
subordina al cálculo mecánico ignorando las dimensiones biológicas y espirituales del
hombre. Se trata de una inversión de valores en la que las sociedades renuncian a
otorgarse una funcion directiva subordinando el orden institucional a los subsistemas
económico-racionales de modo que todo lo vivo, incluyendo el conjunto social queda
sometido al cálculo técnico. El conjunto de las relaciones socioculturales tiende a
disgregarse y ser sustituído por la mera eficacia técnica. Ello busca legitimarse en las
filosofías de la modernidad y la postmodernidad. Como solución a este problema,
Niekisch propone un ,movimiento de retorno de la estructura utilitario-cuantitativa
hacia la cualitativa-solidaria, del emplazamiento antinatural de la técnica a la posición
natural. Gehlen, de su parte, nos propone un retorno desde lo mecánico hacia lo
orgánico en una post-ilustración. Caracteristicas: la tecnica debiera retornar a su
condición originaria de instrumento, sometido a valores orientados a la adaptación
entre hombre y entorno y al servicio de lo humano. Ello implicaría, por necesidad el
abandono de las premisas ideológicas de omnipotencia de la razón calculante. Una
verdadera revolución del pensamiento y los valores en que ha terminado
sosteniendose la sociedad contemporánea. Niekisch no ve otra solución que la
revolución marxista: "El odio que América y Europa dispensan a Rusia es la protesta del
espíritu técnico-individualista que choca contra las barreras de autodefensa orgánica
que le impiden completar su labor de destrucción biológica. El mundo occidental en su
irresponsabilidad individualista se siente afrentado y provocado por la existencia de un
pueblo que se ha impuesto a través de la severa disciplina de la responsabilidad",
escribió no mucho antes de la caída del muro de Berlín. Gehlen propone profundizar la
revolución hasta el plano metafísico. Carl Schmitt es, entre todos ellos, el que se
muestra más optimista en la coyuntura de este fin de siglo: "Lo que viene no tiene por
qué ser pura desmesura, ni una nada enemiga de todo nomos. Pueden emerger justas
medidas y pueden tomar forma proporciones razonables, incluso en medio del
combate cruel entre las antiguas y las nuevas fuerzas. También aquí existen dioses que
gobiernan. Inmensa es su grandeza". El hombre --piensa--- volverá a ser la medida de
todas las cosas.

ALGUNAS OBSERVACIONES FINALES

______________________________________________________________

Cuatro ideas originadas en el pensamiento griego estuvieron presentes en el


pensamiento científico y tecnológico de occidente hasta fines del siglo XIX para irse
luego desvaneciendo poco a poco.

La unidad de la naturaleza y de la vida


La renovabilidad infinita de los recursos naturales
El dominio de un telos sobre el proceso de la naturaleza y de la vida en conjunto
La relación dialéctica o dialogante entre naturaleza y hombre

1. En lo que respecta a la primera, ésta se mantiene vigente todavía como trasfondo a


las primeras ideas de progreso. En el siglo XIX sigue siendo explícita en el positivismo
orgánico de Henri de Saint Simon, en el de Augusto Comte y en el de sus seguidores
desde Emile Durkheim a Herbert Spencer. Y también en Carlos Marx. Persiste
parcialmente en las Ciencias Sociales francesas y británicas aunque está ya en vías de
desaparición. Desaparece gradualmente junto con estos últimos esfuerzos
enciclopedistas para dejar paso a un divorcio cada vez más acentuado entre la visión
del hombre y la visión del mundo natural. Lo natural y lo humano representaban hasta
entonces dos aspectos de una realidad unitaria. Con esta desaparición se hace visible
por primera vez en el mundo moderno la idea de una separación entre las
Humanidades, las Artes y las Ciencias y se inicia la gradual declinación de la presencia
de las humanidades en el currículo escolar y universitario. Al mismo tiempo se abre la
puerta para la superespecialización y compartimentalización de los lenguajes
especializados y las disciplinas, tan lamentada por Werner Heisemberg, Niels Bohr y el
Premio Nobel Ylia Prigogine en su libro ya clásico La Nueva Alianza. Intentos para
retornar a esta visión unitaria han sido realizados más recientemente por la Teoría
General de Sistemas de von Bertalanffy, por Gregory Bateson, por Rupert Sheldrake y
muchos otros más. La crítica al paradigma iniciada por Thomas Kuhn atañe tambièn a
este problema.

2. En lo que toca a la segunda, ésta domina hasta el siglo XVIII apoyada en los textos
científicos de los griegos y sostenida por la química tradicional. Su última polémica
estuvo centrada en la cuestión de la renovabilidad de los recursos minerales. Lo que se
hallaba en el trasfondo era la idea clásica de que el mineral es una sustancia viva que
se genera y regenera de modo contínuo en la profundidad de la tierra y que se
encuentra sometida a un proceso de generación, alteración, maduración y corrupción
análogo al de los seres vivientes. La tesis sostenida por los químicos clásicos fue que
los minerales en la secuencia del plomo al oro representaban solamente fases de
maduración en un mineral viviente y único que se reproduce de modo contínuo e
infinito mientras están en la veta. De conformidad con ésto se daba por supuesto que
las vetas agotadas se regeneraban a condición de que se las dejara descansar el tiempo
suficiente. La.tabla periodica de los elementos, al aparecer, fue vista desde esta
perspectiva como una mera tabla evolutiva de minerales que, por maduración se
transmutaban de manera natural en veta. La víctoria de la nueva química en la
polémica, hacia finales del siglo XVIII y comienzos del XX, trajo consigo una nueva
clasificación del mundo natural entre sus aspectos muertos o inertes y no regenerables
y los vivientes regenerables por sí mismos o con auxilio humano. Con ella la idea de la
no renovabilidad de cierto tipo de recursos comienza su dominio.

3. Hasta los orígenes de la idea de progreso y aun a fines del siglo XIX se sigue
considerando tanto el proceso natural y humano como el de las ciencias y las técnicas
como conducidos por un telos u objetivo universal que no es otro que el de la infinita
actualización de la potencia infinita de materia y naturaleza. En tanto que ese telos se
reconoce como siendo común a naturaleza y hombre se reconoce en éste al agente
eficaz y conciente del proceso. Es decir en cuanto operador conciente y voluntario de
un proceso que se definirá como progreso y en el cual el desarrollo de la naturaleza y
el del hombre se considerarán inseparables. Es ésta la idea que se halla presente en
forma explícita en la metafísica del socialismo utópico de Fourier y que reaparecerá
mutatis mutandis en la teoría moral y natural de Marx y Engels. La declinación del telos
se inició imperceptiblemente en la obra de Francis Bacon, en el siglo XVI, cuando éste
privilegió las relaciones entre la materia, la forma y la eficiencia como parte de la
búsqueda de su arte de las trans-formaciones. Bacon no negó el telos sino que lo dio
por consabido como función de la razón y voluntad humanas, capaces de reconocerlo
y realizarlo en la naturaleza. La negación del telos alcanza su formulación y victoria
definitiva el año 1970 con la aparición del libro de Jacques Monod, Le Hasard et la
Nécessité. El abandono de la visión del telos tiene consecuencias importantes sobre las
orientaciones tecnológicas de la modernidad tardía y la postmodernidad. Su vigencia
condicionó las operaciones técnicas a una identificación del telos implícito en la
materia con el objetivo de auxiliar a ésta en su explicitación y realización. Su
desconocimiento decidió el tránsito de las operaciones técnicas de la orientación
orgánica a la orientación mecánica --aquella que violenta o fuerza la teleología-- lo
que, de conformidad con Aristóteles no puede sino dar lugar a la aparición de
"abortos" o "monstruosidades".

4. En en lo que respecta, finalmente, al diálogo entre naturaleza y hombre éste hace su


primera aparición moderna en la filosofía natural de Francis Bacon bajo la forma del
énfasis que éste otorga a la experiencia o experimentación como punto de partida de
un movimiento dialogante en el proceso inductivo-deductivo. Anclando de este modo
la experiencia con la teorización Bacon intentó asegurarse de un dominio equilibrado
entre las tendencias empíricas de la psique humana y sus tendencias abstractistas. Se
asegura con ésto que la naturaleza no aparezca nunca bajo la forma de abstracción y
que el empleo de las generalizaciones de carácter formal ---lógicas o matemáticas--- no
conduzca a una pérdida de anclaje en el campo de experiencia humana en cuanto tal.
Uno de los pasos más importantes hacia la ruptura de éste anclaje ha estado señalado
por la filosofía crítica de Kant y por la frontera insalvable que ésta termina por fijar
entre ambos campos. Más adelante pensadores como Windelband y Dilthey se
encargarán de reforzar esa frontera estableciendola entre las llamadas disciplinas
idiográficas y las llamadas nomotéticas y contribuyendo de ese modo al divorcio entre
las Humanidades y las Ciencias. El problema llegará a un primer plano en los tiempos
en que Marx y Engels iniciaron su polémica sobre las relaciones entre la Teoría y la
Praxis. Vinculados con ésta cuestión están los procesos de ultramatematización y
abstracción que aquejan hoy a nuestras ciencias y que invaden inclusive el campo de
las Humanidades. La naturaleza, humana o no, tiende a virtualizarse en esta posición
de ruptura del anclaje, reduce su cualidad a cantidad contable y ésta a mera
probabilidad. La teorización termina por autonomizarse moralmente en lo que
respecta a sus consecuencias prácticas. También vinculados son los modos de
objetivación abstracta que dominan hoy el paradigma y que terminan rematando en el
supuesto de una naturaleza que, en su relación al hombre, es independiente de la
conciencia social, moral y cultural de éste y de sus formas de organización. Sobre este
punto y en sus Tesis sobre Feuerbach Marx trató de alcanzar una visión más
equilibrada y cercana del anclaje baconiano. Es evidente que en una naturaleza cuya
manifestación depende del diálogo con lo humano, la escasez y la abundancia, el
agotamiento y regeneración de los recursos, el equilibrio o el desequilibrio de las
relaciones ecológicas se hallarán siempre en dependencia de los sistemas culturales,
éticos y sociales de las colectividades humanas con las que se da la interacción. A este
respecto también la contribución de Bateson y su escuela.

Lima 1998

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