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yap ¥ PRUEBAS EN EL PROCESO CIVIL, OR”! IsTORICAS DEL PROBLEMA DE | 1, LAS BASES I E PROCESO (S$ 6-13) A ORALIDAD : DERIVACION ROMANIsTy 0 PAISES DE D CA _ (85 69) racteristicas, y los defectos, de] Process +s a j6n contra las ¢ eis dl oe osicion de tales caracteristicas, a mun; exp romano-candnico y CO} de “civil law” el fundamento de la idea de oralidad esta, indudablemente, ep Jos defectos del tipo de procedimienty fi fi ‘dominante, en el continente europeo, hasta la Revolucién fas. est yen Jas codificaciones nacionales que a sueediron durante : siglo Ultimo y hasta en nuestro siglo. La idea de oralidad ha re. presentado, yerdaderamente, el stmbolo del movimiento de critica y de radical reforma de aquel tipo de procedimiento. ‘Aun con todas sus numerosisimas variantes 84, se trataba de un En los Paises 84 Las variantes se manifiestan ante todo en ciertos tipos especiales gumarica®, de procedimiento, de gran importancia también en el proceso c e traté por lo menos de atenuar, ya que no canénico y comin, en los cuales s 4 propiamente ‘de abolir, los mas destacados defectos del proceso ordinario, Debe mencionarse aqui, en particular, el proceso sumario regulado por Ia Clementina “Saepe”, de 1806. Cfr. sobre el tema la obra siempre inte- yesante de H. K. BRIEGLEB, Binleitung in die Theorie der summarischen Processe, Leipzig, Tauchnitz, 1859. Cfr. también V. FAIéw Gumutn, Bl juicio ordinario y los plenarios répidos, Barcelona, Bosch, 1953. Pero i portantes son también las variantes que se manifiestan localmente, basa- Yas sobre la legislacién estatutaria comunal o de los principes, Un lugar prominente asumié aqui el procedimiento francés que, tal como fue regu- lado por los Reyes de Francia y en particular por la Ordonnance civile de Luis XIV (conocida como code Louis) de 1667, aun estando comprendi- da también ella en el circulo comin, se basaba mds bien sobre las carac- teristicas del proceso sumario de la Clementina “Saepe” que sobre las del proceso ordinario, Véase G. CulovENpA, Istituzioni di diritto processuale civile, 2a. ed., I, Napoli, Jovene, 1935, pag. 102. En cambio en cuanto al proceso “comin” aleman, que ha permanecido en vigor hasta la ZPO de 1877 (véase la ultima gran exposicién sistematica en G. W. WETZELL, Sys- tem des ordentlichen Civilprocesses, 3. Aufl., Leipzig, Tauchnitz, 1878; cfr, también K, BoLGIANo, Handbuch des Reichs-Civil-Prozessrechts aif rationellen Grundlagen mit vergleichender Darstellung des gemeinen deut schen Civilprozesses, Stuttgart, Enke, 1879; referencias histéricas ta PROCESO ORAL ¥ ESCRITO 35 tipo de procedimiento derivado del derech i comin tal como éste se haba ido formande en iy an 0 ropa desde el si = = pa le el siglo XII en adelante, procedimiento o ‘a)ypor el predominio del elemento esori ini x cove sawn o ea tei nt al principio ‘quod non est in actis non est in mundo”. 0 sea el ae cipio de la inexistencia juridica de los actos procesales no result-ates de las “actas” (escritos, protocolos) de causa, y de la consi - a nulidad insanable de Ja sentencia no enteramente basada sobre tales actos escritos, Este principio est4 consolidado ya en el siglo XIII, y en cuanto a ciertos aspectos suyos puede hacerse remontar a ung famosa decretal de 1216 del Papa Inocencio III, por la cual fue pric. ticamente suprimido también aquel poco de inmediacion de la rela. cién del juez con Jas partes, que habfa subsistido incluso en el proceso justinianeo y posjustinianeo. La decretal de 1216 estables cié en efecto, que de todo acto procesal, aunque se hubiese realizado ante el juez 0 por el juez mismo, se debia redactar por otros —notarios, actuarios, ete.— un protocolo**, y, por tanto, que la sen- bién en Ja relacién alemana, “su base fue el proceso ordinario italiano (que era usado en el tribunal cameral del imperio...), pero los defectos de este tiltimo fueron mas bien exagerados que atentados. Una de las derivaciones de este proceso comin cameral fue precisamente el Reglamen- to general judicial austriaco” de 1781 (CHIOVENDA, ob. ult. eit., pig. 101; cfr, ahora también W. Scuuserr, Das Streben nach Prozessbeschleunigung und Verfahrensgliederung im Zivilprozessrecht des 19. Jahrhunderts, en Zeitschrift der Savigny-Stiftung fiir Rechtsgeschichte, Germ. Abt., 58 [1968], pag. 141). En particular sobre la Allgemeine Gerichtsordnung aus- triaca de 1781, que regulaba un procedimiento dominado por el intercam- bio de los eseritos, carente de una sustanciacién oral y publica, y regido por la teoria de la prueba legal, véase también la relacién austriaca; cfr. lacritica de A. MENGER, System des oesterreichischen Civilprocessrechts in reehtsvergleichender Darstellung, I, Wien, Holder, 1876, pags. 387 y sigtes., y passim. ; 85’ La decretal de Inocencio III se reeoge en Decretales Gregori 1X, liber IL, tit XIX de probationibus, cap. XI: “Quoniam contra falsam as- sertionem iniqui iudicis innocens ‘litigator quandoque non potest veram negationem probare [...], ne falsitas veritati praeiudicet aut iniquitas praevaleat aequitati, statuimus ut tam in ordinario iudicio quam extra- ordinario iudex semper adhibeat aut publicam (si potest habere) per: nam, aut duos viros idoneos, qui fideliter universa iudicli acta conser bant [..-], loca designando, tempora et personas” ete. Sobre la importan- cia de esta decretal para la afirmacién de un sistema de procedimiento escrito véase también especialmente A. ENGELMANN, The Homano-Cano, nical Procedure, en A, EXGELMANN and others. A History of Continental Civil Procedure (R. W. MicLAR ed.), Boston, Little Brown, 1927, pags. 457 y sigtes. oRALIDAD ¥ PRUEBAS EN El PROCESO CIVIL Jusivamente sobre estos acta; excl . one falta de relaciones inmediatas entre el érgang jos del proceso (partes, testigos, peritos), la oons ibién entre el juez y Jos elementos objetivos de prueba =) con el predominio absoluto de la es. asi como tal . Juntamente -_absol e la es (lugares, 2888). Farry eonvencimiento de Ta inutilidad e inopoe. ete, suse Jes relaciones inmediatas, cuyas resultancias habrian aebido ser consignadas por terceros en acta. De ahi la progresiva difusion de la deletérea costumbre por Ja cual, ne Proceso ron. canénico y comin, las pruebas no eran ya asumidas por el juez sino ‘uno o mis terceros (interrogadores). Como lamenta Hostiensis, desde el siglo XIII, “iudices per se raro recipiunt testes, vel 08 exa- minant, sed illa committunt aliis” [los jueces, por si, raramente reciben testigos o los examinan, sino que encomiendan esas cosas a otros] **; = ¢) junto a Ia falta de inmediactén, faltaba también, en aquel proceso, el carécter de la publicidad. En particular, la abolicibn del “principe du secret de Tenquéte”, se da en Francia una de Jas con- quistas de Ja legislacién revolucionaria, conquista s6lo parcialmente mantenida en la codificacién napolednica y que todavia tardaré més en penetrar en otras regiones del Continente *; 36 tencia debia bas or la conexa falt Cb) Bo otros se 80 Véase A, PERTILE, Storia del diritto italiano, 2a. ed. VI, parte I (al cuidado de P, DEL Grupice), Torino, UTET, 1902, pag. 184 texto y no- ta 106, Sobre la subsistencia, todavia en el siglo XVIII, de la perniciosa costumbre de delegar en los’secretarios el interrogatorio de los testigos, véase G, SALVIOLI, Storia della procedura eivile © criminale, en P. DEL GIU- DICE, Storia del diritto italiano, III, parte II, Milano, Hoepli, 1927, pags. 489 y sigtes. 57 El principio del seereto de la prueba testifical habia penetrado en Franeia por influencia del proceso canénico (véase E. BONNIER, Elements de procédure civile, Paris, Plom, 1853, pag. 230; R. MoREL, Traité élémen- taire de procedure civile, 2me éd., Paris, Sirey, 1949, pig. 392, texto y no- ta 1; E, BLANC, La nouvelle procédure civile apres la réforme judiciaire, Paris, Librairie du Journal des notaires et des avocats, 1959, pag. 143). El mismo fue abolido al tiempo de la Revolucién por ley del’ 7 fructidor del afio ITT 1a cual introdujo el método opuesto por el que “les témoins se- raient entendus a Vaudience publique en présence des parties” [los testi- Bos serdin ofdos en la audiencia publica a presencia de las partes]. Lo au- daz de esta reforma, para aquellos tiempos, lo demuestra el hecho de que fl fode de procédure civile de 1806 hizo parcialmente marcha atras, como Bubieron de lamentar, por ejemplo, BoNNtEr, ob. ult, cit., pags. 280, 241, 13 y sigtes., y R. DE LA GRASSERIB, De la preuve au civil et an criminel en git Frangais et dans les législations étrangéres, Paris, 1912, pags. 516 y sigtes, ¥ mAs recientemente, VINCENT, ob. cit., supra, nota 47, pégs. 704 igo, en esecn NC, 28, ult. cit., pags 148 y sigtes. Los redactores del c6- ai " ‘ 2 ig0, en efecto, “ont admis la présence des parties, mais n’ont point voulu ae in PROCESO ORAL Y ESCRITO am d) los escritos_provocan_contraescritos; perdido aquel cardcter de oralidad y ae ay — del procedimiento ante el judex en el derecho clisco 01 ue tipico convirtié asi en una secuencia larguisima de “términos? — ae se testacion, Ja xéplica, la daplica, la triplica, la euadriytica. fragmentado, segmentado, diluido “en una serie de fasee o esadion preclusivamente separados entre sf” §°; pe re re! maintenir la déposition publique des témoins” [han admitido la de las partes, pero no han querido mantener en ab ar Hica de los testigos]. La asuncién de la, prucha testinal foo ee arte, confiada a un juge-commissaire “qui éeri emia Tne le juge définitif n’en a devant Tui arog cece dei sorta a Agkenie™ (au 7 a m, sans la physionomie” (quien eseribe las declaraciones, de suerte que el juez defi ritivo (sentenciador) no tiene ante él mas que una simple tradvecion sin Ja fisonomia]. Obsérvese que esta caracteristica, mantenida en. Fran- cia por mas de siglo y medio después de las codificacién, ni siquicra ha sido totalmente suprimida por la reforma de 1958.’ En efecto, esta reforma ha dispuesto que el tribunal pueda discrecionalmente clegir entre la préctica de la prueba en audiencia publica o bien cn cémara de consejo, o bien ante el juge chargé de suivre la procédure o de otro juez desigmado por el tribunal mismo (juge commis). Véase VINCENT, ob. eit., supra, nota 47, pags. 709 y sigtes.; y nuestra ob. cit., supra, nota 3, II, pags. 798 y sigtes. at 88 Véase CHIOVENDA, 0b. cit, supra, nota 84, I, pig. 131. 89 Ob. ult. cit, I, pag. 128. A pags. 128-129 CHIOVENDA hace referencia a dieciocho términos enumerados en una Summa Notariae de 1281, térmi- nos que podrian ser mas numerosos atin sein las excepciones y las prucbas pedidas, Véase también ENGELMANN, ob, cit, supra, nota 85, pag. 477: “All the procedural steps of the parties were taken in the course of certain periods... Fifteen of these terms, on an average, were requisite... Any deviation on the part of the judge from this sequence of terms, even the consolidation of two or more of them, was a ground of nullity affecting the whole proceeding” [Todos los actos procesales de las partes eran ejecutados en el curso de ciertos periodos... Quince de estos términos eran forzosos... Cualquier desviacién, por parte del Juez, de esa secuencia de términos, ¢ incluso la consolidacién de dos 0 mas de éstos, era una causa de nulidad que afectaba todo el procedimien- to"); A. ENGELMANN and others, Modern Continental Procedure, Ger many and Austria, en ENGELMANN and others, ob. cit., supra, nota 85, pag. 588 (donde hablando del proceso entre 1747 y 1877, afirma que la division permanente “of the proceeding into rigidly separated stages, and the ‘possibility of frivolous allegations and objections being put forward on each of the numerous occasions which the several stages offered for question and controversy, with the result of necessitating a number of interlocutory judgments, open to contest by appeal or other- wise, all this dragged out the cause to interminable lengths” etc. [“del procedimiento en etapas rigidamente separadas, y 1a posibilidad de que en cada una de las muchas oportunidades que las diversas etapas ofrecian para la euestién y la controversia, se presentaran alegaciones y objecio- 38 ORALIDAD ¥ PRUEBAS EN EL PROCESO CIVIL. e) trol del juez sob sus defensores, yiniel faltando una jntervencién directa, y por consiguiente un con. re el desarrollo del proceso, las partes, y por ellas ron a ser los Arbitros casi absolutos del mismo, dificilmente limitados por los “términos preclusivos” abstractamente fijados por ley 90, Por tanto, el proceso —y nO solamente a objeto del proceso, sino el curso mismo de él— 7 convierte en “cosa de tas partes”, con todos los abusos que podian derivar de ello abel sos perpetrados por aquella de Tas partes que, teniendo interés en retardar el curso del proceso, encontraba en aquel tipo de pro- cedimiento todos Ios medios para hacerlo; y abusos perpetrados también por los jueces y por Jos abogados, Ios unos y Tos otros interesados en aumentar el mimero de los “términos” y de los acta, de que con frecuencia dependia la importancia de las sportulae y de Jas remuneraciones®, La consecuencia obvia era el carécter increiblemente largo del proceso, especialmente del ordinario™; hes frivolas, con el resultado de que se necesitara cierto niimero de sen- tencias interlocutorias, sujetas a apelacion u otros recursos, todo lo cual prolongaba interminablemente el proceso”). 90 Como escribe un eminente procesalista norteamericano, “under the older continental systems those principles which left the parties free ‘to take or not to take a given step in the cause, to utilize or not to utilize ‘to the decision, to forward or to delay the and rendered the court a purely passive instru- Inentality... prevailed in a much more rigorous fashion than they ever did in our own system” [“en los sistemas continentales més antiguos, aquellos principios que dejaban a las partes en libertad para cumplir 0 no cumplir determinada gestién en el proceso, valerse 0 no valerse de cualquier material relevante para la decisién, impulsar 0 demorar el pro- greso de la causa, y conferian al tribunal’una instrumentalidad pura- mente pasiva... dominaron alli de una manera mucho mds rigurosa que en cualquier época en el sistema nuestro”). MILLAR, ob. cit., supra, nota 43, pag. 130. 21 “Se formé asi un arte forense que se deleitaba en hacer todo lo mis complieados y largos que fuese posible los litigios: arte del que eran participes voluntarios a menudo los jueces, los cuales en los derechos y en Jas tasas inherentes a todo acto encontraban el interés de que los actos fuesen infinitos”, G. CHIOVENDA, Le forme nella _difesa giudiziale del diritto, en Saggi di diritto processuale civile, I, Roma, Soe. Foro italiano, 1980, pag. 368. ‘Véase, por ejemplo, A. WAcH, Handbuch des Deutschen Civilpro- zessrechts, I, Leipzig, Duncker & Humblot, 1885, péig. 182; ENGELMANN God others, ob, it, supra, nota 89, pags. 588, 580; CHIOVENDA, ob. ¥ ee ult cit Io. 0b. cit, supra, nota 84, I, pag. 98; ofr. también . VOLLKOMMER, Dio lange Dauer der Zivilprozesse und ihre Ursachen, en Zeitschrift fur Zivilprozess, 81 (1968), pags. 121 a 123; A. TROLLER, Fon den Grundlagen des Zivitprozessualen Formalismus, Basel, Helbin & ichtenhahn, 1945, pags. 84 a 86; SCHUBERT, ob cit., supra, nota 84, pags. any material relevant progress of the cause, PROCESO ORAL ¥ EScRITO 39 j) el fendmeno que acabamos de sefialar result6 agravado ja regla de la impugnabilidad inmediata de toda providencia “a dicial, aun meramente instructoria, interlocutoria y parcial, a suspension del proceso principal a lo que se afiade la frecuente yosbilided de aducir nuevos hechos y nuevas pruchas en apela- cif 5 g) he dejado como ‘ltima la caracteristica quizh mis signifi cativa, que representa el corolario de todas las otras y, en cierto sentido, In exasperacién o la apoteosis. Es el denominsdo sistema de la prueba legal, en virtud del cual una larguisima lista de re- glas vinculantes se fue imponiendo en materia de admisiin y de valoracién de las pruebas. Los testigos, examinados en secreto por notarios o secretarios, y cuyas deposiciones eran escritas por éstos en protocolo para uso del juez —a menudo, ademés, en Jatin o sea en una lengua diversa de la hablada®—, no hablaban, pues, al juez directamente, personalmente, sino a través del diafragma {rio e incoloro de la escritura; y una cosa similar puede decirse de 18, 154; M. GuLDENER, Uber die Herkunft des schweizerischen Zivilpro- zessrechtes, Berlin, Duncker & Humblot, 1966, pig. 12, Cfr, también la relacién alemana que precisa que la falta de cardcter inmediato en la administracién de las pruebas contribua también a la duracién excesiva del proceso, porque el juez estaba privado de la posibilidad de formular ‘2 las partes, a los testigos, a los expertos, preguntas tales que hubieran podido aclarar inmediatamente las declaraciones que ellos habfan prestado. #8 Véase ENGELMANN and others, ob. cit., supra, nota 89, pg, 589 (refiriéndose al proceso aleman y austriaco todavia en la época entre el 1747 y la codificacién de 1877, los autores eseriben que “too many modes ‘of attack upon judgment were permitted. As a result even simple causes Semained pending indefinitely”) [‘‘se permitian demasiados modos de impugnacién de la sentencia. Como consecuencia, hasta causas sencillas permanecian indefinidamente pendientes”]; CHIOVENDA, ob. cit., supra, nota 84, I, pags. 121 y sigtes. #08 Cfr., en general WETZELL, ob. cit., supra, nota 84, pigs, 720 y sigtes., especialmente 753 y sigtes.; BRIEGLEB, ob. cit. supra, nota 84, pags. 85 y sigtes., 90 y sigtes. ‘% En cuanto a una enumeracién de no menos de noventa y seis reglas puede verse, el Speculum juris de Durantt (Speculi Gulielmi Durandi Pars Prima, Venetiis, 1566, lib. I, partic. IV de teste, a pags 428 y sigtes.). Cfr, ENGELMANN, 0b. cit. supra, nota 85, pig. 480. 5 La traduccién al latin por parte del notario actuante constituia cbviamente otra frecuente razén de errores y de alteraciones, y hacia todavia mas lejana para el juez la fuente de prueba. Cfr., al respecto, por ejemplo, H. Hamstept, Die newen Rechtsgedanken im Zeugenbeweis es oberivalienischen Stadtrechtprozesses des 13. and 14. Jahrhunderts, Berlin u. Leipzig, Rotschild, 1910, pag. 73 en nota (siguiendo a Kanto- Rowtcz). 40 (ORALIDAD Y PRUEBAS EN EL PROCESO CIVI1, sucba: peritos, lugares, cosas. Faltando, ele i eer ake apenas ne Por consigutticg de las pruchas, es natural que so terminase por, valoracién cr mbio, a elementos facilmente, casi mecénicemente, secmbables yor el sujeto actuante y fijados en abstracto por ly politico-social del testigo (noble - plebeyo; lai. + la condicion ; i= 5 ew eclesiéstico; grado de nobleza; jerarquia eclesidstica), la. rel. gién, el sexo, la edad, la condicién econémica, y ast sucesivamente; de manera que el juez, en virtud de las “verdades” (0 de los pre- juicios) dominantes de Ja época e impuestos como teglas absolu- tas por Ja ley, estaba obligado a creer al noble mas bien que al no noble, al eclesidstico mas bien que al Jaico, al varén més bien que a la mujer, al anciano més bien que al joven, al rico mas bien que al pobre, al cristiano mas bien que al infiel, ete. Con mu- chas variantes de un lugar a otro y de un tiempo a otro, se encuen: tran ast reglas como Ia que excluia absolutamente el testimo- ; 0 que equiparaba el testimonio de nio de solamente mujeres"; tres mujeres al de un hombre *’; 0 que consideraba necesario el % “Ut potius sit credendum ingenuo quam libertino, seniori quam juniori, honorato quam inferiori, masculo quam femine [...]. Item magis nobili quam ignobili, Item magis diviti quam pauperi”. [De modo que més se debe creer a un ingenuo que a un liberto, a un viejo. que a un joven, a quien ha recibido honores que a un inferior, a un varén que @ una mujer (...). Igualmente, mds a un noble que a un in- noble. Igualmente, més a un rico que a un pobre]. Asi se lee en una obra famosa escrita alrededor del 1200, el “Ordo ‘invocato Christi no- mine’, atribuida tradicionalmente a Piuto DA MEDICINA, Véase L. Wauraunp, Quellen zur Geschichte des rimisch-kanonischen Processes im Mittelalter, véase Band, I. Heft: Der Orde “Invocato Christi nomine”, Scientia Verlag, 1962, pag. 115, {7 “Omnes mulieres quae sunt in universo mundo non possunt nisi pro uno homine dare testimonium”. [Todas las mujeres que hay on el mundo universo no pueden dar testimonio ni por un solo hombre]. Se trata de una antigua fuente véneta a Ia que hace referencia SALVIOLI, ob. cit. supra, nota 86, pag. 431. *8 Nada menos que la antoridad de TomAs pz AQuINo proclamaba que “mulier est minoris virtutis et dignitatis quam vir” [la mujer es de menor virtud y dignidad que el varén]. Véanse referencias en SALVIOLI, ob, cit., supra, nota 86, pags. 430 y sigtes. Pero todavia en las visperas de la Revolucién Francesa se proclamaba en Francia la regla de que Te témoignage de deux hommes équivaut a celui de trois femmes”. Véanse las referencias en J. F, Raurer, Cours de procédure eivile fran- saise, Paris, Levrault, 1834, pig, 228, 4. pacer prucba contra un conde o un barén i, 4 que ise fame para nio de siete Personas para probar Ja no castided gia el testi- 100; para nO hablar de reglas mucho mie ‘idad de un carde- como aquellas —que pretendian encont, igs Sagradas Escrituras 1°— segin Jas cuales rio de Ja parte 0 de los terceros interesados ( credibilidad, de vergsimilitud, de persuasién; sino aprioristicamen. \ te y en abstracto por la ley, De ahi la consecuencia de que el juez, ox logar de valorar Tas prucbas, se limitaré a contarlas: probati ‘nila (n0 admitida); probatio plena (vinculante para el juez) oo 1 Véase nuevamente SALVIOL, ob. cit,, supra, nota 86, pig. 429, 100 Véase E. BONNIER, Traité théorique ct pratique des preves en droit civil et en droit criminel, Sme. éd., I, Paris, Durand, 1862, pag. 373. A todas estas reglas, por extrafias que parezcan hoy en dia, no se dejaba de dar una justificacién, considerada racional en aquella época, Pue- de verse, por ejemplo, el texto espafiol a que hace referencia E. Covrure, Las reglas de la sana critica en la apreciacién de la prueba tes- timonial, en Estudios de derecho procesal civil, II: Pruebas en materia civil, Buenos Aires, Ediar, 1949, pags. 197 y sigtes. 101 Véase, por ejemplo, el Deuteronomio, XIX, 15 (sobre la necesidad de dos 0 tres testigos para hacer plena prueba), asi como también el Evangelio segiin S. Juan, VIII, 13 (contra el testimonio en causa. propia) y d Evangelio segin S, Mateo, XXVI, 60-61 (plena prueba de dos testigos concordes). Sobre las numerosas fuentes “sagradas” de la regla “in ore duorum vel trium testium stat omne verbum”, véase A. PERTILE, Storia del diritto italiano, 2a. ed. VI, parte I (al euidado de P, pL Grupice), Torino, UTET, 1900, pig. 386. : 1 Cfr, nuestra ob. cit., supra, nota 3, I, pag. 139, nota 18, y pags. 282 y sigtes. También esta regla estaba vigente todavia en Francia en la vigilia de la Revolucién, como aparece documentado por la autoridad de Poruter sogin el eual “le témoignage d'un seul témoin ne. peut faire une preuve, quelque digne de foi qu'il soit, et en quelque dignité art sit constitué” [“el testimonio de un solo testigo no puede haces pruebiy por muy digno de fe que sea, y cualquiera que sea la ignidad en ae {3t6 constituido”]. Traité des obligations, n. 818, en Oeuvres de. a Poruter, 1, Bruxelles, Jonker, Ode et Wodon, 1829 (nouvelle €d. pal M. Durm), pag. 246, 42 ORALIDAD ¥ PRUEBAS EN EU PROCESO CIVIL i i to o un octavo de prue. probatio ™; un tercio, un cuar tna semiplena ba™, etc. etc g7. Justificacién histérica de las caracteristicas y de su sucesiva superacién. a los ojos del hombre moderno, un proceso con umariamente acabamos de delinear no pue- do dejar de aparecer como complicado, anticuado y también su- mamente injusto. A los ojos del historiador, sin embargo, tales caracteristicas aparecen no sin una profunda justificacién, en cuan- to las mismas representaron un grandisimo progreso con respecto all pasado #5, ob t El proceso romano-canénico y comin fue sustituyéndose, en efecto, al procedimiento primitivo de las poblaciones germédnicas, que prevalecié en Europa en la Alta Edad Media. En ésta domina- an, es cierto, la publicidad y la oralidad, pero por a simple razén de que desconocida, 0 casi desconocida, era Ja escritura?? y que Ciertamente, las caracteristicas que st 4G Todavia hoy el Codex juris eanontici (can. 1791, § 2) considera plena probatio la depositio duorum testium omni exceptione maiores. Véaso A. MORONI, voz Prova (diritto processuale canonico), en Novissimo Digesto Italiano, XIV, Torino, UTET, 1967, pag. 327; P. GISMONDI, voz Prova in genere (diritto canonico), en Nuovo Digesto Italiano, X, Torino, UTET, 1939, pag. 810, n. 2; F, Rosentt, De processibus, vol. II, pars. I, Romae, Apud aedes facultatis juridicae ad S. Apollinaris, 1926, pag. 32. Cfr, en general A, Papoa Scittorra, “Unus testis nullus testis”. Note sulla scomparsa di wna regola processuale en Studia Ghisleriana, Serie especial para el cuarto centenario del Collegio Ghislieri de Pavia, vol. Studi giuridiei, Pavia, Tipografia del libro, 1967, pags. 334-357. 104 Se atribuye a VOLTATRE la queja de que el Parlement de Toulouse tuviese “un usage trés singulier dans les preuves par témoins, On admet ailleurs des demi-preuves [...] mais & Toulouse on admet des quarts et des huititmes de preuves” (un uso muy singular en las pruebas de testigos. En otras partes se admiten semi-pruebas (...) pero en Toulouse se admite cuartos y hasta octavos de pruebas”). (Véase mi ob. cit., supra, nota 3, I, pags. 137 y sigtes., nota 16, y Il, pag. 796). Pero la cosa, quiza ya un poco extrafia en Francia en la época de VoLTAIRE, no lo era en absoluto en épocas anteriores 0, en la misma época, en otras partes de Europa, 45 Cfr., por ejemplo, el excelente estudio de VAN CAENEGEM, 0b. cif ‘supra, nota 31, pags. 691-753. tak Véase por ejemplo, A. ENGELMANN, The Mediaeval German Pro- Leyte ENceuaaNN and others, ob. eit, supra, nota 85, pigs. 173, PROCESO ORAL ¥ Escrrro 43 h adiministracién de justicia asumia carfcter en cierto sentid «107 4 una fundamental ruptura con el pasado en cuanto ha aie de en medio, al menos en parte, el sistema de la prucha Je. @) la Revol del “principio “Que Ia ideologia de Ja gran Revoluciéa Inica y burguesa hubiera de enfrentarse con este sistema, era inevitable. Baste recordar que el mismo encontraba sus raices, en parte, en prejuicios sociales tipicos de una sociedad jerarquico-feudal, como la preeminencia del noble sobre el buxgués, del eclesidstico sobre el Iaico. Es comprensible también, sin embargo, que muchos xesiduos del viejo sistema, esto es, aquellos no caracterizados por una tan evidente coloracién ideo. logica, pudieran escapar a Ja reforma: institutos tipicos del viejo sistema de Ia prueba legal, como el juramento decisorio, el interro- gatorio formal sur faits et articles, las incapacidades y la Jarga lista de Jos reproches en materia testimonial, 0 permanece todavia en el dere- cho francés, o han sido abolidos solamente en época mucho mis reciente 19; }) aun cuando haya sido parcial ¢ incompleta Ia reforma fran- cesa, es comprensible que el pensamiento reformistico, que se manifest6 en otros Paises de Europa y que tuvo como su impulso el principio de oralidad y de publicidad en el proceso en la primera mitad del siglo XIX, hiciese referencia a menudo precisamente a Francia como el Pais que se encontraba a Ja vanguardia y que en muchos aspectos podfa tomarse, por consiguiente, como modelo en Ja realizacién de un sistema procesal “oral”; entendiéndose como tal un tipo de proceso radicalmente diverso del proceso “comin”, que hemos descrito sumariamente en el § 6317, 315 Recuérdese, en particular, 1a unificacién de las diversas jurisdi clones (regias, eclesiastieas, feudales), y la supresién del cardcter patti- monial y venal de la funeién judicial, ‘con todas las consiguientes usurpa- clones y abusos que es facil imaginar. Ley de 16-24 de agosto de 1790, titulo TZ, art. 16; titulo TI, art. 11. ‘Véase, por ejemplo, P. CATALA/F. TERRE, Procédure civile et voies Wexécution, Paris, Presses Universitaires de France, 1965, pags. 18 y sigtes. b. at, 2378 informaciones més detalladas me permito remitir a mi ae nota) note 8 UL, pigs. 770-799 (véase, en particular, a pags. wr Escribia, por ejemplo, en 1821, MurrERatarer que el tipo de orali- dad, adoptado en Francia, era “el mis luminoso” entre todos los hasta PROCESO ORAL y EscrrTo 47 mario que sobre el esquema, mas proceso comiin ordinario™®, Y verdad es, en parti mn z ; icular, proceso francés ya en Ia época del ancion sécime See es i una cierta importancia prictica (vinculada en su mayor ratte ala a fase de debate oral (plaidoirie tancia d ¢ a loiries, después del intercambio de los escritos Preparatorios 7 Tahoe agotado Ja prictica de las pruebas 119, De ahi que las reformas a Ja legislacién revolucionaria y postevolucionaria se insertaron en Francia sobre una prictica procesal mis flexible que la predominan- te, por ejemplo, en las regiones del centro de Europa. Pero es cier- Pesado y formalistico todavia, del to también, sin embargo, que desde las primeras grandes obras Oost de legislaciéa procesal, de las cuales hablaremos inmediatemere el modelo franoés ~en el cual la oralidad tenfa un predominante sig. nificado de “oratoria forense— parecid imperfecto e insaficiente como si Francia hubiese debido pagar la contribuctén por haber sf. do la primera en moverse en el camino de las reformas moderniza- doras; C@})la primera relevante obra de renovacién procesal explicita- mente inspirada en el “principio de oralidad”, said a luz inmediata. mente después de aquel breve periodo de fiebre reformistica que sacudié a la Europa continental en los aiios entre 1848 y 1850", entonces puestos en practica, aun sin ocultarsele algunos graves defectos Gel mismo. Véase C. J. A. Mirrermatrr, Der gemeine deutsche biirgerli- che Prozess in Vergleichung mit dem preussischen und franzisischen Ci- ilverfahren und mit den neuesten Fortschritten der Prozessgesetzgcbung, II, Bonn, Marcus, 1821, pigs. 108 y sigtes. Cfr. también G, L. MAURER, Geschichte des altgermanischen und namentlich altbairischen oeffentlich- muendlichen Gerichtsverfakrens, Heidelberg, 1824 (Neudruck, Osnabriiek, Zeller, 1965), pags. 360 a 362. "Para otras referencias, véase mi ob. cit, supra, nota 8, II, pag. 711; adde ScHUBERT, ob. cit, supra, nota 84, pig. 150. Cfr. también la relacién del Profesor ARENS. ‘ 118 Véase supra, nota 84. Recuérdese que el proceso sumario de 1a Clementina “Saepe”’ dispensaba del libelo, de las formalidades de la litiscontestatio, y sobre todo de Ia rigida sucesién de los numerosos tér- mings. El mismo tendia (sin haberlo logrado, necesariamente) a con- centrar las deducciones de las partes en una sola audiencia, a aumentar los poderes del juez en la direccién del proceso, y # procurar los contactes directos del juez con las partes. Véase CHIOVENDA, 0b. cit., supra, nota 84, I, pags. 98 y sigtes., 129 y sigtes. 28 06, ult. cit, I, pig. 132. 120 Recuérdese que ya en la lista de los Grundrechte proclamados por la Asamblea nacional de Francfort (27 de diciembre de 1948), se enumeré el principio de la publicidad y oralidad procesal (§ 45), y Ue td2 48 ORALIDAD Y PRUEBAS EN EL PROCESO CIVIL i ‘ocedimiento civil de Hanéver de 1959 }S0 trata del Codigo de TP coularde , Ese 6digo fue el pit | da de G. : oe es Zivilprozessordnung alemana de 1877, en vigor des. fe De Ee dos obras legislativas asumieron, sin embargo, como su fun. damento una concepeién mas bien rigida y dogmitica de oralidad, La idea de Ia cual se partia era aquella que, asi como proceso es. crito habia significado, en su mas rigida acepeién, inexistencia le toda actividad procesal no resultante de los acta de causa (supra, § 6 a), asi proceso “oral” debia significar inexistencia, a los efec: tos de juzgar, de todo acto no comunicado al juez oralmente enla audiencia de las partes o de sus defensores (“alleinige Entscheidungs. grundlage ist das vor dem erkennenden Gericht gesprochene ‘Wort der Parteien”) [Ia tmica base de la decisién es la palabra de las partes, pronunciada ante el tribunal que conoce de la causa] ™, Y asi, por ejemplo, no solamente las demandas y las excepciones ya presentadas a la Corte y al adversario por escrito, sino las propias que el mismo principio fue reafirmado después en la Verfassung des Deutschen Reiches del 28 de marzo de 1849 (§ 178). Véase Ric. Scumpr, Lehrbuch des deutschen Zivilprozessrechts, 2. Aufl, Leipzig, Duncker u. Humblot, 1906, pags. 104 y sigtes.; F. HARTUNG, Die Entwicklung der Menschen- und Biirgerrechte von 1776 bis zur Gegenwart, 2. Aufl., Gittin- gen-Frankfurt-Berlin, Musterschmidt, 1954, pag. 62; también la rela- cién del profesor ARENS. 121 Para informaciones sobre el tema, efr., por ejemplo, WACK, ob. cit, supra, nota 92, pags, 138 y sigtes.; también SCHUBERT, ob. ci supra, nota 84, pags. 152 y sigtes., asi como la relacién alemana, #2 También en otras regiones de Europa se tienen, alrededor de 1850, notables obras de reforma procesal. Por ejemplo, en Espaiia, merece mencién la Institueién del procedimiento civil con respecto a la Real jurisdiccién ordinaria (conocida como Instruccién del Marqués de Gerona) de 1853. La misma, como escribe PRIETO-CASTRO FERRANDIZ, 0b. cit., supra, nota 39, I, pag. 48, “tendia a la concentracién, a evitar las cuestiones ineidentales e interlocutorias que paralizan el curso del proce- dimiento, a la rapidez [...] y a la publicidad; introdueia un cierto im- pulso oficial; ampliaba los poderes del juez, con posibilidad de promover Ja produccién de pruebas”. Desgraciadamente, esta ley, fuertemente re- sistida por la abogacia, fue inmediatamente dejada sin efecto, y se re- torné en seguida, con la Ley de enjuiciamiento civil de 1855 y con la, Haiovia wigente, de 1881, “‘a la pesadez del derecho comin” (ob, ult, cit, aig, 49). 1% Véase, por ejemplo, Kip, ob. cit. supra, nota 8, pags. 62, 146, 226 ¥ Pascim; también MENoER, ob. cit., supra, nota 84, pags. 89 y sigtess PROCESO ORAL ¥ Escarro 49 uebas documentales, para “exists.” : eiiencia as, ‘stir’, deberian ser “lefdas” en lai Se trataba, obviamente, de un exceso un t, nalistico —en efecto, se han acufiado, a este Ss “Miindlichkeitsformalismus” y de “Min dlichkenere los términos de ooo Ins rencciones con les cuales, nora ovitar nn geen ee re en un defecto anilogo pero de signo ontain ees se incu- jar de sefalar, ademés, otros defectos del wan jo se puede de- evando los mismos, como también gods atenuados 0 eliminados por sucesivas reformay pores es: en icular, Ia supervivencia de algin institete on : Ia prueba legal, como el joramento decisis a say sedi y sobre todo Ia permanente concepeién del process chu ona? de las partes” (Sache der Parteien) ™*, con las consinien oe eae Fer > ‘iguientes posibi- lidades de dilaciones y abusos (supra, § 6 ). Se debe wate embargo, también el hecho de que algunas de las reformas ol. 720 alemana, que vinieron sucediéndose en el curso de varios da, cenios, en lugar de limitarse a moderar sus excesos originales, han reintroducido, sin embargo, la posibilidad de un procedimient be. sado exclusivamente en el intercambio de los eseritos (actual § 198, H, ZPO). Como observa el relator de Alemania, prof, Arens, este leva, muy a menudo, a dilatar nuevamente en el tiempo el proceso. Por otra parte, también la inmediacién de Ia relacién entre el juez decisor y las pruebas ha sido gravemente descuidada, con ulteriores refleos negativos también sobre la duracién del proceso dado que, como oportunamente sefiala el colega Arens, también “la inmedia. cién de Ja asuncién de las pruebas ayuda a la rapidez del procedi- Sobre esta obvia “exaggeration, producing an unwholesome form- alism of its own” [“exageracion, que crea un particular y malsano for- malismo”], y sobre las correcciones posteriormente introducidas, especial- mente en’ 1924, véase MILLAR, ob. cit., supra, nota 43, pag. 123. 2 Véase, por ejemplo, WACH, ob. eit, supra, nota 15, pig. 4; otras referencias en mi ob, cit., supra, nota 3, I, pags. 29 y sigtes. © Sobre la concepcién del proceso como Sache der Parteien, con- cepcién ya caracteristica del proceso comin pero acentuada, mas bien que atenuada, por la ZPO de 1877, véase por ejemplo, ScHmior, ob. cit. supra, nota. 120, pag. 109, in fine. Tal concepeién se seiala como un defecto capital de la ZPO; cfr, por djemplo, A. WAoK, Die Miindlickkeit im dsterreichischen. Civilprozess-Entwurf, Wien, Manz, 1895, pags. 9 15; K. HELtwic, System des Deutschen Zivilprozessrechts, 1, Leipzig, Deichert, 1912, pég. 524; H. O. pE Boor, Einzelrichter und Kollegium im italienischen und, deutschen Zivilprozess, Gottingen, Schwartz, 1953, Pig. 13, 50 ORALIDAD Y PRUEBAS EN EL PROCESO CIVIL , nto ofrece al juez Ia posibilidad de formular inmedia. a ie aaa ‘a Jas partes, a Jos peritos, preguntas idéneas ae sus declaraciones. La consecuencia es, hoy en dia, una renovada y difusa insatisfaccién sobre Ja — lel ross ci vil en Alemania, con una serie de propuestas de reforma, las més eo. herentes de las cuales conducirian a acentuar Ja concentracién de la sustanciacién oral de Ja causa, inclusiva de Ja asuncién de las prue. pas, Ja cual deberia por tanto tener lugar en la inmediacién de la rclagién con el érgano juzgador; todo esto, previa una cuidadosa pre. paracién, también escrita, de dicha sustanciacién; — @) otra gran etapa es la representada por Ia Zivilprozessordnung austriaca de 1895, en vigor desde 1898, también declaradamente ins- pirada en el ideal de Ja oralidad ¥*, Sacando, sin embargo, las de- bidas ensefianzas de los aspectos negativos de Ja experiencia alema- na, aqui Ja idea de un proceso oral se realiza sin excesos ‘ni fana- tismos irreales. De ello deriva un proceso en el cual también la escri- tura es utilizada, particularmente en Ia fase preparatoria, aun sien ‘do central y dominante Ja posterior fase de la sustanciacién publica y oral. En esta fase-el érgano decisor entra en relacién inmediata.y directa con Jas partes y las pruebas, y estas siltimas son valoradas libremente por el juez; las impugnaciones se limitan, en principio, a Ja sentencia definitiva , mientras el juez, durante todo el curso del proceso, esti dotado de poderes de direccién suficientes para garantizar un desarrollo répido y ordenado del procedimiento; ¢) la enumeracién de las obras legislativas de reforma que’ han seguido, con variantes mis 0 menos profundas, el ejemplo del cédigo austriaco y del aleman (este ultimo, por lo demas, en sus parciales modificaciones sucesivas se ha ido aproximando a su vez progresiva- mente al primero), incluye —ademas del Cédigo de procedimiento hegit= Por todos F. KLEIN, Miindichkeitstypen, Materialien. cur Peurtheiling des dsterreichischen Civilprocessordnungs-Entwurfes vom chre 1893, en Allgemeine dsterreichische Gerichts-Zeitung, 46 (1894), pags. 293-315; Id., Reden-Vortriige-Aufsdtze- Bric i Pig. 87; Wact, ob cit, supra, nese 1g ee ere by Wien, Manz, 1927, 1 52k La inmedineté il juez, de ape puede apartarse nunca de las declaraciones de hecho del juez de primer grado ma; d P gr ds que sobre la base eva asuncién de las pruebas, Véase la relacion de M. Pascua. ae PROCESO ORAL ¥ EScRITO 5L japonés de 1890, reformado en 1926— el Codi; vil huingaro de 1911; el Cédigo de proce en vigor desde 1919 1%, igo de procedimiento ci- ‘dimiento danés de 1916, el Cédigo de procedimiento civil noruego : procedimient de 1915, en vigor desde 10271; el Céign de prseliniene en yugoslavo de 1929; el Cédigo de procedimiento civil polaco de 1983 el Cédigo procesal sueco de 1942, en vigor desde 1948 1%, y finalmente la ley sobre el procedimiento civil f i a vil federal suizo de 1947, 129 El cédigo hingaro estaba inspi : : fn los exiterios de oralidad, inmediacién ying eetTiaees és r ej jlo, T. FaBr cin de las pruebas. ‘Véase, por ejemplo, T. Fabinv1, Das ungarische Prozessrecht, en F. Li W. LOEWENFELD, Die Rechtsverfolgung im. internationalen Verbeke G Band: Der Zivilprozese in den europiischen Staaten. wnd sven Kalocion, : ihren Kolonien, 2, Aufl, Berlin, Heymanns, 1933, pags. 267, 279 y sigtes, 180 Sobre la afirmacién de los princi ‘dad, inmediaci y libertad de conviecin judicial en este cédigo, iota enence bien con una cierta originalidad y autonomia y con algin elemento de ins- piracidn inglesa, sobre el eddigo de KLEIN, efr. H. MUNCH-PETERSEN, Der Zivilprozess Dénemarks, Mannheim-Berlin-Leipzig, Benscheimer, 1932, pags. 50 y sigtes., 58 y sigtes. ee . 131 Cédigo ‘modelado también sobre las Zivilprozessordnungen aus- triaca y alemana, como informa E. ALTEN, Das Zivilprozessrecht in Nor- wegen, en LESKE/LOEWENFELD, ob. cit,, supra, nota 129, pag. 484. 382 El mismo era poco mas que la copia literal del e6digo austriaco de 1895. Véase J. PERITCH, Anhang: Die auf dem Gebiete der Gerichtso ganisation und des Zivilprozesses fiir ganz Jugoslawien gemeinsumen Ge- tetze, en LESKE/LOEWENFELD, ob. cit, supra, nota 129, pig. 625, nota 18. 185 Inspirado también él en los mismos principios; véase B, STERLA- cHowsK!, Das Zivilprozessrecht in Polen, en LESKE/LOEWENFELD, ob. cit., ‘supra, nota 129, pags. 705 y sigtes. También el relator polaco WENGEREK eseribe que ya en el cédigo polaco que entré en vigencia el 1 de enero de 1983 se habia aceptado “I’oralité comme principe fondamental de la procedure eivile” [“la oralidad como principio fundamental del procedi- mento civil”], de manera que en cuanto a este aspecto el nuevo cédigu, en vigencia desde el 1 de enero de 1965, no ha hecho mas que reproducir, con leves modificaciones, las disposiciones del viejo eédigo “mettant « oeuvre le principe de Voralité” [“poniendo en préctiea el principio de ia oralidad”). 1% Guya finalidad principal ha sido, una vez més, la de instituir un procedimiento fundado sobre los principios de la oralidad, de la inme- diacién y de la concentracién, y liberado “del lecho de Procusto de la teoria de la prueba legal”. Asi G. SIMSON, Das neue schwedische Zivilprozessrecht, en Zeitschrift fiir schweizerisches Recht, 63, (1944), pags. 139-141. Sobre Jas notables afinidades del proceso civil sueco con el austriaco, cfr. WELAMSON, ob. cit., supra, nota 57, pags. 214-225, especialmente a pigs. 217 y sigtes., 223. 355 Cfr, por ejemplo, M. GULDENER, Schweizerisches Zivilprozessrecht, 2 Aufl, Ziirich, Schulthess, 1958, pag. 56 y passim. EL PROCESO CIVIL. 52 onaLaDAD ¥ PRUEBAS EN ignificado histérico de Ia idea-simbolo de oralidad, y Jos ee movimiento reformador. Indicaciones hig. beneficios res téricas sobre Ia Un examen, de reform, pone Os fs le oralida ot 7 ales y también de algunos dogmatismos y malentendidos que han perdurado ¥, Ja misma ha sign icado Ia critica de un mo- } i procesal hoy en dia cultural y sociolégicamente anticuado, y la | tentativa de superar sus mas graves defectos (supra, § 6). Se trata, como veremos (infra, parte III), de un movimiento que — davia no ha agotado su validez, ya que es cierto que aquellos de- fectos subsisten al menos en parte, y reclaman, cada vez con mas urgencia, un definitivo yemedio en algunos grupos de Paises (mAs qeentuadamente, en varios Paises ibero-latinoamericanos asi como también en el grupo francés ¢ italiano: véase supra, §4b,c,y $5). Pero queda de todas maneras firme el hecho de que alli donde el movimiento reformador se ha sabido realizar de una manera coheren- te, el mismo ha conducido, en su conjunto, a resultados extremada- yd mente beneficiosos. Estos resultados pueden expresarse en algunos datos de estadis- tica judicial, que nos parecen muy significativos_aun_limitados.al problema de Ja duracién de Jos procedimientos. Se ha visto ya, en efecto, que este problema —si bien conexo ciertamente también a otros fenémenos y en particular al tipo de organizacién judicial— esté sin duda estrechamente ligado al tema en examen (supra, § 6, €, f). Ya hacia el final del siglo pasado un eminente procesalista ale- { mén, Adolf Wach, presentaba el hecho de que, mientras el proceso civil alemin se caracterizaba, antes de la codificacién, por su ex- trema complejidad, fragmentariedad y lentitud *, las estadisticas judiciales daban en cambio, después de Ja codificacién, aproxima- | damente el treinta por ciento de las causas como terminadas en me- nos de tres meses; aproximadamente el sesenta por ciento en menos de seis meses, y aproximadamente el noventa por ciento en menos de un afio 8, Es de observar que —si bien en varias ocasiones, y aun sultantes del c ‘duracién de los procesos en algunos Paises. aunque sea sumario, de este imponente movimiento ‘bien en claro el verdadero significado de la idea. ‘en el proceso. Mas alli de los excesos y fana- 382 Cfr., por ejemplo, supra, texto y nota 83, asi como § 8 ¢. 257 Vease supra, nota 84. 8 WACH, ob. cit., supra, nota 15, pai ai WACH, 0b. cit, supra, nota 15, pags. 21, 60. Mas exactamente, AWacH indieaba. con respecio al alo 1898 los siguientes datos oficiales: rocesos eiviles contenciosos ante los tribunales colegiados: el 27 % » Y como consecuencia se han i P iente leyes di rei con el propésto de simplifcacién ™; y gungue: ey en ons Peel > , en i Seteriro parezca haberse producido en aa aiios "1 las estadisticas oftecidas por W, — terminados en menos de tres meses; el 28,7 ¢ i HTT Ge entre seis meses yen hel % entre tres y sels meses, Fesueltos por sentencia final. (Endurtheld) por eee vues contencasas (Amtagerichte): el 63,5 go en menos de tres meses ern ym noeriticos tres y seis meses. Ulteriores referencias estadisticas taghigeres Ce eat wanna, Lo Stato attuale det processo civile en Italia ¢ il moyen ie, : niforme Processuali, en Seggi, ob. cit, supra, nota 91. 1 pani tos desmienten las i i b,c 5 _ Ba dats dean 'S afirmaciones de Schunerr, ob. cit., supra, 189 Cfr., por eemplo, los trabajos de Baur, cit VOLLKOMMER, 0b, cit., supra, nota 92, pags, 2 nota 38 a, pags. 125 a 167, M0 Alguna de estas Beschlounigungsnovell 7 so ha observado, a una aproximacién del dereche pacar ee austriaco. Cfr., por ejemplo, A. BLOMEYER, Zivilprozessrecht. Erkenntnis- verjahren, Berlin-Gottingen-Heidelberg, Springer, 1963, pags, 9 y sigtes Es interesante una experiencia en curso en el Landgerieht de Stuttgart, basada sobre un proyecto de reforma propuesto por el prof. BAUR. (véase Baur, ob. ult. cit.) y Mevado a cabo por el director de sec- cién de aquel Tribunal, R. BENDER, Los resultados parecen excepcionales En 1967 y en 1968, aproximadamente el 90 9% de los procesos so termind dentro de los tres meses, y el resto dentro de los seis meses, segtin lo que informa R, BENDER, Der Zivilprozess liegt in der Agonie, en Die Gegenwart, 21 de octubre 1969, pag. 21; Id. Beschleunigt die “Beschleunigungsnovelle” en Zeitschrift fiir Rechtspolitik, 2 (1969), pags. 58 y sigtes.; Id., Die “Hauptverhandlung” in Zivileachen, en Deutsche Richterzcitung, 46 (1968), pags. 163 y sigtes. Experiencias andlogas se sefialan en Regensburg, Weiden in der Oberpfalz, Augsburg, Bremen y Hamburg; véase HENKE, ob. cit., supra, nota 38a, pag. 131. U1 Las siguientes informaciones, concernientes a la duracién de los procesos civiles contenciosos resueltos por sentencia (streitiges Urteil) en 1968, me han sido proporcionadas por cortesfa del prof. Frirz Baur y del doctor ULRICH DRoBNiG, Las mismas provienen del statistiches Bundesamt de Wiesbaden y del Ministerio de Justicia de Bonn, y se refieren a gran parte del territorio de la Repiiblica Federal (faltan las estadisticas de Jos Lander Niedersachsen, Rheinland-Pfalz, Schleswig-Holstein y Saarland, que no estaban todavia a disposicién de los organismos centrales) : 1) supra, nota 35; 102-135; HENKE, ob. cit,, supra, p ¥ PRUEBAS EN EL PROCESO CIVIL 1 Amiageri “Nt oan Wty team DURACION Hambors, a % % " . ie gk op 268 Ye 2 OT 293 wy ong oe m4 vi (87 7 ae II, Landgeriehte (en 1* instancia) =, jemen Westfalen Hessen Wai Bertin borg Bayern (Wes) Boake at) fate moe YS, ieee 3B HQ HB 52" BS a? ea “ ae Pear 8 92 [Ue as 782 ie as mis do 1 sho mputa después también la masa de los procedimientos ter. mninados sin tentencia para los. Lander indicados, fueron en. conjunto 603.983 procedimientos ante los Amtsgerichte, y 239.703 ante los Land- werichte, mientras los procedimientos resueltos por sentencia sobre el fondo fueron respectivamente 111.817 y 108.929— se tienen los siguientes euadros: IIL, Amtsgerichte: Novdhe etn unacion Hamburg Bremen Weshien we et % Hate 9 meses ie 707 685 709 abies oh iA 182 6 wes 2 mmo hee 96 8 ng 20 as sa mis de Taio vs 83 4600 43a IV. Landgerichte (en 1 instancia) uracion Hamborg Sromen Westaln” Hasen Warming Baye iu} ee eg Hae 3 mmm ws 545 anew) ea 36 mn Bi ea a) ae ns ot mem Ws wy meas aay tna) mide Laie... 106 8 aaa M4 oa PROCESO ORAL Y Escrito : 55 - stancialmente confit ib ‘i embargo, sustanc irmacién, ables veprodueidas en nota, como pueden demostrar Pero todavia més eficaz ha sido la refor : i ma austr de los primeros aiios de la entrada en vigue ieee donde des. Elanilisis de Bentham, como es sabido, fue el punto de partida de toda una serie de radicales reformas del procedimiento y del de- recho probatorio angloamericanos en el siglo pasado, Se trata, es 355 Ob. y loc. ult. cit. “Al principio de una causa, y en su prosecucién, siempre que haya necesidad de ello, las partes serdn llamadas y oidas en caraeter de testigos asi como en el de partes, cara a cara, en presencia del juez, para dar reciprocamente todas las explicaciones necesarias y para establecer el verdadero objeto del proceso... Ningiin escrito se recibe en nombre de uni rte mas que en el cardcter de deposicién, y como minuta de una deposicién oral en el caso en que la comparecencia personal no haya sido posible, 0 como suplemento del testimonio oral en la sesin inicial. El testimonio no se recibe mas que en la forma més auténtica, es decir, testimonio oral, sometido a un interrogatorio cruzado de la parte contraria y del juez... Las sesiones de los tribunales no son nunca interrumpidas; © son fijadas con intervalos muy breves. Cada causa es seguida desde el comienzo hasta el fin por el mismo juez. El que ha recibido las pruebas pronuncia la decisién... En la finalidad de buscar la verdad, no hay en absoluto exclusién legal en relacién a los testigos. Al principio de exclu- sién se sustituye el de suspicién, es decir que se hace conocer todas las cireunstancias que pueden disminuir el crédito del testigo”. , figs. 422 y sigtes., espe- ee Véase nuestra ob. city supra, nota 3 1 ole. heootdl ees cialmente a pags. 423, 455, con varias referencias. Ap : 3 i ‘ento de BENTHAM, no se quiere cbservar que, con la referencia al pensami ‘BantHAnt no se quiere Sustituir en absoluto una historia de individuos y 0 de grupos sociales y de problemas. El pensamiento de BENTHAM ha tenido, AALIDAD ¥ PRUEBAS EN EL PROCESO CIVIT. a anilisis que se mueve todavia muy a menudo sobre f to, de un ant rales; pero fue inmediatamente seguido por ung ‘ticos y de propuestas de reforma también 62 cier neas mis bien generales mn de escritos eri an fi imitaré a indicar, por ejemplo, cificos. Me limitaré a car, es Oe ere table viveza y agudeza, publicado en Londres en oe comic Ia “causa fundamental él jor quiso demostrar ne asi ible duracién, de 10 dispendioso, de las fr. de todos los mas graves defectos, en suma, por cho tristemente famoso el proceso in equity; peor que el tan defectuoso, formalistico, complicado, proceso de’ las Courts of common law ™ habia de verse especialmente en la eke clusion de la palabra evidencia”, 0 sea de la prucba oral, abismado por la prueba documental (written 0 documentary evidence) [prue- ‘ba escrita 0 documental]. La misma prueba testimonial era escrita en lugar de oral: de un lado, porque las preguntas (interrogatories, questions) debian ser previamente formuladas por escrito; y, de otro lado, porque las respuestas 0 deposiciones eran recibidas y protoco- Jizadas en secreto, en ausencia de las partes y de sus defensores, por 1834 # ; y primaria” de Ja in cuentes iniquidades, Jos cuales se habia he ‘al menos en el campo que a nosotros aqui nos interesa, pleno éxito’ por Ja simple razén de que su andlisis reflejaba exactamente las exigencias y los problemas legados a maduracién en la sociedad inglesa y de gran parte de Europa en la primera mitad del siglo pasado. 497 Es el trabajo de ARTHUR JAMES JOHNES, Suggestions for a Re- form of the Court of Chancery by a Union of the Jurisdictions of Equity and: Law, London, Saunders & Benning, 1934 (véase especialmente a pac: 85 y sigtes.). Obsérvese el titulo significative, que sugiere aquella unifi cacién que se verifieard, precisamente, con los Judicature Acts de 1873 a 1875. P 358 Sobre la “portentosa lentitud” de los procesos in equity véase, ‘jor ejemplo, E. JENKS, A Short History of English Law, 3rd ed., London, Me- thuen, 1924, pag. 166. JENKS no deja de indicar también los gravisimos in. convenientes del procedimiento de las Cortes de common law, especialmen- te hasta las grandes reformas modernizadoras iniciadas en 1832. OB. ult. cit., pags. 357 y sigtes. Vease también la relacién de JoLowrcz, Se ha hé- cho famosa la deseripeién de la Court of Chancery que dio DicKENs: “This is the Court of Chancery which... gives to moneyed might the means abundantly of wearing out the right, which so exhausts finances, patierice, courage, hope, so overthrows the brain and breaks the heart that there is not an honourable man among its practitioners who would not give, who does not often give, the warning —suffer any wrong that can be done you xather than come here!” [“Esta es la Court of Chancery, que... da al po- der del dinero abundantes medios para desgastar el derecho, que agota'a tal Punto las tinanzas, la paciencia, el valor y la esperanza, y de tal modo abate la mente y parte el corazén, que no existe entre sus practicantes nin- senrrombre honorable que no lanzaria y no lance a menudo la advertencia: iSufre cualquier injusticia que se te inflija, pero no acudas aqui!”],

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