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Lengua Prestigio y Prejuicios RBPH 0035-0818 1995 Num 73-3-4032
Lengua Prestigio y Prejuicios RBPH 0035-0818 1995 Num 73-3-4032
d'histoire
Abstract
This paper deals with some aspects of the important relationship between language and prestige, and the social and
psychological factors it involves. The concept of prestige plays a significant role in the various processes of language change,
and it seems to be closely related to other concepts such as power, status, social class, linguistic use or grammatical
acceptability. However, the difficulties to define it — either as an attitude or as a particular behaviour — and to describe the
characteristics of those prestigious groups still remain. In connexion with this, we will discuss the idea of a prestigious standard
variety of a language, Spanish, which arises, surrounded by a series of contradictions : apparently, the phonetic features shared
by an overwhelming majority of the speakers of this worldwide language have traditionally been regarded as deviations from the
Castilian (standard) norm, and involve different attitudes and reactions. References will be made to some data provided by the
analysis of the speech of some of the characters in two short comedies, El genio alegre (1907), and Puebla de las mujeres
(1912), written by S. and J. Alvarez Quintero, two popular Spanish comedian playwriters who were very successful in depicting
the habits of their contemporary Spanish society in the first three decades of this century. The stigmatized features of one of the
Spanish dialects were encoded in the speech of the low-class characters in these comedies, which clearly indicates the social
connotations involved in certain sounds. Divergence between pronunciation and orthography, that is textual language, seems to
establish the idea of correction, and, hence, of the prestigious and standard variety of a language.
Gonzalez Cruz Isabel. Lengua, prestigio y prejuicios linguisticos : Algunas consideraciones sobre el espanol. In: Revue belge
de philologie et d'histoire, tome 73, fasc. 3, 1995. Langues et littératures modernes - Moderne taal-en letterkunde. pp. 715-723;
doi : 10.3406/rbph.1995.4032
http://www.persee.fr/doc/rbph_0035-0818_1995_num_73_3_4032
This paper deals with some aspects of the important relationship between
language and prestige, and the social and psychological factors it involves. The
concept of prestige plays a significant role in the various processes of language
change, and it seems to be closely related to other concepts such as power, status,
social class, linguistic use or grammatical acceptability. However, the difficulties to
define it — either as an attitude or as a particular behaviour — and to describe the
characteristics of those prestigious groups still remain. In connexion with this, we
will discuss the idea of a prestigious standard variety of a language, Spanish,
which arises, surrounded by a series of contradictions : apparently, the phonetic
features shared by an overwhelming majority of the speakers of this worldwide
language have traditionally been regarded as deviations from the Castilian
(standard) norm, and involve different attitudes and reactions. References will be
made to some data provided by the analysis of the speech of some of the characters
in two short comedies, El genio alegre (1907), and Puebla de las mujeres (1912),
written by S. and J. Alvarez Quintero, two popular Spanish comedian playwriters
who were very successful in depicting the habits of their contemporary Spanish
society in the first three decades of this century. The stigmatized features of one of
the Spanish dialects were encoded in the speech of the low-class characters in these
comedies, which clearly indicates the social connotations involved in certain
sounds. Divergence between pronunciation and orthography, that is textual
language, seems to establish the idea of correction, and, hence, of the prestigious
and standard variety of a language.
Pero el lenguaje no solo nos permite establecer relaciones sociales sino que
ademâs esta habilidad humana desempena la importante función de proporcionar
información acerca de los hablantes, y no por lo que estos dicen sino por la forma
en que lo dicen. En palabras de Trudgill (Trudgill : 1974, p. 14) :
...whenever we speak we cannot avoid giving our listeners clues about our origins
and the sort of person we are. Our accent and our speech generally show what part of the
country we come from and what sort of background we have. We may even give some
indication of certain of our ideas and attitudes, and all of this information can be used by the
people we are speaking with to help them formulate an opinion about us.
Hudson (Hudson : 1981, p. 207) se pregunta por que la gente utiliza el habla
como fuente de información, y denomina prejuicio Hngiiistico a ese hâbito, pues los
juicios de valor basados en el habla son « enteramente comparables a los juicios
favorables o desfavorables en los que la gente se basa en factures observables taies
como el vestido ». Esos juicios de valor son totalmente arbitrarios, puesto que,
como afirma Wallwork (Wallwork : 1985, p. 101) « the judgement is not usually
based on the attractiveness or otherwise of sounds, but on a much more deep-rooted
social prejudice. The sound is merely taken as the outward symbol of some inner
reality ». Muchas veces sucede que simplemente la gente tiende a desconfiar,
cuando no a despreciar, a los que hablan de forma diferente, dando por sentado que
la forma de hablar de uno es la mas natural. Asi, por ejemplo, en Gran Bretana los
acentos del norte son considerados inferiores a los del sur, y, como sugiere
Wallwork (Wallwork : 1985, p. 4) es posible que dos ejecutivos que se encuentran
en un tren hagan mäs amistad si ambos hablan el dialecto de Yorkshire, que si solo
uno de ellos habla esta variedad del inglés, y la del otro es el irlandés.
Para Hudson (Hudson : 1981, p. 207) esta tendencia a sacar conclusiones
no lingih'sticas acerca de los demâs segiin su forma de hablar es imprescindible, ya
que permite que se produzca la interacción social entre personas que no se conocen
bien. Otro tema muy diferente es el de los valores positivos o negativos que se
asignen a un habla determinada, por sus rasgos : un hablante cuya habla posea una
caracterîstica que es valorada positivamente sera altamente valorado dentro de esa
comunidad que le juzga. Lógicamente, y tal y como han senalado muchos
lingiiistas, cualquier juicio de valor sobre la mayor o menor corrección o pureza
lingüistica del habla particular de un individuo se basa en apreciaciones de indole
social y, en ningun caso, lingüistica, ya que, como sistemas complejamente
estructurados y guiados por reglas, todas las lenguas y dialectos son igualmente
buenos y vâlidos, en tanto que satisfacen todas las necesidades comunicativas de
sus usuarios. Como afirma Alvar (Alvar : 1990, p. 19), « cada hablante tiene en el
instrumento lingiiistico que maneja el mejor de todos los posibles ; sin él no podn'a
hablar y con él se realiza en cuanto necesita ».
LENGUA, PRESTIGIO Y PREJUICIOS LINGÜISTICOS 717
No hay nada inherente a las variedades dialectales de una lengua que les haga
ser consideradas inferiores : son mâs bien las actitudes hacia sus hablantes, a
quienes se cataloga como pertenecientes a un determinado grupo de escalafón bajo o
no prestigioso. En definitiva, las actitudes hacia cualquier dialecto no estandar son
un reflejo de las estructuras de la sociedad (Trudgill : 1974, p. 20), de modo que la
diferenciación interna que existe en las sociedades humanas se materializa
igualmente en el lenguaje y sus variedades. Y es que el propio concepto de lengua
es incorrecto : términos como inglés o espanol en realidad hacen referencia a una
enorme gama de diferencias lingùïsticas, por lo que séria mâs adecuado hablar de
variedades del inglés o del espanol (Quirk-Stein : 1990, p. 27). De ahi que
Fairclough (Fairclough : 1989, p. 21) ponga en duda la existencia en un sentido
unitario y homogéneo de lo que generalmente denominamos lengua — definida
jocosamente como « a dialect with an army and a navy » — en el sentido
saussureano que distinguia entre « langue » y « parole ».
Aunque la variación en el lenguaje esta en función de factures diversos como
la clase social, el contexto (formai o informal), la edad, el sexo o la procedencia
geogrâfica del hablante, es sin duda este ultimo elemento el que provoca una
diferenciación mâs acusada, de modo que cuanto mayor es la distancia geogrâfica
entre dos comunidades, mayores serân las diferencias lingiiisticas entre sus
hablantes. Estas diferencias pueden ser fonológicas, léxicas o gramaticales, y se
deben a factores históricos, geogrâficos o politicos: con frecuencia un rio, una
cadena de montanas, o las fronteras de una antigua diócesis o principado actuan
como marcadores de diferentes dialectos regionales (Wardhaugh : 1993, p. 133).
Sin embargo, cuando se habla del inglés o del espanol, lo que la gente tiene en
mente es la variedad estandar, un concepto en el que sin duda entran en juego
factores extralingih'sticos como el poder politico o económico. En palabras de
Joseph (Joseph : 1987, p. 44), « the rise of one community's dialect as
synecdochic within a linguistically fragmented region is both a manifestation of that
community's power and a base for expanding it ». En este sentido, la
estandarización lingiiistica es uno de los temas que mâs directamente enlazan al
lenguaje con el concepto del poder. Aunque la estandarización tiene como fin el
facilitar la inteligibilidad y la comunicación entre los hablantes de las distintas
variedades, también es cierto que esa variedad estandar conlleva el ejercicio de una
presión sobre los demâs dialectos, « a pressure that stems in large part from its use
by dominant groups within society for priviledged forms of communication »
(Montgomery : 1993, p. 137).
Asi, en el caso del espanol cabe senalar la importancia de los factores
históricos, que hacen observar a Marcos Marin (Marcos : 1975, p. 277) cómo lo
espanol comenzó siendo « lo castellano, que se va ampliando hasta englobar en lo
abarcable por su radio vital a los otros pueblos espanoles, si bien este abarcar ha
tenido sus limites », ya que aragoneses y catalanes habian quedado excluidos por la
reina Isabel la Católica de la empresa del Imperio. Este autor, citando a Américo
Castro nos recuerda cómo « los castellanos fueron castellanizando y espanol izando,
718 ISABEL GONZALEZ CRUZ
SESEO:
Coralilo : « ι Estân ahi las masctas ? » (p. 104)
(*) Ambas obras han sido cditadas en un mismo volumen por Grcgorio Torres Nebrera (1989),
deniro de la Colccción Austral, de Espasa Calpc.
720 ISABEL GONZALEZ CRUZ
Coralito: « Grasias. ι Tu te has fijao en la soga der poso ?... que siente la punsâ
(p. 106)
Coralito : « Y cuando nase un nombre tonto... como aquer que dise... (pp. 107-8)
Coralito : « Dise que a usté no lo conose... (p. 122)
Salud : «... Frasquita la cosinera... ι Y de cuando entramos en relasiones ? »
(pp. 122-123)
Pandereta : « Me lo has contao noventa veses... tengo prohibido yo arrugâ el
entresejo... » (pp. 123-124)
Coralito : « ...si tu te sivilisaras un poco... » (p. 132)
Pandereta : « ... y el otro el aseite... y er padre agua de una boteya asu... » (p. 125)
Salud : « ι Que se le va a hase, sefiorita ?... ι Ensima nos vamos a apura ? »
(p. 124)
YEÎSMO :
Lucio : « Siete griyo... » (p. 106)
Coralito : « ... unos sarciyos de briyante... ; yevo diez dias, y sin sali a la caye »
(p. 108)
Ambrosio : « ... se lió con eyos y ze comió tres varas e vayao ! un chiquiyo... »
(pp. 61-62)
Chacha Pepa : « Cdyese usteé... que grufie usté mâs que er carriyo de un pozo ! »
(p. 83)
Pandereta : « ... debajo e ca ladriyo... » (p. 124)
Salud : « Nos yevamos mu bien. » (p. 124)
Pepe Lora : « ... Me yegaré ahi enfrente primera. » (p. 169)
Guitarra : « Con lo a gusto que estâbamos ayi cantando, que me yegue ahora a vé. »
(p. 182)
Dieguilla : «... o ze ha fumado usté dos pitiyos zeguios, o habia visita de
cabayero ». (p. 163)
Estos tres rasgos son comunes a la mayoria de las hablas méridionales (mitad
sur de la peninsula, Canarias y America), aunque se codifican también otros rasgos
propios del habla andaluza, no culta, taies como el ceceo — o la realización de -s
como -z (« zu zervidó ») ; omisión de la -r final e intervocalica (« senó
administradó », « quieo zé »); omisión de la -1 final (« principâ », « bau ») ;
confusion entre -1 y -r (« er trigo », « vorvé ») ; realización de -b como -g
(« giieno »), etc.
Ciertamente la valoración en alto o en bajo grado de determinados rasgos
variarâ de unas sociedades a otra, de modo que si los rasgos méridionales a los que
nos referîamos son valorados negativamente en la zona norte de la Peninsula, no es
menos cierto que el castellano « correcto », si bien suele ser considerado
prestigioso en Espana, — y es el habla que se utiliza mayoritariamente en los
medios de comunicación nacionales — , también provoca a nivel popular ciertas
reacciones entre los oyentes méridionales, ya que este « hablar fino » — como se
LENGUA, ΡΙίΕΞΉΰΙΟ Y PREJUICIOS LINGÜISTICOS 721
Referencias
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