You are on page 1of 11
BIBLIOGRAFIA Soerastuny, A.: “EL mundo del adolescente”. Monte- ‘dco, Hevlta Uruguaye de Peicoandiss, 3, 3, 188, Sarma, A. y Rascovsky, AL: Peicoandlisis de la Me- ‘cola. Buenos Aires, El Ateneo, 1948 Grinberg, L.: "ET individuo frente # au denidad”. Bence Aires, Revista de Peicoondlsie, 18, 344, 1961, — Culpa y Depresidn. Buenos Aires, Paidés, 1988. Krobel, Me: “Pslelogia de ln adolesconcie™. La Pla- ‘a, Reviata de le Universidad de Le Plata, 18,55, 1802 —"Psicopatologia de la adolescencie". En: La Ado luscenein Normal sue Trastornos Endocrinas, ML Sehteingarty otros. Buenos Aires. Héctor Macchi, editor, 1964 ‘alescenia como experiencia clinica". Quito Arch. Crim. Newropeiguiat, XII1/52, 501, 1965 Capitulo 1 EL ADOLESCENTE Y LA LIBERTAD por ARMINDA ABERASTURY JB ot ol mundo de los adios —deeado Y temido— signifien para el adolescente la pérdida definitiva de au eondietOn de nito, Es tin momento erutal-en la vida del hombre y Conatituye In etapa desisiya de un proceso de ‘eaprendimento que eomenz6 con el uaciafent. ‘Los cambios psicologieos que se producen en ste periodo y que son el corvelato de cambios corporates, evan a una nueva rlaclén eon lot padres y Gon el mundo. Ello slo ex posible si fe elabora lente ¥ dolorosamente el duelo por i cuerpo de nif, por la identidad infantil y ‘por le FelaeiGn com los padres de la iafanci Cuando el adolescente se ineluye en el mundo con este euerpo ya maduro, Ia imagen que tiene ean euerpo ha eamiade, tambien gu Teil ‘ad, y necesita entonces adquiir una ‘eologia aque Te permita su adaptacién al mundo y/o si teelén sobre 61 para eambiario. En este perfodo fuctda entre una dependen- cin y una independencia extrema y s6lo la ma 26 ARMINDA ARERASTURY Y MAURICIO KNOBEL urea le permitiré mas tarde scepter ser in- Gependiente dentro de un marco de necesaria Gependencia. Pero, al comienzo, se moveré en- ‘re el impulso al desprendimiento y la defe ‘que impone el temor a la pérdida de lo eonoc! do, Es un periodo de contradiesiones, eonfuso, ambivalente, doloroso, carzeterizado ‘por frie~ siones con el medio familiar y soelal. Este cua- dro es freeuentemente confundido con erisis y estudos patoldgicos ‘Tanto las modificaciones eorporales incontro- lables como los imperativos del mundo externo que exigen dol adolescente nuevas pautas de convivencia, son vividos al principio emo una invasiGn, Esto lo leva a retener, como defense, ‘muchos de ans logros infantile, aunque también cooxiste el placer y affn de aleanzar un nuevo Status. Tranbidn lo eonduce @ un refagio en su ‘mundo interno para poder reconestarse con. su pasado y desde allf enfrentar el futuro. Estos ‘cambios, en los que pierde su identidad de nifo, Impliean Ia bisqueda de una nueva identidad que se va construyendo en un plano consciente © inconseients. El adolescente no quiere ser como determinados adultos, pero en eambio, ell- se a otros como idesles, se va modificando len- tamente y ninguna premora interna o externa favorece esta labor. La pordida que debe aceptar el adoleseente al hiscer el duslo por el cuerpo es doble: Ia de su ‘cuerpo de niflo cuando los caracteres sexuales secundarios Jo ponen ante la evidencia de su ‘nuevo status y la aparieién de la menstruacién en le nile y el semen en el varén, que les im- 1 ADOLESOENGIA NORMAL wT pponen cl testimonio de la definicion sexual ¥ del rol que tendran que asumir, no s6lo en ia unin con la pareja sino en la procreacién. ‘Sélo euando el adolescente es eapaz de acep- {ar simultineamente sus aspectos de nho y de adulto, puede empezar a aceptar en forma fluc- ‘ante’ los cambios de su cuerpo y" eomlenza a surgir au nueva dentidad. Ese Isrgo proceso de Disqueda de identidad ocupa gran parte de su energia y es la consecuencia de la pérdida de la Identided infantil que se produce cuando eo rmienzan los cambios eorporales. El adoleseente se presenta como varias per- sonajes, y a veces ante los mismos padres, pero con mas frecuencia ante diferentes personas del ‘mundo externo, que nos podrfan dar de él ver siones totalmente eontradictorias sobre_su ma- ‘durez, su bondad, su capacidad, su_afectividad, ‘sw comportamiento e, ineluso, en un mismo dia, sobre su aspecto fisico. Las fluetuaciones de identidad se experimen- ‘tan también en los cambios bruseos, en las n0- tables variaciones produeidas en poeas horas por el uso de diferentes vestimentas, mis Iln- mativas en le nifia adoleseente, pero igualmente notables en el varén, especialmente en el mundo etal, No sie al sdnlnenanta padane asta larga Dn eso sino que los padres tienen difieultades para ssceptar el crecimiento a consecuencia del senti- ‘miento de rechazo que experimentan frente a la genitalidad y a la libre expresién de la perso- nalidad que surge de ella, Esta incomprensién ¥y techazo se eneuentran muchas veees enmesca- 18 ARSINDA ARERASTURY Y AAUIICIO KNOW rados bajo Ia otorgacién de una excesiva liber tad_que el adolescente vive como abandono y (que en realidad lo es. Frente a esta actitud, el adolescente siente In amenaza inminente de perder Ia dependeneia infantil —si aaume precozmente su rol genital y la Independencia total— en momentos en que ex Gependencia es atin necesarla. Cuando la eon Gaeta de los padres implica una incomprension de las fluctuaciones llamativamente polares en- fre dependencia-independencia, refugio en In fantasia-afén de erecimiento, logros adultos-re- fugio en logros infantile, se dificulta Ia labor de duclo, en la que son necesarios permanentes ‘ensayos y pruebas de pérdida y recuperacién de ambas edades: la infantil y la adults, Sélo cuando su madurez biolégies esta acom- pafiada por una madurez efectiva e intelectual {que le permita su entrada en el mundo del adul- to, estaré equipado de un sistema de valores, de ‘una ideologia que confronta con la de su medio y donde el rechazo a determinadas situaciones se cumple en una eritiea constructiva. Confron- ‘ta aus teorias politieas y sociales y se emban- dera, defendiendo un ideal. Su idea de reforma del mundo ee traduee en aceién. lene une ree- puesta a las dificultades y desérdenes de la Vida. Adquiere teorias estétions y étieas, Con- fronta y solueiona sus ideas sobre In existencia 0 inexistencia de Dios y su posicin no se acom- palia por Ia exigencia de un sometimiento ni por ‘a necesidad de someter. Pero antes de legar a esta etapa nos encon- ‘traremos con una multiplicidad de identifica 1 ABOLEECHNGIA NORMAL 19 ciones contemporineas y contradictorias; por eso, el adolescente se presenta como varios per- sonajes: es una combinacién inestable de varios cuerpos e identidades. No puede todavia renun- iar a aspecios de sf mismo y no puede utilizar y sintetizar los que va adquiriendo y en esa di- ficultad de adquirir una identidad_coherente reside el prineipal ebstéeulo para resolver su identidad sexual. En el primer momento esa identidad de adul- to es un sentirse dolorosamente separado del medio familiar, y los cambios en su euerpo lo obligan también al desprendimiento de su cuer- po infantil. $610 algunos fogran el hallazgo de encontrar el lugar de af mismo en su cuerpo y fn el mundo, ser habitantes de su cuerpo en su ‘muindo actual, real, y también adquitir la eapa- cidad de utilizar su cuerpo y su lugar en el ‘mundo, Este proceso de Ia vida enyo sino es el des prendimiento definitivo de la infancia, tiene so- bre los padres una influencia no bien valorada hhasta hoy. El adolescente provoca une verda- dera revoluelén en su medio familiar y social yy esto crea un problems generacfonal no siem- pre bien resuelto. ‘Ocurre que también los padres viven los due- los por los hijas, necesitan hacer el duclo por el cuerpo del hijo pequefo, por su identidad de nlf y por su relacion de dependeneia infantil. Ahora son juzgados por sus hijos, y la rebeldia ¥ elenfrentamiento son més dolorosos si el adul- ‘tp no tiene conscientes sus problemas frente al ‘dolescente. El problema de la adolescencia 20° ARMUNDA aBERASTURY Y SEAURICIO NOBEL ‘ne una doble vertionte que en los casos felices puede resolverse en una fusién de necesidades y solueiones. También los padres tienen que des- brenderse del hijo niio y evolicionar haela una Felaeion con el hijo adult, lo que lmpene mie chas renunelas de su parte. Al perderse para slempre el cuerpo de su hijo nifio se ve enfrentado con la aceptacign del de venir, del envejecimiento y de la muerte. Debe abandonar Ia imagen idealizada de si mismo que su hijo ha ereado y en la que él se ha instalado. Ahora ya no podré funcionar como lider 0 idolo ¥ deberd, en cambio, aceptar tna relaelén llena ‘Ge ambivalencias y de eritieas, Al mismo tiem- po, la capacidad y Ios logros ereeientes del hijo lo obligan a enfrentarse con sus proplas capa cidades y a evaluar sus logros y fracasos, En ‘ste balanee, en esta rendieién de euentas, ei hijo cs el testigo més implacable de lo realizado y Ge Io frustrado, Sélo si puede identificarse con ls fuerza erestiva del hijo, podré comprenderlo y recuperar dentro de sf su propia adolescencia, Es en este momento del desarrollo donde el modo ‘en el que se otorgue la libertad os definitivo para el logro de la independencia y dela madurer del hijo. Hasta hoy el estudio de Ia adoleseencia se een- ‘86 solamente sobre el adolescente. Este enf ‘que sera siempre incompleto si no se toma en cuenta Ia otra cara del problema: Ia ambivalen- cia y Ia resistencia de los padres a sceptar el proeeso de crecimiento, Qué motivos tiene Ia sociedad para no modi flear sus rigidas estructuras, para empefiarse 1 ADOLRECENGLA. NORIKAL, a ‘en mantenerlas tal eual, aun cuando el individuo eambia? ¢Qué conflictos conseientes ¢ incons- cientes conducen a los padres a ignorar o a no comprender Ia evolucién del hijo? El problema muestra asi otra cara, escondida hasta hoy bajo el distraa de fa adolescenela dificil: aocieted ditt, grea slguien que guiere sctuar sobre el mundo y mo- Aificarlo bajo la seein de sus propias trans- Formaciones. El deapreco que el adoescente muestra fren- te al adulo es, en pate, ua defens pars elude la depresién gue le impone el desprendimiento desis partes infants, pro os tambien un jul tio. de valor que debe reapetarse. Adem, In Aesgeatzacion dois figuras paretals lo sime fnel mas profundo desamparo. ‘Sin embargo, exte dolor en poco peribid por Jos padres que suelen encerrarse en na acid de retentimlentoy refuerao de ia autoridad, a- titud que hice aan ma difll ete proce nla adoleconea, una volutad lien va ‘imponiendo un cambio y el nifio y sus padres deten-aceptar la‘prueba de realidad de que el euerpo infantil esta perdléndose para siempre. Nino's ats pares porn ecperar ee Guerpo aunque pretenten nega. palealyisn texte o metiante actuacones on lar cules In ide familar y Ia sosiedad pretenden eamipor- Uirse como a nada hublera cambio, Tin problestin del adolescents comienon con tos cambios corporates, con la definiciin de si rolen Ia procreaciOn y se sigue con cambios psi- coldgicos. Tene que renunelar a su eondicién ‘de niio; debe renunciar también a ser nombra- do como niflo ya que a partir de ese momento ise le denomina de ese modo sera con un matiz despectivo, burlén o de desvalorizacién, Ademas, debemos aceptar que Ia pérdida del vineulo del padre eon el hijo infantil, de la iden- ‘idad def adulto frente a la identidad del nifo lo enfrentan eon una lucha sltallar a les Juehas creadas por las diferencias de clases; como en tllas, los factores eeonémicos juegan un rol im- portante; los padres suelen usar la dependencia ‘econémiea como poder sobre el hijo, lo que eres, tun abismo yun resentimfento social entre Ins ‘los generaciones, Rl adnltn an stanra a ou munde de valoree ‘que con triste frecuencia es el producto de un fracaso interno y de un refugio en logros ti cos de nuestra sociedad alienada, El adoleseente defiende sus valores y desprecia los que quiere ‘mponerle ef adulfo, més alin, los siente como una trampa de Ta. que necesita eseapar. Bl sufrimiento, la contradiesin, la contusion, Jos trastornos son de este modo inevitables; pue- den ser. transitorios, pueden ser elaborables, pero debemos plantearnos si gran parte de st ‘olor no podria ser mitizado eambiando estrue- turas familiares y soctales. Por lo general, es el adulto el que ha escrito sobre adoleseenela y enfatizado el problema del hijo y habla muy poco de a dificulted del pa- dre ¥ del adulto en goneral para acoptar el ere- 1A ADOLESCENCIA. NORMAL 2 cimiento, estableciendo wna nueva relacién eon i, de adulto a adult. El adoleseente slente que debe planifiear su vida, controlar Jos cambios; necesita adaptar el mundo externo a sus necesidades imperiosas, lo ‘que explica sus deseos y necesidad de reformas ‘sociales. El dolor que le produce abandonar su mundo la eonciencia de que se van produciendo mas ‘modifieaciones incontrolables dentro de sf, lo mueven a efectuar reformas exteriores_que le aseguren la satisfaccion de sus necesidades en Ja nueva sifuacién en que se encuentra ahora irente al mundo, laa que, al mismo tiempo, le ven de defensa contra los eambios incontro- lables internos y de su cuerpo. Se produce en este momento Un ineremento de Ia ntelectuall- aclén para superar la ineapacidad de acaién (que es la correspondiente al periodo de omni- poteneia del pensamiento en el niflo pequetio). El adolescente busca la solucién teériea de to- dos los problemas trascendentes y de aquellos & los que se verd enfrentado a corto plazo: el ‘amor, la libertad, el matrimonio, la paternidad, Ia educacién, 1a filosofia, la religién. Pero aquf ‘también podemos y debemos plantearnos el in- terrogante: es as{ sélo por una necesidad del aadoleseente 0 también es una resuftante de un ‘mumdo que le prohibe la accién y Jo obliga a re- ugiarse en la fantasia y en la intelectualizacién? [La insercién en el mundo social del adulto —con sus modifieaciones internas y su plan de > yeformas— es lo que va definiendo su persona- Tidad y su ideologia. 24 ARMINDA aMERASTURY ¥ MAURICIO KNOREL Su nuevo plan de vida lo exige plantearse el problems de tos valores éticos, inteleetusles y afectivos; implica el nacimiento de nuevos idea- les y Ia adquisieién de la capacldad de lucha para eonseguirlos. Pero, al mismo tiempo, le impone un despren dimiento: abandonar la soluelén del “como al del juego y del aprendizaje, para enfrentar el y el “no” de la realided activa que tiene Esto le impone un distanciamiento del presente ¥y, con ello, a fantasia de proyectarse en el fu- turo y ser, independizindose del ser con y como los padres. Por lo tanto, debe formarse un sistema de tec- ins, de ideas, un programa al eusl aferrarse y también la necestdad de algo en 10 que Dueda descargar el monto de ansiedad y jos eonflietos ‘que surgen de su ambivalencia entre el impulso al desprendimiento y Ia tendeneia a permanecer ligado. Esta crisis intensa Ja soluciona transitoria- ‘mente huyendo del mundo exterior, buscando +refugio en la fantasia, en el mundo interno, eon lun ineremento paralelo de Ia omnipotencia ‘nar- cisista y de la senseein de preseindencia de lo extern. De este modo crea para ai una nueva plataforma de lanzamiento desde Ia eval podré Injelar conexiones con nuevos objetos del mun- do externo y preparar la aecién, Su hostilidad frente a los padres y al mundo en general se expresa en su desconfianza, en la ‘dea de no ser comprendido, en su rechazo de {La ADOLESOENGLA NORMAL 25 \s realidad, situaciones que pueden ser ratitica- das 0 no por la realidad misma. ‘Todo este proveso exige un lento desarrollo cen el cual son negados y afirmados sus prineipios luchando entre su necesidad de independen- Gi su nosaliaderesepuramiento Y depes- ‘Sufre erisis de suseeptibilidad y de celos, exige ¥ necesita vigilancia y_dependencia, pero sin ‘twansicién surge en él un rechszo al contacto eon los padres y le necesidad de independencia y de huir de ellos. [a calidad del proceso de maduracin y erect- rmiento de os primeros afios, la estabilidad en Jog afectos, el monto de gratificacion y frustra- cidn y In gradual adaptaciGn a las exigencias ambientales van a marear Ia intensidad y gra- ‘veld de estos consiletos. Por ejumplo: obtener luna sutisfaccion suficlente (adecuada en el tiempo) a las necesidades fundamentales de la sexualidad infantil, incluyendo en esta satisfac- ida tanto la accién como la aclaracion opor- ‘tuna de los problemas, determinard en el ado- lescente una actitud més libre frente al sexo, el mismo modo que unas relaciones cordiales ‘mantenidas con la madre determinarin en el var6n una mayor facilidad en su relacién con la mujer; lo mismo ocurriré en lo que se reflere Ja nifa con el padre. Sin embargo, la realidad freee pocas veces al nifo y al adolescente estas satisfaceiones adectadas. Con todo este confiicto interno que hemos des- eripto, el adolescente so enfrenta en Ia realidad eon el mundo del adulto, que al sentirse ataca- 20 AROIINDA aMRASTUNY ¥ NAURICIO KNOWE, o, enjulctado; moleatads y amenazado por ests la de crecimiento suele reaeeionar con una to- tal ineomprensiOn, con rechazo y con un refor vaumiento de su autoridad, En esta cireunstancia, le actitud del mundo externo seré otra vez decisiva para facilitar u cobstaculizar el erecimiento, En este momento vivimos en el mundo entero 1 problema do una juventud disconforme a la ‘que se enfrenta eon la violenela, y el resultado ‘es sélo la destrucsién y el entorpecimiento del proeeso. La violencia de tos estudiantes no es sino la respuesta a la violencia institucionalizeda de las fwerzas dol orden familiar y social Los estudiantes se rebelan contra todo nues tro modo de vida rechazando las ventajas tanto ‘como sus males, en busea de una sociedad que onga la agresién al servielo de los ideales de Vida y edugue las nuevas generasiones eon vis- tas a la vida y no a la muerte, La soefedad en que vivimos eon su euadro de violencia y destruceién no ofrece suficientes g1- rantias de sobrevida y etea una nueva difieultad para el desprendimiento. El adolescente, cuye sino es la bdsqueda de ideales y de figuras ides Jes para {dentificarse, se eneventra con ie vic- Jenela. ¥ el poder: tambien los us. ‘Tal posieién ideolégica en el adolescente es confusa y no puede ser de otro modo, porque él esta buscando une identidad y una ideclogia, pero no las tiene. Sabe Jo que no quiere mucho mis que lo que quiere ser y hacer de si mismo: por eso los movimientos extudiantiles earecen politiza y, en el fondo, reemplaza a Jas figuras paternas de las que esté buscando separarse, 0 no tiene més remedio que buscar una ideologia propia que le permita actuar de un modo eohe- rente en el mundo en el que le toca vivir, pero si es asi, no so le da el tiempo para lograrla, se lo spremia y responds con vielencia. Erikson ha sostenido que Is sociedad ofrece al niflo una “moratoria social”. Por, mi parte eon- sidero que esta “moratoria social” no es mis que el contenido manifiesto de una situaefén mucho ims profunda. Sucede que el niio, mismo nece- sita tomarse st tiempo para hacer las paces con su cuerpo, para terminar de conformarse a él, para sentirse conforme con él. Pero s6lo llega a festa conformidad mediante un largo proceso de duelo, a través del eual no adlo renuneia a su ‘euerpo de nino sino que abandona la fantasia, ‘mnipotente de bisexualidad, base de su activi- dad masturbatoria, Entonees sf puede aceptar que para concebir a un hijo necesita la union com el otro sexo, y por Io tanto debe renunciar el ombre a las fantasias de procreaelén dentro de su propio cuerpo y la majer a la omnipotencia maternal. En una palabra, la Gnica forma de fceptar cl euerpe de otro co aceptar el propio cuerpo. ‘Pero eso —aparentemente sencillo— se alean- za con dificultad ya lo largo de la vida y se traduce en confusiones, trastornos y sufimien- tos para asumir Ia paternidad o la meternidad ‘Todo este proceso lo leva a abandonar su-iden- 28 ARMINDA ARERAGTURY Y MAURICIO KNOBEL ‘idad infantil, y tratar de adquirir uns identi- ad adults que, cuando se logra, se enearna en ‘uns ideologia con Ta eual se enfrentaré al mun- o cireundante, 1a dificultad del adulto para aceptar la ma- duraeion intelectual y sexual del nif es la base de esa pseudo “moratoria social”. Hs lamativo, ademas, que s6lo se hayan sefalado hasta ahora Tos aspectos ingratos del erecimiento, dejando de lado la felicidad y la creatividad plenas que ccaracterizan también al adolescente. El artista ‘edoleseente es una figura que la historia de la cultura ofrece repetidamente, y tanto en artis- tas como en hombres de clencia se hallan testi- rmonios de que toda su obra de madurez no es Sino la eonerecion de intuiciones ¥ preoeupacio- nes surgidas en esa edad, Lo eapecifico del eontlicto en este perfodo es algo totalmente inédito en ef ser su definicién en la proereacién y la eclosién de una gran ca- pacidad ereativa. Busean logros y encuentran satisfaceiones en ellos. i estos Jogros son des- estimados por los padres y la sociedad, surgen en el adoleseente sufrimiento y rechazo. Pero l dilogo del adulto con el joven no puede ini- ciarse en este perfodo, debe ser alo que ha ido faconteciendo desde ef nactmiento; si no es asi, cl adolescente no se acerea a los adultos. Un ejemplo evidente de esta incomprensién: al adolescente se le exige que defina su vocecién y, al mismo tiempo, se le reprimen los primeros tanteos de esa vooaciOn, Estos tienen el mismo significado que los primeros tanteos en la vida szenital, los que, generalmente, no son valorados, 1A ADOLESCENCIA NORMAL 2 Diremos que en la situacion grupal familiar ros encontramos eon lo que Marcuse sefala para {o social: “Si son violentos es porque estan des- esperados.” "A mds presién parental, a ms incomprensién frente al cambio, el adolescente renesiona_con ‘mas violencia por desesperaciin y desgraciada- mente es en este momento decisivo de la crisis Adolescente cuando los padres recurren por. lo {general a dos medios de coacciGn: el dinero y la libertad. Son tres las exigencias bésicas de libertad que plantea el adoleseente de ambos sexos a sus pa- Gress ls libertad en salidas y horarios, 1a Iiber- fad_de defender una ideologia y la libertad de vivir un amor yun trabajo. ‘De estas tres exigenclas los padres parecen euparse en especial de la primera: Ia libertad fen las salidas y horarios, pero.més profunds- mente este control sobre las salidas y horarios gnifiea el control sobre las otras libertades: In ideologia, el amor y el trabajo. Cuando los pa dres responden ante la demanda de libertad res- {ringiendo las salidas o utilizando la dependen- tia econdmiea “cortando los viveres”, es que Thabo algo mat levado en la edueaci6n anterior ty los padres se declaran vencidos. El adolescente femprano, et nif de alrededor de diez afios iente una gran necesidad de ser respetado en fu biisqueda desesperada de identidad, de ideo- ‘ogia, de voeacién y de objetos de amor. Si ese Gialogo no se ha establecido es muy difieil que ‘en el momento de Ia adolescencia haya tna com- ‘prension entre los padres y los hijos. Los ado- 80 ARMINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOKEL lescentes de hoy son mucho més serios, estan, ‘més informados. Valoran més el amor y al sexo ¥ para ellos éste permite realmente “un acto de ‘amor” y no una mera descarga o un pasatiempo © una afirmaeién de potencia ‘Del mismo modo, la libertad para ellos es mu- cho més que el echo de recibir de sus padres Ja Tlave do ls easa o, incluso, un departamento para vivir solos. Saben que hay otra libertad ‘Que atafe a cuda uno de ellos y # toda una co- munidad de jovenes. ‘Muchos padres de Ja generacion del 80 se sienten “modernos” euando les dan & Tos hijos Ja oportunidad de tener aventuras o euando frente a Ia hija defienden una ideologia que con- sideran casi revolucionaria: sin embargo Ia po- sein de ellos frente sl-amor no ee la misma ‘que la de la generacién actual. Existe en la ge- neracién pasada una tendencis, que fue muy festudiada por Freud, a considerar un amor re- bbajado yun amor idealizado. La generacién actual es mucho més sana y tiende a integrar fen un solo objeto estos dos. aspectos. El amor, ademis, es s6lo_un aspecto de Ia problemética de Ia adoleseencia? hay milchos otros problemas que son profundamente impor- tantes para ellos. Casi todos saben ya que la libertad sexual no es promiscuidad, pero sien- ton ¥ expresan la necesidad de hacer experien- cias que no slempre son totales pero que nece- sitan vivir. Para que puedan hacerlo tlenen que hallar cierta aprobacién en sus padres para no sentir culpa, Pero esta aprobacién no debe te- ner por precio la exigencia de que informen s0- 1A ADOLESORNGIA NORMAL a dorg.sue actos, Necesitan vivir aus experiencias para ellos. Exigir informacion es tan patologico como prohibir y es muy diferente a escuchar. Hemos hablado de la importancia de la pala- bra, de Ia necesidad del adolescente de hablar de sus logros, Es freeuente que los padres se quejen de que ya_no es posible hablar entre los, de que los hijos adoleseentes “toman la palabra” y copan la situacién. Esos padres no ‘se han dado euonta de que escuchar es el cami- no para entender lo que esté pasando en sus hijos. EI adolesconte do hoy, como el de todos los tiempos, esté harto de consejos, necesita ha- ‘eer sus experiencias y comunicarlas, pero no ‘uiere, no le gusta ni acepta que sus experien- cias scan eriticadas, ealificadas, clasficadas n¥ controntadas con las de los padres. El adoles- conte pereibe muy bien que cuando los padres ‘comienzan controlar el tiempo y los horarios estén eontrolando algo més: su mundo interno, su crecimiento y su desprendimiento, El joven sano de hoy esté de vuelta de muchas de Ins probleméticas del adulto, dirfa que es mis po- sible que el adulto aprenda del adolescente y no que el adulto pueda darle su experiencia Los padres necesitarian saber que en Ia ado- lesconcle temprana mujeres y varones pasan por tun periodo de profunda dependencia donde ne- cesitan de ellos tanto 0 mis que cuando eran Debes, que esa necesidad de dependencia puede ser soguida inmediatamente de una necesided de independencia, que Ta posicién Gtil en los pa- Ares es In de espectadores activos, no pasives, y al aveeder a la depenceneia o a Ia independencia. 82 ARMINDA amBRASTURY ¥ aAURICIO KNOBET no se basen en sus estados de dnimo sino en las necesidades del hijo. Para esto sera necesario ‘que ellos mismos vayan viviendo el desprendi- miento del hijo otorgindole Ia libertad y el man tenimiento de la dependencia madura. Para hacer estos tanteos es nevesario dar li- bertad, y pars ello hay dos eaminos? dar una libertad sin limites, que es fo mismo que aban- onar a un hijo; o dar una libertad con lim tes, que impone cuidados, cautela, observacién, contacto afeetivo permanente, diglogo, para ir siguiendo paso a paso la evoluelén de las necesi- ades y de loa cambios en el hijo. El mundo moderno reserva a los jévenes un sitio de nuevas dimensfones si se toma en con- sideracin tanto Ja fuerza numérica de la juven- ld comu el papel que son eapaces de desempe- iar en las transformaciones que exige e} proceso fe desarrollo econémico, ideolégico y social. Un dato aparecido en Ia revista de la UNESCO en- cierra dentro de su verdad matemétien un pro- néstico que aterraré.a mis de un adulto. Ha- blando de la juventud, sefiala que el aumento de la poblacién del mundo representa In irrup- cin en escena de una enorme promocién de jévenes, Se caleula que en el alo 2000, el ni- mero de habitantes entre quince y veintieuatro afios, habré aumentado de 619 millones a un Dillén 128 millones, ‘Me pregunto shora si las tensiones y conmo- ciones que hoy resultan de la irrupelén del jo- ven en Ia sociedad en que vivimos y #8 volunéad de intervenir en ella de una manera eada ver LA ADOLASOENCIA NORMAL 2 més active no surgen tanto de la pereopelén de la fulerzn que va adquiriendo como del miedo del adulto, ‘Lo normal es que participen dentro de las in- tquletudes que son Ja esencla misma de la atmés- tora social en la que les toca vivir, ¥ si piden Ja emaneipacién no Jo hacen en Ia hdsqueda de llegar xépidamente al estado de adultos —muy lejos do ello— sino porque necesitan adquirir derechos y_libertades similares a los que los adultos tienen, sin dejar por eso su condicién de jovenes, Toda_adolescencia lleva, ademés del sello in- dividual, el sello del medio cultural, social e hie ‘orieo desde el eval se manifiesta, y el mundo en que vivimos nos exige més que nunea la bis- ‘queda del ejercicio de le libertad sin reeurrir ‘Ia violencia para coartarla. Le prevenein do una adolescencia dificil debe ser buseada eon la ayuda de trabajadores de todos los campos del estudio del hombre que investiguen para nuestra sociedad actual las ne- cesidades y los mites tiles que permitan a un fadolescenta desarrollarse hasta un nivel adulto Esto exige un elima de espera y comprensién para que el proceso no se retarde ni se acelere, ‘Es un momento crucial en la vida del hombre y nevesita una libertad adecuada con la seguridad de normas que le vayan ayudando a adaptarse ‘8 sus nevesidades 0 a modificarlas, sin entrar fen eonflietos graves eonsigo mismo, con su am- Dente y con Ta sociedad. St ASMEINDA anmRAgrURY Y MAURICIO KNOREL BIBLIOGRAFIA Aborastury, A: “El mundo del adolescent”, Monte- ‘video, Reviste Uruguaya ae Peicoondlisis, Tl, 1309; pha 3 —"Adclescencia y Palcopatia”, en A. Aberastury y otros: Paicoandies dele mana y peleopatin. Bue- fos Aires, Paldée, 1966, pag. 239. Brion, B. H.: Infancia y sociedad. Buenos Aires, Hormé, 1910, “Bl problema de a identdad det yo". Montevideo, Revista Uruguaya de Poicoondlisie,V, 1968, pags, 28, Garbarine, M. F. de y Garbarino, H.: “Le adoles- ‘concia”” Montevideo, Revieta Uraguaye de Paieo- fniliie, TV, 20 3, aon 1961-62. Garbarine, BP. der "tdentided y adolacenes Montevideo, Revista Urupuaye de Peicoandliss, Vy" 23, 1968, Grinberg, Le! “EI individuo frente ey identidad” Montevideo, Revista Uruguaye de Psicoanéiss, XVI, 20-4, 1961. Sosselyn, Irene ME: BY adolescente y ou wundo, Buc nos. Aires, Palque Peareon, G.: La adolescencia y of cnflicto de tas ge- ‘neraciones, Buenos aites, Siglo Vein, Capitulo ¢ EL SINDROME DE LA ADOLESCENCIA NORMAL or BIAURICIO Kxonrs. NORMALIDAD Y PATOLOGIA EN LA ADOLESCENCLA -omoio plenamente con leo autores que, al estudiar In adolescencia, destaean la impor- tancia de los factores socioculturales eft Ia de- ‘terminaoion de la fenomenologia expresiva en esta edad de la vida. Por supuesto, lo mismo cabria sefialar para eualguler otra etapa vital del ser humano. Es por ello que considero aue, fen general, cuando se establecen eriterios dife- rrenciales de tipo social, sociocultural, eonémico, eteétera, como predominantes en el estudio de Ja adolescencia, ge esta escotomizando, por lo ineius eu parle, el problema béslev fundamental ea eircunstancia evoltiva que significa esta etapa, con todo su bagaje biolégico individus- Tizante. Estudiar Ja adolesconcia, tan aélo como una caracteristicn social determinada seria realizar

You might also like