You are on page 1of 6
St ASMEINDA anmRAgrURY Y MAURICIO KNOREL BIBLIOGRAFIA Aborastury, A: “El mundo del adolescent”, Monte- ‘video, Reviste Uruguaya ae Peicoondlisis, Tl, 1309; pha 3 —"Adclescencia y Palcopatia”, en A. Aberastury y otros: Paicoandies dele mana y peleopatin. Bue- fos Aires, Paldée, 1966, pag. 239. Brion, B. H.: Infancia y sociedad. Buenos Aires, Hormé, 1910, “Bl problema de a identdad det yo". Montevideo, Revista Uruguaya de Poicoondlisie,V, 1968, pags, 28, Garbarine, M. F. de y Garbarino, H.: “Le adoles- ‘concia”” Montevideo, Revieta Uraguaye de Paieo- fniliie, TV, 20 3, aon 1961-62. Garbarine, BP. der "tdentided y adolacenes Montevideo, Revista Urupuaye de Peicoandliss, Vy" 23, 1968, Grinberg, Le! “EI individuo frente ey identidad” Montevideo, Revista Uruguaye de Psicoanéiss, XVI, 20-4, 1961. Sosselyn, Irene ME: BY adolescente y ou wundo, Buc nos. Aires, Palque Peareon, G.: La adolescencia y of cnflicto de tas ge- ‘neraciones, Buenos aites, Siglo Vein, Capitulo ¢ EL SINDROME DE LA ADOLESCENCIA NORMAL or BIAURICIO Kxonrs. NORMALIDAD Y PATOLOGIA EN LA ADOLESCENCLA -omoio plenamente con leo autores que, al estudiar In adolescencia, destaean la impor- tancia de los factores socioculturales eft Ia de- ‘terminaoion de la fenomenologia expresiva en esta edad de la vida. Por supuesto, lo mismo cabria sefialar para eualguler otra etapa vital del ser humano. Es por ello que considero aue, fen general, cuando se establecen eriterios dife- rrenciales de tipo social, sociocultural, eonémico, eteétera, como predominantes en el estudio de Ja adolescencia, ge esta escotomizando, por lo ineius eu parle, el problema béslev fundamental ea eircunstancia evoltiva que significa esta etapa, con todo su bagaje biolégico individus- Tizante. Estudiar Ja adolesconcia, tan aélo como una caracteristicn social determinada seria realizar 96 ARMEINDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOBEL, tuna abstracein muy pareial de todo un proceso hhumano que es necesario eonsiderar dentro de tuna verdadera tatalidad del conocimiento de le psicologia evolutiva. Considero que, de acuerdo con lo que acabo de setialar, este porfodo de la vida, como todo fenémeno humano, tiene su exteriorizacion ct racteristiea dentro del marco cultural-social en l cual se desarrolla. Asf, debemos por una par- te considerar Ia adolescencia como un fenémeno espeeifieo dentro de toda la historia del desarro- Tio del ser humano, y, por otra parte, estudiar ‘au expresién clzeunstanclal de tipo geogr&tieo y temporal histérico-social. ‘Ya G. Stanley Hall sostenia que el desarrollo y las eoneomitanclas de conducta del mismo se roduson “do ouordo con pautas inovitablee, Inmutables, universales e independientes del ambiente sociocultural” (Muuss) (50). Aunque festa idea ha sido sumamente discutida y refu- tada, en especial por los psieélogos sociales, ve- ‘mos que el econcepto bisico pasa por perfodos de revitalizacién y que aun investigadores alta mente ealificados del campo psicolégico social, como Sherif y Sherif,.reeonocen que ‘los prin- cipios psicolégicos fundamentales que obran en todos estos ambientes sociales podrian ser los ‘mismos” (61). No hay duda alguna de que el elemento socio- cultural influye con un detorminismo especifico fn las manifestaciones de In adolescencia, pero también tenemos que tener en cuenta que tras ‘esa expresién sociocultural existe un basamento picobiolégieo que le da caracteristieas univer- cee 1A ADOLESGENGLA NORMAL a sales, Pretender que el redespertar de la sexua lided en el nivel de madurez genital no es un fenémeno bisico de In adolescencia en nuestro ‘medio, serfa como pretender que el proceso mis- ‘mo de la civilizactn no acontece en la realidad ¥y que toda la cireunstaneia sociooconémica de desarrollo no ha sucedido y que la civilizacién no ha ocurrido como un fendmeno que incide directamente sobre la personalidad. Seria tam- bién edmitir que no ha habldo una sexualidad previa y que la personalidad es un sinénimo di- recto de madurez Gnieamente, Segin este crite- lo se podria arribar a la conclusién, absurda por cierto desde el punto de vista evolutivo, de {que slo los adultos tendrfan personalidad ¥, también por eso, sélo ellos tondrian sexualidad. ‘Teniendo en cuenta estos conceptos, al_apro- ximarnos a la adolescencia on nuestro medio y con la objetividad necesaria para el investiga dor —que implica, por supuesto, considerar la situacién actual del propio investigador y del objeto investigade—, nos ubfcamos en el agut y ‘ahora del mundo adoleseente, como un presente sctual, reconociendo que por razones de ideolo- sia cientifica tenemos un preconcepto que de- fine nuestro mareo referencial teérico. ‘La experiencia psicoanalitica del tratamiento de adolescentes que concurren o fon traidos a la consulta, muchas. veces por consideraciones no s6lo de tipo patolégico en el sentido estricto del ‘érmino, sino de eonducta considerada como dentro del marco familiar 0 social e nuestro medio, y la experiencia psicoanalitiea ‘con adolescentes con verdaderos trastornos pai- R=——. 2 __"""""" 98 ABMINDA ABERASTURY ¥ MAURICIO KNOBEL atoldgivos, que no son sino la expresién mag- nificads, distorsionada, pero que ocurre-en la cevolucién normal, nos brinda otra fuente de in- formacton. Si a ello unimos los-grupos de pa- res, los tratamientos de adultos en donde se hisoe sna reconetruceién del mundo de eu ado lesceneia, veremos otra perspectiva més de. lo due significa este periodo evolutivo. Debemos aiiadir a_esto la experiencia con grupos de orientacién de padres, los de orientacién para madres y grupos de discusién de jovenes y de ‘adultos, como otto de los aspectos significa ‘ivos para comprender lo que ocurre con la adolescencia. Por otra parte, también he investigade me- diante la utiizacién de cuestionarios, tests psi- ‘ologieos, grupos de diseusién con adoteseentes, ‘eompletando esto eon investigaciones sistemati- ‘eas desde el punto de vista de Ia indagacién psicolégiea, lo que me ha permitide arriber a algunas conclusiones que son las que trato de unifiear y transmitir aqui (80) (81) (85) (86) (40) (41), ‘Coneuerdo con Sherif y Sherif (61) en que la adolescencia esti caracterizada _fundamental- mente por ser un perfodo de transiciin entre la pubertad y el estadio adulto del desarrollo y que en las diferentes sociedades este periodo puede variar como varia el reconocimiento de la condieién adulta que se le da al individuo. Sin embargo, existe, como base de todo este proceso, luna elreunstancia especial, que es Ia caracteris. tice propia del proceso adolescente en si, es de- cir, una sltuacion que obliga al individuo a re- [LA ADOLESCENGIA NORMAL 9 {ormutarse Jos eonceptos que tiene acerea de si mismo y que Jo leva a abandonar su autoima- en infantil y a proyectarse en el futuro de su adultes. EI proble lescenela debe ser tomado como un proceso universal de eam bio, de desprendimiento, pero que se tefiré eon connotaciones externas peculiares de cada cul- ‘tura que lo favorecern 0 dificultarén, seguin las circunstancias. Abstraer Ia adolescencia del continuum que es 1 proceso evolutivo y estudiarla tan s6lo como luna etapa preparatoria para la madurea, signi- fice para mi un adultomorfismo que es necesa- rio superar, ya que induce a prejuieios de in- vestigaclon, a los que después resulta dificil ssubstraerse. Esto no implica negar que el sino de Ik adolescencla e& Integrarse ex exe mundo del adulto en donde tendré que aceptar su nue- va configuracién de ser humano, su morfologia adulta y Ia capacidad del ejercicio de su geni- talidad para la procreacién, Enfocado asf el problema de la adolescencia, cesta metodologia podria aparecer poeo sistemé- ‘ica. Sin embargo, debemos toner presenteycomo lo han seftalado Thorpe y Johnson (66) que al- ‘gunos estudios muy sistemilticos pueden estereo- tipar al adolescente individusl y dar un cuadro cequivocado. En trabajos anteriores (80) (82) (88) (84) (85) he llegado a definir a la adoleseencia como: “la etapa de la vida durante Ia cual el individuo Dbusea establecer su identidad adults, apoyén- ose en las primeras relacfones objetaies-paren- P??_a}|"|"|"|"||||.._._cecrn—V3—08_ tales internalizadas y_verificando la realidad ‘que el modio social le ofrece, mediante el uso de Jos elementos biofisioos en desarrollo a su ise pposicidn y que a su vez tienden a la estabilidad de Ia personalidad en un plano genital, 1o que xélo es postble si se hace el duelo por la identi- ‘lad Infanlll”- Por supuesta, doy por sobre: entendido que cuando hablo de identidad, como ya lo he indicado, hablo de un continaum y que no me estoy refiriendo a la eapacidad que tiene cl adolescente para lograr ana identidad deter- minada, como veremos enseguida. El proveso de duelo es bésico y fundamental ¥ se expone en los capftulos que, con la inspi- vacién y siguiendo las idess fundamentales de Arminda Aberastury, se presentan en este libro, Pienso que la estabilizaciGn de Ia personalidad ny se lugra su past por un cierto grado de conducta “patolégica” que, seydin mi criterio, de- hemos considerar inherente a la evoluelén nor- mal de esta etapa de la vida. Frente a un mundo tan eambidnte y & un in- dividuo que, como el adolescente, presenta uma cantidad de actitudes también cambiantes, éste no puede sino manejarse en una forma muy-es- pecial, que de ninguna manera puede compa- rarse siguiera con lo que serfa la verdadera nor- malidad en el eoncepto adulto del término. El euueeply de mormatidad no es Taeil de ‘establecer, ya que en general varia en relacién con el medio soefoeconémico, politico y cultural, como ya To he indicado. Por lo tanto, resulta generalmente una abstraceién con validen ope- racional para el investigador que, ubieado en um 1 ADoLESCENGLA NoRDLAL, a ‘medio determinado, se rige por las normas so- ciales vigentes en forma impliita 0 explicita, He sefalado en otra oportunidad (82) que la normalidad se establece sobre las_pautas de ssdaptacién al medio, y que no signifien somett- ‘miento al mismo, sino més bien la eapacidad de Utiizar los dispositives existentes para el logro e las satisfacciones bésieas del individvo en tuna interacelOn permanente que busea modifi- car lo displacentero o Jo initil a través del lo- gro de sustituciones para el individuo y la co ‘munidad. Por supuesto que, como lo destaca 4. A. Merloo (45), la personalidad bien inte- igrada no es siempre la mejor adaptada, pero tiene, s, Ia fuerza interior como para advertir 1 momento en que una acoptacién temporaria del medio puede estar en eontlicto con la reali- acion de objetivos basicos, y puede también modifiear su conducta de acuerdo con sus nece- sidades cireunstanciales, Este es el aspecto de la condueta en que el adolescente en términos e- nerales puede fallar. AI vivir una etapa fun- damental de transicién, su personalidad tiene caracteristicas especieles que nos permiten ubl- carlo entre las lamadas personalidades “margi- nales", en el sentido de Ia adaptacién y Ia inte- seracién que acabamos de eshocar. Anna Freud (21) dice que es muy dificil sefalar el limite eulze to nuruna y to palolégicy en lx alolescene cia, y considera quo, en realidad, toda la eon- rmocién de este periodo de la vida debe ser esti- ‘mada como normal, seialando ademés que seria, ‘ancrmal la presencia de un equilibrio estable durante el proceso adolescente, 42 ARMONDA ABERASTURY Y MAURICIO KNOB Las luchas y_rebeldfas externas del adoles- cente no son més que reflejos de lot conflictos de dependencia infantil que intimamente sin persisten. Los procesos de duelo obligan a getua- ciones que tienen caracteristicas defensivas, de tino ileapdtion, tibien o contrafSbieo, maniace © esquizoparancide, segin el individuo ysis cireunstaneias. Es'por ello que considero que puedo hablar de una verdadera “patologia nor ‘mal del adolescente, en el sentido de que pre- cisamente ste exterioriza sus conflictos de acuerdo con su estructura y sus experioncias. Asi como sabemos que hay fantasias psicét as en el bebe —por nuestra experiencia clinica psicoanalities— vemos en Ia adolescencia la ex- ‘eriorizacién, modificada por la experiencia pre- via, de los remanentes de esas Jantesies, Para [Erikson existe on la adolescencia_un cambio que es fundamentalmente eritien, Este autor habla de tres estadios en el proceso evo- Iutivo, que sintetiza en: nitio, adolescente y tadulto, baséndose en conceptos de Piaget, y aceptando que uno no es un adulto adulto (ai fue un nitio nifo, nf se convirtié en adolescente ‘adoleseente) sin lo que Piaget llama “conflicta” ¥ que él prefiere llamar “crisis” (17). Destaca entonces que, “de hecho, para cada unided de stas, corresponde una etisis mayor, y cuando, por cualquier razén, una erisis tardia es severa, se reviven las crisis més tempranas”. La ado- lescencia adoloscente es entonces, segin este criterio, también conflitiva, como féellmente se puede inferir. 1A ADOLRACENGIA NORMAL, “8 Sobre estas bases, y tenfendo en cuenta el cri- terio evolutive de la psicologia, eonsidero que la adolescenela, més que una etapa estabilizade, 3 proceso, desarrollo, y que por lo tanto su apa- rente patologia debe admitirse y comprenderse [para thioar ane daevineionen an al eantaxta de le realidad humana que nos rodes. El adoleseente atraviesa por desequiibrios e inestabilidad extremas de acuerdo con lo que ‘conocemos de 61. En nuestro medio cultural, nos ‘muestra periodos de elacién, de ensimismamien- to, alternando con audaeia, timidez, ineoordina- cién, urgencia, desinteréa ¢ spatia, que se suce- eno son concomitantes con conflictos afecti- vos, crisis religiogas en las que se puede oscllar el atefsmo anérquico al misticismo fervoroso, Inteleetuallsaciones y postulaclones filooéficas, ascetismo, conductas sexusles dirigidas hacia el heteroerotismo y hasta la homosexualidad oca- sional. Todo esto es lo que yo he llamado una entidad_semipatolégica, ai se profiere, un “sindrome normal de ln adolescencia”| (80) (82) (34) (85) (86). Debo aqut también sefialar, Darentéticaments, que estas caracteristicas no 1edlo ‘son exclusivamente nuestras, de niestro particular, sino que es posible verias en ‘as culturas y dentro de distintos mareos soclo- econdmicos de vida como lo he podido apreciar cen el Seminario Psiquistrico Transcultural sobre ‘Adolescencia realizado en mayo de 1968 por la Asociscién Norteamericana de Psiquiatria du- rante su 124° Congreso Anual (87). La mayor © menor anormalidad de este sindrome normal al que seabo de referirme, so deberi, en gran ee parte, a los procesos de identifieacién y de duelo que haya podido realizar el adolescente, En la medida en que haya elaborado los ducios, que son en ditima instancia los que Hlevan a la iden- lifieaci6n, el adolescente veré su mundo inter- no mejor fortifieado y, entonces, esta. normal anormalidad ser menos conflietiva y por lo tanto menos perturbadora, EL SINDROME NORMAL DE LA ADOLESCENCIA Sintetizando las caracteristions de Ia adole ‘encia, podemos deseribir la siguiente “sintoma- tologia” que integraria este sindrome:1)’ bis- ‘queda de si mismo y de Ia identidad; 2) tenden- in grupel; 8) necesidad de intelestuslisar y fantasear; 4) erisis religiosas que pueden it desde ol ‘ateismo més intransigente hasta el nisticismo més fervoroso; 5) desubieacién tem- poral, en donde el pensamiento adquiere las caracteristieas de pensamiento primario; 6) evolueién sexual manifiesta que va desde el autoerotismo hasta Ia heterosexualidad genital ‘adulta; 7) actitud social reivindicatoria eon tendencias anti o asociales de diversa intensi- ‘dad; 8) contradicciones sucesivas en todas las ‘manifestaciones de la eonducta, dominada por In accién, que eonstituye Ia forma de expresion conceptual més tfpica de este periodo de la vida; 9) una separacién progresiva de los padres, y 10) constantes fluetuaciones del humor y del vstado de énimo, ———_"kWVW.2......- 1A ADOLESCENGIA NORSAL 6 Deliberadamente acopto la contradiceién que significa el asociar sindrome, que implica enti- Gad eliniea, con normalidad, que significaria estar fuera de Ia patologia. Sin embargo, el con- vivir social y nuestras estructuras instituciona- Jes nos hacen ver que las normas de eonducta estin establecidas, manejadas y regidas por los individuos adultos de nuestra sociedad. Es sobre esta intercorrelacién generacional, y desde la mira regente ¥ direstiva, que podemos, y ereo yo que debemos, estar capacitades para obser- var la condueta juvenil como algo que aparente- ‘mente es seminormal o semipatolégico, pero que in embargo, frente a un estudio més objetivo, deede el punto de vista de la psicologia evolu tiva y de la psicopatologis, aparece realmente ‘como algo coherente, Iégieo y normal. Por otro lado, esta manera de encarar el pro- Dlema permite aceptar los desajustes y desen- ‘euentros, valorarlos con mayor correecién y uti- huzar el impacto generacional no como fuente de conflictos negativos, sino més bien eomo encuen- tro inguletante que facilite el desarrollo de la >humanidad. Veemos ahora las caracteristicas fundamen: tales de las situaciones antes enuncladas como “sintomas’” 4 Bigqueda de si mismo y de Ia identidad Establecido el sparato psiquico inmediata- mente despuée del nacimiento (28) y acepten do ademés que el psiquismo esta ya estructurado e una determineda manera durante el periodo

You might also like