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SERIE COMUNICACIONES INVESTIGACIONES RETORICAS Ii Jean Cohen - Tzvetan Todorov Jean Simeray - Claude Bremond roupe Jacques Durand - Lidia Lonzl Pierre Kuentz - Gérard Genette j ep EDICIONES BUENOS AIRES “Tila del original: Recherches Rhtoriques, Communications N° 16 Tradaccion: Beatriz Dorris Portada LEC. © Copyright de la edicion francesa © Editions du Seuil, 1970 (© de oto os derechos en lus catellans ISBN: 8485989.04. Depeito legal: B-24,681-1982 Impreso en E.S.G.. 5.4 Ushoa, 13 - Barbers del V Barcelona Printed in Spain - Impreso en Espa Indice EAN cOMEN Teoria dela figura M1 TZVETAN TODOROV Sinéodoques 45 JEAN SINERAY Error simulado y léica diferencial 59 (CLAUDE BREMOND El rol de “inflencidor” 92 GRUPO H Retoricas particulates (Tstulos de fimes, La clave de los sterios, Las biografias de ParsMatch) 107 JAQUES DURAND Retdsea del niimero 155 Lint Lonzt Aniforay resto 167 PIERRE KUENT2, Lo “retro” 0 i puesta al margen 183 /RARD GENETTE Ls retonea retringids 203 SELECCION BIBLIOGRAFICA Flementos de lectura (Michble Lacoste) - La investigacion retorica contemporinea en los Estados Unidos (Franc Gunter} 293 Sinécdoques Tevetan Todorov 1 Comencemos por una comprobactén: desde hace unos afios se ha dado en Francia un notable florecimiento de reflexiones acerca de la figura (aunque ésta a veces hi sido reemplazada por una de sus partes, la mas devoradora, que incosantemente trata de hacer del todo una de sus proplas partes: la metifora), Ya sea on un anilisis de los princi ios, como Gérard Genetie en Figuras o Jacques Derrida en Acerea de la metéfora originaria 0 en el trabajo de ¢lucidacion y clasificacion de retoricos modemos como Jean Cohen, Francis Edeline o Jacques Durand, cuya suti- Jeza supera en mucho la de sus lejanos precursozes, o aun fen el presentimiento formulado por Benveniste y Barthes, de que la figura rige no sélo el empleo del Tenguaje sino tambien los otros sistemas simbélions. Es ste un sigho del despertar actual del interés por el lenguaje, para decir- lo brevemente, después de siglos de olvide y de deedén? ‘Tomemos literalmente (?) la formula de Nietzsche: “Las figuras retbricas, es decir, la esencia del longusje”. u Desde Cicerén las figures se definen por relacion con algo distinto de ellas, por Telacién con’ otra expresion que hhubiera podido estar en lugar de ellas. Se trata de leorias, sustitutivas basadas en la. posibilidad de establecer una ‘esquivalencia (seméntica) enize dos significantes, uno pro- pio, otro figurado. Bl término no-mareado (el propio) seré Inmediatamente asimilado a une norma, aun cuando no se legue fécilmente a un acuerdo sobre suv naturaleza. Las ‘teorias actuales, en su gran mayoria, no han hecho més, que perfeccionar y afiner esta definicion, La fgura es una eeviacion de la norma, la expresion figurada podria ser 45, reemplazada por una expresion més normal, més comin, més simple, cte., ete, Ahora bien, esta concepcion, obst- nadamente repetids, choca eon ciertas objeciones. He aqui Jas primera 1. Estamos de acuerdo en sostener que no todas las des- viaciones son. figuras; pero nadie ha propuesto un eritario discriminatorio para separar Ins desvieciones-figuras de las desvisciones-no figurs.. La definicion es, pues, al menos, incompleta: le falta la “diferencia especifica”. " 2. qPero qué precio hay que pagar para sostener la posi- ion inversa: que todas las figuras son desviaciones?” aDesviaciones de qué? de una norma. Fl sueno de los Fetoricos modernos fue identificar esta nomna con el c6di- Jo de Ie ie. Yo vend que oo ero fimato de figures representan infracciones a la lengua (por ejemplo, In'mayorta de los “motaplasmas” de Klinkenberg) Pero este niimero slo comesponde a una parte de las figuras; para las otras, hay que busca la norma, no en Ta lengua, sino en un tipo de diseurso, Asi es como Jean Cohet construyé la norma del discurso cientifico y, antes que él, Pfo Serviano 1o habia definido como basado en la ausencia de ambigtiedad, Ia faclided de ln paritrasis, [a no impor- iancia del ritmo, ete. Evidentemente se puede declarar continuacién que cualquier otto discurso (el postico; por qué no, el periodistico, el cotidiano, etc.) es une esviaeion del primero, Pero jqus valor tiene esta observa: ion? Las regles de la lengua se aplican a todos los discur fos: las reglas de un disearso s6lo se aplican a él; decir que estén ausentes en oizo discurso es une teutologla. Cada discurso posee su propia organizacion que no se puede deducir por fuerza invrtiendo la de otro discurso. Afirmar Jo contrario equivaldria & consideror ls sillas como meses desviadas ‘Afirmar que las figuras son desviaciones no es, pues, falso; pero es uma idea cuya utitidad parece problemétics. Y si hos limitamos a las infracciones al cédigo de la lengua, éstas y las figuras forman dos conjuntos en interseccion, Tin echo tgl merece, por ciertn, qiie nos detengamos et 1 (por qué ciertas infracciones Son percibidas como figu- ras?), pero no explica la naturaleza de la figura, Lo cual tampoco da la razén a los recientes “‘detractores” de Ia desviacion, Y esto no sblo porque el rechazo de esta efinicion ceulta a memo, como lo probe la verdadera “eaza de brujse”” a quo fue somotido Jean Cohen, un ‘oscurantismo muy antiguo segin el cual la literatura & un ‘objeto incognoscible; sino también a cause de un principio ‘que podriamos llamar “la relativa independencia del conoct 48 miento respecto do Ia ideologia”, Si ge describe una figura como siendo un determinado tipo de repeticién, la des eripeion puede ser comecta aun si la norma, contraria. mente a las suposiciones del retdriea, no excluye las repeticiones, La teoria de la desviacton fracasa a nivel de la explicacion, pero no necesariamente a nivel de la des- ‘eripeion, 1 No es si, sin embargo, como Arlstoteles define la figura. Para él no se trata dé la sustivucion de una expresion propia por una expresién figurada, sino de la aparicién de un sentido figurado on lugar de ua sentido propio. Las ventajas de esta definicion saltan a la vista: en lugar de 1a problemética equivalencia somintica entre las dos expresio- hes, se coloca como base de Ia comparacion la identidad innegable de una palabrs (sonido o gratia) consigo misma, cuando ésiz tiene mis de un sentido, Basta entonce: deseartar la idea de un sentido propio (etimolégico) para reemplazatia por la de un sentido independiente del con- texto, pereibido eomo principal dentro de un sistema simeronico (facil de establecer en Ia gran mayoria de los casos), Los retéricos han confundido constantemente las dos ope- raciones, y obrado como si no hubiera entre ellas ninguna diferencia, Solo citaré un efemplo extraido del libro de Hedvig Konrad: “Se designan las palabras que producen ‘este efecto extrafio com) ténminos transpuestos y se habla fen este caso de cambio de sentido, Las metaforas son fentonces una forma especial de los cambios de sentido, Asi, el sustantivo cola designe en su empleo metaférico al sustantivo fia..." gComo se explica este “error”? Sin duda por Ja no-distin- ion entre significante y significado; mas exactamente por fsa desventaja inherente a ls semntica de no poder hablar de las palabras més que con palabras. Coma el segunda sentido de cola se deja (aproximadamente) parafrasear por fla, debemos recurrir en la descripeion 2 una segunda palabra: la; Iuego, la operacién metalinguistiea (de dar lun nuevo nombre al segundo sentido de la palabra cola) hha sido tomada por 1a operacion metaférica misma, De alli que en los tratados de retorica clisicos las tradueciones de empleos metaféricos en sérminos “propios” fuera percibi- das como el restablecimiento de una palabra propia er lugar de una metifora. De alli la indignacion fuera de aa lugar de un Breton: el poeta no ha querido decir otra cosa que lo que ha dicho, pero las palabras en las metaforas dicen ‘fra cosa de Io que significan habitualmente. Fontanier es uno de los pocos en ser conscientes de la diferencia entre las dos operaciones; define los tropos como la sustitucion de un significado por otro mientras permanece idéntico el significante; y las figuras como la sustitucion de un significante por otro, siendo el mismo el significado, De alli la famosa (hoy dia, no en su época) querella de Ia catacrosis: no-figura para Fontanier pues no hay otra palabra que pudiera reemplazar, por ojemplo, le ata de la mesa. Pero puede ser que la oposicién impor- ante esté en el otro extremo de la cadena: no entre Ia excepeional catacresis donde no podemos reemplazar el significante presente por otro equivalente, y todas las otras figuras, sino entre la excepeional alegorfa donde esta sust ‘icion'es posible y todas las otras figuras donde no lo es. Vv El adagio: In metifora es una excepelén, se encuentra nnaturalmente acompafiado de su contrario: la metifora es la regla, Vico he desarrollado una de las variantes de esta doa, Hamann y Herder, Condillac y Rousseau han dedo otras (Derrida ‘ha comentado las dos iltimas). Variantes considerables, por lo demés: para Vico el primer lenguaje ‘era metafrico (“Creemos haber demostrado que todos los tropos, cuyo néimero redueimos a cuatro {metéfora, meto- nnimia, ‘sinécdoque, ironfa} no han sido, como se ha quer- do hasta ahora, ingeniosas invenciones de los escritores, sino solamente maneras necesarias de expresarse que todas las primitivas naciones poéticas usaron”) pero s6lo mirdo desde el presente; en la aurora del lenguaje estos tropos eran la tinien manera de expresarse, la manera ‘simple ¥ comin”; eran la expresion propia, mientras que lo que nosotros llamamos asi es de hecho, derivada taxdia. Esta anterioridad se justifica, entre otras cosas, por el hecho de que al comionzo se buseaba una “zelacién natural” entre signos y sentidos; es por esto, ademis, que “las nacio- nes primero mudas, comenzaron a hablar mediante La cescritura”” (esta identidad formal entre la escritura, mas exactamente los jeroglificos, y las figuras retoricas, ya la aafirmaba Clemente de Alejandria: los jeroglificos significan también “por simbolo; mediante topos"). Nietzsche, en cambio, afirma que actuaimente todo el lenguaje ¢s metaforico. La palabra (el concepto) no desig. 48 ‘na un hecho 0 un fenémeno sino mediante la abstraccion omitiendo muchos de sus rasgos. “Todo concepto nace de la identificacion de lo no idéntico, Asi como una hoje nunea e5 totalmente idéntica a otra, también el concepto hhoja ha sido formado gracias al abandono deliberado de esas diferencias individuales, gracias a ur olvido de esas caractaristicas”, Pero esta identificacion de la parte con el todo es una figura de retériea: la sinéedoque (Nietasche la ama a veces metéfora, a veces metonimia). ‘Todo lenguaje esti, pues, constituido por tropos: “Ne hay expresion propia ni conocimiento propio sin metifora”. Es por esto que la metifora se eleva al nivel de rasgo distintivo de la hhumanidad: Nietzsche habla de “ese instinto que impulsa a hacer metiforas, ese instinto fundamental del hombre del que no podemos hacer abstraccion un solo instante, pues harfamos abstraccién del hombre mismo” y llama al hombre, un animal metaférico. Estas expresiones son indudablemente_ menos “metaféri- eas” de lo que parecen, Cuando los lingiistas modernos se interrogen, a raiz. de trabajos sobre la comunicacion ani- mal, acerca de los rasgos especifieos del lenguaje humano Negan @ conclusiones no muy alejadas de ls de Nietzsche, Uno de esos rasgos seri tn posiblidad de utilizar palabras en un sentido no conocido previamente por la comunidad lingiistica hacléndose entender no obstante perfectamente; Gicho de otro modo, ec la aptitud para formar melifores, La teoria de Nietzsche pone coto a ese eepiritu pedante en cuyo nombre se nos obliga @ suprimir toda metafora de ‘nuestro discurso si queremos busear la verdad, el conoci- miento o la ciencia. Esta no es, dice Niewsche, més que luna exigencia de servirse de metiforss guitadas, “El aeto de conocer es sélo el acto de trabajar sobre las metiforas mis aceptadss”. ‘Ser veridico, es emplea las metaforas ‘usuales”, Pero si decimos que todo en el lenguaje es metaférico, que Ja Gnica diferencia existente es “entre coshumbre y nove. dad, frecuencia y rareza”, rechazamos la singularidad de la metéfora, renunciamos entonces a su existencia misma. Nietusche eseribe: “Es solo gracias a su captcidad de olvido gue el hombre puede Megar a creer que posee una ver dad..." Pero el olvido existe, Negar el olvido es negar el cambio, la historia; 0, en términos ssussurianos, la diferen- cia entre sineronia y diacronia, $i discrénicamente todo el lenguaje es metaforico, sinerdnicamente lo es sélo una de sus partes. Paradéjicamente el interrogente sobre el origen procede de un pensamiento ahistorico, 49 v Junto a la teorfa “elisica” de la metéfora como excepeién Joa la teoria “romantics” de la metifora como regia, Existe tna tercera teoria que podrfamos llamar formal" Ia que intenta deseribir el fendmeno lingtifstico en mismo y dentro de los limites de un corte sinerénico. Ya se la vio anunciada por Aristoteles, bajo una forma, a decir verdad, desventajosa; no s6lo a causa de la creencia en el sentido propio, sino también de creer que ol nuevo sentido reomplaza al antiguo. I. A. Richards sera el primero en sefialar que, més que de ua sustitucién, se trata de una interaccidn,’ Bl sentido principal no desaparece (si no, no hhabria metéfora), s6lo tetrocedo a un segundo plano, de tris del sentido metaférico; entre ambos se establece’ una relacion que parece ser una afirmaciOn de identidad, una equivalencia (“como la palabra misma lo prueba”). Pero la equivalencia o la identided no es tampoco una relacion simple, .. El estudio de la metafora pasa a ser un capitulo dentro del estudio de la interaccion de los sentidos (mets- éricos © no); una obra fundamental le ha sido consagra- dai The Structure of Complex Words de William Erapson, primera teoria de los sentidos miiltiples. Una explicacién tal no vale evidentomente mis que para los tropos. En lo que concieme a las figuras (sin cambio de sentido), Du Marsais habia sefalado una via posible: ‘considerarlas una parte de las relaciones entre unidades linglisticas: aquélles que sabemos identifiear y denominar; son como figuras geométrioas splicadas sobre Ia transpa- rencia del lenguaje: repeticiones, antitesis, gradaciones, quiasma; son como una red a través de la cual comenzamos f percibir lo que gozaba hasta entonces de la invisibiidad de lo “natural”: el lenguaje. La figura retorica es lenguaje perebido como tal. Es lo que Novalis llamaba Selbst sprache y Khlebnikov samovitaja rech. vi Fodemos iustrar Ia relative independeneia de la desi ton rexpecto de la expicacion recutriendo st andlish que fhce Francis Basle de los topos 3, mie en peiculs, de Fe ciogctogte, Arf tumu‘en Tor Cuchow ue (dan eh Tey Lear donde la tesora hija sempre menosprecada se revs‘ nl com la mis bello las niet Einsedoque, qué fue. abnndonaan darante micho Uempo Shasta llega’ ignorar eu ecitenci debido sts herma 50 nas mayores, Metéfora y Metonimia, se nos aparece hoy como la figura central (Fouguelin y Cassirer ya lo habian presentido). En su estudio sobre la sinéedoque, el grupo de Lieja omé en serio un principio que todo el mundo acepta hoy 'y fextrajo las consecuencias; su andlisis es justo si el principio @e que. es posible descomponer una palabra en el plano seméntico, es verdadero, Hstos autores nos recuerdan que tela descomposicton que hoy se llama sémica o eomponen- cial, puede ser de dos tipos: el primero es conjuntivo y ‘material: un sillon debe tener un asiento y un respaldo ¥ brazos y patas, ete el segundo tipo es disyuntiro y conceptual: una esfera puede ser o una cabeza 0 una polota 0 una sandia, ete, Dicho de otro modo, en este segundo caso extraemos de cabeza, pelota, sundia, una propiedad (un sema) comin que se considera como una clase (€l sentido comin quiere que “esférico” cea una parte de “cabeza”, pero desde el punto de vista logico “cabeza” es un elemento do la clase “estera”). Por otra parle podemos descender © remoniar la catiena de sontidos que asi se engloban, obteniendo asi una singc- doque generalizadora o particularizadora, Bvidentemente, la generalizacion tiene un sentido diferente segin quo I ddescomposicién sea material o conceptual: “la ‘parte’ ma- terial es menor que sti todo, mientras que ia “parte sémica 5 mas general que el todo” La sinéedoque consiste en emplear la palabra en un senti- do que es una parte de otro sentido de la misma palabra, segin uno u otro tipo ‘de descomposicién, uaa ofa direceién. La famosa “vela” empleada en un sentido proxi- mo al de “barco” es una singcdoque material particulariza. dora; “hombre” en un sentido préximo al de “mano”, generalizadora, ete. La metéfora, pues, no es sino una doble sinéodoque. En la metifora todo ovimre como si un sentido intermedi, Ia parte idéntica de los dos sentidos en juego, hubiera funcio- nado como sinéedoque de uno y otro, Para que ambos sentidos puedan ser absorbidos por el mismo significante (como si no fueran dos sentidos sino uno solo), se prosede “primero” & una representacion sinecdoquica de cada sno. Por ejemplo —flexible~ es una sinéedoque parn —junco— ¥ ara muchacha, lo que permite dar a “junco” un senti- ‘lo melafGrico proximo al de Ia palabra “muchachs", La metonimia es también una doble sinéedoque, pero de sentido contrario: os simétrica e inversa a la metifora. Aqui cada uo de los dos zentidos funciona com> la sinéedoque de un tercer sentide que las engloba. Cusndo 51 nombramos al autor para hablar de sus obras, tanto uno como, otras funcionan a la manera de sinécdoques en relacién con un conjunto més vasto que incluye la vida, las bras, ete, Establecer una equivalencia entre ambos senti dos @ posible pues ambos perieneven al mismo conjunto, ‘Todavia no entrevemos todas las consecuencias de este analisis 1ogico. He aqui una muy simpl2 que ilustra clara mente la inatencidn sufrida por los hechos retéricos hasta ahora: Jakobson identifica la condensacién de Froud con la sinéedoque; Lacan lo hace con la metifors. zSe tzata de ‘una contradiccion? No, pues la melfora nos mas que una doble sinéedoque, vu @Por qué clasificar las figuras retéricas? Lo que se les Teprocha a los antiguos retoricos es haker hecho clasifica clones que no nos revelan nada esencial sobre las propieda- des de las figuras (sin hablar de inconsecuencias logieas, de clases entrecruzadas, ete.), El aporte positivo de los lin- alistes consisie en ‘haber buscado, dewis de las figuras Individuales, us catogorias que estan verdaderamente en juego o intentado formular las reglas de una combinatoris cuyo producto serfan las figuras. En ase sentido, como dice Frye, clasificar es clarificar. sas categorias son de muchos tipos, El mds evidente concieme a la naturaleza de las unidades linglifsticas en las ‘que se realiza la figura. Keta sorie de categorias se subdivi- de, a su vez, inmediatamente en dos, segiin se observen las dimensiones’ de la unidad osu nivel (puntos de vista sintagmético y paradigmético), Hn el primer caso, se pue- den aislar los siguientes gradlds: 1°) el ronido (o'la letra) aislados; 2°) el morfema (ola palabra!; 3°) el sintagma; 4°)la frase (o el enunciedo), Y en © segunda, 1°) los sonidos © la grafia; 2°) le sintaxis; 3°) a seméntica. Den- ‘ro de esta iitima ‘clase habri que oponer las telaciones seménticas sintagméticas a las relaciones seminticas para digiméticas. Por cierto, algunas figuras particlpan de mt chas categorias a la vez, por ejemplo, la repeticion es wepeticién de sonidos (letras) y de sentidos al mismo tiempo, Una segunda dimension, menos evidente, concieme a las operaciones de las que fesultan cada una’ de las figuras, El upo de Lieja y Jacques Durand coinciden en yer cuatro operaciones: adjuncidn, supresion, susttucion (es decir, supresion y adjuncion} y permulacion, Tul divisién 52 ciertamente irreprochable en el plano légico; pero pods ‘mos preguntar hasta qué punto corresponde a las propie- dades esenciales de las figuras y no es un simple procedi- miento mnemotéenico. Ullmann presentaba ya una clasficacon ‘deo cambios seménticos en tes partes estensin, resivlecion y desplazamionto; ghemos’ acaso avanzado ‘mis con esto en el conocimiento de las figuras? ‘Aun no se ha llegado a un acuerdo sobre los otros tipos de categorfas que hey que introducir en esta combinatori. Jacques Durand mosir que se pueden distinguir con pre- ision en la relacion de dos términos, grados tales como “identidad”, ‘‘similaridad”, “diferencia” ‘y “oposicion”; el grupo de Lieja califiea esas operaciones como “simples”, “parciales”, “completas”, etc. Es posible basarse también cen categorias mas lingiifstieas como lo hace Jean Cohen ¥ hhablar de sentido afirmado y sentido supuesto; o también de ambigitedad, acuerdo, etc. (ninguna clasifiercion es de- finitiva). vit Si un autor de le época clisica emplea le palabra “lama” en sentido metaforico, no se puede afirmar que quiera decir amor. Quiere nombrar un sentido que no puede sor nombrado con exactitud por ningin otro significante, La palabra “llema” empleada asi es el medio més directo que existe de significar lo que significa, “Llama” no significa amor en el sentido en que “amor” significa emor. Cudl es, pues, el papel de Is. palabra “amoe”” en. ese 2507 : 4por qué se lo ha evocado tan frecuentemente? El sentido “es inseparable de la palabra (el signifieado del significante), no existe uno sin el otro, ¥ un significado no. se deja nombrar por dos significantas, Sin embargo las palabras no son islas solitarias, se comunican entre ellas fonman, sino un sistema, el menos un conjunto. La unidad'de yelacion significantesignificado no impide Ia existencia de relaciones de im tignifiead con otro, Bs ast como Ia palabra “llama” empleada metaforicamente evoca (pero no significa) 1a palabra “amor”. “Amor” 5, decl- mos, la perffrasis mis préxima mediante Ia cual ee” puede reerear el sentido de la palabra “llama”, cuando ésta es empleada metaforicamenta, Existen entonces dentro del sistema verbal dot tipos de relaciones que, a primera vista, tienen ambos algo que ver con la significacidn, pero que son sin embargo suficiente- mente especificos como para merecer cada uno un nombre 58 diferente, Llamamos a In relaci6n entre el significante “Tiara” y el significado “ama”: signifieacion ya la que existe enlze el significado “llama” y el significado “amor” simbolizactén. Los tropos nos ofrecen, pues, el eédigo de Ja simbolizacion ya que formulan las diferentes relaciones osibles entre un signifieado y otro, 0 mejor, de un ‘Simbolizante a un simbolizado. La relasién simbdlica con siste en la asociacién estable de dos entidades de la misma naturaleza y que pueden existir independientemente una dela otra. Varias de las propiedades atribuidas comiinmente a los signos deberin ser atribuidas a los simbolos. Se dice, por ejemplo, que el significado pasa a ser a su vez significante f inicia asi un proceso en cadena; akora bien, e3 s6lo la simbolizacién la que puede prolongurse de este modo formando cadenas infinitas; la significacion se limita a la union de un significante y de un significado, i Es necesario que roubramos aci el expediente de “a arbi- ‘wariedad del signo”. Esta euestion de dos mil afios de antigieded fue puesta nnuevamente de moda por Saussure quien afirma la arbite riedad del sigmo y, mis recientemente alin, par Benveniste aque le replica: el signo no ep arbtrario sho necesatio, De ferto derivé una larga dscusion cuyo resumen puede leerve en la exis de Engler, ‘Ahora bien, Ia cuesiién no se plantea de la misma manera segin se tale de un signo 0 de un simbolo. La relacion entre tin slgnifcante yun snificado es ebtjntoxiamente inmotioada;.es Impensable que una sucesion de signos frificos 0 sonoros se parezcs (0 sea contigua, ete.) # un sentido, Pero al mismo tiempo esta relacion necesara, en el sentido de que el significado no puede exisir sin el signficante y vieeversa, En cambio, nel simbolo, la relacién entze simbolizante y simbolizado es no necestria (o “arbitrara”), pues tanto al simbolizante como a simbe lisado pueden éxistir fuera de esta telacion; por esta mis: tua ruz6n, Ia relaclén sGlo puede ser motionds, pues do otro modo nada nos obligaria a establecerla, No existen, Dues, signos parcial 0 relativamente motivados, porque Ia Felacion de sigaificacion implica la inmotivacion; en car: bio, todes los sfmbolos son motivados, ¥ no s6lo algunos de “las, ‘aunque de maneras diferentes, Benveniste fo he. ba sefilado "en ‘otro estudio: “A diferencia del signo 54 linglifstico, estos significantes miltiples y este significado linico [nosotros decimos: simbolizantes y simbolizado] es. ‘tan constantemente vinculados por una telacién de motiva GUE sucede, pues, con es que cominmente se llama la Smotivacién ‘del signo”? Tomemos primero el ciso. més frecuentemente citado, ol de las onomatopeyas: “cuci" 0 “susurro” ‘se supone que son signos motivados pues se arecen a las cosas que designan, Pero, vemos en el acto que no es Ia relacion de significacién la motivada, sino la de denotacién (0 de referencia). Los sonidos “enc” no se arecen (no pueden parecerse) al sentido cued sino. al teferente (el eanto dal pijaro) 0 & st representacién men. tal (sta reomplaza al referente ¥ en ningun easo e: identi, a al significado). Bn este sentido, la denotacion es un caso particular de simbolizacién. Saussure, al hablar de arbitrario (y queriendo decir inmoti- vado), no confundié la relacion signo-teferente con le de Significante a significado. Por lo demi, es muy corsciente de Ia primera de estas relaciones y reserva a su estudio un nombre particular: onfmico, “Lo mas grosero que hay en Ja somiologia es el caso en que ella es (por azar de los bjetos elegidos para ser designados) una simple onimica”, BLreferente-es un “ser exterior” al lenguaje El segundo tipo de “motivacion” es el derivado de los ‘tropes. Los sonidos “vela"" y el sentido vela constituyen tuna relacion inmotivada; pero el sentido velo y el sentido (que provisoriamente podemos designar con) Barco forman luna relacién inmotivada; si, pero s6lo la primera relacion fe de significacion, la segunda es una simbolizacion, Esta ‘motivacion es posible porque dos sentidos pueden parecer: se (0 ser uno parle del otro, ete.), asf eo1no pod hacerlo el significante y el referente en el caso de “euct"; pero un simificante y un significado jams pueden pare: Queda In tetera “motivacién", a saber, motfologica, del tipo pera-peral/manzana-manzeno”, Jakobson amplid hébil- mente esta nocién hablando de una motivecion diagrams. ‘ica. Basta, sin embargo, examinar sus ejemplos uno por luno para descubrir que ‘no conciernen jamal ino a la relacion de varios slgnos. Una relacisn, digamos, de suoesién, o de gradacién, o de antitesis en el orden de. signi. ficante puede parecerse a una relacién en el orden dol significado; pero ya no es la significacién la motivada, sino Ja organizacion del diseurso. 55 4 EL Lenguaje, que es un sistema de signos, esti invadido por Dlzos muchos édigor que’ ton, todor los, slatomas de Simbolos, a tal punto, driamos, que la comunicesion pasa por un sistema de simbolor, no de signos’ (lo cual no Sinifica volver la teoria “romantiea” de la metafora se fmta aqui de sineronia, no ce diacronta, y-del desplaza- tiento de un datema por ol. Tambien e pesble pensar, 2a manera de Vieo, que es la significacon Ta. que reer: Puza a ln sunbolimelén), No able causa de soa forma, Gatalogads dasce hace mucho tiempo pero cuya importan. Ene ha subesinado, Hamada “etdlogia popular” de fquélla,Ilamada por iakobson, por analog, "etimologis podties” donde, gracias «la paronomisis, el pools nos da EE impresion de que lor sentidos de don pelabres estan Tigados; no sélo en el amgot o en al eufemismo donde la presencia do, iguras retricas = evident, tino también en Foe casos mas simples do la connicacin cotidiana en Ta dquo co habla siempre para decir “otra cosa”, por sinéedo: dhe, metifora, anifaas 0 metonimia. Como lo ha most dD Gerard Genette ee Proust, mds que etalgulerIinghsta © temldtico, quien tomé conciencia del empleo generalizade dat “longuafe indineto™ Yeslo no es excisividad del Stln de los Guermantes; cuendo tn joven dogn sa un Gufemismo, babla por matifor; pero’euando nombra Tos Sreanos sexueles por sa nombe, perm indica, por motonimia, que ha legndo a Ia edad en que ge condce ol hombre de las coms. Nos catzaré todavia menos asombro ver que Ios otros Sistemas Usados en ia soctedad funcionan mediante simbo- Jos y no medionia sigios. No es un waar que Gelb descu tim la telacion pars pro foto en la base de fz excitura que Frazer y ‘Mase describen el “lenguaje” de la magin en términos cast retdricos; que Frevd lo bags, no slo para el inlercembio verbal coliiano sino tambien para Tor suelo que se nos mucsie hoy dia que Ia publicidad depende plenamente de este proceder. Hl grupo de Lieja se ha lanteado como trea explicita descr Int figuras retri fas dentro de los sistemas no veroale; las ballain, no en ‘azén de wn fel azar, sino porgue lay figuras desriben Ia ‘ariedad de las celaciones entre simbolizantes ¥ simboliza tos, Freud ya habia perebido esta unidads "Eats simbol- fa no ev exclusive de lor seem Ia eneontramor on todas ies fantasies inconscientes, en iods ls. representaciones tolectivas y, on especial, en los populares: nel folklore, Tos mites, las Teyendas, fos proverbs, los juegos de pale 56 bbras corriontes, ..”. ¥ Benveniste, al comentar este texton habia visto muy bien el grado de pertinencia de esta simbélica en el lenguaje: se da “en el estilo mis que en la lengua”, en “las grandes unidades del discurso mis que en Jas “unidades minimales”, en “el viejo catilogo de los tropos”, La semidtica deberd hacerse simbolica. La descripeion retorica de las figuras quizs no sea perfec: ‘a, pero al menos tiene el mérito de inventariar numerosas formas diferentes y do velar por quo las diferencias no se borren. Ya es tiempo de que dejemos de maravillarnos ante la posibilidad de reducir todas les figuras a dos solas: semejanza y contigiidad, Si Mauss, Saussure (a través de Kruszewski) y Freud utilizan esta dicotomia, no hay que ‘creer que esa coincidencia milagrose contirina Ia verdad de la oposicion: simplemente, los tres se han referide a una lasificacién, en ese entonces corriente, de las asociaciones celpias, Como dice Nietzsche: “x alguien ocala algo iss un matorral y luogo lo busea en eae preciso lugar y 10 encuentra, no hay nada que alabar en esta bisqueda en este hallazgo. ..” ‘Ya no se podria reducir el icono de Peitee a la metiéfora y ‘su indicio a la metonimia, Contrariamento a la metoninia en que los dos sentidos (0 los dos objetos evocados) deben ‘encontrarse en contigitidad real, el indicio exige que el signo mismo, en su materialided, esté ligado a 10 que designa. De alli los ejemplos de Peirce: oe pronombres personales (y toda la deixis en general), que por elerto no son metonimias pero que denotan, por ejemplo, a la perso- fha que habla y que se halla asf en contacto directo con el dliscurso. © el humo por el fuego, el baromeiro por el tiempo, la veleta por el viento: estin, en el momento mismo ‘en que los percibimos, on contacto directo con 10 que designan. Es por esto que toda referencia, en el sentido preciso (descripeion de un objeto presente), se ‘hace por medio de un indicio, aun sila frase misma no esta compuesta mis que por “simbolos” (en el sentido de Peirce): Peirce, como Saussure, considera la relacion con el referente como exterior a la esencia significante del len- gusie. Es por esto también que, desde In perspectiva de Peirce, uns lengua puede no tener indieiog @ condicién de que 10s reemplace por gestos ostensivos: “los egipeios no enjan preposiciones ni pronombres demostrativos, se rele. isn siempre dizectamente al Nilo, Bn cambio los esquima- Jes estan tan bien envueltos en sus picles de oso que tienen demostrativos que distinguen: hacia Ia tierra, hacia fl mar, al norte, al sur, al este y al oeste, .." En cuanto al icono, debe poscer una propiedad en comin 87 con ol objeto designado; ejomplifien (exhibe) sus cuaida des, Es por esto que fa onlomatopeya ex tm icono y una tmancha negra ex sl feono del color negro. La mekdfors tambien puede eer un icone, pero solamenie en la medida en que preserva un propiedad del objeto designade (Peitos estd en este punto mas corea, pues, de Edeline que de sus comentadores habituales). Los’ {conos se dividen en tee clases asi definidas: “Those which partake of simple qual tice... are, images; those which represent. the yelallona, Intinly dadic, oF so regarded, of the parts of one thing, by analogous relations in thelr own parte are diagrams; {howe hich represent the zepeesentaive character of @ Tepraven, amen by representing parallelism in something the, re metaphors x La copresencia de la significacién y de la simbolizacién en el lenguaje podria resolver una oposicién a primera vista irreductible: la existencia entre Retorica y ‘Terror o- g términos més recientes, entre leetura plural, infinite y | literalidad de la literatura, ;Como es posible entender las palabras a la ver “literalmente y en todos los senti, dos”? ia significacién s610 puede ser literal, Los poetas que lo afirmaron han sido mejores lingiistas que los profe. sionales: Ins palabras no signifiean mas que lo que signifi ean ¥ no hay ningin otro medio de decir lo que dicen; todo comentario falsea su significacion. Cuando. Katke dice “un castillo” quiere decir un castillo, Pero la simbolizacién es infinita; todo simbolizado puede Ser a su vez simbolizante, abriendo asf uma cadena de sentidos cuyo desarrollo no se puede detener. El castillo simboliza la familia, ! estado, Dios y también muchas otras cosas. No hay contrediccién entre las dos: y es Rimbaud quien tenia razén. lia teoria Literaria necesitaza, pues, tanto de una seméntica como de una simbdtiea. Contre National de la Recherche Scientifique 58.

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