You are on page 1of 18
EL ESTRUCTURALISMO DE LEVI-STRAUSS ‘Se hablé cuando Heidegger era mis oi podria hablarse de I “moda estructralit” Ls importante y muy na doetrina Desde hace tiempo algunos de mis ‘estudiantes de antropologia me han pe- Wid wna revs ertica del extract ralismo del profesor Lévi-Strauss. Es decir, una critica que vaya més alli de Tos comentarios y de las referencias o- casionales hechos en mis cursos, que suelen estar tefidos de cierta beligeran- cia. Sin pretender que esta exposicion Pajele satsfacer la demanda te loses tudiantes, puede eee sinem- boo. g que expresa algunas de mis en tales a las ideas del ad és. La mayoria de las jones criticas que van a escuchar ‘comparto con un buen niamero de iente aquellos que ae secs ce a corhenns 2. po la antropologia tad Ete neoevolucionismo =... espera, onces, de una mejor ‘para desarrollar un exa- ‘men sistemético del estructuralismo de Lévi-Strauss, nos conformaremos aho- 1a con la revision de algunos de aque- los principios y conclusiones que pare- turalisma es una doctrina muy ides, la mayor consist on cen de mayor importancia. Debo advertir que el estilo de este articulo corresponde al de una confe- rencia, 0 mds bien charla, que debia darse ante un piiblico de estudiantes de antropologia de todos los niveles. Laconferencia no leg6 a celebrarse de- a las circunstancias, de todos co- nocidas, en que ha vivido nuestro mun- do académico durante los iltimos me- ses, Decidi, sin embargo, no alterar el estilo, que me parece corresponder, de todas maneras, a las exigencias de’ ex- posicién ante un auditorio variado y con intereses diversos. Comencemos tratando de aclarar al- gunas oscuridades y confusiones sobre los términos estructura y estructuralis ‘mo; tan usados y abusados hoy dia en antropologia. “primer lugar”, no se trata de conceptos nuevos, sino de términos frecuentemente empleados en antropo- Togia desde hace largo tiempo. De ma- nera especial, en nuestra disciplina el concepto de estructura social fue desa- rrollado por la antropologia briténica, y sobre todo por uno de sus tebricos inds importantes, Radeliffe-Brown. Sé- To la conversién del estructuralismo en una moda, es decir, la difusién de esta idea fuera de los citculos de especialis- tas, ha permitido considerarla como una novedad. En “segundo lugar”, debemos dese- char la pretensién, que oimos con fre- cuencia, de establecer una antitesis en- tre estructura y funcién. Estructuralis- mo ¥ funcionalismo son conceptos ge- rmelos. En realidad ambos representan tendencias de contenido més metodo- légico que tedrico, que se dir ha- cia el mismo objetivo. O sea, hacia la comprensién de la organizacion y fun- Glonamiento de las soctedades hisme- nas. Radeliffe-Brown y Malinowski, cu- ‘y0s pensamientos se separan e incluso ‘a veces toman formas polémicas, esta- ban completamente de acuerdo en con- siderar a la sociedad como un todo or- ganizado, como un sistema de partes interdependientes, ninguna de las cua- les puede ser modificada sin cambiar a las otras y sin modificar el todo. En o- tras palabras, enian a la sociedad co- ‘mo una estructura, en el sentido técni- co que este término tiene en las cien- cias sociales. En efecto, la nocién de estructura ‘equivale a la de un sistema estable en ‘su conjunto, en el que cada una de es- tas partes esté afectada por el todo a que pertenece. La naturaleza y la fun- cién de cada componente dé una es- tructura estan determinadas por su sicién en el conjunto y por sus relacio- nes con los demds componentes. Al agregar a la nocién de estructura el concepto de funcién, como lo hicie- ron casi simulténeamente Malinowski y Radeliffe-Brown, lo que se hizo fue ‘aclarar la idea de que cada una de las partes de la estructura posee una fun- cién, o una serie de funciones, que sultan indiopesables para el manten- miento de la estructura y también pa- ra su modificacion. De esta manera, como decia antes, estructura y funcién son conceptos complemetaris « insparables tanto en la teoria como en la metodologia antropolégicas. La descripcién estric- tamente estructural de una sociedad no haria mds que damos algo asf como su esqueleto, su forma, su anatomia. La descripcién funcional, por otra par- te, si se quedara solamente en ésto, nos haria ver cémo se realizan las acti- vidades sociales necesarias para la exis- tencia y la perpetuacién de un grupo determinado, pero nos dejaria sin in- formacién suficiente sobre su armazén institucional mds permanente y esta- ble. Desde el punto de vista metodolé- ico, uno puede concebir que estas dos ‘maneras complementarias de enfocar una misma realidad, puedan traducirse en orientaciones formales muy distin- tas de la investigacién social, y en pro- ductos elaborados de estas investiga- ciones tan diferentes, por ejemplo, co- ‘mo son los andlisis de Radcliffe-Brown sobre la organizacién social de los abo- rigenes australianos y las descripciones la vida de una sociedad al estilo de las monografias de Malinowski sobre los islefos de Trobiand. Es evidente que el enfoque funcio- nalista ha demostrado poseer un ma- yor poder descriptivo de la vida real de na comunidad. Adolece, en cam- bio, de una cierta ince ic gene- ‘alization, de poder trasladar los fesul tados del estudio de una sociedad a o- tras sociedades, y en consecuencia de servir de fundamento a una teoria ge- nneral. Expresada en su forma més ex- trema, esta incepacidad de generalize cién conduce a la afirmacion de que ‘cada sociedad debe estudiarse como tun problema independiente, como un ‘cas0 tinico, y no como un individuo 0 miembro de una especie o de un gé- nero. El enj ‘estructuralista, en cam- yer topectiad gr Tallzante y, en consecuencia, predict ‘va, Busca, a través y por medio de las ‘formas individuales, la expresion de ti- pos generalizados. A cambio de esto, ielietiracturalismo con frecuencia qui- 24 ha resultado excesivamente abstrac- to. Por eso mismo, mientras resulta di- fieil discutir la materia factual de una ‘monografia de Malinowski, es relativa- mente facil polemizar con las conclu- siones del estructuralismo, sobre todo desde el angulo del individualismo et- nogréfico y sociolégico. Considero nezesario hacer estas acla- raciones porque existe la idea errinea, pero bastante extendida, de que los onceptos de estructura funcion,y con ellos las lamadas escuelas estruc- turalistas y funcionalistas, constituyen posiciones teéricas distintas y aim o- puestas. No hay, por supuesto, nada de ésto, a no ser que se considere, por ejemplo, que ia friologia y la anato- mia del cuerpo humano constituyen 33 también escuelas teéricas en oposicién, y no simplemente dos maneras abso Iutamente necesarias y complementa- rias de contemplar y estudiar una mis- ma realidad. Cuando Radel ffe-Brown, por ejem- plo, buscé titulo para un volumen que recoge algunas de sus contribuciones ‘més importantes a la teoria antropélo- -gica, no encontré otro mejor que el de “Estructura y funcion en la sociedad primitiva.” El propio Malinowski cuen- ta que decidid usar el término funcio- nalismo, no movido por razones teb- ricas, sino buscando maneras de dife- renciar claramente su estilo de trabajo y los propésitos de su investigacién, de aquéllos que habjan caracterizado hasta el momento a los antropélogos ingleses. En “tercer lugar”, otra aclaracién importante que me parece necesario hater es la siguiente. Se acusa con fr cwencia, tanto al estructuralismo co- mo al funcionalismo, de ser antievolu- dad y la conveniencia del método his- térico. Ya he dicho en otras ocasiones e el rechazo del método hist6rico 0 liacrénico en el estudio de la sociedad, es, en Radcliffe-Brown lo mismo que en Malinowski, una actitud metodolé- gica y de ninguna manera una posicin tedrica. Esta actitud ahist6rica, por in- comprensible que nos parezca hoy dia, tends sus razones, relacionadas con v0 rios factores de los cwales destacan los siguientes: Uno: elclima de la antropologia bri- ténica a fines del siglo pasado y a prin- cipios de éste, caracterizado por los extremos del evolucionismo unilineal, 34 del difusionismo heliocéntrico y de la especulaciin histérica, Quienes esta ban tratando de establecer wna base cientifica parc la antropologia social, tenian que entrar necesariamente en conflictos con las viejas escuelas de ti- po histérico. Dos: la naturaleza misma de los gru- ‘pos humanos estudiados por Radcliffe- Brown y Malinowski, y después por algunos'de sus discipulds, como Firth, Fortes y Evans-Prichard. O sea, socie- dades sin historia en el sentido formal de la palabra;es decir, sin escritira pro- pia y sin documentos escritos sobre ellas.Cualquier tentativade reconstruc- cién histérica de estos grupos (austra- lianos melanesios, africanos) tenian que resultar extremadamente especulativa, ademas de costosa y poco productiva, como se ejemplifica en el caso de Ri- vers y su historia cultural de Melane- sia A estos dos factores Aguirre Beltrén propone un tercero: la aceptacién ge- hetalisada en Inglaterea del amato arwinismo sociel, que redcta las 20- ciedades primtivasa rezagos del pro- ceso evolutivo, a formas fracasadas 0 a expresiones de degeneracion social 9 cultural, 4 Todo esto explica, o contribuye a explicar, la violencia de la polémica de los estnucturalistas y funcionalistas bri- tinicos (en una palabra, de la nueva antropologia social), contra las viejas cescuelas histdricas y evolucionistas. Pe- 10 esta polémica no debe ser confun da con un rechazo del evolucioni como concepto tedrico y como real dad, ni del historicismo como méto- do y técnica de investigaci6n, En otras oportunidades he relatado cémo Radeliffe-Brown y Malinowski cambiaron su posicién, al igual que muchos de sus dscipulos, cuando ti vieron que tratar con sociedades con eseritura 0 sobre las cuales existe una abundante documentacién. El cambio principal de Malinowski se produjo a raiz de su toma de contacto con las so- ciedades colonizadas de Africa, cuya historia, a partir del contacto europe, puede ser facilmente reconstruida Otros notables ejemplos son los de Murdock y Redfield, en Estados Unidos, que se ‘Sintieron obligados a adoptar técnicas hstricas y a manear conceptos evo- lucionistas en el estudio de los proce- sos de trasculturacién y de cambio de las estructuras sociales. Resulta evidente hoy dia, para cual- quier antropdlogo que se haya mante- nido dentro de la corriente principal de nuestra disciplina,que la estructura de una sociedad pueda verse y debe verse tanto en términos sincrénicos co- mo diacrénicos. Es mds, de hecho la estructura social no puede ser enten- dida de otra manera. Un enfoque me- ramente sincrénico nos dice sélo cual ‘puede ser la forma y la funcién de una institucién determinada dentro de un contexto global en un momento dado. Pero esta forma y esta funcién tam- bién deben ser estudiadas dentro de una estructura de cardcter temporal, diacrénica. El antes y el despues son tan importantes como el ahora y aqui, y como los procesos por los que se trascurre de un estado a otro. Una “cuarta” y tiltima “aclaracién”” es igualmente riecesaria. La antropo- logia no puede tan siquiera reivindi- si el mérito, cualquiera sea Gite! de la elaboracién y aplicacién del ‘concepto de estructura. Tendriamos que referimos, desde luego, a sus an- fecedentes filos6ficos, particularmen- te en Hegel, y al notable desarrollo de Tas ideas estructurales en biologi, psi- cologia, economia y fisica. La palabra ‘estructura, por ejemplo, incluso ha da- do nombre a una notable escuela psi- coldgica modema, la gestaltiana, que tiene muchos puntos de contacto con la antropologia. Los economistas Ile- van mucho tiempo hablando de es- tructuras de cambios estructurales, ra referirse « fendmenos de natura- Aza semejante los que nosotros esti diamos bajo los mismos nombres. La teoria de la relatividad es un plantea- miento estructural de ciertas leyes de la fisica, y en particular de las newto- nianas. ‘Sin necesidad de recurrir a discipl- ‘nas ajenas a la nuestra, basta pensar en los ebricos dela soctologta del XIX y de los comienzos del XX. Podria un comenzar con el padre mis- ‘mo de la sociologia, Comte, y encon- ;, claramente expresado, el de estructura social y con él Ta casi totalidad de las ideas’y enfo- ques concomitantes. Sin embargo, quien desarrollé con eed Scorsese a de estructura, y a la vez mostrd sus po- sibilidades andiiticas, descriptivas y ‘comparativas, fue Marx. Después de Mare deberiamos mencionar a Dur: hheim, el generador de la mayor parte de las ideas tedricas de la antropolo- _gia social britinica; a Max Weber, con- tinuador en polémica del pensamiento sociolégico marxista; a Pareto, a Mos- ca, a Wittfogel, y a otros de parecida importancia. En resumen. Primero, el estructura lismo no es una novedad en antropo- logia, sino una tendencia de rasgos bien acusados desde comienzos del siglo. Segundo, toda oposicién a nivel tebri- co entre el estructuralismo, el funcio- nalismo y el evolucionismo, es falsa € infundada. Tercero, el concepto de es- tructura tiene antecedentes en la filo- sofa, en la biologia, en la psicologia, en la economia y en otras disciplinas; sin embargo, su elaboracién principal corresponde a los grandes tebricos de la sociologia, particularmente a Marx, Durkheim, Max Weber y Pareto.~ LO CRUDO Y LO COCIDO EN LEVI-STRAUSS Creo que con los comentarios y con- clusiones anteriores hemos conseguido comenzar a despejar el ambiente crea- dy alrededor del estructuralismo de Lévi-Strauss. Esta claridad la necesita- ‘mos para poder discutir sus ideas con algiin provecho. Porque el hecho es que, a pesar de todo, el estructuralis- mo se ha convertido en una moda. Al hacerlo, ha tomado las caracteristicas de novedad y originalidad que, por lo general, se atribuyen s6lo a los grandes descubrimientos cientificos. La conversién del estructuralismo en una moda se debe sobre todo al pro- fesor Lévi-Strauss. Desde Paris, gran centro tradicional de novedades, la nueva boga se difundié al resto de Eu- ropa y a los Estados Unidos, y apenas eeepc a logede anciates te tras, Por supuesto, como estudiosos de a antropologia, sibemos bien que los ‘procesos de difusién no son simples a tearreos de ideas y de objetos de un lu- ‘a otros. La difusion entrafia tam- fen cambios en lo difundido, No de- ,e mos, entonces, que a su Hegada tardia a México la moda estruc- turalista se introduzca ya con varian- tes considerables. Quiero dejar claro, ‘en consecuencia, que mi exposicion es- 14 referida directamente a la obra es- rita de Lévi-Strauss, y de ninguna ma- tnera a las curiosas variedades introdu- ‘cidas por algunos vulgarizadores. et tg re semejante ocurrié en otro fendme- fio francts. Me reiero ala mada exis: tencialista, Ademés de su indiscutible ‘para la creacién intelectual, los Ne Gpcreet sre rotate capa dad para hacer faciles y populares ideas » originadas por otros, parecen di- Files de acepta. De esta manera, la filosofia altamente especializada ‘de , el pensamiento angustiado de Kierkegaard y las reflexiones exis- tenciales de Unamuno, pudieron con- Yertirse en teatro, novela, cuento, y hasta en pintura, politica y maneras de vestir. Por un momento parecié, inclu 50, que en Francia el existencialismo iba a sustituir al marxismo como filo- “sofla politica __Debo indicar mi conviccién de que ‘esté pasando lo mismo con la moda estructuralista. Esta conviccién se apo- ‘no en una generalizacion a partir al popel mundi del conro parsing de de modas, sino en un exa- ‘mndeletayectoria cintficade Liv Strauss y de sus contribuciones reales, ‘exageradas © simplemente supuestas, 7 4 la teoria antropoldgica. Es entonces dlesette muevo estruchuraliemo del que vamos a hablar; un estructuralismo que deberianos qui2d colocar entre comi- as, cuando menos provisionalmente, ‘mientras se decide sobre el cardcter ge- nuino de sus aportaciones, sobre su 0- riginalidad o falta de ella, y sobre la fe- cundidad 0 esterilidad de sus concep- ciones. Evidentemente es esto iiltimo lo que mas importa desde el punto de vista cientifico. La dificultad de la discusién arran- ca, probablemente, del hecho de que existen cuando menos dos LéviStrauss, que mantienen una continuidad preca- ria por ne del accidente de una so- la persona fisica y de una cierta linea diccontima de desarrollo tatelectual El segundo Lévi-Strauss parece ser la antitesis 0 la antinomia del primero, para decirlo a la moda de las oposicio- nes binarias tan estimadas por sus a- deptos. Podriamos decir, en su propio lenguaje, que hay un Lévi-Strauss cru- do y otro cocido. Para entenderlos a losdos necesitamos no sélo del anélisis ‘estructural, sino también de los enfo- ques evolucionista y funcionalista. El primer Lévi-Strauss que nos im- porta, es el “antropélogo” que realiz6 varias investigaciones de “‘campo” en Brasil, trabajos que lo promovieron al rango de los profesionales conocidos, competentes, pero en manera alguna brillantes y originales. El segundo Lévi- Strauss es “el” de la fama “estructu- ralista”” que quizd debe colocarse fue- ra de la antropologia, ya que pertene- ce més bien al campo de la filosofia idealista. Cuando digo fuera de la an- | tropologia, no quiero decir necesaria- 38 mente que sus ideas carezcan de im- portancia para la antropologia. La tie- nen, al igual que las de otras formas de pensamiento filos6fico, como son el existencialismo, la fenomenologia, el historicismo, etc. Sencillamente, quie- 0 decir que estas ideas han dejado de pertenecer al campo estricto de la cien- ‘cia, donde toda proposicién debe po- der ser sometida a prueba empirica 0 ‘experimental. La dualidad lévi-straussiana tiene u- na de sus raices, seguramente, en la es- trecha asociacién con Mauss, el disc pulo més estimado de Durkheim y es probable que también el més inte- resante » brillante. Esta relacién in- telectual y personal con Durkheim y Mauss, da a Lévi-Strauss un terreno comin con la antropologia social bri- tanica, que por boca de Radcliffe-Brown ha reconocido abiertamente la influen- cia seminal de la sociologia francesa. INFLUENCIAS FRANCO-BRITANICAS, Las primeras concepciones estructu- ralistas del profesor Lévi-Strauss pue~ den hacerse derivar, en consecuencia, tanto de lainfluencia directa de Mauss, como de la indirecta de la antropolo- gia inglesa. Es posible que las dos co- Sas sean ciertas al mismo tiempo. ey sin embargo, una diferencia rofunda y significativa entre estas dos Influencias, 0 mds bien dicho entre las dos escuelas. Ni la sociologia francesa durkheimiana, ni Lévi-Strauss personal- mente, se han librado, 0 quizé ni si- quiera lo han intentado, del peso de la tradicion filos6fica y de la predileccién por la gran teoria. Uso la expresion ‘gran teoria, desde luego, para referir- ‘me no a la teoria cientifica en sentido estricto, sino a la teorizacion de inspi- racién y contenido filoséfico. Desde este punto de vista puede re- cordarse, por ejemplo, que la sociolo- gia de Durkheim desemboca en una 6tica de génesis biblica, o en general re igiosa. O quizd podria decirse de otra manera. O sea, que la sociologia en Durkheiesconcttuye un despliue po sitnista de inapiracion éticoreligicea Teilhard de Chardin pertenece, obvia- mente, a la misma corriente, no tax alejada de Lévi-Strauss como podria suponerse cuando se contrasta simple- mente eloptimiemo crictlano de Char. din con el escepticismo pesimista del antropélogo francés. La influencia de la antropologia in- glesa se produce, al contrario de la an- terior, dentro de los cuadros del em- pirismo cientifico y de la indiferencia ante la metafisica’y ante los grandes sistemas filosoficos. Es esta segunda in- fluencia'la que domina el periodo de trabajo de campo del primer Lévi- Strauss en Brasil, 0 cuando menos las expresiones formales de sus investiga Una ilustracién obvia de las actitue des que corresponden a estas dos in- fluencias parcialmente contradictorias, Ta encontramos en el concepto de es- fructura social y en su empleo tanto en el plano teérico como en el descrip- tivo. Para. la antropologia cientifica particularmente para la briténica, ia estructura social” es una “realidad ‘empirica,'directamente observable. Los datos que nos da la investigacién pue- den elaborarse més alld de su pura des- cripcion, y convertirse en un modelo 0 tipo general, en un tipo ideal en el sentido weberiano de la palabra. Pero este modelo es sensiblemente igual a Ta realidad, aunque no siempre entera- mente idéntico ¢ ella. La correspon- dencia entre uno y otra, eee. o tig realidad empirica, depende, ier ten que deseamos trabajar. Para el segunde Lévi-Strauss, lo mis- ‘mo que para otros socidlogos y antr pologos franceses, la estructura social a nivel empirico, observable, es una mdscara que encubre una “realidad ‘mds profunda.” En cierta forma, esta ‘mascara cumple un papel semejante al en la teoria freudiana se atribuye, ee obvi de fos cactos decir, Eee nifiestan conflictos y estados psiqui— cos profundos. ESTRUCTURA SOCIAL Y CIBERNETICA Dicho de otra mancra, y erco que sin traicionar el pensamiento de Lévi- Strauss, la estructura social observable no es un fendmeno primario, sino el de una estructura mental, un fe sco que se expresa de ‘maneras simbélicas que es forzoso in- ~ El modelo estructural no es, entonces, igual a la realidad, ni tampo- ‘0 puede construirse a partir de la ob- servacién empirica. Se construye logi- camente, ala manera cartesian, y tar= bién a la manera cartesiana su prueba ‘sblo puede hacerse por coherencia I6- 39 gica y por claridad conceptual. Alguien ha dicho con indudable sar- casmo, pero con beets verdad, que si Marx volted a Hegel para ponerlo tobre Toe pies, Lbvi Strauss ha voliew do a Marx de dentro para fuera, como se voltea un saco viejo. Sin embargo, ‘ya Marx habia anticipado la refutacion cuando, escribiendo contra Proudhon en la “Miseria de la Filosofia,” dijo lo siguiente: “Como un verdadero fildsofo, Proud- hon ha tomado las cosas al revés, al no ver en las relaciones reales de produe- cién (crédito, moneda, ete.) mds que encaraciones de principios y de cate- gorias que yacen en el seno de la razon impersonal de la humanidad Proudhon como economista comprende muy- bien que los hombres TER Tas te- las, los patos y las sedas en relaciones concretas de produccién. Pero lo que no ha comprendido, es que las relacio- nes sociales concretas son también pro- ducto de los hombres, al igual que la tela, etc, .. Los mismos hombres que establecen las relaciones sociales con- forme a su productividad material, producen también los principios, las ideas, las categorias, de conformidad a sus relaciones sociales, De esta ma- nera, esas ideas y esas categorias son tan poco eternas como las relaciones e expresan. Ellas también son pro- qresos hstorcos y transitorios” Volviendo a la influencia significati- va de Mauss sobre Lévi-Strauss, se re- cordaré que una de las obras més ori- ginales e importantes de Mauss es su ensayo sobre el don, el regalo. Mauss aceptaba la idea de que el tema de so- iologia, como el de la antropologia 40 social y de la etnografia, es el estudi de las relaciones sociales. Sin embarg la idea de relacién social le parecia w nocién excesivamente abstracta. En la realidad social, decta, las rela ciones entre los individuos se expresan ‘en formas de intercambio a cualquier nivel. Se intercambian palabras, cosas, servicios, gentes. Este intercambio par te siempre de un don que hay que re- ciprocar; de un regalo que no es tal, porque tiene la virtud intrinseca de pro- vocar 0 producir una repuesta a cual- quier nivel y no necesariamente en el que le es propio. Es en este sentido, en consecuencia, que toda relaci6n social, definida como tun intercanbio, puede considerarse co- ‘mo un sistema de comunicacién, en el que el don es un mensaje codificado ‘que exige una respuesta. Este sistema es total. Ahora bien. La totalidad del sistema de relaciones sociales, o de in- tercambios segiin la definicién, puede considerarse como un lenguaje, que co- mo todo lnguae puede ser codificado interpretado. La semejanza con una computado- ra moderna, metéfora que ha Pees a los adeptos de Lévi-Strauss, resulta extremadamente obvia. El sistema de relaciones sociales puede verse como una computadora programada para co- dificar e interpretar mensajes. Lo real- mente importante para el antropélogo resultaria ser, en consecuencia, no los datos empiricos de la realidad (los in- sumos que se codifican en la compu- tadora), sino el programa elaborado para la codificacién e interpretacion de los mensajes. La clave de este len- guaje simbélico (el programa) se en- ‘cuentra en lamente humana, pero aun nivel inconsciente. Por otra parte, para continuar con cl simil de la computadora y del len- guaje simbélico, el sistema ‘de comu- nicacién no esté constituido simple- mente por palabras, por sgnos mate maticos o por impulsos electronicos. Estos simbolos por si solos carecen de sentido. El sentido lo adquieren al si- tuarse dentro de un contexto en una posicién determinada, de acuerdo a ciertas reglas. De esta manera, por ejemplo, con los sistemas binarios podemos realizar toda clase de representaciones y de o- eraciones empleando s6lo dos simbo- los, cuyos valores cambian en funcién de ‘sus posiciones relativas en una es- tructura dada. Ahora bien, ésta no es de ningiin modo una idea tan sorpren- dente como parecen creer los conver 305, y dificilmente se presta a las elw cubraciones que han hecho. En reali da l sistema digital parte del mismo icipio que el binario, pero debe em: Peer diet simbolos basicos en lugar di los. La economia de modioe y fe fac lidad operativa es lo que salimos ganan do realmente al pasar de un sistema a otro. Todas estas ideas que mencionamé a we nuevas, Se) caso omis¢ del je de la cibernética, de Covnpittadares 9 de lateorta do la municacién. Estamos, en el mejor los casos, frente a “descubrimientos" semanticosy no a contribuciones cien tificas originales. Porque para hac nueva teoria no basta con poner I viejas ideas en nuevo lenguaje. A partir de las concepciones gona le in rales de Mauss sobre el sistema tercambio, traducidas a un nuevo len- , Lévi-Strauss se interna decidida- ‘mente en los campos de la metafisica. Elsistema, nos dice, es universal. Osea, a todas las culturas y a toda Ta humanidad pasada, presente y futu- ‘ra. Todas las sociedades tienen wn len- je itnico, simbélico, eres nes ‘permite interpretar(descodificar) cual- -quier sociedad particular. esta clave no s6lo es universal sino también realmente inmutable, Es de- Bg conta ni puede com iar son las formas esenciales que han ido para la codificacién. En todo Tas culturas individuales lo que ‘es combirar de diversas mane- mismos elementos de acuerdo , al igual que en los lenguajes le combinan de diversas for ‘mismo miimero limitado de fo- -de acuerdo a ciertos principios . Y, lo mismo que en los hhablados, las reglas que rigen icin de las combinaciones de son reglas inconscientes. ‘camino, que no es realmen- afuso ni tan complicado co- se nos dice, se llega a va- que me parecen ines- lugar, a suprimir la histo- tun proceso de actos Iumana. Nada hay real- bajo el sol, 0 deberia de- itos, como al hablar itidad determinada de ntimero de estas com- itado, por grande que por lo menos como la 4 hemos concebido desde Vico, Hegel y Marx, deja de ser un proceso evolutiva, 0 sea de creacidn, para convertirse en tun tejer y destejer de elementos dados, de acuerdo a ciertas reglas estructura les invariables. Em segundo lugar, la estructura so- cial deja de ser una realidad empirica- ‘mente observable, para convertirse en el reflejo de una estructura mental en- ‘mascarada por los hechos que se incor- poran como datos a la antropologia. Noes que para LéviStrauss la estructu- ra mental corresponda a la estructura real de los hechos sociales porque esté determinada por ellos, sino al revés. La sociedad se organiza de acuerdo a es- jwemas mentales, que estén dados por fe altace lacrnicar’ psiquica inconsciente. Como se ve, el proceso del estructu- ralismo a la moda consiste de una se- rie sucesiva de saltos mortales; de la relacién social como intercambio, al sistema de comunicacién simbélica; de la teoria de la comunicacién al len- uaje de la cibernética y de las com- putadoras, para caer fiahmente en la negacién de la historia como proceso de evolucién, y ala desaparicién de la estructura social como realidad obser- vable. En otras palabras, hemos pasa- do del método y de la teoria cientifi- ca, a la especilacion inteligente, al ensayismo ingenioso al idealismo fi- loséfico. MALABARISMO DIACRONICOS Resulta necesario agregar ahora que las publicaciones de Lévi-Strauss s0- bre los indios del Brasil no expresan todavia las posiciones que acabamos de comentar. Por el contrario, se si- ttian mds bien en la tradicién formal de la etnografia, Si existen ya indica dores de las futuras actitudes tedricas ide Lévi-Strauss, ellos pueden descubrir- ‘se solamente con una cuidadosa lectu- “pa retrospectiva apartir de sus publica- “ciones més recientes. ~~ Por otra parte, las publicaciones de “ta etapa brasilena, si bien es cierto que valiosas desde el éngulo documen- ‘etnogréfico, también es cierto que oor dehy de ta calc! « ‘nos han acostumbrado, por ejem- los antropélogos briténicos. Nada en ellas, entonces, que anticipe la tancia atribuida a Lévi-Strauss en opologia, ni tampoco que indi~ fe mu cambio radical de spublicacién més reciente, sin go, en los “Tropicos tristes,” L& ‘no evita la expresién de sus 5, erecientemente idealistas fi Dice abiertamente, si bien el conjunto de un pueblo determi- un estilo peculiar, el niime- ‘estilosno esilimitado, Nun- absolutamente, afirma en un énico de Gabriel Tarde. Por se eligen ciertas combina- de un nitmero limitado concepciones se repi- claramente, en el volu- 0s titulado ““Antropolo- I”. Dice Lévi-Strauss lo como creemos, la acti- del espiritu consis- 45. a un contenido, son fundamentalmen- todos los espirtus, antiguos y modemos, primitivos y ci- vilizados. . . es necesario y es suficien- te llegar a la estructura inconsciente, subyacente en cada institucién y en ada Cortumbre, para obtener wit pri cipio de interpretacién vélida para o- tras instituciones y costumbres, a con- dicién, naturalmente, de levar el and- lisis suficientemente lejos.” Entre el estudio de los bororo y nam- bikuara del Brasil, y la publicacién de los “Trépicos tristes” y de la “Antro- pologia estructural,” se extiende un periodo muy importante parala ci prension del pensamiento de Lévi- Strauss, pero en el que no podemos detenemos. Me refiero a su estancia en Nueva York y a su asociacién con Roman Jakobson, quien introdujo en Estados Unidos el estructuralismo lin- gitistico de ta escuela de Praga. Las ideas de Jakobson sobre las oposicio- nes binarias y los rasgos distintivos, se incorporan al pensamineto de Lévi- Strauss sin grandes cambios. Esta es, por cierto, otra observacién curiosa que puede hacerse sobre Lévi- Strauss. Es decir, la manera en que va ‘agregando ideas ajenas y elementos ex- traits a las expresiones de su pensa- miento, pero sin integrarlos y sin tra- tar, verdaderamente, de sistematizarlo. A veces, 0 més bien con frecuencia, estas elementos e ideas resultan mu- tuamente contradictorios. Como dice Leach, Lévi-Strauss no deja mucho lu- ‘gar para la verdadera polémica, porque simplemente unas veces dice unas co- sas y otras habla de otras. La ausencia de estructura en el estructuralismo de Lévi-Strauss constituye uno de sus da- tos mas peculiares. 44 Con alguna exageracién pero no sin fundamento, se ha dicho que las teo- ras de Lévi-Strauss consisten de mez- clas sucesivas de elementos extraidos de la antropologia tradicional, con ideas tomadas de Freud (el inconsciente), de Jung (el inconsciente colectivo), de Mauss (el don), de Marx (la estructura), de Jakobson (el estructuralismo lin- giistico), de Wiener (la cibernética), ete. Cuando se discute sobre Lévi- Strauss, uno puede preguntar, con cierta justicia, de cudl de ellos se va hablar. No se trata, como quizd po- dria argitrse, de etapas diferentes pe- 10 relacionadas en el desarrollo de un pensamiento, sino, realmente, de sal- tos tedricos’ en muchas direeciones. La carencia de un sistema tedrico organizado se refleja, asimismo, en la metodologia que emplea. Pero esta es otra cuestion a la que no podemos de- dicar tiempo en esta oportunidad. Quie- ro recordar, sin embargo, que una de ta regls execs dl mdtodo entra légico consiste en comparar siempre Extemas cultures integrados, no e- Tementos aislados de su contexto. La gran critica a Frazer y ala “Rama do- rade’, surg precsamente de la pred leccién del antropélogo inglés por usar ejemplos aislados de todas las culturas y de todos los tiempos, elegidos arbi- trariamente, para probar sus hipétesis favoritas Es la téenica de Frazer la que utiliza Lévi-Strauss con mayor frecuencia. Por ejemplo, en su articulo sobre el “Trian- ‘gulo culinario,” da referencias arbitra- rias, aisladas y fuera de contexto, so- bre’ los siguientes grupos: italianos, franceses, norteamericanos, indigenas | de Nueva Caledonia, omahas, griegos, | hayandotos, poconchis, guaiguai, espa- | Aoles, alemanes, guayquis, kaingang, trumai, yagua, jtbaros, imgalik, as | boin, Europa oriental, maori, checas romanos, hebreos, crees, germanos. El articulo tiene escasamente diez pagi- nas, y es muy posible que yo no haya registrado todas las referencias. Eviden- temente, casi cualquier hipstesis pue- de “probarse”’de esta manera, si se diz pone de la erudi n suficiente. SUEROS FREUDIANOS Poco después de la estancia de Lévi- Strauss en Nueva York, ya de regreso 4 Francia, aparece su obra mas impor tante, que marca a la vez su culmin- | cién cientifica y el trénsito acelerado ala filosofiay al misticismo antropolé- gico. Me refiero, por supuesto, a las ""Bstructuras elementales del parentex 0,” libro que ha sido recibido con al. inet ees erties, Lehi de roria de la antropologia, y al misma cee eu da to és antes. No deben abrigarse muchas dudes sin embargo, sobre su importan Leach, por ejemplo, ha calificado la obra como un espléndido fracaso. Pa otros, en cambio, es una especie de ns v0 “Capital”. Es decir, una obra dest nada a cambiar el curso del pensc miento y del método sociolégico t radicalmente como lo hizo Marx h un siglo. elogios No trataré ni siquiera de resumir contenidos teméticos principales de “Estructuras,” entre otras cosas po que este notable vlumen est des | Mado a la manera de un sueno frew iro decir con esto que la apa Bea ectorac. axprosa con fe: Tencia contenidos ocultos, que es pre- Sho interpretar sinbélicamente. Esta ‘curiosa técnica de Lévi-Strauss se en- Gtentra todavia rds ocusada en otras Publicaciones recientes, como “Crudo Pcocido’” “De le miel a las cenizas.” Por oa parte rata de un iro fos extremadimente técnico, que ira, como su titulo indica, alrededor Me eeblenes que plentean fos se ‘temas de parentesco como mecanismos de las formas de matrimo- escort cordon cas a Mc 1; pero no, y esto es , es de ees, e sino al de los “Sistemas do menos el punto de partida structures” de Lévi-Strauss es te claro. Para él, las estruc- tales del parentesco son a por si mismas, valiéndose tia del parentesco, esta- 1 los matrimonios posibles o pre- ‘en algunos casos obliga- re los miembros de una po- erminada. Las estructtras son aquellas, en cambio, en simon se deja «otra clase econdmicos y psicolé- cién del parentesco se re- ito de vista, a pro- Rowiales dente de 45 eras, que dos de los casos principales sobre los cuales descansan las hipotesis de Lévi-Strauss, o sea el de los mumgin de Australia y’el de los kachin de Bir- mania, hayan sido vigorosamente dis- cutidos y controvertidos por los prin- ipales éspecialistas de estos dos gru- Phe recmdcerte, sin enbaigo gue los argumentos de Lévi-Strauss no re- posan solamente sobre estas ilustracio- nes mal elegidas 0 mal interpretadas. La teoria general de Lévi-Strauss en las “Bstructuras” se sostiene, mds bien, so- bre la nocién de que toda conducta so- cial (de la que los sistemas matrimo- jales constituyen simplemente un e- jemplo) se realiza de acuerdo a un es- quema conceptual, a un modelo que estd en la mente de los actores, so cémo son las cosas y cémo deben ser. Pienso que de esta manera aparece con mayor claridad el propésito de Lévi-Strauss en las “Estructuras ele- mentales del parentesco.” No se trata, como pucliera creerse a primera vista, de un libro dedicado al estudio de las {formas consideradas como primitivas de la organizacién social. Este estudio ‘es instrumental para sus propésitos, pero no constituye su objetivo. Tam- poco se trata de facilitar un esquema de tipo evolucionista, acerca de eémo, de estos sistemas primitivos 0 elemen tales, se pasa a otros sistemas comple- jos 0 modernos. Sin embargo, ambas posibilidades estén también incluidas ‘en la obra, pero a niveles que podria- ‘mos llamar superficiales. EL tema central de Lévi-Strauss, en la obra que comentamos, no es, en- tonces, el andlisis en side los sistemas de parentesco, ni tampoco el anélisis 46 de sus procesos de cambio. Todo se re- duce, sencillamente, a algunas maneras de ilustrar el hecho de que la condue- ta social esté regida por un esquema conceptual siempre presente en la men- te de les miembros de una sociedad cualquiera. A este esquema lo llamare- mos “el modelo estructural de la con- ducta.” Sin embargo, la conducta real no se produce. ni se puede producir,estricta- ‘mente de acuerdo al modelo. En el ca- so de los matrimonios preferenciales 0 prescrites, por ejemplo, los individuos no siempre encuentran 0 pueden en- contrar el cényuge de acuerdo a las es- tipulaciones del modelo. Esto puede ‘ocurrir, por ejemplo, en razén de que la pirdmide de edades es irregular, por la aparici6n de la hipergamia, 0 por o- tras causas con efectos semejantes, que destruyen las condiciones numéricas necesarias para adecuar la conducta real al modelo conceptual. De hecho, ‘cuando se han realizado andlisis mate- maticos del cumplimiento de las esti- pulaciones del modelo, nos hemos en- contrado con que las desviaciones re- presentan frecuentemente un porcen- taje mayor que la norma ideal. MENTE Y CULTURA, Las conelusiones que Lévi-Strauss extrae de estos hechos resultan ahora evidentes. El modelo extructural de la conducta no es un modelo que pueda ser deducido empirica y directamente de los hechos sociales observados, pues- to que estos hechos contradicen o bien no cumplen las estipulaciones del mo- delo. Por otra parte, el modelo tampo- co esté en la cabeza del investigador, ‘que sélo trata de racionalizar, de acuer- do a ciertos principios generales, la conducta real de los individuos, to- mando en cuenta tanto la norma co- ‘mo la trasgresién. En consecuencia, nos dice Lév- Strauss, el modelo es una estructura lgica que puede estar solamente en la mente 9 en la cabeza de los mlembroe de una sociedad determinada. El mo- delo es un programa para la accién so- cial, un esquema ideal enmascarado y deformado por los hechos observables directamente. El descubrimiento de e- te modelo en la mente de la gente, constituye entonces la tarea principal del antropélogo. Contemplado de esta manera el pro- blema de la estructura,en términos del andlisis realizado a base de los sistemas de parentesco, es evidente que para LévicStrauss las conclusiones obteni- das pueden extenderse desde el siste- ‘ma matrimonial a todos los aspectos de la cultura. Es decir, las conclusiones son wdlidas también para los mitos, el totemismo, la cocina, etc. Mas que eso todavia, los modelos aparentemente particulares de cada forma de conduc- ta social obedecen y estén regulad por una estructura general, por un m delo total de la sociedad y de la cult Por supuesto, inmediatamente dé pués de esto Lévi-Strauss tiene que rigirse al problema del origen, del li ar de creacién de esta estructura gent ‘al, de este modelo ideal, do erta pi grama total de la accién social. Lar puesta, ya conocida, es que se encuei traen la mente humana, El modelo tructural no es més que un reflejo - un producto de las cualidades mismas de Ta estructura mental, que son iso- ‘mérficas con respecto a la estructura del mundo natural. La estructura mental, 0 las cualida- des estructurales de la mente humana, tno son producto de la cultura, sino al tevés, O sea, a cultura es la proyeccién de las cualidades estructurales de la ‘mente. Y la mente es un producto de Ta evolucién biolégica, es parte del ‘mundo natural. La mente y el mundo ‘natural son isomérficos. Obedecen a iprincipios estructurales, De esta la icién entre el mundo fy ef mundo cultural se disuelve ‘Lévi-Strauss en una estructura ‘que es lade la mente humana. ‘conclusion ofrece 0 no una so- Bee deicfoproblema del dua BBiliptonismo filoséfico, es ino not corresponde decidir atodos los antro- BE hertoe fornato tuna tradicién filosofica, las de Lévi-Strauss nos pare- Settreties sino abe- Beierie ncaminades a investigacién cientifica por ee faicasy por ef logico. a conversién de la his- evolutivo en un Bidonde\ afencses a tejer y destejer 'mismos materiales im- disefios esencial Para nosotros la hi », una serie de actos fos cuales el primero 47 {fue producto de la oposicién del hom- bre y la Naturaleza, la negacién por un producto natural de su propio origen; @ sea, la creacién de un nuevo mundo, el de la cultura, que esté en eterno proceso de cambio real. A partir de la publicacién de las “Es- tructuras elementales del parentesco,”” el rumbo intelectual de Lévi-Strauss se separa, quizd definitivamente, de la an- tropologia cientifica. De ahi en adelan- te, y fuera de algunas contribuciones incidentales, la critica del pensamiento de Lévi-Strauss corresponde a la filoso- fia;no a la ciencia ni a la antropologia. Seré yo el tiltimo, 0 cuando menos aeelate mals geepgge lox efectos estimulantes que hatenido sobre la an- tropologia el pensamiento de Lévi- Strauss, aiin en sus fases mas misticas y flcabfices El estudioso de la antro- sologia que se interese por Lévi-Strauss, SES cbligado a hoorlo, debe oe sin embargo, extremadamente cuidado- 0 en separar la filosofia de la ciencia, 1y en distinguir la especulacién intere- ‘sante y audaz de los logros dificultosos de lainvestigacién empiticay de la teo- ria cientifica. No esta dentro de nues~ tro papel de cientificos condenar o- tras maneras de pensar, sobre todo a 4quellas que estan ya mas allé del cam- po de la ciencia. Pero si somos cienti- {ficos para someterlas a una critica ri- 1r0Sa para expresar nuestro escep- Mig ehiredalded frente alasconc: trucciones intelectuales mas ingeniosas. ‘Me atrevo a coneluir diciendo que el estructuralismo, como moda, esté ya siguiendo el destino de todas las mo- das. Es decir, que esté pasando de mo- da, Cuando se disipen los fuegos artifi-

You might also like