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nebianco + DE PARTIDO fsicos» que han escrito ‘tidos politicos. —de Michels, de Weber a artfan_invariablemente ue para comprender la funcionamiento y las ¢s de los partidos hay ‘nticleo organizativor y los partidos son, ante iones y que el andlisis be, por tanto, preceder © planteamiento. Esta tral en Ia teoria elésiea laarrinconada por ten- res, constituye el pun: le Modelos de partido taciones que pertene- adiciones disciplinare neo lleva a cabo stérico-comparada de un cierto ntimero de ‘0s europeos. Avanza sobre la relacién entre no, sobre el fendmeno \cién y sobre los facto- juego en las transfor zativas de los partidos . Editorial ‘san: 978-94206-84000 IML Angelo Panebianco | MODELOS DE PARTIDO 4. LA INSTITUCIONALIZACION Premisa El razonamiento desarrollado hasta aqui estaba orientado a cons- ttuir algunas premisas indispensables para un andlisis organizativo de los partidos. Sin embargo, hasta el momento, se ha tratado de un anilisis estdtico. He imaginado, por asi decir, un partido X, captado en un momento T' de su historia y he tratado de identificar los instrumentos més stiles para examinar su fisonomfa organizativa y las contrapuestas presiones a que se halla sometido. Pero un partido, cualquier partido —como cualquier organizacién— no es un objeto de laboratorio aislable de su contexto, ni un mecanismo que una vez construido y puesto en marcha sigue funcionando siempre del mis- mo modo (aunque descontando las posibles averias mecénicas y el desgaste debido al tiempo). Un partido, como cualquier organiza- cién, es por el contrario una estructura en movimiento que evolu- ciona, que se modifica a lo largo del tiempo y que reacciona a los cambios exteriores, al cambio de los «ambientes» en que opera y en los que se halla inserto. Se puede afirmar que los Factores que inci- den mayormente sobre la estructura organizativa de los partidos, los 107 108 El desarrollo organizativo ue explican su fisonom{a y funcionamiento, son su historia orga- nizativa (su pasado) y las relaciones que en cada momento establece son un entorno sujeto a continuos cambios. Asi formulada, esta tesis ¢€s obviamente demasiado genérica y corre el riesgo de transformarse «en una banalidad. Para concretar sus implicaciones, debemos dispo- ner de instrumentos analiticos capaces de enfocar un cuadro en mo- vimiento: la evolucién organizativa de los partidos en contextos am- biemtales variables. Una vez que hayamos puesto a punto estos ins- trumentos, seré posible intentar un anilisis histérico-comparado del desarrollo organizativo de un cierto nimero de partidos (premisa indispensable a su ver. para el objetivo de elaborar una tipologia de las organizaciones de partido). Esto es, sera posible dar un salto de calidad, pasar de un andlisis estitico de tipo légico-deductivo, aun anilisis dinimico de tipo histérico-inductivo. Los conceptos centrales en torno a los cuales organizaré este anilisis son los de modelo originario (los factores que, combinandose de distintas maneras, dejan su huella en Ia organizacién y definen sus caracteristicas orignarias) ' y el de institucionalizacién (la forma en que la organizacién se ha consolidado). Examinaré ahora, sepa- radamente y por este orden, los principales factores que diferencian a los diversos modelos originarios de partido, y después los que inciden sobre las diferencias observables en el proceso de institucio~ nalizacién. A continuacién pondré en relacién los dos conceptos, tratando de establecer con qué tipo de modelo originario se asocia, en principio, cada una de las modalidades que puede revestir el pro- ceso de institucionalizacién, En ese momento podremos confrontar la tipologia asi construida con el desarrollo historico de un cierto ndimero de partidos politicos. El modelo originario Las caracteristicas organizativas de cualquier partido, dependen, entre otros factores, de su historia, de cémo la organizacion haya nacido y se haya consolidado. Las peculiaridades ‘del periodo de formacién de un partido, los rasgos en que se refleja su gestacién, pueden, en efecto, ejercer su influencia sobre las caracteristicas or. men, Sociology of Organizations, London, Heiasmann Educational Lainsteacionalinacién 109 ganizativas de aquél incluso a decenios ée distancia. Toda organiza- cidn lleva sobre si la huella de las peculiaridades que se dieron en su formacién y de las decisiones politico-administrativas mas impor- tantes adoptadas por sus fundadores; es decir de las decisiones que hhan «modelado» a la organizacin. Pero a pesar de su cardcter cru- cial, el problema de las peculiaridades del periodo de formacién de los partidos constituye uno de los campos en general mas abando- nados por la literatura sobre los partidos. Mientras disponemos de refinadas teorias sobre la formacién de los sistemas de partidos ? 0 sobre las precondiciones estructurales y culturales de la movilizacién politica en Occidente? la teoria de la formacién de los partidos individualmente considerados, se detiene, sustancialmente, en Du- vverger y en su distincién entre partidos de creacién interna (de ori- gen parlamentario) y partidos de creacién externa; entre aquellos partidos cuyo nacimiento se debe a la aczi6n de élites parlamentarias preexistentes y los creados por grupos y asociaciones que actan en |a sociedad civil *. Pero como ya han mostrado las investigaciones histéricas sobre la génesis de un gran nimero de partidos (un ma- terial documental digno de todo respeto, aunque de desigual valor), esta vieja distincién es satisfactoria s6lo en parte. Sobre todo porque no esti en condiciones de dar cuenta de las diferencias organizativas, incluso considerables, que se registran entre partidos que tienen un ‘mismo origen (interno 0 exteno). Los partidos nacidos del Parla- ‘mento pueden desembocar en formaciones de muy distinto tipo. Y de modo andlogo, los partidos nacidos fuera del Parlamento (que para Duveger son, sobre todo, los «partidos de masas») presentan, entre ellos, fortisimas diferencias °. Mas rin, ocurre incluso, a veces, que partidos de creacion parlamentaria presenten mas semejanzas de tipo administrative con partidos de creacién externa que con parti- dos que tienen su mismo origen. 2 S, Rokkan, Citizens, Elections, Partie. Aproschet to the Study ofthe Procsees of Development, cit °'R. Bendix, Nation-Building and Citizenship i $M, Duverger, Los pertids politicos, ct ® Sobre las aporaciones de la historiograia al problema del origen de los partidos Y para una interpretacién histéics original vid. P.Pombeni, Il problema del parito politico come soggeto stoic: sll'erigine del «parito moderna». Premesse ad ae ricecs, en F. Piro, P. Pombeni (eds): Movinieno operario « soe indusriale in Exrops 1870-1970, Pevoda, Matslio, 181, pp. 4872. Cle. también A. Colombo, La dlinamice orca dei parts politic, Milano Isieet» Editoriale Cisalpin, 1970. m0 Fl desarrollo organizaivo La distincién entre origen interno y origen externo no puede, por tanto, constituir el eje basico de la diferenciacidn entre los par. tidos atendiendo a su génesis. Hemos de recurrir a un modelo mis complejo que sepa hacer buen uso de las informaciones que la his~ toriografis ha acumulado sobre la génesis de una multiplicidad de partidos. El proceso de formacién de un partido es, en la mayoria, de los casos, un proceso complejo y consiste a menudo en la aghu- tinacién de una pluralidad de grupos politicos, a veces incluso fuer- temente heterogéneos. Mas allé'de las inevitables especificaciones que hacen del modelo originario de cada partido un snicum his rico, es posible, sin embargo, identificar algunas condiciones part cculares cuya presencia 0 ausencia contribuye a definir las principales uniformidades y/o diferencias en los modelos originarios de lov di- versos partidos. Hay tres factores que contribuyen sobre todo a definir el modelo originario particular de cada partido. El primero tiene que ver con el modo en que se inicia y se desarrolla Ia cons. truccién de la organizacién. Como han observado, en un importante ensayo ®, dos politélogos escandinavos, el desarrollo organizativo de un partido —la construccién de la organizacién en sentido estricto— puede producirse © por penetracién territorial o por difusién terri- torial 0 por una combinacién de ambas modalidades. Estamos ante 1un caso de penetraci6n territorial cuando un «centro» controla, e3- timula y dirige el desarrollo de la eperiferian, es decir, la constitu- ‘iGn de las agrupaciones locales e intermedias del partido. Hablare- mos de difusién territorial euando el desarrollo se produce por «ge- neraci6n espontinea»: cuando son las élites locales las que, en un Primer momento, constituyen las agrupaciones locales del partido y s6lo a continuacién éstas se integran en una organizacion nacional, Es preciso sefalar que la distincién penetracién/difusion no se co- rresponde con la de partidos de creacién interna y partidos de erea- cién extema de Duverger. El desarrollo por difusién o por penetra- ci6n pueden earacterizar tanto a uno como a otro tipo de partido. Por ejemplo, como sefalan oportunamente Eliassen y Svaasand, tan- to los partidos conservadores como los liberales son partidos de creacién interna (de origen parlamentario), y sin embargo, la casi totalidad de los partidos conservadores se han desarrollado predo- “Klin, L. Srasand, The Formation of Mass Palical Orenizatons: An Anibal Famewerk, Seandivarn Poised Sadss, (079) oe Pei La insttocionalzaciin an minantemente por penetracién territorial mientras que muchos par- tidos liberales se han desirrollado por difusién ?. ‘A veces prevalecen modalidades «mixtasy; el desarrollo inicial por difusidn: un cierto ntimero de agrupaciones locales se constitu- yen auténomamente en varias zonas del territorio nacional, Estas, después, se unen en una organizacién nacional, Y, finalmente, la ‘organizacién nacional desarrolla (por penetracién) las agrupaciones locales alli donde ain no se han constituido. Especialmente los par- tidos liberales han tenido a menudo un desarrollo de este tipo ®. Sin embargo, en general, es posible identificar una modalidad como pre- dominante. Por ejemplo, muchos partidos tanto comunistas como conservadores se han desarrollado principalmente por penetracién. Por el contrario, muchos partidos socialistas y numerosos partidos confesionales se han desarrollado principalmente por difusion. Una variante del nacimiento por difusiOn se produce cuando el partido se forma por la unién de dos o més organizaciones nacio- nales preexistentes (como fue el caso del SPD o de la SFIO). Anti- cipando una cuestion que enlaza el problema del modelo originari y el problema de la institucionalizacién, y que retomaré mas ade- lante, un desarrollo organizativo distinto, desde este punto de vista, tiene un impacto sobre el modo de formacién de la coalicién domi- nante y sobre su grado de cohesién interna. Un desarrollo organi- zativo por penetracién territorial implica por definicin, la existencia de un «centro» suficientemente cohesionado desde los primeros pa- sos de la vida dal partido. Y es justamente este centro, 0 dejando la metifora, el reducido grupo de lideres nacionales que da vida a la organizacién el que forma el primer niicleo de su futura coalicién dominante. Un partido que se desarrolla por difusién es por el con- trario un partido en el que el proceso de constitucién del liderazgo es normalmente bastante mas tormentoso y complejo, puesto que ‘existen muchos lideres locales, surgidos como tales autnomamente, ‘que controlan sus propias agrupaciones y que pueden aspirar al li- derazgo nacional. Un desarrollo organizativo por difusién territorial da lugar casi siempre, cuando se forma la organizacién nacional del partido, a una integracién por federacién de los diversos grupos * Ibidem, p. 116. "J Ellis The Formation of Mast Political Paris in th Late 19th: the Thee ‘Models of the Danish Case, y L. Svasund, On the Formation of Political Parties: Conditions, Causes and Pattorns of Development, ponencias preventadas en el smi- sario del ECPR sobre las organizaciones politica, Grenoble, 1978. 1m EL desarrllo organizativo locales. Un desarrollo por difusin, por tanto (aunque veremos en seguida una importante excepci6n), a diferencia de un desarrollo por Penetracién territorial, tiene mayores probabilidades de desembocar en una organizacién con estructuras descentralizadas y semiautno- ‘mas y en una coalicién dominante dividida, surcada por continuos conflicts por el liderazgo. El segundo factor que juega un factor de primer plano en la caracterizacién del modelo originario de los partidos es la presencia ‘© ausencia de una institucién externa que «patrocine» el nacimiento del partido *. La presencia o ausencia de la institucién externa cam- bia Ia fuente de legitimacién de los lideres. Si existe una institucién externa, el partido nace y es concebido como el «brazo politico» de esa instieucién, Con dos consecuencias: 1) las leatades que se for- ‘man en el partido son lealtades indirectas, se dirigen en primer lugar ala institucién extema y sélo en segunda instancia al partido; 2) la institucién externa es, por consiguiente, la fuente de legitimacién de los lideres y es ella, por ejemplo, la que hace inclinarse la balanza a vun lado w otro en la lucha interna por el poder. Distinguiremos, pues, entre partidos de legitimaciOnexterna y partidos de legitima. Gin interna, . Pero los efectos de la presencia de una institucidn externa son distintos, y pueden dar lugar a diferentes modalidades en la institu- cionalizacién, segin que la institucin forme parte de la misma so- ciedad nacional en que opera el partido (por ejemplo, una iglesia, o bien tn sindcar) © que Sa exterior a aul (por ejemplo, el Co- mintern). El tercer factor a considerar, finalmente, viene dado por el ca- ricter carismitico 0 no de la formacién del partido. El problema es establecer si el partido es 0 no, esencialmente, una criatura 0 un vehiculo de afirmacién de un lider carismatico. Sobre esta cuestiGn, sin embargo, es preciso tener las ideas claras. En la fase de gestacin de un partido existen siempre componentes carismaticos en la rela- cin lideres-seguidores: la formacién de un partido tiene siempre aspectos, més © menos intensos, de status nascenti, de efervescencia colectiva en la que, tipicamente, surge de un modo u otro el caris- * Una alsin a este problems se encuentra en L. Svasand, en el ensayo citdo en a nota anterior, que distingue entre partidos smonocclalose y partidos spoil. Toe, La insinucinalizaciéa 13 ma", Lo que queremos decir aqui es otra cosa: se trata del hecho de que el partido sea la creacién de un lider que aparece como el creador e intérprete indiscutido de un conjunto de simbolos politi- 05 (las metas ideol6gicas originarias del partido) que llegan a ser inseparables de su persona. En este sentido, el partido nacionalso- cialista, el partido fascista italiano, el partido gaullista han sido, a todos los efectos, partidos carisméticos cuya existencia no es siquiera concebible sin referirse a los lideres que los fundaron. Aunque tu- vieron lideres prestigiosos, el mismo razonamiento no puede, en cambio, repetirse al hablar del SPD 0 del Labour Party. En algunos casos, sin embargo, y sin que se dé una relacion catismatica en el sentido weberiano, es posible el desarrollo de lo gue Robert Tucker ha definido como «carisma de situaciéns. Este fendmeno esti determinado no por los componentes mesisnicos de la personalidad del lider (que, en cambio, estén presentes en la si- tuacién del carisma «puro») sino mas bien por un estado de stress agudo en la sociedad que predispone a la gente «(..) a percibir como ‘extraordinariamente cualificado y a seguir con lealtad entusiéstica un liderazgo que ofrece una via de salvacién de la situacion de stress Mis concretamente: «podemos usar el término de . ‘Un carisma de situacién en los términos descritos caracteriz6 a ‘Adenauer en la formacién de la CDU. Y también, en parte, a De Gasperi en el caso de DC, a Hardie en el caso del Independent Labour Party, a Jaurés en el caso de la SFIO, etc. El carisma de si- tuacién tiene en comiin con el carisma «puro» el hecho de que el lider se convierte, para el electorado, asi como para una parte ma~ "© Cir, sobre las sruaciones de sat nascent, con dstntos matices, F. Alberoni, Movimiento e istitazione, Bologna, Il Mulino, 1977: A. Touran, Le Production de la socet, cit; A. Meluc (a cur di), Movimenti di Rivoles, Milano, sas Lib, 1976. ‘Un andliss més profundo, y el consiguiente debate sobre la itertura en tomo al Tideraago carimtico, en el cap. VI. WC Tucker, The Theory of Charismatic Leadership, en D. Rustow (ed. Phi- losopher and Kings: Studies im Leadership, New York, Braziller, 1970, pp. y 82. m4 desarrollo organizativo yoritaria de los militantes, en el intérprete autorizado de la politica del partido, lo que le garantiza un enorme control sobre la organi- zacign en trance de formarse. Sin embargo, el carisma de situacién se diferencia del carisma puro por una inferior capacidad del lider para plasmar a su gusto y discrecién las caracteristicas de la organi- zacién, Hitler, Mussolini y De Gaulle estuvieron en condiciones de imponer a su propio partido todas las decisiones clave. Adenauer, De Gaspeti o Jaurés tuvieron, en cambio, que negociar con otros muchos actores organizativos. La diferencia esta en el hecho de que ‘mientras en el caso del carisma puro el partido no tiene una exis- tencia auténoma del lider y esta enteramente a su merced, en el caso del carisma de situacién, no obstante el enorme poder del lider, el partido no es simplemente su criatura sino que nace de una plu dad de impulsos y, por tanto, otros actores pueden reservarse un cierto grado de control sobre las zonas de incertidumbre de la orga- nizaci6n. Los partidos carismaticos, digamos «puros» son bastante raros. Pero menos de lo que se piensa.~A menudo se trata de pequefios partidos que permanecen al margen de los grandes juegos politicos; ‘mas a menudo ain se trata de flash-parties, de partidos relampago ‘que pasan como un meteoro por el firmamento politico, que nacen Y¥ mueren sin institucionalizarse #2, Este fendmeno tiene que ver con fl hecho de que en este caso la institucionalizacién consiste en la srutinizaci6n del “carisma” en la transferencia de autoridad desde el lider al partido. Muy pocos partidos carisméticos superan este tran- ce». Junto al desarrollo por difusién o penetracién, junto a la exis- tencia o no de una institucién patrocinadora externa, la presencia 0 ausencia de un liderazgo carismatico inicial es un factor que crea diferencias considerables, en los modelos originarios de los distintos partidos. Naturalmente, la utilizacién del concepto de carisma de situacién, permite identificar casos intermedios entre los partidos carismaticos y los demés. La institucionalizacién En la fase de gestacién, cuando la organizaci6n esté todavia en construccién, los lidetes, sean carisméticos 0 no, desempefian un ' Para un eatamiento més exenso de este punt, vid. el cap. VIN 1 instivcionaizacon us papel crucial. En primer lugar elaboran las metas ideolégicas del futuro partido, seleccionan la base social de la organizacion —su reserva de caza»— y sobre esas metas y esta base social plasman, aunque sea con las inevitables desviaciones impuestas por los rec 80s disponibles, las diversas condiciones socio-econdmicas ¥ polt cas de las distintas zonas del territorio nacional, etc., la organizacién en trance de construccién. En esta fase el problema de los lideres, de los empresarios politicos, es el de «(..) elegir los valores-clave y ‘crear una estructura social que los incorpore» #3, Ello explica el pa- pel crucial que desempeiia normalmente la ideologia organizativa en la plasmacién de la organizacién que est construyéndose ", En esta fase, en la que se constituye una identidad colectiva, la organizacién es todavia, para sus partidarios, un instrumento para la realizacién de ciertos objetivos ': es decir, la identidad se define exclusivamente cen relaci6n con las metas ideol6gicas que los lideres seleccionan y no —por el momento— en relacién con la organizacién misma. He aqui por qué una organizacién, en la fase de gestacin, puede ser analizada con provecho desde la perspectiva del «modelo racional»: con la institucionalizacién de la organizacién se verifica un salto de calidad, La i ionalizacién es en efecto el proceso mediante el del partido. En palabras de Philip Selznick este proceso implica el ‘paso de la organizacién «fungible» (es decir, puro instrumento para la realizacién de ciertos fines) a la institucién ", Si el proceso de institucionalizacién llega a buen puerto, la organizacién pierde poco a poco el caricter de instrumento valorado no por si mismo sino ‘s6lo en funcién de los fines organizativos: adquiere un valor en si misma, los fines se incorporan a la organizaci6n y se convierten en inseparables y a menudo indistingibles de ella. Lo caracteristico de un proceso de institucionalizacién logrado es que pata la mayoria el bien» de la organizacién tiende a coincidir con sus fines: o sea, lo que «es bueno» para el partido, lo que va en la direccién de su reforzamiento vis-a-vis de las organizaciones competidoras, tiende a ser automaticamente valorado como parte integrante del fin mismo. La organizacién se convierte ella misma en un «fin» para un amplio © P. Selnick, Leadership in Administration, cit, p. 60, ed taliana. He wacko sobre ert cuestiin en el cap. LX 'S D. Selznick, Leadership in Administration, ct, p. 24 y se ed italiana, Thidem, p28 y sed, ialiana 16 El desarzollo organizativo sector de sus miembros y, de este modo, «se carga» de valores. Los fines organizativos (las metas ideol6gicas) de los fundadores del par- fido, como se ha dicho, contribuyen a modelar su fisonomia orga- nizativa. Con la institucionalizacion, aquellos objetivos se «articu- Jan», en el sentido especificado anteriormente, con las exigencias de la organizacién. Los procesos que provocan la institucionalizacién son esencialmente dos, y se desarrollan de modo simultineo: 1, El desarrollo de interesesen el mantenimiento de la organizacién (por parte de los dirigentes en los diversos niveles dela pirdmide organizativa) ”. 2. El desarrollo y la difusién de lealtades organizativas, Ambos procesos estin ligados como hemos visto anteriormente, a la formacién de un sistema interno de incentivos, El desarrollo de intereses organizativos esti vinculado al hecho de que, desde las primerisimas fases de su vida la organizacién debe, para sobrevi distribuir incentivos selectivos a algunos de sus miembros (cargos de prestigio, posibilidades de «carrera», etc.). Lo que comporta el esta- blecimiento de procedimientos para la seleccién y reclutamiento de las lites, de los cuadros dirigentes en los distintos niveles de la organizaci6n. El grupo de los fundadores del partido, en efecto, no resuelve més que parcialmente, y sélo en los momentos inicales, el problema de la cobertura de los puestos dirigentes. Conforme avance el desarrollo de la organizacién se hace preciso reclutar y preparar las chornadas» de los futuros dirigentes (socializarlos a través de! aprendizaje de las obligaciones que implica su funcién). El desarrollo de lealtades organizativas por su parte, tiene que ver con la distri- bucién de incentivos colectivas (de identidad) tanto a los miembros de la organizacién (los militantes) como a una parte de los usuarios externos (cl electorado fiel). Es un proceso que esta vinculado a la formacién de una «identidad colectiva» ", guiada y plasmada por los fundadores del propio partido, El establecimiento de un sistema © Sorel inscionaizaién como forma de enabiliar los inercambis, nso der den rgniacon como etre le onpinaion yu entero, ef SN. Ea sca Sd Diino sn rater Cle, So Fema tC 1965,» 39 yo Chr ambien, en Menten cave F Ba, ‘nd Power Social Life, cit.. p. 211 y ss. a "A Dior, Imre and Presi Paral, on Serger el), Orgiing Ameren Weser Eorope, New York, Cambie Univesity Pres, ls tnd cipal [a instieaionaizacin "7 de incentivos tanto selectivos como colectivos esté pues estrecha- mente ligado a la institucionalizacion de la organizacién (y si ese proceso no se da, la institucionalizacién tampoco tiene lugar y el partido no conseguira garantizar su supervivencia). A través de las lealtades organizativas el partido adquiere el cardcter de una com- ‘munity of fate tanto para sus militantes como para una parte al menos de sus apoyos externos. Gracias a aqueéllas y a los intereses creados por la organizacién el proceso de «construccién del partido» adquiere cuerpo y vitalidad, dando lugar a una organizacién que, al consolidar sus estructuras, $e «autonomizar, por lo menos en cierta medida, del medio exterior. Sobre esas lealtades e intereses se desa- rrollan finalmente, un impulso y una tensién permanentes hacia la auto-conservacién de la organizacién ”. Hasta aquf la institucionalizacién entendida como un proceso, ‘como un conjunto de atributos que la organizacién puede 0 no de- sarrollar en el perfodo que sigue a su nacimiento. Desde este punto de vista, la distinciOn se establece entre los partidos que experimen- tan procesos de institucionalizacién y los que no los experimentan (y que se disuelven rpidamente. Pero el problema de la institucionalizacién es més complejo. En efecto, las organizaciones no se institucionalizan todas del mismo modo, con la misma intensidad. Existen diferencias considerables entre unos partidos y otros. Todos los partidos tienen que institu- cionalizarse en una cierta medida para sobrevivir, pero mientras en ciertos casos el proceso desemboca en instituciones fuertes, en otros da lugar a instituciones débiles. De esta constatacién arranca la hi- P6tesis (que tiene carécter central en mi planteamiento), de que los partidos se diferencian principalmente por el grado de instituciona- La diferencia entre cleskadese¢ sineretes en el sentido que uilizamos agus ‘iene mucho en comin con I dstnciin de Easton entre =apoye disor, que ese esta al sistema independiente de que se percban 0 no unas contrapartidas iat, sapuyo ropecficon igado en cambio alas ventajas inmedaras cf. D. ion, A’ Systems Analysis of Boluical Life, Chicago, The University of Chicago Press, 1979, p. 267 y's. Vid. también la distiniGn entre lepitimidad dfuesy legit ‘specifica propuesta por L. Morlino en Stabile, Lepiimieée effcaia dei- sionale ne sistem democratic, «Revista lalian di Scienza Politics, Il (1973), p- 308 y’ ss. Naturalmente, también el apoyo especiio, cuando es saisfecho, genera sles fades; pero es una lelead ad personam (rorpecto al los lideres que saisfacen ddemandas pariculares) y no, como es el cao del apoyo difueo,respecto a a insite fn en cuanto 2 fal ue El desarrollo organizativa lizaci6n alcanzado, el cual a su vez, esté en funcién de las modali- dades del proceso de formacién del partido y, dal tipo de modelo otiginario (asi como del tipo de influencias ambientales a que la or- ganizacién haya estado sometida). La idea que subyace a esta afir- macién es que es posible, tedricamente al menos, «medir» el nivel de institucionalizacién de los diversos partidos y colocarlos, por tan- to, en un determinado punto del continuum que va desde un méxi- ‘mo hasta un minimo de institucionalizacién. La institucionalizaciOn organizativa, en la acepcién que hemos recogido aqui, puede ser medida, esencialmente, segtin dos dimen- siones: 1) el grado de antonomia respecto al ambiente, alcanzado por la organizacién; 2) el grado de sistematizacién, de interdependencia entre las distintas partes de la organizacién ®, La dimensién auto- nomia/dependencia se refiere a la relacién que la organizacién ins- taura con el ambiente que le rodea. Toda organizacién se halla ne- cesariamente implicada en relaciones de intereambio con su entorno: de él obiene los recursos (humanos y materiales) indispensables para su funcionamiento y para ello debe dar a cambio recursos «produ- cidos» dentro de la propia organizacién. Un partido debe distribuir incentivos de diverso tipo no sélo a sus propios miembros, sino también a los «usuarios» externos (los clectores, las organizaciones «que se hallan préximas al partido, etc). Existe autonomia cuando la ‘organizacién desarrolla su capacidad para controlar direetamente los procesos de intercambio con el ambiente, Por el contrario una or- 2 He seleccionado silo estos dos ‘mis fécilmente los limites. La institucién fuerte y la institucién débil: dos tipos ideales Una institucionalizacién débil desemboca generalmente en una coalicign dominante poco cohesionada (subdivida en facciones) mien tras que una institucionalizaciOn fuerte desemboca en una coalicién dominante cohesionada (subdividida en tendencias). En otros térmi- nos, una institucionalizacidn elevada implica una fuerte concentra- cin del control sobre las zonas de incertidumbre y, por consiguien- te, sobre la disttibucién de los incentivos organizativos. Una débil institucionalizacién implica la dispersién del control sobre las zonas de incertidumbte y, por tanto, la ausencia de un «centro» que mo- nopolice la distribucién de los incentivos. oo "El grado de insitucionalzacon de un partido politico incide, pues, sobre la configuracin de su coalicién dominantee influye, en particular, sobre su grado de cohesi6n interna. Con la excepcién, que veremos luego, de los partidos carismiticos (en los que una ausencia inicial de institucionalizacién va acompafiada de una fuerte cohesién de la coalicién dominante), existe en general una estrecha relacién entre ambos términos: cuando més débil es la instituciona- lizacién mas dividida se halla la coalicién dominante; cuanto més elevada sea la institucionalizacién més cohesionada estara la coali- cién dominante, Esta cuestién puede ser reformulada afirmando que exe una clan inversaenre el grado de intrcionalizacién del ido y el grado de organizacion de los grupos que actian en su tan Stade eae a 16 El desarcllo organizaivo ‘ganizados serdn los grupos internos. Y correlativamente, cuanto me- nos institucionalizado se halle el partido, mas organizados estarin los _grnpos internos. En los casos limite de una institucionalizacién ma~ sama los grupos no tienen pricticamente ninguna organizaciGn: se trata de rendencas en estado puro. En los casos limite de instacio, cién minima, los grupos son facciones altamente organizadas. Sin embargo, desde el momento que la diferencia en el nivel de institucionalizacién de los partidos (y para un mismo partido a lo largo del tiempo) es una diferencia de grado, de més o menos, tam- bien las diferencias en el grado de organizacién de los grupos inter- nos varfan entre un minimo yun maximo de organizaciGn. FIGURA 3 Tastcacién Tsiuciéa faere aait er, “Tendenciss Facciones Si fuese posible, —y nunca lo es completamente— medir con precisin las diferencias en el nivel de institucionalizacién entre unos partidos y otros, asf como las oscilaciones que un mismo partido puede experimentar a lo largo del tiempo bajo la presién de los cambios en el ambiente, seria posible, pues, establecer también cu: seri en los diferentes partidos (0 en un partido en momentos dis- tintos), el grado de organizacién de los grupos internos. Y, de ese ‘modo, se podria establecer con relativa precisién hasta qué punto las diversas coaliciones en cada partido estén relativamente unidas o divididas. En funcién del grado o nivel de institucionalizacién varia en cada partido la «estructura de las oportunidades»; 0 sea varian las moda- lidades, canales y posibilidades mediante los que se desarrolla la com- peticin politica interna *. ¥ varian, por consiguiente las modalida- des de reclutamiento de las élite. En un partido fuertement sucionalizado, justamente debido a la cohesion de su coal ‘minante, el reclutamiento de las élites suele tener un desarrollo cen- ‘ripeto: puesto que en el partido existe un «centro» fuerte, una coa- licién dominante unida que monopoliza las zonas de incertidumbre > Sobre el concepto de estrucara de oportunidad, ce. J. A, Sehlessge, Am bition and Politics, Chicago, Rand McNelly, 1966. = La insieucionaizacin w y también, por consiguiente la distribuci6n de los incentivos, sélo hhay, en la mayoria de los casos, una posibilidad de ascender dentro del partido: bacerse cooptar por el centro. La estructura de las opor- tunidades es tal que los militantes «ambiciosos» (los arribistas) de- ben, para hacer carrera, adaptarse a las directrices del centro. Se trata de una estructura en embudo en la que Ia escala requiere una con- vergencia vertical hacia el centro; 0 més concretamente, gozar del favor de la reducida élite dirigente, y conformarse con celo a sus determinaciones. En_un partido débilmente institucionalizado, en cambio, el reclutamiento de las éltes, tiene un desarrollo centrifugo. El vértice esta constituido por los muchos grupos que controlan recursos de poder importantes y estin, por tanto, en condiciones de distribuir incentivos organizativos. Mas que de un vértice habré que hablar mejor de una pluralidad de vértices aliados y/o en conflicto entre side diversas maneras. La escalada se produce de un modo centrifugo porque, para ascender, sera preciso caracterizarse polit camente como parte de un grupo (de una faccién concreta) contra todos los demas grupos. Sobre la xestructura de las oportunidades> internas incide ademas el hecho de que, mientras una institucidn fuerte tiende a crear en su interior un sistema de desigualdades, autonomo e independiente del sistema de las desigualdades sociales (las desigualdades vienen dicta- das, predominantemente, por la divisin del trabajo en el seno de tuna estructura burocritica), una instituciOn débil tendra un sistema de desigualdades internas menos auténomo. Mayor institucionaliza~ cién significa, en efecto, mayor autonomia respecto al ambiente”, Lo que implica que los criterios segiin los cuales se definen las de- sigualdades internas tienden a ser predominantemente endégenos, pe culiares de la organizacién en cuanto tal. Mientras que tales criterios son, al menos en parte, exégenos, impuestos desde el exterior, en el caso de una débil institucionalizacidn. En concreto esto significa que cuanto mas institucionalizado se halle el partido la participacién en su seno ser més bien del tipo «profesional» (y por tanto los criterios que regulan su sistema de desigualdades serin los propios de una estructura profesional-burocratica). Por el contrario, cuanto menos institucionalizado sea un partido, la participacin en su seno tender © $, Huntigaton, Politica Order in Changing Societies, city p. 21 se. tlans. 8 desarrollo organizaivo a ser mas bien del tipo «civil» ™ (mediante la transferencia a la or- ganizacién de recursos externos, detentados en virtud de y en estre- cha relacién con el sistema de las desigualdades sociales). En otros términos, cuanto mis débil sea Ia institucionalizacién, més «nota- bles» y menos eprofesionales» encontraremos en su jerarquia inter- na, en los cargos electivos, etc. Desde una perspectiva distinta, la misma cuestin puede ser re- formulada diciendo que en los partidos mas fuertemente instivucio- nalizados, la actividad politica tiende a configurarse con los caracte- res de una verdadera «carrerav: se entra en el partido en los niveles bajos y se sube, después de un largo aprendizaje, escaldn tras esca- bn. En los partidos de-institucionalizacion débil existen, en cambio, ppocas «carreras» de este tipo. Una institucionalizacién débil lleva asociada una mayor ediscontinuidad> en la participacin 2 todos los niveles ®: pocas carreras «convencionales» *° en el sentido indicado, y muchas carreras répidas (con ingresos que se producen directa- ‘mente en los niveles altos © medio-altos), ete. Mas en general, puede afirmarse también que a una institucionalizacién fuerte corresponde cl predominio de la «integracin vertical» de las élites*": se entra en [a organizacién en los niveles bajos y se sube hasta el vértice; las lives nacen, y «se erian» dentro de la organizacién. A una insticu- cionalizacién débil corresponde, por el contrario, una «integracién horizontal» de las élives: se entra en el partido en los niveles alvos, a partir de ambitos exteriores en los cuales se detenta ya una posi- cién de preeminencia; es decir, se convierten en recursos politicos, recursos de otro tipo (como es justamente el caso de los notables, pero también de todos aquellos que son cooptados por el partido a causa del control que ejercen sobre organizaciones extrapartida- vias) ™ Cr. la tpologia propuesa por A. Piazomo en la Inroduione allo Studio della Perteiparone police, cit Sobre las «discontinuidades» de la carrera polities en los partidos débilmente insicuconalizados, ef. 8. Eldersveld, Polical Partin. A Behavioral Analy, cit, 140 yas; A. Kornberg etal, Seri-Careers in Political Work: The Dilema of Party Organtzations, cit, * Cir. E. Spencer Wellhofer, Political Parties at «Communities of Faten: Test with Argentina Pary Elites, ct. Sobre estos conceptos ef. RS. Robbins, Politic! Insiznconalizaton and In- tegration of Elis, Losdon, Sage Publications, 1976, % Sobre las diferencias en el reclutamiento de las ites entre el guild system» (que implica un largo apredzaje en la iar de Ia organizacin) y l sistema de sen La inssnacionaizacién eo) Por otra parte, al ser por definicién menos «permeable» a las relaciones con el exterior, un partido fuertemente institucionalizado establece también, generalmente, menos relaciones de clientela con sus usuarios externos, que los partidos débilmente institucionaliza- dos, en razén de la menor presencia de notables en sus filas (aunque tuna débil institucionalizacién no acarrea automaticamente relaciones de clientela). También la tasa de corrupcién es a menudo més ele- vvada, en los casos de institucionalizacién débil, asf como es mayor la dependencia de las fuerzas sociales. Por el contrario, cuanto ma- yor sea el grado de institucionalizacién més fuerte y més extendida tenderé a ser la subcultura del partido, S6lo una institucién fuerte, que esté en condiciones de dominar a su base social, puede en efecto desarrollar los rasgos caracteristicos del «partido de integracién.so- -ciale. Por lo que cuanto més elevada sea la institucionalizaciGn en mayor medida la subculturs del partido presentaré los rasgos de «sociedad dentro de la sociedad» °®. En cambio una institucién débil al tener que adaptarse a $u base social, no desarrollard una fuerte subculeura de partido. Aunque existe una excepcién: el caso de los partidos confesionales, que son instituciones normalmente débiles y ‘que, sin embargo, estn muy extendidas. Pero en este caso se trata de partidos de legitimacién externa que aprovechan una red asocia- tiva, con una subcultura que en realidad gira (al igual que el partido) fen torno a la institucién patrocinadora (la Iglesia). Hasta aqui las diferencias entre dos tipos ideales de partido con tun grado de institucionalizacién elevado en un caso y débil en el ‘otro, Pero se trata justamente de tipos ideales: ningin partido co- rresponde totalmente al caso de la institucidn fuerte, como tampoco al de la instiruci6n débil. Por lo tanto, en ningin partido el sistema interno de desigualdades sera totalmente auténomo respecto al sis- tema de las desigualdades sociales * ni, en el caso opuesto, total~ ‘uadas lnterales, fr. R, Putnam, The Comparative Study of Political Elites, Eagle- ‘wood Chis, Prentice-Hall, 1976, p47 y 55 > En determinade caros la crstencia de una fuerte aubculeara puede ir igada a situaiones de wenquistamiento organizaivon, fe. G. Sartor European Political Par- ties The Case of Polarized plaralam, en R.A. Dahl, D. E, Neubauer (eds): Readings fm Modern Political Analyss, New York, Prentice-Hall, 1968, pp. 115-149. "Delos que se deriva ia tendencia detectable en los partidos que organizan a las clases populares (incluso en los mie inrtacionaizados) s reproducir en su seno, al menos dentro de ciertor limite, ls desiguldades sociales; en concreto a wavés de la sobrerepresentaién, en lor nivel medio-aos de lajerarqula, de los gropos de 130 El desarrollo organizaivo mente dependicnte de gste. En ningén partido el rechutamiento sera exclasvameatecenrifago 0, ene exremo opueso,cenrpet®, Ni la integracién de las élites serd exclusivamente de tipo horizontal o vertical. Ningéin partido estaré inmunizado frente a las relaciones de clientela * y ninguno estard totalmente sujeto a ellas, y asf sucesi- vamente, Los partidos, en la realidad, podrén, sin embargo, ser co- locados a Jo largo de una escala que alcance desde un minimo hasta un maximo de institucionalizacin (sin poder ser emplazados nunca en los dos extremos de la escala ™. Por otra parte el que un partido haya experimentado un proceso de fuerte institucionalizacién, no garantiza que no puedan verificarse (@ causa de cambios profundos en el entorno), procesos de des-ins- cerca burguess. Cf, para una comprobacin emp, D. Gaxi, Les oggwes ‘te reernteentpoligue, XXX (1980, pp 5-15. Sn embargo, ls deigaldades so. ‘Sls sempre se elsan con mayor imedater cn las sinaciones abies que en as fens. Cs mayor preecis de itecunles en la ies dienes del PST y de la SHID reper il SPD, un fendeno obserado por Michel se debe ala dicrenca ca el nivel de insiuconalzacin ente ambos paroe. Enel SPD, tn cambio, ea mucho mis faene el componente de extrccin obera. Clr, R, Michel Prelearsa € boyghesa nel Movimento socialite lin, Torino, Boe, 1908 Un esudio comparndo de las reacone de emia de ptronsgo en la politic, levadas cabo en iciones fetes) en intaciones die see se FRmem ilnraio.Probablomente servis part descr qu las acide de De ‘tonasgo desempeian un papel dito ca ambos tpos de paras mientras Queen Jas instuioalizaciones dis relurea el poder personal del os, del indie gue se constiuye en ee dels rlasiones decline en lt istitciones fares debra cn principio eelorar sn insttucn en oan 9a no als funciona ini sient consdcrado Fe sn, ow opps enon ya eclantr weio re is acvidades de chemclay de parang om ior pails del conto deresiny en paricular dela DC (ue ex na nettucion debi) Falta, sin embargo, ans de It poles de pavonazgo dels partidos deiguierdas en los muncpor gue conelen, Yen paricelar dl PCI ane incon face) * Nt Duverge, en Lor partidos politicos, ct, diingue ere parios de wari- culacin fuerte de srelaci6n dbl. En cha med, ens comoca eases Sién se eoresponde con la que agut hemos exablcido ene parses con un nivel tho y bio de tematic, de coerenc errr (qu ode uncon ee isenca 0 no de una sida coocdinacion a vel cena Ea ee seni, l di Sincion — crucial en la wala oxpaniztiva de Diverger ene pardon fila, de tila, de seci6ny de omisy corresponde en panicamiento,eencimente 3 Aiferenciss en el nivel de sistematinacion. Una onaniteeoncuye oid de bate ft In cflela ol milicia, posse nomalmente (pero o, como vernon ss ata de Un paride carne) toa cokerenciaenracrrl mayor qu ora bade en la scion 4: io testo y shina «sve, mayor que ns orgsizacion bard en ae La instivucionaizacin it titucionalizacién, de pérdida de autonomia respecto al ambiente y de debilitamiento del grado de sistematizacién organizativa. Ni, des- de el otro lado, un partido débilmente institucionalizado esta nece- sariamente condenado a mantener esta caracteristica: por ejemplo la CDU, un partido que originariamente presentaba un grado de ins- titucionalizacin débil, experiment6, tras su paso a la oposicién en 1969, un proceso de reforzamiento organizativo que alteré muchas de sus caracteristicas originarias °”. Sin embargo, el modo en que se produjo la institucionalizacién de la organizacién, continia general- mente pesando durante decenios sobre la vida interna de los parti- dos, condicionando las modalidades de la competicin interna ¢ in- fluyendo, por esta via, en sus comportamientos en la escena politica, Modelo originario ¢ institucionalizacién: una tipologia Definidos los principales elementos que contribuyen a formar el modelo originario de los partidos y definido también el concepto de institucionalizacién, tratemos ahora de ver cémo se enlazan entre sis es decir cSmo, dado un cierto modelo originario, éste influye sobre el grado de institucionalizacién. El vinculo entre un desarrollo organizativo por penetracién o difusion, y el grado de institucionalizacién es, al menos en teoria, bastante comprensible. Un desarrollo por penetracién tiende a pro- ducir una institucién fuerte. Existe en efecto, por definiciOn, y desde el principio, una élite cohesionada, eapaz, en cuanto tal, de imprimir un fuerte desarrollo a la naciente organizacién. Un desarrollo por difusién tiende por el contrario a producir una institucion débil dado que existen numerosas élites que controlan considerables recursos organizativos y la organizacién tiene que desarrollarse por federa- ciones y, por tanto, a través de compromisos y negociaciones entre una pluralidad de grupos. De igual modo, es facil deducir la relacién que existe entre la presencia 0 ausencia de una organizacién «patrocinadora» externa y el grado de institucionalizacién que puede alcanzar el partido. La presencia de una organizacién patrocinadora desemboca, general- ‘mente, en una institucién débil. En efecto, la organizacién externa ° Sobre la CDU vid. el cap. VIL Sobre Is transformaciones experimentadas por ‘este partido en materia de organiacién tra la perdi del pode, vid el ap. XII 12 El desarrollo orgnizatvo no tiene interés en favorecer mas allé de ciertos limites un fortale- cimiento organizativo del partido que inevitablemente reduciria su dependencia respecto a aquella. Incluso sin un esfuerzo deliberado por parte de la organizacién patrocinadora, el hecho mismo de que |a lealtad de los miembros del partido sea sélo indirecta (la legti- ‘macién del partido se halla fuera de él mismo) es de por si una condicién que impide un alto grado de institucionalizacién. Por tan~ to en igualdad ¢e condiciones, es mis facil que los procesos de ins- Situcionalizacién més fuertes se produzcan en partidos de legitima- cién «interna», ¢s decir, en partidos no patrocinados por otra orga- nizacién. Existe sin embargo, una importante excepcién: el caso de lop parice eons, patrocinados por una organizaci externa (cl Cominteray y que, sin embargo, han experimentado por lo ge- neral prOcesos de clevada institucionalizacion. Se puede suponer en- tonces que la organizacién patrocinadora actia sobre el partido en formacion de modo distinto segin que aqueélla forme parte o no de la sociedad nacional en la que opera el partido. Si la organizacion parrocinadora e+ un sindieato o bien una iglesia, impediré la forma- cién de un partido fuertemente institucionalizado, puesto que un desarrollo de ese tipo implicaria la autonomizacién, la «emancipa- cién» del partido respecto a la organizacin. Si, por el contrario, la organizacién patrocinadora se halla fuera de los confines del régimen politico, una institucionalizacién fuerte que garantice la autonomia del partido respecto al régimen es un resultado mas probable (pero Ja autonomfa respecto al sistema nacional se paga con la dependencia respecto a la organizacién externa). Los procesos de bolchevizacion de los partidos comunistas en los afios veinte desembocaron en or- ganizaciones fuertemente institucionalizadas, dominadas por coali- ciones dominantes cohesionadas; y sin embargo su fuerte autonomia respecto al ambiente nacional, estuvo acompafada por la subordina- cion a una institucién internacional en la cual estaba depositada su fuente de legitimacién, asi como la de las coaliciones dominantes que las dirigian, EE que la presencia de una organizacién patrocinadora influya de ‘modo diverso sobre el proceso de institucionalizacién del partido, segiin que aquélla forme parte 0 no del mismo régimen politico y que opere o no directamente en la misma sociedad nacional, se de~ iva probablemente del hecho de que sélo en el primer caso se da el fenémeno de la doble militancia organizativa: los miembros del partido son tambin afiliados del sindicato o bien forman parte de La insitacionalzacin ay la comunidad religiosa, La autoridad de la organizacién externa se ejeree, por tanto, directamente por sus representantes (los lideres sindicales, o la jerarquia eclesidstica). En el caso de una organizacién ppatrocinadora situada fuera de la sociedad nacional no se da, en ‘cambio, por definicin, la doble militancia y la autoridad (externa) sdlo puede ejercerse a través del partido. Esta argumentacién puede resumirse estableciendo la hipdtesis de que segin el tipo de legiti- macién (interna, externa «nacional», o externa «extranacional>), se daran distintos niveles de institucionalizacién, Por lo que si a una legitimacién interna corresponde una institucién fuerte, y a una le- sgitimaci6n externa «nacional» (por ejemplo los partidos laboristas) corresponde una institucién débil, una legitimacion externa «extra- nacional» tenderd a estar asociada a una institucién muy fuerte (con tuna muy elevada autonomfa respecto a Ia sociedad nacional y un clevadisimo grado de cohesion estructural interna). La argumentacién desarrollada hasta aqui, sobre las relaciones ‘entre modelo originario y nivel de institucionalizacién, puede sinte- tizarse, desde el punto de vista grifico, del modo siguiente: FIGURA 4 Instivucionalisaion Fuene Det Legiimacign g Qits 2 = > G los El caso 1 estaria representado sobre todo por los partidos comu- nistas. La fuente de legitimacién es externa y la coalicién dominante que logra afirmarse en el partido, contra los adversarios de la bol- chevizacién, es una coalicién politicamente cohesionada. E] desarro- Ilo de la organizacion se caracteriza por el predominio de la pene- traci6n territorial (junto a la total reorganizacion de las estructuras locales heredadas en el momento de la escisién de los partidos so- iM El desarollo orgnizativo

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