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UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE BAJA CALIFORNIA 

Instituto de Investigaciones de Ciencias Veterinarias 


Métodos y Técnicas de Investigación Documental

Leishmaniosis Canina: Revisión de Literatura 

Presenta: Daniela García Rovira 

Profesora: Dra. Olga Maritza Manriquez Núñez

Mexicali, Baja California, diciembre de 2021

i
Contenido

Pág.

Lista de figuras ………………………………………………………. ii

Introducción …………………………………………………………... 1

Revisión de literatura ……………………………………………….. 3

Etiología ………………………………………………………….. 3

Taxonomía y clasificación ……………………………………… 4

Morfología y ciclo vital ………………………………………….. 5

Diagnostico ………………………………………………………. 6

Basadas en la detección del parasito …………………. 7

Basadas en la inmunidad humoral …………………….. 7

Síntomas …………………………………………………………. 7

Tratamiento ……………………………………………………… 8

Prevención ……………………………………………………….. 10

CaniLeish® (Virbac) 10
……………………………………...
Leisguard® (Esteve) …………………………………….. 11

Conclusiones …………………………………………………………. 14

Literatura citada ……………………………………………………… 15


Lista de Figuras

Figura Pág.

1 Figura 1. Clasificación de Leishmania y formas clínicas de


leishmaniosis que produce cada especie ……………………… 4

2 Figura. 2. Ciclo Vital del parasito Leishmania ………………………… 5

ii
Introducción

La leishmaniasis pertenece a un grupo de enfermedades causadas por


especies del protozoo Leishmania, de la familia Tripanosomatidae. Se considera un
parásito intracelular obligado de los mamíferos, entre ellos el humano. La infección es
endémica en grandes áreas tropicales, subtropicales y en la cuenca del Mediterráneo.
(Iniesta-Romero, et al. 2019).

El principal reservorio de la enfermedad en Europa es el perro y se estima que


unos 2,5 millones de perros están infectados (son seropositivos) en la cuenca
mediterránea. Existe un alto porcentaje de perros seropositivos sanos y
asintomáticos, que pueden jugar un papel clave en el nivel de prevalencia en la
enfermedad. (Sánchez, 2021)

Actualmente todo el territorio español peninsular se considera endémico. El


cambio climático junto con el aumento de los desplazamientos poblacionales ha
favorecido la expansión de la enfermedad hacia zonas menos cálidas de la península,
donde la presencia de la misma hasta hace unos años era residual. Además, en
zonas ya endémicas se ha podido comprobar como los flebótomos (mosquitos
vectores de la enfermedad) pueden llegar a estar activos hasta 8 meses al año,
aumentando el riesgo de transmisión desde finales de marzo a finales de octubre. Al
día de hoy la única zona libre de enfermedad es el archipiélago canario, por la
ausencia del vector transmisor de la leishmaniosis. Ante la situación de pandemia
mundial (de origen animal) los veterinarios seguimos trabajando en nuestro papel
crucial como garantes de salud y sanitarios esenciales en el control de las zoonosis.
(Sánchez, 2021)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cerca de tres millones


de personas sufren la enfermedad, 12 millones están infectadas y 350 millones viven
en zonas de alto riesgo. La presentación de signos clínicos en la leishmaniasis canina

1
2

depende de la especie de parásito, la leishmaniasis visceral causada por


Leishmania (Leishmania) chagasi, (Madeira et al., 2005; Alvar et al., 2004; Ferroglio
et al., 2005).
Es una enfermedad prevalente en más de 98 países, en México se han
reportado casos aislados, generalmente en zonas agrícolas, en donde hay siembra o
cosecha de cacao o café. Algunos de estos lugares corresponden a tres regiones, la
del Golfo: Veracruz, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán; la del Pacífico:
Chiapas, Guerrero, Jalisco, Nayarit, Oaxaca y Sinaloa; y la del Centro: Morelos y
Puebla. (Iniesta-Romero et al. 2019).

El parásito Leishmania es transmitido por la picadura de una hembra del mosco


Lutzomyia, cuyo tamaño es de 2-3 mm, piloso y de apariencia frágil conocida como
papalotilla o jején. (Secretaria de Salud, 2019)

El objetivo del presente trabajo es presentar una revisión de literatura de la


Leishmaniosis Canina.
 
Revisión de literatura

Etiología

La Leishmaniasis es producida por un protozoario que parasita a un vector


denominado flebótomo, un mosquito transmisor que se contamina de protozoos por la
picadura a animales enfermos. Posteriormente cambia su ciclo vital, el protozoo migra
a la probosis de mosquito, donde se prepara para infectar a un nuevo hospedero. Los
tipos de Leishmania que afectan a caninos son principalmente Infantum, aunque
pueden encontrarse los tipos Donovani y Amazonensis, mostrando la infección con
Infantum ser característica en estadios avanzados de la enfermedad. El perro
doméstico es el principal reservorio de la infección humana, en Sur América los perros
infectados se estiman en millones, teniendo un gran rango de infección en Brasil y
Venezuela, en estos sitios se asocia a altos riesgos de enfermedad humana. (Vera-
Vargas, 2016).

Se considera que el perro es el principal reservorio del parásito, aunque otros


animales, como ratas, zorros, caballos, gatos, liebres y conejos, también pueden
serlo. Además, el ser humano puede verse también afectado, y la leishmaniosis
humana es considerada una de las enfermedades parasitarias zoonóticas más
importantes a nivel mundial. (Miró, 2020).

El género Leishmania contempla más de veinte especies que se dividen en tres


subgéneros: Leishmania, Viannia, Sauroleishmania. La clasificación se realiza de
acuerdo con su biología (desarrollo en el flebótomo, crecimiento en medios de cultivo,
desarrollo en los hospederos vertebrados); bioquímica (patrones isoenzimáticos);
inmunología (análisis parasitario con anticuerpos monoclonales) y filogenia molecular
(secuenciación de múltiples loci). La leishmaniasis es sensible a las condiciones
climáticas, que afectan en varios aspectos su epidemiología. Se ha visto que los
cambios de temperatura, precipitaciones y humedad tienen efectos importantes en los
vectores y reservorios animales. Las pequeñas fluctuaciones en la temperatura

3
4

afectan el ciclo de desarrollo de promastigotes de leishmania y permiten que el


parásito se transmita en zonas donde la enfermedad no era endémica. (Iniesta-
Romero et al. 2019)

Taxonomía y clasificación

El género Leishmania se divide en tres subgéneros, dependiendo de las partes


del intestino del mosquito vector que son colonizadas por el parásito: Leishmania,
Viannia y Sauroleishmania (Bañuls et al. 2002; Bates, 2007). Las especies
pertenecientes al subgénero Leishmania producen leishmaniosis cutánea y/o visceral
tanto en el Viejo Mundo como en el Nuevo Mundo, mientras que las especies que se
incluyen en el subgénero Viannia causan leishmaniosis cutánea y/o mucocutánea sólo
en el Nuevo Mundo. Por su parte las especies que pertenecen al subgénero
Sauroleishmania no son patógenas para los mamíferos, pues infectan solo reptiles.
(Pérez Zumaya, 2021)

(Bañuls, A., et al. 2002; Bates, P., 2007).


Figura 1. Clasificación de Leishmania y formas clínicas de leishmaniosis que produce
cada especie
5

Morfología y Ciclo vital

La morfología de las diferentes especies de leishmania spp. Es muy parecida


estos protozoos se desarrollan y multiplican en el hospedador vertebrado como
formas amastigotas intracelulares de las células del sistema fagocítico mononuclear y
como amastigotas y promastigotas en la luz del tubo digestivo de los vectores
invertebrados, dípteros de la familia psychodidae, subfamilia phlebotominae. (López
Céspedes, 2013).

La forma amastigotas es la única que se desarrolla y multiplica en el vertebrado, en


las células macrofagias fijas y circulantes. Tanto en situación intracelular como
cuando quedan libres después de multiplicarseen las células, aparecen como
pequeños corpúsculos ovales de 3-5 um, en los que se distingue muy bien el núcleo y
un copursculo baciliforme (Gallego, 2007).

Las formas promastigotas se desarrollan en el vector invertebrado y tienen un aspecto


fusiforme de unos 7-15 um de largo, distinguiéndose bien un núcleo, un kinetoplasto
prenuclear y un flagelo que emerge en la región del cuerpo libre en toda su longitud
(Gallego, 2007).

(McGwire, Satoskar, 2014)


6

Figura. 2 ciclo Vital del parasito Leishmania


El ciclo de la leishmaniosis inicia cuando el insecto pica a un animal reservorio
o al hombre infectado, ingiere la sangre, linfa y macrófagos infectados que tienen
mastigotes que llegan al tubo digestivo del flebótomo, donde se diferenciarán a
promastigotes, que son inoculados al individuo sano por la picadura del flebótomo.
Deben transcurrir aproximadamente 3 semanas desde que el hembra flebótomo
ingirió sangre contaminada para transmitir la Leishmania por picadura. (Field-
Cortazares, et al., 2021)

Existe un tipo de contaminación poco usual que ocurre durante el contacto de


origen sexual y por transfusiones sanguíneas, que tienen como donantes animales
enfermos que no han sido diagnosticados. (Vera-Vargas, 2016)

Diagnostico

El diagnóstico de la leishmaniosis puede ser muy fácil o muy difícil. Las


dificultades proceden de:
1. Las diferentes presentaciones clínicas de la enfermedad.
2. La confusión entre infección y enfermedad.
3. La presencia de infecciones/parasitosis secundarias. (Ferrer, 2011)

El diagnóstico de la leishmaniosis puede ser con la detección directa o indirecta


del parásito L. infantum. El diagnóstico parasitológico es altamente específico, ya que
detecta la presencia del parásito en aspirados de bazo, ganglios linfáticos y médula
ósea de los pacientes con la observación microscópica de las formas amastigote,
detección de adn por PCR del parásito, el inóculo de biopsias en medio de cultivo o
en animales de laboratorio. En relación de los métodos indirectos, puede ser por
ELISA, IFI, Western Blot, aglutinación directa o inmunocromatografía. (Field-
Cortazares, et al., 2021)
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Basadas en la detección del parásito


Observación microscópica de aspirados de ganglio o médula ósea, sensibilidad entre
60 y 75%. Son mejores los resultados con medula ósea.
Cultivo de aspirados de ganglio y médula ósea, sensibilidad aproximada 80%.
Inmunofluorescencia directa de los tejidos poco utilizada.
PCR, gran sensibilidad (90-99%) y especificidad, permite la detección de portadores
asintomáticos. Inoculación a animales de experimentación de uso exclusivamente
experimental. Xenodiagnóstico, de escasa utilidad práctica pero muy útil
epidemiológicamente, precisa de una colonia establecida de Flebótomos.

Basadas en la inmunidad humoral

IFI, es el método más utilizado en serología, muy útil clínicamente y muy utilizada
desde hace años con buenos resultados.
ELISA, muy utilizado clínicamente, alta sensibilidad y especificidad.
Western Blot, más sensible que IFI y ELISA, poco utilizado debido al problema de
estandarización de antígenos.
Métodos Inmunocromatográficos; útiles para los veterinarios clínicos por su sencillez y
agilidad. (Encinas et al., 2006).

Síntomas

En perros, la infección puede ser asintomática (más del 80% de los casos en
algunas áreas) o puede evolucionar a una enfermedad abierta potencialmente mortal,
con una amplia gama de signos clínicos (desde alteraciones cutáneas localizadas
hasta pérdida severa de peso y linfadenomiegalia generalizada). (Otranto, 2013)

Se presentó a consulta en la ciudad de Monterrey, Nuevo, León, México, un


perro macho de seis años de edad, Bull Terrier Inglés, de la provincia de Huesca, en
Aragón, España, con tres años de estancia en México. El animal presentó un cuadro
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progresivo de depresión, hiporexia, baja de peso, problemas cutáneos y visuales.


Durante el examen físico se apreció que las constantes fisiológicas del animal
estaban dentro de los rangos normales, con excepción de hipertermia (39.7°C),
adenopatía generalizada, presentaba trastornos de la piel: eritema, alopecias, costras
y escoriaciones en la punta de las orejas, región; además presentó depresión,
hiporexia, baja de peso, problemas oculares que disminuían mucho su capacidad
visual, problemas de cojeras, finalmente se observó crecimiento excesivo de las uñas,
onicogrifosis. (Zarate et al, 2007)

Tratamiento

(Solano-gallego et al, 2011), mencionan que el tratamiento de la Leishmaniosis


Canina no siempre es el mismo, debido al amplio abanico de manifestaciones clínicas
que pueden desarrollar los pacientes enfermos. El principio básico del tratamiento
debe incluir el definir bien los casos clínicos de leishmaniosis estableciendo un
adecuado diagnóstico. Hasta el momento no existen drogas eficaces al 100% frente a
esta enfermedad; pero en general, en la mayoría de los perros tras el tratamiento
mejora el cuadro clínico pero no se produce la “curación parasitológica” y en algunos
casos pueden aparecer recaídas que exigen reconsiderar los tratamientos previos e
incluso el diagnóstico, aunque los protocolos de tratamiento y el seguimiento clínico
se han modificado considerablemente en los últimos años, las drogas utilizadas son
básicamente las mismas. De todos modos, gracias a la mejora de la asistencia
veterinaria, las expectativas de curación clínica -no parasitológica- son mucho
mayores que antes, aunque en ocasiones no sea posible impedir la recidiva originada
en situaciones de inmunosupresión (estrés, enfermedades debilitantes...). De entre
todos los fármacos disponibles, los leishmanicidas más utilizados son los antimoniales
pentavalentes (Glucantime®), seguidos de la miltefosina (Milteforan®) en combinación
con el leishmaniostático por excelencia que es, por su inocuidad y eficacia, el
alopurinol (Zyloric®).
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Se tiende a un consenso general en cuanto a los protocolos de administración


de los antimoniales, recomendándose ciclos de 75-100 mg/kg/día durante 4-8
semanas (repartidas las dosis totales en 2 veces al día). Estudios farmacocinéticos
han demostrado que la administración de los antimoniales pentavalentes por vía
subcutánea es la más adecuada. La toxicidad de los antimoniales puede dar lugar a
estibointolerancia, que se manifiesta tras las primeras administraciones, o a
estibotoxicidad, que puede aparecer al final del tratamiento por efecto acumulativo.
Ambos cuadros se manifiestan con astenia, intolerancia al ejercicio, vómitos y
diarreas, disminución del apetito y fiebre en algunos casos. Aunque a veces es difícil
determinar si las alteraciones que se producen en el enfermo tratado son efectos
secundarios de la quimioterapia o consecuencia de la propia enfermedad, la toxicidad
que se presenta en pacientes con alteraciones renales es mayor tanto en perros como
en humanos. La combinación de antimoniales pentavalentes y alopurinol es la terapia
más documentada. Ambos fármacos tienen un efecto sinérgico que potencia la
eficacia, prolonga los periodos de remisión clínica y retrasa la aparición de recidivas.
(Solano-Gallego et al, 2011).

Otra opción que se puede aplicar es un alquilfosfolípido, la miltefosina


(Milteforan®), a una dosis de 2 mg/kg durante 4 semanas por vía oral administrado
siempre con el pienso. Está indicado en animales que no hayan perdido el apetito ni
tengan problemas digestivos. Es la primera opción en perros con proteinuria y/o
enfermedad renal declarada. (Solano-Gallego et al, 2011).

Ambos leishmanicidas se emplean siempre en combinación con alopurinol a la


dosis de 10-20 mg/kg/BID administrado por vía oral durante largos periodos de tiempo
(12-18 meses, de media) en los casos de leishmaniosis clínica clásica. El tratamiento
prolongado con alopurinol es efectivo para evitar la remisión de los cuadros clínicos,
pero, dependiendo de la capacidad del animal para controlar la enfermedad, éste
tendrá una duración variable en el tiempo. En cualquier caso, es necesario monitorizar
los posibles efectos adversos que puede producir a largo plazo en algunos pacientes
como urolitiasis y/o nefrolitiasis por xantina.
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La mejoría clínica de los perros enfermos variará dependiendo del estado


clinicopatológico previo de los mismos y normalmente se observa entre el primer y
tercer mes de tratamiento. Es bien conocido que los perros con grave daño renal
tendrán en general una peor recuperación clínica. Se aconseja la interrupción del
alopurinol cuando el paciente se haya recuperado clínicamente (historia clínica,
examen físico y pruebas de laboratorio) de forma completa y cuando los niveles de
anticuerpos sean negativos o débilmente positivos. (Solano-Gallego et al, 2011).

Prevención

CaniLeish® (Virbac)
Es la primera vacuna contra la leishmaniosis canina en Europa desarrollada por
los laboratorios Virbac.
La literatura científica recogida por el propio laboratorio dice: «Es una vacuna
que estimula una respuesta inmunitaria celular apropiada y específica contra el
parásito LI».
Lo que esta nueva vacuna induce contra la LI, es a una inmunidad mediada por
células, sólida y específica, hacia este parásito intracelular. Este efecto lo
consiguieron mediante el diseño de un medio de cultivo (patentado por Virbac) sin
suero ni células, para reproducir el ciclo biológico completo de la LI sin utilizar
animales de experimentación. Lo que obtuvieron en este medio de cultivo fueron
proteínas que todas ellas fueron exclusivamente producidas por el parásito de LI,
siendo denominadas proteínas secretadas excretadas (PSE).

Estas PSE son altamente inmunógenas para una respuesta inmunitaria


apropiada contra LI y estimulan mejor la proliferación de linfocitos T que el extracto
del parásito entero. (Salinas, 2013)

Por otro lado, esta vacuna incluye como adyuvante el QA-21, que es una
saponina purificada componente de Quil-A, que es un adyuvante sinérgico que
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optimiza la respuesta inmunitaria celular pues estimula la respuesta Th-1 y la


producción de linfocitos T citotóxicos, con un excelente perfil de seguridad general
como ha quedado demostrado en la vacuna contra la leucemia felina (Leucogen®).
Los ensayos de campo comunicados por los laboratorios Virbac, obtienen unos
resultados del 92,7 % de animales que no desarrollaron la parasitosis sintomática.
(Salinas, 2013)

Leisguard® (Esteve)

Leisguard® es un nuevo medicamento comercializado por los laboratorios


Esteve, que tiene según el propio laboratorio como función terapéutica: «El
tratamiento y la prevención de la leishmaniosis canina», y se trata de una suspensión
oral cuyo principio activo es la domperidona.

La domperidona es un derivado bencimidazólico que actúa a través del bloqueo


específico de los receptores dopaminérgicos D2 a nivel periférico y cuya
administración repetida en perros sanos induce a un incremento progresivo de la
actividad fagocítica de las poblaciones de neutrófilos y monocitos en sangre periférica,
lo cual deriva en una mayor resistencia de estas células frente a la infección
experimental in vitro con amastigotes de Leishmania (datos no publicados, según
autores).

Esta droga es ampliamente utilizada en humanos y perros como agente


antiemético y gastrocinético, siendo ambas actividades debidas al bloqueo de los
receptores dopaminérgicos D2 a nivel del centro del vómito integrado en el bulbo
raquídeo y a nivel del tracto digestivo superior, respectivamente; menos conocida es
su actividad endocrina hiperprolactinémica derivada del bloqueo de los receptores
dopaminérgicos D2 a nivel de la glándula pituitaria o hipófisis.

Este bloqueo conlleva la liberación aguda de un pico de prolactina acumulada


en la hipófisis lo cual deriva en un pico transitorio de pocas horas de duración en los
12

niveles sanguíneos de esta hormona. Lo que consigue la domperidona es la


estimulación del sistema inmunológico mediante picos de prolactina, para obtener una
respuesta específica en caso de picadura de mosquito. (Salinas, 2013)

Basándose en este fenómeno, justifican el uso de la domperidona para la


prevención de la leishmaniosis canina, además de su uso terapéutico en perros
enfermos.

Su administración oral repetida en perro tiene un efecto estimulante sobre el


sistema inmunitario tanto a nivel de la respuesta innata como de la adquirida,
contribuyendo al establecimiento de una respuesta de tipo predominantemente celular
(Th 1).

Pauta de administración

Se recomienda en primer lugar la realización de un test de diagnóstico de la


enfermedad. Si el test es negativo, puede iniciarse la primovacunación con tres dosis
subcutáneas:

- La primera dosis a partir de los seis meses de edad.

- La segunda y tercera dosis se administra a intervalos de tres semanas.

- Revacunación anual.

Pauta de administración

La pauta de administración de Leisguard® tanto en animales enfermos como


en aquellos sanos en zonas de riesgo de contagio es de una vez al día durante 1
mes, repitiendo el tratamiento cada 4 meses.
13

Para su uso preventivo su administración debe realizarse de forma periódica a


lo largo de todo el año de forma estratégica en función de la temporada de
transmisión del parásito y la prevalencia de la enfermedad en una zona geográfica
concreta. (Salinas, 2013)
Conclusiones

En este estudio se puede concluir que la leishmaniosis enfermedad zoonótica


transmitida por la picadura del flebótomo de la familia tripanosomatidaeun, el cual en
Europa se reportó que el perro es el principal receptor de la enfermedad dando lugar
importante a la fácil transmisión entre perros y humanos, aumentando los casos,
expansión geográfica e implicaciones socioeconómicas.

En México los primeros registros se dieron en zonas forestales de Yucatán


siendo su principal afectado los infantes; por esto mismo se debe mantener un
adecuado control de vectores para poder reducir el número de casos, detectar en una
temprana etapa para poder administrar un tratamiento a tiempo evitando
complicaciones y posibles muertes. Se debe tener en cuenta la prevención
administrando algún tipo de medicamento o vacuna, porque estando protegidos baja
el riesgo de contagios entre perros y humanos.

14
Literatura Citada
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